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El argumento

La argumentación forma parte de nuestra vida, frecuentemente argumentamos en las discusiones


con amigos, familiares y otras personas con las que intercambiamos ideas. Por ello es importante
saber cómo argumentar y cómo reconocer los argumentos de otras personas.

Argumentamos con el propósito de ofrecer razones en favor o en contra de una propuesta, para
sostener una opinión o rebatir la contraria, para defender una tesis, para disipar una duda o para
apoyar una creencia. También argumentamos cuando aducimos valores o motivos para mover en
cierta dirección el ánimo de una persona o de un auditorio, cuando queremos justificar con razones
una decisión, cuando queremos descartar una opción.

En este tema con el que iniciamos el análisis de la argumentación, nos servirán como guía las
siguientes preguntas: ¿qué es un argumento?, ¿cuáles son sus partes? y ¿cómo podemos construir
un buen argumento?

1.1. Caracterización del argumento

Es importante que aprendamos a identificar qué es un argumento 1, ya que este conocimiento nos
ayudará a desarrollar destrezas que nos permitirán presentar pruebas para apoyar lo que
sostenemos y darnos cuenta de la forma como otras personas defienden o apoyan sus tesis o sus
creencias.

Un ejemplo de un argumento es el siguiente: "Como el precio de los departamentos es caro y los


intereses son altos, hoy es un mal momento para comprar un departamento"

Este argumento podemos clarificarlo de la siguiente manera:

(1) El precio de los departamentos es caro

(2) Los tipos de interés son altos

(3) Por lo tanto, hoy es un mal momento para comprar un departamento

(1) y (2) constituyen las premisas y (3) constituye la conclusión.

Como podrás observar, en este argumento podemos distinguir dos partes, las afirmaciones mediante
las cuales ofrecemos nuestras razones, (1 y 2) se llaman premisas y la afirmación a favor de la cual
damos razones (3) se llama conclusión.

Las afirmaciones que forman parte de este argumento o razonamiento se llaman proposiciones, son
importantes porque son las unidades que utiliza la lógica para formar argumentos.

Una proposición es un enunciado en el que se afirma o niega algo de algo, siendo por ello susceptible
de ser verdadero o falso. En nuestro lenguaje las proposiciones se expresan mediante oraciones
declarativas.

En el argumento anterior, tenemos las siguientes proposiciones:

El precio de los departamentos es caro. (premisa)

Los tipos de interés son altos. (premisa)

Hoy es un mal momento para comprar un departamento. (conclusión)

Con estos elementos podemos ahora definir lo que es un argumento. Un argumento es un conjunto
de dos o más proposiciones relacionadas de tal manera que las proposiciones llamadas premisas
apoyan a la proposición llamada conclusión. Otra manera de caracterizar un argumento es definirlo
como un conjunto de enunciados declarativos, uno de los cuales se designa como la conclusión y
los otros como las premisas.

1.2. Estructura del argumento

Todo argumento posee una estructura que está formada por las premisas y la conclusión. Sin
embargo, tomada aisladamente ninguna proposición es en sí misma una premisa o una conclusión.

Una proposición es una premisa sólo cuando aparece como un supuesto de un razonamiento y una
proposición es una conclusión cuando aparece en un razonamiento en el que se afirma que se
desprende de las proposiciones que aparecen como premisas.

En los argumentos existe una conexión lógica o un paso de las premisas a la conclusión, esa conexión
se llama inferencia y sobre ella se apoya el argumento.

Los argumentos son relevantes para persuadir y demostrar. Las proposiciones son afirmaciones
importantes para la estructura lógica del discurso. Una proposición puede expresar una verdad y no
convencer a nadie.

Nos preguntaremos ahora ¿cómo podemos reconocer premisas y conclusiones?

No siempre es fácil identificar las premisas y la conclusión en los argumentos. A veces las premisas
y la conclusión se encuentran entremezcladas, de tal manera que es necesario aprender a
reconocerlas.

Nicolás Capaldi, en su obra Cómo ganar una discusión, nos proporciona reglas que nos pueden ser
útiles para identificar premisas y conclusiones. Veamos las siguientes:

Regla 1. No identificar premisas y conclusiones por su contenido


Regla 2. No identificar premisas y conclusiones por su posición o ubicación dentro de un párrafo.
Por diversas razones premisas y conclusiones pueden aparecer en cualquier lado.
Regla 3. La aparición de la siguiente palabra o palabras al comienzo de una proposición significa que
dicha proposición entraña una conclusión: por lo tanto, por ende, así que, de ahí que, en
consecuencia, se deriva, por consiguiente, como resultado, luego, entonces, llegamos a la
conclusión.
Regla 4. La aparición de la siguiente palabra o palabras al comienzo de una proposición significa que
dicha proposición entraña una premisa: puesto que, ya que, como, en tanto que, dado que, por
cuanto, viendo que, a partir de, porque, y, sea como fuere, pero, en efecto.
Regla 5. Es conveniente poner de manifiesto las premisas y conclusiones implícitas o faltantes.

