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El término “religión de paz” lo hemos escuchado hasta la saciedad en los medios, por boca de

gente ignorante, incluso por parte de sus varios de sus representantes. Se usa el término “religión
de paz” para definir al Islam, al budismo, al hinduismo, algunas corrientes neopaganas y en menor
medida al cristianismo. Varios representantes de esta última piden disculpas públicas por hechos
como las Cruzadas, predican el pacifismo a sus feligreses y condenan públicamente el uso de
armas, tal como el actual Pontífice lo hizo hace ya un tiempo alegando que “los verdaderos
cristianos no usan armas”, esto habrá que decírselo a los caballeros cruzados, Juan de Austria, los
cristeros y todos los reyes, caballeros y hombres de fe que han empuñado las armas para defender
la Cristiandad.

Dejemos algo en claro y es que no existe algo como “religión de paz”, es una falacia propia de la
modernidad, ninguna religión tradicional busca la paz, la felicidad o tu bienestar personal, todas
estas religiones ancestrales predican la lucha tanto metafísica como física.

Las únicas “religiones” que predican esta trinidad moderna y egoísta (paz-felicidad- bienestar
personal) son creaciones modernas como las pertenecientes a la vertiente new age, neopaganas
como la wicca, las sectas inspiradas en un budismo tergiversado por los occidentales. Todas esas
seudo-religiones carentes de cualquier matiz viril y aristocrático, enfrascados en la búsqueda de un
bienestar personal.

En la actual civilización occidental se etiqueta al Islam y religiones orientales como “religiones de


paz” mientras que por otro lado se condena el cristianismo como una religión “racista, genocida,
opresora, etc.” Los peores crímenes, los peores defectos se lo achacan a la fe cristiana tanto en
películas, televisión, libros, revistas y un sinfín. Mientras que su antítesis el Islam recibe un trato
más positivo en los medios y cuando sale un atentado terrorista o surge una agrupación
fundamentalista inmediatamente sale la defensa: “no todos son así” y “esto no es el verdadero
Islam”.

Pero esto es falso, el Estado Islámico si predica el verdadero Islam, no ese islam moderado y
occidentalizado sino el tradicional, el conquistador, Mohammed fue un señor de la guerra, un
conquistador que impuso su fe por la espada a los pueblos conquistados, que aterrorizo las tribus
paganas de medio oriente hasta formar el Califato árabe.

Dentro del Islam existe un concepto guerrero conocido como “Gran Yihad” y “Pequeña Yihad”, la
primera seria la guerra interior, la lucha del hombre contra sus propios pecados, la segunda es la
guerra material, la lucha física.

El único islam pacifista es el occidentalizado, el de pequeñas ramas que se encuentran en


Occidente y que en público repudian el Islam tradicionalista de medio oriente.

Lo mismo se puede decir del budismo religión altamente tergiversada en Occidente, en este caso
podemos decir que existen dos tipos de budismo: un budismo pacifista, hippie, mezclado con
elementos new age, seguido por jóvenes blancos de la burguesía, el otro es el budismo original,
seguido en Oriente, ascético y guerrero.
Este último es el budismo de los pueblos mongoles, pueblo guerrero y orgulloso, el mismo
budismo que maravillo al barón Ungern Stenberg y del cual se hizo adepto en su combate contra
el comunismo. El mismo Siddhartha Gautama-Buda fue un miembro de la casta kshatriya la casta
de los guerreros y aristócratas, no fue un predicador del amor y la paz universal, sino un guerrero
que había dado muerte a sus enemigos en el campo de batalla.

El barón Ungern Stenberg un señor de la guerra fue llamado por el treceavo Dalai Lama como la
reencarnación de un Mahakala, una deidad de la destrucción y protector del Dharma. El barón fue
un guerrero budista, un hombre que conoció y se sumergió en la espiritualidad budista tibetana
primordial volviéndose más que un soldado en un guerrero metafísico en el combate espiritual.

Porque este budismo primordial predica el combate en esta vida, no es una rendición cobarde sino
una lucha por un mas allá, por trascender del mundo material.

Acerca del cristianismo, varios de sus representantes tanto en el catolicismo como en el


protestantismo buscan una forma de ser más políticamente correctos y esa forma es desligarse de
toda su matiz guerrera.

Los cristianos progresistas aborrecen la historia de su fe, piden perdón por sus actos a las otras
religiones, mencionan que los cristianos de antes tergiversaron la palabra de Cristo pero solo
buscan estar a la moda posmoderna, subirse al tren del momento en lugar de seguir el camino de
la Tradición.

