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INTRODUCCIÓN

El Código Penal Peruano de 1991 ha traído consigo un notable aumento de


los supuestos típicos del delito contra la administración pública. En el Código
Penal de 1924 que se refería a delitos “contra los deberes de función y los
deberes profesionales” existían solo 27 artículos (artículos 337 al 363) el
actual código penal prevé 66 artículos (artículo 361 al 426).

Los delitos contra la administración pública en el actual código penal peruano


parecen mostrar una preocupación constante del legislador por proteger
mejor el bien jurídico o los bienes jurídicos en juego.

La presente monografía es una perspectiva del tipo penal de peculado, tiene


como finalidad el entendimiento de su tipicidad, se analizará la problemática
de la autoría y participación en este delito, así como los tipos de peculado en
nuestra legislación, también la preocupación por el incremento de los delitos
especiales contra la administración pública.

1. PECULADO

En el ámbito del Derecho la definición de peculado, se da para nombrar al


delito que realiza un empleado o funcionario público cuando se apropia del
dinero del estado que debe administrar con honestidad. Pero no solamente
refiere a peculado, el robo de dinero, sino que también intervienen otros
bienes del estado como inmuebles, mobiliario y/o operaciones. Es
considerado delito muy grave ya que el estado le entrega su total confianza
al funcionario que incurre en este acto de corrupción y que defrauda con su
actitud a la misma.

2. TIPOS DE PECULADO
Por la modalidad empleada en la comisión de este delito, el peculado ha
sido tipificado de la siguiente manera:

- Peculado doloso
- Peculado culposo
- Peculado de uso
- Peculado por extensión o peculado impropio

3. PECULADO DOLOSO.-

Al delito de peculado doloso podemos definirlo como el hecho punible que


se configura cuando el funcionario o servidor público en su beneficio
personal o para beneficio de otro, se apropia o utiliza, en cualquier forma,
caudales o efectos públicos, cuya percepción, administración o custodia le
estén confiadas por razón del cargo que desempeña al interior de la
administración pública.

Dentro del peculado doloso, se pueden apreciar dos (2) modalidades:

a. Peculado por apropiación.-

Se configura el delito de peculado por apropiación cuando el agente se


apodera, adueña, atribuye, queda, apropia o hace suyo los caudales o
efectos del Estado que le han sido confiados en razón del cargo que
desempeña al interior de la administración pública para percibirlos,
custodiarlos o administrarlos. El beneficiario con el apoderamiento puede
ser el autor del hecho que siempre será funcionario o servidor público o en
su caso, un tercero que, como veremos, puede ser tanto un funcionario o
servidor público como una persona ajena a la administración.

b. Peculado por utilización.-

La modalidad de peculado por utilización se configura cuando el agente


usa, emplea, aprovecha, disfruta o se beneficia de los caudales o efectos
públicos, sin el propósito de apoderarse del bien. En el agente no hay ánimo
o propósito de quedarse o adueñarse, sino simplemente de servirse del
bien público en su propio beneficio o en beneficio de un tercero. Esto
presupone una previa separación del bien de la esfera pública de custodia
y darle una aplicación privada temporal sin consumirlos, para retornarlo
enseguida a la esfera de la administración pública. Así se precisa en la
ejecutoria suprema del 20 de septiembre de 2005, cuando se argumenta
que “la modalidad de peculado por distracción o utilización implica una
separación del bien de la esfera pública y una aplicación privada temporal
del mismo sin consumirlo para regresarlo luego a la esfera pública, lo que
no es posible tratándose de dinero”.

4. SUJETO ACTIVO: AUTORÍA

Tanto en el delito doloso como culposo de peculado sólo puede ser autor
el funcionario o servidor público que reúne las características de relación
funcional exigidas por el tipo penal, es decir, quien por el cargo tenga bajo
su poder o ámbito de vigilancia (directo o funcional), en percepción,
custodia o administración las cosas (caudales o efectos) de los que se
apropia o utiliza para sí o para otro.

