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REPORTE DE LECTURA

“LA CABAÑA”

DONDE LA TRAGEDIA SE ENCUENTRA CON LA ETERNIDAD

WILLIAM PAUL YOUNG


William y Mackenzie se conocieron de una forma muy particular, ambos ayudaban a un vecino a
embalar un campo de heno a fin de acomodar a su par de vacas. Desde entonces William y Mack
forjaron una buena siempre haciendo conversaciones placenteras para ambos con el fin de
compartir un buen té.

El nombre completo de Mack es Mackenzie Allen Phillips, aunque la mayoría de la gente le dice
Allen. Sólo su esposa y sus amigos íntimos le dicen Mack.
Mack nació en algún lugar del Medio Oeste, chico de granja de una familia irlandesa-
estadounidense de rigurosas reglas y viendo el trabajo como principio. Aunque aparentemente
religioso, su muy devoto y estricto padre era un bebedor solitario, de aquellos que suelen encerrarse
para tomar y olvidar sus penas. Mack no habla mucho de su padre, pero cuando lo hace, cambia
de inmediato, su voz se torna seria y en su mirada se torna fría y sin vida. En una típica charla de
amigos Mack le confiesa a Will que su padre no era un alcohólico de los que después de beber
caen dormidos, sino que era un vil y perverso borracho, que golpeaba a su mujer después de pedir
perdón a Dios. Y todo cambió, llego el día en el que Mack cuando tan solo tenía 13 años se
desahogó con un líder religioso dentro de un retiro juvenil, confesó llorando que nunca había hecho
nada por ayudar a su mamá al ver, que en más de una ocasión su padre borracho la golpeaba hasta
dejarla inconsciente, lo que no sabía Mack era que su confesor trabajaba y convivía con su padre,
lo que al regresar del retiro le esperaba un duro castigo por parte de su padre, el cual lo ató durante
dos días al enorme roble que estaba detrás de su casa, y entre versículos bíblicos, era golpeado con
el cinturón cada vez que su padre se levantaba y hacia a un lado la botella. Este suceso y todo ese
dolor le hizo pensar a Mack y armarse de valor para irse de su casa, dejando solo una nota para su
madre se escurrió por la noche y se marchó, la nota decía “Espero que me perdones algún día”.
Tras años de arduo trabajo y de trasnochar por aquella ocasión donde empuñó un arma en un
terrible conflicto, finalmente llegó a Oregon, donde conoció a la que sería su esposa, Nannette A.
Samuelson, con la que tendría cinco hijos. Dos de los tres muchachos ya no viven en casa: John,
recién casado, trabaja en ventas en una compañía local, y Tyler, recién egresado de la universidad,
sigue en la escuela, estudiando una maestría. Josh y una de las dos mujeres Katherine, aún viven
en casa y asisten a la universidad de la comunidad local. Y por último esta Melissa, Missy como
le dicen.
Toda la felicidad que había alcanzado Mack, se habría de terminar, cuando la gran tristeza entró a
su vida y él casi dejó de hablar por completo, cambio bastante, se volvió más serio que de lo
costumbre, ya casi no hablaba con Will. Pasaron los años y la pena de Mack seguía, y buscando
una forma para desahogarse, Mack, aunque siendo bastante bueno para la comunicación verbal,
no le satisfacía su habilidad para escribir, algo que sabe que a Will le apasiona. Así que se lo pide,
Will escribiría esta historia, su historia, para sus hijos y su esposa.

CAPÍTULO 1: “CONFLUENCIA DE CAMINOS”

“Se abrieron dos caminos en mi vida”, oí decir a un hombre sabio; “opté por el que menos se
transita y eso significó la diferencia a diario”.
En el mes de marzo de desató lluvias torrenciales tras un invierno anormalmente seco. Hay algo
que llena de júbilo en aquellas tormentas que interrumpen la rutina diaria, será la nieve o la lluvia
glacial, que liberan la mente de Mack y lo hacen refugiarse en un cálido libro. Lo que iniciaría
como un día tranquilo, cambiaría la vida de Mack al recibir un mensaje. Mack saldría de su casa
directo al buzón, pero antes de ver la correspondencia, se detendría a contemplar el hermoso manto
de nieve, que cubriría el pueblo. El mensaje no contenía ni dirección, ni remitente, Mack arrancó
una de las orillas del sobre, y curiosamente empezó a hurgar dentro de éste, en donde encontró un
pequeño rectángulo de papel, donde simplemente decía:

Mackenzie:

Ya ha pasado un tiempo. Te he extrañado.


