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Poética Especulativa—

Reflexiones Preliminares

Armen Avanessian

Ontología Lingüística

La poética especulativa es un intento de vincular la filosofía basada en el lenguaje de las últimas décadas con el
interés ontológico contemporáneo. No se toma, por lo general, en consideración que el pensamiento especula-
tivo, desde Leibniz y Hegel, se ha esforzado de manera consistente por la auto-determinación mediante la prác-
tica lingüística. Sobre dicha auto-determinación no me refiero al mito correlacionista de la creación del mundo
por medio del lenguaje, sino a una reinterpretación ontológica de la siguiente tesis (post-)estructuralista: el
lenguaje altera al mundo. Del mismo modo la función del lenguaje con respecto a la alteración-del-mundo y la
creación-del-mundo—poiesis—sólo puede ser entendida en base al enfoque lingüístico-ontológico y la teoría
del lenguaje. La poética es especulativa cuando toma como su horizonte filosófico tanto una tradición de la lin-
güística especulativa y la semiótica (desde la mereología de los gramáticos especulativos universales de la Edad
Media hasta llegar a Charles Sanders Peirce) y cuando lleva consigo en mente la función poiética del lenguaje.
Recientes ejemplos del enfoque lingüístico-ontológico propuestos en este texto pueden ser encontrados en el
trabajo del lingüista Gustave Guillaume (sobre todo su tesis sobre una “cronogénesis” lingüística del tiempo) y
Gilles Deleuze que sigue sus pasos. 1
Sin embargo, con mucha frecuencia, el creciente número de exponentes del giro especulativo entiende
esto tan sólo de forma mono-dimensional como el repudio total del giro lingüístico en vigor desde principios
del siglo veinte. De acuerdo a un mito muy acogido, el giro lingüístico mantuvo a los deconstruccionistas,
estructuralistas y a los filósofos analíticos operando bajo las premisas del poder discursivo por todo un siglo
de tinieblas y distanciado de los sentidos. Pero este esfuerzo revisionista al nivel histórico-discursivo es un
síntoma de un profundo malentendido. Está basado en la malinterpretación simplista en la que los nuevos
realistas especulativos se adhieren no de manera menos caprichosa que todos los filósofos lingüísticos (ya sean
deconstruccionistas, estructuralistas o analíticos) y se reúnen entre ellos en un sólo frente unido. El dogma
compartido por ambos lados es una creencia en la arbitrariedad y por lo tanto de la no-referencialidad del
lenguaje. Y entonces existe en ambos lados un amplio consenso sin cuestionar que rodea la brecha fundamen-
tal entre la filosofía lingüística y la ontología. Desde el punto de vista panorámico de la poética especulativa
que busca el oponerse a la posición del postmodernismo sin dejar a un lado los logros y el entendimiento del
post-estructuralismo, ambos lados forman un frente unido que fracasa en reconocer el potencial especulativo
y ontológico de la teoría lingüística.2 (En contra esta auto-proclamada ontología anti-lingüística, no sería no
sólo fascinante sino también un poco gratificante el aplicar los análisis de Graham Harman en lo que él llama
“ser-herramienta” a la herramienta que ha tradicionalmente poseído un privilegio especial donde el sujeto es
un acceso humano al mundo: el lenguaje natural.)

1 Ver Armen Avanessian, “Nachwort: Gustave Guillaume als spekulativer Denker,” en Gustave Guillaume, Zeit und Verb,
Theorie der Aspekte, der Modi und der Tempora, ed. Armen Avanessian y Anke Hennig (Zurich: Diaphenes, próximo).
2 Por ejemplo, si leemos la definición de Hegel de la “proposición especulativa” (en el prefacio de su Fenomenología del
Espíritu), con su requerimiento de una “identidad del sujeto y del objeto” como una “proposición” actual, esto siendo, como una
construcción lingüística, vemos que, a diferencia del sujeto y del predicado en la proposición predicativa, el sujeto y el objeto no
son idénticas precisamente de cada una, sino que se convierten en diferentes. Así como en la distinción de Hegel entre la lógica del
ser y de la esencia, en el movimiento dialéctico de la proposición, su sujeto original es negado por un predicado que resulta ser una
sustancia. “Por lo tanto el contenido es, de hecho, no más un Predicado del Sujeto, sino que la Sustancia, la esencia y la Noción es
lo que se encuentra bajo discusión… . Partiendo del Sujeto como si se pensara que esto fuese su horizonte permanente, encuentra
que, ya que el Predicado es en realidad la Sustancia, el Sujeto ha pasado por encima en el Predicado, y por este mismo hecho, ha
sido sublimado.” Ver G.W.F. Hegel, Phenomenology of Spirit, trad. A.V. Miller (Oxford: Oxford University Press, 1977), 37.
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(Pensar) Literatura

