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EL ARGUMENTO

La argumentación forma parte de nuestra vida, frecuentemente argumentamos en


las discusiones con amigos, familiares y otras personas con las que intercambiamos
ideas. Por ello es importante saber cómo argumentar y cómo reconocer los
argumentos de otras personas.

Argumentamos con el propósito de ofrecer razones en favor o en contra de una


propuesta, para sostener una opinión o rebatir la contraria, para defender una
tesis, para disipar una duda o para apoyar una creencia. También argumentamos
cuando aducimos valores o motivos para mover en cierta dirección el ánimo de
una persona o de un auditorio, cuando queremos justificar con razones una
decisión, cuando queremos descartar una opción.

En este tema con el que iniciamos el análisis de la argumentación, nos servirán


como guía las siguientes preguntas: ¿qué es un argumento?, ¿cuáles son sus
partes? y ¿cómo podemos construir un buen argumento?

CARACTERIZACIÓN DEL ARGUMENTO

Es importante que aprendamos a identificar qué es un argumento, ya que este


conocimiento nos ayudará a desarrollar destrezas que nos permitirán presentar
pruebas para apoyar lo que sostenemos y darnos cuenta de la forma como otras
personas defienden o apoyan sus tesis o sus creencias.

Un ejemplo de un argumento es el siguiente: "Como el precio de los departamentos


es caro y los intereses son altos, hoy es un mal momento para comprar un
departamento"

Este argumento podemos clarificarlo de la siguiente manera:

(1) El precio de los departamentos es caro

(2) Los tipos de interés son altos

(3) Por lo tanto, hoy es un mal momento para comprar un departamento

(1) y (2) constituyen las premisas y (3) constituye la conclusión.


Como podrás observar, en este argumento podemos distinguir dos partes, las
afirmaciones mediante las cuales ofrecemos nuestras razones, (1 y 2) se llaman
premisas y la afirmación a favor de la cual damos razones (3) se llama conclusión.

Las afirmaciones que forman parte de este argumento o razonamiento se llaman


proposiciones, son importantes porque son las unidades que utiliza la lógica para
formar argumentos.

Una proposición es un enunciado en el que se afirma o niega algo de algo, siendo


por ello susceptible de ser verdadero o falso. En nuestro lenguaje las proposiciones
se expresan mediante oraciones declarativas.

En el argumento anterior, tenemos las siguientes proposiciones:

El precio de los departamentos es caro. (Premisa)

Los tipos de interés son altos. (Premisa)

Hoy es un mal momento para comprar un departamento. (Conclusión)

Con estos elementos podemos ahora definir lo que es un argumento. Un


argumento es un conjunto de dos o más proposiciones relacionadas de tal manera
que las proposiciones llamadas premisas apoyan a la proposición llamada
conclusión. Otra manera de caracterizar un argumento es definirlo como un
conjunto de enunciados declarativos, uno de los cuales se designa como la
conclusión y los otros como las premisas.

ESTRUCTURA DEL ARGUMENTO

Todo argumento posee una estructura que está formada por las premisas y la
conclusión. Sin embargo, tomada aisladamente ninguna proposición es en sí
misma una premisa o una conclusión.

Una proposición es una premisa sólo cuando aparece como un supuesto de un


razonamiento y una proposición es una conclusión cuando aparece en un
razonamiento en el que se afirma que se desprende de las proposiciones que
aparecen como premisas.

En los argumentos existe una conexión lógica o un paso de las premisas a la


conclusión, esa conexión se llama inferencia y sobre ella se apoya el argumento.
Los argumentos son relevantes para persuadir y demostrar. Las proposiciones son
afirmaciones importantes para la estructura lógica del discurso. Una proposición
puede expresar una verdad y no convencer a nadie.

Nos preguntaremos ahora ¿cómo podemos reconocer premisas y conclusiones?

No siempre es fácil identificar las premisas y la conclusión en los argumentos. A


veces las premisas y la conclusión se encuentran entremezcladas, de tal manera
que es necesario aprender a reconocerlas.

