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El Proptotipo de La Secuencia Narrativa-Sobre Adam PDF
El Proptotipo de La Secuencia Narrativa-Sobre Adam PDF
UNIDAD 2
LECTURA Nº 13
ALGUNAS PRECISIONES:
En la lectura usted encontrará fragmentos de la obra de Jean-Michel Adam,
entre los que se incluyen algunos ejemplos.
Al final de la lectura hemos recogido otros ejemplos, tomados del libro
Tipología textual, publicado por la Sociedad de Profesores de Español del
Uruguay y el Departamento de Teoría del Lenguaje y Lingüística General de
la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Capítulo 2
Todo relato consiste en un discurso que integra una sucesión de acontecimientos de interés humano en la
unidad de una misma acción. Donde no hay sucesión, no hay relato sino, por ejemplo, descripción (si los
objetos del discurso están asociados por contigüidad espacial), deducción (si se implican uno a otro),
efusión lírica (si se evocan por metáfora o metonimia), etc. donde no hay integración en la unidad de una
misma acción, tampoco hay relato, sino únicamente cronología, enunciación de una sucesión de hechos
inconexos. Por último, donde no hay implicación de interés humano (donde los acontecimientos
presentados no son producidos por agentes ni sufridos por pacientes antropomórficos), no puede haber
relato, porque solo en relación con un proyecto humano los acontecimientos adquieren sentido y se
organizan en una serie temporal estructurada. (Brémond 1966: 62).
1
La traducción es nuestra.
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Digamos más precisamente que seis constituyentes deben reunirse para que se pueda hablar de
relato:
Para que haya relato, es necesario que haya una sucesión mínima de acontecimientos que
ocurran en un tiempo t, luego t + n. Al definir la «unidad funcional» que atraviesa los diferentes
modos y géneros narrativos, también Paul Ricœur subraya la importancia de la temporalidad
mínima: «El carácter común de la experiencia humana, marcado, articulado, clarificado por el acto
de contar en todas sus formas, es su carácter temporal. Todo lo que se cuenta sucede en el tiempo,
toma tiempo, se desarrolla temporalmente; y lo que se desarrolla en el tiempo puede ser contado»
(1986:12). Este criterio de temporalidad no es, sin embargo, un criterio definitivo: muchas otras
clases de textos (recetas y crónicas, por ejemplo) comportan una dimensión temporal que, no
obstante, no los transforma en relatos. Para que haya relato, esa temporalidad fundamental debe
estar sostenida por una tensión: desde el comienzo, un relato tiene una tensión que lo orienta hacia
su fin, está organizado en función de esa situación final. Claude Brémond lo señala claramente: «El
narrador que pretende ordenar la sucesión cronológica de los acontecimientos que relata, darles un
sentido, no tiene otro recurso que el de relacionarlos en la unidad de una conducta orientada hacia
un fin» (1966:76). La linealidad temporal se encuentra, así, problematizada, tal como lo mostrará el
quinto criterio.
El hecho de que la historia se refiera a un único héroe no asegura, como lo creen algunos, su unidad.
Pues en la vida de un solo individuo ocurren muchas −infinitas− cosas, que no siempre constituyen una
unidad; de la misma manera que un solo hombre realiza un gran número de acciones que no siempre
forman una acción única.
La advertencia de Aristóteles debe ser tenida en cuenta, la unicidad del actor (principal) no
garantiza la unidad de la acción. La presencia de (por lo menos) un actor es indispensable, pero este
criterio solo resulta pertinente si se lo relaciona con los otros constituyentes: con la sucesión
temporal (A) y con los predicados que caracterizan al sujeto (C).
Algún indicio de esta idea se encuentra ya al final del capítulo 7 de La Poética: «Para fijar
groseramente un límite, digamos que la amplitud que permite pasar de la desdicha a la felicidad o
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
(D) Un proceso
«Donde no hay integración en la unidad de una misma acción, no hay [...] relato» (Brémond).
Esta idea de unidad de la acción fue anticipada por el propio Aristóteles en varios puntos de La
Poética y es en su nombre que la unicidad del héroe (B) no le resulta satisfactoria:
[...] La historia, que es imitación de la acción, debe ser representación de una acción única que constituya
un todo; y las partes que constituyen los hechos deben estar organizadas de tal suerte que si una de ellas
es desplazada o suprimida, la totalidad se vea perturbada y modificada. Pues aquello que puede agregarse
o suprimirse sin ninguna consecuencia visible no forma parte de la totalidad.
Esta tríada será retomada sistemáticamente en la época clásica, con los términos de «comienzo»
o «exposició n», «nudo» o «desarrollo», «conclusión» o «desenlace». La definición de la acción
única como totalidad permita a Aristóteles distinguir el relato de crónica o de los anales:
2
Ej. retomado por M. Malcuori (Lectura 12, § 5): Había una vez un príncipe...
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
[...] Las historias deben estar compuestas en forma de drama, en torno de una acción única, que forme un
todo y que llegue a su término, con un comienzo, un medio y un fin, para que, semejantes a un ser
viviente único y completo, produzcan el placer que les es propio; su estructura no debe ser semejante a la
de las crónicas que son necesariamente la exposición, no de una acción única, sino de un período único
con todos los acontecimientos que se produjeron en él que afectan a uno o a varios hombres; estos hechos
mantienen entre sí relaciones fortuitas. Pues así como la batalla naval de Salamina y la batalla de los
cartagineses en Sicilia tuvieron lugar en el mismo período y no tendían en absoluto hacia el mismo fin,
puede ocurrir que en períodos consecutivos se produzcan dos acontecimientos, uno después del otro, sin
que se orienten, en absoluto, a un único fin.
Secuencia narrativa
[...] La operación de puesta en intriga descansa sobre este dispositivo elemental que da lugar,
por supuesto, a diversas posibilidades de combinación de las secuencias en textos según tres modos
básicos [...]: coordinar linealmente las secuencias, encastrar-insertar unas en otras o combinarlas en
paralelo [...].
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Se comprende también que la compilación de hechos ordenados según fechas de las crónicas o
los anales, etc., pueda ser declarada no narrativa [...]. No se asiste en este caso a una puesta en
intriga dominada por la introducción de los dos desencadenantes constituidos por la Complicación-
Pn2 y la Resolución-Pn4. Tal es el caso, por ejemplo, del siguiente enunciado que U. Eco en Lector
in fabula, excluye de entre los textos narrativos:
Ayer salí de casa para ir a tomar el tren de las 8:30 que llega a Tu rín a las 10. Tomé un taxi que me
llevó a la estación; allí compré un billete y me dirigí al andén correspondiente; a las 8:20 subí al tren
que partió en hora y me condujo a Turín.
