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EL PROBLEMA
DE LOS UNIVERSALES
Prólogo de
CARLOS ULISES MOULINES
Prólogo . 1
Introducción . ~
Media. 63
San Agustín . 67
Escuela de Chartl'es. 83
Buenaventura 107
de México>
Charles Sanders Peirce. 253
Anthony Quintol1 . %9
Bibliografía. 501
INTRODUCCIÓN
H
tuates; remozado, es un f:Yroblema típico de la
ciencia ji la filosofía de nuestro siglo.:J
El i)YOblema tiene ya una larga historia. Pero,
podrá pn:guntarse, ¿a qué se debe esta pervivcn-'
cía que ha manifestado a través de los siglos? En
tJrimcr lugar, independientemente de los criterios
con que se mida la impfYríancia de un problema,
vernos que este caso esj)ecítico de problema se
impone a todo individuo que. alpensarJ descubre'
en sí mismo la capacid.ad de "manipular" cognos
citivamente los ol; jetos: acostumbrados a nues
tro hablar, utilizamos sin mayor trascendencia las·
locuciones que nos suministra, hasta q-ue nos de
tiene el d~scubrimiento d~ lo que en realidad
estamos haciendo con el lenguaje. Acostumb'ra
dos a nuestro jJCr!samiento, n05 detenemos poco
a consid~rar q ué suced~ cuando pensamos) y me
nos aún de q ud ti po son las cosas que pensamos;
Sólo hasta el momento en que nos peTcatamos de'
la gama tan divenificada de nuestms contenidos
mentales, comienza. a moverse en nosotros una
inquietud por desentrañaT su sentido:·
En segundo lugar, el problema se presenta, re
calcitrante) a la ciencia. Esta ciencia de .nuestros
días, ante la que sentimos 'una especie de vene
r'ación numinosa) emplea un l.enguaje más preci
rf) que nuestro lenguaje ordinario., YJ con toOO';
12
es p'roducto del mismo pensaT. Tomando algunas
oblema,
lema se El hecho es que se dan tales palabras, y ru es
',escubre" tudio nos solicita de una manem. o de otra. Como
13
órdenes de la ciencia.'; No es, pues, un pseudo
problema., sino un auténtico e ineludible proble
ma.
Para tener una clara conciencia del problema
y poder intentar soluciones adecuadas, es neCeSa,..
rio, además de la utilización de los instrumentos
contemporáneos) el conocimiento de las doctrinas
antiguas. Por eso hemos querido incursionar en
los hitos de su historia que nos han parecido más
reveladores.
Pero, antes de iniciar cualquier reflexión, re··
querimos de alguna noción previa de lo que son
los universales. Ya aquí se presenta el primer pro
blema. A reserva de tratar con mayor amplitud
la distinción entre universal e individual, abs
tracto y concreto, y otros problemas parciales que
se presentan en los umbrales, hemos de procu··
?'amos una noción inicial y mínima. Esta noción
la adquiriremos a través de su definición nomi
nal, que es doble: etimológica y pragmática. El
valor metodológico y epistemológico de estas de
finiciones . de ninguna manera es definitivo, tan
sólo nos darán una noción incipiente, pero q'Ue"
iremos perfilando y nos servirá para iniciarnos
en el problema. La p1'imera nos da el origen del
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pseudo nombre, aquello por lo cual est"enombre fue im
proble ¡mesto. La. segunda 1IOS da el sentido usual que
tiene, ¡Jara significar el cual fue impuesto el
roblema nombre. Asl podremos pasar a la definici6n real1
necesa si bien sea. aproximativa y provisoria, pero que
.lmentO$ nos jJermitirá acercarnos a los planteamientos y
octrinas soludones de los auto?-es que tratemos.
:mar en
ido más Definición etimológica.
15
término "'Universal" de "universale" )' "mliver
"
sus.