Nicolás Capaldi, en su obra Cómo ganar una discusión, nos proporciona reglas que
nos pueden ser útiles para identificar premisas y conclusiones. Veamos las
siguientes:

Regla 1. No identificar premisas y conclusiones por su contenido


Regla 2. No identificar premisas y conclusiones por su posición o ubicación dentro
de un párrafo. Por diversas razones premisas y conclusiones pueden aparecer en
cualquier lado.
Regla 3. La aparición de la siguiente palabra o palabras al comienzo de una
proposición significa que dicha proposición entraña una conclusión: por lo tanto,
por ende, así que, de ahí que, en consecuencia, se deriva, por consiguiente, como
resultado, luego, entonces, llegamos a la conclusión. Que tiene conclusión
Regla 4. La aparición de la siguiente palabra o palabras al comienzo de una
proposición significa que dicha proposición entraña una premisa: puesto que, ya
que, como, en tanto que, dado que, por cuanto, viendo que, a partir de, porque, y,
sea como fuere, pero, en efecto. Que tiene premisa
Regla 5. Es conveniente poner de manifiesto las premisas y conclusiones implícitas
o faltantes.

Analicemos el siguiente ejemplo: Fox es un extranjero, así que no se le permite


votar.

Podemos identificar a la conclusión como la parte que sigue a la partícula así que,
de tal manera que la primera parte constituye una premisa. Sin embargo, hay una
premisa obvia que no está enunciada y es la siguiente: a los extranjeros no se les
permite votar. Tomando en cuenta esta premisa, el argumento completo quedaría
de la siguiente manera:

A los extranjeros no se les permite votar. 


Fox es un extranjero. 
Así que a Fox no se le permite votar.

REQUISITOS PARA CONSTRUIR UN BUEN ARGUMENTO

Ahora que sabemos qué es un argumento, cuáles son sus partes y cómo podemos
identificar premisas y conclusiones nos preguntaremos cómo podemos aprender a
argumentar bien.

El filósofo francés René Descartes, en su obra Discurso del método, nos a conseja
poner en práctica los siguientes preceptos:

1. No aceptar nada como verdad sin haberlo demostrado.


2. Dividir el problema o las dificultades en tantas partes como sea posible,
hasta lograr su comprensión.
3. Ordenar los pensamientos y argumentos empezando por los más simples y
fáciles, hasta llegar a los más complejos y difíciles.
4. Realizar enumeraciones integrales y revisiones tan completas que nos
permitan estar seguros de no haber omitido nada.

Tomando en cuenta las observaciones de Descartes y de otros autores de la


corriente del pensamiento crítico, podemos señalar qué debemos tener en cuenta
para hacer buenos argumentos.

Podemos construir un buen argumento cuando:

a) Nos limitamos o ceñimos a la cuestión o tema que queremos debatir,


b) Ofrecemos razones sólidas, y
c) Nuestro argumento está protegido de posibles refutaciones

REQUISITOS PARA CONSTRUIR UN BUEN ARGUMENTO


a) El tema

Nos ceñimos al tema cuando precisamos: ¿qué es lo que estamos


discutiendo?, ¿sobre qué asunto y sobre qué aspecto de dicho asunto?,
¿en qué consiste el desacuerdo?, ¿dónde radica el meollo de la
discrepancia? Sin embargo, la experiencia cotidiana muestra la facilidad
con que nos enredamos en disputas mal establecidas porque nos
desviamos del tema o cuestión como en el siguiente ejemplo:

.  Juan, deberías pensar en tomarte más en serio los estudios.


.  Pero, papá, si tú a mi edad te la pasabas en el billar y no asistías
a clases.
.  Mira, hijo, si quieres discutir conviene no mezclar las cosas:
¿Está bien o mal lo que yo te recomiendo? ¿Estuvo bien o mal lo
que yo hice? ¿Justifican mis errores los que tú cometas? Son tres
cosas distintas: ¿cuál quieres que discutamos?

En el ejemplo, el padre trata de llevar a su hijo a precisar el punto de


discusión y esto es una cuestión clave. Cuando no tenemos claro en
donde radica el meollo de la discusión, es preciso concretarlo antes de
empezar a argumentar. Si tu fueras Juan, ¿por dónde empezarías?

b) Razones sólidas

Las razones sólidas son las que sostienen la conclusión de una manera convincente.


Para que las razones o premisas sean convincentes algunos autores señalan que es
necesario que tengan las características de ser: relevantes, suficientes y aceptables.

Una razón es relevante si nos conduce o presta apoyo a la conclusión. Veamos el


siguiente caso:

Podríamos argumentar que no se debe condenar a un asesino, por ejemplo Diego


Santoy Riverol, esgrimiendo como razón que sus padres no podrán resistir el dolor
y la vergüenza de tener un hijo delincuente o asesino. Sin embargo, esto no sería
relevante. Para evitar su condena, deberíamos alegar que Diego no fue responsable
de sus actos porque estaba perturbado, desequilibrado o enfermo, o que fue
obligado a realizar los homicidios, pero no apelar al dolor y vergüenza de sus
padres.

