INVENTANDO A ELLIOT

JUAN GUILLERMO CALDERÓN MUNAR 11°A

Puede que muchas veces en nuestra vida nos sintamos muy solos, o
sintamos que no valemos porque nadie nos quiere o nos determina,
pues esto es un error. Siempre somos, y seremos importantes y
necesarios para alguien así, tal cual somos, sin la necesidad de
ocultar o cambiar a nuestro verdadero y único yo. Por lo tanto no hay
razón para escudarnos detrás de una falsa personalidad para
sobresalir en determinado grupo social.

Es evidente que lo expresado en el anterior párrafo, para Elliot, el

protagonista de “inventando a Elliot”, del autor Graham Gardner,
contradice totalmente su forma de pensar y las ideologías que ha
tenido a lo largo de su vida. Elliot es un personaje depresivo, tanto
que en alguna parte de la obra llega a tener pensamientos un tanto
suicidas, y este constante vacío lo agobia hasta que decide ponerle
fin a todo esto y al cambiarse de colegio termina por inventarse a un
nuevo y más “Rudo” Elliot y de esta manera se termina convirtiendo
en la persona que en su pasado, alguna vez odió.

Puede que este pensamiento nos parezca irracional y rebuscado,

pero considero que esta ideología, acompañada de sus acciones,
además de para sobresalir idealmente en una sociedad, trata de
expresarnos otras ideas no tan implícitas y dejarnos algo que
podamos utilizar en nuestras vida futuras, como para no repetir el
ejemplo de Elliot.

Y sí, podemos aprender de Elliot, ¿Cómo?, es una solución en

realidad muy sencilla de encontrar en el libro, pero tal vez, difícil de
aplicar. Simplemente no debemos ser como él. Suena sencillo, ya
que podríamos pensar que simplemente basta con pensar en que yo
nunca sería como Elliot, que nunca me dejaría llevar por mis
sentimientos y emociones en una angustiosa ansia de ser aceptado y
de dejar de ser diferente a las demás personas, pero en realidad
nosotros no podemos predecir cómo vamos a actuar en tal situación
de abuso y burla en la que se encontraba nuestro personaje, porque
en realidad el ser humano es así, Ya que es probable que pensemos
que en nuestro grupo social sobresalimos con nuestra forma de ser, y
no necesitamos máscaras, pero así, estaríamos pensando en una
sola persona, en un individuo, en “el yo”, sin tener en cuenta que en
realidad hay millones y millones de yos en todo el planeta tierra que
puede que estén pasando por situaciones similares a las que le
suceden constantemente al protagonista, situaciones que incluso
podrían llegar a sucedernos o a sucederle a nuestra descendencia, si
no tomamos las medidas necesarias para prevenir que afloren todos
los factores que conducen a esta pretensión de querer ser quien en
realidad no somos.

Podríamos decir “Para ser como Elliot hay que estar muy
desesperados”. Pero esto no es cierto, el único requisito para caer en
estos problemas expresados por nuestro protagonista es el hecho de
ser un humano, ya que ningún humano es perfecto ni esta exento de
cometer errores ante los ojos de la sociedad, nuestra sociedad,
nuestra cruda, perfeccionista, y hostil sociedad que nos hace
sucumbir ante cualquier error que cometamos, por inapreciable que
éste sea. Así que lo único que debemos hacer es volvernos humildes
y aceptar nuestra imperfecta condición humana, y por supuesto
aprender a vivir con ella, pues de lo contrario estaríamos cayendo en
una pesada hipocresía con nosotros mismos y con las personas que
nos rodean, haciéndonos pedantes e indolentes.