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Edafología
LPARA LA AGRICULTURA^™^
Y EL MEDIO AMBIENTE
EDAFOLOGIA
Para la agricultura
y el medio ambiente
3.a edición
revisada y ampliada
E d ic io n e s M u n d i- P r e n s a
Madrid • Ba rcelona • México
Grupo Mundi-Prensa
• M undi-Prensa Libros, s . a.
Madrid
• M undi-Prensa B a rce lo n a
• Editorial A e d o s, s . a.
Barcelona
• M undi-Prensa M éxico, s . a . d e C. V.
México, D. F.
Nota bibliográfica: Porta, J.; López-Acevedo, M. y Roquero, C.: Edafología para la agricultura y el medio
ambiente. 3.a Edición. Ediciones Mundi-Prensa, 960 pp. Madrid, 2003.
IV
Introducción
La estructura del libro com prende cuatro bloques tem áticos, yendo desde la
M orfología y descripción de suelos, al estudio de los Com ponentes y propieda
des de los suelos, a la Génesis, clasificación (WRB y Soil Taxonomy), cartogra
fía y uso de inform ación de suelos, para dedicar finalm ente una detallada aten
ción al estudio de la Degradación y rehabilitación de suelos.
V
Por otro lado, en cada capítulo se presentan m últiples Estudios de casos, la
mayoría de ellos resueltos, o bien se dan las bases para su discusión en sem inario o
tutoría. Este enfoque debe ayudar a adquirir una sólida com prensión de las exposi
ciones teóricas, lo que sin duda despertará en los lectores el gusto por el estudio de
los suelos. En esta edición se actualizan y am plían los casos expuestos.
C abe destacar que, si bien hace unos años se decía que la inform ación es
p o der, en un m om ento com o el actual, en el que la inform ación desborda toda
posibilidad de ser leída y m ás de ser estudiada con detenim iento, la frase ha
pasado a ser la gestión de la inform ación es poder. En base a ello, en esta ed i
ción, el libro p resenta al final de cada capítulo la bibliografía estructurada en
B ibliografía básica y B ibliografía de referencia. A dem ás, se incluyen algunos
recursos para acceder a la inform ación a través de internet. Se om iten en la
bibliografía algunas referencias clásicas, ya antiguas, pero que por su valor se
han m antenido en el texto y que el lector interesado puede consultar en ed icio
nes anteriores de esta obra.
P ara escrib ir este libro en su prim era edición, fue m uy im portante haber
podido trabajar en la B iblioteca de la C randfield U niversity en S ilsoe (U K ), a la
que se ha tenido ocasión de regresar para la tercera edición. En el m an ten i
m iento de la obra al día son de agradecer las estancias en la B iblioteca de la
Facultad de C iencias de la UNAM (M éxico, DF), la B iblioteca de la U niversity
o f Reading (U K ), la B iblioteca del C entro de C iencias M edioam bientales del
CSIC (M adrid), la B iblioteca de la Facultad de B iología de la U niversidad de
B arcelona y la B iblioteca de la E scuela T écnica S uperior de Ingeniería A graria
de la U niversidad de L leida (C ataluña, E spaña). A todo su personal, nuestro
agradecim iento.
A dem ás, tanto en la prim era edición com o en las siguientes, los originales
de cada capítulo se han som etido a la consulta y revisión de especialistas en
cada uno de ellos. En esta tercera edición querem os d estacar y agradecer en
especial la ayuda prestada por el Dr. G onzalo A lm endros (C SIC , M adrid), en la
revisión del capítulo referente a los C om ponentes orgánicos del suelo. Por otro
lado, agradecem os igualm ente a aquellos profesores universitarios que nos han
hecho llegar sus com entarios y sugerencias, lo que ha perm itido m ejorar el co n
tenido.
VI
L o s a u to re s a g r a d e c e rá n to d a s a q u e lla s s u g e r e n c ia s y c o m e n ta rio s
que perm itan m ejorar una obra cuya finalidad ha sido
desde el prim er m om ento poner a disposición de los estudiantes y profesionales
un libro de E dafología en español, que resulte del m áxim o interés y esté lo más
actualizado posible.
Jaum e Porta C asanellas
S ilsoe (U K ), ju lio de 2003
H uajuapan de León (O axaca, M éxico), octubre de 1998
F igueras (A sturias, E spaña), agosto de 1993
VII
Prólogo a la primera edición
Excepto el presente prólogo. Este prólogo, en efecto, no tiene gran cosa que ver
con la edafología (o con la ciencia del suelo, si se prefiere). La razón de ello es quien
lo firma, persona falta de toda autoridad al respecto. La intromisión se debe a la insis
tencia de uno de los autores del libro, que ha preferido el contrapunto de un amigo crí
tico a la elogiosa complicidad de un colega. Así que, antes de seguir adelante, sepa el
lector que si su interés se ciñe exclusivamente a los suelos como ente de razón, lo
mejor será que obvie estas líneas. Aunque, si es tal su exclusivo tipo de interés, quizá
será mejor que abandone por entero la obra, porque toda ella está impregnada de ese
carácter entre crítico y utilitario que explica la tácita conchabanza entre autor y prolo
guista: ambos vemos la ciencia de forma semejante, como riguroso método para cono
cer lo que, tras complacernos, nos permite saber hacer.
Saber hacer: la gran cuestión. Saber hacer con los suelos: un gran reto. Ha habido
una perversión en determinados sectores de la comunidad científica consistente en
confundir la economía con la numismática. Todo el mundo tiene derecho a coleccionar
monedas, pero ello no tiene nada que ver con la bolsa de valores. Un mundo de filaté
licos, numismáticos, vitofílicos y vexilólogos quizá resulte apasionante, pero sigue
dependiendo del servicio de correos y de las tarjetas de crédito. Puede que esto suene a
provocación, lo cual no tendría nada de extraño: lo es. Una provocación hecha con el
más acerado temple de la ciencia humanista de toda la vida que pretende comprender
la realidad y transformarla, no simplemente entretenerse con ella. Creo que la ciencia
es la moderna dimensión del humanismo, aunque algunos científicos sean la reencar
nación objetiva de un cierto diletantismo de corte metafísico. Pienso que es así, porque
así nos va.
IX
Durante años supimos poco sobre los suelos. El empirismo agronómico o silvícola
fue el único horizonte hacia el que volver la mirada cuando se trataba de saber algo
sobre la «tierra». Ello seguía siendo cierto cuando otras ciencias naturales andaban ya
bastante avanzadas. Si admitimos que Vassili V. Dokuchaev fue el verdadero creador
de la edafología como actividad científica diferenciada, es que aceptamos para ella una
historia de apenas un siglo (la tesis doctoral de Dokuchaev sobre el chemosem es de
1883). La sombra de la botánica y de la zoología siempre se cernió sobre los edafólo
gos, que durante años vertebraron sus conocimientos en términos sistemáticos. En tér
minos de una sistemática, sin embargo, que no podría emular a la biológica, puesto que
no desentrañaba un pretendido árbol filático real, sino que construía puros artificios
convencionales, más o menos como le ocurría a la fitosociología. Después vino el pro
ceso logomáquico en que todo pareció reducirse a juramentos impronunciables (tam
bién como en fitosociología, mi campo de partida). Pero se diría que otras cosas mucho
más importantes lograron luego irse imponiendo, de modo que los edafólogos ya cono
cen actualmente muchas cosas sobre los suelos, además de haberles dado nombre.
Hay que proceder. Con lo que se tiene. Esperar a tener lo que nos convendría es
una actitud de fisiólogo, pero en modo alguno de traumatólogo: en el quirófano de
urgencias se trabaja con todo rigor, pero sobre casos apremiantes que no dan tiempo
para antibiogramas. Es mejor equivocarse en parte, pero salvar al herido, que describir
pulcramente el cuadro a costa del paciente. El mejor diagnóstico se deriva de la autop
sia, triste logro para cualquier científico cuerdo. Por eso me resistí a firmar el Mani
fiesto de Heidelberg cuando, en junio de 1992, en Río de Janeiro, se nos propuso subs
cribirlo a los ponentes del Programa Científico de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Un texto impecable, ciertamente, y ade
más inicialmente firmado por una impresionante panoplia de Premios Nobel e intelec
tuales prestigiosos. Pero era servir en bandeja a sectores sociales mucho menos bien
intencionados el argumento que andaban buscando: dejar las cosas como estaban. En
efecto, no hay peor aliado objetivo de los irresponsables que están poniéndonos en
grave riesgo que los marfileños sabios distraídos. Y para evitar suspicacias, recordaré
que eso ya lo creía Einstein.
Todas estas consideraciones tienen mucho que ver con el presente texto. Y ello
porque este libro ayuda a conjurarlas. Es un libro-prontuario que expone los hechos y
X
relaciona los actos. Se sitúa a las antípodas de una novela romántica. Relata las ideas,
pero confía el desarrollo del guión a la creatividad del lector. Es un libro «kit», a punto
de montaje, con todas las piezas preparadas, que exige la complicidad del lector: lo da
todo, excepto la conformación final, salvo la configuración definitiva del artefacto
cognitivo: eso lo pone el lector.
O no. En tal caso, busque otro manual, créame.
Ramón Folch
Doctor en Biología
Consultor en Gestión Ambiental de la UNESCO
XI
Prólogo a la tercera edición
C uando apareció la prim era edición, hace unos 10 años, el libro venía a
cubrir la carencia de un texto de Edafología, actualizado y escrito en español, al
que poder recurrir con garantía de la calidad y cantidad de la inform ación sum i
nistrada. La situación de la Edafología m undial pasaba, en esos m om entos, por
una cierta crisis de identidad y perspectivas. En los países m ás avanzados se
había llegado a disponer de una adecuada cartografía e inform ación analítica
sobre los suelos, si bien casi exclusivam ente orientada hacia una de sus funcio
nes, la producción de alim entos y fibras, en la que los avances producidos lle
varon a la aparición de excedentes y a la reconsideración de la necesidad de
seguir priorizando esta línea de investigación. Im portantes centros de investiga
ción, quizás por una excesiva hipertrofia o por aferrarse a tem as que habían per
dido su interés, fueron cerrados o quedaron fuertem ente reducidos en sus plan
tillas, am enazando seriam ente el porvenir de la C iencia del Suelo, a pesar de
que en m uchos países, com o en España, todavía no existía una inform ación que
cubriese las necesidades de conocim ientos que se requerían para optim izar la
producción agraria y reducir los im pactos derivados de ella. Este desconoci
m iento llegó en los casos extrem os a considerar a los suelos com o un sustrato
prácticam ente inerte y exclusivam ente físico, en el que la aplicación de las téc
nicas de laboreo y la fertilización eran los únicos aspectos im portantes, m ien
tras que los com ponentes del suelo, sus propiedades biogeoquím icas, su reac
ción frente a las actuaciones antrópicas o la propia variabilidad espacial de sus
propiedades, eran considerados com o conocim ientos secundarios, cuando no
innecesarios.
XIII
esfuerzo en el avance de esta ciencia. En esta situación, m uchos pensaban que
se trataba, más que de elaborar nuevos conocim ientos y tecnologías, de adaptar
los ya adquiridos en los países avanzados, casi todos de clim as fríos o tem pla
dos. Sin em bargo, incluso con estas ideas preconcebidas aparecieron nuevas
situaciones en la C iencia del Suelo. Así, los m edios tropicales y subtropicales
de clim a húm edo generaron nuevas dem andas y nuevos conocim ientos. Entre
otros, pueden señalarse las de los suelos fuertem ente evolucionados, extrem a
dam ente pobres en nutrientes, pero localizados en buenas condiciones clim áti
cas y con excelentes condiciones físicas que, bien gestionados, com enzaron a
producir im portantes rendim ientos. Son ejem plos, entre otros, los N itosoles del
Africa Oriental o los Ferralsoles que ocupan grandes extensiones cultivadas de
Brasil. Aparecieron, o se volvieron más im portantes, constituyentes poco estu
diados en la Edafología tradicional, com o los m ateriales no cristalinos, los
coloides de baja actividad, las arcillas de carga positiva, la m ateria orgánica
estable y no o xidable, el am plio m undo de los procesos de adsorción o la
enorme im portancia y diversidad de organism os que viven y realizan funciones
en el suelo, con lo que se com prendió que el panoram a del estudio de los com
ponentes, propiedades quím icas, físicas y bióticas, o de los propios procesos
edáficos, no sólo no se había acabado, sino que, en realidad, había que reha
cerlo y contem plarlo de nuevo para incluir todas las posibles situaciones. N ue
vas demandas aparecieron tam bién cuando se pretendía poner en producción, o
sim plem ente com prender científicam ente, los suelos de regiones extrem as,
tanto de clim as fríos com o de los extrem adam ente secos, siendo muy im por
tante el reconocim iento realizado en las cartografías de nivel m undial de la
extensión que am bas situaciones ocupan, así com o la creación del nuevo orden
de los Cryosoles y el desarrollo de la inform ación sobre los Aridisoles.
XIV
contam inación de suelos, vulnerabilidad y, cargas críticas de contam inantes, el
para m uchos discutido concepto de calidad del suelo o los de suelos antrópicos
y m ateriales antropogeom órficos que am plían el concepto de suelo de modo
que se incluyen los residuos y m ateriales superficiales m odificados o produci
dos por las actividades hum anas, haciendo innecesarios conceptos com o el de
sitio contam inado, ... Todos ellos nos llevan a contem plar la edafosfera desde
otros enfoques que exigen la obtención de nuevos datos sobre su funciona
m iento y su interacción con otros subsistem as terrestres com o la hidrosfera,
biosfera, atm ósfera o la propia esfera de actuación hum ana tal com o la pensaba,
a principios del siglo XX el gran edafológo-biogeoquím ico, Vernadsky.
Lógicam ente, tras el reconocim iento de los deterioros causados, tenía que
llegar el afán por corregirlos, m ediante técnicas de recuperación y, sobre todo,
de evitarlos m ediante la aplicación preventiva de los conocim ientos. Es así
com o surgen m ultitud de técnicas de recuperación de suelos degradados y se
inicia la preocupación por evitar los efectos negativos de procesos com o la ero
sión, salinización, pérdida de biodiversidad y m ateria orgánica o la desertifica-
ción, todo lo cual nos lleva directam ente a los trabajos ya iniciados en la Unión
Europea para la redacción de norm as legales de Protección del Suelo, cuyo
anteproyecto fue presentado en Soria (España) en el 2002, y que constituye la
pieza básica del sexto program a am biental europeo. Por otra parte, no puede
olvidarse el enorm e avance producido en las técnicas analíticas que nos ha per
m itido la observación del suelo desde la visión com pleta del planeta hasta la
atóm ica, llegando en las últim as técnicas a poder vislum brar la organización y
los procesos que se producen a nivel m olecular y atóm ico en las superficies de
todos los com ponentes del suelo.
Con todo ello la C iencia del Suelo tiene, en este inicio de siglo, un nuevo
pilar am biental que unir al agronóm ico. A lgo que ya habían visto claram ente
los autores de este libro cuando pusieron el título de EDAFO LO GIA para la
A gricultura y el M edio A m biente a su prim era edición.
XV
m era edición. Se ha actualizado incorporando nuevos datos y conceptos, reha
ciendo com pletam ente algunos capítulos y, sobre todo, poniendo a disposición
de todos los interesados una abundante y valiosa inform ación sobre los suelos,
con especial atención a la bibliografía española y, dentro de ella, a las zonas con
estación seca y poniendo de m anifiesto una particular sensibilidad por la infor
m ación y term inología hispanoam ericana. En síntesis, esta tercera edición es un
libro necesario, tanto para los que quieren iniciarse en el estudio de los suelos
com o para los que pretenden profundizar en su conocim iento científico y de sus
grandes pilares de aplicación actual, la agricultura y el m edio am biente.
Felipe M acías V ázquez
P residente de la Sociedad E spañola de C iencia del Suelo
XVI
índice
Págs.
Introducción ................................................................................................................ V
XVII
3. Morfología y descripción de su e lo s ................................................................... 37
1. Propiedades observadas y propiedades inferidas........................................... 37
2. Metodología para estudios macromorfológicos ........................................... 40
3. Límites entre h o rizo n tes.................................................................................. 41
4. Descripción de suelos en el c a m p o ................................................................ 43
4.1. Estado de hum edad............................................................................... 44
4.2. C o lo r....................................................................................................... 45
4.3. Manchas ................................................................................................ 49
4.4. Estado de oxidación ............................................................................. 49
4.5. Elementos gruesos ............................................................................... 50
4.6. Textura ................................................................................................... 51
4.7. Fracción a re n a ........................................................................................ 52
4.8. Estructura .............................................................................................. 52
4.9. Ensayos de campo: componentes del suelo ...................................... 53
4.10. Consistencia .......................................................................................... 54
4.11. Cementaciones ...................................................................................... 55
4.12. Materia o rg á n ic a................................................................................... 56
4.13. Actividad biológica............................................................................... 56
4.14. Actividad hu m an a................................................................................. 56
4.15. R a íc e s ..................................................................................................... 56
4.16. Porosidad .............................................................................................. 57
4.17. G rietas..................................................................................................... 57
4.18. Estudio de superficies........................................................................... 57
4.19. A cum ulaciones...................................................................................... 58
5. Descripción codificada de suelos y bases de d a to s ....................................... 58
6. Características morfológicas y crecimiento de las p la n ta s .......................... 58
7. B ibliografía........................................................................................................ 59
XVIII
2. Criterios para dar nombre a los suelos: A modo de e je r c ic io ................... 85
3. Información complementaria para establecer una n o m en clatu ra 86
4. Proponiendo denominaciones para los su e lo s.............................................. 87
5. Niveles jerárquicos en Soil T a x o n o m y ......................................................... 88
6. Niveles jerárquicos en la Base de Referencia Mundial para los Recursos
de Suelos (WRB) (FAO, 1998) ..................................................................... 89
7. B ib lio g rafía........................................................................................................ 90
6. T extura del suelo .................................................................................................. 91
1. El suelo como sistema de tres fases ............................................................. 91
2. Textura .............................................................................................................. 93
2.1. C o n c e p to ................................................................................................ 93
2.2. Fracciones granulométricas y su justificación... ............................... 94
2.3. Clases te x tu ra le s ................................................................................... 96
3. Análisis granulométrico ................................................................................. 100
3.1. Aspectos generales ............................................................................... 100
3.2. Representación de resultados ............................................................. 102
3.3. Interpretación de resultados: Significación de las distintas frac
ciones .................................................................................................... 106
4. B ib lio g rafía........................................................................................................ 109
7. C om ponentes inorgánicos del suelo ................................................................. 111
1. Ciclo de las rocas y minerales petrogenéticos ........................................... 111
2. Silicatos: principios estru c tu rales................................................................. 112
3. Materiales de partida en la formación del suelo: A modo de síntesis . . . 114
3.1. Minerales formadores de rocas (M F R )............................................. 122
3.2. Fracciones granulométricas del suelo y mineralogía ..................... 126
4. Minerales del s u e l o .......................................................................................... 127
4.1. Minerales de arcilla del s u e l o ............................................................. 128
4.2. Principios estructurales........................................................................ 129
4.3. Origen de la carga eléctrica y sus implicaciones ............................ 130
4.4. Origen de las arcillas............................................................................. 133
5. Principales especies minerales en el suelo .................................................. 134
5.1. Minerales laminares ............................................................................. 134
5.2. Minerales fibrosos................................................................................. 145
5.3. Aluminio-silicatos amorfos y p aracristalinos.................................. 148
5.4. Tectosibeatos: Zeolitas (del gr. zein, hervir ylith o s)...................... 149
5.5. Óxidos e hidróxidos del s u e lo ............................................................. 150
5.6. Minerales de medios edáficos e s p e c ia le s ......................................... 151
6. Minerales de suelos de zonas semiáridas y áridas ............................. 152
6.1. Minerales de a rc illa s ............................................................................. 153
6.2. Calcita y carbonatos relacionados...................................................... 153
6.3. Yeso (C aS 04 - 2H20 ) .......................................................................... 154
6.4. Sales más solubles que el y e s o ........................................................... 157
7. Técnicas de identificación de minerales del suelo ............................. 157
8. B ib lio g rafía........................................................................................................ 159
XIX
8. Com ponentes orgánicos del s u e lo ................................................................... 165
1. Materia orgánica de los suelos ................................................................... 165
1.1. Materia orgánica y hum us......................................................... 165
1.2. Factores que condicionan el contenido de m.o. en los suelos . . . . 167
1.3. Función de la m.o. del s u e lo ..................................................... 168
1.4. Procedencia de los componentes orgánicos del su elo ............ 170
1.5. Composición de los restos vegetales ............................................. 170
2. Técnicas de estudio de los componentes orgánicos de los suelos.......... 174
2.1. Una panorámica sobre un tema com plejo............................... 174
2.2. Modelos de agregación y morfología macromolecular de las sus
tancias húmicas: Enfoque fractal 179
3. Evolución de la materia orgánica: descomposición y mineralización .. 183
3.1. Esquema general de la evolución de la m.o............................. 183
3.2. Descomposición y mineralización de la m.o............................ 183
3.3. Procesos y tasas de m ineralización.......................................... 185
3.4. Factores que condicionan la degradación y m ineralización...... 186
3.5. Procesos específicos de alteración de la m.o............................ 188
3.6. Mecanismos de resistencia a la degradación y mineralización . . . 190
3.7. Modelización de la mineralización de la m.o........................... 191
4. Formación de sustancias húmicas: humificación .................................... 193
4.1. Sustancias húmicas: Enfoques basados en extracciones y fraccio
namientos ........................................................................................... 193
4.2. Aspectos genéricos de los procesos de hum ificación............ 195
4.3. Formación de sustancias húmicas: V í a s ................................. 195
4.4. Características y comportamiento de las sustancias húmicas: Grupos
funcionales ......................................................................................... 196
4.5. Sustancias húmicas: Características y com portam iento....... 198
5. Interacciones entre componentes orgánicos e inorgánicos: Complejos
órgano-minerales..................................................................................... 199
6. La materia orgánica como componente de un ecosistema ..................... 202
6.1. Distribución de la m.o. en el perfil del suelo .................................. 202
6.2. Ciclos biogeoquímicos y ciclo (tumover) de la m.o........................ 203
6.3. Papel de los suelos en el secuestro de carbón y cambio global .. 206
6.4. Agricultura sostenible y calidad de la materia orgánica................ 207
6.5. Gestión de la fertilidad de los suelos: Agricultura convencional y
agriculturas alternativas ................................................................... 209
7. Aspectos ecológicos de la materia orgánica: Tipos ecológicos de humus . 216
8. B ibliografía............................................................................................. 219
XX
4. Intercambio c a tió n ic o .................................................................................... 233
4.1. Aspectos g e n e ra le s .............................................................................. 233
4.2. Capacidad de intercambio ca tió n ico ................................................. 235
4.3. Cationes intercambiables ................................................................... 236
4.4. Ecuaciones de intercambio catiónico:Formulación y propiedades 238
4.5. Determinación de la CIC y cationes intercam biables..................... 241
5. Intercambio an ió n ico ....................................................................................... 241
6. Estudio experimental de la a d so rc ió n .......................................................... 243
6.1. Formulaciones empíricas ................................................................... 243
6.2. Adsorción de agroquímicos en el suelo .......................................... 246
7. B ib lio g rafía...................................................................................................... 247
XXI
3. Contenido de agua del s u e lo ...................................................................... 311
3.1. Conceptos ......................................................................................... 311
3.2. Medida del contenido de h u m ed ad ................................................ 312
4. Estado energético del agua del suelo ....................................................... 316
4.1. Fuerzas actuantes: Descripción cualitativa................................... 316
4.2. Potencial del agua del suelo ........................................................... 318
5. Retención de agua en el s u e lo .................................................................... 333
5.1. Curva característica de humedad .................................................. 333
5.2. Construcción de curvas características de hum edad.................... 335
5.3. Histéresis en las relaciones entre potencial matricial y contenido
de agua ............................................................................................. 337
5.4. Interpretación de curvas características ........................................ 339
5.5. Capacidad de retención de agua disponible (C R A D ).................. 341
6. B ibliografía.................................................................................................. 345
XXII
2. Mecanismos de transmisión decalor en el suelo ...................................... 418
3. Propiedades térmicas del s u e lo .................................................................... 419
4. Ecuación de flujo de calor por conducción............................................... 423
5. Soluciones de la ecuación de flujo de calor por conducción ................ 426
5.1. Métodos analíticos ............................................................................ 426
5.2. Métodos n u m érico s............................................................................ 433
6. Flujos acoplados ............................................................................................ 436
6.1. Flujos de calor y a g u a ....................................................................... 436
6.2. Flujos de calor, agua y solutos ........................................................ 437
7. Medida de la temperatura del suelo .......................................................... 437
8. Representación de las medidas de tem peratura......................................... 438
9. Medida del flujo de calor ............................................................................ 439
10. Modificación de régimen térmico del s u e l o ............................................. 439
11. B ib lio g rafía..................................................................................................... 440
XXIII
4.2. Procesos edafogénicos en los Inceptisoles ................................... 507
4.3. Procesos edafogénicos en los A ndisoles....................................... 508
4.4. Procesos edafogénicos en los V ertisoles....................................... 509
4.5. Procesos edafogénicos en Alfisoles ............................................... 510
4.6. Procesos edafogénicos en los A ridisoles....................................... 511
4.7. Procesos edafogénicos en los Mollisoles ..................................... 512
4.8. Procesos edafogénicos en los Spodosoles..................................... 513
4.9. Procesos edafogénicos en los U ltisoles......................................... 514
4.10. Procesos edafogénicos en los O xisoles......................................... 515
4.11. Procesos edafogénicos en los Histosoles ..................................... 516
4.12. Procesos edafogénicos en los Gelisoles ....................................... 516
5. B ibliografía.................................................................................................. 517
XXIV
19. Soil Taxonomy .................................................................................................... 555
1. Clasificación de suelos: Criterios científicos y criterios utilitarios . . . . 555
2. Taxonomía de suelos: A ntecedentes.......................................................... 556
3. Principios de Soil Taxonomy....................................................................... 557
4. Estructura del s is te m a .................................................................................. 559
4.1. Diferencias entre suelos minerales y suelos o rg án ico s................. 559
4.2. Horizontes y características de diagnóstico .................................. 560
4.3. Categorías taxonómicas y reglas de nom enclatura....................... 569
5. Metodología para clasificar un suelo ........................................................ 570
6. Soil Taxonomy (SSS, 1999): Una p an o rám ica......................................... 571
7. Modificaciones de Soil T ax o n o m y ............................................................. 577
8. B ib liografía.................................................................................................... 578
21. C arto grafía de suelos y sistem as de inform ación g e o g rá fic a ..................... 591
1. Inventario y cartografía del recurso de suelo ........................................... 591
2. Finalidad de un levantamiento de suelos ................................................. 593
3. Principios de cartografía de s u e lo s ............................................................ 597
4. Variabilidades especiales de los suelos: Unidades taxonómicas cartográ
ficas y de m anejo .......................................................................................... 599
5. Modelos de relación de suelos: Clases de unidades cartográficas . . . . 603
6. Metodología de trabajo en cartografía de suelos: Formulación y contras
te de hipótesis ............................................................................................... 604
7. Modelos de representación de la cubierta edáfica: De la serie de suelos
a las unidades morfoedáficas .................................................................... 607
7.1. Cartografía basada en las series de su elo s...................................... 608
7.2. Modelo basado en unidades morfoedáficas .................................. 609
8. Extrapolación e interpolación: Cartografía libre y cartografía geoesta-
dística ............................................................................................................ 612
9. Información contenida en un mapa de suelos: Leyenda del mapa . . . . 612
10. Instrumentos de apoyo a la cartografía de s u e lo s .................................... 614
11. Intensidad de la cartografía y tipos de m a p a s ........................................... 615
12. Bases de datos electrónicas de suelos: Información en soporte infor
mático en r e d ................................................................................................. 618
XXV
13. Gestión de información de suelos: Sistemas de información geográ
fica ................................................................................................................ 619
14. Criterios para evaluar la calidad de un mapa de suelos ........................ 621
15. Bases para elaborar el presupuesto de una cartografía de s u e lo s ......... 624
16. Bobliografía ............................................................................................... 626
XXVI
24. Salinización y sodificación: Suelos de re g a d ío ............................................ 727
1. Salinidad, sodicidad y alcalinidad............................................................... 727
2. Origen de las sales solubles: Ciclos de salinización ................................ 729
2.1. Ciclos continentales .......................................................................... 730
2.2. Ciclos marinos de acumulación de s a le s ......................................... 732
2.3. Ciclos deltáicos de acumulación de s a l e s ...................................... 732
2.4. Ciclos a rte sia n o s ................................................................................. 732
2.5. Ciclos antropogénicos........................................................................ 732
3. Sales solubles en suelos y aguas de zonas semiáridas y á rid a s............. 734
3.1. Principales minerales evaporíticos .................................................. 734
3.2. Principales tipos de sales en suelos y a g u a s ................................. 735
4. Química del boro en los s u e lo s .................................................................... 739
4.1. Comportamiento de los cultivos en relación al b o ro ..................... 739
4.2. Formas del boro en los suelos: A dsorción....................................... 741
5. Salinidad, sodicidad y crecimiento de las p la n ta s..................................... 744
5.1. Sintomatología ................................................................................... 744
5.2. Efectos de la salinidad y de la sodicidad......................................... 744
5.3. Adaptación de las plantas a la salinidad. Comunidades indica
doras .................................................................................................... 746
5.4. Tolerancia de los cultivos a la sa lin id a d ........................................ 747
5.5. Tolerancia de los cultivos al sodio intercambiable (E S P ) 759
6. Calidad del agua de riego: Criterios de evaluación y p re d ic c ió n 762
6.1. Calidad agronómica del agua .......................................................... 762
6.2. Riesgo de sodicidad............................................................................ 763
6.3. Criterios para interpretar la calidad de un agua para r i e g o 764
6.4. Efectos de la salinidad y sodicidad sobre las propiedades físicas
del suelo ............................................................................................. 766
7. Medida de la salinidad .................................................................................. 771
7.1. Medidas de la b o ra to rio ...................................................................... 771
7.2. Medidas de c a m p o ............................................................................... 771
8. Bibliografía ............................................................................................................. 771
XXVII
6. Modelos del comportamiento físico del suelo ........................................ 792
7. Manejo del suelo y com pactación............................................................. 792
8. B ibliografía.................................................................................................. 793
XXV11I
6.2. Biodisponibilidad .............................................................................. 841
6.3. Riesgos para los ecosistemas .......................................................... 842
6.4. Riesgos para los s u e lo s .............................................................. 842
6.5. Evaluación de r ie s g o s ................................................................ 843
7. Evaluación ambiental del te r r e n o ................................................................ 844
8. Estrategias frente a la contaminación de suelos ....................................... 845
8.1. Manejo de residuos y sustancias peligrosas ................................. 845
8.2. Estrategias de agricultura sostenible/sustentable ........................ 846
8.3. Acciones en la relación fuente-vía-receptor.......................... 847
8.4. Estudio detallado de una técnica: Biorremediación .................... 848
8.5. Toma de decisiones frente a problemas de contaminación . . . . 851
9. B ib lio g rafía...................................................................................................... 851
29. D eg rad ació n de suelos: Á reas con activ id ad es ex tra ctiv as y m ineras.
Á reas p eriu rb an as y u rb a n a s .......................................................................... 885
1. El paisaje c o le c tiv o ......................................................................................... 885
2. Actividades extractivas y m in era s................................................................ 886
2.1. Panorámica g e n e ra l..................................................................... 886
2.2. Tipos de explotaciones ..................................................................... 887
3. Rehabilitación de suelos tras actividades e x tra c tiv a s............................... 889
3.1. Aspectos legales ................................................................................. 889
3.2. Condicionantes de la rehabilitación ............................................... 891
3.3. Capaceo: Una acción preventiva para conservar el material edá-
f ic o .................................................................................................. 892
3.4. Proceso de rehabilitación ................................................................. 894
3.5. Relleno de ex cav acio n es............................................................ 895
XXIX
3.6. Proyecto de rehabilitación...................................................... 900
4. Áreas periurbanas: Degradación de las tierras más fértiles ................... 902
5. Suelos de áreas urbanas: Actuaciones en Arquitectura del paisaje . . . . 903
6. Denominación de los suelos de áreas degradadas por acción antrópica . . 906
7. B ibliografía.......................................................................................... 907
XXX
1
Evolución histórica del conocimiento
edafológico: síntesis
El interés inicial por el conocimiento del suelo, en general a través de sus distin
tas propiedades, se ha desarrollado paralelamente a los progresos conseguidos en los
conocimientos agrícolas y forestales. Ahora bien, teniendo en cuenta que muchas
propiedades de los suelos no son de directa apreciación, sino que requieren la apli
cación de algunos procesos de índole analítica y el establecimiento de su correlación
con el desarrollo de las plantas, el conocimiento del suelo se ha obtenido con un
cierto retraso en relación con el de otros factores de la actividad agrícola.
Inicialmente el estudio del suelo se desarrolló por dos vías con poca relación
entre ellas. Por un lado la referente a la quím ica de los suelos agrícolas, que con
templaba el suelo como un medio para el crecimiento de las plantas. Por otro, la
dedicada a la m eteorización de las rocas y la agrogeología, centrada ésta en la
caracterización, constitución y distribución espacial de los suelos (Yaalon, 1997).
Deberían transcurrir bastantes años hasta que se planteasen enfoques modernos en
investigación de suelos. Más recientemente, a partir de la década de los años 90
del siglo xx han ido adquiriendo cada vez m ayor importancia las investigaciones
centradas en el com portamiento del suelo com o interfase medioambiental y en los
procesos de degradación y reabilitación de este recurso natural.
1
bien el término intercam bio de bases fue acuñado por Way, quím ico que estudió el
proceso científicam ente entre 1850 y 1852.
Debe destacarse adem ás que Liebig enunció la célebre «Ley del m ínim o»,
como resultado de sus investigaciones sobre el papel desem peñado por los ele
mentos químicos en el desarrollo vegetal: «un elem ento que falte, o que se halle
presente en una cantidad insuficiente, impide a los restantes producir su efecto
normal o, por lo menos, dism inuye su acción nutritiva». Es el resultado de la apli
cación del m étodo científico o baconiano al tem a de la nutrición de las plantas. No
obstante, a pesar de que en esta época se podía contar ya con la base teórica para
explicar la retención en el suelo de ciertos com ponentes nutritivos, tales com o los
amoniacales y potásicos, parece que Liebig inicialmente no prestó a este im por
tante tema toda la atención debida.
2
Vilmorin, Kuhlmann y Berthelot, así como al ruso Winogradsky, gran impulsor de
la microbiología del suelo.
3. El nacimiento de la
Edafología: Dokuchaev
3
denominados horizontes espódicos. Introdujo el térm ino perfil, recogido posterior
mente por Ramann y cuyo uso se generalizaría hacia 1930.
A partir de esta fecha, generalm ente aceptada hoy com o el hito inicial de la
Edafología, y hasta la Segunda Guerra M undial, el desarrollo de esta disciplina fue
rápido, continuo y con un ám bito universal.
Los discípulos de D okuchaev resultaron personajes igualm ente insignes.
Entre ellos cabe destacar a Nikolai M ikhailovitch Sibirtzev, nom brado profesor
en 1894 de la prim era cátedra de Edafología creada en el mundo, y que a inicia
tiva de su maestro publicó un texto «Pochvovedcnie», de notable difusión, entre
los científicos rusos. A pesar de su corta vida, introdujo conceptos im portantes,
tales com o los iniciales de la zonalidad, intrazonalidad y azonalidad de los suelos,
que fueron base de muchas clasificaciones hasta 1960. Konstantin Dim itrievich
Glinka tuvo una decisiva influencia en el desarrollo de la actividad edafológica,
no sólo en la Rusia zarista, sino en la soviética posterior. Adem ás tiene el m érito
de haber unlversalizado la labor de su época, tanto por ser el fundador de la Inter
national Society o f Soil Science (ISSS) en Roma en 1924, com o por ser autor de
dos obras fundam entales, otra «Pochvovedenie», traducida a varios idiom as y en
la que incluye algunas citas de sus observaciones en España, y la obra «Los G ran
des grupos de suelos del M undo y su form ación», que añade una visión universal
a sus trabajos.
En los Estados Unidos de Norte Am érica se com prendió pronto el interés de la
Ciencia del Suelo. En 1906 Eugene Woldemar Hilgard, am ericano de origen ale
mán, publicó su difundida obra «Soils»,
a v alad a p o r la fo rm ación de geó lo g o ,
edafólogo y agrónom o de su autor. Debe
ser considerado com o uno de los edafólo
gos am ericanos más em inentes, al haber
perfeccionado el estudio de las muestras
de suelo en el laboratorio y otras aporta
ciones. Fue co n tem p o rán eo de M ilton
W h itn e y (1 8 6 0 - 1 9 2 7 ), d e d e c is iv a
influencia sobre la actividad edafológica
en aquel país y en el resto del mundo, a
través de la creación del «Soil Survey».
Las ideas de la Escuela edafológica rusa
se difundieron en Estados Unidos gracias
a la traducción de la obra de G linka al
inglés, llevada a cabo en 1927 por el pro
fe so r C u rtís F le tc h e r M arb u t, c o in c i
diendo con el F irst Intern a tio n a l Con-
g r e s s o f S o il S c ie n c e c e le b r a d o en
Washington. M arbut m erece una mención
especial por ser el autor de uno de los pri-
C.F. M arbut (1863-1935). m eros sistem as de clasificación de suelos
4
en 1924, conocido y difundido bajo su nom bre, así com o la m onum ental obra
«The Soils o f the United States».
Algo posterior es Jacob Samuel Joffe (1886-1963), quien por su origen ruso-
lituano desem peñó un gran papel, no sólo a través de su obra «Pedology», muy
conocida en su tiem po, editada en 1936 y posteriorm ente en 1949, sino por su
labor de relación de la ciencia occidental con la oriental, de cuya inform ación se
sigue haciendo uso, por su carácter histórico.
El grupo integrado por Baldwin, K ellog y Thorp es bien conocido por haber
presentado en 1938 un nuevo sistem a de Clasificación de Suelos, basado en los
criterios de zonalidad clim ática, que perm aneció vigente hasta ser relegado en
1960 con la publicación de la «Seventh Aproxim ation» precursora de la conocida
«Soil Taxonom y-U SD A». De ellos C harles E. Kellog ha sido además el impulsor
de obras tan im portantes com o el «Soil Survey M anual», publicado en 1937. Ree
ditado en 1951 y en 1993, ha sido una obra muy utilizada en los trabajos edafoló-
gicos hasta la actualidad, al norm alizar la m etodología de trabajo para el estudio
de los suelos en el campo.
4. Época reciente
5
Society o f Soil Science, el de Bou-
laine (1989) dedicado a la «Histoire
HISTOIRE des pédologues et de la Science des
DES S o is » , la o b ra de K ru p e n ik o v
(1993), entre otros. En España, para
PEDOLOGUES una revisión más a fondo debe acu-
ET DE LA dirse al trabajo del profesor F. Gon
z á le z , p re s e n ta d o en 1984 con
SCIENCE DES motivo del I Congreso de la Socie
S0LS dad E sp a ñ o la de la C ie n c ia del
S u elo , c e le b ra d o en M adrid y a
Jean Boulaine Sunyer (1996).
6
En Francia no puede omitirse una mención a Albert Demolon, agrónomo y
físico, quien con su obra «Dynamique du Sol» ha contribuido a la formación de
generaciones enteras sobre estos temas. La accesibilidad de este autor al idioma
ruso, gracias a su esposa, ha permitido una conexión importante con esta escuela
edafológica. Henry Erhart cubre la vertiente del estudio de los suelos tropicales y
gracias a su experiencia y sus estudios publicó su difundida obra «La genése des
sois en tant que phénom éne géologique», donde dio a conocer su teoría de la
«bio-rexistasia» que ayuda a una mejor comprensión de muchos procesos genéti
cos, sobre todo en los países de relieves acentuados. Philippe Duchaufour (1912-
2000), maestro de numerosos edafólogos actuales, ha sido uno de los científicos
del suelo más importantes de Francia, con proyección internacional. Su tesis doc
toral (1947): «Recherches écologiques sur la chénaie atlantique fran^aise», puso
de manifiesto las interrelaciones existentes entre material originario, vegetación,
especies forestales, tipos de humus y suelos. Este trabajo, junto con sus posteriores
investigaciones sobre edafogénesis, ha tenido una gran repercusión. En 1961 creó
el «Centre de Pédologie Biologique» (CNRS) en Nancy, del que fue director hasta
1975. Su «Précis de Pédologie» ha constituido una obra de referencia para los
estudiosos del suelo.
En gran Bretaña han existido también figuras notables que han dejado una pro
funda huella en el campo de la Edafología. Alfred Daniel Hall recogió el fruto de
la prolongada labor realizada en Rothamsted en épocas anteriores y se benefició de
este conocimiento para la publicación de sus dos obras principales: «The Soils» y
«Fertilizers and manures», con las que cubrió un amplio campo de conocimientos.
No alcanza menor nivel la labor de John Russell, cuya obra «Las condiciones del
suelo y el crecimiento de las plantas» ha sido reiteradamente editada y traducida al
español, llegando a constituir una base de doctrina agronómica. La última versión
ha sido publicada por la editorial Mundi-Prensa (Wild, 1992). Gilbert W. Robinson
ha sido uno de los más firmes puntales de la Edafología genética, sobre todo a tra
vés de su obra «Suelos, su origen, clasificación y constitución», que ha influido
notablemente en otros países europeos.
Alemania presenta también un numeroso grupo de edafólogos cuyas recientes
contribuciones es preciso destacar. H. Stremme desempeñó un papel crucial en el
desarrollo de la cartografía edafológica durante muchos años. Tuvo una repercu
sión im portante para E spaña el apoyo que prestó a H uguet del V illar en el
ambiente internacional. Su labor queda avalada por la preparación del primer
Mapa de Suelos de Europa, a escala 1:10 millones, en fecha tan temprana como
1927. Este ambiente científico hizo posibles muchas de las realizaciones posterio
res. M.E. M itsterlich abordó los problemas de la fertilización y de la nutrición
vegetal con un sentido matemático y su conocida «Ley de los rendimientos menos
que proporcionales», ha tenido una difusión verdaderamente universal. Vageler
representa a los edafólogos con largo curriculum en los países tropicales, más de
veinte años, lo que le permitió redactar una obra de notable amplitud, que puede
traducirse como «Fundamentos del estudio de los suelos de los países tropicales y
subtropicales», contribución importante para las regiones en desarrollo.
7
La tradición holandesa en los estudios sobre suelos se ve confirm ada en esta
etapa reciente por la presencia de notables edafólogos com o D.J. Hissink, traba
jando especialm ente sobre tem as de quím ica del suelo y de salinidad. El estudio
de los suelos de sulfatos ácidos se ha desarrollado con una gran rapidez, en
buena parte por la crítica situación de estos suelos y por sus dificultades de utili
zación. Fue W.F.J. van Beers el iniciador de estos estudios tan especiales, al
mismo tiempo que desarrollaba una gran actividad en tem as referentes al drenaje
de los suelos sim plemente hidrom orfos. Su obra «Acid Sulphate Soils» es la pri
mera que sienta los criterios y perm ite un rápido diagnóstico de suelos con pro
piedades tan peculiares. Además, desem peñó un im potante papel en la prepara
ción del M apa M undial de Suelos, a lo que hay que añadir su labor com o
Secretario de la ISSS desde la posguerra hasta el año 1974, llevada con gran
acierto. Su experiencia en suelos tropicales ha quedado plasm ada en su obra
«Tropical Soils».
La labor de W alter L. Kubiena requiere una m ención especial, no sólo por la
com plejidad e im portancia de la misma, sino por exigir el debido detalle su
labor en España. Fue un estudioso capaz de abarcar diversas ramas del conoci
miento y alcanzar en ellas una situación preem inente. A sí, el desarrollo del
estudio de la M icrom orfología del suelo tiene en Kubiena su iniciador. En 1938
publicó la obra «M icropedology», que había de m arcar la pauta en este campo
durante muchos años. En cuanto al estudio de la génesis y la clasificación de los
suelos, su obra, fruto en parte de su período de estancia y trabajo en el Instituto
de Edafología y Fisiología Vegetal (hoy Centro de Ciencias M edioam bientales)
en M adrid, apareció en 1952 en español
bajo el título «C laves S istem áticas de
W. L. KUBIENA
Suelos» y en 1953 en inglés como: «The
Soils of Europe», siendo am bas, edicio
THE SO IL S O F E U R O P E
nes a carg o del C o n sejo S u p e rio r de
¡«UEii urijcr thc ¿U5|tt.cí o í thc
Uno de los temas en el que los edafólogos norteamericanos han tenido una
intervención decisiva es el estudio de la erosión y conservación del suelo, cuyo
enfoque inicial se debe a Hugh H. Bennet (1881-1960), fundador del Soil Conser-
vation Service y verdadero m ovilizador frente al problem a de la erosión. Su obra
«Soil Erosión a National M enace» prim ero y su libro básico sobre «Soil Conserva-
tion», asi lo acreditan y demuestran su aportación a un tem a de tanta actualidad
hoy en día (Simms, 1973).
9
5. La Edafología en España
La labor de Huguet del Villar es realmente notable y ha sido recogida con gran
detalle por M artí (1984). Entre sus diversas obras como pionero de los estudios
sobre el suelo en España, es difícil estim ar cuál es la más importante, si su texto
«El Suelo» de 1-931, primera obra extensa en español, o bien el libro «La reacción
del suelo, su medida y su significación» o bien la obra «Los Suelos de la Península
Luso-Ibérica», que incluye una versión resum ida en inglés realizada por G.W.
10
Robinson, bien cualificado para ello. En
esta extensa y documentada obra expone
y utiliza su sistem a de clasificación de * M IN ISTER IO OE A GRICULTURA
tado en color.
Tanto el texto, editado en Madrid en
1937, como el mapa, impreso en Londres
en 1938, se p erdieron casi totalm ente
como consecuencia de las dos guerras,
e sp añ o la y m u n d ial, e x istie n d o en la
actualidad muy pocos ejem plares. Sin
em bargo, d u ran te m uchos años, hasta DIRECCIÓN GENERAL DE AGRICULTURA
SERVICIO DF. PUBLICACIONES AGRICOLAS
1957, fue el único elemento cartográfico 1 e a a
ll
los consejeros colaboradores, debía determinar las zonas en las cuales debían eje
cutarse los trabajos de formación del Mapa, atendiendo a la mayor utilidad de los
mismos. La representación gráfica debía reflejar, «además de los datos geográfi
cos, los que caracterizan el medio agrícola natural, suelo y clima: origen y com po
sición del suelo por masas de constitución análoga, perfiles y análisis». Se aprecia
una concepción avanzada para la época y una voluntad de acercarse a los países
más activos en este ámbito. Se llegaron a publicar algunas hojas a escala 1:50.000,
pero una labor de este tipo requería numerosos equipos con una sólida formación
edafológica, en una época muy inicial todavía para la cartografía de suelos. Los
mapas 1:50.000, serie inacabada, dieron paso a los mapas 1:250.000, decisión que
denota una falta de motivación y de visión de futuro.
Ya desde bastantes años antes se estaba llevando a cabo en países como Esta
dos Unidos (Cap. 21) una cartografía a escala 1:20.000 de las principales zonas de
aquel país, de la que se ha podido obtener múltiples beneficios en actuaciones
diversas sobre el territorio (Kellog, 1977) y cuya vigencia se mantiene con actuali
zaciones periódicas.
12
cada que, al hallarse en la primera línea de la investigación, contribuyó a desarro
llar multitud de vocaciones desde los primeros años.
13
Pontevedra, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Almería y Málaga ha quedado plas
mada, en buena parte, en la revista Anales de Edafología y Agrobiología que se
publicó hasta 1993, en su última etapa bajo el nombre de «Suelo y Planta», en
revistas internacionales y en una colección de mapas de suelos, desde el de España
a escala 1:1.000.000 dirigido por el profesor A. Guerra (1968), a mapas provincia
les de 1:250.000.
La Sociedad Española de la Ciencia del Suelo ha asumido la continuidad de
una revista en español que permita dar difusión a los trabajos de investigación
sobre el suelo en esta lengua. Desde 1995 publica la revista «Edafología» cuyo
impulsor ha sido el profesor José Aguilar, de la Universidad de Granada (España).
14
sifícación con fines de riego. González-Gallardo (1941) destaca que no hubo
investigación en este campo de la ciencia del suelo. Se copiaron metodologías
no siem pre adaptadas a las condiciones de M éxico (Ortiz et al. 1989), produ
ciéndose en algunos casos recom endaciones con «datos faltantes» lo que no
ocurre sólo en México.
— A partir de 1950 surgió com o estrategia para el desarrollo agrícola el uso de
insumos (fertilizantes, semillas mejoradas, insecticidas, etc.) con la colabora
ción de la Fundación Rockefeller, dándose un gran impulso en el campo de la
Fertilidad de suelos y formándose un gran número de especialistas.
En México, con ocasión de la Segunda Conferencia Interamericana de Agricul
tura, se fundó la Sociedad M exicana de la Ciencia del Suelo en 1952 unida a las acti
vidades de la ISSS. En 1952 se fundó la Sociedad Latinoamericana de la Ciencia del
Suelo, y en 1962 se creó la Sociedad M exicana de la Ciencia del Suelo. Entre las
figuras más destacadas cabe citar al Dr. Nicolás Aguilera que impulsó los estudios de
suelos primero desde la Escuela Nacional de Agricultura (hoy Universidad Autó
noma de Chapingo) y, posteriormente, desde la UNAM (García Calderón, 2(X)0).
El primero en impulsar el desarrollo de la Ciencia del suelo como ciencia inde
pendiente en Uruguay fue el geólogo Karl Walther. Fue él quien, a partir de 1960
estableció que el estudio del suelo en Uruguay no podía limitarse a aspectos aislados,
ya fueran físicos, químicos, geológicos o agronómicos, para no incurrir en interpre
taciones parciales e incluso erróneas (Durán, 1985). Cabe citar igualmente como
antecedente importante, la labor realizada en los años 1940 por Carlos Fynn y como
trabajo reciente la síntesis de los suelos de Uruguay de Artigas Durán (1985), que
incluye una valiosa bibliografía específica de los suelos de aquel país.
7. Perspectivas de futuro
• L legar a definir una agenda de investigación al servicio del desarrollo para lograr un
uso y una gestión sostenibles de los recursos naturales.
• Crear un marco com ún para las propias actividades de investigación.
• Establecer las m aterias en las que la investigación podría y debería contribuir de
forma im portante a com prender los m ecanism os del desarrollo sostenible.
• Favorecer una transferencia de conocim ientos más eficaz y analizar científicam ente
y apoyar la tecnología y el conocim iento autóctonos, teniendo en cuenta que los
beneficiarios son la gente local, que vive en el área donde el desarrollo está teniendo
lugar: enfoque «orientado al usuario».
15
En el Congreso Mundial de Ciencia del Suelo celebrado en M ontpellier en
1998, en el que la International Society o f Soil Science (ISSS) ha pasado a ser la
International Union o f Soil Science (IUSS), se ha destacado el papel del suelo
como componente del medio ambiente. Se han debatido los retos que tiene actual
mente planteados la Ciencia del Suelo:
• Desarrollo del conocimiento de los suelos del mundo: papel de los suelos en los
ciclos del agua y elementos químicos / ejes prioritarios de investigación / cómo se
aplican y deberían aplicarse los conocimientos sobre los suelos / naturaleza multidis
ciplinar de la ciencia del suelo / interdisciplinariedad / prioridades a establecer.
• Desarrollo de las relaciones entre los suelos y las sociedades humanas: priorida
des temáticas y geográficas / interdisciplinariedad.
• Desarrollo del acceso al conocimiento de los suelos para todos: toma de concien
cia de la importancia de los suelos para el presente y el futuro de las sociedades
humanas en el medio ambiente / estrategias pedagógicas.
• Efecto de la estructura y propiedades del suelo sobre la dinámica del flujo preferen-
cial y el transporte de contaminantes en suelos: hjvogel@iup.uni-heidelberg.de
• Investigación a escala de paisaje en relación con la calidad del suelo y el agua:
chris.moran@csiro.au
• Mineralogía y geoquímica de la regolita: rob.fitzpatrick@adl.clw.csiro.au
• Reacción de los minerales del suelo a los cambios climáticos y al manejo del suelo:
b.sing@ aess. usyd. edu.au
• Mineralogía y micromorfología de la edafogénesis: hstahr@uni-hohenheim.de
• Mineralogía del suelo en relación con la fertilidad y toxicidad del suelo:
bob.gilkes@uwa.edu.au
• Suelos urbanos y pertúrbanos: morel@ensia.u-nancy.fr
• Seguridad alimentaria y uso del suelo: fandreux@u-bourgogne.fr
• Actitudes frente al uso del suelo y el territorio: Benno. Warkentin@orst.edu
• Indicadores del suelo para la sostenibilidad del uso del suelo: dekimpec@em.agr.ca
• Suelos afectados por sales y el medio ambiente: Jorge.Batlle@uv.es;
chainam @Idd.gol. th
• Salinización, normas de manejo del agua: dsuarez@ussl.ars.usda.gov
• Microbiología del suelo para cuantificar las cualidades de la estructura del suelo:
pmpong @Idd. go. th
• Micromorfología y submicroscopia para interpretar las cualidades del suelo:
georges.stoops@rug.ac.be
16
• Identificación y determinación de los parámetros de calidad del suelo para evaluar la
sostenibilidad y los impactos socioeconómicos derivados de la erosión del suelo y el
manejo del agua del suelo: dechen@cec.iac.br
• Modelización integral para la toma de decisiones en conservación de suelos:
delgado @cidiat. ing. ula. ve
• Mejora y degradación del suelo por medio de la deforestación: huettl@tu-cottbus.de
• Desarrollos en la evaluación y manejo de suelos forestales: pkhanna@gwdg.de
• Técnicas físico-químicas para la remediación de suelos contaminados:
besnlepp @livjm. ac. uk
• Técnicas biológicas para la remediación de suelos contaminados:
steve. meg rath @bbsrc. ac.uk
• Criosoles y criogénesis: tarnocaict@em.agr.ca
• Bases de datos digitales nacionales y globales: sombroek@isric.nl
• Dinámica del carbono del suelo y efecto invernadero: Lal.l@osu.edu
• Degradación de suelos y desertificación: hari.eswaran@usda.gov
• Interacciones entre los minerales del suelo, componentes orgánicos y microorganis
mos: huangp@sask.usask.ca
• Proceso de datos de suelos: edafometría: marc.vanmeirvenne@rug.ac.be
• Paleoedafología: bronger@geographie.uni-kiel.de
• Sostenibilidad de los ecosistemas de suelos de arrozal: rogercon@pworld.net.ph
• Suelos de horticultura urbana, campos de deportes y jardinería:
jos. koolen @user.aenf. wag-ur. ni
• Sensores remotos, cartografía de suelos y estudios de evaluación y degradación de
suelos: richard.escadafal@cesbio.cnes.fr
• Procesos mecánicos e hidráulicos en suelos estructurados: rhorn@soils.uni-kiel.de
• Contaminación de suelos y aguas subterráneas: jwhopmans@ucdavis.edu
• Funciones del suelo en áreas urbanas, industriales y de minería para una mejor
calidad de vida: wolfgang.burghardt@uni-essen.de
• Educación, estrategias pedagógicas y formación de profesores: dosso@cnearc.fr
• Fertilizantes y enmiendas orgánicas: jtdims@udel.edu
• Suelos y geomedicina: Eiliv.Steinnes@chembio.ntnu.no
• Normas para un uso sostenible del suelo: hurni@giub.unibe.ch
• WOCAT: Perspectiva mundial de enfoques y tecnologías de conservación:
g.kimaru@cgiar.org
• Manejo de suelos de sulfatos ácidos: Freeman.Cook@dnr.qlp.gov.au
• Rizosfera: hinsinge@ensam.inra.fr
• Funciones del suelo en la biosfera: trof@soil.msu.ru
17
ESTUDIO DE CASOS
1. Indicar alguna palabra española de origen árabe que indique el conoci
miento de las técnicas de riego que tenían estos habitantes de la Península
Ibérica en la Edad Media.
Respuestas
8. Bibliografía
18
Krupenikov, I. A.: History o f Soil Science. From its inception to the present. A. A. 350 pp.
Balkema, 1993.
Sunyer, P.: La configuración de la Ciencia del Suelo en España (1750-1950). MAPA &
Doce Calles, 612 pp. Madrid, 1996.
Yaalon, D. H. and S. Berkowicz. (ed.): History ofSoil Science: International Perspectives.
Catena Verlag. 438 pp. Reiskirchen. Germany. 1997.
19
2
El suelo como ente natural: Organización
El suelo es la base de todos los ecosistem as terrestres.
E.M. B r id g e s y L.R. O ld e m a n , 1999
El suelo queda delim itado en su parte superior por la superficie del terreno, su
límite inferior puede resultar más difícil de definir. Teniendo en cuenta que los
procesos de formación del suelo producen m odificaciones en sentido vertical, la
21
variación de las propiedades es función de la distancia a la superficie. La profundi
dad, a partir de la cual las características son constantes, con independencia de la
distancia a la superficie o presentan ritmicidad de carácter estratigráfico, define el
límite inferior del suelo.
La vista y el tacto, como sentidos, y un cuchillo y una lupa de mano serán ins
trumentos básicos en una prospección de campo. La interpretación de fotos aéreas
utilizando pares estereoscópicos facilita el situar los puntos de observación (cali
catas, sondeos u otros) en posiciones representativas, al permitir identificar unida
des morfológicas, que suelen estar relacionadas con las unidades de suelos. La
relación existente entre unidades geomorfológicas y unidades de suelos se debe a
su origen y evolución comunes, lo que permite establecer unidades morfoedáfi-
cas (Gaucher, 1981).
Una unidad morfoedáfica viene caracterizada por una categoría de suelos cuyas propie
dades varían dentro de estrechos intervalos. Es una parte del terreno que corresponde a una
unidad geomorfológica que lleva asociada una determinada categoría de suelos o a una aso
ciación de ellos, de tal manera que, en una región dada, la presencia de la unidad geom orfo
lógica considerada implica necesariam ente la aparición de la unidad de suelos que tiene
asociada y viceversa (Gaucher, 1981).
Los suelos presentan una variabilidad espacial significativa con cambios late
rales graduales. Pediones cuyas características varían dentro de intervalos estre
chos de unos a otros pueden agruparse en una misma unidad. Se trata de isopedio-
nes: conjunto de pediones contiguos que constituyen un polipedión (Johnson,
1963).
El polipedión, por la extensión que ocupa, puede tener representación cartográfica en
mapas de suelos a escala grande, constituyendo una unidad cartográfica (Cap. 21). Ahora
bien, dentro de un polipedión puede haber cierta variabilidad entre los pediones que lo inte
gran. Aparte de los isopediones puede haber pediones que ocupen una superficie demasiado
pequeña para poder ser representada a la escala del mapa a la que se trabaja: constituyen las
inclusiones o impurezas. En mapas a escala grande no llegan a superar un 15 a 20 % de la
superficie de la unidad cartográfica representada.
22
El paso de una unidad cartográfica de suelos (Cap. 21) a otra contigua viene
caracterizado por cam bios graduales en la m orfología y propiedades de los hori
zontes por lo que el pedión representativo de un polipedión no será el que ocupe
una posición de borde, sino aquél que se halle en el interior de una unidad carto
gráfica. Este aspecto deberá tenerse en cuenta al situar los puntos a estudiar en el
campo.
Dokuchaev introdujo la utilización de las prim eras letras del alfabeto latino
para designar los sucesivos horizontes de un suelo. Este uso se ha generalizado en
el ám bito mundial, ya que resultan una ayuda extrem adam ente útil para transferir
información en m orfología de suelos. Los horizontes principales se denom inan A,
B, C, etc. No obstante, hay que destacar que las distintas entidades que se vienen
ocupando de la nom enclatura de horizontes no han logrado un acuerdo com pleto al
objeto de uniform izar la simbología.
23
Para denominar los horizontes se puede emplear como criterios:
24
— Si los horizontes principales son claramente identificables, con inclusiones de
uno de ellos en el otro, se designan ambos separados por una barra. Por ejemplo,
A/B o B/A, según cual predomine.
• Las discontinuidades litológicas representan cambios abruptos en la litología del
material originario del suelo, detectadles en sentido vertical en el perfil, causados por
procesos geológicos (Schaetzl, 1998). Se expresan anteponiendo a la letra del hori
zonte un número arábigo de forma secuencial. Por ejemplo, A 2C.
B/A
B s.v.Ma.v.yd,/,
i:1'.'-v.
B/C
H (histos, tejido) Horizonte orgánico de un suelo orgánico. Formado por acumulación «in situ» de
materia orgánica en superficie, en un medio saturado de agua durante períodos pro
longados. Horizonte de turberas. Denominación FAO (Driescn et al., 1991).
materiales 0*Hs
minerales
20 % C. orgánico
O (orgánico) Horizonte orgánico de un suelo mineral. Formado en la parte superior del suelo
en condiciones predominantemente aerobias. Contiene un 20 % o más de carbono
orgánico. Horizonte típico de suelos de bosque.
25
D en o m in ació n D efinición
i i i r
26
Los principales subíndices recomendados son:
27
Medios más representativos Nomenclatura Ejemplos de
Criterios básicos de diagnóstico
Proceso identificado y origen aplicación
Algunos autores han gene h Ah Brillo por lo menos una unidad inferior al del
ralizado la utilización del horizonte subyacente, o 0,5 % más c.o. que
subíndice h para designar el 1C o ambas cosas y c.o. < 17 %.
horizontes ricos en
humus, con independencia Ah En Andosoles, p.e.
del proceso, horizonte A
enriquecido (Canadá SSC,
1978, Duchaufour, 2001).
Tanto los sesquióxidos hs Bhs Color: En húmedo el brillo y el croma es 3 o
como la materia orgánica menos (Cap. 3).
son significativos
Suelos hidromorfos
deificación g Ag, Bg, Cg Colores grises, moteados; derivado de condi
(celta, gley) ciones anaerobias. Capa freática.
Acumulación de c Ce Elem entos esferoidales. Colores oscuros.
concreciones de hierro Condiciones hidromorfas actuales o anti
y/o manganeso guas (paleo), muy prolongadas.
Otros medios
Acumulación secundaria q Cq Recubrimientos blancos de ópalo.
de sílice (ingl. quartz)
Cementación continua qm Bqm Horizonte subsupcrficial cementado por sí
por material silíceo Cqm lice, difícil de trabajar con el cuchillo y que
no se deshace en agua. Insoluble en HC1 IN
y soluble en KOH en caliente. Tepetate
(P-P-)
Desarrollo de consistencia, X Cx Fragipán. Horizonte subsuperficial con den
fragilidad o densidad sidad aparente alta. En seco parece cemen
aparente elevada tado; en húmedo es muy frágil. Muy poco
permeable. Grietas poligonales.
Acumulación residual de ox. Box Análisis de laboratorio.
sesquióxidos en suelos (fr. oxide)
tropicales
lluviación de arcilla muy Pl Btpl Horizonte subsuperficial muy rico en arcilla
acentuada (esp. iluviada. Cambio textural abrupto.
planosol)
Oxidación de sulfuras j Bj Presencia de jarosita: KFe 3(S 04) 2(O H )6.
(esp. Posible en suelos drenados que contenían
jarosita) sulfuras. Condiciones de acidez extrema,
pH < 3,5.
Tipo de material r Cr Saprofita, roca ígnea meteorizada o rocas
blandas poco consolidadas. Impiden el paso
de las raíces. D ificu ltad de excav ació n
moderada a baja.
Horizonte f Zonas boreales.
permanentemente helado (ingl. frost)
Laterización V Plintita. Presencia de material rojizo rico en
hierro, entrerrejado con material de color
claro. Se endurece irreversiblemente al expo
nerlo al aire, si se deseca y humedece repeti
damente. Zona tropical, o en paleosuelos.
—>
28
Medios más representativos Nomenclatura Ejemplos de
Criterios básicos de diagnóstico
Proceso identificado y origen aplicación
Situaciones particulares
Horizonte enterrado b Ab Superposición de suelos. Se puede identifi
(ingl. buried) car por una secuencia anómala de colores o
de propiedades en el perfil.
ESTUDIO DE CASOS
En la planificación de un estudio de suelos en un área semiárida, se desea que
todos los prospectores que van a intervenir en el equipo utilicen los mismos cri
terios al describir los suelos. Para ello se prepara una guía que debe contem
plar los siguientes casos, para los que debe concretarse la denominación a uti
lizar, lo que se pide que haga:
1. Horizontes en superficie formados por una calcilutita, en superficie por ero
sión y que es objeto de cultivo.
2. Horizontes que presentan una estructura y color diferentes a las del mate
rial originario y cuya posición es subsuperficial.
3. Horizonte subsuperficial, estructurado, rico en materiales silicáticos y que
presenta yeso vermiforme.
4. Horizonte formado por gravas que presentan cemento geopetal.
5. Horizonte subsuperficial, con estructura edáfica, predominio de material
silicático, si bien presenta acumulaciones de carbonato cálcico.
6. Horizonte subsuperficial con acumulación generalizada de carbonato cál
cico, sin estructura edáfica, y con más del 60 % de carbonato cálcico equi
valente. Su color es amarillo anaranjado.
7. Horizonte subsuperficial cementado por carbonato cálcico.
8. Horizonte formado por una roca caliza dura, no fragmentada.
Respuestas
1. Ap 2. Bw 3. Bwy 4. Ck
5. Bwk 6. Bk = K 7. Bkm = Km (corresponde a una
costra caliza)
8. R
29
«M ás que “ suelo” y “ subsuelo” nos interesa conocer el suelo de arriba abajo, desde la
superficie hasta la roca o m aterial originario. En una palabra, nos interesa con o cer “la
naturaleza del suelo” y no una parte de él». E stas palabras fueron escritas y publicadas en
1938 por A ntoni Oriol y Josep Valle en el libro publicado en catalán Q ué és la C iencia
del sol. Los autores afirm an, no sin razón, que en to d a A gricultura se habla de «suelo»
(tierra trabajada y afectada por los aperos de labranza) y «subsuelo» (zona no intervenida
por ellos), lo que representa haberse quedado en una fase m uy inicial en la com prensión
del com portam iento «suelo», aquella en la que este ente natural era visto únicam ente
com o un soporte para el crecim iento de las plantas. De esta concepción del suelo procede
el criterio sim plista de los m uéstreos de 0 a 20 cm (una m uestra) y de 20 a 40 cm (otra)
en análisis de fertilidad, cuando lo que puede requerirse es una observación de todo el
perfil del suelo y no de sólo una parte de él, para poder llegar a un buen diagnóstico de un
problem a.
3. Sequum
4. Horizontes de diagnóstico
30
El concepto de horizonte de diagnóstico se introdujo en la cuarta aproximación de Soil
Taxonomy en 1955 (Cline, 1979). La utilización de los horizontes de diagnóstico fue un
tema muy discutido inicialmente. M uir (1969), por ejemplo, afirm a que Soil Taxonomy da
más importancia a la presencia o ausencia de un horizonte de diagnóstico que al perfil en sí
mismo y que ello representa un retroceso en relación al sistema de Kubiena; Duchaufour
(1963) también resulta muy crítico. Contrariamente, Boulaine (1982) considera que la utili
zación de los horizontes de diagnóstico hace que Soil Taxonomy se base en el principio
general de la edafogénesis; y según Smith (1981) representa introducir indirectamente la
génesis en la definición de los taxones.
Los horizontes de diagnóstico no son unidades independientes, sino que los de cada
suelo corresponden a una determinada organización y derivan de los procesos edafogénicos
actuantes. Esto, junto con la objetividad alcanzada en la aplicación de estos conceptos,
explica que su uso se haya generalizado. No obstante, se ha objetado que Soil Taxonomy ha
dado dem asiada preponderancia a algunos de estos horizontes como criterio de diagnóstico,
a pesar de que su identificación no siempre resulte incuestionable incluso en laboratorio, lo
que debilita las interpretaciones. La utilización de los horizontes de diagnóstico no va nece
sariamente ligada a Soil Taxonomy, sino que otros sistemas de clasificación también los
usan (Caps. 19 y 20).
5. Epipedión y endopedión
Móllico Con buena estructura. Horizonte de color oscuro debido a la materia orgánica; satu
ración de bases alta (Cap. 9), superior al 50 %. Típico en suelos de pradera de gra-
31
Denominación C aracterísticas simplificadas
Mclánico Horizonte de color oscuro, con elevado contenido de materia orgánica, característico
de suelos volcánicos.
Folístico Generalmente material orgánico que contiene un volumen importante de fibras de
Sphagnum (más del 75 %) y una baja densidad aparente (Cap. 11). Saturado con agua
menos de 30 días.
32
Denom inación C arac te rístic a s sim plificadas
AMBIENTES
Horizontes
Mediterráneo Templado-Húmedo Tropical húmedo Tropical árido
Epidediones:
• •• •• •• • ••
O chrico.......................
M óllico....................... • •• •
U m brico..................... • •• ••
Melánico..................... • •
A ntrópico................... •
Plaggen....................... •
Hístico ....................... • •
Folístico .....................