Para que una premisa sea suficiente es conveniente acumular muchos argumentos


que, por distintas razones y de diferente manera, abunden en la conclusión que
queremos sostener. Para ello, se recomienda buscar por diversos caminos varias
razones que apoyen la misma conclusión.

La mayor parte de nuestras argumentaciones no se centran en datos objetivos o


indiscutibles, sino en cuestiones que tienen que ver con cosas controvertibles como
lo justo, lo preferible, lo probable. Por eso es conveniente que nuestras premisas
tengan un respaldo que las sostenga para que sean aceptables.

Una premisa es aceptable cuando: ofrece datos objetivos, expresa un conocimiento


común a todos, contiene un testimonio incontrovertible, constituye un testimonio
de un experto, asimismo, cuando es la conclusión de un argumento ya aceptado o
cuando puede probarse porque cuenta con un respaldo sólido.

Por el contrario, una premisa no es aceptable si constituye una afirmación confusa


o ambigua, está en contradicción con la evidencia o con una fuente creíble, cuando
contradice otras premisas del mismo argumento o contiene aseveraciones dudosas
que no tienen respaldos.

 TIPOS DE ARGUMENTOS

En nuestra vida diaria utilizamos diversos tipos de argumentos quizá sin saberlo,
¿qué tipos de argumentos hay?, ¿cuál es la estructura de un argumento?, ¿qué
tan fuertes odébiles pueden ser las conclusiones?

Existen diversos tipos de argumentos entre los cuales podemos destacar los
siguientes: deductivo, inductivo, analógico, abductivo y estadístico. En este
apartado nos ocuparemos sólo de los tres primeros.

ARGUMENTO DEDUCTIVO

Un argumento deductivo es aquel cuya conclusión deriva de manera necesaria de


sus premisas, a esta propiedad exclusiva de este tipo de argumento se le denomina
validez. Más adelante veremos este último concepto.

En un argumento deductivo la inferencia es más fuerte que en los argumentos


inductivos. Esto se debe a que el contenido informativo de la conclusión está ya en
las premisas, es decir, en la conclusión no se obtiene información nueva. La
conclusión sólo hace explícito algo que ya se dice en las premisas, aunque de una
manera implícita. Veamos el siguiente ejemplo:

•  Todos los gatos maúllan


•  Félix es un gato
- Félix maúlla
Como podemos observar, lo que concluimos está ya contenido en las premisas, así
inferimos que Félix maúlla sobre la base de que en las premisas se nos ha afirmado
que "Todos los gatos maúllan".

En el argumento deductivo es irrelevante el contenido, pues lo único que interesa


es la forma o estructura, es decir, verificar si hay una relación lógica entre las
premisas y la conclusión, si las premisas ofrecen un apoyo suficientemente fuerte
para afirmar la necesidad de la conclusión.

En el argumento deductivo no es importante ni necesario verificar si las premisas


son verdaderas o falsas, pues esto depende del contenido y es objeto de estudio de
las otras ciencias particulares. Lo que nos importa es determinar si es una
estructura válida.

ARGUMENTO INDUCTIVO

El argumento inductivo es aquel en el que a partir de la observación de un cierto


número de casos particulares, -en un número suficiente de individuos de una clase
determinada-, se generaliza en la conclusión las propiedades que se predican en las
premisas con respecto a los objetos observados de una clase dada, a todos los
miembros de la misma. Tal generalización vale no únicamente para los casos que
hemos observado, sino para todos los de su especie, es decir, aún para los que no
hemos observado. Veamos un ejemplo:

•  El león es un felino y tiene garras


•  El tigre es un felino y tiene garras
•  El puma es un felino y tiene garras
•  n.
- Probablemente, todos los felinos tienen garras

 En este caso observamos a ciertos individuos particulares: león, tigre, puma y n.,


los cuales pertenecen a la clase de los felinos, observamos que todos ellos tienen en
común lapropiedad de tener garras, y entonces inferimos que, con base en nuestras
observaciones, probablemente todos los miembros de la clase felino tienen garras.