Tal secuencia lingüística no constituye un relato, pero no por las razones pragmáticas
consideradas por U. Eco: «Frente a alguien que cuenta una historia de este tipo, nos preguntaríamos
por qué nos hace perder nuestro tiempo, violando la primera de las reglas conversacionales de
Grice, según la cual no se debe ser más informativo que lo que sea necesario». Esta ley no es en
absoluto una ley puramente narrativa. En efecto, si esa «historia» de viaje en tren no es un relato es
porque no hace más que enumerar una sucesión de actos [...] sin poner los acontecimientos en
intriga. Para distinguir la descripción de acciones y la narración, digamos que la descripción de
acciones no está sometida a la puesta en intriga (E).
Agreguemos que la Orientación-Pn1, al fijar la situación inicial del relato, establece los
elementos constitutivos del «mundo» de la historia contada. Como lo señala U. Eco: «Para contar,
se debe, ante todo, construir un mundo, lo más poblado posible, hasta en los más mínimos detalles»
(1985b: 26). No solo los personajes se ven obligados a actuar de acuerdo con las leyes de ese
mundo, sino que «el narrador es también prisionero de sus premisas». Es decir que una lógica del
mundo representado viene a superponerse a la lógica de la puesta en intriga. Esta lógica del mundo
representado se sitúa en la parte izquierda del esquema [...] 3, en A3.
Este último componente [...] es probablemente una de las claves de la especificidad del relato.
[...]
3
Ver lectura Nº 12, § 2.2.
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Secuencia narrativa
[...] La estructura del relato garantiza el dominio de la diversidad de los elementos: asegura la
cohesión, permite la memorización así como la legibilidad de los enunciados.
Tomemos como ejemplo un relato de una brevedad extrema:
(2)
HAY QUE HACER SEÑAS
AL MAQUINISTA
La señora esperaba el autobús
el señor esperaba el autobús
pasa un perro negro que cojeaba
la señora mira al perro
el señor mira al perro
y durante ese tiempo el autobús pasó.
Raymond Queneau, Courir les rues, © ed. Gallimard, 1967
Este pequeño texto presenta el interés de no respetar totalmente el orden canónico de las macro-
proposiciones. En efecto, el título corresponde a una anticipación de la evaluación final-PnΩ que
habitualmente sigue a la situación final-Pn5. Esta última no está explicitada, sino que se deriva de
las informaciones precedentes: tanto el señor como la señora pierden el autobús; esto implica un
retorno a la situación inicial (t + n [Pn5] = t [Pn1]). Los dos primeros versos definen la Situación
inicial (Orientación-Pn1); el tercer verso introduce el desencadenante del relato (Complicación
Pn2); los versos 4 y 5 corresponden a la (re)acción central (Pn3) y el último verso al segundo
desencadenante o Resolución-Pn4.
Resulta interesante comparar este pequeño relato con lo que dice Lessing cuando muestra que
una serie de personajes −un gallo salvaje (S1) + una marta (S2) + un zorro (S3) + un lobo (S4)− no
constituye una fábula. Una sucesión de acontecimientos de este tipo, o aun como la plantea Lessing:
«La marta devoró al gallo salvaje, el zorro devoró a la marta, el lobo devoró al zorro», no es
suficiente para transformar el principio moral en fábula. La importancia del pretérito simple
absolutamente real y ha quedado igualmente puesta en evidencia en la última palabra del pequeño
relato de Queneau: detrás de este tiempo narrativo se perfila el desplazamiento de la sucesión
temporal (A) hacia la causalidad narrativa de la puesta en intriga (E). Pero, para que haya relato, se
debe pasar del plano de la sucesión de acontecimientos al de la «configuración», es necesario poder
superar la ausencia de actor constante. La unidad es asegurada aquí por el principio moral: «El más
débil es presa del más fuerte», que plantea claramente dos actores encargados de asegurar la
relación de las proposiciones en profundidad: S1-el más fuerte y S2-el más débil; pero no se puede
hablar de un proceso transformacional articulado en torno de los dos desencadenantes (Pn2 y Pn4)
que aseguran el pasaje de la situación inicial a la situación final. Para escribir un relato e ir más allá
de la simple descripción de acciones, sería necesario, por ejemplo, imaginar un proceso que pusiera
cara a cara al más fuerte [...] y al más débil [...].
Los seis criterios considerados pueden reunirse en el siguiente esquema de síntesis:
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Sucesión
de acontecimientos t [m1] Proceso (D) [m2-m3-m4] t + n [m5]
Capítulo 3
[...] Estas enumeraciones débilmente ordenadas contrastan con la estructura descriptiva (aunque
elemental) de esta presentación de un artículo de prensa dedicado a Charlie Chaplin:
(3)
Un pequeño bigote negro y
un bombín del mismo color.
Descripción somera y precisa a la vez
del amigo público Nº1: Chaplin. [...]
4
Ver ejemplos al final de la lectura.
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Otros procedimientos descriptivos son posibles. Así, por ejemplo, en este pequeño texto de
Historias naturales de Jules Renard basado exclusivamente en una reformulación metafórica:
(4) LA PULGA
Un grano de tabaco a resorte
5
"Signo lingüístico que la conmutación revela como resultante de la combinación de varios signos mínimos,
pero que se comporta con relación a los otros monemas [unidades significantes mínimas] de la cadena como
monema único. Esto implica 1º que tiene todas las compatibilidades de los monemas de una determinada clase, y 2º
que ninguna de sus partes constitutivas entra en relaciones particulares con un monema que no forma parte del
sintema. Así, en el sintema chemin de fer [«ferrocarril»], se pueden identificar tres efectos de sentido representados por
los significantes de chemin, de de y de fer, pero 1º chemi n de fer tiene exactamente las mismas compatibilidades que
monemas únicos como avion [«avión»] o voiture [«coche»] (il voyage en... [«viaja en...»]), y 2º todas las partes de
chemin de fer son solidarias, ninguna de ellas puede contraer relaciones particulares con cualquier otro monema
exterior; toda determinación añadida a una de estas partes destruiría el sintema: un chemin creux de fer [«un camino
profundo de hierro»] o un chemin de fer forgé [«un camino de hierro forjado»] no serían ya un chemin de fer." André
MARTINET : SINTAXIS GENERAL. Ed. Gredos. Madrid, 1987. Cap. 3. Las unidades significativas . § 3.5. El sintema, pp. 52,
53.