Analicemos el siguiente ejemplo: Fox es un extranjero, así que no se le permite votar.

Podemos identificar a la conclusión como la parte que sigue a la partícula así que, de tal manera
que la primera parte constituye una premisa. Sin embargo, hay una premisa obvia que no está
enunciada y es la siguiente: a los extranjeros no se les permite votar. Tomando en cuenta esta
premisa, el argumento completo quedaría de la siguiente manera.

1.3. Requisitos para construir un buen argumento

Ahora que sabemos qué es un argumento, cuáles son sus partes y cómo podemos identificar
premisas y conclusiones nos preguntaremos cómo podemos aprender a argumentar bien.

El filósofo francés René Descartes, en su obra Discurso del método, nos a conseja poner en práctica
los siguientes preceptos:

1. No aceptar nada como verdad sin haberlo demostrado.


2. Dividir el problema o las dificultades en tantas partes como sea posible, hasta lograr su
comprensión.

3. Ordenar los pensamientos y argumentos empezando por los más simples y fáciles, hasta llegar a
los más complejos y difíciles.

4. Realizar enumeraciones integrales y revisiones tan completas que nos permitan estar seguros de
no haber omitido nada.

Tomando en cuenta las observaciones de Descartes y de otros autores de la corriente del


pensamiento crítico, podemos señalar qué debemos tener en cuenta para hacer buenos argumentos.

Podemos construir un buen argumento cuando:

a) Nos limitamos o ceñimos a la cuestión o tema que queremos debatir,

b) Ofrecemos razones sólidas, y

c) Nuestro argumento está protegido de posibles refutaciones. 2

1.3. Requisitos para construir un buen argumento


a) El tema

Nos ceñimos al tema cuando precisamos: ¿qué es lo que estamos discutiendo?, ¿sobre qué asunto
y sobre qué aspecto de dicho asunto?, ¿en qué consiste el desacuerdo?, ¿dónde radica el meollo de
la discrepancia? Sin embargo, la experiencia cotidiana muestra la facilidad con que nos enredamos
en disputas mal establecidas porque nos desviamos del tema o cuestión como en el siguiente
ejemplo:

. Juan, deberías pensar en tomarte más en serio los estudios.


. Pero, papá, si tú a mi edad te la pasabas en el billar y no asistías a clases.
. Mira, hijo, si quieres discutir conviene no mezclar las cosas: ¿Está bien o mal lo que yo te
recomiendo? ¿Estuvo bien o mal lo que yo hice? ¿Justifican mis errores los que tú cometas? Son
tres cosas distintas: ¿cuál quieres que discutamos?

En el ejemplo, el padre trata de llevar a su hijo a precisar el punto de discusión y esto es una
cuestión clave. Cuando no tenemos claro en donde radica el meollo de la discusión, es preciso
concretarlo antes de empezar a argumentar. Si tu fueras Juan, ¿por dónde empezarías?

1.3. Requisitos para construir un buen argumento


b) Razones sólidas

Las razones sólidas son las que sostienen la conclusión de una manera convincente. Para que las
razones o premisas sean convincentes algunos autores señalan que es necesario que tengan las
características de ser: relevantes, suficientes y aceptables.

Una razón es relevante si nos conduce o presta apoyo a la conclusión. Veamos el siguiente caso:

Podríamos argumentar que no se debe condenar a un asesino, por ejemplo Diego Santoy Riverol,
esgrimiendo como razón que sus padres no podrán resistir el dolor y la vergüenza de tener un hijo
delincuente o asesino. Sin embargo, esto no sería relevante. Para evitar su condena, deberíamos
alegar que Diego no fue responsable de sus actos porque estaba perturbado, desequilibrado o
enfermo, o que fue obligado a realizar los homicidios, pero no apelar al dolor y vergüenza de sus
padres.
Para que una premisa sea suficiente es conveniente acumular muchos argumentos que, por distintas
razones y de diferente manera, abunden en la conclusión que queremos sostener. Para ello, se
recomienda buscar por diversos caminos varias razones que apoyen la misma conclusión.

