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Mis recuerdos

- Manojo de rimas

Jesús E. Valenzuela

WN
789701
MEMORIAS
MEXICANAS

Mis recuerdos
Manojo de rimas

Jesús E. Valenzuela

Prólogo, edición y notas

Vicente Quirarte

(A CONACULTA
Índice

o 13
PLÓÍOgO ooctccttticc io 41
..oororrr
Advertencia editorial ...

MIS RECUERDOS
Gabino Barreda. Ígna-
El poeta Justo Sierra. Don
Díaz Covarrubias. En
cio Ramírez (el Nigromante).
ral. El dependiente de
la escuela conocí a Ramón Cor
a batirme con mi pro-
comercio Enrique C. Creel. Iba
saber la clase de Mate-
fesor don Emilio Baz, por no E 45
sn
DÁLICAS ooo... occc? A rel. Don
canas: 2001 na y Carlos Manuel Tambor
TL Epitacio Osu
Primera edición en Memorias Mexi Botánica y de Lógica.
Gabino Barreda, profesor de
rianos fueron Damián
Grandes estudiantes preparato
AL PARA LA CULTURA nso Rodríguez Miramón,
Producción: CONSEJO NACION Flores, Mauro Candano, Alo
Y LAS ARTES razas (hijo), Miguel Már-
Dirección General de Publicacione
s Miguel A. Escalona, Luis Ter
sabios doctor Ramos y
quez y Bernardo Urueta. Los 49
iones de Justo Sierra...
D.R. O De la presente edición Chicho Prado. Las superstic
generales Rosales, Án-
TIL. La Guerra de Reforma. Los
s
Dirección General de Publicacione
_ Calz. México Coyoacán 371 . En aquel entonces se
gel Martínez y Luis E. Torres
Xoco, CP 03330 z, Escobedo, Treviño
hablaba mucho de Porfirio Día
México, D.F. . El nombre de Porfirio
y Naranjo. El Chato Almada
país. Muerte de Juárez.
Las características gráficas y tipográfic
as Díaz llenaba los ámbitos del
la Dirección . Porfirio Díaz era un
de esta edición son propiedad de El triunfo de Lerdo de Tejada
CONA CULTA rorrrrrr ccoo
hombre de Estado .....eooc
General de Publ icac ione s del
de Chihuahua. Mis ami-
aprohibidala reproducción total
o par- IV. El coligallo feo y frío teatro
Todos los Derechos Reservados. Qued casitas. El buen cora-
cial de esta obra por cualquier medi
o o proc edim ient o, comp rend idos la re-
gos Enrique Creel y Andrés Hor
ción, sin la pre- El gobernador don Luis
prografía y el tratamiento infor mátic o, la fotoc opiao la graba
zón del rico Pedro R.Prieto.
Dirección General de Publicacione
s del rientes. Una comida
via autorización por escrito de la Terrazas tenía muchos malque
istro del señor Juárez
CONACULTA con Lerdo de Tejada. El min
ha guapa de Chihuahua.
quiso casarse con una muchac 56
ISBN 970-18-4711-3 anO ...0orocrottttos?
Don Sebastián no era un tir
Impreso y hecho en México
- En Casa dela familia Urueta.
El positivista don Ga-
bino Barreda. Huelgaen las escu XL Un abrazo, una moneda de oro y una
elas superiores. Cae cartulina. En
Lerdo y ocupala presidencia el Nueva York, Juan Burns me dijo: “Aquí está
general Díaz. Justo Enrique *
Sierra, subsecretario. El general Creel, hombrepráctico y hábil en las fina
Díaz supo dar a Mé- nzas y ne-
xico lo que quería. Mi ídolo era gocios. Lo buscaban los millonarios. Su
Altamirano. El ma- Obra como
ESO SIMA ro gobernador de Chihuahua. El Consejo
o o 59 Superior de
VL Enrique C. Creel me ofrece Educación. Creel protegió a Nervo, Urue
una moneda de oro. El ta y Parra.
general Jerónimo Treviño. Mi Los pobresy los ricos. Vicio y pereza
amiga Guadalupe de los unos y
Urueta. Bailamos en la Glorieta egoísmo de los 0tr0S. 0... 00.
Colón. Mis comen- ..Los 86
sales eran Justo Sierra, Manuel XI Año Nuevo 1882 en Nueva York
González, hijo, . Creel y Burns,
Alfredo Bablot y Eduardo Prado. compañeros de viaje. Burns pierde su
En casa de Telés- cartera. El
foro García conocíal general Car Niágara, Cleveland y Washington. Obje
los Pacheco. No tos históri-
vacilaba ante una copa bien llen cos mexicanosen tierra yanqui. Un traje
a o una hermosa del gene-
mujer. Pablo Martínez del Río ral Santa Anna. Encuentro con Oscar
tocaba admirable- Wilde en
E Hoffman House. Contrastes entre El Paso
VII El prefecto Lazo de la Vega 64 MU o
y Ciudad
era muy antipático. El 90
doctor Manuel Flores, hombre tod XII. Prieto, Riva Palacio, Sierra y Mate
o sabiduría y gra- os, compañeros
cia. Derrotó a don Gabino Bar en la Cámara de Diputados. Genio y figu
reda. Los colegios ra de Gui-
convertidos en cuarteles. El gen llermoPrieto. Riva Palacio, gran conversa
eral Díaz era muy dor. Ma-
Popular. Fue un fiasco Castañeda nuel Payno: memorias del golpe de Esta
y Nájera como do de 1858
director de la Preparatoria o y la supresión de la Preparatoria. Relacion
oo, 69 es de un
VIT. Barreda coronóa Juárez. Conl reformista con el clero. Altamirano y
a muerte de Ramírez, Riva Palacio,
el Partido Libera] perdió un Gra hombres de letras. Genio oratorio e
n Soetón. Los estu- histórico de
diantes amaban a Altamirano. Gra Francisco Alonso de Bulnes..........
n maestro de his- ......... 95
toria, Justo Sierra. El general Sós XIV. Larebelión del níquel. Riva Pala
tenes Rochay don cio en la cárcel de
Carlos de Borbón. El Hijo del Ahuizo Santiago Tlatelolco. Manuel González
te, Riva Pala- y la deuda
cio y VillasMa inglesa. Francisco Montesde Oca y la
73 circuncisión.
IX. Durangoy sus alacranes. Mi Cena con la baronesa Emilia Serrano. Fiest
encuentro conel ilus- as patrias
tre don Matías Romero. Las fies en la Escuela de Jurisprudencia y vers
tas y tardeadas de os alusivos.
Chihuahua. Admirable matemá Retrato del doctor Rafael Lavista ....
tico era Enrique .......... 100
Creel. Camino para Nueva York, XV. Miviaje a Hermosillo. El general
en donde iba a co- Henríquez. El ge-
brar un millón de pesos. Mi lleg neral Carbó hacía versos y bebía. Don
ada a Nueva York. Joaquín Redo
Penséen Justo Sierra. Broadway y el general Luis E. Torres. Creel se
y la Trinidad. Don me antoja un
Ma a cura. Nace mi hijo Emilio. Los terrenos
76 del Paseo
Lassiluetas de Ramón Corral y Enr valían mucho. Un gran negocio. Muere
ique C. Creel. De en Chapingo
origen pobre,eran hijos intelect el general González. Grandes honoresl
uales y morales de sí e hizo el ge-
mismos. Me separo de mis padr neral Díaz. El general Rocha. Algunas
es. La primera vez anécdotas
que vi nieve. Cómo conocí a Cree de este hombre singular y valiente. Jugá
l. Hombre total- bamos bo-
mente diferente a Ramón Corral. liche ese Rocha, el poeta Urbina y yo.
La popularidad del El general
general Díaz era inmensa. El Márquez recibió un bastonazo que
eximio don Rafael me dedicaba
Angel dela P Sóstenes Rocha. Un gran chinaco fue
a el general
Márquez. Surge el escultor Chucho Cont
reras. Sus
.
triste. La intervención de Chocano en una estafa
guisos y los paseos al Desierto. Varios acciden- 133
Don Miguel de Unamun0....ooooorererrerrs
tes. El Pájaro Federico Gamboa. Tablada. El Bus- los y Ta-
XXL El orador Jesús Urueta y los poetas Dáva
to de Chucho Urueta. La dama doña Alejandra José
blada. Las alegrías juveniles de Chucho y de
Redo. Beatriz Redo. Elfrac rabón de Sierra. Vive aba
Juan. Justo Sierra protegió a los dos, pero estim
en la casa del poeta Luis G. OrtiZ..........+- 105 c-
en mucho a Urueta. Éste era inmoral por convi
XVL Unacarta literaria dirigida a José Juan Tablada. Díaz
ción, en tanto que Tablada lo era por cálculo.
Expreso mi opinión acerca de los ataques que a o y ro-
Mirón y Rubén Darío. Luis G. Urbina, tiern
los poetas “decadentistas” endilgó don Victoriano íbel
mántico poeta. Fue un gran escritor. Paco Olagu
Salado Álvarez al libro de poemas Oro y negro -
fue también un gran poeta. Las promesas de enton
de Francisco M. de Olaguíbel ........... e 111 l
ces: Argúelles Bringas, Alfonso Reyes y Rafae
XVIL Segunda parte de la carta dirigida al poeta José más
López. Rubén M. Campos, poeta y músico. Los
Juan Tablada por Jesús Valenzuela. Sale a la de- Díaz
grandes genios mexicanos eran Justo Sierra y
fensa de los poetas de aquel entonces. La obra -
Mirón. El porvenir de la literatura mexicana: Nues
poética de don Justo Sierra, Díaz Mirón. Luis G. o 137
tra arqueología ....oooorrrrrrrrrrre tr
Urbina, Balbino Dávalos, Manuel José Othón,
Paco Olaguíbel y OLIOS .....oooooooorrorrrrs> 117
XVIIL Cómo nació la Revista Moderna. Urueta, el me- MANOJO DE RIMAS
jor orador de América. Manuel Pugay Acal y Juan
de Dios Peza. El pintor Julio Ruelas. Mis opinio- DE ALMAS Y CÁRMENES(1904)
nes sobre el movimiento literario modernista. .. 121
XIX. Jesús E. Luján Salvó a la Revista Moderna. Con- a 145
Luz de Lun
ferencias de Chucho Urueta, Porfirio Parra y mías. .. . r r 147
La voz de él
Tablada va al Japón enviado por Luján. Profundo O 151
Amhel
era su amor por el Mikado. Una curiosa paleta de 153
IN
Julio Ruelas. La entrada triunfal de Luján la re-
vista. Germán Gedovius. Eduardo Velázquez y el
atentado contra el general Díaz. Anónimosy aten- DE LIRA LIBRE (1906)
tado fraguadosporel inspector de Policía. Recor-
dando a Julio Ruelas. Opiniones sobre él ...... 127 e 155
El Niágara... o moor
XX. Muere mi amada compañera en Tlalpan. Mástar- 163
ELmera e
de, mi noble hermano José. Siempre estuvieron RA 164
A Justo SierTa ......oooooorrrrrrr rss¡a
en mis alegrías y en mis amarguras Justo Sierra y ............ 167
A la memoria del doctor Gabino Barreda
Rosendo Pineda. Ramón Corral nos ayuda a pro- 173
ÓN
longar la vida de la Revista Moderna. Manuel rrrrerrtos 175
General Antonio Rosales ...... +... eooor
Puga y Acal me iba a ayudar en la labor de dirigir 176
IN
la revista. Ataca a Rosendo Pineda y desisto de rrereres 177
Al escultor Jesús F. Contreras ....ooocoorr
mi deseo. Gratis y ante notario cedo a Nervo par- s 178
Las torre
te de la revista. Mi hijo Emilio me ayudó con todo =0o=o cccoc? 180
A Bernardo Couto CastillO....... ++ <<...
afán a hacerlo. Enfermo y ciego camino por la 181.
EN
vida. La muerte de Ruelas me dejó profundamente r 183 11
En la Reforma... ..oorrrrrrr r
10
erctotos 184
Algeneral Sóstenes ROCHA... 0oooorororor
so 185
Miúltima plegaria .....oooororrrrrrerrerericto

DE MANOJO DE RIMAS(1907) Prólogo


e 186
Dí ocr
188
A dés
189 A mi maestro Héctor Val
A
emma BA 191
MT ooccguena sr mm qa e a BR
o 192
Villor por-
193
s denominael primer día del
Elhistoriador José C. Valadé
VllDo. r
194 aun sin ten er
a A cd
A el imaginario social,
1 firismo al instante cuando rég ime n, pre -
d de un hombre y su
A
ne e E 196 idea precisa de la longevida e, una fec ha de
Mossos rre E nueva era. Igualment
sintió el comienzo de una on-
día de la Revista Moderna. Ent
A 198
TIV julio de 1898 fue el primer i-
200 ar, par a mod
r del México finisecul
EV c
202 ces apareció en el escenario or. Ese día fue
AAA cr relación conel lect
ficar la idea de literatura y Su sen-
ER cer o
204
ús E. Valenzuela,el hombrerico,
206 también el primero de Jes nue str a lite ratu ra
ERE cc rr AA
e en la historia de
207 sible y generoso, que entró o de su obr a.
AAA a que con el talent
antes con el genio de su vid tena-
ML rcnare ee rmnna ARA d 208
Examinar las dieciséis pág inas de esa publicación cen
r a EA 209
Sus fundadoresin ten tab an, de lo
RO ma ria, como preludio de lo que
RA 210 , sin pre ten der lo,
RL....ooonossdams sr me E,
a eron, de lo que
211 que prometieron y no cumpli nes y sus log ros .
VÍ e. icocamonr rs r
m r sus contradiccio
212 consiguieron, es comprende s lla mad os por
sus redactores —lo
A Hoy, el núcleo original de histo-
En
213
s—, forma parte innegable de la
Tablada siete trovadore os ell os —c on ex-
obra de casi tod
ria de la cultura, aunque la el olv ido y no sea
haya caído en
r 215 cepción de la de Tablada— a del mod ern ism o,
Índice ONOMÁSTICO. .....ooorrrrrrr r significativ
antologada como la parte más del dec ade nti smo .
r y mexicana
en su vertiente muy particula n en la his tor ia de
de su significació
Es desde el punto de vista ores
ent end erla importancia de los escrit
las ideas que debemos o exa min ar la fi-
e terreno es precis
de Revista Moderna. En est tuv o en dej ar
a y la urgencia que
gura de Jesús E. Valenzuel tor ia cul tur al hay
contexto de his
testimonio de su paso. En ese oria
ido de la urgencia por dejar la mem
que juzgar un texto nac ecc ión natu rali sta,
es un libro de dis
impresa. Mis recuerdos no escr itur al, com o
por la inteligencia
sintácticamente articulado poc o se par ece
erico Gamboa. Tam
sucede con el Diario de Fed
12
a los libros de memorias que, más
de veinte años después
de los acontecimientos, escrib compañeros encontraran en su caminola fortu
ieron protagonistas como Jos na, la clarividen-
Juan Tab lada o Rubén M. Campos. Ent é cia y la prodigalidad de Jesús E. Valenzuela
re 1908 y 1909, Valen- , quien junto con
zuela dicta al joven Carlos A. Jesús E. Luján proporcionaría los elementos
Serrano la suma de imágenes materiales nece-
la memoria, urgida Por la que sarios para que la Revista Moderna (1898-19
proximidad de la muerte, le 11) se convirtiera
registrar. Pobreza estilística, exige en órgano de los modernistas y decadentistas
repetición de nombres y suc mexicanos y lazo
desorden de fechas e imprec esos, de unión entre los poetas de habla hispana.
isión de datos ofrecen al lec
escuchael testimoniodirecto tor- Al criticar el poema de Tablada, el régimen
de la agonía de un hombre en estaba conde-
dio del naufragio de un tiempo me- nando la ciudadinterior, el espacio para el amor
mexicano que igualmente lle profano, pro-
a su fin. gaba piciado y condenadoporel sistema. Gutiérrez
Nájera,el árbitro
Cuando Rosendo Pineda, en de la elegancia porfirista, que tanto en sus cróni
su calidad de hombre de con cas comoen las
fianza de Porfirio Díaz, com - propiaseditoriales de la Revista Azul prodigabae
unicaal poeta José Juan Tab logios a la se-
queel joven escritor de talent lada ñora Romero Rubio y a su corte de seguidores y
o puede elegir entre unasilla cortesanos, se
Cámara de Diputados y una en la limitó —lo cual ya constituyó un gran logro—
celda en la Penitenciaría, el a descubrir los
diamante de la poderosa maq eje de elementos que habrían de conformar una nuev
uinaria porfirista no sospec a estética y por
que su"velado soborno iba haba lo tanto una nueva poética de la realidad; sus
a constituir el inicio de la continuadores
tura mexicana moderna. La litera- quisieron llevar las conquistas del Duque a la cons
causa de la oferta anterior umación del
había programa modernista, y si bien del conjunto de
nombres que
rompieron sus lanzas en las páginas de la Revista
Moderna, po-
cos sobrevivieron al tribunal de salud pública del
tiempo, más
elocuente y notoria fue la poética vital que desar
rollaron en la
ciudad porfirista: las viñetas perturbadoras de
Julio Ruelas;
la alcoba como espacio parala transgresión y los
placeres sen-
suales; el himno a los paraísos artificiales dond
e el ajenjo era
dios y la mariguana su virgen lugareña, fueron algun
os de los
signos externos de su breve y privado movimien
to de libera-
ción. Héctor Valdés resume la diferencia entre Revis
Madame Bovary—, pero ta Azul y
las buenas conciencias mex Revista Moderna, así como entre dos mane
icanas ras de concebir la
nO se inmutaron ante la tra relación de la escritura con el Estado:
viesa audacia del Duque. En
bio, la moral ofendida pedía cam-
para Tablada la condenación
ostracismo. y el En la Revista Azul, literatura y sociedad son dos
conceptos que
Un temperamento sanguíneo pueden estar unidos; Gutiérrez Nájera, cronista
comoel de Salvador Díaz Mi- por excelen-
rón hubiera reaccionado ant cia de esta publicación, extrae de un hecho
e semejante descalificación social una lección
trabajo porparte de la autori de su para sus lectores. La Revista Moderna rompe tácit
dad con versos aún más iracun a y expresa-
La república literaria tuvo la dos. mente la uniónliteratura-sociedad, y sólo hará caso
buena fortuna de que el autor de ésta cuan-
poema fuera José Juan Tab del do esté presente en un hecho cultural. La mayor
lada y respondiera a su soc parte de los
iedad modernistas son seres que viven una inquieta y
amarga bohe-
mia que los mantieneal margen de la sociedad; visit
an frecuen-
temente los prostíbulos y otros centros de activi
sus propios demonios, el esc dad nocturna
ritor precisa tres armas: fue [...] consideran esta forma de vida como parte de
14 talento y estrategia. Quiso rza, la suya [...]
tambiénel azar que Tablada "Sin embargola tolerante sociedad se muestra
y sus airada al verla
literatura contaminada de una realidad; en la
Revista Moderna 15

A
A
está la huella patente del mun
do licencioso en que se movían
sus artistas.! Enrique Creel y Ramón Corral, futu
ros políticos del círculo
doradodel porfirismo.
En 1898, cuando Valenzuela se A diferencia delresto de los colabora
convierte en el mecenas de Re- dores de Revista Mo-
vista Moderna, tiene 42 años de derna, que nacen bajo la administ
edad, mientras roza la treintena ración porfirista, Valenzuela
la mayor parte de los poetas a qui es un hombred e dos reinos, un puente entre
enes favorece. En la década dos generaciones.
quedurala revista, hacen su apar A los 17 años de edad, llega por
ición lostres libros de poemas primera vez a la ciudad de
de Valenzuela —Almas y cármen México, en diciembre de 1873. E] suic
es (1904), Lira libre (1906) y idio de Manuel Acuñaera
Manojo de rimas (1907).2 No obst la noticia más notoria en los diarios
ante la anarquía y la irregula- capitalinos, pero la vida
ridad con la que suma sus vivencia era un proyecto más importante para
s, el texto resulta definitivo el apétito de Valenzuela.
para conocersu personalidad y En uno de sus primeros poemasescri
completar el mosaico de imá- birá la que iba a ser su
genes que de él hicieron sus con divisa fundamental: “Valor para la
temporáneos Amado Nervo, muerte es lo que sobra/ va-
Rubén M. Campos, José Juan Tab lor para la vida es lo que falta”.
lada y Rafael López. Instalado en una casa de la
Aunque los estados norteños de Chi esquina del Reloj y la Encarnación,
huahua, Sinaloa y Sono- aprovechalas buenasrela-
ra se disputaban habersido su cuna ciones de su familia para ponerse en
, Jesús E. Valenzuela nació contacto con Jesús Urueta,
el 24 de diciembre de 1856 en Gua pero se vale de su propio ingenio y
naceví, población del estado perpetua rebeldía para con-
de Durango. Su padre era poseedor vertirse en el estudiante más popular
de las minasdel Barrón, en de su clase. Revalidados
Rosario, Sinaloa, por lo que la fami los estudios que había realizado en
lia se instaló en la cercana Chihuahua, quedainscrito
población de Choix. De ahí que los en la Preparatoria en segundo de Mate
primeros recuerdosdel niño máticas. Su ingreso coin-
Valenzuela pertenezcan a ese esta cide con unaserie de ataques aparecid
do, donde en plena guerra de os en la prensa católica.
Intervención mira el paso de las trop Comohija de la Reforma, la Preparat
as republicanas al mando oria, positivista y en con-
de los generales Ángel Martínez secuencia —se decía— atea, gozaba
y Antonio Rosales, a quien de una leyenda negra que
posteriormente verá convertido en causaba la hilaridad de Valenzuela:
estatua en el Paseo de la Re- “En la Preparatoria las cla-
forma. A la caída del Imperio, Val ses comienzan por llamar al alumno
enzuela alterna la lectura de al pizarrón y decirle: “No
novelas de capa y espada con aquellas hay Dios, los santos son mentiras,
que sobre el periodo his- pinte usted un triángulo””.
tórico inmediato escribe Juan A. Mat La agudeza del joven norteño no
eos. Realiza sus estudios escapa a la perspicacia de
secundarios en Chihuahua, donde Gabino Barreda, quien lo adopta com
es compañero de banca de o uno de sus alumnos pre-
dilectos y lo distingue con su amis
tad. Justo Sierra recordará
más tarde: “El doctor Barreda me
l Héctor Valdés, estudio introducto decía: “Tolere usted a este
rio a Revista Moderna, edición facsim muchacho sus impertinencias, porq
CO, UNAM, 1987, p. XVIII. ilar, Méxi- ue va a morir muy pronto;
2 Además de estas obras, el Dicci su palidez de cera, sus constantes
onario de escritores mexicanos y
la mayor parte
estremecimientos febriles,
de las bibliografías atribuyen a Jesús
E. Valenzuela la autoría de Miserias están diciendo su enfermedad””.
libro publicado en París, sin fecha, con el pie de impre humanas,
nta de la Viuda de Ch. Bouret. Iconoclasta e irreverente, Valenzuelah
El autor aparece comoJ. Valenzuela
, además sin la E intermedia con la alla siemprela ocasión
firmaba nuestro autor. Miserias huma que siempre para hacer alarde de su ingenio, su
nas lleva como subtítulo “Cuentospa valor o su fortaleza física.
esas nubecitas que volando, volando, recidos a Sus amigos de juventud y madurez lo
generosidad de Fernando Tola de Habi
se disipan como el humo”. El buen
olfato y la recuerdan de gran estatura,
ch mehicieron llegar dos folletos firma con rasgos que denotaban la sang
J. Valenzuela: Secretos del alcoholism
o (París-México, Librería de la Viuda
dos por re tarahumara que fluía por
Bouret, 1900) y Lo que nodebe calla de Ch. sus venas, en contraste con su cabe
rse. Miniatura clínica (México, Impre llera rubia y su pasión cos-
nta de mopolita. Así evoca su inicial encu
entro Ciro B. Ceballos:
“...antojóseme por su aspecto, un
ironía: Jos textos de J. Valenzuela —de quien
no mehasido
heroico cacique de la Arau-
ción alguna, aparte de la bibliográfica— posible obtener informa-
demuestran que era el apolíneo docto
16 del dionisiaco señor Hyde que firma
ba como Jesús E. Valenzuela.
r Jeky!1
3 Justo Sierra, “Jesús E. Valenzuela
”, en Crítica. Obras completas,
1948, t. III, p. 470. México, UNAM,
17
cana, un guerrrero de esos que aparecen en la glorio
sa leyenda
de América, comoépicos trofeos descolgados de la panop de Tejada. Se aloja en el Hotel Astoria, cuya habitación cede
lia de
Ercilla”. Su desfachatada sinceridad tanto disgustó a su posteriormente a Corral. En México, Valenzuela goza de la
profesor
de matemáticas Emilio G. Baz, queretó al alumno a amistad de Carlos Pacheco, también chihuahuense, goberna-
duelo, alter-
cado que pudoevitarse tras una sabia negociación entre dordel Distrito y ministro de Fomento durante una década, hasta
ambas
partes. Inicialmente discípulo de Altamirano enla clase su muerte en 1891. No obstante haber perdido un brazo y una
de histo-
ria, más adelante tiene una diferencia con Justo Sierra, pierna en la batalla del 2 de abril, continuaba siendo un hombre
sucesor
de la cátedra, pues mientrasel ilustre historiador apunt en pleno ejercicio de sus actividades profesionales y lúdicas.
aba que
la civilización más antigua era Egipto, Valenzuela El retrato que de Pacheco traza Valenzuela en Mis recuerdos
indicaba
queera la India, tal como lo había enseñado Altamirano ilustra la concepcióndela vida y la educación sensual que pos-
.
Discípulo también de Ignacio Ramírez, Valenzuela refutó teriormente transmite a sus protegidos.
al
temible Nigromante al afirmar la laborcivilizadora
del cris-
tianismo. Ramírez montó en cólera, pero ante la solidez Era un hombre que gustaba del placer. No vacilaba ante una
de los
argumentos de su pupilo, el profesor tuvo la galantería copa bien llena o una mujer hermosa. Un día me fui a bañar con
de po-
nerle la más alta calificación. Discípulo, así, de los veter él, pues tenía baño ruso en su casa, en la 2a. de Humboldt, en la
anos
liberales que en el aula apuntalabanla restauración de la cual se instaló mástarde la Secretaría de Gobernación y medijo:
Repú-
blica, Valenzuela se convertirá en importante puent —Usted es amigo de la señorita fulana. Por ella yo daría lo
e con los
escritores de la generación más joven. Nutrido en las Obras habido y lo no habido. ,
de
Comte, Stuart Mill y Baih, Valenzuela se educa en una escue —¿Conoce usted el cuento del diablo? Un día llamó unoal
la
que permite nuevas visiones del mundo. diablo y le dijo que le daba su alma si le conseguía lo que él
Atraído por la política, pero más por la poética y el apara deseaba. “¿Qué deseas?”, dijo el diablo. “La mujer más bonita
to
que rodean al poder, Valenzuela suma a su cultura liter del mundo.” “Para mí la quisiera”, exclamóel diablo. “Para mí
aria la
observación de la conducta de políticos, militares y empleados, la quisiera.”
ejercicio que posteriormente le servirá para convertirse en con-
fidente o consejero de muchos deellos en el territorio comú El tiempo madurará la generosidad y la sabiduría deValenzue-
n
de cantinasy restaurantes. Alterna sus estudios con sus prime la. El ejercicio del cuerpo ante el espejo de la mujer y en la
-
ras colaboracionesen El Iris y en La Libertad. El futuro mece- práctica no menos sensual del baño fueron sus primeros rega-
has encuentra a un benefactor en Gregorio Horcasitas, quien los a José Juan Tablada, poeta al que Valenzuela admiró, antes
le
publica El libro del corazón, cuya edición íntegra, “para de conocerlo a través del poema “Ónix”, resumendela pérdida
que
nadie la viera”, se apresuró a comprar Valenzuela, ya converti- de fe de los autores modernistas: el fraile, el amante y el gue-
do en diputado. rrero, las únicas tres ocupaciones que en opinión de Baudelaire
Aunquesu centro de operacioneses la capital, hace continuos eran capaces de cambiar el mundo al subvertir el orden bur-
viajes a Chihuahua. El que realiza en 1881 es significativ gués, no sirven más como consuelo a Tablada:
o del
progreso que en materia de comunicaciones había logradoel
país. Si en 1873 había necesitado cuarenta días para cubrir la ¡Fraile, amante, guerrero, yo quisiera
distancia entre Chihuahua y México ahora realiza el mismo viaje saber qué oscuro advenimiento espera
en dieciocho jornadas. En Choix y Batopilas, se realizaban gran- el anhelo infinito de mi alma,
des bailes y banquetes para celebrarel retorno del hijo pródigo, si de mi vida en la tediosa calma
íntima amistad con Luis Terrazas. Ya como diputado, Valenzuela no hay un Dios, ni un amor, ni una bandera!
viaja a Nueva York, donde se entrevista con el más ilustre de
18 los mexicanos en ese exilio, el expresidente Sebastián Lerdo Pocas veces en la historia de nuestra literatura, un poema fue
pagadotan pródigamente. Con aparente ingenuidad, Valenzuela
Tablada vio por vez primera a
en el Paseo de la Reforma donde
pregunta a Tablada cuál es su peripatética preferida. A la res- ector y amigo:
quien iba a convertirse en su prot
puesta verbal del poeta, el mecenas, como genio poderoso, cum-
ple el deseo. Evoca Tablada: enos, frente a la Glorieta de
Enel lote mejor de aquellos terr a
tunado su palacete, de donde solí
Colón, construyóel poeta afor
Aquel mi primer encuentro con Valenzuela duró tres días con maderaclara, tirado por brioso
surgir un char-a-bancs color de
sus noches. Su hospitalidad amplia hasta parecer principesca, poeta mismo manejaba.
tronco que, vestido de charro, el
obsequió al nuevo amigo con cuanto pudiera halagar un frenesí la fortuna y de la populari-
En el apogeo de la juventud, de de
vital enardecido por fantasías de artista, fortalecido por prácti- como aquel sol que dándole
dad, la vida brillaba para él
casatléticas y tenido a raya sólo por la necesidad del trabajo y haci a el cent ro de la Met róp o-
cara, cuando lanzaba su carruaje
el pecunio escaso... lar el viril rost ro mor eno, el traje galoneado y la
li, hacía bril
Tres días de Las noches arábigas; tres días como de Venecia
- fina piel de los caballos.
en carnaval; tres días de la tournée des Grands Ducs, trasplan
tados a Tenochtitlan, que fueron como Oasis en una juventud de to de la república literaria y
Un signo indicador del crecimien
durezas y privaciones.* ho de que la mayor parte de los
su actuación en la urbe es el hec
an en la periferia y no en el
poetas de la Revista Modernahabit
Mientrasel poeta romántico reivindica para su gloria el servi- tación de Valenzuela, Tablada
viejo centro de la ciudad. A imi
cio a la patria y la pobreza honrada, los autores finiseculares no r de comprar alfombras, si-
levanta su espacio propio: en luga
rechazan el dinero proveniente del trabajo metódico ni de ne- go suyo y adquiere, a precio
gue el consejo de un médico ami
gocios mercenarios, ajenos al puro ejercicio de la pluma. Aun oacán, entre Tlalpan y Chu-
más económico, un terreno en Coy
en la práctica escritural, el México de fines del siglo XIX y. los constructor y sus amigos bo-
rubusco. El poeta se convierte en
albores de nuestra centuria se caracteriza por su profesionali- nco de sus burlas: lo llaman
hemios no tardan en hacerlo bla
zación. La relativa paz porfiriana propicia nuevas publicaciones a las excursiones 4 la ciudad
faraón, cuando debe renunciar
periódicasque, al incrementar su tiraje y sus lectores, permiten nes de lujo, para completar la
nocturna y a la compra de edicio
al escritor y al periodista vivir de lo que escriben; artistas plásti- o media docena de vigas. El
raya y pagar un ciento de ladrillo
cos como Jesús E. Contreras aúnan a su enorme capacidad crea- un bohemio profesional pero
artista de principios de siglo es
tiva un espíritu de empresa, acorde con la naciente sociedad zado que realiza su labor con la
también un trabajador especiali
industrial. Lo que José C. Valadés denomina“el espíritu de lo obrero, como demuestran con-
dedicación y disciplina de un
ciclópeo” permeala actitud de los artistas tanto en los modos el propio Tablada.
cretamente Jesús F. Contreras O
de expresarse comoen la forma de concebir la vida. José Juan ico lleva a Valenzuela a
La expansión dela ciudad de Méx
Tablada se dedica en alguna época de su vida a la venta de vi- ro de los Pinos, Chimalistac y
ocupar otros enclaves: San Ped
nosy terrenos en la primitiva colonia del Valle, mientras Valen- la educación sentimental y es-
Tlalpan, hitos determinantes en
zuela aumenta su fortuna material gracias a la visión que lo Al igual que Ragueneau, el
piritual de nuestros modernistas.
lleva a adquirir varios terrenos del Paseo de la Reforma, cuan- que alimentaba a sus amigos
pastelero de Cyrano de Bergerac
do éste era, comoen las litografías de Casimiro Castro, “una uela y su esposa Jvanita Gon-
poetas a cambio de versos, Valenz
ínfima calzada entre huejotes escuálidos”.* Fue precisamente entos vates, músicos y pinto-
zález recibían a sedientos y hambri
rrumpidasni siquiera cuan-
res en comidas dominicales no inte
impidió presidir la mesa. Los
4 José Juan Tablada, La feria de la vida, México, Botas,
1937, p. 446.
do la enfermedaddel anfitrión le
terrenos, y de la manera en que eos al Pedregal de San Ángel,
ágapes eran rubricados con pas
5 Para dar una idea del aumento en el precio de los
metro cuadrado de terre-
Valenzuela labró su fortuna, baste mencionar que en 1872 el
a centavos, mientras que
no a lo largo del Paseo de la Reforma valía un peso cincuent 21
Arquitectura porfirista.
6 José Juan Tablada, op. cit., p. 441.
en 1903 se cotizaba en 25 pesos. Véase Elena Segurajá uregui,
20 La Colonia Juárez, México, UAM Azcapotzalco, 1990,p. 52.
sen-
erna, con el mecenazgo y la
ahua, Prieto y Zarco, la Revista Mod y
donde, bajo la bendiciónde las cervezas Edelweiss y Chihu nombre Jesús —Va len zue la
continuaban las conversaciones oscilantes entre el arte y la po- sibilidad de dos mecenas de do de con ver -
eza interior, al gra
os Luján—, crea su propia fortal
lítica. La casa de San Pedro de los Pinos añadía a sus encant o sino en “una de las sal as de arte
anteri or, el poeta Luis tirse no sólo en lugar de trabaj el
el prestigio que le había dejad o su dueño
Así recuerda Rubén M. Campos
el acto más lujosas de México”.
Gonzaga Ortiz, muerto el 28 de mayo de 1894. Con l nada tenía— de los mod ern ist as:
de compr ar su casa, Valen zuela parecí a cuartel general —que de cuarte
—inconsciente o no—
había realiz ado alguna s de las i-
tomar la estafeta de Ortiz, quien ces chinos de seda con magníf
lica Valenzuela hizo colgar Sus tapi
veladasliterarias más rumbosas,tras el triunfo de la Repúb a chino en que se veí an pája ros
cos asuntos del arte animalist
en 1867.” plu maj es, y tapices fielmente imita-
que la rutilantes de maravillosos
Tras de que la generosidad de Jesús Luján permitió ; hizo poner como anunciado
res €
sobre papel cuché, Valen zuela dos de los gobelinos antiguos pod ían
Revista Moderna se imprimiera nos bien esculpido s que
de oficin as propia s. Al inaugu rarlas introductores al salón dos fau ar y el
propusoel establecimiento lo, el uno saludando al entr
io Bor- permanecer de pie sin zóca
en el corazón del corazón de la urbe, en el añoso Edific que sé sirviese pas ar la per son a
an su manifi esto de ocupa ción de la otro indicando con las manos res ent aba n
da, los modernistas rubric es y bronces que rep
de la escrit ura no se manifi esta que entraba; colocó mármol o pon er
ciudad: la profesionalización ángulos; en el cen tro hiz
to de los espaci os para public ar y divinidades paganas en los ión,
exclusivamente en el aumen cio sam ente esculpidaparala redacc
econó mica para el artista , sino tambi én en una espaciosa mesa pre torn eado s;
en una mejorsituación de respaldos y bra zos
ambie nte interi or de los moder nista s no es rodeada de cómodos sillones ific aban su
la formade vivir. El osas pinturas que test
l Payno en los muros hizo colocar vali
el museo delas antigiiedades a la manera del que Manue inajes de las puerta s y de las vent a-
Ángel , sino el museo vivien te de la moder- - pasado esplendor; y los cort Rev ist a?
conservaba en San a la instalación de la
Estado y nas daban un aspecto señorial
nidad, el ámbito de un particular que compite con el
nuevos ricos
trata de educar estéticamente a una sociedad de ia en la literatura y en los mod
os
ilusió n del ornato que en la esenci a del objeto, El espacio privado se privileg por enc arg o de
que cree más en la propios artistas O
José To- de vivir. Por iniciativa de los
debilidad que habrá de ser satirizada en las novelas de la vida cotidiana. Tab lad a cre a
l Alta- sus mecenas, el arte entra €n
más de Cuéllar. Con su agudeza habitual, Ignacio Manue tica vital, mientras Porf irio Día z
posterior al con su casa japonesa una poé
mirano señalaba en la sociedad inmediatamente el dis eño de su estudio —homenaje
a
en una casa solicita a Antonio Fabrés
triunfo de la República: “Es rarísimo encontrar particular de la call e de Cad ena .
mo encon- la clase militar— en su casa
opulenta de México una galería de pinturas: es rarísi hac e retratar al principio del Libro de
trar en un salón un cuadro valioso, un bronce exquis
ito, un már- Antonio García Cubasse
eado de esculturas, pinturas y
afías no mis recuerdos en su estudio rod
mol notable, siquiera un grabado de mérito. Fotogr .
he aquí libros simétricamente ordenados
siempre buenas, juguetes de zinc, muñecos de pasta, zad ore s del sur de la ciudad, Jesús E.
Comopioneros coloni
los adornos que se creen de buen gusto”. a fueron vecinos. El estudio del
trala Valenzuela y José Juan Tablad
Másque unaaustera sala de redacción, como lo demues cuyos rosales llenaran el luga
r,
litografía de primero no daba a un jardín
desnudez del cuarto que ocupa “Elcajista” en la ial de El retrato de Dor ian Gre y,
convivían de- comosucedeen el capítulo inic
Hesiquio Iriarte de mediados de siglo, y donde en arriates, CuyO penetrante per-
ros como pero sí a un patio de naranjos
mocráticamente los maestros tipógrafos con minist
en 1900, prólogo de
La vida literaria de México
cismo de 1867 y sus veladas 9 Rubén M. Campos, El bar. Mis recu erdo s, Valenzuela conce-
7 Véase Enrique Fernández Ledesma, “El romanti 1996, p. 113. En
UNAM (Al Siglo xIX. Ida y Re- Serge 1. Zaitzeff, México, UNAM, revis ta corr espondió a Jesús
literarias”, en Nueva galería de fantasmas, México, ento de las oficinas de la
de el mérito que en el equipami con cajones para cada redactor
greso), 1995, pp. 125-129. elega ntes, una gran mesa
23
”, en Memorias, reliquias y Luján, quien “comprósillas
8 Citado en Juan de Dios Peza, “José María Velasco
1990, pp. 173-174 . y una lámpara espléndida”.
22 retratos, México, Porrúa,
nión entre el
fume acompañaba la conversación de los amigos. Tablada con- o las estrofas, pero difícilmente logran la comu
ra: o
fiesa su deuda con quien había tenido la fortuna de conocer cielo y el infierno que anima a la verdadera obra maest
de expresar cabal-
personalmente o saber multitud de anécdotas sobre los escrito- le faltó para ser un gran poeta, sino el don
la altur a de su pensa-
res de la generación anterior. Sin embargo, la comunicación de mente la profundidad de su emoción y
s dones; su intelecto
los dos amigostiene tejidos más finos para comprenderla rela- miento [...] En cambio, poseía los demá
sía y su sans
ción entre el enamoradodela belleza y quien es capaz de trans- era prócer, vasta su cultura, exuberante su fanta
ectib le y aguda”.
formarla en un objeto autónomo. Tablada, el poeta explorador lidad ante toda manifestación de belleza, indef
fica la percep-
de las numerosas vetas de la expresión verbal, hallaría en De acuerdo con T.S. Eliot, el poeta que modi
y conocimiento
Valenzuela a un hermano que a su sensibilidad unía una canti- ción de una época debe poseertalento individual
era un profundo
dad mayor de horas de vuelo. Si los tiempos de moral ambi- de la tradición que lo antecede. Valenzuela
extra njera , pero la
valente eran, como decía Rafael López, aquellos en los que conocedor dela literatura mexicana y de la
umar el matr imo-
“los panales de Gutiérrez Nájera nos alimentaban con mieles mayor parte de sus poemas no alcanza a cons
a la obra maest ra.
de Francia y Tablada nos llenaba de terrores voluptuosos, em- nio entre el cielo y el infierno que anima
de cincu enta poe-
briagándonos con la morfina de sus misas negras, como un Sumo Revista Moderna incluyó en sus páginas más
combinaciones
Pontífice del mal”,' Tablada halló en las conversaciones con mas suyos, realizados con las más diversas
el cano n modernista.
Valenzuela una nueva orientación para su drama personal, ali- métricas y estróficas, tal y como ordena
elo , resuenan los
mentada en las aventuras paralelas de sus hermanos malditos: En su poematitulado elocuentemente “Anh
Gauti er, traducido por
ecos del poema “Al arte” de Téophile
de manif iesto en el nú-
Vivía yo con el blasfemo Richepin, con Rollinat, el lamentable Balbino Dávalos y aparecido a manera
el prece pto esculpe,
cantor de las almas, de las neurosis y de las lujurias; el inverna- mero inicial de Revista Moderna. Como
dero malsano de Baudelaire, la ciudad maldita de Verlaine, el cincela y lima” de Gautier, Valenzuela exige :
laberinto de Mallarmé; esas eran las estaciones de mi extravia-
do viacrucis. Y tú me condujiste a tu biblioteca como a un bau- Y si el verso, la inmensa frase rítmica,
tisterio, fuerte de fecundantes aguas lustrales. Ahí el neófito te atrae acaso, acuérdate que es santa,
cambió su intransigente fetichismo por una religión más am- y no produzcas versos que no vuelen
plia, más verdadera, más humana." cual victoria inmortal de Samotracia.