6
El esquema que presentamos (reproducción del que propone Adam) está tomado de CAVIGLIA, Serrana: Descripción.
En TIPOLOGÍA TEXTUAL. Soc. de Profesores de Español – Fac. de Humanidades y Ciencias de la Educación, Instituto de
Lingüística. Montevideo, 1997. p. 48.
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Para pasar de este repertorio de operaciones a una descripción particular, es posible apoyarse en
la organización lineal global de un PLAN DE TEXTO [...]. En la medida en que el prototipo de la
secuencia descriptiva no brinda ninguna indicación de orden, no comporta ninguna linealidad
intrínseca que le permita encontrarse (o no) en fase con la linealidad propia del lenguaje articulado,
los planes de texto y sus marcas específicas tienen una importancia decisiva para la legibilidad y la
interpretación de toda descripción. [...]
Por medio de la operación de anclaje −anclaje referencial− la secuencia descriptiva señala, por
medio de un nombre (soporte nominal al que llamo TEMA-TÍTULO, ya sea un nombre propio o
común):
a) de entrada a quién / qué se refiere (ANCLAJE propiamente dicho)
b) o al final de la secuencia a quién / qué acaba de referirse (AFECTACIÓN),
c) o bien, combinando ambos procedimientos, se retoma el tema-título inicial modificándolo
(REFORMULACIÓN). Esta última operación puede aplicarse igualmente a otras unidades
aparecidas en el curso de una descripción (reformular una propiedad o la designación de una
parte del objeto considerado).
TEORÍA GRAMATICAL IV
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En [el ejemplo] (3), el pasaje de «...el amigo público nº 1» a «Chaplin» está marcado por los dos
puntos; es esta una forma de modificar el tema-título señalando la reformulación por medio de la
puntuación. [...] 7
(12)
Una cara rosada, un poco fofa, la nariz redonda, y una frente inmensa. Algo de una virgen flamenca
que hubiera olvidado su cofia.
Una primera operación de aspectualización permite considerar una parte (la cara) del todo (F.
Nourissier). Una operación de tematización selecciona, por un lado, propiedades de esa cara:
rosada, fofa (marcada por una evaluación: un poco) y, por otro, partes de la cara con sus
propiedades respectivas: nariz << redonda y frente << inmensa. El retrato termina con una puesta
en relación comparativa: algo de una virgen flamenca a la que la subordinada relativa le agrega una
propiedad.
7
Ver otros ejemplos al final de la lectura.
TEORÍA GRAMATICAL IV
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François Nourissier
ASPECTUALIZACIÓN REFORMULACIÓN
cara
COMPARACIÓN
redonda inmensa
La puesta en relación puede ser, simplemente, metonímica. [...] Así, en el ejemplo (3), el bigote
de Chaplin es una parte del personaje [...] −elemento que puede destacarse por un procedimiento de
aspectualización−, mientras que el bombín [...] es un elemento puesto en relación (SITUACIÓN) con
el tema-título por medio de un procedimiento de contacto metonímico.
Capítulo 4
8
Ver MALCUORI, Marisa, Lectura Nº 12, § 2.2.
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Una serie de este tipo puede ser considerada como una secuencia argumentativa en la medida en
que el conector PERO proporciona instrucciones acerca de la interpretación de la proposición que lo
precede y de la que lo sigue. La proposición p [La marquesa tiene las manos suaves] debe ser leída
como un dato-argumento para una conclusión C [me gusta] no expresada. La proposición p
responde, en alguna medida, a una pregunta implícita del tipo: ¿Por qué te gusta la marquesa? La
proposición p enuncia el dato que justifica la conclusión C. Sin embargo, como lo subraya el
esquema argumentativo concebido por Toulmin (1958), para que esta justificación sea válida, se
debe responder a la pregunta implícita: ¿cómo se puede pasar del dato p a la conclusión C? ¿Qué es
lo que legitima este pasaje de la suavidad de las manos de la marquesa a la atracción que se siente
por ella? Una regla de inferencia, un principio general, evita que nos veamos obligados a introducir
nuevos datos y viene, en alguna medida, a establecer un puente entre dato y conclusión. En nuestro
ejemplo, en el enunciado (28) se actualiza un tópico, que sirve de fundamento a la inferencia y que
fundamenta el pasaje del dato a la conclusión:
(28) A los hombres les gustan las mujeres que tienen las manos suaves.
A los hombres les gustan las mujeres que tienen las manos suaves (28)
AHORA BIEN La marquesa tiene las manos suaves (29)
POR LO TANTO Me gusta la marquesa
El dato expresado en (29) conduce a la conclusión [Me gusta la marquesa] por medio de una
inferencia, es decir, por medio de la aplicación de una regla de inferencia que se apoya en la razón o
garante explicitada en la premisa mayor (28). Agreguemos, no obstante, que una Restricción
(refutación o excepción) es introducida para modalizar el pasaje del dato a la conclusión: las
inferencias pueden, por cierto, estar fundamentadas por un determinado número de justificaciones o
Soportes, pero también pueden no aplicarse en algunas circunstancias; siempre debe haber un lugar
previsto para una eventual no-aplicación de las reglas de inferencia, incluso para una refutación. En
otros términos, aun si las premisas conducen VEROSÍMIL o PROBABLEMENTE (adverbio modal de
Fuerza) a la conclusión, siempre es posible una restricción o contra-argumento (A MENOS QUE). En
resumen, el esquema básico de la argumentación es una puesta en relación de las premisas con una
conclusión. Esta puesta en relación puede estar implícita o explícitamente fundamentada (soporte)
o contrariada (refutación o excepción). Mientras que las premisas constituyen el elemento que
generalmente aparece explicitado, el soporte está a menudo implícito y los otros componentes se
sitúan entre estos dos polos de implicitación y de explicitación. El esquema del movimiento
argumentativo es, pues, el siguiente:
TEORÍA GRAMATICAL IV
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Proposición p REGLA
[La marquesa tiene DE INFERENCIA entonces, probablemente [Me gusta la marquesa]
las manos suaves] CONCLUSIÓN
PREMISA
dado que
SOPORTE
El hecho de tomar en cuenta, por una parte, el carácter probable de la aplicación de la regla de
inferencia que conduce a la conclusión y, por otra, la restricción es sumamente útil, ya que nos
permite constatar, por ejemplo en el enunciado (30), que la segunda proposición, introducida por el
conector PERO (aquí concesivo), viene a subrayar, justamente, la inversión de la conclusión
esperada. Se trata de un esquema concesivo clásico, en el que se contradice la regla de inferencia:
Conclusión q
El hecho de que se pueda remplazar el conector PERO por Y SIN EMBARGO [La marquesa tiene
las manos suaves Y SIN EMBARGO no me gusta] o combinar PERO con SIN EMBARGO [La marquesa
tiene las manos suaves PERO SIN EMBARGO no me gusta] confirma la naturaleza concesiva de la
operación argumentativa desencadenada por PERO. En este caso podríamos decir que la regla de
inferencia −que generalmente se aplica− no se aplica por razones que habría que fundamentar en
forma de una restricción: A MENOS QUE la marquesa sea demasiado tonta, pretenciosa, joven / vieja,
reaccionaria, inculta para mí . La representación de estas relaciones presentaría la forma canónica
de un cuadro argumentativo:
Una proposición descriptiva de este tipo puede ser una aserción de una secuencia argumentativa
si se apoya en otra proposición:
(4) Siempre que estén vigentes las disposiciones legales del código de la nacionalidad.