El particular que entra en posesión de bienes del Estado y se los apropia o


utiliza no comete delito de peculado, tampoco el usurpador del cargo, razón
por la cual carecen de la calidad de autores de dicho delito. El funcionario
o servidor público que sustrae, se apropia o usa de los bienes, sin poseer
el citado vínculo funcional con la cosa, no podrá ser igualmente autor de
peculado. Tampoco puede ser autor de peculado el detentor de hecho de
caudales o efectos, así tenga el control de facto o el dominio funcional no
legitimado de algún sector público o de toda la administración pública. Muy
debatible es la tesis que trata de ver en el administrador de facto un sujeto
activo del delito, dado lo especial y específico del autor del peculado; para
admitir tal propuesta de autoría tendría que efectuarse modificaciones en
el tipo de peculado o en la formulación descriptiva del artículo 425 del
Código Penal (cuestión pendiente).

En esta línea de interpretación y argumentación es de considerar errónea


por forzada y analógica la posición asumida en recientes sentencias de
salas penales superiores de Lima, convalidadas por votos mayoritarios de
la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional, de ver en el administrador
de facto un funcionario de hecho susceptible de ser informado por los
alcances de tipicidad normativa recogida en el tipo penal de peculado. No
es esa la forma de respetar el principio de legalidad y de construir un
derecho penal coherente y racionalizador. La relación funcional que posee
el sujeto activo del delito de peculado (funcionario o servidor público que
por razón de su cargo administra caudales o efectos) con el patrimonio
público vincula inexorablemente la tipicidad del delito.

Conforme a como ha sido redactado el tipo penal peruano de peculado no


es posible derivar autoría a quien carece de dicha estricta y específica
vinculación, salvo que se varíe sustancialmente el tipo de peculado.

Distintas perspectivas de análisis sobre autoría se pueden derivar de las


regulaciones establecidas en otras legislaciones penales, como por
ejemplo la española, la que luego de regular varias hipótesis de
malversación apertura el tipo mediante el artículo 435 para señalar que "Las
disposiciones de este capítulo (Capítulo VII de la Malversación) son
extensivas: A los que se hallen encargados por cualquier concepto de
fondos, rentas o efectos de las Administraciones públicas", con lo que
permite articular hipótesis de administración de hecho de los caudales y por
lo mismo da luz verde a la configuración de la tesis del funcionario material
(cuestión pendiente).

Como atinadamente indica ABANTO, entrar en posesión de los caudales o


efectos no puede suponer, desde la lectura normativa del delito de
peculado, "una simple entrega de bienes basada en una cuestión personal
de confianza en el funcionario, o derivada de la costumbre o de cualquier
otra circunstancia ajena" a la referenciada del cargo. La restricción
acentuada de la tipicidad por autoría que se colige de la lectura del tipo
penal imposibilitan argumentar por una lectura extensiva en esta materia,
mucho menos por un desbordamiento analógico que rompa los diques de
la razonabilidad abriendo las compuertas a la analogía in malam partem.

La calidad de sujeto activo no se pierde por el hecho que la organización


empresarial asuma características o formalidades propias del sector
privado, en la medida que el patrimonio siga siendo público, esto es, del
Estado o de las administraciones locales; esto posibilita entender que los
funcionarios de empresas mixtas, en las cuales bajo formas de sociedades
comerciales coexisten y cumplen sus cometidos con capitales de origen y
naturaleza pública, se hallan bajo los alcances preventivos y sancionadores
del delito de peculado. Claro que en este punto queda latente el tema de si
éstos son funcionarios públicos desde una lectura administrativa, lo cual sin
embargo no resulta relevante para negar o discutir su interés para el
derecho penal50.

El tema sin embargo está lejos de haber concluido, pues presenta al


análisis matidifíciles de responder desde una estricta perspectiva penal,
como por ejemplo el argumento del destino de los caudales en el marco de
la actividad empresarial de la sociedad de economía mixta, en el entendido
que el espíritu de lucro y no el servicio público es el que impulsa la gestión
de dicha entidad comercial, industrial o. de servicios, vale decir, no es
directamente el interés general contenido directo o indirecto de toda función
pública el que referenciaría las operaciones o negocios de dichas
entidades. Tesis que igualmente puede ser objeto de cuestionamiento si se
aborda el problema desde una perspectiva globalizadora en la cual y a la
postre el manejo de los recursos del Estado en las sociedades de economía
mixta no estaría necesariamente alejado de los fines públicos.

