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El embarazo durante la adolescencia puede ocurrir por diversos motivos, así como le puede
suceder a cualquier mujer joven, aunque generalmente suele asociarse con mujeres abocadas al
fracaso escolar, con cierto aislamiento social y poca atención familiar; sin embargo, no está
únicamente ligado a esto, ni mucho menos solo al ámbito psicológico; la realidad es que
cualquier joven puede sufrir un embarazo no deseado si no toma las precauciones necesarias
durante sus relaciones sexuales, las cuales hoy en día se inician desde temprana edad y parece
ser algo ‘’normal’’ dentro de los patrones de la sociedad.
La crisis Venezolana se extiende de tal forma que se ha vuelto casi imposible sustentar las
necesidades biológicas y fisiológicas del ser humano, sin percatarse de sus consecuencias.
Rápidamente hemos alcanzado la tasa más alta de embarazos adolescentes de Sudamérica, con
101 nacimientos por cada 1000 mujeres de 15 a 19 años. Las cifras son alarmantes; el embarazo
adolescente en el país muestra un ritmo continuo de avance. En los últimos tres años las cifras
han aumentado, según las estadísticas oficiales, actualizadas hasta 2016 por el Instituto
Nacional de Estadística. Mientras que en 2014 la tasa de fecundidad entre adolescentes de 15 a
19 años era de 93 por cada 1.000 mujeres. Y en el 2017 llegó a 95 por cada 1.000, de acuerdo
con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, basadas en datos proporcionados por el
gobierno.
El sexo se ha mantenido como un tema tabú, pues en la mayoría de los hogares no se educa
sobre las actividades sexuales de la forma más segura y responsable de tal forma que los
adolescentes tomen conciencia al respecto, sin importar a la edad en que se inicien
sexualmente. Los padres normalmente se limitan al hablar de sexo con sus hijos, pues no lo
consideran algo fácil de explicar o simplemente lo ven como algo poco natural a temprana edad.
Por otra parte en las instituciones privadas o públicas también existe un déficit de información
sexual, el cual se debería incrementar para fomentar, ya que aproximadamente el 80% de los
jóvenes en los liceos tienen relaciones sexuales. Ellos deben recibir información y orientación
para que sus relaciones sexuales sean responsables y no solo estén protegidos de un embarazo
no planificado, sino también de infecciones de transmisión sexual.
Más allá de las causas o factores que se relacionan con el embarazo adolescente en situación de
crisis y la falta de insumos y apoyo médico disponible en el país para una adecuada
intervención y supervisión médica, mas los costos elevados que sobrepasan cualquier suma de
dinero accesible para una familia de estatus medio o bajo; los partos de adolescentes son de un
riesgo más elevado que el de una mujer ya desarrolladas completamente, las niñas no cuentan
con los nutrientes necesarios para un buen desarrollo del bebé, sus cuerpos no están
preparados para llevar un embarazo saludable y las complicaciones hacen que el riesgo de
fallecimiento de las madres sea más elevado.
Los nacimientos prematuros suelen ser comunes en este tipo de partos y presentan un riesgo de
abortos naturales. El bebé de un embarazo precoz puede nacer con malformaciones y un 50%
de más probabilidades de una muerte prenatal. Entre los riesgos psicológicos las adolescentes
tienen una alta probabilidad de sentirse rechazadas socialmente, miedo hacia la reacción
familiar; y suelen sentir rechazo por el niño debido a que la mayoría ven sus proyectos a futuro
y sus planes de vida desboronados.
La Organización Mundial de La Salud propone que los países tomen medidas como: “La
educación en la sociedad para reducir el número de matrimonios antes de los 18 años;
Aumentar el uso de anticonceptivos para evitar el riesgo de embarazo involuntario; Crear
políticas para proteger a las menores contra el abuso y las relaciones sexuales forzadas;
Incrementar el uso de servicios de atención prenatal, en el parto y posnatal en las adolescentes;
Fomentar el apoyo hacia la población mejor de edad a fin de reducir el número de embarazos
antes de los 19 años.”