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T3 – ENSAYO MARC

Paola Sarmiento
UNIVERSIDAD PRIVADA DEL NORTE SAN JUAN DE LURIGANCHO
MARCS

I. RESUMEN

Los conflictos han estado presente desde la existencia misma del hombre, por ello el acceso a la justicia
está amparada como parte fundamental de nuestro ordenamiento jurídico.

No obstante la sobrecarga en nuestro aparato jurídico hace que este derecho se vea seriamente
desantendido.

Es en este punto en el cual los Mecanismos Alternativos de Resolución de Conflictos, toman principal
protagonismos como instituciones que nos permiten resolver las controversias sin necesidad de llegar
a un proceso judicial.

Los contratos de seguros, no están extentos de conflictos, puesto que al ser contratos de adhesión, los
asegurados se acojen al clausulado presentado por las compañías aseguradoras, en ese sentido los
asegurados no tienen oportunidad de establecer límite a sus artículos. No es de sorprender entonces
que surjan los desacuerdos, cuando los siniestros no son cubiertos.

Desde la entrada en vigencia de la Ley 29946, la cual regula los contratos de seguros , se incluye en el
artículo 74 establece que “…..En el caso de que la aseguradora no esté de acuerdo con el ajuste
señalado en el convenio, puede exigir un nuevo ajuste en un plazo no mayor de treinta (30) días, para
consentir o rechazar el siniestro, determinar un nuevo monto o proponer acudir a la cláusula de
arbitraje o a la vía judicial” (29946)

La cláusula de arbitraje es una cláusula que se establece en los contratos de seguro, mediante la cual
se somete cualquier diferencia o discrepancia que surja entre el asegurado, contratante o beneficiario
y la aseguradora.

En cualquier caso, el arbitraje hace referencia a las diferencias entre ambas partes respecto a la
interpretación, aplicación, cumplimiento o incumplimiento o sobre cualquiera indemnización u
obligación referente al contrato.

De este modo, en caso de discrepancia de criterios, cada una de las partes designa a un árbitro, además
de un tercero elegido por ambos. Entre los tres y por mayoría tomarán un decisión, la cual es vinculante
y, por lo tanto, de obligado cumplimento.

II. VENTAJAS Y NATURALEZA JURÍDICA DEL ARBITRAJE

El Arbitraje y la Conciliación son, esencialmente, instituciones procesales, desde que tienen el mismo
origen, cumplen la misma finalidad y se sirven de las mismas categorías básicas para su realidad. (León,
2000)

Son, pues, estas instituciones, formas pacíficas de solución de controversias en la sociedad,


permitiendo mediante , llegar a una solución que sea definitiva evitando el proceso judicial
jurisdiccional del Estado, pero dentro de la misma tutela del Estado de hecho, permitida por éste
dentro del mismo sistema de justicia.

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Por ello, comparten los elementos esenciales del Debido proceso legal y de la tutela judicial efectiva,
ocupando un importante rol y lugar dentro del Derecho jurisdiccional. (León, 2000)

Ogayar y Ayllón lo define de la siguiente manera:

«Pero, para resolver los conflictos o contiendas entre particulares, existen diversos medios, pues,
además de acudir a los tribunales estatales [ ... ], hay veces que la solución se logra sacrificando una
de las partes su posición, abdicando de su pretensión o de la resistencia que venía oponiendo a la
pretensión ajena, mediante la renuncia de su derecho; o las partes se hacen concesiones recíprocas
para poner fin al litigio, o para impedir que éste surja, por la transacci6n, o, sin ponerle fin, se conviene
que las diferencias se resuelvan no por los órganos jurisdiccionales del Estado, sino por un organismo
extraoficial que se denomina arbitraje, pues el Estado, respetuoso con la libertad que concede a los
ciudadanos para disponer de sus intereses, la lleva a sus últimas consecuencias [ ... ], permitiendo que
las resoluciones de los procesos civiles en los que no haya implícito un interés público, se entregue por
ellos, no a los tribunales estatales, sino a jueces privados, facultad consagrada en las legislaciones
desde una antigüedad bastante remota, porque el Estado [ ... ] al ejercer la tutela jurídica sobre los
ciudadanos, así puede valerse de funcionarios que, en todo caso, asumen la potestad jurisdiccional
como de personas a quienes concurriendo determinadas circunstancias, atribuye la facultad de juzgar
para un caso concreto» (Ayllón, 1977)