Sin embargo, una de las tesis fundamentales de la poética especulativa es que el lenguaje, la literatura, y el pen-
samiento son todos parte del mundo. De este modo, “pensar literatura” quiere decir situar el lenguaje natural,
los artefactos literarios y el pensamiento poético en un plano común. Aquí también es de ayuda el virar hacia
posiciones establecidas del pensamiento especulativo. Alfred North Whitehead e Isabelle Stengers junto con él
han ya mostrado que la filosofía especulativa hace un llamado a la experimentación con el lenguaje “porque ...
cada uso de palabras pre-establecido lleva consigo el fracaso.”3 De acuerdo con Stengers, la experimentación o
el carácter del conocimiento ethopoiético nunca toma al lenguaje como simplemente a la mano y de libre acceso
para su uso filosófico. Por tanto, si la poética especulativa toma un interés en la literatura, no lo hace primaria-
mente para descubrir trabajos individuales o las poetologías de sus autores, sino más bien porque la literatura
constituye lo que puede ser llamado un laboratorio de investigación no-arbitrario del lenguaje. Y cada instante
en el que el lenguaje gira de nuevo sobre sí mismo también debe de ser considerado como un despliegue en
curso del mundo. Visto de esta manera la literatura no es ni puro estilo ni un signo vacío sino un conocimiento
del mundo. El modo del desarrollo lingüístico universal en esta área es la recursión, esto es, y precisamente, no
la auto-reflexión en el sentido modernista.

En contra de la Estética: La Poetización Especulativa de la Filosofía

Aquí se encuentra el más amplio avance en la tesis que ni la aistesis (percepción del mundo) ni la noiesis (pen-
samiento del mundo) pueden existir sin la poiesis (creación del mundo y alteración). Por ende, cada teoría del
lenguaje también requiere una poiética del pensamiento. Filosofía del arte—estéticamente orientada desde
Baumgarten y Kant hasta ser recientemente dominada por los estudios visuales (esto es, una mayor instrumen-
talización para ajustarse a los propósitos del mercado del arte)—ha pasado por alto la dimensión poiética del
lenguaje. La dimensión de lo poiético se remonta hasta la producción de textos, que es en lo que ha sido reduci-
da debajo del régimen del aegis de lo estético de los últimos dos siglos con una privación de la potencialidad de
la poética como un creador-del-mundo en su poiesis. Para que señale consistentemente un momento poiético
en el lenguaje y pensar precisamente no quiere decir una aesteticización de la teoría adicional. Más bien, forma
parte de un intento productivo de especulativamente poetizar la filosofía, un intento que se opone al dualismo
correlacionista de la experiencia sensitiva y del pensar, que ha caracterizado a la filosofía desde la invención de
la estética en la segunda mitad del siglo dieciocho.4
El regreso a la poiesis no es, por lo tanto, de ninguna manera un simple intento de restaurar un rol ma-
yor de la literatura dentro de la filosofía especulativa. Por esta razón, las más recientes monografías de Quentin
Meillassoux sobre Stéphane Mallarmé y de Graham Harman sobre H. P. Lovecraft no deben ser tomadas como
evidencia que después de todo la literatura sigue siendo más importante al Realismo Especulativo que las artes
visuales. En vez de enfocarnos en una totalmente falsa e improductiva oposición entre la literatura y el arte, la
poética especulativa postmedium se preocupa en descubrir alternativas al régimen continuo de la estética. Ya
que el dominio de lo estético es también un obstáculo para el reconocimiento de las tendencias no-correlacio-
nistas en el arte contemporáneo. De hecho, “el concepto postmedium genérico del arte reincorpora la ‘literatu-
ra,’ regresándola a sus orígenes filosóficos del Romanticismo Germánico temprano.”5 Y lo que Peter Osborne
llega a decir sobre la categoría de lo “con-temporáneo” generalmente también es aplicable a la literatura: el con-
cepto de la literatura contemporánea “proyecta en el presente una unidad temporal que es en principio futural
u horizontal y por lo tanto especulativa.”6 Estas tesis pueden que aleguen en contra de una concepción equívoca
generalizada que mantiene que el objeto estético excede el dominio específico del arte, por lo que la estética,