Generoso favorecedor de sus mosqueteros malditos, en sus pro- Porque ultrajar la Santa Poesía
pios poemas Valenzuela manifiesta un espíritu conciliador, re- conestrofas sin música y sin alma
y atentar a las cuerdas dela Lira,
ligioso y optimista, lejano del culto a Nuestra Señora de la Neu-
(de la lira genial de Grecia O Francia)
rosis, practicado por el Tablada de Hostias negras, el Amado es como ser Eróstrato sin nombre
Nervo de Perlas negras, el Francisco M. Olaguíbel de Oro y que no alcanzó a quemar templos de Diana,
negro, el Bernardo Couto de Asfódelos. Inclusive las viñetas que se abrasó a sí mismo delirante,
que Julio Ruelas hace para los poemas de Valenzuela son radi- con su vil corazón hecho una ascua,
calmente distintas —y menos afortunadas— quelas realizadas y vio rodar su mente en el espacio
para los textos de sus compañerosderevista. Tablada definió la como una escoria sin color ni flama.
producción literaria de Valenzuela con el síndrome común a
d supo unir el
casi todos los mecenas: artistas que saben mezclar los colores Valenzuela fue un hombre que a su generosida
achos perdi-
talento para adivinarla trascendencia de los much
10 Rafael López, “Jesús E. Valenzuela”, en Nosotros, núm. 2, enero de 1913, p. 36.
11 Carta de José Juan Tablada incluida en el texto de Jesús E. Valenzuela, “Los 25
24 modernistas mexicanos”, en Revista Moderna, 1% de diciembre de 1898, p. 142. 12 Tablada, op. cit.. p. 434.
dos a quienes favorecía. Sabía cómo dominar retóricamentelas infortunio su mano, su corazón, su bolsa; y todo ello con ade-
palabras, aunque también cómo seducir a la vida, y compartió mán de efebo ateniense, con un gesto instintivamente estético”.!*
con sus jóvenes amigos esa sabiduría no necesariamente reñi- No fue Valenzuela un crítico literario, pero sus juicios suel-
da con el pesimismo que programáticamente cultivaban los mo- tos y sus prólogos, de los cuales el mejor es el que escribió al
dernistas. Al hieratismoy altraje negro de Julio Ruelas, a la tru- frente de Elflorilegio de Tablada, lo revelan como un lector muy
culencia necrofílica de Bernardo Couto Castillo, a las brujas enterado de lo que ocurría en el mundo. Una carta a Tablada,
goyescas y baudelerianas de Tablada, al rencor soterrado de fechada en San Pedro de los Pinos el 12 de enero de 1898
Ciro B. Ceballos, al demonio que clava su aguijón en la cabeza —publicada en Revista Moderna e incorporada por Valenzuela
del artista, como aparece en el más célebre de los aguafuertes de a las presentes memorias— constituyeuno de los documentos
Ruelas, Valenzuela oponesu alegría de vivir y afirma,orgullosa más importantes para comprenderla génesis del modernismoy
y Justicieramente, ser de sus amigos “la nota alegre de su triste- su aportación a la lírica en lengua española, así como la idea
za”. En unviaje que realiza a Nueva York, Valenzuela conoce muy clara que Valenzuela tenía de la poesía mexicana y de lo
en la cantina que frecuentaba, Hoffman House, a Oscar Wilde que en ella estaban haciendo sus jóvenes amigos.
envuelto en su abrigo de pieles, y contemplando unaflor tropi- La primera juventud de Valenzuela es la del joven político
cal dentro de una copa de agua. Más tarde lo encuentra a punto culto, triunfador, amante de la vida y sus placeres. Al igual que
de partir a Filadelfia, dondele salieron al encuentro —dice Va- otros jóvenes que atestiguan el despegue esplendoroso del
lenzuela— más de treinta mil mujeres. Al igual que Wilde, porfirismo, en el caudillo tuxtepecano ve la encarnacióndel sol-
Valenzuela supo cultivar pródigamente el genio de su vida. Ra- dado de la Reformay la Intervención, el consumadordela se-
fael López lo recuerda en sus andanzas porla gran cortesana: gunda Independencia de México. Durante unas maniobras mi-
litares en los llanos de Aragón, se emocionaal ver al presidente

S
Srermate
La ciudad que presenciara anteriormente los escándalos de montado en un caballo chihuahuense de gran alzada. Valenzuela,
su

E
magnificencia, cuando pasaba seguido por un glorioso cortejo al igual que Gutiérrez Nájera, tenía fuero de diputado, pero en
de pintores, de poetas y de bufones insignes; la Ciudad, que se ningún instante dejó de manifestar lo que pensaba, aunque es-
le rindió enamorada como Dánae,con la doble lluvia de oro
de tuviera en contra de la línea establecida por la manoférrea del
su ingenio y de su fortuna, hogaño lo veía de cuando en cuan- presidente. Como si constantemente quisiera poner a pruebael |e
do, en compañía de dos o tres fieles, cruzar el dintel de algún poder de sus relaciones públicas, Valenzuela arrojaba la piedra El
¡
bar. Allí, en el fondo del champaña blondo, disolvía las perlas y no escondía la mano, pero más tarde se encargaba de curar la j
]
i
negras de su tedio. Quién sabe si al mojar sus labios en el cho- herida. Durante la inauguración de una línea ferroviaria, Díaz
rro luciente le parecería que besaba cabelleras rubias y que comentó que había convertido los cañonesen rieles, a lo que el
mordía recuerdos como en el poema de Baudelaire. !3 joven diputado respondió jovialmente que esos rieles podían
volver a transformarse en cañones. Desde ese día, el presidente
Y el maestro Justo Sierra no podía sino manifestar su admira- no volvió a dirigirle la palabra, pero lo mantuvo en su curul,
ción a la joven energía de Valenzuela: “Derrochaba ingenio, ta- hasta el día en que, durante un acto político en el teatro Fábre-
lento, dinero y simpatía; todo con un donaire gentil de gracia y gas, Valenzuela atronó el espacio con un furibundo “Eso no es
elegancia realmente único; jamás he visto un poeta menos egoís- verdad”, ante las alabanzas incondicionales que del régimen
ta; un voluptuoso con el corazón menos seco; rarísimas cosas hacía el orador en turno. En Mis recuerdos, Porfirio Díaz es
éstas. Amaba el goce con verdadera pasión y eso era la cuerda una figura resplandeciente, desde el soldado de la República
de oro de su lira. Pero su voluptuosidad superior era unir a un hasta los momentos en que Valenzuela dictaba sus recuerdos.
“Tengo 53 años y no veo ni ando bien”, dice en la entrega nú-

26 13 López,op. cit., p. 36. 14 Sierra, op, cit., pp. 470-471. 27


mero XIV. No podía ni quería ver
que el consumadorde la se-
gunda Independenciase dirigía inev manera comodicen las cosas sino porlo queal callar revelan. En
itablemente hacia su ruina.
Entre la carrera profesional de polí un tiempo de moral ambivalente, redescubrimiento delos senti-
tico y la práctica intensiva
de la bohemia elegante, Valenzuel dosy ejercicio pleno de los espacios privados, lo cual permite el
a se inclinó por la segunda.
Aunque fue diputado federal de erotismo casi pornográfico en los relatos de Ciro B. Ceballos o
1880 a 1904 y tuvo asu Cargo
las publicacionesde la Secretaría el grito de lujuria de los poemas de José Juan Tablada, resultan
de Instrucción Pública y Be-
llas Artes, su gran proyecto vital e significativas las alusiones veladas que hace Valenzuela a los
intelectual fue la Revista Mo-
derna. Resulta sintomático que arranques pasionales de sus compañeros: el Duque Job besa in-
el nacimiento de la Revista
sea fruto de la colaboración entr sistentemente la mano del joven Valenzuela, aprovechandolas
e el más viejo y el más joven,
casi un niño, de sus constructore tinieblas de un túnel y la compañía de una joven dama que justi-
s. Valenzuela tenía 42 años
de edad; José Bernardo Couto fica su atrevimiento; Manuel González hijo besa en la frente
Castillo, apenas 18. El resto de a di
$
los mosqueteros son casi contem Julio Ruelas y amenaza con la pistola a quienes, tras ese acto '

poráneos: Balbino Dávalos,


32 años; José Juan Tablada, instintivo, duden de su virilidad. En Mis recuerdos hay constan-
27; Ciro B. Ceballos, 25; Jesú
Urueta, 31; José Ferrel y Félix, 33; s tes alusionesa los excesos etílicos y amorososdelos que porahí
Alberto Leduc, 31. Casi to-
dos se hablaban de usted, si aten desfilan, pero siempre aparecen mencionados negativamente.
demosel registro que de sus
conversaciones guarda Rubén M. Nadaen este texto recuerda al gran animadorde las orgías mo-
Campos, lo mismo cuando
se reponían de la parranda enla dernistas, resumidas por Ruelas en una paleta que la mezquin-
reconstrucción pompeyana de
los baños Pane que cuando discutía dad de la doble moral porfirista condenó a la hoguera. Rubén
n en la elegante sala de redac-
ción de la revista. Son jóvenes, M. Campos llama a Valenzuela “la tercera víctima del bar” —las
pero no tanto, si los compara-
mos con la precoz generaciónliber anteriores habían sido José Bernardo Couto y Julio Ruelas. Elo-
al: a los 21, Zarco es director
de La Ilustración Mexicana; a Cuente es la página donde describe el ataque hemipléjico que
los 22, Prieto inicia su longeva
carrera de cronista; a los 14, Guti le dio a Pancho Benuettras beber una copadeajenjo. Presencia-
érrez Nájera da comienzo asu
no menos fecunda labor periodís do el hecho por Valenzuela, su reacción inmediata fue vaciarla
tica.
Resulta significativo que, al copa antes de que los fantasmas lo agobiaran. Unos años más
enviudar en 1899, Valenzuela
deje a sus cinco hijos en la quinta tarde hicieron su llegada concreta al frenar la vida desbordante
de San Pedro de los Pinos para
instalarse en un departamento ane del norteño sanguíneoconla afasia y la parálisis que mataron a
xo a las oficinas dela revista.
Luis G. Urbina ha dejado testimon Baudelaire.
io de esa morada: “Vivía en
el mismo departamento dela Revi Rubén M. Camposes autor de la mejor crónica de la ciudad
sta Moderna, en una espaciosa
habitación, que conservaba, seg a través de sus espacios públicosinteriores en la crónica El bar,
ún la antigua muletilla, “restos
de pasado esplendor”, muebles verdadera topografía etílica del México porfirista. No se limita
de lujo. (No olvido un precioso
biombo Japonés de seda negra, el autor a elaborar una sucesión de nombres, sino la suya es una
en que se engrifaba, bordado en
relieve, un dragón de Oro. )”*15 monografía de la ciudad de México en el despuntar del siglo
Entre las oficinas de la Revista XX, resumida en el ámbito donde mercedal alcoholse liberan
Moderna, la cantina y la casa
de Citas transcurre la existencia los fantasmas, se establecen alianzas y se dancita todos los ofi-
de huestros modernistas. Si el
romanticismo hace de la expe cios y niveles sociales. Utilizandoel anagrama Benamor Cumps
riencia vivida una obra de arte
el modernismo quiere introducire para crear el personaje quea lo largo de las páginas de su libro
larte en la vida. Noel proyec-
to de vida anhelada por Byron, da cuenta de sus hazañas, Campos habla de cómola ciudad se
sino la vida considerada como
una de las bellas artes. Mis recu puebla de cantinas y bares elegantes, y las bebidas adquieren
erdos son importantes no porl
a nombres refinadosy una variedad que supera la democracia del
15 Luis G. Urbina, “Manuel catalán que uniformaba el gusto alcohólico de la mayor parte
José Othón en la Ciudad de
28 Valle Arizpe, Anecdotario de
Manuel José Othón, México,
México”, en Artemio de del siglo XIX. A cada uno de los espacios corresponderá un su-
FCE, 1958, p. 171.
cesoliterario relevante, relación que también contribuirá a en-
riquecer Tablada, quien clasifica las bebidas en “el pulque y el que aciago ajenjo verde”. Además de personajes que forman
tequila demócratas, la cerveza teutónica, el bohemio ajenjo y parte de la mitología cotidiana de los poetas en ejercicio pleno
la:champaña de los próceres”.!5 Si en el siglo XIX eran las cam- de la ciudad, los cantineros o capitanes de barco —porque mue-
panaslas encargadas de marcarel orden ciudadano, en el Méxi- lle se le llamará a la barra donde se escancian los licores para
co finisecular las horas del día podían medirse de acuerdo con dar comienzo a la navegación—, los dueños de los bares ingre-
las bebidas alcohólicas; de ese modo l:abía la hora “del matinal san a la imaginería de Revista Moderna gracias al genio plás-
aperitivo, la del ajenjo vesperal, la del punch a la salida de los tico —generoso y versátil— de Julio Ruelas. Del mismo modo
teatros, al filo de la media noche”. Según recuerda Valenzuela,la en que Toulouse-Lautrec eterniza en sus carteles a las mucha-
primera fórmula de cortesía expresada por Jesús Luján era: “¿Qué chas de una noche, en su primera época como ilustrador de
bebe usted?” Y en el poema “La voz de él”, Valenzuela escribe: Revista Moderna, Ruelas pone su pluma al servicio del acto
evanescente, de los héroes fugaces de la mitología urbana for-
¡Bebe!... ¡Vamos! Enla llama jada por una cofradía de iniciados. En el primer número de esa
roja del punch incandesce publicación, del 1* de julio de 1898, Stanislao Wondracek, due-
tu alma medrosa y triste, ño del bar antes citado, “un polaco rosado y fresco como una
que es la vida buena y breve. manzana de California, con un abdomen que parecía que se hu-
Enelcristal de Bohemia biera comido la mesa redonda”, aparece personificandoa Fals-
de este Cognac blondo bebe, taff, apoltronado y con espadaenla siniestra, mientras Su mano
o el ópalo de ajenjo
derecha sostiene un papel, seguramente uno de los poemas con
con trémula mano vierte.
que le pagaba la bohemia modernista. En el número3, del 1* de
Las cantinas tendrán sus parroquianos predilectos y cada una septiembre, la robusta madame Faugon aparece vestida de ale-
tendrá sus especialidades. El Bar Wondracek se convertirá en gre comadre de Windsor. De acuerdo con Rubén M. Campos,
el sitio de reunión de los poetas de la Revista Moderna, pero no una de las ilusiones de Valenzuela era vestir a ambos comolos
desdeñarán el Salón Bach, frecuentado porla colonia alemana personajes literarios que encarnaban y hacerlos presidir una de
y los artistas; en sus excursiones gastronómicas, irían a la can- las orgiásticas comidas de los modernistas.
tina La Palma, donde se servían los sándwiches de caviar Ro- Jesús E. Valenzuela enseñó a sus jóvenes amigos a apreciar
manoff; asistirán a las últimasglorias del celebérrimo Café Con- la riqueza sensorial del modernismo, que se apodera de la ciu-
cordia de Omarini, “que fue en nuestro México a manera del dad de México. El aguardiente catalán y el pulque que unifor-
Tortoni de París en el Segundo Imperio”.!” Harían repetidas maban el consumo alcohólico de las tres cuartas partes del si-
visitas a la cantina de Madame Faucon —frente al Hotel Gillow glo XIX, son sustituidos por una variedad de sabores, colores y
en la esquinade las actuales Isabel la Católica y Cinco de Ma- perfumes que diversifican la elección etílica. Valenzuela, que
yo— para saborear un sándwich de foie gras. Irán al Bar Amé- predicaba el adagio “tan desgraciado es el hambriento que no
rica, situado frente a La Alameda,entre las calles de Coajomulco ha comido comoel borracho que no ha bebido”, halló en un
y Dolores, cuyo mayor atractivo era que permanecía abierto coctel de coñac y ginger-ale el bálsamo para resucitar a Ber-
toda la noche; o para elegir tenían las tres cantinas de los her- nardo Couto Castillo luego de una noche de amor conla fran-
manos Flammand, todas en San Francisco y Plateros. O en El
cesa Amparo en el Hotel el Moro,en la calle del Coliseo, donde
Palacio de Cristal, donde Campos recuerda a Pancho Benuet al decir de Tablada las chinches se bebían el vaso de agua; Ma-
bebiendo ajenjo, la bebida llamada por Tablada “el lírico aun- nuel José Othónpide a gritos un Torreón —tequila con amargo
de Angostura— como para reafirmar la presencia de su musa
cerril —pero muy clásica—en la ciudad de México. La influen-
cia de la colonia alemana en México propicia un mayor consu-
16 José Juan
Í Tablada, , LasLasa sombras : largas, Méxi
gas, México, Conaculta (Lect i
tercera serie), 1994, p. 111. Pess Mexicanas,
30 17 Campos, op.cit., p. 241. mode cerveza,a tal grado que los escritores modernistas intro- 31
ducen el verbo lupular para
sus libaciones germanas. Jul
Ruelas llevará su fervor por io acude. Las fugaces visiones del otro paraíso, una Arcadia más
la cebada a niveles de sofistic
ción, cuando en París, proteg a- libre y menos condicionada por la culpa, serán las medicinas
ido por Jesús Luján, alterna
actividadartística con la búsque su para esa enfermedad que se agudiza con la llegada de una nue-
da de los lugares dondesirven
la mejor cerveza. va centuria. En su novela Claudio Oronoz, aparecida en 1906,
Aunque Campos y Tablada adv cuando Valenzuela ya había sufrido el primer ataque, Rubén
iertan contra los peligros del
alcohol, sus memorias se ven M. Camposhace unretrato del esteta modernista que en varios
cautivadas porel imperio etílic
Como la advertencia queel adi o. sentidos recuerda al amigo mecenas. Enamorado dela belleza,
cto ve sin mirar en la cajetilla de
Cigarros, Campos hace incons del instante que pasa, enfermo de tuberculosis, Claudio Oronoz
cientemente el elogio del alcoho
y de sus alegrías. Mientrasla ing l es un sensualista de buenos sentimientos, vital, alegre, impul-
estión alcohólica entre los es-
critores románticos era una vía sado por las ofertas interminables de la vida. Decadentista en
al hospital y a la tuberculosis
como lo vio Guillermo Prieto, sus gustos, es un romántico en lostextos literarios que Campos
los autores bajo la mano férrea
pero imperceptible del porfir hace de su autoría en la novela. Con sus amigos huye dela ciu-
ismo disfrazan O retrasan los es-
tragos del alcohol haciendo del dad malsana de “los cinco lagos muertos” para instalarse en
beber una ocupación estética.
Una humilde, improvisada y Chimalistac, uno de los refugios reales que Valenzuela ofrecía a
callejera nevería de Coyoacán
visitada fundamentalmente por sus amigos modernistas. Asimismo, el placer de los sentidos se
público masculino, mientras sus
esposas asistían'a la misa dom mezcla con el espíritu de empresa que caracterizó a Valenzuela:
inical en San Juan Bautista,
convierte, por solicitud de los se Oronoz y sus amigos pasan unos días en Chapala, donde pien-
parroquianos,en un bartan equ
pado y completo comoel del Joc i- san en establecer un negocio de renta de embarcaciones: “así
key Club. Del paladar, la bebi-
da se extiende a los sentidos. no sentirán la monotonía del paraíso soñado ni sentirán la nos-
Al respecto, escribe Rubén M.
Campos: talgia de la horrible vida urbana devoradora de juventudes”.
¿Se sintió completo Valenzuela con su destino de favorece-
Una vez decidido el bebedor, dor y amigode poetas? ¿Era auténtica la armonía manifiesta en
su gula se saboreabaal ver el
cristal transparente de la fina
copa de Bohemia en la que caía
el cuadro de Julio Ruelas “Entrada de JesúsE. Luján a la Revis-
el chorro líquido del coñac, el topa ta Moderna”, donde Valenzuela luce como gallardo centauro,
cio del vino de Xerez, el gra-
nate del Cinzano, la esmeralda del en su doble papel de poeta y educadorde los sentidos? Es difí-
Piper, el ópalo del absintio o
el ámbarde la cerveza. Extraían cil enfrentar los libros de versos de Valenzuela, porquelos tres
de los cubosde hielo las ven-
trudas botellas de la champaña dia parecen concebidos como objetos preciosos del mecenas que,
demada de perlas, para pre-
parar una copa helada y servirla con auténtico orgullo, quiere transmitir los materiales gráficos
en una crátera abierta ancha-
mente como unaflor.!8 de losartistas a quienes favorecía. Almas y cármenes, salido en
1904 de las prensas de Ignacio Escalante, es un homenaje a la
Babilonia polarizada por los excesos plástica de Ruelas. Tipografía, viñetas y capitulares hacen del
de toda clase, la ciudad es
el remo propiciatorio de la orgía, pero libro un muestrario insuperable dela interdisciplina. El prólo-
también de la higiene
y el ejercico físico. Tablada juega fron go está acargo de Amado Nervo,quien no se refiere específi-
tón todos los domingos
einsiste en practicar gimnasia en espa camente a los versos de Valenzuela, sino a la supremacía del
cios abiertos. Contradic-
ción y evolución inevitable: la alcoba genio de la vida sobre el talento de la obra:
se convierte en prota-
gonista del texto literario, como símbolo
de un paraíso que ine- Añosde años, este sublime manirroto fue arrojando a los cuatro
vitablemente desemboca en el infierno
: la ciudad es la gran - vientosdel acasotres cosas de que era especialmente pródigo: su
cortesana a la que se rechazaperoa la que
inevitablemente se oro, su ingenio y sus versos. El oro era de diez y ocho kilates; el
32 18 Ibid., pp. 33-34, ingenio y los versos de veinte[...] Con estas tres maravillas hizo
de su vida lo que todo hombre culto, en grado eminente, debe
* hacer de la suya: una obra de arte [...]
Pero un día, aquel sembra- escribir, porque su diestra ya no podía fijar con la pluma el
dor, al hundir la mano en el saco de oro
que llevabaa la espalda, movimiento desordenado del pulso, que no disciplinaba ya los
hallólo casi vacío. Entonces, con un
gesto de gran señor, arrojó, dedos para dar formaa las palabras ni a las letras”.1
no sé sobre qué mano extendida e
imploradora,el último escudo,
y siguió derrochando ingenio y verso Acaso arrepentido de los excesos de Lira libre, Manojo de
s[...] La vida no había dado
tiempo a este príncipe equivocado de rimas, tercera y última colección de versos de Valenzuela, pu-
razas y de clima, paraligar blicada en 1907, reivindica sus faltas anteriores con un bello
en un haz el montón de joyas que iba
extrayendo de su enorme libro de dimensiones tan modestas como sobrio es el diseño.
cofre lírico. Ha sido preciso que el Otoñ
o, con la mansa austeri- La impresión entre patética y tierna que despierta Lira libre se
dad de su voz, le diga: “ya es hora de
la cosecha”...
borra ante la sobriedad tipográfica de Manojo de rimas, publi-
Lira libre, segundo libro de poemas, cado en los talleres de Eduardo Aguirre en 1907: portada de
resulta aún más desafor- cartón negro, tipografía impecable y una fotografía de Valen-
tunado, el exceso de fotografías lo conv
ierten, más que en un zuela donde su galanura proverbial lucha contra los estragos de
álbum familiar, en una especie de test
amento anticipado del la enfermedad. Los poemas que incluye el libro, como indiqué
autor. Las numerosas dedicatorias,la
fotografía de Porfirio Díaz anteriormente, son una exaltación de la gran orgía vital donde
al principio del poemario,la abundanc
ia de versos de circuns- Valenzuela y sus buenos muchachos dejaron en la ciudad y en
tancia, hacen de Lira libre uno de los
libros más lamentables de la poesía la huella de su paso. En él aparecen los poemas más
nuestra historia literaria. Salido de las
prensas de Ignacio Es- frescos, autobiográficos y testimoniales de su autor. Alfrente,
calante, incluye en sus páginas prelimin
ares retratos de Ramón el autor en rigurosotraje negro, en un atuendo y una pose quere-
Corral, Luis Terrazas, Enrique Creel —a
quien está dedicado el cuerdan más a un diplomático o el Baudelaire de los últimos
libro— y el dibujo del propio Valenzue
la hecho por Ruelas. años, oscilante entre el asceta y el dandy y, como Valenzuela,
Ademásdel extenso prólogo, donde
Valenzuela hace un sucin- perseguido por el demoniodela parálisis. )
to resumende su vida y el gran panegíri
co de Enrique Creel y Enrique González Martínez, que conoció a Valenzuela ya en
de Porfirio Díaz como gran mecenas
e impulsor del progreso, la menguade su fortuna y de sus facultades, escuchó del capi-
respectivamente, el libro es una especie
de homenaje académi- tán de la Revista Moderna palabras que denotaban no amargu-
co de los seres queridos a quienes dedi
ca un poema y en oca- ra pero sídesencanto ante el resultado de sus combates:
sionesla fotografía o el dibujo del dest
inatario. En una época
donde se preconizabael arte porel arte
, el libro parece el mau- Porque aquella alma enamoradade la belleza, aquel poeta que
soleo de un hombre que ve escapar la
vida y sus esplendores. consagró su vida a su propia poesía sin envidia de la poesía de
Masespreciso examinar el libro desd
e la perspectiva de la en- los otros, aquel estimulador de vocaciones artísticas, comenzaba
fermedad de su autor: en 1906 Valenzue
la sabe que tiene una a darse cuenta de que su obra había quedado por debajo de sus
enfermedad degenerativa e irremediable
. De tal manera, Lira aspiraciones. Ya la crítica empezaba a hincarle el diente, ya se
libre es una especie de ajuste de cuentas.
Inclusive su autor se hablaba de él como un meroaficionado,y lo mástriste es quela
da el lujo de escribir una breve auto
biografía, incorporada a inteligencia y sensibilidad de Valenzuela, indiscutible y de muy
dos entregas de Mis recuerdos, dond
e es notoria la diferencia alta calidad, no hallaban en sus poemas una defensa decisiva.?
sintáctica y estilística con respecto a
lo dictado. Cuandose dio
cuenta de que la enfermedad avanzaba
y su memoria y sus ca- Valenzuela podía repetir lo que contestaba el hermano de Jesús
pacidades disminuían, acudió a la ayud
ade un escriba. El testi- EF. Contreras, Baudelio, cuando le preguntaban si él también
monio de Campos ayuda a comprenderel
estado en que se ha- era artista: “Fundo en bronce y soy triste”.
llaba el poeta: “Todavía su intelecto podí
a dar una formalúcida
a Su pensamiento; pero su lengua ento 19 Ibid., p. 237.
rpecida se negaba a for- o
34 mular la expresión de la idea, y el 20 Enrique González Martínez, El hombre del búho, en Obras completas, México,
poeta no podía optar por El Colegio Nacional, 1971, p. 680. 35
Mauro Cándano y fa-
Urías, Refugio B. de G. Zúñiga e hijos,
El 24 de diciembre de 1906,?! fecha del cumpleaños número Contreras e hijos, Ra-
milia, J.J. González, Carmen E. Vda. de
50 de Valenzuela, año de la publicación de su primer libro de fael Villaurrutia y familia, Guadalupe Gonz
ález y familia, Jesús
versos, y unas horas antes de que la plana mayor de Revista Mo- ro B. Caballero, hijos
Trillo, Baudelio Contreras y familia, Láza
derna hiciera su llegada a casa del mecenas, éste tuvo su pri- zuela y otros muchos.
del finado, Bernardo García, Jesús Valen
merataque de hemiplejia. Una nueva generación de escritores, El cortejo fúnebre que acompañó el ataúd hasta
que sobre él
reunida alrededor de la revista Savia Moderna, se apresuró a cayeron las últimas paletadas detierra, fue
integrado por nu-
expresarle su solidaridad. En el número inicial de la publica- merosas personas, entre las que anotamos
a las siguientes: Ing.
ción, puede leerse: “Jesús E. Valenzuela, muy querido y alto don Norberto Domínguez, ministro de
Comunicaciones; Jesús
poeta que fue sin hipérbole alguna mecenas de casi toda una Trillo, Baudelio Contreras, Rafael Lópe
z, Rubén M. Campos,
briosa juventudliteraria, se encuentra enfermoa las fechas. Su Carlos A. Serrano, Mauro Cándano,
Félix Bárcenas, Rodolfo
Musa gime ante el poeta enfermo y los literatos de la nueva A. Nervo, Rafael Villaurrutia, Rufo Vitela,
Lic. Alejandro Qui-
generación, hacen votos a Pallas, diosa de la sabiduría y de jano, Jesús José González, Guadalupe
González, Gastón Sola-
bondad, porque devuelva al maestro su salud y su bienestar”. na, Alfonso Fernández, Fernando Zúñiga, Quiri
no Domínguez,
Murió antes de cumplir los 55 años de edad, a las 7 de la maña- Lic. Francisco MacManus, Julio Luján, Carlo
s Gonz ález Puig, J.
na del 20 de mayo de 1911, tres años después de comenzar a Manuel Puig, Eduardo Martínez Baca, José
de la Sierra, Manuel
dictar estos recuerdos, un día antes de la firma de los tratados y Ramón González, Manuel del Casti
llo, Rafael Durand, Al-
de Ciudad Juárez entre los representantes de Porfirio Díaz y fonso, Agustín y Rafael Villaurrutia Jr., Enriq
ue, Alejandro y
Francisco 1. Madero. El Correo Español, El Diario, El Tiempo Fernando Valenzuela, José de J. Núñez y Domí nguez, Moisés
y El Imparcial publicaron textos alusivos a la muerte del poeta. Canale y Gonzalo dela Parra.
El 22 de mayo de 1911, en este último diario apareció la nota Antes de que el ataúd descendiera a la tumba en
que reposa- 4
¡8|
siguiente: rá el extinto, al lado de los restos de su espos
a, el poeta Rafael 108

el elogio de Va-
López dijo unos bellos versos, en los que hizo
1

Ayer, a las nueve de la mañana, salió de la casa que en la 4a. lenzuela.


calle de la Colonia ocupa la familia Valenzuela, el cortejo fú- Antelos hijos llorosos y el cortejo conmovidoy
grave bajó a
nebre que acompañóhasta el panteón del Tepeyac, el cadáver la tumba “el gran rey viejo lírico” como lo llam ó López, y la
del poeta don Jesús E. Valenzuela, cuya muerte ha sido muy tierrafría cayó sobre la negruradela caja, y las flore
s fragantes
sentida en todos los círculosliterarios. cubrieron la tumba recién abierta.
Presidían el duelo Emilio Valenzuela, el hijo mayor del poe-
ta, y los señores Rafael Villaurrutia, Mario Cándano, Guadalupe encontraba re-
Entre ofrendasflorales y asistentes al entierro se
artistas,
González y Jesús José González. presentado el México de Valenzuela: sus políticos, sus s
Las ofrendasflorales fueron numerosísimas, habiendo podi- extensione
sus empresarios, varios de los cuales aparecen, con
do anotar de entre ellas las enviadaspor las siguientes personas: rdos. Delos tripul antes de Revis-
y juicios diversos, en Mis recue
nales
Lic. Rosendo Pineda, Gral. Luis Terrazas y esposa, Enrique C. ta Moderna, de quienes habían gozadode los favores perso
Creel y señora, Lic. Justo Sierra y Señora, Alberto Terrazas y M. Campos.
del generoso capitán, sólo se hallabael fiel Rubén
Sra., Bernardo Urueta, Rodolfo Nervo, Ponciano Falomir, Jesús Valenzuela confia-
También Carlos A.Serrano, el escriba a quien
y arbitra-
ra el fluir entrecortado de sus recuerdos. Repetitivo
l y memor ioso, el mecenas
21 De acuerdo con algunos datos de Mis recuerdos, el ataque tuvo lugar en no- rio, injusto y maledicente, sentimenta
viembre de 1905. Sin embargo, Rubén M. Campos señala que ocurrió al ser invitados luces y las sombr as de un
notas aparece en Mis recuerdos con las
al cumpleaños número 50 de Valenzuela, el 24 de diciembre de 1906. Las e dejar de testi monia r su paso
necrológicas señalan que la enfermedad había durado seis años, lo cual indicaría
que hombre en decadencia que no quier
ituyen un
comenzó en 1905. por la Tierra. Con sus lagunas y reiteraciones, const
36 22 Revista Savia Moderna, núm. 1, marzo de 1906, p. 65.

