El margen de intermediación bancaria es un término que hace referencia a la
diferencia que existe entre los intereses que paga el banco a quien ha solicitado el dinero y los que cobra a quien se lo presta. Si al margen de intermediación, mostrado en valores absolutos, se le restan los costes de la operación y otros gastos adicionales, se obtiene el beneficio de esa rentabilidad para ese período de tiempo que hemos referido. En realidad, estos márgenes son muy estrechos, pero si lo adaptamos a sumas considerables de dinero, dejan un beneficio importante. Para observar este margen de intermediación bancaria y conocer si es muy alto o, por el contrario, es razonable, se debe proceder a su cálculo. Hay dos maneras de calcularlo: una "ex-ante" y otra "ex-post". El indicador "ex-ante" es la diferencia que hay entre el interés activo, que es la cantidad a la que se pactan los préstamos, y el interés pasivo, que es la cantidad a la que se pactan los depósitos. Y el indicador "ex-post" es la diferencia entre los ingresos obtenidos de los intereses de los préstamos y los costos que supone obtener depósitos. El margen "ex-ante" tiene algunas desventajas con respecto al margen "ex-post": no tiene en cuenta que no se recuperan todos los créditos que extiende un banco y tampoco tiene en cuenta la diferencia entre la cantidad que puede prestar un banco, por los recursos que dispone, y los depósitos que puede captar. Aún así, la información que nos proporciona el margen "ex-ante" debe ser tenida en cuenta y valorada en su medida ya que, básicamente, refleja la situación de la prima de riesgo: cuanto mayor sea el margen "ex-ante", mayor será la prima de riesgo. Este margen "ex-ante" irá reduciéndose conforme se recupere la economía y la situación financiera se estabilice. Estas desventajas del margen "ex-ante", hacen del margen "ex-post" la mejor opción para hacer un seguimiento de la eficiencia con la que la banca interviene recursos en la economía.