Definición pragmática
16
"m1iver significados objetivos) (iv) el de las realidades fe
noméniGas; y (v) el de las entidades trasce~nden
teS¡~O Es decir) algunos filósofos) ubicándose en
él nivel (i) han sostenido que los universales son
palabras omles o escritas, con lo cual, de alguna
""'co'mo manera, los reducen al nivel (iv), de cosas emPí
"·~ni· 'ricas y físicas, a las que tamúién los han reducid,o
o/}-jeto.s) otros pensadores) sin considerarlas comoentida
irular". a des lingüísticas" sino meramente fenoménicas, o
l.1ía> srm reductibles a ellas. Otros, ubicándose en el nivel
as yen (ii), han sostenido que son conceptos de las men
e1 hom· tes .individuales. Otros, ubicándose en. el nivel
Los, uní· {iii) han sostenido que son significados de las
mares, o expresiones dotadas de una existencia que no se
tnu,polé. puede reducir a la de las cosas fenoménicas ni a
imo par la de [as cosas intramen tales. Otros, en fir,t, ubi
i4'T como cándose en el nivel (v), han sostenido que existen
in .intui como Ideas subsistentes, con una existencia su
~Tio. Por perior -no sólo distinta- que la de las
. análisis. de este mundo.
'uunive'Y
es de la Planteamiento general del problema
'ente sig
El problema de los universales aglutina a va
~ que es
17
E~ problema cosmológico del universal-puede
centrarse en la búsqueda del modo como forman
unidad los diferentes grupos deentes'¡ísicos y se
encuentra en ellos el elemento de universaliila,d,
factor de esa unidad conjuntal.
El problema psicológico-epistemológico se di
rige a la manera en que el intelecto llega al
conocimiento de lo universal a partir de los entés
particulm"es y sensibles (problema de la abstrac'
ción)J o bien de manera directa, sin necesidad
de lo sensible (problema de la intuición).
El problema lógico recae sob1"eel uso sujetwl
o predicativo del universal (i.e. sobre el uso lfel":
universal como sujeto o pnidicado) en losesque
mas operativos del discurso lógico; está en relor',
ción con los functores cuantificacionales.
y el problema ontológico versa sobre el status
entitativo del universal, esto es) el tipo de esen'"
cía (substancial) accidental . ..) que le compet1/lpa.:
ra existir.
A unque todas estas visualizaciones coinciden 'Y
apqrecen de modo unitario )' simultáneo, en
cuanto que el hombre -en este respecto cognos
citivo- es una "totalidad interdisciplinar", con
todo) pueden separarse analíticamente, y dispo~
nerse en cierta jera1"quía u ordenación natural.
Es decir, analíticamente conviene comenzar con
una visualización determinada, que esclarezca (t
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.puede. la que vendrá en seguida, la cual) a su vez, fun
arman damente a la siguiente, etc.
Jsyse. En consecuencia, se puede aislar una de estas
alidad, perspectivas) haciendo abstracción de las otras;
claro que sin olvidar que el tratamiento del te
se di ma no será completo sin las demás perspectivas
ega al disciplinares, YJ aún más, que se encuentra en de
s entés pendencia de ellas; lo que se pone aquí de relieve
.bstrac· es que la incidencia de las otras visualizaciones
:esidad no se atenderá de una manera tan exhaustiva ni
con el detalle que requiere el estudio del proble
ma por jJm-te de la perspectiva elegida.
'ljetutd
Esto es condición natural de toda ciencia. En
~sodiJl·.
efecto) aunque toma en consideración los aportes
esque
de otras ciencias que tratan el mismo objeto ma
nrelar:,
terial o cuasi-material, da mayor realce a aquello
por lo que se especifica: su objeto o punto de
status'
vista formal. De esta manera) nuestra aten~n
~ esen'"
Se dirigirá preponderantemente a la consideración
ete Pa.: ontológica del uní'versal) al problema de su status
ontológico, a la ontología del universal.
iden 'J
ea) en Plante?miento ontológico
70gnos
") cotl Hemos de esclarecer qué se entiende por "sta
dispo~ tus ontológico". Y es que la cuestión de los uni
:atural. versales es cuestión eminentemente ontológica~
ar con Según Aristóteles) ontológicamente se Pregunta
-ezca 4 por los objetos en cuanto seres, en este caso, por
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la onticidad del universal. La respuesta que di
cha pregunta reciba responde, a su vez} a la pre
gunta "¿qué hay?") como quieJ'e W. V. O. Qui
ne." La pregunta de A. ]. Ayer parece menos
adecuada: "¿qué debe haber?".12 Y la formulación
de la pregunta efectuada por ]. Ferrater Mora} en
dependencia estrecha con Quine, pero desarro
llada) es aún más cabal: "¿qué género de reali
dades lzay?"l3 entendiendo por ((género" la articu
lación de realidades existentes.
