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RECTORADO
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
CENTRO LOCAL METROPOLITANO
Por
Edgar Velásquez Montero
Yoselin Moreno
ENSAYO
Presentado a la Prof.a Malva Higuerey para la cátedra
Responsabilidad social empresarial
ÍNDICE GENERAL ii
INTRODUCCIÓN 1
OBJETIVOS 2
RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL: ASPECTOS BÁSICOS, ENFOQUE 3
ESTRATÉGICO Y DE GESTIÓN DE LA ORGANIZACIÓN
I. ASPECTOS BÁSICOS 3
II. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL COMO PARTE DE LAS 5
ESTRATEGIAS DE UNA ORGANIZACIÓN
III. ADMINISTRACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL 7
CONCLUSIÓN 8
REFERENCIAS 10
INTRODUCCIÓN
La socióloga Charo Méndez, -consultora en R.S.E. desde el año dos mil (2000) de
diferentes organizaciones empresariales y académicas en el país y autora del libro
“Responsabilidad social de empresarios y empresas en Venezuela durante el siglo XX”-, señala
que la R.S.E. “…es la forma en la que (…) las pequeñas y medianas empresas y los grandes
corporativos, dejan un impacto en la sociedad, ya sea en [el] área económica, social o ambiental”
(Planeta Vital, 2019). En específico, la interacción y equilibrio de estos tres aspectos forman el
concepto de desarrollo sostenible, que se define como aquel modelo de desarrollo “…que
satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras…” (Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
Organización de Naciones Unidas, 1987, p. 59). Méndez (2019) aclara que “…la sustentabilidad
es el objetivo y la R.S.E. es (…) [un] medio para obtenerlo” (Planeta Vital, 2019). Este modelo
de desarrollo busca crear riqueza y bienestar en la población a nivel mundial, considerando la
variable ambiental en el desarrollo económico y social de las naciones hoy y en el futuro.
Finalmente, el estudio, -de carácter cuantitativo, cuya muestra fue de 2.100 hombres y
mujeres de más de 18 años de edad, en 53 centros poblados de más de 50.000 habitantes en el
país, con un error muestral de ± 2,14% y un nivel de confianza de 95%-, cerró preguntando a los
encuestados si habían participado en actividades que ayudaran a otras personas. En este caso, 5
de cada 10 contestaron de forma positiva. Si bien es cierto que muchas empresas son conscientes
de que la inversión y ejecución de programas de R.S.E. ofrecen una mejor reputación y ventajas
competitivas a una compañía, en el caso de las personas o consumidores este concepto no es
claro o no entienden la profundidad del alcance del mismo en el logro del bienestar de la
sociedad.
OBJETIVOS
I. ASPECTOS BÁSICOS
Para comenzar, ¿qué es R.S.E.? “No existe un concepto único y definitivo de R.S.E. ya
que éste se ha ido transformando y adoptado diferentes nociones en el transcurso de los años”
(VenAmCham, 2018, p. 16). No obstante, un elemento común en las definiciones encontradas es
la importancia que tiene la actuación, -positiva o negativa-, de las empresas en el entorno en el
que se desarrollan y en la calidad de vida de sus empleados, clientes y miembros de las
comunidades en las que realizan sus operaciones.
Una acepción de este concepto hace referencia al “compromiso de las empresas que hace
que se preocupen no solo por sus intereses económicos, sino también por la repercusión de sus
actividades en el conjunto de la sociedad” (Edebé, 2018, p. 22). De acuerdo con la International
Organization for Standardization (I.S.O.) (Organización Internacional de Normalización) (2008)
en su norma 26000, la R.S.E. se define como la
Para Méndez (2019) la R.S.E. “…abarca temas que van desde códigos de ética, (…)
gobernabilidad corporativa, compromisos públicos asumidos por la empresa, gestión y
prevención de riesgos hasta mecanismos anticorrupción; (…) además, [contempla] la extensión
de esos compromisos por toda la cadena productiva involucrada en la relación con los
proveedores” (Planeta Vital, 2019).
En este breve análisis, es necesario responder el por qué los empresarios o tomadores de
decisiones de una compañía desarrollan y ejecutan proyectos o programas de R.S.E. En concreto,
¿cuál es su motivación? Edebé (2018, p. 22) señala las siguientes razones o etapas de
implementación:
Cumplimiento de la ley. Donde las empresas cumplen con las obligaciones legales.
Reacción a las demandas de la sociedad. Las organizaciones empresariales ven las
actuaciones en materia de responsabilidad social como una oportunidad de ganar
prestigio ante sus clientes.
Conciencia social. Las compañías incorporan en su cultura valores sociales por
convencimiento. Esta incorporación de valores se hace a través de la iniciativa y deseo
de hacer una diferencia en la sociedad por parte de los fundadores al crear la
compañía, la junta directiva, el departamento de recursos humanos, los empleados,
entre otros.
