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ALMAS ARDIENTES

Personajes:

1. Humanoide: Capaz de imitar a un humano, por ello nadie le es capaz de

identificar como un ser no-humano.

2. Investigador pianista: Enviado especial del rey David, es capaz de conmover las

almas tocando el piano a tal punto que su llama crece y brilla con mucha

intensidad.

3. Investigadora local: Mujer Bonita.

4. Víctima: Niño, estaba lleno de colores, verde especialmente pero al ser

despojado de su alma queda color azul pálido.

5. Sospechosa: Mujer bonita por no decir más.

Antecedentes:

El humanoide no siempre vivió en Bolívar, él llegó buscando una nueva vida por lo que

comenzó a trabajar de celador de una mansión. Él es natural de las comunas de Medellín.

Cuando llegó se enamoró de dos mujeres, ambas muy bellas, anduvo con las dos mientras

trabajaba haciendo uso de su poder para verse como humano normal, pero no pasó mucho

para cuando una de las dos mujeres se diera cuenta de la infidelidad y en un acto de celos le

dijo que lo dejaría si no le daba su alma a cambio. Él se la dio pues también la amaba, pero

ella un día se fue y se llevó su alma. En cuanto a la otra mujer, al enterarse que había

perdido su alma lo abandonó. El humanoide juro vengarse y robar el alma de las personas

hasta encontrar una que reemplazase la suya. De allí el comenzó a robar las velas y

ponerlas en preciosos candelabros ubicados es el sótano de la mansión que el cuidaba.


Historia:

En una calle del poblado, cuando ya caía la tarde, un humanoide le robó

despiadadamente la vela a un niño, amenazándolo con matar a su familia. El tierno niño en

su ingenuidad se la da y al tenerla en la mano el humanoide sale volando rumbo a una

mansión creyendo que ninguno había visto lo sucedido. Una mujer, que había presenciado

todo desde los matorrales donde se escondía para robar objetos de valor, tomó al niño en

sus brazos, le revisó su farol y confirmando que ya no tenía su alma lo aparto del camino.

Dos investigadores en su ronda habitual llegaron al lugar donde estaba la bella mujer y la

tomaron por sospechosa. La mujer al ver en la situación en la que estaba alegó a su

congénere haber visto al verdadero ladrón entrar en la mansión, mientras que el oficial

enviado por el rey la separaba del niño y la esposaba. Luego de un rato, el oficial enviado y

la investigadora local envían a la comisaria tanto a la victima como a la sospechosa

montándolas en un coche automático y resuelven ir juntos a investigar la mansión.

Al tocar la puerta de la gran mansión el humanoide en su forma humana los recibe y

sin imaginarse lo que ocurría permitió a los dos investigadores entrar y acomodarse en la

estancia. Ellos le comentaron la razón por la que estaban allí pero este se limitó a responder

con monosílabos. El oficial enviado le preguntó al humanoide si podía tocar el bello piano

color blanco junto a la chimenea, a lo cual este aceptó. Entonces, acomodándose en el

piano, el oficial sustrajo las más bellas melodías imaginables, como si el mismísimo

Frederick Chopin estuviera tocando. La música inundó pronto toda la habitación y entre ese

mar de notas, en el farol de la investigadora local se encendían dos flamas y el humanoide

descolorido perdió su forma humana. El suelo de la habitación estaba caliente y humo

comenzaba a salir por entre las paredes. ¿Quién habría de imaginarse que aquel enviado del

rey develaría dos enigmas? El primero, había encontrado al ser que se robaba las almas y
segundo, había traído ante este ser a la mujer que había robado su alma: la oficial, quien en

un éxtasis inimaginable se sumía en las llamas, que al ser dos, su cuerpo no pudo soportar y

se prendió como paja. ¡Qué escenario más curioso de ver! El piano sonaba, la casa estaba

ardiendo en llamas por las velas de las almas robadas y coleccionadas en el sótano y un ser

humanoide veía con nostalgia al amor que le robo el alma convertirse en polvo.

El estupor fue tal que nadie quiso salir de la mansión y como queriendo cerrar un

capítulo de una historia se dejaron consumir por el fuego de miles de almas al son del

piano.

NOTA: La melodía puede ser Nocturne No.2 in E – FLAT de Frederic Chopin.

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