Estaré en la cabaña el próximo fin de semana si quieres que nos reunamos.
-Papá

Mack se quedó inmóvil, su mente era invadida por una y mil emociones, sintió náuseas, enojo y
sus pensamientos no eran gratos ni bueno. Lo único que se le ocurrió en ese momento, era pensar
que era una broma de mal gusto, por parte de Tony, el cartero, un italiano muy amable, de gran
corazón, pero con poco tacto. “¡Idiota!” exclamó Mack, guardando el sobre en su abrigo y
regresando a su casa. Una tormenta comienza a parecer y la familia de Mack, estaba con su cuñada,
Arlene era la hermana de Nan que vivía al otro lado del rio, en Washington, con la que iban a pasar
la noche ella y sus hijos. La tarde comienza a caer y a Mack se le ocurre hablar a casa de Arlene,
para saber de su familia, Nan le comenta lo difícil que es hablar con su hija Kate, hablar con Kate
es como hablar con una piedra por más que le pedía a Papá que los ayudara a encontrar una forma
de comunicarse con ella, parece que él no la escucha.

Papá el era el nombre favorito de Nan para Dios, que expresaba su deleite en la íntima amistad que
tenía con él.

CAPÍTULO 2: “LA OSCURIDAD SE AVECINA”

Nadie nos vuelve tan solitarios como nuestros secretos.


Durante la noche, el inesperado viento cálido del oeste, sopló en el valle de Willamette, librando
al paisaje del helado paso de la tormenta. En la mañana siguiente, cuando Nan y los chicos habían
llegado, todo parecía que a Mack ya se le había olvidado lo ocurrido el día de ayer, pero no era
así, la nota nunca se alejó de su mente, la nota no fue mencionada, aunque no sabía que pensar, y
no quería incluir a Nan en eso si resultaba ser una broma cruel.

Pequeñas distracciones, como la tormenta de hielo, era un agradable, aunque breve respiro de la
perturbadora presencia de su constante compañera: la Gran Tristeza, como él le decía. Poco
después del verano en el que Missy desapareció, la Gran tristeza se había vuelto parte de la esencia
de Mack. Aunque sus esfuerzos por librarse de ella eran agotadores, la pérdida de un hijo no se
logra olvidar tan fácil, aquella tristeza se apoderó completamente de Mack, comía, trabajaba,
amaba, soñaba, en fin, vivía con ese pesado recuerdo y lentamente veía pasar todos los días puesto
que aquella penosa perdida le quitaba las ganas de respirar nuevamente.

A veces sentía que la Gran Tristeza consumía lentamente la poca esperanza que le quedaba. Otras
veces se ilusionaba con volver a ver correr a Missy por el bosque delante de él. Su torturada mente,
llena de culpa y remordimiento arrasaban con él, haciendo le ver ilusiones, recuerdos de momentos
que no volverán a pasar.

La historia de la desaparición de Missy no es, desafortunadamente, distinta a otras que se relatan


a menudo. Todo ocurrió durante el fin de semana del Día del Trabajo, los últimos días libres antes
de otro año de escuela y rutinas de otoño. Mack decidió arriesgadamente llevar a sus tres hijos
menores a un último campamento al lago Wallowa, en el noreste de Oregon. Nan ya tenía el
compromiso de un curso de educación continua en Seattle, y los dos chicos mayores habían vuelto
a la universidad. Pero Mack seguro de sí mismo, invadido por la sensación de aventura y la fiebre
campista, lo animaron, pero antes de efectuar esta atrevida decisión, se relajó un poco en su sillón
tras echar de él a Judas el gato de la familia. Todos se estaban preparando para llevar a cabo cada
una de sus compromisos, y para la noche del jueves, la camioneta estaba sobrecargada y el
remolque-tienda de campaña enganchado. La mañana del viernes, después de una charla sobre
seguridad, partieron cada quien a su respectivo destino. El plan era regresar la noche del martes,
antes del primer día de clases. El cuarteto se detuvo en las cascadas Multnomah. Había un camino
que conducía a la poza principal y a una cueva poco profunda tras el agua saltarina, pero
desafortunadamente las autoridades del parque lo habían cerrado a causa de la erosión. A Missy le
había encantado el lugar, y rogó a su padre que les contara la leyenda de la hermosa doncella india,
la hija de un jefe de la tribu multhnomah, el jefe quería mucho a su hija, y le eligió cuidadosamente
un esposo, un joven jefe de la tribu clatsop, que él sabía que ella amaba, las dos tribus se
congregaron para celebrar la fiesta de la boda; pero antes de que empezara, una terrible enfermedad
comenzó a propagarse, el padre del curandero más viejo entre ellos había predicho una terrible
enfermedad que mataría a sus hombres, mal que solo podría detenerse si la pura e inocente hija de
unjefe daba con gusto la vida por su pueblo, a fin de cumplit la profecia ella debia subir
voluntariamente a un risco sobre el rio grande y saltar ahí a su muerte en las rocas del fondo.El
mal seguía extendiéndose y al cabo el joven jefe el esposo de la princesa cayo presa de la
enfermedad, la princesa después de rezar yntregarse al gran espíritu cumplio la profecia saltando
sin titubear a su muerte en las rocas del fondo, a la mañana siguiente en las aldeas los enfermos se
levantaron buenos y sanos, reunidos en silencio entorno a su destrozado cuerpo al pie del risco, el
desconsolado padre clamo al gran espíritu pidiendo que el sacrificio de su hija se recordara para
siempre. En ese momento empezó a caer agua desde el lugar donde ella había saltado, que se
convertiría en fina niebla al llegar alos pies de la gente, formando poco a poco un bello estante.
Continuaron su viaje y ya estaban a unos cuantos kilómetros de su destino.