3 Isabelle Stengers, “Thinking with Deleuze and Whitehead: A Double Test,” en Deleuze, Whitehead, Bergson: Rhizomatic
Connections, ed. Keith Robinson (New York: Palgrave Macmillan, 2009), 28.
4 Para más de este tema ver la discusión en mesa redonda “Más Allá de lo Contemporáneo” en el que participé junto con
Amanda Beech, Robin Mackay y Suhail Malik en Spike 36 (Verano 2013): 90-104.
5 Peter Osborne, “The Fiction of the Contemporary: Speculative Collectivity and Transnationality in the Atlas Group.” En
Aesthetics and Contemporary Art, ed. Armen Avanessian y Luke Skrebowski (Berlin: Sternberg, 2011), 109.
6 Ibid.
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por lo tanto, sería la teoría de un concepto expandido del arte o del terreno artístico. También es aquí que un
enfoque poiético confirma su valor: primero, el objeto estético siempre deriva del principio de su creación del
mundo, su poiesis, por lo que conocemos como arte; y segundo, la verdad del objeto estético nunca excede la
verdad descubierta por la poiesis. Mientras que la caracterización esencial de la verdad estética es una “apa-
riencia” (Schein), aquella de la verdad poiética es lo “nuevo”.
La poética especulativa está, por lo tanto, orientada hacia el futuro; altera nuestra perspectiva del pa-
sado e interactúa con el presente. Bajo el signo de arte con-temporáneo, lo literario toma la actividad de crear
un presente global, social y político. El presente como una unidad de tiempo es una ficción poiética, nunca un
hecho (medialmente dado). El pensar especulativamente sobre la literatura—y el arte en general—implica una
metodología que refleja esto y en lugar de adherirse sobre la cronología literario-histórica, se basa a sí misma
en la poética del tiempo, en el que la asincronía es tanto objeto como a su vez método. El punto de referencia
de una poética asincrónoma es un horizonte especulativo que, concebido junto con el materialismo post-me-
tafísico de Meillassoux, permite al futuro el regresar a sí mismo y de esta manera abrir el acceso a un pasado
impredecible—le passé est imprévisible (el pasado es impredecible).7

