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La Moral en la Historia

La moral es un conjunto de normas y reglas de acción destinadas a regular las relaciones


de los individuos en una comunidad social. Su significado, función y validez no han
cambiado con el pasar del tiempo. Por ello, puede hablarse de la moral de la Antigüedad,
de la moral feudal que se dieron en la Edad Media, de la moral capitalista, etc. La moral
es, entonces, un hecho histórico, por lo tanto, la ética, como ciencia de la moral, no pueden
concebirse como algo dado de una vez y para siempre, sino que tiene que se considera
como un aspecto de la realidad humana que cambia con el tiempo.

Pero la moral es histórica, justamente porque es un modo de comportarse de un ser que


es por naturaleza histórico, es decir, un ser que se caracteriza precisamente por estar
haciéndose, o auto produciéndose constantemente tanto en el plano de su existencia
material, practica, como en el de su vida espiritual, incluida dentro de esta, la moral.

La moral reviste un carácter histórico, ya que se inicia cuando el hombre forma


sociedades, abandona su naturaleza puramente animal y comienza a sentirse miembro de
una comunidad y a partir de entonces, crea reglas y normas de comportamiento que le
permiten regular sus relaciones con los demás.

Por otra parte, se tiene también a la disciplina como parte de la moral, ya que trata de la
valoración moral de los actos humanos, además de conjunto de principios y de normas
morales que regulan las actividades humanas. Del griego “ethos”, el término ética
equivale etimológicamente al de moral (del latín “mos, moris”: costumbre, modo de
comportarse); sin embargo, el uso parece asignar a este segundo término una connotación
teológico-religiosa, atribuyendo al primero otra más filosófica, o bien reserva el de moral
para la moral práctica o vivida, mientras que designa con el de ética la reflexión
sistemático-filosófica sobre dicha moral.

Con todo esto se puede decir que la moral cambia a través de los tiempos, o, dicho de otra
manera, que tenemos diferentes tipos de morales según el momento histórico en que nos
encontremos; así se puede hablar de una moral burguesa en la sociedad moderna.

La moral históricamente en el campo de la reflexión ética, sigue tres direcciones


fundamentales:

 Dios como origen o fuente de la moral. Atribuyen la procedencia de la moral a


Dios, entendido como ser supremo, del que todo emana.
 La naturaleza como origen o fuente de la moral. Esta corriente defiende que la
moral no es sino un instinto biológico más del hombre, entendido en este caso
como un ser natural, biológico, en definitiva un animal. En este sentido, Darwin
llegó a afirmar que los animales conocen casi todos los sentimientos morales de
los hombres, como amor, felicidad, lealtad, etc.
 El hombre como origen y fuente de la moral. Entendiéndose un hombre dotado
de una esencia eterna e inmutable, inherente a todos los individuos, cualesquiera
que sean las vicisitudes históricas o la situación social. De este modo, la moral
permanece y dura a lo largo de los cambios históricos y sociales.

El origen de la moral

Sobre el origen de la moral dice Waal (2007) que básicamente hay dos corrientes de
pensamiento: una considera que la moralidad es una innovación cultural propia de la
especie humana. No considera las tendencias morales como propias de la naturaleza
humana. Son una elección, pero en el fondo no somos verdaderamente morales. Es la
teoría de la capa de Waal originada en las ideas de Thomas Henry Huxley: “La
moralidad es un revestimiento cultural, una fina capa que oculta una naturaleza egoísta
y brutal” (pág. 31)

La moralidad es el resultado de la prolongación directa de los instintos sociales que son


comunes a otros animales. No es una decisión personal nacida en un momento histórico
con-creo, sino el resultado de la evolución social. El sustento de esta concepción es la
teoría de la evolución de Darwin. Esa moralidad se hace evidente hasta en los animales
que cooperan entre sí, muestran lealtad y se ayudan. Esta conducta se observa con
mayor razón en los seres humanos al mostrar sentido de la justicia, tolerancia y empatía.

En medio de las dos concepciones extremas dice De Waal (2007, págs. 42-45) hay
una visión integral que incluye a los animales y los humanos; a la evolución y a
la cultura. Es el rompimiento de la cultura dualista cuyo representante fue Edward
Westernmarck (1862-1939) que rescata una tradición filosófica fundamentada en la
moralidad como esencia misma y deseo natural de los seres humanos. Son de la esencia
de la moral innata las emociones retributivas que van más allá del ajuste de cuentas e
incluyen actitudes y acciones positivas como la gratitud y la colaboración.

Para Hauser (2008, pág. 26) una perspectiva actual del origen de la moral concibe que la
psicología moral es un instinto de capacidad y producto de la evolución que posee toda
mente humana y que de manera inconsciente y automática genera juicios sobre lo que
está bien y lo que está mal. Lo que permite entender mejor, porqué algunos de nuestros
comportamientos y decisiones se considerarán siempre injustos, permisibles o punibles,
y porqué algunas situaciones nos conducirán a pecar a los ojos de una sensibilidad
impuesta por la ley, la religión y la educación.