(5) A menos que sus padres sean extranjeros y que Harlem haya optado por la nacionalidad suiza a
los dieciocho años, o que no haya hecho sus estudios o no haya residido en Suiza el tiempo
suficiente, o que se haya naturalizado alemán.
Esta restricción [...] no se aplica de la misma manera en Francia (1') que en Suiza.(1). La
nacionalidad doble es posible en (1'), pero no lo es en (1). La restricción difiere según las
disposiciones legales de los códigos de nacionalidad. Pero, de todos modos, para poder aseverar (1),
hay que admitir (2), en razón de (3) y de (4) y con la condición de (5). Así, pues, la fundamentación
argumentativa de un enunciado es posible en el interior de un «mundo» o espacio semántico (que
puede ser considerado un campo argumentativo).
[...] Antes de pasar a [el prototipo de la secuencia argumentativa] y especialmente para insistir
una vez más en la heterogeneidad textual, me parece útil volver sobre [uno de los] ejemplos ya
examinados en [el capítulo dedicado a la narración]. El ejemplo (8), primer párrafo de un cuento de
Andersen del que ya analicé la estructura narrativa, puede ser reconsiderado argumentativamente a
la luz de los conectores:
(8)
[a] Había una vez un príncipe [b] que quería desposar una princesa, [c] PERO una princesa de verdad.
[d] Recorrió ENTONCES el mundo para encontrar una, [e] y, por cierto, las princesas no faltaban; [f]
PERO nunca tenía la seguridad de si eran princesas verdaderas; [g] siempre algo en ellas le parecía
sospechoso. [h] EN CONSECUENCIA , volvió muy afligido al no poder encontrar lo que deseaba.
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Las dos primeras proposiciones proporcionan los datos − [a] Había una vez un príncipe [b] que
quería desposar una princesa− y dan a entender que se podría inferir (conclusión C implícita) que
para el héroe de esta historia será fácil encontrar una esposa. En efecto, en el mundo de los cuentos,
no faltan los reinos y las princesas. La proposición descriptiva introducida por el primer conector
argumentativo −[c] PERO una princesa de verdad− aporta una indicación suplementaria a partir de
la cual se puede sacar una conclusión no-C: tal vez no sea tan fácil encontrar una. El esquema
argumentativo es, entonces, el siguiente:
El comienzo de la segunda frase (P2) alude a las inferencias de la primera. La proposición [e] −y
por cierto, las princesas no faltaban− es una alusión directa a la conclusión C, pero las
proposiciones [f] −PERO nunca tenía la seguridad de si eran princesas verdaderas− y [g] −siempre
algo en ellas le parecía sospechoso− retoman, con el conector PERO, el movimiento argumentativo
precedente. La proposición [h] −EN CONSECUENCIA, volvió muy afligido al no poder encontrar lo
que deseaba− se toma en el mismo sentido que la proposición [d]:
estructura secuencial narrativa. La «lógica» de este párrafo es, ciertamente, la que acabamos de
describir en los dos esquemas de la fundamentación argumentativa de las proposiciones, pero solo
toma su cabal sentido en la lógica de la narración propia de los cuentos: los actores parten en busca
de un objeto que debe ser valorizado, tratan de transformar una relación de disjunción en
conjunción para eliminar la falta que motiva la narración misma. La primera secuencia, marcada por
la partida y el regreso del héroe, no presenta resolución de la falta, y por esta razón podemos dar por
descontado que el relato está lejos de llegar a su fin. [...]
Un gran número de textos literarios, sobre todo de los siglos XVII y XVIII, se presentan como
razonamientos. Su objeto es demostrar o refutar una tesis. Para ello, parten de premisas, no siempre
explícitas por otra parte, consideradas incuestionables, y tratan de demostrar que estas premisas no
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
pueden ser admitidas sin admitir también tal o cual conclusión −siendo la conclusión la tesis que se
quiere demostrar, o bien, la negación de la tesis de sus adversarios. Y, para pasar de las premisas a las
conclusiones, utilizan diversas estrategias argumentativas, que piensan que ningún hombre sensato puede
negarse a realizar. (1980: 81)
GARANTE
SOPORT E
Este esquema básico no excluye las restricciones de las que hablamos más arriba. Además, debe
ser completado a la luz de un principio dialógico cuya importancia ya he subrayado: «Un discurso
argumentativo [...] siempre se ubica en relación con un contra-discurso efectivo o virtual. [...]
Defender una tesis o una conclusión siempre significa defenderla contra otras tesis o conclusiones»
(Moeschler 1985:47). Podemos ahora presentar la secuencia argumentativa prototípica de la
siguiente manera:
Secuencia argumentativa
a menos que
RESTRICCIÓN
P.arg 4
Capítulo 5
Una explicación no es nada en sí misma, es esencialmente relativa. Una de las dificultades que se
encuentran cuando se quiere aislar un objeto de estudio en el campo del discurso para insertarlo en una
tipología es que un tipo de discurso no tiene realidad semiótica fuera de su contexto y de sus relaciones
con otros discursos, de las situaciones que lo determinan y en las cuales produce sus efectos. Esto es
también cierto para el discurso explicativo. No se puede delimitar un discurso como se delimita un
terreno, no se lo desarma como si fuera una máquina. Es un signo de algo, para alguien, en un contexto
de signos y de experiencias. El discurso es, así, un proceso que, en su propio desarrollo, «hace señas», es
decir, proporciona marcas que indican cómo debe ser interpretado. (Borel 1981b: 23).
