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Como hacer cosas con las palabras.

Conferencias I y VIII – John


Austin

Conferencia I
Austin comienza la conferencia realizando una crítica a la filosofía tradicional.
Propone que durante mucho tiempo los filósofos han presupuesto que el papel
de un “enunciado” solo puede ser “describir” algún estado de cosas o
“enunciar algún hecho” con verdad o falsedad. El punto de partida de Austin es
reexaminar la definición filosófica y gramatical de enunciado.
En el último tiempo muchas cosas que anteriormente habrían sido aceptadas
sin objeciones como enunciados, tanto por los filósofos como por los
gramáticos, han sido examinadas con atención. Primero apareció el punto de
vista de que un enunciado (fáctico) debe ser “verificable”, y esto llevo a pensar
que muchos enunciados solo son lo que puede denominarse seudo-enunciados.
En primer término se mostró que muchos enunciados son sinsentidos estrictos,
pese a su forma gramatical impecable.
En una segunda etapa se preguntó si muchos que parecían seudo-enunciados
eran en realidad enunciados.
Austin plantea que la filosofía tradicional realiza una falacia descriptiva ya
que no todos los enunciados verdaderos o falsos son descripciones. Por esta
razón prefiere utilizar la palabra constatativo para denominar a estos
enunciados.

Delimitación preliminar del realizativo


El tipo de expresión lingüística que se considerara en el artículo no es en
general un tipo de sinsentido, aunque su mal uso puede originar variedades
especiales de sinsentido.
Se comenzara haciendo referencia a algunas expresiones linguisticas que no
pueden ser subsumidas en ninguna categoría gramatical admitida hasta ahora,
excepto la de enunciado (los realizativos). Estas expresiones no son un
sinsentido. Estas expresiones tendrán verbos conjugados en la primera persona
del singular del presente de indicativo en la voz activa, además no describen o
registran nada y no son verdaderas o falsas. En estas expresiones, el acto de
expresar la oración es realizar una acción o parte de ella, acción que a su vez
no sería normalmente descripta como consistente en decir algo. (Ver ejemplos
en la pág. 46: Jurar, bautizar, legar, apostar). En estos ejemplos, parece claro
que expresar la oración no es describir ni hacer aquello que se diría que hago
al expresarme así, o enunciar que lo estoy haciendo; es hacerlo. No son
expresiones verdaderas o falsas.
Austin propone llamar a las oraciones de este tipo oración realizativa o
expresión realizativa o, para abreviar, un realizativo. La palabra realizativo
indica que emitir la expresión es realizar una acción y que ésta no se concibe
normalmente como el mero decir algo, decir algo es hacer algo.

Decir y hacer
en muchos casos es posible realizar un acto exactamente del mismo tipo, no
con palabras escritas o habladas, sino de otra manera; como por ejemplo
apostar colocando una moneda en la ranura de una máquina automática.
Expresar las palabras (en el caso de los realizativos) es, por lo común, un
episodio principal, si no el episodio principal en la realización del acto, cuya
realización es también la finalidad que persigue la expresión. Pero dista de ser
la única cosa necesaria para considerar que el acto se ha llevado a cabo.
Siempre es necesario que las circunstancias en que las palabras se expresan
sean apropiadas de alguna manera. Además es menester que el que habla, o
bien otras personas deban también llevar a cabo otras acciones determinadas
físicas o mentales, o aún actos que consisten en expresar otras palabras. La
acción puede ser llevada a cabo sin usar expresiones realizativas y en todos los
casos las circunstancias, que incluyen otras acciones, deben ser las adecuadas.
Claro está también que las palabras deben ser dichas son “seriedad” y
tomadas de la misma manera, es fundamental que no se esté bromeando ni
escribiendo poesía o ficción. La seriedad de la expresión consiste en que ella
sea formulada como signo externo y visible de un acto espiritual interno. Es
además apropiado, que la persona que expresa la promesa tenga una
determinada intención, a saber, cumplir con su palabra.

Conferencia VIII
Comenzaremos distinguiendo todo un grupo de sentidos de “hacer algo”, todos
los cuales quedan incluidos en la afirmación obvia de que decir algo es hacer
algo. Esto incluye la emisión de ciertos ruidos, la de ciertas palabras en una
determinada construcción y con un cierto “significado” en la acepción filosófica
preferida del término, esto es, con una referencia y un sentido determinados.
Austin llama al acto de “decir algo”, en esta acepción plena y normal, realizar
un acto locucionario.
Austin propone que todo enunciado es el producto de tres fuerzas y distingue
entre el acto fonético, el acto fático y el acto rético.
El acto fonético consiste meramente en la emisión de ciertos sonidos. El acto
fático consiste en la emisión de ciertos términos o palabras, es decir, sonidos
de ciertos tipos considerados como pertenecientes a un vocabulario, y
adecuados a cierta gramática. El acto rético consiste en realizar el acto de
usar esos términos con un cierto sentido y referencia más o menos definidos.
Algunas observaciones: es obvio que para realizar un acto fático tengo que
realizar un acto fonético o, si se prefiere, al realizar uno estoy realizando el
otro. Es obvio que al definir un acto fático agrupamos el vocabulario y la
gramática, además de la entonación. El acto fático, como el fonético, es
esencialmente imitable, reproducible.
El acto rético es el que se registra en el caso de las aserciones. Este es el
llamado “discurso indirecto”. El sentido y la referencia son en sí actos
accesorios realizados al realizar el acto rético. Según Austin podemos realizar
un acto fático que no sea un acto rético, aunque no a la inversa.
Austin plantea que realizar un acto locucionario es en general, realizar un
acto ilocucionario, esto es, llevar a cabo un acto al decir algo, como cosa
diferente de realizar al acto de decir algo. En la realización de estos actos hay
una intención del hablante que se denomina fuerza ilocucionaria que puede
estar implícita o no y que se expresa a través de un acto realizativo.
En un tercer sentido, decir algo producirá ciertas consecuencias o efectos sobre
los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio o de quien emite la
expresión o de otras personas. Y es posible que al decir algo lo hagamos con el
propósito, intención o designio de producir tales efectos. La realización de un
acto de este tipo de denominará acto perlocucionario.
Se pueden distinguir los actos de la siguiente manera: “dijo que…” (acto
locucionario), “sostuvo que…” (acto ilocucionario) y “me convenció de que…”
(acto perlocucionario).
El acto que Austin se propone estudiar y contrastar con los otros dos, y que
considera como más importante es el ilocucionario. Este acto es un acto
convencional; un acto hecho de conformidad con una convención.

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