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RECUPERACIÓN DE LA PRÁCTICA DOCENTE

Actividad integradora: El marco de


referencia del rol investigador del docente.
Edmundo J. Ortiz García
Cta: 214806687
Maestría en Docencia para la Educación Media Superior

Introducción

A partir de las lecturas revisadas y con base en la práctica cotidiana de los


docentes, el esclarecimiento de las actividades que los profesores realizan va más
allá de la cotidiana impartición de clases y la realización de actividades
administrativas. Es fundamental, entender el verdadero quehacer docente para
poder ejercer una influencia crucial en la calidad de los aprendizajes con base en
una fundamentación tanto filosófica, bio-psicológica y sociológica.

Dicha fundamentación es importante pues determina de forma directa nuestra


visión educativa y la construcción de un paradigma donde la alineación de la teoría
esté en concordancia con los métodos, las estrategias, las técnicas, las
actividades y los materiales a utilizar.

Entender los conceptos de práctica docente y práctica educativa juega un rol de


importancia pues nos permite delimitar ambas prácticas en el diario acontecer
educativo y así proceder correctamente con las funciones que determinan las
características de una adecuada acción educativa.

De la Práctica Educativa a la Práctica docente

Actualmente, el docente vive una era de cambios generados por el gran desarrollo
tecnológico que se ha dado a partir del uso personalizado de las computadoras, el
internet, la televisión satelital y el avance general de las telecomunicaciones. Estos

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avances han traído consigo un cambio en la concepción educativa que va más allá
de los planes de estudio y el diseño de aprendizajes..

La Práctica Educativa se conforma actualmente en un paradigma nuevo, donde la


sociedad requiere de un cambio en el modelo curricular y en el que se solicita por
parte de la sociedad de un desarrollo de competencias que permitan a los
hombres y mujeres de este nuevo siglo el poder moverse en un sinfín de
actividades de diversa índole con el propósito de ajustarse a las necesidades que
actualmente están cambiando de manera rápida y no dan lugar a individuos
estáticos.

Esta nueva concepción paradigmática de la educación deja de centrar su


quehacer en el maestro y enfoca sus objetivos en el quehacer de los alumnos
como promotores de cambio y constructores de productos evidenciables donde se
aprende a aprender, se aprende a hacer, se aprende a ser y se aprende a convivir.

Por otra parte, la Práctica Docente, sujeta a este nuevo modelo educativo, debe
generar nuevas formas de presentar las temáticas a los estudiantes conformando
para ello, prácticas educativas basadas en la naturaleza moral y en los factores
éticos que den cuerpo a los saberes de tal manera que generen en los educandos
un interés real y un gusto por el conocimiento.

Es así, que la función primordial de esta práctica dé como resultado saberes útiles
que conformen un cuerpo de competencias para la vida y den la pauta para seguir
aprendiendo de forma autodidacta aplicando la información de manera analítica y
sintética para evaluar y crear formas nuevas de resolver problemáticas sociales y
den paso a un verdadero gusto por la vida, no como “esclavos” de nuestra propia
ignorancia, sino como conductores de nuestro propio destino.

A su vez, debemos recordar que tanto la práctica educativa, como práctica


docente, están predeterminadas por unos objetivos y metas planteados que de
acuerdo a ciertas exigencias económicas, políticas, sociales y culturales enmarcan
los programas y los contenidos que darán sentido al quehacer de los docentes y

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guiarán a los mismos en el tipo de acciones que deberán ejecutarse al interior de
los espacios educativos. Sin embargo, no existe una práctica pura que determine
exactamente las funciones de un Curriculum, que diríamos es de carácter oficial,
ya que tanto los jóvenes como los docentes construyen espacios de opinión y
generación de puntos de vista que a partir de determinados contenidos, pueden y
de hecho generan aprendizajes no esperados que se manifiestan como opciones
de conocimiento cargados de ideología. El Curriculum oculto juega un papel
importante en la generación de dichos conocimientos y determina el tipo de
actividades que se desarrollan en clase.

El Curriculum oficial y el Curriculum oculto

De manera general puede entenderse el Curriculum como un conjunto de


oportunidades sistemáticamente planeadas que engloban una serie de contenidos
para desarrollar en cierto grupo de individuos, los conocimientos, las habilidades,
las actitudes y la promoción de valores necesarios para resolver problemáticas
detectadas en una comunidad.

De tal manera que estos individuos puedan insertarse en el campo laboral, el


mercado de trabajo o continuar su desarrollo en los estudios a nivel superior. Sin
embargo, este concepto de Curriculum esta dimensionado en dos categorías. La
primera con un enfoque explícito y oficial y la segunda, con un carácter oculto e
intenciones distintas a lo previamente establecido y acordado.