Esto significa que el interlocutor debe reconocerle las competencias cognitivas requeridas.
Además, [quien explica] debe ser neutro y desinteresado. Por cierto, una explicación puede ser
útil para un orador. Puede utilizarla para argumentar y, especialmente, para aumentar lo que
Bourdieu llama su «capital de autoridad». Pero cuando explica debe ser objetivo. (1981b: 9 -10)
(6)
EL LAVARROPA DEL LAGO DE GAUBE
(a) En lo alto de las montañas de los Pirineos, al pie del macizo de Vignemale, se encuentra el lago
de Gaube.. (b) Ni pensar en subir en auto, pues no hay más que un sendero que conduce hasta allí.
(c) Sin embargo, a orillas del lago hay una pequeña hostería: la de la Señora Seyrès. (d) Y en esta
hostería, un lavarropa Radiola. (e) ¿Por qué un Radiola? (f) Escuchemos a la señora Seyrès:
(g) «Incluso aquí hace falta un lavarropa. (h) Para nuestra propia ropa, para empezar. (i) Pero
además, aunque este mos aislados, en una hostería siempre hay muchos manteles y servilletas para
lavar.»
(j) «Eso sí, se necesita un lavarropa que funcione bien. (k) Porque es muy difícil para los obreros
llegar hasta aquí para hacer reparaciones.
(l) «Por lo tanto, hace falta una máquina resistente. (m) Nosotros siempre tuvimos una Radiola. (n) Y
nunca tuvimos problemas.>
(o) Radiola no solo tiene lavarropas que no dan problemas: los lavavajillas, las cocinas, los
refrigeradores y los congeladores también están fabricados para durar, como el lavarropa del lago de
Gaube.
Un proceso descriptivo domina los dos primeros párrafos y establece una primera representación
(esquematización S-i de J.-B. Grize, P.expl. 0 para mí). Por medio de sucesivas inclusiones de tipo
metonímico, pasamos de las montañas de los Pirineos al Vignemale, luego al lago de Gaube y a la
hostería de la señora Seyrès para llegar por último al lavarropa Radiola. Pero, en lugar de describir
este objeto (tema-título anunciado en el enunciado-título de la publicidad) como se hace
generalmente, se abre claramente una secuencia explicativa, cuya única función parece ser afirmar
una propiedad: la solidez (por medio de diversas reformulaciones: «que funcione bien»,
«resistente», «nunca tuvimos problemas», «no dan problemas»). Se puede decir que, en este texto,
la descripción es dominada por el movimiento explicativo que se refiere al enunciado de la
propiedad principal de lo que podría constituir un tema-título. La secuencia explicativa propiamente
dicha (P.expl. 1) comienza con el planteo de la pregunta (objeto problemático O-q): «¿Por qué un
Radiola?» Todo el discurso directo tiene la función de aportar la respuesta a esta pregunta (P.expl.
2) mientras que el último párrafo presenta una conclusión (P.expl. 3) que amplía el alcance de esta
respuesta.
El conjunto de la respuesta (P.expl. 2) presentada en discurso directo (introducido por la
proposición f) aparece, en efecto, como una secuencia completa, encastrada en el movimiento
explicativo que acabo de describir.
Secuencia insertada:
P.expl. 0: (g), (h), (i)
P.expl. 1: ¿Por qué un Radiola? (j)
P.expl. 2: Porque (k)
P.expl. 3: Por lo tanto conclusión (l), (m), (n)
Capítulo 6
2. De la conversación al diálogo
Diálogo y conversación se usan generalmente como sinónimos, y se habla del análisis
conversacional en general. Pero me parece preferible decir que el diálogo y la conversación
representan dos puntos de vista acerca de los intercambios verbales. La conversación gana terreno
en cuanto aspecto psico-socio-discursivo, o como género de discurso en el mismo nivel que el
debate, la entrevista, la conversación telefónica, etc. El diálogo no es otra cosa que una unidad de
composición textual (oral o escrita).
[...] Las [diferentes] categorías propuestas [...] muestran claramente que los diálogos obedecen a
ciertas regularidades. No obstante, en razón de la heterogeneidad de los criterios utilizados, tales
regularidades resultan demasiado imprecisas [...].
Es absolutamente necesario tratar de retomar el problema desde una perspectiva totalmente
diferente y preguntarse si no se puede imaginar un nudo prototípico común a todas las formas de
diálogos.
Para pasar de la secuencia −unidad constitutiva del texto dialógico definido como la mayor
unidad dialógica− a la unidad que la constituye, es necesario, primeramente, definir el intercambio
como la menor unidad dialógica. Diremos que los pares elementales:
A1 – ¡Buen día!
A2 – ¡Buen día!
o bien:
Ax – ¡Adiós!
Bx – ¡Adiós!
son intercambios que constituyen respectivamente una secuencia fática de apertura y una secuencia
fática de cierre elementales. El hecho de que sea imperativo responder al saludo A1 con un saludo
B1 les da a estos pares −llamados «pares adyacentes» − una unidad determinada por el vínculo entre
una intervención iniciativa (A1 y Ax) y una intervención reactiva (B1 y Bx). Se constituye así, de
manera mínima, la unidad dialógica de base llamada Intercambio. Un intercambio es una serie de
intervenciones (anotadas con una letra que identifica a cada locutor y un número de orden que
relaciona entre ellas cada intervención de cada locutor). La estructura de una secuencia -intercambio
puede ser binaria, como acabamos de ver, pero también puede ser ternaria:
Se tiene así una tríada: intervención iniciativa (A1) + intervención reactiva (B1) + intervención
«evaluativa» (A2). Las variantes de esta tercera intervención van desde la simple repeticiónde los
morfemas, más o menos cargados de valores emotivos o apreciativos. Como destaca C. Kerbrat-
Oreccioni: «El término "evaluación" no debe ser tomado aquí en su significación habitual: designa
simplemente el tercer tiempo del intercambio, con el que [A] cierra el intercambio que él mismo ha
abierto, señalándole a [B]que ha registrado su intervención reactiva y que la juzga satisfactoria»
(1990: 236). En la mayoría de los casos, si la tercera intervención es negativa, la completud
interactiva puede ser cuestionada, y un intercambio suplementario (por lo menos) se hace entonces
indispensable.