Lo anterior permite evidenciar que nacemos con una moral, donde el medio ambiente
influye, pero no hace nada sin la base innata. Los juicios morales no proceden de la
religión, la familia, el Estado u otras instituciones, sino que es un instrumento milenario
de supervivencia heredado, que ha permitido que la sociedad progrese.

Si bien, por ejemplo en las religiones, y en general en las diferentes culturas, existen
notables diferencias todas tienen como común denominador unos principios comunes
a todos los humanos que son transversales a sus juicios morales.

Hauser (2008, págs. 203-204) sostiene que existen morales universales que rigen en los
humanos las decisiones y juicios, para distinguir el bien y el mal. Estos principios morales
universales se ubican de la siguiente manera:

 En un extremo, una posición relevante habla de la existencia de reglas o normas


morales precisas en la persona al nacer.
 Desde entonces se sabe que es reprochable hacer el mal y que hacer el bien está
mejor.
 En el otro extremo, se tiene la idea de que la facultad moral es solo formal,
carece de contenidos, pero posee la capacidad para adquirir normas morales;
es decir, no hay reglas ni contenidos, sino procesos generales, para adquirir lo que
la educación ofrezca.
 En el centro, la posición intermedia. Se nace con reglas o principios abstractos
en los cuales la educación gradúa los parámetros y guía hacia la adquisición
de sistemas morales particulares. Con fundamento en esta propuesta intermedia
es que Hauser plantea su tesis: “...hay algo en el cerebro que nos permite adquirir
un sistema de normas morales”. Ese sistema se adquiere con la educación y se
dan con las variantes propias de cada cultura.

Con esta misma orientación otros autores han argumentado que:


Los seres humanos nacen con habilidades rudimentarias, como la empatía, que son
los cimientos de nuestra inteligencia moral. Antes de que tengamos dos años,
ayudamos naturalmente a quienes tienen algún inconveniente, y a los cuatro o cinco años
tenemos una clara idea de lo que nuestros padres y allegados piensan que es bueno o
malo. Nuestro hardware moral está instalado a priori y las actuaciones llegan en
línea, con rapidez asombrosa.

Enfoques relativos a la moral

Moral filosófica

Por lo general, se define como la teoría filosófica sobre el comportamiento moral, esto
es, la conducta humana libre y responsable. También se lo denomina ética. El
materialismo filosófico rectifica esta definición y considera que la distinción ética/moral
no es paralela a la distinción teoría/praxis, sino que se establece en función de la
consideración distributiva o atributiva de los sujetos humanos en su dimensión normativa.

La moral filosófica la posee aquel que practica una conducta acorde a sus principios
filosóficos, en cambio, no la posee el que habla de una forma y actúa de otra. Ejemplo:
Hay muchos que practican el “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”.

En ese caso, la ética o la filosofía moral se convierte en una luz que nos permite discernir
entre lo que es correcto y lo que no lo es, desde el punto de vista ético, siendo valores que
no están integrados en el contexto de una religión específica, sino en el contexto de la ley
natural que rige lo que es conveniente para los seres humanos según su dignidad y su
naturaleza.

La filosofía como reflexión moral es muy importante ya que la justicia en el acto ayuda
al ser humano a perfeccionarse a sí mismo y alcanzar la buena vida como diría Aristóteles.
Pero además, la filosofía moral también expone la responsabilidad que el ser humano
tiene para contribuir y llevar esperanza a la sociedad en la que vive, ya que a través de
acciones individuales también se ejerce una influencia sobre el bien común.

Desde este punto de vista, la filosofía moral persigue el bien común de la sociedad porque
el bien del grupo también nutre el bienestar del individuo.

Moral y ética
Diferentes autores consideran como sinónimos a estos términos debido a que sus orígenes
etimológicos son similares, aunque otros no consideran a la moral y la ética como lo
mismo, como es el caso del filósofo español Gustavo Bueno.

Tomando en cuenta este concepto, algunas posturas conciben la ética como el conjunto
de normas sugeridas por un filósofo o proveniente de una religión. En tanto que, «moral»
se le designa el grado de obediencia que los individuos le dan a las normas imperantes en
el grupo social. Aunque no todos están de acuerdo con dicha distinción, y por eso es que
en un sentido práctico, ambos términos se usan indistintamente, y a menudo no se
distingue entre los dos conceptos, haciéndolos equivalentes.

El matiz que las delimita está en la observación o aplicación práctica de la norma que
profundiza el mandato ético. Por ello, la norma ética siempre será teórica, en tanto que la
moral o costumbre será su aplicación práctica.

Según Armendaris (2010) este punto de vista, la moral se basa en los valores que dicta la
conciencia, que a su vez, está basado en costumbres aprendidas. Dando a conocer que la
moral no es absoluta o universal, ya que su vigencia depende de las costumbres de una
región.