CAPÍTULO 3: “EL PUNTO DE INCLINACIÓN”

El parque estatal del lago Wallowa de Oregon. Setenta y cinco por ciento del área recreativa no
tiene carreteras, con más de mil cuatrocientos kilómetros de veredas. Anteriormente era dominio
de la tribu nez percé. Mack y los chicos llenaron los tres días siguientes de ocio y diversión. Y en
algún momento del fin de semana, otras dos familias pasaron a formar una amistad con la familia
Phillips. Como suele suceder la amistad comenzó primero entre los muchachos, y luego entre los
adultos. Josh se había empeñado en conocer a los Ducette, cuya hija mayor, Amber, resultó ser
casualmente una hermosa damita de su edad. Amber tenía una hermana, Emmy, sólo un año menor
que Kate, y ambas pasaron mucho tiempo juntas. Vicki y Emil Ducette habían viajado desde su
casa en Colorado. Los Ducette le presentaron a Mack y sus hijos con una pareja canadiense que
habían conocido antes, Jesse y Sarah Madison. Los cuales eran sencillos y desenvueltos, y de
inmediato simpatizaron con Mack.

Llega la noche del lunes, las familias comparten sus alimentos para una última cena en común.
Tras una bella velada con los Madison y los Ducette las tres familias se despiden. La mañana
siguiente Josh y Kate le ruegan a Mack que, si pueden dar una última vuelta en la canoa de los
Ducette, tras recordar la diversión de los días anteriores Mack acepto y además mientras él recogía
el campamento podría vigilarlos. Todo parecía estar bien Kate y Josh dominaban la canoa, pero de
inmediato perdieron el control, y la canoa se ladeo hasta quedar volteada y sumergir a Josh y a
Kate, Mack en un acto heroico se sumergió, pero al poco rato se escuchan los llantos de Kate que
ya estaba a salvo en la orilla del lago, pero no había rastro de Josh, él había quedado sumergido
con la canoa, y fue tal la desesperación de Mack que al segundo intento pudo voltear la canoa y
salvar a su hijo. Todos preocupados por lo que había sucedido, rezaron he intentaron tranquilizarse.

CAPÍTULO 4: “LA GRAN TRISTEZA”

La tristeza es un muro entre dos jardines.


Mack se quedó en la orilla doblegado y tratando aún de recuperar el aliento. Pasaron unos minutos
antes de que siquiera pensara en Missy. Al recordar que ella estaba coloreando en la mesa, se
acomodó en la Riviera en un lugar desde donde se pudiera ver el campamento, pero no había
señales de ella. Apresuro el paso, mientras acomodaba todo, se precipitaba en llamarla lo más
serenamente posible. Ninguna respuesta. No estaba ahí. Aunque le dio un vuelco el corazón, se
calmó y pensó que con la confusión sin duda alguien la habría visto, tal vez Sarah Madison o Vicki
Ducette, o uno de los chicos mayores.No queriendo parecer alarmado buscó a sus dos nuevos
amigos y les explico tranquilamente que no encontraba a Missy por ningún lado y fueron a
informar a sus familias, pero cuando iban a llegar a ellos, Emil corrió hasta ellos, con una mirada
de temor claramente dibujada en el rostro. -Nadie ha visto a Missy hoy, y tampoco sabemos en
dónde está Amber. ¿No estarán juntas? Había un tinte de pavor en la pregunta de Emil. -
Seguramente – respondió Mack, tratando de tranquilizar a Emil- ¿Por qué no revisamos las
regaderas y los baños? Todo el ambiente se puso muy tenso a las dos niñas no las encontraban por
ningún lado. Pero a lo lejos se veía a Amber regresar al campamento, todos un poco más tranquilos,
ella regresaba de darse un baño en otro sitio que aún tenía agua caliente y aseguro haber avisado,
pero que tal vez su mamá no la había escuchado. La única que faltaba era Missy, pero Emil un
poco más tranquilo propone ir a avisarles a las autoridades, se pusieron fotos de Missy por todo el
lugar, a los demás campistas se les preguntaba y se les pedía apoyo para buscar, pero todo parecía
inútil, hasta que un campista llamado Virgil reconoció a Missy por su vestido, Virgil les dijo que
la vio en una camioneta verde y que iba riendo o gritando, que la verdad no sabía. Luego pareció
que el tipo que conducía la palmeaba o empujaba, aunque a lo mejor sólo parecía que estaba
jugando. Mack se paralizo. Esta información fue abrumadora para él, pero, desafortunadamente
era lo único que había oído que tuviera algún sentido. Explicaba por qué no habían hallado ningún
rastro de Missy. Sin embargo, todo en él se resistía en creer que eso fuera verdad.