No distinguiré aquí entre intercambios binarios (llamados «confirmativos») e intercambios
ternarios («reparadores»). Como sugiere C. Kerbrat-Oreccioni, la mayoría de las secuencias
ternarias pueden ser consideradas, de hecho, como compuestas por dos intercambios (Pregunta-
Respuesta «a», y luego Servicio-Agradecimiento «b»):
Texto 1:
A1 – ¿Tiene hora? ---------------- [a]
B1 – Son las seis. ----------------- [a'-b] -------
A2 – Gracias. ----------------------------------------- [b']
Se observa que mientras que las intervenciones A1 y A2 son simples, B1 es una intervención
doble que cierra el primer par (intercambio a) y abre, al mismo tiempo, un segundo par (intercambio
b). Esto puede complicarse aún más cuando las intervenciones están claramente constituidas por dos
unidades distintas:
Texto 2:
A1 – Disculpe. ¿Tiene hora?
B1 – Sí, claro. Son las seis.
A2 – Gracias.
TEORÍA GRAMATICAL IV
Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Este texto comporta, en realidad, tres intercambios (a, b y c) que corresponden a cada una de las
secuencias consideradas antes: Secuencias fática de apertura-preparación (a) que no se cierra por
una intervención verbalizada (un movimiento de cabeza y una mirada son suficientes, en efecto,
para responder fáticamente). Le siguen una secuencia transaccional compleja y la secuencia fática
de cierre (d). Como lo señala C. Kerbrat-Oreccioni, la pregunta «¿Tiene hora?» que abre el
intercambio transaccional es, al mismo tiempo, una pregunta (b) y un pedido (c). Esta intervención
iniciativa doble explica el desdoblamiento de la respuesta de B: respuesta a la pregunta (b') y
respuesta al pedido (c'). Esto da lugar a un esquema imbricado, relacionado con la bifuncionalidad
tanto de la pregunta planteada como de la respuesta al pedido (servicio):
A1 – Disculpe.------------- [a]
A1 – ¿Tiene hora? ------------- [b-c]
B1 – Sí, claro. ------------------- [b']
B1 – Son las seis. -------------------------------- [c'-d]
A2 – Gracias. --------------------------------------------- [d']
Se ve así la utilidad de la distinción entre una unidad llamada secuencia −constitutiva del texto
dialógico y constituida por intercambios− y la unidad llamada intercambio. En este pequeño texto,
la secuencia transaccional comporta tres intercambios imbricados. Queda por definir qué unidades
constituyen el intercambio. Evidentemente, la intervención o turno de habla no es una unidad
jerárquica. Es solamente la mayor unidad monológica. Pero lo que importa es la menor unidad
monológica: las series [a], [b], [a'], [b'], [c], [c'], [d] y [d'] aquí consideradas. Estas unidades se
parecen mucho a las proposiciones de las que he hablado al final del capítulo 1 9 y que, agrupadas,
constituían las macro-proposiciones en los análisis realizados en los capítulos precedentes. La
naturaleza específica del diálogo −conducta verbal y mimo-gestual al mismo tiempo, de la que aun
los diálogos literarios intentan dar cuenta− nos obliga a dar a esta menor unidad constitutiva de la
secuencia dialógica un valor particular.
[...]
Texto 3:
A1 – Disculpe. ¿Tiene hora?
B1 – ¿Usted no tiene reloj?
A2 – No.
B2 – Son las seis.
A3 – Gracias.
Este texto se parece al precedente, pero, por una parte la pregunta (b) es interpretada únicamente
como pedido y no es respondida por el desdoblamiento que observábamos antes, y, por otra parte, la
réplica B1 viene a complicar seriamente el encadenamiento dándole al conjunto de la interacción un
tono conflictual:
A1 – Disculpe.------------- [a]
A1 – ¿Tiene hora? ---------------------------- [b]
B1 – ¿Usted no tiene reloj? -------- [a' c] ------
A2 – No. ----------------------------------------------- [c']
B2 – Son las seis. ----------------------------- [b'-d] -------
A3 – Gracias. --------------------------------------------------- [d']
9
Ver Lectura Nº 12 (Malcuori).
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Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
Se podría dudar respecto de considerar B1 como una aceptación del intercambio, pero yo
propongo la descripción jerárquica siguiente de este texto conversacional elemental:
Texto 3
a Ø d' Ø
[A1] [B1] [A3]
Q-c R-c'
[B1] [A2]
Esta descripción un poco más afinada que las precedentes permite subrayar varios fenómenos
mencionados antes:
• Se observa en primer término la ausencia de intercambios fáticos rituales del tipo «Buenos días«
(A0 y B0) y «Adiós» (A4 y B3). Esta ausencia es remplazada por una intervención que podría
llamarse fática de toma de contacto [A1-a] que, bajo la forma de una excusa, intenta claramente
abrir la interacción buscando, al mismo tiempo atenuar el efecto de intromisión de A en el
«territorio» de B. La intervención [B1] es, por otra parte, una reacción cuya innegable violencia
responde a la «violencia» inevitable de la intromisión. El cierre es ciertamente elíptico también.
Podríamos imaginar que B cerrara a su vez el intercambio, compensando la irritación inicial por
medio de un «No tiene por qué». Esta ausencia de cierre fático recíproco confirma el desequilibrio
inicial. En otros términos, se aprecia que una falta en la estructura puede ser reveladora de una
relación forzada: tal vez todo no sea, pues, tan anárquico como se pretende en la conversación
corriente.
• Las transiciones entre secuencias fáticas y secuencias transaccionales quedan aseguradas de
manera desigual. No se puede decir realmente que B1 sea una cláusula [a'] y [c] al mismo tiempo.
Por el contrario, B2 es a la vez respuesta [R-b'] de la secuencia transaccional insertante y servicio
ofrecido [d] que requiere un agradecimiento [d']. De ahí que A3 sea al mismo tiempo
agradecimiento [d'] y cierre de la interacción.