L
material valioso para comprender aspectos de la vida privada Venid, mis compañeros, a reuniros conmigo en torno de esta
de un México que va de la Gran Década Nacionalal ocaso del amada memoria, un tanto velada ya por la Gran Sombra, mas no
porfirismo,de El Sol de mayo a la Majestad caída, para utilizar por eso menospresente entre nosotros. Traed rosas frescas, pero
dos títulos de Juan A. Mateos, novelista que contribuyó a la de color de púrpura; aquellas que tengan más escarlata en las
educación sentimental de Valenzuela. corolas y sean de corazón más ardiente buscadlas húmedas y
El apogeo de la vida de Valenzuela había coincidido conel rojas comola sangre, como las bocas purpurinas, como los óscu-
ascenso de un México al que supo gozar y compartir peroal que los de los amantes. Así podrán significar las llamas de sober-
nunca dejó de criticar. Los rieles no se habían convertido en bias locuras sobre las cuales se consumió su vida prócer, y sus
cañones, como dijo al presidente Díaz, pero servirían para con- perfumes serán menos inmortales y menos dulces que los mi-
ducir los trenes de la Revolución. Piadoso con el poeta alcoho- sericordiosos aromas de generosidad, de alegría y de amor, que
lizado, implacable con el político autoritario, Valenzuela prodigó llevaba en las manos espléndidas, para derramarlos largamente
su riqueza material a las mejores malas compañías de su tiem- sobre las miserias colgadasa los llamadores de su puerta, cuando
po. Su fidelidad al que Tablada llamara “El mal de las Galias” poseíael talismán de Polícrates y su vida era sonora, magnífica
culminó con la muerte, como subraya Rubén M. Campos. De y opulenta, como un gran saco de oro que se vacía. Mirad: a la
ahí quela biografía intelectual de Jesús E. Valenzuela deba en- sombra de aquel álamo, en cuyas hojas se queja la más fragante
fatizar el talento de su obra, pero más el genio de su vida. De- de las Heliadas, está su tumba; un sencillo monumento de gus-
mostró una vez más quesi el lectory el crítico son los detectives to casi antiguo, a mi ver, hecho en un solo bloque de mármol
que viven del crimen considerado como obra dearte, el mece- puro, en donde yo grabaría, con un epigrama de Meleagro, un
nas es el necesario cómplice, quien hace del “oro del mundo” tirso y un risueño laurel, a fin de expresar que el queallí duer-
que dijera Nervo, el oro con la pureza alquímica que persiguió me, fue un poeta y amóla vida, a la que embelleció con la risa
Baudelaire, dios tutelar de Valenzuela y sus muchachos. dionisiaca y el esplendor apolíneo de un ciudadano de Atenas.”
Jesús E. Valenzuela no tuvo un monumento comoel que Jesús
F. Contreras —que lo antecedió en la partida— erigió para Revista Moderna convirtió a la ciudad de México, comoescri-
Manuel Acuña, como símbolode la gloria del poeta que asciende biría Julio Torri, en la metrópoli poética de Iberoamérica. Puso
a la conquista del cielo al términode los placeres terrenos; tam- a México en frecuencia con lo que en ese momento se estaba
poco comoel que Jesús Luján encargó al escultor Arnulfo Do- escribiendo y pensando en otras partes del mundo.Alentó y re-
mínguez para colocarlo en el cementerio de Montparnasse sobre conoció el talento de dos dioses mayores, Manuel José Othón
la tumba de Julio Ruelas: una mujer exangiie, un sátiro y un y Amado Nervo. Sus signos de decadencia fueron los mismos
cuervo, trilogía maldita de quien supo explorar su corazón de que los de su fundador. Como si cumpliera cronológica y social-
tinieblas. En cambio, Valenzuela fue sepultado muy sencilla- mente el ciclo que históricamente le estaba destinado, la Revis-
mente, sobriedad obligada por la merma de su fortuna y por la ta Moderna muere cuando declina el poderío del caudillo tux-
violencia de los tiempos que coincidieron con su muerte. Su tepecano y cuando Valenzuela se hunde, el primero, consu
grande y auténtico monumento es la Revista Moderna: no un barco. La revista sobrevive un solo número. Terminabael im-
mausoleo, sino un parque poblado de ninfas y sátiros donde la pério, cuestionado y admirado, de variada fortuna, de la Revis-
entrada es libre, aunque no se garantice la inmunidad. Rafael ta Moderna. Una nueva generación, que sintió en su carne la
López, que era muy joven cuando entróal círculo de los amigos furia de la Revolución desdesusinicios, labraba una nueva con-
de Valenzuela y que en vida suya le dedicó el poema “Te cono- cepción de la escritura. En el proceso pendular inherente a todo
cí gallardo y audaz”, escribió el que acasoesel mejor de sus proceso cultural, el Ateneo de la Juventud sustituiría el bastón
retratos y que no hubiera disgustado a su provocador. del dandy porelrifle 30-30, el solipsismo porla acción, la mesa

38 23 López, op.cit., en Nosotros, núm. 2, enero de 1913, pp. 409-410. 39


MIS RECUERDOS
¡ En Lira Libre, libro de versos, puse este epígrafe: “Dios
mío, consérvame mis recuerdos, aunque mequites la es-
peranza”. Pues bien, antes de que se me escape la me- á
2 moria, quiero dejar consignados aquí nombres y hechos
que conservo con mucho cariño todavía. Llegué a México en
diciembre de 1873. Manuel Acuña acababa de suicidarse; Justo
Sierra decía en sus funerales unos versos que comienzanasí: 1

Palmas, triunfos, laureles, dulce aurora il


de un porvenirfeliz, todo en una hora
de soledad y hastío, trocaste porel triste
derecho de morir, hermano mío.

Unperiódico clerical le dijo a Sierra, en medio, por supuesto, de l


muchos denuestos, que morir no era un derecho. En aquel en-
tonces se enseñaba en la Escuela Nacional Preparatoria, a no |
creer en el libre albedrío. El doctor don Gabino Barreda, funda- 100
dordeella, la dirigía, rodeado de profesores como don Ignacio al
Ramírez (el Nigromante) y don Francisco Díaz Covarrubias. |
Era el primero unliterato y un filósofo; muy sencillo en sus cos-
tumbres y patriota como ninguno. ¿Tenía algo de indio en su
físico? Más bien parecía tener algo de negro. Dabala clase de
literatura en la escuela y seguían enella el texto de Gil y Zárate,
a quien el Nigromante no hacía aprecio, pues daba su clase
oral; y la verdad, perfectamente. No sé qué opinaba Ramírez
de la fundación de la escuela —que fue el coronamiento de la
Reforma hecha por Juárez—, pero sí vi que era don Ignacio
Ramírez el gran sostén político en ella. Una vez, se fundó en la
escuela una sociedad literaria con el nombre de “Ignacio
Ramírez” y fuimos nombrados un compañero y yo para comu-
nicárselo. Al ver mi compañero la sencillez con que vivía el
Nigromante le hablé de su sibaritismo, cosa que hizo sonreír al
interesado y dio lugar a una reclamación mía a nuestra salida.
Esa sonrisa del Nigromante era célebre en la República. Serio,
muy serio, él se sonreía de todos y de todo. Su sonrisa era enig-
mática en su semblante de bronce. Lo mismo cuandofustigaba 45
a los espiritistas que cuando hablaba de Santa Anna. En su cla- chizado, último austriaco en España. A la mayoría de [edad de]
se de literatura no quería nunca sacarliteratos, sino buenos hi- Carlos II, fue deportadoa las Filipinas don Fernando,a las cua-
jos de México. Hacía versos y era enemigo de que los hicieran les nunca llegó porquegracias al virrey Montesclaros se perdió
sus discípulos. Era un hijo de Voltaire y estaba encamadodela aquél hacia el norte de México yendo a parar a El Fuerte don-
Enciclopedia. Aprobaba a montones a sus alumnosen los exá- de, porque era muy mujeriego (es el Ruy Blas de Victor Hugo),
menesy se burlaba gayamente de ellos. Cuando hablaba, em- se dedicó a las indias: lo cierto es que en todas las orillas de
pezaba con dificultad y acababa por perderse comolas águilas este río hay muchos Valenzuelas. En la desembocadura del río
en las nubes. Era muy elocuente. Tanto como desinteresado de del Fuerte en el golfo de Cortés, hay un pueblo que se llama Aho-
los bienes naturales comode los bienes materiales de este mun- me, de dondees originario don Benigno Valenzuela, joven perio-
do. Cuando murió, uno que fungía de poeta, en una velada, le dista a quien yo llamo pariente. Mi padre era oriundo de El
dijo en unos sáficos adónicos que tenía cinco hijos. “Cinco hi- Fuerte. En Álamos conocí en la misma escuela a don Ramón
jos, sí, pero varones todos.” ¡Cómo se hubiera reído el Nigro- Corral, que hoy es vicepresidente de la República. Era éste un
mante de esto! Cuando fue ministro de Justicia e Instrucción joven muy notable en el plantel escolar y no lo olvidaré nunca.
Pública y Bellas Artes, en tiempos de Porfirio Díaz, tan humil- Regenteaba la escuela don José Rentería, que aún vive y que
de y puntual llegaba a su clase —a las cinco de la tarde— como tiene escuela en El Fuerte. Era éste un hombre muy apto para
en tiempos de Lerdo de Tejada, que no le quería. Hablar de enseñar, algo orador y algo poeta. Aún recuerdo unos versos de
Ramírez es hablar de patriotismo y arte. Todo mexicano debe él que comenzaban:
saber sus obras de memoria.
Don Francisco Díaz Covarrubias era un fincado caballero. Entre dos océanos acostada
Era un gran ingeniero astrónomo; excelso matemático, autor un brazo musculado al occidente
del cálculo diferencial e integral que se estudiaba desde 1874 la faz en el desierto reclinada
en la Escuela Preparatoria. Con el primero cursé literatura; con y de flores luciente
el segundo, academias matemáticas. Posteriormente, fue el se- la hermosa cabellera
ñor Covarrubias ministro de México en Guatemala; yo no sé tendida por vastísima pradera
qué tal diplomático era. Como profesor de matemáticas, no te-
nía igual y fue comisionado para ir al Japón a estudiar el paso Ensu colegio comencéa hacerversos y a aplicarmea la Historia,
de Venusporel disco del Sol, por el gobierno de Lerdo de Tejada; que ha sido el encanto de toda mi vida. De allí marché a Bato-
en compañía del señor don Manuel Fernández Leal, que des- pilas para dirigirme después a Chihuahua en compañíadelli-
pués fue ministro de Fomento de Díaz, y de Francisco Bulnes, cenciado don Jesús María Palacios, que había sido gobernador
integró esta comisión. Junto a estos profesores, en la Escuela del estado de Chihuahua.
Preparatoria había otros no menos afamados, y en matemáticas ¡Qué hermosas me parecieron las torres de la parroquia hoy
estaban en primera línea, don Mariano Villamil y don Eduardo convertida en la catedral! Llegado a la capital del estado, concu-
Garay, recibidos de ingenieros, que daban segundo curso de rría al instituto, en el cual, por consejo del ingeniero don Guada-
matemáticas [y] a quienes solían suplir don Emilio G. Baz y lupe Rocha, empecéa estudiar el primer curso de matemáticas
don Rafael Barba. Con Villamil empecé mis estudios en México. en lugar de cursar tres años de latín que entonces seusaban. Ya
Había cursado ya las primeras letras de Choix y El Fuerte, tengo 52 años y pico y entiendo que se aprenda bien el latín
del estado de Sinaloa, y Álamos, del estado de Sonora. Se cuenta para leer un verso de Virgilio u Horacio mas no para informar-
que el conde de Montesclaros y que el virrey de México habían se de la ciencia moderna. Una de las cosas que me ha provoca-
fundado El Fuerte con el nombre de Fuerte de Montesclaros y do risa siempre es el latín de los médicos y boticarios. Cuando
queel virrey fue puesto por don Fernando de Valenzuela,pri- llegué a la Preparatoria, me hicieron: válido mi certificado de
46 vado de la reina Mariana de Austria, madre de CarlosIl, el He- primercurso, y por eso heme aquíestudiando segundo de mate- 47

¡TN
máticas. Había conocido en Chihuahua a don Enrique C. Creel, II
niño aún, de dependiente de una pequeña casa de comercio que
tenía su padre. Desde entonces él y Corral fijaron altamente mi
atención. En una de tantas ocasiones don Emilio G. Baz fue a
suplir al señor Villamil. Mepidió la clase y yole dije que no la
sabía, lo cual era muy cierto. El señor Baz se enojó, porque yo Entre tanto, seguía su curso el señor Villamil, y en el del
ya tenía cierta fama, y me desafió. Como había leído muchas señor Garay se distinguía un joven llamado Epitacio
novelas de capa y espada acepté, pero el señor Baz tuvo el buen Osuna. Estudiaban matemáticas, en aquel entonces, tam-
cuidado de oír mis explicaciones y el duelo no se celebró. bién los jóvenes Carlos y Manuel Tamborrel, de los cua-
les, sobre todo el primero, todo el mundo sabía que era muy
apto parala ciencia de Laplace.
Esa familia Tamborrel era de matemáticos. Entiendo que un
primo hermano suyo encontró erroresen las tablas de Callet. El
Coronel, como decían a Garay, estuvo muyrígido en los exáme-
nes y sólo hubo dos primeros premios en el segundo curso de
matemáticas: Epitacio Osuna y yo, que lo recibí de manosdel
presidente, don Sebastián Lerdo de Tejada, a quien por primera
vez vi de cerca. En francés nos daba clase el profesor Balderas
y el profesor Aristi. En cosmografía y geografía, don Igna-
cio Molina, ingeniero muy conocido en la Asociación del Co-
legio Militar.
Sería muyprolijo ocuparme año por año delos estudios pre-
paratorios y sólo diré que la clase de química la dabael profe-
sor doctor Juan María Rodríguez, hombre muy locuaz y apasio-
nado, que pasaba en México por el primero de los parterosdela
ciudad. Historia natural, no recuerdo si botánica únicamente,
la daba don Gabino Barreda, así como la lógica de Stuart Mill.
En la escuela conocí a muchos grandes estudiantes como a
Enrique Monteverde, Manuelde la Fuente, Reynaldo Gordillo,
Ernesto Arzamendi, Ezequiel Pérez, Damián Flores, Mauro
Cándanoe hice amistad íntima con Miguel A. Escalona, que a
la fecha es mi compadre y amigo muy querido: Alonso Rodrí-
guez Miramón,Julio y Juan Faudoa, Luis Terrazashijo, Miguel
Márquez y Bernardo Urueta. Entre los estudiantes me llamaron
mucho la atención José Ramos, Eduardo Prado y Salvador
Castellot. Era éste un gran orador y un gran poeta, llamado a
ser un ejemplo si no se hubiera suicidado en la Escuela de Ju-
risprudencia, casi enfrente de Juan B. Riquer, de Veracruz.
Nocito a todos a quienes en aquel entonces conocí, unos de
lejos, otros de cerca, porque haría interminable la lista. Venía
48 mucho a vermede la Escuela de Medicina donde cursaba Por-
firio Parra, ya notable en ella como lo había sido en la Pre- ella y cuyos hijos eran notablemente aptos para las matemáti-
paratoria. cas. Tenía tres hijas, Magdalena, Dolores y Concepción. La
De 1874 a 1875 había habido un recrudecimiento en los ata- primera casó con el señor Ferrari, ingeniero. La última con el
quesdelos periódicosclericales contra la Preparatoria. Fueron señor Amador, también ingeniero. Dolores o Lola se suicidó al
designadospor Barreda para que sustentasen actos, en química cumplir catorce años. Esto me recuerda un hecho quereferiré.
José Ramos, que después ha sido doctor famoso; en física, Era yo diputado y vivía en el mirador de La Alameda. Hacía
Eduardo Prado y Alonso Rodríguez Miramón, este último un unosinstantes que había yo llegado a mi casa al oscurecer; poco
buen mozo, sobrino del general del mismo nombre que murió después llegó Justo Sierra y al ver que mi mozo encendía tres
en Querétaro e inferior a Prado como estudiante. Prado era ya lámparas de petróleo, de las cuatro que había enla sala, me dijo
un sabio y en un acto público de física así lo demostró. En cuanto repentinamente: “Tres luces traen siempre desgracia. ¿Por qué
a Ramos, su acto de química fue lucidísimo. Acabó entre los - las usa usted?” Yo mereí de él y le dije: “¿Es usted capaz de
aplausos de la concurrencia, admirada de su gran facilidad de creer en eso?” En esé momento Prado medijo, apareciendo en
palabra. Prado fue muchos años profesor del Colegio Militar. la sala: “Se acaba de suicidar Lola. Lo llamaa usted violenta-
Y con una pensión del gobierno vive hoy en la Escuela Prepa- mente Crucita”. Y me acompañó Sierra hasta la puerta de la
ratoria, tan extravagante como siempre. Ramos, doctor, acaba casa de aquélla. En estas coincidencias están fundadaslasreli-
de ir de delegado de México a Guatemala al Congreso Médico giones. Altamirano decía: “El que no tiene creencias tiene su-
Panamericano. En mi memoria esos dos estudiantes han que- persticiones”. Y es verdad. Esta es la condición humana.
dado hondamente grabados así como Miguel S. Macedo,licen- Aldía siguiente llevamos el cadáver de Lola, Manuel Gon-
ciado, hoy subsecretario de Gobernación y que fue con los zález, hijo del general don Manuel González, que era entonces
Monteverde, Ramos y Salvador Castellot, magnífico discípulo presidente de la República: Enrique G. Mackintosh, Bernardo
de lógica de don Gabino Barreda. Urueta, primo hermano de la muerta, y yo. Crucita había veni-
La Preparatoria,hija legítima de la Reforma, era muy odiada do a mi casa con su familia, a petición mía, y luego ocupó una
por el clero mexicano. Aún recuerdo que muchos, que no eran vivienda próxima donde nos cogió fuerte temblordetierra, del
precisamente clericales, pero sí creyentes, como don Bonifacio cual siempre he tenido memoria, porque yo corrí hasta La Ala-
Gutiérrez, quien decía una noche en una casa queél visitaba y meda, donde muchas damasestaban bien sentadas conlas pier-
yo también: “En la Preparatoria las clases comienzan por lla- nas extendidas, viendo las torres de la Santa Veracruz y San
mar al alumnoal pizarrón y decirle: “No hay Dios, los santos Juan de Dios que oscilaban en el espacio, teniéndose con las
son mentira, pinte usted un triángulo” ”. Esto no era cierto. Don manos apoyadas en la tierra como si quisieran evitar caerse. ll|
Bonifacio Gutiérrez no era un hombre vulgar ni mucho menos. Crucita, al pasar yo corriendo, gritaba desde el dintel de una
Era tesorero general de la Nación, honrado a carta cabal y cu- puerta buscando comorefugio: “Vengan a morir aquí conmigo
ñado de don Jesús M.Palacios, que había sido gobernador, como y con mis hijos”, pues creía llegada la última hora. Acreció mi
he dicho, del estado de Chihuahua. susto porque al desembocar, bajando la escalera, echaron sobre
Yo visitaba a todas las familias de aquel estado poco católi- mísus aguaslos tinacos que estaban sobreella. Tal fue el fuerte
co, al menos no como Puebla y Querétaro; y vivía en México temblor a que me refiero y que ha quedado tan grabado en mis
doña Cruz de Siqueiros viuda de Tamborrel, que había sido un recuerdos.
gran matemático y un autor dramático que escribía en francés;
era muy querido y respetado en Chihuahua. Entiendo que era
oriundo de Jalapa. En aquella casa, digo, la de doña Cruz, a quie-
nes todos decíamos Crucita, dijo don Bonifacio Gutiérrez aque-
lla blasfemia. Era Crucita persona que tenía a sus hijos en la
50 Preparatoria, que no dabacrédito a ninguno de los decires contra 51
HI sinado por las hordas de los indios yaquis y mayos, que se ha-
bían sublevado y comandaba el Chato Almada. Cuandoyo era
estudiante en Álamos, recuerdo que todos los años íbamos en
procesión todos los niños de las escuelas con las señoritas del
lugar hasta el camposanto, y en la tumba del general Rosales se
Toda mi vida he querido muchoal estado de Chihuahua regaban perfumes y flores pronunciándose discursos y Versos;
% y me han reputado siempre deallí. Yo me he dejado que- todo arreglado por el Ayuntamiento de aquel lugar. Alser ente-
im, Ter. Pero no nací en Chihuahua. Nací en Guanaceví, del rrado Rosales se negó el cura a entregarla llave del cementerio,
estado de Durango. He querido mása Sinaloa, Sonora y y la comitiva que acompañaba al cadáver derribó la tapia en
Chihuahua, porque de ahí datan todos mis recuerdos. Porrefe- una extensión de más de veinte metros. El general Rosales, a
rencias sé que mi padre era dueño de Barrón, en Rosario, her- pesar de estar ocupadala plaza por el enemigo, fue velado en la
mosas minas de esa localidad. Que Patoni, el que después fue casa de moneda de Álamos que dirigía entonces don Jorge
general, llevaba las conductas de plata a Durango y que mi pa- Lebrún.
dre tenía cuantiosos interesesallí. Patoni declaró mocho, como A Maximiliano y Carlota no los conocí sino en fotografía
llamaban entonces a los conservadores, a mi padre, el cual tuvo que llevó mi hermano Emilio, el cual, a pesar de las advertencias
que salir huyendo de Guanaceví con lo que tenía en barras de de mi padre, se fue de ayudante del general Patoni. Por aque-
oro y plata, dejando perdidos sus intereses. Llegó a Choix, llos lugares dejó rastros el que después fue general don Carlos
Sinaloa, y dejandoallí a su familia, se dirigió a Batopilas, del Pacheco y ministro de Fomento de los generales González y
estado de Chihuahua, donde adquirió muchas minas que des- Díaz, que ocuparonla presidencia de la República, y del cual
pués de su muerte mi hermano José vendió a Mr. Shepperd, hablaré más tarde. Era en aquellos tiempos mi casael cuartel
que había sido gobernador de Columbia, durante el gobierno general de los republicanos y yo no le conocí a mi padre lo de
del general Grant. En Choix empiezan mis recuerdos. Estamos mocho que motivó el ataque de Patoni. Cuando cayó el Imperio
en plena guerra de Intervención; ahí conocí a [Antonio] Rosa- estaba yo en El Fuerte y un tío mío, don Rafael, apostó una caja
les, al general Angel Martínez, a Luis E. Torres, que ha sido de champañaa que Juárez fusilaba a Maximiliano. Despuésde
varias veces gobernador de Sonora y jefe militar de aquella las atrocidades cometidas en el país por Bazaine no le quedaba
zona; a Guillermo López, al doctor Molina, cojo heroico, de- camino de salvación al llamado emperador. Muchosde los que
fensor de la República; a don Agustín Lozano, que no hace conocí en aquel entonces viven aún; otros han muerto O los he
mucho fue a morir a París. Se hablaba mucho entonces de perdido devista. Pero lo quesí sé es que desde muy chico tuve
Porfirio Díaz, Mariano Escobedo, Francisco Naranjo, Gerónimo cerca de mía los liberales y republicanos y conformehe creci-
Treviño, en fin, de todos los grandes defensores de la Repúbli- do se ha acendrado mi amora la libertad y a la República. Yo
ca. Franceses no conocí más que a los prisioneros del general estaba lleno de entusiasmoy al triunfo de Juárez, que era el de
Rosales, a quien querían mucho, y temblaban de caer en manos la nación, devoraba novelas de Juan A. Mateos y los periódicos
del general Corona. El general Rosales está en estatua en la quenos llegaban de México a aquellos remotos lugares. El nom-
calzada de la Reforma. Se hablaba mucho del vencedor de San bre de Porfirio Díaz llenaba los ámbitos del país. Juárez no
Pedro. Era Rosales un hombre inteligente e ilustrado. Recuer- había sido justo con él y se habíaretirado a vivir tranquilamen-
do mucho un pequeño cañón de bronce que llevaba su ejército te lejos de la injerencia de la vida pública.
en el cual habían sido grabadas en las casas de moneda de Los que tenemos algún recuerdo de aquellos días no pode-
Culiacán estas palabras: “Debo mi libertad al valiente coronel mos por menos que ser porfiristas, pues no se hablaba de otra
Jorge G. Granados”. Las casas de mi tío don Rafael Valenzuela cosa en la República. Porfirio Díaz era legendario. Sus campa-
que habitaba mi familia, estaban comunicadas y en la primera ñas del ejército de Oriente las sabía todo el mundo y se decía
52 se alojó al general Rosales y de ella salió a morir en Álamos, ase- a voz en cuello que era el único jefe en el ejército que había 53
entregado fondos al gobierno, presentando así un ejemplo a la lo que sentí entonces. Eran muy escasos los porfiristas en Chi-
faz del país. Sea de eso lo que fuera, los de mi generación se huahua. Todoel estado era lerdista. Pero yo era porfirista por la
amamantaron con los hechos heroicos de Porfirio Díaz y su Reforma, por la guerra de Intervención y sobre todo por mis
ardiente patriotismo. En las últimas elecciones de Juárez se dijo lecturas. El país no se ha equivocado; el general Díaz es un
que las había ganado Díaz y yo lo creo. Su popularidad era hombre de Estado que no sólo ha sabido hacerse un nombre en
inmensa. los campos de batalla sino también en los campos de la paz. A
Despuésdeestar por Choix, El Fuerte y Álamos, en la escue- él se le debe ésta y la nación no debe olvidarlo nunca.
la, como he dicho, vine a dar a Chihuahua y antes de llegar a Vivía entonces en Chihuahuael ingeniero don José Merino,
ella, en el “Vallecito” encontramosal licenciado Palacios, a don cuyo padre del mismo nombre había muerto en Tabaloapa en
Manuel Herrera y al doctor don Eduardo Urueta. Se encamina- una batalla que el general don Donato Guerra le ganó a don
ban a Cusihuiriachic a ver a un señor Cervantes que enla baja- Luis Terrazas el mismo año de 1872; entiendo que el mismo
da de aquel mineral se había casi matado. Me llamó muchola día que murió Juárez en México. Era este señor Merinoensa-
atención el doctor Urueta por su despreocupación y talento así yador de la Casa de Moneda y muy afecto a las matemáticas;
como por su palabra fácil que no es raro lo haya hecho padre compartía con Rocha en Chihuahuala merecida fama que su-
del licenciado Jesús Urueta, que en mi concepto es el mejor pieron adquirir. Fue mi sinodal enel primer curso de matemá-
orador latinoamericano. ticas y también lo fue el licenciado don Higinio Muñoz, hijo
Don Manuel Herrera era un hombre a quien no faltaba inte- del licenciado don Laureano, que era director del instituto. El
ligenciani travesura política. Posteriormente recuerdo que, es- licenciado don Higinio, en mi examen, me pusoun problema
torbándole el voto en la Cámara de Diputados de Chihuahua de que no entendípero él tampoco. En el establecimientose ense-
un yerno del señor general don Luis Terrazas, le dijo: “Váyase ñaba mucholatín, a la usanza antigua; tal vez el licenciado don
al Sauz (hacienda del señor general don Luis Terrazas próxima Higinio sabía a la perfección este idioma muerto. Rocha y Me-
a la capital) donde él se encuentra y dígale que la Legislatura rino habían cursado en la Escuela de Minas de México.
del Estado lo va a nombrar gobernador; que se venga inmedia-
tamente”. Cuandoel señor Terrazas pasaba con su yerno referi-
do en cochefrente al local donde se celebraban las sesiones de
la Cámara, protestaba pues fue nombrado gobernador don Celso
González. Todos eran trabajos de Herrera. Anteriormentea esto,
el mismo Herrera ganó al señor Terrazas en la Legislatura las
elecciones de Ochoa como gobernador, a cuya elección se opo-
nía aquél. Don Manuel Herrera fue con el tiempo gobernador
interino de Chihuahua. Estaba el país en plena revolución.
El año de 1872 me presentó el mismo Herrera, siendo yo
sl
muy muchacho, al señor general Díaz. Había fracasado la re- $

volución de la Noria, Juárez había muerto y era presidente de


la República don Sebastián Lerdo de Tejada, por ministerio
de la ley. Se procedía a las elecciones y resultó presidente el
mismo señor Lerdo de Tejada. Al ver con mis propios ojos de
muchachoal héroe descrito en las novelas de Juan A. Mateosy
que en la historia había hecho amén de otras maravillas el 2 de
abril y la toma de México, yo no sé quésentí. Posteriormente
54 he tenido la oportunidad de verlo mucho pero jamás he sentido 55
IV Yo desde muy chiquillo tenía devoción porla patria y la Re-
pública, miraba todo en Chihuahua como cosas que estuvieron
ante los ojos de Hidalgo. Mi patriotismo llegaba al paroxismo
en la prisión del primer héroe de nuestra Independencia. En
Álamos había empezado a hacer versos en la escuela de don
E : Cuando mevinea la capital, no había en Chihuahua
más José Rentería; en Chihuahua seguí ese camino que no he aban-
E Queunteatro que llamaban “Coligallo” porque en lastar- donado en toda mi vida. Acabo de leer un prólogo que viene en
lá des había gallos y en las noches funcionesteatrales
. La Fiat Lux de José Santos Chocano, debido a la elegante pluma
7 víspera de venirmeestuve allí con don Tomás MacM
a- de Andrés González Blanco. Enél el autor hace alarde no sólo de
nus, grande y buen amigo mío que muchas veces fue diput
ado erudición, sino de ser un lírico. Yo no sé, pero creo que Gon-
al Congreso de la Unión. Tenía dos hermanos, don Ignaci
o y zález Blanco tiene mucha razón.
don Francisco. El padre de Tomás se llamó Francisco tambié
n. Íbamosporla tarde muy afectuosamentea los graseros, situa-
Era el “Coligallo” un lugar descubierto y hacía mucho frío
en él dosa orillas de la población junto al río Chuviscar y lo recuer-
durante el invierno, que es crudo en Chihuahua. Ahora
hay en do tanto más cuanto que en ellos me dieron la mejor “trompada”
aquella ciudad un hermosoteatro que se llama de Los Héroe
sy que he recibido en mi vida. Gregorio Horcasitas, hermano de
quese debe al coronel Miguel Ahumada cuando fue gobern
ador. Andrés, me aconsejaba que me “sumiera” como lo hacían to-
Había antes un teatro feo llamado Betancourt por el partic
ular dos en elcolegio. Yo no quise aunqueel otro fuera muy fuerte.
que lo hizo. Al señor Betancourt lo conocí mucho en un
viaje a Llegué a mi casa diciendo que no cenaba porque medolían las
México y era un viejo panadero francés que había en Chihu
ahua. muelas y era verdad. Al día siguiente, a la hora del desayuno,
Entre las íntimas relaciones que hice en Chihuahua figura
n se vio que tenía una hermosa “trompada”en la cara.
en primer término Enrique C. Creel, Andrés Horcasitas,
que Ibaal instituto todas las tardes un nevero que era mi encanto
después fue abogado y miembro de la Suprema Corte de
Justi- y no lo he olvidado nunca no obstante que he estado en la mesa
cia y en cuyos funerales habló don Manuel María de Zamac
ona del presidente de la República y en Nueva York tuve el honor
orador por mí conocido desde tiempo de Juárez; Berna
rdo de comeren el Delmónico con don Sebastián Lerdo de Tejada,
Urueta, cuyos padres, el doctor don Eduardo Urueta y
doña quien en esa ocasión me habló mucho de Chihuahua. Se acor-
Refugio Siqueiros, eran de notabilísimo talento; el licenc
iado daba muy bien el antiguo ministro de Estado de don Benito
Rómulo E. Jaurrieta, que acababa de morir; el licenciado
don Juárez. En esta población quiso casarse con una guapa chica
Carlos Muñoz, que ha sido presidente del Tribunal Superi
or de que prefirió a un dentista, cuando estuvieron allí en tiempos
Justicia del Estado de Chihuahua; Miguel Márquez, que
es ahora del Imperio. Yo había conocido al señor Lerdo de Tejada sien-
doctor y director del Instituto; Pedro R.Prieto, que despu
és fue do presidente de la República: siendo yo estudiante, fui intro-
licenciadoy cuando fue rico, muy rico, su buen corazónle
ganó ducido cercade él, por galantería de su ayudante don Francisco
la estimación general. Había enel colegio un joven Perea,
que Novoa.Iba a pedirle una beca en la Preparatoria, para un joven
despuésse recibió de abogado o doctor, no recuerdo.
de Coahuila. Me hizo el presidentela historia de todas las be-
Era entonces gobernador don Luis Terrazas, que tenía
algu- cas y me concedió lo que pedía.
nos malquerientes, como todo hombre de mérito. Entre
éstos Don Sebastián Lerdo de Tejada era muy intelectual y muy
figuraban personas inteligentes y de buena posiciónsocial.
¿Se- instruido. No se casó nunca, pero le gustaban mucho las muje-
ría envidia? Era entonces Chihuahua una población chiqui
lla y res. Era un hombre de mirada de águila, labios delgados, muy
muy tranquila. Su iglesia principal, debida a [Francisco
Eduar- elocuente y gran conversador. Una vez presidió en el antiguo
do] Tresguerras, es hermosísima. Fue la primera obra arquit
ec- Teatro Nacional la fiesta que allí se daba el 15 de septiembre
tónica que conocí. En la iglesia de San Francisco estuvi
eron los por la noche. La revolución rugía en todo el país. Se sentía que
S6 restos de Hidalgo y otros héroes de la Independencia.
el gobierno iba a caer. Yo, que estaba en una de las localidades 57

¿dl
de patio, supliqué a un alumnodel Colegio
Militar, próximo a
mí, que me tuviera mi abrigo, pues iba a tomar
la palabra. Me

40.
acerqué aun regidor, le dije mi intento y me
dijo que me espe- 7)
rara, que iba a avisar al presidente. Alzó éste )
la cabeza, me vio
pálido y melenudo, y con ella hizo un adem
hablé. Al día siguiente El Monitor Republic
án negativo y no
ano,periódico que
estaba al frente de la oposición, dijo con este moti
vo que don
A Llegué a México en diciembre de 1873. Noshabíamos,
alojadoenel MesóndelSol,después de cuarenta días de/
ol
pun
Seba stián era un tirano. La verdad es que don Seba caminó. Los carros con que venía, pues había muchos (CE
stián no lo
era. Lo que pasaba era que el país quería ladrones en el camino, se habían alojado en el mismo
al general Porfirio
Díaz, héroe de la Reforma y de la Interven mesón. Yo corrí a la casa del doctor Urueta, que vivía en la
ción francesa. Yo
con él. : calle de Chavarría y me acompañé de su hijo Bernardo,alojándo-
m
¿En fin, mis recuerdos de Chihuahua son me luego en el número diez y medio, que, entiendo, fue después
de infancia y no es
raro que yo me haya reputado como originario diez de la calle de Vergara. Trabajaba en aquel entonces, en
de este estado, )
no obstante que nací enDurango. ss México, Maria Aimée. Yo no había soñado siquiera la opereta
! francesa. De teatro no conocía más que el Coligallo y los que
se forman en patios de las casas del pueblo. No se extrañará,
poresto, que haya llegado en mí el entusiasmo al grado de abo-
narme. Por aquellos tiempos hubo un baile de carnaval en el
Nacionaly bailaronlasartistas de la Ópera bufa unas cuadrillas
francesas, y bebieron mucho champagne. Terminadoel baile,
seguía por todas partes a las francesas y me parecía todo un
sueño aquello.
Por aquel tiempo me cambié a la casa del doctor Urueta,
donde fui pensionista, en unión de Julio y Juan Faudoa, Luis
Terrazas hijo y Tomás Siqueiros, hermano de la esposa del doc-
tor. Estudiaba segundo curso y mis exámenes hicieron queel
doctor don Gabino Barreda mediera una beca, recomendándo-
meconel licenciado Martínez de la Torre, que vivía en la Casa
de los Azulejos que hoy ocupa el Jockey Club. Era un hombre
elocuente. Despuéslo oí defendiendo a las Hermanasde la Ca-
ridad, que trataba de expulsar el gobierno de Lerdo. Había sido A

[Rafael] Martínez de la Torre defensor de Maximiliano, y creo dE


A30
que Francisco José, emperador de Austria, le había regalado,
por esto, un hermoso juego de plata.
- El doctor don Gabino Barreda era un hombre alto y buen
mozo, casado con una señora Covarrubias, de esa familia de
grandes patriotas y muy sabia. Había oído en París a Augusto
Comte y era un positivista hecho y derecho. Habiendo hecho
Juárez la Reforma, y siendo ministro de Justicia e Instrucción
Pública el señor licenciado Martínez Castro, fundó en 1868la
58 Escuela Nacional Preparatoria, coronandoasí la obra de la mis- 59
ma Reforma. Yo varias veces lo vi siendo sinodal en jurados
hambre. Se decía que en los exámenes los profesores iban a
diversos y siempre me sobrecogió su sabiduría en todos los
tomarla revancha. Nofue así. La verdad es que nadie nos hizo
ramos. Daba en la Escuela Preparatoria las clases de Histori
a caso, pero decirle a la juventud que estaba llena de ilusiones
Natural y Lógica. De esta última, era texto la obra de John Stuart
“era un delito”. De la Universidad Libre nadie se acuerda sino
Mill. Comoes natural, todo el partido vencido, especialment
e es don Justo Sierra, que ya era abogado y no pertenecía a la
los curas, eran enemigos de la Escuela y de Barreda. En el an-
huelga. En la escuela Preparatoria, más que en ninguna otra
tiguo edificio en que se había alojado la nueva enseñanza, me
parte, el doctor don Gabino Barreda gozaba de todas las simpa-
hospedé cuandosalí de la casa de Urueta, para estudiar Física,
tías, ya perteneciesen los alumnos a Minería, Medicina 9 Juris-
O sea tercer año de enseñanza preparatoria. Ya tenía yo mi )
pri- prudencia, por su sabiduría y sus buenos sentimientos.
mera novia, y me indignó mucho que me preguntaran en mi el general Díaz
Alfin cayóel señor Lerdo. Esto fue en 1876, y
examen sobre el telégrafo de Morse, que no supo otro compa-
ocupó la capital de la República. Vi al señor Lerdo abandonar
ñero, y que obligó a los sinodales a pasarme la pregunta. Preci-
México en coches que estaban situados frente a Palacio, a las
- Samente a mí me chocaba muchoel tal telégrafo de Morse
y once de la noche, un día de noviembre de ese año. El licencia-
nunca lo había estudiado. Así se lo dije a los sinodales, que
do don José María Iglesias se había próclamado presidente de
pasaron a otra cosa. Me fui muy contento conmis tres muy bien.
la República en Salamanca, Guanajuato, lanzando un plan po
El año de 1875 se verificó la que se llamó “la huelga”,cuan»,
lítico, y todos los militares reconocían a Iglesias y luego a don
do todos los alumnos de las escuelas superiores abandonaron”
Porfirio Díaz. Se conocía que no había brújula en toda la na-
losestablecimientos. Los preparatorianos, dejando a don
Gabino ción. El licenciado don Justo Sierra fue subsecretario de go-
Barreda, director del establecimiento, con cariñoso escrito, si-
biernode Iglesias; y don Porfirio Díaz los puso a todos en quico,
guieron el ejemplo general. Se proclamó la Universidad Libre
: emprendiendo una campaña haciael interior. La verdad de las
y se nombraron profesores de las diversas asignaturas. Yo fui
cosas es que Juárez y Lerdo habían hecho un gobierno de na
profesor de segundo curso de matemáticas. Se daban clases
en quo, y el país quería otra cosa, la cual supo dar Díaz. Hubo en
La Alameda y en todas partes. Fui yO a parar a un templo
pro- aquel tiempo una cosa conmovedora: todos los templos, cuan-
testante, creo que en donde está hoy el templo católico de San
do se iniciaba la marcha de don Porfirio Díaz se vieronllenos
, Felipe. Conocí entonces de vista adon Vicente RivaPalacio
ya por gentes que pedían a Dios: “Paz, paz' . No se quería más
| ¿don Ignacio Manuel Altamirano, que le dieron al movimiento,
* guerra. El general Díaz ha sabido cumplir eldeseo general. La
Como buenos enemigosdel gobierno de Lerdo, un caráct
tes . er po- y nación estaba exhausta de tanta sangre vertida. Y esto me re-
lítico que, biensa . /
be Dios,no tenía: ais E ENae
En la huelga figuró A
mucho cuerda la correspondencia de mi padre, que tanto se quejaba de
unjovenRocha, que después ha sido doctor. Nos reuníamos
en la revolución. Era un trabajador minero y los que trabajaban,
los teatros de segundo orden. En estas reuniones fracasó don
en todos los ramos de la industria y el comercio, pensaban lo
Mariano Espejo, que fue licenciado y senador, porque nosdij
o
a los muchachos toda la verdad y triunfó don Agustín Arroyo
>Cuando entró el general Díaz en México, hacía varios da
de Anda, que ahora es abogado y Jefe de los defensores públi-
que lo esperabala capital que había dejado Lerdo al cuidado de
COS, porque propuso que fuéramos a tomar a vivafuerza elPa-
licenciado don Protasio Tagle, quien después fue famoso mi-
lacio Nacional. Se hicieron muchas locuras en la huelga y, como
) nistro de Díaz en Justicia e Instrucción Pública. Vi entrar a Riva
alienados, pasamos por la calle en que vivía Riva Palacio
,el” Palacio a pie, lleno de polvo, al frente de una columna Se ON
cual salió al balcón, vociferando y aplaudiendo. Lerdo,éntan
- fantería, por la calle de Tacuba. Al general González se le abía hN
y
to,sé había rehusado a recibir a un grupo, recibiendo tan sólo
a traído herido en el muñón de un brazo que había perdido en
una pequeña comisión, a la cual despachó como llegó. Volvi-
mos a las aulas porque, a pesar de que algunas personas de
la l Véase María del Carmen Ruiz Castañeda, La Universidad Libre de 1875, Oaxaca,
60 ciudad nos daban comidasy habitaciones, ya nos moríamosde 61
Cantera Verde, 1999.

