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Boletín Gestión Cultural

Nº 17: Gestión del Patrimonio Inmaterial


Septiembre de 2008
ISSN:1697-073X

El valor intangible del Patrimonio1

Óscar Navajas Corral


Profesor
Universidad Antonio de Nebrija
España

1
Artículo cedido por su autor al Portal Iberoamericano de Gestión Cultural para su publicación en el Boletín GC:
Gestión Cultural Nº 17 Gestión del Patrimonio Inmaterial, septiembre de 2008. ISSN:1697-073X.
Referencia directa al artículo: www.gestioncultural.org/boletin/2008/bgc17-ONavajas.pdf
Resumen:

El Patrimonio es lo más tangiblemente subjetivo que poseemos en nuestra memoria


histórica y, en consecuencia, en nuestra identidad -individual y colectiva-. La subjetividad de
reconocer en un objeto algo interesante para un todo (social y colectivo) es la maravillosa
esencia que porta el ser humano para permanecer en el tiempo.

En esta breve relatoría de pensamientos se perfilan las ideas de la importancia no ya


sólo de conservar, recuperar e investigar el patrimonio inmaterial, sino también de dejar
constancia de la importancia del valor intangible que desprende todo recurso patrimonial
material.

Palabras clave: Valor intangible, Patrimonio

________________________________________________________

I. Construyendo lo efímero

El concepto de Patrimonio ha evolucionado significativamente durante el siglo XX,


pero ha evolucionado fundamentalmente a partir de los años sesenta y setenta del
mismo siglo. Si concretamos más podemos apuntar al Seminario Regional de la
UNESCO sobre la Función Educativa de los Museos celebrada en Río de Janeiro en
1957 y a la Mesa Redonda celebrada en Santiago de Chile en 1972. Ésta última,
además, coincidía con la Convención sobre la protección del patrimonio mundial
cultural y natural en París, 1972. El concepto de patrimonio adquiría un sentido de
utilidad social, como herramienta de identificación de las comunidades y como
elemento imprescindible para el desarrollo de las mismas.

En esencia, podemos resumir que hemos saltado de un concepto de Patrimonio


centralizado en el monumento como marca pretérita de nuestro pasado, a un
concepto holístico donde la importancia no se encuentra tanto en el valor histórico
y/o estético de dicho bien sino en su valor documental y evocador.

Según la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial


perteneciente a la UNESCO, el Patrimonio Cultural Inmaterial es el crisol de nuestra
diversidad cultural y su conservación, una garantía de creatividad permanente2.
2
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en la Convención
para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial celebrada en París en 2003, definía el Patrimonio inmaterial
con las siguientes palabras: Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones,
conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son
inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de
su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es
recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza
y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto
de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta

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Para esta misma Convención este patrimonio inmaterial se manifiesta en los
siguientes ámbitos.

• Tradiciones y expresiones orales


• Artes del espectáculo
• Usos sociales, rituales y actos festivos
• Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo
• Técnicas artesanales tradicionales

Estos usos, estas artes, estas tradiciones orales necesitan de una conservación, de
una recuperación (e investigación) y de una gestión. Las preguntas claves que
debemos hacernos para este patrimonio están en cómo descubrir cuál es el
patrimonio inmaterial relevante y con “derecho” a ser conservado. Consideramos
que esta decisión, asimilando que la inmaterialidad del patrimonio es dada por la
visión que de él tiene quienes compartieron a lo largo de la historia el paso del
tiempo, tiene y debe partir de un consenso democrático en el que tengan cabida las
voces y los votos de los individuos partícipes de esas tradiciones, los poderes
gubernamentales y los movimientos colectivos y asociativos. Ellos, sus diálogos, son
los que pueden sacar el mayor rendimiento a un patrimonio intangible.

¿Y para qué sirve este esfuerzo parlamentario? Como afirma el filósofo Bernard
Deloche, el hombre sin identidad, alienado o amnésico, es una suerte de “viajero sin
equipaje”, transparente y desarraigado. No debemos olvidar que nuestra identidad
como colectivo lo forma nuestra historia. Y nuestra historia la forman los
documentos. El patrimonio es uno de los documentos tangibles más valiosos que
poseemos: permanece en el tiempo para las generaciones futuras. El valor
documental, emocional y pragmático de ese patrimonio material lo pone la
inmaterialidad del mismo. El poder evocador que de él desprende. De aquí que
siempre cualquier artefacto del pasado es merecedor de atención.

El patrimonio inmaterial, efímero en su acepción pragmática, es y será siempre el


alma del patrimonio material. Esto nos lleva a la idea de tener que preocuparnos
por estudiar esa intangibilidad e inmaterialidad casi antes de preocuparnos por la
recuperación de un bien cultural.