En la perspectiva del ámbito de tutela del tipo penal de peculado y de la


amplitud de la noción penal de funcionario público contenida en el artículo
425 del Código Penal, no es imprescindible exigir del sujeto activo que
reúna estrictamente las calidades formales derivadas del concepto
administrativo de funcionario público, pues basta que se halle
desempeñando función pública y que exista vinculación funcional entre el
cargo y los caudales o efectos que posee en cualquiera de las expresiones
modales que la norma contempla.

5. COMPORTAMIENTOS TÍPICOS

Los verbos rectores del peculado son APROPIAR Y UTILIZAR, los mismos
que configuran las dos modalidades de peculado contenidos en el Art. 387º
Peculado por Apropiación y Peculado por Utilización o uso y con la reciente
modificatoria el peculado por omisión.

Los elementos materiales del tipo penal son las siguientes:

a) Existencia de una relación funcional entre el sujeto activo y los caudales


y efectos;
b) La percepción, administración o custodia;

c) Modalidades de comisión: apropiación o utilización en cualquier forma;


d) Destinatario, para sí o para otro; y

e) objeto de la acción: los caudales o efectos. Hay que anotar que el


alejamiento del caudal o efecto del lugar donde se encuentra no es
necesariamente un elemento del tipo penal y tampoco lo es formalmente,
característica que lo aleja del comportamiento de sustracción propio de los
delitos patrimoniales de apoderamiento.

6. PECULADO CULPOSO.

El peculado culposo se configura cuando el funcionario o servidor público,


por culpa o negligencia, da ocasión, permite, tolera u origina que un tercero
sustraiga de la administración pública, caudales o efectos que están
confiados por razón del cargo que cumple o desarrolla para el Estado.

En efecto, en el tercer párrafo del artículo 387º del Código Penal se prevé
que se configura el delito de peculado culposo cuando el agente, por culpa,
da ocasión a que se efectúe por otra persona la sustracción de bienes
públicos. Incluso también se prevé como peculado culposo agravado
cuando los bienes públicos objeto de sustracción por parte de tercero,
tuvieran como destino fines asistenciales o programas de apoyo social.

El peculado culposo hace alusión directa a la sustracción efectuada por


tercera persona aprovechándose del estado de descuido imputable al
funcionario o servidor público en su función de vigilar y resguardar los
bienes del Estado. No hay delito de peculado culposo en la modalidad de
utilización.

Es preciso determinar que la figura del peculado culposo “no está referida
a la sustracción por el propio funcionario o servidor público de los caudales
o efectos, se hace referencia directamente a la sustracción producida por
tercera persona, aprovechándose del estado de descuido imputable al
funcionario o servidor público. Es decir, se trata de una culpa que origina
(propiciando, facilitando, permitiendo de hecho) un delito doloso de tercero;
sea que lo sustrajo con la intención de apropiación o de utilización, sea que
obtuvo o no un provecho. El tercero puede ser un particular u otro
funcionario o servidor público que no tenga la percepción, administración o
custodia de los bienes sustraídos, no se castiga la sustracción de caudales
o efectos, sino el dar lugar culposamente a que otro lo sustraiga
dolosamente”.

Asimismo, en el peculado culposo debe tenerse en cuenta: “La sustracción


y la culpa del funcionario o servidor público como elementos componentes
típicos de esta figura penal, describiéndolas como:

a) La sustracción: Entiéndasele como el alejamiento de los caudales o


efectos del ámbito de vigilancia de la administración pública, por parte de
un tercero, que se aprovecha así del estado de culpa incurrido por el
funcionario o servidor público.

b) La culpa del funcionario o servidor público: Culpa es un término


global usado para incluir en él todas las formas conocidas de comisión de
un hecho, diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito. Habrá culpa
en el sujeto activo del delito, cuando este no toma las precauciones
necesarias para evitar sustracciones (la culpa del peculado se refiere
exclusivamente a sustracciones, no al término impreciso de pérdidas), vale
decir, cuando viola deberes del debido cuidado sobre los caudales o
efectos, a los que está obligado por la vinculación funcional que mantiene
con el patrimonio público”. El derecho vivo y actuante se ha pronunciado
en múltiples casos.