El Tiempo Presente Altermoderno

La poética asincrónoma del tiempo en la literatura continúa desarrollando los logros del modernismo mientras
que retoma preguntas clásicas como también alterando el significado del tiempo presente. Un ejemplo literario:
Tiene cincuenta. Es el general de todo el comando de la artillería con el ejército Francés en Italia. Resi-
de en Milán. Viste una túnica de cuello alto con un frente bordado en oro. Tiene sesenta. Supervisa la
terminación de la terraza de su chateau. Está temblando, envuelto en una vieja capa militar. Ve puntos
negros. Por la tarde estará muerto. Tiene treinta. Es un capitán. Va a la ópera. Viste un sombrero de tres
picos, una túnica azul fruncida en su cintura y un espadín.
¿Qué es lo que exactamente diferencia la apertura de la novela histórica de Claude Simon Les Géorgiques (1981)
de la narración histórica tradicional? Como una novela altermoderna, no es ni una metaficción modernista ni
una instancia de una obra postmoderna con formas narrativas, siendo ambas extremadamente desgastadas va-
riaciones poetológicas con relación a la tesis de la arbitrariedad y la vacuidad del significador, una tesis que no
encuentra una corroboración inclusive en la literatura. Una respuesta puede ser encontrada en el punto ciego
de estudios literarios que se ocupan con la filosofía del tiempo, que dan primacía a la aistesis y a la experiencia
del tiempo y que tiene preferencia por un modernismo clásico (Recherche de Proust, “momentos del ser” de
Woolf, como también algunos favoritos perenales postmodernos). En el campo de la gramática, que está si-
tuada lingüísticamente entre la fonología y la semántica, encontramos que el tiempo presente, el pensamiento
carente de capacidad que pareciera ser para la ficción, se convierte en la base del siglo veinte tardío para el
fenómeno independiente de la novela en tiempo-presente.
Al intentar separar la estética o la aistética (respectivamente, teorías del arte o de la percepción) y aun
así estando convencidos de la materialidad lingüística del tiempo presente, los vanguardistas estaban seguros
que la novela en tiempo-presente iba a impedir la ficcionalidad. Obsesionados con la negatividad (anti-ficcio-
nalidad, anti-narratividad, etc.), el modernismo se opuso tradicionalmente al contar cuentos (el recontar de
cosas pasadas) con un enfoque radical en el presente. En lugar de sublimar la ficción tradicional (tiempo-pasa-
do) y la narrativa nouveau, el altermodernismo desarrolla el tiempo presente moderno más allá en un esfuerzo
de encontrar su retorno a un tipo de ficción novedosa. El juicio poético infinito de la novela en tiempo-presente
altermoderna, divide el ahora a medida de narrar otro presente, un presente puro del pasado—un presente que
de hecho nunca fue presente a sí mismo.8 De acuerdo a la apertura de Gravity Rainbow de Tomas Pynchon
(1973), ya es demasiado tarde para cualquier Ahora: “Un grito proviene del espacio. Ha pasado antes, pero no
hay nada con que compararlo al ahora. Ya es demasiado tarde.”

7 Quentin Meillassoux, “Time Without Becoming,” trad. Robin Mackay, Spike 35 (Primavera 2013): 95.
8 Estos comentarios están basados en la monografía co-escrita con Anke Hannig, Präsens. Poetik eines Tempus (Present:
Poetics of a Tense) (Zurich: Diaphanes, 2012). De hecho, aún y cuando no sea capaz de atribuirles uno por uno, todas las ideas en
este ensayo virtualmente son dependientes de nuestra conversación y de los escritos que hemos realizado conjuntamente.
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Metodológicamente, como también históricamente, existe una necesidad para nuevas perspectivas
conceptuales. Por lo tanto, en vez de contrarrestar el postmodernismo con un retorno a las posiciones moder-
nistas, las concepciones de altermodernismos literarios y filosóficos se posicionan en primer plano. La novela
altermoderna en tiempo-presente por lo tanto no sólo contribuye a un nuevo tipo de ficción a la literatura;
también enriquece el sistema temporal de nuestro lenguaje como tal. El hecho que el lenguaje crea nuestra
noción cronológica del tiempo, y la manera en que lo hace, es algo que se convierte en palpable sólo en la ex-
periencia de la ficción literaria. La poética especulativa documenta lo que nunca es exclusivamente el logro de
autores individuales o trabajos sino el producto de la literatura en su totalidad.