El campamento del lago Wallowa cuenta con 215 sitios, divididos en cinco circuitos y tres áreas
grupales. El joven subgerente, Jeremy Bellamy, se ofreció a colaborar en una inspección, así que
el campamento fue dividido en cuatro áreas y cada uno de los guardabosques salió de la oficina
armado con un mapa, la foto de Missy y un walkie-talkie. Esa sería una labor metódica y lenta,
demasiado lenta para Mack, pero él sabía que era la forma más lógica de buscar a su hija si... si
ella seguía aún en el campamento. Mientras caminaba entre tiendas y remolques, rezaba y hacía
promesas Justo entonces llegaron dos patrullas al campamento. La primera fue directa a la oficina,
mientras que la otra entró a la sección donde todos aguardaban. Mack le hizo señas al oficial para
que se detuviera, y corrió a recibirlo mientras bajaba de su vehículo. Un joven de, al parecer, poco
menos de treinta años se presentó como él oficial Dalton y empezó a tomar sus declaraciones.

Las horas siguientes atestiguaron una gran escalada en reacción a la desaparición de Missy. La
alerta general llegó hasta Portland al oeste, Boise, Idaho, al este y Spokane, Washington, al norte.
Oficiales de policía de Joseph instalaron un retén en la autopista de Imnaha, que salía de Joseph y
se internaba en el Área Recreativa Nacional de Hells Canyon. Si el roba chicos, supuso la policía,
se había llevado a Missy por la Imnaha sólo una de las muchas direcciones que pudo seguir-, podía
obtenerse información pertinente interrogando a quienes salían por esa vía. Los recursos eran
limitados, pero también se hizo contacto con guardabosques en el área para que estuvieran atentos.
Las horas pasaban y no aparecían rastros de Missy y grupos de búsqueda se habían formado, los
días se hacían demasiado largos, pero ningún resultado. A las cinco de la tarde del tercer día de
búsqueda, llegó al fin el primer informe promisorio, del retén de Imnaha. Como lo había prometido,
la agente Wikowsky buscó al punto a Mack para transmitirle los detalles. Dos parejas habían
tropezado con una camioneta verde de aspecto militar que coincidía con la descripción del vehículo
que todos buscaban. Habían estado explorando sitios antiguos de los nez percé cerca de la carretera
Bosque Nacional 4260, en una de las áreas más remotas de la Reserva Nacional, y de salida toparon
de frente con ese vehículo, justo al sur del entronque donde se dividen la BN 4260 y la BN 250.
Como esa sección de la carretera era básicamente de un solo carril, tuvieron que retroceder para
dejar pasar a la camioneta. Notaron que la pickup llevaba varias latas de gasolina atrás, y abundante
equipo de acampar. Lo curioso era que el hombre se inclinó hacia el lado del pasajero como
buscando algo en el piso, se bajó el sombrero y llevaba puesto un enorme abrigo pese al calor, casi
como si se les escondiera. Ellos sólo se rieron de él, pensando que tal vez era uno de esos
excéntricos de la milicia.

Tan pronto como este informe se anunció al grupo, las tensiones en la estación aumentaron. Era
obvio que sabía dónde iba, pues los lugares donde se le había ubicado distaban de los caminos
transitados. Por desgracia para él, también otros llegaban igualmente lejos. El grupo de Mack tardó
casi tres horas en alcanzar al primer equipo, y para entonces todo había terminado. Los perros
habían hecho el resto del trabajo, descubriendo una descendente vereda de caza que más de un
kilómetro y medio adelante desembocaba en un pequeño y oculto valle. Ahí encontraron una
cabañita en ruinas, próxima a la orilla de un prístino lago, apenas ochocientos metros más allá,
alimentado por un arroyo en cascada a cien metros de distancia. Un siglo antes, ésta había sido
quizá la casa de un colono. Tenía dos habitaciones de regular tamaño, suficientes para alojar a una
familia pequeña. Lo más probable era que desde entonces hubiese servido como choza ocasional
de un cazador, autorizado o furtivo.