Un modelo socio-económico como en el que vivimos, requiere de una


organización de contenidos educativos con relevancia en la formación para el
desempeño de actividades sociales que aseguren la continuidad hegemónica de
los factores económicos y de producción vigentes, y que a su vez enfaticen la “paz
social”.

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Es así, que se requiere de un Curriculum oficial, que presente contenidos
educativos regidos por normas legales que faciliten la transmisión cultural
requerida para reproducir los modelos socio-económicos que se practican en la
sociedad. El Curriculum oficial promueve la interpretación incuestionable de los
hechos y fenómenos sociales al crear una atmosfera que no permite la reflexión
entre los estudiantes al interior de las escuelas. Un caso interesante tiene que ver
con aquellas asignaturas que han desaparecido o han visto reducida su carga
horaria, debido a que estimulan la reflexión y el pensamiento crítico.

A su vez, el Curriculum oculto implica una construcción del conocimiento en los


estudiantes a partir de ciertas estrategias metodológicas que fomentan la
participación crítica al analizar diversas esferas de interacción social como la
ideología, las clases sociales o los fenómenos sociales como la discriminación.
Este Curriculum oculto contempla todas aquellas actividades desarrolladas al
interior de los ambientes de aprendizaje en los que tanto el docente como los
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estudiantes estimulan el trabajo intelectual de ciertos conocimientos, habilidades y
actitudes a la par de la promoción de valores que directa o indirectamente crean
espacios para la participación democrática y las acciones reflexivas que van más
allá de los contenidos o asignaturas del plan de estudios. Los alumnos se
convierten en entes activos que aprenden a defender sus posturas y que producen
intencionadamente contenidos no previstos en la construcción de la planeación
curricular oficial.

La utilización de un Curriculum con carácter de oficial al interior de las instituciones


educativas promueve la asimilación de los conocimientos necesarios que
fomentan el desarrollo de ciertas habilidades y actitudes y a su vez, el desarrollo
de las competencias que ayuden a integrar a los individuos en las esferas tanto
productivas como educativas.

Sin embargo, sigue siendo un plan cerrado con ciertas intenciones en las que no
se contempla con plenitud la opinión participativa de los jóvenes que van a
formarse a la escuela, lo que implica no solo recibir y memorizar cierta
información, sino que a la vez requiere la construcción fenomenológica de los
saberes que permitan evolucionar a los jóvenes de un estado y condición social a
otro más profundo y elevado.

Esta es la función del Curriculum oculto, que bajo la supervisión de un profesional


de la educación se fomente la reflexión y la crítica de los saberes al interior de los
espacios educativos a fin no solo de instruir para el trabajo, sino de formar para lo
laboral que en definitiva conlleva una responsabilidad social más compleja y
participativa.

Análisis de la práctica del profesor

Las actividades que enmarcan las funciones del docente a partir de un modelo
curricular vigente, una práctica educativa y una práctica docente definida por su
propio paradigma, resultan en un estilo determinado de abordar los aprendizajes y
desarrollar competencias en los estudiantes.

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Tal es la reflexión de dichos elementos que para efectos del análisis en cuanto al
rol del maestro dentro y fuera del aula, es importante tomar una postura basada en
elementos teóricos bien fundamentados o sencillamente formulados a través de
la continua formación empírica donde se toma lo que ha funcionado y se deja de
lado lo que no ha sido adecuado.

Esta práctica docente requiere de una investigación constante que permita a los
implicados el encontrar las causas y efectos de una adecuada función dentro del
proceso de Enseñanza-Construcción del Aprendizaje-Evaluación, a fin de lograr
resultados óptimos en los aprendizajes de los alumnos.

Las respuestas generadas son la consecuencia de ese afán por buscar una
explicación acerca del cómo este proceso puede ayudar de manera óptima a
construir un real aprendizaje significativo en los estudiantes. Bajo una perspectiva
personal, el docente cumple con una serie de funciones que van desde lo
estrictamente académico como realizar una planeación anual, revisar bibliografía,
preparar las clases diarias, revisar actividades y proyectos, así como evaluar tanto
de manera formativa como sumativa todas las actividades generadas en los
ambientes de aprendizaje correspondientes.

Así como la realización de actividades de tipo administrativo como son el llenado


de formularios de calificaciones, elaboración de periódicos murales y ceremonias,
pase de lista, entre otras.

En la actualidad, el maestro debiera cumplir funciones, no tanto como de autoridad


unidireccional de la clase; sino como el de facilitador de los aprendizajes de los
alumnos, debería adaptar la funciones tanto educativas como administrativas en
beneficio de los estudiantes al flexibilizar dichas actividades como proyectos
orientados a desarrollar competencias de forma colaborativa y permitiendo a los
educandos el enfoque y la discusión de las actividades y saberes.