A este respecto mientras que en medio oriente el Islam ha mantenido su concepción tradicional y
guerrera, el cristianismo se hunde en el racionalismo y el progresismo.

El Islam tiene un Califato tradicional liderado por un señor de la guerra llamado Al-Baghdadi que
busca la conquista y sometimiento de los infieles tal como está escrito en el Corán. El Islam
mantiene intacto su ethos guerrero.

El cristianismo actual carece de señores de la guerra y es que los modernos cristianos se


avergüenzan y se arrepienten de su ehtos militar.

Fue el mismo Cristo según la Tradición Católica quien dijo “no vengo a traer la paz sino la espada”
y que en el Apocalipsis vendrá con un ejército celestial a destruir a los pecadores y juzgar este
mundo.

Durante el Medievo surgieron las milicias de monjes-guerreros entre ellos los templarios tan
odiados hoy en los medios de comunicación.

Entre los años 1132 y 1137 San Bernardo escribió un texto llamado “Alabanza de la nueva milicia”
en el que hace apología de la guerra santa, elogia al monje-soldado como un guerrero en la lucha
contra el pecado y los enemigos de la Cristiandad, a la muerte del monje-guerrero se unirá a
Jesucristo en la otra vida.
San Bernardo explica: “La muerte de los santos será siempre preciosa delante de Dios; más la que
ocurre en la guerra es tanto más preciosa cuanto mayor es la gloria que la acompaña”

Toda una apología a la guerra, al combate espiritual, por hoy el cristiano moderno y progresista se
avergüenza de esta historia y prefiere pensar que seguir a Cristo es seguir su propia felicidad y
bienestar personal.

Fueron grandes guerreros cristianos el Cid que derroto a los moros, Isabel la Católica que unifico
España, Carlomagno que derroto a los paganos y construyo el primer imperio alemán, Vlad Tepes
que combatió y masacro a las tropas turcas. Fueron los señores de la guerra quienes
engrandecieron al cristianismo y lo defendieron de sus enemigos.

Los últimos cristianos en defender su fe fueron los cristeros en México, la Guardia de Hierro de
Codreanu y el rexismo de Leon Degrelle.

Toda religión predica la guerra, la religión que carece de este ethos guerrero es falsa, es un
negocio, fueron los señores de la guerra los que construyen una religión ese es un hecho
innegable. El combate espiritual y terrenal es parte de toda religión autentica.

Actualmente en Occidente tanto el cristianismo como el budismo y los movimientos neopaganos


en su mayoría carece de este ethos, es por eso que el Islam está ganando influencia y terreno,
porque es la única mayoritaria que no ha perdido esta concepción de conquistar y convertir por la
fuerza a los infieles.

Los movimientos neopaganos de masas están contagiados con el virus moderno del
multiculturalismo, el pacifismo y esa vertiente hippie-new age. Son pocos los movimientos
genuinamente paganos que predican la guerra y el nacionalismo como por ejemplo el wotanismo
movimiento inspirado en los mitos nórdicos separado del movimiento asatru más liberal y
multicultural.

El ateísmo domina el mundo occidental pero hasta el ateísmo tuvo a sus señores de la guerra
como Stalin, Mao, Ho Chi Min, Castro y Pol Pot todos ellos se encargaron de hacer del comunismo
una ideología sanguinaria y brutal.

La guerra está en todos los aspectos de la vida, la lucha por la vida lo es todo, la carencia de la
lucha solo lleva a la muerte y el pacifismo ha llevado al mundo blanco a la muerte y la sumisión.

El cristianismo necesita señores de la guerra pero definitivamente no aparecerán en la Europa


progresista de hoy en día.

Son los señores de la guerra los que se encargan de construir imperios, defender naciones o en
este caso de expandir una religión.
No hay vida espiritual sin combate espiritual, no puede haber vida sin lucha, al erradicar el
concepto del combate de la religión y de su vida Occidente firmo su propio suicidio.

Al final volverán a aparecer los señores de la guerra, cuando todo colapse, los mismos progresistas
los pedirán a gritos cuando su mundo de ilusión se derrumbe porque la guerra es una realidad y el
pacifismo un sueño.

El combate rige el mundo espiritual y material esto es una verdad que se impone pese a todos los
ideales y filosofías humanistas.

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