Finalmente, la responsabilidad social de una empresa puede ser clasificada, -en principio-,
en función de dos grupos de interés clave, a saber, los trabajadores y la comunidad. Esto no
implica que los clientes, proveedores y los accionistas no tengan relevancia, pero a efectos de
esta categorización no serán tomados en cuenta. Dicha responsabilidad empresarial se clasifica
en (Bestratén y Pujol, s/f, p. 18): i. Primarias. Inherentes a la actividad específica, ii.
Secundarias. Incidencia de la actividad específica en los grupos sociales con los que se relaciona
y, iii. Terciarias. Mejora del entorno mediante acciones no incluidas en la actividad específica.
En este sentido, ¿por qué la R.S.E. es un elemento estratégico para una organización
empresarial? Porque retribuye a la sociedad y al ambiente lo que ha percibido. Se convierte en
una relación ganar-ganar entre la empresa y los stakeholders (interesados), tales como:
proveedores, clientes, trabajadores, miembros de la comunidad donde desarrollan sus
operaciones y la sociedad en general. En efecto, esta relación mejora el entorno y hace que las
interacciones entre ellos sean más sinceras, directas, amigables y constructivas. La compañía se
muestra y es un aliado de la comunidad en la lucha por reducir las desigualdades sociales
presentes y como una entidad social que no se limita a la producción exclusiva de capital.
En este mismo orden y dirección, la R.S.E. representa también una oportunidad para los
trabajadores de ejercitar su ética y sensibilidad social en actividades que promueven la cohesión
social y construyen el tejido de sostenibilidad que se pretende lograr para el 2030. También, el
espíritu ético y filantrópico de los empresarios y tomadores de decisiones en este tipo de
programas incide en el avance y escalamiento de dichas actividades en la sociedad.
Ahora bien, ¿por qué si las empresas pagan sus impuestos, tributos y contribuciones
especiales, deben hacer inversión social si el Estado debería hacerlo con el dinero que obtiene de
estas obligaciones? Básicamente, por publicidad positiva, intervención favorable del entorno o
altruismo.
Por ejemplo, hace dos años, Casa Franceschi, -una productora y vendedora de cacao en el
Estado Sucre-, tenía problemas con su rentabilidad ya que le robaban el 70% de su producción
por parte de los pobladores en los alrededores y dentro de la hacienda. Inicialmente, se
implementaron medidas de seguridad leves, pero funcionó muy poco. Ante esta situación, se
decidió implantar un programa de R.S.E. donde se intervinieron las comunidades. Se empezó a
educar en valores a las familias, contribuir con jornadas de salud, planes de capacitación en
oficios y emprendimientos, entre otras iniciativas. Además, se mejoró el plan de seguridad con el
apoyo de organismos de seguridad del estado a nivel regional y nacional, perros guardianes y los
mismos trabajadores. En la actualidad, se pierde menos del 3% de la producción, lo que aumentó
la producción, y se logró exportar el producto, generando ingresos en divisas.
La R.S.E. demanda “…una gestión cuidada como (…) cualquier ámbito de valor
estratégico, que supere lo anecdótico o lo filantrópico” (Bestratén y Pujol, s/f, p. 1). Dicha
gestión o administración dependerá básicamente de la estrategia que se aplique, la
intencionalidad, el propósito, el alcance, las necesidades y los recursos con que cuente la
empresa. En efecto, la R.S.E. cambia o influye en la visión de la empresa y su relación con el
entorno. En la mayoría de los casos, esto es dirigido por aquel o aquellos que encienden la chispa
por la responsabilidad social en la compañía, a saber, los fundadores, la junta directiva, o algún
empleado que tenga alguna conexión con la comunidad o el ambiente al que se afecta.
Por otra parte, la administración de los planes y proyectos de R.S.E. dependerá del
tamaño de la empresa: puede ser llevado por el departamento de recursos humanos, -como un
tema de valores o sensibilización-, un departamento exclusivo para este fin, una organización o
ala social de la empresa o una alianza con una fundación cuyo misión esté dirigida al tratamiento
de problemas sociales, económicos o ambientales de las comunidades en las que interviene.
CONCLUSIÓN
Resulta importante y motivador saber que las empresas en el país, -aun bajo la situación
política y social que vivimos-, sigan invirtiendo en actividades enmarcadas en la R.S.E. que
permitan reducir las desigualdades sociales y mitigar los efectos de las externalidades negativas
producto de sus operaciones. Mucho más que las personas o consumidores sean capaces de
reconocer el rol de las empresas en el logro de un mundo mejor, más equilibrado y consciente de
la limitación de nuestros recursos naturales. Se puede decir, que la inversión en R.S.E. por parte
de las grandes empresas en Venezuela, ha dado sus frutos. Solo queda esperar que las pequeñas y
medianas compañías y los emprendimientos se sigan sumando a este movimiento que busca
alcanzar la sostenibilidad del mundo en el que vivimos y así garantizar nuestra permanencia por
muchos años en la Tierra.
REFERENCIAS
VenAmCham (2018). Pulso social 2018: La percepción importa. Business Venezuela, edición
361, diciembre 2018. pp. 16, 17.