II. ¿Patrimonio material o valores intangibles?

Al entender la cultura como lo subjetivo, como aquello que envuelve,


identifica y transciende las realizaciones humanas, individuales o colectivas,
nos permite deducir la íntima relación entre el objeto y el sujeto que lo
realiza, entre patrimonio y cultura, entre lo material y lo inmaterial, lo
tangible y lo intangible. De todo ello puede deducirse que el fruto de una
únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos
humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo
sostenible.

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cultura, de un pueblo, es lo que llamamos patrimonio cultural, que es el
testimonio fehaciente de una manera de hacer y de comportarse, individual o
colectivamente, y la seña de identidad propia de la sociedad en la que se
realiza3.

Como hemos podido comprobar, la UNESCO nos habla del patrimonio inmaterial
como un patrimonio que vive, que carece de tangibilidad como para ser guardado
como se haría con un bien mueble. La Real Academia de la Lengua Española define
lo “intangible” como algo que no debe o no puede tocarse, y lo “inmaterial” como lo
no material. No existe una distinción sustancial entre utilizar intangible e inmaterial.
En cambio en el ambiente anglosajón se utiliza el término “intangible” y en el
francófono “immatériel”.

Esto supone una asimilación del paralelismo que existe entre intangible e inmaterial.
También supone que no está tratada desde el nivel institucional supraestatal la
diferencia y la necesidad de diferenciar, si es que así existe, entre lo inmaterial y lo
intangible o valor intangible, en ambos casos, del Patrimonio.

Por otro lado, el valor inmaterial del patrimonio parece ser que sí está
institucionalizado y definido en los términos que lo hacía la UNESCO. En cambio, y
como he querido ir pincelado en líneas anteriores, existe una intangibilidad o valor
intangible del patrimonio que se debe tener muy en cuenta en la recuperación y
estudio del patrimonio cultural y no tratar únicamente como una característica de
ese patrimonio tangible.

El valor intangible es aquel que posee una carga humana subjetiva traducida en
sentimientos, emociones, sensaciones, sensibilidades, ideologías o evocaciones y
que supone, en esencia, la razón de ser del patrimonio material.

Me gustaría poner como ejemplo el Patrimonio de la Guerra Civil Española. En la


actualidad se está comenzando a trabajar para recuperar e investigar el patrimonio
material que nos legó la contienda bélica que separó España en dos bandos.
Hablamos de una memoria histórica reciente y, por tanto, con una carga simbólica
muy presente en la sociedad actual, puesto que aún existen ciudadanos que
vivieron la propia guerra en primera persona y sus consecuencias muy de cerca.

En zonas territoriales extensas del territorio español se dieron cita numerosos


acontecimientos bélicos que modificaron la visión física y simbólica del mismo. Uno
de esos acontecimientos ocurrió en las inmediaciones del río Jarama en Madrid,
donde se produjo una de las batallas más emblemáticas y cruentas de la guerra. Allí
quedó instalado un frente entre los dos bandos desde marzo de 1937 hasta el final
de la guerra en 1939. Estas posiciones han dejado un rico patrimonio a lo largo de
todo un territorio que abarca varias localidades de la región de Madrid.

3
MANUEL, Pere de. (vicepresidente de ICOMOS-España) Los valores intangibles del Patrimonio, el Patrimonio
Intangible. (SILBOARTE 2006, Seminario sobre Itinerarios Artísticos del Patrimonio Cultural en la Macaronesia)

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Un patrimonio que, en esencia, no deja de ser -fríamente hablando- arena excavada
y removida para la construcción de trincheras, fortines, letrinas, chabolas, etc., u
hormigón y metales para los mismos fines. Pero es, no obstante, un patrimonio que
supone la constancia viva de una memoria histórica que está aún latente en la
sociedad y que debe ser rescatado y recuperado para su asimilación a la identidad
cultural y social de toda la población. Y es la propia sociedad, los vivientes y
supervivientes de ese patrimonio y la intranquilidad de quienes vieron en él un
documento histórico merecedor de atención, quienes les aportan ese valor
intangible, simbólico y subjetivo, a un patrimonio inmaterial como se hace
igualmente a una catedral o una ruta histórica.

Así podemos argüir que el valor intangible del patrimonio otorga un poder simbólico
al patrimonio material reconocido por sus habitantes y pertenecientes a él. Supone,
igualmente, que le dota de un halo evocador capaz de generar sentimientos a nivel
individual y colectivo. Desde este punto de vista subjetivo, podemos considerar
como valor intangible del patrimonio aquel que responde a los factores no
racionales de la naturaleza humana: sentimientos, emociones, sensaciones,
sensibilidades, evocaciones... así como, a su inteligencia. Es un valor subyacente
entre las formas constructivas y espaciales y constituye la esencia y el carácter del
elemento patrimonial: su alma4.

Ese poder evocador favorece el interés por dicho artefacto cultural mostrándolo a
los especialistas como un documento de merecida atención para su estudio. Un
documento que genera y potencia, tras su conocimiento y correcta interpretación, la
identificación por parte de la sociedad, inculcándose en sus modos de vida, arte,
costumbres y en las propias relaciones entre los que con él conviven como con los
foráneos.