E
Puebla el 2 de abril de 1867.
Pronto fueron reconstituidos Jacolliot, que la India era la más antigua en la ció mu
ministerios. Riva Palacio y los
Altamiranofueron, respectiv mana, cosa que el maestro Sierra rechazaba, sostenien y e
te, secretario y subsecretario ame n-
de Fomento; don Ignacio Ram este sentido al Egipto. Me le puse yo frente por frente: él me
de Justicia e Instrucción Púb íre z,
lica. México no olvidará a prestó todos los libros de Jacolliot y, sostenido poreste gran
Palacio en el Ministerio de Fom Riva
ento, pues él tuvo. especial em- embustero, en medio de los aplausos de mis compañeros, sos-
peño en hermosear la ciudad
y su nombre quedó inscrito tuve al señor Sierra las ideas de Altamirano. Mañana contes-
varios monumentos públicos. en
? taré a usted”, me dijo él. Esto motivó que mis compañeros me
En tanto, el internado había
sido suprimido en la Escuel pasearan en hombros. Yo era un triunfador. Al día ss
Nacional Preparatoria y en a
todos los establecimientos. Ant llegó el profesor de Historia y me dio tal tunda, que zo pues
de queesto sucediera, me lla es
mó don Gabino Barreda y me por menos que ponermede pie y decirle; Tiene uste me
plicó que me fuera a vivir fue su-
ra de la escuela. Yo contesté razón”. Inútil es decir que mi CAS cayó por completo.
si no recordaba que era yo un que
becado. “Eso no es inconveni ] ñeros casi ni me hablaban.
te —replicó—, ya haré quele en-
entreguen en efectivo lo que a Sierra me era conocido, desde Chihuahua, como
rrespondea su beca: lo intere co-
sante es que usted viva fuera del literato. Era sin duda uno de los hombresmás preclaros. Había
colegio.” Yo no era nada quieto
en él. Había inventado unas gue leído hondamente a Victor Hugo. Es cierto que Sierra lee pe
rras nocturnas, en las que el -
colegio, dividido en franceses cho. Él me llevó a La Libertad, que acababa de fundar el año de
alemanes, no obedecía a prefec y
to ninguno. En una de estas fun 1878. Allí conocí a Telésforo García, hombre inteligenteóIns-
ciones militares un estudiante, -
Espinosa, se había llevado a otro truido, muy afecto a los negocios, como buen español, Z éxi-
Malpica, introduciéndole la cab ,
eza entre las piernas. Todo el co muy combatido y en Madrid más; Francisco G. e
colegio llamaba a aquel acto “el
rapto de Malpica”. Mi compa- gran periodista; Jorge Hameken y Mejía, muy afecto al arte; y
dre y amigo Miguel A. Escalo
na, que era estudiante en aqu sobre todo Santiago Sierra, hermano de don Justo, un Joven sa
entonces, debe acordarse bien el
de esto. El estudiante Espinosa, bio, verdaderamente sabio. Le enseñé, con mucha timidez, a
a quien le decían el soldado,
se ha convertido después en Justo Sierra, un soneto dedicado a Cicerón. Creo que moron
famoso médico. De Malpica, no un
he sabido más. los primeros versos que enseñé. Yo iba todos los días a a re-
Habiéndome despedido el doc
tor Barreda, a poco volví a su dacción de La Libertad. Allí me hice muy amigo de Santiago
lado, diciéndole que la misma
tarde me cambiaba, pues había Sierra, que murió deplorablemente, en un duelo. Era Se Joves
encontrado domicilio, muy cer
ca de la escuela, enfrente de ella muy buen mozo y quería mucho a su hermano Justo. que o
a lo que medijo: “No convie ,
ne eso. ¿Usted tan cerca? Váyase mató, creo que está arrepentido de su obra. El duelo lo mo pa
de la séptima del Reloj en ade
lante”. Cuando el internado se ron chismes y sólo chismes: no obstante que andaba en so
suprimió, yo ya estaba fuera del
colegio. Había coincidido con mezcladala política. Conocí también a Agustín Cuenca, poe a
el triunfo del general Díaz la
llegada a la escuela, como pro muy notable, que sin duda fue de los primeros en e
sor de historia, de don Ignacio fe-
Manuel Altamirano. Enla clase se ocupó de la nueva escuela literaria. Leía mucho a Teófi
lo conocí muy de cerca, pues era
de sus discípulos predilectos.
Esto lo puede decir mejorel
licenciado Justo Sierra, que
sucesor en la referida clase. All fue su qLa Libertad, hice mis primeras armas periodísticas. Iba a
í conocí mucho a don Justo, a morir entonces El Federalista, periódico excelente que se hizo
quien comencé por hacer una Opo
sición grandeenla clase, pues notable en México y quedirigía donAlfredo Bablot. Yo había
Altamirano era mi ídolo y nos
había enseñado, fundándose en estado suscrito a El Bien Público, periódico iglesista que redac-
taban los Sierra, el coronel Garay y otros que fueron a correr
? Particularmente en el monument con Iglesias la aventura de Guanajuato.
o a Cuauhtémoc por Miguel Nore
cado a Enrico Martínez que repre ña y en el dedi-
62 senta a la ciudad de México, a un
Catedral. costado dela
63
VI Llegando a México, vivía en la esquina del Reloj y la Encar-
nación, en una habitación alta, en compañía de los que después
fueron mis cuñados, don Paulino y don Cruz González; don
José Prieto y Varela y Julio y Juan Faudoa. En Chihuahua, por
A
ed] decir chaparro, dicen chapo, y a José Prieto y Varela le decían
AS
En 1879 fui a Chihuahua. Mi padre había muerto en no- el Chapito, porque así se expresaba él. Este era muy fuerte.
viembre de 1878. Mealojé en casa de don Luis Faudoa. Después casó en Chihuahua con la muchacha más bonita y ele-
E Chihuahua había progresado. Era gobernador don gante que había en la población. No lo he vuelto a ver. La colo-
Es Angel Trías, que se había pronunciado por el Plan de nia chihuahuense era numerosa. Cuandollegué por primera vez
Tuxtepec. a México, Guadalupe Urueta me había presentado conla fami-
Un día 16 de septiembre que dije versos en una función que lia Muñoz. El licenciado don José Ligio Muñoz, muy enemigo
presidía él en el teatro Betancourt, se me acercó al bajar de la de Terrazas, era jefe de ella. Dotado de buena inteligencia y
tribuna un joven con una moneda de oro pegada a unacartuli- buena instrucción, era enemigo de todo el mundo. Entonces
na, la que me entregó abrazándome efusivamente. Era Enrique servía al gobierno de Lerdo, pero era muy partidario de don Por-
C. Creel, a quien yo había conocido antes de mi ida a Méxic firio Díaz. Posteriormente fue fiscal de la Corte de Justicia gra-
o
muy niño y muy afecto a estudiar por su cuenta y riesgo, y que cias a Díaz, y hablaba muy maldeél.
estaba en vías de ser lo que llegó a ser después. Las muchachas En su casa conocí de cerca al general Riva Palacio, quien
de Chihuahua me parecieron muy hermosas. Es cierto que yo tenía unoshijos muyinteligentes, llamados Daniel, que se reci-
era joven e iba de México, vestido a la última moda y ansioso bió de médico; Baltazar, que murió en Pachuca siendo ingenie-
de la preferencia mujeril. ro, y José, a quien le decían don Che;le daba por poeta y murió
Trías se había pronunciado contra Ochoa; era hijo del famo- en Chihuahua. En la fecha de que hablo, la ciudad no se había
so don AngelTrías, que fue gobernadordel estado, y del cual extendido mucho,y la Glorieta de Colón era un punto aislado,
don Guillermo Prieto me hablaba, diciéndome que se había casi fuera de la ciudad, cuya soledad era completa. En el año de
portado con mucho valor durante la guerra de 1847. La verdad 1879 a 1880, vino la familia de mi futura mujer. Pero antes
es que Chihuahua había sido juarista y entonces era lerdista. de su llegada dimos un gran baile en los entresuelos de los Ba-
Terrazas apoyaba a don Sebastián y era enemigo de Trías, el jos de San Agustín, número 7. Don Che Muñoz Lumbierfue el
cual, debido a su vicio de beber, no hizo huesos viejos en el go- encargado de amueblar el gran salón que allí había. Trabajó
bierno de Chihuahua. Cuando yo venía de regreso, supela caí- con tesón, y resplandecía aquello realmente por don Che; a las
da de Trías en Santa Rosalía. Había tomado la capital, haciendo diez, en que comenzóel baile, estaba dormido de cansado. Le
preso al gobernador, el coronel don José María Casavantes. Pos- gustaba beber. Don Che no bailó esa noche. Acababa de entrar
teriormente, el licenciado don Manuel Muñozfue a ofrecer, en a la presidencia don Manuel González, y su hijo Manuel estu-
nombre del general Díaz, el gobierno a Terrazas, apoyado por vo muy contento feliz en esa reunión, pues era muy joven. Yo
el general Gerónimo Treviño, al frente de dos mil hombres. cumplía 25 años y Enrique G. Mackintosh salió con el mismo
Los revolucionarios tendrían cuando mástrescientos. Trías quiso Manuel, casi amaneciendo.
mucho a don José Casavantes, porquelo trataba muy bien du- Enrique G. Mackintosh había venido del estado de Sinaloa a
rante su prisión y quizás a él le debió la vida. concluir sus estudios de abogado en México; era muy buen mozo
Había yo estado a despedirmedel gobernador Trías, cuando y muy rubio, comohijo de inglés que era, y de la mexicana doña
acababa de dar un golpe en el pueblo de San Andrés a un grupo Rosaura de la Vega, de familia muy rica y popular en Sinaloa.
de pronunciados, y el gobernador me había dicho: “Entre los Estaba yo muy ajeno, cuando hice conocimiento con Mackin-
prisioneros vienen los jóvenes. ¿Qué miedole voy a tener a un tosh, de que lo habría criado una prima hermana mía, pues su
64 viejo como don José Casavantes?” Y éste fue el quelo destruyó. madre se había vuelto loca siendo él muy pequeñoo al nacer. 65
Toda mivida he sido amigo de ambos, y mis mejores recuer
dos en su casa, en la 2a. de Humboldt, en la cual se instaló
están vinculados a los suyos. Paseábamos entonces mucho más tar-
en dela Secretaría de Gobernación, y me dijo: “Usted es muy ami-
coche por la Reforma. Manuel, como buen hijo de presidente,
nos llevaba, pues ni Mackintosh ni yo éramos capaces de go de la señorita fulana. Porella yo daría lo habido
gas- y lo no
tar aquellos trenes. habido”, y yo le repliqué: “¿Conoce usted el cuento del
diablo?
Despuésde algunos meses de permanencia en la capital, vol- Undía llamó unoal diablo y le dijo que le daba su alma
si le
vió la familia de mi futuro suegro, don Celso González, a conseguía lo que él deseaba. —¿Qué deseas?, dijo el
Chi- diablo.
huahua. Me fui yo a vivir al Mirador de La Alameda, y —La mujer más bonita del mundo. —Para mí la quisier
eran a, ex-
mis comensales Eduardo Prado, Enrique C. Mackintosh, Ma- clamóel diablo. —Así digo yo, para mí la quisiera”.
nuel Gónzalez hijo, don Justo Sierra, don Alfredo Bablot y Era Pacheco afable, poco instruido, pero de mucho talent
no o.
recuerdo quiénes otros. En esa casa supe de la muerte de Lola Decían que el general Díaz aseguraba que no había
conocido
Tamborrel, en cuya residencia había comido ese día, obsequián- hombres más valientes que el general Pacheco y
el general
dome ella de una manera notable y regalándome un pañuelo. Rocha. Aunque yonolo oí, lo creo comosi lo hubies
e oído. Pa-
Conocí en casa de don Telésforo García al general don Car- checo tenía mucho cariño por su patria y por sutier
ra natal,
los Pacheco, que había sido gobernador de Morelos y era, Chihuahua. Salió muy joven de allí y por recuerdos
en de juven-
esa época, ministro de Guerra de don Porfirio Díaz. Era don tud resultó gobernador del estado don Félix Francisco
Maceira,
Carlos Pacheco un hombrea quien faltaban un brazo y unapie hombre a quien fui a ver para que no siguiera moles
r- tando a un
na, perdidos el 2 de abril en Puebla, pues allí mandó una señor. “No crea usted —me dijo—, es cómplice
co- de zutano.”
lumna de ataque en el famoso asalto, no obstante que no Era éste un asesino muy conocido. Tal era
era Maceira. Pacheco no
más que comandante. Era muy inteligente a pesar de su poco sólo era hombre trabajador; era además muy útil.
Pero a quien
cultivo y así lo demostró cuando fue ministro de Fomento, pues había colocado enel gobierno de Chihuahua, era
insoportable. 144

se le debió la transformación progresista del país. Aboga Maceira, como comerciante, había hecho 1
dos buena fortuna; pero
- como don Luis Méndez, médicos como don Fernando hay que llevar en cuenta que su padre había dejado Y
Altami- capital, y
rano, ingenieros como don Manuel Fernández Leal, lo atesti- era muy económico, casi rayando enla avaricia.
guan. Pacheco había abandonado su casa muy joven, para servir Pacheco era un producto neto de la situación en
que se vio
a su patria, después de peregrinar por Sonora y Sinaloa. Su México en la guerra de Reforma e Intervención
francesa. Era
hermano mayor había muerto en lasfilas liberales en la batalla un verdadero soldado: pero era hombredealtos pensam
ientos,
de Silao. Él no lo olvidó nunca. Noseré yo, que fui amigo ínti- y muy dado al humano progreso. Fue el fundadorde
l Instituto
mo de Pacheco, quien niegue que le gustaban mucho las muje- Médico, que dirigía el doctor Fernando Altamirano,
y en el que
res y el vino; pero sí puedo asegurar que don Porfirio Díaz figuraba el doctor José Ramos, mi antiguo compañero
lo decolegio
apreciaba mucho por sus grandes virtudes, que siempre pesa- y hombre muy afamado por su sabiduría como médico
, habién-
ron más que sus vicios. Cuando Pacheco llegó a Fomento dose dedicado especialmente a las enfermedades
en de los ojos.
tiempos del general González, no se sabía lo que valía esa Pacheco se bañaba frecuentemente conmigo en Pane
se- y le gus-
cretaría. Pacheco lo notó al llegar y durante los muchos años taba, despuésdel baño, comer menudo, que mandábamos
cocer
que la desempeñó,bajo los gobiernosde los generales Gonzál de nuevo en mi casa, puesa los fronterizos no nos
ez gusta cómo
y Díaz, así lo demostró a la República. Pacheco, a pesar lo hacen en México. Una noche se llegó Pacheco
de a mi habita-
estar doblemente mutilado, valía como diez hombres y así fue ción y nos amanecimos conversando, tomando
coñac y oyendo
como se crearon en su tiempo rápidas vías de comunicación cantar al licenciado don Pablo Martínez del Río,
y que tocaba
cuantiosos intereses en toda la República. Era un hombre que admirablementela guitarra. Yo había visto en la Escuel
a Prepa-
gustaba del placer. No vacilaba ante una copa bien llena o una ratoria a Martínez del Río, que hablaba muy bien
inglés, fran-
66 mujer hermosa. Un día mefui a bañarconél, pues tenía baño cés e italiano; en un dos portres concluyó
la Preparatoria y
pasó a Jurisprudencia, donde fue abogado. Poster
iormente, 67

e
Martínez del Río fue abogado muy famoso en México, y murió VI
* joven y rico. Yo le había conocido tratando de recuperar algu-
nos de los bienes que el presidente Juárez confiscó a su padre
en Chihuahua, por haber sido imperialista. Era hombre inteli-
gente y generoso como pocos. El ingeniero don Manuel Fer- nado, era
E Al llegar yo a la Preparatoria en 1874 al inter
prefecto superior don Rafael Barba, quien suplía a algu-
nández Leal, subsecretario de Fomento, lo estimaba mucho y
él, como bien educado en Europa, era muy cumplido en so- ls los
baparte de
ciedad. A nos catedráticos de matemáticas y forma
después estuvo
Don Carlos Pacheco tenía entonces en Chihuahua la oposi- “25 jurados de esa materia. Yo no sé por qué
un chaparro mal-
ción de Terrazas, y la combatía contra el ministro de Gober- en su lugar un señor Lazo de la Vega. Era éste
la noch e, al subir
nación, don Manuel Romero Rubio, que
era su a : querido en el colegio. Una vez,a las ocho de
egro del presi- eron los educan-
dente de la República.
q del refectorio después de tomar chocolate, quisi
zas. Yo me opuse
dos darle un capote. Llamaban así a las golpi
icó. OÍ una voz
pronunciandoun discurso y el capote nose verif
, lo mism o que a to-
que me gritaba “¡Barbero!” Me fastidiaba
que le pega ran así
dos, Lazo de la Vega, pero me chocaba más
pues to de acue rdo
entre todos a un hombre. Muchos se habían
o que no me
y algunos no le hablaron. Yo les agradecí much
cayó enfermo un
hubieran invitado para esto. Posteriormente,
tor que se lo llevaran
muchacho de Coahuila, y dispuso el direc
coleg io chico a la de-
al cuarto quedabaal pasadizo, que va al
coleg io que llam aban
recha. Todos los internos estaban en el
la “Soc ieda d Filan -
grande. Existía a la sazón, en el colegio,
, nomb ré varia s comi sio-
trópica”; de ella, siendo yo presidente
ninguna
nes para que atendieran al enfermo. Pero viendo que
y Lazo de la Vega , que
se presentaba, fui yo mismo a hacerlo
ba por el mism o pasad i-
era entonces el prefecto superior, pasa
tras que yo, que le
zo corriendo, y a poco murió de tifo, mien
cambiaba de camay de ropa, no sufrí nada.
, sociedad
Enla Preparatoria se fundó después la Metodófila
se trata ban en ella
muy famosa porque la presidía Barreda y
Porfi rio Parra , Ma-
materias científicas. Se distinguían mucho
. Se puso en la car-
nuel Flores, y entiendo que Eduardo Prado
aa ella y Flore s
peta un díala teoría de Darwin. Barreda se oponí
sé por
era un partidario entusiasta de la célebre teoría. Yo no
ahacia la idea
qué se ha sentido, humanamente,gran repugnanci
Nietzsche,
de que el hombre venga del mono. Estoes lógico.
o, natur almente,
que ha soñado enel superhombre, no ha tenid
hacia el mono.
tanta repugnancia para su tesis. Peor sería ir
Barr eda no sólo
Todo perfeccionamiento debe ser aclamado, y
enci do. Lo que 69
no medejó satisfecho, sino que no me dejó conv
Payro t, compañe-
me mostró el señor Barreda fue que era muy sabio. Y eso ya lo to loco. Hacía días habíamos notado Agustín
a comezón y
sabemos. En cambio, Manuel Flores se batió como un veterano. ro y amigo mío, queal acostarnos sentíamos much ,
La Sociedad Filantrópica, entre tanto, discutía si había o no no sabíamosa quéatribuirlo.
caballo que yo había
habitantes en la Luna y ponía a votación el asunto. Esto pintael Iba entonces el caudillo en un soberbio n
lacros que se verificaba
carácter de cada una. La Sociedad Metodófila dejó unos anales conocido en Chihuahua, a unos simu
iantes, entre ellos yo,
interesantísimos que deben conservar algunosde los estudian- en los llanos de Aragón. Muchos estud
también. En aquellos
tes de entonces. El doctor Barreda amabael arte y citaba mu- íbamosa pie hasta ese lugar vitoreándole
en un simulacro tam-
cho la Divina comedia: Hizo pintar un cuadro mural al pintor llanos había visto ya a Lerdo de Tejada
uelo vendiéndole El
[Juan] Cordero y con este motivo hubo discursos y versos. Don bién de pie en su carretela y abajo un chic
ado expr esamente para
Guillermo Prieto, político y poeta, dijo unos versos que entu- Ahuizote, periódico de caricaturas fund
ral don Sóstenes Ro-
siasmaron mucho. Ya tendremos oportunidad de hablar de ese combatirle. Mandabael simulacro el gene
cont ra el gobierno
notable hombre. Había también en la escuela un pequeño pe- cha, que, según dicen, quiso pronunciarse al don
el valo r del gener
riódico en que Salvador Castellot publicaba versos que no eran de Mixcoac, lo cual no se verificó por
de Lerd o, que fue en su
del gusto de todos, porque anunciaban la moderna poesía, pero Ignacio Mejía, ministro de la Guerra co.
gene ral Roch a a Méxi
en realidad eran muy notables en un poeta joven de aquel en- carretela a Mixcoac y se trajo sólo al al
Alem ania , de minis tro,
tonces. Yo había publicado con Gregorio Horcasitas, hermano Había el general Díaz enviado a
tor de la Prep arat oria don
de Andrés, El Iris, periódico que salía de las prensas de El Si- doctor Barreda, quedando de direc
en la clase de Lógica
glo XIX donde conocíla prensa en quese tiró la Constitución de Alfonso Herrera, naturista muy notable, y
mism o Barreda. Según
1857. En ese periódico hice mis primeras armasdelasletras. el doctor Porfirio Parra, escogido porel
feliz en su carrera diplo-
Gregorio Horcasitas, que era un entusiasta de mi literatura, me decía todo el mundo, fue Barreda muy
al prese ntars e el empera-
costeó un libro que se llama Ellibro del corazón, bastante malo, mática. Se aseguraba que en Berlín,
es. ,
y del que posteriormente compré, siendo ya diputado, toda la dor, había olvidado las credencial
ia en la Escue-
existencia en una librería, para que nadie lo viera. El librero Barredavolvió pronto. A este respectose reun
quer ía recib ir a su antiguo
estaba asustado de la popularidad de aquel libro, pues ignoraba la Preparatoria la estudiantina que
día el doct or Manu el Flores
el motivo porel cual yo hacía tal compra. La librería era de un director muy ostentosamente. Presi
ter popu lar a la rece pción de
señor don Nabor Chávez, que siempre se dedicó a librero, y a y queriendo éste darle un carác
r de estos Recu erdo s, o sea
quien traté después, me parece, en la calle de Donceles o Cor- Barreda, proponía otra cosa el auto onía
sión de recep ción. Prop
dobanes. que se nombrara una corta comi ades
ran las mism asfa cult
La entrada del general Díaz en México cambió muchola si- entre tanto el doctor Flores que tuvie
ción. Yo de-
tuación. Los colegios sirvieron de cuarteles. Recuerdo que,situa- los estudiantes que formaban la comisión de recep aba:
objetoy opin
dos un compañero y yo cerca de una columnade los corredores cía que la comisión hiciera lo necesario al
cias, he apre ndido que luz
del colegio grande de la Preparatoria, vimos una veta que ar- “En el fenómeno de las interferen
ciert o es eso, que después
maba desde abajo hasta el remate del edificio, de una pulgada más luz producela oscuridad”. “Tan
hemo s qued ado a oscu-
_ de ancha, de piojos blancos. La gentuza que acompañabaal del discurso del señor Valenzuela, nos
es estas pala bras hizo
caudillo parece que era muy productora de estos insectos as- ras.” La oportunidad con que dijo Flor
y yo me qued é callado
querosos. En mi casa habitación, situada frente al colegio, un que la multitud prorrumpiera en aplausos
se le hizo su rece pción en
día fue la criada de Chihuahua a hacerme la camay se encontró comoun poste. Al fin llegó Barreday da.
en la calle de la Mone
con que las sábanas andaban solas. Fue tal mi susto, que me la casa en que vivía el señor Puentes, do
desp ués muri ó, sien
desnudé en un instante y así, desnudo, bajé la escalera, subí Todosle visitamos cariñosamente. Poco
nte dela Escu ela Naci onal
otra hasta llegar al cuarto de Horcasitas, donde me envolví en su cuerpo veladoen la capilla ardie 71
an puesto en las ban-
70 una colcha; la gente de la vecindad creía que yo me había vuel- Preparatoria. En una delas bancas que habí
cas del salón vi a Eduardo Prado llorar copiosamente. Entre los
vol
oradores recuerdo al licenciado don Justo Sierra y al licenciado
Alonso Rodríguez Miramón. El primero estuvo elocuentísimo.
Al segundo, cuando concluyó el acto, lo cogí del brazo y le
reclamé, porque hacía años, en una velada en el Teatro Arbeu
le había llamado yo autor de nuestra Independencia intelectual He dicho que la obra de Barreda vino a coronar la de
y él decía lo mismo, sin nombrarmeen su discurso de despedi- Juárez. No hace muchoasí lo proclamaba don Justo Sie-
. da. Se había ido el fundador y más sabio de la Escuela Nacio-
e», Traen una velada que se dedicó a Barreda, en un discurso
nal Preparatoria. Quedaba alfrente del establecimiento el señor magnífico, como todos los suyos. La Escuela Preparatoria
don Alfonso Herrera, hombre sabio también, pero que, en mi tenía y tiene aún el odio de los clericales, para quienes parece
concepto, no estabaa la altura de su misión; más tarde, el señor
que antes quela patria está la Iglesia. Comosi no hubiera tantas
Herrera tuvo que dejar el campo a un coronel: Vidal Castañeda
en el mundo.Profeso que a Dios le es más grato el conocimien-
y Nájera, porquela escuela había llegado a ser nidada de desór-
to perfecto de la Naturaleza, que una novena. Con la muerte del
denes, que don Alfonso creó y jamás trataba de evitar. La es-
Nigromante, don Ignacio Ramírez, él Partido Liberal perdió
cuelabajó muchointelectualmente, pero el señor Castañeda la
mucho. Era Ramírez un literato sabio y, como hombre, bueno
sujetó a una severa disciplina y aquello parecía más bien un
comoel pan. Se le hizo una velada después de sus funerales.
«Cuartel. El señor Castañedanose distinguía en ningún ramodel
Pasó por el Voltaire mexicano, porque su sonrisa equivalía a la
saber humano. El doctor Porfirio Parra también había sido se-
carcajada de aquél. Lo único que perseguía era la verdad y era
parado de la clase de Lógica. Le había dado a este doctor ami-
honrado como ninguno. El doctor Barreda nosólo lo ayudó en
go mío por beber mucho y desconceptuarse, así como sabio
su obra con sus consejos, sino políticamente, y era en la escue-
que lo era de veras. El doctor Porfirio Parra dejó de beber
la el que llamaba másla atención por sus muchos conocimien-
volvió sobre sus pasos, dirigiendola Preparatoria. ? tos y por su vida ejemplar. Lo conocí mucho en su clase de
literatura. No pretendía sacarliteratos. Estaba cansado de poe-
tas mediocres, pues hubo un tiempoen quelaliteratura era muy
frecuentada en México por individuos que no la conocían.
Ramírez era un gran literato y yo creo que así lo cree la Repú-
blica y son muy conocidos aquellos versos suyos con queter-
mina unos maravillosos tercetos:

¡Madre Naturaleza! Ya no hay flores


por do mi paso vacilante avanza.
Nací sin esperanzas ni temores.
Vuelvo a ti sin temores ni esperanza.

En sus exámenes hacía jurar el Nigromante a los examinados


que no harían versos a su novia, ni a su señora madreel día de
su santo, y luego los aprobaba a todos. De las escuelas profe-
sionales, venían muchos que no recibían su título definitivo,
porque no habían cursado literatura. A ninguno reprobó el Ni-
gromante. Entre tanto, había llegadoa dar las clases de historia
72
general don Ignacio Manuel Altamirano, a quien querían mu- 73
las manosen las pier-
cho todos los jóvenes, porque no sólo era muy afable, sino un sillón estaba Altamirano en unasilla con
. Esto no me gustó, no
' gran alentador. Muchosle llevaban sus versos y sus composi- nas, comosi estuviera frente a un Dios
ralR ocha me ha habla-
ciones literarias, y ninguno salía desalentado. Y tal recuerdo obstante que yo era muy joven. El gene
ón, de quien fuemuy
dejó que hoy una asociación literaria, de la cual hablaré des- do después mucho de don Carlos de Borb
de Fran cia a no sé dónde.
pués, lleva su nombre. Era Altamirano un indio de raza pura, amigo en París. Con él viajó en globo
os un homb re de trato
de lo cual ha-cía alarde, no obstante que, según dicen, en un Según el referido general, es don Carl
banquete quese le dio a Boissy d' Anglais, primer ministro fran- exquisito.
en la Preparatoria don
cés, dijo Altamirano que “los que sentían comoél bullir en sus ido Altamirano, comenzó un curso
tres P.B. no obstante que
venas la sangre latina”. Yo no lo oí y siempre vanagloriábase Justo Sierra. En los exámenes obtuve
persiguió porque había
- de ser indio de raza pura. Lo que tenía muy latino era su amor a el Nigromante, que era del jurado, me
a sido civilizador. Cuando
los clásicos, que conocía perfectamente. Virgilio y Catulo no yo asegurado queel cristianismo habí
ación que pretendí reti-
han tenido un conocedor y admirador como Altamirano. AÁma- terminé de examinarmeera tal mi situ
é al señor Sierra, pero
ba muchoa losgriegos y a los latinos, y así lo demostró cuando rarme de aquel sitio. Así se lo manifest
d hasta que yo salga > lo
estuvo aquí Adelaida Ristori, a quien me tocó ver después de habiéndome dicho él: “Espéreme uste
la primera calificación a
haber saboreado los hermososartículos de Altamirano. La con- esperé y me dijo: “Ha obtenido usted
te. En el examen me
desa de Crillo, que si no recuerdo mal vio después don Justo petición de Ramírez”. Así erael Nigroman
empo las corrientes de la
Sierra en Roma, era unaartista en toda la extensión de la pala- dijo: “Si hubieran seguidosin contrati
el porv enir! Esto me
bra. México quizás no ha tenido en su recinto unaartista de ese civilización pagana, ¡cuál hubiera sido
esca pado una cacatúaal
. tamaño y la circunstancia de que para salvar su situación eco- recordó al Ahuizote, que habiéndosele
Blas Balc árcel, minis-
nómica diera la María Antonieta, no hace más que pintar el ministro de la Guerra, suponía que don
el gene ral Mejía: “Si la
grado de atraso en que estaba México. Yo la vi cuantas veces tro de Fomento, le decía a su colega
lagu na”. A lo que replicaba
pude y recorrí el viejo Teatro Nacional desde la galería hasta cacatúa fuera pato, lo cogíamos en la añero,
dicho a usted, comp
el patio, según el estado de mi bolsa. el ministro de la Guerra: “Yale he
Justo Sierra se había enterrado en El Monitor Republicano, que no es pato, que es cacatúa”.
ras que redactaba el
en el folletín, con sus Conversaciones del Domingo. Era quizás Era El Ahuizote periódico de caricatu
seño r Vill asana. A Villasana
más informado que Altamirano. Su reputación comoliterato general Riva Palacio y dibujaba el
a con efus ión aquellos tiem-
estaba hecha y si Altamirano conocía mucho a los latinos y lo conocí muchodespués, y recordab
sus mini stro s, tan ridículos.
. griegos, Sierra conocía también a los modernos sin desconocer pos en que pintaba a Lerdo y a
y alca nzó a vera Julio Ruelas.
a aquéllos. Justo Sierra no era elocuente sino a veces, porque Villasana no era un gran dibujante un pie.
de gang rena en
era tímido. Altamirano demostró en la Cámara de Diputados y Murió bastante viejo, entiendo que
fuera de ella que era un verdadero orador, sin miedo a morosni
a cristianos. Era además Altamirano un gran conversador, muy
patriota, y se había batido en Querétaro contra Maximiliano,
no obstante que yo lo vi hecho un cortesano de don Carlos de
Borbónenlos tiempos de Lerdo. Recuerdo que una nochese da-
ba en el Principal un drama de don José Peón Contreras, que
- me parecese llamaba El último amor de Hernán Cortés.? En la
platea que ocupaba don Carlos de Borbón, sentado en un gran