La crítica que hace Friedrich Nietzsche a la moral y la ética subraya que los códigos
morales y las éticas que estudian o fundamentan estos códigos morales se presentan como
desveladoras de profundas verdades sobre el ser humano.

Teología moral

Artículo principal: Ética cristiana

En el cristianismo hay un área de estudio teológico que considera la moral como la


determinación de lo que dicta lo malo y lo bueno. En esta área, el mal moral es entendido
como el pecado, injusticia, maldad, aquello que se opone al bien moral, entendido como
la voluntad de Dios, lo santo, la justicia, la bondad.

Esta creencia, propia de la fe cristiana, considera los actos inmorales como ofensas hacia
Dios, que conllevan a la separación entre el hombre y Él, y que rompen el orden necesario
para vivir.

Los cristianos consideran a la moral como algo universal, ya que en la Biblia se describe
que todos los hombres (incluso los gentiles) tienen una ley escrita en sus corazones, una
ley natural que fue dada por Dios, que es manifestada como una moralidad innata, y que
constituye la raíz espiritual de la consciencia humana.

También se considera que la existencia de la inmoralidad, como un fenómeno, es


resultado del libre albedrío del hombre, por el cuál Dios dio al ser humano la capacidad
de decidir o elegir libremente entre el bien y el mal, y así mismo, entre la bendición o
maldición.

Moral objetiva

Al conjunto de normas morales se le llama moralidad objetiva, porque estas normas


existen como hechos sociales independientemente de que un sujeto quiera acatarlas o no.
Los actos morales provienen del convencimiento de que el actuar de un individuo siempre
se realiza por ciertos fines y que todo el que hace algo, lo debe hacer con un fin, a menos
que no controle su razón, como ocurre en variadas situaciones. Sin embargo, las
realidades sociológicas sugieren que las personas suelen actuar por inercia, costumbre,
tradición irrazonada o la llamada “mentalidad de masa”.

Opuesto a esta postura de auto-justificación está la aceptación de la responsabilidad, por


parte del individuo. Usando los valores morales puede convertirse en el artífice de su
propio destino.

A lo largo de la historia, y de las diferentes culturas, han existido distintas visiones de la


moral. Generalmente, la moral es aplicada a campos en los cuales las opciones realizadas
por individuos expresan una intención relativa a otros individuos; incluso sin ser
miembros de la sociedad. Por lo tanto, existe una disputa académica sobre si la moral
puede existir solamente en la presencia de una sociedad o también en un individuo
hipotético sin relación con otros.

Evolución de la moral

Moral de las sociedades primitivas

Según (Rodriguez, 2008) la moral primitiva es la moral que comienza a desarrollarse en


la aurora de la sociedad humana. En esta moral impera un colectivismo que borra todo
individualismo y las diversas actividades son realizadas en común por los integrantes de
la tribu: recolección de frutos, pesca, construcción de viviendas, etc.
La moral primitiva es habitual, es decir, se mantiene por la fuerza de la costumbre. Una
de las bases de la moral primitiva es la ayuda mutua, la obligación recíproca de ayudarse,
el espíritu de solidaridad, defenderse y vengar las ofensas.

La virtud fundamental es el valor del individuo puesto en práctica en la defensa y


preservación de la tribu. Donde el vicio es lo contrario: la cobardía o indiferencia a los
intereses de la tribu.

De tal manera, la moral surge cuando el hombre deja atrás su naturaleza puramente
instintiva y forma parte de una colectividad. Requiriendo forzosamente que el hombre se
halle en relación con los demás y una conciencia de esa relación, con el fin de poder
conducirse de acuerdo con las normas o prescripciones que lo rigen. Pero esta relación
hombre - hombre, no puede desvincularse de la relación hombre - medio. Dicha
vinculación se expresa, ante todo en el uso y la fabricación de instrumentos, es decir, en
el trabajo humano, mediante el cual el hombre crea un puente entre él y la naturaleza, a
la que trata de poner a su servicio.

Ante esta nueva situación (el hombre pasa de ser un individuo a ser un ser social), se hace
necesario ajustar la conducta de cada miembro a la comunidad, determinándose de esta
manera que se considere como bueno o beneficioso todo aquello que contribuye a reforzar
la unión o actividad común, y se ve como malo lo que contribuye a debilitar dicha unión.

Se establece pues una división entre lo bueno y lo malo, así como una tabla de “deberes”
basada en lo que se considera bueno y beneficioso para la comunidad, perfilándose una
moral colectivista.

Para (Rodriguez, 2008) la moral colectivista, propia de sociedades primitivas que no


conocen la propiedad privada ni la división de clases, es una moral única y válida para
todos los miembros de la comunidad, al mismo tiempo que está limitada a las gens o tribu.
Por lo tanto, todo lo que estuviera fuera de esa gens o tribu, era considerado extraño.

Con todo lo dicho anteriormente, se puede decir que la moral en las sociedades primitivas,
no existen cualidades morales personales, ya que la moralidad del individuo era propiedad
de la tribu, es decir, que la colectividad absorbe la moralidad individual del hombre
primitivo.

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