La mayor parte de nuestras argumentaciones no se centran en datos objetivos o indiscutibles, sino


en cuestiones que tienen que ver con cosas controvertibles como lo justo, lo preferible, lo probable.
Por eso es conveniente que nuestras premisas tengan un respaldo que las sostenga para que sean
aceptables.

Una premisa es aceptable cuando: ofrece datos objetivos, expresa un conocimiento común a todos,
contiene un testimonio incontrovertible, constituye un testimonio de un experto, asimismo, cuando
es la conclusión de un argumento ya aceptado o cuando puede probarse porque cuenta con un
respaldo sólido.

Por el contrario, una premisa no es aceptable si constituye una afirmación confusa o ambigua, está
en contradicción con la evidencia o con una fuente creíble, cuando contradice otras premisas del
mismo argumento o contiene aseveraciones dudosas que no tienen respaldos.

1.4 Tipos de argumentos

En nuestra vida diaria utilizamos diversos tipos de argumentos quizá sin saberlo, ¿qué tipos de
argumentos hay?, ¿cuál es la estructura de un argumento?, ¿qué tan fuertes o débiles pueden ser
las conclusiones?

Existen diversos tipos de argumentos entre los cuales podemos destacar los siguientes: deductivo,
inductivo, analógico, abductivo y estadístico. En este apartado nos ocuparemos sólo de los tres
primeros.

1.4 Tipos de argumentos

1.4.1. Argumento deductivo

Un argumento deductivo es aquel cuya conclusión deriva de manera necesaria de sus premisas, a
esta propiedad exclusiva de este tipo de argumento se le denomina validez. Más adelante veremos
este último concepto.

En un argumento deductivo la inferencia3 es más fuerte que en los argumentos inductivos. Esto se
debe a que el contenido informativo de la conclusión está ya en las premisas, es decir, en la
conclusión no se obtiene información nueva. La conclusión sólo hace explícito algo que ya se dice
en las premisas, aunque de una manera implícita. Veamos el siguiente ejemplo:

• Todos los gatos maúllan


• Félix es un gato
- Félix maúlla

Como podemos observar, lo que concluimos está ya contenido en las premisas, así inferimos que
Félix maúlla sobre la base de que en las premisas se nos ha afirmado que "Todos los gatos maúllan".

En el argumento deductivo es irrelevante el contenido, pues lo único que interesa es la forma o


estructura, es decir, verificar si hay una relación lógica entre las premisas y la conclusión, si las
premisas ofrecen un apoyo suficientemente fuerte para afirmar la necesidad de la conclusión.

En el argumento deductivo no es importante ni necesario verificar si las premisas son verdaderas o


falsas, pues esto depende del contenido y es objeto de estudio de las otras ciencias particulares. Lo
que nos importa es determinar si es una estructura válida.
1.4 Tipos de argumentos
1.4.2. Argumento inductivo

El argumento inductivo es aquel en el que a partir de la observación de un cierto número de casos


particulares, -en un número suficiente de individuos de una clase determinada-, se generaliza en la
conclusión las propiedades que se predican en las premisas con respecto a los objetos observados
de una clase dada, a todos los miembros de la misma. Tal generalización vale no únicamente para
los casos que hemos observado, sino para todos los de su especie, es decir, aún para los que no
hemos observado. Veamos un ejemplo:

• El león es un felino y tiene garras


• El tigre es un felino y tiene garras
• El puma es un felino y tiene garras
• n.
- Probablemente, todos los felinos tienen garras

En este caso observamos a ciertos individuos particulares: león, tigre, puma y n., los cuales
pertenecen a la clase de los felinos, observamos que todos ellos tienen en común la propiedad de
tener garras, y entonces inferimos que, con base en nuestras observaciones,
probablemente todos los miembros de la clase felino tienen garras.

La forma del argumento inductivo sería la siguiente:

• El individuo A pertenece a la clase X y tiene la propiedad P


• El individuo B pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
• El individuo C pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
• n.
- Probablemente todos los individuos de la clase X tienen la propiedad P

Hay algo que es importante destacar al caracterizar el argumento inductivo, a diferencia del
argumento deductivo, el apoyo que las premisas dan a la conclusión es más débil. En un argumento
inductivo, si las premisas son verdaderas, la conclusión tendrá más probabilidad de ser verdadera;
mientras que en un argumento deductivo, si las premisas son o se suponen verdaderas, la verdad
de la conclusión se infiere con absoluta necesidad.Por esta razón, se dice que la inferencia en los
argumentos inductivos es más débil,mientras que en los deductivos es más fuerte.