3 El título correcto es Un amor de Hernán Cortés. Este drama en tres actos y en 75


74 verso se estrenó el 5 de junio de 1876, en el Teatro Principal.
ANA]
IX
- en la historia de México tiene un gran recuerdo:* En Veracruz
me detuvo doso tres días un nortey al fin salí en el Wittney de
la compañía Morgan. Iba a bordo el señor don Matías Romero,
ministro de México en Washington en aquel tiempo y primer
En 1881 fui a Chihuahua. A la venida había hech embajador después. Le regalé una hermosa piedra mineral de
o cua- Guanajuato que tenía aplicado un bello petanque de los que se
renta días. Luego, en diligencia, de 17a 18,
tomando en encuentran en aquellas minas. Tuvimos muy mala mar hasta
Docs Durango un carruaje hasta Allende, en Chihu
ahua, don- Gálveston, de donde medirigí a Chihuahua, despuésde telegra-
7 de se volvía a tomarla diligencia. Me detuv
e en San fiar a una casa de comercio que me mandara fondos, pues yo
Luis Potosí, en donde conocí al doctor Monjaraz,
que se ha había dado todo mi dinero o una parte a la familia Muñoz, que
distinguido tanto como médico como política
y socialmente. viajaba en el mismo vapor y a la que, según decía, le habían
También me detuve en Durango, población con
más habitantes robado su dinero en éste o en el hotel de Veracruz.
que Chihuahuay con edificios bastante buenos.
Apenasllegado a Durangovisité a la familia de Dolor En Chihuahua frecuentaba muchoa la familia del señor Te-
es Gue- rrazas. Alberto, hijo de éste, era llamado [desde] muy niño por
* Frero, poetisa romántica que fue tan conocida
en la capital. su padre el diplomático de la familia, quizás por los cuellos que
Hablamos, como era natural, de los alacranes.
Yo había estado se ponía el mocito. Don Luis Faudoa y su esposa me trataban
viviendo en la diligencia, en Nombre de Dios,
pueblecillo lle- admirablemente, quizás por sus hijos Julio y Juan. Yendo por
no de esos animalejos que metraían tan a maltr
aer. La familia La Alameda del santuario en un boge de don Luis, quiso el
Gavilán me dijo que en Durango eran los alacr
anes escasos caballo irse a su pesebre e inventamos el doctor Márquez y yo
Para comprobar su aserto, vimos un poco despu
és. Don Luis que se había desbocado, saltando ambos del vehículo y cayen-
Fontana, dueño de la hospedería en que estaba,
me dijo que me do a los pies de las dos hijas de don Luis, Ángela y Carlota:
daba diez pesos por cada alacrán que viera en
ella. Yo había fueron socorridos en la tenería que en aquel lugar poseía don
hecho colocar mi cama en medio de la pieza porqu
eles tenía Enrique C. Creel. El doctor Márquez había caído desmayado,
* mucho miedo a tales animales. En lugar de alfom
bra,el cuarto pero yo estaba sin novedad. El caballo siguió tranquilamente
tenía petate. Cuandoestaba bien acostado, vi
en unade las pa- con el boge hasta el pesebre de la casa de don Luis. Posterior-
redes un alacrán que a mí se me antojó toro, y
empecéa gritar mente se casaron: Ángela Terrazas con don Enrique C.Creel, y
Vino don Luis seguido de los mozos y desap
areció el animal y Carlota, del mismo apellido, con el mismo doctor Márquez.
a mi salida me dio el señor Fontana no diez
pesos, sino una Entre tanto todo era fiesta para mí en Chihuahua. Teatro, bai-
magnífica salchicha que me comí gustoso
en el camino Sin les, tardeadas, todo lo tenía con suma frecuencia, y Creel, que
embargo, debo decir que Durangoes una
población hermosa se había hecho hombre, me acompañaba, acordándome de aquel
Me bañé en el Baño de las Canoas, que
tiene una agua de- niño que conocí en la humilde tienda de su padre y la cual
liciosa, y paseé por todo aquello. Dura
ngo tiene próximo el
hermoso río de Navocoyán. A la ida salía aquél corriendodel instituto del estado, a proponerle pro-
me fui para subir a las
mesas de Zarca, por un camino militar blemas aprendidosallí y resueltos por Creel admirablemente.
que abrieron los fran-
eses cuando invadieron el país. Atra Estuve en Batopilas y en Choix, que tenía para mí muchos
vesando los ríos Conchos
y o en el chalán, llegué a Chihuahu recuerdos de infancia. En Choix, cerca de mi casa, vivía la fa-
a. Después me volví
por
oi Galveston y Veracruz, , pues no se hací
Sáa cían másá quesiete
1 días
Í
4 Se refiere al lugar donde se firmaron los Preliminares de La Soledad, el 19 de
pPeSpués de mirar por Orizaba y Córd febrero de 1862, entre el gobierno de Benito Juárez, representado por Manuel Dobla-
oba llenas de platanares do, y Juan Prim en nombre de España, Inglaterra y Francia. Gracias a la habilidad de
y catetos las Cumbres de Maltrata, lleg
ué a Veracruz después Doblado y a la clarividencia y buena voluntad de Prim, se pusieron de manifiesto las
76 de pasa r por La Soledad, que me pareció muy escu intenciones de intervención militar de-Francia y el gobierno de Juárez tuvo tiempo
eta, pero que para organizar la defensa. 77
milia de don Trinidad Torres, cuya hija mayor, Carlota, casó habíamos dormido ella y yo. Esto demuestra lo salvajes que
con don Carlos Robinson y a cuyas hijas menores, Ernestina y estábamos entonces. Los pullman ni se conocían en México y
Matilde, vi crecer. Era Ernestina una muchacha excelente. Y el Ferrocarril Central era una promesa, y nada más. Alfin lle-
-
así lo fue toda su vida. Muriósin casarse. Matilde casó conun gamosa Saint Louisy allí me detuve una noche. Al día siguien
primo suyo. Porestas fechas me dieron un día de campoen la te corríamos para Nueva York. Los pullma n ya no me eran
Otra Banda”, huerto de un tío mío, junto al exiguo río que desconocidos. Una mañana,a través de los nubladoscristales,
antes se me hacía a mí enorme, así como las arruinadas casas vi surgir muchas torres, entre la niebla y el humo que lo cu-
de Choix. Concurrieron, entre otras, las Torres, y yo, en uno de brían todo. Creí soñar, pero no. Era Pittsburgh que surgía a mis
mis movimientos, resulté con los pantalones y calzoncillos ro- ojos. Allí almorzamos y llovía un polvo finísimo, de carbón,
tos de una asentadera, teniendo que ponerme un pantalón de debido a sus fábricas. Julio Verne hubiera repetido una novela
dril que llevaba Vespasiano Torres, futuro esposo de Matilde.Yo en la famosa ciudad americana. Me llamó la atención que los
no sé dónde pudo conseguirse otro el pobre Vespasiano. trenes del Pennsylvania no se detenían para tomar agua, pues la
Ernestina y yo éramos primos en segundo grado ella, que tomaban a todo correr, por medio de un tubo de caucho,que era
se había transformado ya en mujer, no era paseadora ni iba a puesto en contacto con estanques ad hoc formadosa lo largo
bailes. Muy seria, veía con benevolencia nuestros juegos de
Jóvenes y yo no sé por qué no la he olvidado nuncay la tengo
del camino. No sé cuántos días duró mi viaje, pero al fin nos
detuvimos en Jersey City y yo me seguídetrás de los muchos
|
como lo mejor que he conocido en toda mi vida. Sus hermanos pasajeros que iban a la gran metrópoli. De pronto me levan-
Felizardo, que fue gobernador del estado de Sonora; Rodolfo, té con mi saco de mano, pues me creía mareado de tanto ferro-
que murió según parece en Tacubaya; Gustavo y Octavio, vi- carril, y salí. Estaba en medio del Hudson, no había sentido
ven todavía, y de ellos, a Gustavo lo miré como hermano, pues cuándo entré en él frente a Nueva York, que se veía soberbia
Juntos crecimos y traveseamos; viven, según creo, en Hermo- con sus penachos de luzeléctrica. Pronto desembarqué en la
sillo; Carmelita vive en Chihuahua; Matilde, no sé dónde, viu- isla de Manhattan y me acordé del profesor de historia, don
da; y Ernestina murió en Choix. Debe haberse ido, comodicen Justo Sierra, que me había dicho en su clase que, en materia de
derechita al cielo, pues era muy buena y murió joven. colonización, los holandeses parecían los precursores de los
Deregreso por Batopilas, a Chihuahua, concurrí a un baile ingleses. Al llegar a Jersey City, me llamóla atención la falta
que le daban el 4 de noviembreal general don Carlos Tuero, y de coches. Yo creía que era Nueva York. Al llegar a Nueva York,
don Luis Terrazas tuvo la galantería conmigo de detener la di- aturdiéronme los gritos de los cocheros, que decían Hotel Fu-
ligencia a las mismas puertas del teatro Betancourt, en que era lano, Hotel Zutano. Tomé yo el del Gilsey Hotel, a donde me
el baile, para que yo me fuese a Paso del Norte,a fin de dirigir- recomendaba Mr. Shepperd conel propietario. Me fui en el pes-
me a N ueva York a recoger los bonos que correspondían a mi cante y me sorprendió la ciudad, tanto más cuanto que íbamos
familia por el negocio que se había hecho con don Alejandro R por todo Broadway la calle 29. Yo y mi equipaje fuimostras-
Shepperd. Este había comprado varias minasy sólo Roncesva- ladados por un elevador al departamento que me estaba desig-
lles le había dado varios millones de pesos. En El Paso, Texas nado. Éste me costaba diez dólares diarios. Estaba compuesto
tomé el ferrocarril para Nueva York por la vía de Saint Louis de un saloncito, alcoba y cuarto de baño. No pudiendo perma-
Missouri. Nunca estuve más emocionado que cuandodejé la ri- necer en él, mefui la calle y tomé hacia el norte, siguiendola
bera del Bravo y en El Ratón tomé por primera vez a deshoras acera del hotel. Pronto, en una plaza me quedé estupefacto, pues
de la noche, en pleno Estados Unidos, un pullman que venía de sin mirar los supporters, veía en el aire un tren de ferrocarril,
California. Me tocó una camade arriba y dormí comoprínci- muy iluminadoy lleno de pasajeros. Erael ferrocarril elevado.
pe. En la mañana yo no sé cómo me asomé para la cama de Mevolví inmediatamente a mi departamento del hotel y al día
abajo. Dormía en ella una joven americana que mepareció her- siguiente, al levantar mi ventana de guillotina, me quedé per-
78 mosísima y me hallaba estupefacto al ver la vecindad en que plejo y acortado. Nueva York estaba cubierto de nieve. Proba- 79
mm
blemente en la noche había hecho mucho frío, que
yo no había X3
sentido en micaliente alcoba.
Pedí un coche. Metrajeron uno muy elegante,si bien no
ba-
rato, para dirigirme al punto en que estaba situada la Socied
ad
Minera que Mr. Shepperd había formado. Estaba situada
en
Broadway, muy cerca de la Batería. Una de las cosas que llamó
más mi atención fuela iglesia de la Trinidad, cuyas campanas SHCon qué grato perfume de botones de rosa me recreo al
tocaban unaserenata de no sé qué ópera y destacaba a mis ojos recuerdo de mis primeros años escolares, recién llegado a
su pobre estilo gótico, estilo que yo no conocía más que Chihuahua, procedente de Álamos, donde en la escue-
en
libros. En Broadway número 35 estaba el consulado mexicano la conocí a Ramón Corral(vicepresidente de la República
que dirigía el doctor Juan N. Navarro, muy simpático y muy mástarde). Viví uno de los primeros peldañosde la vida, con el
afable, que a petición mía me consiguió una entrevista con el alma abierta a todas las hondas impresiones que los seres y las
expresidente Lerdo de Tejada, no obstante micarácter de dipu- cosas producen en la blanda cera de las almas nuevas. Entre mis
tado tuxtepecano,del que hacía alarde. En el capítulo siguiente infantiles compañeros de Sonora, habíase fijado mi atención en
reproduciré el prólogo de Lira libre, reservándome seguir des- Corral. Fuerte, ágil, de desembarazados movimientos, jovial,
pués con los Estados Unidos. inteligente y fino semblante amable pero enérgico, sobre cuya
nariz aquilina irradiaba franca mirada luminosa, bajo amplia
frente altiva; no lo olvidé nunca en mis años posteriores, y hoy,
al ocuparmede Creel, no sé por qué (o lo sé demasiado), asocio
a estos dos hombres en mis recuerdos. A Creel, como a Corral,
los conocí pobres: amboseran hijos intelectuales y morales de sí
mismos, y la altura a que llegaron, la obtuvieron debido a sus
propios esfuerzos, impulsados por su muy personal voluntad, pues
en ellos, como acrisolado diamante, brillaba el carácter, ese re-
sorte rarísimo en nuestro medio y raza que más positivamente
quela fe es capaz de mover las montañas y apaciguar los mares.
Residía mi familia en una de las hondonadas más profundas
de las vertientes del Pacífico, entre las monstruosas estribacio-
nes de la gran Sierra Madre; y al abandonar mi hogar, casi a
la puerta, comencé trepar, caballero en manso mulo,la brava
sendaen espiral hacia las cumbres, de diez a once mil pies sobre
el nivel del mar. En mi pueblo, en el fondo de la enorme barran-
ca, nos agobiaba un clima tropical. Conforme iba ascendiendo,
la brisa más y másfresca hería mi faz agradablementeal princi-
pio, porque después tornábase helada y tan desagradable que
me provocaba lágrimas; no precisamente por su crudeza, sino

5 Comoel autor indica en el capítulo precedente, éste y el que sigue reproducen,


con ligeras modificaciones, el apunte autobiográfico que, bajo el título “Preliminar”,
Valenzuela incluyó al principio de su libro de poemas Lira libre, México, Imprenta
80 de Escalante, 1906, pp. IX-XXXVI. 81
¡ba
el paso
por el triste rumor que producía en la extraña flora que me iba Instituto Literario del Estado. Y vaya que apresuraba
envolviendo (encinos, pinos, madroños, etcétera) y que, al mo- salía del coleg io para ir a
hasta la carrera, cuando porlas tardes
, al peque ño depar tamen to
ver las frondas crujientes, parecía prolongarse el adiós recién buscar a Creel, que era ya mi amigo
chicue lo, desem peñab a el
dado a mis padres, cuyos brazos se me tendieron al partir, cual comercial de su padre, donde, aunque
ra decir único. Iba yo con
aquellos árboles seculares tendían los suyos en el espacio como cargo de primer dependiente, debie
ra y venía
buscando algo amado que se escapaba en el ambiente. el magín repleto de problemas aprendidos en la cáted
en cuent as; no resol-
¿Dóndemis verdes naranjos de dorados poemas, mis esbeltos Enrique, que presumía conmigo de hábil
esa incon scien te discole-
plátanos doblegados por sus racimados frutos, mis vocingle- vería uno siquiera —me pensaba, con
ros cañamelares acendrados de miel? Lejos, ya muylejos, aba- , caria conte cido, toma-
ría de la infancia— y ya casi de noche
y todav ía más: se
jo, allá muy abajo. Desde un abrupto estribo pude mirar la gran ba rumbo a casa: los había resuelto todos,
le llevar a las soluc iones
mancha de esmeraldas de mi estrecho valle, surcada por débil había propuesto otros nuevos para que
cinta argentada:el río torrentoso. La ascensión continuaba, con- al día siguiente. Y él no iba a la escuela. o
tinuaba siempre y al fin mi paraíso había desaparecido, y ho- ¿Noera bastante O demasiadoeso para herir mitierna 1magl-
y a admir arlo. No era
llaban mis plantas la cumbre helada y solemne y mi primera nación? Allí comencé a conocer a Creel
y viril. Era dulce, plácido
nocheenla tierra fría dejó huellas imperecederas en mi memo- comoCorral, resuelto, expedito, franco

|
s amane ramie ntos de cura
ria con aquel decir de los pinos movidos rumorosamente por pero reflexivo, reservado, con cierto HI

oslo así, salón de recib oy


los vientos acelerados, a veces, hasta doblegarlos con las rachas o de mujer. Corral era todo, digám
ara que salón: pero había
ateridas que acabaron por desatarse bajo la nublazón, deshecha despacho. En Creel había más recám
en ciernes.
a las primeras horas de la mañana en blancas motas de nieve también carácter. Era el pendant de mi otro hombre
estos dos mucha chos en una
ante mis ojos estupefactos. ¡Nieve! La veía por vez primera y Y así hoy surgen en mis recuerdos
la. o y
caía, caía sin cesar, hasta cubrir el suelo por completo y quedarse, asociación tan justa como sencil
época , compa ñeris mo de jÓ-
congelándose aún más, sobre y pendiente de las ramas en ca- No tuvimos Creel y yo, en esa
o aún, de
rámbanos tremulantes. El frío helaba mis huesos; pero la vista venes que comienzan a ser hombres. No, no era tiemp
entre los míos, como el más
de aquel inmenso mantode nieve, me helaba el corazón entriste- modo que este recuerdo florece
del prime r copo de nieve que
cido por la ausencia de los seres por mí más queridos. ¿Volve- puro y blanco, con la blancura
ría a verlos? El niño lo dudaba absorto en el umbral de un mundo Zo
vieron mis ojos.
sión tan
desconocido (¡Ay! a mi buen padre, no, no le volví a ver). Undía tuve que marchar a México. No fue mi impre
o. Yo me consi derab a ya casi
Tenía frío, mucho frío, en medio de la inmensa nevada, y honda comoal partir de mi puebl
scent e y conoc ia la iglesi a de
miedo, mucho miedo,ante la Naturaleza y la vida que se ofrecían un hombre; iba siendo un adole
as, y, sobre todo, habíae l año
blancas comolas azucenas, pero implacablemente frías. Allana- Tresguerras, al gobernador Terraz
si pensa ra no volve r aCerr ar
das las cimas por anchas mesetas frondosas y frecuentadas por 1872, y abriendo los ojos como
al Díaz. “Porfi rio Díaz , decía
venados, osos y pavossilvestres bajo la gárrula alharaca de las los, visto de cerca al señor gener
los dioses), en
cotorras retrasadas, que en bandadas huían a las barrancas, es- toda la República (se le hablaba de tú, comoa
nunca ha alcan zado hombre
quivandola nieve. Y luego por llanos que entonces meparecie- una explosión de popularidad que
os, y yo sabía mucho del
ron interminables (los de ojos azules), al fin de ocho días de un alguno en México,sin excluir a Morel
, y el 5 de Mayo , Mia-
viaje incómodopero pintoresco, llegamos a Chihuahua, en una héroe, del caudillo: era ya un gran lector
hermosa mañana llena de sol. A distancia pude vislumbrar las y San Loren zo y la toma de
huatlán, la Carbonera, el 2 de Abril
la Intervención fran-
bellas torres de la catedral, edificio de Tresguerras, y ante la México, y todos mis cunables recuerdosde
re legendario.
serena y graciosa armonía de aquella arquitectura no presenti- cesa exaltábanme hasta el éxtasis ante el homb
! No conoc í NuevaYork
da, me sacudió la primera sensación dearte. México me asombró. ¡Qué movimiento
go, largos meses discutí 83
82 "Cursaba, breve tiempo después, aritmética y álgebra en el hasta muchos años después. Sin embar
el valorartístico de la Catedral, ante mi iglesia de Chihuahua. presas, y así parecía a los ojos de los imbéciles, como abstraído
¡Oh, Catedral, perdóname, cuánto te he admirado después! en la acumulación de capital; pero en el fondo se compenetraba
- Con miscertificados de provincia pude ser inscrito en la Es- de todo lo que le rodeaba, con unasutileza de jesuita y una
cuela Nacional Preparatoria de México. La Escuela Nacional profundidad de pensador. Nuncahe creído más en los cien ojos
Preparatoria, el antiguo y majestuoso, aunque claustral edificio de Argos que contemplando a Creel én la facilidad dificultosa
de los jesuitas, daba albergue a nuevos métodossin cesar vili- del aprovechamiento del tiempo.
pendiadosen los periódicosclericales de la época. Ladirigía el
doctor don Gabino Barreda. ¿Quién, entre las nuevas genera-
ciones liberales de México no venera ese nombre? Él había
roto con el humanismo, que nadatenía de eso y había, abriendo
generosos manantiales de enseñanza moderna, sustituido el estu-
dio del latín por el de matemáticas; con el decienciasfísicas, las
disquisiciones estériles de la vieja cátedra y sobre química, la i
zoología, la botánica, erguido el estudio de la lógica, positiva |
como un coronamiento definitivo de la gran obra. Y esto sin |
p
olvidar la lengua, cuya clase desempeñaba el eximio don Ra-
fael Angel de la Peña,y la literatura, cuya enseñanza recibían |
los preparatorianos del gran maestro Ramírez, el Nigromante. |
Los idiomas extranjeros tenían sus asignaciones respectivas y
se daba una especial Academia de Matemáticas, que desempe-
ñaba el eminente astrónomo don Francisco Díaz Covarrubias,
autor del texto de Cálculo Infinitesimal estudiado en la escue-
la. A muchas futuras eminencias,salidas después de Medicina,
Jurisprudencia, Ingeniería, las conocíallí, en la intimidad; pero
tenían escuela, maestros, todo lo que podía exigirse para el culti-
vo intelectual y moral. ¡Pero Corral y Creel! Sólo tu bóveda
craneana, donde apenas pudo anidar tu pensamiento, puede for-
mar bóveda celeste al mundo en tu corazón. ,
Transcurridos algunos años llegó Creel a la capital. Eramos
casi hombres. El no venía de paseo. Creel se paseó después.
Llegaba lleno de esperanza y aliento a intentar el comienzo de
una vida mercantil en alta escala. Traía muchascartas de reco-
mendaciones, muy buenas para el comercio de México. No
excusó, ni mucho menos, mi compañía en susratos de tregua,
pero especialmente dedicóse a su objeto, y hasta extralimi-
tándose en su esfera de acción, volvió al terruño con un gran
bagaje de mercancías que, realizadas con talentosa actividad,
le formaron amplio y sólido escalón en su brillante carrera. No
obstante su aplicación al trabajo, Creel sabía mucho. A las ve-
ces lo he tomado por un erudito. Marchaba al paso veloz del
84 ferrocarril, con el mismo paso que llevaba adelante de sus em- 85
XI de los caballos de fuerza que pudieran utilizarse con aquella
enormecaída: se sintió artista desde el primero hasta el último
instante, y vio, admiró y se abismó en la contemplación como
un prócerdel arte. ¡Oh, Niágara, inolvidable Niágara! ¿Y cree-
rás tú, lector, que Creel perdió el tiempo? No, ya te he dicho su
| Por el año de 1879, Creel y yo, llenos de juventud y de
secreto. Al llegar en Nueva York a nuestro hotel, todos los días
fe en el porvenir, girábamos, ya en el baile, ya en los
encontraba inabordable nuestro departamento, por las innúme-
| Pasos, ya enlas inolvidablesfiestas que llaman tardeadas
ras visitas de hombres de negocios, de millonarios, que tenía
EEE nuestros coterráneos, como mariposas anhelantes de
Creel. En aquellas conversaciones —rodaban las cifras como
quemarse las alas en la flámula del amor. Él era ya una entidad
la masa líquida del Niágara— Creel era una potencia nueva en
mercantil en Chihuahua. Yo, ¡oh, pecado! cometía versos y Cca-
el campo humano.
laveradas. El 15 de septiembre de ese año, recité una oda pa-
Como fundador e impulsadorde varias grandes empresas in-
triótica en el teatro ante el gobernador Trías y numerosa
dustriales o bancarias, mineras o agrícolas, Creel era ya univer-
concurrencia,y, al descenderde la tribuna, el primero que me
salmente conocido, pero faltaba una cuerda la lira, y pasados
estrechó en los brazos, fue Creel, radiante de gozo. Se sentía
algunos años, un día se reveló como hombre de Estado. Entre
triunfante con mitriunfo (seré sincero pese a la modestia) y me
los gobernadores de las entidades federativas de la Repúbli-
obsequió allí mismo con un medio de oro, adherido cuidadosa-
ca, nadie con másinteligencia, más energía, más competencia
mente a blanca cartulina llena de frases fraternales de entusias-
moral, dirigió la cosa pública en su demarcación política. La
mo, que no poco me alentaron y enorgullecieron.
construcción de enormes presas (única solución del problema
Unatarde, al llegar al comedor de Gilsey House, en Nueva
agrícola y urbano en la frontera) para la captación del agua en
York, me encontró don Juan Burns(inolvidable amigo) y me
la abundancia necesaria; el establecimiento de fundiciones
dijo, bañando su hermosa faz escocesa en una sonrisa radiosa:
para el beneficio de los abundantes minerales del estado; la
“Aquí está Creel”. La imperial ciudad nosvio, por muchosdías,
entubación de las aguas y el drenaje en las poblaciones; la fun-
pasear por sus largas avenidas; elevados, choches, ferries
dación de escuelas especiales, agrícolas, de comercio y de ar-
y tranvías nos llevaron a todoslossitios interesantesde ella. Y,
tes y oficios; la disciplina y la pureza en el manejo de fondos en
prodigio de los prodigios, juntos hicimos la más hermosa ex-
los diversos servicios de la administración, y el mejoramiento
cursión al Niágara, que, entre su manto de nieve, se deslizó a
constante de la seguridad pública. Todos los días se fundaban
nuestra vista de profanos, como un dios quedesciende del cielo
en Chihuahua nuevas escuelas de niños y de niñas; más de la
cabalgando en trueno formidable para hacer trepidarla tierra a
tercera parte del presupuesto de ingresos se aplicaba a ellas y
su paso embozándose en el nublado del agua pulverizada que
todavía emprendióla tarea misericordiosa de galvanizar a 40 o
revuelve hacia arriba, condecorándose con las bandasdeliris,
50 000 indios tarahumaras perdidos en las cumbres y grandes
resplandeciente en el día, pálido y misterioso en las noches de
luna, como si los dedos de rosa de un hada boreal desmenuza- obras de la Sierra Madre,llevandoel alfabeto a aquellos pobres
despojados que graves y silenciosos, languidecen y mueren
ran, entre una niebla de Groenlandia, un tenue polvo de ideal
sobre las tierras ajenas a la caricia, sin patria, casi sin Dios. Y
en un vago y lejano ensueño... La estrella polar brillaba, casi
perpendicular, sobre nuestras cabezas. sin sospechas, quizás, de que existe entre los abrojos punzantes
de la humanaexistencia, una flor, llena de color y de perfume,
Creel no quiso que dejáramos de ver algo, sobre o debajo, de
la inmensa catarata. Nos instalamos en el lado inglés, en un para el alma de los hombres, que se llama esperanza.
A imitación del gobierno federal, el de Creel fundó un Con-
hotel frecuentadopor altezas reales, pues el noble jefe de clan,
Burns, se empeñó en resguardarnos con el escudo británico, y
sejo Superior de Educación Pública en Chihuahua, que siguió
hábilmente y muy de cerca los pasos de los del Distrito Fede-
86 durante los días que allí permanecimos, nunca Creel me habló
ral, comprendiendo que un consejo que contaba como presi- 87
dente al licenciado don Justo Sierra, secretario de Instrucción de su fortuna económica y de su posición política, sólo la más
Pública y Bellas Artes, y como miembros a Ezequiel A. Chávez, dura y deplorable envidia, o la más negra o crasa ignorancia,
los dos Macedo, Raigosa, Joaquín D. Casasús, Porfirio Parra, pueden pretender empañar reputación hecha en la lucha porel
Rosendo Pineda, Liceaga, Torres, Martínez, Rabasa y tantas bien propio, que es siempre la base del bien general. El egoís-
.eminenciascientíficas y pedagógicas del país, merecía ser se- mo es una forma del amor, siempre que no degenere en vicio.
cundado, paso a paso, en sus trabajos intelectuales, a fin de Para hacer fortuna hay que pulir muchas asperezas, y al frotar
llevar a los estados algo,si no todo, de las reformasy perfeccio- la lima, el metal de ellas raspa, hiere y maltrata. Los pobres son
namientos en la educación nacional, ya que, por desgracia, no muy generosos porque no están en condiciones de poder dar y
se ha centralizado definitivamente la instrucción pública, como exigen de los ricos, con ruda exigencia, que apaguen el hambre :
debía hacerse para formar así una cohesión armónica: el alma de los hambrientos, nada más porquea ellos no les cuesta nada
nacional. la caridad sin ver que la mayoría de los que no tienen dinero no
Como muchos, no creo en los hombres necesarios, pero sí lo tienen por su amora la ociosidad o al vicio.
creo, como todos, en los hombres útiles. Desgraciadamente el Los pobres, por sólo el hecho de serlo, se creen con el dere-
espíritu humano está basado en mezcla impura de virtud y de cho de hacer que los ricos den. Hay muchos que se blasonan de
vicio, de fuerza y debilidad. Junto a las grandes dotes se en- pobres casi pordioseros, como un acto de honradez. Mentira.
cuentran, en general, los grandes defectos, y el humano más Yo conozco muchosricos honrados y muchos pobres que no lo
intransigente (por lo regular, lo son los menos aptos) no debe son. Y más todavía a una gran cantidad de pobres que lo son
exigir más que, lanzado a todos los fieles platillos de la severa por su incuria, su desamor al trabajo, sus vicios, o su falta de
balanza, lo bueno y lo malo, triunfe en peso lo primero. Exi- vergiienza. Y a mayor abundamiento hay multitud de gentes
gencia más premiosa sería estúpida y ridícula. Comofinancie- que se empeñan en vivir del trabajo de los demás, y no esca-
ro, Creel contribuyó al acrecentamiento de la riqueza y del sean. Y no por lo que digo creas, lector amigo, que soy un rico.
bienestar económico del país, como ningún otro particular en Nada de eso; pero he podido ver un día al mundo desdelas al-
: México.Enla distribución de la riqueza que personalmente supo turas. Cuandolo fui por alguna obra de buena caridad que pude
acumular, las mayores empresas de la República son muestra hacer el engaño,el fraude, la mentira o la estafa, se llevaron los
de lo que valía este poderoso impulsador, audaz como armado mejores bocados. De pobre he visto cómo, por uno que merece
caballero de la antigua Conquista, sin que esto le llevara a olvi- la protección del prócer, hay una nube de zánganos que única-
dar a los que bregan por el pan del cuerpo y del espíritu. El mente se proponevivir de las rentas de los poderosossin escrú-
pensionó a varios jóvenes aptos en Europa, jóvenes que llega- pulo ninguno.
ron a ser verdaderas glorias nacionales. Citaré: el gran orador Para concluir dedico este capítulo a Creel por muchas más
Urueta y muchoslibros de sabios y poetas han visto la luz gra- razonesde las que he expuesto y, en último caso, como se dice
cias a él. Citaré: la Lógica de Parra y la obra poética última de vulgarmente, porque se me dala gana.
" Nervo. El pianista Villaseñor realizó su viaje a Viena, gracias a
Casasús y a Creel. En fin, en Creel encontraron seguro apoyo
los talentos en dinero o desadinerados.
Nofaltará quien diga que le dedico estas palabras porque fue
gobernador u hombre rico, pero la verdad es que se las he dedi-
cado por mis recuerdos, por mi amora la justicia. Yo lo he visto
en la orfandad, puede decirse pobre, comocliente de Catón, no
arredrarse: no tener escuela y suplirla con su asiduidad y sus
aptitudes. Cuando un hombre de nada, o mejor dicho, con infa-
88 _ tigable labor y rara fuerza de carácter, hace el fuerte cimiento 89
pueblo,al
pu eb lo en qu e viv ían los sobrinos, y en dicho
mos al 0 pesos, un
. Bu rn s el hot el, dejó su cartera Con A0
pagar Mr rk y todos
de 3 00 0 dól are s par a un banco de Nueva Yo
cheque rque yO traía
ele s; si em pr e me an daba diciendo Burns, po
sus pap sa del jacqué":
pesos en papel en la bol
cerca de un millón de la bol sa, en lugar
traer esos bonos en
“Hace usted muy mal en im os Cre el y yo a
rendentes. Con fue ra yo, vaya”. Nos fu
Los Estados Unidos me parecieron sorp de deposi tar los . Si
por su cartera
de la supre- Burns, que se devolvió
Londres, París y Berlín, Nueva York goza Cleveland a esperar a per iódico que ya
doyo estuve en el in- nos reímos al ver un
0 macía en el mundo. No había, cuan hasta Monroeville. Ahí e int itulaba: “Un
bes”, comollaman a los en un parrafejo qu
CS viemnode 1881 a 1882, “rascanu hablaba del caso Burns, o
erráneos. Dela Estatua mexicanorabioso”.
altísimos edificios, ni ferrocarriles subt z en cuello que él hab ía viv ido Casi
o con la antorcha, que Burns había dicho a vo
de la Libertad no existía más que un braz y nunca le habían rob ado ;y all í en Ohio,
Nueva York me pare- toda su vida en México,
no estaba concluido aún. A pesar de eso, de Estados Unidos, do nd e en tod os los
la “Aguja de Cleopatra”, patria de los presidentes
* ció una ciudad monstruosa. Conocí a una Biblia, hab ía sid o de sp oj ad o
era una maravilla que tre nes se lle vab
que estaba en el Central Park, lo cual carros de los
dió más que sus papele
s y los 400
la Nochebuena de 1881 Bu rn s no per
apenas en sueños había entrevisto. Pasé de su car ter a;
es, pues inmediatamente
telegrafió
casas comerciales eran vab a en bil let
en Nueva York. Los aparadores de las pesos qu e lle
para que nO fuera pagado
su cheque.
s allí. En la esquina de al banco de Nueva York
feéricos; las mujeres deben volverse loca to por sus orilla s los gra ndes lagos
y miles de mujeres boni- Entre tanto, había yo vis
Broadway y la Calle Catorce, vi miles s Unidos y el Ca na dá . Gr an des ráfa-
s. Tiene la mujer nor- los Es ta do
tas y elegantes, más lujosas que elegante sit uad os ent re
tren en que íbamos y gra
cias a mi
nos en América, la fama gas de nieve envolvían el
teamericana, entre los que se llaman lati os de mi herman a cas ada co n un nor-
lógica. El romanticismo ver a los hij
de frías. No lo creo yoasí, por razón fisio cap ric ho de
nos escapamos, pues no
quise que
que son raras en Estados no, mu er to ya,
"que les falte, no hace al objeto. Las tea mer ica
entrar en Nueva York al Cen
tral Depot,
dan entre nosotros. La tr en que al
Unidosson las histéricas, que tanto abun to má ra mo sun
endió, pereciendo much
os pasajeros,
La cultura física para las n otr o y sé inc
raza es muy sana y muy trabajadora. ch oc ó co
unos recién casados que
murieron en
ela instrucción pública. les re cu er do
mujeres es muy atendida, lo mismoqu ent re los cua y
llo por todos lados, su viaje de bodas.
En compañía de Creel y Burns recorrí aque ndo secretari o de la leg aci ón, que
que nosotros lleva- En Washington era segu
quedando gratamente admirado. La vida iado don Manuel María de
Zamacona,
buena. Es verdad que yo go del lic enc
mos de un modo triste, es alegre y est aba a car
e después fue ministro en
Inglaterra y
todo nos parece her- arr ubi as, qu
andaba pisando los 25 años y a esa edad Mi gu el Cov
r en Nueva York, pues había sid
o estu-
ades norteamericanas y hab ía ido a vis ita
moso y grato. Viajé por algunas ciud qu e me
paratoria, en la cual se
distinguia en
un cajón de chucherías; nm ig o en la Pre
por el Niágara. Al regreso de éste, traje dia nte co
o de don Francisco. Tamb
ién vi en Wa-
sobrinos a una población as. Er a sob rin
habiendo yo tenido que ir a ver a unos mat emá tic
algún soldado, en la ofi
cina de pa-
n cuenta Creel, lo cargué shington un traje sucio de
rural de Ohio, nos equivocamos, y, segú ón en el que se leí a: “Tr aje del general
del lado del Canadá, ní a un tar jet
con lo que había comprado en el Niágara, tentes , que te
la batalla fulana. Esto y
un cuadro de
Burns, que era escocés. Santa Anna”, quitado en
donde nos alojamos por deseos de Mr. en que todos los sol dad os mexicanos
en una especie de can- pul tep ec,
Delo que me acuerdo es que dormimos la bat all a de Cha
pies de los soldados nor
teamerica-
norteamericanos a as arr iba , a los
tina donde saludaron el año de 1882 unos est aba n pat
pis, viendo hacia el cielo
sin ocupar
s de brandy, no sien- nos que se quitaban el que
pistoletazos, y Creel tomó dos o tres copa mi patriotismo. De sp ué s, el ministro
s nos alarmamos con se del fusil, sublevaron
do afecto a los licores espirituosos. Todo an el traje. No sés i el cu ad ro existe 91
se acordaba de que eran Romero logró que quitar
aquellos balazos. Ningunode nosotros
siguiente nos fui-
90 las doce de la noche de San Silvestre. Al día
mas
aún. El Capitolio guardaba cosas que ver, sobre todo una es- delicioso y que me convidaba a probarlo a nuestro regreso:
pléndidabiblioteca y la Cámara de Diputados. Subíase a la cúpu- yo no probé nuncaeltal ponte-canet. Supongo que allí hablaba
la por medio de los elevadores. Abajo había visto, hecha grá- con el estómago agradecido. Yo comí deliciosamente en todos
ficamente, puede decirse, la historia de Pocahontas, pintada los Estados Unidos. En Nueva York no había, es cierto, un Con-
medianamente, aunque junto al cuadro antes dicho parecía una cordia, pero había un Delmónico para chuparse los dedos. To-
obra maestra. Al subir las gradas del Capitolio vi unasestatuas; davía recuerdo los blue points y los patos del Chesapeake,
entre ellas, una de Colón que tenía una bolita en la mano(era el aderezados como nunca los he visto, Don Javier Torres era uno
lo
mundo)y parecía querer apedrear a un Washington que también de los ricos de México; si comía mal sería por económico,
s de los españo les.
en estatua, sentado en una silla curul y vestido de romano, esta- cual es muy frecuente en los descendiente
ba en la gran plazoneta situada frente al famoso Capitolio Al En la cantina que yo frecuentaba, Hoffman House, había un
licenciado Justo Sierra, que ha descrito su viaje a los Estados cuadro del pintor francés Bouguereau, que se llamaba, según
Unidos en. un libro con el nombre En tierra yanqui, hay que creo, Las ninfasy el sátiro, y que había costado un dineral. Allí
leerlo a este respecto. 7 conocí, envuelto en un gran abrigo, de pieles, a Oscar Wilde.
e
En nochede luna muy hermosavi la Casa Blancay la Avenida “¿Quién es?”, dije con mucho interés al ver a aquel hombr
Pennsylvania, toda asfaltada por Mr. Shepperd cuando fue go- simpático, de gran melena, que había pedido un vaso de agua
bernador de Columbia. Aquello era encantador: nos había- cristalina, en cuyo líquido había colocado una flor tropical que
mos alojado en el Hotel Willard: había también, entonces, en llevabaen el ojal y que contemplabalargamente. “¿Oscar Wilde!
a
Washington, amén de otros, el Hotel Arlington, que estaba cu- ¡Oscar Wilde!” Metocó otra vez verle viajando a Filadelfia,
detrei nta mil mujere s.
bierto de banderas de todos los países y en el cual paraban, se- cuya estación fueron a encontrarle más
gún me dijeron, todos los diplomáticos. El Hotel Willard era el ¡ Y haber muerto este hombre, quizás el poeta más grande de
E antiguo de la ciudad, me informaron, y yo soñé mucho,en Inglaterra, en el destierro!
So e Hidalgo, los dos libertadores de Estados En Saint Louis recorrí la Calle Cuarta en compañía de Julio
o
y Juan Faudoa y Cruz E. González, que había de ser mi cuñad
En Nueva York, después de visitar a Lerdo vine con don Ja- después. Me había alojado en el mismo boardi ng house donde
a-
vier Torres Adalid, a quien acompañaba unjoven,a visitar la her- ellos habitaban y donde me habían presentado como millon
mosa Casa de Correosde la ciudad y fuimosa la cúpula a divisar. rio mexicano. De Saint Louis nos regres amos a Méxic o. ¡Qué
"
a oír el cañonazo que cerraba la inmensa bahía. triste se me hizo el Paso del Norte, llamado ya Ciudad Juárez
comercial,
De vuelta al país, me detuve en Saint Louis, que me pareció Mientras El Paso, Texas, tenía hoteles, movimiento
y yo
mucho más importante que México. El señor Torres me manifes- etcétera, El Paso, México parecía muerto, Enrique C. Creel
tó que estaba muydisgustado allí porque no había dónde comer llegamos porfin a Chihuahua y yo me vine a Méxic o, cuyos
el
bien. Yo lo miré con sorpresa. edificios se me hacían tan bajos, que parecía que iba a tocar
no obstan te que
a —Deaquíse va usted a comer conmigo al comedor de Gilsey techo con las manos, y la ciudad muy por abajo,
A no se parecía al México que encontró el general Díaz en 1876.
es-
—¿Pues dóndeestá usted alojado? Tengo aún muchos recuerdos de Estados Unidos que no
he querid o ha-
—En un hotel español. tán consignados aquí; pero, en primer lugar, no
do
—¿Hotel español en Nueva York? Se necesitaría estar loco cer un libro respecto a esta nacióny, en segundo,estoy hacien
para ir a alojarse en él. Los Estados Unidos son célebres, entre
muchas cosas, por sus hoteles. He oído decir que son los pri- ela al encuentro con Oscar
6 Véase el poema que en este volumen dedica Valenzu
meros del mundo. Wilde.
1881 y 1882, y Paso del
7 El dato es inexacto. Valenzuela ubica este viaje entre
El señor Torres comió gloriosamente en mi hotel y me contó Norte cambió su nombre a Ciudad Juárez por decreto del
30 de julio de 1888, aunque
del mismo año. 93
92 que en México comía él con un ponte-canet. Supongoque sería la gran celebración tuvo lugar el 16 de septiembre
estas líneas por medio de un chicuelo, de Carlos Serrano, a
quien le dicto, y esto no es de mi agrado. Recuerdoa este le
pecto el cuento del torero español. Cuéntase que un día un tore-
ro español fue a una exposición privada de París; quiso detenerle
el portero, al meterse de rondónenella, y le dijo: ado. Se
—¿Cómo, me detiene usted? Soy escritor. Llegado a México reanudé mis deberes de diput
dicho , yo me senta ba
—Pues deme usted su tarjeta. sentaban junto a mí —o, mejor
, el gener al Vicen te Riva
—Nola tengo. Ez. Juntoa ellos— Guillermo Prieto
que me
—-Puesescríbame usted su nombre. Palacio, don Justo Sierra, don Juan A. Mateos,
cia y comi enzo de mi ju-
—S1nosé escribir. había hecho tan feliz durante mi infan
es, y nunca en mi
——Pues, ¿cómo es usted escritor? ventud con sus novelas; el licenciado Linar
a aquellos pró-
—Porque dito. vida he estado másfeliz que oyendo conversar
es no era literato, pero
Esto dijo el torero, en lugar de dictar. Y yo he venido a ser ceres de la literatura mexicana. Linar
país nadie desco noce a Prie-
escritor porquedito. Prieto y los demás sí lo eran. En el
toda su vida. Cuan do la desa-
to. Fue un gran político y escribió
qued ó pobre . Salvó la vida de
mortización, era él ministro y
a. Desp ués estuv o con Juárez
Juárez y su gabinete en Guadalajar
venci ón franc esa y el Imper io,
en Chihuahua. Durante la Inter
Es muy discu tible si Priet o hacía
era célebre por sus canciones.
por excelen-
o no bien el verso español; pero Prieto era poeta
en prosa . Lalar ga estela que Prieto
cia, ya hablando en verso, ya
Méxi co es muy profu nda para que
ha dejado en la historia de
Los que le conoc imosd e cer-
tenga yo contradictores en esto.
mos que era una gran conve rsado r.
ca, los que-le tratamos, sabe
os y había sido actor en ellos. Yo lo
Había visto muchos suces
do el docto r Barre da lo invit ó a
había conocido de vista cuan
prepa rator iana. Enloq ueció enton ces
decir versos en una fiesta
y juzgo que
al público. Siempre lo quise mucho a pesar de todo
las letras del Duqu e Job que las de
eran mucho más cuidadas
dónde sali ó tan poeta y tan patriota.
Guillermo Prieto, no sé de
Ramír ez, el Nigro mante , y si éste
Él era muy amigo de Ignacio
esa espan taba cuerv os para man-
durante la Intervención franc
o había acom paña do a Juáre z
tenerse en la Baja California, Priet
o meno s en la opule ncia en
a Chihuahua, que no estaba ni much
aquel desgraciado tiempo.
an lite-
El general Riva Palacio era también un abogado,gr
Méxi-
rato y persona cuya conversación amena encantaba. En
ez,
co se han perdido los conversadores. Yo he conocido a Ramír
pued o conv ence rme de que
Prieto, Altamirano, Riva Palacio, y
he conocido a grandes conversadores. Sería por los tiempos,
. 95
comodecía el gran Quintana, pero todos ellos eran admirables
El general Riva Palacio no era méños ysi Juan
A.Mateosse les | muchoy salieron al dos dela calle de San Diego AE
parecía, no era Mateos un conversador com
o ellos que miraba A saliendo yo al balcón a darles las gracias.) Justo Sierra me :
e

