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Todo argumento posee una estructura que está formada por las premisas y la
conclusión. Sin embargo, tomada aisladamente ninguna proposición es en sí
misma una premisa o una conclusión.
Nicolás Capaldi, en su obra Cómo ganar una discusión, nos proporciona reglas que
nos pueden ser útiles para identificar premisas y conclusiones. Veamos las
siguientes:
Podemos identificar a la conclusión como la parte que sigue a la partícula así que,
de tal manera que la primera parte constituye una premisa. Sin embargo, hay una
premisa obvia que no está enunciada y es la siguiente: a los extranjeros no se les
permite votar. Tomando en cuenta esta premisa, el argumento completo quedaría
de la siguiente manera:
Ahora que sabemos qué es un argumento, cuáles son sus partes y cómo podemos
identificar premisas y conclusiones nos preguntaremos cómo podemos aprender a
argumentar bien.
El filósofo francés René Descartes, en su obra Discurso del método, nos a conseja
poner en práctica los siguientes preceptos:
b) Razones sólidas
TIPOS DE ARGUMENTOS
En nuestra vida diaria utilizamos diversos tipos de argumentos quizá sin saberlo,
¿qué tipos de argumentos hay?, ¿cuál es la estructura de un argumento?, ¿qué
tan fuertes odébiles pueden ser las conclusiones?
Existen diversos tipos de argumentos entre los cuales podemos destacar los
siguientes: deductivo, inductivo, analógico, abductivo y estadístico. En este
apartado nos ocuparemos sólo de los tres primeros.
ARGUMENTO DEDUCTIVO
ARGUMENTO INDUCTIVO
ARGUMENTO ANALÓGICO
RESUMEN
• En el argumento se ponen en conexión dos o más proposiciones relacionadas de
tal manera que una de ellas, la conclusión, se deriva de las otras (las premisas). No
todo enlace de proposiciones constituye un razonamiento, por ello es necesario que
una proposición sea consecuencia de las otras. El nexo que hay entre las premisas y
la conclusión se llama inferencia.
• Construimos un buen argumento cuando: a) nos limitamos o ceñimos a la
cuestión o tema que queremos debatir, b) ofrecemos razones sólidas y c) nuestro
argumento está protegido de posibles refutaciones.
• El argumento deductivo se caracteriza porque su conclusión deriva de manera
necesaria de sus premisas; esto es debido a que no agrega más información que la
ya contenida en las premisas.
• El argumento inductivo parte de la observación de cierta propiedad en objetos
de la misma clase y generaliza dicha propiedad a todos los miembros de esa clase.
La conclusión de un argumento inductivo es probable, no necesaria como en el
argumento deductivo.
• El argumento analógico parte de la observación de ciertas propiedades similares
en dos objetos y, con base en ello, concluye otra propiedad similar en ellos. Al
igual que el argumento inductivo, su conclusión sólo es probable y no necesaria
como en el argumento deductivo.
ACTIVIDADES
1. Analiza los siguientes ejemplos y especifica cuáles son argumentos y cuáles no.
De los ejemplos que sean argumentos, identifica las premisas y la conclusión.
Recuerda que para reconocer un argumento es importante saber si tiene una
conclusión, si contiene premisas o razones que apoyen la conclusión y si existe una
relación de inferencia entre las premisas y la conclusión. Ejemplos:
2. Realiza un cuadro comparativo con las semejanzas y diferencias de los tres tipos
de argumentos. Con base en las estructuras de los argumentos que hemos
estudiado, construye dos ejemplos de cada tipo de argumento con temas que sean
importantes para ti.
EVALUACIÓN DE ARGUMENTOS
Imagina que estás charlando con un amigo con respecto a las elecciones y que él te
comenta lo siguiente: "Todos los políticos son iguales, todos son unos corruptos y
unos mentirosos. No importa por cuál partido votes, de cualquier forma seremos
gobernados por corruptos; estoy convencido que lo mejor es el abstencionismo."