Cuando Mack y sus amigos llegaron, el cielo empezaba a desplegar los grises previos al amanecer.
Un campamento base se había instalado a considerable distancia de la derruida choza para
preservar la escena del crimen. La agente especial Samantha Wikowsky estaba sentada a una mesa
de juego trazando unos mapas y bebiendo una enorme botella de agua helada cuando Mack llegó.
Los ojos de Wikowsky parecían tristes y abatidos, pero sus palabras eran toda agitación. Mack no
quería ni sentarse. Tenía que hacer algo para que el estómago dejara de darle vueltas.
-Mack, encontramos algo, pero no son buenas noticias. -¿Encontraron a Missy? Era la pregunta
cuya respuesta no quería oír, pero que necesitaba desesperadamente saber. -No. -Sam hizo una
pausa y empezó a levantarse-. Pero necesito que venga a identificar algo que hallamos en la vieja
cabaña. Debo saber si era... -Se detuvo, pero ya era demasiado tarde-. Si es de Missy, quiero decir.
Él bajó la mirada. Volvió a sentir como si tuviera un millón de años, y casi deseó poder convertirse
en una roca enorme e insensible. -Oh, Mack, lo siento mucho -se disculpó Sam, parándose-. Mire,
podemos dejar esto para después si prefiere.
Él no podía seguir mirándola, e incluso batalló para encontrar las palabras que pudiera decir sin
desmoronarse. Mack vio de inmediato lo que había ido a identificar y, volviéndose se desplomó
echando a llorar sin control, en el suelo junto a la chimenea, desecho y empapado de sangre, yacia
el vestido rojo de Missy. Pasaron los días y se dio la ceremonia fúnebre para Missy con pequeño
ataúd vacío, todos totalmente afectados antes tal suceso. Tres años y medio después se daba
oficialmente la muerte de Missy. El haber recibido esa nota fue para Mack volver a sus
pensamientos más tristes, él no se explicaba quien le había enviado esa nota, se preguntaba ¿Acaso
dios escribe notas?, ¿Por qué lo citaba en la cabaña? Eran preguntas las cuales no tenían una
respuesta lógica, pero el necesitaba saber que estaba pasando.

CAPÍTULO 5: “ADIVINA QUIEN VIENE A CENAR”

Mack tenía muchas dudas acerca de la nota y tenía 3 posibles explicaciones. Se trataba acerca de
dios, de un lunático que quería jugarle una mala broma o bien el asesino que buscaba hacerle más
daño a él y su familia. Para su suerte Nan le comunico que iría a visitar a su hermana con los niños,
porque su plan para ir de nuevo a la cabaña podría llevarlo a cabo sin preocuparse por ellos.
Cuando Nan partió le llamo a su amigo Willi para pedirle su jeep prestado, este le dijo que se lo
llevaría de inmediato, pero sabía cuáles eran las intenciones de Mack y le dijo que si no quería que
lo acompañara a lo cual este respondió que no, eso era algo que él tenía que arreglar.
Al otro día por la mañana emprendió su viaje como hacía tres años y medios atrás solo que con
algunos cambios, iba solo y con los recuerdos de la desaparición de su pequeña. Cuando llego a la
cabaña una profunda tristeza lo invadió, fue muy difícil para le llegar hasta ahí le hizo muchas
preguntas a dios a cerca de por qué le había hecho eso, porque le había causado tanto dolor y por
qué lo había abandonado, debido a que nadie le contestaba estas respuestas decidió irse de tal lugar,
cuando iba camino al jeep, se dio cuenta que todo comenzó a cambiar en dicho ligar por lo que dio
un giro y vio que la vieja cabaña se había convertido en un lugar perfecto, entro de nuevo y
encontró a tres personas la cuales lo conocían a él pero él no tenía idea de quienes eran ellos.
Era una mujer afroamericana la cual le dijo que era dios, ante tal revelación el quedo totalmente
sorprendido y un hombre el cual era hebreo, él era Jesús, y por ultimo una mujer asiática, entonces
el al preguntar que cual de ellos era dios, los tres respondieron yo, él no podía creer lo que estaba
presenciando.

CAPÍTULO 6: “UNA PIEZA DE π”

Por poderoso que sea, el primer aspecto de Dios nuca es el de amo absoluto, el omnipotente. Es el
Dios que se pone a nuestro nivel humano y se limita.
Mack estando en la cabaña, lugar de su Gran Tristeza, no podía creer lo que estaba pasando,
rodeado de moscas y esta extraña aparición, que al parecer era una especie de trinidad, papá: una
mujer afroamericana, representando al Padre; Sarayu, una mujer asiática representando al espíritu
santo y por último Jesús, un hebreo que representaba el hijo de dios. Mack lleno de preguntas,
dudas y si, un poco de rencor, sentía que se estaba volviendo loco, pero tímidamente le hacía
preguntas a Dios, el cual le hablaba desde la cocina y el señor lo invito a entrar, el cuarto estaba
decorado no se parecía a todo el lugar, estaba tapizado por lo que al parecer eran obras de niños
pequeños. Lo cual lo llenaba de paz y tranquilidad, además de que aquella voz que le decía “hijo”
era tierna y cálida. Mack se preguntaba realmente así se siente tener un padre, nunca había sentido
esta sensación, tal vez porque nunca pude considerar al mío como tal.