La forma del argumento inductivo sería la siguiente:

•  El individuo A pertenece a la clase X y tiene la propiedad P


•  El individuo B pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
•  El individuo C pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
•  n.
- Probablemente todos los individuos de la clase X tienen la propiedad P

Hay algo que es importante destacar al caracterizar el argumento inductivo, a


diferencia del argumento deductivo, el apoyo que las premisas dan a la conclusión
es más débil. En un argumento inductivo, si las premisas son verdaderas, la
conclusión tendrá más probabilidad de ser verdadera; mientras que en un
argumento deductivo, si las premisas son o se suponen verdaderas, la verdad de la
conclusión se infiere con absoluta necesidad. Por esta razón, se dice que la
inferencia en los argumentos inductivos es más débil, mientras que en los
deductivos es más fuerte.

En todos los argumentos inductivos, la conexión entre las premisas y la conclusión


sólo permite suponer, en el mejor de los casos, que si todas las premisas son
verdaderas, entonces es probable que la conclusión también lo sea. Si las premisas
proveen un apoyo adecuado a la conclusión, es decir, si son verdaderas y se ha
analizado un número suficiente de casos, entonces decimos que es un
argumento correcto.

ARGUMENTO ANALÓGICO

El argumento analógico consiste en observar ciertas características semejantes


entre dos o más objetos, para después inferir, sobre esa base, una propiedad que
desconocemos en uno de ellos.

Los argumentos analógicos no pueden clasificarse como "válidos" o "inválidos"


como los deductivos, lo que se pretende con ellos es una conclusión que tenga una
cierta probabilidad (en esto se parecen a los argumentos inductivos).

La estructura del argumento analógico es la siguiente:

•  Los individuos A, B, C y D tienen todos las propiedades P y Q


•  Los individuos A, B y C tienen todos la propiedad R
- Probablemente D tiene la propiedad R

Pongámosle contenido a la estructura anterior:


•  "Berenice", "El gato negro", "Los anteojos" y "La caída de la casa de Usher" son
cuentos de Edgar Allan Poe
•  "Berenice", "El gato negro" y "Los anteojos" me han gustado mucho
- Probablemente "La caída de la casa Usher" también me gustará mucho.

Como podemos observar, la analogía lógica consiste en trasladar las propiedades


de un objeto ya conocido a otro que es semejante y tratamos de conocer.

RESUMEN
•  En el argumento se ponen en conexión dos o más proposiciones relacionadas de
tal manera que una de ellas, la conclusión, se deriva de las otras (las premisas). No
todo enlace de proposiciones constituye un razonamiento, por ello es necesario que
una proposición sea consecuencia de las otras. El nexo que hay entre las premisas y
la conclusión se llama inferencia.
•  Construimos un buen argumento cuando: a) nos limitamos o ceñimos a la
cuestión o tema que queremos debatir, b) ofrecemos razones sólidas y c) nuestro
argumento está protegido de posibles refutaciones.
•  El argumento deductivo se caracteriza porque su conclusión deriva de manera
necesaria de sus premisas; esto es debido a que no agrega más información que la
ya contenida en las premisas.
•  El argumento inductivo parte de la observación de cierta propiedad en objetos
de la misma clase y generaliza dicha propiedad a todos los miembros de esa clase.
La conclusión de un argumento inductivo es probable, no necesaria como en el
argumento deductivo.
•  El argumento analógico parte de la observación de ciertas propiedades similares
en dos objetos y, con base en ello, concluye otra propiedad similar en ellos. Al
igual que el argumento inductivo, su conclusión sólo es probable y no necesaria
como en el argumento deductivo.
ACTIVIDADES

1. Analiza los siguientes ejemplos y especifica cuáles son argumentos y cuáles no.
De los ejemplos que sean argumentos, identifica las premisas y la conclusión.
Recuerda que para reconocer un argumento es importante saber si tiene una
conclusión, si contiene premisas o razones que apoyen la conclusión y si existe una
relación de inferencia entre las premisas y la conclusión. Ejemplos:

a) Te recomiendo que estudies mucho si quieres entrar a la Universidad.


b) La gente que mira la televisión horas y horas carece de sentido crítico. El
efecto enajenante de la televisión perjudica a la sociedad al olvidar la gente
los problemas verdaderamente importantes que es necesario enfrentar.
c) Si estás en Querétaro, entonces tu reloj señala la misma hora que en Toluca.
Estás en Querétaro. Por lo tanto tu reloj señala la misma hora que en Toluca.
d) Tras la colisión aérea entre un caza chino y un avión espía estadounidense el
domingo pasado, las relaciones entre China y Estados Unidos, antaño
complejas, se encuentran en un punto de extrema tensión diplomática y
militar.
e) El cumpleaños de Alejandro es un día antes que el cumpleaños de Andrés.
Hoy es el cumpleaños de Alejandro. Por ello, mañana es el cumpleaños de
Andrés.