En todos los argumentos inductivos, la conexión entre las premisas y la conclusión sólo permite
suponer, en el mejor de los casos, que si todas las premisas son verdaderas, entonces es probable
que la conclusión también lo sea. Si las premisas proveen un apoyo adecuado a la conclusión, es
decir, si son verdaderas y se ha analizado un número suficiente de casos, entonces decimos que es
un argumento correcto.

1.4 Tipos de argumentos


1.4.3. Argumento analógico

El argumento analógico consiste en observar ciertas características semejantes entre dos o más
objetos, para después inferir, sobre esa base, una propiedad que desconocemos en uno de ellos.

Los argumentos analógicos no pueden clasificarse como "válidos" o "inválidos" como los deductivos,
lo que se pretende con ellos es una conclusión que tenga una cierta probabilidad (en esto se parecen
a los argumentos inductivos).
La estructura del argumento analógico es la siguiente:

• Los individuos A, B, C y D tienen todos las propiedades P y Q


• Los individuos A, B y C tienen todos la propiedad R
- Probablemente D tiene la propiedad R

Pongámosle contenido a la estructura anterior:

• "Berenice", "El gato negro", "Los anteojos" y "La caída de la casa de Usher" son cuentos de Edgar
Allan Poe
• "Berenice", "El gato negro" y "Los anteojos" me han gustado mucho
- Probablemente "La caída de la casa Usher" también me gustará mucho.

Como podemos observar, la analogía lógica consiste en trasladar las propiedades de un objeto ya
conocido a otro que es semejante y tratamos de conocer.

Resumen
• En el argumento se ponen en conexión dos o más proposiciones relacionadas de tal manera que
una de ellas, la conclusión, se deriva de las otras (las premisas). No todo enlace de proposiciones
constituye un razonamiento, por ello es necesario que una proposición sea consecuencia de las
otras. El nexo que hay entre las premisas y la conclusión se llama inferencia.
• Construimos un buen argumento cuando: a) nos limitamos o ceñimos a la cuestión o tema que
queremos debatir, b) ofrecemos razones sólidas y c) nuestro argumento está protegido de posibles
refutaciones.
• El argumento deductivo se caracteriza porque su conclusión deriva de manera necesaria de sus
premisas; esto es debido a que no agrega más información que la ya contenida en las premisas.
• El argumento inductivo parte de la observación de cierta propiedad en objetos de la misma clase
y generaliza dicha propiedad a todos los miembros de esa clase. La conclusión de un argumento
inductivo es probable, no necesaria como en el argumento deductivo.
• El argumento analógico parte de la observación de ciertas propiedades similares en dos objetos
y, con base en ello, concluye otra propiedad similar en ellos. Al igual que el argumento inductivo,
su conclusión sólo es probable y no necesaria como en el argumento deductivo.
Actividades

1. Analiza los siguientes ejemplos y especifica cuáles son argumentos y cuáles no. De los ejemplos
que sean argumentos, identifica las premisas y la conclusión. Recuerda que para reconocer un
argumento es importante saber si tiene una conclusión, si contiene premisas o razones que apoyen
la conclusión y si existe una relación de inferencia entre las premisas y la conclusión. Ejemplos:

a) Te recomiendo que estudies mucho si quieres entrar a la Universidad.

b) La gente que mira la televisión horas y horas carece de sentido crítico. El efecto enajenante de
la televisión perjudica a la sociedad al olvidar la gente los problemas verdaderamente importantes
que es necesario enfrentar.

c) Si estás en Querétaro, entonces tu reloj señala la misma hora que en Toluca. Estás en Querétaro.
Por lo tanto tu reloj señala la misma hora que en Toluca.

d) Tras la colisión aérea entre un caza chino y un avión espía estadounidense el domingo pasado,
las relaciones entre China y Estados Unidos, antaño complejas, se encuentran en un punto de
extrema tensión diplomática y militar.

e) El cumpleaños de Alejandro es un día antes que el cumpleaños de Andrés. Hoy es el cumpleaños


de Alejandro. Por ello, mañana es el cumpleaños de Andrés.
2. Realiza un cuadro comparativo con las semejanzas y diferencias de los tres tipos de argumentos.
Con base en las estructuras de los argumentos que hemos estudiado, construye dos ejemplos de
cada tipo de argumento con temas que sean importantes para ti.

[ Índice general ]
Bibliografía
• Capaldi Nicholas, Cap. 2 "La identificación de los argumentos" en Cómo ganar una
discusión, Barcelona, Gedisa, 2000, pp. 27-37.
• Copi, Irving M y Carl Cohen, Cap. 1 "Introducción" en Introducción a la Lógica, México, Limusa,
2005, pp. 3-46.

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