El Experimento de la Poética

La filosofía piensa en la literatura, la literatura produce teoría, y el lenguaje en sí mismo es una forma de cono-
cimiento: el lenguaje especulativo (Jacques Derrida) y la ontología poética (Valerij Podoroga) se posicionan en
una relación inmanente a la producción literaria.9 El lograr esta productiva relación requiere una colaboración
entre escritores, teóricos literarios y filosofía especulativa, una colaboración que determina la estructura del
proyecto de investigación “poética especulativa.”10 Aunada a la necesidad de numerosas traducciones, esto
también significa trabajar hacia un intercambio de roles entre la filosofía y la literatura, un reconocimiento que
la literatura sabe algo sobre las preguntas filosóficas y que la filosofía tiene algo que contarnos sobre proble-
máticas narratológicas en la literatura. Por tanto, volver fructífero al conocimiento encarnado en la literatura
también significa que estamos aún bastante lejos de saber que es la literatura o, mejor aún, que puede lograr.
En contra del típico escepticismo estético del modernismo y del postmodernismo, sigo los pasos de
Walter Benjamin y una poética especulativa que ha sido muy utilizada desde el Romanticismo en la que se
busca alternativas en los límites de nuestras experiencias más que en su crisis e imposibilidad. La poiesis crea
aquellas posibilidades que pueden convertirse en condiciones de la experiencia, y su momento especulativo
insiste en la accesibilidad de un conocimiento (absoluto). Un materialismo especulativo correspondiente es-
coge el explicar qué es, no haciendo llamado a la noción de la equivalencia, una filosofía del porvenir, o una
ciencia de explicaciones causales, sino comprometiéndose a un camino de experimentación. Los hechos son
contingentes, necesariamente contingentes. Este es también el locus de una poiética: la creación de algo que no
puede ser considerado como necesario antes de ser creado; la producción de algo cuya génesis no puede ser
causalmente motivada pero parece poseer la posibilidad como su modelo y que ultimadamente abre el espacio
para la verdad en este acto artístico de la poiesis.

Recursión y Especulación

La poiesis cuenta con la “recursión” como su operador lingüístico-ontológico primario. La “recursión” se di-
ferencea de lo que Meillassoux denominó famosamente como el “ciclo” correlacionista (el ciclo en el que toda
realidad “objetiva” es aistéticamente percibida o pensada por un “sujeto”)11 en aquella poiesis introduce una
diferencia: lo nuevo. Nuestra misma conciencia puede ser descrita como un producto de los ciclos recursivos
que precisamente el pensamiento crea. Con la figura del ciclo, un nivel-meta no se incluye más dentro del
paradigma de la lingüística estructural basada en la equivalencia, reflexión y diferencia. Al contrario, con la
recursión, que se basa en relaciones parciales/totales, una función lingüística es descrita cuyo objetivo es el es-
tablecer planos cognitivos más elevados. El lenguaje arresta estados recursivos en un nuevo nivel más elevado
de totalidad. Es un instrumento especulativo para pensar el mundo. De este modo, la poética especulativa no
se distingue del realismo especulativo simplemente por la adición de una teoría del lenguaje, sino que por el
hecho que investiga concretamente el lenguaje en busca de sus dimensiones cognitivas.

9 Jacques Derrida, “Preface,” en Catherine Malabou, The Future of Hegel: Plasticity, Temporality and Dialectic, trad. Lisabeth
During (Londres: Routledge, 2004), xi.
10 Ya sea mediante a su participación en talleres, mediante lecturas y pláticas, o mediante traducciones (ver la serie de Merve
Verlag Spekulationen como también las publicaciones referenciadas en www.spekulative-poetik.de), todos los teóricos (con vida)
mencionados en este ensayo pueden ser situados dentro de la órbita de la poética especulativa.
11 Ver After Finitude de Quentin Meillassoux, trad. Ray Brassier (Londres: Continuum, 2008).
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La poética especulativa no se interesa en la negatividad estética o en la naturaleza de sus facultades; su
fuerza gravitacional es hacia el futuro. Sólo cuando se toma junto con una correspondencia filosófica (“ances-
tral”) o una concepción del tiempo poiético (asincrónomo), la noción de la “especulación” adquiere efectos
prácticos y nuevas cosas pueden emerger dentro de la diferenciación del futuro y el presente. Lo viejo surge
mediante algo nuevo, el pasado emerge mediante el futuro. El correlacionismo no es un pseudo-problema que
puede ser discutido en el contexto de una filosofía de la ciencia por sí sola y luego ser descartado; más bien
es una aporía que debe de ser resulta. Una vez más, el materialismo especulativo necesariamente incluye una
poiética.

Texto traducido del alemán al inglés por James Gussen.

Texto traducido del inglés al español por Manuel Vargas Ricalde.

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