III. Conclusiones

Con demasiada frecuencia, en las visiones conservadoras o nostálgicas del


patrimonio intangible se considera a éste como un elemento estático y
meramente histórico. Su principal preocupación radica en la determinación
de la «autenticidad". A diferencia de la cultura monumental, el patrimonio
intangible suele ser dinámico y evoluciona de manera constante debido a su
estrecha relación con las prácticas propias de la vida de las comunidades.Si
se trata de que este tipo de patrimonio siga constituyendo una parte viva de
las comunidades, debe desempeñar en ellas un papel social, político,
económico y cultural significativo (Airakawa Noriko).

La UNESCO entiende que este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de


generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y
grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia,

4
DECAROLIS, Nelly (2002). El valor del patrimonio: entre lo tangible y lo intangible. Presidente ICOFOM LAM
- Vicepresidente ICOFOM

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infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a
promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana5.

En 2004 en la Convención para la protección del Patrimonio Mundial, Cultural y


Natural, celebrada en Nadar (Japón), en su punto octavo, se consideraba el
patrimonio inmaterial de la siguiente forma:

Considérant en outre que le patrimoine culturel immatériel est recréé en


permanence, le terme authenticité tel qu’il est appliqué au patrimoine
culturel matériel n’est pas approprié quand il s’agit d’identifier et de
sauvegarder le patrimoine culturel immatériel6

Y en el punto diez esta misma declaración dice:

considérant en outre qu’il existe d’innombrables exemples de patrimoine


culturel immatériel dont l’existence ou l’expression ne dépend pas de lieux
ou d’objets spécifiques, et que les valeurs associées aux monuments et sites
ne sont pas considérées comme un patrimoine culturel immatériel au sens de
la Convention de 2003 quand ceux-ci appartiennent au passé, et non au
patrimoine vivant des communautés actuelles7.

Estas afirmaciones suponen que un patrimonio inmaterial, para ser considerado


como tal, debe estar en vigencia, activo y vivo, presente por la comunidad que lo
habita. El valor simbólico es lo que en términos culturales podríamos denominar el
patrimonio inmaterial que subyace de todo artefacto o bien material creado por la
mano del hombre.

Así, el valor intangible del patrimonio porta consigo razones que hacen necesaria su
conservación: entre ellas desataca la capacidad de interrelación personal con el
entorno y la cohesión social que desprende. Permite conocer la razón de ser (su
esencia) de cualquier recurso patrimonial. Por medio del reconocimiento del valor
intangible de un recurso del patrimonio material es posible transmitir valores,
actitudes. Y, fundamental, mueve o remueve la conciencia humana para apreciar,
comunicar y redescubrir continuamente el sentido holístico del patrimonio cultural y
natural.

5
UNESCO. Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. París, 17 de octubre de 2003
6
UNESCO. Convention concernant a la protection du patrimoine mondial, culturel et naturel. Comite du
Patrimoine Mondial. Septième session extraordinaire. Paris, Siège de l’UNESCO, salle II. P 5. 6 – 11 décembre
2004. Nara, Japon, Conférence internationale « La sauvegarde du patrimoine culturel matériel et immatériel: vers
une approche intégrée », 20-23 octobre 2004.
7
UNESCO. Convention concernant a la protection du patrimoine mondial, culturel et naturel. Comite du
Patrimoine Mondial. Septième session extraordinaire. Paris, Siège de l’UNESCO, salle II. P 5. 6 – 11 décembre
2004. Nara, Japon, Conférence internationale « La sauvegarde du patrimoine culturel matériel et immatériel: vers
une approche intégrée », 20-23 octobre 2004.

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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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a su salvaguardia.
http://www.crim.unam.mx/cultura/informe/informe%20mund2/PATRIMONIO.htm.
Noriko Aikawa es director del Departamento de Patrimonio Intangible de la
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BALLART, Joseph (2002). El patrimonio histórico y Arqueológico: valor y uso.


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CASSIRER, E. (1971) Filosofía de las formas simbólicas (3. Vols.). México:


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DECAROLIS, N (2002) El valor del Patrimonio. Entre lo tangible y lo


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HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Francisca (2002). El patrimonio cultural: la memoria
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LLULL PEÑALBA, J. (2005) Evolución del concepto y de la significación social


del patrimonio cultural. Escuela Universitaria "Cardenal Cisneros". Universidad de
Alcalá. Arte, Individuo y Sociedad. 2005, vol. 17 175-204

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culturel et naturel. Comite du Patrimoine Mondial. Septième session
extraordinaire. Paris, Siège de l’UNESCO, salle II. P 5. 6 – 11 décembre 2004. Nara,
Japon, Conférence internationale « La sauvegarde du patrimoine culturel matériel et
immatériel: vers une approche intégrée », 20-23 octobre 2004.

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VAQUER CABALLERIA, M. (2005) La protección del Patrimonio Cultural


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