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OBSESIÓN

Obsesión, una palabra que puede crear y a su vez destruir todo. Quizás, lo más
complejo aquí es definir todo lo que esta misma aborda puesto que su connotación
puede ser tán fuerte que nosotros los propios seres humanos podemos llegar a
depender de estas mismas al reconocer que sencillamente hasta lo más mínimo
puede convertirse en los más codiciado. Ciertamente, una obsesión no se refiere
simplemente al hecho de poseer algo material, sino que estas mismas también
pueden estar relacionadas con aspectos propios de nuestra salud mental,
emocional y física. Esta es una de las razones principales por las que en una
sociedad tan parcializada como la nuestra es muy común observar las apariencias
físicas. Un elemento que puede parecer insignificante a simple vista para muchos
pero que a decir verdad se ha convertido en uno de los asesinos seriales más
silenciosos alrededor mundo durante los últimos tiempos.
Indudablemente, asegurar la perfección no es un término lógico ni una realidad
sencilla de garantizar en nuestra sociedad actual puesto que la apariencia física
solo es una décima parte de lo que en realidad envuelve en su totalidad a una
persona. Esto cobra aún más relevancia si analizamos el hecho de que hasta la
persona más refinada y elegante cuenta con un pasado que la identifica y que sin
duda alguna es inevitable de olvidar y dejar atrás. Adicionalmente a esto, si
observamos gran parte de nuestra sociedad está tan obsesionada con su apariencia
física que es muy común ver hoy en día a niños, niñas, jóvenes, adolescentes e
inclusive adultos con grandes problemas de autoestima e inclusive a muchos otros
que han llegado al suicidio por lo mismo, precisamente aquí es cuando el problema
se vuelve más grande.
Sin lugar a dudas, hay algo que estamos haciendo mal. Tristemente, hemos llegado
a empoderar tanto la perfección hasta tal punto en el que simplemente por el hecho
de tener un patrón o característica diferente al de cualquier otra persona somos
catalogados como diferentes o seres anormales incapaces de adaptarse a un molde
social. Como consecuencia de esto, muchos hemos tenido que cambiar nuestros
estándares de vida para que así sea asimilable e igual al de los demás y quizás
tener una estabilidad para poder encajar. Basado en lo anterior, es interesante llegar
a cuestionar si realmente vale la pena ser considerados como iguales o por el
contrario, si es mucho más valioso ser considerados como “diferentes”. ¿Tú qué
prefieres?
La perfección es obsesiva y evidentemente, esto es algo negativo ya que anhelar
algo que es dañino para nosotros mismos siendo conscientes de ello es olvidarse
de nosotros mismos. Lógicamente, es necesario que reconozcamos que una
apariencia no es más que una simple máscara que oculta toda la oscuridad de
cualquier persona que solamente está buscando mostrar lo que le conviene dejando
de un lado lo que en realidad es. Tristemente, muchas veces nos fijamos solamente
en lo que tenemos frente a nuestros ojos y no necesariamente en toda la belleza y
valores invaluables que se encuentran en el interior de cada persona; aspectos que
son mucho más valiosos que cualquier otra cosa.
El gran problema de nuestra sociedad es que estamos rodeados por personas que
intentan ser como los demás, intentan imitar y adecuarse a los diferentes
estereotipos que nosotros mismos hemos creado. Las redes sociales son un
ejemplo claro de ello porque estamos buscando tener y anhelando vivir en mundos
diferentes del nuestro. En gran medida, no se trata de adecuarse a un molde para
ser aceptado e identificado como parte de una sociedad. Contrariamente a ello, se
trata de tener el valor suficiente para entender que nuestro amor propio y autoestima
merece estar en el primer lugar de prioridades por mantener para poder tener
nuestra propia luz interior y así brillar y diferenciarnos de los demás.
La Madre Teresa de Calcuta dice que “Nunca debemos tener miedo de ser un
signo de contradicción para el mundo” una afirmación bastante enriquecedora
que afirma una vez más que el ser diferente no está mal puesto que lo que
verdaderamente es el sentido humano de nuestra sociedad. No importa cuánto te
critiquen por cómo te ves, por tu color de piel, o por como piensas, siéntete libre de
vivir en tu propio mundo y no permitas que nadie invada tu propio espacio personal
y seguridad. Probablemente encontremos patrones de adecuación que coincidan y
sean similares a los nuestros, pero la gran verdad es que ¡nunca! podrán ser iguales
al nuestro porque durante todo nuestro crecimiento personal hemos trabajado en
una versión única de nosotros mismos que debemos intentar preservar.
Para finalizar, me gustaría recordarte que cada vez que intentamos ser iguales a los
demás, somos uno más del montón ya que no tenemos nuestra luz propia. Pensar
en el simple hecho de ser diferente no tiene nada de malo. Todos somos diferentes
y tenemos ese derecho a serlo. No tengas miedo de ser diferente, atrévete a romper
estándares y salir de las zonas de confort que los demás han creado para ti y
especialmente no olvides la razón por la que estás en este mundo ya que cada
persona tiene un propósito por cumplir. Esfuérzate y da lo mejor de ti mismo forjando
y siguiendo tu propio camino sin importar cuán atemorizado estés porque al otro
lado del miedo siempre está la persona que esperas llegar a ser y recuerda que la
libertad te posibilita el hecho de triunfar, ser grande, irremplazable y único. Por todo
esto y mucho más, terminó diciendo que, si tienes la suerte de ser diferente, nunca
cambies ni permitas que alguien intente hacerlo.
“Atrévete a ser diferente”

Karen Liseth Gasca.


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