2. Realiza un cuadro comparativo con las semejanzas y diferencias de los tres tipos
de argumentos. Con base en las estructuras de los argumentos que hemos
estudiado, construye dos ejemplos de cada tipo de argumento con temas que sean
importantes para ti.
EVALUACIÓN DE ARGUMENTOS

Imagina que estás charlando con un amigo con respecto a las elecciones y que él te
comenta lo siguiente: "Todos los políticos son iguales, todos son unos corruptos y
unos mentirosos. No importa por cuál partido votes, de cualquier forma seremos
gobernados por corruptos; estoy convencido que lo mejor es el abstencionismo."
¿Estarías de acuerdo con tu amigo? ¿Cómo le harías para decidir aceptar o
rechazar un argumento? Poder decidir si se acepta o no un argumento, supone
contar con ciertos conocimientos y habilidades para evaluarlo.

Para poder evaluar argumentos necesitas identificar las características que debe
tener un argumento que consideremos contundente y sólido. En términos
generales buscamos aceptar argumentos que estén bien estructurados, que nos
proporcionen información verdadera y que además sean relevantes respecto de lo
que se está discutiendo. Un argumento que reúna tales características será sólido.

Si aceptamos sólo argumentos sólidos tenemos más alta probabilidad de que sean


eficaces para aquello en lo cual los usamos; ya sea para obtener más conocimiento,
realizar una investigación con éxito, llegar a acuerdos, tomar decisiones.

Son entonces tres los requisitos que le pedimos a un argumento para que nos
parezca digno de ser aceptado:

1. Que tenga una estructura adecuada,


2. Que la información que nos reporta sea verdadera y
3. Que esa información sea efectivamente relevante respecto del tema que se esté
tratando.

Para adquirir las herramientas adecuadas con las cuales evaluar un argumento,
tenemos que comprender mejor cada uno de estos tres aspectos.

LA ESTRUCTURA DE UN ARGUMENTO

La estructura de un argumento tiene que ver con la manera en la que se integran


en él sus elementos. Como sabes, los argumentos están compuestos por
enunciados que pueden ser premisas o conclusión. Pero esos enunciados están
compuestos a su vez por términos; y tanto las premisas como la conclusión pueden
tener dos o más enunciados relacionados por términos lógicos.
La lógica formal ha desarrollado finos instrumentos para el estudio de la estructura
de un argumento. Para poder concentrarse en la estructura, ha empleado un
lenguaje simbólico gracias al cual puede prescindir de su contenido (aquello de lo
que hablan los enunciados) y apreciar la manera en la que se integran sus
elementos.

Los instrumentos que ha desarrollado la lógica formal para el estudio de la


estructura de los argumentos se ha centrado en un particular tipo de argumento: el
argumento deductivo. Este es el único que permite determinar con completa
seguridad en qué caso una conclusión se sigue necesariamente de sus premisas, lo
cual constituye el tema de lavalidez. La validez de una estructura es atribuible
exclusivamente a los razonamientos de tipo deductivo, es decir, los razonamientos
cuya conclusión no va más allá de lo que sostienen sus premisas. Esta es la base de
la seguridad que proporcionan, puesto que la conclusión está ya contenida en sus
premisas.

Es verdad que no sólo pensamos de manera deductiva y que hay varios tipos de
razonamiento, pero el que la lógica formal se haya concentrado en establecer las
reglas de la validez, nos ofrece la oportunidad de contar con reglas muy precisas
que nos sirven como modelo de lo que es razonar de modo confiable. El estudio de
otros métodos para razonar se apoya de manera importante en los estudios que
tenemos sobre la validez deductiva, aunque del resto de los métodos de
razonamiento no podamos decir que nos ofrecen validez sino corrección.

La validez es una propiedad que atribuimos al argumento como un todo, no sólo a


los enunciados que sean premisas ni tampoco solamente al enunciado que sea su
conclusión, sino a ambos y del paso de los primeros hacia el segundo. Cuando el
paso de las premisas hacia la conclusión es necesario decimos que el argumento es
válido. Pero ¿cómo podemos saber que efectivamente el paso de las premisas a la
conclusión es necesario? Para que lo puedas comprender con cierta prontitud,
veamos un test que captura la noción intuitiva de validez; se trata de una pruebita
que debe superar toda estructura argumentativa para poderle otorgar el título de
válida.