Endupediones:
C ám bico..................... • •• •• •• •••
C álcico ....................... •• ••
Argílico....................... •• • • •• •
Petrocálcico ............... •• •• ->
33
AMBIENTES
Horizontes
Mediterráneo Templado-Húmedo Tropieal húmedo Tropical árido
G ypsico........................ • •
A lb ico .......................... • • •
Nátrico ........................ • •
S á lic o .......................... • •
D uripán........................ • ••
A grico.......................... •
E spódico...................... ••• •
Fragipán ...................... •
G ló sic o ........................ •
Plácico ........................ •
O rtstein ........................ •
Óxico .......................... • ••
Kándico ...................... •
Sómbrico .................... •
Sulfúrico...................... •
Petrogypsico............... •
6. Soium
El solum es la parte del perfil más afectada por procesos edafogénicos y bióti-
cos, origen de las propiedades y características que han provocado su diferencia
ción respecto al material originario. De una form a aproxim ada se puede considerar
que es el conjunto de los horizontes A y B. Para algunos tipos de estudios puede
resultar suficiente referirse a esta parte del pedión, en lugar de considerar todo el
suelo.
El solum es un perfil incompleto. El límite inferior del solum es difícil de establecer
(Chizhikov, 1968). La aplicación práctica de este concepto puede resultar dificultosa, si se
atiende a la definición estricta. Por ello en la práctica se suele tomar como límite inferior la
profundidad máxima alcanzada por las raíces de las plantas perennes, lo que corresponde a
la zona de actividad biológica más intensa. A partir del estudio del solum, un prospector
experimentado debe ser capaz de inferir las propiedades del suelo completo. En algunos
casos, será necesario estudiar todo el perfil, precisamente para explicar por qué se detienen
las raíces donde lo hacen.
7. Sección control
Para algunas aplicaciones, el estudio puede concretarse en una parte del suelo,
delimitada de forma específica, adaptada al objetivo buscado y establecida con la
mayor precisión posible. Esto ha llevado a introducir el concepto de sección con
trol (S.S.S., 1975), que se utiliza para caracterizar el régimen de humedad del suelo
(Cap. 19), para definir familias de suelos según las clases del tamaño de las partí
culas o según las clases mineralógicas, etc. El criterio utilizado para delim itar una
sección control no es el mismo según la característica a que se haga referencia.
34
La determinación de la sección control de humedad de un suelo determinado tiene por
objeto facilitar la estimación de su régimen de humedad, que está estrechamente relacio
nado con la disponibilidad de agua para las plantas y su crecimiento, de ahí que se tome en
consideración en la denominación de los suelos según Soil Taxonomy.
La sección control de la mayoría de los suelos tiene como límite superior el definido
por la profundidad a la que llega el frente de humectación después de 24 horas de añadir 25
mm de agua al suelo en estado seco y el inferior, después de 48 horas de añadir 75 mm:
10
20
* * * * *
30 30
* * * * * 00000000
* * * * 00000000
* * * * * 00000000
60 00000000
00000000
00000000
00000000
cm cm 90
cm
La presencia de elementos gruesos hace que estos límites sean más profundos, también
se verán afectados por la presencia de galerías de animales, grietas, etc.
35
8. Bibliografía
36
3
Morfología y descripción de suelos
Hay que destacar la importancia del trabajo de campo para llegar
a entender la génesis y el comportamiento de los suelos.
P hter , W. B irkeland . 1973
Existen una serie de características del suelo que pueden observarse directa
mente y medirse fácilmente en el campo. Las relaciones existentes entre característi
cas morfológicas y otras propiedades de interés (funciones de edafotransferencia,
Lilly, 2000), permiten inferir éstas a partir de aquéllas. El establecimiento de tales
relaciones es, a menudo, una labor delicada que requiere una gran experiencia local.
37
Su interés es incuestionable para deducir o inferir otras propiedades más difíciles de
medir en el campo o que requerirían análisis de laboratorio lentos y costosos.
Una prospección edafológica de calidad será aquélla que tome en considera
ción propiedades altamente relacionables con procesos formadores y con el com
portamiento del suelo frente a posibles usos o actuaciones. Lo deseable será que se
hayan establecido relaciones m orfología-respuesta para los suelos de una determ i
nada localidad o región, debiendo evitar generalizaciones indiscriminadas en la
aplicación de tales relaciones a suelos de otras zonas, sin contrastar previamente su
validez. Entre las relaciones cualitativas de validez bastante general cabe indicar
las siguientes:
Propiedades
Propiedades de posible inferencia
observadas
Límite entre Abrupto:
horizontes — Laboreo.
— Sucia de labor. Impide el paso de las raíces y el agua.
— Vejez del suelo. Facilita la identificación de horizontes.
— Contacto lítico.
Irregular:
— Con digitaciones oscuras del A que entran en el B: actividad de la macrofauna.
— Con amplias ondulaciones: en suelos de bosque pueden corresponder a árboles
arrancados por el viento.
Lenguas o digitaciones:
— Un álbico, E, que entre en un argílico o un nátrico: vejez del suelo. La lengua
puede corresponder a una vía de circulación preferente del agua.
Espesor de un El espesor del epipedión suele estar relacionado con el crecimiento de las plantas
horizonte y el rendimiento de los cultivos.
Epipedión de gran espesor: Vegetación originaria a base de gramíneas.
Profundidad del Posibilidades de enraizamiento en general y anclaje para árboles.
suelo Disponibilidades de agua y nutrientes.
Aptitud del suelo para el crecimiento de las plantas.
Profundidad Profundidad hasta la cual pueden desarrollarse las raíces, siempre que el agua no
efectiva sea un factor limitante. Puede haber unas pocas raíces finas o muy finas.
Debe indicarse la planta de referencia.
Restringida por contacto lítico o paralítico; horizonte cementado; horizonte
compacto, temperatura del suelo; fragipan.
Color Componentes:
— Color oscuro:
• Materia orgánica
• Minerales ferromagnesianos
• Heredado del material originario (esquistos)
• Óxidos de hierro y manganeso
• Materiales piroclásticos (lapilli)
— Color blancuzco:
• Arena cuarzosa
• Caliza
• Yeso
• Algunos materiales volcánicos: pumitas y jabíes (Canarias, México, etc.).
• Sales más solubles que el yeso (eflorescencias blancas en superficie).
38
Propiedades Propiedades de posible inferencia
observadas
Estructura Aireación.
Movimiento del agua.
Nascencia. Costra superficial.
Erosionabilidad.
Paso de raíces. Muy restringido en horizontes con estructura maciza.
39
2. Metodología para estudios macromorfológicos
Al abrir una calicata hay que aplicar criterios respetuosos con el suelo a rehabilitar una
vez acabado el estudio. Para ello el material de la parte superior, correspondiente al epipe-
dión, se amontonará separadamente del resto, de forma que no se mezclen los materiales y
al tapar la calicata se pueda reponer en su lugar y se rehabilite el suelo adecuadamente. La
excavación se realiza de forma que la calicata quede orientada para recibir luz solar sin
sombras en algún momento del día y el frente sea lo más vertical posible, evitando colocar
tierra encima de este frente, o alterar la vegetación natural o el cultivo, para que se puedan
tomar fotografías de calidad.
Para estudios en visión estereoscópica se harán dos tomas desde posiciones separa
das aproximadamente un metro. Las fotos deben hacerse antes de la descripción, prepa
rando el perfil para eliminar las huellas de la excavadora. Se procede a fotografiar el
perfil colocando una escala decimétrica o centimétrica y, generalmente, una referencia
escrita.
40
En suelos en ladera se estudia el perfil lateral en el sentido de la ladera, de lo contrario
se obtendrá la sensación de que los horizontes son aproximadamente horizontales. En posi
ciones geomorfológicas en las que aparezca una capa freática será necesario achicar el
agua, para tener acceso a todo el perfil.
Al iniciar el estudio de una calicata resulta conveniente hacer una primera
observación en los frentes y paredes laterales, con el fin de reconocer la posible
varibilidad lateral. En este momento es preferible no limpiar las superficies, ya que
la estructura se identifica mejor si el perfil ha tenido ocasión de secarse y, además,
puede haber caracteres tem porales, tales com o eflorescencias salinas, que constitu
yen una información que podría perderse.
Posteriormente se procede a limpiar cuidadosam ente el perfil con un cuchillo
de monte o instrum ento análogo y, si se cree necesario, se profundiza horizontal
mente. Se localizan los límites entre horizontes que se señalarán con el cuchillo y
se anotará la profundidad de cada horizonte. Se describirán suficientes horizontes
para dar una imagen clara del suelo, si bien se minim izarán las variaciones en la
interpretación visual, para no realizar subdivisiones innecesarias. Se establecerán
relaciones entre horizontes (Bridges, 1997). Identificados los horizontes, se estu
dian detalladam ente a partir de las características de referencia. Se da nombre a
cada horizonte y se realizan las anotaciones en una ficha norm alizada de descrip
ción, de la forma más objetiva posible utilizando criterios estándar, para facilitar el
intercambio de información y poder establecer comparaciones.
Un prospector experimentado puede describir por término medio entre 5 y 6 calicatas
en una jornada de trabajo. Un principiante no debe desesperar si no es capaz de distinguir
inmediatamente los horizontes, algunos a veces no están presentes.
Después de la descripción se procede al muestreo. Las muestras se toman con una fina
lidad determinada, por lo que el prospector debe anotar en la ficha los análisis a solicitar del
laboratorio, que serán aquellos que le vayan a ayudar en sus interpretaciones. Si se mues-
trea todo el perfil, las muestras se tomarán empezando por la base. Las bolsas de plástico se
etiquetan por fuera, anotando la referencia de la calicata y la profundidad de muestreo tanto
en la bolsa como en la ficha.
El estudio de cortes de carretera, taludes o trincheras debe evitarse como fuente de
información básica, ya que las superficies al estar expuestas a la intemperie sufren modifi
caciones tanto en su morfología como en sus propiedades químicas. En algunos casos, la
parte superior incluso puede haber sido eliminada, o recubierta con materiales paleados.
41
C rite rio a d o p ta d o D e nom inación
Anguloso
Dcndrítico
Denticulado
Dignaciones
Lenguas
Lobulado
42
La relación entre horizontes puede proporcionar información acerca de la formación y
evolución del suelo y del paisaje, así como de posibles alteraciones de origen antrópico.
Un cambio textural abrupto es un síntoma de vejez. Es el que se presenta, por ejemplo,
entre un horizonte álbico y un argílico subyacente. Las lenguas de álbico que entran en un
argílico se interpretan como vías preferenciales de circulación de agua. Un límite abrupto
por laboreo, definido por la presencia de una capa compactada, supone un impedimento a
la penetración de las raíces, una falta de aireación y mala circulación vertical del agua. Un
límite abrupto puede indicar igualmente una superposición de materiales, es decir, una dis
continuidad litológica.
001 Localización
002 Cartografía. Teledetección
003 Prospección: Prospector, fecha
004 Características Climatológicas y Meteorológicas
005 Temperatura y agua del suelo
006 Geomorfología
007 Pedrcgosidad superficial y afloramientos rocosos
008 Material originario
009 Vegetación natural
010 Usos del terreno
011 Tecnología de suelos
012 Descripción de horizontes
013 Características y criterios estándar de descripción
014 que se
015 exponen
016 a lo
017 largo
018 del
019 presente
020 capítulo
021 Clasificación y significación cartográfica
Hay propiedades del suelo que por su relevancia deben describirse siempre, por tal
motivo suelen consignarse en primer lugar; otras se consideran frecuentemente, pues su
descripción puede resultar útil en ciertos casos, mientras que otras tienen interés ocasional.
43
Según cual sea el objetivo de una prospección, habrá que prestar mayor atención a unos
u otros caracteres. Toda descripción incluye siempre para cada horizonte: espesor, límites,
color, textura, estructura, pedregosidad, materia orgánica y presencia o ausencia de carbo
nato cálcico, caracteres que figuran siempre en cualquier ficha normalizada.
En una descripción se utilizan variables continuas (profundidad de un horizonte, nivel
freático, etc.); variables dicotómicas que constituyen un caso particular de variables discre
tas, las de orden 2; y variables discretas ordenadas y no ordenadas. En algunos casos, dado
que la observación en el campo es descriptiva y semicuantitativa, una variable puede tra
tarse como discreta, a pesar de que en realidad sea continua. Para ello se establecen cierto
número de clases o intervalos secuenciales e independientes cada uno del siguiente, en uno
de los cuales puede hallarse el valor de la variable. Las clases de drenaje, el tamaño de las
manchas, entre otros, son ejemplos de datos que son tratados como variables discretas
ordenadas a pesar de ser variables continuas. Las variables discretas no ordenadas pueden
contener información literal (núm. del pedión, prospector, etc.) o información codificada
(tipo de roca, por ejemplo).
Los criterios estándar de descripción que se dan a continuación son los contenidos en el
«Manual del usuario para la descripción codificada de suelos en el campo» que sirvió de
base para elaborar «SINEDARES, Manual para la descripción codificada de suelos en el
campo» (C.B.D.S.A. 1983), recomendado por la Comisión del Banco de Datos de Suelos y
Aguas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, creada por O.M, de
6 de abril de 1979 acordes con otros planteamientos (SSDS, 1993; Hodgson, 1987, etc.).
Criterios estándar
Estado
Textura Ensayo
<- 1500 kPa Gruesa o moderadamente Granos sueltos, se disgrega entre los dedos. Seco
Baja conductividad tér gruesa
mica, por lo que da la
Media Pulverulento a veces en costras que se re
sensación de estar ca
ducen a polvo al romperse.
liente al apretarlo en la
mano. Fina o muy ñna Duro, muy reseco, agrietado a veces tiene
costras superficiales que se disgregan.
—»
44
Criterios estándar
Estado
Textura Ensayo
-33 a -1500 kPa Gruesa o moderadamente No se puede formar una bolita, Ligeramente
Está frío gruesa húmedo
Suelo seco en apariencia Media La bolita se hace migajas, pero se mantiene
relativamente compacta bajo presión.
Fina o muy fina Ligeramente moldeablc, se puede formar
una bolita al presionar.
-33 kPa Ausencia de agua libre, las películas de agua son suficientemente Húmedo
Conductividad térmica delgadas para no ceder agua.
alta, por lo que da la sen No cambia el color al añadir una gota de agua.
sación de estar frío Gruesa Bajo presión se puede formar una bolita
que se disgrega fácilmente.
Moderadamente gruesa Se forma una bolita con dificultad, que se
rompe fácilmente y que se adhiere a la
mano.
Media Se puede formar una bolita moldeable.
Untuosa si es más arcillosa.
Fina Se forma un cilindro con facilidad cuando
se amasa entre los dedos. Tacto untuoso.
>-33 kPa Suelo mojado, no escurre agua al presionarlo en la mano, pero deja Mojado
una huella húmeda en ésta. No cambia de color al añadir una gota de
agua.
-1 kPa Al presionar una muestra con la mano escurre agua. En la calicata Saturado
rezuma agua, aunque el flujo puede ser lento. Los suelos turbosos
están corrientemente saturados, a no ser que hayan sido drenados.
En las turbas se describirá como saturado si el nivel de la capa freá
tica se halla dentro de los 20 cm superiores del material.
4.2. Color
El color es una propiedad que intrínsecamente no tiene apenas significación
sobre el com portamiento del suelo. Su interés radica en que permite inferir otras
propiedades, la naturaleza posible de los componentes, y la respuesta esperable de
las plantas (Bigham y Ciolkosz, 1993).
Existen colores heredados del material originario (suelos litocromos) y colores
adquiridos durante la edafogénesis.
Para evitar imprecisiones al describir el color se utiliza el código desarrollado por
Munsell, profesor de Arte en Boston, posteriormente modificado por la Optical Society
of America y adoptado por el Soil Survey Manual en 1951. La descripción se realiza por
comparación directa utilizando una tabla de colores: Tabla Munsell, que consta de unos
250 colores.
El color se describe a partir de los tres parám etros básicos que lo componen:
matiz, brillo (ordenada) y crom a (abscisa). Cada color puede asociarse a un punto
del espacio color, definiendo un sólido de color de forma cilindrica.
45
Los parámetros básicos son:
Matiz
• Expresa la longitud de onda dominante en la radiación reflejada (color espectral
dominante).
Se consideran cinco colores principales (R, rojo; Y, amarillo; G, Verde; B, azul y P,
púrpura) y cinco intermedios o complementarios: YR, GY, BG, PB, RP.
• Se debe principalmente a la presencia de óxidos de hierro con distinto grado de
hidratación.
• Para cada color se establece una gradación de 0 a 10.
Así, por ejemplo, OR 2,5R 5R 7,5R 10R = OYR.
• En una circunferencia: 360°/5 = 72° separan dos colores principales consecutivos.
0 Rojo
• Cada hoja de una tabla Munsell corresponde a un matiz, es decir, a una misma longi
tud de onda.
• Los matices rojos (R) son frecuentes en suelos mediterráneos, tropicales y ecuatoria
les, debido a la deshidratación casi irreversible de los óxidos de hierro que tiene
lugar durante los períodos de desecación del suelo.
• Los suelos con condiciones reductoras presentan matices verdosos y azulados.
Brillo (albedo)
• Expresa la proporción de radiación reflejada en un intervalo de longitud de onda de
0,3 a 3 pm, respecto a la radiación incidente.
• Mide el grado de claridad o de oscuridad relativa del color comparado con el blanco
absoluto.
• En una página de la tabla se representa enordenadas:
0 = 0 % de luz reflejada, color negro
10 = 100 % de luz reflejada, color blanco
• En los suelos los brillos más altos suelen ser del orden de 8 a 9.
• Es función del contenido de humedad.
• Los datos de mediciones de albedo tienen interés para controlar elcontenido de agua
en la superficie del suelo; evaluar las variaciones espaciales del balance deradiación en
la superficie terrestre entre otros aspectos (Matthias et al. 1999).
46
Croma (intensidad cromática)
• Expresa la pureza relativa del color del matiz de que se trate.
• Corresponde a la intensidad del color espectral dominante o saturación cromática.
• Es inversamente proporcional a la dominancia del gris. A mayor pureza de color
corresponden valores de croma más altos.
• En los suelos el croma no suele ser superior a 8.
Se describe el color del material del suelo, por lo general el color del conjunto o matriz,
a partir de una superficie de un fragmento en estado seco, si es posible, y en húmedo. Para
ello se humedece la muestra e inmediatamente después de que desaparece la película de
agua de la superficie se compara con la tabla.
Si el color del interior de un agregado difiere del de las caras, o si hay manchas (mote
ado), se describirá cada uno de los colores por separado, empezando por el más abundante
47
en volumen (modal). La descripción y su notación no suponen una interpretación del ori
gen de la coloración descrita. Existen en el mercado dos versiones de tablas Munsell, una
americana (Munsell Colour Co. 1998) y otra japonesa. Es un material delicado y de coste
elevado.
ESTUDIO DE CASOS
Al describir un suelo con tres horizontes se describen los colores de la matriz
en seco y en húmedo:
Ap(7,5 YR 4/2; 7,5 YR 2/2); Bw(10 YR 6/4; 10 YR 4/4); Bkn(7,5 YR 8/3; 7,5 YR
6/3).
Los nodulos del Bkn son en húmedo 7,5 YR 5/6.
Realizar una anotación codificada de acuerdo con la ficha normalizada de des
cripción según SINEDARES (para lectura mecanizada).
Respuestas
COLOR 13 C olor 1 C olor 2 C olor 3
48
4.3. Manchas
La existencia de manchas (moteado) puede proporcionar información acerca
del régimen de humedad y aireación actuales, así com o las condiciones redox
durante la genésis del suelo. Generalmente, un horizonte se describe con moteado,
si está afectado por manchas en un 10 % o más.
La información hace referencia a la proporción, tamaño, nitidez del límite, forma, natu
raleza, distribución, color Munsell y contraste de las manchas. Se describen las manchas
más frecuentes y se anota su diámetro o su dimensión mayor, excepto en las lineales. La
nitidez de los límites se refiere al espesor que debe atravesarse para pasar de la mancha a la
matriz del suelo. Resulta de interés avanzar alguna hipótesis sobre el origen de las manchas
y su naturaleza. El contraste se refiere a la facilidad con que se reconocen las manchas. La
proporción se expresa en porcentaje de superficie vertical cubierta por manchas, se estima
según la siguiente tabla (FAO, 1977):
■
a
-
■ — -----
■ w
- . *
1 ■ "■ ■
. 1" ■
t j
■ m ■ ■
m m
i
■ ■ ■ L um
■ ■ ■■ —
'■ | ■ ■■■■i ■
m ■■ " - ■ ■■ ■
M. ■ - '- " i
1% 5% 15% 30%
■
■
i
■
■■■.
r
-
■ :
■ - i
■
■ ¿lía1
■
■ i ■ ■
■ >
wmm i 1 M k
3 ? j"
2% 7% 20 % 40 %
49
especial significación para diagnosticar la presencia temporal y el comportamiento
de una capa freática.
El estado de óxido-reducción es una propiedad que se puede inferir a partir del color, de
la existencia de moteados, del estado de las raíces y a veces del olor. Los colores grises ver
dosos denotan condiciones de reducción. Los pardos y rojizos, oxidación, es decir, buena
aireación. El olor a ácido sulfhídrico, condiciones reductoras extremas.
50
4.6. Textura
a = arcilloso
L = lim oso
F = franco
A r = arenoso
ARENA
M étodo de o p e ra r se cuencia
51
4.7. Fracción arena
En algunos casos interesa estudiar la morfología superficial y la mineralogía
de los granos de arena para estim ar el grado de meteorización, o de lavado que ha
tenido lugar en un horizonte determinado.
En horizontes arenosos se puede realizar un ensayo de campo consistente en comparar
el comportamiento de dos muestras paralelas, colocadas en sendos tubos de ensayo com
pactando ligeramente. En uno se añade agua desmineralizada y en el otro una solución de
hexametafosfato sódico. Se agita fuertemente y se deja decantar. Si ambos tubos mantienen
el mismo aspecto a simple vista u observados con la lupa, es que no había revestimientos,
el horizonte está muy lavado. La hipótesis de un posible horizonte E o álbico se confirma
ría. Si el hexametafosfato elimina revestimientos, aparecerán más visibles los minerales
ferromagnesianos (coloraciones oscuras), de la fracción arena. Las acumulaciones esferoi
dales (pisolito) se distinguen de aquellos al ser concoideas y presentar como una cascarilla.
Una decantación de unos 5 minutos permite evaluar si hay mucha arena fina o no. De
haberla, la hipótesis de carácter arenoso (psamméntico) debería rechazarse. La forma de las
arenas da indicaciones acerca del origen y del tipo de transporte sufrido por el material, flu
vial o eólico (Coudé-Gaussen,1991).
4.8. Estructura
La estructura describe la forma de agregarse las partículas individuales del
suelo en unidades de mayor tamaño (agregados) y el espacio de huecos asociado a
ellas. La estructura de cada horizonte se describe atendiendo al grado, forma y
tamaño de los agregados.
El grado de diferenciación o de desarrollo de los agregados expresa la cohesión
dentro de los agregados y la adherencia entre ellos. En los suelos con una estruc
tura bien desarrollada, al secarse, aparecen claramente líneas de fisuración prefe-
rencial entre agregados, en este caso, se dice que el grado de estructuración o de
pediaiidad está fuertem ente desarrollado. En esquema, atendiendo a lo que se
vería en una lámina delgada (Cap. 4), puede representarse (Bullock y cois. 1985):
Estructura Estructura
débilmente desarrollada moderadamente desarrollada fuertemente desarrollada
Con una frecuencia muy elevada se distinguen caras naturales entre agregados, que sue
len ser más planas que el interior, si se rompe el agregado. En algunos casos tienen un bri
llo diferente, ya que pueden presentar revestimientos o fieltros de raíces, o haber estado
sometidas a presiones.
52
Los agregados bien desarrollados son relativamente resistentes a los procesos de
humectación-desecación. Si un horizonte no presenta agregados, se dice que no tiene
estructura, o que ésta es continua y el horizonte macizo.
Para definir el grado de desarrollo de la estructura se parten con las manos repetida
mente fragmentos grandes, en otros más pequeños, observando la facilidad con que se
separan y si se parten o no según líneas preferenciales de fisuración o bien lo hacen según
cualquier dirección previamente determinada por el prospector. En el caso en que los agre
gados tengan un diámetro superior a 30 cm el horizonte se considera macizo, excepto si
presenta una estructura secundaria.
La form a de los agregados puede ser lam inar, p rism ática o en bloques
(Cap. 11). En este últim o caso pueden distinguirse bloques angulares, bloques
subangulares, granular com puesta y m igajosa (granular porosa).
Si los agregados de mayor tamaño y de una forma modal son susceptibles de ser rotos
en otros menores de otra forma modal, se dice que existen dos estructuras, una primaria
(p.ej.: prismática) y una secundaria (p.ej.: en bloques subangulares). Si partes del horizonte
presentan un tipo de agregados y las restantes otro, se habla de estructuras yuxtapuestas,
esto puede ocurrir, por ejemplo, en suelos con grietas importantes que se rellenen con mate
rial con otra estructura.
Los ensayos de campo suelen tener gran interés para realizar un primer diag
nóstico. Entre los más frecuentes cabe indicar:
53
La arcilla naturalmente dispersa abunda en horizontes con estructura débil y en los sin
estructura, tales como en epipediones con problemas de encostramiento superficial o en endo
pediones nátricos (con arcillas sódicas). En suelos tropicales (Oxisoles y Ultisoles) los óxidos
de hierro hacen que el contenido de arcilla naturalmente dispersa sea muy bajo, algunos auto
res citan valores inferiores a un 5 %. El ensayo consiste en comparar dos muestras, a una se
añade agua desmineralizada y a otra hexametafosfato sódico. Se agitan ambos tubos y se deja
sedimentar durante cinco minutos. La permanencia de turbidez en el tubo con agua desmine
ralizada indica la existencia de arcilla naturalmente dispersa. El límite superior de un posible
endopedión óxico se puede identificar por la ausencia de arcilla naturalmente dispersa, si
bien, al no darse en todos los casos, no es un requerimiento de óxico (Forbes, 1986).
4.10. Consistencia
La consistencia no es una propiedad morfológica, sino m ecánica y com o tal se
debe a las fuerzas de cohesión, adherencia, resistencia a la deform ación y a la rup
tura. Esta propiedad depende del estado de hum edad de la m uestra, por lo que los
ensayos que se hagan deberán tenerlo en cuenta. Se describe al tener relevancia
práctica para el crecim iento de las plantas y manejo del suelo, tanto en agricultura
como en ingeniería civil. Así, por ejem plo, en un horizonte Ap, las raíces se con
centran allí donde la resistencia m ecánica a la penetración sea menor.
El enfoque adoptado es el que fue propuesto por el Soil Survey Manual en 1951 (revi
sado en 1993), que, si bien no resulta totalmente satisfactorio desde un punto de vista de
Mecánica de Suelos, sigue siendo el más utilizado en prospecciones edafológicas. Se ha
respetado el esquema general, modificándolo en el detalle. Un enfoque más riguroso se
expone en el Cap. 11. Las pruebas para evaluar la consistencia según el contenido de hume
dad son las siguientes:
54
Los suelos ricos en arcilla presentan una compacidad elevada. En estado húmedo esto
se traduce en una cierta plasticidad y adherencia; en estado seco en una rigidez. La adhesi
vidad es el resultado de la tensión superficial y expresa la capacidad para adherirse a las
superficies. Es función del contenido de humedad, aumenta con el contenido de arcilla
(suelos «pesados», por la dificultad que presentan al labrarlos). La adhesividad de una
muestra muy húmeda (mojada) se evalúa presionando el material entre el pulgar y el índice
y observando el grado de adherencia.
La plasticidad expresa la facilidad del material para ser moldeado. Para evaluar la plas
ticidad máxima se humedece la muestra, si es necesario, y se amasa en la mano formando
un cilindro (CBDSA, 1983).
4.11. Cementaciones
D eterm inados com ponentes pueden unir las partículas del suelo de tal forma
que el horizonte o parte de él presenten cem entación. Esta cem entación debe ser
estable al agua. Para verificarlo se tom a un fragm ento de unos 3 cm y se deja en
agua por espacio de 24 horas; si se disgrega, no hay cem entación. Interesa caracte
rizar el grado de cem entación, naturaleza probable del cem ento, continuidad de la
capa cem entada y la estructura de la cem entación. Una cem entación por C aC O , da
efervescencia y se disgrega con HCl ( 11 %), m ientras que si se trata de sílice (duri-
pan) se disgregará con N aOH (1N).
55
4.12. Materia orgánica
La actividad del hombre puede haber dejado huellas en el suelo, que pueden
ayudar en las interpretaciones. Así, la presencia de artefactos de sílex, cerámica,
restos de rastrojo quemado, cenizas de hogueras y carboneras, tubos de drenaje,
suela de labor, etc.
4.15. Raíces
Las raíces más funcionales son las finas (1 < 0 < 2 mm) y muy finas ( 0 <
1 mm), por lo que su presencia o ausencia es de mayor significación, al traducir
mejor las condiciones que dominan en el suelo. El modelo de distribución del sis
tema radicular es una respuesta a las condiciones existentes en el suelo, que son las
que se pretenden inferir con la descripción de las raíces.
Si no hay condicionantes externos, cada especie presenta el sistema radicular acorde
con sus características botánicas. La descripción puede hacerse en dos niveles, de una
forma global para reseñar únicamente el aspecto del sistema radicular en su conjunto o bien
en descripciones más minuciosas resulta de interés detallar la cantidad de raíces, tamaño,
orientación dominante, distribución, estado y principales especies a que pertenecen.
56
Para estimar la cantidad de raíces se estudia su número en cuadrados de 100 cm2 en
cada horizonte, habiendo refrescado previamente el perfil con el cuchillo y, si se quiere
mayor precisión, lavando con un chorro de agua a presión. Si se requieren medidas precisas
habrá que muestrear un volumen relativamente inalterado de suelo y determinar en labora
torio el peso seco de raíces. El estado de las raíces (vivas, muertas, muertas por fin de ciclo,
etc.) puede dar una indicación sobre la idoneidad o no del suelo como medio para el creci
miento de una determinada planta.
4.16. Porosidad
4.17. Grietas
Las superficies de los agregados, elem entos gruesos, paredes de huecos, grie
tas, galerías, etc., pueden presentar m odificaciones en su com posición y/o en la
disposición de los constituyentes en relación con los m ateriales adyacentes del
suelo. Se m anifiestan por una m ayor concentración de una fracción granulom étrica
que da lugar a revestim ientos de un com ponente (edaforrasgos texturales), o por su
brillo y estrías (cutanes de presión o edaforrasgos de fábrica), etc.
El término cután (del latín «cutis» = superficie de una cosa) fue propuesto por Brewer
(1960) para designar los fenómenos de superficie. Pueden existir cutanes de presión, típi-
57
eos de suelos con fenómenos de expansión-retracción y cutanes de acumulación, para los
que se prefiere la denominación de revestimientos, por ejemplo, los de arcilla, típicos de los
horizontes Bt.
4.19. Acumulaciones
58
cuado sum inistrador de nutrientes, también debe constituir un medio idóneo para
el desarrollo de las raíces y para el alm acenam iento y sum inistro de agua, factor
limitante de los cultivos en m edios áridos y semiáridos.
Los mapas detallados de suelos permiten disponer de información acerca de las propie
dades morfológicas de las distintas unidades de suelos, sus regímenes de humedad y tempe
ratura, además de sus propiedades químicas. El estudio e interpretación de la morfología
del suelo permiten inferir cómo va a influir en el crecimiento de las plantas y en la produc
ción de los cultivos, o sobre otros usos.
A pesar del uso generalizado que se hace de los conceptos morfológicos y de que la
morfología sea uno de los condicionantes de la producción de los cultivos, se puede afirmar
con Butler et al. (1977), que no se ha llegado a desarrollar una teoría general sobre morfo
logía en Ciencia del Suelo, lo que dificulta las interpretaciones. En una prospección de sue
los deberá intentarse establecer relaciones, si existen, entre la morfología y otras propieda
des de interés para el establecimiento de las técnicas de manejo más adecuadas para cada
unidad de suelos. En la zona mediterránea semiárida tienen relevancia aquellas propiedades
que condicionan la entrada de agua, su almacenamiento en el suelo y la posterior absorción
por parte de los cultivos.
Diversos autores han establecido relaciones empíricas entre propiedades morfológicas
y otras características del suelo. Así, por ejemplo, Hall (1982) para rendzinas propone una
expresión empírica que relaciona el color con el contenido de carbonato cálcico equiva
lente. El empleo de relaciones de este tipo no tiene validez fuera de la región para la que se
hayan establecido. Los ensayos en campos experimentales permiten obtener relaciones
empíricas acerca del comportamiento de los suelos de las unidades en las que se han reali
zado los ensayos.
Existen, no obstante, relaciones directas causa-efecto, cuya validez es de ámbito gene
ral. Así, si una lluvia después de la siembra hace aparecer un sellado y una costra superfi
cial, determinados cultivos presentarán problemas de emergencia, éste es el caso del maíz,
la remolacha y la cebolla. Por consiguiente, una elevada consistencia en los primeros milí
metros del suelo implicará problemas en la nascencia. Johnson (1979) establece relaciones
lógicas entre propiedades, que deben utilizarse con prudencia. Su significación puede
variar al concurrir o no otras condiciones. El manejo de agrosistemas, así como actuaciones
en arquitectura del paisaje, en silvicultura, los estudios medioambientales, entre otras, se
verán muy beneficiados si se dispone de información acerca de la morfología de suelos y su
influencia sobre las respuestas a diversos tratamientos.
7. Bibliografía
Baize, D. y B. Jabiol: Cuide pour la description des sois. 1NRA Editions. 375 pp. París,
I995.
C.B.D.S.A.: SINEDARES, Manual para la descripción codificada de suelos en el campo.
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España. I37 pp. 1983.
FAO: Guía para la descripción de perfiles de suelo. Organización Nac. Unidas para la Agr.
y Alimentación. 70 pp. Roma, 1977.
59
Hodgson, J. M.: Muestreo y descripción de suelos. Ed. Reverté, S. A. 229 pp. Barcelona,
1987.
Soil Survey División Staff: Soil Survey Manual. USDA. Handbook N.° 18. 437 pp. Was
hington, D.C., 1993.
60
4
Estudio de suelos en el laboratorio
Los estudios de laboratorio sólo pueden ser tan buenos
com o lo sean el trabajo de cam po y los m uéstreos en que se basan.
P e te r, W. B ir k e la n d . 1973
Los estudios m orfológicos (Caps. 2 y 3) y los análisis quím icos son dos de los
enfoques m etodológicos más corrientem ente utilizados, lo cual no representa, en
el caso del segundo, que tengan necesariam ente siem pre una m ayor significación
que otros enfoques.
Desde los estudios geom orfológicos y los m acrom orfológicos en cam po hasta
los de m icroscopía, la secuencia y escalas pueden esquem atizarse (M cKeague &
Fox, 1985):
61
I cm
Horizonte B
I mm
Agregado
Deyección en
un canal
Escala
Deyección
Determinaciones preliminares:
• • Reacción del suelo: pH.
• • Prueba previa de salinidad.
Determinaciones de propiedades fundamentales:
• • Materia orgánica.
• • Carbonato cálcico equivalente.
• Poder olorosante y caliza activa.
• Yeso equivalente.
• • Granulometría.
Determinaciones relacionadas con las sales solubles:
• Extracto de pasta saturada: Hs y CES.
• Calcio y magnesio solubles en agua.
• Sodio soluble en agua.
• Carbonatós y bicarbonatos solubles en agua.
• Cloruros solubles en agua. ,
62
• Sulfatos solubles en agua.
• Boro soluble en agua.
Determinaciones relacionadas con el complejo de cambio:
• Capacidad de intercambiocatiónico (C1C).
• Cationes de cambio (Ca2+, Mg2+, K+, Na+) y en suelos ácidos Al3\
• Capacidad de intercambio aniónico.
Caracterización de la fertilidad química:
•• Fósforo asimilable.
•• Potasio asimilable.
Determinaciones relacionadas con el agua del suelo:
•• Contenido de agua a -33 y -1.500 kPa.
• Curva característica de humedad.
• Capacidad de retención de agua disponible pata las plantas (CRAD).
• Densidad aparente.
Se trata, por lo general, de laboratorios con una concepción FCV (fiabilidad- canti
dad-velocidad), que se plantean superar las 20.000 muestras de suelos analizadas al año.
Intervienen en la planificación de la toma de muestras en campo para garantizar la repre-
sentalividad; en la interpretación de los resultados y recomendaciones para ayudar al
agricultor a realizar sus planes de abonado, detectar posibles problemas derivados del
suelo y, cada vez más, para asesorar en temas de contaminación, como en el caso de los
nitratos. Sus instrumentos básicos son la automatización de los análisis, la informatiza
ción, las muestras georreferenciadas, los mapas detallados de suelos como soporte de su
63
actividad, la transferencia de tecnología y el marketing para llegar a los distintos usuarios
potenciales de este servicio, esencial para una agricultura de precisión, alimentos sanos y
un medio ambiente a preservar.
64
lo largo del texto. Para un estudio más detallado de las restantes técnicas más fre
cuentes se puede recurrir a los Caps. 6 y 7 o bien a obras especializadas.
65
sobre micromorfología cabe citar la realizada por Jongerius y cois, hasta 1982 y publicada por
el antiguo STIBOKA (1987) hoy Winand Staring Centre en Wageningen. Como atlas de gran
interés cabe citar el de Benayas (1982), así como la obra de Fitzpatrick (1990, 1993) y como
curso en la red: http://www.edafologia.ugr.es/micgraf/indexw.htm (Aguilar et a!., 2003).
OCULAR
UJ OCULAR
(campo iluminado)
j
ANALIZADOR
OBJETIVO
PLATINA
GIRAGORIA
POLARIZADOR
(Vibra en todas
direcciones)
FUENTE
LUMINOSA
Luz ordinaria
66
Los principales com ponentes de un m icroscopio polarizante son:
Componente Descripción
Para el estudio de los componentes minerales básicos (Cap. 7) en una lámina delgada
resulta necesario basarse en las propiedades ópticas de los distintos minerales. A modo de
síntesis se indican algunos conceptos cristalográficos, así como propiedades ópticas de
interés para la utilización de un microscopio polarizante, para cuyo estudio en profundidad
puede recurrirse a obras clásicas (Fabries y cois. 1982, MacKenzie y Guilford, 1982,
Williams y cois. 1982, entre otros).
Descrito
Conceptos Descripción
con
67
Descrito
Conceptos Descripción
con
68
4.2. Conceptos básicos en micromorfología
Concepto Definición
69
Concepto Definición
Grado de pedialidad Índica el nivel de organización alcanzado por el material del suelo.
Componentes básicos Unidades más sencillas de la lámina que pueden observarse con la resolu
ción del microscopio (granos de cuarzo, tejidos de planta) y el material más
fino en el que no se llegan a discriminar individuos separados (partículas de
arcilla).
Masa basal Material grueso y fino que constituye el material base del suelo, excepto el
que forma edaforrasgos.
c/f Relación entre el material grueso y fino de la masa basal. El diámetro
límite entre ambas fracciones se define en función de la resolución del
microscopio y de la distribución de diámetros de las partículas presentes.
Por ejemplo: c/f 15 pm de 2/3 indica que el 40 % del material es grueso y el
resto es fino.
Material grueso Componentes de diámetro mayor que el límite c/f que se establezca en cada
caso. Su descripción proporciona información sobre el material originario
y los procesos.
Micromasa Material más fino de la masa basal, de diámetro inferior al límite c/f.
Edaforrasgos Unidades de fábrica discretas en materiales del suelo, identificables por
una diferente concentración en uno o más componentes (texturales, cristali
nos, amorfos y de empobrecimiento), o por una fábrica interna diferente
(de fábrica y excrementales).
Son debidos a procesos edafogenéticos.
Artefactos Elementos de distinto origen (industria) o bien formados al preparar la
muestra (burbujas de aire, anhidrita por deshidratación, grietas, etc.).
70
Pcdión: Localidad:
Horizonte genético: Profundidad muestra:
Horizonte diagnóstico: Fecha: Descrito por:
Microestructura: Pedial/apedial
1. Tipo de estructura: Esferoidal / Bloques angulares o subangulares / Prismática / Laminar.
2. Grado de pedialidad: Débil / Moderado / Fuerte.
3. Estudio de los agregados: Abundancia / Tamaño / Rugosidad superficial / Acomodación / Modelo
de distribución.
Huecos:
1. Tipo de huecos.
2. Características: Forma / Tamaño / Abundancia / Rugosidad de las paredes / Modelos de orienta
ción.
Tipo de microestructura: de grano suelto, de grano pelicular, con cavidades, laminar, agrietada,
compleja, etc.
Masa basal:
1. Límite c/f adoptado,
relación c/f.
2. Componentes minerales básicos de la masa basal.
Componentes minerales gruesos.
Componentes minerales finos (Micromasa): Fábrica-b.
3. Componentes orgánicos básicos de la masa basal.
Edaforrasgos
71
Atendiendo a su m orfología cabe distinguir los siguientes tipos de huecos:
C avidades y vesículas
Son huecos de igual ancho que largo. Las cavidades tienen contornos irregulares,
mientras que las vesículas tienen sección circular. Se trata de huecos cerrados, sin inter
conexión entre ellos.
Las cavidades pueden originarse tras la deformación de otros tipos de huecos por
acción de la fauna, por procesos de expansión-retracción, o por compactación. El resul
tado es el aislamiento del hueco original que pierde la intercomunicación.
Los huecos de tipo vesicular son frecuentes en costras superficiales de apelmaza
miento, originadas por impacto de las gotas de lluvia o de un aspersor. La falta de comu
nicación entre ellos explica las características desfavorables de una costra de superficie,
ya que resultan ineficaces para el movimiento del agua y del aire.
C anales y cám aras
Los canales son tubulares, mientras que las cámaras son equidimensionales y están
interconectadas por canales.
Son huecos comunicantes, generalmente debidos a la actividad de fauna edáfica.
Fisuras
Huecos planares, comunicantes, Corresponden a grietas entre agregados.
Pueden ser el resultado de una retracción del material al secarse. Sus paredes se aco
modan.
Puede tratarse de un artefacto producido al fabricar la lámina.
Las ecuaciones del flujo de agua en el suelo se deducen con la hipótesis de que el suelo
tiene una matriz sólida continua, que contiene agua llenando los poros y formando pelícu
las si el suelo no está saturado de agua (Jury y cois. 1991). Como se ha indicado, la morfo
logía de huecos en un horizonte no se limita a la existencia de poros en una matriz continua,
sino que existen fisuras, huecos interagregados (empaquetamiento compuesto y complejo)
y huecos debidos a raíces y a fauna que, si se llenan de agua, tienen una capacidad mucho
mayor para dejarla fluir que la matriz circundante (Beven y Germann, 1982). Este flujo
preferencial puede llegar a tener una importancia real grande, en el transporte de solutos y
elementos contaminantes que, al poder circular más rápidamente, presentarán un mayor
riesgo de contaminación.
72
Los edaforrasgos proporcionan información acerca de los procesos que han
tenido lugar en el suelo. Se distinguen del material de la masa basal por:
73
Edaforrasgo excremental: asociado con excrem en
tos de fauna del suelo. Proporciona información sobre el
tipo de animal; intensidad de la actividad de la fauna. El
grado de conservación está relacionado con el tiempo
desde su formación.
Se denomina masa basal a todo el material, grueso y fino, que forma el mate
rial base del suelo, y que no constituye un edaforrasgo. M asa basal y edaforrasgos
tienen distinto origen, así mientras la primera ha sido heredada del material origi
nario, los edaforrasgos son el resultado de procesos edafogénicos, ya sea translo
cación, argiloturbación, bioturbación u otros. En la práctica no siempre resulta
fácil establecer tal distinción, por la dificultad que puede entrañar determ inar la
procedencia de los materiales que integran la masa basal. La desorganización de
un edaforrasgo cristalino puede implicar su dispersión en la masa basal, con la que
puede llegar a confundirse.
El material fino de la masa basal (micromasa) puede estar formado por partícu
las individuales que no son identificables si su tamaño está por debajo de la resolu
ción del microscopio. La presencia de dominios de birrefringencia puede utili
zarse para inferir la fábrica de la micromasa, ya que los dominios de partículas de
arcillas orientadas (Cap. 11) se comportan como cristales anisótropos o «pseudo-
cristales», tal como se denominan por la Escuela edafológica rusa (Dobrovol’ski,
1991). Por ello la fábrica de la micromasa se denomina fábrica de birrefringencia o
fábrica-b. Se pueden distinguir las siguientes:
Fábrica-b indiferenciada Ausencia de colores de interferencia en la masa fina al estar formada por:
• Materiales amorfos.
• Materiales anisótropos (arcillas) dispuestos al azar, compensándose los
unos con los otros, con lo que el aspecto global es de isotropía.
• Materiales amorfos (materia orgánica, óxidos amorfos) que enmascaran
la anisolropía del resto de los componentes.
74
Fábrica-b cristalítica Fábrica de birrefringencia o fábrica-b producida por la presencia de peque
ños cristales (de calcita o de yeso), microlitos o fragmentos minerales
(láminas pequeñas de mica) que provocan colores de interferencia en la
masa fina.
Cabe distinguir entre otras:
• Fábrica-b cristalítica calcífica.
• Fábrica-b cristalítica gypsica.
Fábrica-b estriadas Fábrica-b producida por una masa fina formada predominantemente por
arcilla distribuida en zonas alargadas de orientación preferente. Cabe dis
tinguir entre otras:
• Fábrica-b porocstriada: producida por partículas de arcilla orientadas
paralelamente a la superficie de un poro.
• Fábrica-b granoestriada: producida por partículas de arcilla orientadas
paralelamente a la superficie de un componente grueso.
• Fábrica-b estriada cruzada: las partículas de arcilla están orientadas en
líneas con dos direcciones preferentes que cruzan la lámina.
5. Aplicaciones de la micromorfología
Las lám inas delgadas perm iten estudiar los com ponentes del suelo, la com
pleja arquitectura a que dan lugar al irse organizando y aum entar el grado de
pedialidad, así com o los edaforrasgos que resultan de la edafogénesis. Este
estudio m ejora la com prensión del suelo, y perm ite establecer m odelos más
perfeccionados para entender su form ación, com portam iento y posibles res
puestas.
Todavía no se dispone de la información suficiente para interpretar todas las
morfologías observadas en la lámina. No obstante, resultan ya posibles interpreta
ciones de interés a partir de las correspondientes descripciones, entre otras:
75
Descripción Interpretación
76
etc. Los principios, técnicas y aplicaciones de la m icromorfometría de suelos han
sido objeto de una extensa revisión por Dorronsoro (1988 a, b). Estas técnicas
denominadas análisis de imagen, no se limitan al estudio de láminas delgadas, sino
que permiten la toma de imágenes con cámara de vídeo de una superficie pulida,
una foto, etc., con luz natural o bien utilizando fluorescencia UV.
Ámbito Aplicaciones
Ciencias Agrarias Estructura del suelo: efectos de las prácticas de cultivo (Kooistra, 1988).
Compactación por el laboreo. Suela de labor.
Efectos de diversas técnicas de riego.
Porosidad y desarrollo radicular.
Colmatación de drenes enterrados (Herrero et al., 1988).
Efectos del empleo de purines, fangos de depuradora, etc.
Formación de costra superficial: perturbaciones de la infiltración, de la nas-
cencia (encarado).
Arqueología Información acerca de la historia a partir de los materiales de un yaci
miento.
Cronología de procesos en un mismo depósito.
Actividades humanas en relación a la presencia de depósitos órgano-mine
rales quemados.
Micromorfología y susceptibilidad magnética en la interpretación de suelos
y sedimentos arqueológicos.
Efectos de prácticas de cultivo en el pasado.
Estudios de fragmentos de cerámicas para determinar su origen.
Ingeniería civil Interpretación del comportamiento de un suelo.
Predicción del comportamiento de los materiales.
Propuesta de medidas correctoras antes de iniciar una obra.
Microorganización y comportamiento físico y mecánico de los suelos.
Arcillas sensitivas.
Suelos con riesgo de colapso.
Riesgos sísmicos.
Suelos expandibles.
Edafología Morfología de suelos.
Procesos formadores: edafogénesis.
Micromorfología de podzoles (Macías el al., 1988; Val c íñiguez, 1981).
Clasificación de suelos: horizontes diagnóstico.
Cambisoles (Aguilar et al., 1986, 1988).
Organización mineral y estructural.
77
Ámbito Aplicaciones
Propiedades de los componentes.
Procesos en suelos hidromorfos (Dorronsoro et al., 1988).
Procesos de degradación.
Movimiento del agua.
Meteorización y neoformaciones.
Micromorfología y génesis de suelos yesosos (Herrero, 1991).
Génesis y funcionamiento de los suelos de zonas tropicales.
Estudio de procesos erosivos.
Translocación de arcilla y horizontes de acumulación (Dorronsoro y Agui-
lar, 1988).
Suelos enterrados.
Paleoedafología Paleosuelos.
Paleoambientes.
Interpretación de la presencia de costras calizas.
Estudio de almagres (Carbajal et al., 1988).
Fitolitos.
Cronosecuencias en paleosuelos.
Loess y paleosuelos.
Paleogeografía Paleoambientes.
6. Bibliografía
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81
_______________ 5
Cómo se denominan los suelos:
Elaboración de una nomenclatura
1. Introducción
Las lim itaciones que presenta un suelo, su aptitud para aceptar determ inados
usos o su papel com o elem ento del m edio am biente pueden inferirse de la des
cripción del perfil, de las características analíticas (físicas y quím icas) de cada
uno de los horizontes en que se halle organizado y de las condiciones de medio
en q ue se e n c u e n tre (rég im e n es de hu m ed ad y te m p eratu ra, posición en el
terreno, entre otras). C uando se habla de uso, se hace referencia a poder m ante
ner una determ inada m asa forestal, una rotación de cultivos, unos usos paisajísti
cos o de jard in ería, al papel del suelo com o depurador natural, entre otros posi
bles usos.
Las propiedades útiles de los suelos son las que realmente interesan a los usuarios a
quienes, como afirma Beckett (1978), raramente les preocupa el nombre del suelo que
usan. No obstante, a veces, determinados suelos con características peculiares, y que
ocupan extensiones importantes, llegan a tener un nombre vernáculo, que sirve para que
los usuarios intercambien información, o sepan referirse a ellos. En cualquier caso, dar
un nombre a un objeto y a sus cualidades sirve para hacerlo conocer y distinguirlo de
otros, análogamente ocurre con los suelos que, dadas las notorias diferencias existentes
entre ellos, requieren una denominación específica. Hablar de «el suelo» resulta extre
madamente impreciso, referirse a «los suelos» es algo más conveniente y, sólo si se
conoce el nombre de «un suelo», será posible referirse a él, hacerlo conocer y distin
guirlo de otros suelos con la precisión requerida.
Kubiena a inicios de los años 50 afirmaba que el principal interés en poner etiquetas o
dar nombre a los suelos reside en poder ordenar y transmitir los conocimientos, haciendo
posible generalizar a otras zonas la experiencia adquirida en un área determinada. Para ello,
se requiere una coincidencia o compatibilidad en las características de los suelos y condi
ciones de medio. La transferencia de tecnología exige conocer dónde se ha obtenido lo que
se pretende transferir y cuáles son las características del lugar al que se propone se trans
fiera. Este nivel de información puede ahorrar notables fracasos, ya sea al plantear revege
taciones en áreas degradadas, al transformar en regadío, en la venta de abonos o en actua
ciones en arquitectura del paisaje, por poner sólo algunos ejemplos.
83
alguien sacar algún provecho de un experim ento con material vegetal, si el autor
no puede definir exactam ente la planta que ha utilizado? Análogam ente, si faltan
las indicaciones sobre el suelo, el experim ento total queda en el aire, del mismo
modo que si faltasen las indicaciones sobre las plantas de experim entación. No se
puede servir realm ente a la agricultura más que si se caracterizan y se designan
precisa e inequívocam ente los suelos. Este párrafo, lleno de vigencia, fue escrito
ya en 1952 por el profesor W. Kubiena, en los años en que trabajó en España.
Todavía no ha sido com pletam ente asumido.
En el presente capítulo se plantean unas líneas básicas para denom inar suelos
atendiendo a las propiedades y características que condicionan su uso. Para hacer
esta presentación se propone un ejercicio, consistente en elaborar una nom encla
tura para denom inar los suelos. Se utilizarán para ello los conceptos y la term ino
logía introducida en los capítulos precedentes y sólo se avanzará alguno nuevo si
resulta imprescindible. Introducir la denom inación de suelos en la prim era parte de
la obra se justifica por la necesidad de poder referirse a suelos concretos en lo que
sigue. En un texto de Edafología debería evitarse hablar de «el suelo» com o un
ente único, ya que no lo es. A pesar de que constituya un continuo, su variabilidad
espacial es considerable.
Los distintos suelos individuales no acostumbran a estar separados unos de otros: los
suelos no son cuerpos discretos. En la teoría general de sistemas un suelo es un sistema
abierto, con entradas y salidas de materia y energía lo que presupone la existencia de lími
tes entre suelos. El problema se presenta al tener que escoger las propiedades diferenciado-
ras que deben servir de base para establecer dichos límites. La falta de límites definidos
explica que existan diversos criterios, diversas convenciones, para establecer cortes, con la
consiguiente subjetividad al hacerlo. Es la propia naturaleza del objeto suelo, lo que explica
que en Edafología no se haya podido llegar a un único sistema para denominar los suelos,
con aceptación general (Caps. 19 y 20), lo que sí ha ocurrido en otras muchas ramas de la
Historia Natural.
84
2. Criterios para dar nombre a los suelos:
A modo de ejercicio
Revisar:
• Cap. 2. El suelo como ente natural: Organización.
• Cap. 3. Morfología y descripción de suelos.
Considerar conceptos tales como:
• Suelos minerales y suelos orgánicos.
• Expansión-retracción de las arcillas (Cap. 7).
• Acidez y basicidad del suelo (Cap. 10).
• Degradación de suelos y calidad ambiental (Caps. 23 a 29).
Un buen sistema de nomenclatura debe ser sencillo, fácilmente manejable, permitir una
visión de conjunto y ser de fácil empleo en todos los idiomas (Kubiena, 1952).
85
3. información complementaria para establecer una
nomenclatura
Para establecer una nom enclatura en base a los criterios que se hayan adop
tado, puede resultar de interés conocer nom bres vernáculos, utilizados en distintos
países para denom inar algunos suelos representativos:
Una nom enclatura que no tenga en cuenta los nom bres populares de los suelos
puede crear térm inos en base a etim ologías griegas, latinas y otras:
86
Eutric Riqueza en bases
Umbra Oscuro
Ochros Pálido
Orthos Recto
Cry (Kryos, gr.) Frío, hielo
Anthropos, gr. Humano
Leptos, gr. Delgado
Plinthos, gr. Ladrillo, se cementa al estar expuesto al aire
Ferrum, lat. Hierro
Alumen, lat. Aluminio
Planus, lat. Llano
Phaios, gr. Oscuro, rico en m.o.
Gypsum, lat. Yeso
Calx. lat. Caliza
Durus, lat. Duro, duripan, durinodos
Albos, lat. Blanco
Eluere, lat. Eluviación, pérdida
Nitidus, lat. Brillante
Acris, lat. Muy ácido
Luere, lat. Lavado, iluviación
Lixivia, lat. Lavar, pérdida de bases
Cambiare, lat. Cambiar, cambios de color, estructura
Arena, lat. Arena
Rhegos, gr. Capa, manto. Material suelto sobre una roca dura
ESTUDIO DE CASOS
1. Se desea destacar que el suelo de una determinada unidad de paisaje no
es adecuado para que se instale en él un campo de fosas sépticas ya que
es muy arenoso, por lo que el paso de las aguas negras a la capa freática
supone un elevado riesgo.
2. Las paredes de un almacén se han agrietado y los postes de telégrafos
están inclinados arbitrariamente: el suelo se mueve. El suelo es muy arci
lloso.
3. Los melocotoneros plantados en una determinada parcela se han muerto
por asfixia radicular. La capa freática está cerca de la superficie del suelo (a
menos de 1 m) y el perfil presenta color gris con manchas.
Respuestas
1. Propiedades a destacar: es muy arenoso todo el perfil del suelo/deja pasar
las aguas negras con facilidad. Compondremos el nombre con un prefijo
añadido al término «sol» (suelo):
87
De las listas anteriores parecen adecuados los prefijos:
psamm (del gr. arena) -» Psamm + o + sol
arena (del lat. arena) -> Aren + o + sol
Arenosol
2. Interesa destacar la propiedad que presentan estas arcillas.
De las listas se puede retener el prefijo:
vertere (del lat. voltear, remover) Vert + i + sol
Vertisol
3. El suelo tiene color gris (indica reducción, ligada a la falta de oxígeno, ano-
xia: asfixia radicular) por exceso de agua.
De las listas se puede retener:
gley (del ruso) -» Gley + sol
aquic Aquí + sol
Gleysol
Los nombres resultantes contienen una inform ación en todos los casos, son
autoexplicativos y permiten la transferencia de tecnología.
Orden
Suborden
Grupo
Subgrupo
Familia
Serie
88
Suelos oscuros, desarrollados a partir de materiales volcánicos y otros ricos en
materiales a m o rfo s...................................................................................... Andisol
Suelos tropicales, ricos en óxidos de Fe y Al, ácidos, pobres en bases, escasa
cantidad de minerales alterables ................................................................................ Oxisol
Arcillas expandibles predominantes, apertura de grietas anchas y profundas du
rante la estación s e c a .................................................................................. Vcrtisol
Falta de agua por aridez del clima o salinidad e x tre m a ........................ Aridisol
Suelos subtropicales y tropicales muy evolucionados, pobres en bases, con ilu-
viación de arcillas. Últimas etapas de meteorización y evolución ...................... Ultisol
Riqueza en m.o., horizonte superficial bien estructurado, mullido, rico en bases . Mollisol
Suelos con iluviación de arcilla, que ha dado lugar a la formación de horizontes
Bt. Riqueza en bases de media a alta. De pedalfer en la clasificación de Marbut Alfisol
Suelos incipientes, poco desarrollados ..................................................................... Inceptisol
Suelos jóvenes o escasamente desarrollados. Del inglés receñí .......................... Entisol
Grupos de suelos
Unidades de suelos
Histosol Kastanozem
Cryosol Phaeozem
Anlhrosol Gypsisol
Leptosol Durisol
Vertisol 20 Calcisol
Fluvisol Albeluvisol
Solonchak Alisol
Gleysol Nitosol
Andosol Acrisol
Podsol 25 Luvisol
Plinthosol Lixisol
Ferralsol Umbrisol
Planosol Cambisol
Solonetz Arenosol
Chernozem 30 Regosol
89
7. Bibliografía
90
6
Textura del suelo
91
efectos prácticos. Entre ellas, el tam año de las partículas que la componen y, por
consiguiente, las proporciones relativas atendiendo a los tamaños.
Las interacciones entre las fases sólida y líquida adquieren especial relevancia al existir
en la fase sólida partículas cargadas eléctricamente y de elevada superficie específica. Los
procesos de adsorción e intercambio iónico (Cap. 9) son fundamentales para la actuación
del suelo como depurador natural, para la vida en el suelo y en concreto para la nutrición de
las plantas. Las fases líquida y gaseosa se hallan en cambio constante, tanto en cantidad
como en composición. La lluvia, el riego y las fdtraciones incorporan agua al sistema, la
evapotranspiración constituye la principal salida en condiciones en las que no haya pérdi
das por percolación. El aporte de agua diluye el contenido iónico de la fase líquida y la eva
potranspiración concentra la solución del suelo. La presencia de sales solubles en el agua
del suelo puede llegar a ser perjudicial para las plantas, al impedir que éstas puedan absor
ber agua o por el efecto tóxico de algún ión (Cap. 24).
El estudio de las distintas fases y sus interacciones constituye uno de los obje
tivos de la Ciencia del Suelo. Para cada una de las fases, los aspectos a considerar
y los ámbitos de estudio son:
La fase gaseosa tiene una composición semejante a la del aire (78,1 % N2 y 20,9 % de
0 2 más C 0 2). Las proporciones relativas varían a lo largo del tiempo, según las condiciones
existentes en el suelo. La concentración de anhídrido carbónico es función de la actividad
de los microorganismos que actúan en la mineralización de la materia orgánica. Este des
prendimiento de C 0 2 hace que su concentración sea siempre más alta que en la atmósfera
exterior. La respiración de las raíces y microorganismos aumenta considerablemente la
concentración de anhídrido carbónico, al tiempo que disminuye la de oxígeno. Esto hace
92
necesario que haya una renovación constante, con entrada de aire para lograr un suministro
adecuado de oxígeno para la vida en el suelo en condiciones aerobias.
Los suelos con capa freática tienen los huecos llenos de agua y su fase gaseosa es
escasa. Si el agua no circula, no habrá renovación y el oxígeno llegará a escasear. Los hori
zontes que estén debajo del nivel de una capa freática no circulante adquirirán condiciones
reductoras, caracterizadas por un predominio de microorganismos anaerobios, por procesos
redox y asfixia radicular.
En relación al vapor de agua, los huecos del suelo tienen una atmósfera con una hume
dad relativa a saturación, siempre y cuando haya agua disponible para las plantas. Los
microorganismos aerobios, cuyo hábitat corresponde a los huecos del suelo, encuentran así
unas condiciones adecuadas para su actividad.
2. Textura
2.1. Concepto
Los distintos horizontes de un suelo pueden estar form ados por fragm entos de
roca de más de un metro, hasta partículas m enores de un m icróm etro. Atendiendo
al tam año cabe distinguir (CBDSA, 1983):
bloques 25 a 60 cm y más
cantos 6 a 25 cm
grava gruesa 2 a 6cm
grava media 0,6 a 2 cm
gravilla 0,2 a 0,6 cm
arena
limo
arcilla
El estudio de las partículas m inerales puede llevarse a cabo con distintos enfo
ques, atendiendo al tam año y form a de las partículas, a su m ineralogía, grado de
meteorización, relaciones entre ellas, etc. Un planteam iento mucho más sencillo, y
por ello más generalizado, consiste en determ inar la granulom etría de la fracción
mineral.
93
Los términos granulometría y textura se utilizan a menudo como sinónimos. Algunos
autores, no obstante, hablan de textura para describir la sensación que tiene el prospector al
hacer deslizar entre sus dedos una muestra húmeda. En tal sentido es sinónimo de clase tex-
tural. En una prospección de campo resulta de interés poder disponer de esta información
para realizar un primer diagnóstico.
La granulometría es una de las características más estables y puede conside
rarse una determinación básica de cada horizonte de un suelo. Una vez se dispone
de esta información para una parcela determinada o para una unidad de suelos, no
será preciso repetir el análisis al cabo del tiempo. Si existe el mapa detallado de los
suelos de la zona, bastará con consultarlo, lo que evitará realizar este análisis,
siempre laborioso y por ello de coste elevado. El interés en conocer la granulome
tría reside en que permite inferir otras propiedades y características directamente
relacionadas con el uso y comportamiento del suelo:
94
Lím ite Fracción Justiticación
50 pm Límite superior del limo USDA El predominio de partículas de tamaño limo (50-
2 pm) en un suelo le confiere unas características
físicas desfavorables, inestabilidad estructural, apel
mazamiento, susceptibilidad a formar costra superfi
cial, deficiente movimiento del agua, etc.
Todos los sistemas han adoptado como límites extremos comunes 2 mm y 2 pm. Los
límites a 20 pm y 50 pm son bastante arbitrarios, y su elección obedece a que en los años
en que se fijaron el conocimiento de las propiedades del suelo era algo imperfecto. El valor
100 pm, que sólo utiliza el criterio USDA, para la arena muy fina, ha ido adquiriendo
importancia y significación. Se emplea en la ecuación universal para evaluar las pérdidas
potenciales de suelo por erosión (USLE), para definir la clase textural de las familias de
suelos, así como el carácter arenoso de un horizonte (carácter psamméntico).
El predominio de la fracción de 50 a 100 pm favorece la formación de poros de tama
ños muy pequeños, de 20 a 30 pm (microporosidad), cuya eficacia en los procesos de trans
ferencia de agua es baja (Cap. 11). El agua inmovilizada en estos poros puede llegar a crear
condiciones reductoras, y por otro lado este agua no interviene en la translocación de com
ponentes dentro del suelo.
A pesar de que pocas partículas naturales son esféricas, el establecimiento de tamaños
lleva a introducir el concepto de esfera de volumen equivalente o el de diámetro aparente.
Sin embargo, no hay que olvidar que cuanto menores sean las partículas, más lejos estarán
de la esfericidad, dado que se trata de microcristales minerales, muchos de ellos de forma
laminar.
Las distintas fracciones granulométricas establecidas son:
FRACCIONES
Granulometría
denominación Denominación Diámetros aparentes pm
USDA Simple Arena USDA 50 < 0 < 2000
Limo USDA 2 < 0 < 50
Arcilla 0 <2
USDA Arena gruesa USDA 500 < 0 < 2000
Arena fina USDA 50 < 0 < 500
Limo USDA 2 < 0 < 50
Arcilla 0 <2
USDA Completa Arena muy gruesa USDA I(XX) < 0 < 2000
Arena gruesa USDA sentido estricto 5O O <0< 1000
Arena media USDA 250 < 0 < 500
Arena fina USDA sentido estricto 100 < 0 < 250
95
FRACCIONES
Granulometría
denominación Denominación Diámetros aparentes pm
Para representar las distintas clases texturales se han construido los denom ina
dos triángulos de textura o diagramas triangulares:
96
100 a + L + Ar = 100
4 ARENA
0 50 - 2000 pim
USDA
97
De acuerdo con los criterios USDA, con tan sólo un 20 % de arcilla, la denominación
de la clase textural incluye ya la calificación de «arcilloso» (franco-arcillo-arenoso). Un
horizonte no pasa a denominarse «limoso» (arcillo-limoso) hasta alcanzar un 40 % de limo,
mientras que se requiere un 44 % de arena para que se manifiesten propiedades derivadas
de la presencia de esta fracción, que sólo se hacen claramente patentes a partir de un 70 %
de arena, en la clase arenoso franca.
Una textura se denomina equilibrada si presenta contenidos óptimos para la mayoría de
cultivos, así un 40-45 % de arena, un 30-35 % de limo y un 25 % de arcilla (Duchaufour,
2001).
En aquellos casos en que se utilicen los criterios ISSS para establecer los lími
tes, las clases texturales se determinan utilizando el correspondiente triángulo:
4 ----------------------------- ARENA
0 20 - 2000 pm
98
que ver con la masa por unidad de volumen. Análogamente, la opuesta de «textura pesada»
o suelo «pesado», expresa que el suelo, por su fuerte cohesión en seco y alta plasticidad en
húmedo, se labra con dificultad. Ambas expresiones, por inexactas deben evitarse. Pueden
substituirse por «suelo suelto» y «suelo fuerte», cuando se trate de utilizar términos fácil
mente comprensibles a efectos de divulgación.
ESTUDIO DE CASOS
1. Algunos diccionarios no especializados en ciencia del suelo o algunas per
sonas que hacen traducción simultánea pueden tener dificultades para tra
ducir la terminología inglesa referente a la textura del suelo. Los principales
errores observados son los siguientes:
2. Los diques y presas de tierra para riego o para sum inistro de agua,
como, por ejem plo, la presa de Assuan (Alto Egipto), cuyos efectos
medioam bientales se discuten en el capítulo 24, no constituyen una
masa homogénea, sino que en su sección aparecen yuxtapuestas zonas
de propiedades y funciones diferentes. El núcleo está formado por mate
riales arcillosos cuya misión esencial es garantizar una cierta estanquei-
dad. Las otras zonas protegen al núcleo y dan estabilidad a la obra, si
bien son mucho más permeables.
Debiendo seleccionar un yacimiento para el suministro de material con el
que construir el núcleo de una presa de tierra para almacenar agua para
riego, dispone de las siguientres informaciones: a 15 km existe un depósito
de loess, material de origen eólico cuyo tamaño de partícula se halla entre
0,01 y 0,05 mm, con una potencia suficiente para asegurar el suministro
para la construcción del núcleo; a 25 km un depósito de arcillas laminadas,
caracterizadas por la alternancia de capas centimétricas de limo y material
franco limoso, cuyo precio resulta el más ventajoso puesto a pie de obra; a
38 km un depósito de material de tamaño de grano inferior a 2 pm, no
expandióle. Indique qué emplazamiento debería recomendarse y cuáles
podrían suponer riesgo para la estabilidad de la presa.
99
Se requiere un material arcilloso que intercepte el escurrimiento del agua por la
presa, en caso de no existir se suele recurrir a la construcción de una pantalla
central formada por un muro de hormigón armado o de otro material de cons
trucción.