con desdén la calumnia y la diatriba, plati


llos de su gusto, según A1 cía con mucha razón y mucha gracia: “Usted representa en la
parece. Ellos eran verdaderamente conversa |
dores sin apelar a / Cámara un Distrito de Chihuahua, pero no representa una es-
tales medios;de Justo Sierra puede decirse que junto
a ellos era cuela”. Esto era perfectamente cierto, pero yo había sido ama-
un mocito que echaba de vez en cuando su
cuarto a espadas. , intelectualmente porella. o
Todo smedeléitaban, pero más que todos el gene
ral Riva Pala- e tengo muchos amigos curas, yo no he sido PO
cio, por su oportunidad y su gracia. Ento
nces era presidente del clericalismo. Un jesuita, don Felipe Bustamante, anda aun
don Manuel González. Se decía mucho
que el capitán Eads, día, siendo chiquillo, jugando porla Reforma y yo le dije que
ciudadano americano,iba a pasar los gran
des buquesa través me confesaría con él, cuando fuera cura, siendo que yo me con-
del Istmo de Tehuantepec. Estuvo a este
respecto Prieto inimi- fesé en Chihuahua cuando mecasé en 1883. Ahora que estoy en-
table; y cuando fue Pedro Landázuri, mari
do de la poetisa Isa- fermo,el señor Bustamante se metió en mi pieza por una puerta,
bel Prieto, de gobernadora Jalisco, le dijo don
Guillerm o que cuando menos lo esperaba, y me dijo que se acordaba de la
había estado callado en las largas y ardo
rosas felicitaciones en promesa que le había hecho. “Pero es el caso CE me
verso, que no transcribo aquí, a pesar de
que me acuerdo per- acuerdo perfectamente, no sé ni una oración”, dije. no
fectamentede él, porque es tan colorado
como oportuno. importa —me contestó—, repite conmigolas S As
En el décimo congreso entré a la Cámara
de Diputados y repetí, y a sus preguntas: “¿Has matado? ¿Has robado?”, y
siendo presidente de la comisión de presupue
sto-elseñorMa== contesté que creía que ni moscas, y que respecto a robar, yo E
[nuel Payno, suprimía la Escuela Preparatoria
de una mane ra y/ lo sabía. Después de estas cosas, diciéndome:* Ya estás confe-
/ muy sencilla: suprimiendo el presupuesto asign
ado a laescue<” sado”, me dijo que había ido dos veces a España, que era Je vi
' la,El señor Payno se enojó conmigo porq di
E
ue entre otras cosas ta y estaba al frente de un colegio de Puebla. Traído por o
14

me referí a un golpe de Estado,siendo minis


tro Comonfort.* El Victoriano Agúieros, fundador y director de El Tiempo, aa
señor Payno me manifestó que bastante habí
a sido castigado venido otro jesuita, Díaz Rayón, gran orador sagrado, que ha-
por eso. También dijo muchas cosas que están
en el Diario de Í e confesarme.
Debates y me desafió en la tribuna. Yo le
manifesté que no ha- ar Dee Rayón me llamóla atención por su talento. Me
bía sido mi intención injuriarlo. Que nuestras
edades nos veda- dijo unos versos, unos tercetos, muy hermosos. Al señor obis-
ban el honor de batirnos. Yo empezaba a vivir
y él ya era muy po Pagaza lo quiero y lo admiro mucho. Ya se ve, pues, que no
viejo. La Escuela Nacional Preparatoria se salvó
. El señor Payno, tengo yo lo quele llamantirria a las cosas. Barreda no mos en
por conducto del señor Lalanne, se quejó
con el presidente de señaba a odiarlos, y decía que no había venido a tomarforti-
la República; el general González, quelo era, me
llamó yme ficaciones nuevas contra ellos, sino a ocupar las que estaban
dijo:*Paynoestá muy enojado. Yo le doy a Uste
d un consejo:si»
“ quiere ser diputado mucho tiempo, no habl
e usted. No es tiem-/. a el general Riva Palacio, casi todos han muerto.
po de habladores, aunque digan la verdad”.
No volviahablary ¿Puede creerse que están en los apretados infiernos? Creo que
eso que fui diputado 18 o 20 años. El gene
ral Riva Palacio laz" no, si existen. Prieto fue muchas veces ministro, Altamirano
maba, a Payno, Giafar, y a mí, Mudarra,
recordando al moro también lo fue; Altamirano era un gran literato y orador. po
expósito del Duque de Rivas. Los estudiante
s me aplaudieron cuerdo quele dio una felpa a Juan A.Mateos porque algo yo
éste del “Sol que nacía en occidente”; Mateos lo habría dicho
$ Se refiere a la participación de Payno como
ministro de Haciendaen el gobierno
de Comonfort, y por ende su adhesión a
la medida presidencial. Al respecto, Payno ) imi
n seguimiento émi en laLpprensa, véase
detallado de la polémica v el| imprescindi-
impresc
escribió Memoria sobre la revolución de
diciembre de 1857 y enero de 1858 (Méxi- ble de Clementina Díaz y de Ovandoy Elisa García Barragán, Los trabajosy los
96 co, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1860).
días. La Escuela Nacional Preparatoria, México, UNAM, 1972. 97
por equivocación. Más tarde, en el paso del décimo al undéci- |
pero mereceel tal libro la grita que se levantó por todas partes: N
mo Congreso, fuimos Sierra y yo una nochea ver hasta Peralvillo Lo queel señor Bulnes quería era humanizarla figura de Juárez, ] |
al general González, que era presidente, para que no se olvida- quelos liberales mexicanos,paranoser menos quesusContrin-
ra del general Riva Palacio en las elecciones de diputados. En- cantes, divinizaban. Yo le he leído de cabo a rabo y Juárez, a
toncesel general se carteaba mucho en verso con Juan de Dios pesarde todo, será muy grande, muy grande.
Peza. Habiendo resultado diputado por San Gabriel, en Jalisco,
- Riva Palacio escribió a Peza:

Lo de San Gabriel es grave


y nosé si acepte yo
para el Congresola llave
de un Distrito que no sabe
ni qué madre meparió.

Riva Palacio era hijo de una hija del general Guerrero, uno de
* los héroes más famosos de la Independencia nacional/Vivía
¡entonces el general Riva Palacio en la Mariscala, en una her.
Ímosa casa que después fue el Hotel Sanz; entre las muchas co-
| sas que vi, nunca he olvidado su hermosabiblioteca y un juego
| de plata que el emperador de Austria había regalado a su pa7
| dre, porque fue uno de los defensores deMaximiliano.-en-Que-
rétaro. (Todo locontrario:)% Había publicado el general muchas
novelasdel tiempo colonial. Él es autor, entre ellas, de Monja y
casada, virgen y mártir, y en Madrid, donde fue ministro de
- México, cuentos que se llamaron Cuentos del general. Entre
los malquerientes oí decir que era generalentrelos abogados y)
abogado entre los generales; de todas maneras, Riva Palacio
¡había sido un gran patriota yun literato. Creo quésusversos
corren impresos con el nombre de “Rosa Espino”. CTS
En la Cámarase distinguían varios oradores: Francisco Bulnes>
y el doctor Manuel Flores. El ingeniero Bulnes se dioaconocer
en el estado de Morelos, de donde era gobernadorel general
don Carlos Pacheco, que era un gran pescador de perlasfinasy
- que lo descubrió/Entre otros libros ha publicado el primero, El”
verdadero Juárez, que le valió una polvareda en-todoelpaís;

10 Mariano Riva Palacio fue, junto con Rafael Martínez de la Torre, defensor
de
Maximiliano en el juicio que se le siguió en Querétaro. Contra lo opinado por
Valenzuela, no obstante ser republicanos, los aludidos realizaron una defensa impe-
cable del archiduque, el cual estaba prácticamente condenado a muerte al ser
juzgado
98 en nombrede la ley del 2 de enero de 1862, decretada por el gobierno de
Juárez. 99
eral Lalanne,
pro pia men te al pre sid ente. Entiendo que el gen
das eral Mon-
ía de Pal aci o, rec ibi ó una en la cara. El gen
que ven en los balcones del
sub sec ret ari o de Guerra, que estaba
tes ino s, dados de
o Pal aci o, ma nd ó hac er fuego al aire a los sol
mism uralmente un
all erí a qu e hab ía en la plaza. Esto motivó nat
cab ez entró por
orden y el general Gonzál
Pa- crecimiento en aquel des a la Sec retaria de
E Algo le debo sin duda en el corazón al general Riva rta Mar ian a, yé nd os e directamente
la Pue casa que en
lacio para no aceptarla llave del Congreso, como él
dice, Nosotros entramos por la
Guerra a dictar Órdenes. hab ía sid o de Juárez.
| pues pororden del gener al Gonzá lez el minis tro de Gue-
ne da hab ita ba el pre sid ente y que
La Mo ios generales
E rra, don Francisco Naranjo, lo metió en la prisi
ón milita r a de Guerra, vimos a var
Llegados a la Secretarí Ent re ellos estaba
de Santiago Tatelolco. Allí estuvo Riva Palacio
algún tiempo, o inmediatamente.
que se habían presentad ez: “Q ué casualidad
contra el sentir de Manuel Gonzá lez, hijo del presi dente, que
ret e, a qui en inj ust ame nte dijo Gonzál
Neg Negrete no
a pesar del gener al Naran jo, ya niqueleros”. El general
quería sacarlo. Al fin lo logró, que usted no está con los ió qu e Go nz ález iba
deseó tener preso a Riva Pala- vez comprend
que el general González nunca
es- contestó una palabra. Tal es se dij o qu e algunos
cio. Éste volvió a la Cámara con gran benep lácit o nuest ro,
ita do por la act itu d de la plebe. Entonc
irr uel, motiv ando
pecialmente de Justo Sierra . Trona ba ya la oposi ción al gener al ado con la moneda del níq
españoles habían trafic ón. Con
fue retirado de la circulaci
González. su depreciación. El níquel
Entre tanto, hice un viaje a Veracruz con el Duque
Job y Octa- lma la ciudad.
esto volvió a entrar en ca iba a dis-
ria ese viaje, por varios to de la deuda inglesa. Se
vio Baz. No ha muert o en mi memo Faltaba el reconocimien migos
motivos; entre otros porque iba en el mismotren
un señor dipu- diputados. Tenía muchos ene
cutir el caso en la Cámara de pro, dijo
talid ad en el puerto, y por- erdo que en su discurso en
tado Herrera que nos ofrecí a hospi dentro y fuera deella. Recu hifla más
a ruido samen te la mano con Cosmes, €n medio dela rec
que al pasar los túneles me besab el diputado Francisco G. yo que€n
gran rubor el Duque Job, que iba sentado junto
a una guapa de concurrentes: “Ya sabía
densa dela galería, plena e se hizo
a ver al señor Herrera y el no pagar”. Muy notabl
chica. Alllegar a Verac ruz no volvi mos este país es muy popular deuda. A
con gran dificultad conseguimos alojamiento,
pues comose iba del reconocimiento de la
entonces Bulnes, defensor ieron. '
areció muy on él, las galerías lo aplaud
a inaugurar la Trasatlántica Mexicana, que desap pesar de no estar de acuerdoc habló en
pronto, había muchos visitantes. Asistía a la
inauguración el más brillante. Justo Sierra
Yo no he oído a un hombre nte silbado.
mo era natural, intensame
ministro de Fomento. pro de la deuda y fue, co Sal vad or Díaz Mirón
se presentó a la tra del gran poe ta
El joven Octavio Baz, aunque era casado, Abrió el fuego en con Allí le
Lonja veracruzana como soltero e hizo como
un tocayo de Au- él dijo, bajaba del Himalaya.
con un discurso que, como ,
con sus hermosas. suyo. El presidente dela Cámara
gusto, muchas conquistas, entre ellas la paz conocí y me hice muy amigo se por-
A mi regreso de Veracruz me encontré con
que las viejas del amigo del general González,
licenciado Enríquez, gran fue reco-
del Palacio. El fin, la deuda no
mercado arrojaban sus níqueles a las puertas tó con mucho valor en esa
ocasión. Al
l
González había salido en carretela y regresaba cuando s, bajo el gobierno del genera
presidente nocida, cosa que ocurrió despué minar su periodo presl-
ntosh e Ismael G. zález estaba próximo a ter
yo estaba en el zócalo, con Enrique G. Macki Díaz. Gon debo
Zúñiga. Se quedó éste en el jardín porque estab
a herido y no rdaba de la revolución. No
dencial y el país aún se aco pat rio tis mo y de la
al lado del general mientos del
podía moverse. Mackintosh y yo corrimos dejar de hablar en estos apunta
y había sido
González, que ya se había bajado de su carretela lealtad del general González.
contr a el níquel. El es mefistofélicas que le habla-
rodeado por la muchedumbre que grita ba González, no obstante las voc ez,
de la deuda ingle- minadoel gobierno de Gonzál
general González —lo demostró en los días ban al oído, sostenía a Díaz. Ter i- 101
ros gritamos “¡Viva eral Díaz hizo frente a unas
sa—, era notable por su Sereno Y alor.
Nosot éste se fue a Chapingo,y el gen
Fiubo varias pedradas no dinigi-
100 el presidente de laRepública”
ier, y
tuación muy grave, por falta de dinero. Por aquel tiempo cono- de salieron de uniforme. Fernando es hoy general brigad
l. Los dos han sido ayuda ntes del pre-
cí muy de cerca al doctor Francisco Montes de Oca, al que Manuel, teniente corone
le la de Jurisp rudenc ia, Manue l quiso que se
González quiso mucho y queera el primer cirujano de México. 5 sidente. En la Escue
El doctor Montes de Oca quiso circuncidar a mis pequeñoshi- celebraran las fiestas de la patria el 15 y el 16 de septiembre.
tenía
jos Emilio y Pepe. Entonces vivía yo en la avenida Juárez, en Trajo con ese objeto un hermoso retrato de Hidalgo, que
elsal ón, así como una banda mili-
unascasas de la antigua ex Acordada. Mi mujer supo de qué se su padre, con el que adornó
tar de las mejores de Méxic o. Eldijo el discur so y yO los versos
trataba y se opuso tan furiosa a la operación, que Montes de
Ocanorealizó su propósito. En esa misma casa había bautiza- que comienzanasí:
* do al mayor, Emilio, Manuel Gonzálezhijo, trayendo para que
tocara en el patio a la banda de octavo que dirigía el capitán Hoy que la humana libertad corona
Peyén, y que era de las más famosas entonces de México. En la su noble frente de laurel y encina
cena estaban presentes don Carlos Pacheco, ministro de Fo- y con los rayos de su luz divina
mento; Justo Sierra; el Duque Job; doña Emilia Serrano, que se baña del Polo a la abrasada zona.
decía baronesa de Wilson. Primero se me acercó Pacheco; luego Hoy que la voz de América pregona
el Duque Job hizo otro tanto; después Justo Sierra, que parecía al ciclópeo rugir de sus volcanes
haberse puesto de acuerdo con Pacheco y el Duque, pidiéndo- el varonil empuje con que pudo
me que no los sentara a la mesa junto a la baronesa. Yo me un puñado de heroicos mexicanos
" encontraba en un gran conflicto porque la señora me había supli- desafiar un pueblo detitanes
cadola sentara junto al ministro de Fomento. Alfin, alegando ante el derecho de mi patria enanos;
que el Duque Job era el único noble que había en la reunión,le acompañada de apolíneo coro,
supliqué diera el brazo a la señora para llevarla a la mesa. La al sacro fuego que mi pecho encierra,
baronesa vivía también en el 2 de San Diego. Al nacer mi hijo rompo mi lira en cántico sonoro
mayor, me dio las gracias porque le iba a poner su nombre. Yo y tiemblen los tiranos dela tierra
no le dije que iba a ponerasí a mi hijo en recuerdo de mi her- al eco altivo de sus cuerdas de oro.
mano Emilio. La visitaban mucho el general Díaz y su esposa.
A mí mepareció que era una mala escritora. La verdad es que La Libertad, periódico que se publicaba en México, famoso
“no conozcodeella la obra que, dicen, escribió sobre México. porsu cultura y circulación, publicó mis versos. Posteriormen-
Enla deuda inglesa, como he dicho,se vio el valor y la leal- te, un escritor católico que publicó unlibro relativo a esos tiem-
tad del general González. Más político, el general Díaz le hizo pos, los reprodujo en él. Respecto al discurso de Manuel, tuvo
frente a la situación en 1884, época sumamente difícil por el la honra de ser citado en parte en la muy buena obra sobre la
estado en que se encontraba el erario nacional. Desde entonces guerra americana que publicó, poco después,el escritor reac-
trabajaba el general Díaz en la presidencia y grandes son las cionario don José María Bárcena, que acaba de morir después
dificultades que ha dominado. El país entero le secundó con de haber dejado hondahuella enla literatura nacional. La fies-
entusiasmo: ya cuando González se separó de la presidencia ta de Jurisprudencia, organizada por Manuel, fue muy brillante
estaba concluido el Ferrocarril Central. Porfirio Díaz tuvo el y fue presidida por Justo Sierra. Allí oímos mucho Himno Na-
ntes
tacto de conservar en Fomentoal general Pacheco, que era en- cional y mucha Marsellesa, muy bien tocados. Los estudia
tusiasta para las vías de comunicación, y que colaboró con el estuvieron muy contentos.
general Díaz como pocos lo han hecho. Gonzáleztenía dos hijos: Por aquellos años murió el doctor Francisco Montes de Oca
éste
Manuely Fernando.Era el primero un muchacho de empuje;el y lo sustituyó comocirujano el doctor Rafael Lavista. Era
un hombre muy inteligente y apto. Gozab a en México de gran
segundo, reposado. Después de pasar porla Preparatoria y Ju-
103
102 risprudencia, fueron ambos a parar al Colegio Militar, de don- reputación, no obstante que algunos decían que era muy afecto
a “cortar”. Nació en Durango. Murió de una inoculación. El XV
doctor Montes de Oca era muy afecto a los licores espirituosos;
no sé si a las mujeres también. Cuando el general González
mandó a su hijo Manuel a Chapingo, a acompañarlo, nos convi-
dó a Enrique Mackintosh y a mí. Una mañana que llegó Ma-
hice varios viajes a
nuel muy contento con una espléndida botella de coñac, que 0 Durante el gobierno de González
de unod e ellos, en marzo
don Carlos Rivas, secretario del presidente González, había traí- Chihuahua; me casé en el curso
de 1883, y a los dos días emprendí una gira de negocios
do de Europa, Montes de Oca dio las gracias al ser invitado, y
do por Paulino Gon-
no tomó. Al irnos Manuely nosotrosa visitar el Molino de Flo- a Sonora y Sinaloa. Iba acompaña
en Méxi co conmigo y
res, dejamos la botella en la mesa dela sala, casi entera, durante zález, cuñado mío que ya había estado
de una pulm onía . Me fui
nuestra ausencia. que murió muy joven, en Chihuahua,
osil lo vi a Feli zardo
Poraquellos días iba el general Pacheco a Chihuahua, donde por los Estados Unidos, y una vez en Herm De
or inter ino del estad o.
le hacían política. Entre muchas personas que fueron a la esta- Torres, algo pariente mío y gobernad
an baile el gene ral Hen-
ción, estaba el general Díaz, y al oír que contaba yo que Ma- allí me fui a Guaymas, donde dio ungr
u. Delante de mi
nuel, yendo con nosotros en carretela, había matado con pistola ríquez en la casa de don Juan Pedro Camo
casa do, visto que las cos-
una ganga (gallinácea) porque el fuerte viento nos ayudó, ex- cuñado hablaba yo de que no estaba
s. El baile estu vo magnífico.
clamó: “¡Esa sí que fue ganga!” En ninguna de las biografías teñas son por lo regular muy linda
que desp ués fue gobernador
del general Díaz he visto que se trate de su oportunidad e iro- Este general Henríquez es el mismo
co. En Guay mas me gus-
nía. Yo, quelo traté algunas veces en la casa del general Pacheco de Veracruz. Yo ya lo conocía en Méxi
no desmére--
puedo asegurar que era un hombre muy oportuno y gracioso y taron mucholas lisas y unas pequeñas ostras que
York; de allí me fui a Culiacán
no, como se supondría en él, estirado hasta lo ridículo, dada su cen de los Blue points de Nueva
Altat a. Hací a la trave sía en el
posición. El doctor Lavista no quiso operarse un dedo cuando por La Paz, Baja California, y
mente en el mar
murió. Todo mundoen la ciudadlo sintió. El general Díaz pre- Sonora, vapor que despuésse perdió misteriosa
Paz el gener al Rangel, al que
sidió una velada fúnebre que se le dedicó en el viejo Teatro Bermejo. Era jefe político de La
cs” en Chih uahu a. Allí me en-
Nacional. Yo dije unos tercetos que corren impresos en Almas después derrotaron los “tomochi
comp añer o de la Preparatoria,
- y cármenes. Sentí verdaderamente a Lavista. contré a Rodolfo Nieto, antiguo
De Altat a a Culia cán fui en
Sinceramente lamento que estas páginas no puedan contener del estado de Tabasco, según creo.
al rang o de carro de pasaj eros,
todos mis recuerdos de ese tiempo en que yo estaba joven y la un furgón con asientos, elevado
as. Esta ba enton ces en Cu-
vidaera buena y grata. No me parece la misma hoy: tengo casi y conocí a algunas muchachas bonit
verso s y bebía much o aguar -
53 años y no veo ni andobien. liacán el general Carbó, que hacía
del estó mago , decía n. Dura nte
diente, en razón de su enfermedad
Un diputado. Co-
mi estancia en Culiacán, le escupió la cara a
que era amig o del general
metía muchos abusos, alegando
Era Carb ó un oficial muy
González, presidente de la República.
saber mejo r que nadie. De
valiente y el general Díaz lo debe
mandaba un capi-
allí me fui a Mazatlán en un remolcador, que
creí necesario, no
tán masón. Yo, que nolo era, pues nunca lo
es una pobla ción muy sim-
hice grandes migas con él. Mazatlán
las comid asde Redoy las
pática. Eran famosas en la población
a don Joaq uín Redo enel
cenas Kelly. Cené con éste y conocí
conocido en 105
104 muelle, el día de mi partida. A Jorge Kelly lo había

A
tí que estaban entre
Choix, en la misma época en que conocí a Luis E. Torres, que presidente. Un día, almorzando enella, adver
a. Manuel y Fernan-
ahora es general, y a quien había visto en Sonora, a mi paso por los comensales los generales Díaz y Roch
Militar, dirigido por
Guaymas. Creo que Jorge Kelly fue uno de los invitantesa las do González, que estudiaban en el Colegio
legio. El general Ro-
Choixerías” y a visitar el Clyde, vapor inglés que durante la Rocha, hablaban pestes de la comida delco
“Créalo usted, mi
Intervención llegó a Agiabampo y del cual hablo en un libro cha se volvió hacia el general Díazy le dijo:
gio Militar mandaría
muy malo, el primero que escribí en mi vida. No está disculpa- general, mejor que ser director del Cole
contestó el general
do lo malo con la juventud de que disfrutaba yo cuando cometí un regimiento de caballería”. “Ya lo creo,
El general Rocha no
este delito. Todavía recuerdo la luna de Mazatlán en Olas Al- Díaz, como que los caballos no hablan.”
tas, a la orilla del Pacífico, paseo favorito de la ciudad. De Ma- contestó ni una palabra.
Muy instruido. Es-
zatlán, me embarqué para Sonora y volví a pasar por La Paz; Rocha era un hombre muy inteligente y
fueron muy aplaudi-
una vez en Hermosillo me regaló don Pascual Camou un huacal cribió varias obras militares!! que no sólo
citadas por un autor
de haranjas excelentísimas, que fueron muy celebradas en das en el país, sino que merecieron ser
po de Juárez contra
Chihuahua. De El Paso, Texas, me fui a Ciudad Juárez a tomar militar francés. Se distinguió mucho en tiem
ral Díaz. La Ciuda-
el Tren Central, encontrándome a medio camino a mi mujer. los revolucionarios que encabezabael gene
han olvidado. Un día
Juntos regresamos a México. e dela, Bufa de Zacatecas y Tampico, no se
perseguía al general
En la Cámara de Diputados vi al vicepresidente de la Repú- me contaba el general Rocha que, cuando
diciéndole que se pa-
blica, lo mismo que a Creel. Éste, a pesar de que sabe hablar Díaz, le mandó un correo extraordinario
los dos: “Conque, es
perfectamente, no me lo pareció un día que tomó la palabra. rara para ver cuál era mejor general de
ganas de agarrarse
Enel año de 1884, el 9 de mayo, nació mi hijo Emilio, de decir, mi general, que tenía usted muchas
rmen te. “Ya lo creo
modoquehoytiene 24 años; mi hijo José, que ahora está de ayu- conmigo” —le dijo Porfirio Díaz posterio
a nada perdía, porque
dante del gobernador en Chihuahua, donde nació, es dos años contestó Rocha—, pues si me derrotab
a, y si ganaba crecía
menor que Emilio. De la avenida Juárez me había venido a era usted el mejor general de la Repúblic
aba much o el boli-
vivir a Patoni, donde soporté a deshoras de la noche, otro tem- mi fama mucho.” Al general Rocha le gust
las hora s que pasá-"
blor; de allí a la Glorieta Colón, donde había comprado una che. El poeta Luis G. Urbina debe recordar
. Si algu na vez tuve un
casa a un militar. Estaba desierto entonces el Paseo. No había bamos jugando en el Casino Nacional de-
a las mano s, debo
más que la casa de don Ignacio Gómez del Campo. México no disgusto con el general Rocha, que llegó y
vo muy noble , muyl eal
se ensanchaba aún hacia el poniente y, aunque yo había com- cir muy alto que el citado general estu vio
estu vo prese nte, lo
prado muchos terrenos al señor Francisco Somera, sobre el muy valiente. El general Márquez, que
el general Rocha. En
Paseo, los terrenos tenían pocas salidas, y Romero Rubio me y recibió un bastonazo que me dedicaba
su valor. Cuando murió
dijo, con tono de picardía, que preguntaba don Rafael Ángel de todoel país era famoso por su pericia y
e del pueblo por todala
la Peña, mi maestro de español, por qué me había metido en tal en México,siguió su ataúd mucha gent
mos los trenes para
negocio. Ahora, la ciudad es otra hacia el poniente, y los luga- Reforma hasta Cuauhtémoc, donde toma
ya muri ó también y
res fuera del Paseo, antes desiertos y pantanosos, están llenos enterrarle en Dolores. El general Márquez
a enlas hist orias. Fue
de hermososedificios. El negocio ha sido y es bueno. era tan valiente que de su hombría se habl
. Los dos eran be-
El general González, que se había ido de gobernador a Gua- muy chinaco y siempre de un trato muy llano
uez. ”
najuato, llegó muy malo de aquella población y murió en Cha- bedores pero mucho másel general Márq
pingo a poco. Le hizo el general Díaz grandes funerales, como
ia del oficial mexicano en campaña,
se los había hecho al presidente Lerdo, cuyo cadaver fue traído 11 Sóstenes Rocha publicó Ayuda de memor
a y Enquir idión para cabos y sargentos.
La ciencia de la guerr quien peleó desde
desde Nueva York. Vivía en mis vecindades el general Sóstenes al general Rosendo Márquez (1836-1899),
12 Se refiere tal vez a ser
Rocha, según voz pública el mejor soldado de la República. Yo vas rebeliones de Porfirio Díaz. Llegó
la Revolución de Ayutla hasta las sucesi 107
estado de Puebla .
106 lo había conocido en la casa del general González, cuando era gobernadord el
na
Por ese tiempo conocí a Jesús FE. Contreras, que fundóla
Fun- se sometió a otra. Lo llevé yo a Lavista, con el cual se enojó
dición Artística. Era Contreras muy buen mozo y muy joven
porque opinó que era necesario desarticular el brazo, lo cual
Admiraba mucho a Bertoldi y a Rodin. Como escultor era
no- hicieron después en París, donde aceptó el tratamiento. Regre-
table, aunque no lo recomiendanlas estatuas de la Reforma
en sado a México se le reprodujo el tumor en la nuca y, habiendo
México. El hizo el González Ortega, de Zacatecas, que no
co- quedado paralítico, murió poco después. Era tal el carácter de
nozco. En Guadalajara vi un general Corona que no me gustó
Contreras que, habiéndose extirpado el brazo derecho, apren-
yen Puebla, el Bravo, el Zaragoza y el Barreda. Le daba
por las dió a dibujar con la mano izquierda y trabajaba gracias a un
glras campestres y por buen cocinero. Así nos llevó a Río Hon-
aparato de su invención. Una de sus esculturas se llama Malgré
do y al Desierto, donde se enfermó Justo Sierra a causa de
un tout. Una de las admiraciones de Contreras era el poeta Luis G.
guisote de pescado que hizo Contreras. Allí, en una hermosa
Urbina, a quien admiraba y quería mucho como poeta y como
noche de luna, el licenciado Jesús Urueta nos asustó y puso
amigo. En una de las excursiones nos recitó el poeta su poema
muy nervioso al licenciado Balbino Dávalos. Justo Sierra nos
cruel, “Carmen”, en medio de juveniles aplausos. Con la desapa-
leyó Sl. “Beato Calazans”. En esa excursión pintó Leandro Iza-
rición de Contreras no sólo perdí unartista, sino a un grande y
guirre, y jugandoal burro el poeta Luis G. Urbina por poco se
buen amigo, tan generoso como desprendido. Para algunos,
revienta. También concurrió el licenciado don Lorenzo Elizag
a Contreras era muy negociable. Yo no hice ningún negocio con
concuñodel presidente Díaz. Después de una nocheenel
de- él; lo que me consta es que era muy inteligente. El cadáver de
sierto regresamosa México. Pocos días más tarde, en una excur-
Contreras estuvo expuesto en la capilla ardiente en la Acade-
sión, se rOmpió el carruaje empleado,y a pesar dela corpulencia
mia Nacional de San Carlos, y creo que el gobierno de México
de Justo Sierra no nos pasó nada. Contreras era muy afecto
a costeó sus funerales. Era pariente del gobernador de Aguas-
los literatos. Sobre todo quería a don Justo Sierra y a don Fede-
calientes, Chávez, al que fusilaron los franceses durantela Inter-
rico Gamboa, a quien decíamosEl Pajarito porque cantaba una
vención y que fue un patriota. Entiendo que también era pariente
canción que, si mal no recuerdo, comenzabaasí:
del licenciado Chávez, que actualmente es subsecretario de Ins-
trucción Pública y Bellas Artes. Dejó en yeso un Jesús Urueta
Un pajarito que yo tenía muy notable, del cual quise apropiarme, pero Urueta dijo que
se me voló era de él, delante de la viuda de Contreras, la que no replicó
y una muchacha que yo quería porque es muy buena. .
se me murió. Mefui a vivir a Coyoacán, donde veía a José Juan Tablada,
Así son todos los que se quieren,
gran poeta. Allí nacieron mis hijos Alejandro y Fernando, ge-
así son todos, como esos dos: melos. Antes había nacido en la Glorieta de Colón, donde yo
unos se marchan y otros se mueren vivía, mi hijo Enrique. La casa en que nació Enrique fue tirada
y el hombre dice, vaya por Dios.
para hacer la calle de Tamaulipas, que desembocafrente a la
[| estatua del gran navegante. Vi colocar esa estatua en aquel si-
Gamboaleyó un capítulo de Santa en una fiesta quele dio
| Con- tio, ya entrado a México el general Díaz. Fue un regalo que
treras, en el estudio que había formado. Muy prematuram
hizo a la ciudad don Antonio Escandón: vino de Europa desde
|
[
p ente
murió Contreras, dejando una viuda muy hermosacontres
hijos el pedestal hasta la estatua de Colón y los frailes que forman el
Su enfermedad comenzó de una manera muy singular. En
una conjunto.!* Me había hecho muy amigo de doña Alejandrade la
fiesta del día de su santo en el belvedere de una alberca donde
comimos, al abrazar a un amigose estremeció de dolor
dijo 13 En 1877 tuvo lugarla apertura del Paseo de la Reformay la inauguración del Mo-
tendiéndome un puño: “Se me rompió un tendón”. Yo to numento a Colón. Donado por Antonio Escandón, fue obra del escultor francés Carlos
7%
aquello y sentí una solución de continuidad, en efecto, Cordier. Tenía entoncescinco glorietas, en lugar de la única proyectada por Maximiliano.
en el A los lados del Paseo había pedestales donde se colocarían, de acuerdo con la idea de
108 tendón. Le hicieron una operación y, no habiendo quedado 109
bien Lerdo de Tejada, esculturas que representaran a héroes de la mitología griega.
Vega de Redo, cuyo esposo, Joaquín Redo, llevaba a comer a XVI"
" cuantos podía, pues le gustaba mucho conversar. Pasando la se-
ñora Redo la temporada en el rancho de San José, cerca de Mix-
coac, la veía muy seguido. Era la señora Redo una gran dama,
había viajado mucho y procedía de muy distinguida familia de
Sinaloa. Había sido muy amiga, en Madrid, del orador don San Pedro de los Pinos, 12 de enero de 1898
Emilio Castelar y del poeta Núñez de Arce. Leleía yo, después
de la comida, versos de éste, y aunque Díaz Mirón no puede Sr. D. José Juan Tablada,
pasar a Núñez de Arce, a quien acusa de plagiario de Carducci, Coyoacán.
debo confesar que me hacía llorar. Uno de mis hijos gemelos
lleva el nombrede tan distinguida dama,y el otro el nombre de Poeta:
Fernando,por el que es en la actualidad gobernadordel Estado
de México. Muy felices ratos pasé conversando conla señora
Redo. Mereferiré a un gran baile que hubo en Minería,al cual 2 ¿Que quieres saber mi opiniónsobre la carta dirigida a
fuimos la señora Redo, la señora Castellanos, Justo Sierra y yo, ' [Francisco M. de] Olaguíbel, por el señor Salado Álvarez,
cenandojuntos en el cuarto del portero. Bailó vestida de rojo y con motivo de Oro y negro? Pues voy a complacerte.
con grandes joyas Beatriz Redo de Zaldívar, que murió en EZ Esa carta, bellamente escrita, no se ha informado en
Madrid y cuyo cadáver fue traído a México. Llevabael licen- un criterio amplio y sereno. Por una parte asienta en ella el
_Ciado Sierra un frac muy rabón, hecho no sé en qué año. Su- autor que ustedes son imitadores, diciéndolo en tales términos
pongo que ahora que es ministro ya se habrá hecho otro. El que los acusa implacablemente de plagiarios; por otra, cree que
baile estuvo soberbio y concluyó en las primeras horas de la la asonada (no revolución) que han llevado a cabo, es benéfica
mañana. De Coyoacán me vine a vivir a México y de aquí me y tiene que traer algunos resultados; dijo que predominanel
fuia San Pedrode los Pinos, a la casa que hizo yhabitó el poeta ritornello y la repetición simétrica y que esa labor muchoha de
Luis G. Ortiz. servir paraenriquecer el acervo común de la lengua; conclu-
yendo rara —conclusión— por pedir a Olaguíbel que se con-
vierta en verdad y que también convierta a otros que, como
Nervo, Tablada, Couto y Ceballos, gimen en las sombras del
error. Esto sí es superferolítico.
No seguiré paso a paso al señor Salado, me fijaré en lo que
más llama mi atención: la aplicación que hace del medio las
novedadesliterarias. La poesía es producto del medio, y signo
de un estado de ánimo. Lo dice Taine —le cita—, el asenderea-
do Taine, prócer de críticos, sin duda, siervo a domicilio de
sabios, políticos y críticos nuestros, que con textos más o me-
nos auténticos o más o menos incompletos de aquel maestro, o
con su nombre solamentecitado (eso da importancia), hacen lo