• La ausencia de respuesta a la pregunta [A1-b] que abre el primer intercambio transaccional lleva
naturalmente a la inserción de un segundo intercambio. Se puede hablar aquí de inserción en la
medida en que la respuesta [R-c'] condiciona [R-b']. Agreguemos que esta ausencia de respuesta de
B a la pregunta planteada por A es un signo de desacuerdo y una fuente de conflicto. La dilación de
una respuesta es siempre un riesgo interactivo.
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Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil
EJEMPLOS
(1)
∗ una segunda propiedad: repartidos por todo el país, buenos para todo público.
(2)
La Teresa
Se trata de una enumeración que lista una serie de predicados referidos al tema-título: La
Teresa.
A diferencia del texto anterior su plan de texto es formal, no semántico.
El verbo tener en tanto que forma y no en tanto que contenido es el nucleador del texto.
Evidentemente, hay un intento deliberado de mostrar que el uso exclusivo de la forma
verbal tenía no garantiza la producción de una lista semánticamente homogénea.
En efecto, el significado del verbo tener es lo suficientemente vacío como para que adopte
diversas significaciones de acuerdo a la construcción en la que aparezca:
tenía hijos
tenía caries
tenía envase
tenía para el boleto
tenía que hacer las camas
tenía miedo
tenía la pieza limpia
tenía que ser Marcelo
El texto está segmentado en estrofas, este ordenamiento formal es reforzado por una
reiteración in crescendo de tenía al final de cada una de ellas.
(3)
Eso
Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía
mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida
Idea Vilariño
en fin
mi pobre vida
(4)
La gloria de don Ramiro
[...]
La estancia era un vasto recinto que ocupaba todo el plano de la torre. Las vigas no
habían perdido el oro de la añosa pintura, y la faja de escudos nobiliarios, que corría
en lo alto de las cuatro paredes, lucía intacto su tinte de gules y sinople. En el rincón
más obscuro dormía un antiguo telar descompuesto. No se había pensado nunca en
repararlo, y se le dejaba apolillar y cubrirse de telaraña, conservando todavía entre sus
maderos, los hilos de una estameña comenzada, quizá, en el reinado anterior.
En el grueso de las paredes, cada ventana formaba un hueco profundo, con sendos
poyos de piedra. Ramiro se sentaba como de costumbre sobre uno de ellos, y pasaba las
horas largas mirando hacia afuera, con el codo apoyado en el alféizar.
Una de las ventanas, la que abría hacia el nordeste, dominaba casi todo el caserío.
Desde aquella altura, Ávila de los Santos, inclinada hacia el Adaja y ceñida
estrechamente por su torreada y bermeja muralla, más que una ciudad, semejaba un
gran castillo roquero El niño oteaba los corrales y los patios, el interior de dos
conventos, el carapacho de las iglesias. A corta distancia, en el sitio más eminente, 1a
catedral levantaba su torreón de fortaleza, almenado y pardusco.
Desde la otra ventana se disfrutaba de una vista grandiosa: el Valle-Amblés, toda la
nava, toda la dehesa, el río, las montañas. Fuera de los sotos ribereños, la vegetación
era escasa. Raras encinas, negras a distancia, moteaban apenas los pedregosos
collados. Paisaje de una coloración austera, sequiza, mineral, donde el sol reverberaba
extensamente. Paisaje huraño y apacible como el alma de un monje.
[...]
(Primera parte, Cap. 1)
Enrique Larreta
(5)
El cochero del primer ministro
(a) Yen Tzu era el primer ministro de Ch'i. (b) Un día en que tenía que
salir, 1a esposa de su cochero observaba a su marido desde la puerta. (c) El cochero
estaba protegido por un toldillo, según correspondía a su rango. (d) Descargó el látigo
sobre los cuatro caballos, de buen humor y con talante satisfecho. (e) Pero cuando
volvió a su casa, su mujer le dijo que quería abandonarlo. (f) El cochero le preguntó el
motivo.
(g) −Yen Tzu apenas supera el metro y medio de estatura− replicó la
mujer−, (h) pero es primer ministro y (i) goza de renombre entre los señores del reino.
Me he dado cuenta de que (j) siempre que va de viaje adopta un aire reflexivo y (k)
pone cara de humildad. (l) Tú mides más de un metro con ochenta centímetros, (ll) pero
sirves a los demás como cochero y (m) pareces estar muy contento. (n) Por eso quiero
dejarte.
(ñ) A partir de entonces, el cochero se sintió deprimido. (o) A Yen Tzu le
chocó aquel cambio y (p) preguntó el motivo. (q) El cochero se lo dijo y (r) Yen Tzu le
ascendió de categoría.
Se trata de una secuencia narrativa que contiene insertada una secuencia explicativa, cuya
macro-proposición que oficia de respuesta o propiamente de explicación tiene forma de
estructura argumentativa y se encuentra por lo tanto insertada en la explicación.
Desarrollaremos esta hipótesis.
En el primer párrafo, las proposiciones (a), (b), (c) y (d) constituyen la orientación de la
secuencia narrativa y en conjunto funcionan argumentativamente induciendo una conclusión
positiva implícita: todo está en orden, las cosas y los hombres están en su lugar. La
proposición (e) presenta la complicación propia de la narración. El conector argumentativo
pero ejecuta la inversión de la dirección argumental (f): El cochero le preguntó el motivo
contiene la primera reacción y es, a su vez, la apertura de una secuencia explicativa insertada:
El cochero pide a su mujer que le explique la razón de su decisión de abandonarlo.
El parlamento de la mujer (g-n) constituye la respuesta a la demanda de explicación
contenida en (f). Por lo tanto, (f) y la macro-proposición (g-n) forman una estructura
explicativa. La última proposición (n): Por eso, quiero dejarte condensa, gracias a la anáfora
de por eso, el conjunto de las razones expuestas por la mujer.
La macro -proposición respuesta (g-n) tiene un carácter argumentativo y se puede
descomponer en dos secuencias mínimas: (g-k) y (l-m), cada una de las cuales induce una
conclusión implícita propia.
La proposición (g): −Yen Tzu apenas supera el metro y medio de estatura tiende a inducir
una conclusión negativa implícita no C, sobre la base de la opinión general de que los hombres
bajos son poco respetables. El conector pero de (h) −y su coordinada− introduce una
restricción conducente a una conclusión positiva C, opuesta a la primera: si es así, entonces es
una persona respetable e importante. Las proposiciones (j) y (k) refuerzan esta inferencia. Se
cierra así la primera secuencia argumentativa.