3. Análisis granulométrico
m uestreo
suelo natural
secado al aire
1
tam izado
destru cció n de la m ateria orgánica
a 2 mm --------------------- ----- ►
por ataque con H 20 2
tierra fina
1
r~
partículas individuales - ----- * - tam izad o -------------------> - fraccio n es gruesas
partículas dispersas ------ ----- ► sedim entación -----------► fraccio n es finas
100
No resulta extraño que al tener que trabajar de 2.000 (im a menos de 2 qm no
exista una única técnica de medida que sea adecuada para todo el intervalo.
Después de haber destruido la materia orgánica se procede a la dispersión para conse
guir individualizar las partículas de arcilla integradas en flóculos (Cap. 11). Los agentes
dispersantes a base de sodio, tales como el hexametafosfato sódico, permiten conseguir
este efecto, al sustituir el sodio a los cationes polivalentes, sobre los que tiene un efecto
complexante el anión hexametafosfato, con lo que su efecto no se dejará sentir en la sus
pensión. La técnica a utilizar depende de las características de cada suelo. La presencia de
sales solubles o de yeso dificultan la dispersión, por lo que se requiere utilizar métodos
específicos (Vieillefon, 1979; Porta y cois. 1986).
En algunos suelos, la presencia de carbonato cálcico o de óxidos de hierro puede dar
lugar a la cementación de partículas de menor tamaño, que actúan como una unidad. Según
su tamaño se denominan pseudoarenas o pseudolimos. En suelos tropicales las partículas
de caolinita se unen con los óxidos de hierro formando micro-agregados muy estables. El
comportamiento físico de estos suelos corresponderá al tamaño real de las partículas, por lo
que la destrucción de tales unidades para llevar a cabo el análisis granulométrico no parece
estar justificada.
Los resultados de un análisis granulométrico sin destruir este tipo de microagregados
tienen mayor significación ecológica y agronómica.
En zonas áridas y semiáridas (Túnez) puede haber pseudoarenas formadas por arcillas
cementadas por sales.
Los métodos para determinar la granulometría de uso más o menos corriente (Loveland
& Whalley, 1991) son:
Tamaño máximo con una representación de más del 10 % (mm) Cantidad mínima de muestra (kg)
63 50
50 35
37,5 15
28 5
20 2
<20 1
101
Stokes estudió la sedimentación de partículas esféricas en un medio viscoso y formuló
la ley que lleva su nombre. Experimentalmente descubrió que la resistencia que ofrece un
líquido a la caída de una partícula esférica rígida varía con la circunferencia de la esfera. Es
proporcional a la viscosidad (T|) y a tres veces la velocidad de caída. La fuerza que deter
mina cómo sedimenta una partícula es la resultante de las fuerzas de caída y de empuje:
v = 2 ¿ ( P S - P J S =Kr2 = h/t
9 t?
Esta expresión permite calcular, para una altura dada (profundidad de pipeteado), el
tiempo que debe transcurrir para que partículas de diámetro aparente igual o inferior a 2r
sean las únicas que estén sedimentando a dicha altura, en condiciones isotermas. Con ello
se consigue muestrear las partículas según su tamaño.
El método del hidrómetro permite realizar las medidas en la suspensión, después de
cierto tiempo de espera en la sedimentación, para determinar de forma indirecta los porcen
tajes de las distintas fracciones, sin necesidad de pipetear, secar ni pesar. Con este enfoque
Boyoucos (1962) propuso el método del densímetro, que se basa en la medida de la densi
dad de la suspensión, que está relacionada con la concentración de partículas en dicha sus
pensión, y que posteriormente ha sido modificado (Swartz,1982).
La posibilidad de automatización del método de la pipeta y su mayor precisión ha lle
vado a su adopción por muchos laboratorios. Recientemente se ha desarrollado un método
basado en la atenuación de rayos gamma al atravesar un contenedor de sedimentación. El
procedimiento puede ser automatizado y permite disminuir el tiempo del análisis (Oliveira
et al. 1997, Pedro-Vaz et al. 1999).
102
D iagram as sem ilo g a rítm icos
Son muy empleados en Edafología y en Mecánica de Suelos. El eje de las abscisas
presenta una escala logarítmica con el fin de poder abarcar las grandes diferencias de
tamaños o de diámetros aparentes de las diversas fracciones, cuyos porcentajes se repre
sentan en ordenadas en una escala decimal. Proporcionan una información tan detallada
como se desee y al ser diagramas acumulativos permiten el cálculo gráfico aproximado
de otras fracciones intermedias no obtenidas directamente en el análisis. Esto permite el
paso de unos sistemas a otros (USDA a ISSS o viceversa), o el cálculo de fracciones
auxiliares, como por ejemplo, la arena muy fina, dato que requiere la ecuación universal
de pérdida de suelo (USLE).
(0
c F R A C C IO N E S U S D A 1957
a LIM O U SD A ARENAS
c Vi M
< A R C ILLA F G F m G
F V
o
ir
T
Lim o intern. A rena fina A rena gruesa
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
5 2
100 1000
10
diám etro
aparente pm
103
Diagramas representativos del perfil:
La comparación de las texturas de los diversos horizontes de un suelo se facilita con
un diagrama rectangular. En ordenadas se representan profundidades, acordes con las de
ios horizontes y en abscisas los porcentajes de las distintas fracciones de forma acumu
lada, empezando por la arcilla.
20 40 60 80 100%
104
ESTUDIO DE CASOS
1. Un laboratorio en sus boletines de análisis da los resultados de los análisis
granulométricos indicando la siguiente información:
Arena %.
Limo %.
Arcilla (< 2 pm).
Indicar si resulta suficiente.
2. ¿Qué clase textural tiene un horizonte con un 40 % de arena, 40 % de limo
USDA y un 20 % de arcilla?
3. Sabiendo que un epipedión y un endopedión argílico han dado los siguien
tes resultados (USDA) indicar qué muestra corresponde al horizonte Ap y
cuál al Bt.
a) Arena 48 %, Limo 25 %.
b) Arena 40 %, Limo 15 %.
4. Representar estos resultados USDA en un diagrama triangular y en uno
semilogarítmico. Calcular para el endopedión el % de la fracción arena
media. Discutir la significación del dato obtenido.
5. Calcular la granulometría en campo sabiendo que el horizonte Ap tiene un
15 % en peso de elementos gruesos.
6. ¿Por qué pueden tener distinto comportamiento dos suelos cuyos análisis
texturales fuesen idénticos en todos sus horizontes?
Respuestas
1. No, debería precisar si es USDA o ISSS.
2. Franca.
3. a) epipedión; b) endopedión.
4. ArM = 10 %. Interpolar a partir de un diagrama semilogarítmico presenta
limitaciones, ya que la gráfica se ha obtenido a partir de muy pocos puntos
y nada se sabe de los intermedios, por lo que este resultado es meramente
orientativo.
100
90
86
76
70
60
50
40
2 5 20 5 200 5 2000 pm
105
5. Se deduce que la granulom etría de la m uestra en cam po será:
1 nn - P C a = % en la tierra fina.
a’ = a — a ’= % en la tierra natural.
EG = % elem entos gruesos.
El com portam iento de un suelo será la respuesta a la acción com binada de las
distintas fracciones, que interaccionan entre ellas y con la m ateria orgánica. El
suelo no es una simple m ezcla de partículas, a pesar de ello, en suelos con texturas
desequilibradas y pobres en m ateria orgánica, el predom inio de una de las fraccio
nes puede resultar determ inante. La distinta significación de las diferentes fraccio
nes granulom étricas se debe al tamaño, núm ero y superficie específica de sus par
tículas. La superficie específica es im portante al determ inar la reactividad de los
suelos. La cantidad de superficie varía de form a inversam ente proporcional al
tam año de las partículas (Stolzy & Jury, 1982), tal com o m uestra la siguiente
curva:
Superficie
106
Para las distintas fracciones granulom étricas, los valores orientativos de la
superficie específica según diversos autores son:
N u m e ro d e p a rtíc u la s S u p e rficie especifica
F ra c c ió n D iá m e tro a p a r e n te m m , .
p o r g ra m o c n r g ”1
Los elementos gruesos presentan poca actividad, su superficie específica es baja y suelen
ser resistentes a la meteorización. No obstante, estos materiales de gran tamaño inciden sobre
el comportamiento del suelo y el crecimiento de las plantas, sobre todo cuando su proporción
es grande. Esto es frecuente en condiciones áridas y semiáridas y en zonas de montaña, donde
haya una mayor facilidad para la fragmentación (meteorización física), que para transforma
ciones químicas. Se puede tratar de suelos pedregosos (recubrimiento superficial), de suelos
de las familias esqueléticas (35 % en volumen o más de fragmentos de roca), o de la familia
fragmental (90 % en volumen o más de fragmentos de roca). Un predominio de elementos
gruesos en un suelo hace que éste actúe como un tamiz frente al agua, a la que no es capaz de
retener, y por otro lado presente escasas posibilidades para el suministro de nutrientes.
El efecto diluyente de los elementos gruesos respecto a la tierra fina debe ser
puesto siempre de m anifiesto por el cálculo, en cuanto al contenido real (tierra
natural), para realizar interpretaciones correctas.
La textura utilizada como criterio para establecer fases al clasificar un suelo (S.S.S.
1999) no debe confundirse con las clases de tamaño de partículas utilizadas como criterio
para definir familias En el primer caso los resultados están referidos a tierra fina, mientras
que en el segundo lo están a la tierra natural.
La acción de las distintas fracciones, caso de predominar una de ellas, puede
tener la siguiente significación:
F rac c ió n p re d o m in a n te S ig n ificació n
107
Fracción predom inante Significación
ESTUDIO DE CASOS
De una muestra de suelo correspondiente a un endopedión se tiene la siguiente
información granulométrica:
Clase textural USDA: franca
Porcentaje de partículas de 0 < 0,2 pm = 5 %
Porcentaje de partículas de 0 < 2 pm = 20 %
Se pide:
1. Porcentajes máximos y mínimos que pueden tener las fracciones de diáme
tros entre 2-50 pm y entre 50-2.000 pm.
108
2. Determinar la clase textural ISSS de una muestra que tuviese el valor
mínimo de la fracción 50-200 pm y el valor máximo de la fracción 2-50 pm
calculados anteriormente.
Respuestas
1. Limo USDA: 28 y 50 % Arena USDA: 30 y 52 %
2. a = 20 % Lisss = 36 % Ar = 44 % Franco-arcillosa
4. Bibliografía
109
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Vieillefon, J.: Contribution á l ’amelioration de l ’étude analytique des sois gypseux. Cah.
ORSTOM, Ser, Pcdol. XVII, 3:195-223.1979.
110
________________ 7
Componentes inorgánicos del suelo
111
% de todos los
Elemento Símbolo Carga % en peso
iones y átomos
O x íg en o ............... 0 O2" 60 46,6
S ilicio................... Si Si4* 20 27,7
A lu m in io ............. Al AI5* 6 8,1
H ierro................... Fe Fe2* Fe5* 2 5,0
C alcio................... Ca Ca2+ 2 3,6
S o d io ................... Na Na* 3 2.8
P o ta sio ................. K K* I 2,6
M agnesio............. Mg Mg2* 2 2, l
Hidrógeno ........... H H* 3
La preponderancia del silicio y del oxígeno explica que predominen los silica
tos, minerales cuya estructura cristalina se caracteriza por los enlaces covalentes
Si-O, que son muy estables. Los minerales petrogénicos, que forman las rocas de
la corteza terrestre son silicatos en una proporción del orden del 95 %.
Interesa destacar que, si bien el esquema del predominio de los minerales silicatados
resulta válido para la mayoría de los suelos de zonas templadas, debe ser matizado al hacer
referencia a suelos de zonas semiáridas y áridas. En estas condiciones de medio, los com
ponentes inorgánicos mayoritarios de algunos horizontes del suelo pueden ser el carbonato
cálcico (CaCOO o el yeso (CaS04 • 2H20). Contenidos elevados de estos minerales, de
hasta un 60 % y más, pueden llegar a banalizar el papel de los componentes silicatados, a
los que se confiere tradicionalmente un papel decisivo en el comportamiento del suelo. Esta
matización se hace cada vez más necesaria, a medida que los suelos de las zonas semiáridas
van siendo más estudiados (Herrero, 1991; Poch, 1992; Eswaran y Zi-Tong, 1991;
Gómcz-Miguel y Nieves, 1987; Porta y Herrero, 1990; Eswaran et al., 1981).
En el presente capítulo se estudian los componentes inorgánicos del suelo, par
tiendo de una revisión de las rocas y de los minerales petrogénicos. Se presta espe
cial atención a los minerales de arcilla en general, y a la mineralogía de suelos de
ambiente mediterráneo, semiárido y árido en particular. Se presentan las principa
les técnicas de estudio.
o-
112
La polimerización de tetraedros idénticos, compartiendo oxígenos y la unión con catio
nes dan origen a las distintas estructuras que se agrupan en seis subclases:
113
Estructuras tetraedros Subclase Ejemplos
Jk J¡\ JL
Forman láminas:
y/
Filosilicatos Minerales de arcilla,
uniones por tres micas
vértices
[Si4O 10]„4"-
114
Las series de minerales pueden ser discontinuas, caso de los minerales ferromagnesia-
nos, en que cada nivel es una fase distinta; o bien continuas, si los sucesivos minerales van
variando progresivamente en su composición, por ejemplo, la serie de las plagioclasas, con
disolución sólida de anortita (An) y albita.
Temperatura
del magma
Serie discontinua Serie continua
Alta
Olivino Anortita (An^-An^o)
Piroxeno Bytownita (An7()-An90)
Anfibol Labradorita (An50-An70)
Andesita (An30-An50)
Biotita Oligoclasa (An|0-An30)
Albita (An(X)-An10)
Moscovita Ortosa
------------------------------------------------------------------------ Cristalización
Temprana Tardía Temprana
Un magma basáltico que se enfríe lentamente dará lugar a cristales de tamaño grueso
(rocas ígneas intrusivas o plutónicas de textura granular). Entre 1.200 y 900° C cristalizan
los minerales que dan lugar a la familia de los gabros, por debajo de 900° C a la familia del
granito. Si el enfriamiento es rápido, para una misma composición mineralógica se corres
ponden los basaltos y las riolitas, respectivamente (rocas ígneas extrusivas o volcánicas).
ESTUDIO DE CASOS
Al estudiar un ejemplar de granito del batolito de Boal (Asturias) se observan
fenocristales centimétricos de color blanco. Se desea saber si puede tratarse
de cuarzo o de un feldespato rico en anortita.
Respuestas
Feldespato rico en anortita, ya que es de cristalización temprana.
Los minerales que caracterizan una roca ígnea concreta se denominan esenciales. Los
restantes son minerales accesorios que pueden estar presentes de forma ocasional y pueden
llegar a representar hasta un 10 %. Si uno de ellos es muy patente en la roca, su nombre se
añade al de la roca, así; granito con biotita. Algunos tienen especial importancia para la fer
tilidad del suelo, así el apatito como reserva de fósforo, la pirita por su contenido en azufre,
otros proporcionan micronutrientes. En el caso de una dolerita, por ejemplo:
115
Los términos mineral primario, formado directamente a partir de un magma, y mineral
secundario, formado mucho después de la consolidación del magma, mediante reacciones
en la roca, deberían evitarse en estudios de suelos. En Edafología, por lo general, se utilizan
estos términos con una significación distinta a la indicada, designando minerales primarios
a aquellos que están presentes en una roca madre ígnea, mientras que los minerales forma
dos en el suelo se denominan secundarios, tal distinción puede resultar confusa al intentar
aplicarla a otro tipo de rocas.
La mayoría de rocas ígneas están formadas en aproximadamente un 99 % por ocho ele
mentos: O, Si, Al, Fe, Ca, Na, K y Mg. La clasificación adoptada por la International
Union of Geological Socicties (1UGS) se basa en los contenidos modales de cuarzo, plagio
clasas y feldespatos alcalinos y no expresa ninguna relación genética entre las rocas, fue
propuesta inicialmente por Streckeisen (Murray, 1981).
La clasificación simplificada de rocas ígneas que se presenta es la utilizada por Ham-
blin y Howard (1980):
ORIGEN TEXTURA
EXTRUSIVA
1
AFÁNICA RIOLITA ANDESITA BASALTO
INTRUSIVA
fa n e r ít ic a |
GRANITO DIORITA GABRO PERIDOTITA
1 Los cristales individuales sólo se ven al microscopio. 2 Cristales visibles a simple vista.
La acidez de una roca ígnea hace referencia a su contenido en silicio, expresado como
Si02 y no tiene relación con el pH del suelo (Cap. 10) que se forme a partir de ella:
De las distintas clasificaciones de las rocas ígneas, para los fines de esta obra,
resultan de interés aquellas que permitan describir rocas en el campo. Los dos cri
terios que se utilizarán son: com posición m ineralógica (naturaleza del magma) y
textura (historia del enfriamiento). Existe una continuidad esencial en una secuen
cia de rocas ígneas, pasándose gradualm ente de unas a otras, al variar gradual
mente sus minerales esenciales.
116
C om posición m ineralógica. Criterios para reconocer rocas ígneas:
— C uarzo: esencial en rocas ácidas, accesorio en rocas interm edias y
m áficas.
— Feldespatos: ortosa y albita, esenciales en rocas ácidas, raros o ausentes
en rocas interm edias o máficas. La plagioclasa-C a es característica de
las rocas máficas.
— Feldespatoides, incom patibles con la presencia de cuarzo.
— M inerales ferrom agnesianos: las rocas m áficas son ricas en ellos, mien
tras que las ácidas son ricas en cuarzo. O livino generalm ente en rocas
máficas.
Textura 1: tam año absoluto y relativo de los cristales (ambiente geológico),
forma y relaciones de los límites entre minerales adyacentes en una roca. Grano
grueso, enfriam iento lento (ej. textura fanerítica del granito); grano fino o micro-
grano (textura vitrea de las rocas extrusivas o volcánicas, ejemplo, obsidiana).
1 En petrología los términos textura y estructura de una roca son intercambiables, no así en edafología.
Para clasificar una roca ígnea se puede seguir el siguiente procedim iento
(Hamblin & Howard, 1980):
— Identificar la textura: piroclástica, vitrea, afánica, porfirítico-afánica, fane
rítica o porfirítico-fanerítica.
— Estim ar el porcentaje de m inerales oscuros: roca félsica (clara), intermedia
(gris oscura) o m áfica (de muy oscura a negra).
— E stim ar el porcentaje y tipo de feldespato: rosa (seguram ente ortosa);
blanco o gris (ortosa o plagioclasa). Si presenta estriaciones se tratará de
plagioclasa.
— Estim ar el porcentaje de cuarzo: 10-40 % Q: fam ilia del granito - riolita;
<10 % Q: familia diorita - andesita; sin Q: familia gabro - basalto.
— Establecer el nom bre con el esquem a (pág. 116).
Las rocas se denominan alcalinas si en su composición el feldespato es esencialmente
sódico o potásico: calco-alcalinas, si además contiene plagioclasas; y calco-sódicas si el
feldespato predominante es de la serie de las plagioclasas, así por ejemplo:
117
El contenido de álcalis y sílice permite establecer un diagrama (Cox, 1978) para las
rocas ígneas (en mayúsculas las variedades de grano grueso) que visualiza su composición:
ESTUDIO DE CASOS
Fuster y cois. (1954) analizaron rocas ígneas de distintas procedencias. Discu
tir los resultados, inferir las texturas y la historia del enfriamiento del magma
s ío 2 7 2 ,3 9 7 1 ,5 3 3 8 ,2 4 6 3 ,7 5 5 9 ,1 2
AI 203 14,91 1 3 ,93 10,90 17,62 15 ,34
F e 20 3 0 ,7 5 1,16 5 ,5 0 3 ,0 0 3 ,0 8
FeO 0 ,5 9 0 ,8 4 9 ,5 4 3 ,2 6 3 ,8 0
M gO 0 ,1 5 0 ,5 8 9 ,7 0 3,41 3 ,4 9
C aO 1,25 2 ,2 5 14,05 2 ,5 0 5,0 8
N a 20 3,59 3,11 2 ,4 7 1,75 3,8 4
K20 5 ,2 2 5 ,7 6 0,5 5 2,4 0 3 ,1 3
h 2o + 0 ,7 2 0,71 2,5 2 2 ,7 7 1,15
h 2o~ 0 ,1 3 - 0,10 - -
no 2 0,1 3 0,0 8 4 ,3 9 - 1,05
P 20 5 0,10 - 0 ,7 2 - 0 ,3 0
M nO 0,03 - 0,22 - 0,12
118
Entre las rocas ígneas intrusivas, los granitoides son las predominantes, mientras que
entre las extrusivas o volcánicas, lo son los basaltos. Las rocas que resultan de explosiones
volcánicas están formadas por materiales fragméntales denominados piroclastos. Tienen
características petrológicas de rocas ígneas y estructuras de rocas sedimentarias. Las rocas
piroclásticas pueden aparecer mezcladas con otros tipos de rocas que, por su proximidad al
lugar de la explosión, se hayan visto afectadas por la misma. Este es el caso de depósitos piro-
clásticos con fragmentos de calizas eocenas en Canet d’Adri (Girona, Cataluña, España).
Las rocas metamórficas se forman por cambios químicos, mineralógicos y estructura
les en estado sólido, debido a temperatura (T), presión (P) o a ambas. La clasificación de
este tipo de rocas resulta difícil con criterios sencillos, al basarse en reacciones específicas
que definen cuatro grados metamórficos según P-T: muy bajo, bajo, medio y alto. Dentro
de cada grado se establecen varias zonas metamórficas. Las reacciones minerales constitu
yen una secuencia y proporcionan paragénesis minerales específicas.
Los principales tipos de rocas metamórficas son:
Metamorfismo de contacto
Comeanas (No esquistosa, grano fino, fractura concoidea).
Mármoles de contacto.
Comeanas cálcicas.
Metamorfismo regional
Esquistos (Excelente paralelismo de los elementos lineales, grano medio a grueso).
Filitas (Con esquistosidad, grano fino).
Cuarcita (Cuarzo en más de un 80 %).
Calcoesquistos.
Mármoles (Calcita y/o dolomita recristalizada).
Anfibolitas (Esencialmente hornblenda y plagioclasa).
Piroxenitas (Eclogitas) (Formadas por clinopiroxeno y granate).
Esquistos verdes (Esquistos con albita-clorita-epidota-fengita).
Porfiroides (Con porfiroblastos que recuerdan a los fenocristales).
Serpentinitas (Compuesta casi íntegramente por minerales del grupo de la serpentina:
crisotilo, antigorita, etc.)
Neises (Grano medio a grueso, se fragmentan en lajas).
Metamorfismo cataclástico
Milonitas (Trituración de otras rocas, sin recristalización).
Filonitas (Trituración con recristalización).
Cataclasitas (Fragmentos de las rocas de origen).
Las rocas sedimentarías tienen una gran importancia en la formación de suelos, por la
gran extensión que ocupan en la superficie de los continentes. Su origen está en los proce
sos erosivos (Cap. 23), que provocan el desprendimiento de partículas, su transporte y pos
terior depósito, a mayor o menor distancia según el tamaño de los fragmentos y la veloci
dad de la corriente. Proporcionan la materia prima de los depósitos coluviales y aluviales,
así como de las rocas sedimentarias.
Tanto los depósitos de llanura aluvial como los de pie de ladera están formados por
materiales detríticos terrígenos, generalmente poco consolidados. El depósito bajo el
agua de materiales procedentes de rocas preexistentes y transportados desde fuera de la
119
cuenca de sedimentación, su posterior diagénesis y litificación conducen a la formación de
los constituyentes terrígenos de las rocas sedimentarias (resistatos y minerales de arcilla),
siguiendo el esquema de clasificación propuesto por Folk (1974).
Las rocas cuyos componentes se han originado dentro o muy cerca del lugar de depó
sito constituyen las rocas no terrígenas. Cabe distinguir el material de precipitación quí
mica con algunos rasgos de transporte y presencia de fragmentos de caparazones, que son
los constituyentes aloquímicos de las rocas sedimentarias; y el material precipitado quími
camente dentro del área deposicional y sin indicios de transporte post-deposicional, que da
lugar a los constituyentes ortoquímicos (Cox, 1978).
Las rocas sedimentarias pueden estar formadas por más de uno de estos tres constitu
yentes, que pueden hallarse mezclados casi en todas las proporciones. Según cuál de
ellos predomine, las rocas se denominan terrígenas, que representan un 75 % de las rocas
sedimentarias; rocas aloquímicas, un 15 %; y rocas ortoquímicas, un 10 %. La clasifica
ción de las rocas sedimentarias según Folk (1974) establece cinco clases básicas aten
diendo a las proporciones de los componentes extremos, como se muestra en el diagrama
triangular:
Terrígenos
Rocas
te rrígenas
50%
Rocas ortoquím icas
im puras
R ocas no detríticas
10%
R ocas orto q u ím icas
A loquím icos
R elación 1/9 O rtoquím icos
aloqu ím ico s/o rto q u ím icos
Este enfoque puede complementarse con la clasificación siguiente (Corrales y cois. 1977):
Sedimento y tamaño
Grupo 0 mm Clase Compactada
textural
120
Carbonatadas.
Evaporitas (Yeso, anhidrita, sal gema, silvinita, carnalita).
Rocas no Silíceas de origen orgánico y químico (Chert, jaspe, pedernal).
terrígenas Alumino-ferruginosas de origen químico (Alios, lateritas, bauxitas).
Organógenas.
Fosfatadas («Bone-beds», guano).
Las rocas carbonatadas tienen gran importancia por su extensión en la mitad oriental
de la Península Ibérica y las Islas Baleares. Si bien en el conjunto de las rocas sedimenta
rias tan sólo suponen del orden de un 10 %. Los criterios de clasificación han sido analiza
dos críticamente por García del Cura y cois. (1980).
Siguiendo básicamente los criterios propuestos por Folk (1974), las rocas formadas por
más de un 50 % de calcita y/o aragonito (CaCO,) se denominan calizas, y aquellas en que
predomina la dolomita |MgCa(C0 3)2] se denominan dolomías.
Las rocas carbonatadas se denominan: micrita, que es una caliza microcristalina con
agregados de carbonato de grano fino (0 < 10 pm); microesparita (10 < 0 < 80 pm); y
121
esparita o cemento esparítico si el grano es más grueso (0 > 80 pm). Generalmente las
recristalizaciones dan lugar a granos de tamaño grueso.
Las calizas aloquímicas pueden estar formadas por distintos componentes: restos de
fósiles, oolitos, fragmentos retrabajados de carbonatos más antiguos o por pellets (compo
nentes granulares redondeados o irregulares, ovoidales, de origen fecal).
En depósitos glaciares se pueden encontrar materiales sin estratificación, formados por
finos, bloques y cantos. Una roca de este tipo, no consolidada, con gran cantidad de mate
rial fino, se denomina till y si está consolidada, tillita.
FAMILIAS DE ROCAS
Granito Diorita Gabro
Minerales Peridotita
Kiolita Andesita Basalto
Cuarzo 10-40
Feldespato K 30-60
Plagioclasa 0-33 55-70 Plag-Ca Plag-Ca
45-70 0-5
Biotita y Anfibol 10-33 25-40
Ferromagnesianos
(olivino, piroxeno y anfibol) 25-70
Olivino 85-100
Piroxeno 0-10
Magnetita, Ilmenita y Cromita 0-10
La presencia de unos u otros m inerales en el caso de las rocas ígneas tiene cla
ras implicaciones:
122
M inerales E species Im plicaciones
Piroxenos (W, X, Y)2Z A , Abundan en las rocas ígneas. Son muy meteorizables.
W = Ca2+, Na+
123
M inerales E species Im plicaciones
Biotitas K(Fe, Mg).,(AlSi3O 10)(OH)2 Micas de las rocas ígneas susceptibles a la meteoriza
ción por lo que no son frecuentes en el suelo. Apare
cen en ciertas arenas de playa.
124
M inerales E sp ecies Im plicaciones
125
Minerales químicos
Carbonates (70-85 %): calcita / aragonito / dolomita / siderita.
Sílice (10-15 %): cuarzo / chert / ópalo.
Sulfates de calcio y sales solubles (2-7 %): yeso / anhidrita / halita / silvinita / tenardita / epsomita.
Misceláneos (2-7 %): pirita / hematita / zircón y otros.
Las técnicas de estudio de la fracción arena y limo son muy diferentes de las que se
aplican en los análisis mineralógicos de arcilla. La arena refleja la mineralogía de los mate
riales geológicos ya sea de la roca madre del suelo o bien de la cuenca, si se trata de un
sedimento. El estudio microscópico de la fracción arena gruesa tiene interés en estudios de
génesis de suelos en relación al conocimiento de la roca madre, para poner en evidencia
discontinuidades litológicas y paleosuelos enterrados, para determinar la procedencia de
los minerales, la naturaleza de la meteorización y el grado de evolución del suelo (Dorron-
soro, 1988).
La forma y aspecto superficial de los granos de arena (morfoscopía) al microscopio
electrónico de barrido permite interpretar las condiciones de transporte y depósito (Torcal
y Tello, 1992). En la fracción arena perduran aquellos minerales que han resultado más
estables (turmalina, zircón y rutilo son ultraestables, incluso en condiciones tropicales
húmedas).
126
4. Minerales del suelo
Los componentes inorgánicos pueden ser muy distintos de unos suelos a otros,
dependiendo de las condiciones de medio y del material originario, factores que se
estudian en el capítulo 18. Dado que en los materiales originarios el número de
especies minerales no es demasiado elevado, los suelos frecuentemente no presen
tan más allá de 20 a 25 minerales diferentes. Los más abundantes suelen ser los
minerales de la clase de los silicatos: arcillas, feldespatos, anfíboles, piroxenos,
micas y cuarzo. Cabe citar además por su importancia en algunos casos: los óxidos
de hierro, carbonato cálcico, yeso, rutilo, ilmenita, etc.
Como obras de consulta para estudiar con mayor detalle los componentes minerales del
suelo pueden citarse: «Soil Mineralogy with Environmental Applications» de Dixon y
Schulze (Ed.) (2002), publicada por la Soil Science Society of America, la «Mineralogía de
arcillas de suelos» de Besoain (1985) y como específicas para la identificación de arcillas,
la obra de Moore y Reynolds (1989) y la Brindley y Brown (1980), existiendo una abun
dante bibliografía especializada.
La identificación de minerales cuyos granos son de tamaño superior a 10 pm, con
ayuda de un microscopio petrográfico, se basa en los siguientes criterios (Cap. 4), de
acuerdo con Paepe (1980):
Color: Incoloro x X X X
Pleocroísmo No No No
Extinción: Recta X
Oblicua X
Paralela X X
Ondulante X
Exfoliación: No
Media
Imperfecta
Perfecta X X X
Relieve: Alto +
Alto - X
Bajo + X X
B a jo - X X
Meteorización No P-Ca: Sí Sí No
P-Na: No
Birrefringencia: Débil X X X
Fuerte X
Color de interferencia Gris a blanco Gris a blanco Blanco a gris Vivos 2.° orden
127
Biotita A ugita H ornblen da C alcita
Color: Incoloro X X
Paralela x X
Ondulante
Exfoliación:
Media
Imperfecta
Perfecta X 93° 124° X
Relieve: Alto + X X X X
Alto
Bajo + X
B a jo - X
Meteorización Sí Sí Sí No
Birrefringencia: Débil
Fuerte X X X X
El térm ino arcilla (gr. argilos = blanco) se utiliza en m ineralogía para designar
a un conjunto de minerales de pequeño tam año de partícula, pertenecientes a la
subclase de los filosilicatos. Son alum inosilicatos hidratados con estructura en
hojas (filo = hoja), con espaciam ientos y contenidos en los espacios interlam inares
característicos para cada mineral.
Por lo general tienen cargas negativas, por lo que pueden absorber cationes (Cap. 9);
algunas pueden absorber agua entre las láminas, lo que hace que se expandan al humec
tarse y se retraigan al secarse. Estas propiedades, junto con la elevada superficie especí
fica (m2 g~'), hacen que los minerales de arcilla ejerzan una gran influencia sobre las pro
piedades químicas y físicas de los suelos.
Tienen infinidad de aplicaciones, así, son importantes en la industria del aceite
por sus propiedades absorbentes, en la del vino y zumos com o clarificantes, en
nutrición animal com o vehículo de ayuda en los procesos de transform ación de ali
mentos, en nutrición de aves para estim ular el desarrollo de la cáscara del huevo,
etc. Por todo ello, han sido am pliam ente estudiadas y existe una abundante biblio
grafía de referencia (Grim, 1968; Norris y Pickering, 1983; Dixon et al., 2002).
128
El estudio mineralógico de las arcillas del suelo resulta complejo, al tratarse de mezclas
de distintos minerales, que pueden presentar distinto grado de cristalinidad. Pueden proce
der de minerales preexistentes en el material originario, por herencia, transformación o
neoformación. La identificación mineralógica de arcillas tiene un coste elevado y requiere
la ayuda de un especialista, por todo ello no constituyen análisis de rutina.
O 1 O xígeno O y• Silicio
129
2(O H)-
4(OH)~
L as estructuras cristalin as con las valencias saturadas, al ser eléc tricam en te n eutras,
pueden ex istir en la naturaleza. L a estru ctu ra d io ctaéd rica co rresp o n d e a la c ao lin ita y la
trioctaédrica a la pirofílita, ahora bien, los m inerales de arcilla, co m o se ha indicad o suelen
presentar cargas negativas.
Las arcillas poseen carga eléctrica, negativa en la mayoría de los casos, si bien
las arcillas de estructura 1:1 (grupo de la caolinita) tienen carácter anfótero. La
cantidad de carga y su distribución espacial varían de unos minerales de arcilla a
otros:
130
ca o lin ita X 7+
+
i lita
\ h
_ C o m p le jo s de e sfera externa, los iones solva-
u ta d o s O so n fá c ilm e n te in te rc a m b ia b le s al
i V
© _© _
/-
i e sta r u n idos p o r e n la ce s ele ctro stá tico s
\
e sm e ctita
/ V
131
La diferencia de valencia entre los elementos sustituyentes y sustituidos genera un exceso
de carga eléctrica negativa libre en la superficie del cristal, que se manifiesta como una deter
minada densidad de carga superficial, característica para cada mineral, y que tiene un carácter
permanente. Esta densidad de carga es tanto mayor cuantas más sustituciones isomórficas
hayan tenido lugar. Es de mayor intensidad si las sustituciones han tenido lugar en la capa
tetraédrica, al localizarse el exceso de carga negativa mucho más cerca de la superficie silo-
xana. La carga por unidad de fórmula estructural, x, puede variar de 0 a 2 cargas de electrón.
La carga de las caolinitas varía con el pH y con el tamaño de partícula, lo que indica un ori
gen distinto al de las sustituciones isomórficas: carga variable. En estas arcillas la carga eléc
trica se localiza únicamente en los bordes del cristal y se debe a roturas y a la disociación de
protones de grupos OH, coordinados con el silicio o con el aluminio. En este último caso, al ser
menor la valencia del aluminio que la del silicio, los grupos OH pueden unirse a protones en
condiciones de marcada acidez, y las partículas de arcillas quedan cargadas positivamente:
- Si OH - » — S i O + . . . H+
- AI OH - 4 — Al 0 + ... H+
- A10H + H* —» — A l OH2+
Grupo
Paquete
x carga / unidad Subgrupo Especie
tipo
estructural
132
La carga eléctrica negativa de las superficies siloxanas es compensada por la adsorción
de iones de signo contrario que pueden ser o no intercambiables. La unión tiene lugar por la
formación de complejos de superficie con dichos cationes (Cap. 9), o por enlaces de tipo
electrostático con moléculas dipolares. Estos complejos de superficie (Sposito, 1989) cons
tituyen la base de las propiedades de in ter c a m b io c a tió n ic o , de gran trascendencia al hacer
del suelo un suministrador de nutrientes para las plantas (K+, Ca2+, Mg2+, NH4+, etc.); evitar
su pérdida por lavado, y actuar como depurador natural, al poder actuar como filtro de
metales y otros contaminantes.
La reactividad de las superficies siloxanas depende de la naturaleza y distribución de
carga en la capa tetraédrica. Si un silicio de cada cuatro ha sido sustituido por un aluminio,
se origina una carga negativa de magnitud suficiente para enlazar cationes monovalentes.
En este caso se forma un complejo de superficie en coordinación regular 12, de gran estabi
lidad (complejo de superficie de esfera interna). Este mecanismo permite explicar la retro-
gradación del K+ de los abonados potásicos en suelos ricos en arcillas micáceas o en vermi-
culita. Los K+ quedan atrapados entre dos capas telraédricas contiguas, unidos con átomos
de oxígeno de cavidades siloxanas de cada capa y dejan de ser intercambiables.
El hecho de que algunas arcillas y otros componentes puedan poseer carga eléctrica
positiva permite explicar que determinados suelos presenten ca p a c id a d de in terca m b io
an ió n ico (Cap. 9).
Procesos Ejemplos
Transformación de minerales
preexistentes.
Típicos de climas templados.
133
5. Principales especies minerales en el suelo
a.1) Estructura
Los minerales de este grupo son alumino-silicatos, pobres en sílice, con una capa
tetraédrica unida a una capa octaédrica gibsítica, en la que dos de cada tres octaedros
están ocupados por aluminio. La fórmula estructural es ALSiiOsíOH^.nELO, con
una relación Si/Al igual a la unidad:
O O xígeno
(oh ) H idroxilo
^ Alum inio O
• O Silicio
Los distintos minerales del grupo se distinguen por el grado de desorden en el apila-
miento de las láminas (d eso rd en tu rb o stá tico ) y por el número de moléculas de agua de
hidratación (n). La estructura más ordenada corresponde a la caolinita en la que n = 0, el
espesor de la lámina es de 0,72 nm y coincide con la distancia basal. El desorden turbostá
tico máximo se presenta en la halloysita. En este mineral las láminas individuales están
separadas por agua de hidratación. Existe una halloysita 0,72 nm con n igual a cero y una
halloysita 1,0 nm con n igual a 2. Este agua se presenta formando una capa sencilla entre
las láminas y se pierde de forma irreversible al secarse al aire, por ello suele desaparecer en
los horizontes de superficie de suelos de áreas con período seco a lo largo del año y en el
laboratorio si no se toman las debidas precauciones en el manejo de las muestras. Aparece
en forma de partículas esféricas compuestas por bandas aproximadamente concéntricas de
capas de halloysita (Wada, 1985).
134
a.2) Propiedades
La caolinita no presenta sustituciones isomórficas significativas, por lo que la
estructura es eléctricam ente neutra. La capacidad de intercambio catiónico (CIC)
de la caolinita es, por consiguiente, baja de 1 a 10 cmol (+)kg_l, lo que permite
explicar la baja fertilidad de los suelos en que predomina este mineral. Se trata de
una arcilla de baja actividad física. La superficie específica es menor de 40 m2g“'.
La existencia de una carga neta negativa baja, localizada en la superficie de los bordes
de la lámina, se debe a la disociación de grupos tetraédricos en condiciones básicas. En
medio ácido, la protonación de grupos octaédricos hace que la caolinita presente carga
positiva, lo que hace que la caolinita sea una importante fuente de capacidad de intercam
bio aniónico y hace disminuir la pérdida de NOj“ en suelos tropicales (Sánchez, 1997). La
carga es variable al depender del pH. La presencia de carga permanente citada por algunos
autores para la caolinita podría deberse a impurezas (Norrish y Pickering, 1983).
La energía cohesiva que mantiene unidas las láminas se debe a puentes de H, es relati
vamente fuerte e impide la hidratación entre láminas y su expansión. Un cristal de caolinita
puede estar formado por 70 a 100 láminas, que dan lugar a plaquetas generalmente hexago
nales observadas al microscopio electrónico de transmisión (MET) y cuyo grosor puede
variar de 0,05 a 2,0 pm. Una muestra rica en caolinita, observada en microscopio electró
nico de barrido a 39.000 aumentos (Wierzchos y García-González, 1992), permite identifi
car este mineral por la forma hexagonal de los cristales:
La caolinita presenta una baja plasticidad, cohesión y superficie específica (5 a 39 m 2g r \ Dixon, 1989).
135
La halloysita tiene una superficie específica de 20 a 40 m2g_l, y una CIC entre 5 y 60 emol
(+) kg_l, y normalmente presenta una estructura tubular. Al ser observada por el microscopio
electrónico de barrido aparece como tubos alargados, esferas y láminas curvadas:
a.3) Interpretación
Las caolinitas son características de suelos muy meteorizados, en los que la
neoformación de este mineral se ve favorecida frente a la de otras arcillas, por el
hecho de que sólo requiere silicio y aluminio com o constituyentes esenciales. Al no
ser fácilmente m eteorizable, es abundante en muchos suelos, si bien predomina en
suelos de zonas tropicales húmedas (Ultisoles y Oxisoles). La caolinita puede pro
ceder de la meteorización de feldespatos y micas (Cáp. 17) o ser heredada en suelos
calizos de zona semiárida. La halloysita se form a por la m eteorización de cenizas
volcánicas y pumitas en lugares en los que la presencia de una estación seca favo
rece su cristalización a partir de materiales amorfos. En suelos tropicales intensa
mente m eteorizados, en m edio húm edo altam ente lavado, tam bién puede haber
haloysita. La densidad aparente suele ser inferior a lg cm’3 (Dixon et al. 2002).
b.1) Estructura
Los minerales micáceos son de tipo 2:1, sus láminas están formadas por una
capa octaédrica con una tetraédrica a cada lado. La fórm ula estructural sería
Al2Si40 |o(OH)2, pero la sustitución de un silicio de cada cuatro y la fijación de un
potasio da por resultado una estructura teórica: KAL(A1, Si3) 0„)(O H )2. El déficit
de carga queda, pues, parcialm ente equilibrado por K+ en posición interlaminar, en
coordinación 12 y ocupando los espacios hexagonales que presenta la superficie
siloxana. La fijación del potasio se m anifiesta por el hecho de que las lám inas no
se expanden al añadir agua, ni con otras sustancias orgánicas, tales com o etilengli-
col o glicerina. La distancia basal es constante e igual a 1,0 nm. La m ayoría de
arcillas micáceas son dioctaédricas (m oscovita), m ientras que la biotita y la flogo-
pita son trioctaédricas.
136
La estructura de una mica (moscovita) puede representarse:
Las arcillas micáceas son muy semejantes a las micas macroscópicas, excepto en el
tamaño de las partículas; en la existencia de algunas sustituciones isomórficas de Al,+ por
Mg:+ o de Fe2+ por Fe3+ y en el contenido de K+ que disminuye y en el de H ,0 que aumenta
en las arcillas, lo que ha llevado a utilizar de forma indistinta los términos hidromica, ilita o
mica hidratada. Las ilitas no presentan una forma característica que permita su identifica
ción con el MEB. Muchas de las micas del suelo son interestratificados de ilita, montmori-
llonita y vermiculita, lo que se detalla más adelante.
b.2) Propiedades
El potasio interlam inar queda fijado, por lo que no es intercambiable y no está
a disposición de las plantas. Al quedar bloqueadas sedes de intercambio, la CIC es
menor de lo que sería de esperar atendiendo a las sustituciones isomórficas. La
CIC es del orden de 10 a 40 cmol (+) kg_l.
Con la meteorización, el potasio interlam inar irá siendo liberado, por lo que
estos minerales deben considerarse com o una fuente potencial de potasio para la
nutrición de las plantas, principalm ente si se trata de biotita. Se ha puesto de mani
fiesto que las micas de grano muy fino liberan su potasio más lentamente que las
de grano grueso (Norrish y Pickering, 1983).
137
El proceso de liberación de potasio puede esquematizarse (Scheffer y Schachts-
chabel, 1976):
O O O O Oq o O O Oq ® ® ® O M ica m eteorizada
M ica no m eteorizada
b.3) Interpretación
Las arcillas micáceas son frecuentes en suelos del área mediterránea, si bien
pueden presentarse en casi todos los suelos y son uno de sus constituyentes más
importantes (Von Reichenbach y Rich, 1975). Pueden proceder de las micas pre
sentes en los materiales originarios tanto si son rocas ígneas, com o metamórficas
(esquistos) o sedimentarias (lutitas y residuo insoluble en calizas). Además de las
ilitas residuales y aunque ha sido poco estudiado, no se descarta la posibilidad de
que pueda existir ilita autigénica en suelos de zonas semiáridas y áridas.
En condiciones más húmedas puede producirse una pérdida del potasio interlaminar por
lavado y la ilita se transformará en una vermiculita. En suelos muy lavados la moscovita
puede dar lugar a clorita dioctaédrica, lo que explica la escasa presencia de arcillas micá
ceas en los suelos de estas zonas. La presencia de interestratificados permite explicar las
variaciones en la composición y comportamiento.
c1) Estructura
Los minerales del grupo de las esm ectitas presentan estructura 2:1 lo que les
asemeja a las micas, de las que se diferencian por presentar menos sustituciones
isomórficas. Esto hace que la carga eléctrica de superficie sea m enor (x ~ 0,26 a
0,60). Los complejos de superficie con cationes hidratados son de esfera externa
(Cap. 9), por lo que los cationes son fácilmente intercambiables. La estructura de
una esm ectita según Hofmann y cois, puede representarse como:
138
n- 3H20
Ca
^c' 3H20
a' a ''a
-1 4 A
C ationes de cam bio hidratados 60
4(AI, Si)
4 O + 2 OH
4(AI, Fe**, Mg)
4 O + 2 OH
- eje b -
Las sustituciones isomórficas definen las diferentes especies minerales dentro del
grupo. La m o n tm o rillo n ita (de Montmorillon, Francia), que es el mineral más importante
del grupo, presenta una capa octaédrica con aluminio sustituido en parte por Mg2+, a lo que
se debe la carga eléctrica. En la beidellita la carga se origina por sustitución de Si4+ por Al1+
en la capa tetraédrica. La nontronita presenta muchas sustituciones de Al3+ por Fe,+ en la
capa octaédrica y sustituciones de Si4+ por Al3+ en la capa tetraédrica, que son las que dan
origen a la carga eléctrica. Las nontronitas son características de los vertisoles formados a
partir de basaltos (Pedro, 1987). La pérdida parcial de potasio interlaminar en una ilita
puede dar lugar a un mineral de doble estructura, es decir, a un interestratificado ilita-
esmectita. Las esmectitas de transformación proceden de la meteorización de ilitas que
pierdan K+ interlaminares.
c.2) Propiedades
La propiedad más destacable por sus implicaciones es la capacidad de expan
sión retracción interlam inar por el humedecimiento y secado con variaciones de
volumen de 10 a 1. Ello se debe a su estructura que posibilita la hidratación de los
cationes interlam inares provocando la separación de las láminas. Los canales de
riego, las construcciones o cualquier infraestructura apoyada en suelos ricos en
esmectitas pueden verse seriamente afectados por los repetidos ciclos de expan
sión-retracción, debiendo tom ar medidas para evitar los efectos. Las raíces de los
árboles en suelos de este tipo sufrirán roturas en zonas que, como la mediterránea,
presentan alternancia de períodos secos y húmedos.
139
La capacidad de intercambio catiónico de las esmectitas es alta, su valor se
halla en el intervalo de 80 a 150 cmol (+) kg 1. La superficie específica es muy ele
vada 600-800 n r g '1. Son arcillas con una actividad coloidal, plasticidad y cohe
sión elevadas.
La forma de la montmorillonita y beidellita observadas al MEB es irregular, la nontro-
nita aparece en forma de finas fibras. Existen intcrestratificados ilita-esmectita que también
puede presentar expansión-retracción.
c.3) Interpretación
Las esmectitas pueden hallarse en rocas sedimentarias tales como las lutitas y ser
heredadas por el suelo en condiciones semiáridas, o en zonas con procesos de meteo
rización poco intensos, Como ejemplo cabría citar los Vertisoles (Caps. 19 y 20) de la
Campiña de Córdoba (España). En otros casos, pueden proceder de materiales trans
portados que las contengan o bien pueden neoformarse en el suelo, lo que va asociado
a medios ricos en sílice, magnesio y hierro y a condiciones de drenaje deficiente.
Las rocas ígneas básicas, tales como el basalto, que no posee filosilicatos, pue
den dar lugar a la neoformación de esmectitas. Esta esmectita se forma autigénica-
mente durante la m eteorización. Com o ejem plo de este proceso cabe citar la
meseta del Dekán (India), Queensland (Australia), Fogars de Tordera (Barcelona)
o Tenerife.
En zonas volcánicas se hallan rocas bentoníticas, cuyo mineral principal es la
esm ec tita, así p o r e je m p lo , en la S e rra ta de N íjar, A lm ería (G o n z ález y
Martín-Vivaldi, 1949).
En lugares con marcadas estaciones seca y húmeda, la alternancia de expan
sión y contracción de las arcillas puede dar lugar a un modelo de microrelieve
ondulado (gilgai).
d.1) Estructura
I4 0
Entre las láminas hay dos capas de moléculas de agua que corresponden a iones magne
sio hidratados que ocupan una posición central, se coordinan con seis moléculas de agua y
actúan como iones intercambiables. La distancia basal es de 1,4 a 1,5 nm, similar al de las
cloritas, de las que se diferencian por la pérdida del agua interlaminar al calentar, con lo
que la distancia basal pasa a 0,9-1,0 nm. La estructura de la vermiculita trioctaédrica según
Hendricks y Jefferson es:
3S¡ + 1Al
60
3 H 20
Mg
3 H 20
60
3Si + 1Al
40 + 20H
6 (AI, Fe3, Fe2, Mg)
4 0 + 20H
3Si + 1Al
60
eje b
d.2) Propiedades
Es un mineral expandible, aunque mucho menos que la esmectita. Con glice-
rina y con etilenglicol sólo se expanden a unos 1,5 nm. Su CIC es muy elevada, de
120 a 150 cmol (+) k g '1 y la superficie específica de 600 a 800 m2g~'.
La propiedad de fijar potasio de las vermiculitas puede ser debida a la formación de
complejos de superficie de esfera interna con K+ no solvatados (Sposito, 1989), si bien
algunos autores cuestionan este proceso y lo atribuyen a zonas microscópicas de mica den
tro de la vermiculita (Sawhncy, 1972).
d.3) Interpretación
La vermiculita macroscópica se presenta en la fracción arena, mientras que en la fracción
arcilla, si existe vermicullita, es esencialmente dioctaédrica (Besoain,1985). Es frecuente en
suelos que han sufrido una meteorización relativa más intensa, sin llegar a la de los suelos
tropicales húmedos. Se forma a partir de rocas básicas, siendo poco importante su formación
a partir de rocas ígneas ácidas (Besoain, 1985). Las micas pueden transformarse en vermicu
litas al perder el potasio interlaminar en un medio rico en Mg2+, (vermiculitización), con for
mación de una gradación de interestratificados. Las cloritas pueden evolucionar a vermiculi-
141
tas trioctaédricas. En medios moderadamente ácidos el Mg2+ interlaminar puede ser reempla
zado por Al,+ formando islas de Al(OH);,, que al aumentar la acidez pueden ser de Al(OH)2+
o de AI(OH)2+ dando origen a una clorita alumínica (proceso de aluminización, preludio de
un proceso de cloritización). Las vermiculitas son minerales poco estables.
e.1) Estructura
Las cloritas son minerales estructuralmente relacionados con las arcillas 2:1,
de los que se diferencian por presentar paquetes T-O-T alternando regularmente
con una capa de hidróxidos interlaminar. Esta capa octaédrica (M gAl)3(OH )6,
puede ser dioctaédrica (gibsítica) o trioctaédrica (brucítica). La estructura de la
clorita trioctaédrica según McMurchy es:
142
La composición de las capas permite establecer tres subgrupos, cloritas dioctaédricas, que
son dioctaédricas en las láminas 2:1 y en las capas interlaminares; cloritas di-trioctaédricas,
son dioctaédricas en las láminas 2:1 y trioctaédrica en las capas interlaminares; cloritas triocta-
édricas, si lo son en las láminas 2:1 y en las capas interlaminares. La lámina 2:1 puede presen
tar sustituciones isomórficas de Si4* por Al3+ en la capa tetraédrica y sustituciones en la capa
octaédrica. La capa interlaminar presenta sustituciones que le confieren una carga neta posi
tiva, lo que permite la unión electrostática con la superficie siloxana de las láminas adyacentes.
Las cloritas con una capa interlaminar brucítica (trioctaédrica) se denominan cloritas pri
marias, por ser las que se presentan en el material originario (rocas de metamorfismo regional
de grado medio y rocas ígneas), y pueden ser heredadas en el suelo. Se alteran rápidamente por
acidificación, liberando hierro y Mg2+. Las cloritas alumínicas (capa interlaminar gibsítica) se
denominan cloritas secundarias, por resultar de transformaciones durante la meteorización, a
veces se denominan vermiculitas cloritizadas. La aluminización muy acentuada de algunas
vermiculitas en medio ácido y confinado, da lugar a una capa gibsítica continua. Puede haber
estructuras interestratificadas clorita-vermiculita o clorita- esmectita. La transformación de una
clorita máfica hasta una clorita alumínica ha sido estudiada por Schwertmann (1976), estable
ciendo como consecuencia de meteorización:
M ica
Esm ectita
Al
C lo rita
e.2) Propiedades
La estructura descrita presenta una distancia basal de 1,4 nm y el mineral no es
expandible. Su CIC es baja, semejante a la de una ilita, de 10 a 40 cmol (+) kg_1.
La superficie específica efectiva tiene un valor intermedio, de 70 a 150 m 2 g-1.
e.3) Interpretación
La clorita es un mineral relativamente poco frecuente en los suelos, por su baja estabili
dad. Por otro lado, aparece poco en los análisis porque en pequeñas cantidades es difícil de
detectar en presencia de esmectitas y vermiculitas. La presencia de cloritas Mg en el suelo
es atribuible a la mineralogía del material originario, pueden ser heredadas de esquistos
cloríticos o de rocas sedimentarias que las contengan, como es el caso de suelos del Valle
del Ebro (España) desarrollados a partir de calcilutitas.
Los suelos serpentinícolas contienen cloritas Mg. La elevada proporción de Mg, junto
con concentraciones elevadas de Ni, Cr y Co, y baja de Ca, P y K hacen que estos suelos
sean poco fértiles y sólo pueda prosperar en ellos una flora serpentinícola típica estudiada en
la Sierra de Aguas (Carratraca, Málaga) por López (1975) y en A Coruña (Galicia, España).
143
Las cloritas Al son características de suelos preferentemente ácidos, altamente meteoriza
dos y bien drenados, en los que la mica ha perdido su potasio interlaminar que ha sido susti
tuido por una capa de hidróxidos de aluminio con carga positiva. El mineral resultante presenta
propiedades intermedias entre la vermiculita y la clorita (Norrish y Pickering, 1983). Este alu
minio puede provocar problemas de toxicidad para las plantas al poder ser intercambiado. El
proceso de transformación de un mineral 2:1 a una clorita secundaria se denomina cloritización.
f.1) Estructura
Dada la semejanza estructural de los minerales 2:1 no es de extrañar que las
arcillas del suelo puedan verse afectadas por cambios parciales en las zonas interla
minares. Esto hace que la estructura de una parte de la lámina, láminas alternantes o
láminas al azar pueda corresponder a un mineral, mientras el resto corresponda a
otro. La arcilla no será hom ogénea y el mineral se denom ina interestratificado. La
imposibilidad de separar por medios físicos los dos o tres minerales dem uestra que
no se trata de una mezcla. La importancia de este tipo de estructuras se reconoce
desde 1960, pudiendo suponer que son frecuentes en las arcillas de los suelos, aun
que resulten difíciles de detectar.
Según como tenga lugar la intercalación a lo largo del eje c se distinguen grados de
orden regulares, secuencias al azar o desordenadas y segregadas.
Los minerales no expandióles, cloritas o micas pueden transformarse en minerales
expandióles, pasando a través de una serie de minerales intermedios interestratificados, así
en medio tropical húmedo:
La pérdida parcial de potasio interlaminar de una mica hace que parte del mineral tenga
el espaciamiento basal (1,0 nm), mientras otras partes han pasado a 1.4 nm típico de una
vermiculita. Se tratará de un interestratificado mica-vermiculita (hidrobiotita).
Pueden existir interestratificados mica-montmorillonita (bravaisita), vermiculita-clo-
rita, entre otros.
f.2) Propiedades
Las propiedades de los minerales interestratificados serán interm edias respecto
a los minerales componentes.
f.3) Interpretación
Las arcillas del suelo raramente presentan las características de los minerales
puros, por ello la presencia de mezclas de minerales y de minerales interestratificados
resulta frecuente, dependiendo de las características mineralógicas, defectos estructu
rales del material originario y condiciones de medio en las que se haya meteorizado.
144
5.2. M in e ra le s fib r o s o s
Los filosilicatos fibrosos están representados por dos especies mineralógicas,
paligorskita y sepiolita.
b = 1,8 nm
Las capas octaédricas presentan Mg2+ con sustituciones de Al3+ y pequeñas cantidades
de hierro, que confieren la carga al mineral. La presencia de estos elementos puede deter
minarse con una sonda de energía dispersiva de rayos X al observar este mineral con el
MEB. La fórmula estructural típica es:
(SÍ799 AIqqi) (Al| [3 Fe3+0.io Mg3o2) O21
El tipo de estructura hace que la paligorskita se presente siempre en fibras para cuya
identificación se recomienda utilizar el microscopio electrónico de transmisión (MET)
(Martin Vivaldi y Robertson, 1971, Stoops, 1973). Las curvas de análisis térmico diferen
cial (ATD) sirven para diagnosticar la presencia de paligorskita en una mezcla con minera
les laminares y su identificación se confirma con análisis de difracción de rayos X al existir
reflexiones características que la diferencian de la sepiolita.
145
Las fibras observadas al MEB se disponen a modo de masas alabeadas con prolonga
ciones en filamento a modo de fieltros. Al MET aparecen como fibras largas agrupadas en
haces de 5,0 a 10,0 nm de diámetro y 1 pm de largo. Identificada por difracción de rayos X,
la imagen obtenida con un microscopio electrónico de transmisión correspondiente a frag
mentos de lutitas incluidas en un horizonte gypsico de suelos de Híjar (Teruel, España) es
la siguiente (Porta, 1986, foto de J. Galván).
a.2) Propiedades
La estructura en cadena le confiere una elevada superficie específica de 250 a
400 m2g-1. Su CIC es del orden de 5 a 30 emol (+) kg_l. Por su estructura tiene
aplicaciones en la industria farmacéutica y en procesos industriales.
a.3) Interpretación
La paligorskita es un componente poco frecuente en los suelos, si bien es importante en
rocas sedimentarias de origen lacustre, pudiendo ser heredada por los suelos que se formen
a partir de estos materiales. Se ha citado en las arcillas sedimentarias de Lebrija (Gonzá-
lez-García y cois. 1958), en Écija (Pérez-Rguez. et al. 1990), en diversas formaciones
(Martín-Vivaldi y cois. 1971) y en la cuenca terciaria del río Ebro en lutitas de las facies
calcáreas (Pinilla, 1968). Ha sido identificada en suelos áridos (Yaalon y Wieder, 1976) y
en el Valle del Ebro (Porta, 1986 y Porta y Herrero, 1988).
Se han propuesto diversos mecanismos para explicar la presencia de paligorskita en los
suelos. Desde neoformaciones en una serie sedimentaria básica y posterior herencia en el suelo
(Shadfan y cois. 1985, Lee y cois. 1983); a neoformaciones en el suelo para lo que se requiere
un medio básico, rico en magnesio y clima semiárido (Singer y cois. 1974) o bien por transfor
mación a partir de materiales esmectíticos (Trauth, 1974). La paligorskita resulta inestable en
condiciones de acidez y clima húmedo (Moinereau y cois. 1976; Sombroek, 1981).
146
b) Sepiolita (del gr. sepia)
b.1) Estructura
La sepiolita es un mineral muy sem ejante a la paligorskita. Es un silicato de
magnesio, con alum inio sólo com o com ponente m inoritario, hidratado y de m orfo
logía fibrosa. En este caso los canales unidireccionales se form an por la inversión
de cuatro tetraedros, presentan cadenas triples de Si-O, y resultan más anchos que
los de paligorskita. En ellos hay agua zeolítica que se pierde a 350° C. La estruc-
tura de la sepiolita puede representarse (van Scoyoc y cois. 1979);
H20 zeol
0 2H crist
O xígeno
OH
Si
Mg
Es más rica en magnesio y más pobre en aluminio que la paligorskita, si bien su compo
sición puede ser muy variada (Besoain, 1985). Su fórmula estructural típica es:
(Sin.» Al0.16 Fe3+o.o4) (Fe3+ ü47 Fe2+0 ]3 M g7 !4) ( 0 32 Cao.11)
Con el MET pueden identificarse las fibras, debiendo recurrir a la difracción de rayos X
para establecer si se trata de sepiolita.
b.2) Propiedades
Sus propiedades y com portam iento están íntim am ente relacionados con el sis
tema de canales que presentan. Tienen aplicaciones farm acéuticas y en procesos
industriales. La CIC va de 18 a 30 cm ol(+)kg '. La superficie específica y estruc
turas de poro han sido estudiadas por Fernández Á lvarez (1970).
b.3) Interpretación
La sepiolita presenta unas condiciones de formación análogas a las de la paligorskita.
Las sepiolitas de Vallecas (Madrid) proceden de calizas magnésicas; en el norte de la pro
vincia de Salamanca se han identificado paligorskita y/o sepiolita en sedimentos lacustres
del mioceno y en los suelos desarrollados a partir de ellos (Sánchez Camazano y García
Rodríguez, 1971).
147
5.3. A lu m in o - s ilic a to s a m o r fo s y p a r a c r is ta lin o s
Este grupo está integrado por material con bajo grado de ordenación y está
representado por la alófana y la ¡mogolita, identificadas por primera vez en suelos
desarrollados a partir de cenizas volcánicas. Posteriormente se han descrito en una
amplia variedad de suelos.
a.1) Estructura
Alófana es un término genérico que describe materiales aluminosilicáticos alta
mente desordenados o amorfos, en el sentido de que la difracción de rayos X no
tiene suficiente resolución para el grado de ordenamiento existente ya que se trata de
un orden local o de corto intervalo (Mott, 1988). Al observar la alófana al microsco
pio electrónico de barrido aparece a modo de microagregados formados por partícu
las unitarias, esférulas huecas de 3,5 a 5,5 nm de diámetro (Kitagawa, 1971, Wada,
1985). La estructura de una partícula de alófana (Wada y Wada, 1977) es:
3,5 - 5,5 nm
a.2) Propiedades
La alófana tiene una gran superficie específica. Su CIC es elevada y depende
del pH por tener carga variable. Posee una elevada capacidad de intercambio am ó
nico que puede provocar la retención de iones fosfato interfiriendo en la nutrición
148
del P de las plantas. Esta propiedad puede utilizarse para su identificación, con una
solución de NaF, si bien este ensayo no es definitivo (Fieldes y Perrot, 1966).
Los suelos con alófana retienen una gran cantidad de agua de un 80 a 180 % sobre peso
seco y al secarse lo hacen de una forma poco reversible. Sus inusuales propiedades plásti
cas hacen que bajo presión sufra una licuefacción (tixotropía). Su densidad aparente es muy
baja, de 900 kg n r 3 medida con el contenido de agua a 33 kPa. Los suelos con este tipo de
materiales presentan problemas con los dispersantes clásicos utilizados en análisis granulo-
métricos, debiendo recurrir a ios ultrasonidos.
a.3) Interpretación
La alófana es el constituyente am orfo más importante en suelos jóvenes forma
dos a partir de m ateriales volcánicos. Para su perm anencia en el suelo requiere
unas condiciones de hum edad continuadas, la abundancia de m.o. frena la cristali
zación de la alúm ina (Duchaufour, 2001). Al ser sem ejantes las condiciones para la
formación de m inerales en horizontes subsuperficiales de Andisoles y Spodosoles,
es posible que la alófana también se forme en estos suelos (Wada, 1985).
b.2) Propiedades
Las propiedades de la imogolita han sido poco estudiadas, si bien parecen semejantes a
las de la alófana. Ambas presentan una elevada capacidad de adsorción de ácidos húmicos
y fúlvicos debido a su estructura porosa.
b.3) Interpretación
La imogolita se identificó inicialmente en suelos desarrollados a partir de cenizas vol
cánicas. Los trabajos del Macaulay Institute (U.K.) han puesto de manifiesto la existencia
de imogolita en horizontes B de Spodosoles (Farmer y cois. 1980).
a.1) Estructura
Son aluminosilicatos hidratados cristalinos de cationes alcalinos y alcalinotérreos. Los
tetraedros están dispuestos de manera que dan lugar a cavidades y a un sistema de canales
149
interconectados. De acuerdo con su estructura se distinguen la natrolita, la heulandita y la
phillipsita (Tschernich,1992).
a.1) Propiedades
Sus propiedades y comportamiento están íntimamente relacionados con las cavidades y
el sistema de canales que presentan. Su característica más importante es la posibilidad de
adsorber agua de forma reversible. Su CIC es elevada, va de l(X) a 300 cmol(+) kg~' y es
compensada por calcio, sodio y potasio intercambiables, que se sitúan en los espacios reti
culares. Las zeolitas están íntimamente relacionadas con las arcillas en lo referente a pre
sencia y origen (Sudo y Shimoda, 1978).
a.1) Interpretación
La meteorización de las cenizas y vidrios volcánicos por disolución y posterior cristali
zación puede dar lugar a zeolitas (zeolitización), según sean las condiciones de medio (Stit-
cher, 1972). Se pueden formar a partir de vidrios volcánicos en condiciones de alta alcalini
dad, salinidad e hidrotermales (Gottardi, 1989), pero también existen zeolitas de origen
sedimentario.
Los materiales de tipo piroclástico, con carácter fonolítico, contienen zeolitas (García
et al. 1990). Su origen se asocia en este caso a la alteración en condiciones hidrotermales
del vidrio volcánico de composición fonolítica. En rocas piroclásticas sálicas del sureste de
Tenerife (Islas Canarias, España), las zeolitas (filipsita) se forman por las acciones del
vapor de agua atrapado a elevadas temperaturas en los poros de las partículas de vidrio
(García et a!. 1993).
Por su intercambio de cationes y absorción tienen un considerable interés para la indus
tria (Ames, 1959). También se utilizan como enmienda para los suelos; en la fabricación de
fertilizantes de liberación lenta; en la dieta de los animales, etc. (Ming y Munpton, 1989).
150
Algunas de las características más relevantes de los principales óxidos e hidróxidos son:
151
Pirita FeS, Está asociada a medios fuertemente reductores, marismas, rías,
deltas y áreas costeras. Se presenta en agregados formados por
microeristales (pirita framboidal), que por su pequeño tamaño
son fácilmente oxidables. La existencia de pirita puede crear
problemas al drenar estos medios, ya que en ausencia de carbo-
natos puede dar origen a sulfatos ácidos (pH 3-3,5) (Dent,
1980) y jarosita.
Perdura en el suelo en condiciones reductoras (Sulfaquent).
En zonas de minería de carbón, éste puede llevar pirita aso
ciada. Su oxidación exotérmica puede provocar incendios en
escombreras, al tiempo que, en ausencia de carbonato cálcico,
crea un medio muy ácido desfavorable para la implantación de
vegetación.
Jarosita KFe3(S 0 4)2(0 H )6 Presente en marismas, polders o rías drenadas. De color amari
llo pajizo, caracteriza a las arcillas de suelos de sulfatos ácidos.
Indica condiciones de oxidación.
Puede conservarse en el suelo, si bien es metaestable, hidroli-
zándose a goetita.
Apatilo Ca5(F ,C l,0H )(P 04), Es el más comúnmente citado de los fosfatos.
Ópalo Sílice amorfa rica en agua (Ópalo A), que precipita a partir de
soluciones con elevadas concentraciones de sílice. El ópalo
con alguna organización cristalina se denomina ópalo-CT
(estructura de tridimita a cristobalita) (Van Breemcn y Buur-
man, 1998).
Los minerales de zonas sem iáridas y áridas han sido los que menos atención
han recibido en el pasado y aún hoy en día. La explicación a tal situación puede
ser, por un lado, el hecho de que los minerales m ayoritarios en estos ambientes,
tales como calcita, dolom ita, yeso o sales más solubles, se caracterizan por tener
una estructura relativam ente sencilla, por lo que aparentem ente no hay grandes
problemas que resolver. Por otro lado, la Ciencia del Suelo fue fundada y tomó
auge en los países tem plado húm edos, en los que por razones de régim en de hum e
dad, los minerales citados no existen en los suelos, lo que les hizo adquirir una
consideración m enor frente a los m inerales de arcilla.
Los suelos de la zona mediterránea seca, semiárida y árida, si bien contienen minerales
de arcilla, suelen tener horizontes en los que la calcita o el yeso alcanzan proporciones
superiores al 60 %. Incluso con cantidades menores, las propiedades y comportamiento de
estos suelos y la respuesta de las plantas vendrán ampliamente condicionados por estos
componentes. Igual ocurre con las sales más solubles, halita, tenardita, mirabilita, epso-
mita, entre otras, típicas de los suelos afectados por la salinidad.