14 Este capítulo y el siguiente reproducen una carta escrita por Valenzuela a José
Juan Tablada a propósito del juicio externado por Victoriano Salado Álvarez sobre el
libro de poemas Oroy negrode Francisco M. de Olaguíbel. Apareció publicada origi-
nalmente, bajo el título “Los modernistas mexicanos”, en Revista Moderna, núm. 9,
1% de diciembre de 1898, pp. 139-143.
mismo tota. que rosca, cuando no desaplican la doctrina por del tiempo, con las voces autóctonas, el español, el francésy el
falta de entendimiento o dolorosamente a sabiendas. Hablando inglés, que ya nos sigue más de cerca, formaremosla lengua en
alas claras, de buena o de mala fe. que nuestros pósteros no se acordarán en verso o en prosa (cón-
Delo mejor procedeel distinguido ingeniojalisciense, y Tai- yugesde la belleza), sino uno que otro autor del año de gracia
ne ha dicho una gran verdad: el medio social es muy importan- de 1898. Por ahora, y no tiene réplica, nuestro medio intelec-
te factor de la producciónliteraria, como lo es en cualquier otra tual es francés y he aquíla causa de efecto, muy natural, de que
producción. Sin embargo, no lo cree así Amado Nervo al con- artificial parezca al señor Salado.
testar la carta del señor Salado. Para Nervo, los poetas están Largo y laborioso sería tratar nuestro desarrollo psíquico en
fuera del medio. ¿Qué hay entre estas dos disímiles afirmacio- los últimos 40 años, aun refiriéndomesólo a la literatura, y a
nes? Ausencia de observación, simplemente. Pero vamosal grandes rasgos diremosque, hasta Ramírez y Altamirano (1866),
. grano, no como decían los que Amado dice, sino como dicen nuestra filosofía no pasó del siglo XVIII; nuestra lírica, de los
todos los cultivadores de semillas. clásicos latinos y españoles y de los románticos ibéricos (véase
¿Cree el señor Salado Álvarez que los decadentistas (?) mexi- el tono general de sus poesías). El romanticismo no levantó
canos están fuera de nuestro medio? ¿Qué entiende por medio leves ondas en esos dos grandesespíritus: el de Ramírez, capaz
el señor Salado? ¿El medio físico únicamente? Debo compren- de seguir la reforma fundamental de Barreda, consecuencia fa-
der que no, porque de intelectualidad se trata y principalmente tal de la reforma política; el de Altamirano, rebelde siempre a
debió referirse al medio intelectual. Pues bien, el medio inte- la obra y a la personalidad de don Gabino Barreda; Prieto can-
lectual nuestro, y de ello llevamos tiempo, es puramente fran- taba por su cuenta. Cuando en 1867 se efectuaron las célebres
cés. España dejó de ser nuestra madre intelectual desde la veladas literarias de Altamirano y Martínez de la Torre, se re-
. propagación de la Enciclopedia por Feijoo, para no decir fran- veló un gran numen poético en el que ya apuntaba el pensador
camente que España no ha estado en condiciones de enseñar que hoy conocemos, y el “Canto de las hadas” de Justo Sierra
algo nuevo, desde hace siglos, ni en ciencia ni en filosofía. Pa- —romántico entonces de procedencia huguiana— ¿quéotra cosa
rece hoy embuste que Luis Vives llevara a Inglaterra el primer es sino una vibración del espíritu poético francés?
soplo de la sana doctrina que inauguró muy en breve Bacon; tal Después, la enseñaza preparatoria casi desterróel latín y con
se alejó España del cultivo del pensamiento, desangrada por él los idilios y las églogas. Ramírez, tantos años profesor de
sus colonias americanas (forman en la actualidad más de diez literatura en la Preparatoria, tuvo empeño esencial en no pro-
naciones) y deprimida, gradual pero rápidamente, por sus re- ducir en su cátedra poetas y novelistas entre los futuros médi-
yes y sacerdotes. A pesar de ser quien fue Felipe IL, ojalá que cos, ingenieros, abogados, boticarios y escribanos públicos que
- Lutero hubiera sido el sucesor de Carlos V. Ya al proclamarse porella pasaban.
la independencia, España, inoculada de francesismo, nos había Él sabría por qué, pero debemos confesar que es la manía de
mostrado por sí misma el camino del París intelectual. la rima en México, que el sabio maestro pudo tener mucha razón
Y mentalmente nos fuimos a París y en París seguimos; no al ver en eso algo como un estado morboso. Yo le oí, al termi-
obstante que hoy llegó envolviéndonosla corriente americana nar un examen, decir a algunos jóvenes alumnosde 4” y 5” año
del norte que, con el inglés, más generalizado cada día en Méxi- de medicina y jurisprudencia: “Bien, yo no reprobaré a ningu-
co, no sólo nos llevará por nuevos rumbos, sino que transfor- no, pero júrenme queni sonetitos harán ustedesa la señora su
mará de tal modo nuestro idioma, fecundándolo, que hasta el madre el día de su santo”. Y los aprobó a todos con honrosas
nombre del ilustre Rafael Ángel de la Peña desaparecerá entre calificaciones. Nunca, nunca tuvo empeño El Nigromante en
* los escombrosdel español que hoy hablamos, y que porcierto formarliteratos.
no encuentran muy español los académicos de Madrid, ni Peñita Pero había en la misma escuela otra fuente, que si bien en-
tampoco. No se asusten los puristas. La lengua castellana, de- caminadaal estudio de las ciencias y de la filosofía positiva,
112 cía Quevedo, se formó de muchas leches. Nosotros, en el curso iba, sin sentirlo, a desarraigar supersticiones o creencias, deter- 113
E ia!
E
minando en las almas jóvenes un estado de conciencia poética comienzosde ese defecto. Él debe recordar a fray Luis de León.
.con la revelación de los fenómenos naturales y las generaliza- ¿Y quéerafray Luis de Horacio? Debe sentir y adriaa Jorge
ciones de maestros como Comte, Stuart Mill y Bain, viniendoa Manrique. ¿Y qué fue Manrique de los poetas árabes? Imita-
dar franca salida a las divagaciones legislativas de Herbert dores... ¿Por qué no plagiarios? Y todavía, ¿por quési el obispo
,
Spencer con su célebre postulado universal. Desde el momento Pagaza (Clearco Meonio, entre los árcades romanos) traduce
en que cabe reconciliación en el conflicto entre la Ciencia y la parafrasea o imita a Virgilio, o a Teócrito, a través de Virgilio,
Religión, cada quien, sin escrúpulos, hace su religión propia y no deben ustedes traducir, parafrasear o imitar a Verlaine o a
" las cabezas jóvenes confunden muy fácilmentela religión po- Regnier? ¿Por quési el señor Salado se produce luego en fabla
sitiva con el sentimiento religioso; y comola religión y su ma- no pueden ustedes producirse por abstracciones, cuando bien
dre, la muerte, han sido y seguirán siendo causas muy principales halladas sublimes? El procedimiento de ustedes es bueno, muy
de la poesíalírica, se revolvía en aquellas aulas preparatorianas artístico, y prevalecerá.
algo que no llegó a tomar forma, es cierto, pero que sin duda Nosviene de Francia, claro. De esos mal averiguados deca-
existía ya en estado de nebulosa. La difusión de las ideas posi- dentistas a la manera de los rayos Roentgen, no hechos para
tivistas hecha más tarde por los discípulos de Barreda,la lectura vibrar en los del sol radiante, sino para penetrar a travésde las
de materialistas pesimistas (Biichner, Schopenhauer) y otros almas comolos católicos a través de los cuerpos y enseñarnos
desconsoladores, y la de los poetas franceses Baudelaire, Ma- oculteces antes no contempladas. En 1831 decía Maurice de
llarmé, Verlaine, en una atmósfera saturada no sólo por la duda Guerin, un precursor de la escuela de Mallarmé: A 1 heure oú
y el desencanto sino por el desprestigio de nuestras inocentes j' écris, le ciel est magnifique, la nature respire desbrises fraiches
creencias seculares entre el mismo pueblo, fijaron definiti- et pleines de vie, le monde roule mélodieusement et partiloutes
“vamente la dirección de la poética, y en el año 1890, Balbino ces harmonies quelque chose de triste et d'alarme circule:
Dávalosy tú irrumpieron en la senda en que cree van perdidos l'esprit de l' homme, qui s'inquiéte de tout cet ordre qu il ne
el señor Salado Álvarez. comprend pas”.!'5 Y Mallarmé mismo más tarde: “Toute áme
Y aquí debemosentender bien lo que el señor Salado condena est une mélodie qu'il s'agit de renouer; et pour cela sont la
y lamenta. Yo tengo para mí quenose refiere a las muy buenas flute ou la viole de chacun. Selon moi,jaillit tard une condition
se
poesías que a ti, a Balbino, a Nervo y a Olaguíbel debemos, vraje ou la possibilité de s'exprimer non seulement,mais de
sino a los versos estrambóticos y patizambos que por esos mun- moduler son gré”.!* Sin embargo, orquestación y símbolo tie-
dos de Dios han soltadoal vilipendio público discípuloslejanos nen quereferirse a un término más general: la expresión, según
de ustedes que, sin entender de la misma la media, nostienen un crítico francés. Y ése fue el escollo del mismo Mallarmé.
fríos con sus extravaganciasy ridiculeces, idiotismo y pedan- Baudelaire y Verlaine, más Verlaine todavía, se inquietaban
terías. Y en esto tiene razón que le sobra y aun a veces debeel por comulgar con la Naturaleza. Ya había dicho Novalis años
señor Salado, comotú y yo, haberse quedado boquiabierto con hacía: “Si Dios ha podido hacerse hombre, ¿por qué no podría
aliteraciones a la moda de Quasimodoy con algunos otros pe- hacerse piedra, planta o animal para realizar así su redención
cados cometidos por ustedes mismos. ¿Puede referirse al Ónix? sin fin en la Naturaleza?” Y también: “El hombre es el sacerdo-
¿A Brumario? ¿A algunas Místicas o Perlas negras, modelos te que ha hecho comulgartodas las cosas de la tierra con el pan
de fina y delicada belleza? No. Quizás Paco haya caído en la
monotonía, abusando muyartificialmente del procedimiento; frescas y
15 “Cuandoescribo, el cielo es magnífico, la naturaleza respira brisas
pero, ¿no hay en su libro miel de panal nuevo? El mismo señor llenas de vida, el mundo rueda melodiosamente y entre todas
esas armonías e a
Saladolo dice. todo ese orden
una especie de tristeza y alarma: el espíritu del hombre, inquieto ante
Masinsiste el señor Salado en llamarles imitadores, digo É rende.”
eso son la flauta y .
Todo nina es una melodía que hay que retomar; y para
plagiarios. Pero en esto se olvidó de que todo procedimiento viola de cada quien. Según yo, brota tarde una condición verdadera o
la posibilida
114 extraño, transportado de uno a otro idioma se resiente a los 115
no solamente de expresarse, sino de modularse su voluntad.
y el vino de la vida eterna”. Lo de Maurice Guerin posterior-
mente: “Obedeciendo a su movimiento ascensional, la vida se XVI
eleva de reino en reino, siempre depurada y ennoblecida para
hacer latir en fin el corazón del hombre que es el centro en que
sus mil corrientes van a resultar de todas partes. Allí es puesta
en contacto con la divinidad; allí, como sobre el altar en donde
Opina un sabio crítico que aunque parezca paradoja, es
arde el INCIenso, se evapora en un sacrificio inefable, en el seno
. Mallarmé menosdiscípulo de Platón y Hegel que Stuart
de Dios”. Es en el autor alemán una síntesis intelectual; en el
E Mill, y agrega:
autor francés, síntesis más completa aún: un acto estético que
lo une desde luego a las cosas con su sensibilidad, no su inteli-
Le Parnassisme, auquel son procédé formiste rattache M. Ma-
gencia, puesta en movimiento; en pocas palabras, el romanti-
llarmé, est bien, avec le naturalisme, la seconde face esthétique
cismo incubandoel nuevo pensamiento lírico.
de ce temps dont Taine et Mill exprimérentla méthode et a la
fois l'essence. Ce Parnassisme, qui avait paru jusqu'a présent une
vaine et inexplicable efflorescenceartistique dans son époque, y
retrouve naturellementsa place par cette explication: application
a l'art par l'association des idées. De l'une on voulut faire jaillir
la Beauté, commede | autre on avait voulu faire sortir la Vérité.”

El arte, amparándose bajo las alas de la Ciencia, pero mala-


mente queriendo sustituir en lo absoluto el orden lógico conel
orden rítmico, y de las sonoridades de una palabra, unidas en
un ritmo, pretendiendo formar la idea, para caer al fin en la
oscuridad y la impotencia.
En México pocostienen idea exacta de todo esto y lo vemos
en el mismo Nervo,recién llegado pero apóstol delirante de una
estética aún no bien comprendida. De todos modos, nunca hu-
biéramos salido de Quintana, de Mélendez Valdés y Espronce-
da, posteriormente de Bécquer, Núñez de Arce y Campoamor,
sin estos atrevimientos decadentistas (?). Frustrada la obra de
Acuña, muertos Cuenca y Manuel Flores, aislado Díaz Mirón
en su roca cercada por las ondaslíricas, retirado Justo Sierra
a estudios serios y trascendentales, endomingado Juan de Dios
Peza en crónicas-romances, dormido Othón en cualquier bos-
que potosino, en medio de un desastre clásico-romántico-bec-

17 “El parnasianismo, al que se vincula el señor Mallarmé con su procedimiento


formalista es con el naturalismo la segunda cara estética de ese tiempo del cual Taine
y Mill expresaron el método y al mismotiempo la esencia. Este parnasianismo, que
hasta ahora había parecido una vana e inexplicable-floración artística en su época,
encuentra naturalmente su lugar en ella con esta explicación: la aplicación al arte por
la asociación de ideas. De una se ha querido hacerbrotar la Belleza, como de la otra
se ha querido hacersalir la Verdad.” 117
queriano, sólo Gutiérrez Nájera, con un instinto artístico in- versos tuyos y de Dávalos y cuentos y cuadritos “Del Caballete”
comparable, cultivaba la nueva cepa, apuntando detrás de él de Jesús Urueta, que saben a fresa y saben a rosa. Y mientras,
Urbina y Bustillos, con versos de amor, como el de Dafnis an- palabras, ideas, giros nuevos amóldanse al habla castellana, ya
tes de ser iniciado en esas cosas, y de dolor comoel que produ- más dócil al matiz y a la abstracción, menoscastellanatal vez,
ce el roce de las espinas al cortar una flor. Entoncesustedes, los pero más humana, coxnola religión a que te refieres en tus ele-
audaces (Balbino Dávalos, tú y pronto Urueta), cogieron el seno gantes párrafos. Desde el descubrimiento de la unidad de las
bien repleto de la musa franca y llenaron con su pezón la boca fuerzasfísicas, podemos observar que de la mano somos con-
del pobre numennacional, prisionero y condenado a morir de ducidos a la unidad de la civilización y del pensamiento. Por
hambre —como aquelviejo de la vieja lavanda. eso piensa el señor Salado como Taine, en Guadalajara, o uste-
Desde luego tropezaban con dos enormes obstáculos que no des sienten en México comoVerlaine, el divino inmundo:
les agradaron: la novedad, para ustedes mismos abrumadora, de la
Obra francesa, obra de transición, no de decadencia como SE dice ¡Oh Dios! me horrorizó mi vida impura
y la lengua nuestra no hecha a esas flexibilidades y delicadezas, y hasta mí descendió soplo divino.
sutiles y vagas, pero siempre vibrantes del cultísimo idioma galo, ¡Oh Dios! me horrorizó mi vida impura.
traído a tan alto perfeccionamiento por los autores contemporá-
neos. ¡Qué lucha para aclimatar palabras,ideas, giros nuevos en Debió el señor Salado estudiar hondamente el fenómeno, antes
el español regidor momificado bajo su armadurade hierro! ¡Pro- de condenarlos, pues que no hanresultado ustedes como los hon-
fanación! clamaron muchos; eso es matar el idioma. ¿De dónde gos en nuestro campointelectual. Nuestro medio físico influye e
han nacido estos machos cabríos? Como ustedes venían de revo- influirá más y más con el tiempo (adaptación al medio) en la
lucionarios, todo lo querían llevar a sangre y fuego y, como los nueva producciónliteraria, algo también el medio social, aunque
santones son en todas partes alarmistas obligados, se olvidaban no es una puridad, sino una reducción del europeo, con muy po-
de la crudeza de los epítetos de Cervantes, para ruborizarse y cas tonalidades propias. Entre tanto, ustedes van vaciando en
gritar: “¡Eso es inmoral!” También es verdad que ustedesla to- ánforas nuevas ideas generales sobre el amor,la religión,la vida,
maron por donde más quemaba. Jóvenes innovadores, procedían la muerte, que son semilleros para los actuales y futuros artistas
con prudencia, sin freno. En carta que después me dirigiste dices: mexicanos. Juzgo que no pretenden, por más que cultiven el sím-
bolo y la relación, hacernos oír con las narices, ni oler con las
...te conocí [...] yo estaba en en el Chat Noir hundido como un orejas. En su caso, puede ser que ustedes hayan prestado mejor
bonzo en la pagoda de su exclusivismoliterario. Vivía yo con servicio violandola lengua, que algunos académicos correspon-
el blasfemo Richepin, con Rollinat, el lamentable cantordelas dientes velando, a solas, sin provecho para tirios ni troyanos, a
Almas, de las Neurosis y de las Lujurias; el invernadero malsá- fin de conservarle intacta la virginidad. Y, sin embargo, unos y
no de Baudelaire, la ciudad maldita de Verlaine, el laberinto de otros están en su puesto y desempeñando funcionesútiles.
Mallarmé; ésas eran las estaciones de mi extraviado vía crucis. Rubén Darío, el más viejo padre del rebaño americano del
Y tú (suprimo aquí tus amables frases) me condujiste a tu bi- nuevo Apolo, mereceel aplauso de todos los pueblos de Amé-
blioteca como a un bautisterio, fuente de fecundas aguas lustra- rica que hablan el español. Ustedes, entiéndase bien, ustedes,
les. Ahí el neófito cambió su intransigente fetichismo por una no el cortejo macabro, por contrahecho, que pretende seguir-
religión más amplia, más verdadera, más humana. Dejé ahí mis les, el de todos los que amanla bellezay el arte de la República.
prejuicios artísticos como un crótalo que se desprende de su Preferentemente he querido ver este asunto bajo su aspecto
pellejo, y mi espíritu ascendió como una Mariposa que acaba local. ¿Quéobjeto tiene el meterse en las regionesde la especu-
de abandonar su crisálida. lación con disquisiciones (ya tan explotadas) en pro o en contra
de los llamados decadentistas? Lean a Max Nardau, a Pompeyo
La tempestad pasó. ¿Qué nos quedade ella? Muchos hermosos Genersiquiera, los que bregan porbatir a ustedes como enemi- 119
gosdela salud pública. Crean otros a mi empolvado amigo Luis XVIn
González Obregón, que afirma que por los versos de ustedes “no
corre sangre sino morfina”, y que su prosa “no se satura de sa-
- ber, sino de éter”. Yo sigo creyendo que, sacudido el exclusivis-
moque tú arrojaste hace años comoel crótalo se desprende del
pellejo, prestan un servicio real y positivo al léxico nuestro, el Fue a verme a Tlalpan, donde yo vivía, un amigo mío
cual es necesario que fecunden, pero que no maten,los extran- que ya nolo es, diciéndome que Couto deseaba fundar
jeros más civilizados. Que no nos suceda en México lo que a lio. un periódico de teatro, si yo le ayudaba. Le contesté que
los new mexicans, que ya no son ni prójimos nuestros. La con- no, pero si Couto quería hacer un periódico literario, yO
servación,la vida de un idioma es encomiendadeescritores, y le ayudaría. Pocos días después estuvo a decirme que estaba
ustedes como acción a los arcaicos hablistas como reacción, Couto de acuerdo. Posteriormente llegó el licenciado Dáva-
acabarán por unirse en un solo cauce: el del verbo futuro. los a verme y me sugirió que se llamara Revista Moderna. Dá-
Respecto a la inmoralidad... eso que lo tase un sastre. Un día, valos recordaba La Lucha, periódico que publicaba un señor
Gabino Barreda, que daba lecciones dominicales de Historia Dela Vega, joven muy simpático, yque habían escrito, si no
Natural en la Preparatoria, al comenzar su conferencia, quedóse recuerdo mal, Tablada y Jesús Urueta, hablándoseallí de la fun-
estupefacto al ver invadido el salón por niñas y señoritas que dación de Revista Moderna. Couto decía tener en el Banco Na-
aguardabanatentísimaslas palabras del maestro. El tema seña- cional el dinero necesario, depositado para llevar a cabo la em-
lado era los fenómenosde la generación en la mujer, algo así. presa. Publicó Couto el número uno y no publicó el dos. Nos
Sus ojos grandes y hermosos derramaron sobre aquel inespe- echamosel amigo y yo a buscar a Couto en todas las cantinas,
rado auditorio una mirada atónita, se llevó la manoa la patilla pues era muy vicioso a pesar de no haber cumplido los veinte
derecha como rascándose —movimiento peculiar suyo— y, de años. ¿Qué sucede con el periódico? Nada. ¿Y qué piensa us-
"pronto, comoquiense arroja de cabeza en un estanque de agua ted? Nada. ¿Estoy autorizado para hacer lo que me parezca? Sí,
fría: “La ciencia es casta”, exclamó,y dijo su lección sin acor- me contestó. Y habiendo ido al día siguiente a ver al impresor
darse de otra cosa más quedela ciencia, pura, inmaculada, hasta Carranza, que vivía en el callejón del Cincuenta y Siete, me di-
en los nimios detalles escabrosos, infranqueables, para otro que jo éste que no estaba resuelto a hacer el número dos, porque del
no hubiera sido él. No debemosexigir al maestro en ciencia o en número uno que había circulado, le debía Couto una parte to-
arte, sino que se sepa producir. Valga la expresión. ¿Conoces davía. Le pagué la parte que se debía y corrió de mi cuenta el
Genio yfigura de Varela? Pícaro desvergonzado, y, sin embar- periódico, y Revista Moderna fue. AE rs,
go... Todo es relativo y la moral más que todo. Hace cien años Escribían allí Urueta, Tablada, Dávalos, Couto;Ceballos,que, )
no inmorales, obscenos hubieran sido casi todos los actos ha- conpretextodehacer“analogías, insultaba a todo mundo. Ru-
blados o practicados hoy en la vida de sociedad. ¡Una mujer en bén M. Campos, etcétera. Era el licenciado Jesús Urueta ya fa-
bicicleta el año de 1720! ¡La quemala Inquisición! Y, la verdad, moso orador. Mientras estudiaba Jurisprudencia, yo le regalé
pasan algunaspor ahí, que hasta hoy (1898) ¡las quemaría vivas! las obras de León Gambetta, porque él noleía más que a don
¿Blasfemias?... Me río de ellas. La mayor blasfemia delsi- Emilio Castelar. Para míel licenciado Urueta es el mejor ora-
glo es para mí la de Brunetiére: la ciencia ha hecho bancarrota; dor de la América, quizás de España. Esun-grán escritor. Entre
y vaya que encuentro en esa frase toda la desesperación lírica sus obras recuerdo Fresca y Alma poesía, libro que formócon
de un espíritu fuerte, presa de terror religioso ante la sombra unas célebres conferencias que daba en la Preparatoria. Nunca
sin límites que proyecta la Ciencia en el Universo sin fronteras. hahechoun verso, pero sus escritos destilan tal poesía que yo
daríatodos los míos por un periodo suyo. Urueta es lo que se
Te quiere tu amigo y S.S. llama orador y si sus sentimientos estuvieran a la altura de su
Jesús E. Valenzuela. palabra sería irreprochable.-Hace poco se fue a París malbara- 121
e
que todo lo hacíala inspiración y, depués de una polémica con
Tacubaya.Don Enrique C.Creellehadadoeen1Europadoscien- Manuel Puga y Acal, escribió críticas con el nombre de
tos pesos mensuales durante dos años y vivió largamente en Brummel. Puga y Acal decía que Peza era-poeta:
Florencia. Es hombrede placer porno decir de vicio. Ha sido
diputado al Congresodela Unión y hamerecido en los jurados Según los certificados
populares-el calificativo de inmoral por las elocuentísimas de- que tiene en casa firmados
fensas que ha hecho de criminales. Tablada es un gran poeta, por Grilo y por Castelar
aunque es muytildado por.los que le conocen. Escribe admira>,
¡ blemente en prosa. Para mí, si no existiera Díaz Mirón,seríael, Grilo era un poeta que gustaba mucho a las damas cursis y
*primer poeta: Separado hoy delas letras por la venta dealcoho-' Castelar un gran orador. En tanto Peza le decía a Puga y Acal:
les y de automóviles, de vez en cuando echa un cuarto a espa-/
das-enalgún periódico. Me acuerdo que un día medijoJulio
Ruelas: “José Juan Tablada y yo fuimos expulsadosdel Cole> Manuel de Puga y Acal
poeta que en español
- glo Militar: porfalta de espíritu ídem”. Inmediatamente Je ma-
y en francés escribe igual
nifestéa Tablada que por qué no me había dicho eso. “Aunque
bajo la razón social
sea verdad, Ruelas no debía contarlo”, me contestó. Ruelas era
de Brummely Fascistol.
el dibujante de la empresa iniciada por Couto. En el primer
númerosalió un centauro de este pintor, y Elorduy, compositor
musical muy notable, me dijo delante de Ruelas: “Bonito cen- En una palabra, la literatura andaba muy mal y sólo Salvador
tauro ha publicado la revista”. Los presenté y, al saber Elorduy Díaz Mirón y Justo Sierra estaban en su roca aislada. El Fede-
queera el autor del centauro, se rio muchoy no le llamó a Rue- ralista y La Libertad, lo mismo que El Observador de Guana-
las más que “centauro”, haciéndose muy amigo suyo. Ruelas juato, habían sido periódicos muy bien hechos: perounopro-
agradaba a Elorduy, que era gran bebedor. Rubén M. Campos piamente literario no existía: Tablada, Uruetay Olaguíbel le”,
es un poeta y un gran músico. No compone, pero toca con mu- Mieron“mucho valor ala Revista Moderna, y sobre todo Julio ;
cho gusto el piano y escribe sobre música con raro acierto. Ha “Ruelas con sus dibujos que lo hicieron muy popular en Améri-
publicado un libro impreso en Barcelona por la casa Ballescá y Aca.Este-dibujante-pintor cumplió un año de muerto el 16 de
Ca
piensa ahora casarse, cosa que no será muy poética, pero lo “septiembre último. Escritores españoles y americanos le han
parece./No eran muyserios losfundadoresdela Revista Moder: dedicado recuerdos. Estudió Ruelas dibujo cinco años en Ale-
a pero, en cambio, eran muyartistas. Laelite deloque enton- mania, en Carisrouche, de su propio peculio, y cuando murió
“ces habíaen México: El público norecibía muy bienel periódico en París estaba pensionado por el gobierno mexicano. Era hijo
y eran tildadas sus redacciones de decadentistas. Por aquel tiem- del licenciado Miguel Ruelas, ministro del general Díaz y di-
po estaba muy en bogala palabreja y se hacía una gran campa- rector de la Escuela de Jurisprudencia de México. El licencia- .
ña contra el tal decadentismo, sin duda porque en provincia se do Pablo Macedo, director actual de la Escuela de Jurispruden-
habían soltado unos poetas insoportables. ¡Qué diferencia con cia, le mandó hacera Julio Ruelas un retrato al óleo de su padre
José Tablada y Francisco Olaguíbel! Se creía que imitar a los para una galería de directores de esa escuela que estaba for-
viejos era el secreto de perseguir la belleza y sobre todo la ig- mando; pero no recibió a Ruelasel retrato, porque estaba “muy
norancia hacía estragos entre los que se dedicabana las letras. feo”. “Sí, así era, mi papá”, me decía el pintor. Ahora existe en
La Academia era el summum del arte. Así lo decían muchos en poder del teniente coronel Ruelas, hermano del autor que es
España y muchos lo creían, pues la independencia sólo en la directorde laEscuela de Aspirantes en Tlalpan. Don Jesús EN
política existía. A pesar de que el Duque Job había escrito be- ua posee muchos dibujos deRuelas, un retrato tamaño na-
122 llamente, no lo seguían muchos. Juan de Dios Peza profesaba tural y un cuadro grandeal óleo. Yo, algunos dibujos, aguafuertes' 123
artículo de su segundo nú-
“El Nuevo Mercurio, en el primer
y un cuadro al óleo. Decían de Ruelas que no era colorista; en mero, hace las siguientes preguntas:
cambio, él podría decir que no eran dibujantes. El que contem-
ple mi cuadro de Ruelas verá que sí era colorista el autor. Lo escuela literaria o una nue-
”], ¿Cree usted que existe un nueva
que desesperabaa los colegas de este pintor era su fantasía siem-
APR

va tendencia intelectual y artístic a?