El test dice lo siguiente: Si tomas por verdaderas a las premisas de un argumento y


no puede ser el caso de que la conclusión sea falsa, entonces se trata de un
argumento válido.
Para que puedas poner a prueba el test te proponemos las siguientes dos
estructuras:

I II
AyB AoB
Por lo tanto, A Por lo tanto, A

a) Caso I

A y B representan a un enunciado con el contenido que tú desees, pero más que


concentrarte en el contenido te pedimos que te concentres en la estructura.
Apliquemos eltest de la validez al caso I. Se trata de una estructura que tiene sólo
una premisa compuesta por los enunciados A y B en donde además afirmamos que
entre ambos enunciados se presenta una relación de conjunción o unión (que
advertimos por la partícula "y").

Para que la unión entre dos enunciados sea verdadera ambos enunciados tienen
que serlo. Admitir que la premisa es verdadera quiere decir que individualmente
tanto A como B son verdaderas y que entonces su unión también lo es. En otras
palabras, estamos admitiendo que los enunciados son verdaderos y que lo son al
mismo tiempo.

Ahora bien, digamos que tú admites que A es verdadera, al igual que B, y que de
hecho ambos ocurren, bajo ese entendido ¿hay alguna posibilidad de que podamos
aceptar la verdad de la premisa y sin embargo el enunciado A que aparece en la
conclusión de manera independiente sea falso?

Quizá, podrás seguir mejor el análisis si le asignamos un contenido a los


enunciados A y B. Tomemos por A: "La tierra es un planeta"; y por B: "La tierra
gira en torno al sol". Si admitimos que ambos enunciados son verdaderos y que su
unión "La tierra es un planeta y gira en torno al sol" también lo es, entonces
¿podría darse el caso de que no sea verdadera la afirmación individual de A: "La
tierra es un planeta"? Sería absurdo aceptar que A es un enunciado verdadero
cuando aparece en la premisa, pero que es falso cuando aparece de manera
individual en la conclusión, ¿no es así?
Entonces la estructura I supera el test de la validez, puesto que hemos podido
apreciar que sería absurdo afirmar que si la premisa fuera verdadera su conclusión
sería falsa. Ello lo podemos saber independientemente del ejemplo que hemos
dado, porque podríamos haber dado otro y sucedería lo mismo, pues es la
estructura la que nos fuerza a reconocer que si la premisa es verdadera la
conclusión no podría ser falsa; es decir, de acuerdo con la estructura no podemos
encontrar ningún ejemplo en el que la premisa sea verdadera y su conclusión no lo
fuera.

b) Caso II

Veamos ahora qué ocurre con nuestra estructura II. De nueva cuenta se trata de
una estructura que sólo tiene una premisa en la cual aparece la letra "o"
relacionando a A con B, de forma tal que las pone en alternativas o en disyunción.
Si decimos que la premisa es verdadera tenemos que aceptar que el enunciado A y
el enunciado B tienen entre sí una relación de disyunción, lo cual nos hace
reconocer dos posibilidades: 1. ambos enunciados son verdaderos o 2. por lo
menos uno de ellos lo es, aunque no sabemos cuál, porque si es cierto que la
disyunción es verdadera por lo menos uno de los enunciados debe ser verdadero.

En otras palabras, para que la premisa sea verdadera es suficiente que uno de los
dos enunciados sea verdadero. Tal como está la estructura del argumento II no nos
ofrece mayor información, simplemente a partir de esa premisa concluye A.
Tomando en cuenta estos datos pensemos: ¿hay alguna posibilidad de que la
premisa sea verdadera y la conclusión sea falsa?

Efectivamente, podemos pensar en un caso, en el que A de manera individual en


un enunciado falso y B de manera individual sea un enunciado verdadero. En ese
caso la premisa sería verdadera, ya que en una disyunción basta con que uno de
los elementos sea verdadero para que la disyunción sea verdadera; así, si B es
verdadero, aunque A sea falso, la disyunción es verdadera. Sin embargo,
podríamos concluir A, que es un enunciado falso, lo cual significaría que la
estructura II presenta un caso que nos lleva de premisa verdadera a conclusión
falsa. Por lo tanto, no pasa el test de la validez.