7. ANTECEDENTES LEGALES

En el Código Penal de 1924, el artículo 346 (segundo párrafo) contempló


el delito culposo de peculado bajo el siguiente modelo: "La pena será de
multa de tres a noventa días de multa si el delincuente, por negligencia,
hubiese dado ocasión a que se efectúe por otra persona la sustracción de
caudales o de efectos".
El modelo extranjero utilizado como fuente fue el Código Penal Español de
1870 (Art. 406); guarda semejanza también con el esquema argentino,
sobre todo en la precisión sobre el tercero.

8. LA FIGURA PENAL

La figura peruana del peculado culposo integra un tipo básico y una


modalidad agravada anexada al texto por Ley Nº 26198 del 13 de junio de
1993. Dicha figura no está referida a la sustracción por el propio funcionario
o servidor público de los caudales o efectos; más aún, esta hipótesis no
está contemplada expresamente en nuestro Código Penal. El peculado
culposo hace alusión directa a la sustracción producida por tercera persona
aprovechándose del estado de descuido imputable al funcionario o
servidor. Es decir, se trata de una culpa que origina (propiciando,
facilitando, permitiendo de hecho) un delito doloso de tercero.

El modelo peruano en comparación con el argentino, en una formulación


más genérica y técnica y que deja al ámbito de la interpretación jurídico-
dogmática tal trabajo, no hace mención expresa a la negligencia o
imprudencia, tampoco a la inobservancia de los reglamentos o deberes de
la función (situación que debe tenerse en cuenta).

9. COMPONENTES TÍPICOS

a) La sustracción.-

El verbo rector "sustraer" utilizado por nuestro tipo penal, al igual que en la
legislación argentina y española, significa el alejamiento de los caudales o
efectos del ámbito de vigilancia de la administración pública, con
aprehensión física de los mismos por parte del tercero, que se aprovecha
así del estado de culpa incurrido por el funcionario o servidor. La
disponibilidad es un elemento no necesariamente exigible para
perfeccionar la sustracción, lo que implica que no se requiere que el agente
disponga del bien o que éste sea irrecuperable. Sustraer es, así, extraer,
retirar o alejar el bien del lugar donde se encuentra, en este caso bajo
dominio de la administración pública.

Técnico-legislativamente se ha preferido usar el verbo "sustraer" que


apropiar o apoderarse, por ser más adecuado a la acción del tercero que
no participa de las características inherentes a la posesión del bien, esto
es, a la vinculación funcional.

b) La culpa del funcionario o servidor público.-

La cuIpa es un término global usado para incluir en él todas las formas


conocidas de comisión de un hecho diferentes al dolo, la fuerza mayor y el
caso fortuito. Habrá culpa en el sujeto activo del delito, cuando éste no toma
las precauciones necesarias para evitar sustracciones (la culpa del delito
de peculado se refiere exclusivamente a sustracciones, no al término
impreciso de "pérdidas"), vale decir cuando viola deberes del debido
cuidado sobre los caudales o efectos, a los que está obligado por la
vinculación funcional que mantiene con el patrimonio público.

Caben aquí las especificaciones de calidad especial, de posesión con el


caudal o efecto y de vinculación funcional requeridos para el autor en el
delito doloso de peculado, vale decir, deberá tratarse de un funcionario o
servidor público que tenga la percepción, administración o custodia de
dichos bienes (alternativa o conjuntamente), y que los mismos le estén
confiados por razón del cargo que ocupa. Obviamente, el sujeto activo -
"agente", según la norma penal- no deberá apropiarse o utilizar los
caudales o bienes ni permitir dolosamente, sin concierto, que otro ejecute
dichas conductas, pues en el primer caso estaremos frente a un tipo doloso
de peculado mientras que en el segundo se tratará de complicidad primaria
en el delito de hurto del extraneus.