En la literatura a veces se observan imprecisiones e incluso errores como expresar la
fórmula del yeso como CaS04. Hay que diferenciar claramente los suelos con CaCCb (sue
los calizos), de los suelos con CaS04.2H20 (suelos yesosos) y todos ellos de los suelos sali
nos. Las diferencias son evidentes desde un punto de vista mineralógico, y no lo son menos
desde un punto de vista ecológico, de comunidades vegetales, específicas de cada caso, y
de manejo agrícola.
152
Las principales contribuciones en el estudio de los suelos en los que el yeso es un cons
tituyente importante se deben a investigadores de la Universidad de Gante (Bélgica) bajo la
dirección del Dr. G. Stoops, trabajos iniciados a partir de 1960. En el centro de España
estos suelos empezaron a ser estudiados en la década de 1970 (Porta, 1975, Porta y cois.
1977). Estos trabajos, junto a los de otros autores han permitido avanzar en el conocimiento
del comportamiento de los suelos yesosos en España (Herrero y Porta, 1987; Gumuzzio y
Álvarez, 1984; Porta y Herrero, 1988; Poch, 1992; Laya, 1991). Cabe destacar los suelos
yesosos de San Luis Potosi (México).
a) Estructura
En los carbonatos el anión C 0 32' y los cationes se hallan unidos por enlaces predomi
nantemente iónicos. Las especies presentes en los suelos son la calcita (CaCO,), dolomita
[C aM g(C 03)2] y a veces calcitas m agnésicas por sustitución de M g2+ por Ca2+
(Ca|_xMgxC 0 3). Junto a los carbonatos pueden coprecipitar otros minerales adsorbidos en
la calcita a base de P, V, Mn, Fe, Co y Cd o como inclusiones, este es el caso de los minera
les de Zn y Cu (Sposito, 1989).
b) Propiedades
Los carbonatos de Ca y Mg se disuelven fácilm ente en agua que contenga
anhídrido carbónico, pero no en agua pura:
C O , + H ,0 t ? H + + HCO.f
C a C 0 3 + H+ —> C a2+ + H C O f
Dado que la actividad biológica hace del suelo un m edio con C O ,, será posible
una m ovilización de estos carbonatos, lo que tendrá im plicaciones genéticas y
agronómicas. Esto perm ite explicar el lavado de carbonatos en clim as húmedos en
suelos con régim en de hum edad percolante (Cap. 17), también explica la ausencia
153
de carbonates en suelos ácidos, así com o su translocación en suelos con régimen
de humedad no percolante en zonas sem iáridas y áridas. Puede dar lugar a acum u
laciones filiform es (pseudom icelios), esferoidales (pisolitos, oolitos y nodulos),
recubrimientos en la base de los clastos (cem ento geopetal), acumulaciones gene
ralizadas en horizontes cálcicos o a acumulaciones cem entadas (horizonte petro-
cálcico ). E stos tip o s de ac u m u lacio n es han sido estu d iad o s en E sp añ a por
Gómez-M iguel y Nieves (1987), Juliá y Calvet (1983). La presencia de carbonates
Ca y Mg tiene im plicaciones agronómicas al aum entar la concentración del anión
H C 0 3“ en la solución del suelo, que bloquea la absorción de hierro por las plantas,
provocando problem as de clorosis férrica. La unión del C a2+ con los fosfatos
puede ser el origen de retrogradaciones apatíticas al incorporar abonos fosfatados.
c) Interpretación
Los carbonates pueden ser heredados de una caliza que se fragmente o de una
calcilutita u otras rocas sedimentarias que contengan calcita o dolomita. El régimen
de humedad controlará el comportamiento y la posible pérdida o no por lavado.
En muchos casos se tratará de calcita autigénica formada en el suelo a partir de
una solución rica en H C 0 3~ y Ca2+. Estas calcitas secundarias suelen ser m agnési
cas al coprecipitar carbonato magnésico. La presencia de magnesita eleva conside
rablemente el pH del suelo, lo que puede explicar que suelos con acumulaciones
de carbonato cálcico lleguen a tener pH alrededor de 9,0, por la presencia sim ultá
nea de carbonato magnésico y no por sodio.
En superficies en glacis puede haber una circulación lateral de agua de esco-
rrentía subsuperficial enriquecida en H C 0 3“ y Ca2+, que precipitarán dando lugar a
horizontes cálcico o petrocálcico a lo largo de la superficie. En otros casos, las pla-
gioclasas de un granito pueden liberar calcio que puede ser precipitado, dando
lugar a un suelo con acum ulaciones calizas, en las condiciones de régim en de
humedad xérico.
a) Estructura
El yeso cristaliza en el sistema monoclínico. El Ca2+ está unido a seis átomos de O de
grupos S 0 42- y coordinado con dos moléculas de agua (Doner y Lynn, 1989). Constituye la
forma más común de sulfato cálcico en el suelo, ya que la anhidrita (CaS04), de ser here
dada del material originario sólo se conserva en el suelo en climas muy áridos. En los
demás casos, evoluciona hidratándose rápidamente, lo que implica un incremento de volu
men. A veces, la aparición de anhidrita en lámina delgada puede deberse a un proceso ina
decuado de fabricación que haya provocado un calentamiento excesivo del material.
b) Propiedades
La propiedad más destacable del yeso es su relativamente alta solubilidad en
agua pura, 2,6 gL-1 a 25° C. Es considerablem ente m ayor a la de la calcita, pero
154
mucho m enor que la de las sales solubles. El yeso se transform a en basanita
(CaSO4.0.5H2O) y en anhidrita (C aS 04) cuando se calienta a más de 50° C.
El yeso tiene una birrefringencia semejante a la del cuarzo, si bien con luz
polarizada plana presenta mayor relieve, lo que junto con su maclado sirve para
distinguirlos. La anhidrita se distingue del yeso por su m ayor relieve y mayor
birrefringencia con colores altos.
Los cristales de yeso autigénico en el suelo presentan forma lenticular: en su
formación parece tener influencia la materia orgánica (Cody, 1979; Porta, 1986).
La sección de las lentillas es en losange (rombo) y su tamaño se halla entre 20 y
2.000 pm . Las secciones ecuatoriales son pseudohexagonales debido al creci
miento (0 10) y (110) (Stoops y Ilaiwi, 1981).
En campo este yeso es blancuzco y áspero al tacto, puede formar acumulacio
nes cilindricas de poco más de 1 mm (yeso vermiforme) o continuas (horizonte
hipergypsico de yeso lenticular). En algunos suelos aparece otra modalidad de
yeso, mucho más suave al tacto, como harinoso, de color entre blancuzco y rosado.
En lámina delgada y luz polarizada plana tiene una tonalidad amarilla que se inten
sifica al cerrar el diafragma. Bajo meóles cruzados la masa es opaca y a veces es
algo birrefringente. A 500 aumentos aparece a modo de cristales de yeso de menos
de 20 pm , de forma lenticular al MEB. Se ha denominado yeso microcristalino,
para distinguirlo del descrito anteriormente (Porta y Herrero, 1990).
La cantidad, tamaño, forma y características de empaquetamiento de los cristales de
yeso, así como su grado de homogeneización en una masa no yesosa condicionan las pro
piedades físicas de los suelos. La observación en lámina delgada al microscopio petro
gráfico (XPL) de una muestra de un horizonte hypergypsico de Haut Plateau (Argelia) da
una imagen muy representativa de los cristales lenticulares (Pouget y Porta, 1986):
155
A medida que aum enta la proporción de yeso en el suelo aum enta la resistencia
a la penetración de las raíces (Poch, 1992). Los horizontes hipergypsicos, form a
dos por más de un 60 % de yeso, resultan estériles para las plantas, por su extre
mada com pacidad cuando están secos, su baja capacidad de retención de agua
entre los cristales lenticulares y la ausencia de nutrientes. Este com portam iento ha
podido ser estudiado en suelos de la llanura aluvial del río Gigüela (Toledo-Ciudad
Real), Híjar (Teruel), Lleida, M urcia, entre otros emplazam ientos.
Los cristales de yeso no presentan formas lenticulares en yeso pétreo (Orti, 1977), son
cristales porfidoblastos con formas indentadas, que observados al microscopio óptico tie
nen el siguiente aspecto:
El yeso fibroso, cuando aparece en el suelo, es heredado del material originario. Se trata
de selenitas de relleno en lutitas (margas) en las que forma intercalaciones centimétricas en
diaclasas, grietas de retracción o en fisuras de asentamiento. El yeso, que inicialmente se
hallaría mezclado con el sedimento lutítico, emigra hacia estas discontinuidades por las que
el agua ve favorecida su circulación y precipita (Julia y Calvet, 1983). Forma unos enreja
dos típicos de filones de 2 a 4 cm de yeso, cuyos cristales fibrosos son perpendiculares a los
planos de la diaclasa:
*
2-4 cm
En la zona de oscilación de una capa freática rica en iones S042' y Ca2+ puede haber pre
cipitación de yeso y crecimientos progresivos de cristales lenticulares, de tamaño milimétrico
formando pequeñas rosas del desierto (Pouget, 1968), que pueden alcanzar de 5 a 8 cm.
156
El yeso puede llegar a constituir masas cementadas en los suelos (horizonte petrogyp-
sico) en zonas extremadamente áridas con una precipitación inferior a 200 mm, en este
caso los cristales no presentan forma lenticular, se trata de cristales indentados, semejantes
a los del yeso pétreo.
c) Interpretación
El yeso constituye la forma más com ún de sulfato cálcico en el suelo. La distri
bución mundial de suelos yesíferos traduce unas condiciones de semiaridez y ari
dez (Eswaran y Zi-Tong, 1991). En España los materiales yesíferos son relativa
mente frecuentes en la m itad Este (M acau y Riba, 1965).
A nivel mundial la presencia de yeso en el paisaje está asociada a regímenes de
humedad del suelo xérico (Xerochrepts gypsicos, S.S.S. 1996), arídico (Gypsids) y
ústico (Calciustolls).
En algunos casos rocas yesosas pueden actuar como material originario, lo que es
frecuente en España. En otros, los suelos que presentan yeso no están directamente
relacionados con afloramientos de rocas yesosas, sino que lo están a través de cursos
fluviales y capas freáticas, o han recibido aportes eólicos de polvo rico en yeso.
La presencia de yeso en el suelo condiciona la im plantación de vegetación,
desarrollándose com unidades a base de gypsófilas, tales com o Gypsophilci strut-
hium suhesp, hispánica endem ism o ibérico, Ononis tridentata, H elianthem um
squamatum, Lepidium subulatum entre otras.
Los suelos en los que abunda el yeso (horizonte hipergypsico) presentan una
baja capacidad de retención de agua disponible para las plantas, al secarse adquie
ren una gran com pacidad, son muy duros. La disolución continuada de yeso en un
mismo punto puede dar lugar a hundim ientos por carstifícación, las aguas que con
tienen iones sulfato crean problem as de corrosión en estructuras de hormigón, al
atacar al cem ento y al hierro.
157
Dado que los suelos generalm ente presentan m ezclas de m inerales, de distintos
tamaños de grano y grado de cristalinidad debido a su origen y a los procesos de
m eteorización, la identificación puede resultar a veces difícil. Ningún m étodo
suele ser suficiente en sí mismo para identificar el conjunto de m inerales de un
suelo. El uso com binado de técnicas instrum entales encarece la determ inación y
restringe el ám bito de aplicación a laboratorios especializados y a estudios con
objetivos muy concretos.
La difracción de rayos X (DRX) sigue siendo una de las técnicas más útiles y
más generalizadas para la identificación de los com ponentes cristalinos de los sue
los. A m enudo será necesario com plem entar con métodos de análisis térmico, entre
otros el análisis térm ico diferencial (ATD) y term ogravim étrico (TG). También
son de utilidad la espectroscopia de absorción infrarroja (IR) y la m icroscopía
electrónica de transm isión (M ET) y de barrido (MEB).
En esquema, la m etodología a seguir para estudios m ineralógicos de suelos es
la siguiente:
158
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163
8
Componentes orgánicos del suelo
165
— Biomasa microbiana, masa de microorganismos y microfauna menores de 5 x 10~3
pm. Está muy poco o nada alterada y no se encuentra unida a la fracción mineral. Se
puede separar por procedimientos físicos.
Humus: se encuentra constituido por sustancias resultantes de la alteración (desnatura
lización, desorganización y cambios en la funcionalidad) de productos sintetizados por
las plantas y los microorganismos. Con uniones débiles con la fracción acción mineral.
— Materias orgánicas heredadas (sustancias no húmicas, biomacromoléculas con
características químicas reconocibles):
• Materiales orgánicos sencillos: azúcares y aminoácidos.
• Materiales orgánicos de elevado peso molecular: polisacáridos y proteínas.
— Materias orgánicas humificadas (sustancias húmicas o humus en sentido estricto,
materiales transformados que han perdido las características químicas de sus precur
sores).
En suelos forestales, la m.o. aportada a la superficie del suelo (hojarasca, ramas, restos
vegetales, deyecciones, etc.) forma el mantillo (fr. litiére, de lit = cama; ing. litter; al.
fórna). La calidad de la necromasa es uno de los factores que determina la velocidad de
descomposición. Cuanto más lábil sea una m.o. incorporada al suelo, más rápida será su
contribución energética a los organismos del suelo y al flujo de nutrientes, es decir, a la pro
ductividad del ecosistema. Los efectos repercuten igualmente en la formación de uniones
con la fracción mineral del suelo, dando por resultado agregados más estables. La relación
C/N entre el contenido de carbono orgánico (C) y el de nitrógeno (N), determina la tasa a la
cual el nitrógeno estará disponible para las plantas, por lo que se puede utilizar como indi
cador de calidad de m.o. de medios aerobios, si sólo se atiende a la facilidad de descom
posición. El valor de esta relación es muy alto para la m.o. fresca y va disminuyendo a
medida que la m.o. se transforma en humus.
166
ácidas orgánicos, entre otros, ya sea el desorden estructural en las sustancias macromolecu-
lares. Los tres aspectos no resultan excluyentes y, en definitiva, son los que permiten expli
car las distintas tasas de descomposición de la m.o.
La m.o. que procede de plantas herbáceas y de bosques de frondosas (fresno, olmo, arce,
sauce, tilo, etc.) se considera mejorante o de «alta calidad», por ser de descomposición
rápida. Por el contrario, en bosques de piceas, pinos y bajo vegetación de brezos, arándano,
etc., la m.o. se considera acidificante o de «baja calidad», al ser de descomposición más
lenta (Duchaufour, 2001; Gobat et ai, 2003). Por otro lado, la m.o. procedente de especies
tales como el haya, castaño, roble y otras, presenta un comportamiento u otro, dependiendo
de las condiciones del medio edáfico. Estos aspectos se detallan más adelante al tratar de la
descomposición de la m.o. No obstante, esta valoración clásica mejorante/acidificante debe
variar, si el objetivo de la valoración deja de ser la liberación rápida del carbono, nitrógeno y
otros nutrientes y pasar a ser el secuestro de carbono (Cadisch y Giller, 2001).
Las m.o. no húmicas incluyen aquellas sustancias cuyas características químicas resul
tan identificables, tales como glúcidos, proteínas, péptidos, aminoácidos, grasas, ceras,
poliésteres y ácidos orgánicos de bajo peso molecular (Schnitzer y Khan, 1978). La mayo
ría de estas sustancias son fácilmente biodegradables por enzimas específicas, por lo que
persistirán poco tiempo en el suelo. Se pueden incluir, además, las ligninas, si bien su com
portamiento frente a la alteración se diferencia de las restantes.
Las sustancias húmicas, humus en sentido estricto, suponen entre un 60 y un 80 % de
la m.o del suelo. Son el producto de la alteración de la m.o. (procesos de humificación) por
acción microbiana y por procesos abióticos. Constituyen la fracción más activa de la m.o.
de los suelos agrícolas. Se trata de una mezcla compleja de compuestos orgánicos de com
posición diversa:
Interesa aclarar que cuando se utilizan expresiones tales como «sustancias húmicas» o
«humatos solubles» para productos comerciales, se hace referencia a un material orgánico,
de naturaleza no específica, obtenido por extracción alcalina a partir de lignito, compost,
lodo u otros productos. Estas sustancias de tipo húmico se utilizan por sus efectos benefi
ciosos en relación con los procesos físico-químicos, para mejorar las propiedades físicas
del suelo e incidir sobre la productividad de los cultivos. No obstante, su actividad puede
estar muy limitada en el tiempo, ya sea por la degradación microbiana que sufren o por
interaccionar con las arcillas (Stevenson, 1979; Almendros y Dorado, 1999).
167
Mollisoles) y más del 30 % en todos los horizontes de suelos orgánicos (Cap. 2)
(Histosoles). Los factores que influyen en el contenido de m.o. son los siguientes:
Las funciones del suelo se ven directam ente afectadas por la cantidad y la cali
dad de la m.o. que contiene. Por ello, la m.o. es un constituyente y un indicador de
la calidad del suelo (Gregorich y Cárter, 1997; Franzluebers, 2002; Baldock y Nel-
son, 2000). La atención que ha m erecido la m.o. se debe a que influye en múltiples
propiedades de los suelos, a pesar de que en la mayoría de ellos suponga una canti
dad porcentualmente menor, dependiendo de la categoría de suelo de que se trate.
La m.o. tiene incidencia sobre propiedades físicas, químicas, biológicas y da lugar
a múltiples interrelaciones:
168
Propiedades físicas:
— Estructuración (formación y estabilidad de los agregados).
— Sellado y encostramiento de la superficie del suelo (Cap. 11).
— Porosidad y aireación (Cap. 11).
— Movimiento del agua en el suelo.
— Capacidad de retención de agua disponible para las plantas (CRAD). El efecto de la
m.o. es de mayor importancia en los suelos de textura más gruesa (Cap. 6 y 12).
— Facilidad de laboreo (Cap. 11 y 25).
— El oscurecimiento de la superficie de los suelos a medida que el contenido de m.o.
es mayor hace disminuir el albedo (Cap. 3), al ser menor la radiación reflejada, con
incidencia sobre las propiedades térmicas (temperatura y balance de energía) del
suelo.
— Prevención de los procesos erosivos, por efecto combinado sobre la estabilidad de la
estructura, el sellado y la infiltración.
Propiedades químicas:
— Procesos de intercambio iónico: elevada superficie específica (mayor de 800-900 m2
g '1) y elevada capacidad de intercambio catiónico (de 100 a 300 cmol(+) kg~') (Cap. 9).
— Capacidad tampón frente a los cambios de pH (Cap. 10).
— Estabilización de nutrientes en forma orgánica (N, P y S).
— Formación de complejos organominerales.
— Interacciones con xenobióticos (Cap. 28).
— Papel depurador frente a vertidos, al regular la movilidad y biodisponibilidad (Cap.
27) de productos potencial mente tóxicos, lo que incide sobre la calidad de las aguas
freáticas.
Propiedades biológicas:
— Interviene en la formación de suelo (Cap. 17 y 18).
— Constituye una reserva de energía metabólica, por las grandes cantidades de C y de
nutrientes que contiene.
— Fuente de macronutrientes (N, P y S) y micronutrientes (B, Mo), que son liberados
de forma progresiva.
— Estimula e inhibe la actividad enzimática, según los casos.
— Contiene reguladores del crecimiento de las plantas.
— Efectos antibióticos frente a organismos patógenos (efecto biofumigante).
— Contribuye a la resiliencia de los ecosistemas (Cap. 27), al disminuir o inhibir los
efectos de las perturbaciones ambientales, y de este modo acelera su recuperación.
Interacciones:
— Condiciona el funcionamiento biogeoquímico de los ecosistemas.
— Define los tipos ecológicos de humus y procesos edafogénicos derivados (Cap. 17).
— Aumenta y permite definir la calidad de un suelo (Cap. 27).
— Mejora la capacidad de los suelos para soportar la producción de alimentos y bio
masa, por su incidencia sobre la fertilidad química, al almacenar nutrientes y hacer
los más disponibibles para las plantas y sobre la fertilidad física (Cap. 25).
— Componente clave en la sostenibilidad/sustentabilidad de los sistemas agrícolas.
— Cambio global: secuestro de C de muchos suelos.
169
— Efectos no deseados derivados de la incorporación de m.o. al suelo: bloqueo de
nitrógeno que sigue a una incorporación de m.o. fresca (paja de cereal, por ejemplo),
al ser utilizado el N por los microorganismos del suelo para degradar la m.o. Por
otro lado, la segregación por parte de algunas plantas, residuos vegetales o del meta
bolismo microbiano, de sustancias (aleloquímicos, tales como fenoles y ácidos orgá
nicos) puede afectar el crecimiento de otras plantas (alelopatía). Por lo general, el
efecto es negativo, así por ejemplo, los residuos de un cultivo de trigo tienen efectos
inhibidores sobre la geminación y crecimiento del sorgo. No obstante, dado que los
aleloquímicos son biodegradados, su acción queda limitada en el tiempo.
Por todo ello, se puede afirmar que la m.o. constituye un indicador importante
de la calidad del suelo y de su productividad (Larson y Pierce, 1994). Los estudios
sobre la m.o. han seguido dos vías, una encam inada a desentrañar su naturaleza
química y otra orientada a entender su significación ecológica.
170
les vivos están constituidos en promedio por un 75 % de agua y un 25 % de materia seca
(m.s.), formada en parte por componentes minerales y por componentes orgánicos no
nitrogenados (carbohidratos y ligninas) y nitrogenados, derivados principalmente de las
proteínas.
La m ateria orgánica incorporada al suelo está formada por:
— Hidratos de carbono: forman de un 30 a un 80 % de la m.s. de los tejidos vege
tales:
• Monosacáridos: azúcares.
• Polisacáridos: polímeros de monosacáridos unidos por enlaces glicósidos. La
holocelulosa (celulosa y hemicelulosas) puede suponer un 70 % de la m.s.
— La celulosa (polímero de la glucosa, formado por cadenas de 1.400 a 10.000 unida
des de /J-glucosa). Es uno de los componentes más importantes de la m.o. fresca,
puede suponer entre un 50 % de la m.s. Da lugar a fibras largas. Es el constituyente
más importante de las paredes celulares. Su estructura es:
C H ,O H H OH C H .O H
CH„O H
O OH H OH OH
\\ l i l i
C -C -C -C -C -C O O H
/ l i l i
H H OH H H
171
cos. En las gramíneas hay, además, ásteres y grupos metoxilo (-OCH3). La estruc
tura tridimensional resultante es muy compleja. La lignina constituye entre el 10 y
el 30 % de la materia seca. Es un constituyente importante de la madera. Forma
parte de las paredes celulares de las plantas vasculares, a las que da rigidez, al unir
las fibras de holocelulosa, con un patrón de unión:
c e lu lo s a — h e m ic e lu lo s a — lig n in a
CH 2OH
cadena lateral
metoxi (éter)
OCH, h 3c o ' 'Y och3
172
T aninos: son sustancias fenólicas que precipitan las proteínas. Su peso mole
cular es grande. Constituyen un 6-7 % de la m ateria seca de las hojas y cortezas de
algunas plantas. Inhiben la descomposición de la m.o.
P r o t e ín a s : se trata de cadenas largas de am inoácidos (polipéptidos de alto
peso molecular). Además de C y N a veces contienen azufre, manganeso, cobre y
hierro. Constituyen un 1-15 % de la m.s.
173
L íp id o s y m a c r o m o lé c u la s lip íd ic a s : ácidos grasos, ceras, resinas y otros.
Suponen entre un 1-8 % de la m.s.
La composición media de diversos organismos vegetales (Kononova, 1967) es
la siguiente:
Leguminosas
herbáceas perennes:
• Raíces 10-12 10-15 20-25 25-30 10-15
• Hojas 12-20 15 10-12 5 12-16
Gramíneas:
• Raíces 5-12 5-10 25-30 25-30 15-20 15-20
Arboles caducifolios:
• Hojas 3-5 4-10 15-25 10-20 10 40-50
• Madera 0,5-1 40-50 20-30 20-25 -
Coniferas:
• Hojas 20-25 5-7 20 15-20 15 60-70
• Madera - 0,1-1,0 45-50 15-25 25-30 -
Comparando estos contenidos con los de la m.o. del suelo se deduce que los procesos
de humificación implican cambios muy importantes en las estructuras orgánicas. La rela
ción C:N:P de la biomasa vegetal es del orden de 500 : 10 : 0,6. Dado que los organismos
que descomponen la m.o. presentan valores de aproximadamente 50 : 10 : 1, y que la m.o.
tiene relaciones del orden de 100 : 10 : 1, ello indica que en los diversos estadios del ciclo
de la m.o. en el suelo se debe liberar C, N y P (Bergstróm y Kirchmann, 1998). La relación
C/N en suelos de bosque de robles es de 8 a 10, en una landa de brezos de 12 a 13, en un
bosque de pino silvestre de 22 a 23, mientras que en un epipedión de un suelo de cultivo es
de 8 a 15 (Duchaufour, 1950).
174
conceptos posteriormente adoptados por otros muchos autores (Kubiena, 1952; Duchau
four, 1950, 2001; Kononova, 1967; Demolon, 1965, entre otros).
Las técnicas analíticas clásicas para estudiar la m.o. del suelo se han basado en
extracciones sucesivas, ya sea por flotación a valores normalizados de densidad
del líquido (a veces mal denom inada densitom etría), ya sea en soluciones acuosas
a diversos pH. Este tipo de fraccionamientos llevó a diferenciar los ácidos húmi
cos (AH), los ácidos fúlvicos (AF) y las huminas. La espectroscopia infrarroja ha
sido y sigue siendo una técnica de uso muy generalizado, así com o la degradación
química, seguida del análisis de productos liberados.
A partir de 1980, dos técnicas instrum entales han permitido avances muy con
siderables para precisar la com posición de las sustancias húmicas: la resonancia
magnética nuclear ( l3C-NM R) y la pirólisis (Schulten y Leinweber, 1996; Schnit-
zer, 1990, Stevenson, 1994). Las ventajas e inconvenientes de los diversos proce
dimientos clásicos de aislam iento de las sustancias húmicas pueden consultarse,
entre otras, en la obra de Thurm an (1985).
Se describen de forma muy sucinta las principales técnicas para el estudio de la m.o.,
pudicndo recurrir a la bibliografía que se indica para un estudio más especializado:
175
observar todavía la estructura de las células. Al
descomponerse más la m.o., la MOP se hace
más densa y ya no es posible reconocer en ella
el material de la planta. Cuando la m.o. alte
rada está unida a la arcilla y al limo, deja de
c o n sid e ra rse m ateria o rg án ica p a rtic u la d a
(Luxmoore, 2001).
La disgregación de una muestra en agua y tami
zado permiten obtener las fracciones de tamaños
equivalentes al de la arena, limo y arcilla, y con
ello el C orgánico particulado (COP). Presenta
una estructura celular reconocible y que se va
perdiendo progresivamente en las partículas más
finas (Baldock y Nelson, 2000).
• Dispersión ultrasónica en agua, seguida de se Permite aislar los complejos órgano-minerales
dimentación. asociados con fracciones de distintos tamaños.
Es un método menos destructivo que el trata
miento con NaOH y más selectivo para aislar la
m.o. unida a componentes minerales (Bruckert,
1978) Permite estudiar la MOP ocluida (Gol-
chin et al., 1994; Caravaca et al., 1999; Brem-
ner y Genrich, 1990). No es una técnica muy
utilizada.
Análisis químicos
• Determinación del C-orgánico. Análisis clásico: oxidación con dicromato potá
sico en medio sulfúrico.
Métodos no destructivos
• Espectroscopia ultravioleta-visible. De interés para identificar aromaticidad con la
que parecen estar relacionadas las absorbancias a
a 465 nm (E4) y a 665 nm (E6). Algunos autores
han utilizado la relación E4/E6, indicando a que
cuando su valor es mayor, menor es el tamaño
molecular (Chen et al., 1977). También indican
que es m enor en los ácidos húm icos, por su
mayor grado de condensación, mayor peso mole
cular y abundancia de sustancias arom áticas
frente a las alifáticas.
176
• Espectroscopia infrarroja (IR). De interés y muy adecuada para identificar gru
pos funcionales: - OH, C - H (alquílico o alifá-
tico), amida C = C, grupos quinónicos C = O y
para estab lecer la presencia de lignina. Los
espectros IR han puesto de manifiesto el alto
contenido de grupos funcionales que contienen
oxígeno (C 0 2H, OH y C = O) en las sustancias
húmicas. Algunos autores consideran que los
espectros IR resultan complejos y difíciles de
interpretar (Schnitzer, 1990).
• Espectroscopia de resonancia de espín electró Constituye una técnica para cuantificar los radi
nico (ESR). cales libres estables (electrones desaparejados)
en las sustancias húmicas (Atherton, 1973). Los
espectros permiten calcular el número de radica
les libres referidos a la unidad de masa. Sin
embargo, es una técnica que ha resultado poco
productiva en la determinación de la estructura
de las sustancias húmicas (Schnitzer, 1990). Por
el contrario, resulta de mayor interés para el estu
dio de los complejos AH-metal y AF-metal, ya
que permite determinar si son de esfera interna o
de esfera externa (Cap. 9), aspectos importantes
para explicar la formación de complejos (Evan-
gelou, 1999).
— Cromatografía en columna de gel (gel per- Se utiliza para purificar y fraccionar según el
meación). tamaño molecular. Método relativamente senci
llo. No se utiliza mucho actualmente.
177
deben interpretarse con precaución, tanto por las
alteraciones que pueden tener lugar durante la
degradación, como por ser selectivas.
• Suaves: H20 , HCI, persulfato potásico. Generan pocos artefactos, pero la información
obtenida es muy parcial.
• Enérgicos: perm anganato, óxido de cobre
(CuO), perborato sódico.
• Específicos: transesterificación con trifluoruro
de boro.
ESTUDIO DE CASOS
1. Al aplicar la técnica 13C NMR al estudio de la materia orgánica particulada
(MOP), tras una dispersión ultrasónica y tamizado, se ha observado que la
disminución del tamaño de partícula (20-53 pm) inducido por un aumento
de la descompoción está asociado con una pérdida de carbono O-alquilo y
una acumulación de carbono aromático y alquilo (Baldock ef al., 1992).
¿A qué hace referencia la MOP?
178
Indicar alguna característica de las técnicas utilizadas.
2. Los alpechines no se pueden utilizar para la generación de biogas, ya
que no se biodegradan ni fermentan anaeróbicamente. Proponer alguna
explicación.
En la puesta a punto de una técnica, así como en análisis en serie, se requiere llevar a
cabo un control de calidad. Para ello se suele introducir periódicamente en las series de
análisis una misma muestra patrón. También se colabora con redes de laboratorios, con
los que se contrastan métodos, procedimientos y resultados. La International Humic
Substances Society (IHSS) ha establecido una serie de patrones de sustancias húmicas a
partir de suelo, turba, leodardita y agua superficial (MacCarthy et a i, 1986). Para inter
pretar correctamente los resultados y evitar errores al utilizar este tipo de material, habrá
que tener en cuenta la distinta procedencia y los métodos analíticos utilizados en cada
caso (Carballas, 1993).
La obra Fractals in Soil Science de Baveye et al. (1998), los trabajos presenta
dos en el C ongreso M undial de la Ciencia del Suelo celebrado en M ontpellier
(Francia) en 1998, los de Pachepsky et al. (2000) y otros investigadores ponen de
manifiesto el posible interés en utilizar el enfoque fractal, generalizado por Mandel-
brot (1975, 1982), en investigación de suelos en general, con aplicaciones al estudio
de las estructuras de las sustancias húmicas. Así, Rice y Lin (1993) han demostrado
que es posible describir la naturaleza de los materiales húmicos utilizando concep
tos de geom etría fractal y Senesi (1999), entre otros, han seguido este enfoque,
bibliografía a la que se debe recurrir para ampliar la síntesis que sigue. No obstante,
otros autores consideran que este enfoque no aporta conocimientos nuevos, sino
que simplemente constituye una nueva manera de expresar las cosas.
Seguidam ente se hace una breve síntesis del enfoque fractal. El suelo, al ser un
medio poroso y fragm entado de carácter heterogéneo, puede ser descrito utili
zando la g e o m e t r ía f r a c t a l, que permite una descripción cuantitativa de sistemas
heterogéneos altamente irregulares. Una representación sencilla y sucinta de sus
estructuras com plejas a través de la param etrización, se consigue definiendo un
número sencillo, la d im e n s ió n f r a c t a l. Son susceptibles de una descripción fractal
debido a su heterogeneidad y com plejidad (Senesi y Bourrie, 1998) los siguientes
aspectos del suelo:
179
— S u stan cias h ú m ica s, geometría de superficie, procesos de agregación, etc.
— Estructura del suelo.
— Espacio de huecos.
— Distribución del tamaño de partículas y de los agregados.
— Patrones de fragmentación del suelo.
— Variabilidad espacial de la cohesión de la superficie del suelo.
— Retención de agua.
— Conductividad hidráulica.
— Constituyentes del suelo y de sus propiedades.
— Evaluación de la irregularidad de la superficie de las partículas.
— Patrones de microcompartimentación de la m.o.
— Descripción del sistema radicular de las plantas.
— Minerales arcillosos y óxidos.
— Microbiología del suelo, etc.
Al utilizar el enfoque fractal no debe olvidarse que cualquiera de las propiedades del
sistema se promedia y, por ello, cualquier interpretación de los resultados tiene una validez
estadística (Senesi, 1999). De acuerdo con Mandelbrot (1982) y Senesi (1999) algunos de
los principales conceptos utilizados en geometría fractal son los siguientes:
180
— El grado de irregularidad es independiente de la escala y el desorden persiste cuando
se prueba el sistema a escalas menores o mayores.
— Simetría respecto a dilataciones y contracciones (homotecias).
— Al aumentar el tamaño de un fractal disminuye su densidad.
D im ensión fractal (D):
— Es un descriptor valioso para entender y cuantificar las variaciones en la morfología
y agregación como una función de las diversas condiciones del sistema (Meakin,
1991).
— Es un número que expresa el progresivo escalonamiento de un fractal.
— No es un número entero, sino una fracción, lo que expresa que puede haber dimen
siones intermedias, por ejemplo, entre la de la recta (unidimensional) y la del plano
(bidimensional). Por este motivo Mandelbrot acuñó el término de fractal.
— Está relacionada con el comportamiento a escalas en las que los detalles particulares
se difuminan y desaparecen como resultado de sucesivas operaciones de premedita
ción.
— Puede computarse directamente de datos experimentales a partir de propiedades del
sistema que pueden describirse por medio de leyes de potencia (power laws).
Ley de potencia:
Expresa el escalado exponencial de la forma: p <*• V'1.
p = propiedad considerada.
V = variable considerada.
y= relacionada con la dimensión fractal.
D ^ Dlop
d > D > Dlop
d = dimensión de encaje (embedding) en el espacio Euclídeo (d = 3, generalmente).
D - Dtop expresa el desorden del sistema.
Se pueden describir tres tipos de sistem a s fra cta les: fractal de masa (sistema en el
que la escala de masa y de superficie son la misma, dimensión fractal de masa, Dm, que
puede proporcionar medidas cuantitativas del grado de porosidad o compactación); frac-
tal de poro (sistema en el que la escala del espacio de huecos y superficie son la misma,
dimensión fractal de poro, Dp; y fra cta l d e su p erficie (sistema para el que sólo la super
ficie es fractal, dimensión fractal de superficie, Ds, expresa el grado de corrugación de la
superficie que tendrá efecto sobre la asociación de partículas y procesos de dispersión
(Senesi, 1999).
181
La comprensión de ios aspectos intuitivos de los fractales para predecir sistemas natura
les no requiere grandes conocimientos matemáticos, pero no es así si se quiere profundizar
en la teoría de los fractales (Falconer, 1990).
Con objeto de proporcionar a nivel introductorio una idea de la geometría fractal y de los
procesos de fragmentación, se presentan algunos ejemplos. De un elemento iniciador (una
recta, un cuadrado, un cubo), por medio de una secuencia de operaciones de extracción, se
puede crear lo que se ha venido en denominar, incorrectamente, «monstruos» matemáticos:
el grupo de Cantor, el tapiz de Sierpinski, o la esponja de Menger (Baveye et al., 1998).
En el caso de la esp o n ja d e M en g er se parte de un cubo. De cada una de sus caras se
extraen secuencialmente formas cuadradas, que tienen continuidad hacia el interior del
cubo. Cada vez se extrae un prisma centrado en las superficies que sucesivamente se van
generando en las caras del cubo. En una primera extracción (II) se extraen tres prismas y se
generan 20 subcubos, de los que se extraen 8 prismas por cada cara del cubo inicial y así
sucesivamente, ad infmitum. La estructura ahuecada resultante es la esponja de Menger:
La relación entre una de las sucesivas densidades aparentes del objeto resultante tras la
extracción de cubos (pn) y la densidad real (p0) vendrá dada por la expresión:
Pn L, 3 - (Ln20-Ln3)
Po . Po .
182
3. Evolución de la materia orgánica: descomposición y
mineralización
La m.o. sufre en el suelo una serie de alteraciones cuyas vías varían según sean
las condiciones del medio, en especial si éste es aerobio, que es el que se detalla, o
anaerobio. Se pueden agrupar en procesos de:
El modelo conceptual para describir los procesos que experimentan los mate
riales orgánicos desde su incorporación al suelo y las interrelaciones que se produ
cen puede esquem atizarse com o sigue:
183
parece primero. Ello es debido a que la velocidad de descomposición no sólo depende de la
composición, sino también de la estructura anatómica (Gaucher, 1971) y de la parte de la
planta de que se trate. Paralelamente, se van produciendo cambios bioquímicos en los tejidos
senescentes, hay síntesis de enzimas, ruptura de la membrana celular, autooxidación y forma
ción de compuestos de tipo fenólico. La descomposición implica tanto procesas abióticos
como bióticos, que resultan en tres fenómenos: lixiviación (liberación de compuestos simples
solubles), fragmentación y catabolismo. La necromasa es fragmentada progresivamente en
partículas de tamaño cada vez menor, hasta tal punto que su estructura histológica va siendo
cada vez más irreconocible. La alteración de la m.o. en el suelo está inseparablemente ligada a
la actividad de los microorganismos. Las sustancias solubles (azúcares, aminoazúcares, feno
les, aminoácidos, etc.) liberadas durante la descomposición pueden ser lixiviadas rápidamente
de los residuos, ser utilizadas como nutrientes por los organismos heterótrofos del suelo o
pasar a formar parte de la estructura de sustancias húmicas en formación.
En la descomposición de la m.o. intervienen los microorganismos, que típicamente
incluyen bacterias (en medio básico), hongos, actinomicetes, algas y protozoos; la meso-
fauna edáfica, integrada por lombrices, moluscos, nemátodos y pequeños artrópodos
(insectos, ácaros y miriápodos).
Como se ha indicado, en una cierta escala temporal y en condiciones naturales
en que el C orgánico del suelo se intercambie activamente con el de la atmósfera,
el contenido de m.o. no aumentará de forma indefinida. Ello se debe a que parte de
la materia orgánica incorporada y de la que contiene el propio suelo experimentan
procesos de mineralización, unos rápidos y otros mucho más lentos.
La mineralización se puede seguir por medio de la tasa de liberación de C 02. Partiendo de
una m.o. fresca, se observa una primera etapa muy activa, que corresponde a la liberación de
materiales orgánicos lábiles (azúcares, aminoazúcares, aminoácidos y ácidos orgánicos),
seguida de una segunda etapa en la que la actividad biológica es decreciente. En ella se mine
ralizan la celulosa, hemicelulosa, quedando los materiales recalcitrantes (Hausenbuiller, 1972):
Azúcares
Am inoácidos
Am inoazúcares
Ácidos orgánicos
184
Los procesos de m ineralización dan lugar a productos inorgánicos, tales como: H20 ,
C 02, NH4+, N 0 3~, P 0 4v , S 0 42-, etc. La descomposición y la mineralización no tienen lugar
en una sola etapa, sino en cascada, con tasas diversas en los diferentes procesos. Todo ello
explica el continuum de materiales y la gran heterogeneidad de las sustancias resultantes.
La mineralización tiene importancia en el ciclo de nutrientes de las plantas, ya que clá
sicamente se acepta que la nutrición requiere la mineralización y liberación de nutrientes,
como paso previo a su absorción por las raíces de la plantas (Marschner, 1986). Este enfo
que entra en contradicción con algunos planteamientos de la agricultura biológica, según
los cuales no se requiere tal mineralización, ya que según este enfoque las plantas son capa
ces de absorber directamente moléculas orgánicas (Rusch, 1972).
185
Com ponente M ineralización
un buen indicador de los efectos inmediatos del fuego sobre el suelo (Fernández et al.,
1999). El mareaje de un sustrato individual con l4C permite estudiar la mineralización de
dicho sustrato a partir del l4C 0 2 desprendido (Cresser et ai, 1993).
Sisabough y Moorhead (1997) han propuesto la utilización de análisis enzimáticos para
modelizar la descomposición de la m.o., basados en la determinación de las actividades
enzimáticas clave implicadas. La evaluación de la actividad microbiana puede llevarse a
cabo igualmente mediante la determinación de las tasas metabólicas (Anderson, 1994), lo
que permite entender mejor el desarrollo de la comunidad microbiana.
La descomposición de la m.o. genera una elevada demanda de N, ya que los hongos y
bacterias que intervienen en su transformación tienen relaciones C/N mucho más bajas que
la m.o. que consumen. Por ello, se puede predecir que la m.o. con contenidos altos de N se
descompondrá más rápidamente, al favorecer el crecimiento microbiano (Cotrufo et al.,
2000) y que un aporte de N mineral tendrá un efecto positivo en la descomposición. No
obstante, los trabajos de Bcrg et al. (1982) han puesto de manifiesto que, si bien esto es
cierto para las primeras etapas del proceso (m.o. lábil), en etapas posteriores, la concentra
ción de lignina, por su carácter recalcitrante, será un mejor prcdictor de la tasa de descom
posición. Los procesos de alteración de la lignina han sido estudiados, entre otros muchos
investigadores, por Almendros y González-Vila (1987), poniendo de manifiesto la impor
tancia de la presencia de sustancias inhibidoras en ellos.
186
Los residuos ricos en lignina y polifenoles se descomponen lentamente (masas foresta
les de resinosas), mientras que las gramíneas, al ser más ricas en celulosa, se alteran más
rápidamente, y más todavía las leguminosas al tener relaciones C/N moderadas.
Factores abióticos
— Fragmentación por la fauna, mezcla o bioturbación (Cap. 17), abrasión física, lixivia
ción.
— Riego.
— Técnicas de laboreo (Franzluebbers y Arshad, 1997).
— Contenido de arcilla y tipo de arcilla.
— Incendios (Bauhus et al., 1993; Fernández et al., 1999).
187
0 4 8 12 16 20 24 28
Período de incubación (días)
Los factores descritos pueden variar de intensidad a lo largo del año, lo que se
reflejará en el ritmo de mineralización. Ello puede deberse al aporte de m.o. en un
momento determinado (por ejemplo, la caída de hojas en un bosque caducifolio) y
a que la actividad m icrobiana sea m ayor o menor según sean la tem peratura y la
humedad a lo largo del año, en definitiva responde al ritmo cambiante de las con
diciones de medio.
188
la formación de agregados, a los que confieren una gran estabilidad. Su destrucción oxida-
tiva puede hacer disminuir entre un 30 y un 90 % la estabilidad de la estructura (Tan, 1982).
Las ligninas, por sus núcleos aromáticos, son los componentes más resistentes a la bio-
dcgradación, no obstante, los hongos son capaces de ir descomponiendo la lignina. En sue
los ácidos, algunos hongos ligninolíticos son muy activos (Gobat et al., 2003). Sin
embargo, por lo general, la lignina es recalcitrante y protege la celulosa de los ataques
microbianos, al estar ésta atrapada dentro de las paredes celulares (Chesson, 1997). No obs
tante, no hay que olvidar que la lignina es material de partida para la formación de sustan
cias húmicas, sufiendo alteraciones que hacen que, como tal, no se halle en las sustancias
húmicas. La proporción de C procedente de lignina tenderá a aumentar con el tiempo en el
suelo, pero no la lignina como tal. La descomposición de la lignina puede tener lugar en
tres estadios. En el primero, los grupos hidroxilo se esterifican; en el segundo, tiene lugar la
despolimerización y, el tercero afecta a los anillos fenólicos. Una vía posible de degrada
ción del alcohol coniferílico puede ser (Cresser el al., 1993):
ChLOH
I
CH
I
189
estructura de los sistemas tróficos (Philp, 1985). En efecto, los lípidos en el transcurso de
su evolución en el suelo pueden entrar a formar parte de la estructura de sustancias húmicas
(Almendros et al., 1996, 2001). La combinación de BC NMR y GC-MS en el estudio de los
lípidos de los suelos permite una descripción comprehensiva acerca de su naturaleza y evo
lución (Almendros, 2001).
En medios anaerobios actuarán aquellos microorganismos adaptados a la falta
de oxígeno, con lo que los productos resultantes de la mineralización serán formas
reducidas. El C se libera en forma de metano (CH4), gas con efecto invernadero; el
N da lugar a N2 que se pierde en la atmósfera, lo que constituye un problema para
la nutrición nitrogenada en suelos de arrozal.
Las dataciones de las sustancias húmicas han puesto de manifiesto que pueden
perdurar en el suelo durante miles de años. Los mecanismos propuestos por Stott y
Martin (1990) para explicar la resistencia de las sustancias húmicas a la degrada
ción y mineralización, son los siguientes:
Factores intrínsecos
— Desorden estructural que impide que las enzimas sean capaces de identificar las sus
tancias macromoleculares (Almendros, 2003).
— Recombinación en cualquier estadio del proceso de degradación de los compuestos
orgánicos resultantes de la biodegradación, que pueden dar lugar a estructuras más
resistentes.
— La formación de complejos polifenol-proteína puede proteger al N proteico de la
acción microbiana (Duchaufour, 2001).
Factores extrínsecos
— Protección de los grupos funcionales de carácter catiónico cuando se localizan den
tro de agregados del suelo de elevada densidad aparente, con huecos de menos de
1 mm, lo que los hace inaccesibles físicamente a los microorganismos y enzimas.
— La alófana (Cap. 7) puede unirse a las sustancias húmicas y protegerlas de la degra
dación.
190
Estudio de casos
Las condiciones óptimas para la actividad de las bacterias y los hongos
son aquellas en que el suelo esté húmedo, la temperatura sea de unos 30-
35® C y el pH próximo a la neutralidad. Los hongos proliferan bien en medios
con pH ácidos, mientras que no así las bacterias, si bien son éstas las más
eficientes en la descomposición de la m.o., si disponen de suficiente nitró
geno. Se han muestreado los sucesivos horizontes de un suelo: epipedión
ócrico (0-27 cm) y endopedión cámbico (27-55 cm) y cálcico (55-110 cm). Se
ha determinado el contenido de m.o. y de nitrógeno Kjeldahl, obteniéndose
respectivamente los pares de valores (1.8 %; 0.080 %), (0.6; 0.075) y (0.1;
0.020.. El suelo es un Xerept cálcico (SSS, 1998) (que se corresponde a un
Xerochrept calcixerollico, SSS, 1996).
1. Calcular y discutir los valores de las relaciones C/N de los distintos horizontes.
2. Discutir porqué el nitrógeno es un factor importante en la biodegradación
de la m.o.
3. Utilizando el valor de la relación C/N de los siguientes materiales:
Discutir:
a) Comportamiento de estos materiales frente a la descomposición.
b) ¿Qué efecto tendrá el enterrado de paja de trigo picada, según que se
entierre a los pocos días de la siega o bien se haga unos meses des
pués, qué medidas serán más recomendables?
c) Efectos sobre el cultivo siguiente en un agroecosistema y posibilidades
de actuación.
4. Representar la distribución de la m.o. en el perfil.
191
las entradas y las salidas, pero se desconoce la estructura interna del sistema.
Según su diseño, pueden ser de compartimento único (Jenny, 1941), de dos com
partimentos o multícompartimentales. Entre los diversos modelos que se han desa
rrollado cabe citar los siguientes:
Tipo F o rm u lació n
Modelos eslocásticos
192
4. Formación de sustancias húmicas: humificación
193
— Contienen menos grupos carboxílicos que los AF.
— Su peso molecular es elevado.
— La estructura de la molécula es compleja, está formada por unidades polifuncionales
y es el resultado de una ramificación.
Históricamente se distinguían (algunos tadavía lo hacen):
— AH pardos: poco polimerizados y fácilmente biodegradables, solubles en una solu
ción acuosa de NaCl.
— AH grises: muy oscuros, muy polimerizados y muy estables, de mayor tamaño
molecular, insolubles en una solución acuosa de NaCl.
— Ácidos himatomelánicos: solubles en etanol.
Humina
— Representa alrededor del 20 % de la m.o. del suelo.
— Conjunto de sustancias humificadas no extraíbles, difíciles de aislar.
Existen muchos tipos de humina (Duchaufour, 1984, 2001):
— Humina heredada: próxima a la materia orgánica fresca (constituyentes de mem
branas).
— Humina neoformada; resulta de procesos de inmovilización por cationes, no es
extraible con reactivos alcalinos.
— Humina estabilizada: resulta de la evolución lenta de los AH que provoca la polime
rización de los núcleos aromáticos y un descenso de su solubilidad en los reactivos
de extracción. Está ligada de forma irreversible con los minerales coloidales del
suelo (arcillas y óxidos, por ejemplo).
— Humina microbiana: formada por cuerpos microbianos y por compuestos alifáticos
que derivan de ellos.
Al igual que la relación C/N, la relación entre ácidos húmicos y ácidos fúlvicos, de
acuerdo con los trabajos de los autores rusos, tales como Tiurin y Kononova, se puede utili
zar como indicador de la humificación. Varía según la categoría de suelos de que se trate
(Kononova, 1966), si bien su intervalo de valores es mucho más estrecho que para la rela
ción C/N. Una relación AH/AF igual o superior a 1 suele indicar que la humificación ha
tenido lugar en condiciones aerobias y de acidez moderada o de basicidad. Como ejemplos
cabe indicar que en los Mollisoles puede tener valores de 1,5 a 2,5, en Alfisoles de 1,0, en
Aridisoles de 0,7 a 1,0 y en Spodosoles del orden de 0,5.
Cabe destacar que el tipo de técnicas instrumentales disponibles en cada momento ha
condicionado los enfoques en el estudio de la m.o. y ha influido tanto en los resultados,
como en las interpretaciones (Sáiz-Jiménez, 1996). Incluso resulta posible afirmar que, en
algunos casos, las técnicas utilizadas podían ser parte del problema, al dar origen a «arte
factos», es decir, a la formación de productos intermedios en el proceso de análisis, o a que
una proporción sustancial de los constituyentes de la m.o. resulten «invisibles» (no detecta-
bles) a determinadas técnicas. Para algunos autores, una definición basada en la solubilidad
resulta un tanto insatisfactoria, ya que puede incluir un amplio intervalo de fracciones orgá
nicas que pueden ser sustancias húmicas o no, lo que es una fuente potencial de confusión e
imprecisión, dificultando el intercambio de información (Swift, 1999).
194
4.2. Aspectos genéricos de los procesos de humificación
— Reacciones químicas: oxidación y condensación, que puede tener lugar por acción
enzimática (catálisis biológica) y por intervención de constituyentes minerales del
suelo, tales como las arcillas (catálisis química).
— Procesos biológicos en plantas vasculares y de síntesis microbiana.
— Formación de sustancias complejas que no se encuentran en las células vivas, pre
sentan una amplia gama de pesos moleculares y son constituyentes típicos del suelo
(Flaig et al., 1975).
— Las moléculas recién formadas sufren un proceso de maduración a lo largo del
tiempo, lo que supone la asociación con otras moléculas, así como reacciones de
oxidación (Tate, 1987).
— Formación de compuestos orgánicos de mayor estabilidad.
— El contenido de grupos funcionales y el carácter aromático difieren según las condi
ciones climáticas y la categoría de los suelos.
Vía de la lignina
Las sustancias húmicas derivan de la lignina que, al no ser completamente minerali
zada por los microorganismos del suelo, da lugar a un residuo transformado por pérdida
de grupos metoxilo (OCH3) y oxidación de cadenas laterales alifáticas. El producto
resultante de este tipo de transformaciones, ácidos húmicos y humina heredada, entra a
formar parte de las sustancias húmicas. Para algunos autores, la oxidación y fragmenta
ción posterior de la lignina daría lugar primero a ácidos húmicos y luego a ácidos fúlvi-
cos, mientras que para otros se trataría de procesos paralelos. Esta vía parece preemi
nente en sucios mal drenados.
195
Vía de los polifenoles
La lignina, por acción microbiana, da lugar a compuestos fenólicos y a ácidos que, por
acción enzimática microbiana, se convierten en quinonas. Estas se polimerizan en pre
sencia de grupos que contienen N (aminoácidos, péptidos y proteínas) y dan lugar a
macromoléculas de tipo húmico. Otra vía posible implica la formación de polifenoles
por síntesis microbiana, sin necesidad de lignina prexistente. La oxidación enzimática
de los polifenoles da lugar a quinonas y éstas a las sustancias húmicas. La formación de
polifenoles es la vía preeminente en muchos suelos forestales.
Lignina
—> polifenoles —> quinonas —> macromoléculas - N
Síntesis microbiana polifenol oxidasa heteropolicondensación
Las sustancias húmicas pueden derivar de múltiples reacciones, sin embargo, parece
poderse afirmar que, en la mayoría de suelos, la vía más importante es la que implica reac
ciones de condensación a partir de polifenoles y quinonas. Las moléculas precursoras de las
sustancias húmicas son muy variadas y se pueden combinar de múltiples formas, dando
lugar a un material húmico muy heterogéneo (Stevenson, 1994).
196
Igualmente se halla el carbono alquílico que puede formar compuestos ramificados,
cíclicos o de cadena muy larga.
Los principales grupos funcionales serían, de acuerdo con Fassbender (1987) y
Stevenson (1992):
Grupos ácidos
- COOH
O
O
II
11
0
OH
Grupos neutros
-O H R — 0 — R' R \ R \ ^ 0
(anfótero) /C = 0 X C=0 R' —
R '^ Hr OR
Grupos básicos
Amina Amida
/ H
r — n ' R— C ^
H x nh2
197
>
También hay que tener en cuenta los radicales libres estables que confieren el color
negro a los ácidos húmicos.
198
— Capacidad de sorción de fitosanitarios (sorción, difusión intramolecular, puentes
de H+, fuerzas de van der Waals, etc.), según los casos.
— Poder tampón: contribuye a amortiguar los cambios de pH del suelo.
— Superficie específica muy elevada, del orden de 800 a 900 m2 g~'.
— Sustancias amorfas de peso molecular medio del orden de 500 a 5.000 Da para los
AF y de 3.000 a 1.000.000 Da para AH.
— Carácter hidrófílico, con capacidad de formación de enlaces H fuertes con molécu
las de agua.
— Comportamiento coloidal: pueden servir de transportadores de metales tóxicos
complejados, que de este modo pueden pasar a las aguas freáticas.
— Color: va del amarillo al negro.
199
Las interacciones pueden tener lugar:
— En una primera etapa, por mezcla mecánica, debido a la bioturbación provocada por
la fauna del suelo, posteriormente, se entremezclan los micelios de hongos con las
partículas de arena, limo y arcilla y por medio de las células microbianas o material
capsular.
— El contacto entre constituyentes minerales y componentes orgánicos favorece que
tengan lugar reacciones que pueden ser: de intercambio iónico (Cap.9), de adsorción
de superficie o de quelación (complejación).
o-
\ /
c = c > - nh2 > -N = N - > N > -C O O - > - O - > - C = 0
/
Enolato Amina Compuestos Azo Anillos N Carboxilo Éter Carbonilo
Las posiciones complexantes más importantes son los grupos carboxilo y OH- fenólico
(Sparks, 1998). El tipo de interacción entre iones metálicos y ligando orgánico puede pre
verse a partir de las propiedades de hidrólisis de los elementos y «fuerza» del metal y de los
átomos donantes de electrones de las posiciones complexantes (Buffle y Stumm, 1994). Se
puede determinar a partir de los valores de la relación Z2/r (Z = carga, r = radio del catión,
Cap. 17). Los factores que controlan la unión son: la fuerza iónica, el pH, el tipo de arcilla,
el tipo de grupo funcional y los cationes en concurrencia (Evangelou, 1999). La reacción de
adsorción ion metálico-sustancia húmica puede dar lugar a:
Complejos de esfera interna (Cap. 9) en los que el ligando tiene dos átomos capaces
de formar un anillo con un catión no hidratado, dando lugar a uniones fuertes. Si dos o
más grupos funcionales de un mismo ligando están coordinados a un catión metálico
en un complejo, éste recibe el nombre de quelato (gr. garra) (Sposito, 1989).
O 0 0
\\ \\ / \
C C
I I M
O O\ c
\ / // \ /
M O O
Ácido oxálico-metal (II)
200
— Complejos de esfera externa en ellos una o más moléculas de agua se interponen
entre el grupo central (ligando) y el catión metálico. La unión es de tipo electrostá
tico, débil y permite un intercambio rápido del catión (Sposito, 1989).
O O-M
La afinidad del ion metálico por el ligando orgánico se puede evaluar a partir del valor
de la constante de estabilidad de los complejos sustancia húmica-metal. Se ha puesto de
manifiesto que cuanto mayor es el grado de humificación de una materia orgánica, mayor
será su potencial para formar complejos con los metales.
Los com plejos organominerales del suelo pueden agrupar en:
201
6. La materia orgánica como componente
de un ecosistema
El contenido de m.o del suelo se calcula a partir del análisis del C orgánico por
vía húmeda o seca (Nelson y Sommers, 1996; Porta et al., 1985) y multiplicando
por un factor empírico que presupone que el C orgánico representa del orden de un
50 % en suelos forestales y de un 58 % en suelos de cultivo, ya que su m.o. está
más estabilizada (Duchaufour, 2001).
En los bosques se suele encontrar horizontes orgánicos, O, que pueden llegar a
alcanzar varios centímetros de espesor. Se forman a partir de los aportes de m.o. a
la superficie del suelo en forma de hojas, ramas y troncos muertos y en diversos
estados de biodegradación. En suelos de pradera permanente la m.o. será aportada
por las raíces dentro de la parte superior del suelo, lo que da origen a un horizonte
A, rico en m.o. (humus rizógeno) en un espesor que puede alcanzar varios decíme
tros. Por consiguiente, el resultado serán dos modelos distintos de distribución de
la m.o. en el perfil de uno y otro suelo:
% m.o. 6
=>-
Bosque
202
6.2. Ciclos biogeoquímicos y ciclo (turnover) de la m.o.
Los elem entos quím icos van pasando sucesivam ente por los distintos com
partimentos que integran el ecosistem a en el que se hallen. Este com portam iento
da lugar a un ciclo, cuyas características son específicas para cada elem ento
(Cap. 16 y 28) y es el resultado de la acción de la biom asa m icrobiana que afecta
a los elem entos «biológicos», es decir, al C, N, P y S. El concepto de ciclo lleva
aparejada la idea de flujo, de tasa de renovación (turnover) y expresa una pro
ducción. La intervención de los seres vivos en los ciclos de los distintos elem en
tos en la naturaleza lleva a denom inarlos ciclos biogeoquím icos. Cada etapa de
un ciclo viene condicionada por la actividad en las restantes, siendo todas ellas
función de las características de los com ponentes y de las condiciones de medio
que controlan el flujo. La acum ulación de un elem ento en un com partim ento
dado del suelo puede llevar a provocar que se alcancen niveles de fitotoxicidad,
si el elem ento se halla en form a asim ilable o, por el contrario, ser origen de
carencias, si queda inm ovilizado. El proceso por el cual la m.o. es descompuesta
y renovada de form a continuada se conoce com o ciclo, reciclado o turnover.
Este concepto puede aplicarse a la m.o. en su conjunto o bien a diferentes frac
ciones individuales.
En un sistema suelo-planta-atmósfera, la mayoría de los elementos liberados en la
mineralización son absorbidos por los microorganismos y las raíces. Entran a formar parte
de los tejidos celulares como componentes orgánicos, quedando almacenados e inmoviliza
dos (secuestrados) durante un cierto tiempo en la biomasa. La muerte y posterior degrada
ción de la necromasa libera de nuevo iones inorgánicos, con lo que el ciclo se cierra, en un
modelo teórico de ciclo cerrado.
El C es incorporado a la biomasa de las plantas a partir del C 0 2 atmosférico, por medio
de la fotosíntesis, mientras que el N puede ser absorbido del suelo o bien, en algunas plan
tas, ser fijado biológicamente a partir del N2 atmosférico (Cap. 28).
El ciclo de los distintos elementos sólo puede ser cerrado si se contempla el ecosistema
terrestre en su conjunto. En los suelos, por el contrario, sólo habrá ciclos semicerrados,
debido a las pérdidas más o menos importantes por lixiviación, erosión y volatilización; o
bien ciclos abiertos, como en el caso de un agroccosistema, por ejemplo, en el que las
cosechas exportan elementos fuera del sistema en forma de alimentos, fibras, madera u
otros productos. El ciclo de nutrientes en un ecosistema se puede desarrollar a partir de un
modelo básico como el que de forma simplificada indica las principales vías de entrada y
de salida del sistema en el gráfico de la página siguiente.
El tiempo de reciclado (turnover) expresa el tiempo requerido para que tenga lugar el
90 % de la descomposición de un sustrato (Cresser et al., 1993). El turnover puede variar
en función de las características de la m.o. según se trate de sustratos fácilmente descompo
nibles, como la glucosa (3 a 10 días), la celulosa (10-20 días), o la lignina (300 a 500 días).
En una mezcla de productos orgánicos en degradación y con aportes de m.o. fresca, se
habla más de tiempo de residencia medio o turnover medio. Los estudios a partir de data-
ciones con l4C han permitido estimar la coexistencia de compuestos de diferentes tiempos
de residencia media en la m.o., una muy joven y otra que puede haber permanecido en el
suelo incluso miles de años (Becker-Heidmann et al., 1988).
203
» - Expotaciones por las cosechas
I
Pérdidas por lixiviación
El reciclado, tum over o tiempo de retorno estimados para la m.o. del suelo en
diferentes fracciones y tamaños de agregados es (Cárter, 2001, Gregorich y Jan-
zen, 1996, Collins et al., 1997, Monreal et al., 1997):
Tasa de reciclado
Tipo de materia orgánica Tiempo estimado (años)
Tumover
m.o. en fracciones:
Mantillo, residuos de cosecha 0,5-2
Biomasa microbiana 0,1-0,4
Materia macroorgánica 1-8
Fracción ligera 1-15
Materia orgánica en agregados:
Suelo no agregado 1-7
Macroagregados .(> 250 mm) 1-23
Microagregados (20-250 mm) 3-80
Limo más arcilla (< 20 mm) 5-1.000
204
Con un reciclado o turnuver rápido, la tasa de mineralización también deberá
serlo, por lo que el almacenamiento de m.o. en el suelo será bajo. Por el contrario,
un reciclado o turnover lento expresa una mineralización débil, con lo que la m.o.
se acumulará en el suelo.
Las plantas extraen del suelo mayor cantidad de nitrógeno que de cualquier otro
nutriente. En la mayoría de los horizontes de superficie de los suelos, más del 90 % del
nitrógeno se halla en formas orgánicas (Kelley y Stevenson, 1996), ya sea en la m.o. fresca
o en el humus. El nitrógeno desempeña un papel clave en la nutrición de las plantas y en
cómo lo absorben radica una de las controversias entre la agricultura convencional y la
agricultura orgánica. Por lo general, en química agrícola se considera que las formas orgá
nicas no pueden ser directamente absorbidas por las plantas, requiriéndose su mineraliza
ción previa.
Cuando se añade N-fertilizante, la eficiencia de la fertilización nitrogenada y las dis
ponibilidades de N para las plantas vendrán afectadas por la importancia de la relación
mineralización-inmovilización del N por los microorganismos. Una parte del N-fertili
zante aplicado se incorporará a las sustancias húmicas y resultará estabilizado hasta que
éstas no se mineralicen. En regiones templadas, durante el primer año se inmoviliza entre
un 20 y un 40 % del N-fertilizante aportado. Los estudios con l5N han mostrado que un
tercio del nitrógeno aportado en forma de fertilizante permanece en forma orgánica des
pués de la primera estación de crecimiento y sólo una pequeña fracción (< 15 %) pasará a
estar a disposición de las plantas en segundo año (Kelley y Stevenson, 1996). Esta inmo
vilización de N tiene lugar principalmente en forma de aminoácidos y aminoazúcares y
es el resultado de reacciones de polimerización entre compuestos amino y polifenoles,
con lo que el N entra a formar parte de estructuras húmicas muy estables y disminuye su
disponibilidad.
La mitad del fósforo en la biosfera se encuentra en forma orgánica. En los suelos el P
puede encontrarse en forma de apatito y en las formas orgánicas. Ni una ni otras son formas
asimilables por las plantas, por lo que se requerirá un proceso de mineralización para que
pase a ser disponible para las plantas.
ESTUDIO DE CASOS
205
Respuestas
1. La presencia de C fácilmente mineralizable favorece el crecimiento de la
biomasa microbiana y la producción de materiales extracelulares inclu
yendo polisacáridos (material fibroso o granular) y otros compuestos. A
medida que progresa la mineralización, la biomasa microbiana tendrá
menos C cuantitativamente y cualitativamente a su disposición, por lo que
su actividad disminuirá, si no hay nuevos aportes.
2. En una primera etapa se consumen los compuestos más lábiles de los res
tos orgánicos (carbohidratos y proteínas) y se produce un aumento relativo
de compuestos más resistentes, que son aquellos que tienen bajo conte
nido en O-alquilo y altos contenidos en grupo alquilo y aromáticos.
3. La localización de la m.o. en huecos que por su pequeña dimensión resul
ten inaccesibles a los microorganismos y sus enzimas, supone una protec
ción física importante.
4. Tiempo de reciclado = (m.o. del suelo Mg ha-1) / (aporte anual de m.o.
Mg ha-1 año-1) = 33.750 años.
206
El secuestro de carbono
— Hace referencia al almacenamiento de C en una forma estable en una cierta escala
temporal.
— Puede tener lugar de forma directa por paso a formas inorgánicas, tales como CaCO,
y MgCO} o por formación de biomasa (fotosíntesis); y de forma indirecta, como
m.o. del suelo.
Entre los aspectos a tener en cuenta en los estudios de secuestro de C en los suelos se
puede destacar (Macías, 2002):
— Capacidad de un suelo para actuar de sumidero de C.
— Mecanismos de fijación de C.
— Efectos del tipo de uso del suelo sobre el contenido de m.o.
— Balance de C en un determinado ecosistema.
— Efectos beneficiosos del incremento de C en el suelo (estructura, porosidad, capaci
dad de retención de agua disponible para las plantas (CRAD), fertilidad, etc.).
— Efectos derivados de la rehabilitación de suelos degradados.
— Efectos derivados de las reforestaciones.
— Planificación del uso de los suelos.
Este conocimiento permitirá llegar a establecer protocolos de monotorización que
resulten aceptables y hagan posible verificar el secuestro de C en sistemas suelo-planta, así
como poner a disposición de los que toman decisiones mejores criterios para realizar mejo
res análisis cuantitativos económicos y políticos (SSSA, 2002). De este modo, se podrá dar
mejor cumplimiento a acuerdos internacionales sobre cambio global, tales como el Proto
colo de Kyoto, para la reducción de emisiones a la atmósfera.
Las primeras necesidades a satisfacer son las alimentarias, para una población mundial
en crecimiento constante, por consiguiente, dado que la materia orgánica afecta a múltiples
funciones del suelo, contribuye a su sostenibilidad/sustentabilidad y por ende a la de la
agricultura (Swift y Woomer, 1993; Cárter, 2001). A lo largo del siglo xx ha tenido lugar
207
una pérdida importante en el contenido de m.o. de los suelos, como consecuencia de los
cambios en los modelos de uso del territorio, para dar respuesta a las necesidades derivadas
del aumento de población mundial con expansión de las tierras cultivadas.
Smyth y Dumanski (1995) han establecido cinco componentes para alcanzar
un manejo sostenible/sustentable del territorio:
Cada componente se evalúa por medio de indicadores, que presentarán un umbral o valor
crítico más allá del cual se producen efectos adversos para la sostenibilidad/sustentabilidad.
La forma de interpretar cada indicador no tiene un carácter universal, debiendo establecerse
valores críticos para cada categoría de suelos y sistema agrario. Por otro lado, la escala de
tiempo puede variar para cada componente. Dado el distinto comportamiento de los compo
nentes de la m.o., el mejor indicador no será el contenido de m.o., sino la relación entre resi
duos orgánicos «frescos» o «activos» aportados y el contenido de m.o. Ello es debido a que
los residuos orgánicos «frescos» son los que desempeñan un papel más importante en la
estructura del suelo y propiedades relacionadas (Loveland y Wcbb, 2003). El estudio de la
sostenibilidad también se puede abordar a partir de modelos ecológicos (Cárter, 2001).
