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provincia” a vivir a la CDMX, sin embargo, la historia cuenta algo muy diferente.
FUENTE: WIKIPEDIA.
Historia
Darío Rubio lo registra en 1925 en su obra Estudios lexicográficos.
El primer lexicógrafo que la registra es Alfred Bruce Gaarder en 1954 en su obra “El
Habla Popular y la Conciencia Colectiva”, en una lista de gentilicios, donde viene
como “Chilango… México, DF”.
Nota: Así como los mexicas llamaban despectivamente a Totonacas, Mixe-Zoques del
Golfo y Mayas, estos pueblos les regresaban el insulto.
César Corzo Espinosa lo registra en Chiapas en 1978 como nahuatlismo, del término
chil-lan-co (“en donde están los colorados”), conociéndose con este apodo a los
habitantes de la Ciudad de México, aludiendo al color de su piel, enrojecida por el frío,
que se aplicaba a los mexcas por los nahuas del Golfo de México”, justificando
también que se llame “guachinangos” a los habitantes del Altiplano, en alusión del
Lutjanus campechanus, pez rojo, especie de pargo colorado, como los cachetes de
los arribeños”, como lo hizo José Miguel Macías, en Diccionario cubano.
Origen
El ensayista mexicano Gabriel Zaid en su artículo “Chilango como Gentilicio” escribe
que “chilango” es una variación que se realizó en el Estado de Vera-Cruz de la
palabra chilango que proviene del maya xilaan que significa desgreñado.
En el mismo artículo se hace referencia a César Corzo Espinosa quien propuso que la
palabra “chilango” tiene un origen náhuatl en la palabra chilan-co que significa “donde
están los colorados” y que hace alusión al color de piel de los habitantes de la Ciudad
de México.
Se dice también que el término fue utilizado por primera vez en Vera-Cruz.
De ahí que el chilango se asocie con aquellos “delincuentes” provenientes del Distrito
Federal.
Parece ser que el término chilango era el referente a una laguna en la que confluían
varios ríos; por analogía, la llegada de gente del exterior a la Ciudad de México se
comparaba con la llegada de ríos a la laguna, o bien al gran lago donde se estableció
Tenochtitlán.
Se deriva de la expresión “watch out!” que pronunciaban los lugareños yucatecos ante
la desconfianza y temor que les infundían los integrantes del ejército alvaradista.
Así, en tanto una gran proporción de los habitantes de la Ciudad de México y su área
metropolitana reniegan de que se les denomine de tal manera, y descalifican el
concepto y su aplicación tanto por cuestiones morales como etimológicas, otra gran
proporción lo reivindica como un motivo de orgullo y lo acepta y utiliza cotidianamente.
Esto favorece que la palabra chilango, utilizada como gentilicio, se preste como
solución a un viejo conflicto: el de otorgar un gentilicio a todos los habitantes de la
Zona Metropolitana del Valle de México.
Por otro lado, defeño parece una palabra que corresponde al momento en el cual la
Ciudad de México cubría aproximadamente la extensión del antiguo Distrito Federal,
equivalentes territorialmente, y que tomaba prestadas las siglas del mismo―D.F.―,
para emplearlas como el nombre del lugar.
Además, si bien este concepto es comprendido, no así por los extranjeros, sin saber
previamente el significado de las siglas.
Ello da como resultado que, por extensión, el gentilicio abarque a todos los habitantes
de la Zona Metropolitana del Valle de México, la cual incluye a las demarcaciones
territoriales de la Ciudad de México―antes conocido como Distrito Federal
(Mexico)―; a los municipios metropolitanos que rodean a la Ciudad de México por el
oeste, el norte y el este, ya sean conurbados o no, los cuales pertenecen al Estado de
México; y por último, posiblemente también, a Tizayuca (municipio), el único municipio
metropolitano del Estado de Hidalgo.
Este gentilicio también puede ser utilizado como sustantivo, para denominar a alguien
originario de la Ciudad de México y su área metropolitana, o a alguna cosa
procedente de ésta.
Aspecto Social
Muchas veces, los principales estereotipos de este sector de la población del país,
son los comerciantes y vendedores, conocidos por su mala fama de oportunistas y
calculadores, ocurriendo así que algunos de los demás pobladores de la República
generalicen así a todos los de este origen.
En la actualidad, la visión que ambos grupos tienen el uno del otro en masa, puede
resumirse en que para los habitantes de las otras partes de República Mexicana, el
chilango es agresivo, mal educado,
irrespetuoso, deshonesto y
manipulador, de hecho, es
recordable y aún usada la frase
“Haz patria, mata a un chilango”.