La respuesta a esta pregunta involucra a~os
universales claramente) obligando a explicitar~,el
tiPo de realidad que les compete (_status onto
lógico); ya no se trata tanto de ver si existen cuan
to de ver cómo existen y qué son. E incluso
abundan las soluciones acerca del modo de exis
tencia que tienen como proPio. Realismo y no
minalismo} aunque se presentan como direcciones
que orientan la discusión, se han rodeado de va
riantes y matices, exhibiendo un grupo tan am
biguo, que dificulta la. elección. Por si esto fuera.
poco} hay quienes buscan una salida nueva, una
po.stu'ra diferente de todas las propuestas, como
20
que di
(!s el caso de R. l. Aaron. l 4> Todo esto engendra
a la· pre-
el problema de la clasificación de las diferentes
O. Quí
posturas, y debemos plantear algunos criterios pa
:e menos
ra clasificarlas.
mulación
Mora,en
desarro Criterios de clasificación de las soluciones al
de reali problema
la articu
Tradicionalmente se han dividido las.,¡¡espues
;ra a?-los las al problema del status ontológico de los uni~
¡licitar.".el versales en tres posturas: rCfllismoextremo:-..opla
Ltus anta tónico, realismo moderado,ynominalisma. Como
:tencuan se ve, son dos posturas extremas y una interme-
;;; incluso día, aunque han presentado a lo largo de la his
~ de exis
toria variados matices. Dada esa multiPlicid.ad de·
moy nl? matices, en la actualidad se han querido delimi
irecciones tar lo mejor posible sus contornos.
do de va,. En primer lugar, hay que aclarar que las pos
I tan am turas se toman en sentido ontológico, y no se cla
esto fuera sificarán de ácuerdo a sus C07lnotaciones de teo
ueva, una ría del conocimiento; por ejemplo, el realismo no
·tas, como será aquí el realismo cognoscitivo) inmediato,
medlato ni crítico, sino el realismo ontológico.
·a lógica, Bs. Igualmente el nominalismo, aunque ha estado
en su ·obra emparentado con el empirismo, el fenome-nalis
Jan, 1969, p. mo y otras corrientes cognoscitivas) tendrá aquí
Madrid: Eds.
un sentido ontológico. No se contrapondrá el rea-
H Cfr. R. L Aaron, The Theory of Universals, Oxford:
Clarendon Press, 1967 (2a. ed.) p. 122.
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lismo al idealismo, ni el nominalismo al raciona
lismo, corno podría ocun'ir en teoria del conod.;.
miento, peTo no en ontología. Se tomarán las
posturas sólo en sentido ontológico.
Y, para simplificar, adoptaTemos los criterios
de clasificación que han sido planteados en la ti..
f,eratura analítica reciente, tal vez con una ampli
tud que nos haTá C01TeT el 'riesgo de inadecuación.
t
Pero será un esquema bastante abie1"to conscien
te de su amplitud. De la siguiente manera:
(i) La postura 1"ealista extrema, llamada tam
bién "platonismo", consiste en la aceptación de
entidades independientes de los individuos, esta
bleciendo esas entidades separadas como univer
sales. 1G
(ii) La postuYa realísta rnoderada consiste en
postular los univenales como entidades mentales
que corresponden a pmPiedades inherentes en las
cosas. 16
(iii) La postuTa nominalista consiste en acepta"
sólo entidades individuales, y, en caso de aceptar
algurzas entidades no individuales, aceptar las
menos posibles.. o que se puedan reducir, en todo
caso, a individuos. u
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:u:iona Debe notarse, en primer lugm', que esta clasi
::onoci~ ficación no coincide del todo en sus criterios con
án las la tradicional, sobre todo en cuanto al nomina
lismo, pues, en la actualidad alguien podría ser
rite?'ios nominalista si admite) además de los individuos)
r¿ la li... ,ügunas enüdades abstractas (p. ej. clases o con
ampli juntos), sólo que las menos posibles. Pero es de
uación. esta manera como se consideran actual,.ente las
,nscien tres postUTaS ontológicas, y así lo haremos en este
z: trabajo. En segundo lugar, esta. amplitud hace
:.a tam que los criterios y la clasificación misma sean muy
:ión de relativos, pennitiendo el ingreso a alguna de las
IS, esta denominaciones a pensadores que no encajan del
univer todo en ellas, o se ha discutido mucho su perte
nencia a la denominación en la que se la ha co
'iste en locado. Tal vez la única ventaja de esta clasifica
zentales ción sea su simplicidad y su guia.
s en las
aceptar
aceptar
llar las
en todo
en E. D.
L London:
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