III. CASO: LAUDO ARBITRAL C.I CONFORT JEANS ASOCIADOS S.A –


MAPFRE CREDISEGURO S.A

PRIMERO: A partir de una misma operación las partes celebraron en el mes de marzo de 2006 dos
contratos de seguro, uno de crédito a la exportación y otro de crédito interno, que si bien tuvieron
causa común, también tiene cada uno de ellos autonomía e independencia con respecto al otro.

SEGUNDO: El contrato de seguro de crédito a la exportación tuvo existencia jurídica y la póliza macro
contiene los elementos esenciales del mismo. El riesgo se determinó y delimitó cabalmente cuando se
expidió el anexo de clasificación.

TERCERO: El riesgo específico de la insolvencia de la empresa MAD FASHION nunca fue cubierto por la
compañía aseguradora convocada, pues no se cumplieron las condiciones específicas establecidas en
el artículo 6 de las condiciones generales para tal efecto, toda vez que no se emitió el correspondiente
anexo de clasificación que estableciera el amparo de este cliente, el límite del crédito y la clasificación
crediticia.

CUARTO: A pesar de no haberse emitido el correspondiente anexo de clasificación para amparar el


riesgo de insolvencia de la empresa MAD FASHION y una vez esta incurre en mora, la Compañía
aseguradora despliega una serie de actuaciones tendientes a coadyuvar en las gestiones de cobranza
de este crédito, lo cual lleva a asumir a la empresa convocante, que la empresa MAD FASHION si se
encontraba asegurada dentro de la póliza, pero que lo que realmente buscaba la aseguradora era

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brindar un valor agregado al convocante con el fin de suministrarle una buena atención. (Cardona,
2015)

QUINTO: Es por lo anterior, que se afirma que la conducta asumida por las partes con posterioridad a
la expedición de la póliza correspondiente al seguro de crédito a la exportación, fue una conducta
ambigua, equívoca, que no es idónea ni suficiente para entender que las partes se hubiesen puesto de
acuerdo tácitamente para que el riesgo de insolvencia de MAD FASHION se considerase asumido por
la compañía aseguradora convocada

IV. RESOLUCIÓN

El análisis se circunscribe entonces a la decisión del Tribunal conformado por tres árbitros, de los cuales
dos de ellos fueron elegidos de consuno por las partes y el tercero por la Cámara de Comercio de
Medellín. Dicho lo anterior, se procede a realizar la reseña de la decisión emitida por el Tribunal:

El Tribunal de Arbitramento convocado e integrado para dirimir el conflicto existente declara probada
la excepción de terminación del contrato de seguro de crédito a la exportación celebrado entre las
partes, desestima las pretensiones de la demanda y procede a condenar en costas a la parte
convocante.

El Tribunal concluye sobre la existencia del contrato de seguro de crédito a la exportación celebrado
entre las partes, advirtiendo que el hecho de que MAD FASHION hubiese sido excluida en el anexo de
clasificación no puede significar que el contrato fuese inexistente, dado que el mismo no estaba
circunscrito a este cliente.

En síntesis, hubo contrato de seguro de crédito a la exportación, más el mismo no amparó el riesgo de
insolvencia de MAD FASHION.

Respecto a MAD FASHION no se emitió un anexo de clasificación y por tanto se puede concluir en
consecuencia que en relación con este cliente no se cumplieron las condiciones de cobertura del riesgo
establecidas por la cláusula sexta del contrato de seguro de crédito a la exportación, pero es
importante advertir que a través de un comportamiento las partes pueden lograr la celebración de un
contrato informal, su renovación o inclusive la modificación de las cláusulas contractuales inicialmente
acordadas.