Veámoslo con un ejemplo. Pensemos que esta vez A significa: "La bolsa de valores
subió", y que por su parte B significa: "La bolsa de valores bajó". ¿Sin tener ninguna
premisa más y sin tener mayor información aceptaríamos que se sigue A? Tal
como está la estructura, no parece haber impedimento para pensar que también
pueda haberse dado B y en ese caso A sería falsa. Por lo tanto, sí podemos pensar
en un caso en el que la premisa sea verdadera y la conclusión no. Por esta razón la
estructura II no pasa el test de la validez, pues en ella es posible que la premisa
fuera verdadera y la conclusión no.

Toma en cuenta que para poder evaluar si una estructura argumentativa deductiva
es válida no necesitamos saber si de hecho sus enunciados son verdaderos, basta
con suponer que lo son y poner atención en su forma. Por ello podemos afirmar
que la validez es independiente de la verdad, esto es, que no es necesario que los
enunciados que componen a un argumento sean de hecho verdaderos para que su
estructura sea válida.

Podríamos construir argumentos que contienen enunciados que de hecho sean


falsos y eso no impide que el argumento en su estructura sea válido, porque un
argumento concreto es tan sólo una instancia, un ejemplo, de una estructura. Para
que podamos reconocer que una estructura es válida tenemos que fijarnos en que
no tenga ninguna instancia, ningún ejemplo, en el que sus premisas sean
verdaderas y su conclusión sea falsa. En ese caso, no podría pasar el test de la
validez.

LA VERDAD EN EL ARGUMENTO

Lo deseable es tener argumentos que no sólo tengan una estructura válida, importa
también que aquello que expresan sea verdadero. Cuando argumentamos ya sea
para incrementar nuestro conocimiento, tomar una decisión o resolver problemas,
requerimos que nuestros argumentos contengan información veraz. Cuando
tenemos un argumento cuya estructura es válida y además su contenido es
verdadero podemos decir que se trata de un argumento contundente.

Como uno de los requisitos para tener argumentos contundentes es que sean
válidos, la contundencia es una cualidad que sólo nos pueden ofrecer los
argumentos de tipo deductivo. Hemos dicho que los argumentos de tipo deductivo
son muy importantes porque nos ponen la muestra de cómo argumentar bien, pero
no siempre podemos argumentar de manera deductiva.

Cumplir con el requisito de la verdad en la información que contienen los


argumentos no es una exigencia sencilla de satisfacer. Para poder calificar de
verdadero a un argumento tenemos que cotejar la información que contiene cada
uno de sus enunciados con la realidad. Hay enunciados que podemos verificar de
manera inmediata la verdad de su información, porque podemos constatarla
empleando nuestros sentidos, pero hay otros que no lo permiten.
Pensemos, por ejemplo, como caso el enunciado: "Llueve", podemos verificar si es
verdadero solamente con observar el cielo. En cambio hay enunciados que nos dan
información que no podemos verificación de manera inmediata como es, por
ejemplo, el enunciado "La ciudad de Cuernavaca se encuentra a 65 km de distancia
de la ciudad de México". En este segundo caso la aprobación de la verdad de un
enunciado tiene una estrecha relación con el reconocimiento de sus fuentes y de
nuestros conocimientos sobre los hechos.

Para poder evaluar la verdad de la información de un argumento tenemos que ir


más allá de él, ya sea para verificarla con nuestros sentidos, nuestros
conocimientos o evaluando las fuentes. Evaluar la verdad de la información de los
argumentos puede ser un proceso complejo porque, si no podemos constatarla de
manera inmediata a través de nuestros sentidos o a través de nuestros
conocimientos comprobados, tendremos que realizar una investigación.

Hay contextos argumentativos en los cuales tenemos mucho tiempo para evaluar
la confiabilidad de la información y de sus fuentes, como cuando hacemos una
investigación escolar. Pero hay otros contextos que nos exigen una respuesta
rápida, como cuando participamos en una discusión. En ese caso no es fácil
evaluar la verdad o al menos la confiabilidad de las fuentes de donde proviene la
información. Por ello, aunque estemos en contextos argumentativos que nos exijan
respuestas rápidas, si no se tiene confianza en las fuentes o en la información que
nos ofrecen, hay que externar nuestra duda, y si es preciso, suspender o posponer
la discusión a fin de resolverla.

Finalmente, hay que reconocer también que no todo enunciado nos ofrece
información que puede ser calificada como verdadera o falsa. Pensemos por caso
en los enunciados que expresan ideas sobre el futuro; no hay manera de verificar si
son verdaderos o no, dado que los hechos todavía no han acontecido. En ese caso,
no podemos hablar de verdad sino sólo de plausibilidad.