Estas funciones están directamente encaminadas a la formación integral de los


estudiantes que asisten a la escuela. Dicha formación contempla la elaboración de

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planes de estudio acorde a las necesidades regionales y de ubicación de los
estudiantes y las legislaciones que competen al bienestar y desarrollo de dichos
jóvenes en cuanto a las necesidades sociopolíticas, históricas y gubernamentales
existentes. Por otra parte, la práctica docente contempla una función directa en
cuanto a la contextualización de los saberes que los estudiantes revisarán a fin de
crear ambientes de aprendizaje diversos bajo la guía del docente que aplica el
proceso de Enseñanza-Construcción del Aprendizaje-Evaluación en la elaboración
de productos, a la vez que se desarrollan las competencias esperadas en los
niños y jóvenes.

Los elementos que constituyen la práctica docente conforman las aproximaciones


teóricas, metodología, estrategias, técnicas, ambientes de aprendizaje y
materiales que alineados constructivamente ayuden a los estudiantes a asimilar y
activar los conocimientos adquiridos con el propósito de generar cambios en las
creencias, valores, actitudes, conocimientos y habilidades en los alumnos.

La investigación de la práctica docente es un hecho fundamental que desde una


perspectiva científica, crea las bases de un aprendizaje real y efectivo por parte de
los estudiantes. Tomemos como ejemplo, las investigaciones realizadas por varios
neurocientíficos que han aportado una gran cantidad de datos acerca de la forma
como los humanos aprenden y la trascendencia de dichos descubrimientos para la
optimización de los procesos de Enseñanza-Construcción del Conocimiento-
Evaluación. Estos estudios en neurociencias aplicados a la educación son
actualmente la base de un nuevo paradigma que está generando formas distintas
de percibir el fenómeno educativo.

Conclusión

Con base en lo descrito en los párrafos anteriores se concluye, que aun partiendo
de una concepción educativa que tiene un fin social, es necesario resaltar la
importancia de la planificación curricular desde una perspectiva humanista sin
descuidar los factores en el desarrollo de competencias técnico-científicas que le
den un significado integrador a la educación y le permita a los individuos
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solucionar problemas no sólo en el ámbito laboral o educativo, sino también en el
consenso de las relaciones personales y dentro del sujeto mismo.

A su vez, tomar en cuenta que en una sociedad como en la que vivimos,


ciertamente globalizada y en donde la información, las imágenes, las ideas, puntos
de vista y demás factores se han vuelto de fácil acceso gracias a las tecnologías
de informática y la información, el desarrollar la mayor cantidad de competencias
que nos permitan desenvolvernos en un mundo de rápidos cambios se presume
de suma importancia, pues tanto las actividades laborales que hoy son, mañana
quizás ya no existan y sean sustituidas por otras completamente nuevas y sean de
un carácter completamente nuevo.

El nuevo modelo educativo deberá basar su existencia en la educación de jóvenes


dispuestos a encarar cambios concernientes a las actividades laborales, las
nuevas carreras y a las nuevas formas de resolver problemas. Se trata de
realmente aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a
convivir.

Referencias

 Oliva, P. F. (1992) “Developing the curriculum”, (3ra. Edition), Ed. Harper


Collins, New York.
 Avilés, Edgardo. (2004) “Fundamentos del currículo”, Universidad
Católica de Puerto Rico.
 Zilberstein, Portela, Mcpherson (1999), “Didáctica integradora de las
ciencias vs Didáctica tradicional. Experiencia cubana”, Instituto
Pedagógico Latinoamericano, Cátedra UNESCO en las ciencias de la
educación, Cuba.

 Marzano, Robert, “La nueva Taxonomía de Marzano”.


 “Pauta de análisis de metas formativas” y “Pauta de análisis de
contenidos educativos” disponibles en la sección recursos udgvirtual.

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 Aldama, G., (2007). ”Práctica docente para renovar el aprendizaje”,
Esfinge, México,.

 Díaz, F., (1999) “Estrategias docentes para el aprendizaje


significativo”, McGraw-Hill, México,.

 Chan, M., Ortiz, M., Pérez, M., Viesca, A., Tiburcio, A. (1997). Cuaderno
2, Apoyos conceptuales y metodológicos para el diseño de cursos
orientados al aprendizaje autogestivo, México: Universidad de
Guadalajara.

 Pauta para el análisis de didáctica. Banco de recursos de udgvrirual.

 Pauta para análisis de evaluación. Banco de recursos de udgvrirual.

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