pre fresca y nuevá. Lo que tenía era que dibujabadé manera. IL ¿Qué idea tiene usted de lo que
se llama modernismo? ,
¡muy macabra. Todo lo veía así, siempre anduvo en juego con la) s a los que usted prefiere?
”IO. ¿Cuáles son entre los modemista
“muerte y murió muy joven, detreinta y tantosaños.¿Pobré usted dela literatura moder-
»TV. En una palabra: ¿Qué piensa
Ruelas! Cuando meescribía de París, pues nunca dejó de dibu- na, la orientación nueva del gust o y del porvenir inmediato de
jaren la Revista Moderna, me poníaal final de todas suscartas; nuestras letras?
(surenegrido amigo. En efecto, Julio Ruelas era. muy trigueño!
Unamunodice que Ruelas gozará de paz y quietud, ahora. Rubén , mal planteada. Es claro
”La cuestión es varia y, perdónesenos
Darío dijo a Amado Nervo, en París, que la muerte de Ruelas el significado mismo de la
que el modernismo existe, como
había sido como un dibujo suyo. Ruelas murió de asfixia.'* Je- generación tiene que traer
palabra lo dice: lo novísimo. Cada
sús E. Luján le ha levantado un hermoso monumento en su anteriores. Y eso tiene que
ES novedades que desconocieron las
tumba. Yo lo tengo entre mis indios ilustres. o sintieron Baquílides
ser. ¿Se puede pensar y sentir ahora com
Pronto cambié la formadela Revista Moderna. Se había em- Y, refiriéndose a México,
u Horacio, fray Luis de León o Byron?
pezado a publicar en papel muy malo y con un solo dibujo. no? Cierto es que hoy un
¿Juan Díaz Covarrubias o Altamira
Mejoré mucho el papel y contando con Ruelas lo adorné con el fuero interno humano
bello paisaje es lo mismo que ayer; pero
encabezados y finales debidos al docto lápiz del dibujante. Pron- se ha modificado. La sensa-
no es el mismo. El pensamiento
to fue muy conocidoel periódico en América y Europa. Á pesar comprender hoy a un sans
ción se ha modificado. Difícil no es
de que Luis G. Urbina nunca ha pertenecido a la Revista Moder- rito las libertades de nuestros
culotte de ayer. Hemos circunsc
na, ésta se ha engalanado con composiciones suyas y muchos te al derechoel deber. No
abuelos y cada día más se yergue fren
poetas españoles y americanos de Centro y Sudamérica han á otra Divina comedia.
se ha escrito otra Ilíada, ni se escribir
escrito en ella. Cuando apareció el primer número, no fue bien ibirse otro Manfredo. El
Creo, en cambio, que llegará a escr
recibido el periódico en México; pero a pesar de eso llamó mu- rá que ser no sólo mo-
poeta, dentro de veinte siglos más, tend
cho la atención y, cumplidos ya diez años de su publicación,la este vocablo, del que han
dernista sino modernísimo. Porque
Revista Moderna es, sin disputa, hoy, el periódico literario de escuela nueva, especial-
hecho unapalabreja para designar una
la República. Ya no se habla de decadentistas. El Nuevo Mer- mente los menos aptos en letras,
no significa sino lo flamante
curio, que publica en París don Enrique GómezCarrillo, hizo a facilidad, haber modernista que
en literatura, y puede, con toda
este respecto una enquéte que fue contestada por algunos escri- ideales en vasos de forma
nos brinde nuevas aspiraciones O
tores. Consigno a continuación la contestación que di y que pu- deje de florecer en lo porve-
vieja, sin que esto implique quese
bliqué en la Revista Moderna. con moldes nuevos. El pri-
nir el poeta que sorprende a todos
las estrellas fue el primer
mer pastor caldeo que observó
r, porque ya no tengamos
astrónomo. ¿Será el último, Leverrie
18 De acuerdo con Julio Sesto: “Julio Ruelas murió en París, en el lecho de una gri- Creo que ya tenemoslo
seta. Junto a la cama había unas cuantas botellas vacías de champán. En un rincón del nuevos planetas en nuestro sistema?
literatura, pero creo, tam-
pecador camerino ronroneaba un gato negro. No se sabe qué fue lo que mató a Julio, bastante para creer en escuelas de
rame nte renovadas. ¿Cómo
¡la champagne, la chartreuse o los ojos del gato. Lo cierto es que la linda muchacha se bién, en tendencias literarias ente
¿durmió creyendo que Julio estaba dormido, y como al amanecer sintiera la frialdad ¿Có mo, las subsiguientes? La
| del peso, se dio cuenta de que Ruelas estaba muerto”. La bohemia de la muerte, 2a. las llamará la futura generación?
a. La inmortalidad ma-
pe Lil ed., México, El Libro Español, 1929. En Elbar..., Rubén M. Camposofrece una ver- vida humana es breve, pero así es buen
impe netrable misterio, eS la
i sión menos macabra y por lo tanto menos poética de los sucesos. De acuerdo con taría a la poesía. La muerte, en su
124 éste, Ruelas murió rodeado de las atenciones y la compañía de sus amigos en París.
piedra de toque. ¡Modernismo! Ya lo creo que existe; a pesar XIX
de ser un viejo, estoy convencido de que el mundo no nació
conmigo ni morirá conmigo. Rara avis. El siglo XIX se abrió
con la revolución francesa a la vida del espíritu. El siglo XX con
la idea de humanidad bien definida por el Estado y el trabajo.
_ Los pueblos unidos harán la familia, no la familia a los pue- Nos juntábamostodos los días al oscurecer en Iturbide,
blos, comohasta hoy. . en Bach, o enel salón de la calle de la Palma, vecina a
”El modernismo noes, en una palabra, más que la tendencia o. Plateros, donde había fundado un señor Webber una can-
ascendente, humana, sin más arma que el Yo, único origen ver- 7 tina y un restaurante que nosotros llamábamos “Salón
dadero de todo progreso. ¿Tienen un porvenir inmediato las de beber”.'* Ahí iba muy seguido don Jesús E. Luján, que siem-
letras? Mediato o inmediato lo tienen, sin duda. El progreso es pre pagaba las copas y le había tomado gran cariño a Ruelas.
indefinido y lo bello lo más positivo en él. La fauna es varia y Era don Jesúsuncapitalista de Chihuahuaquetenía propiedades
así es la humana raza. Entre los llamados literatos se ve aún indivisas con sus hermanosen el Nazas,río del estado de Duran-
mayor variedad. Siempre junto a un Díaz Mirón existirá un Ca- go, algodoneras y muy productivas. *
. ballero. Esto es ineludible mientras se crea o se quiera creer que La Revista Moderna pasaba por unacrisis horrible. Yo había
el arte es un oficio. logrado tomar un pequeño despacho en la la. de San Francisco,
”Cuando yoera joven, sentía palpitar en mis compañerosel para el periódico: llevé a él a Luján y logré convencerlo de que
nuevo ideal y nos enfrentamosa la vida como pequeños Davi- ayudaraa la revista. El periódico había cambiado de forma bajo
des al gigante. Hoy, viejo, veo lo mismo a la juventud. La con- mi dirección, estaba escrito con amor, y mi entusiasmose le
sidero más apta y mejor armada para la lucha. Las fuerzas son comunicó a Luján, quien dio luego providencias de cambiarlo
las mismas; sin embargo, el campo no ha variado mucho. Para a un gran local situado en la esquina del Coliseo Nuevoy la 3a.
no creer en un porvenir mediato o inmediato de las letras, se calle de San Francisco. Allí se dieron grandes veladas. El doctor
necesitaría que nosotros lleváramos el pensamiento o que hu- Porfirio Parra, Jesús Urueta, Francisco Olaguíbel y yo fuimos
. biéramos encontrado el secreto de suprimir el dolor. ¡Ah! Des- los conferencistas. Un día estaba yo con el doctor Parra, cuan-
graciadamente transmitimos lo que hemos heredado. El dolor do llegó Julio Ruelas y me interpeló, diciéndome: “¿Qué siem-
y la muerte. Si es verdad que hay un Dios, estamos salvados en pre nosdala lata de su conferencia esta noche el doctor Parra?”
nuestros pósteros por la bondad y la belleza, que hemos perse- Presenté a Ruelas con Parra y se quedó muy cortado, ya que
guido en nuestra breve existencia. No conciboel fin del arte. éste es un sabio y tiene facilidad de palabra. Siempre le pasa-
Mi juventud ha muerto. ¡Viva la juventud! ban a Ruelas estas cosas, pues vivía más fuera que dentro del
”En unapalabra, contesto a la primera pregunta de El Nue- mundo. Luján comprósillas elegantes, una gran mesa con ca-
vo Mercurio que, aunque escuela y tendencia no son lo mismo, jones para cada redactor y una lámpara espléndida. Había pues-
creo en el modernismo. to de dependiente a don Guillermode la Peña, que había tomado
”A la segunda: lo que he expresado brevemente en este ar- paraservicio de la revista y a don Manuel del Castillo, que aún
tículo. está en el periódico. '
”Ala tercera: tendría que hacer una lista muy larga de ellos. Un día me desayuné con la noticia de que don Jesús Luján
”A la cuarta: queda contestada con las palabras anteriores.” mandaba a José Juan Tablada al Japón, por cuenta del mismo
periódico.Áunque Ruelas opinaba que no había pasado de Sam
Erancis co, California. Tabladaseestableció en Yokohamay vi--
AA XA

en
19 Para una reconstrucción minuciosa de la geografía etílica de los modernistas
la capital, la obra de referencia obligada es El bar... de Rubén M. Campos.
nubes semejan monstruosen
sitó de paso Tokio. Del Japón me envió varias corresponden=>, estilizado y un cielo en el cual las feo; él no lo?
ado, muy
cias y unos cantos populares en verso, traducidos porél. Aún=" lucha/El pintor se-pintó caprípedo, colg él era uncarpin-
mbién para
eratanto, aunque muy trigueñoT;a
que Tablada no posee el japonés, por decir verdad, es bastante de Ruelas. El creía,
literato para que los versos estuvieran muy bellos y las corres- teroelpintorIzaguirre.” Era la obsesiónel mundo inteligente.
puede que con razón, caprípedo a todo
pondencias muy interesantes. Volvió del Japón por nostalgia mán Gedovius y también
creo yo, y hubo que mandarle dinero por telégrafo para su re- Yo he tratado mucho al pintor Ger ió durante diez años;
eresid
dibujó en Alemania, en Munich, dond
greso. Tablada se había hecho célebre en México por su amor a lo mism oy tengo para mí que es origi-
dibuja muy bien, pint
al Japón, y muchos le decían el Bonzo. Hablaba siempre Tablada ovius hiciera la carátula que
nal. Costó muchotrabajo que Ged
de pagodas y el mikado. Yo juzgo que le ha tomado amoral ajaba con suma facilidad. A
más ha usadola revista. Ruelas trab
Japón en Pierre Loti, aunque conoce bastante el inglés. Le he no sé qué y le perforaron los
Gedovius le cortaron la lengua o
preguntadoal canciller de la delegación del Japón sobre si Ta- bre buenoy delicioso como
oídos; habla y oye poco. Es un hom
blada habla el japonés, y me ha dicho que no conoce más que fue del escultor Contreras
unascuantas palabras de ese idioma. Entre tanto, Ruelas seguía ninguno. Hoy trabaja en el estudio que
dibuj ando con amoren la revista y toda la América española lo y es el mejor, sin duda, de México. - endo Pineda,
licenciado Ros
Iba yo mucho a comer a casa del
aplaudía. Él le daba un sello especial al periódico y los dibujos Victoriano Fuentes en la
que estaba junto con el diputado don
de Ruelas eran muy celebrados. Luján, a pesar del viaje de Ta- o Velázquez, que después,
2a. de Humboldt; allí veía a Eduard
blada, estaba cada vez más y más contento y se llevó a Ruelas anónimos al presidente de
siendo inspector de policía, le ponía
a su hacienda del Nazas, donde el eximio pintor conoció al poeta Arroyo, que fue un tonto.
la República y que mató a [Jesús]
Manuel José Othón, del que quedó hecho amigo. Don Ramón un golpe al general Díaz,
Arroyo, en un paseo cívico, le dio
Guerrero, ingeniero, de cuyo padre habíasido yo muy amigo brero y siendo asegura- *
cerca de La Alameda, tirándole el som
traducía para la revista cuentos de Kipling. En brazosde Luján, ido a Palacio, de donde
murió Ruelas en París. De la hacienda de Lujántrajo Ruelasun do por un cargador. Arroyo fue conduc
ntandounoslinchadores,
lo cogió Velázquez y en la noche, inve
retrato al Óleo, de Guerrero, boceto mejor dicho. Había pintado mos subordinados,lo cual
hizo dar muerte a Arroyo por los mis
Ruelas al Óleo también, una paleta a Luján en que estaban Ta- a comer también en casa
causó gran escándalo en México. Iba
blada, Díaz Dufoo, Landázuri, Guillermo de la Peña y otro. En ceslao Rubio,a quien sus
del licenciado Pinedael diputado Wen
ella aparecía el pintor dormido, quizás por ebrio, junto al pia- bra de Velázquez le de-
amigos decían Wenches, y a cada pala
no. En unade las conferencias que se dieron en la Revista Mo- ázquez se suicidó en Belén,
cían: “¡A Belén!” En efecto, Vel el
derna, fue exhibida esa paleta, en medio del aplauso general ad la voz de que no se había dado
aunque corrió por la ciud
Pintaba entre tanto Ruelas un retrato de Luján, al óleo tamaño cado por otros. Sin embar-
tiro que lo mató, sino que le fue apli
naturaly, por su fondoy por su factura, muy notable. El mismo cer. El había tomado sin
go, Velázquez hizo bien en desapare
autor dibujó el marco, que fue mandado hacer en moderna talla los anónimos que recibía el
duda lo de Arroyo y era autor de
por el mismo Luján. Entonces se me ocurrió que pintarala lle- eta llegó de París contando
presidente. El licenciado Jesús Uru
gada de Luján a la Revista Moderna. Puso al gran mecenas a aquella ciudad, en la Plaza
que había hablado con Velázquez en
caballo, en un hipotauro, que decía Tablada: a mí, de centauro; que creyeron a pies juntillas.
de la Ópera, cosa que hubo gentes e,
a Urueta, de serpiente, comiéndose una poma de oro y a su co- Rocha en El Combat
lega el pintor, Leandro Izaguirre, con una talega de pesos abra- Velázquez empezó a escribir al lado de ble por su furor
se hacía nota
zada. En el mismo cuadro figuraba Tablada de perico en charola periódico que aquél dirigía y que
y están también Balbino Dávalos y el licenciado Efrén Rebo-
sen el
ón interpretativa del cuadro de Ruela
lledo, Couto Castillo, de efebo funerario, pues ya había muer- 20 José Juan Tablada ofrece su versi ulta (Lecturas Mexicanas, tercera
s, México, Conac
to: a Contreras se le ve de águila con un ala porel suelo; ya le capítulo IV de Las sombras larga 129
serie, 52), 1993, pp. 33-38.
128 habían cortado el brazo en París. El fondo lo forma un mar muy
tes. Tienen razón el
contra los curas. Era un joven simpático e insinuante. Dicen que sías, en la paz y en la realidad permanen
el rector de la Univer-
hasta encontraron muchos frascos de veneno y unalista en gran poeta peruano y Miguel de Unamuno,
Ruel as era un indio americano
queel primer sospechoso era su amigo RosendoPineda,a quien sidad de Salamanca, en España.
nzado celebridad mun-
se le aplaudía su gran carácter unido a muchotalento y mucho que de no morir tan joven hubiera alca
r, a un notable artista mexi-
corazón. He tenido oportunidad de tratar muy de cercaal licen- dial. El señor Luján mandóesculpi
está en la tumba de Ruelas. Á
ciado Pineda y puedo hablar de él con todo conocimiento. cano, un bello monumento que
diari o de Méxi co, lo siguiente:
, Jesús Luján se fue a Europa, Ruelas también. Nunca me figu- este respecto, dice El Imparcial,
ré que no volvería a ver aéste. Murió en París el 16 de septiem- o
bre de 1907. Rubén Darío dijo a Amado Nervo que la muerte Una mujer exangúe, un sátiro y un cuerv
5 «deRuelasparecía undibujo de éste. Así me lo escribió Nervode sobre la tumba de Julio Ruelas
Madrid. El continente latinoamericano levantó un himnode do-
5 EDEN APN

lor y de triunfo a la muerte del joven dibujante y cedo al deseo o de la muerte del
, El 16 del corriente sería el primer aniversari
de consignar aquí un soneto de José Santos Chocano: ida en París, en donde Rue-
artista mexicano Julio Ruelas, ocurr
ucción Pública
.
las estaba pensionado por el Ministerio de Instr
; A Julio Ruelas y Bellas Artes. A raíz de su muerte, el señor
Jesús E. Luján, que
gó al escultor mexica-
he Nosé porquélos tuyos afánanse en creerte fue gran amigo delartista Ruelas, encar
ñ un grupo escultórico en
exótico. ¿Hay acaso visiones más extrañas no Arnulfo Domínguez la ejecución de
r aniversario, SO-
mármol de Carrara para colocarlo, en el prime
que las que da una noche de luna en tus montañas? Montmartre.
bre la tumba de Ruelas, en el panteón de
El Ande, como tu alma, tambiénes triste y fuerte. ya por Domínguez,
El grupo escultórico ha sido terminado
dos o tres días en esta
Triste y fuerte en espíritu has logrado absorberte según una carta suya que se recibió hace
ya lista para ser colo-
esas vidas aztecas, silenciosas y hurañas, capital, y en la cual anuncia quela obra está
día 16 del corriente.
con todos los dolores que abieron las entrañas cada en la tumba de Julio Ruelas, el próximo
referimos, se hace una ligera
En la mismacarta a que nos
gran blo-
40 de una raza que hoy sufre mása
llá de la muerte... descripción de lo que representa el monumento. Es un
bloque, está
da que de mármol. En primer término, y al pie del
i La angustia que sofoca tus aguas fuertes, esa ima a mori r, y en un úl-
una mujer flaca, tirada en el suelo, próx
. extrañeza macabra que nimba tus visiones, arna dos haci a el espacio,
dl
viesa timo esfuerzo levanta los brazos desc
todo el tropel de espectros que portu obra atra esco sátir o baila una
en actitud suplicante. Junto a ella, un grot
tocando su flauta. Esta
ALÍ
no son caprichos sólo del arte que viviste, danza macabra haciéndole muecas y
ue de mármol que se
primera parte tiene como fondo el bloq
porque en los negros trazos de tus desolaciones la en su término supe-
se ve el dolor de siglos de una gran razatriste. levanta sobrepasando al grupo, y simu
fatídico cuervo está
rior, una abrupta peña, sobre la cual un
actitud de volar.
posado con las alas abiertas, como en
Cada vez que recibía la Revista Moderna, se espaciaban mis de acuerdo con las
Como seve, este grupo escultórico está
ojos en los dibujos de Julio Ruelas. Buscaba en ellos el alma tica del atormentado
ideas que informaron la personalidad artís
del artista y no en los asuntos, sino en el modo de tratarlos, en
pintor Julio Ruelas.?!
el carácter de las líneas. Y creí siempre adivinar en ellas un
alma entre inquieta y fantástica. No eran dibujos de descanso, Mis
periodística incluida en este capítulo de
sino de inquietud. Y ahora, al saber la muerte del artista, he 21 Hay varias imprecisiones en la nota
a hoy— en el cemen terio de Montparnasse, 131
recuerdos. La tumba de Ruela s está —hast
130 pensado queél descansará ya de sus inquietudes y de sus fanta-
La Revista Moderna fue el vehículo de Ruelas para darse a co- XX
nocer en la América española y en España. Él murió joven por-
que era amadode los dioses. Alirse a París le di un banquete en
Tlalpan, al que concurrió Manuel Gonzálezhijo, el cual le dio
en plena mesa un beso en la frente, poniendola pistola en acti-
mi mujer en Tlalpan, no
tud de herir o matar a alguno, con gran escándalo de mi compa- 3 El 10 de agosto de 1899, murió
mi hermanoa la
dre Leduc. “Para los que piensan mal de mí”, dijo Manuel obstante que la cambié de la casa de
había criado en
González. casa de mi hermana doña Josefa, que se
acompañado
La Revista Moderna ha cambiado defaz y de protectores; de Choix, conmigo, y que el doctor Lavista,
te del Consejo de Sa-
esto nos ocuparemosenel capítulo siguiente. del doctor don EduardoLiceaga, presiden
sueño eterno en el cerro
lubridad, la operaron. Duerme en paz el
también mi madre,mi
de la Villa de Guadalupe, donde reposan
ano José, que murió al
suegro don Celso González y mi herm
año siguiente.” El doctor Lavista lo atendió.
ana Aurelia y el
Durante la enfermedad de mi mujer, su herm
que había sido mi
teniente coronel Mauro Cándano, el mismo
concuño, se lleva-
compañero de colegio y que fue después mi
cuales fueron al
ron a su casa a mis tres pequeños hijos, los
esposa. Posterior-
lado de mi hermana Josefa, cuando murió mi
Austin y hoy viven
mente, pasaron dos años en un colegio de
cerca de mí, que he seguido enfermo.
ha; un día que don
Entre tanto, la Revista continuaba su marc
vo de la enferme-
Jesús Luján me fue a ver a Tlalpan con moti
estabaallí y le
dad de mi esposa, se encontró con Tablada que
de versos que
comolo detalló en una crónica Amado Nervo: División 26, línea 26 este, núm. 16 compró diez Florilegios. Llámase así un libro
ció los elogios
norte. Otras inexactitudes son atribuibles seguramente a que la obra escultórica no Tablada había publicado hacía poco”y que mere
s a visit ar Méxi-
estaba concluida. En la lápida yace, efectivamente, una mujer exangiie, pero no co- de Manuel Ugarte, que había venido desde Parí
rresponde a la descripción de la nota. Dejemosla palabra a Nervo, quien visitó la o. Yo lo quis e mu-
tumba de Ruelas el 10 de noviembre de 1910: co. Es Ugarte autor de libros en prosa y Vers
Tod o esto pasa ba
”Desdeantes de llegar divisamos una gran piedra granítica, irregular, tallada ape- cho como hombre y lo admiro como autor.
rse ésta, expr esé
nas, que se yergue con aspecto de menhir bretón, y en cuya gran superficie anterior, después de la muerte de mi mujer. Al extingui
en letras rojas que marcan muy bien sobre elegante gris del granito sin pulir, se lee: “Ju-
mien tos a la seño ra Refu gio Bust aman te de Zúñiga,
lio Ruelas, 1870-1907”. Más arriba, casi en la extremidad superior aparece, ahondada mis agradeci
Redo, a la señora
también en la piedra, cierta viñeta deliciosa de Ruelas: aquel fauno (todos lo cono- a su hija Aurelia, a la señora Alejandra de
e, etcétera. Todas se
céis) amable y musical que, encaramado a la rama de un árbol, toca su flauta de siete
. Concepción Pardo viuda de García Cond
cañas, teniendo por oyente a un cuervo absorto. r de ser católicas.
”El menhir parece custodiar la tumba, uno de cuyos bordes limita; la tumba, que es portaron muy bien, pues son caritativas a pesa
también de granito y sobre la cual se ve desolada, vencida, trágica, una mujer de már-
su editorial a la muerte de Juana
mol, una larga mujer yacente, cuyas piernas se medio encogen con flexión angustio- 22 La Revista Moderna de agosto de 1889 dedica
sa, cuya cabeza se hunde en no sé qué mare tenebrarum, cuya cabellera cae revuelta lez de Valenz uela. El propio Valenz uela, Ciro B. Ceballos, Francisco M. de
Gonzá escriben poemas dedica-
y desesperada hasta confundirse con el Carrara.” “El sepulcro de Ruelas”, en Algu- Couto Castillo
Olaguíbel y hasta el incorregible Bernardo
nos. Crónicasvarias, Obras completas, Amado Nervo, vol. XXI, Madrid, Biblioteca Ruelas publica una viñeta que enmarca el
dos a la esposa del mecenas y amigo. Julio
n. o
Nueva, 1921, pp. 39-40. poemade Valenzuela, incluido en esta edició
Julio Sesto (Op. cit., p. 48) aventura: “No sé si sea la escultura de la misma mujer La primer a edició n de El Floril egio de Tabla da apareció en 1899. En 1904, pu-
23 dida
de mármol que, aquella noche, dormía aletargada de amory de champaña junto a Ju- Bouret, salió a la luz la segunda, antece
blicado porla librería de la viuda de Ch. 133
132 lio, mientras él, al calor de ella, se dormía para siempre”. por un prólogo de Jesús E. Valenz uela.
Si
Yo mismo le busqué sacerdote a mi mujer, que pidió; me tocó éste y se aficiona a los versos, los cuales hace bastante bien.
i-
-un padre de apellido Morales, muy joven y de aspecto muy no hubiera contado con mi hijo Emilio para hacer el periód
en no-
evangélico. El licenciado Justo Sierra, mi amigoen lasalegrías co, no sé qué hubiera sucedido con la publicación, pues
s
y en las penas, me acompañó toda la noche que velamosel viembre hace tres años que me dio el primer ataque y despué
un
cadáver, y el licenciado Rosendo Pineda se unió a nosotros en me ha repetido dos veces, y hoy mismo no salgo más que
no
la plaza principal de México cuando pasamospara el panteón. rato, una que otra vez, por las mañanas, a Chapultepec. Casi
y
Yo creo que estuve un momento loco cuando me despedí de los veo y apenas ando. La muerte se ha llevado a seres queridos
la desapa rición de Ruelas me ha afecta do mu-
restos de aquella buena madre y buena esposa, pues corrí des- principalmente
gran
pués de haber arrojado una poca de tierra en la tumba y por cho, pues no sólo he perdido a un buen amigo sino a un
desgracia fui a parar a la de mi suegro. Después me vine a vivir artista, con él.
do
'a la calle del Coliseo Nuevoy allí me comunicaba conla Revis- Varios poetas latinoamericanos y españoles le han dedica
como consig no en otro lugar. Entre todos ellos
ta Moderna, que más que nunca merecía mi atención. Un día sus recuerdos,
. No
medijo el administrador que buscáramos un despacho menos Chocano me ha llamado la atención por su hermoso soneto
l
caro. Yo me fui a Tlalpan y la Revista a Cordobanes número2, hace mucho que dicté una carta paraÁfrica al escritor españo
leí-
dondeha persistido gracias a la protección de don Ramón Co- Isaac Muñoz, cuyos libros han sido de todo mi agrado. He
rral, que después de ser gobernador del Distrito Federal fue do, o me han leído: Morena y trágica y El libro de las victorias,
ministro de Gobernación. y un canto de imitación del Cantar de los cantares, muy bien
El
É La Revista Moderna cambió su forma por la de magazine hecho. Creo queeste señor es judío o descendiente de judío.
a, se ve
canto oriental está bien llevado. En Morena y trágic
H)
estilo americano del norte. Comiendo en casa del señor Redo, a
sido
pláticas del señor Puga y Acal, dijo el señor Corral: “Yo con que conoce muy bien a los gitanos españoles y aunque ha
él lo hace
mucho gusto ayudaría a un periódico en México si tuviera la tan tratado el sacrificio de la inocencia de una mujer,
se
forma de magazine”. Pronto fuimos a ver al señor Corral el con originalidad que es de llamar la atención, pues ahora
señor Puga y Acal y yo, acompañados del diputado Ismael G. escribe mucho y ésa es una de las grandes dificul tades.
Zúñiga, y allí quedó resuelto que nos daría el señor Corral una A este mismo señor le he pedido todos sus libros. ¡Dios me
cantidad al mes y recomendaciones para los gobernadores. Se conceda tiempo para conocerlos! Aunque Amado Nervo está
fue el señor Puga y Acal a donde residía, a Guadalajara. Allí en España, poco me envía de aquella parte del mundo. Don
e
escribió contra el licenciado Pineda y algunos amigos míos, lo Miguel de Unamunose hadirigido directamente escribiéndom
y la verdad Unamunoes, para mí, uno de los grande sescri tores
Cual me obligó a escribirle una carta en la que le decía que por
que
ningún motivo haría el periódico con él. Don Manuel Puga y españoles. Él no será tan poeta como presume en el libro
do y
reAr

Acal es un literato que se educó en Bélgica, muy entendido en me envió, pero en prosa es de los primeros que he conoci
La Revist a Mo-
la formación de periódicos y a quien yo siempre había aprecia- esto que he conocido en España es muy bueno.
s.”
do como crítico y poeta. Eso no quiere decir que hoy no lo derna lo conceptúa comoa uno de sus grandes colaboradore
He interrumpido este trabajo por muchos días, porqu e me
aprecio comoantes en ese sentido, pero se conoce que él y yo
vemos la cosa pública desde distintos aspectos. Habiendo re- han leído en la prensa de México, tomado dela de Madrid, que
Es-
gresado por estos tiempos Amado Nervo de Europa, a donde se ha cometido una estafa de 250 000 pesetas al Banco de
or. Esto
había ido gracias a la magnificencia del señor licenciado Ra- paña y que José Santos Chocanoes cómplice del estafad
fael Reyes Spíndola, le cedí (gratis, ante notario, quien le dio
las siguientes colaboracio-
un valor de mil pesos), la mitad de la Revista Moderna. Pronto 24 De Miguel de Unamuno, Revista Moderna publicó
(2a. quincena de sep-
se volvió, él a Europa de segundo secretario de la Legación de nes: el prólogo allibro Paisajes parisienses de Miguel Ugarte
. Entremés justificativo”
>

tiembre de 1901), el ensayo “De literatura hispanoamericana


México en Madrid y seguí yo solo adelante. No solo, pues des- (2a. quincena de junio de 1903) y el cuento “De beso
a beso” (2a. quincena de julio
2%,

134 de que enfermé, mi hijo Emilio hace el periódico. Le gusta a de 1903).


me ha afligido sobremanera. Chocanono dejará por eso de ser y
un gran poeta, pero será un hombre muy poco apreciable. Hace
a poco que me comunicaba en el margen de un periódico su pronta
DE venida a México. Ojalá que no lo haga. Yo, aunque quiero y
admiro mucho alos poetas, admiro y quiero más a los hombres
fundarse la Revista
buenos. Primero es ser hombre; después,lo que la fortuna quiera 2 Mucho mellamaron la atención al Ta-
Dávalos, José Juan
En Madrid se sospecha de Chocano,¿por qué ha dado lugar a do i Moderna Jesús Urueta, Balbino que mo, más
hd. esto? Sólo el tiempo nos sacará de tan penosa duda; entre tanto de blada y Bernardo Couto Castillo. Era el últi
adamente le gustaban mu-
a Chocanono haría en México buen papel. pS todo, una promesa. Desgraci
muerte antes de cum-
choel vino y las mujeres y Se acarreó la
much os “Pierrots”, pues gus-
plir los veintiún años; dejó escritos
mbul esca y trágica. Balbino
taba sobre manerade esa figura funa
secre tario de la Embajada de
Dávalos, que ahora está de primer
todo , un gran tradu ctor. Así lo
México en Washington es, sobre
te de Lisle y Teófilo Gau-
atestiguan [sus versiones de] Le Com
a por Balbino, no
tier. “La Sinfonía en blanco mayor”, traducid
lo ha trad ucid o en verso, tam-
tiene igual en español. A Verlaine
ón de Mon na Vanna le mere-
bién admirablemente. Su traducci
hice publi car, ínteg ra, en la revis-
ció una carta del autor que yo
le escri bía de su puño y letra
ta. El autor belga Maeterlinck
os origi nales . (El liceñ iciado Je->
toda la carta. También hace vers
y un gran escri tor (nun ca ha he-
súsUruetaes un gran orador dos|
ía en algu nos de sus perio
cho versos, pero hay más poes ia, |
e una mane ra de deci r prop
¡que en muchos poetas). Tien
envejecido, porque |
| suya. Yo la conocí casi niño. Urueta está
Vive casado con una |
' también le gustan el vino y las mujeres.
, pero ni así se ha
| excélente esposa y tiene dos preciosos niños
stío de su mujer,
“corregido.EllicenciadoJusto Sierra;que“e
poeta que yO conocí
puesésta es hija de Santiago Sierra, sabio
esti mo much oy tiene razón, ya que
y que murió en un duelo, lo
ima grande”
Urueta es uno de los artistas que poseemos. Lást ectual.
ra de su parte intel
AAA ala altu
José Juan Tablada es un verd ader o artistas Cuando estaba en
Julio Ruelas, un
| el ColegióMilitar publicaba,ilustrado por mucha-
onsable a un
| periodiquillo manuscrito y ponía de resp
s los que sentíanse heridos
| cho,el másfuerte del colegio. Todo
Hérc ules y todo marchaba
| tenían que entendérselascon aquel -
general de hom
| como en balsa de aceite:Tiene una reputación
ta y un gran!
! «bre desprovisto de moralidad, pero es un gran artis
veo. Tabladaes,
poeta. Yo lo quiero mucho a pesar de que nolo
eprosade esco gida cepa. Es concuño) 137
¡por

añadidura, escritord —
j
muchostiene defec-
ca Latina como en Europa. También para
de Urueta y lo detesta cordialmente; YO nodigo que Urueta, o: conceptúo igual
tos. Para mí, no. Yo lo quiero y admiro much
dará lecciones de moral a Tablada, pues Urueta es inmoral por) a Rubén Darío, pero no superior a Díaz Miró
n. Es cierto que a
“convicción, decía un gobernador de Chihuahua. Si Tablada es, Darío no lo conozco personalmente y a Díaz
sí, y me sugestio-
inmoral, lo será por cálculo. Tablada es pobre yluchadorcomo na con su melena erizada y negra, sus OJOS OSCU
TOS y fulgurosos
“ninguno. Luchón, que dicen algunos, pues lo que tiene de hu- negra ceja, su nariz
bajo los arcos superficiales bien provistos de
milde con los grandes,lo tiene de soberbio con los débiles. Es, abios finos y deli-
correcta y su bigote negro cabalgando sobrel
Curioso que ambos sean, Urueta y Tablada, aquél perorando y cados. Muchas noches me he pasado oyendo
a Salvador decir
=

éste escribiendo, grandes predicadores. Perohay querecono” Dice el verso ma-


versos en inglés, francés, italiano y español.
A aaAAA

cer en ambos una intelectualidad sobre el nivel común. Tablada ravillosamente. Es Salvador también un
orador. Cuando, en
ha llegado a inyectarse morfina y es muy afecto a la pose. Cuan- ba del Himalaya,
tiempos del general González, dijo que baja
do yo le conocí, soñaba en los vicios como en un Edén. Un día lista y él opositor.
yo se lo creí y debo advertir que yo era gonza
le ocurrió curarse la morfina en San Hipólito, y fue voluntaria- do; pero, como
Díaz Mirón ha sido muy querido y muy odia
mente al hospital. El alcaloide no era parte a evitar las copas y poeta, en México no es discutido. —
"Tablada, borracho, era el azote de todo mundo. Ahora está muy colaborador, es
Luis G. Urbina, que también ha sido nuestro
morigerado; le da por la culturafísica. Él ha sido siempre fuer- a siempre, Urbi-
un poeta tierno y romántico; si Díaz Mirón vibr
te y robusto. Comoliterato es uno de los primeros de la Repú- o en Chapala
na siemprees atendido por la musa. Cuandoestuv
blica. A su cultura reúne un gusto exquisito. Quizá a veces su on en la Revista
me trajo una serie de sonetos que se publicar
sinceridad noestá a la altura de su gusto; pero Tablada, a pesar aplaudidos en
Moderna, muy hermosos, y que le fueron muy
de sus defectos, es un gran artista y un gran poeta. No le creo a, Urueta y
mi casa. Entre los concurrentes estaba Justo Sierr
capaz de cometer un delito, pero no sé si por miedoa la cárcel a. Urbi na, des-
otros que podían calar el potaje que se les serví
o al mismo delito. Tiene razón Tablada, las letras no dan en pués de ser director de El Mundo Ilustrado, vive hoy como
México para vivir, al menos que no se salga de un perico perro, a. Los lune s pu-
secretario particular del licenciado Justo Sierr
como se dice vulgarmente. Tablada, altísimo poeta, exquisito blica, bajo el nombre de Curioso, algunos artíc ulos en El Impa r-
escritor, pasó inadvertido en México. Justo Sierra, quizá por su cial, pero en lo general ha enmudecido. Francisc o de Olagu íbel, ,
parentescopolítico, porque Sierra es conocedor, ha distinguido y negr o, que
sobrino de Tablada, después de publicado Oro
y protegido a Tablada en este maremágnum dela capital. En mi nes, ha pu-
mereció los elogios del gran poeta Leopoldo Lugo
concepto no hay actualmente, exceptuando a Díaz Mirón, poe- os a la produc-
blicado en la revista algunosbellos versos ajen
ES

ta como Tablada; sus artículos son de una superioridad formi- za. Es un gran
ción general de México, por su factura y belle
dable y si tiene Tablada los defectos quele señala el público, lo poeta.
lamento mucho, pues José Juan es de los nacidos con privilegio esperar de su
Olaguíbel es joven todavía y mucho hay que
.para hacer progresar un pueblo. La calumnia es cotidiana entre numen. No sé por qué Olaguíbel me recuerda
much o de Ma-
literatos. ¡Ojalá que Tablada sea un calumniado! espoe tas, [pues]
nuel José Othón. Será porque ambos son grand
o

Salvador Díaz Mirón, que también ha colaboradoen la Re- Manuel José Othón nose parece nada a Olag
uíbel; es Othón un
vista Moderna de México,* es un poeta tan conocido en Améri- la correspon-
poeta muy dado al clasicismo. Era académicode
oí, fue un elogio
diente mexicana, y al pobre, lo último que le
* Comorelata el propio Valenzuela en el cap. XVIII, la Revista
Moderna fue fun-
Rafa el Ángel
Castillo, en julio de 1898. El último número apareció la se- fúnebre en la misma academiadel gramático don
dada por Bernardo Couto paral Revista
a
de la Peña, así como unos sonetos que me llevó
A LA O

bajo la dirección de
gunda quincena de agosto de 1903. Tuvo una segunda época,
nes poetas han
Moderna casi en víspera de morir. Muchos jóve
de Méxi-
Jesús E. Valenzuela y Amado Nervo, ya con el nombre de Revista Moderna
valorlite-
co, de 1903 a 1911. Losseis volúmenes de la primera —másnotable por su entre ellos
rario— fueron editados facsimilarmente por la UNAM en 1987 con prólogo
de Julio pasado por las columnas de la Revista Moderna,
del gene ral del
*Torri y estudio introductorio de Héctor Valdés, quien asimismoes autor
de Índices de Roberto Argiielles Bringas; Alfonso Reyes, hijo
1967. [N. del E.]
138 la Revista Moderna. Arte y Ciencia (1898-1903), México, UNAM,

El
na, a quien hace mucho leo
es un gran pensador,y Luis G. Urbi
en la literatura muchos
mismo apellido; José de J. Núñez y Domínguez, y, brilla
ndo
con asiduidad y cariño. Hoy pululan
y , pue s acusan estudio y apro-
entre todos ellos, Rafael López, que tiene una musa fresca jóvenes. Creo de ellos el porvenir
rido que Juan de Dios Peza,
emperlada de rocío. vechamiento. Alguien me ha refe
que nose lea porque se pier-
Uno de los más constantes compañeros míosen el periódico poeta que admiraba a Grilo, opina
obstante que conozco a Peza
ha sido el poeta Rubén M. Campos, el cual no sólo es escritor de la originalidad. No lo creo. No
s Peza siempre será un resto
sino músico notable. De su infancia no sé más que,siendo muy y lo he tratado mucho, Juan de Dio
- inspiración venía de lo alto,
niño, se salvó en un árbol, de la inundación de León, Guana dela vieja escuela, que creía que la
casa do nunca en el trípode.
juato. Por personas extrañ as he sabido que el domin go se comolas pitonisas. Yo no he creí
Entre tanto, benditos sean
en Chalco. Ignoro los nombres de sus padres y el de su novia. El porvenir resolverá este punto.
es ra. Ellos se han sacrificado
Rubén es un individuo muy curioso. Comopoeta y novelista los que han luchado por la literatu
mu- estima, la merece también
ventajosamente conoc ido en Méxic o. Ejecut a al piano con porella y, si la ciencia merece toda
e másventaja queel arte. Si
cho sentimiento e idea, y según el licenciado Chávez, subse- la fantasía. El culto católico no tien
humanidad destruye al papa,
cretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, es un
oficinista en el transcurso de los tiemposla
ro de Roma. La cúpula de
modelo. Yo lo que sé es que Rubén M. Campos es un amigo no destruirá el Vaticano ni San Ped
incomparable. Miguel Ángel es inmortal.
que esperar en lo futuro
Amado Nervo llegó posteriormente a la Revista. Comopoe- Méxicoes un país nuevo. Muchohay
eología muda, hasta cier-
ta y literato es muy conocido dentro y fuera de México. Es muy de él. Es cierto que aquí hay una arqu
dado uacan nunca hablarán anues-
trabajador y empeñoso en lo que se propone hacer. Ha to punto. Las pirámides de Teotih
éxito. ni mucho menos. Las riberas
algunas lecturas en el Ateneo de Madrid, con mucho tros espíritus, comolas de Egipto,
que las del Usumacinta.
Durante la dominación española, brillaron en la literatura
Alar- del Rin siempre serán más poéticas
pro- dome por Central Park en
cón y la monja Sor Juana Inés dela Cruz; pero eran éstos Siempre recordaré cómo, paseán
de Cleopatra queallí se yer-
ducto genuinamente español. Durante la Independenci a hubo Nueva York, me sugirió la Aguja
cívi- rido aquí todas las piedras
máspatriotas que poetas. Quintana Roo tiene más lauros gue lo que nunca me habían suge
y Fer- . Esto es claro: nuestra C1VI-
cos que apolíneos. Después vinieron Rodríguez Galvá n aztecas en nuestro Museo Nacional
on eestudiarse la arqueología
nando Calderón. Posteriormente Juan Covarrubias y así llegar lización es netamente europea. Pued
o tísimo, pero no tiene para
hasta Manuel Acuña, que se suicidó a los 23 años. Todos más americana como un dato importan
n asiria.
menoseran poetas románticos. Conocí en La Libertad a Agustí nosotros lo que la egipcia o la
F. Cuenca, que era muy poeta. Pero hasta el Duque Job, Ma-
te
nuel Gutiérrez Nájera, apareció el poeta verdadero, no obstan
que Cuenca era un antecesor de muy buen gusto. El Duque Job
escribió toda su vida y de eso vivió. El dio nuevo rumboa la
literatura, no obstante que brillaban en el cielo mexicano Justo
Sierra y Salvador Díaz Mirón. Aún me sé de memoria versos
- de los dos; cuandoSierra leía a Victor Hugo y Díaz Mirón des-
lumbraba con su primera manera, de la cual él no se manifesta-
ba satisfecho, pero que siempre entrañó gran caráctery altísima
inspiración. Lascas motivó un verdadero escándalo, pero Díaz
Mirón se manifiesta en ese libro altísimo poeta, sobre todo en
ción
los sonetos, sin que por esto no sean dignos de toda admira 141
sus otros poemas. En una palabra Díaz Mirón es, para mí, el
que
140 poeta de los poetas, no obstante el Duque Job, Justo Sierra,

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