Para mejorar las funciones de un suelo se puede pensar en hacer aportes de alguna
enmienda orgánica, para intentar aumentar el contenido de m.o. Ahora bien, el cálculo de la
cantidad de enmienda a incorporar para aumentar de forma significativa el contenido de m.o. de
un suelo pone en evidencia, en muchas ocasiones, que esta mejora resulta impracticable, por
antieconómica. Ello lleva a considerar que la base de las estrategias de los agricultores para la
sostenibilidad/sustentabilidad debe ser intentar mantener el nivel de m.o., ya que aumentarlo
resulta difícil. Las entradas deben equilibrar las pérdidas, pero, además, se requiere asegurar un
adecuado ciclo de nutrientes (Ritz y Griffiths, 2001). El mantenimiento de los contenidos de
m.o. en suelos de cultivo en agricultura convencional se puede conseguir por medio de:
208
Para evaluar la calidad de la materia orgánica de un suelo se puede partir del esquema
secuencial propuesto por Cárter (2001) y Cárter et al. (1996) para fines de uso específicos a
establecer:
Secuencia
Esquema secuencial Preguntas implicadas
de pasos
1 Propósito ¿Para qué se va a utilizar el suelo?
2 Funciones ¿Que papel específico se requiere del suelo?
3 Procesos ¿Qué procesos clave sostienen cada función?
4 Propiedades/atributos ¿Cuáles son las propiedades críticas del suelo para cada
proceso?
5 Indicadores/subrogaciones/ ¿Cuáles son los valores críticos o umbrales?
funciones de ¿Cuándo el atributo resulta difícil de medir o, si no
edafotransferencia está disponible, a partir de qué propiedades se puede
inferir?
6 Metodología ¿De qué métodos se dispone para medir el atributo?
7 Normalización Reglas técnicas y protocolos para el muestreo del suelo,
manejo, almacenamiento, análisis e interpretación de
datos
209
Para situarse en el contexto histórico de la época, cabe indicar que a finales del siglo
Thomas R. Malthus (1766-1834), con la publicación de su obra Essays on Principies
x v iii,
210
tura más próximos a él y más vinculados con un enfoque basado en la gestión de la m.o. en
los agroecosistemas.
Dado que, en la práctica, ningún agroecosistema es de ciclo biogeoquímico
cerrado (pérdidas por lixiviación, volatilización, extracciones por las cosechas e
inmovilizaciones en la biomasa), se requiere un aporte de nutrientes para reponer
las extracciones. Una parcela agrícola constituye un sistema abierto. En una finca
agropecuaria se pueden reciclar nutrientes, al incorporar al suelo las deyecciones
del ganado, práctica habitual en una agricultura tradicional extensiva y en la que el
agricultor utilizaba pocos fertilizantes químicos. En países desarrollados, desde
hace años se ha introducido la ganadería intensiva sin tierra, con lo que el exce
dente de deyecciones ha empezado a ser un problema medioambiental (Cap. 28).
No debe verse el suelo como un vertedero que todo lo admite. Un exceso de puri
nes aplicados al suelo puede producir desequilibrios nutricionales, por el exceso de
N aportado. Así, por ejemplo, en un campo cultivado con trigo, hará que éste
crezca en altura, aumentando su susceptibilidad al encamado tras una lluvia (Teixi-
dor, 2002, com. personal). Por otro lado, el frente de humectación en el suelo
puede llegar a alcanzar y contaminar una capa freática.
La forma de restituir al suelo los nutrientes que extraen los cultivos diferencia
de forma notoria los diversos modelos de agriculturas en uso. Frente a la concep
ción de una agricultura basada en el uso de agroquímicos, se han ido planteando
otros enfoques (Labrador et al., 2002):
Todos estos enfoques tienen en común la búsqueda de soluciones que tengan en cuenta
las relaciones complejas existentes entre los diferentes componentes del sistema y la soste-
nibilidad/sustentabilidad del mismo, para producir alimentos sanos y exentos de cualquier
tipo de residuo (Cook y Lee, 2000). Las expresiones agricultura orgánica, agricultura bioló
gica y agricultura regenerativa, en algunos casos pueden considerarse sinónimos (Lampkin,
1992). En Europa continental, se ha extendido más el uso del término «agricultura bioló
gica o ecológica» que es la que tiene una normativa aprobada, mientras que en los países
anglosajones se utiliza más la expresión «agricultura orgánica».
Agricultura biodinámica
La agricultura biodinámica surge como un impulso de renovación cultural promovido
por el filósofo austríaco Rufolf Steiner (1861-1925) y como respuesta a los enfoques de
211
Liebig. Steiner creó una corriente de pensamiento denominada Ciencia espiritual o Antro-
posofía. Los planteamientos de la agricultura biodinámica fueron dados a conocer en el
Curso de Agricultura (Steiner, 1924, 1988). Se basa en el reconocimiento de fenómenos o
elementos «suprasensibles» (fuerzas etéricas formadoras), que existen además de los ele
mentos cuantificables o medibles por la ciencia. El agricultor debe captar estas fuerzas y
utilizarlas para manejar sus cultivos. Puede recurrirse a obras como La Filosofía de la
Libertad y la Ciencia Oculta para profundizar en los planteamientos de Steiner y ver la
actitud y la responsabilidad que propone al empresario biodinámico cuando trabaja en agri
cultura. La concepción ternaria del organismo social que plantea Steiner comprende: liber
tad en el pensar; en la vida cultural, igualdad en el sentir y ante la ley; y fraternidad al
actuar y en la vida económica (Colmenares, 2002). Los principios básicos de la agricultura
biodinámica tienen similitudes con los de la agricultura biológica, si bien el enfoque filosó
fico y la manera de aplicarlos es diferente. Este tipo de agricultura se ha extendido con la
emigración de agricultores alemanes a diversas partes del mundo. Así por ejemplo, se prac
tica en las Islas Canarias (España) para cultivar plátanos y tomates biodinámicos; en Chia-
pas (México) para producir café biodinámico, entre otros lugares.
b) Agricultura orgánica
La agricultura orgánica confía en un adecuado manejo de la m.o. para mejorar las
propiedades químicas, biológicas y físicas de los suelos, para optimizar la producción. Los
principios de este tipo de enfoque son:
212
conjunto. Así por ejemplo, el control de la erosión, el diseño de rotaciones de cultivo para
incidir sobre el ciclo de nutrientes, el control integrado de plagas, etc. (Stockdale et al.,
2(X)1), para conseguir la sostenibilidad/sustentabilidad del agroecosistema.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) se ha interesado por la agricultura
orgánica y, al definirla, destaca la exclusión del uso de fertilizantes de síntesis y pesticidas
en cultivos y la de reguladores del crecimiento y aditivos en la alimentación animal. En
Alemania, la agricultura orgánica es objeto de enseñanza en algunas universidades, lo que
se está generalizando a otros países. En Inglaterra y Gales, el Agricultural Developmcnt
and Advisory Service (ADAS) tiene un coordinador nacional y consejeros regionales con
responsabilidad en temas de agricultura orgánica. Watson et al. (2002) se ocupan del estu
dio de la agricultura orgánica en Australia. Los productos que se comercializan como pro
cedentes de agricultura orgánica deben cumplir las normativas establecidas en los respecti
vos países y pueden gozar de una denominación de origen. Así en EE.UU. la EC
Regulation 2092/91 y 1804/99.
c) Agricultura ecológica
Los planteamientos de la agricultura ecológica quedan reflejados en las Normas que
cualquier sistema agrícola debe cumplir para poder ser calificado como ecológico (CRAE,
1990; Labrador et ai, 2002; González y Altés, 2002). El Manual de Agricultura y Ganade
ría Ecológica (Labrador et al., 2002) constituye una buena base para profundizar en el
tema. El Consejo Regulador de Agricultura Ecológica español ha establecido las siguientes
normas:
213
Estos planteamientos realzan los aportes de la biología de suelos, frente a considerar
única y exclusivamente los de la química de suelos. Se basan en la comprensión de las aso
ciaciones entre micorrizas, fijación simbiótica de nitrógeno atmosférico, la rizosfera, el
ciclo de la m.o. y la disponibilidad de los distintos nutrientes para controlar la nutrición de
las plantas. Plantear rotaciones de cultivo equilibradas, con el policultivo de especies adap
tadas y empleo de métodos mecánicos para la regulación de las plantas adventicias o flora
arvense (denominadas «malas hierbas» en la agricultura convencional).
En diversos países se han constituido entidades y se han elaborado disposiciones para
coordinar las iniciativas, potenciar este tipo de planteamientos en la producción de alimen
tos y compartir experiencias. Los gobiernos han establecido normas para dar garantías a los
consumidores de los productos que adquieren. Así, por ejemplo:
d) Agricultura tradicional
La agricultura tradicional que se practicaba en España con anterioridad a 1960 era
una agricultura extensiva, asociada con la ganadería. El estiércol permitía compensar las
extracciones de los cultivos. En una época de autarquía, el objetivo era conseguir aumentar
la producción y lejos estaban todavía las preocupaciones medioambientales. La labranza
con animales solía tener en cuenta los principios de conservación de suelos. Las yuntas de
bueyes o de muías labraban siguiendo las curvas de nivel en un ir y venir interminable que
hacía muy penosa la vida del gañán que llevaba a cabo este trabajo. Las rotaciones de culti
vos, los barbechos y otras prácticas de cultivo permitía satisfacer las necesidades alimenta
rias de la población.
214
Puntos fuertes:
Ha permitido:
— Incrementar las producciones agrícolas y ganaderas. Un maíz indígena, cultivado en
suelos de ladera, sin fertilizantes, en agricultura de subsistencia, produce unos
1.000 kg por hectárea; un maíz híbrido, en regadío, con uso de fertilizantes y de fito-
sanitarios, produce entre 10.000 y 15.000 kg por hectárea.
— Alcanzar la autosuficiencia alimentaria en muchos países del mundo.
— Un trabajo en el campo menos penoso para el hombre y la mujer, con la introducción
de la agromecánica y los diseños más ergonómicos de las máquinas agrícolas.
— Producir a menores costes.
— Pasar de una agricultura de subsistencia a una agricultura industrial.
— Requerir menos población activa agraria para producir alimentos.
Puntos débiles:
— Las elevadas producciones sólo se pueden mantener con mayores exigencias de
agroquímicos.
— La producción de fertilizantes químicos incide sobre los consumos de recursos ener
géticos a escala global.
— La pérdida de la práctica de las rotaciones de cultivo equilibradas y paso al mono
cultivo.
— La agromecánica mal utilizada da origen a una degradación física de los suelos
(Cap. 25) y acelera los procesos erosivos (Cap. 23).
— Las transformaciones en regadío mal planteadas han dado origen a la degradación de
los suelos por procesos de salinización y sodificación (Cap. 24).
— Se han generalizado las explotaciones ganaderas sin tierra, lo que da origen a exce
dentes de residuos (purines, por ejemplo).
— Aumenta el riesgo de contaminación ambiental (Cap. 28).
— Aumenta los riesgos para la salud humana.
— Provoca excedentes de productos agrícolas en los países del hemisferio Norte,
dando lugar a agriculturas subvencionadas, lo que perjudica las exportaciones y las
posibilidades de desarrollo de países pobres.
— Fuerza a que la energía sea de bajo costo, con repercusiones en el precio internacio
nal del petróleo y en el control de las fuentes de energía.
— Abandono de tierras, despoblación del campo y riesgo de degradación.
Las críticas recibidas por la agricultura convencional han llevado, por un lado, a un
auge creciente de las denominadas agriculturas alternativas (biodinámica, ecológica y
orgánica) y, por otro, al desarrollo de la agricultura sostenible/sustentable (Jiménez y
Lamo de Espinosa, 1998; Loomis y Connor, 2002), con planteamientos muy vinculados a
la idea de desarrollo sostenible/sustentable.
g) Agricultura sostenible/sustentable
La International Union for the Conservation o f the Nature and Natural Resources, en
1980 definió el desarrollo como «aquella modificación de la biosfera y de los recursos
215
inertes para satisfacer las necesidades humanas y mejorar la calidad de vida de las perso
nas». De aquí debe desprenderse la voluntad de mejorar el bienestar de las personas y dar
beneficios para todos. La agricultura sostenible/sustentable no renuncia a los beneficios
de los agroquímicos, ni a los de la agromecánica, si bien es sensible a las críticas recibidas
y plantea producir teniendo en cuenta los factores económicos, sociales y medioambienta
les. Los aspectos que tiene en cuenta son:
Ante los diversos planteamientos, no debería olvidarse que, para que uno de
ellos sea sostenible/sustentable, deberá cumplirse un doble requerimiento. Por un
lado, debe ser c o m p a t ib le c o n la s e x p e c ta t iv a s de los agricultores y, por otro, su
influencia sobre el medio ambiente debe ser tal, que p u e d a s e r p r a c tic a d o in d e f i
n id a m e n te , sin consecuencias no deseables. Por ello debe tenderse hacia e n fo q u e s
h o lístic o s, que tengan en cuenta los factores de producción, para que sea rentable
para los que la practican, los medioambientales, para que no haya degradación, y
los requirimientos de la propia población (Bridges y Catizzone, 1998), abando
nando enfoques sectoriales estrictamente productivistas a cualquier precio.
En definitiva, cualquiera que sea el enfoque adoptado, el objetivo debe ser evi
tar la sobreexplotación de los suelos y lograr su conservación, ya que cada suelo
tiene una capacidad productiva y una resiliencia dadas (Cap. 23) que, si se reba
san, se generan procesos de degradación que, a la larga, resultan irreversibles.
Los criterios inicialmente utilizados para clasificar los tipos de humus eran básicamente
morfológicos y, con el avance de los conocimientos acerca de la m.o., se han ido comple
mentando con criterios físico-químicos, microbiológicos y bioquímicos (Duchaufour,
2(X)1). Entre ellos cabe indicar:
216
Criterios morfológicos:
— Aspecto y color.
— Morfología macroscópica y microscópica.
— Espesor.
— Grado de unión entre la m.o. y la materia mineral.
— Existencia de un horizonte O encima del A.
— Grado de descomposición de la m.o. El horizonte O se puede subdividir atendiendo
al % de fibras (Cap. 3), así: Oa fibras < 17 %; Oe 17 < f < 40; Oi fibras > 40 %.
Criterios físico-químicos:
— Reacción (pH) y porcentaje de saturación de bases.
— Relación C/N.
— % de mineralización anual.
— % de extracción con álcalis.
— % de humificación.
— % de polimerización: ratio AF/AH.
Criterios microbiológicos y bioquímicos:
— Actividad enzimática.
— Respiración del suelo (curvas de mineralización, biodegradabilidad de la m.o.).
— Actividad biológica global por medio de la actividad ATPasa.
217
Humus activos: mull
— Mull eutrofo (pH > 5.5).
— Mull mesotrofo (pH entre 5.0 y 5.5.).
— Mull ácido (pH < 5.0).
— Mull cálcico.
— Mull ándico.
— Mull-moder.
Humus poco activos: mor
Humus formados en un exceso o una falta de agua:
— Hidromull.
— Hidromoder.
— Hidromor.
— Anmor.
— Turba.
ESTUDIO DE CASOS
1. Explicar por qué puede variar en función del pH la capacidad de intercam
bio catiónico (CIC) de un epipedión.
2. ¿Qué comportamiento presenta la m.o. respecto a la carga eléctrica?
3. ¿A qué se puede deber el aumento de carga negativa en la m.o. en un hori
zonte al aumentar el pH?
4. Citar un tipo de arcilla que presente un comportamiento análogo.
5. Explicar a qué se puede deber el hecho de que los cultivos puedan crecer
mejor en un suelo cuyo epipedión tenga un pH inferior a 4, cuando se
añade m.o. (Evans y Kamprat, 1970).
6. En un suelo contaminado con cromo se observa que al añadir una m.o. rica
en ácidos húmicos disminuye la biodisponibilidad del cromo y su toxicidad.
¿A qué puede deberse?
Respuestas
1. Los grupos funcionales carboxílico y fenólico en función del valor de la
constante de equilibrio (pKa) pueden disociarse confiriendo un carácter
ácido o bien protonarse, presentando carga positiva (carga variable).
218
2. La m.o. tiene un carácter anfótero, que le permite adsorber cationes o anio
nes según la reacción de suelo.
3. Debido a la despronotación de los grupos funcionales carboxílico y fenó-
lico.
4. La caolinita presenta igualmente carácter anfótero.
5. La formación de un complejo entre las sustancias húmicas y el aluminio
soluble/intercambiable hace que la actividad de éste en la solución del
suelo (biodisponibilidad) sea baja y con ello su toxicidad será menor.
6. El cromo inicialmente se debía encontrar como Cr(VI), que es altamente
tóxico. Al añadir ácidos húmicos, éstos actúan como agente reductor, con
lo que el cromo pasará a Cr(lll), que actúa como un ácido fuerte de Lewis,
formando un complejo estable con los grupos carboxílicos de los ácidos
húmicos. Ambos mecanismos explican su menor biodisponibilidad y menor
toxicidad (Sparks, 1995).
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226
9
Reacciones de superficie:
adsorción e intercambio iónico
Las interacciones complejas entre las superficies de las arcillas,
óxidos y m. o. controlan ampliamente las propiedades físicas de los suelos.
J. M. O a d e s , 1998.
Los elementos químicos constituyentes del suelo pueden ocupar distintas posi
ciones:
227
En la fase líquida, el radio del ión hidratado es considerablemente mayor que el del ion:
2. Fenómenos de adsorción
La adsorción:
Es la asociación de m ateria, ya sean átom os, m oléculas o iones, a las superficies
de los sólidos (interfase sólido-líquido). H ace que las concentraciones de las
sustancias disueltas sean diferentes en las proxim idades de las partículas que en
la fase líquida.
— Fuerzas de enlace entre m oléculas sin carga: (fuerzas físicas) tales como:
Fuerzas de London-van der Waals.
Fuerzas de enlace por puentes de hidrógeno.
— Fuerzas de enlace entre átom os debidas a:
Enlace iónico.
Enlace covalente.
Los pesticidas pueden asociarse con la materia orgánica por medio de interacciones
temporales, tales como puentes de hidrógeno, fuerzas de London-van der Waals y puentes
catiónicos, si bien su persistencia en el suelo a largo plazo se debe a enlaces covalentes
entre el pesticida y los ácidos húmicos (Tate, 1987).
Las cargas de superficie que presentan los m inerales de arcilla (Cap. 7) y los
com ponentes orgánicos (Cap. 8) pueden tener su origen en:
228
— La estructura del mineral, en este caso:
Su cuantía es independiente de las condiciones del medio, en concreto del pH, por lo
que se denominan cargas permanentes.
Son debidas a sustituciones isomórficas.
La magnitud de la fuerza electrostática en la superficie del mineral dependerá de si
la sustitución isomórfica se halla en la capa tetraédrica o en la octaédrica, según
expresa la ley de Coulomb.
Suelen ser negativas, si bien en algunos casos son positivas, como en las cloritas.
— Roturas en los bordes y en los grupos funcionales.
Dependen de las condiciones de pH (cargas variables).
• En componentes minerales
Se trata de cargas localizadas en los bordes del mineral, en los que se producen las
roturas, caso de las caolinitas. También se presentan en óxidos, oxihidróxidos,
alófana e imogolita.
Los grupos OH pueden:
Disociarse en medios básicos, lo que genera carga negativa en la superficie del
mineral.
Unirse a iones H+ en medio ácido, lo que permite que el mineral presente cargas
positivas en sus bordes.
• En componentes orgánicos
La disociación y la unión con iones H+ afecta a los grupos funcionales hidroxilo
(-OH), carboxilo (-COOH), fenólico (-C6H4OH) y amina (-NH2) de los compo
nentes orgánicos,
ZPC
229
A pH ácidos pueden existir cargas positivas y negativas. El pH al cual se igualan las
cargas positivas y las negativas del coloide se denomina punto de carga cero (ZPC) o
punto isoeléctrico. En él la carga neta total de la partícula es cero (Sposito, 1984). Se ha
utilizado para caracterizar la abundancia relativa de carga.
A pH básicos habrá las cargas permanentes derivadas de las sustituciones isomórficas y
las cargas variables debidas a la materia orgánica y otros componentes.
Un com plejo de superficie:
M etal |
M olécu la de a gua
•Na4
Los iones solvatados pueden estar influenciados por la existencia de superficies carga
das, sin llegar a formar complejos de superficie. En este caso los iones se mantienen difu
sos en la interfase y presentan una gran movilidad (iones en solución).
230
La adsorción que afecta a especies no solvatadas es de tipo específico, mientras que si
afecta a especies solvatadas es de tipo no específico. La adsorción se denomina específica
debido a que depende significativamente de las configuraciones electrónicas particulares
del grupo de superficie y del ión complexado.
231
3.2. Modelos de distribución: Descripción cualitativa
La existencia de campos de fuerzas eléctricas no equilibradas en la interfase arcilla-
agua afecta a la distribución de iones alrededor de las superficies cargadas negativamente.
En una partícula de arcilla seca, y sin sales libres, los iones de signo contrario estarán
adsorbidos sobre la superficie del cambiador y próximos a cada sede de intercambio. Si
existen sales libres se hallarán precipitadas.
- +
+
- +
+
- +
- +
- +
- +
- +
Esta distribución de cargas iguales y opuestas en dos capas eléctricas paralelas y rígi
das, se conoce como modelo de Helmholtz. Este modelo presenta limitaciones debido a
que las partículas de arcilla son finitas y a que no permite describir todos los fenómenos
eléctricos observados en sistemas arcilla-agua. Al añadir agua pura al sistema anterior, los
cationes adsorbidos tenderán a difundirse una cierta distancia desde la superficie hasta que
se alcanza el equilibrio entre la atracción eléctrica de Coulomb y la difusión debida a la
energía térmica de los iones, consecuencia del gradiente de concentración, lo que da lugar a
una capa difusa de cationes. Esta configuración con una capa eléctrica negativa rígida en la
fase sólida y una capa difusa de cationes en equilibrio dinámico con la solución, se deno
mina modelo de la doble capa difusa (DCD) o de Gouy-Chapman.
La concentración es mayor en la superficie y decrece exponcncialmente con la distan
cia. En condiciones de equilibrio, la distribución de los iones es la que corresponde a la
mínima energía libre del sistema, descrita por la ecuación de Boltzman. La distancia a la
que la concentración en la doble capa se iguala a la concentración de la solución externa,
define el límite de la DCD y su espesor (u = 1/K). Éste puede calcularse con la ecuación
que expresa que el espesor de la DCD es tanto menor cuanto mayor es la valencia de los
iones y cuanto mayor es la concentración de la solución externa:
La realidad resulta más compleja al existir en la DCD iones del mismo signo que la
superficie, lo que provoca su repulsión (adsorción negativa o exclusión aniónica). La confi
232
guración de la DCD se ve afectada tanto por la carga de los iones intercambiables, como por
la concentración de la solución exterior y la humedad del suelo. El espesor de la DCD,u, no
puede exceder del espesor, d, de la capa de agua ligada a la superficie de la arcilla. En aque
llos casos en que d < u, la DCD no puede llegar a desarrollarse totalmente, está truncada. Los
iones deben acumularse en la región u y la DCD tenderá a reabsorber agua hasta que u > d, lo
que genera una presión de {linchamiento al aportar agua al sistema (Aragüés, 1988).
Este modelo se ha aplicado con éxito para coloides de baja densidad de carga superfi
cial (del orden de 1-4 x 104 emol (+) cm 2) y bajas concentraciones de la solución exterior
(0,1 - 0.0001 M), así como para descripciones cualitativas (Amez.keta y Aragüés, 1989).
Sin embargo, presenta limitaciones al no cumplirse algunas de sus hipótesis a medida que
aumenta la concentración, por ser los iones cargas no puntuales, existir interacciones entre
ellos y con la superficie, lo que da lugar a la formación de complejos de superficie y por
existir una selectividad en la adsorción.
Uno de los modelos propuestos para superar estas limitaciones es el modelo de Stern,
que tiene en cuenta el tamaño finito de los iones. En este caso la doble capa consta de dos
partes, separadas por un plano denominado de Stern, situado a una distancia de la superfi
cie de aproximadamente un radio de un ión hidratado. Esta capa interna o de Helmhoitz
puede presentar complejos de esfera interna que hacen disminuir la densidad de carga
superficial y complejos de esfera externa. En ella el potencial decrece linealmente:
La capa externa está formada por iones difusos y su potencial decrece exponencial
mente como en el modelo de Gouy-Chapman. Por su relación con la floculación de los
coloides y la estructuración del suelo, los factores que influyen en la configuración de la
doble capa difusa se estudian al tratar de la estructura del suelo en el capítulo 1 1 .
4. Intercambio catiónico
233
estables que los de esfera interna, ya que no pueden establecer fácilmente enlaces
iónicos o covalentes entre el grupo central y el ligando (Sposito, 1989), por lo que
son intercambiables. En un sistema de intercambio cabe distinguir:
— Adsorbentes
Componentes del suelo que pueden acumular materia en su superficie, con forma
ción de complejos de superficie.
— Cambiadores
Componentes del suelo en cuyas superficies pueden acumular iones de forma rever
sible, al tener lugar reacciones que dan lugar a complejos de superficie de esfera
externa. Como ejemplos de cambiadores cabe citar los minerales de arcilla y la
materia orgánica.
— Capacidad de intercambio catiónico
Propiedad de un cambiador para adsorber cationes de la fase líquida (formación de
complejos de superficie de esfera externa), desadsorbiendo al mismo tiempo canti
dades equivalentes de otros cationes, por destrucción de complejos de superficie. En
el sistema se establece un equilibrio dinámico entre los cationes de la solución
externa y los que ocupan sedes de intercambio.
— Sede de intercambio
Posición en la superficie de un cambiador en la que se establece la unión que da
lugar al complejo de superficie de esfera externa. Una sede de intercambio va
siendo sucesivamente ocupada por distintos iones, con mayor o menor probabilidad,
según la concentración de cada uno de ellos en la solución externa.
Las propiedades de intercambio catiónico del suelo fueron puestas de manifiesto a media
dos del siglo xtx, por los trabajos de Thompson y Way. Al hacer percolar diversas soluciones
a través de columnas con arena, arcilla, materia orgánica y mezclas de estos componentes, se
producen cambios en el líquido efluente. Al emplear un colorante básico (azul de metileno) la
solución se decolora al atravesar arcilla o materia orgánica, mientras que con colorantes áci
dos (rojo Congo), esto no ocurre. Al percolar una solución salina en tales columnas, el
efluente se enriquece en bases a la vez que se empobrece en el catión que contenía: tiene lugar
un proceso de intercambio catiónico. La carga negativa de las arcillas (Cap. 7), se puede
poner de manifiesto sometiendo a electroforesis una suspensión de arcilla en agua.
En algunos casos los cam biadores pueden presentar carga positiva, lo que
genera una capacidad para intercambiar aniones (CIA). Cabe señalar que el inter
cambio catiónico se presenta con una m ayor frecuencia que el aniónico.
La propiedad del suelo de poder intercam biar iones en la interfase sólido-
líquido, y en concreto el tipo y clase de intercambio, tiene grandes repercusiones
en el comportamiento del suelo:
234
4.2. Capacidad de intercambio catiónico
CIC CIC
Componente Componente
cmol(+) kg-1 cmol(+) kg-1
arena 0 clorita 10-40
caolinita 1-10 esmcctita 80-150
halloysita 2H20 5-10 vermiculita 120-150
halloysita4H20 40-50 alófana 10-150
palygorskita 5-30 limo escasa
¡lita 10-40 mica 0
glauconita 5-40 materia orgánica 100-300
235
ESTUDIO DE CASOS
Se desea obtener alguna indicación acerca de la mineralogía de la arcilla de un
horizonte Bw (50-80 cm), de color 7,5YR 4/2, textura arcillosa (69,3 % a, 14,3 %
L, 16,4 % Ar), un contenido de carbono orgánico de 0,26 % y una CIC de 51,60
cmol (+) kg-1.
Indicar posibles implicaciones para arquitectura del paisaje en relación a las
instalaciones de riego. Ref. Perfil Arona (Tenerife). Dto. de Edafología. Univ. de
La Laguna.
Respuestas
CIC suelo = CIC arcilla + CIC m.o.
Se suele aceptar un valor de 200 cmol (+) kg-1 para la m.o.
Dado que la carga negativa neta procede de cargas permanentes y de cargas variables,
la CIC depende del pH, lo que se hace notorio en aquellos horizontes con una proporción
elevada de cargas variables. Por ello, el valor obtenido para la CIC de un suelo ácido será
menor si se determina al pH del suelo que si se utilizan soluciones tamponadas a mayor pH.
236
ciales y subterráneos. En la naturaleza raramente se puede encontrar un complejo
de cambio con una especie iónica única. Los cationes intercambiables más fre
cuentes son menos de diez y la presencia y predominio de unos u otros dependerá
de las condiciones del medio y de las interacciones en la interfase. Los cationes
intercambiables se hallan en una proporción considerablem ente mayor que los
cationes en solución. Éstos representan un 1 % o menos, excepto en los suelos sali
nos (Cap. 24). Atendiendo a algunas características significativas, los cationes de
cambio frecuentes son los siguientes:
237
ESTUDIO DE CASOS
1. Discutir por qué no se consideran fácilmente intercambiables los iones no
solvatados.
2. Indicar en qué unidades se mide la capacidad de intercambio catiónico.
¿Qué precisiones es preciso realizar en el SI?
Respuestas
1. Los iones no solvatados se ven afectados por una adsorción de tipo especi
fico y forman complejos de superficie de esfera interna, que son muy esta
bles, por lo que el ión no resulta fácilmente intercambiable.
2. Clásicamente en meq/100 g, si bien en el Sistema Internacional (SI) se ha
propuesto el cmol(+)kg~1. Dado que las reacciones tienen lugar equivalente
a equivalente y no mol a mol, en el SI se hace necesario indicar que se
trata de moles de iones de carga unidad: cmol (+) kg~1 o bien cmolcKg~1.
(Na)2(Ca2+) X = cambiador
Kk = ' e Kk = coeficiente de reacción (de intercambio)
' ' 'e ( )¡ = actividad de los iones intercambiables
( ) e = actividad de los iones en la solución
Reordenando esta expresión se obtiene una ecuación de intercambio de tipo de Kerr (si
bien este autor utilizó concentraciones):
(Na)¡2 (Na+)e2
(Ca)¡ k (Ca2+)e
238
Al resultar difícil la determinación de las actividades de los cationes en la fase adsor
bida, se han desarrollado diversos modelos para estudiar el intercambio catiónico a partir
de la composición de la solución externa. El modelo de van Loar, que se particulariza en el
de Vanselow y el modelo de Rothmund-Komfeld, un caso particular del cual es el modelo
de Gapon, han sido muy frecuentemente utilizados.
Partiendo de la reacción de intercambio:
C a1/2 X + Na+ ^ NaX + 0,5 Ca2+
y utilizando concentraciones en lugar de actividades, se propuso la ecuación de
Gapon:
[ ]¡ = mol kg 1
[Na] ¡ [Na+]e
[Ca.a], G [Ca2+]e1/2
[ ]e = mol m
Considerando un com portam iento análogo para el ión m agnesio que para el ión
calcio, empíricamente se puede escribir:
[Na], _ [Na+]e
[CaI/2 + M g1/2]¡ G [Ca2+ + M g2+]e,/2
[Na+
SAR =
Ca2+ + Mg.2 + 1/2
Considerando que los cationes significativos en el complejo de cambio sean Ca2+, Mg2+
y Na+ se puede escribir:
CIC = [Ca]i + [Mgl¡ + [Na]¡
luego:
[Na] ¡
= K’r, SAR
CIC - lNa]¡
— Son reversibles, en casi todos los casos. Los cationes polivalentes pueden ser más
difíciles de intercambiar al formar enlaces covalentes fuertes.
— Son estequiométricas: las cantidades intercambiadas son químicamente equivalentes.
239
— Son rápidas: en laboratorio son instantáneas. En campo pueden verse frenadas por
la tasa de difusión del ión hacia la superficie del cambiador o desde dicha superficie
por la tortuosidad de los poros y el espesor de las láminas de agua. De ello pueden
derivarse fenómenos de histéresis (influencia de la dirección) en algunas reacciones
de intercambio.
— Cum plen la ley de acción de masas: la dirección de la reacción depende de las
concentraciones relativas.
— Efecto dilución de valencia: expresa la dependencia entre el intercambio canó
nico y la valencia del catión. La dilución favorece la adsorción de los cationes de
mayor carga. Esto tiene importancia para el desplazamiento de un catión por otro
dependiendo de la concentración de éste utilizada para el intercambio. Permite
explicar las diferencias en la relación de adsorción de sodio (SAR) entre la solución
real del suelo y los extractos. También permite explicar el efecto beneficioso de la
mejora de suelos empleando el método de las diluciones sucesivas.
— Efecto de cationes com plem entarios: influencia de la presencia de un tercer ión
sobre el intercambio de otros dos, dependiendo de la fuerza de unión del tercer
catión. El Ca2+ se desplaza más fácilmente por NH4 en suelos Ca2+ - Al1+ que en
suelos Ca2+ - Na+.
— Efecto del anión asociado a un catión desplazante: los productos finales pue
den estar más débilmente disociados, ser menos solubles o ser más volátiles.
— Efecto de coloides específicos: los de mayor densidad de carga tienen preferen
cia por los cationes de mayor carga.
ESTUDIO DE CASOS
1. Indicar cuáles son los factores básicos que afectan al valor de la CIC de los
distintos horizontes de un suelo.
2. Discutir por qué, con un mismo contenido de arcilla, dos suelos pueden
presentar valores de CIC muy dispares.
3. Escribir una ecuación de intercambio para ilustrar el efecto del riego con
agua que contenga ión sodio, sobre una arcilla cálcica.
4. Justificar por qué se ve implicado un número tan reducido de cationes en el
complejo de intercambio. Cómo influye el grado de hidratación de un ión en
su afinidad por ocupar sedes de intercambio.
5. ¿Qué indicaciones puede extraerse del valor del porcentaje de saturación
de bases (V), respecto al régimen de humedad del suelo y efectos sobre el
manejo de la fertilidad del suelo?
6. Calcular cuántos kg de yeso del 80 % deberían incorporarse a un suelo
para que el ESP de su epipedión de 30 cm disminuya de un 16 % a un
12 %.
240
4.5. Determinación de la CIC y cationes intercambiables
(Ca, Mg, K, N a ,...) X + M e,n+ -> M e,X + (Ca2+ + M g2+ + K+ + Na+ + ...)
cationes intercambiados
M e,X + Me2m+ + - M e,X + M ein+
CIC
Los métodos más frecuentemente utilizados emplean como catión índice el NH4+, Na+ o
el Ba2+, utilizando soluciones tamponadas. El acetato amónico a pH = 7,0 tiene dos incon
venientes, el NH4+ puede formar complejos de superficie de esfera interna con las arcillas
2:1, lo que provoca imprecisión en los resultados; por otro lado, disuelve los carbonates, lo
que falsea los valores de las bases de cambio. El acetato sódico a pH = 8,2 no presenta estos
inconvenientes.
En suelos ácidos, al utilizar soluciones no tamponadas, por ejemplo, de cloruro potá
sico, se obtiene un valor menor para la CIC (CIC actual o efectiva CICE) que el máximo.
El valor potencial o máximo de la CIC se obtiene al neutralizar todas las cargas de la super
ficie del cambiador. Esto se consigue al utilizar el método de Melich, en el que se lava con
cloruro bárico 0,25 M, con trietanolamina, solución tamponada a pH = 8,2.
La determinación de la CIC es, por consiguiente, delicada. Los errores posibles por
hidrólisis y retención de sales han sido estudiados por Okazaki y cois. (1963).
La CIC es un índice de la fertilidad del suelo, valores de CIC de 8-10 cmol (+)
kg~' suelen considerarse los m ínimos aceptables para un horizonte Ap, para poder
obtener una producción satisfactoria bajo riego, estando los demás factores a nive
les adecuados. Una fertirrigación puede permitir subsanar los efectos de una baja
capacidad del suelo para alm acenar nutrientes.
5. Intercambio aniónico
241
Al aumentar la capacidad de intercambio aniónico disminuye la de intercambio
catiónico, com o se observa al comparar suelos jóvenes y suelos muy meteorizados:
NO,' = CP < S 0 42" < M o0 42" < HP()42- < H2P 0 4- < S i044-
Na2S 0 4 < (NH4)2S 0 4 < K2S 0 4 < C aS04
242
Esta selectividad en la adsorción puede ser utilizada para intentar mejorar la asimilabilidad
del fósforo en aquellos suelos en los que haya procesos de fijación de este elemento. En este
sentido se han utilizado enmiendas a base de silicatos de sodio o de calcio en suelos tropicales.
La adsorción del ión sulfato y del ión fosfato en Andisoles canarios ha sido estudiada por
Guadalix y Pardo (1991) y Pardo y Guadalix (1990), con el fin de examinar el efecto del pH
sobre la adsorción y la liberación de aniones. La adsorción de S042- disminuye al aumentar el
pH, siendo prácticamente nula por encima de pH = 6,5. El mecanismo de adsorción propuesto
es el intercambio de ligando, pero en un plano de adsorción distinto al del fosfato.
La adsorción aniónica viene controlada por una serie de factores:
— Tipo de cambiador/adsorbente.
— pH del medio.
— Anión enfrentado.
— Concentración del anión en la solución.
— Presencia de cationes complementarios.
— Contenido de OH
— Contenido y tipo de materia orgánica.
— Relación S i02/Al20 3.
243
a = cantidad adsorbida
a = f (T, C) T = temperatura
C = concentración en equilibrio
Van Bemmelen (1888) fue el primero en proponer una isoterma de adsorción neutra, si
bien a menudo se atribuye a Freundlich (1909). La expresión empírica propuesta es:
log C
Es una expresión empírica que expresa que la energía de adsorción disminuye logarít
micamente al aumentar la fracción de la superficie ocupada.
El modelo de Freundlich se cumple para un intervalo amplio de concentraciones, si
bien no prevé un máximo de adsorción. En suelos con bajo contenido de fósforo disponible
para las plantas, la cinética de la adsorción de fósforo puede describirse por medio de la
ecuación de Freundlich (Chardon y Blaauw, 1998).
Langmuir propone un modelo con adsorción en monocapa, que se ajusta bien a bajas
concentraciones de fósforo. El estado de equilibrio se define como aquel en que se igualan
las velocidades de adsorción y de desorción:
244
K, A
A I
molécula — S— K2 — S—
a adsorber superficie de
adsorción
Va = K, C (1 - O) Va = velocidad de adsorción, es proporcional a la concentración y
a la fracción de superficie no ocupada
Vd = K2 o Vd = velocidad de desorción, es proporcional a la superficie ocu
pada
O = fracción de superficie ocupada por A
1- a = fracción no ocupada
C = concentración de equilibrio
K = constante de energía de retención, constante de Langmuir
b = capacidad máxima de adsorción
en el equilibrio: Va = Vd
K , C ( 1 - 0 ) = K20
KC
a --
1 + KC
Isoterma de Langmuir
X = bo
K KC
— = b-
M M 1+ KC
La ventaja del modelo de Langmuir reside en que define un límite finito de adsorción.
Esta posibilidad puede utilizarse para estimar la capacidad máxima de adsorción del suelo
frente a diversos componentes, tales como, por ejemplo: fosfatos, metales pesados, herbici
das, entre otros, y permite obtener indicaciones de los mecanismos de adsorción.
Como generalización de la expresión de Langmuir se ha desarrollado la ecuación de
Brunauer, Emmett y Tener (BET), que considera la adsorción multicapa, es decir, en sitios
múltiples. La curva de adsorción se divide en sus diversos segmentos y cada uno de ellos
puede tratarse utilizando la ecuación de Langmuir.
245
c
X/M
------------------------------------------------------------------------------------------ C
— Intercambio iónico.
— Enlaces hidrofóbicos.
— Puentes de hidrógeno.
— Transferencia de carga.
— Fuerzas de London-van der Waals.
— Intercambio de ligando.
246
De los distintos componentes inorgánicos del suelo, las esmectitas son las que presen
tan un mayor potencial para la adsorción de fitosanitarios, debido a su elevada superficie
específica. Las especies protonadas y las neutras son adsorbidas por formación de comple
jos interláminas (Sánchez Camazano y Sánchez Martín, 1983, 1987). La adsorción depende
de las características de las superficies siloxanas de las arcillas y del pH del medio (Laird y
cois. 1992).
Por otro lado, desde un punto de vista medioambiental, hay que tener en cuenta que la
adsorción de agroquímicos en los distintos horizontes condiciona el lavado de estos pro
ductos y, por consiguiente, el riesgo de contaminación de las aguas freáticas.
Dado que no es posible ensayar todos estos productos en laboratorio o condiciones de
campo, para poder predecir su comportamiento, se recurre a la simulación matemática con
el empleo de isotermas de adsorción.
Esta concepción tiene en cuenta cualquier proceso que da lugar a la desaparición del
agroquímico (transformación, absorción por la planta, lavado o volatilización) y no única
mente la tasa de transformación.
Se ha buscado definir el potencial de lavado de un agroquímico para establecer una
clasificación de los mismos en base a diversos modelos. Estos se basan en las ecuaciones
de convección/dispersión para el transporte de solutos, adsorción lineal reversible, tasas de
transformación de primer orden (caracterizada por la vida media del agroquímico) y absor
ción pasiva por las plantas (Boesten y van der Linden, 1991).
Las características de los suelos en general, y de los epipediones en particu
lar, condicionan los procesos de adsorción y transporte, por lo que los efectos
m edioam bientales de un agroquím ico deben ser referidos a un suelo determ i
nado.
7. Bibliografía
247
7.2. Bibliografía de referencia
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249
10
Acidez, basicidad y reacción del suelo
El poder amortiguador frente a los cambios de pH es una de las
características más importantes del suelo para la vida de las plantas.
El uso de la expresión «reacción del suelo» se halla muy extendido frente al de «pH del
suelo», debido a que se quiere indicar que se trata de un sistema que es la suma de diversos
sistemas químicos que interaccionan (Blake, 1974). Desde un punto de vista químico no
resulta totalmente correcto, por ser poco precisa tal expresión, ya que las «reacciones» del
suelo pueden ser de naturaleza muy diversa.
La forma más usual de diagnosticar las condiciones de acidez o de basicidad
de un horizonte de un suelo, sedim ento o estériles de mina, se basa, por su rapi
dez y facilidad, en la m edida del pH en una suspensión suelo-agua (1:2,5). Se
tiene:
— pH = - log [H ,0+]
— De acuerdo con la ley de acción de masas:
2H20 ^ H ,0 + + OH
[H,0+] [OH'] = cte = 10-'4
pH + pOH = 14
La concentración de H+ y OH" varían inversamente.
— En sistemas naturales el intervalo de pH se extiende de:
3,0 (suelos de sulfatos ácidos) < pH < 12,0 (suelos alcalinos).
— La acidez y basicidad de un horizonte vienen determinadas por los cationes
adsorbidos sobre los minerales de arcilla y la m.o.
251
La concentración de protones en la solución del suelo proporciona un diagnóstico
rápido de los efectos perjudiciales potenciales de la acidez, si bien no describe las causas.
En algunos casos, las medidas se realizan utilizando una solución de KC1 1M o de
CaCL, que tiene capacidad para desplazar del complejo de cambio los cationes acidifican
tes, tales como el aluminio en sus diversas formas.
En otros, como p. ej., en la identificación de un endopedión sulfúrico (Cap. 5), la medida
del pH se realiza en una suspensión suelo:agua en relación 1:1. En estudios de salinidad se
mide a veces el pH de la pasta saturada (Cap. 24), en este caso los valores son más bajos que
el pH 1:2,5. En los resultados y en las interpretaciones debe consignarse, por consiguiente, el
método que se haya utilizado. Los valores de pH en agua (1:2,5) de los sistemas naturales se
hallan generalmente en el intervalo de 4,5 a 10. Los principales efectos espcrables para los
distintos intervalos de pH establecidos por el USDA (1971) son los siguientes:
PH F .valuación E fec to s e sp e ra b le s en el in te rv a lo
252
La acidez y la basicidad del suelo afectan a sus diversas propiedades, a su
comportamiento y al crecimiento de las plantas:
En análisis de suelos, la medida preliminar del pH constituye una información útil para
poder decidir qué determinaciones deben realizarse y con qué métodos.
El uso del suelo, la elección de las plantas a utilizar en jardinería, los cultivos a implan
tar, así como las prácticas de manejo vienen condicionados por la reacción de los distintos
horizontes de cada suelo. Análogamente, los microorganismos, la fauna del suelo, así como
las plantas superiores son sensibles a las características químicas del medio en que viven.
Por ello, conocer el valor del pH puede evitar fracasos al llevar a cabo revegetaciones en
áreas forestales, en áreas de minería a cielo abierto, en jardinería, al elegir los abonos, etc.
El estudio de las comunidades vegetales pone de manifiesto la existencia de especies:
253
Cada planta adquiere m ayor vigor y productividad dentro de un cierto inter
valo de valores de pH, lo que no significa que no pueda vivir fuera de dicho inter
valo, dado que presenta una cierta capacidad de adaptación. Los intervalos de pH
idóneos para diversos cultivos y plantas ornam entales (W hittaker y cois. 1959,
Young, 1976) son los siguientes:
Tolerancia para
Especies Óptimo rendimiento
satisfactorio
Alfalfa (Medicago sativa) 6,5-7,5 6,0-8,0
Alforfón (Fagopyrum esculentum) 5,4-6,5
Algodón (Gossypium hirsuium) 5,2-6,0 4,8-7,5
Ajo (Allium sativum) 6,0-7,0
Arándano (Vaccinium myrtillus) 5,0-5,7
Arbol de caucho (Hevea brasiliensis) 4,0-6,5 3,5-8,0
Arroz (Oryza sativa) 5,0-7,0 4,0-8,0
Avena (Avena sativa) 5,5-7,0 4,0-7,5
Azalea (Azalea sp.) y Camelia (Camellia sp.) 4,5-5,8
Batata (Ipomoea batatas) 5,8-6,0
Bretones, Col (Brassica olerácea var. vulgaris) 5,2-7,0 6,0-8,0
Cacao (Theobroma cacao) 6,0-7,0 4,5-8,0
Cacahuete (Arachis hypogaea) 5,3-6,6 5,0-7,0
Cafeto (Cojfea arabica) 5,0-6,0 4,5-7,0
Calabaza (Cucúrbita sp.) 5,5-6,5
Caña de azúcar (Saccharum officinarum) 6,0-7,5 4,5-8,5
Cártamo (Carthamus tinctorius) 7,0
Cebada (Hordeum vulgare) 5,5-7,0 5,5-8,8
Cebolla (Allium cepa) 6,0-6,7
Centeno (Secale cereale) 5,5-6,5 4,0-7,7
Cocotero (Cocos nucífera) 6,0-7,5 5,0-8,0
Col (Brassica olerácea) 5,6-7,0 5,6-7,5
Chirivfa (Pastinaca sativa) 5,5-6,8
Enebro (Juniperus oxycedrus) 5,0-6,5
Esparraguera (Asparagus officinalis) 6,0-7,0
Espinaca (Spinacia olerácea) 6,0-7,0
Fresa (Fragaria vesca) 5,2-6,5
Girasol (Helianthus annuus) 6,0-7,5
Guisante (Pisum sativum) 6,0-7,0 5,5-8,0
Judía, fríjol (Phaseolus vulgaris) 5,8-6,7 5,5-7,5
Hortensia, flor azul (Hydrangea sp.) 4,5-5,2
Lechuga (Lactuca sativa) 6,0-7,0
Limonero (Citrus limone) 5,5-6,5 5,0-8,0
Lirio (Iris sp.) 5,0-7,5
Maíz (Zea mays) 5,5-7,0 5,0-8,0
Mandioca (Manihot escalenta) 5,5-6,5
Mango (Mangifera indica) 5,5-7,5
Manzano (Pyrus rnalus) 5,6-7,5
Mijo (Panicum miliaceum) 5,0-6,0
Mostaza (Sinapis alba) 5,5-6,5
Naranjo amargo (Citrus aurantium) 5,5-6,5 5,0-8,0
Naranjo verdadero (Citrus sinensis) 5,5-6,5 5,0-8,0
Olivo (Olea europaea) 7,0 7,0-8,5
Palmera olerífera (Elaeis guineensis) 5,5-6,0 4,0-8,0
Palmera datilera (Phoenix dactylifera) 6,5-8,0
Pasto del Sudán 5,5-7,0
Patata (Solanum tuberosum) 5,0-5,8 4,5-7,0
254
Tolerancia para
Especies Óptimo rendimiento
satisfactorio
255
La reacción del suelo, al determ inar la movilidad de los distintos elementos,
tiene incidencia sobre la disponibilidad de nutrientes, y sobre el riesgo de toxici
dad tanto por elem entos naturales, como por los añadidos por vertidos contam i
nantes.
Siguiendo con estos conceptos químicos, un ácido es tanto más fuerte cuanto mayor es
su capacidad para ceder protones.
El asociar suelo ácido con la idea de un elevado porcentaje de iones H+ en las
sedes de intercambio es algo que podría parecer desprenderse del com portamiento
de un ácido al ser disuelto en agua; no obstante, esta concepción no es correcta.
Esta hipótesis errónea de que la parte aniónica del suelo se comportaba como un ácido
débil y que los suelos ácidos eran aquellos cuyo complejo de cambio se encontraba satu
rado en mayor o menor grado por protones, llevó a Bradfield (1923) a enunciar la teoría
del hidrógeno o de las arcillas como ácidos débiles. A veces todavía subyace este enfoque,
a pesar de haber sido cuestionado desde principios de 1930, y haya sido definitivamente
abandonado tras los trabajos de Coleman, Paver, Marshall, Schofield, Low y otros muchos
investigadores en las décadas de 1950 y 1960.
La idea inicial de las arcillas-H ha sido sustituida por la teoría del aluminio. Los suelos
minerales ácidos no son simplemente suelos - H ,0 +, sino esencialmente suelos-Al3+.
Las investigaciones realizadas utilizando resinas cambiadoras de iones, arcillas satura
das con diversos cationes, tratamientos de suelos ácidos con soluciones salinas no tampo-
nadas, así como los trabajos con curvas de neutralización, llevaron a formular la teoría del
aluminio. Se ha podido comprobar que una arcilla saturada -H + no resulta estable (Cole
man & Craig, 1961), la red cristalina colapsa, liberando Al3+, Mg2+, Fe3+ ... Los dos prime
ros iones pasan a la solución del suelo y a las sedes de intercambio, mientras que el hierro,
en medios aireados, precipita como Fe2C>3, coloreando el suelo. Por otro lado, si se prepara
una arcilla-H+, se observa que se comporta como un ácido fuerte y no como un ácido débil,
que es el comportamiento del suelo.
La acidez del suelo ha sido revisada en sus diversos aspectos en los trabajos de Adams
& Hathcock (1984), Black (1975), Bornemisza (1965), Jenny (1961), entre otros autores.
La lectura de estos trabajos resultará de gran interés para profundizar en el tema.
256
Los efectos negativos de la acidez sobre las plantas pueden ser debidos a la toxicidad de
los iones Al,+ y Mn2+ (Foy, 1984) presentes en las sedes de intercambio y en la fase líquida.
En soluciones nutritivas acidas, que no contengan aluminio ni manganeso, los efectos negati
vos sobre el crecimiento de las plantas pueden ser evitados sin necesidad de elevar el pH, sim
plemente corrigiendo la carencia de calcio, aportado en forma de CaCL, p. ej. Ello evidencia
que los iones H,()+ no son la causa del deficiente crecimiento de las plantas en suelos ácidos.
La alfalfa es una de las plantas más sensibles a la acidez. En general, las leguminosas
son exigentes en calcio y responden al encalado cuando el suelo presenta pH < 6,0. Las
menores disponibilidades de molibdeno a tales valores de pH afecta la supervivencia y acti
vidad de los rizobia, previa a la nodulación, con lo que se ve afectada la fijación de nitró
geno y la nutrición de la planta en este elemento.
En plantas sensibles al exceso de Al'1+ y Mn2+ en la solución del suelo, al aumentar el
contenido en Al,+ disminuye el peso por planta, el área foliar y el contenido de Ca, Mg y P
en los tejidos, aumentando el de Al, Mn y Fe.
Los trabajos de Fariña et al. ( 1980) con maíz cultivado en suelos ácidos en invernadero
correlacionan el porcentaje de rendimiento con diversos parámetros de la acidez. Obtienen
coeficientes de correlación (r) de 0,42 (**) con el pH al agua; de 0,47 (**) con el pH al
KCl, mientras que el valor pasa a -0,90 (***) al establecer la correlación con el porcentaje
de saturación de Al,+ intercambiable, definido como;
257
Iones O bservacion es
Alu Catión predominante en suelos muy ácidos (pH inferior a 5). Tóxico. Fácilmente
intercambiable (acidez intercambiable).
AI(OH)2+ Fácilmente intercambiable (acidez intercambiable).
Al(OH)2+ Fácilmente intercambiable (acidez intercambiable).
|AI(OH)n]m+ Poiicatión de tamaño y carga variable. Origen de carga dependiente del pH. Blo
quea sedes de intercambio.
Mn2* Escaso. Si existe en cantidades apreciables resulta tóxico (con un valor de pH de
4,5 o inferior).
H* Escaso en suelos minerales ácidos, excepto si hay ácidos minerales en el suelo
(pH < 4,0).
De mayor importancia en suelos orgánicos ácidos, en los que la acidez intercam
biable procede principalmente de los grupos con funciones orgánicas ácidas y en
menor medida de especies hidroxialumínicas y férricas complexadas por grupos
funcionales orgánicos.
Mg2+ > Ca2+ El Mg2+ procede del colapso de la red cristalina de lasarcillas en medio ácido.
PH
Dado que el aluminio sólo actúa con un único estado de valencia, la presencia de unas
especies u otras dependerá exclusivamente del pH, mientras que en el caso del hierro y el
manganeso influye además el potencial redox (Paterson et al. 1991).
En condiciones de acidez moderada, intervalo de valores de pH de 6 a 7, el complejo de
cambio puede presentar algunos iones H30 \ si bien predominan las bases. Por debajo de
pH 5,5 empiezan a tomar importancia los policationes a base de aluminio.
258
Los iones H30 + sólo adquieren importancia en suelos minerales muy ácidos,
con pH inferiores a 4,0 puede haber ácidos minerales. Los suelos orgánicos ácidos
se caracterizan por presentar protones, debido a los grupos R-COOH y R-OH.
Las reacciones con la materia orgánica son complejas y para ellas es de mayor aplica
ción el concepto de ácido según la teoría de Lewis, según el cual un ácido es toda sustancia
capaz de aceptar un par de electrones y una base toda sustancia capaz de ceder un par de
electrones. Esta teoría amplía considerablemente el número de sustancias que pueden con
siderarse ácidos o bases. Los aspectos referentes a la alcalinidad se tratarán al estudiar los
suelos afectados por salinidad (Cap. 24).
259
Dependiendo del método de medida (efecto suspensión, relaciones suelo-agua,
niveles de electrólitos, etc.), el valor del pH puede variar para una misma muestra
entre 0,5 y 1,5 unidades (Tucker et al. 1987). El pH no constituye, pues, una medida
de precisión, si bien para fines utilitarios un error de ± 0,2 unidades de pH resulta
aceptable para la m ayoría de propósitos. Para caracterizar la reacción del suelo con
mayor rigor se han buscado otras vías: % A l3+ intercambiable, potencial cal, etc.
PH
Esta curva de neutralización muestra que el factor intensidad no cambia de una forma
sencilla. La apariencia es de una curva suave, con pequeñas plataformas a determinados
valores de pH, debido a que presenta en ellos mayor capacidad tampón. En el caso conside
rado, a pH = 7,0 el tamponamiento se debe a la presencia de CaCO? en la muestra, mientras
que entre pH 5,0 y 4,0, se debe a las bases de intercambio (Ulrich y Sumncr, 1991).
El pH del suelo (factor intensidad) no resulta fácilmente predecible a partir de la canti
dad de ácido o base añadido, debido a la forma que presenta la curva de neutralización. Por
ello no resulta un parámetro conveniente para definir la acidificación de un suelo (Bree-
men, 1991).
260
La utilización del factor capacidad lleva a definir la capacidad de neutralización de
ácido (CNA) y de base (CNB) de un suelo:
La CNA expresa la cantidad de ácido fuerte (moles de protones por unidad de volumen
o de masa) necesarios para cambiar el valor del pH de un sistema acuoso al pH al cual la
carga neta de los iones que no reaccionan con OH' o H+ es cero.
S = suelo
CNA (S) = CNA (s) + CNA (1) s = fase sólida
1 = fase líquida
expresado en [ ] = mol(+) L' 1
CNA (1) = [Na+] + |K+] +2 lCa2+] + 2 [Mg2+] + [H+]
- [CL] -2 [S042'] - [NOj-] - [OH'] - [HCOfl -2 [C032']
Si el conjunto de iones libres tienen compensada su carga neta:
CNA = 0
261
es más elevado, lo que se refleja por una plataform a en la curva de neutralización.
El poder tampón aum enta con el contenido de arcilla y con el de materia orgánica
(C1C), así como con el tipo de arcilla (de caolinita a esmectita).
A rcilla- Ca + 2HC1 - A rcilla- H + CaCl2
La arcilla-H estará poco disociada por lo que el pH disminuirá poco.
La capacidad del suelo com o depurador natural está relacionada con su poder
tampón. Su capacidad para admitir residuos, depende de la capacidad de ir adsor
biendo los iones incorporados o los que sean liberados por mineralización, y si
unos y otros se hallan en forma soluble o precipitan al pH del suelo, lo que evitará
que pasen a contam inar la capa freática o sean biodisponibles.
El pL es otra forma de expresar la acidez del suelo que resulta más precisa y más cons
tante. Análogamente, para suelos ácidos se puede definir el potencial aluminio como:
l/3pAl + pOH. Este tipo de índices parece adecuado para caracterizar la acidez de los sue
los en los que predominan las cargas permanentes.
262
ESTUDIO DE CASOS
1. Discutir el papel que juegan las cargas permanentes y las cargas variables
en la determinación de la naturaleza y grado de acidez del suelo.
2. Justificar:
a) Por qué con acidez extrema las cargas variables y la CIC serán muy
bajas.
b) Por qué no hay toxicidad por aluminio en un suelo de pH en el intervalo
de 6 a 7.
c) Por qué en un suelo ácido disminuye el pH activo del suelo después de
un abonado potásico.
3. Dos suelos presentan pH = 4,5 en su horizonte de mayor acidez. Se desea
saber si el proceso de acidificación es de origen natural o bien se puede
deber a lluvia ácida. Se desea saber si la mineralogía de las arcillas podría
aportar algo para esclarecer el problema.
4. Explicar por qué el diagnóstico de la toxicidad por Al se basa en el % Al extra
ído con una solución no tamponada y no en el extraído con BaCI2 a pH = 8,2.
Se han estudiado las causas de la acidificación natural de los suelos, así como
los efectos de acciones antropogénicas consistentes en añadir al suelo ácidos fuertes
(Breemen, 1991), ya sea por lluvias ácidas; por la oxidación de la pirita en estériles
de minería del carbón; por fertilizantes acidificantes, u otros procesos que pueden
dar origen a la degradación de suelos sin suficiente capacidad tampón.
Desde una perspectiva de distribución geográfica, se observa que los suelos ácidos en
España se hallan principalmente en la parte oeste, desde Asturias, Galicia (Calvo de Anta y
Diaz-Fierros, 1981) a Badajoz y Huelva. A nivel mundial, corresponden a regiones de
clima húmedo, tropicales templadas, así como a las boreales. Se puede afirmar que se trata
mayoritariamentede suelos con régimen de humedad percolante, generalmente equivalente
al údico (Soil Taxonomy, SSS. 1998), caracterizados por una pérdida de bases por lavado.
263
Los procesos implicados en la acidificación de los suelos son:
ESTUDIO DE CASOS
1. Por qué puede haber problemas crecientes de autorrepoblación en un bos
que de zona húmeda y cómo puede influir la textura del suelo.
2. ¿A qué puede deberse el que sean ácidos los suelos de una región deter
minada, p. ej., en Asturias y Galicia (España)?
3. ¿Por qué corrige la acidez el carbonato cálcico?
Respuestas
1. Los suelos forestales no se suelen encalar. Habrá un lavado de bases y de
nutrientes. La biodisponibilidad del Al3+, y del Mn2+ aumenta con la acidifica
ción. El Mn2+ puede resultar tóxico para las plántulas. En suelos de textura
arenosa su capacidad tampón será menor y por ello la acidificación más
rápida, la productividad del bosque será menor.
2. El régimen de humedad puede ser percolante por lo que habrá un lavado
de bases y con ello una acidificación creciente.
3. HX + C aC 03 —> GaX + C 0 2 + H20
H+ + C aC 03 + H20 -> C 0 2 + H20 + Ca(OH)2
Desde hace siglos, los agricultores intentan paliar los efectos desfavorables de la acidez
del suelo aportando enmiendas calizas. El objetivo es llevar el pH dentro del intervalo en el
264
cual la mayoría de los elementos tóxicos sean insolubles y los nutrientes esenciales se
hallen en forma disponible. Los problemas son esperables en aquellos suelos ácidos en los
que la acidez total exceda el 15 % de la capacidad de intercambio catiónico efectiva.
Para el éxito de un cultivo o de una revegetación en áreas forestales o la rehabilitación
de áreas de minería con estériles pobres o sin carbonato cálcico o en zonas de polders y
estuarios con presencia de sulfures (pirita, p. e.), se requerirá proporcionar a las plantas un
medio de crecimiento con un pH adecuado para que haya nutrientes y no elementos tóxi
cos. Para ello se deberá modificar el pH con enmiendas si es necesario.
265
En Australia, por el contrario, en sistemas agrícolas extensivos, por el coste relativa
mente alto del encalado y por la inducción de deficiencias de micronutrientes derivadas del
encalado, se ha buscado evitar las enmiendas calizas. Las respuestas diferenciales de las
plantas a la acidez han sido utilizadas para la selección de pastos tolerantes a las condicio
nes de acidez (Robson, 1989). Después de un período de 30 años, los investigadores austra
lianos están en condiciones de afirmar que este enfoque presenta limitaciones importantes.
Así, bajo pastos mejorados, los procesos de acidificación siguen activos y el suelo sigue
haciéndose más y más ácido y, con acideces extremas, otros factores pasan a ser limitantes.
266
— Interacción con la fisiología de la planta considerada (el maíz es más sensible que el
trigo, p. e.).
— Las características del suelo (en especial su poder tampón).
— La fuente de cal (el hidróxido cálcico tiene un efecto mayor que el carbonato cál-
cico).
— Diagnóstico:
• Información que se puede obtener a partir de un mapa detallado de suelos:
Categorías de suelos ácidos:
- Órdenes: Espodosoles, Ultisoles, Oxisoles.
- Niveles inferiores: con úmbrico/hor. sulfúrico/mat. sulfurosos, si se
drenan/carácter dístrico.
- Régimen de humedad údico.
• Muestreo y análisis de suelos, estériles o sedimentos.
Análisis de posible interés:
- pH al agua, pH KC1.
- % Al en relación a CICE.
- % saturación de bases.
- Contenido de pirita/contenido de carbonato cálcico equivalente.
- Necesidades de cal.
- Poder de amortiguación.
— Recomendaciones:
Características de los suelos, estériles o sedimentos.
Cultivos: Selección de especies tolerantes al Al y Mn.
Abonos basificantes.
Enmienda a utilizar: tipo/cantidad/frecuencia.
267
Método de encalado: de fondo/de cobertera.
de saneamiento/de mantenimiento.
Información sobre las enmiendas:
- Disponibilidades en la zona.
- Poder neutralizante (CaCO, = 100).
- CaC03 = 1,00 OCa =1,78 (OH)2Ca = 1,35
- MgC03 = 1,19
- Equivalente en OCa/% Ca elemental.
- Características físicas: granulometría.
- Eficiencia neutralizante.
ESTUDIO DE CASOS
1. Indicar qué reacciones tienen lugar cuando el aluminio entra en la solución.
A partir de qué valor de pH tienen lugar.
2. Las arcillas-H+ o las arcillas-AI3+ ¿cuál de ellas son las que se hallan en
suelos fuertemente ácidos?
3. En suelos ácidos ¿por qué se frena la nitrificación?
4. ¿En qué intervalo de valores se halla el pH de un Xerochrept calcixerollico
(SSS. 1996) equivalente a un Typic calcixerept (1998).
Respuestas
1. Por debajo de un valor de pH = 5,5, ya que por encima el aluminio se halla
precipitado en forma de gibsita. De forma simplificada las reacciones se
puede escribir:
Al3+ + 2H20 AI(OH)+ + H30
La hidrólisis del aluminio libera iones H+ a la solución.
2. Las arcillas-AI3+, las arcillas H+ no son estables.
3. La acidez inhibe el desarrollo de las bacterias, que son los responsables de
la nitrificación.
4. Es un suelo calizo: 8-8,5.
268
6. Bibliografía
269
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270
11
Estructura del suelo
y propiedades relacionadas
La estabilidad de la estructura controla muchas funciones de un ecosistema,
el sistema de poros constituye un espacio vital para las raíces.
La vida en el suelo es posible debido a que las partículas no forman una masa
continua, sino que al unirse crean un espacio de huecos muchos de los cuales se
comunican entre sí (Cap. 4):
Los granos se suelen unir de forma natural entre sí, para formar unidades secun
darias de m ayor tamaño, que tienen un carácter persistente y se denominan
agregados.
La estructura es el ordenam iento de los granos individuales en partículas
secundarias o agregados y el espacio de huecos que llevan asociados, todo ello
como resultado de interacciones físico-químicas entre las arcillas y los grupos
funcionales de materia orgánica.
271
— Superficies de debilidad: grado de desarrollo de la estructura o de pedialidad
(Cap. 3).
— Forma de los agregados: tipo de estructura.
— Tamaño: clase de estructura.
— Dureza y friabilidad de los agregados.
— Persistencia: estabilidad de los agregados.
— Mecanismos de formación de agregados.
— Espacio de huecos: distribución y conexiones.
Se ha observado que suelos con igual textura pueden presentar propiedades físicas muy
distintas, según como se hallen agregadas las partículas individuales.
Un suelo bien estructurado es aquél que al secarse se desmenuza fácilmente de forma
espontánea, cuando está relativamente seco puede labrarse con facilidad y cuando está
húmedo no se adhiere a los aperos o herramientas. Un agregado verdadero tiene que ser
estable al agua, es decir, la unión de sus partículas individuales debe mantenerse después de
haber sido humedecido lenta, pero totalmente. Esta propiedad tiene gran trascendencia,
pues las funciones de los agregados deben mantenerse cuando el suelo esté totalmente
húmedo, para que el agua pueda seguir moviéndose dentro del suelo.
Los agregados suelen ser estables a largo plazo, si bien deben considerarse
como elementos frágiles, cuya durabilidad se ve afectada por la puesta en cultivo,
el laboreo continuado, la transformación de un suelo en regadío, el paso de m aqui
naria, el pisoteo del ganado, entre otros factores. La sostenibilidad de un agrosis-
tema se verá com prom etida por la degradación de la fertilidad física del suelo
(Cap. 25).
La estructura controla una serie de propiedades y comportamientos del suelo,
entre los más significativos cabe citar:
Características de la superficie Una buena estructura evita el sellado del suelo y la posterior for-
del suelo mación de costra superficial al secarse la superficie. Facilita la
emergencia de las plántulas y la infiltración del agua.
272
Propiedad afectada Efectos positivos
Erosionabilidad (Cap. 23) Un suelo bien estructurado es más resistente a la erosión que las
partículas sueltas de arena, limo y arcilla y la materia orgánica.
Grado de
Descripción
Pedialidad Desarrollo
273
T ipo de estru ctura (no se representa a escala) D escripción
C olum nar
Bloques angulares
Esferas imperfectas.
G ranular com puesta Es la estructura más favorable. Típica de
medios biológicamente activos ricos en
OS, o \- J bases y con materia orgánica. Epipedio
nes de praderas, frecuente en móllicos.
274
Las descripciones de campo incluyen las características cualitativas referentes a la con
sistencia: compacidad, friabilidad y dureza. Esta metodología de estudio es la más frecuen
temente utilizada, a pesar de ser meramente cualitativa (Cap. 3).
La determinación de la distribución de tamaños de agregados por tamizado permite un
enfoque cuantitativo. No obstante, al ser un método destructivo que obliga a separar previa
mente los agregados, la fuerza aplicada puede provocar su rotura, resultando difícil llegar a una
normalización metodológica (Hillel, 1998), por lo que la determinación resulta poco precisa.
Los agregados son unidades de fábrica (Cap. 4) distinguibles a simple vista. A escala micros
cópica, algunos autores confieren un sentido más amplio al término estructura, integrando los
efectos combinados de fábrica, composición y fuerzas interpartículas (Mitchell, 1976).
Por debajo de un determinado tamaño, fijado arbitrariamente entre 0,2 y 1 mm. o bien
atendiendo a los aumentos necesarios para su observación, se habla de microestructura (5x
con microscopio óptico) o de estructura ultramicroscópica, si se requiere la observación
con microscopio electrónico. La elección del tamaño 0,2 mm como límite inferior del agre
gado (macroestructura) obedece a que la porosidad desarrollada por tamaños menores son
poco eficaces para el movimiento del agua (20 a 30 fxm).
