En 1987, Ignacio Martín-Baró presentó una conferencia en la Pontificia Universidad
Javeriana Bogotá durante la conmemoración de los 25 años de la Facultad de Psicología en esa institución. Los contenidos de la psicología de la liberación fueron el centro de la disertación y, como no podría ser de otra manera, Martín-Baró hizo un llamado al compromiso social y político de la psicología latinoamericana para contribuir a la transformación de las condiciones de exclusión y de violencia que se vivían en Latinoamérica. Solo dos años después, en noviembre, fue asesinado en el propio campus de la Universidad Centroamericana. Desde entonces, ese llamado reiterativo del psicólogo social ha sido un referente para la construcción de escenarios de transformación, y Colombia no ha sido la excepción. Citamos a Ignacio Marín Baró:
Sé que asumir como horizonte de la psicología latinoamericana la construcción de una
psicología popular que encauce la liberación histórica de nuestros pueblos contiene una alta dosis de utopía. Pero me atrevo a decir que se trata de una utopía de vida, en cuya búsqueda los psicólogos nos encontraremos con teólogos y campesinos, con “inventores de fábulas” y marginados, con revolucionarios y “condenados de la tierra” que mantienen obstinadamente la esperanza de un mañana diferente. (1987, p. 34).
La Psicología Social y algunas de sus áreas afines, como la Psicología Comunitaria y la
Psicología Política, son las que mayor visibilidad han tenido en Colombia, de cara a la atención y la transformación de las condiciones de violencia política y social que ha enfrentado el país. Sin embargo, en los últimos años, otras áreas de la psicología, como la clínica, la jurídica, la organizacional y del trabajo e incluso la educativa, han dado muestras claras de su compromiso político con el entorno en el cual desarrollan sus trabajos profesionales y académicos. De esta manera, el reto para la construcción de paz desde la psicología es para todas las áreas teóricas y aplicadas de la disciplina, como ha sido en los últimos tiempos, motivo por el cual es importante iniciar reflexiones que fortalezcan los aprendizajes actuales y que proyecten estrategias y análisis para comprender la tan esquiva paz a través de la convivencia.
Como psicólogos, estamos en la obligación de descomponer el trauma psicosocial y está en
la capacidad de transformar el miedo y la violencia en oportunidades mejorar el cuidado mismo y los otros. Debemos utilizar las ciencias sociales para ayudar a superar el pesimismo que nos aborda en cuanto a esta temática de igual forma la inocencia que tienen algunos actores de este conflicto. La psicología se debe imponer metas para construir la sostenibilidad de la paz para promover la convivencia no violenta. Castillejo-Cuéllar, A. (2014). “La Imaginación social del Futuro: notas para una comisión de verdad en Colombia”. En: Detrás del espejo: los retos de las comisiones de verdad, José Antequera (Compilador). Bogotá: Centro Distrital de Memoria Paz y Reconciliación, Alta Consejería para los Derechos de las Víctimas. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-89612017000100009