El comportamiento de sujeto activo (funcionario o servidor) debe implicar


una violación o inobservancia de los deberes de cuidado exigibles y
posibles. Si, pese a que éste ha observado estrictamente las pautas de los
reglamentos -donde por lo general se establecen las normas del debido
cuidado- o las exigibles por la naturaleza de la cosa y de las circunstancias,
se produce la sustracción, obviamente que no existirá imputación objetiva
suficiente para hacerle acreedor de un delito culposo de peculado. Las
simples pérdidas, desórdenes o extravíos no son suficientes para generar
culpa a nivel de relevancia penal; lo mismo cabe indicar de las infracciones
a los reglamentos que sean imputables al sujeto público y que no
produzcan el resultado sustracción. El actuar culposo del agente se
convierte así en el factor generador de una situación de inseguridad para
el caudal o efecto, que será aprovechada por el tercero. Deberá tratarse
por lo mismo de una culpa grave e inexcusable.

Las modalidades y formas de culpa más usuales, en una lectura tradicional


son la negligencia o falta de cuidado, la imprudencia o temeridad (llamada
también ligereza inexcusable) y la impericia o niveles de relativa
inexperiencia en el desempeño de la función o cargo. En la actualidad, y
más acorde con formulaciones de mayor rigurosidad, la dogmática penal
se refiere a la culpa consciente e inconsciente, según haya tenido el sujeto
la capacidad y posibilidad de prever la producción de un resultado lesivo al
bien jurídico con la violación practicada al deber de cuidado con su
comportamiento, en el entendido que confiaba que ello no se produciría; de
no haber existido la capacidad de previsión, nos hallaremos ante la culpa
inconsciente.

En la jurisprudencia nacional, la Corte Suprema ha considerado que


constituyen delito culposo, los siguientes sucesos: Tesorero que actuando
con negligencia en sus funciones obedece la orden del gerente general de
una empresa del Estado, entregándole una suma de dinero de manera
irregular. Cajero de Hospital, que en inobservancia de los trámites
pertinentes entregó a personas no autorizadas varios cheques
correspondientes al pago de pensiones, cuyos titulares no se habían
apersonado a reclamar o habían fallecido (Ejecutoria Suprema del 23/
10/97, Exp. Nº 5526-96 Lima

10. EL SUJETO ACTIVO: AUTORÍA


Autor del delito de peculado culposo sólo puede ser el funcionario o servidor
público. El término "agente" hace referencia necesaria a los sujetos activos
del artículo 387 (primer párrafo), es decir, a los que poseen relación
funcional por el cargo. De tal forma que no puede tratarse de cualquier
funcionario o servidor. Éstos cometerán faltas administrativas y de existir
concierto con el tercero responderán por delito común contra el patrimonio
a título doloso.

Entre el sujeto activo (el funcionario o servidor público) y el tercero no existe


una relación subjetiva de continuidad de propósito; es más, no debe existir
en el autor conocimiento de los actos que va a cometer o está cometiendo
el tercero.

La vinculación causal directa se establece entre la violación del deber de


cuidado por parte del funcionario o servidor y la sustracción del dinero o
bienes por el tercero.

11. PECULADO DE USO

El funcionario o servidor público que, para fines ajenos al servicio usa o


permite que otro use vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de
trabajo pertenecientes a la administración pública o que se hallan bajo su
guarda, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos años
ni mayor de cuatro años.

Esta disposición es aplicable al contratista de una obra pública o a sus


empleados cuando los efectos indicados en el párrafo anterior pertenecen
al Estado o a cualquier dependencia pública, independientemente del grado
de afectación de la obra

SUJETO ACTIVO: AUTORÍA

El funcionario y servidor público en el ámbito de extensión del servicio, a


título de autoría o coautoría.

Por extensión normativa son considerados autores (sujetos equiparados)


para efectos penales el contratista de obras públicas y sus empleados, a
condición de que los vehículos, máquinas o instrumentos de trabajo sean
de propiedad estatal.