Con el microscopio óptico será posible observar microestructuras o el empaqueta
miento de partículas individuales, cuyo tamaño de grano sea superior a 10-20 pm. En el
caso de la arcilla no resulta posible distinguir granos individuales. Las unidades de fábrica
identificables serán agrupaciones de partículas, denominadas cluster (Olson, 1962), agrega
ciones o flóculos. La asociación de clusters puede dar lugar a un agregado.
A escala ultramicroscópica se pueden observar las partículas individuales de arcilla,
pudiendo describir su forma, manera de asociarse y la interacción entre partículas indivi
duales. Las unidades de fábrica de menor tamaño observables a este aumento son los domi
nios. Cada uno de ellos está formado por dos o más láminas paralelas de arcilla, que actúan
como una unidad (Aylmore y Quirk, 1960). Un apilamiento de asociaciones de este tipo se
denomina fábrica turbostática. En el caso de las montmorillonitas, la asociación de láminas
paralelas constituye una unidad de fábrica que se denomina tactoide. Los tactoides se for
man espontáneamente, en ellos las partículas están orientadas paralelamente unidas por
cationes y distan unas de otras del orden de unos 0,01 pm.
Los niveles de organización de la estructura que se pueden distinguir son los siguientes
(Warkentin, 1980):
275
Al labrar un suelo se verán afectados los agregados, pero no así las unidades de
microestructura o de asociaciones de m enor tam año (clusters y dom inios). No ocu
rre así cuando se practica el fangueo para el cultivo de arroz (Warkentin, 1980), o
cuando se riega de form a repetida con agua cuyo contenido salino, aun siendo
bajo, esté desequilibrado, con predominio del sodio sobre el calcio y el magnesio.
Estas fuerzas de unión permiten explicar el menor riesgo de erosión eólica de un epipedión
de textura arenosa (por ejemplo un Xeropsamment) en estado húmedo que cuando está seco.
La formación de unidades de fabrica se traduce a escala macroscópica en la aparición
de agregados. La presencia de partículas con carga eléctrica de superficie permite explicar
la aparición de fuerzas de superficie responsables de las interacciones entre partículas
minerales, entre los componentes del suelo y el agua, y entre las partículas minerales y los
grupos funcionales de la materia orgánica humificada.
La atracción puede ser debida a fuerzas electrostáticas (fuerzas de Coulomb), que son
inversamente proporcionales al cuadrado de la distancia entre partículas cargadas; y a fuer
zas de London-Van der Waals.
276
Estas últimas sólo actúan si las partículas están muy próximas, y son inversamente pro
porcionales a la séptima potencia de la distancia. Se deben a fluctuaciones de carga en los
átomos, que dan por resultado una interacción entre los dipolos mutuamente inducidos en
los átomos en interacción (Van Olphen, 1977). Se trata de una fuerza de atracción aditiva
entre pares de átomos y de ahí la importancia que adquiere a cortas distancias y en partícu
las con un gran número de átomos, como las arcillas.
La repulsión se produce al ponerse en presencia partículas de igual carga eléctrica
(fuerzas electrostáticas) o debido a las fuerzas de Bom, que sólo se manifiestan si las partí
culas están muy próximas.
El conjunto de fuerzas actúa con diferentes intensidades y en distintos intervalos, por lo
que en unos casos la resultante será la atracción y en otros la repulsión.
Las fuerzas de mayor importancia para la estabilización de las unidades estructurales
en microagregados se deben a enlaces entre las superficies de las arcillas y diversos compo
nentes, que varían de unos horizontes a otros. En suelos calizos el carbonato cálcico actúa
de agente estabilizante. Los óxidos de hierro actúan formando a modo de películas entre las
superficies de las arcillas y como partículas discretas cargadas, en el caso de muchos suelos
ácidos, fuertemente meteorizados. Los enlaces se establecen al precipitar estos minerales
entre las partículas. La unión con los grupos funcionales de la materia orgánica puede
deberse a puentes de hidrógeno y a fuerzas electrostáticas. En la formación de macroagre-
gados (unidades de más de 200 pm) interviene este tipo de uniones, derivadas de la acción
de las raíces de las plantas, hifas de hongos, en particular las micorrizas, y en general de los
componentes orgánicos del suelo.
277
La difusión térmica será tanto menor cuanto mayor sea la concentración de la solución
externa, lo que se traduce en que el espesor de la doble capa sea menor:
►
La carga de los iones de signo contrario y la concentración de la solución externa condi
cionan por consiguiente la configuración de la doble capa y el comportamiento de un suelo.
Al aproximarse las partículas en suspensión se produce una repulsión por fuerzas de
tipo electrostático, originadas al solaparse e interaccionar sus capas difusas. Se genera por
lo tanto una energía potencial de repulsión (Vr) derivada de la carga neta positiva de ambas
capas difusas, que será tanto mayor cuanto mayor sea el espesor de las mismas y menor la
distancia entre partículas.
Este potencial expresa el trabajo necesario para acercar dos partículas desde una sepa
ración infinita hasta una separación dada. Su evolución con la distancia se expresa por una
curva de potencial de repulsión, que es de tipo exponencial y depende de la concentra
ción del electrolito (Van Olphen, 1977):
278
A su vez existe una atracción que tiene su origen en las fuerzas de London-van der
Waals y genera una energía potencial de atracción VA.
El potencial neto de interacción en cada punto es la resultante de las energías de atrac
ción (VA) y de repulsión (VR), y permite establecer la curva de potencial neto de interac
ción. A medida que se aproximan las partículas aparece un estado secundario de mínima
energía a partir del cual se interpone una barrera de energía de repulsión que es función de
los iones de signo contrario y de la distancia entre las partículas:
D istancia ---------------------------►
ESTUDIO DE CASOS
El potencial de Interacción entre dos superficies de arcilla varía considerable
mente según la naturaleza de los Iones en la solución externa en equilibrio.
Discutir la influencia que tendrá sobre el comportamiento del suelo según se
trate se una arcilla-Na o bien de una arcilla-Ca. ,
279
Respuestas
Un horizonte en el que el Na+ adquiera importancia, las doble capas tendrán
gran espesor, que viene dado por la expresión:
J _________ 1
K ~ RZn+ VCo
Las capas difusas de gran espesor dan lugar a un elevado solapamiento entre
ellas, lo que origina fuerzas electrostáticas de repulsión. Los suelos con ele
vado porcentaje de sodio intercambiable (ESP > 15 %) se dispersan fácilmente
en agua pura, por ejemplo, al regarlos con agua de bajo contenido salino o al
recibir el agua de lluvia.
Por el contario, un horizonte con complejo de cambio Ca2+ tendrá doble capas
de pequeño espesor, con escaso solapamiento, y las fuerzas de repulsión ten
drán poco efecto. Esto se traduce en un elevado grado de interacción entre par
tículas. Las arcillas estarán floculadas, lo que es la base para la formación de
agregados estables.
En presencia ilimitada de agua las superficies-Na+ son siempre repulsivas, mientras que
en las superficies -Ca2+ el potencial neto presenta un mínimo, a partir del cual predomina la
atracción, tal como se pone de manifiesto en los trabajos de Kjellander y cois. (1988):
Distancia (nm)
280
La concentración mínima de sai que induce la floculación en 24 h se denomina valor
de floculación (van Olphen, 1977).
La facilidad de dispersión en función del catión saturante decrece en el orden Na+ > K+
> Mg2+ > Ca2+, sin embargo el efecto del Mg2+ puede variar y depende de diversos factores
(Rengasamy y cois., 1984).
La dispersión ocurrirá o no, dependiendo no sólo de la naturaleza de los cationes inter
cambiables, sino también de la composición iónica del electrolito y concentración de la
solución externa.
La dispersión decrece al aumentar la concentración y con los cationes presentes, siendo
el orden Na+ > K+ > Mg2+ > Ca2+.
La formación de tactoides, por la asociación de láminas de montmorillonita-Ca2+ se
debe a que al estar muy próximas las partículas por el poco espesor de la capa difusa, entran
en juego y predomina la acción de las fuerzas de atracción de London-Van der Waals.
Esta unión hace que las partículas de arcilla se comporten a todos los efectos como una
unidad de mayor tamaño: el tactoide, pudiendo esquematizarse del siguiente modo:
281
Este proceso de expansión-retracción es característico de la humectación-desecación
de las arcillas de tipo esmectítico, aún cuando no se trate de montmorillonitas-Na+, y tiene
importantes repercusiones en el comportamiento del suelo, tanto frente a las raíces de los
árboles, como para canales, drenes, construcciones y otros tipos de obras, al generar impor
tantes tensiones dentro del suelo.
Desde un punto de vista físico-quím ico los procesos de floculación-dispersión
en sistemas suelo-agua tienen la característica de ser reversibles al tratarse de un
sistema coloidal hidrofílico. Esta reversibilidad se m anifiesta en ensayos de labo
ratorio, pero no así en campo, donde la dispersión puede im plicar la translocación
de partículas sólidas con taponam iento irreversible de los huecos.
La mejora de una estructura degradada no afecta únicam ente a la floculación
de los coloides, sino también al espacio de huecos, lo que puede resultar mucho
más complejo.
En aquellos sistemas arcilla-agua en los que predominan las fuerzas de repulsión, las
partículas están individualizadas y el sistema está en estado disperso. Por el contrario, el
predominio de fuerzas de atracción hace que las arcillas estén floculadas. La formación de
clusters o flóculos constituye una primera fase en la agregación de partículas y formación
de estructura. La floculación no es sinónimo de formación de agregados, si bien es una con
dición necesaria para ello.
282
Los estados de un sistema agua-arcilla pueden ponerse de manifiesto al reali
zar un análisis granulométrico (Cap. 6). Por lo general, al añadir un agente disper
sante a una suspensión de arcilla en agua se consigue tener en la probeta una sus
pensión turbia de partículas de arcilla dispersas. En muestras con yeso o con sales
más solubles, esto no se logra, las partículas permanecen floculadas y poco des
pués de haber agitado la probeta, ésta aparecerá rápidam ente con los flóculos
depositados en su base, debido a que el Ca2+ puesto en solución por el yeso o las
sales provocan la floculación:
ESTUDIO DE CASOS
Discutir por qué será mayor la expansión en una montmorillonita -Na+ que en
una montmorillonita -Ca2+ que reciban una misma cantidad de lluvia.
Respuesta
En una montmorillonita -Na+ se suman los efectos de repulsión debidos a inter
penetración de doble capas difusas de gran espesor y de adsorción de agua
entre láminas, ambos de mayor magnitud que en una montmorillonita-Ca2+.
Además, si la montmorillonita-Ca2+ forma tactoides la expansión se verá muy
disminuida.
283
menor tamaño (clusters y dominios), los enlaces inorgánicos son los más im por
tantes, mientras que en la estabilización de agregados lo son los enlaces orgánicos
(cementos húmicos).
El proceso puede esquematizarse: la m. o. del suelo (particularmente las sus
tancias húmicas, polisacáridos y otros) desempeña un importante papel en la for
mación y estabilización de agregados. Algunos compuestos orgánicos, en especial
las sustancias húmicas de bajo peso molecular, pueden provocar la dispersión de
las fracciones coloidales minerales y, por lo tanto, desestabilizan los agregados
bajo determinadas condiciones físico-químicas (D ’Acqui et al., 1999). Este fenó
meno se explica asumiendo que estas moléculas orgánicas están cargadas negati
vamente en suspensión en el intervalo de pH del suelo. Estos aniones orgánicos,
adsorbidos en los bordes de las láminas de arcilla o sobre las superficies de los óxi
dos de hierro o aluminio, aumentan la carga negativa de los coloides minerales, de
esta manera aumenta la densidad de capa difusa de cationes asociados con las
superficies y por lo tanto favorecen la dispersión de las arcillas (Oades, 1984).
Sistem a disperso
Partículas de arcilla
individualizadas
\ '. l , \
S istem a agregado
y disperso.
”l F orm ación de clusters
por asociación de
\W lám inas de arcillas.
Sistem a agregado
y floculado
284
La unión de la materia mineral y la materia orgánica más o menos transformada da
lugar a complejos órgano-minerales de distinta naturaleza y estabilidad (Cap. 8). El com
plejo arcillo-húmico será tanto más estable cuanto más polimerizados estén los ácidos
húmicos. Los compuestos orgánicos más simples, tales como los azúcares, son ineficaces
en la estabilización de los agregados, requiriendo ser transformados previamente en tejido
microbiano que se humificará posteriormente. Por el contrario, las grasas, ceras, ligninas,
proteínas y resinas tienen un efecto estabilizante directo.
Los polisacáridos y poliurónidos (materias pépticas) de origen microbiano se caracteri
zan por formar cadenas de dimensiones escasas, por lo que las estructuras a las que dan
lugar son poco duraderas. Según el tamaño de la molécula orgánica, los complejos
organo-minerales presentarán distinta movilidad. En medios biológicamente activos ricos
en bases, la polimerización da lugar a moléculas de gran tamaño, se forman complejos
insolubles y agregados estables, con un importante espacio de huecos entre ellos, típico de
humus de tipo mull, característico del epipedión móllico y en menor medida del óchrico.
Los ácidos fúlvicos, que se forman en medios biológicamente poco activos y ácidos,
presentan cadenas lineales escasamente polimerizadas. En estas condiciones hay una mala
incorporación de la materia mineral y la materia orgánica (humus de tipo moder o mor,
característico de un epipedión úmbrico). Los agregados que se forman son solubles o pseu-
dosolubles y son inestables. Estos complejos órgano-minerales de pequeño tamaño pueden
ser translocados a lo largo del perfil, lo que puede dar lugar a un endopedión espódico.
Además, los ácidos fúlvicos pueden rodear a las partículas de arcilla a modo de coloide
protector, impidiendo la acción floculante de los cationes, como el aluminio, con lo que la
arcilla se mantiene dispersa y puede migrar.
Se ha puesto de manifiesto que el hierro desempeña un papel importante en la estructu
ración del sucio. Esto permite explicar la formación de agregados estables en horizontes A
(móllicos) de Rendolls por acción del Ca2+ y de agregados moderadamente estables en sue
los ligeramente ácidos (pH = 5,0-5,5), al actuar en este caso el hierro como elemento de
unión entre la arcilla y la materia orgánica.
El hierro, con o sin compuestos húmicos, puede originar revestimientos alrededor de
los granos de cuarzo. Estas películas pueden llegar a cementar los granos entre sí, dando
lugar a una estructura concrecionada, típica de los endopediones cspódicos, Bs. Esto hace
disminuir el espacio poroso (huecos de empaquetamiento preexistentes), y puede llegar a
formarse un horizonte cementado (endopedión plácico).
En suelos de zona tropical (Oxisoles), los óxidos de hierro, al cementar partículas de
tamaño limo o más finas, pueden dar lugar a pseudoarenas. Si la cementación se generaliza,
puede formarse un alios (arenisca de cemento ferruginoso). Los horizontes ricos en óxidos
de hierro, al ser expuestos en superficie, pueden formar masas cementadas (laterita o cora
zas ferruginosas), por cristalización irreversible de los óxidos de hierro.
El aluminio refuerza el papel estructurante del hierro en suelos ácidos, en los que puede
presentarse en formas soluble, e intercambiable (Cap. 10). Se puede afirmar por consi
guiente, que no sólo es el calcio el catión que desempeña este papel en los sucios.
Los procesos de interés para la agricultura en relación con la retención de agua
disponible para las plantas o la estabilidad de los agregados tienen lugar a nivel
intermedio (meso) y a nivel macro, de 0,5 a 5 mm (Warkentin, 1988), de ahí el
interés en mantener la estructura del suelo en los sistemas agrícolas.
285
Los mecanismos que actúan en la degradación de la estructura intervienen a
tres escalas:
— Destrucción de los agregados:
Mineralización de la materia orgánica sin que haya nuevos aportes.
Acidificación del suelo, pérdida de cationes divalentes.
— Dispersión de los dominios de arcilla o de los tactoides:
Proceso de sodificación.
Migración de tactoides y colmatación de poros.
— Dispersión de las arcillas (con esm ectitas expansión):
Proceso de sodificación más intenso.
La geometría de los huecos se ve afectada, disminuyendo el diámetro de poros y su
eficacia para los procesos de transferencia.
F a c to r F.fecto
Técnica de riego y calidad del Riego a manta por surcos, por aspersión, localizado. Riesgos de
agua de riego salinización y de alcalinización. —>
286
F a c to r E fecto
Condiciones ambientales
Humectación-desecación La desecación favorece la aparición de grietas por retracción, en
horizontes subsuperficialcs ricos en arcilla y pobres en materia
orgánica pueden formarse prismas. En suelos con arcillas expandi
bles se favorece la fragmentación de los agregados al secarse. En
superficie puede formarse un autoacolchado (self-mulching) carac
terístico de suelos con esmectitas.
Características de la lluvia Rotura de agregados por impacto de las gotas de lluvia. Formación
de sello y costra superficial.
287
El laboreo representa una alteración im portante que provoca una fragm en
tación. Un epipedión labrado en condiciones de exceso de hum edad dará lugar
a terrones de gran tam año. Si la capacidad estructural es alta al secarse irán
apareciendo fisuras, con lo que los agregados se rehacen espontáneam ente,
recuperándose unas condiciones físicas favorables para el crecim iento de las
plantas.
288
AGREGADOS SECOS AL AIRE
INM ERSIO N EN AG UA
Se extrae el agua a
33 kPa y se rem oldea
INM ERSION
EN AG UA
Dispersión No dispersión
C LASE 3 I
Dispersión Floculación
CLASE 5 CLASE 6
289
La relación entre el índice de inestabilidad estructural (IS) y la permeabilidad (K) se
expresa gráficamente, en abscisas se expresan los valores de log 10 1S y en ordenadas de
log 10 K. Comparando dos categorías de suelos (Pérez, 1992):
log K
Terra rossa de La Alcarria
log 10 IS
V = volumen
M = masa
s = sólidos
i = componentes inorgánicos
o = componentes orgánicos
w = agua
a = aire
v = huecos
290
5.1. Densidad real
La densidad aparente (pb) se define como la masa por unidad de volumen. Este
volumen es el que ocupa la muestra en el campo. La densidad aparente tiene inte
rés desde el punto de vista del manejo del suelo, ya que informa sobre la compac -
tación de cada horizonte, y permite inferir las dificultades para la emergencia, el
enraizamiento y la circulación del agua y el aire. La pb está directamente relacio
nada con la estructura y por ello depende de los mismos factores de control. El
conocimiento del valor de la densidad aparente resulta indispensable para referir, a
un volumen de suelo en el campo, los resultados de los análisis de laboratorio.
Se establecen las siguientes relaciones:
291
VT = volumen total
volumen específico = Vb =
M, M, = masa de sólidos
V,
Volúmenes de fase o relación de volumen: 0 = i = fase sólida (s), líquida (w) o gaseosa (a)
La densidad aparente es un dato del que, con frecuencia, se dispone para los distintos
horizontes de un suelo, por la relativa facilidad con que se puede determinar, incluso si sólo
se cuenta con el apoyo de un laboratorio muy básico. No obstante, cabe destacar que el
valor de la densidad aparente presenta limitaciones importantes, ya que no proporciona
información acerca del tamaño de los huecos, ni sobre la conexión entre ellos, ni sobre las
fuerzas que han dado lugar a una estructura específica. Estos aspectos son de importancia
para poder predecir el movimiento del agua en los poros de un suelo y los riesgos de degra
dación de los agregados. Suelos con los mismos valores de densidades aparentes pueden
tener distinta respuesta a fuerzas externas. Para obtener información de este carácter habrá
que recurrir a estudios específicos sobre la porosidad.
La densidad aparente de un horizonte puede determinarse por medio de medidas directas
o bien por métodos que utilicen distintos tipos de radiaciones (Campbell y Hensall, 1991):
•7,5 a 10 cm
K N
/ / / / / /
Condiciones óptimas de trabajo: horizontes poco compactos, húmedos. Las arenas y las
gravas no se pueden muestrear satisfactoriamente. En horizontes duros y compactos se
puede utilizar un mucstreador rotatorio (Erbach, 1982).
Causas de error: Posible compactación de la muestra al insertar el cilindro. Debe evi
tarse el uso de una maza, siendo preferible introducir el cilindro lentamente con ayuda
de un gato de automóvil. ,
292
2. Método de la bolsa de plástico
Por la parte superior del horizonte se excava un agujero de forma lo más regular
posible, recuperando el material extraído, que se secará y se pesará una vez seco.
El volumen se determina acoplando al agujero una bolsa de plástico delgada, que
se llena con un volumen conocido de agua.
El método puede ser adecuado en escombreras de mina, en las que no es aplicable
el método del cilindro y no se requiera una gran precisión. El dato resulta impres
cindible para el cálculo de estabilidad de taludes. Este método también es útil en
terrazas fluviales y en suelos de raña, dada su pedregosidad.
3. Método de la arena
Se procede de forma análoga al método de la bolsa de plástico. Se parte de una
masa de arena de densidad aparente previamente calibrada. Con ella se rellena el
agujero. Este método puede utilizarse en cualquier tipo de suelos.
4. Método del agregado
Se toma un agregado que se deja secar y se pesa. Se reviste con parafina o con una
resina para que se pueda determinar su volumen por inmersión en un líquido (volu
men del agregado más el de la parafina). Alternativamente se puede pesar el agre
gado en aire c inmerso en agua.
Condiciones de empleo: Horizontes que presenten coherencia. Es un método que
consume bastante tiempo.
En suelos con yeso, el secado de las muestras deberá realizarse a menos de 50 °C para
evitar que se pierda agua de cristalización, lo que sería una causa de error importante en la
determinación de la densidad aparente.
293
entre 0,5 y 50 pm, y la porosidad residual, formada por poros muy finos y huecos ocluidos
(cavidades). La distinción entre macroporosidad y microporosidad no tiene una base física
real, si bien quiere expresar la mayor o menor eficacia de un hueco para participar en los
procesos de transferencia. El límite entre ambas se suele fijar en un diámetro aparente de 30
a 60 pm (Cap. 13). También se habla de porosidad intraagrcgados (textural) y porosidad
interagregados (estructural).
El concepto de macroporo-microporo asume que los procesos de transporte tienen
lugar en dos escalas de tiempo: una escala de tiempo asociada con el transporte rápido de
macroporo; y una escala de tiempo asociada con el transporte de lento de microporo (Craw-
ford et ai, 1999). No hay evidencia de límites definidos entre escalas características en el
suelo.
Para el diseño de sistemas de drenaje resulta de interés el valor de la macroporosidad,
calculada como:
macroporosidad = porosidad total - 0 .3Í kPa
La geometría de los poros y huecos, espacios irregulares no rígidos, y de sus intercone
xiones es la que controla el comportamiento del agua, y proporciona mayor información
acerca de los procesos de transferencia y la vida en el suelo, que el valor numérico de la
porosidad.
294
El espacio de huecos está ligado a la estructura de cada horizonte, dependiendo por
consiguiente de los mismos factores de control que ésta.
El tamaño de poros se determina en muestras secas al aire, utilizando el método del
porosímetro basado en la intrusión con mercurio (Klock et al. 1969).
El estudio directo del espacio de huecos en lámina delgada (Cap. 4) o con el microsco
pio electrónico de barrido muestra que todos los procesos biológicos, físicos y químicos
tienen lugar dentro o muy cerca de los huecos (McKeague et al. 1982). Ello debe ser tenido
en cuenta en estudios avanzados de suelos, que se pueden basar en análisis del espacio de
huecos por tratamiento de imágenes con ordenador. Este tipo de metodologías permiten
clasificar los poros según su tamaño, forma, abundancia y continuidad (Dorronsoro, 1988).
Sólo así se conseguirá una visión global del funcionamiento del sistema.
ESTUDIO DE CASOS
1. Una costra superficial puede llegar a tener zonas con un espacio poroso
importante, con huecos de tipo cavitario (Cap. 4), que corresponden a bur
bujas de aire atrapado en el momento de formarse el sello. ¿Qué implica
ciones tiene este tipo de porosidad para el movimiento de fluidos a través
del sello y de la costra?
2. Calcular la porosidad de un horizonte de textura franca en el que pb = 1350
kg nrr3 y ps = 2650 kg rrr3.
3. Sabiendo que para determinar la densidad aparente de un epipedión de
30 cm de espesor se ha utilizado un cilindro de 8 cm de diámetro y 4 cm de
altura y que la muestra seca pesó a gramos, calcular el contenido de mate
ria orgánica de una hectárea de suelo, en un espesor de 30 cm, si el análi
sis ha dado un contenido de un 2 % de m.o.
4. Calcular la densidad aparente sabiendo que los volúmenes de fase son 0 S
= 0,45, 0 W= 0,35 y 0 a = 0,2.
Respuestas
1. Una porosidad de tipo vesicular o cavitario está formada por huecos no
comunicantes, por ello, a pesar de que la densidad aparente fuese baja y la
porosidad presentase valores relativamente altos, la velocidad de circula
ción del agua será baja.
= c kg m.o. ha-1 y 30
cm
4. p — 0 sp s + 0«r Pw ■*" Pa
295
6. Consistencia del suelo
cantidad de agua
296
Los límites de consistencia tienen un carácter relativo y se establecen por medio de
ensayos de laboratorio, que han sido normalizados por la American Society for Testing
Materials (ASTM) para suelos que no contengan arcilla de tipo alófana.
El límite de expansión define el contenido de agua por debajo del cual el cambio de
volumen deja de ser proporcional a la variación del contenido de agua. Los límites de plas
ticidad inferior (límite plástico) y el superior (límite líquido) conocidos como límites
de Atterberg en ingeniería civil, se determinan en muestras tamizadas a 0,4 mm. La diferen
cia W, - WP define el índice de plasticidad. Por lo general, los límites de plasticidad
aumentan con el contenido de arcilla y de materia orgánica y se ven afectados por la mine
ralogía de las arcillas. Sólo los horizontes arcillosos y, en cierta medida los limosos, tienen
un comportamiento plástico. La dispersión y floculación tienen consecuencias sobre la reo-
logia de las suspensiones.
Este tipo de ensayos, junto con la granulometría, se utilizan como criterios para clasifi
car los suelos con fines de ingeniería civil, por ejemplo para asesorar sobre los materiales a
utilizar en la construcción de caminos rurales u otras obras de tierra.
a) Conceptos y procesos
Los términos sellado y encostramiento a veces se utilizan como sinónimos en la
literatura. Los trabajos aparecidos a partir de la década de los años ochenta (Morgan,
1981; Pía, 1986; Gabriels, 1986: Roth, 1992, entre otros) tratan el tema con mayor
precisión terminológica, dado su interés debido a la incidencia de estos procesos en la
productividad de un suelo, la erosión y la conservación del suelo y del agua. La Inter
national Union of Soil Science, junto con el ITC y el ISR1C, ha publicado una
terminología para erosión y conservación de suelos (ISSS, 1996) que establece:
297
sión de las arcillas al humectarse; por compactación mecánica; por dispersión de arci
llas u otras causas. Generalmente de tipo vesicular por el aire atrapado durante la
humectación.
• Baja velocidad de infiltración debido a la disminución de la macroporosidad, lo que
hace aumentar la escorrentía superficial y la erosión potencial aguas abajo, al tiempo
que disminuye el almacenamiento de agua en el suelo.
• Baja conductividad hidráulica al agua y al aire, mucho más baja que la del suelo sub
yacente. En terrenos llanos se produce encharcamiento y en pendiente el excedente de
agua da lugar a escorrentía superficial y puede provocar erosión aguas abajo.
• Por secado un sello puede dar lugar a la formación de una costra superficial. Puede
producirse la rotura del sello por formación de grietas en la superficie del suelo. Si se
trata de arcillas expandióles, al secarse se retraen, con lo que se fragmentan y no se
formará costra.
• En la base del horizonte Ap puede formarse un sello por compactación debida al labo
reo, en este caso se habla de suela de labor.
298
• De depósito eólico.
• De decantación: material laminar con granoclasificación.
• De desecación.
• De eflorescencia salina: su origen y significación son totalmente distintos al resto
(Cap. 24).
Las fuerzas dispersivas de las gotas de agua, ya sea de lluvia o de riego (asper
sión, pivot u otro), sobre la superficie de un suelo desnudo puede dar lugar a la
desintegración de los agregados poco estables. El impacto directo sobre la superfi
cie sin una cubierta vegetal tiene lugar principalmente en suelos recién labrados;
después de una siembra; o en los primeros estadios de crecimiento de un cultivo.
Al desmoronarse un agregado por efecto salpicadura se produce una liberación de
partículas individualizadas, las finas serán movilizadas yendo a rellenar poros de
la superficie del suelo, con lo que tiene lugar la formación de un sello superficial
o proceso de sellado. A l secarse un sello puede dar lugar a la formación de una
costra superficial.
Se trabaja en laboratorio con lluvia simulada sobre una capa de 1 cm de agregados tami
zados 2-4 mm, secados al aire (en suelos que no los presenten o en suelos arenosos se
toma el conjunto de la muestra), colocados encima de un tamiz. Se somete la muestra al
impacto de una lluvia simulada de intensidad constante (90 mm h"1), lo que se corres
ponde con la energía de una lluvia de 60 mm h ', entre 30 y 60 minutos. Se puede adap
tar a otras condiciones.
Un frasco de Mariotte permite mantener uniforme la intensidad de la lluvia simulada
durante el ensayo, a lo largo del cual (30 a 45 min.) se mide la variación de la conducti
vidad hidráulica. .
299
La disminución del valor K se
asocia con el grado de sellado.
El valor estabilizado de K al
cabo de cierto tiempo se toma
como índice de sellado, que se FRASCO DE
expresa en mm h '1. La relación MARIOTE DISPOSITIVO PARA
entre el valor de K obtenido PRODUCIR GOTAS
en una m uestra sim ilar, sin
impacto de gotas, y el valor de
K con im pacto (índice de
sellado) permite obtener un
índice de sellado relativo
(Nacci y Pía, 1990) indicativo
del posible efecto protector de
una cobertura. Según los suelos PROBETA
este índice relativo puede variar PARA MEDIR EL
AGUA PERCOLADA
de 2 a 3 hasta valores superio
res a 190.
Cabe indicar que el índice de
sellado posiblemente sobres-
tima la conductividad hi
dráulica del sello (Roth, 1992),
si bien resulta útil a pesar de
ello para determinar las suscep
tibilidades relativas al sellado.
300
finas y planas en la fracción arena; susceptibilidad a la liquefacción: arcillas suscepti
bles de dispersarse al humectarse. Los suelos cuyos agregados se disgregan en partícu
las individuales al humectarse son más susceptibles al sellado que aquellos que se dis
gregan en microagregados.
Frente a las características de las lluvias cabe proteger la superficie del suelo por
medio de un cultivo, de restos de cosecha, de un acolchado (mulching); mejorar la estruc
tura del horizonte de superficie aportando m.o. o acondicionadores; practicar el laboreo
mínimo o la hidrosiembra. El manejo de sistemas de riego por aspersión, pivot o similares
resulta especialmente delicado en suelos susceptibles al sellado. Por un lado interesará no
provocar excesos de agua a los que puedan ser sensibles las plantas en el momento de la
nascencia, como es el caso de la cebolla. Por otro, en aquellos casos en que el impacto de
las gotas de lluvia haya provocado la formación de un sello, habrá que evitar a toda costa
que éste se consolide por secado del suelo, lo que podría dar lugar a la formación de una
costra que resultaría mucho más perjudicial para la nascencia. Para evitar estos problemas
en suelos susceptibles al sellado se recomienda utilizar boquillas que produzcan gotas de
pequeño tamaño (nebulizadores), con riegos de baja intensidad. Para cubrir las necesidades
de agua del cultivo y mantener la superficie del suelo permanentemente húmeda deberá
aumentarse la frecuencia del riego. En ensayos realizados en Israel, se recomiendan tres
riegos al día, durante los diez primeros días después de la siembra. Las dosis deberán calcu
larse en cada caso en función de la curva característica de humedad del suelo a regar (Cap.
12) y de la velocidad de infiltración (Cap. 13).
8. T ixo tro p ía
301
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305
12
Agua del suelo
El agua del suelo forma parte del ciclo hidrológico que se puede considerar
integrado por un conjunto de compartimentos. El suelo constituye uno de ellos y
es el principal suministrador de agua para las plantas, por su capacidad para alma
cenarla e ir cediéndola a medida que se requiere.
El agua que entra en el suelo circula por el espacio de macroporos y pasa a
ocupar total o parcialmente los poros capilares (Cap. II), donde puede ser rete
nida. Presenta un comportamiento dinámico, con variaciones a escala diaria.
El agua disuelve y transporta elementos nutritivos, sales solubles y contaminantes, y
hace posible su absorción por las raíces. El comportamiento físico del suelo viene contro
lado por su contenido de humedad, que influye en la consistencia, penetrabilidad, traficabi-
lidad, temperatura, etc. El correcto manejo del agua en agricultura y en la gestión del medio
ambiente requiere conocer su comportamiento.
La vida en un ecosistema terrestre depende del estado energético del agua del suelo. La
existencia de distintos ecosistemas se justifica en buena parte por las disponibilidades
hídricas, resultando determinante tanto la falta de agua, típica de regiones áridas, como la
superabundancia que caracteriza los humedales, si bien en ambos casos el tipo de condicio
namiento, así como la productividad, son muy diferentes.
El crecimiento de las plantas requiere agua en primer lugar para el proceso de la foto
síntesis. El mantenimiento del equilibrio térmico y de todo proceso respiratorio suponen un
desprendimiento continuado de agua, a lo que hay que añadir la transpiración, como pro
ceso que implica unas importantes pérdidas.
Las raíces de la mayoría de las plantas toman el agua de la zona insaturada, ya que para
respirar requieren un adecuado suministro de oxígeno del aire. Las comunidades vegetales
hidrófilas son aquellas que están adaptadas a poder vivir en condiciones con elevados con
tenidos de agua, en algunos casos pueden extraerla incluso de la capa freática, donde todos
los poros están llenos (zona freática).
En el estudio del agua del suelo interesan los aspectos que van desde cómo
llega el agua al suelo, a los procesos de transferencia en el continuum suelo-plan-
ta-atmósfera:
307
— Propiedades físicas del agua.
— Forma en que llega al suelo:
Lluvia: cantidad e intensidad.
Escorrentía: Relación con los procesos erosivos (Cap. 23).
Aportes laterales y subsuperficiales.
Riego.
Ascenso a partir de la capa freática.
— Cantidad de agua en el suelo (w, 0):
Variable a lo largo del tiempo.
Variable en el espacio.
— Com posición del agua del suelo:
Agua.
Elementos nutritivos.
Sales disueltas.
Compuestos orgánicos solubles.
Productos solubles en agua: fitosanitarios, contaminantes y otros.
Materias en suspensión.
— Interacción con las partículas sólidas:
Se trata de agua que interacciona con la fase sólida (matriz) y por ello está sujeta a
fuerzas de retención que dependen de la composición del agua, de la geometría del
espacio poroso, y de las propiedades de los materiales sólidos. No se trata de agua
libre.
— Papel del suelo en el ciclo hidrológico:
El suelo constituye un compartimento importante en el ciclo del agua en la naturaleza.
— Estado energético del agua del suelo.
Depende de la posición, composición e interacciones con la matriz del suelo.
— M ovim iento del agua en el continuum suelo-planta-atm ósfera:
Depende del estado energético del agua en los distintos puntos del sistema (Cap. 13).
308
Las moléculas de agua interaccionan entre ellas y con otras partículas cargadas.
Las moléculas de agua se unen por medio de puentes de hidrógeno, lo que explica que
sea un líquido a las temperaturas más frecuentes en el suelo, a pesar de su peso molecu
lar poco elevado.
Propiedades térmicas.
Calor específico elevado, lo que establece una marcada diferencia en la capacidad
calorífica entre suelos secos y húmedos (4,18 J g' 1 K 1 = 4,18 M J m 1 K ').
Punto de fusión elevado, debido a los puentes de hidrógeno entre moléculas de agua
en estado sólido.
Calor latente de fusión elevado (0,34 M J k g 1)-
Calor latente de vaporización muy elevado, 2,45 M J kg“' agua a 20° C (Ley de
Regnault).
Propiedades mecánicas.
Densidad relativamente baja, mayor en fase líquida que en la sólida. Es máxima a
4o C.
Fenómenos capilares.
Tensión superficial, o: influye en gran manera en el comportamiento del agua en el
suelo en las interfases.
o = 7,27 x 10-2 J n r2 a 20° C
Curvatura de la superficie libre: en función de los radios de curvatura y la tensión
superficial, la fórmula de Laplacc permite calcular la presión total:
I I
P=o — + —
r2 r.
309
Ángulo de contacto del menisco (a) con las superficies sólidas.
(a < 90° en superficies hidrófilas; a > 90° en superficies hidrófobas).
Ascenso capilar. Esquemáticamente, algunos poros del suelo se pueden asimilar a tubos
capilares, lo que no deja de ser una simplificación, quizás excesiva. De acuerdo con la
ley de Jurin:
2a 2a eos a
AP = - —— = ------------
Rpw r
AP = diferencia de presión a través de la interfase aire-agua en un capilar del suelo.
Define la altura máxima de ascenso,
a = tensión superficial (energía potencial de la interfase).
R = radio de curvatura (m).
R = r/(cos a),
r = radio del capilar (m).
pw= densidad del agua (kgnrr3).
Zc = altura máxima de ascenso:
Para el caso de mojadura completa (interfase semiesférica), caso del vidrio y el agua y
también normalmente en el suelo:
310
ESTUDIO DE CASOS
De acuerdo con la estructura de la molécula de agua:
1. Indicar qué parte de la molécula es electropositiva y cuál electronegativa.
2. Justificar la interacción entre moléculas de agua y entre éstas y la superfi
cie de las arcillas o los iones en solución. Indicar qué implicaciones tiene.
3. Indicar qué implicaciones tiene la unión de moléculas de agua entre ellas,
en el caso de la ¡nterfase líquido-aire.
Respuestas
1. El lado en que se encuentran los átomos de hidrógeno es electropositivo.
2. Las moléculas de agua se unen por medio de puentes de hidrógeno, lo que
explica que sea un líquido a pesar del valor de su peso molecular. La unión
con iones tales como Ca2+, Mg2+, K+, Na+, hace que estos se hidraten. La
energía libre del agua disminuye respecto a la del agua pura, lo que
supone una liberación de energía (calor de disolución). Análogamente al
unirse con partículas de arcilla (calor de humectación). Para que la planta
pueda disponer de este agua deberá hacer frente a un potencial osmótico,
y matricial, respectivamente.
3. La cohesión entre moléculas de agua produce el fenómeno de tensión
superficial. La molécula de la superficie no está sometida de forma simé
trica a las fuerzas cohesivas, lo que tiende a provocar la contracción de la
superficie, que hace las veces de una membrana.
3.1. Conceptos
II
II
311
— Ambos contenidos están relacionados:
— Humedad de saturación
En estudios de salinidad del suelo, se utiliza el concepto de humedad de saturación,
que se determina en laboratorio con muestra tamizada a 2 mm, es decir, sin conser
var la estructura originaria. Se suele expresar en tanto por cien.
a) Método gravimétrico
La determinación de la humedad másica, w, por pérdida de peso tras mantener
la muestra a 105° C, hasta peso constante, constituye el método de referencia para
todos los demás.
En relación a este tipo de determinaciones debe tenerse en cuenta que:
312
— A 105° C no se consigue eliminar las moléculas de agua atrapadas entre láminas de
arcilla (Gardner, 1986).
— A 105° C se pierde parte del agua de cristalización de componentes importantes en
algunos suelos, como el CaS04.2H20 (suelos yesosos); Na2S04.10H2O y otras sales
(suelos salinos).
b) Métodos indirectos
La humedad volumétrica, 0, se puede determinar a partir de la másica w y del
valor de la densidad aparente (Cap. 11), o bien por medio de métodos no destructi
vos indirectos, que requieren un calibrado previo, tales como:
— Atenuación de neutrones.
— Reflectometría de dominios magnéticos de tiempo (TDR).
— Atenuación de rayos y.
313
La determinación se basa en el hecho de que los neutrones rápidos (alta energía, unos
5 McV en promedio, y una velocidad de 1600 km s~'), al ser emitidos radialmcnte, van a cho
car elásticamente con los núcleos atómicos de los átomos circundantes. En la colisión con
núcleos de masa semejante, tales como los de hidrógeno, parte de la energía cinética de los
neutrones se transfiere. Los neutrones se termali/.an convirtiéndose en neutrones lentos cuya
energía es de 0,03 eV y su velocidad de 2,7 km s_l. Los neutrones lentos se propagan en direc
ciones al azar, pero forman una nube de densidad constante en el equilibrio. Al detector vuelve
una proporción de neutrones lentos, aproximadamente lineal a la concentración de átomos de
hidrógeno. El detector absorbe los neutrones y genera impulsos que registra un contador.
1 n + , 0 B ^ 4 a + 7 Li
0 5 2 3
la partícula crea un impulso eléctrico que llega al contador.
Esta propiedad sirve para determinar la humedad en suelos de matriz rígida. El cali
brado de la sonda debe hacerse para cada suelo, determinando en paralelo el conteo que
corresponde a la lectura de la atenuación de neutrones y el contenido de agua por el método
de referencia. La ecuación de calibrado servirá para las sucesivas medidas a lo largo del
tiempo, a realizar en la misma parcela.
La ecuación de calibrado viene dada por la expresión:
El efecto debido a átomos de hidrógeno de otros componentes del suelo, se supone que
no varia a lo largo del tiempo, por lo que queda incorporado a los factores de calibrado. No
ocurre igual con la interferencia debida a los cloruros, que absorben neutrones y su conte
nido en el suelo presenta una gran variabilidad espacio-temporal en suelos salinos.
Las limitaciones del método de la sonda de neutrones son (Graecen, 1981):
— Presenta un bajo grado de resolución espacial, lo que impide estudiar procesos loca
lizados, como puede ser la infiltración. La esfera de influencia de las medidas
depende de la energía de los neutrones (estado de uso de la sonda) y de la concentra
314
ción de átomos de hidrógeno (contenido de humedad). Con una fuente Ra-Be con
un suelo muy seco se llega a un radio de unos 25-70 cm, y con suelo húmedo a unos
10-15 cm. A pesar de ello, el grado de resolución puede ser suficiente para estudios
de balance hídrico. Gardner propuso una ecuación en la que el volumen de suelo
medido es función del contenido de agua (Klute y cois., 1986).
— La dificultad para realizar medidas cerca de la superficie del suelo, tanto por cues
tiones de riesgo, como por el hecho de que parte de los neutrones pueden escapar a
la atmósfera y no se llega a un equilibrio.
— El riesgo de radiación. Dada la alta toxicidad (Clase 1) del radio, deben seguirse de
forma estricta las normas de seguridad indicadas por el fabricante. Se fabrican equi
pos para realizar medidas cerca de la superficie del suelo (10 a 20 cm), con acceso
rios para ello, y sondas para trabajar en profundidad. En este caso se requerirán dos
rectas de calibrado.
— Se requieren centros muy especializados para el mantenimiento y reparación de
estos equipos.
— Se requiere personal técnico especializado y específicamente acreditado para el uso
de estos equipos, de acuerdo con la normativa legal.
— En suelos pedregosos puede resultar difícil instalar los tubos de acceso.
El estudio del calibrado ha puesto de manifiesto que sólo se requieren dos funciones de
calibración, una para suelos minerales y otra para suelos orgánicos, si resulta aceptable un
error absoluto para 0 de 0,015 m3 m“3 para suelos minerales y de 0,035 m3 n r3 para suelos
orgánicos, en caso contrario será necesario llevar a cabo calibraciones individuales para
cada suelo (Roth y cois., 1992).
315
Este enfoque se aplica en equipos comerciales con sondas (varillas de acero) que se
introducen a profundidades fijas en el suelo, o con tubos de acceso que permiten medicio
nes a diferentes profundidades, como en el caso de la medida con atenuación de neutrones.
La TDR parece muy prometedora, si bien debe considerarse todavía en fase de investiga
ción y proceso de mejora.
De las dos principales formas de energía del agua, cinética (E = 1/2 m V2) y potencial,
la primera puede considerarse despreciable en el caso del agua del suelo, debido a la
pequeña dimensión de los poros, lo que hace que la velocidad de circulación, V, sea extre
madamente lenta. Los procesos en el sistema suelo-agua-planta vienen determinados, por
consiguiente, por la energía potencial, considerando que los efectos debidos a los cambios
de temperatura sean despreciables.
F = fuerza de atracción.
G = constante universal de gravitación.
m, M = masas que se atraen.
x = distancia entre las masas.
F* = m • g* (fuerzas gravitatorias) —>
316
— Fuerzas derivadas de la matriz.
• Fuerzas de adhesión. Se originan en la superficie de las partículas sin carga y son:
- De origen molecular (fuerzas de van der Waals y puentes de hidrógeno).
- De corto alcance pero de gran intensidad.
- Retienen una capa cuyo espesor es de unas decenas de moléculas de agua, que
forman una película alrededor de las partículas sólidas.
- La cantidad de agua retenida de esta forma es pequeña.
• Fuerzas debidas a efectos capilares (fuerzas de cohesión):
- Son debidas a las uniones entre moléculas de agua mediante puentes de hidró
geno.
- Hacen engrosar la lámina de agua adsorbida, a la que se unen y rodean.
- Agua retenida con poca intensidad: absorbible por las plantas.
- Predominan en materiales arenosos.
Agua retenida por
• Fuerzas de difusión.
- Agua asociada con los iones y con superficies sólidas cargadas eléctricamente
debido a la naturaleza dipolar del agua.
- La doble capa difusa actúa a modo de membrana semipermeable, confiriendo
propiedades inusuales al agua cerca de la capa: menor densidad (Low, 1961).
- Fuerte influencia de la superficie específica de la partícula, de su densidad de
carga eléctrica y de la naturaleza de los cationes de intercambio.
- Las esmectitas adsorben agua entre sus láminas (superficies internas) de forma
tan activa que provoca su expansión (Cap. 11) y afecta al movimiento del agua
cerca de la superficie de las partículas.
— Fuerzas derivadas de iones en solución.
Los iones en solución atraen moléculas de agua por su carácter dipolar y se hidratan.
Las propiedades termodinámicas del agua se ven afectadas.
Disminuye la energía potencial del agua.
De importancia en suelos salinos (Cap. 24) y en cultivos hidropónicos.
— Fuerzas externas ligadas a:
La matriz en suelos de matriz no rígida debido a la presencia de arcillas expandibles,
que hacen variar la geometría de los huecos y el ángulo de contacto en las interfases
con el agua.
La presión de gases sobre el agua.
La presión hidrostática en suelos saturados de agua.
317
4.2. Potencial del agua del suelo
En la bibliografía antigua, y en otra que no lo es tanto, se recoge un esquema biológico
de clasificación del agua del suelo debido a Briggs (1874-1963). Las ideas de este autor,
que ocupó cargos relevantes en el USDA durante largos años, han tenido una prolongada
influencia en el estudio del agua del suelo. A sus trabajos se debe el que se haya generali
zado la idea, errónea, de que el agua que contiene un suelo deba ser considerada de tres cla
ses discretas, como si fuese algo discontinuo: agua gravitacional, agua capilar y agua
higroscópica. Estas categorías resultan arbitrarias y artificiales (Philip, 1974) y este enfo
que frenó durante muchos años el desarrollo de una teoría física cuantitativa del agua del
suelo. Por su sencillez, el planteamiento en clases discretas era atrayente y dio lugar a la
invención de diversas «constantes del suelo» empíricas, cuya significación física básica re
sulta oscura: la «humedad equivalente» y el «coeficiente de marchitamiento».
El agua del suelo está sometida a campos de fuerzas, que en condiciones de
equilibrio mecánico deben tener una resultante nula:
XF*=0
El conocimiento de estas fuerzas a nivel cuantitativo resulta difícil, no siendo
operativo en la práctica, al no ser posible identificar la magnitud y la dirección de
las fuerzas componentes. Por ello se recurre al concepto de estados energéticos
del agua del suelo.
Este enfoque, que constituye la base conceptual de la física moderna del agua en suelos
no saturados, se debe a Buckingham (1867-1940). Este eminente investigador introdujo la
idea de que las fuerzas que gobiernan el equilibrio y el movimiento del agua del suelo son
conservativas y pueden recibir un tratamiento a través de sus potenciales escalares asocia
dos. Buckingham publicó muy poco en física de suelos, siendo destacables:
— Contenido de agua.
— Fuerzas actuantes:
Derivadas del campo gravitatorio: posición.
Derivadas de la matriz (rígida o no rígida).
Derivadas de los iones en solución: composición del agua.
Externas: gases, capa freática.
318
cial. Por consiguiente, no se requiere conocer el valor absoluto de la energía poten
cial en cada punto, sino su valor relativo respecto a un estado de referencia arbitra
riamente definido. Para mayor comodidad, en lugar de utilizar la expresión energía
potencial, se ha simplificado y se emplea únicamente el término potencial.
El potencial del agua se ha estudiado utilizando dos enfoques:
— Mecánico: basado en la teoría del potencial de la física clásica, que es el más útil
para trabajos de campo.
— Tcrmodinámico: el potencial del agua es el potencial químico o energía libre especí
fica parcial de Gibbs del agua en el suelo (Slatyer, 1967). De interés cuando se
quiera hacer intervenir el factor temperatura.
Cualquiera de ellos proporciona un esquema teórico coherente con el que tratar las
situaciones particulares y problemas referentes al continuum suelo-planta-atmósfera. Por
su mayor simplicidad y precisión real suficiente, en lo que sigue se utiliza el enfoque mecá
nico, pudiendo recurrir a obras tales como Ghildyal y Tripathi (1986), y Iwata y cois.
(1995) para un estudio de base termodinámica.
No obstante, resulta de interés recordar que Iwata y cois. (1988) consideran que el uso
del concepto de energía ha dado lugar a una tendencia a ignorar la geometría del espacio de
poros y los mecanismos de retención del agua.
a) Estado de referencia
Al no existir una escala absoluta de energía, se hace necesario expresar el
potencial en relación a un estado arbitrario que se toma como sistema de referencia
o de potencial cero.
El comité de Terminología de la Comisión I de la International Union of Soil
Science (Bolt, 1976) estableció como estado de referencia:
319
La cantidad de trabajo necesario por unidad de cantidad de agua pura, que debe reali
zarse por fuerzas externas al sistema, para transferir reversible e isotérmicamente una
eantidad infinitesimal de agua desde el estado de referencia a la fase líquida del suelo en
el punto considerado.
Las unidades en que puede expresarse el potencial son:
— Energía/masa J kg' 1
— Energía/volumen J m' 3 = N m m 3 = N m 2 = Pa (Pascal)
— Energía/peso J N~' = N m N' 1 = m
dw = - — ds*
m
En condiciones de equilibrio:
320
c) Componentes del potencial total
La transferencia de agua desde el estado de referencia, S0, a la fase líquida de
un suelo de matriz rígida suele dividirse en una serie de etapas o subestados de
referencia, que se alcanzan de form a reversible e isotérm icam ente. Cada paso
representa una variación en el potencial y puede considerarse como un compo
nente del potencial total. Los distintos componentes del potencial total deben ser
independientes (Bolt, 1976):
V. = Vg + Yo + VP
Dividiendo el proceso de transporte en diferentes subestados de referencia, se puede
expresar como:
potencial gravitacional: V|/„
vs
S„ (rt 0,P„,T0, Zo) -► S| (Jt 0, P(), T0, Zx)
agua libre y pura agua libre y pura
potencial osmótico o de soluto: y„
Vo
s, (7t -
0, P0, T0, Zx) * S2 (7tx , P0, T0, Zx)
agua libre y pura agua libre
potencial de presión t|/p
vP
S2 (Jtx, P0,T („Z X) * S3 (% , PX,T 0,Z X)
agua libre agua en la fase líquida
Cantidad de trabajo por unidad de volumen de agua que se debe realizar para transferir
reversible e isotérmicamente una cantidad infinitesimal de agua pura y libre desde el
estado de referencia S„ situado a Z0, a una elevación Zx.
321
El valor del potencial gravitacional puede deducirse considerando las fuerzas
actuantes:
x = distancia.
rn M V n M G = constante de gravitación.
F _ G _m^vi_ _ G v wPwivi R _ radi0 terrestre.
x x mw= masa de agua.
M = masa terrestre.
pw= densidad del agua.
Tomando como nivel de referencia z0 (la superficie del suelo):
J
r K -/ ,X p
fRZx F ^ = - G M p wjf dx _ GM (Zx -Z q ) p w
dx
% R2
R-Zo mw
En un campo de fuerzas gravitacional:
F = m •g
de donde:
Vg = Pwg(Zx - Zo) = pwgAZ (1)
La relación entre V|/„ y Z es lineal, supuesta constante la densidad del agua, al ser una
transferencia isotérmica. No depende de la composición química del agua, ni de la presión
u otras condiciones.
En la práctica se puede tomar como estado de referencia cualquier plano, por lo general,
la superficie del suelo, el nivel de la capa freática o la base del sistema radicular:
t|/„ > 0 El punto se halla a una elevación superior a la del estado de referencia, corres
ponde a AZ > 0.
V|/g = 0 Estado de referencia Zx = Z,,.
<0 El punto se halla por debajo del estado de referencia, AZ < 0.
ESTUDIO DE CASOS
1. Deducir las unidades del potencial gravitacional expresado como energía/
masa, y como energía/peso.
2. Deducir la ecuación de dimensiones del potencial expresado como ener
gía/masa.
3. Representar la función y g = pw g h.
4. Tomando como estado de referencia la superficie del suelo, en un caso y el
nivel de la capa freática situado a 120 cm, en otro, calcular el valor de y g en
ambos casos, en los límites de los horizontes Ap (25 cm), Bw (70 cm) y C
(180 cm). Expresado como energía/peso. Dibujar su gráfica en función de
la profundidad.
322
c.2) Potencial de presión en suelos de matriz rígida
A parte de las fuerzas derivadas del campo gravitatorio y de la presencia de
iones en solución, todos los restantes efectos combinados a que está sometida el
agua en el suelo pueden expresarse por medio de otro componente del potencial
total: el potencial de presión tensiométrica, o simplemente potencial de presión,
V|/p. Estos efectos son debidos a:
El potencial de presión representa la presión equivalente en la fase líquida del suelo «in
situ», debida a fuerzas que pueden interaccionar, por lo que resulta delicado realizar divi
siones en este cambio de energía, atendiendo a cada una de las fuerzas implicadas.
La definición formal del potencial de presión (Bolt, 1976) es:
Cantidad de trabajo por unidad de volumen de agua, que se debe realizar para transferir
reversible e isotérmicamente una cantidad infinitesimal de agua libre conteniendo solutos
(de composición idéntica a la del agua del suelo) desde el subestado de referencia S2 (rtx,
P0, T0, Zx) al punto considerado en la fase líquida del suelo: subestado S3 (7tx, Px, T0, Zx).
(2)
V)/p < 0 En suelos no saturados, las lecturas de presión se realizan con un tensiómetro
instalado «in situ».
t|íP > 0 En suelos saturados, los valores del potencial de presión se calculan a partir de
lecturas de piezómetro.
\)/p = 0 Superficie de agua libre, no sometida a fuerzas debidas a una matriz.
% =V + v Pa
t|/pm = Potencial matricial, de uso muy generalizado, expresa la influencia de la
matriz sólida. Es la energía por unidad de volumen de agua requerida para trans-
323
ferir reversible e isotérmicamente una cantidad infinitesimal de agua desde un
estado de referencia con agua libre a un punto de la fase líquida, a la misma pre
sión de referencia P0. Es negativo en suelos no saturados, mientras que por
debajo del nivel freático es cero.
\|/pa = Potencial neumático o de presión de aire, expresa la influencia de un exceso de
presión de gas APa = Pa - P„, sobre una muestra de suelo con un determinado con
tenido de humedad. En laboratorio es posible someter la muestra a aire a presión,
y en campo esto ocurre en determinadas circunstancias.
pF = -log (Z)
de forma que:
Z(cm) pF VPm(k Pa)
- 102'6 2,6 -3 3
- 1042 4,2 -1.500
% u = Pw (zx- z0) N n r2
¥ PU= zx - zo m
324
tales como los Salids (S.S.S., 1999), Solonchaks (FAO, 1998), así como en las
fases salinas de otras categorías de suelos. Las sales en solución hacen disminuir el
potencial del agua a través de uno de sus componentes, el potencial osmótico.
Los efectos del potencial osmótico se dejan sentir:
Vo = tto -
Si se quisiese
impedir la transfe
rencia de agua, habría que aplicar una presión a la membrana semipermeable, igual a 7ix. De
acuerdo con la ley de Van’t Hoff:
325
También se puede escribir:
Gs = £h) 0 = coeficiente de actividad.
u = número de iones en la molécula.
Al aumentar la concentración aumenta la presión osmótica y, en consecuencia, dismi
nuye el potencial osmótico y con ello la disponibilidad de agua para las plantas.
Por convenio, el potencial osmótico del estado de referencia (agua pura) es cero. En los
demás casos es negativo.
La definición formal del potencial osm ótico (Bolt, 1976) es:
Cantidad de trabajo por unidad de volumen de agua, que se debe realizar para transferir
reversible e isotérmicamente una cantidad infinitesimal de agua pura y libre desde el
estado de referencia (n = 0) al estado en que jt = 7tx, a igualdad de las demás condiciones.
Este potencial se puede expresar en términos de presión osmótica, por lo que resulta
accesible experimentalmente:
De acuerdo con (1), (2) y (3) el potencial total del agua del suelo se puede
expresar como:
326
La determinación de los tres parámetros Az, n, p basta para caracterizar el
estado energético del agua en suelos de matriz rígida. Sus gradientes, junto con el
potencial gravitacional, constituyen la base para la teoría del transporte de agua.
ESTUDIO DE CASOS
1. Comprobar experimentalmente que la presencia de sales disminuye la ten
sión de vapor del agua. Colocar dos vasos, uno con agua pura y otro con
agua con sal, bajo una campana hermética,
a) Medir la CE inicial en cada
vaso.
b) Comparar los niveles en
ambos vasos al cabo de
cierto tiempo.
c) Justificar el proceso.
2. En un Aquent fase no salina, en un momento dado la capa freática se halla a
50 cm de profundidad, de forma que el agua del suelo en la zona no satu
rada llega a equilibrarse con la capa freática. Calcular el valor de los compo
nentes del potencial total, y el del potencial hidráulico.
Respuesta.
2. Se tomará como nivel de referencia el de la capa freática.
cm VP
m VP
m VP
m vP
m Vpm
0 -50 0 50 0 0
10 ^10 0 40 0 0
20 -3 0 0 30 0 0
30 -2 0 0 20 0 0
40 -10 0 10 0 0
50 0 10 -10 0 0
60 0 20 -20 0 0
70 0 0 0 0 0
327
pactación por el paso de maquinaria, la matriz sólida no es rígida. Los estados
energéticos del agua del suelo no quedan suficientemente definidos con los com
ponentes del potencial total descritos hasta aquí.
Al secarse el suelo, las partículas sólidas dejan de estar en íntimo contacto, por lo que
una fuerza externa aplicada al suelo se transmitirá al agua e influirá en su estado energético.
El término Vertisol (de vertere, revolver) indica cambios en la geometría del espacio de
huecos al humectarse el suelo, que también puede verse afectadapor unavariación en la
presión de aire. Con ello varía la curvatura del agua en la interfase(Jury et al. 1991).
El concepto de potencial matricial es mucho menos útil en estos suelos, para los que se
introducen dos nuevos componentes (Bolt, 1976):
Vh = V8 + VP en J kg“‘
\|/H= potencial hidráulico.
t|/g = potencial gravitacional.
\|/p = potencial de presión.
Expresado por unidad de peso de suelo:
H=z+h H = potencial hidráulico (m).
z = potencial gravitacional (m).
h = potencial de presión (m).
328
Este potencial resulta útil para evaluar la dirección y magnitud de las fuerzas
que provocan el movimiento del agua. La suma de los potenciales matricial y
osmótico tiene interés en relación a la absorción de agua por las plantas. En árbo
les muy altos adquiere importancia igualmente el potencial gravitacional.
Bola metálica
para im pedir Zo
la obturación
Instalación
a percusión
Suelo de Suelo expandióle
m atriz rígida con presión hidrostática diferente
a la debida al nivel freático.
329
El extremo superior del piezómetro se halla a la presión atmosférica, P„, mientras que el
inferior, si está situado por debajo del nivel freático, permite la entrada de agua sometida a
una determinada presión hidrostática, en el caso de suelos no expandióles. El piezómetro
mide:
A veces se utiliza incorrectamente el término piezómetro para designar un tubo con per
foraciones a distintos niveles, en este caso se trata de un pozo, con entrada de agua a distin
tas profundidades, dispositivo que se utiliza para medir la profundidad del nivel freático.
ESTUDIO DE CASOS
1. Justificar por qué existe una diferencia de nivel del agua en un tubo piezo-
métrico y en un tubo con perforaciones en toda su longitud, instalados
ambos en un Haploxerert ácuico (Cap. 19), con el extremo inferior situado a
50 cm por debajo del nivel freático estable en el momento de la medida.
2. Discutir cual será la relación entre las distancias de la lámina de agua en
dos piezómetros cuyos extremos se hallan a 75 y 100 cm de la superficie
del suelo. La capa freática establecida se halla a 50 cm de profundidad y el
suelo es un Halaquept (Cap. 19).
3. Al comparar las lecturas en dos piezómetros contiguos, cuyos respectivos
extremos inferiores se hallan a 75 y 100 cm, se obtiene que la lámina de
agua se halla a 60 y 70 cm, respectivamente.
a) Dibujar el diagrama de potencial (suponiendo que el suelo no contiene
arcillas expandibles).
b) Deducir el nivel y comportamiento del agua en el suelo.
330
En esquema un tensiómetro puede representarse:
La cápsula porosa debe estar en íntimo contacto hidráulico con el suelo que la
rodea para que las medidas sean correctas. En estas condiciones permanecerá prác
ticamente saturada de agua, permitiendo la difusión de agua con sus solutos. El
potencial osmótico dentro y fuera de la célula es el mismo, por lo que puede ser
ignorado al analizar el proceso. Al salir agua se crea una depresión dentro del ten
siómetro, que mide el manómetro o un vacuómetro. Llega un momento en que los
potenciales dentro y fuera se igualan y dejará de salir agua:
331
El potencial matricial puede medirse de forma directa a partir del potencial de presión
hidrostática en el interior del tensiómetro.
En el punto A situado en la superficie de separación agua-mercurio y en el punto C,
en el equilibrio se cumple:
Las variaciones de ZHg son más fáciles de medir que los cambios de \|/pu¡.
hr = humedad relativa.
Pv = presión parcial de vapor de agua en el aire en equilibrio con el agua del suelo a la
temperatura T.
332
Pvs = presión parcial de vapor de agua en aire saturado a la temperatura T.
Mw = peso molecular del agua.
Vw = VPm+ V»
ESTUDIO DE CASOS
Calcular la humedad relativa (hr) de una muestra de un horizonte cuyo agua se
halla a un potencial de -1,2 MPa y a una temperatura de 18° C. Sabiendo que
el peso molecular del agua Mw = 0,018 kg mol-1 y la constante de los gases
R = 8,31 J k~1 mol-1.
Respuesta:
En este caso será de aplicación la expresión deducida por Edlefsen & Ander-
son (1943) para el psicrómetro:
El suelo es capaz de retener agua, de modo que el potencial matricial está rela
cionado con el contenido de humedad, por medio de la fu n c ió n c a r a c te r ís tic a d e
la h u m e d a d o función potencial matricial-contenido de agua: V)/pm = f (9). Una
333
curva característica de humedad es uno de los parámetros más importantes para
estudiar el flujo de agua en el suelo. Es una función que depende de:
ESTUDIO DE CASOS
Si se compara el contenido de humedad después de dos o tres días de una llu
via o de un riego, se observará que es menor en un suelo de textura arenosa
(un Psamment, p.ej.) que en otro de textura más fina, habiendo recibido ambos
la misma cantidad de agua. Discutir tal circunstancia.
334
5.2. Construcción de curvas características de humedad
EN CAMPO
Tensiómetro:
V|/pm en un intervalo de 0 a -80 kPa.
Requiere la medida en paralelo del contenido de agua por un método indirecto.
Refleja el efecto de la estructura del suelo.
EN LABORATORIO
Placa de succión:
Intervalo de trabajo de 0 a -100 kPa.
Una muestra de suelo saturada de agua se coloca encima de una placa porosa (cerámica
o de cristal fritado) de un embudo, algunas técnicas utiliz.an arena como base. El
embudo se conecta por medio de un tubo flexible a un manómetro de columna de agua.
En el momento inicial, el nivel del agua es Z = 0, cada vez que se baja el nivel del
manómetro se crea una desorción en la placa porosa. Al cabo de cierto tiempo se
alcanza una nueva situación de equilibrio.
M uestra de suelo
¡nicialmente saturada
de agua
0- ^ Escala
Tubo
flexible
335
Se puede trabajar por sorción, para ello se deja equilibrar la muestra con un potencial
bajo y posteriormente se va elevando la columna manométrica y determinando la 0m
correspondiente.
Este equipo se utiliza en horticultura para caracterizar el comportamiento hídrico de
sustratos de cultivo y con muestras inalteradas de suelo.
Equipo de placa de presión (Richards, 1965):
Intervalo de trabajo de -10 a menos de -2000 kPa.
Este dispositivo permite producir potenciales más bajos, pudiendo llegar hasta los
-2000 kPa. Las muestras, inicialmente saturadas de agua, se dejan equilibrar con la
presión creada por aire, t|/p. Transcurrido el tiempo de equilibrio, se despresuriza la
cámara y se determina gravimétricamente la humedad, lo que permite determinar un
punto de la curva. Para trabajar a potenciales menores, la placa cerámica debe susti
tuirse por una lámina de acetato de celulosa. Por lo general, se trabaja con muestras
tamizadas a 2 mm, si bien en determinados equipos se puede operar con muestras inal
teradas.
P = P 0 + AP
Anillo de gom a
^ Placa porosa
0«
C ám ara de aire a P 0
M em brana de caucho
Detalle circulación
del agua
en el equilibrio:
i|rpm+ v|/pa = 0
v|/pa = AP x{/p' = -AP
para \|rpm= -AP, se determina 0m
336
Psicrómetro de termopar.
Intervalo de trabajo de -500 a -2000 kPa.
D e s e c a d o r d e v a c ío .
La humedad de una muestra de suelo colocada en un desecador de vacío se equilibrará
con la humedad del aire en el interior. Si el desecador contiene una sal higroscópica, la
humedad del aire vendrá controlada por la sal y puede ser extremadamente baja, siendo
posible precalibrarla. Con CuS04 se puede conseguir un iypa = -3900 kPa a 20° C. El
agua del suelo se evaporará hasta que se equilibre con esta humedad en el desecador y
su vj/pm= -3900 kPa.
337
Las ramas principales son las envolventes de una serie de puntos situados entre ellas,
que corresponden a situaciones intermedias que definen curvas de paso en un proceso
de barrido, característico de la redistribución de agua dentro de un suelo, según se halle
parcialmente húmedo o parcialmente seco.
Desorción
AP = — controla el vaciado (desorción),
r
4
< -
Sorción
338
— Carácter compuesto del sistema de poros:
Poros interagregados: condicionan la rehumectación.
Poros intragregados: condicionan la desecación.
La penetración de agua resulta más lenta en un horizonte arenoso que en uno de tex
tura más fina.
— Efecto del ángulo de contacto en las interfases:
Meniscos que avanzan: ángulo de contacto y radio de curvatura mayores.
Meniscos que retroceden: en la desorción el potencial matricial será menor que en
la humectación.
— Aire atrapado dentro de los agregados:
Hace disminuir el contenido de agua en suelos recién humectados: no se alcanza un
verdadero equilibrio.
— Fenómenos de expansión retracción:
En suelos expandióles varía la geometría del espacio de poros, de distinta manera
según ia historia de la humectación.
En sentido estricto no se trata de un fenómeno de histéresis, ya que hace cambiar la
geometría del espacio de poros.
— Estructura:
Espacio de poros:
• A potenciales altos (0 a -100 kPa) la retención de agua se ve muy influenciada
por la estructura (distribución de tamaño de poros), por lo que hay que trabajar
con muestras inalteradas.
• A potenciales bajos predominan las fuerzas de adhesión, por lo que influirá la
superficie específica de las partículas y mucho menos la estructura. Se puede tra
bajar con muestras tamizadas a 2 mm.
Compactación:
• Disminuye la porosidad total y, en especial, la proporción de los poros de mayor
tamaño.
— Textura: hace variar la forma de la curva.
339
Al estudiar curvas características de humedad cabe atender a su forma en sus
distintos tramos:
es
Partiendo de una muestra saturada de agua, al aplicar una succión creciente, no se produce
salida de agua hasta que se supera un determinado valor crítico, que varía según las caracte
rísticas de la muestra (región de entrada de aire) y se puede definir empíricamente como:
Resulta más nítida la entrada de aire en los suelos de textura más gruesa, al ser los poros
de tamaño más uniforme. Al ir aumentando la succión, cada vez se irán vaciando poros de
tamaño progresivamente menor y las partículas irán quedando recubiertas con envueltas de
agua de cada vez menor espesor.