Debe reiterarse que cuando la conducta es inequívoca, concluyente, la misma puede ser constitutiva
de una manifestación negocial o contractual; y por ello pese a las cláusulas acordadas en un contrato,
cuando éste no es solemne, el comportamiento que reúna tales condiciones puede dar lugar a que se

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entienda modificado un contrato inicial o que inclusive se entienda celebrado un nuevo contrato.
(Cardona, 2015)

V. EVALUACIÓN

El seguro de crédito constituye un seguro de daños en virtud del cual la Compañía aseguradora cubre
el riesgo de insolvencia de un deudor del asegurado. Este seguro protege al asegurado contra el riesgo
de impago de las ventas de mercancías o servicios que realiza a crédito bien por operaciones locales o
de exportación.

A través de este seguro, los asegurados tienen la posibilidad de mitigar el riesgo de la cartera morosa
y a su vez incrementar y flexibilizar sus ventas a crédito.

En el seguro de crédito en sentido estricto, el asegurado que es titular de un crédito, trata de cubrirse
contra la pérdida definitiva de dicho crédito si se produce la insolvencia del deudor.

El asegurador por tanto se obliga, dentro de los límites establecidos en la ley y en el contrato, a
indemnizar al asegurado las pérdidas finales que experimente a consecuencia de la insolvencia
definitiva de sus deudores.

La insolvencia definitiva, no se identifica con el puro incumplimiento ni la falta transitoria de medios


de pago, sino la imposibilidad del patrimonio del deudor de hacer frente al pago de las deudas al que
está obligado.

La parte convocante argumenta que una vez dio aviso a la Compañía de la mora en que incurrió su
cliente (Mad Fashion), la Compañía procedió a desplegar conductas de cobro prejurídico y se involucró
en las gestiones de cobranza, lo cual generó una aceptación tácita de cobertura respecto a este cliente.
El Tribunal desestima este argumento, sosteniendo que el principio de la buena fe y el de la diligencia
y cuidado cobran especial relevancia en el marco del contrato de seguro.

Tanto en la etapa precontractual como en la etapa de ejecución del contrato las partes deben
comportarse con corrección, seriedad, sinceridad, lealtad, probidad y diligencia y cuidado.

El hecho de que el contrato se haya celebrado no significa que la etapa precontractual pierda toda
relevancia. De conformidad con el principio de la autonomía privada y en coherencia con el carácter
informal del contrato, resulta posible que las partes modifiquen las cláusulas negociales del contrato
de seguro por un acuerdo expreso posterior o inclusive por una voluntad tácita, materializada en un
comportamiento inequívoco y concluyente. (Cardona, 2015)

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VI. CONCLUSIÓN

La consensualidad del contrato de seguro no implica que el mismo sea celebrado al amaño de los
contratantes, y por tanto, para que ese acto jurídico nazca a la vida jurídica debe cumplir con la
totalidad de los elementos esenciales, dado que la consensualidad se predica en tanto no requiere una
formalidad para su perfeccionamiento, pues el solo acuerdo de voluntades respecto a los elementos
esenciales da lugar al nacimiento de este contrato.

Es necesario destacar igualmente, que el contrato de seguro está conformado por unas condiciones
particulares y unas condiciones generales las cuales hacen parte integrante del contrato y se deben
cumplir durante la ejecución del mismo. (Cardona, 2015)

En el Perú, conforme a la nueva Ley de contrato de seguro (29946) el arbitraje recién se puede pactar
una vez ocurrido el siniestro. INDECOPI juega un rol muy importante, pues como lo indicáramos al
inicio, los seguros son contratos de adhesión y por lo tanto el consumidor no necesariamente tiene
pleno conocimientos de los límites y garantías que las aseguradoras incluyen como condicionante de
otorgamiento de cobertura.

Bibliografía
29946, L. n. (s.f.). Artículo 74.

Ayllón, T. O. (1977). El Contrato de Compromiso y la Institución Arbitral. Derecho Reunidas, Madrid,


1977, 63-64.

Cardona, M. C. (2015). Análisis jurisprudencial del seguro. 249 - 260.

León, A. Q. (2000). Conciliación y Arbitraje en el Perú: presente y futuro. En A. Q. León, Conciliación y


Arbitraje en el Perú: presente y futuro (pág. 777). Lima.

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