Las tres personas parecían una familia, cocinando y dejando a un lado los problemas, con una
tranquilidad que Mack quería sentir. Estas personas dejaron a un lado sus actividades, para
responder las insistentes preguntas de Mack, ¿Por qué a mi señor?, ¿Qué te he hecho?, pero las
respuestas eran preguntas hacia él mismo, ¿A caso no ha sido siempre un problema para ti
aceptarme?, ¿Qué tan lejos quieres llegar?, preguntas que al parecer carecían de sentido, pero al
mismo tiempo lo tenían. Con una sonrisa los tres personajes lo invitaron a ayudarles a cocinar, y
con una sonrisa Mack aceptó. Y sin decir ni una palabra los tres personajes dejaron que aquella
cálida voz conversara con Mack, y Mack desconcertado por tanta tranquilidad y por las respuestas
que recibía decidió ir al baño, en donde se lavó las manos y la cara.
CAPÍTULO 7: “DIOS EN EL MUELLE”

Roguemos que la raza humana nunca escape de la Tierra y esparza su inequidad por todas partes.
¿Era real esto? Por supuesto que no, Mack se irguió en el baño, mirándose en el espejo buscando
una señal de locura en esos ojos que lo veían. Mack continúo haciendo preguntas hacia Dios, las
conversaciones terapéuticas donde cada respuesta lo liberaba cada vez mas de su terrible pena,
pero Mack tenía una pregunta, que en el fondo quería una respuesta clara e inmediata ¿Por qué
Dios permitió que le asesinaran a su pequeña hija?, pero aún no se atrevía, los tres personajes le
iban mostrando una serie de escenas maravillosas, al paso de cada pregunta y aunque él seguía
dudando, sobre si esto era real, daba la impresión que la estaba pasando muy bien, y aquel lugar
que dio origen a su Gran Tristeza, poco a poco perdía ese doloroso significado.

CAPÍTULO 8: “UN DESAYUNO DE CAMPEONES”

Crecer significa cambiar, y cambiar implica riesgos, pasar de lo conocido a lo desconocido.


Mack tuvo un sueño que al parecer era más real que lo que en realidad le estaba sucediendo, pero
sencillamente fue un recuerdo que desaparecía toda esperanza y reiteraba aquellas emociones que
estaban a punto de desvanecerse con el paso del tiempo. Tras haber pasado por un sinfín de escenas
maravillosas, su agotado cuerpo y agobiada mente pedían agritos volver a casa a la mañana
siguiente. Lo cual parecía que sus más profundos deseos se habían cumplido. La mañana siguiente
Mack, despertó en su cuarto, pero algo parecía a ver cambiado, en el ambiente se respiraba esa paz
y tranquilidad que su alma agritos añoraba, en su cuarto todo parecía estar ordenado, cosa que,
según él, no estaba así, en una orilla de la cama estaba una Biblia, la cual lo hizo levantarse y mirar
hacia la ventana, preguntándose si lo que vivió en aquella cabaña fue real.

La suave caricia del sol se sentía al salir de la casa, y a lo lejos una voz gritaba- ¡Papi!, ¡Papi!, no
era más que la dulce voz de su pequeña hija Missy, entonces Mack a gusto con lo que estaba
viviendo en ese momento, creyó firmemente que la muerte de Missy y lo que había vivido en la
cabaña, solo era una tremenda pesadilla. Pero todo gran sueño llega a su fin, Mack afirmaba que
todo lo que sucedió se sentía tan real, y con tan solo el hecho de pensar que Missy fue asesinada,
despertó, y la sensación de sentir nuevamente todas las emociones, confirmaba lo que según él era
lo más lógico, estaba loco. Pero es voz se volvió a sentir, esa misma voz del añorado padre que
nunca tuvo se hizo presente, recordándole que no estaba loco y que debía poner los pies sobre la
tierra. El sueño que había tenido en la cabaña, al fin le dio el valor a Mack, para preguntarle
firmemente a dios -¿Por qué permitiste que un hombre asesinara a su hija? Y esta vez Mack obtuvo
una respuesta directa, dios le dijo que él no hacia la voluntad del hombre, que él nos ponía en el
mismo lugar para que aprendiéramos juntos; pero todos se equivocan y que él no hacia otra cosa
que redimirlos “yo no humillo, culpo ni condeno”, en Jesús he perdonado todos los pecados del
mundo hacia mí, pero solo algunos deciden tener una vida junto a mí.