La segunda comienza con la proposición (l): tú mides más de un metro con ochenta
centímetros que conduce hacia una conclusión positiva C, apoyada sobre el principio común,
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simétrico del anterior, de que los hombres altos son respetables e importantes. En paralelo con
el movimiento restrictivo de la secuencia anterior, las dos proposiciones siguientes (ll-m)
reorientan la inferencia hacia una conclusión negativa implícita no-C: eres despreciable y digno
de ser abandonado.
Como antes dijimos, (n): Por eso, quiero dejarte cierra la estructura explicativa cuya
respuesta tiene la forma de dos secuencias argumentativas.
El último párrafo del cuento (ñ -q) presenta más reacciones de los personajes. La
proposición final (r) constituye la resolución de la narración.
Sylvia COSTA, Ana RONA: Argumentación. En Tipología textual, p. 71
(6)
ODÍN
Se refiere que a la corte de Ola f Tryggvason, que se había convertido a la nueva fe, llegó una
noche un hombre viejo, envuelto en una capa oscura y con el ala del sombrero sobre los ojos. El
rey le preguntó si sabía hacer algo; el forastero contestó que sabía tocar el harpa y contar cuentos.
Tocó en el harpa aires antiguos, habló de Gudrun y de Gunnar y, finalmente, refirió el nacimiento
de Odín. Dijo que tres parcas vinieron, que las dos primeras le prometieron grandes felicidades y
que la tercera dijo, colérica: "El niño no vivirá más que la vela que está ardiendo a su lado."
Entonces los padres apagaron la vela para que Odín no muriera. Olaf Tryggvason descreyó de la
historia; el forastero repitió que era cierto, sacó la vela y la encendió. Mientras la miraban arder,
el hombre dijo que era tarde y que tenía que irse. Cuando la vela se hubo consumido, lo buscaron.
A unos pasos de la casa del rey, Odín había muerto
J. L. Borges y Delia Ingenieros
Esta secuencia, breve en extensión, ilustra y sintetiza muy bien lo que se puede lograr
cuando los recursos narrativos son hábilmente explotados.
Para ser más exactos deberíamos hablar en plural pues, como veremos en el análisis, no
hay una secuencia narrativa sino dos, es decir, el cuento se compone de una secuencia
narrativa que contiene; insertada, otra secuencia del mismo tipo.
Presentaremos en primer lugar la segmentación de la secuencia narrativa englobante:
La situación inicial de esta secuencia presenta a los personajes y los describe; de manera
que esta macro-proposición contiene secuencias descriptivas insertadas. La descripción de Olaf
Tryggvason aparece en una relativa explicativa "que se había convertido a la nueva fe" y
la de Odín corresponde
a la descripción mitológica de uno de los dioses nórdicos "envuelto en una capa oscura
y con el ala del sombrero sobre los ojos".
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Luego sigue una descripción de hechos o acciones y, finalmente, completando esta primera
macro-proposición aparece, incrustada, otra secuencia narrativa: la que refiere al nacimiento
de Odín.
Pn2 - complicación:
Olaf Tryggvason descreyó de la historia;
Pn3 - reacción:
el forastero repitió que era cierto, sacó la vela y la. encendió. Mientras la miraban
arder, el hombre dijo que era tarde y que tenla, que irse.
Pn4 - resolución:
Cuando la vela se hubo consumido, lo buscaron. A unos pasos de la casa del rey,
Odín había muerto.
Las Pn2, Pn3 y Pn4 se componen también de secuencias descriptivas insertadas. De las
dos últimas macro-proposiciones podríamos extraer que Odín viene a escenificar, delante de
Olaf, su propia muerte provocada por la falta de fe, por el descreimiento del rey, "que se
había convertido a la nueva fe".
Pn5 - situación final:
Los hombres dejaron extinguir la fe y se quedaron sin ningún dios, se quedaron
solos.
Ω - moraleja:
PnΩ
Lo único que garantiza la existencia de los dioses es la fe. O para que los dioses
existan, hay que creer en ellos.
De manera que el cuento ilustra el nacimiento y el ocaso de la fe. La vela que aparece en
esta narración simboliza esa fe: en un caso la conservan y en el otro la dejan consumir. Esas
dos instancias antitéticas corresponden a las dos secuencias narrativas que anunciamos al
principio; la secuencia narrativa englobante ilustra el hecho que describe a Olaf "que se había
convertido a la nueva fe", es decir, representa el ocaso de la fe y por ende la muerte de
Odín; en cambio, la secuencia narrativa insertada relata el nacimiento del dios y la actitud de
quienes creían en él. Esta segunda secuencia narrativa se halla incrustada en la Pn1 de la
secuencia narrativa englobante. He aquí su análisis:
Pn1' - situación inicial:
refirió el nacimiento de Odín. Dijo que tres parcas vinieron, que las dos primeras le
prometieron grandes felicidades
Pn2' - complicación narrada en estilo directo, el destino fatal que anuncia la parca:
y que la tercera dijo, colérica: "El niño no vivirá más que la vela que está ardiendo a
su lado."
Pn3' y Pn4' - reacción y resolución amalgamadas en una sola proposición:
Entonces los padres apagaron la vela para que Odín no muriera.
La moraleja de esta secuencia incrustada es la misma PnΩ Ω de la secuencia englobante.
Queremos hacer notar que la vela que se nombra en cuatro momentos a lo largo del relato
es siempre la misma. Aparece por primera vez en la SECUENCIA INSERTADA simbolizando la
fe: "El niño no vivirá más que la vela que está ardiendo a su lado"; a continuación hay
otra ocurrencia dentro de esa misma secuencia: "Entonces los padres apagaron la vela
para que Odín no muriera". Luego reaparece en la SECUENCIA ENGLOBANTE, dentro de la
reacción : "el forastero repitió que era cierto, sacó la vela y la encendió." y en la
resolución: "Cuando la vela se hubo consumido, lo buscaron." El hecho de que el
sintagma nominal la vela contenga el artículo definido la revela la correferencia de esta vela
con la de la secuencia que refiere el nacimiento de Odín. Este elemento es el único nexo que
liga una secuencia con otra. De esta manera el narrador pone de manifiesto la relevancia de la
secuencia insertada para la interpretación de la secuencia continente.
Roxana DELBENE, Mariela GRASSI : Análisis de secuencias. En Tipología textual, pp. 78-79