El segundo tramo de la curva constituye la región capilar, en la que predominan las
fuerzas de adhesión y de cohesión. En muestras de textura arenosa y en aquellas que posean
predominantemente poros grandes, se requiere poco incremento de succión para extraer
cantidades importantes de agua en este tramo. En él, la curva tiende a ser horizontal.
340
La parte de la curva característica correspondiente a potenciales matriciales
altos resulta de interés en relación con las propiedades de drenaje del suelo. El
tramo definido por los potenciales matriciales más bajos determina la disponibili
dad de agua para las plantas. Si bien resulta imprescindible en muchos casos con
siderar además el potencial osmótico.
341
— El punto de marchitamiento permanente se define como:
• El contenido de agua por debajo del cual las plantas mesofíticas (en concreto el
girasol enano) no son capaces de extraer agua del suelo. Viene a corrresponder al
límite inferior del agua retenida por fuerzas capilares absorbible por las raíces.
• Se estima como el contenido de agua que retiene una muestra de suelo equilibrada
con una presión de 1500 kPa en un equipo de placas de presión.
El valor de la CRAD tiene importancia en el suministro hídrico a las plantas, por lo que
sigue siendo utilizado en trabajos dedicados al riego. Se define como:
ESTUDIO DE CASOS
Con un equipo de placas de presión (placas Richards) se determina el conte
nido máslco de agua de un suelo de perfil Ap (0-27 cm) y Bw (27 a 90 cm), en
muestras no perturbadas, que han servido para terminar la densidad aparente.
1. Determinar el volumen máximo de líquido que se puede aportar al suelo
después de la estación seca, en el caso de que exista capa freática a
120 cm, de forma que el líquido no alcance de forma Inmediata la capa
freática (drenaje en las primeras 48 horas).
Datos: Ap Bw
— D iá m e tro in te rio r de lo s c ilin d ro s m u e s tre a d o re s ,
m e d id o c o n un c a lib ra d o r. 6 ,7 8 cm 7 ,0 2 cm
— A ltu ra d e l cilin d ro . 3 .6 6 cm 3 ,6 4 cm
— P e so s e c o d e la m u e stra . 1 6 2 ,0 5 g 1 6 7 ,0 0 g
— C o n te n id o d e h u m e d a d a c a p a c id a d d e c a m p o 20,2 2 8 ,6 %
— C o n te n id o de h u m e d a d a 1 5 0 0 kPa. 9 ,8 % 1 3 ,7%
Respuesta
1. Volumen máximo de líquido,
a) Densidades aparentes:
342
Bw ph = 1.186 kg m 3
b) Contenidos volumétricos de agua.
Para una primera aproximación, si no se dispone de más análisis que la textura, se pue
den utilizar valores medios para el equivalente de humedad (numéricamente igual a la
capacidad de campo). El contenido de humedad a -33 kPa se puede estimar a partir de
la expresión propuesta por Gardner, según la textura. Para evitar graves errores debería
procederse a una calibración.
■4 Arena
Eqh = 0,555 Ac + 0,187 L + 0,027 Ar Según G ardner (USBR. 1964)
343
ESTUDIO DE CASOS
Estudiar la forma de las curvas características en los siguientes supuestos:
(1) horizonte C (20-60) de un Xeropsamment.
(2) horizonte Bss (60-100 cm) de un Xerert.
(3) horizonte Ap (0-27 cm) de un Xerochrept (SSS, 1996), con CES = 4
d S n r1 a 25° C.
Contenido de agua (%)
0 10 20 30 40 50 60 0
344
Los valores de la CRAD para suelos con régimen de humedad xérico o arídico
pueden interpretarse de acuerdo con los siguientes criterios:
ESTUDIO DE CASOS
Los agricultores de una comarca cuyo clima corresponde a la banda más seca
del semiárido, consideran que los suelos formados a partir de una arenisca son
más «frescos» (presentan mayor cantidad de agua disponible para las plantas),
que los que proceden de una calcilutina (Cap. 7).
Discutir:
1. Qué fundamento puede tener tal afirmación.
2. Cuál será la situación en el caso en que tales suelos sean transformados
en regadío.
3. Cuál de ellos contendrá mayor cantidad de agua a los tres días del riego.
Respuestas
1. Comparar las curvas características de humedad teóricas de uno y otro
suelo, para un aporte escaso de agua. Se observa que para una misma
cantidad de agua infiltrada, en el suelo arenoso habrá más agua disponible
para las plantas que en el franco-limoso.
2. La situación se invierte, ya que con agua abundante el condicionante es la
capacidad de retención de agua disponible (CRAD).
3. El suelo formado a partir de las calcilutitas por su mayor CRAD.
6. Bibliografía
345
6.2. Bibliografía de referencia
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347
_______________ 13
Propiedades hidrológicas del suelo:
movimiento del agua
El suelo puede dejar pasar agua a su través dado que se trata de un medio
poroso, con un sistema de poros interconectados. En campo, raramente se dan
unas condiciones de equilibrio termodinámico en el sistema suelo-agua. El movi
miento del agua en forma líquida, en muchos casos, puede explicarse como resul
tado de diferencias de potencial hidráulico entre distintos puntos.
Los procesos implicados en el movimiento del agua son el de entrada en el
suelo (infiltración, entradas laterales o ascenso a partir de una capa freática); la
redistribución entre distintos puntos (transferencia y acumulación); la absorción
por parte de las plantas; y la evaporación.
El estudio del movimiento del agua en el suelo puede abordarse desde distintos
enfoques:
349
El caudal que fluye a través de un tubo cilindrico de tipo capilar es proporcional a
la cuarta potencia del radio del tubo y a la pérdida de carga de la presión hidrostá
tica por unidad de longitud. Esta relación se conoce como ley de Poiseuille:
Esta expresión es válida para flujo laminar en tubos capilares en una matriz
rígida, lo que implica velocidades de flujo muy lentas y que la geometría de los
poros no varíe durante el proceso de transferencia.
El suelo difiere de un sistema de poros capilares (por ejemplo, la tortuosidad,
cambios de diámetro, etc.), por lo que no es posible extrapolar los resultados de la
escala microscópica a lo que realmente ocurre en el suelo a escala global. Sin
embargo, este enfoque tiene interés para explicar aspectos importantes, tales
como el avance o el retardo del flujo de contaminantes, el efecto de la compacta-
ción sobre la infiltración o la permeabilidad, entre otros.
— Estudio del movimiento del agua por medio de ecuaciones de flujo m acros
cópico.
El enfoque macroscópico se basa en el estudio cuantitativo global del proceso de
transferencia, desde un punto de vista determmístico.
Las ecuaciones de flujo de agua se han deducido asumiendo que el suelo tiene
una matriz sólida continua, y que el agua ocupa posos en un suelo saturado, mien
tras que en un suelo no saturado forma películas en las paredes de los poros y
ocupa los más pequeños. Este enfoque permite abordar los problemas de diseño y
cálculo para proyectos de riego y de drenaje y, en general, los problemas de trans
ferencia de agua en el suelo, por lo que tiene gran utilidad. No obstante, no habrá
que olvidar que describe de una manera inadecuada el flujo de agua a través de
huecos, tales como grandes grietas, canales de lombrices o de raíces y en general
los macroporos, cuyo comportamiento frente al agua difiere considerablemente
del de la matriz rígida circundante.
350
2. Flujo de agua en el suelo
— Flujo saturado:
El espacio poroso está lleno de agua. Es el flujo en los suelos con capa freática cir
culante, lo que puede permitir una alimentación de las plantas a partir de este agua.
Si el flujo fuese muy lento y no hubiera suficiente renovación de oxígeno podrían
generarse condiciones de hidromorfismo, anaerobiosis por un mal drenaje.
Siendo el potencial hidráulico '1JH= f (x, y, z, t)
en este caso A'f',, * 0
0 = 9S, lo que implica que el potencial matricial 4*™= 0
— Flujo en suelo no saturado:
0S< 4*™< 0
Este tipo de flujo es el más corriente en suelos que se humectan o que se secan.
Resulta más difícil de describir que el flujo saturado.
El mecanismo de transferencia de agua varía según que el suelo esté:
• Relativamente seco: adquiere importancia la transferencia en forma de flujo de
vapor, con una gran influencia de los gradientes térmicos.
• Relativamente húmedo: flujo capilar en cualquier dirección.
En un suelo no saturado el aire puede existir en forma discreta, tal como burbujas
(sistema cerrado) o bien de forma continua, en canales y galerías (sistema abierto);
en lo que sigue se toma en consideración este segundo supuesto.
El estudio experimental del flujo de agua en un medio poroso, realizado por Darcy en
1856, haciendo pasar agua a través de una columna de arena llevó a este ingeniero francés a
deducir una importante ley, que lleva su nombre y está basada en la ecuación general de
flujo. Fue deducida de nuevo cincuenta años después por Buckingham (1907), si bien en
este caso con una base termodinámica, lo que ha permitido darle una mucho mayor genera
lidad. La ley que describe el flujo del agua en condiciones de régimen saturado se deno
mina ley de Darcy, mientras que la del flujo en suelo no saturado se conoce como ley de
Buckingham-Darcy.
A escala de los poros, el flujo del agua del suelo a nivel microscópico viene dificultado
por la tortuosidad (T) de la trayectoria ( 1) seguida por el agua, cuya velocidad variará de un
punto a otro y que describen las ecuaciones de Stokes-Navier. La tortuosidad de la trayec
toria entre partículas se puede expresar por medio de la relación:
351
1 = distancia real
L = distancia en línea recta
a
L
L= I
L< I
Re = número de Reynolds
v = velocidad media del fluido
d = diámetro efectivo medio de los poros
pw= densidad del fluido
T|w = viscosidad dinámica del fluido
Cuando el agua circula por huecos tales como fisuras estructurales, galerías de gusanos
o macroporos en arenas gruesas y gravas, el flujo es turbulento y el número de Reynolds
toma valores superiores a la unidad.
352
— La relación empírica establecida por Darcy es:
TI L_I A ID
Donde
Q = caudal, fL3 T-1]
A = sección transversal de la columna, [L2]
T m= H = potencial hidráulico, medido con un manómetro de columna
AT,, = diferencia de potencial hidráulico
L = longitud de la columna, [L]
Describe el flujo macroscópico uniforme del agua a bajas velocidades en un medio
poroso, con un valor del número de Reynolds inferior a la unidad.
353
ESTUDIO DE CASOS
1. Discutir la distinta significación del potencial hidráulico al expresarlo como
T H 0 como H.
2. El flujo de agua se denomina estacionario si el caudal o volumen de agua
que pasa por una sección determinada en la unidad de tiempo permanece
constante. Expresar esta condición matemáticamente.
Respuestas
b) Conductividad hidráulica
Por su importancia, tanto teórica com o práctica, la conductividad hidráulica
debe estudiarse con detalle. En relación a ella cabe destacar que:
354
• En suelos homogéneos es constante con la posición.
• Depende de la viscosidad del agua. Su valor aumenta aproximadamente un 3 % por
cada grado que asciende la temperatura (Youngs,I991).
• La medida de la conductividad hidráulica a distintas profundidades en un suelo per
mite poner de manifiesto diferencias en la capacidad de transmisión de agua por parte
de los distintos horizontes debido a la heterogeneidad del suelo (anisotropía en sen
tido vertical). Es un parámetro espacial y temporalmente variable en un suelo
(Warrick y Nielsen,1980).
• Se ve fácilmente alterada por cambios estructurales debidos a procesos naturales o a
actividades de manejo.
• En proyectos de drenaje agrícola, para resolver problemas medioambientales o de
ingeniería relacionados con el movimiento del agua, los cálculos hidráulicos se basan
en los valores de la conductividad hidráulica saturada.
En un medio uniforme:
Q = -K A d'f'n/dx qs = Q/A - - K d T H/ds s = dirección del flujo
qs = densidad de flujo
La densidad de flujo de agua que se mueve en una determinada dirección es la cantidad
de agua que pasa a través de un plano perpendicular a la dirección considerada, durante
un intervalo de tiempo, por unidad de superficie y de tiempo, en condiciones isotermas.
El flujo expresa el volumen por unidad de tiempo y de superficie (m3 n r 2 s_l equivalente
a m s '1).
Considerando el flujo tridimensional:
qx = -K x dHV^x qy = -K y dHVdy qz = -K 7 d'V^dz
que se puede abreviar escribiendo:
qs= -K s a ^ y a s
Expresado de forma vectorial:
q*=-[kxanyaxi +Kyany^yj +kzanyazk]
En un medio homogéneo:
q* = -K V T „ Ley de Darcy generalizada a tres dimensiones.
VM'h = gradiente del potencial hidráulico
355
d) Conductividad hidráulica equivalente
En la ley de Darcy se ha supuesto que el medio era uniforme y rígido y el flujo satu
rado, con lo que la conductividad hidráulica no varía con la posición ni con el tiempo.
En los suelos los cambios en las direcciones (x, y) suelen ser suficientemente graduales
para que la hipótesis Kx= KY sea generalmente cierta para distancias no demasiado gran
des. La existencia de horizontes de características hidrológicas muy distintas explica la
posibilidad de cambios bruscos en sentido vertical.
La v ariab ilid ad espacial de los suelos lleva a in tro d u cir el concepto de
conductividad hidráulica equivalente, definida como:
Valor de K que da origen al flujo medido bajo las mismas condiciones que si el
suelo fuese uniforme.
Depende de las condiciones del contorno.
La calidad de las predicciones del flujo de agua en suelos no uniformes depen
derá de la significación que tenga la medida de la conductividad hidráulica
equivalente (Youngs, 1991).
e) Permeabilidad intrínseca
La conductividad hidráulica depende de las características del suelo, así como de las
del fluido. En aquellos casos en que se requiera separar la influencia de la viscosidad del
líquido de la conductividad del medio o ver los cambios de estructura al hacer circular dis
tintos fluidos (por ejemplo aire o agua), se introduce el concepto de permeabilidad intrín
seca que expresa el poder de resistencia a la circulación que presenta el suelo frente a cual
quier fluido. Es una propiedad intrínseca de un medio poroso estable:
356
f) Limitaciones de la ley de Darcy
La ley de Darcy se basa en las siguientes hipótesis que restringen su aplicación:
Intervalo de valided
de la ley de Darcy
Con velocidades muy bajas, caso de suelos arcillosos y gradientes de potencial bajos, no
se induce flujo o éste es menos que proporcional al gradiente. El agua deja de compor
tarse como un líquido newtoniano.
357
A pesar de estas limitaciones, la validez general de la Ley de Darcy ha sido
confirmada y su uso es habitual en el estudio del m ovimiento de la capa freática,
así como de filtraciones (seepage) y similares. La conductividad hidráulica pre
senta una variabilidad espacial grande, y para que los valores tengan validez deben
realizarse en las distintas unidades de suelos, con repeticiones. Interesa conocer la
heterogeneidad que pueda existir en el terreno a que afecte el flujo. Las medidas
deben realizarse a una escala considerablem ente grande. Con fines hidrológicos,
los flujos de agua se estudian a escala de campo y a escala regional a nivel de
cuenca de drenaje.
a) Ley de Buckingham-Darcy
Buckingham demostró que la ecuación de Darcy también se cumple cuando el suelo no
está saturado. La densidad de flujo se expresa en este caso como:
358
Expresando el potencial hidráulico como:
H=h+z en m
La ley de Buckingham-Darcy para flujo en la dirección Z permite escribir:
q = densidad de flujo deagua, m3 m2s_l
q* = -K(0) dH/dz = -K(9) dh/dz - K(0) h = potencial de presión, que en flujo no
saturado corresponde a un potencial
negativo, el potencial matricial.
La relación existente entre 0 y h hace que K sea una función de h y que, por consi
guiente, presente histéresis, al igual que la función 0(h), si bien para muchos problemas
se suele considerar que el fenómeno de histéresis es despreciable.
Las medidas directas de K(9) son difíciles y consumen tiempo (Klute y Dirksen, 1986),
por lo que a menudo se estima a partir de ecuaciones empíricas que utilizan la conducti
vidad hidráulica saturada:
Gardner (1958): K(0) = K, exp (a ¥ H)
Gardner y Mayhugh (1958): K(0) = Ks exp [a (T H- 4^)]
a [L~'] = coeficiente empírico relacionado con la textura;
frecuentemente 0.01 < a < 0.1 cm 1
*Eh [L] = potencial hidráulico del agua en el suelo
4*A [L] = potencial hidráulico en el punto de entrada de aire;
si la matriz del suelo está saturada de agua 4*A- 0
Brooks y Corey (1964): K (0)/Ks = |4/A/xEH]m
m = coeficiente que depende de la distribución del tamaño de los poros;
frecuentemente 3 < m < 11
c) Difusividad hidráulica
Para resolver más fácilmente la ecuación en derivadas parciales de un flujo en estado
no estacionario en un suelo no saturado suele ser conveniente introducir una variable deno
minada difusividad hidráulica del suelo, definida como:
359
de donde:
AA
q = -D(0) -z— = -D(0) V0 Ley de Fick
ds
Esta expresión resulta más fácil de tratar, al ser función de las variaciones del contenido
de agua, sin embargo, sólo puede aplicarse a un número mucho más reducido de situa
ciones. D(0) sólo se ha definido matemáticamente y su valor varía según se trate de un
proceso de secado o de humectación.
360
El principio de conservación de la materia permite afirmar que:
El agua que entra en un volumen de suelo es igual a la que sale, más la variación de la
que se almacena durante el mismo intervalo.
Siendo:
dV = elemento de volumen de suelo
dV = dx dy dz
dQx = cantidad de agua que entra en el elemento de volumen en la dirección del eje x en dt
qx = densidad de flujo: cantidad de agua transferida a través de la superficie, por uni
dad de área y de tiempo en condiciones isotermas [LT^1]
La cantidad de agua que entra por la cara considerada es:
dQx= qx dy dz dt
La cantidad de agua que sale por la capa opuesta es:
dQvKix = qx+dx dy dz dt
El total acumulado es:
dQxi = dQ x - dQx+jx = (qx - qx+dx) dy dz dt
La función qx+<)xes continua y derivable en el intervalo [x, x + dx], por ello admite desa
rrollo en serie de Taylor que vendrá dado por:
qx+dx = qx
Wx + Í9>_
3x dx+-^9*_
dx2 2¡ + ...
361
Despreciando los infinitésimos de orden igual o superior a 2, se tendrá:
dQxl = — dx ¿y dz dt
dx
Análogamente
dq,. dx dy dz dt
dQv, = - dx dy dz dt dQZi =■
3 dy dz
Por tanto, para un flujo de agua tridimensional:
Por el principio de continuidad, el total acumulado debe ser igual a la variación del con
tenido de agua en relación al tiempo:
0 = 0 (x, y, z, t)
d0
dx dy dz dt = - dx dy dz dt
dt dx dy dz
30 _d_ d d
k 1
I
K
dt dx L dx dy L y dy J dz dz
_d0_ d X
+ K, Ecuación de Richards
dt dy2 dz2
donde: T H= T™ + Vg
= potencial hidráulico
362
4*™= potencial matricial
T g = potencial gravitacional
0 y 4*p están relacionados por la curva característica de humedad
K = K(0) por tratarse de un suelo no saturado
qx = - K(0) 4 ^ - = - K(0) = -D (0 ) 36
3x 30 3x 3x
30
qy = -D (0)
3y
qz = —D(0) — ------K(0)
3z
Estas ecuaciones son válidas para suelos de matriz rígida, dejando de serlo para aque
llos que contienen arcillas expandibles en los que el movimiento del agua respecto a un sis
tema de coordenadas fijo se ve afectado por el cambio de volumen y de geometría de poros
durante la humectación. Estos suelos requieren un tratamiento matemático específico
(Yong & Warketin, 1975).
La utilización de métodos de cálculo numérico se ha generalizado a partir de los años
80 para el análisis de los procesos de flujo de agua en el suelo (Cap. IS).
363
3t
luego:
Ecuación de Laplace
Para resolver la ecuación de Richards o la de Laplace deben fijarse las condiciones ini
ciales y de contorno aplicables en cada caso y utilizar métodos de cálculo numérico: dife
rencias finitas o bien elementos finitos (Becker et al., 1981; Pinder y Gray, 1977).
Las líneas equipotenciales y las de flujo proporcionan información referente al flujo,
tales como la distribución de potenciales, descarga y dirección de flujo.
ESTUDIO DE CASOS
1. Deducir la expresión que permite calcular la densidad de flujo en un suelo
en el que 0S< 1, en el supuesto de flujo unidireccional vertical.
2. Aplicarla a un flujo en régimen estacionario.
3. Interpretar la forma que toman las curvas que relacionan la conductividad
hidráulica K con el contenido de humedad o el potencial matricial h(cm)
para un suelo arcilloso (1) y para un suelo arenoso (2), de acuerdo con los
datos de Jury et al., (1991):
103 Conductividad
hidráulica
Ks cm I r 1
Suelo (1)
Potencial
matricial 10-7
cm - 105 - 103 - 10'
364
Respuestas
+ 1 -K(0) 3h + 1
qz = -K(9) - f - + z) = -K(0)
aZ Oz 0Z
dh
qz = -K(0) + 1
dz
4. Infiltración
365
— Proyectos de regadío:
• Transformaciones en regadío.
• Selección de equipos de riego.
• Manejo del agua de riego.
• Determinación de la pluviometría del riego por aspersión
— Estudios medioambientales:
• Degradación de suelos por erosión hídrica: estudios sobre escorrentía.
• Determinación del caudal de aguas residuales que es capaz de infiltrar un suelo.
• Mejora de suelos afectados por salinidad.
• Estudio del ciclo hidrológico.
La cantidad de agua aportada por una lluvia o por un riego condiciona el proceso,
siempre y cuando se cumpla que:
P< 1 P = Precipitación
I Infiltración acumulada (mm)
P>1
El exceso de agua formará charcos si el terreno es llano y, si se trata de una ladera, se
movilizará a favor de la pendiente, dando lugar a escorrentía superficial. Suponiendo
que no haya evaporación ni intercepción por la vegetación, ni encharcamiento en depre
siones se cumplirá:
P= I+ E E = Escorrentía superficial
En este caso el proceso de infiltración viene controlado por las características del suelo,
en especial las de su superficie.
366
I(t)= f ' i( t) d t
Jo
Infiltración Velocidad
acum ulada de infiltración
cm cm h- '
15 30 r
10 20
5 10
-i--------- 1------- 1-------1----- 1--------- 1--1 Tiem po -j--------- 1-------1------- 1----- 1--------- 1---- ' Tiem po
2 4 6 8 10 12 14 h 2 4 6 8 10 12 14 h
367
El perfil hídrico resultante se debe al potencial hidráulico: ¥ H= T p + T g que caracte
riza el estado energético del agua en los distintos puntos del sistema.
zona de transmisión
frente de humectación
en el instante t2
Estado inicial del perfil hídrico Perfil hídrico a lo largo del proceso
368
— Características del medio:
Pendiente.
Vegetación.
— Factores ¡nterferentes:
Aire atrapado, laboreo reciente.
Pisoteo: compacta la superficie del suelo, con lo que disminuye la velocidad de
infiltración, especialmente en suelos arcillosos y arcilio-arenosos. Por ella se reco
mienda que en los campos de deportes se utilice un material arenoso con menos de
un 8% de arcilla,
Trial: compacta el terreno y hace disminuir la velocidad de infiltracción aumentando
el riesgo de erosión.
El impacto de las gotas de lluvia sobre agregados de baja estabilidad produce un efecto
salpicadura (Cap. 23). La delicuescencia y desintegración de los agregados lleva asociada
una colmatación de los huecos en una capa superficial de unos 2-5 mm de espesor. Se pro
duce un sellado del suelo que al secarse da lugar a una costra superficial de apelmaza
miento (Cap. 11), que hace disminuir la infiltración.
Para interpretar el comportamiento hidráulico de una costra superficial hay que recurrir
a su estudio en lámina delgada a partir de muestras inalteradas (Cap. 4). Se caracteriza por
presentar un modelo de huecos cavitarios, no comunicantes, lo que permite explicar su ine
ficacia para la transferencia de agua. La densidad aparente de la costra es más elevada que
la del material subyacente, como resultado del relleno de huecos por material fino proce
dente de la disgregación de los agregados. Su conductividad hidráulica también es menor
hasta unas 2000 veces, por ello y como consecuencia del sellado y de la formación de cos
tra superficial el comportamiento hidrológico del suelo cambia de forma muy importante,
como se pone de manifiesto con las siguientes curvas:
Velocidad de
infiltración
cm h '1
3,0 r
2,0
Con sellado
Tiem po h
2 3 4 5 6 7
369
En los suelos con tendencia al sellado habrá que tener muy en cuenta este hecho en las
interpretaciones, para no sobreestimar la velocidad de infiltración a partir de los valores de las
medidas con métodos que no reflejen procesos de sellado en condiciones naturales (Cap. 11).
ESTUDIO DE CASOS
370
Respuestas
1. En los dos primeros casos el régimen de lluvia hace que el aporte sea infe
rior a la infiltración. La velocidad de infiltración se halla acotada entre l2 e l3.
2. Las lluvias con l3: P = I + E al ser P > I implica que E * o (escorrentía) por
consiguiente hay riesgo de erosión.
En todos los casos, partiendo de una situación inicial de suelo seco, la veloci
dad de infiltración inicial es elevada ya que el agua penetra rápidamente por
efecto de la alta sortividad llenando el máximo de poros interconectados. Poste
riormente al alcanzarse la condición de saturaciión, la velocidad de infiltración
se hace constante (V y H = 1, K = Ks, lim i = Ks).
t —» oo
— En la ecuación de Darcy:
Ecuación de infiltración del tipo Green-Ampt
— En las ecuaciones de la difusión
Ecuación de infiltración de Philip
371
qx= - K ( 0 ) ^ = - D ( 0 ) ^ -
dx dx
_30_ __dq*
dt dx
30 _3_ 30
D(0)
IT dx dx
x , . p d0
2 30 / dX ~dk
las condiciones iniciales y de contorno transformadas son:
0 = 0i para X¡ —» °°
0 = 0O para X¡ = 0
Integrando queda (Koorevaar et al., 1983):
372
b) Ecuación de la infiltración para flujo vertical
En un proceso de infiltración vertical actúa el potencial gravitacional. El estudio puede
abordarse por medio de modelos empíricos y de modelos mecanicistas (Jury et al., 1991).
— Ecuación de Kostiakov.
De acuerdo con este autor, la infiltración acumulada se expresa por:
I(t) = y t“ I(t) = infiltración acumulada en el tiempo t
a , y = parámetros a determinar con los datos de campo,
dependen del tipo de suelo y varían con el tiempo.
La infiltración instantánea:
i(t) = dl/dt i(t) = a y ta_1
Las condiciones iniciales y de contorno que seaplicancon elinfiltrómetro son:
t=0 a = 1/2 y= S
t °° a =1 y = K(0S) = Ks
el autor limita el uso a t < (yfKs)lla K* =conductividad hidráulica a saturación.
La velocidad de infiltración media será:
¡m = I(t)/t = Y t<“ ~l>
— Ecuación de Horton.
Considera que la disminución de la velocidad de infiltración con el tiempo es de
tipo exponencial:
i(t) = if + (i0 - if) exp (~P t) i0 = velocidad de infiltración inicial, con t = 0
if = velocidad de infiltración final (3 a 5 horas) = Ks
(3 = parámetro a determinar experimentalmente,
expresa la tasa de disminución de la infiltración.
373
La teoría de la infiltración ha sido estudiada de forma comprehensiva por Phi
lip (1969), trabajo clásico al que se remite para profundizar en el tema. El flujo de
infiltración cumple la ley de Darcy en régimen no saturado:
30 3 . 3 A 34* 3 3h i 3
3t " 3z l( t) “ 3z [K W 3z ] 3z [KWir] +ir K(0)
4* = 'P™ + Tg = h+z
30 3 / 30 \ 3
i r =3 ¡ r ( ( >~ t e )
+■ K(0)
Philip (1969) expone un método para resolver estas ecuaciones con determ ina
das condiciones de contorno.
374
S = S„( 1 - 0i/0o) = sortividad
S0 = sortividad estándar.
A y S se determinan a partir de los datos experimentales.
— Modelo de infiltración de Green & Ampt (1911).
Es un modelo sencillo útil, que tiene la ventaja de que conduce a ecuaciones que pueden
resolverse analíticamente, tanto para flujo horizontal como vertical. Se basa en las
siguientes hipótesis:
— El suelo es homogéneo con respecto a la retención de agua y a la conductividad
hidráulica.
— El suelo está inicialmente seco con igual contenido de agua, 0O.
— El frente de humectación es neto y medible. Se pasa de una zona con 0S. y K* a una
zona con un contenido de humedad igual al inicial, 0O.
Estas hipótesis reducen el ámbito de aplicación del modelo a suelos de textura gruesa.
En este caso los resultados son suficientemente aproximados.
I (t) = - K s
i (t) = —Ks t + £ £ = constante a determinar experimentalmente.
5. Redistribución
La infiltración del agua de lluvia o de riego hace posible que una cierta canti
dad de agua penetre en el suelo. Para que esté a disposición de las raíces se
requiere que haya agua en el lugar adecuado y que las raíces puedan absorberla.
Esto es posible debido a que al cesar la infiltración de agua en un suelo seco, el
movimiento no cesa inmediatamente, sino que tiene lugar una redistribución del
agua hasta que el potencial hidráulico sea uniforme en el suelo.
El proceso es complicado debido a que al haber absorción y desorción apare
cen fenómenos de histéresis, que resultan difíciles de evaluar, a lo que se añade la
incidencia de la evaporación y de la absorción radicular. Al cesar la infiltración, el
flujo de agua en la superficie del suelo disminuye hasta cero e incluso puede alcan
zar valores negativos si hay evaporación. El agua que se halla por encima del
frente de humectación, al cesar la infiltración, drenará por efecto de la acción de la
gravedad. A medida que va disminuyendo el gradiente de potencial hidráulico, dis
minuye el flujo de redistribución, ya que además la conductividad hidráulica irá
siendo menor a medida que el suelo se va secando.
La redistribución tiene lugar más deprisa en un suelo arenoso que en un arci
lloso al ser la K(0) mayor en el primero para contenidos altos de agua.
El equilibrio no llega a alcanzarse, a no ser que haya una capa freática, ya que la
gravedad no hace posible que se alcance un estado de equilibrio. Por ello, el con
cepto de «capacidad de campo» no tiene una base teórica firme (Koorevaar et al.,
375
1983). Su significación práctica se debe a ser despreciable el flujo descendente (dre
naje) al cabo de uno o dos días, dependiendo de las características del suelo.
La intensidad y la duración de los flujos de redistribución son los que determ i
nan la capacidad de retención de agua a disposición de las plantas en un suelo, en un
instante y a una profundidad determinada, es decir, el almacenamiento de agua en
cada momento. Durante las etapas tardías de redistribución, la evaporación a partir
de la superficie del suelo provoca el m ovimiento del agua del suelo en fase líquida y
de vapor, lo que supone una complicación adicional (Nielsen et al., 1972).
ESTUDIO DE CASOS
Al estudiar la influencia de la conductividad hidráulica en la infiltración, en tres
suelos homogéneos, uno arenoso, uno franco y otro arcilloso, todos ellos ini
cialmente a una humedad correspondiente a V™ = -3 3 kPa, se obtienen las
curvas (Hillel, 1977) que se incluyen.
Discutir la forma en que se va distribuyendo el agua en el suelo mientras dura
un proceso de infiltración, según se trate de un suelo de perfil uniforme are
noso, franco o arcilloso, tal como se muestra en los siguientes perfiles hídricos.
0, 6 40
0
0
c 60 - -
(0
LL
80 - -
100
/
10 / 12
120 ......... L_ - .j.. —_
— 1-------- 1 t-
376
6. Determinación de las propiedades hidráulicas del suelo
a) Ensayos de laboratorio
La medida de la conductividad hidráulica en laboratorio se basa en la toma
de m uestras en cam po, generalm ente de forma que conserven su estructura ori
ginaria, lo cual es muy difícil de lograr en la práctica. Se monta una columna,
de forma que las paredes laterales sean im perm eables y se pueda hacer circular
agua en sen tid o v ertical. Se m ide el volum en p ercolado al cabo de cierto
tiempo. Este dispositivo se conoce com o perm eám etro, del que existen distin
tos tipos:
377
— Permeámetro de carga constante
Idéntico al dispositivo utilizado por Darcy. La muestra de suelo, inalterada o tamizada a
2 mm, se coloca sobre una base permeable, se satura y se hace percolar agua mante
niendo el nivel constante durante el ensayo.
La columna de tierra tiene una altura L, excluida la capa de gravilla (0 > 3 mm) que se
suele colocar sobre la base permeable.
t = tiempo.
Q = V/t
—>
378
— Permeámetro de carga variable
-A ’dh = A Ks — dt
1—
/
fhi dh Ks f!i ,
A — = -A — I dt
*'ho h L Jto
A’ L ln (h,/t¡)
Ks =
A (t¡ - to)
379
— Permeámetro de momento variable (Youngs, 1991)
En este método el agua se infiltra horizontalmente al aplicar un potencial de presión
positivo a la columna.
— Conductividad hidráulica del sello superficial (Pía, 1985)
En este método se determinan los cambios en la conductividad hidráulica saturada
de una muestra disgregada de suelo a medida que se forma un sello con la aplicación
controlada de lluvia simulada (Cap. 11).
Dado que los métodos de laboratorio presentan una baja correlación con los re
sultados de métodos de campo, se suele preferir este segundo tipo de ensayos. No
obstante, habrá que tener en cuenta que se trata de medidas puntuales, y que sus
errores sistem áticos pueden ser del orden de un 10-20 % y que la variabilidad
espacial dentro de una misma unidad cartográfica puede llegar a ser superior al
100 %, principalm ente en los ensayos que afectan a los primeros 50 cm (Landon,
1984). Por ello se recom ienda realizar tres o cuatro repeticiones por punto. Para
elegir un método u otro debe tenerse en cuenta que el ámbito de aplicación sea lo
más próximo posible a las condiciones en que vayan a ser utilizados los valores de
los parámetros medidos.
b) Métodos de campo
380
• La conductividad hidráulica se calcula utilizando la expresión:
dy C = factor que depende del radio del sondeo y de la
^ = profundidad a una capa impermeable
Se han propuesto diversas expresiones para el cálculo del factor C, tales como la de
Hooghoudt, Emst, entre otras (van Beers, 1970):
Esta expresión, así como las correspondientes a otros supuestos (J = 0, por ejemplo), se
puede calcular con ordenador, si bien se han desarrollado en forma de gráfico. Para un son
deo de 4 cm de radio y con J > 0,5 H, el gráfico es:
MEDIDA DE LA CONDUCTIVIDAD
HIDRÁULICA DENTRO DE LA
f = 4 cm CAPA FREÁTICA
J > 0.5 H
<3 <1
TL
8
1 T
a 2
>4hotas
381
b .1 .2. M étodo del piezóm etro
Capa impermeable
ln - L + i
2r
para — > 1 m=
2r 2 7t L
382
Este método permite medir la conductividad hidráulica en suelos con capas, al
poder localizar la zona de entrada de agua.
Este tipo de ensayos permite realizar medidas en zonas extensas (Kruseman &
Ridder, 1986).
En lugar de bom bear el agua del sondeo (M étodo Auger-Hole), se vierte agua
en él de manera que se m antenga un nivel constante (frasco de M ariotte) hasta
alcanzar flujo cuasi estacionario, lo que generalm ente sucede a los 15-30 min. El
caudal de flujo estacionario junto con la altura constante del agua sobre el fondo
del sondeo y el radio de éste se utilizan para calcular Kv
lim i(t) = Ks
t —>o°
Cuando no se utilice doble cilindro, habrá que hacer correcciones para flujo
lateral, utilizando cilindros de diferentes diámetros.
La necesidad de llegar a una m ejor com prensión y predicción del movimiento
y retención del agua, aire, agroquím icos, nutrientes, contam inantes y sólidos en el
suelo ha llevado a desarrollar y com ercializar métodos y equipos de medida de las
propiedades hidráulicas del suelo (M athieu y Pieltain, 1998). Cabe destacar los
siguientes:
383
b.2.3. Permeametro de Guelph (Reynolds et al. 1985)
siendo:
384
Realizando dos ensayos sucesivos en un mismo suelo con discos de distinto diámetro se
pueden corregir los efectos del flujo lateral para calcular K(h0) en sentido vertical y 'PjJ1.
Requiere una preparación cuidadosa de la superficie del suelo en contacto con el disco.
Es un método reciente que parece llamado a un uso generalizado, ya que consume poca
agua y es cómodo de instalar. Wang etal. (1998) han estudiado la influencia del diámetro
de los discos sobre la estimación de los parámetros, indicando que la variabilidad espa
cial del suelo y los macroporos pueden tener mayor efecto que el derivado del tamaño del
disco. Esto hace que se requieran muchas repeticiones al realizar las medidas.
Ambito de aplicación: análogo al de doble anillo. Perturba menos el suelo. El intervalo
de utilización se extiende de 10"4 a IO 7 m s_l.
385
de regadío, del clima, cultivo, sistema de cultivo, la interpretación podrá ser dis
tinta, debiendo tener en cuenta, además, tanto criterios económicos com o sociales.
Suelos con el mismo valor de conductividad hidráulica, en unos casos podrán con
siderarse drenables, mientras que en otros no, debiendo ser excluidos de un pro
yecto en este último caso.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, pueden utilizarse como una primera
información los criterios propuestos por diversos autores:
O
baja
i
C/i
1
5,8- 10-*- 1,6- 10"5 media
0
T
2,2 ■10' 5 - 3,5 • lO"4
O
alta
i
< 0,1 m día drenes demasiado juntos; el drenaje resultará antieconómico por lo que
hay que recurrir a otro tipo de mejoras, como subsolado.
0,1 a 1,0 m día'1: zona crítica, ajustar con el estudio económico.
> 1,0 m día'1: drenaje rápido.
386
1. Ks no cambia sustancialmente en el perfil.
2. K del epipedión es sustancialmente mayor que en los restantes horizontes y nin
guno de ellos tiene una Ks extremadamente baja.
3. Ks decrece gradualmente con la profundidad sin valores máximo y mínimo.
4. Ks presenta un valor mínimo en el endopedión iluvial o en una capa compacta inme
diatamente debajo de la capa labrada.
5. Suelo de permeabilidad alta con un desarrollo perteneciente a una de las cuatro pri
meras clases que cubre un suelo subyacente de muy baja permeabilidad.
6. Suelo de muy baja permeabilidad con un desarrollo perteneciente a una de las cuatro
primeras clases que cubre un suelo subyacente de muy alta permeabilidad.
7. Ks cambia erráticamente dentro del perfil y presentando la máxima heterogeneidad
en el sustrato del suelo.
8. Suelos que con el uso y manejo desarrollan una baja permeabilidad superficial, por
degradación de la estructura, sellado; o en capas compactas a baja profundidad
(Pía, 1998).
a) Principales métodos
La determinación de la velocidad de infiltración se realiza en campo, debiendo
trabajar en unas condiciones lo m ás sem ejantes posible a las que se quiere
caracterizar: el mismo sistema de aporte de agua o de riego, igual calidad de agua
y semejante contenido de humedad inicial (Slater, 1957).
Los principales métodos utilizados para medir la velocidad de infiltración son:
/ AQ = agua infiltrada
// \ At = intervalo de tiempo
A = superficie
387
Se requiere un dispositivo para mantener casi constante la carga de agua (frasco de
Mariotte u otro), especialmente cuando se está cerca de alcanzar una i(t) mínima, equi
valente a Ks.
Ámbito de aplicación: para determinar la velocidad de infiltración en estudios para
riego por gravedad, en los que la lámina de agua siempre está presente.
En suelos pedregosos resulta difícil clavar los cilindros. Para tener en cuenta la variabi
lidad espacial del suelo las medidas deben realizarse por triplicado en emplazamientos
distantes menos de 10 m y, a ser posible, cerca de una calicata descrita, para poder dis
poner de información detallada acerca del suelo. Para la interpretación de los resultados
es conveniente hacer un muestreo para humedad a diferentes profundidades antes y des
pués del ensayo.
Entrada de agua
388
Ámbito de aplicación: en estudios de infiltración de agua de lluvia en agricultura de secano,
en estudios de erosión o para riego por aspersión, pivots u otros en los que interese tener en
cuenta los cambios en ¡(t) derivados del estado de la superficie del suelo, en especial
sellado, inducidos por el impacto (energía cinética) de las gotas de agua de lluvia o riego.
• Simulador de aspersión: con gotas de diferentes diámetros y velocidad inicial
apreciable.
— Infiltración en surco
Se debe abrir un surco de sección regular conocida, al igual que su longitud. Se riega el
surco. Se calculan los flujos que se infiltran a lo largo del tiempo o bien los que deben
aportarse para mantener el nivel constante. Este método tiene interés en proyectos de
transformación en regadío en que vaya a utilizarse el riego por surcos. Requiere un
volumen grande de agua.
— Infiltrómetro/Permeómetro de disco (Perroux y White, 1988)
Se ha descrito anteriormente.
Observaciones:
389
Se pueden utilizar los siguientes criterios (Landon, 1984):
Velocidad de
Clase infiltración Interpretación
mm h"1
1 <1 Adecuado para cultivo de arroz. Con el fangueo se
debe conseguir una capa impermeable con una infil
tración inferior a 0,2 mm h~'.
Riesgo de erosión elevado en laderas.
2 1a 5 Lenta. Riesgo de erosión importante. Se pierde una
parte considerable del agua de riego. Puede haber
falta de aireación para las raíces en condiciones de
exceso de humedad.
3 5 a 20 Moderadamente lenta. Optima para riego de superficie.
4 20 a 60 Moderada. Adecuada para riego de superficie.
5 60 a 125 Moderadamente rápida. Demasiado rápida para
riego de superficie, provoca pérdidas de nutrientes
por lavado. Baja eficiencia del riego de superficie.
Se requiere riego localizado o riego por aspersión.
6 125 a 250 Rápida. Marginal para riego de superficie. Se
requiere riego localizado o riego por aspersión.
7 >250 Muy rápida. Excesiva para riego de superficie. Se
requiere riego localizado o riego por aspersión
7. Bibliografía
390
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392
_______ 14
Aireación del suelo
volum en de C 0 2 liberado
(_ ^ Ix —
volumen de CL consum ido
CR = l en condiciones aerobias
393
% oxígeno en el aire del suelo
En litorales de clima cálido, con suelos llanos y fangosos y aguas salobres relativa
mente tranquilas, como los del Golfo de México, pueden vivir el mangle (Rhizophora man
gle), que presenta vástagos que salen de las ramas y descienden hasta el suelo y enraizan en
él (raíces aéreas formadas por un tejido muy poroso), abundantes y con una función respi
ratoria (aerénquimas). Tienen la capacidad de obtener y transportar oxígeno de las partes
aéreas hasta las raíces en condiciones de suelos saturados de agua.
394
La mala aireación y las condiciones reductoras que de ello se derivan pueden afectar a
un suelo desde su superficie o a parte de él. Si el nivel freático se mantiene todo el año por
debajo de una cierta profundidad, sólo se verán afectados los horizontes inferiores. En la
zona de oscilación de la capa freática habrá alternativamente condiciones oxidantes y
reductoras.
En algunos suelos, al presentar una capa impermeable a poca profundidad, y recibir agua,
puede llegar a saturarse la parte superior a dicha capa. Se forma una capa freática colgada,
generalmente de carácter temporal, que puede llegar a provocar condiciones reductoras.
En el interior de agregados pueden darse procesos de reducción de carácter local,
incluso en suelos bien aireados. En un agregado saturado de agua, la presión parcial de oxí
geno puede llegar a alcanzar valores próximos a cero. Alrededor de una raíz, por la
demanda de oxígeno, se pueden originar unas condiciones reductoras si no hay renovación
de oxígeno. En suelos con un exceso de agua, alrededor de las raíces puede observarse una
zona reducida caracterizada por su color gris y de sección más o menos circular.
En condiciones de buena aireación, el aire del suelo presenta grandes analogías
con el atmosférico. Es una mezcla principalmente de nitrógeno (79 % en volu
men), oxígeno y anhídrido carbónico (21 % entre ambos). La concentración de
estos últimos fluctúa grandemente según las condiciones de aireación y según la
actividad biológica.
El estudio de las condiciones de aireación o del estado de oxido-reducción de
un suelo constituye la base para llegar a entender el comportamiento de las plan
tas, poder explicar la presencia de determinados componentes en un suelo y para
plantear unas técnicas de manejo adecuadas para suelos con exceso de agua. Debe
permitir mejorar la asignación de usos al territorio, ya sea en agronomía y silvicul
tura (elección de especies adecuadas), en ingeniería civil (cimentaciones, necesi
dades de bombeo), en arquitectura del paisaje (emplazamiento de campos de golf,
áreas de picnic), etc.
395
— Colores litocromos:
Al ser heredados de la roca madre no tendrán significación respecto a las condicio
nes redox actuales. Por ejemplo, un suelo desarrollado sobre lutitas de color gris.
— M oteados y concreciones:
Indican presencia de F e'+ (pardo-rojizo) y Fe2+ (gris). Alternancia de condiciones
oxidantes y reductoras a lo largo del año.
Se suelen localizar en la zona de oscilación de la capa freática.
Una repetición del proceso a lo largo de años favorece el crecimiento de estas crista
lizaciones de compuestos de hierro y de manganeso, pudiendo llegar a formarse acu
mulaciones esferoidales de color negruzco (pisolitos).
— Colores grises, gris-verdoso y azulados:
Condiciones reductoras permanentes.
El hierro puede hallarse en forma ferrosa (color gris) o haber emigrado (decolora
ción). En este último caso, en lámina delgada corresponderá a un edaforrasgo de
empobrecimiento.
Un color más azul que 10 Y, que cambia al exponer una muestra al aire, significa que
el hierro no ha llegado a migrar y se oxida. Esto ocurre en suelos jóvenes (Aquents).
— Manchas amarillas
Pueden corresponder a jarosita, KFe3(S0 4)2(OH)6, que puede haberse formado
como consecuencia de un drenaje artificial en un suelo rico en sulfures y con ausen
cia de carbonato cálcico. Indica unas condiciones fuertemente oxidantes y ácidas
(suelos de sulfatos ácidos, p. e. un Fluvisol thiónico en WRB, 1998). El pH de un
horizonte sulfúrico es inferior a 3,5.
396
Los suelos orgánicos de las zonas bajas se hallan en España esencialmente en
el Delta del Ebro, en los Ojos del Guadiana y en Huelva, mientras que los de zonas
húmedas de montaña se presentan principalmente en el Pirineo, en Asturias (Gue
rrero y Polo, 1988) y Galicia.
ESTUDIO DE CASOS
Respuestas
Para cualquier diagnóstico de calidad se requerirá abrir una calicata y estudiar
el perfil del suelo. Las causas pueden ser:
397
— Difusión de moléculas de un gas debido a gradientes de presión parcial o de
concentración de los com ponentes entre distintos puntos de la masa con
mezcla de gases.
La difusión es el mecanismo más importante en el intercambio de gases. Es un
mecanismo lento, consecuencia del movimiento térmico de las moléculas al azar,
desde los puntos de concentración alta a los de baja y que se continúa hasta que la
concentración del gas llega a ser uniforme. Las diferentes especies de moléculas
pueden estar implicadas en flujos opuestos determinados por su propia presión par
cial, como ocurre con el C 0 2 y el 0 2, por lo que se obstaculizan entre sí.
— Flujo de masa de la mezcla de gases en su conjunto, en respuesta a gradien
tes de presión, por cambios de temperatura; por variación en el volumen del
espacio poroso disponible, al aum entar el contenido de humedad en el suelo
el aire se ve forzado a salir de los poros; o por cambio de presión por turbu
lencia debida al viento en la superficie del suelo.
El flujo de masa es significativo al entrar aire en el suelo al secarse éste. El coefi
ciente de transporte para el flujo de masa viene determinado por la geometría de los
poros y por la viscosidad del aire.
— Transporte de oxígeno disuelto en el agua que circule por el suelo.
El agua del suelo puede contener pequeñas, si bien significativas, cantidades de oxí
geno disuelto.
El transporte de oxígeno disuelto resulta importante en suelos de llanuras aluviales,
en los que la circulación de la capa freática permita asegurar un suministro ade
cuado de 0 2 para la respiración de las raíces. La plantación de chopos (Populos sp.)
en suelos con capa freática exige que ésta circule para que quede asegurado un ade
cuado suministro de oxígeno, dado que estos árboles son sensibles al encharca-
miento y a las condiciones de anoxia. En un Xerofluvent ácuico la plantación puede
ser posible, mientras que un Aquent sería un fracaso.
398
Para una difusión uni-dimensional:
9C
qx = -D -0^- = -D V C Primera ley de Fick
donde:
qx = tasa de transferencia de gas o densidad de flujo |M L 2T"1]
C = C (x, y, z, t) = concentración del gas difundióle [M L“3], kg trf 3
D = coeficiente de difusión del gas en aire libre, |L~2T ' ], m2 s' 1
D = D (P, t) P = presión t - temperatura
x = distancia en que tiene lugar la transferencia por difusión, [L], m
3C
VC = -5— = gradiente de concentración, siempre se considera afectado de signo
menos, ya que la transferencia tiene lugar en el sentido de las concentra
ciones decrecientes, [M L 3]
9C
3t 9x 9y 3z
En el caso en que en el elemento de volumen se genere una cantidad adicional (a) de gas
(g cm 3 s_l) debido a la actividad biológica, para hallar el equilibrio deberá tenerse en
cuenta esta circunstancia:
= DV2C + a
3t
399
Cas D0cmV
co2 0,139
H ,0 vapor 0,239
02 0,178
H, 0,634
Valor medio en el suelo 0,200
D
= difusividad relativa
D„
— = 0,66 eA
D0
Cuanta mayor comunicación exista entre los poros menor será p, ya que al irse secando
el suelo mejora la continuidad de los poros y la tortuosidad de las vías disminuye.
D c 1.33
eT = porosidad total
Dn eT -
400
Ball y cois., 1988, proponen un modelo más simple:
Medidas de campo han permitido establecer expresiones tales como (Ball & Smith, 1991):
Diversos autores han indicado que eA debe ser como mínimo de un 10 % para que
pueda haber un adecuado intercambio de gases entre el suelo y el exterior. En la práctica, el
límite para la porosidad llena de aire por encima del cual no es probable que haya condicio
nes anaerobias dependerá de la temperatura, actividad microbiana, consumo de oxígeno por
las plantas y grado de comunicación entre los poros.
El estudio de la difusión de gases en el suelo tiene interés para poder determinar los
efectos de las distintas técnicas de laboreo, de no laboreo, de aplicación de materia orgá
nica, de la compactación, del sellado y posterior encostramiento. El estudio de la difusión
de gases en el suelo también resulta de interés para poder explicar el comportamiento de
productos utilizados para la desinfección del suelo. El transporte de un gas desde el punto
en que se aplique al suelo tiene lugar principalmente por difusión.
En la fumigación de suelos de textura fina tiene gran importancia que los contenidos de
humedad sean bajos (Munnecke y cois., 1969), ya que el coeficiente de difusión va siendo
menor a medida que aumenta el porcentaje de poros llenos de agua; ahora bien, si la aplica
ción es muy superficial y el contenido de humedad bajo, las pérdidas por evaporación pue
den ser elevadas (Smelt et al., 1974).
La difusión de gases vendrá condicionada por la tasa de transferencia, por el gradiente
de concentración y por la proporción de poros llenos de aire (eA). Para el caso de la transfe
rencia de oxígeno en un suelo, el efecto de la variación de la porosidad llena de aire (eA) y
del gradiente de concentración es lineal (Blake, 1974):
7,2 - £a - 0,3
4,8 - e a = 0,2
2,4 - ea = 0,1
0 G R ADIENTE DE
CO NCENTRACIÓN
0 0,1 0,2 0,3
401
5. Química de los procesos redox en el suelo
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la naturaleza no existen electro
nes libres y, por ello, toda oxidación (cesión de electrones) lleva asociada la
correspondiente reducción (aceptación de electrones). En el suelo las reacciones
redox afectan principalm ente a O, N, Fe, Mn, S y C y, en el caso de suelos conta
minados, pueden verse afectados otros elem entos, tales com o selenio, crom o, entre
otros. El agente reductor más im portante en el suelo es la m ateria orgánica, al estar
constituida por m oléculas muy reducidas.
En suelos bien aireados el oxígeno actúa com o el aceptador de electrones más
fuerte y las distintas especies quím icas presentan los estados de oxidación más ele
vados (carga máxima), por ser los más estables:
Fe +2 -> Fe +3 + le"
M n +2 —> M n +3 + le" —> M n+4 + l e “
La de oxidación será:
11 A 5
-----C 0 2 + H+ + e" - » ------ C2.2H2.2O + h 2o
48 - 48
402
En un medio aerobio el aceptor de electrones es el oxígeno:
Esta reacción muestra que la m. o. (carbono reducido) del suelo, en un medio aireado
se transforma en anhídrido carbónico y agua, vía transferencia de electrones, en un proceso
exotérmico.
Las reacciones redox progresan dependiendo de las energías libres relativas, de forma
que al alcanzarse el equilibrio, el sistema presente un mínimo de energía. La energía libre
(G) está relacionada con las constantes de equilibrio y con el potencial eléctrico o potencial
redox (Eh), de acuerdo con la expresión:
AG = -n F E h
donde:
AG = variación de energía libre
n = número de electrones intercambiados en la reacción de óxido-reducción
F = constante de Faraday
nF = cantidad de electricidad
Eh = potencial redox. Potencial eléctrico que mide cuantitativamente el poder oxi-
dante 0 reductor del sistema. Se expresa con relación a un valor de referencia.
La h indica que el valor está referido al electrodo de hidrógeno, para el que, por
definición, E° = 0,00V a t = 25 °C y P = 1 atm.
H+ + e~ -> 1 H2
2 2 <H*)(e")
403
La variación de energía libre del sistema viene dada por:
AG = A G ?+R T ln K
siendo:
AG = variación de energía libre de Gibbs
En reacciones espontáneas AG < 0
En el equilibrio AG = 0
AG? = cambio en la energía libre estandard de la reacción
(Fe2+)(H+) (Fe2+)
AG = AG"+ RT In (Fe3. )(' p J , „ " A G Í+ R T In
(Fe3+)
de donde:
-n F E h = AG? + RT ln - ^ 0 -
(Fe )
La ecuación de Nemst se expresa como:
RT Ox
nF Red
donde
E° = - A° "
nF
404
Por convenio, en la semireacción que describe el cambio en el sistema redox, la forma
oxidada se escribe de la izquierda. Los valores de los potenciales normales (E0) de elec
trodo a 25 °C y 1 atm para las principales semirreacciones que pueden darse en los suelos
se refieren al potencial de reducción, por lo que si se trata de una oxidación habrá que cam
biar el signo. Sus valores son (Krauskoff, 1967; Ross, 1989):
E° E°
Semirreacciones Semirreacciones
mV mV
Mejor agente reductor 0 2 + 2H~ + 2e" -> H20 +0,682
1/2S + e" —» 1/2S2- -0,440 Fe3' + e" —> Fe2- +0,771
l/2Fe2+ + e" —> l/2Fe -0,440 NO,- + 2H" + 2e" -> N O ,' + 2 H ,0 +0,850
H+ + e“ —» 1/2H2 0,000 0 2 + 4H" + 4e" -+ 2H20 + 1,229
1/2S + H+ + e~ -> 1/2H2S +0,140 M n 0 2 + H ' + 2e" -+ Mn2+ + H ,0 +1,230
1/4C02 + H* + e~ -* C + H20 +0,210 M nO f + 8H‘ + 5e- -> Mn2+ + 4 H ,0 +1,510
SO| + 10H + 8e" -» H2S + 4H20 +0,310 1/2H20 2 + H+ + e" -+ H ,0 + 1,776
Mejor agente oxidante
Desaparece el 0 2
0 2 + 4H+ + 4e~ - 2H20 820 m V
Desaparece el NO,
NO3 + 2e~ + 2H+ N O f + H ,0 420
Formación Mn2+
MnO, + 2e" + 4H+ Mn2+ + 2H20 400
Formación Fe2+
Fe OOH + e ' + 3H+ - Fe2+ + 2H,0 170
Formación HS“
S042- + 9H+ + 6e" 3=t HS‘ + 4H ,0 -160
405
Formación de metano
C 02 + 8H+ + 8e ^ CH4 + 2H20 -240
Formación de H2
2H+ + 2e“ ^ h2 0,00 (estado de referencia)
ESTUDIO DE CASOS
Respuesta
La reacción tiene lugar espontáneamente de la forma:
Cr207_ + 6 CF + 14H+ -+ 3CI2 + 2CI-3* + 7H20 (1)
406
4 - Cr20 f 2 + -J- H+ + e" -> 4 Cr3* + 4 H20 E° = +1,330
6 3 3 6
El ión cloruro se oxidará al igual que la materia orgánica, por lo que el resultado
del análisis dará valores por exceso para la materia orgánica.
Las reacciones redox al originar iones H+ y OH~ pueden generar cam bios
importantes en el pH del medio (Richardson y M cSween, 1989):
Nitrificación
N H | + 1,5 0 2 -» NOj + 2H+ + H20
Desnitrificación
HzO + N O J + 2e~ -> N O J + 20HT
2 H20 + N O J + 3e~ -> 1/2 N 2 + 40F T
1 ’/ 2 H20 + NO J + 2e‘ -> 1/2 N 2 O + 30H~
Metabolismo oxidativo
h 2o + c o 2 - h 2c o 3
407
— Disponibilidad o presencia de ciertas especies minerales.
— Persistencia y toxicidad.
— Contenido de sales y conductividad eléctrica.
— Volatilidad de especies químicas.
4 - 0 2 + H+ + e~ H20 E° = +1,23 V
4 2
para la que:
E = E ° - 0,059 pH
y H 2 + j 0 2 + e ' + y H 20 E = -0,059 pH
Los pH extremos en medios naturales pueden fijarse en 3 y 12, lo que permite estable
cer la zona de estabilidad del agua en la superficie terrestre en un diagrama Eh-pH, tal
como se indica:
408
Eh Eh
Los campos de estabilidad del agua a 25 °C expresados en un diagrama Eh-pH son los
siguientes:
Eh
1.4
1.2
1,0
aguas
de mina Eh = E° -0,059 pH
0,8
'x r
oxidante
0,6 - básico
0,4 '
Z O N A D E ESTABILID AD D EL
A G U A EN LA S U P ER FIC IE
0,2 TER R ES TR E
0 ácido
reductor
- 0,8 -
-i pH
0 8 10 12 14
409
Utilizando este enfoque se han generado los diagramas de estabilidad Eh-pH para
diversos pares redox. Por encima de la línea de estabilidad, los valores de Eh indican la per
sistencia de especies oxidadas (p.e., S O 4 "), mientras que valores de Eh por debajo de la
línea de estabilidad traducen la persistencia de especies reducidas (p.e., S2_).
La movilidad del hierro y del azufre está fuertemente influenciada por el potencial
redox (Eh) y el pH. Los valores de Eh-pH condicionan la especiación y acumulación de
estos elementos en algunos horizontes o su empobrecimiento. El hierro y el azufre se com
binan en dos minerales característicos de los suelos de sulfatos ácidos: la pirita y la jarosita.
Las relaciones estabilidad (van Breemen, 1976) se pueden poner de manifiesto por medio
del diagrama Eh-pH para la pirita, jarosita, goetita y óxido férrico:
Eh
mV
410
7. Medidas del estado de aireación del suelo
— Los electrodos pueden reaccionar con gases tales como 0 2 y H2S y formar revesti
mientos de óxidos o de sulfuros, por lo que en condiciones anaerobias puede haber
dificultades derivadas del límite de detección del electrodo o por su contaminación.
— Las medidas de Eh en el suelo a menudo representan potenciales mixtos debido a la
heterogeneidad del suelo.
— Al estar implicadas diversas reacciones, algunas muy lentas, es posible que las lec
turas no correspondan al potencial de equilibrio.
— El grado y la variabilidad de la humedad del suelo inciden sobre el valor del Eh.
— El mal contacto entre el electrodo y el suelo en condiciones anaerobias hace que las
medidas sean poco reproducibles y pueden reflejar tan solo un equilibrio muy local.
— La variabilidad espacial del suelo es muy grande, lo que hace que las medidas sean
poco representantivas.
— La reacciones redox en el suelo pueden verse afectadas por efectos específicos loca
les de transferencia de electrones, lo que puede hacer difícil asignar un significado
absoluto a una medida de Eh.
Condiciones de medio Eh mV
Las medidas en laboratorio requieren precauciones especiales para evitar que la mues
tra entre en contacto con el aire durante el transporte. Por todo ello, a pesar de que la
411
medida del Eh, resulta de interés para prever tendencias y límites en los procesos, sólo pro
porcionan una información cualitativa de la oxidabilidad del suelo (Sposito, 1989).
La tasa de difusión de oxígeno (TDO) se refiere a la tasa de suministro de
oxígeno a través de láminas de agua, tal com o ocurre en la superficie de la raíz.
Por ello proporciona información directa de la disponibilidad de oxígeno a las raí
ces y microrganismos.
Las medidas de la TDO se realizan recurriendo a técnicas polarigráficas con un elec
trodo de platino (Stolzy y Letey, 1964; Mclntyre, 1970). Los resultados se expresan en pg
02.cm 2 electrodo.min-1. Al aproximarse al nivel de una capa freática el espesor de las pe
lículas de agua va siendo mayor, con lo que la TDO disminuye rápidamente. Se ha puesto
de manifiesto que la TDO es unas diez mil veces menor en el agua que en el aire, lo que
permite explicar los gradientes de concentración de oxígeno en la fase líquida, en compara
ción con la fase gaseosa del suelo. Para la interpretación de resultados se pueden utilizar los
criterios establecidos por Bolt (1970):
TDO
pgcnT2 min-1 <0,2 0,2 a 0,5 >0,5
La composición de la atmósfera del suelo casi nunca es la causa directa de las difi
cultades de aireación del suelo. Por otro lado, la composición de la fase gaseosa es un indi
cador poco sensible para utilizarlo en medidas cuantitativas. No obstante, si interesa esta
metodología, la concentración de 0 2 en una muestra de aire del suelo puede determinarse
por cromatografía gas-líquido.
Los resultados de las medidas de la tasa de difusión de oxígeno y de composición del
aire del suelo no resultan por lo general concordantes, lo que puede deberse a que ambos
métodos miden propiedades diferentes.
Los coeficientes de difusión de gases resultan difíciles de medir en campo, por la
incertidumbre en el establecimiento de las condiciones de contorno (Ball & Smith, 1991).
Son más controlables las medidas de laboratorio, si bien en este caso el muestreo puede
provocar perturbaciones en las muestras, por lo que se hace necesario llevar a cabo repeti
ciones en cada determinación.
A pesar de estas dificultades la ley de Fick se utiliza para estudios de transferencia de
gases en el suelo y se han propuesto diversas soluciones (Kirkham y Powers, 1972).
La porosidad llena de aire eA en poros comunicantes proporciona una indicación del
estado probable de aireación del suelo y de su capacidad para conducir y almacenar gases
(Ball y Smith, 1991):
pb
£a = eT - = 1- - 0„
Ps
Puede resultar de interés determinar eA a diversos potenciales del agua. La que corres
ponde a -33 kPa permite calcular lo que se suele considerar macroporosidad o porosidad
fácilmente drenable.
412
Los efectos de la falta de aireacióin debido al encharcamiento se dejarán sentir en el
rendimiento y si la anoxia es muy acusada la planta acabará muriendo. Salamin (1960)
indica de forma orientativa cual será el porcentaje de disminución del rendimiento de dis
tintos cultivos según que el encharcamiento dure 3,7, 11 ó 15 días.
ESTUDIO DE CASOS
1. Determinar la expresión para el potencial redox aplicable a sistemas que se
hallen a 25 °C y 1 atm, en el supuesto que se desee operar con logaritmos
decimales.
2. Indicar cuál será el estado de oxidación del hierro en suelos cuyo Eh se
halle entre 400 y 700 mV y en suelos con Eh entre -3 0 0 y -3 5 0 mV. ¿Cómo
evoluciona la m.o. en estas condiciones?
3. Indicar en qué condiciones de medio el Fe(ll) dará lugar a las siguientes
especies F eS 04 y FeS2.
4. Explicar el distinto comportamiento del hierro en el suelo según esté for
mando parte de una u otra especie.
5. Interpretar qué ocurrirá en una zona con terrenos anegados, que conten
gan pirita, si se les somete a un proceso de drenaje para su utilización
agrícola, en el supuesto de que contengan caparazones de bivalvos y si
carecen de ellos y el medio fuese rico en potasio.
Respuestas
RT (Ox)
1. Eh = E° + — In
nF (Red)
R = 8,3 J K'1 moF1
o , 0,0592 . (Ox)
T = 298 K Eh = E° + log /r>
n a Red)
F = 96,493 C mol"1
2. Estos valores de potencial redox corresponden a suelos bien drenados, el
hierro se halla como Fe(lll) y la m. o. soluble se biodegrada rápidamente.
Por debajo de -3 0 0 mV se agota el oxígeno, el hierro está en forma de
Fe(ll), el medio es muy reductor (anóxico); la m. o. se descompone mal
(formación de turberas) y la m. o. soluble se descompone por medio de fer
mentaciones que pueden dar lugar a la formación de metano (gas con
efecto invernadero).
3. La presencia del ión sulfato indica que las condiciones reductoras no son
muy acentuadas, mientras que éstas deben ser extremas para que los sul
furas puedan ser estables.
4. El enlace S-Fe es iónico en los sulfatos, por lo que esta especie química
será soluble y el hierro móvil, mientras que en el caso de la pirita el enlace
es covalente, la especie química permanece precipitada en el suelo y el
hierro está inmovilizado. En estas condiciones (-200 a -3 0 0 mV) se forma
un gley negro, típico de polders y de mangroves.
413
5. El drenaje hará disminuir el nivel de la capa freática: mayor aireación. Los
sulfuras pasarán a ser inestables en estas condiciones, oxidándose a sulfa-
tos (E° = 0,310 mV). En presencia de C aC 03 se irá formando yeso (C aS04
• 2H20 ) y la acidez generada por la oxidación se irá neutralizando. Por el
contrario, en el segundo caso se formará jarosita: KFe3(S 0 4)2(0H )6. Las
condiciones de acidez serán extremas (Cap. 2 y 17).
8. B ib lio g ra fía
414
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Wageningen, 262 pp. 1976.
415
__________________________________________________1 5
— En la planta:
Germinación: raramente tiene lugar por debajo de 5 °C. Influirá sobre la
estación de crecimiento, época de floración, fecha de la cosecha, etc.
Actividad respiratoria.
Crecimiento: escaso durante el invierno. La absorción de agua y nutrien
tes disminuye a temperaturas extremas (altas o bajas).
Disponibilidad de agua para la planta: es mayor en suelos con mayor
contenido calor que en los suelos fríos. En éstos el agua se halla más
fuertemente retenida.
— En el suelo:
La actividad microbiana se ve favorecida o inhibida según la tempera
tura. Así, por ejemplo:
• La nitrificación es inhibida por las bajas temperaturas.
• La descomposición de la m.o. es menor a bajas temperaturas.
• La intensidad de la biodegradación de pesticidas varía con la tempera
tura.
Las reacciones en una meteorización química de rocas y minerales: de
acuerdo con la ley de Vant’hoff, duplican su velocidad al aumentar 10 °C
la temperatura.
Los procesos de hielo-deshielo afectan a la m eteorización física, a la
estructuración del suelo, entre otros aspectos. Los procesos de difusión y
flujo viscoso son función de la temperatura.
417
La tem peratura del suelo y la del aire en contacto con él están íntim am ente
relacionadas. El contenido de calor en el suelo es función de las características y
estado del sistem a, flujo radiante que recibe, propiedades térm icas que posee, con
tenido de agua en sus distintos puntos. La tem peratura de un com partim ento del
suelo viene determ inada por los intercam bios energéticos con el m edio exterior y
las transferencias de calor con los com partim entos contiguos. La im portancia de la
tem peratura ha sido reconocida por distintos sistem as de clasificación de suelos.
La introducción de régimen de tem peratura del suelo com o criterio taxonóm ico en
Soil Taxonomy (S.S.S. 1960), así lo atestigua.
A pesar de ello, se ha prestado poca atención al estudio de los efectos de la
tem peratura del suelo hasta hace pocos años. El desarrollo de modelos para el cre
cim iento de las plantas, así com o los estudios sobre evapotranspiración y la telede
tección han im pulsado este tema.
En el presente capítulo se estudian los mecanismos de transmisión de calor en el
suelo, las principales propiedades térmicas, las ecuaciones de flujo de calor y sus apli
caciones, las técnicas de medida de la temperatura del suelo, los regímenes de tempe
ratura y se indican algunas técnicas para modificar el régimen térmico del suelo.
El calor puede ser transm itido de un com partim ento a otro del suelo o inter
cambiado con la atm ósfera, por diversos procesos, los más im portantes son la con
ducción, la convección, la radiación, la evaporación y la condensación de agua.