Esto último, es criticable según nuestro punto de vista, por cuanto, si bien
no es criticable la extensión acogida por el tipo penal en si misma, por
cuanto ni la propia extensión de punibilidad del artículo 392º del Código
Penal la acoge; sin embargo, si lo es el hecho que se haya fijado la misma
penalidad con la que se sanciona a los funcionarios o servidores públicos,
sin haberse considerado que sobre estos debe recaer mayor grado de
reprochabilidad, en virtud a que, si bien es cierto la norma no exige
necesariamente una relación funcional estricta sobre los bienes señalados,
esta debe interpretarse así cuando la norma penal señala que dichos
bienes deben "hallarse bajo su guarda", situación que es notoriamente
diferente a la de los contratistas y mucho más a los empleados de aquellos,
quienes están vinculados a los bienes estatales temporalmente y no existe
ese plus de relación funcional que si existe entre un funcionario o servidor
público con el bien estatal. En ese sentido, la propuesta que la sanción a
imponerse a los contratistas o a sus empleados no sea mayor de tres años
de pena privativa de libertad.

12. COMPORTAMIENTOS TÍPICOS

El núcleo típico es usar o permitir usar.

Son elementos materiales constitutivos del tipo penal:

a) Usar o permitir que otro use

La frase usar o permitir que otro use está tomada en su acepción usual, es
decir, literal, sin que implique formalidad alguna: el usar, el servirse de la
utilidad o ventaja, sin derecho o sin debida autorización, que brinda el
vehículo, la máquina u otro instrumento de trabajo destinados al servicio
oficial. Usar es un comportamiento activo en provecho o goce personal del
sujeto activo o de terceros.
Un tema que es necesario considerar es si el “usar” comprenda también el
trabajo humano. Más allá de las disquisiciones de si sea o no el ser humano
que trabaja opresta servicios un instrumento de trabajo -lo que resulta
inaceptable desde una perspectiva humanista- o un valor realizable
económicamente desde la óptica del capital, está el hecho de que el utilizar
mano de obra pagada por el Estado para fines personales, es una realidad
objetiva y que necesita, además del control administrativo, un control penal
de prevención general. En tal sentido, nuestra posición se centra en adoptar
la tesis humanista y no considerar al trabajo humano como un instrumento
de trabajo, y por ello incorporar un párrafo que señale que el
aprovechamiento del servicio personal de la administración pública
constituye también una modalidad de peculado de uso, y debe ser
sancionado con la misma pena, hallando su justificación en que este
supuesto constituye una afectación indirecta del patrimonio estatal, abona
a esta tesis descrita la posición de Francisco Ferreira Delgado.

b) Fines ajenos al servicio.-

El concepto "servicio" es fundamental en el modelo peruano de peculado


de uso. Con él se alude a un término funcional que designa una unidad
específica de acción pública que desarrolla sus funciones o actividades, así
como al desarrollo de obras de interés estatal.

Los fines ajenos al servicio a los que destina el funcionario o servidor los
bienes señalados pueden ser diversos: uso privado de familiares, amigos,
empresas, de otras personas, etc., pero siempre con ajenidad al servicio.
Dicho uso en fines ajenos al servicio presupone ya la presencia de beneficio
para el sujeto activo o para los terceros que resultan favorecidos. Las
formas del uso igualmente pueden ser numerosas, directas, indirectas,
puede prestadas, alquiladas, empeñadas, etc. El agente puede, incluso,
combinar fines oficiales y particulares.

En este punto queda señalar, que ante la inexistencia de la claridad sobre


el fin ajeno, por cuanto el texto no señala claramente si ese fin ajeno al
servicio debe ser entendido al servicio específico para el que fue destinado
o al servicio público en general, estando a ello la propuesta es que en el
tipo penal quede del siguiente modo “El funcionario o servidor público que,
para fines ajenos al servicio público en general, usa o permite que otro use
vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de trabajo pertenecientes
a la administración pública o que se hallan bajo su guarda, por eso debe
tenerse en cuenta que en este último supuesto no existiría afectación al
bien patrimonial estatal, justificación que es conforme con el artículo IV del
Título Preliminar del Código penal, en el cual la pena o como en la presente
la tipicidad de un hecho debe requerir necesariamente de lesividad o puesta
en peligro del bien jurídico, es decir merituar la trascendencia de la
ofensividad para el bien jurídico tutelado.