CAPÍTULO 9: “HACE MUCHO TIEMPO EN UN JARDÍN MUY, MUY LEJANO…”

Aun si encontráramos otro Edén, no seríamos aptos para disfrutarlo perfectamente ni permanecer
en él para siempre.
Mack se encontraba cerca de Sarayu quien le iba guiando por un sendero de abetos, hasta llegar a
un jardín, una naturaleza llena de matices dinámicos y tonos de hermoso color. Por alguna razón,
Mack se esperaba un ordenado y perfectamente detallado jardín, pero este no era así. Era todo un
caos de color, verduras, plantas y flores sembradas al azar. Las enseñanzas impartidas por Sarayu
en aquel enorme jardín fueron magnificas, enseñanzas que solo con observar la vida de una planta,
le brindaba fe y esperanza, y que con tan solo ver las hiervas venenosas, tener compasión y
comprensión. Cuando Mack al fin había entendido la voluntad de dios, él le explico, que no
necesita castigar a las personas por haber pecado, que el pecado lleva a la condena misma, al
devorar al les personas por dentro, “castigar no es mi propósito, curar es mi alegría.

CAPÍTULO 10: “VADEO EN EL AGUA”

Nuevo mundo, gran horizonte abre los ojos a su exactitud, nuevo mundo, tras alarmantes
Jesús estaba en lo correcto al decir que, en las ideas de Mack acerca del futuro, Dios siempre estaba
ausente. -¿Por qué hago eso? -preguntó Mack. -Es tu desesperado intento por tener cierto control
sobre algo que no puedes controlar. Te es imposible ejercer poder sobre el futuro, porque no es
real, y nunca lo será. Intentas jugar a ser Dios imaginando que el mal que temes se vuelve realidad,
y luego tratas de hacer planes y estrategias de contingencia para evitar lo que temes. -Sí, eso es
básicamente lo que dijo Sarayu -respondió Mack-. ¿Por qué temo a tantas cosas en mi vida? -
Porque no crees. No sabes que te amamos. Quien vive de sus temores no encontrará libertad en mi
amor. No estoy hablando de temores racionales a peligros legítimos, sino de temores imaginarios,
y especialmente de su proyección hacia el futuro. Al grado que esos temores tienen lugar en tu
vida, ni crees que soy bueno ni sabes en lo más profundo de tu corazón que te amo. Nuestra Tierra
es como un niño que ha crecido sin padres, sin tener quien la guíe y dirija. Mientras Jesús hablaba,
la amortiguada angustia de su voz se hacía cada vez más intensa. -Algunos han intentado ayudarla,
pero la mayoría simplemente ha tratado de usarla. Los seres humanos, que recibieron la tarea de
conducir el mundo con amor, en vez de eso lo lastiman, sin otra consideración que sus necesidades
inmediatas. Y piensan poco en sus hijos, quienes heredarán su falta de amor. Así que usan y abusan
de la Tierra con escasa consideración; pero cuando ella retiembla o sopla, se sienten ofendidos y
alzan el puño. Papá le sugiere enérgicamente a Mack que perdone al asesino de su hija, para que
él pueda perdonarlo y redimirlo en el camino, pues solo así podrá vivir sin la gran tristeza que la
ha acompañado tanto tiempo. Le explicaron que la maldad es la ausencia de la bondad, que la
oscuridad es la usencia de luz y que el deseo de castigar es la usencia de vida misma.

CAPÍTULO 11: “AHÍ VIENE EL JUEZ”

Dios decide poner en su lugar a Mack, el cual sería el juez y verdugo del destino de sus cuatro
hijos, le hace una pregunta, si tienes que mandar al infierno a alguno de tus hijos ¿A quién
mandarías? A Kate, a Josh, a John o Tyler. Con lágrimas en los ojos Mack le responde que lo
perdone y arrodillado le dice que no lo haga tomar esa difícil decisión, a lo cual Dios le responde,
tanto como tu como el asesino de tu hija son hijos míos y los quiero por igual y castigar es algo
que simplemente no puedo hacer.

Dios quitándole ese peso de en sima le muestra a Missy y lo invita a convivir en el lugar en donde
ahora está su pequeña hija, el rostro de Missy estalló en una sonrisa inmensa, que hizo destacar los
hoyuelos de sus mejillas. En cámara lenta, con toda exageración, Mack la vio pronunciar estas
palabras: "Estoy bien, y...", remarcó, "te quiero mucho". Era demasiado, y Mack rompió a llorar
de alegría. No podía dejar de verla, mirándola a través de la cascada de sus propios ojos . Mack
viendo que Missy es feliz en su nuevo hogar se despide tranquilamente de su hija.