RELEVANCIA EN LA ARGUMENTACIÓN

El tema de la relevancia nos ubica no sólo en el argumento sino también en el


contexto en el que se genera. Cuando argumentamos normalmente no producimos
un único argumento aislado, por el contrario, construimos una serie de
argumentos encaminados a sustentar una tesis, resolver problemas o realizar una
actividad académica. Éstos son los contextos argumentativos. La relevancia tiene
que ver con lo pertinente, oportuno o atinente del argumento respecto del contexto
argumentativo. Por ejemplo, en una discusión, la atinencia o relevancia la marca el
tema y el propósito de la misma; en cambio, si deseamos resolver un problema la
relevancia está dada en función de ofrecer una o más tesis que efectivamente lo
resuelvan.

El estudio de la relevancia en los contextos argumentativos ha sido más bien de


tipo informal. Su complejidad, que surge de la diversidad de temas y contextos de
argumentación, imposibilita establecer reglas precisas como las que nos ofrece la
lógica formal. Sin embargo, la lógica informal nos puede proporcionar
caracterizaciones generales para contextos argumentativos como: la toma racional
de decisiones, la discusión razonada y la solución de problemas.

Aquí sólo podemos indicarte como una pauta general que, para evaluar la
relevancia de un argumento, debes ser sensible al contexto argumentativo en el
que se ubica y la finalidad que se persigue con él.

Un último aspecto que hay que destacar con respecto a la relevancia en la


argumentación es que cuando nos enfrentamos a argumentos que no son de tipo
deductivo (que no ofrecen validez), crece en importancia la relevancia de las
premisas con respecto a lo que se sostiene en la conclusión. En el contexto de la
argumentación no deductiva, la relevancia de la información que nos ofrecen las
premisas debe fortalecer su corrección o plausibilidad. Por ello es importante
tomar en cuenta que la información de las premisas no sólo nos hable sobre el
mismo tema que trata la conclusión, sino también que la información debe venir al
caso, ser atinente. Sólo así podemos decir de las premisas que son de auténtico
peso para aquello que se afirma en la conclusión.

Como la relevancia depende del contenido, no es difícil apreciar que entre más
familiarizados estemos con el tema del que nos hablen, más fácil será para nosotros
identificar la relevancia o la falta de relevancia de las premisas y del argumento
entero que nos propongan. Entre más controvertible sea la conclusión de un
argumento, más obligados estaremos en aportar información relevante para
sostenerla.
RESUMEN
• Para tomar una decisión con respecto a aceptar o no un argumento hay que
evaluar tres aspectos: su estructura, la verdad y la relevancia.
• Hablamos de una buena estructura cuando de las premisas efectivamente se
sigue la conclusión. En el caso de los argumentos deductivos, cuando éstos tienen
una buena estructura, se dice que es válida, no puede ocurrir que si las premisas
son tomadas por verdaderas la conclusión sea falsa. Aunque no siempre
argumentamos de manera deductiva, la noción de validez es un modelo a seguir
para otras maneras de generar argumentos.
• La verdad de un argumento surge de la evaluación de la información que nos
ofrecen sus enunciados y del hecho de poder verificar que efectivamente se
presenta en la realidad. Pero no siempre podemos verificar que un enunciado es
verdadero, en ese caso debemos evaluar la confiabilidad de las fuentes.
• Evaluamos la relevancia al tomar en cuenta el contexto en el que generamos los
argumentos; tomamos en consideración si la información que aportan las premisas
es oportuna o atinente con respecto al tema que estamos considerando. La
relevancia es un elemento que adquiere mayor importancia en contextos
argumentativos no deductivos porque en ellos no hay validez.

 ACTIVIDADES

Ahora estás en condiciones de evaluar el argumento que te presentamos al


inicio de este tema y que imaginariamente te ofrecía un amigo. El contexto sería
unas elecciones próximas en las que debes decidir si votarás o no.

"Todos los políticos son iguales, todos son unos corruptos y unos mentirosos.
No importa por cuál partido votes, de cualquier forma seremos gobernados por
corruptos; estoy convencido que lo mejor es el abstencionismo."

1. ¿Cuál es tu evaluación con respecto a su estructura? Advierte si se trata de un


argumento deductivo o no y cómo te parece el orden que guardan entre sí sus
elementos.
2. ¿Cuál es tu evaluación con respecto a la veracidad de su información y a su
relevancia?

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