13. Peculado por Extensión o Peculado Impropio

Art. 392: "Están sujetos a lo prescrito en los artículos 387 a 389, los que
administran o custodian dinero perteneciente a las entidades de
beneficencia o similares, los ejecutores coactivos, administradores o
depositarios de dinero o bienes embargados o depositados por orden de
autoridad competente aunque pertenezcan a particulares, así como todas
las personas o representantes legales de personas jurídicas que
administren o custodien dinero o bienes destinados a fines asistenciales o
a programas de apoyo social. [Texto según la modificación efectuada la 7a.
Disposición Final de la Ley Nº 281 65 de 10 de enero de 2004].

El artículo 392º del Código Penal peruano tipifica lo que en la doctrina se


conoce como malversación y peculado impropios.

Es decir, el bien jurídico en este peculiar e híbrido tipo penal estaría así
dado por el interés jurídico penal de asegurar conminatoriamente la
correcta gestión-administración de determinados patrimonios particulares
asociados a finalidades públicas. Circunstancia esta última de gran
trascendencia que explica la injerencia penal. Sin embargo, -siguiendo la
crítica de la inserción de los contratistas o empleados como sujetos activos
del delito de peculado de uso es criticable el hecho que se haya fijado la
misma penalidad con la que se sanciona a los funcionarios o servidores
públicos, sin haberse considerado que sobre estos debe recaer mayor
grado de reprochabilidad, en virtud a la relación funcional estricta que estos
tienen sobre los bienes señalados, mientras que los sujetos contemplados
en la extensión de punibilidad están vinculados a los bienes estatales
temporalmente y no existe ese plus de relación funcional. En ese sentido,
la propuesta es que la sanción a imponerse en todos aquellos sujetos a la
extensión de punibilidad les sea aplicable la misma pena, pudiendo el
juzgador disminuir prudencialmente la pena contemplada para cada
supuesto.

CONCLUSIONES

Podemos considerar a la corrupción como una enfermedad que socava la


legitimidad de las instituciones públicas, atenta contra la sociedad, el orden
moral y la justicia, así como contra el desarrollo integral de los pueblos. Al
combatir la corrupción se fortalecen las instituciones democráticas, se
evitan distorsiones en la economía, vicios en la gestión pública y el
deterioro de la moral social.

Nuestro país no es ajeno a tal problema, en busca del remedio para dicha
enfermedad es que ha regulado en el código penal figuras que tipifican y
sancionan conductas corruptas, tal como el enriquecimiento ilícito, y
peculado, que es objeto de estudio del presente trabajo.

No obstante esto parece no ser suficiente, es importante entonces que


nuestro país no solo regule estas conductas corruptas sino que además es
fundamental que inicie los procesos y sancione cuando corresponda, solo
de esta manera se haría efectiva la llamada lucha contra la corrupción. Para
esto hay que generar conciencia entre la población sobre la gravedad de
este problema, hay que fortalecer la participación de la sociedad civil en la
prevención y lucha contra la corrupción. Un manejo más honesto, eficiente,
público, honorable y adecuado de los fondos públicos puede significar una
mejor atención de algunas de las funciones sociales que el Estado a veces
cumple mal y también le libera fondos para atender sus deberes en materia
de seguridad y justicia.
BIBLIOGRAFÍA

ABANTO VASQUEZ, Manuel “Los Delitos Contra la Administración Pública en el


Código Peruano”, Editorial PALETRA EDITORES. 2º Edición. Lima, Abril - 2003

CASTRO MORENO, Abraham y María Pilar OTERO GONZÁLES, "Estudio


comparativo de los delitos de malversación y peculado en los códigos penales
español y peruano", Editora Norma, Trujillo, 2004.

CASTILLO ALVA, José Luis. “Comentarios a los Precedentes Vinculantes en


Materia Penal de la Corte Suprema”, Editorial Griley, Lima, 2008.

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