¿Estarías de acuerdo con tu amigo? ¿Cómo le harías para decidir aceptar o
rechazar un argumento? Poder decidir si se acepta o no un argumento, supone
contar con ciertos conocimientos y habilidades para evaluarlo.
Para poder evaluar argumentos necesitas identificar las características que debe
tener un argumento que consideremos contundente y sólido. En términos
generales buscamos aceptar argumentos que estén bien estructurados, que nos
proporcionen información verdadera y que además sean relevantes respecto de lo
que se está discutiendo. Un argumento que reúna tales características será sólido.
Son entonces tres los requisitos que le pedimos a un argumento para que nos
parezca digno de ser aceptado:
Para adquirir las herramientas adecuadas con las cuales evaluar un argumento,
tenemos que comprender mejor cada uno de estos tres aspectos.
LA ESTRUCTURA DE UN ARGUMENTO
Es verdad que no sólo pensamos de manera deductiva y que hay varios tipos de
razonamiento, pero el que la lógica formal se haya concentrado en establecer las
reglas de la validez, nos ofrece la oportunidad de contar con reglas muy precisas
que nos sirven como modelo de lo que es razonar de modo confiable. El estudio de
otros métodos para razonar se apoya de manera importante en los estudios que
tenemos sobre la validez deductiva, aunque del resto de los métodos de
razonamiento no podamos decir que nos ofrecen validez sino corrección.
I II
AyB AoB
Por lo tanto, A Por lo tanto, A
a) Caso I
Para que la unión entre dos enunciados sea verdadera ambos enunciados tienen
que serlo. Admitir que la premisa es verdadera quiere decir que individualmente
tanto A como B son verdaderas y que entonces su unión también lo es. En otras
palabras, estamos admitiendo que los enunciados son verdaderos y que lo son al
mismo tiempo.
Ahora bien, digamos que tú admites que A es verdadera, al igual que B, y que de
hecho ambos ocurren, bajo ese entendido ¿hay alguna posibilidad de que podamos
aceptar la verdad de la premisa y sin embargo el enunciado A que aparece en la
conclusión de manera independiente sea falso?
b) Caso II
Veamos ahora qué ocurre con nuestra estructura II. De nueva cuenta se trata de
una estructura que sólo tiene una premisa en la cual aparece la letra "o"
relacionando a A con B, de forma tal que las pone en alternativas o en disyunción.
Si decimos que la premisa es verdadera tenemos que aceptar que el enunciado A y
el enunciado B tienen entre sí una relación de disyunción, lo cual nos hace
reconocer dos posibilidades: 1. ambos enunciados son verdaderos o 2. por lo
menos uno de ellos lo es, aunque no sabemos cuál, porque si es cierto que la
disyunción es verdadera por lo menos uno de los enunciados debe ser verdadero.
En otras palabras, para que la premisa sea verdadera es suficiente que uno de los
dos enunciados sea verdadero. Tal como está la estructura del argumento II no nos
ofrece mayor información, simplemente a partir de esa premisa concluye A.
Tomando en cuenta estos datos pensemos: ¿hay alguna posibilidad de que la
premisa sea verdadera y la conclusión sea falsa?
Veámoslo con un ejemplo. Pensemos que esta vez A significa: "La bolsa de valores
subió", y que por su parte B significa: "La bolsa de valores bajó". ¿Sin tener ninguna
premisa más y sin tener mayor información aceptaríamos que se sigue A? Tal
como está la estructura, no parece haber impedimento para pensar que también
pueda haberse dado B y en ese caso A sería falsa. Por lo tanto, sí podemos pensar
en un caso en el que la premisa sea verdadera y la conclusión no. Por esta razón la
estructura II no pasa el test de la validez, pues en ella es posible que la premisa
fuera verdadera y la conclusión no.
Toma en cuenta que para poder evaluar si una estructura argumentativa deductiva
es válida no necesitamos saber si de hecho sus enunciados son verdaderos, basta
con suponer que lo son y poner atención en su forma. Por ello podemos afirmar
que la validez es independiente de la verdad, esto es, que no es necesario que los
enunciados que componen a un argumento sean de hecho verdaderos para que su
estructura sea válida.