CAPÍTULO 12: “EN EL VIENTRE DE LAS BESTIAS”

El rencuentro con Missy lo llevo hasta las lágrimas que le permitieron sacar todo el dolor que
llevaba dentro. Finalmente decide perdonar al asesino y al reponerse decide preguntarle a dios que
si debe seguir enojado, a lo cual Papá le responde que lo que hizo fue terrible y que causo
demasiado dolor a muchas personas. La Gran Tristeza ya no era parte de Mack.
CAPÍTULO 13: “ENCUENTRO DE CORAZONES”

Papá se inclinó hacia delante y tocó suavemente la mano de Mack. - Comprendo lo difícil que es
para ti, extraviado en tus percepciones de la realidad, pero tan seguro de tus juicios, empezar
siquiera a percibir, y ya no digamos imaginar, cómo son el amor y la bondad verdaderos. El
verdadero amor nunca obliga. Le apretó la mano y se recostó. Nadie sabe de qué horrores he
salvado al mundo, porque la gente no puede ver lo que no sucedió. Todo el mal se deriva de la
independencia, y la independencia es decisión de ustedes. Si yo sólo revocara todas las decisiones
de independencia, el mundo dejaría de existir tal como ustedes lo conocen, y el amor no tendría
ningún significado. El mal es el caos de esta era, forjada por ustedes, pero no tendrá la última
palabra. Toca a todos los que amo, quienes me siguen y quienes no. Si yo eliminara las
consecuencias de las decisiones de las personas, destruiría la posibilidad del amor. El amor a
fuerzas no es amor en absoluto.

CAPÍTULO 14: “VERBO Y OTRAS LIBERTADES”

Mack recibió el regalo de la santísima trinidad, todo estaba listo para que Mack se reencontrara
con el cuerpo de su hija, le rodeaba el hermoso jardín cuidado por Sarayu, la caja era la hace unos
días estaba tallando Jesús, caminaron por un puente rocoso hasta llegar al lugar donde el asesino
había escondido el cuerpo.

CAPÍTULO 15: “FIESTA DE AMIGOS”

La vista de Jesús se detuvo en Mack, de pie en la pequeña colina en la orilla exterior, y oyó a Jesús
murmurar en su oído: -Mack, soy especialmente afecto a ti. Mack no pudo más y cayó al suelo,
disolviéndose en un baño de lágrimas y dicha. No podía moverse, atrapado como estaba en el
abrazo de amor y ternura de Jesús. Luego oyó a Jesús decir con claridad y fuerza, pero, ay, también
con gentileza y generosidad: ¡Acérquense! Y ellos lo hicieron, los niños primero y luego los
adultos, uno por uno tanto tiempo como fuera necesario, para reír y a y abrazar y cantar con su
Jesús. El tiempo parecía haberse detenido por completo mientras la danza y exhibición celestial
continuaba.

CAPITULO 16: “UNA MAÑANA DE PESARES”


Sobre el pequeño afloramiento de una roca, Mack vio lo que supuso que era el cuerpo de su Missy:
boca arriba, cubierto por una sábana sucia y deteriorada. Supo que, como un viejo guante sin una
mano que lo anime, la verdadera Missy no estaba ahí. Papá desenrolló lo que Sarayu había enviado
con ellos, y la guarida se llenó al instante de maravillosos aromas y fragancias de vida. Aunque la
sábana bajo el cuerpo de Missy era frágil, aguantó lo suficiente para que Mack la levantara y la
pusiera en medio de las flores y especias. Papá la envolvió entonces tiernamente y la cargó a la
entrada. Mack salió primero, y Papá le pasó su tesoro. Se paró mientras Papá salía y se echaba la
mochila sobre los hombros. Antes de abandonar el lugar, Papá recogió la piedra con el arco rojo y
la puso en la entrada. Mack lo notó, pero no prestó mucha atención, ocupado como estaba en sus
propios pensamientos y sosteniendo amorosamente el cuerpo de su hija cerca de su corazón.

CAPITULO 17: “DECISIONES DEL CORAZÓN”

Después de haber enterrado el cuerpo de Missy los cuatro volvieron a la cabaña, y el tiempo había
transcurrido, ya era momento de decidir, Mack debía elegir quedarse con la Santísima Trinidad y
de volver a ver a Missy o volver a casa y dejar atrás el dolor de la pérdida de su pequeña hija, al
que Mack decidió regresar con su familia pues lo necesitaban y había entendido que Missy está en
un lugar mejor.

CAPITULO 18: “ONDAS EXPANSIVAS”

A concluir la cena de esa noche Mack tomo un café y sin voluntad se quedó dormido, en la mañana
siguiente se encontró en la vieja cabaña, busco a Papá, pero ya no estaba ahí. Se sintió una
irrealidad en el ambiente, pero Mack se paró y se dio vuelta a casa. Poco antes de llegar en su
mente no dejaba de rondar aquella semana con Dios. No se percató de que un auto se pasaría el
alto y lo llevaría a tener un accidente. Después solo hubo silencio.

Al despertar Mack se encontraba en la cama de un hospital rodeado de su familia, quienes lo


interrogaron de hacia donde se dirigía. Mack se encontraba confundido sobre lo que había sucedido
ya no le importaba si fue un sueño o no. Lo más importante que aquella gran tristeza había
desaparecido de su alma.

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