LA VERDAD EN EL ARGUMENTO
Lo deseable es tener argumentos que no sólo tengan una estructura válida, importa
también que aquello que expresan sea verdadero. Cuando argumentamos ya sea
para incrementar nuestro conocimiento, tomar una decisión o resolver problemas,
requerimos que nuestros argumentos contengan información veraz. Cuando
tenemos un argumento cuya estructura es válida y además su contenido es
verdadero podemos decir que se trata de un argumento contundente.
Como uno de los requisitos para tener argumentos contundentes es que sean
válidos, la contundencia es una cualidad que sólo nos pueden ofrecer los
argumentos de tipo deductivo. Hemos dicho que los argumentos de tipo deductivo
son muy importantes porque nos ponen la muestra de cómo argumentar bien, pero
no siempre podemos argumentar de manera deductiva.
Hay contextos argumentativos en los cuales tenemos mucho tiempo para evaluar
la confiabilidad de la información y de sus fuentes, como cuando hacemos una
investigación escolar. Pero hay otros contextos que nos exigen una respuesta
rápida, como cuando participamos en una discusión. En ese caso no es fácil
evaluar la verdad o al menos la confiabilidad de las fuentes de donde proviene la
información. Por ello, aunque estemos en contextos argumentativos que nos exijan
respuestas rápidas, si no se tiene confianza en las fuentes o en la información que
nos ofrecen, hay que externar nuestra duda, y si es preciso, suspender o posponer
la discusión a fin de resolverla.
Finalmente, hay que reconocer también que no todo enunciado nos ofrece
información que puede ser calificada como verdadera o falsa. Pensemos por caso
en los enunciados que expresan ideas sobre el futuro; no hay manera de verificar si
son verdaderos o no, dado que los hechos todavía no han acontecido. En ese caso,
no podemos hablar de verdad sino sólo de plausibilidad.
RELEVANCIA EN LA ARGUMENTACIÓN
Aquí sólo podemos indicarte como una pauta general que, para evaluar la
relevancia de un argumento, debes ser sensible al contexto argumentativo en el
que se ubica y la finalidad que se persigue con él.
Como la relevancia depende del contenido, no es difícil apreciar que entre más
familiarizados estemos con el tema del que nos hablen, más fácil será para nosotros
identificar la relevancia o la falta de relevancia de las premisas y del argumento
entero que nos propongan. Entre más controvertible sea la conclusión de un
argumento, más obligados estaremos en aportar información relevante para
sostenerla.
RESUMEN
• Para tomar una decisión con respecto a aceptar o no un argumento hay que
evaluar tres aspectos: su estructura, la verdad y la relevancia.
• Hablamos de una buena estructura cuando de las premisas efectivamente se
sigue la conclusión. En el caso de los argumentos deductivos, cuando éstos tienen
una buena estructura, se dice que es válida, no puede ocurrir que si las premisas
son tomadas por verdaderas la conclusión sea falsa. Aunque no siempre
argumentamos de manera deductiva, la noción de validez es un modelo a seguir
para otras maneras de generar argumentos.
• La verdad de un argumento surge de la evaluación de la información que nos
ofrecen sus enunciados y del hecho de poder verificar que efectivamente se
presenta en la realidad. Pero no siempre podemos verificar que un enunciado es
verdadero, en ese caso debemos evaluar la confiabilidad de las fuentes.
• Evaluamos la relevancia al tomar en cuenta el contexto en el que generamos los
argumentos; tomamos en consideración si la información que aportan las premisas
es oportuna o atinente con respecto al tema que estamos considerando. La
relevancia es un elemento que adquiere mayor importancia en contextos
argumentativos no deductivos porque en ellos no hay validez.
ACTIVIDADES
"Todos los políticos son iguales, todos son unos corruptos y unos mentirosos.
No importa por cuál partido votes, de cualquier forma seremos gobernados por
corruptos; estoy convencido que lo mejor es el abstencionismo."