418
— Radiación, la transferencia de calor tiene lugar a través del espacio por medio de
ondas electromagnéticas, emitidas por cualquier cuerpo cuya temperatura sea supe
rior a O °K. La velocidad de propagación es muy elevada.
Es el principal proceso por el cual el suelo intercambia calor con el medio y en espe
cial recibe calor procedente del sol en forma de energía radiante.
Considerar que el flujo de calor tiene lugar por medio de un único mecanismo supone
una simplificación que sólo se justifica desde un punto de vista introductorio. En la reali
dad, el flujo de calor tiene lugar por distintos mecanismos en simultáneo y además suele ir
asociado al flujo de agua, lo que exige pasar de la ecuación de conducción «no asociada» a
modelos de flujo simultáneo de agua y calor (Buchan, 1991).
Dado que el suelo es un sistema de tres fases, y que cada una de ellas, en especial la sólida,
no es homogénea, la capacidad calorífica (Cv) para un suelo húmedo vendrá dada por:
419
Cv - 6ac va+ 0WCvw+ ^ 0siCvs¡
i=l
Cv= PwCp = pb(1 + 0J Cp= pb(Cps + 0mCpw)
donde:
0a = fracción de volumen de la fase a
Cva = capacidad calorífica volumétrica de la fase a
a = aire, w = agua, s = sólido
p*= densidad aparente en húmedo
Cp = capacidad calorífica por unidad de masa
9ra = contenido de humedad másico
Cps = capacidad calorífica media por unidad de masa de constituyente
Dado que por lo general se estudia el flujo de calor a través de un volumen de suelo, Cv
resulta de mayor interés que la capacidad calorífica por unidad de masa.
Los componentes sólidos del suelo tienen calores específicos muy semejantes entre
ellos y difieren considerablemente de la m.o. y del agua, siendo despreciable el del aire. De
Vries (1986) utiliza como valores medios:
C oM Jm -3 oC-'
— Componentes minerales (promedio) 1,9
— Cuarzo 2,0
— Minerales de arcilla 2,0
— Componentes orgánicos 2,47
— Agua 4,19
— Hielo 1,93
— Aire 1,25 x 10' 3
La capacidad del suelo para transferir calor por conductividad molecular. Tiene lugar
cuando distintas partes del suelo se hallan a temperaturas diferentes y el calor se trans
fiere de los puntos de mayor a las de menor temperatura.
420
Se puede definir como la cantidad de calor (J) transferida por conducción en la uni
dad de tiempo (s), a través de una lámina de 1 cm de espesor y 1 cm2 desuperficie iso
terma, cuando existe un gradiente de temperatura de 1 °C entre las dos caras.
Si el medio no es isótropo, la conductividad térmica vendrá caracterizada por las
conductividades A,x, A.y, Xz en las direcciones de los ejes cartesianos.
Si el medio no es homogéneo, Xx, Xy, Xz. serán distintas en cada punto.
En un medio isótropo y homogéneo Xx = Xy = Xz = X.
En unidades SI se expresa en J irr2 s~' °C~' 1 J s_1 = 1 W.
Seco A*
Película de agua
Húmedo A*
Aw Ag
421
Conductividad
La d ifu siv id ad té rm ic a (DT) expresa la inercia térm ica del suelo, medida
como la variación de tem peratura debido al flujo de calor.
ESTUDIO DE CASOS
422
Respuestas
423
La ley de conservación de la energía resulta de aplicación al flujo de calor. En un volu
men elemental de suelo dv se cumple:
dQ = dQ| + dQ2
q2 + dz
dy+ dy donde:
dv = dx dy dz
dQx-Ki* = flx-Kix dy dz dt
La función qx+dx es continua y derivable en el intervalo [x, x + dx], por ello admite desa
rrollo en serie de Taylor, que vendrá dado por:
424
Análogamente
dqy
dQvl = — - — dy dx dz dt
dy
3qz
dQz, = - —— dz dx dy dt
dz
Si en el volumen se genera calor, como es el caso de suelos con cambios de fase de agua:
dQ2 = qv dv dt
qv = capacidad de las fuentes internas para generar calor, por unidad de volumen y uni
dad de tiempo.
T = temperatura
T = f(x, y, z, t)
La variación de energía interna viene dada por:
dT
dQ = Cv — — • dt • dv = dQ, + dQ 2
dt
de donde:
dqx dqy dqz
Cv 4 ^ - d t dv = - dv dt + qv dv dt
dt dx dy dz
dT dT dT
q*_ qy - Xy
dx dy dz
con lo cual:
de donde resulta:
dT _ A. d2T | q v D d2T | qv
dt Cv ds 2 Cv T ds 2 Cv
425
Recordando que
v,,
V- = a 2 H a 2 1-------
a2
dx2 dy2 dx2
Cuanto mayor sea el valor de la difusividad térmica, DT, más rápidamente se igualará la
temperatura en todos los puntos del sistema.
Para un flujo unidireccional y sin producción de calor dentro del volumen considerado,
se tendrá:
[1]
426
T = f(x, y, z, t)
La transmisión de calor a través del plano que limita dos horizontes (superficie iso
terma) constituye un flujo unidimensional de este tipo. La cantidad de calor que atra
viese dicha superficie viene dada por la expresión:
- ¿)T
qz = - * . ^ -
T dz
Siendo las condiciones de contorno:
Z=0 T(0) = T,
Z=d T(d) = T2
AI haber una sola variable independiente se puede trabajar con la derivada ordinaria:
d2T
= 0
dz2
Integrando dos veces:
T(0) = T,
T(d) = T2
de donde:
c 2= t .
T , - Ti
Ci =
427
Para un suelo con distintos horizontes, se puede establecer la conductividad
térmica equivalente.
n
donde: d¡ = espesor del horizonte i
¡=i
X¡ = conductividad térmica del horizonte i
n = número de horizontes
ESTUDIO DE CASOS
Respuestas
= DtV2T = o
T r~ —tg 0
T —C,z + C2
z=0 t, = 25 °C 1 C2 = 25
z = 1,6 t2 = 12 °C J C1 = -8,125
b)
dz - 8,125 X no depende del valor absoluto de
las tem peraturas, sino del gra
diente de temperaturas.
428
b) Conducción en régimen no estacionario: Aproximación sinusoidal
La radiación solar calienta la superficie del suelo durante el día y ésta se enfría
a lo largo de la noche. Los datos experimentales han puesto de manifiesto que la
variación de la temperatura sigue un modelo sinusoidal. La amplitud no es cons
tante, sino que existe un efecto de amortiguamiento en función de la profundidad.
La profundidad máxima de penetración es aquella a la que la amplitud es 1/100 de
la amplitud de la variación de la temperatura en la superficie del suelo.
Por lo general, se considera que la parte del suelo situada a 50 cm o más sólo se ve
afectada por las oscilaciones estacionales de temperatura, pero no por los cambios a lo
largo del día. Por ello se toma la profundidad de 50 cm como referencia para establecer el
régimen de temperatura del suelo, como muestran las siguientes curvas:
T = f(x, y, z, t)
i 3t
r * 0 —»
429
Con un suelo homogéneo y suponiendo que los puntos situados a una misma profun
didad definen un plano isotermo, la temperatura T es independiente de (y, x) y en ausen
cia de producción de calor en el volumen considerado:
dT d2T
[ 1]
dt " T dz 2
las condiciones de contorno:
T(0, t) = A0 sen wt para t > 0
siendo A0 = amplitud de la senoide en la superficie del suelo.
lim T(z, t) = 0 para t > 0 al ser amortiguada y Ta = 0
z—
Ta = temperatura media en el perfil durante el período, que
podría considerarse distinta de cero.
T(0,t) = Ao t = 13 horas después de t = 0 (se supone que la temperatura
máxima en la superficie del
suelo ocurre al mediodía solar).
p = 24 horas (Período para una onda diurna),
w = 2tt/p.
Al integrar la ecuación:
dT d2T
dt ~ T dz 2
utilizando la técnica de separación de variables, esto es, suponiendo que existe una solu
ción T(z, t) = f(z) g(t), para integrar la ecuación diferencial, con las condiciones de con
torno indicadas. Con ello:
Al ser g(t) sólo función de t, y f(z) sólo de z, ambos miembros de la ecuación deben ser
iguales a una constante: r
g’(t) - D rg(t) = 0
f ” (z) - r f(z) = 0
430
integrando:
g ’(t)
= Dr ln g(t) = Drt + cte
g(t)
g(t) = eDrt+CIe
g(t) = AeDrt
a /t ..o / n . n \l/2 Jt 7t 1 .1 1+ i
Vi = v u = eos — + 1 sen — = eos — + i sen — = —¡= + i —7= = —
2 2) 4 4 V2 V2 V2
se obtiene
/jÜL f p!L)
T(z,t) = G e í(0, e-z(l+i)V 2d G e '■\¡ 20 e ¡Uút-zV 20 ) _
431
= G e~zV 2d
co
T(z, t) = A 0 e ZV 2d sen j cot —z
2D
Al ser una sinusoide multiplicada por una exponencial, da una senoide amortiguada
con la profundidad, lo que se corresponde con los datos experimentales.
Si T„ * 0
T(z, t) = Ta + M A 0 exp
riwT sen cot - z
V 2D
1/2
432
5.2. Métodos numéricos
Para integrar la ecuación diferencial del flujo de calor por conducción [1]:
^ D T - 327
dt dz 2
con condiciones de contorno e iniciales más complicadas y sin hipótesis restricti
vas, deben usarse los denominados métodos numéricos; presentan la ventaja de
permitir incorporar las propiedades térmicas que dependen de las condiciones par
ticulares del suelo y del agua, así como las temperaturas de superficie que son fun
ciones complicadas del espacio y del tiempo.
La aplicación de los métodos numéricos se basa en el siguiente procedimiento. El volu
men de suelo se discretiza, esto es, se divide en un conjunto finito de elementos de volumen
de profundidad Az, separados por superficies frontera o nodos; también se discretiza el
intervalo de tiempo, el cual se divide en subintervalos de amplitud At. Con ello, una ecua
ción diferencial se convierte en un sistema de ecuaciones algebraicas, una para cada ele
mento, incluyendo las condiciones de contorno correspondientes a la superficie del suelo y
al límite inferior del elemento de volumen.
Los valores Az y At reciben el nombre de paso de la discretización; si el paso es
constante, el método se denomina de paso fijo y en caso contrario, de paso variable.
Estos últimos se emplean a menudo para ahorrar tiempo de cálculo: el paso Az se incre
menta a medida que aumenta la profundidad del perfil; también puede aumentarse At a
medida que se abandona el régimen transitorio. Es recomendable elegir el paso At de
433
calor constante, variación lineal de temperatura,...). Este método optimiza el tiempo
de cálculo al reducir el número de nodos.
— M étodos de analogía eléctrica.
Se sustituyen elementos de tamaño finito del medio real, por circuitos eléctricos con
resistencias y condensadores conectados adecuadamente para que su comporta
miento resulte análogo al del suelo, es decir, las ecuaciones que describen el sistema
eléctrico, son las mismas que las que describen el flujo de calor en el suelo.
ESTUDIO DE CASOS
Respuestas
Zo=0 t0 = 0
, z¡+1 = z¡ + 10 0 < i < 12 tj + 1 =tj +3 0 <j < 8
434
¿T . T(i, j +1) ~ T(¡, j)
3t ( ’ J) T At
a2T
y la derivada parcial de segundo orden — — se aproxim a mediante:
oZ
At
Designando por a = DT
T (Az)2
se obtiene:
a = 16 = 0,48
102
con lo que se obtiene:
t(h)
z (cm) 0 3 6 9 12 15 18 21 24
435
6. Flujos acoplados
QT = 3 , + ^ v
Las interacciones entre el flujo de calor y el flujo de agua líquida pueden considerarse
generalmente despreciables (de Vries, 1986), pero no así las existentes entre el flujo de
calor y el flujo de vapor de agua.
La existencia de gradientes de temperatura inducen flujo de agua por su efecto sobre la
tensión superficial (fase líquida) y sobre la presión de vapor (fase de vapor), mientras que
los gradientes de potencial del agua inducen flujo de calor por su efecto sobre el flujo de
vapor de agua y el flujo de líquido (Buchan, 1991).
Los efectos combinados de los gradientes de temperatura y de potencial del agua hacen
que haya una interacción entre el flujo de calor y el flujo de agua.
De acuerdo con la ley de Fourier, el flujo de calor sensible transferido por conducción
o difusión térmica puede describirse por:
Los flujos de vapor de agua pueden considerarse como la suma de un flujo térmico
(Qvt) y <Jc un flujo isotermo (Qvl>):
Qv = -D v- ^ = QVT+ Qv
dz
dT
Qvt = ~ H Dv h, Transporte de calor latente por transferencia
dz de vapor regida térmicamente
dh
Qvp = —Dy es (T) Transferencia de calor latente regida por el
dz potencial de agua
donde:
= presión de vapor actual en la fase gaseosa
es(T) = presión de saturación de vapor
des
s = —j p - pendiente de la curva de presión de saturación de vapor
436
= humedad relativa
es
Dv = a 0;,u Dva = difusividad aparente de vapor en el aire del suelo
Dva = difusividad en la masa de aire
0a = £A = porosidad llena de aire
a =t = factor tortuosidad del espacio de poros
La tem peratura del suelo es una función del tiempo y del punto considerado.
Para su medida se utilizan sensores de temperatura: los termómetros de suelo o
geotermómetros. Los hay de los siguientes tipos:
— Termómetros de contacto:
Termómetros de expansión de un líquido en un tubo de cristal (mercurio o alco
hol): volumen. Son los estándar, utilizados por los servicios meteorológicos.
Termómetros bimetálicos de invar-bronce o invar-acero.
Termómetros de expansión de líquidos y gases.
Termómetros eléctricos o electrónicos.
Esenciales para medidas continuas automatizadas:
• De resistencia eléctrica.
• De termopar: no requieren suministro externo de energía.
• De termistor.
— Termómetros de no contacto:
Pirómetros ópticos.
Radiómetros de intensidad total.
437
Las medidas en campo requieren una cuidadosa colocación del elemento sensor para
lograr un contacto adecuado. La instalación se puede hacer a distintas profundidades, si
bien para caracterizar el régimen de temperatura de un suelo, la medida se ha normalizado a
50 cm (S.S.S. 1975, 1992), ya que no se ve afectada por las oscilaciones diarias de tempe
ratura, sino por el ciclo anual. La Organización Meteorológica Mundial ha establecido
como profundidades de referencia para las medidas 5, 10, 20,50 y 100 cm. Es una informa
ción de la que disponen muy pocos observatorios meteorológicos. Los momentos de reali
zar la lectura de forma normalizada son las 07, 13 y 18 horas solares.
438
Sistema temperatura-profundidad
Temperatura (°C)
— Transductores.
— Métodos de gradiente de temperatura.
— Métodos calorimétricos.
— Método de análisis de Fourier.
— Método de regresión de flujo.
439
— Cubiertas:
Film de plástico negro: absorbe la m ayor parte de la energía radiante proce
dente del sol. La cám ara de aire aisla al suelo y éste perm anece más frío.
Film de plástico transparente: efecto invernadero, el suelo perm anece a
m ayor temperatura.
Paja picada: por su albedo refleja mucho la energía. El suelo perm anece
más frío.
Carbón sobre la superficie: absorbe calor. Con suelo húm edo m ayor evapo
ración, con suelo seco éste se calienta más.
Enarenado con arena cuarzosa:
• Seca: refleja la energía, m enor evaporación. Efecto aislante.
• Húmeda: su eficacia aislante dism inuye.
Enarenado con arena de esquistos: absorbe más el calor, debido a que su
albedo es más bajo.
— Técnicas de cultivo:
Laboreo: aum enta la porosidad y con ello su capacidad aislante.
Solarización del suelo: para favorecer la desinfección natural (Hetzronil &
Grinstein, 1989).
Riego.
Drenaje.
Control de malas hierbas.
M ovim ientos de tierra: Cam bia la inclinación y orientación del terreno.
El efecto de las cubiertas sobre el flujo de calor por conducción ha sido objeto
de diversos estudios, habiéndose desarrollado modelos para describirlo (Chung y
Horton, 1987). La tem peratura de superficie se describe por una onda con variación
senoidal con el tiempo y que presenta un valor medio, amplitud y constante de fase
marcadamente diferentes según se trate de áreas con suelo desnudo o con cubierta,
por ejem plo, de residuos de cosecha de maíz (Kluitenberg y Horton, 1990). La
amplitud de la onda resulta m enor con el suelo con cubierta que con el suelo des
nudo, lo que tiene efectos sobre la evaporación y el flujo de calor en el suelo.
11. Bibliografía
440
11.2. Bibliografía de referencia
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441
16
Ecología del suelo
Los microorganismos del suelo juegan un papel vital en el ciclo de
los nutrientes y en el mantenimiento de la fertilidad del suelo.
A. W ild . 1993
En un sistema, los organismos dependen de las condiciones del medio, si bien a su vez
son causa de modificaciones en el medio que les rodea. Por ello, la acción de los organis
mos aparece al ir tratando las distintas propiedades de los suelos como condicionante de las
mismas.
A pesar de haberse publicado trabajos importantes en el ámbito de la zoología del suelo,
desde el clásico de Darwin (1881), sobre el papel de las lombrices de tierra, al de Forsslund en
Suecia en 1945, y los coloquios internacionales (Kevan, 1955, Lebrun y cois., 1983), el interés
por el estudio de la fauna del suelo ha sido escaso, lo que supone una limitación importante
para la comprehensión de los elementos de base de la ecología de los suelos (Kevan, 1985).
Esta situación ha sido debida a la complejidad del tema, y a la desconexión entre los
especialistas en zoología, microbiología, ecología y edafología. A los primeros les ha preo
cupado más el enfoque taxonómico, mientras que los ecólogos se han interesado por el
papel desarrollado por los organismos, si bien a veces sin incorporar suficientemente los
avances en química, física y tipología de suelos. Por otro lado, dadas las características del
443
material objeto de estos estudios, existe una gran variabilidad espacial y temporal, lo que
representa una dificultad más.
En los últimos años, los avances de la biología molecular han abierto la posibilidad de
manipular los organismos del suelo por aplicación de procedimientos genéticos (biotecno
logía), para producir nuevos microorganismos capaces de sintetizar productos específicos.
De este modo se consigue una mayor eficacia para la producción vegetal o la calidad
ambiental. Esto, junto con las grandes posibilidades ofrecidas por la utilización de las
micorrizas han hecho aumentar el interés por la ecología del suelo. Este es un claro ejemplo
de sistema organizado, que manifiesta interacciones entre sus componentes bióticos y abió-
ticos, y algunos autores como Cooley (1985) lo definen como un ecosistema.
Interesa conocer el conjunto de organismos (biota) que viven en un ecosistema, qué
interacciones existen entre ellos y qué repercusiones tiene todo ello para el propio sistema.
Dada la dificultad de identificar todos los organismos que habitan en el suelo, es frecuente
recurrir al estudio de su actividad global. Así por ejemplo, medir la actividad respiratoria
del suelo por medio de la producción de C 0 2. Quedan incluidos todos los procesos metabó-
licos que producen C 0 2, ya sean las raíces o los microorganismos. La actividad biológica
resulta fundamental para el comportamiento del suelo, en especial de la materia orgánica,
lo que tiene claras implicaciones en el ciclo de los distintos elementos.
En el conjunto de los procesos biológicos del suelo, la actividad m icrobiana es
la más destacada y según Dom m ergues (1972) expresa:
Autótrofos (fotótrofos):
Obtienen la energía a partir de la radiación solar. Producen C-orgánico por fijación
de C 0 2 de la atmósfera durante la fotosíntesis.
Ejemplos: algas, bacterias fotosintéticos y plantas superiores, que dependen del
suelo para la absorción de nutrientes y agua, interaccionan con el propio suelo como
factor formador y con muchos microorganismos del suelo.
kr' c° 2
Autótrofos 7 Heterótrofos
C-orgánico
444
— Quimiolitótrofos:
Obtienen energía a partir de reacciones químicas y fijan C-orgánico a partir de C 0 2.
Ejemplos:
• En presencia de oxígeno habrá bacterias Nitroso/nonas y Nitrobacter.
• En ausencia de oxígeno: las bacterias Desulfovibrio desulfuricatis, que utilizan los
sulfatos como aceptor terminal de electrones.
— Heterótrofos (organótrofos):
Requieren compuestos orgánicos que les sirven de fuente de energía y de fuente de
carbono.
Descomponen los restos orgánicos por acción mecánica.
Pueden segregar enzimas que actúan sobre los compuestos orgánicos fuera de la
célula, provocando ya sea su degradación o su mineralización, en un proceso de
reciclaje.
Obtienen energía a partir de sustancias orgánicas por oxidación enzimática con des
prendimiento de anhídrido carbónico (respiración). En un medio anaerobio las sus
tancias orgánicas sufren una fermentación, con una liberación de energía menos efi
caz que la respiración aerobia.
Ejemplos: hongos, muchas bacterias y todos los animales.
— Simbióticos:
Obtienen energía y nutrientes a partir de la planta, a la que proporcionan algún bene
ficio.
Ejemplos: bacterias fijadores de N2-atmosférico, hongos de micorrizas.
Entre los autrótrofos estrictos y los heterótrofos estrictos se hallan una serie de organis
mos que tienen la facultad de adaptarse a un cambio de condiciones de suministro.
Los organismos heterótrofos desempeñan un papel fundamental en el ciclo del
C, ya que evitan que las sustancias orgánicas formadas a partir de la fotosíntesis se
vayan acum ulando com o biom asa m uerta. Los procesos de descom posición,
degradación y finalmente el de mineralización aseguran un retorno de anhídrido
carbónico a la atmósfera y de nutrientes al suelo.
El papel ecológico de los microorganismos es muy importante, al intervenir en
un gran número de procesos edáficos. Igualmente, el estudio de la diversidad de
especies de la fauna edáfica, organizadas en redes tróficas complejas que aprove
chan todo tipo de restos orgánicos, permite detectar perturbaciones en el funciona
miento biológico del suelo como, por ejemplo, cuando se aplican lodos de depura
doras (Andrés, 1999; Barrera et al., 2001).
445
— M acrofauna (de 6 a 200 mm)
Vertebrados, por lo general zapadores, tales como ratones, topos y otros que viven
total o parcialmente en el suelo.
— M esofauna (200 a 6000 pm )
Pequeños invertebrados, tales como artrópodos, anélidos, nemátodos y moluscos.
— M icroorganismos (< 200 pm )
Microfauna: protozoos y algunos nemátodos.
Microflora: bacterias, actinomicetes, algunos hongos y algas.
Los principales organismos del suelo, las condiciones del medio en que viven
y el papel desempeñado por cada uno de ellos (Burges y Raw, 1971, Alexander,
1980), pueden sintetizarse siguiendo la sistem ática de M argulis y Schwart (1985):
446
— Nitrobacter: aerobios, prefieren suelos neutros o básicos. Son mesófilos.
— Clostridium: anaerobios. Pueden producir reducciones del C-orgánico a metano.
Algunos son patógenos para el hombre, por ejemplo C. tetani, que producen el tétanos.
— Actinomicetes: Bacterias con hifas productoras de micelios.
Por su morfología miceliar recuerdan a los hongos, si bien son más próximos a las
bacterias.
Son abundantes en los suelos, siendo los géneros más comunes Streptomyces y
Nocardia.
Son heterótrofos y aerobios.
Son poco tolerantes a la acidez.
Los Streptomyces están adaptados a condiciones de sequía.
Su papel en la degradación y mineralización no es tan importante como el de bacte
rias y hongos, su papel deriva de su eficacia en la degradación de sustancias húmi
cas y de su aptitud para sintetizar sustancias bióticas (vitaminas) y antibióticos.
Cianobaclerias (anteriormente conocidas como algas verde-azuladas):
Viven en o cerca de la superficie del suelo, al precisar luz para la fotosíntesis.
Prefieren medios neutros o básicos.
Los géneros Nostoc y Anabaena pueden fijar el N2-atmosférico e incorporarlo a los
aminoácidos.
447
PLANTAS DEL SUELO
Clorófitos (anteriormente conocidas como algas verdes)
Son organismos fotosintéticos con clorofila.
En suelos inundados, en especial en los arrozales, es frecuente el desarrollo de clorófi
tos en superficie, donde pueden utilizar la energía solar.
Son más frecuentes en suelos ácidos, si bien existen igualmente en los básicos e incluso
en suelos alcalinos, como en los arrozales de la provincia de Huesca, por ejemplo.
M oneras 1-------------- 1
1M
A ctinom icetos
Bacterias
CIZ)
I______ I
10p
Hongos
Esporas
M icelio
i______ i
10p
Testáceo
C iliado
Flagelado
448
ANIMALES DEL SUELO
Gusanos pseudocelomados
Nemátodos
Gusanos celomados
Tienen un tubo digestivo completo, largo, acabado en un ano y una cavidad general del
cuerpo esquizocélica (celoma). Un sistema circulatorio bien establecido y presentan
quetas (Altaba y cois. 1991).
Entre los grupos reunidos en los gusanos celomados interesa el de los Anélidos y dentro
de él, la clase de los Anélidos oligoquetos, por su importancia en el suelo.
Anélidos oligoquetos
Animales vermiformes que se han adaptado al ámbito ecológico terrestre y de agua
dulce. Son especies hermafroditas de desarrollo directo. Como obra clásica sobre la
ecología y relaciones de las lombrices de tierra y los suelos cabe citar la de Lee (1985).
449
Descomponen los restos orgánicos por fragmentación mecánica, favoreciendo la acción
de bacterias y hongos.
Mezclan la materia orgánica y la mineral en su tracto intestinal.
Poseen glándulas de Morren en el esófago, que segregan carbonato cálcico en forma de
concreciones de calcita. Son órganos homeostáticos que regulan el contenido de Ca2+,
Mg2+, S r + y P 04,_ en la sangre (Altaba y cois. 1991). Excretan N-NH4 y N-ureico.
Requieren medios básicos, ricos en carbonato-Ca. Cabe distinguir:
— Lombrices epigeas: viven en la superficie del suelo, allí donde hayaabundancia de
materia orgánica. Han desarrollado homocromia como defensa, coloración del
cuerpo semejante a la del suelo. Requieren un ambiente húmedo.
— Lombrices endogeas: viven dentro del suelo. Excavan galerías creando unespacio
de huecos que favorece los fenómenos de transferencia y aireación. Requieren que
el suelo esté húmedo, sin estar saturado de agua y unas condiciones físicas favora
bles. En regiones de clima húmedo estas condiciones se dan en la parte superior del
perfil. Estos hábitat son ocupados por los grupos polihúmicos, que viven cerca de la
superficie y entre las raíces, los mesohúmicos viven próximos a los horizontes
superficiales medianamente ricos en materia orgánica.
En regiones de clima semiárido, la parte superior del suelo se seca, se endurece y per
manece así durante períodos prolongados. Las condiciones favorables corresponden a
los horizontes subsuperficiaies, más pobres en materia orgánica y que están habitados
por los grupos oligohúmicos. En suelos mediterráneos la actividad de la fauna se con
centra dentro del suelo y el resultado puede ser la formación de horizontes Bw, cuya
estructura se puede deber casi enteramente a la acción de la fauna.
En el Workshop celebrado en Damasco, Tavernier y cois. (1981) proponían introducir
un epipedión vérmico para designar aquellos horizontes modificados por una actividad
biológica intensa. A pesar de que tal propuesta no ha sido aceptada, la importancia de la
acción de la fauna se recoge a nivel de Grupo (Vermustolls y Vcrmudolls), en aquellos
casos en que un 50 % o más del volumen está formado por cavidades, galerías, cavida
des rellenas, etc. (edaforrasgos excrementales).
Eisenia foetida
Vive en suelos o en medios con una gran cantidad de materia orgánica en descomposi
ción.
El potencial de óxido-reducción allí donde vive esta lombriz alcanza valores del orden
de Eh = -180 a 460 mV. Estos valores bajos se deben al contenido anormalmente alto de
materia orgánica, con una microflora mucho más activa y una tendencia a unas condi
ciones menos aerobias (Usuki, 1955).
En las primeras etapas de su ciclo vital su desarrollo se ve muy influenciado por la tem
peratura.
Artrópodos
Poseen una cutícula endurecida o exoesqueleto, principalmente de quitina, que recubre
todo el cuerpo. Este está formado por segmentos o metámeros que se articulan entre
ellos. Cada metámero del tórax cuenta con un par de apéndices articulados, de donde
viene su nombre (Armengol y cois. 1986).
—>
450
Arácnidos
Son arácnidos de pequeño tamaño, con un cuerpo globoso y sin ningún tipo de segmen
tación externa, del cual emergen los apéndices articulados.
Constituyen la población más importante de artrópodos en el suelo.
Los hay:
— Depredadores de otros artrópodos, de hongos y esporas.
— Saprofitos que participan en la degradación de la materia orgánica.
Crustáceos
M iriápodos
Diplopodos: milpiés.
Quilópodos: ciempiés.
Cada segmento del tronco tiene un par de patas excepto los cuatro últimos que son ápo
dos. En total tienen más de veinticinco pares de patas. Son higrófilos y lucífugos: Prin
cipalmente carnívoros. Cuando la parte superficial del suelo se seca se desplazan hacia
los horizontes más profundos.
451
Se alimentan de materia vegetal en descomposición, pero ingieren también algas, hon
gos, liqúenes, polen y plantas vivas, según los casos.
En zonas áridas presentan anhidrobiosis, es decir, dcshidratación progresiva en épocas
desfavorables, por lo cual llegan a perder hasta un 65 % de su agua corporal, en proceso
reversible.
Polineópteros
lsópteros: termitas
Son insectos que abundan en zonas tropicales y subtropicales.
Viven en lugares cerrados, donde no entra la luz, la humedad relativa del aire es supe
rior al 50 %, y la concentración de anhídrido carbónico es alta. Hay nidos epigeos (ter
miteros en forma de montículo o de seta) e hipogeos (red de galerías subterráneas) (Lee
y Wood, 1971).
Oligoneópteros
Himenópteros: hormigas
Son insectos sociales que se reúnen construyendo hormigueros en el suelo.
Ejemplos: Lasius, Fórmica, Leptothorax, etc.
Coleópteros: escarabajos
Muchos de ellos son fitófagos, ya sea de materia vegetal viva o muerta contribuyendo a
su descomposición.
Ejemplos: Melolontha, Agriotes.
Moluscos
Gasterópodos:
Helicoideos: Caracoles.
Ejemplos:
— Helicella: vive en prados más o menos secos.
— Sphineterochila: caracoles de concha muy blanca que vive en zonas áridas y en el
litoral mediterráneo.
Limacoideos: Babosas
Ejemplos:
— Umax: babosas de gran tamaño.
— Deroceras: babosas de pequeño tamaño.
452
M icrofauna M esofauna M acrofauna
Protozoos
/
Tardígrados
Rotíferos
N em atodos
Ácaros
Colém bolos
O pilionos
\\\
C oleópteros
Isópodos
m
D iplópodos
Q uilópodos
M oluscos
Lum brícidos
i—
20 40 80 ~ I6 0 320~ 640 1,3 2,6 10 20 40
um
ii :_ Í°
mm
3. Ciclos biogeoquímicos
453
que los componentes orgánicos se acumulen indefinidamente. Esto hace posible la
existencia de ciclos de elementos en la naturaleza:
ENTR AD AS P R O C E SO S SALID AS
IN TER VE N C IÓ N DE LOS M IC R O O R G A N IS M O S
D escom posición
B io d e g ra d a c ió n ........................► m ineralización
Síntesis
454
Atmósfera
Las rocas carbonatadas y los sedimentos constituyen la reserva más importante de car
bono, si bien el tiempo de «turnover» (retorno) es tan largo que el flujo a partir de este com
partimento resulta despreciable a escala humana, si bien no así en el sistema global.
La materia orgánica del suelo representa una reserva importante de C-orgánico, así
como la biomasa. El C 0 2 atmosférico es una reserva importante, si bien su tiempo de resi
dencia es corto.
La mayor parte del carbono del suelo se halla formando parte de las sustancias
húmicas. La distribución de C en diversos compartimentos de la biosfera es la
siguiente (Delwiche, 1987), expresado en xlO 12 kg:
— Atmósfera 700
— Materia orgánica del suelo 2500
— Humus marino 3000
— Forma de vida terrestre 480
— Forma de vida marina 50
— Carbonato-bicarbonato disuelto en los océanos 3840
— Carbón y petróleo 1 x 104
— Sedimentos 6 x I07
En el ciclo intervienen una serie de reacciones redox que en mayor o menor medida
están catalizadas por microorganismos. La biodegradación de los compuestos orgánicos
proporciona energía, cuyo almacenamiento y liberación deben ser regulados adecuada
455
mente para que pueda ser aprovechada de forma efectiva en el crecimiento de los organis
mos, así, el sistema ADP/ATP permite este tipo de regulación.
La celulolisis depende del contenido de nitrógeno disponible para la actividad micro
biana, temperatura, aireación, humedad, pH, presencia de otros carbohidratos y la propor
ción relativa de lignina en los restos vegetales (Alexandre, 1980). La descomposición de la
celulosa con el tiempo varía, por consiguiente, según se trate de los tallos o de las hojas de
una planta, así, en el caso del maíz, el porcentaje de celulosa remanente es considerable
mente mayor en restos de tallos que de hojas:
% Celulosa
remanente
Semanas de descomposición
En el suelo son también muy importantes el ciclo del N, que se trata en el capítulo 27, el
del fósforo y el del azufre, de especial relevancia en suelos con mal drenaje y que está
ligado al ciclo del hierro.
456
— Acción mecánica:
Descomposición de restos y residuos orgánicos por fragmentación.
Bioturbación del material del suelo favoreciendo la mezcla de material orgánico e
inorgánico.
Creación de un espacio de huecos en la masa del suelo, eficiente en la transferencia
de fluidos.
Diseminación de organismos dentro del suelo. Por ejemplo, las larvas de nemátodos
pueden fijarse al exoesqueleto de los artrópodos,
— Acción química:
Degradación de los compuestos orgánicos a moléculas más sencillas.
Mineralización de componentes orgánicos a formas inorgánicas: liberación de
nutrientes para las plantas.
Síntesis y excreción de productos orgánicos en el suelo, por ejemplo, secreción de
mucopol isacáridos.
Fijación biológica de N2-atmosférico.
Intervienen en el ciclo de numerosos elementos, C, N, P, Ca, Fe, Mn, entre otros.
Producen compuestos biorreguladores, sustancias alelopáticas, así como de acción
bactericida, fungicida, entre otras.
Las acciones de los organismos del suelo se ven reforzadas en muchos casos,
por las interacciones y asociaciones entre ellos. Las acciones pueden ser simultá
neas (efecto sinérgico) o ser acciones sucesivas, en las que unos organismos utili
zan los productos residuales de los que han actuado en la etapa anterior de la
cadena trófica.
La acción de los microorganismos vendrá influenciada por:
457
cobre
cobalto
molibdeno: necesario para los bacterias fijadores de N2-atmosférico:
Azotobacter y Rhizobium
sodio
boro y otros
Factores de crecimiento: aminoácidos
vitaminas
— Condiciones de medio:
Temperatura. Los microorganismos, según su temperatura óptima para actuar se
agrupan en:
— Termófilos: 45 a 65° C
— Mesófilos: 15 a 45° C
— Psicrófilos: inferior a 20° C
Disponibilidad de agua.
Aireación. Los microorganismos, según sus requerimientos de oxígeno se agrupan en:
— Aerobios estrictos: requieren oxígeno como aceptador terminal de electrones en
la respiración.
— Aerobios facultativos.
— Microaerófilos.
— Anaerobios estrictos: el oxígeno resulta tóxico para ellos. Como aceptor termi
nal de electrones utilizan nitratos, sulfatos, hierro (Fe3+), anhídrido carbónico,
entre otros.
— Reacción del suelo:
Neutrófilos: Azotobacter y Nitrobacter.
Acidófilos: bacterias del azufre y la mayoría de hongos.
Indiferentes; bacterias amonificantes.
458
mm
Hábitat:
f^ | C ondiciones aerobias
□ C ondiciones anaerobias
459
La mineralización de la materia orgánica produce cambios en la relación C/N
(Alexander, 1980) a lo largo del tiempo hasta que se llega a un valor de estado
estacionario:
S em anas
460
ESTUDIO DE CASOS
En el Delta del Ebro, al estudiar una muestra procedente de un horizonte Bg de
un suelo de arrozal recién segado, y cortar la muestra con un cuchillo, se
observa que alrededor de una raíz fina aparece un círculo de color gris, en
húmedo 2,5 YR 8/2. rodeado por una corona de calor marrón.
1. Describir las condiciones de estos dos microambientes, así como sus posi
bles causas.
2. Teniendo en cuenta lo estudiado en el capitulo 14, ¿a qué microambiente le
corresponde un valor de Eh de -2 0 0 mV y a cuál de 800 mV, si el valor del
pH del suelo es 8,4?
Respuestas
1. La ra íz p ro v o c a u n a d e m a n d a b io ló g ic a d e o x íg e n o a lta , p o r lo q u e é ste se a g o ta en
el m ic ro a m b ie n te m á s p ró xim o . Las b a c te ria s a n a e ro b ia s p ro s p e ra n a q u í y o b tie ne n
e n e rg ía a p a rtir de la re d u cció n del h ie rro , el Fe3* de c o lo r ro jo o p a rd o p a sa a Fe2*
de c o lo r g ris -v e rd o s o .
Las interacciones entre microrganismos del suelo tienen lugar en relación con
la cadena trófica:
— Bacterias que aprovechan excretas de otras bacterias, por ejemplo, vitaminas, sus
tancias de crecimiento, antibióticos, entre otras.
— Bacterias que actúan de depredadores de otras bacterias. Para ello excretan enzimas
extracclulares que disuelven o lisan las membranas bacterianas y absorben los con
tenidos celulares (Harris, 1992).
Las interrelaciones entre dos especies pueden ser de distintos tipos (Alexander,
1980):
— Neutralismo: independencia.
— Simbiosis: dependencia mutua y beneficio para ambos.
— Protocooperación: asociación de beneficio mutuo, si bien no obligada.
— Comensalismo: sólo una especie obtiene beneficios.
— Competencia: eliminación de uno de los organismos al competir por cantidades
limitadas de los nutrientes disponibles. Sólo los mejor adaptados sobreviven.
— Amensalismo: supresión de una especie (secreción de toxinas).
— Parasitismo y predación: ataque directo.
461
5.2. Interacciones microrganismos-fauna del suelo
El papel de las lom brices de tierra se conoce desde antiguo (Darwin, 1881,
Lee 1985). Contribuyen tanto en la formación del suelo com o en la estructura
ción de los distintos horizontes en que actúen, dando lugar a la form ación de
agregados. En el tubo digestivo de las lom brices hay una im portante acción
microbiana, gracias a la cual los nutrientes son liberados de los restos vegetales
(Edwards, 1985).
La introducción de Eisenia foetida en un medio estéril da por resultado un cre
cimiento muy lento de estas lombrices. A l añadir protozoos se observa una interac
ción positiva, pudiendo concluirse que éstos deben ser una componente esencial de
la dieta de la E. foetida (Miles, 1963). La importancia de los microorganismos en la
dieta de las lombrices ha sido puesta de manifiesto en otros casos.
La interacción lombrices-nemátodos se manifiesta por el hecho de que la pre
sencia de las primeras hace dism inuir la población de nemátodos en el suelo.
462
ESTUDIO DE CASOS
El número de bacterias se estima observando el crecimiento de colonias en
medios de cultivo especiales, que se han inoculado con gotas de una suspen
sión de suelo muy diluida.
Justificar si es esperable que el número de Nitrobacter sea grande en un
Haplorthod últico.
— Exudados:
Compuestos de bajo peso molecular.
Escapan de las células por los espacios intercelulares y pasan al suelo por las unio
nes entre células, o directamente por las paredes celulares epidérmicas.
— Secreciones:
Compuestos de bajo peso molecular y mucílagos de alto peso molecular.
Son liberados activamente por la cofia de la raíz y las células epidérmicas.
— Mucigeles:
Capa de un material gelatinoso en el rizoplano, visible al microscopio electrónico.
Está formado por mucílagos, células bacterianas y sus productos metabólicos, así
como materia mineral coloidal y materia orgánica.
— Lisatos:
Compuestos procedentes de la autolisis de células epidénnicas viejas, atacadas por
microorganismos.
Los microorganismos más beneficiados por la presencia de las raíces son las bacterias,
que incluso llegan a asociarse con ellas.
Las principales interacciones planta-microorganismos se manifiestan por:
Las micorrizas son el resultado de la asociación de hongos con las raíces. El orden de
los endogonales, con una sola familia Endogonaceae, son hongos cuyas hifas se ven estimu
ladas a alargarse si en su proximidad hay raíces jóvenes vivas hacia las que crecen, pene
trando en las células del parénquima radicular, estableciéndose una relación simbiótica entre
ambos. Se forman las micorrizas endotróficas vesículo-arbusculares (Llimona, 1991), llama
das así por la forma arbuscular que adquiere la hifa que se introduce en la célula radicular.
463
Hay dos clases de micorrizas:
— Endomicorrizas:
Las hifas invaden las raíces jóvenes ramificando entre y dentro de las células.
Son las más abundantes, aunque sólo participan un bajo número de géneros de hongos.
Se observan en un 90 % de las especies superiores.
Tienen un gran interés para la agricultura.
Ejemplos: Sclerocystis, Glomus, Acaulospora y Gigaspora.
— Ectomicorrizas:
Las hifas penetran ligeramente en la epidermis radicular. Su crecimiento se continúa
fuera de la raíz, formando una extensa cubierta a su alrededor. Inducen deformacio
nes morfológicas en la raíz.
Las hifas del hongo sirven a modo de extensión de la raíz favoreciendo la absorción
de agua y nutrientes, en especial el fósforo.
Se encuentran muy frecuentemente en las especies forestales, por ejemplo, en coni
feras.
Gran diversidad de hongos basidiomicetes y ascomicetes.
464
Las micorrizas producen sustancias de crecimiento para la planta, aumentan su resisten
cia a la sequía y disminuyen las infecciones por parte de organismos patógenos. Los efectos
beneficiosos de las micorrizas se dejan sentir principalmente en suelos pobres, así por
ejemplo, en escombreras de mina rehabilitadas, los árboles inoculados antes de plantar cre
cen más rápidamente que los no inoculados.
La planta proporciona carbohidratos sencillos y vitaminas al hongo, dado que la mico-
rriza no es capaz de atacar la celulosa.
465
rente a sus reacciones frente a la contaminación química y perturbaciones de su hábitat. Los
Collembola muestran una capacidad para vivir en medios contaminados, de forma que cier
tos metales tóxicos pueden ser acumulados en células medio descompuestas que son aban
donadas por el animal durante la muda (Joose y Buker, 1979). De este modo el animal
puede hacer frente a niveles altos de metales sin sufrir un efecto letal inmediato.
Se ha observado que la aplicación continuada de fungicidas a lo largo de muchos años
en huertos de manzanos provoca la desaparición de las lombrices de tierra, lo que ocasiona
un deterioro de la estructura en los 40 primeros centímetros del suelo (Westeringh, 1972).
Para beneficiarse de los efectos de la introducción de lombrices en el suelo se requiere
un adecuado conocimiento de su ecología. La falta de tal conocimiento ha llevado a intro
ducir de forma generalizada la Eisenia foetida como mejorador del suelo, si bien esta lom
briz sólo vive en materiales ricos en materia orgánica y, por consiguiente, no es eficiente en
campos de cultivo (Lee, 1985).
La utilización de la E. foetida para mejorar lodos de depuradora exige tener en cuenta
que, si bien esta lombriz está adaptada a vivir en condiciones poco aerobias, para que su
crecimiento sea posible el Eh debe ser superior a 250 mV (Kaplan y cois. 1980). Esto exige
una aireación de los lodos inicialmente anaerobios o su mezcla con el suelo en condiciones
de buen drenaje. Por consiguiente, el uso del potencial de la E. foetida como bioconvertidor
de residuos orgánicos exige que se mantengan determinadas condiciones de medio, fijadas
por las exigencias ecológicas de la lombriz.
El vertido de aguas residuales al suelo y su posible incidencia sobre las capas freáticas
han llevado a estudiar el papel depurador que podían desempeñar los microrganismos que
viven a profundidades de decenas de metros y hasta 300 m (Brock y Madigan, 1991).
Se ha comprobado la existencia de microorganismos, principalmente bacterias, a tales
profundidades. No parecen estar relacionadas con las que viven en el suelo, su actividad viene
condicionada por la disponibilidad de nutrientes y su papel en la degradación de xenobióticos
y agroquímicos puede tener un interés grande para evitar la contaminación de acuíferos.
ESTUDIO DE CASOS
1. Discutir el papel desempeñado por las lombrices de tierra en un bosque de
coniferas sobre un Dystrochrept úmbrico (S.S.S. 1996) y en una pradera
sobre un Haploxeroll calciorthídico y un Vermudoll típico.
2. Indicar qué tipo de organismos pueden adquirir importancia al reinundar
una antigua laguna costera desecada, sabiendo que el suelo del fondo de
la laguna contenía yeso vermiforme.
Respuestas
1. El D y s tro c h re p t ú m b rico e s un su e lo á c id o p o r lo q u e no es un h á b ita t a d e c u a d o p a ra el
d e s a rro llo d e la s lo m b ric e s d e tie rra . En el H a p lo x e ro ll C a lc io rth íd ic o la s lo m b ric e s
e n cu e n tra n un m e d io m á s a d e cu a d o , p u e s a la p re s e n c ia de m a te ria o rg á n ic a (e p ip e
d ió n m óllico) se u n e un p o rce n ta je de s a tu ra ció n d e b a se s alto, p e ro el c a rá c te r xé rico
(m á s d e 4 5 d ía s c o n s e c u tiv o s co n la s e c c ió n co n tro l s e c a d e s p u é s d e l s o ls tic io de
v e ra n o ) o b lig a rá a las lo m b rice s a d e s c e n d e r en el p erfil o a d e te n e r su a c tivid a d e n ca p -
s u lá n d o se . F in a lm e n te el V e rm u d o ll típ ico cu e n ta co n to d a s las co n d ic io n e s fa vo ra b le s.
2. El n u e v o m e d io s e rá reductor, p o r lo q u e p u e d e a c tu a r el Desuifovibrio desulfuricans
red u c ie n d o el a n ió n s u lfa to p ro c e d e n te de la d is o lu c ió n del y e s o y p o s te rio r re d u cció n
d e l Ión s u lfa to a su lfu ro , q u e e n p re s e n c ia de h ie rro p o d ría p re c ip ita r en fo rm a d e pirita.
466
7. Bibliografía
467
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468
17
Procesos formadores
Una explicación científica es una respuesta satisfactoria
a una pregunta sobre el porqué o el cómo
D i j k e r m a n , 1974
469
se ha revalorizado con el uso de los ordenadores, al facilitar éstos el estableci
miento de modelos de génesis de suelos.
ESTUDIO DE CASOS
Para los suelos derivados de diorita, gabros y alguna otra roca básica, única
mente, el promedio total de arcilla de un suelo expresado en tanto por ciento se
relaciona con la tem peratura media anual por medio de una función lineal
(Jenny, 1941):
a = 4,94 x T - 37,4
Deseando saber si tal ecuación es aplicable o no en los correspondientes sue
los, se pide:
a) ¿Entre qué intervalos se puede hallar la temperatura para que sea compa
tible con la existencia de arcilla?
b) Hallar los valores de arcilla para dos localidades en las que las temperatu
ras medias anuales sean: T, = 15,5 °C y T2 = 10,1 °C
Respuestas
a. 7,57 °C < T < 27,81 °C
b. (1) a = 39,2% ; (2) a = 12,5%
— Enfoque basado en los procesos form adores: (Sim onson, 1959): Los proce
sos form adores son aquellos que provocan los cambios en el suelo, es decir,
son la causa de que éste vaya evolucionando a lo largo del tiempo. El estudio
de los procesos puede lim itarse a alcanzar una visión parcial del sistem a (nivel
de caja gris) o bien bastante com pleta de la estructura interna del sistema, iden
tificando y analizando todos los reguladores, alm acenam ientos y flujos posi
bles (nivel de caja blanca).
Los procesos formadores se pueden agrupar en:
— Procesos específicos, tales com o disolución, hidratación, hidrólisis, disolución,
carbonatación, oxidación, reducción, entre otros, que son los que potencial
mente pueden contribuir al desarrollo del suelo y cuyo peso variará de unos
medios a otros.
— Procesos compuestos, son los que resultan de la acción de un conjunto de pro
cesos específicos. Cabe citar la calcificación, gleificación, podsolización, sali-
nización, entre otros. Este tipo de procesos son los responsables de la form a
ción de horizontes determ inados, por la acción preponderante de uno de ellos.
En definitiva, son los responsables de la génesis de un suelo, por lo que se les
denom ina procesos edafogénicos. Este enfoque requiere un tratam iento mucho
más com plejo y exige técnicas de trabajo de m ayor precisión.
— Enfoque basado en las relaciones suelo-paisaje: Los suelos no existen com o
entes aislados, sino que presentan una organización espacial en el paisaje
470
(Gerard, 1980). Por ello es posible enfocar los estudios de génesis de suelos
desde una perspectiva que tenga en cuenta tanto los procesos geomórficos
(procesos de superficie y dinámica del paisaje), como los procesos que han
dado lugar a los suelos en dicho paisaje y determinan su evolución y distribu
ción. El estudio de las propiedades de las formas del paisaje y de los factores y
procesos responsables de su formación constituye, por consiguiente, otro enfo
que posible para intentar explicar las variaciones, tanto verticales como latera
les que presentan las propiedades y explicar así la distribución de los suelos en
un paisaje determinado. El concepto de catena (Cap. 18) y de toposecuencia
resultan fundamentales en este enfoque, para explicar el modelo de distribu
ción de los suelos en una ladera.
2. Procesos de meteorización
2.1. Concepto
La meteorización está integrada por un conjunto de procesos que afectan a las rocas y
minerales, prolongándose y confundiéndose con la edafogénesis, como uno más de los pro
cesos que tienen lugar en ella. No existe una separación nítida entre meteorización como
proceso previo y edafogénesis, durante la cual las rocas y minerales pueden seguir meteo
rizándose, si no han alcanzado un estado de tendencia estacionaria en un medio dado. Si
esto ha sucedido, los procesos típicos de la meteorización se amortiguan.
En la bibliografía en español se utilizan tres términos, el de meteorización, alteración e
intemperización, que traducen el término inglés «weathering», derivado de «weather»
(tiempo atmosférico). Siguiendo a los autores anglosajones «alteration» queda reservado a
las transformaciones que sufre una roca o un mineral fuera del contacto con la atmósfera,
como por ejemplo una alteración diagénica.
Los términos meteorización y su equivalente intemperización, éste de uso generalizado
en países latinoámericanos, parecen más adecuados, por su mayor precisión, que el de alte
ración que, no obstante, es el que utilizan los autores francófonos: «altération».
Las condiciones termodinámicas bajo las cuales se forma una roca o un mine
ral, pueden diferir considerablemente de las que rigen en o cerca de la superficie
terrestre, de ahí las transformaciones que se desencadenan. El resultado será un
producto más estable en las nuevas condiciones de medio.
Para citar algunos ejemplos, una granodiorita se origina por consolidación de un
magma, un basalto se forma a partir de una colada volcánica, una caliza puede resultar de
una precipitación en el agua, un esquisto puede ser el producto del metamorfismo de un
sedimento. Cualquiera de estas condiciones difiere grandemente de las que rigen en las
zonas en las que tiene lugar la meteorización.
471
Interesa precisar los siguientes conceptos:
Roca originaria:
— No afectada por la meteorización.
Estabilidad de los minerales (SSS, 1998)
— La estabilidad de un mineral en un medio (suelo) es, en parte, función del régimen
de humedad (del suelo).
— En taxonomía de suelos, al hablar de minerales resistentes y de minerales meteoriza-
bles, se asume que las condiciones corresponden a un clima húmedo. Una caliza,
p.e., es perfectamente estable en suelos de zonas áridas.
Minerales resistentes (SSS, 1998)
— Son aquellos que perduran en la fracción arena (20 - 2000 pm).
— El más común en los suelos es el cuarzo. Menos comunes son las esfena, rutilo, zir-
cón, turmalina y berilo.
Minerales meteorizables (en sentido restringido) (SSS, 1998)
— Fracción arcilla: Minerales de arcilla 2:1, excepto las cloritas con una capa alumínica
entre láminas. Sepiolita, talco y glauconita, aunque a veces no tengan tamaño arcilla.
— Fracción arena (20 a 2000 pm): feldespatos, feldespatoides, minerales ferromagne-
sianos, vidrios, micas, zeolitas y apatito. No se toman en consideración la calcita ni
el yeso.
Alterita (Chatelin y Martin, 1972); saprolita (Becker, 1884; Calven et al., 1980):
— Material con un cierto grado de meteorización, sin haber sido transportado.
— Conserva una disposición más o menos próxima a la de la roca de que procede.
— No ha alcanzado una organización estructural de tipo estrictamente edáfico.
— De composición mineralógica muy variable, desde minerales resistentes a minerales
meteorizados parcialmente.
— Corresponde a un horizonte C.
Frente de m eteorización (Mabbutt, 1961):
— Constituye el límite de la capa meteorizada (alterita) y la roca originaria.
— El espesor de la capa meteorizada depende de las características de la roca y de las
condiciones del medio.
En el siguiente esquema se muestra un frente de meteorización que presenta un límite
que puede ser irregular abrupto (p. ej.: con un basalto o una caliza dura), o bien gra
dual (p. ej.: con un granito).
Llanura
Frente de
m eteorización
472
2.2. Meteorización: Esquema general
La meteorización está integrada por un conjunto de procesos específicos, que
dan lugar a una serie de productos.
El sistema puede esquematizarse del siguiente modo, en el supuesto de que se
parta de una roca no meteorizada:
473
— M eteorización física:
Consiste en la desagregación mecánica de la roca, con disminución del tamaño de
los fragmentos y aumento de la superficie de ataque físico-químico.
— M eteorización geoquímica:
Las transformaciones de tipo químico y mineralógico tienen lugar sin apenas inter
vención de la materia orgánica.
— M eteorización biológica o bioquímica:
Viene condicionada y está íntimamente ligada a la acción de la materia orgánica. Los
agentes principales de la meteorización son los seres vivos y los productos que liberan.
Las características clim áticas, precipitación y tem peratura, determ inan funda
m entalmente el predominio de uno u otro tipo de m eteorización. En función del
clima, m odificando un m odelo propuesto por Barnes (1980), los tipos de m eteori
zación predominantes serán los siguientes:
a) Meteorización física
La meteorización física se debe a la aparición de tensiones im portantes en el
interior de la roca, que provocan roturas a favor de planos de fractura o de líneas
de debilidad, sin que se produzcan cam bios apreciables en la m ineralogía de los
constituyentes.
Se han propuesto muchos mecanismos para explicar la meteorización física, si bien
pocos se basan en la observación y menos en la experimentación.
474
Atendiendo al origen de las fuerzas que provocan la disgregación de la roca
cabe distinguir:
Procesos endocinéticos:
— Las fuerzas se generan dentro de la roca por:
Efecto de descarga.
Efecto de los cambios de temperatura: termoclastia.
Procesos exocinéticos:
— Las fuerzas actuantes son externas a la roca y se deben a:
Saturación por agua.
Cristalización del agua intersticial.
Cristalización de sales: halocinesis.
Efecto mecánico de animales y plantas.
a. 1) Procesos endocinéticos
Los efectos de descarga se deben a que la erosión va desmantelando los materiales de
forma que la presión litostática sobre los subyacentes se va haciendo cada vez menor. Llega
un momento en que la presión confinante ha disminuido tanto, que la roca puede sufrir una
cierta expansión. Esto genera un sistema de fracturas muy próximas.
La gran elasticidad del granito favorece la aparición de diaclasas por disminución de pre
sión. Al erosionarse la cubierta y sumarse la acción de la meteorización química, quedan en
superficie bloques de gran tamaño, dando lugar a un paisaje berroqueño muy característico.
La secuencia en el desarrollo de los bloques puede esquematizarse (Twidale, 1976) con
tres estadios: meteorización diferencial subsuperficial controlada por el sistema de diacla
sas (a y b) y paisaje berroqueño (c):
a) b)
i 1 i i 4—L» w ip
i
l i 1 r ira# na -3 JE ihÍ Í
-----
El resultado final en los Cuatro Postes (Ávila, España) sobre el río Adaja corresponde a
la figura de la derecha:
475
La term oclastia es el mecanismo de rotura de las rocas debido a los cambios de tem
peratura. Su eficacia real ha sido cuestionada por muchos autores. A pesar de ello se le atri
buyen una serie de procesos, entre ellos la exfoliación de ciertas rocas en capas paralelas a
la superficie del terreno, dando lugar a escamas concéntricas, denominada disyunción esfe
roidal o en capas de cebolla; y, en rocas policristalinas, la disgregación en granos indivi
duales. En ambos casos la interacción de los procesos químicos contribuye a hacer más efi
caz la desintegración de la roca.
b) Meteorización geoquímica
La roca en o cerca de la superficie tiende a adaptar sus com ponentes a las nuevas
condiciones que impone el contacto con la atm ósfera, hidrosfera y biosfera de acuer
do con el principio de Le C hatelier. La m eteorización quím ica se caracteriza por:
476
La meteorización química es de fundamental importancia tanto para el desa
rrollo de la fertilidad química del suelo, al posibilitar la liberación de los elemen
tos inmovilizados en las redes cristalinas, como en el deterioro de aquellas partes
de un edificio expuestas a la intemperie (Vicente et al., 1993).
Las aparentes excepciones no son tales, sino que se pueden explicar atendiendo a otros
aspectos que inciden sobre la estabilidad de los minerales frente a la meteorización, así:
477
• Carga del elemento. Por ejemplo, el olivino (Fe, Mg)2 S i04 es altamente meteori-
zable, frente al zircón ZrSiü4, siendo ambos nesosilicatos.
— La estructura del cristal:
• Estructura cristalina.
• Cristales homodésmicos-heterodésmicos: un mineral con diferentes tipos de enlaces
(heterodésmico) resulta menos estable, al ser vulnerable por el enlace más débil.
• Sustituciones isomórficas: hacen disminuir la estabilidad, así la albita NaAlSi30 8
es más estable que la anortita CaAl2Si20 8.
— Las condiciones de medio a las que se encuentre sometido el mineral, en especial
el régimen de humedad del suelo. Así, por ejemplo, en condiciones de aridez o de
semiaridez, resultan estables minerales tales como el yeso y la calcita, que en medios
más húmedos son de los primeros en ser meteorizados y ser eliminados por lavado.
Las condiciones del medio son las que permiten explicar la existencia de determinados
minerales en las fracciones finas (arcilla y limo), ya que su baja estabilidad relativa no jus
tificaría la presencia de algunos de ellos en el suelo. Jackson y Sherman (1953) establecie
ron la siguiente secuencia de estadios de meteorización:
E s ta d io d e ... , „ .. S u e lo s m a s re p re s e n ta tiv o s
M ete o riza c ió n
M in e ra le s e sta b le s ■. .
e n q u e se p u e d e p re s e n ta r
478
b.2) Mecanismos de meteorización geoquímica y bioquímica
Las reacciones químicas que tienen lugar en la meteorización son sencillas y
bien conocidas. Al ser exotérmicas tienen lugar de forma espontánea, si bien el
grado de progreso que alcanzan es muy variable en función de las condiciones del
medio. Las principales reacciones (procesos específicos) son:
— Disolución — Óxido-reducción
— Hidratación — Intercambio-iónico
— Hidrólisis — Complexación
— Carbonatación
— Tener importancia en rocas solubles (yeso, halita y otras). La fachada del Palacio del
Marqués de Dos Aguas (Valencia, España) es de alabastro y presenta procesos de
este tipo. Afecta además a los productos solubles resultantes de otros procesos de
meteorización.
— Depender del pH del medio, temperatura e interacción con otros iones (efecto ion
común y otros) y de la cantidad de agua que circule.
— La movilidad de los productos solubles determina la forma de proseguirse las
reacciones y, por consiguiente, los productos finales. La relación entre la carga
del ión (z) y el radio iónico (r) se ha utilizado (Masón, 1966) para establecer el
comportamiento de un ion frente al agua y, por consiguiente, en la meteorización
o en el suelo:
CATIONES
• Cs SOLUBLES
• Rb
• Ba
• K PRECIPITADO POR
• Sr HIDRÓLISIS
• Th
• Na • Ca > • U
• Se • Zr
Fe • Fe
• Ga • Ti • Nb, Ta z /t = 12
• Li • Mn
• Al • V ___ ___ — ■
------
«Be • P • s
ANIONES COMPLEJOS
• C # N SOLUBLES
i ____ 1_______ 1 __ 1_____ ___ I___________I___________
0 1 2 3 4 5 6 7
carga iónica Z
479
b.2.2) Meteorización por hidratación
— Consistir en la reacción entre un mineral y el agua para dar un ácido y una base:
2H20 <-> H ,0 + + OH
El ión H30 + separado de la molécula del agua pasa a formar un complejo de esfera
interna (Sparks, 1995).
— Afectar a los alumino-silicatos que se comportan como si fuesen sales de un hipoté
tico ácido silícico (débil) y una base fuerte, con lo que el catión de la sal tenderá a
ser sustituido por un ión H+. Los productos intermedios permanecerán o serán elimi
nados, según sea su solubilidad, con lo que habrá un enriquecimiento relativo de
algunos componentes. El pH, la clase de drenaje y el posible aporte de elementos en
solución condicionarán los productos. Tomando como ejemplo la hidrólisis de una
albita en un medio percolante:
inestable
480
La reacción del mineral con el agua hace variar el pH de ésta. Esto llevó a Stevens y
cois. (1948) a introducir el concepto de p H d e a b r a s ió n que es el que alcanza el agua al
incorporarle un mineral pulverizado. Resulta ser característico para cada especie mineral y
podría utilizarse como un ensayo para identificar de forma aproximada minerales puros:
Feldespatos Piroxenos
Albita 9-10 Augita 10
Oligoclasa 9 Hiperstena 8
Anortita 8 Olivino 10-11
Ortoclasa 8 Nefelina 11
Microclina 8-9
Micas Carbonatos
Biotita 8 Calcita 8
Moscovita 7 Dolomita 9-10
Siderita 5-6-7
Anfíboles Minerales de arcilla
Actinolita 11 Caolinita 6
Hornblenda 10 Montmorillonita 7
Cuarzo 6-7
481
c) M edio percolante (Sand, 1956)
La secuencia puede ser: feldespatos con mica asociada —» caolinita (bien cristalizada).
La reacción será:
4 HAlSi30 8 + H20 Al4Si4O |0(OH)8 + 8SÍO,
La secuencia puede ser: feldespatos sin mica asociada —> halloisita 10 Á (mal cris
talizada).
La reacción será: 4 HAlSi30 8 + 6 H20 —» (OH)8Si4Al4O |0.4H2O + 8 S i0 2
d) M edio muy percolante y agresivo (tropical)
La secuencia puede ser: feldespatos ---------- gibsita (Stephen, 1963)
halloisita
(Bates, 1962)
La reacción será:
H A lS iA + H ,0 Al(OH)3 + 3S¡02
Los trabajos de microscopía electrónica han permitido pasar de los estudios teóricos
sobre estabilidad, basados en cálculos energéticos, a una observación directa. En el caso de
los feldespatos se ha puesto de manifiesto que los granos individuales presentan frecuente
mente irregularidades muy marcadas, tales como composición zonal, intercrecimientos
laminares de distintas especies, y películas de sustitución y revestimientos. La inherente
complejidad de estos minerales, lo que puede denominarse fenómenos de orden-desorden,
debe tener un efecto significativo sobre los procesos de meteorización (Wilson,1975).
En la meteorización de las m icas se observa una mayor estabilidad en el caso de las micas
dioctaédricas (moscovita) frente a las trioctaédricas (biotita). La mayor energía de formación de
la moscovita da una primera explicación. Las fórmulas teóricas KAl2(AlSi3)O|0(OH)2 para la
moscovita y K (Mg,Fe)3(Al,Si3)Oifl(OH)2 para la biotita sugieren que, con hierro ferroso en
la estructura, en un medio oxidante, la biotita será menos estable. Ambos minerales son hete-
rodésmicos, por presentar diferentes tipos de enlaces, de forma que las uniones del potasio
interlaminar con las caras siloxanas representan un punto débil en la estructura.
La mayor facilidad de transformación de las micas trioctaédricas en vermiculita parece
poderse explicar por la orientación del dipolo hidroxilo en la capa octaédrica. El hecho de
que sea perpendicular a la capa silicatada (Basset, 1960), hace que la carga protónica sea
adyacente a K+ y éste se halle en un medio relativamente inestable. En micas dioctaédricas,
la orientación del grupo hidróxilo está inclinada y, por consiguiente, más alejada del pota
sio, que puede estar fijado más firmemente entre las láminas (Wilson, 1975).
Las condiciones del medio controlan la meteorización de las micas trioctaédricas (Wil
son, 1975):
482
Oxidación en medio ácido.
biotita —» vermiculita
Meteorización en medio rico en Mg2+
biotita —» clorita
Meteorización en condiciones extremas: biotita —» caolinita, goetita, gibsita
La m eteorización de los m inerales ferrom agnesianos ha sido poco estudiada; por ser
minerales de elevada temperatura de formación tienen menores valores de energía de for
mación, por lo que son fácilmente meteorizables. La presencia de Fe2+ en su estructura
favorece la desorganización del mineral en un medio oxidante. Los productos finales
dependen grandemente de las condiciones del medio, en especial de drenaje:
— Olivino:
Meteorización en medio mal drenado.
olivino —¥ iddingsita (Smith, 1962).
Meteorización en medio drenado.
Mg2S i04 + H20 + C 0 2 S i02 + Mg2+ + HCOj
— Piroxenos:
Meteorización en medio mal drenado.
piroxeno —> silicato laminar.
Meteorización en medio con drenaje libre,
piroxeno —» desorganización total.
— Anfíboles:
Meteorización en medio mal drenado (Stephen, 1952).
homblenda - » clorita -> interestratificado clorita-vermiculita.
Meteorización en medio con drenaje libre,
anfiboles —> desorganización total.
Al igual que ocurre con los feldespatos, las superficies de los granos de olivino presen
tan signos que denotan que la disolución se produce en puntos concretos en los que existe
una dislocación estructural (Wilson, 1975), la eliminación de los iones Fe2+ y Ca2+ que
enlazan los tetraedros provoca el colapso de la estructura (Besoain, 1985).
483
Como ejemplos de meteorización por carbonatación se exponen las ecuaciones corres
pondientes a los carbonates (calcita), plagioclasas (anortita y albita), feldespato potásico
(ortosa) y la del olivino (forsterita):
— Meteorización de la calcita.
CaC03 + H ,0 + C 0 2 -> Ca2+ + 2HCO,
— Meteorización de plagioclasas.
CaAl2Si20 8 + 3H20 + 2CO, Al2Si20 5(0H)4 + Ca2+ + 2HCCV
anortita caolinita
2NaAlSi3Og + 3H20 + 2C 02 -» Al2Si20,(OH)4 + 4Si02 + 2Na+ + 2HC03"
albita
— Meteorización de la ortosa.
3KAISÍA, + 2H20 + 2C 02 -> KA12(A1Sí 3)OI0(OH)2 + 6Si02 + 2K+ + 2HCCV
ortosa ¡lita
— Meteorización del olivino.
Mg2Si04 + H20 + C 0 2 -> S i02 + Mg2+ + HCOj-
forsterita
ESTUDIO DE CASOS
Discutir los siguientes aspectos:
1. Importancia de la meteorización física en las zonas tropicales húmedas.
2. Comparar la velocidad de los procesos de meteorización química en zona
templada y en zona tropical.
3. Efecto de las lluvias cálidas, frente al de la lluvias frías en relación con un
proceso de meteorización por carbonatación.
4. Establecer relaciones entre la meteorización y las fuentes de nutrientes
inorgánicos de las plantas.
5. En macizos formados por rocas calcáreas, la erosión puede dejar al descu
bierto formas cársticas. Si la roca presenta una alternancia de estratos hori
zontales de calcita y de dolomita puede ocurrir que las formas dejadas al
descubierto aparezcan recortadas con entrantes y salientes, dando lugar a
formas singulares, como en el caso del célebre «torcal» de Antequera
(Málaga, España). Explicar el porqué.
484
b.2.5) M eteorización por óxido-reducción
— Afectar a aquellos elementos que pueden actuar con diversos estados de valencia,
tales como el hierro, manganeso, azufre, entre otros (Cap. 14). Estos elementos pue
den presentarse en forma reducida en las rocas y algunos sedimentos marinos o de
estuario, como es el caso de la pirita, FeS2. La oxidación puede producirse por el
contacto con el aire o por la acción de bacterias autótrofas.
— Llevar asociado un cambio de volumen, de color, o formación de revestimientos de
color negruzco.
Los procesos de intercambio iónico entre las superficies de las raíces y catio
nes alojados en una red cristalina en las inmediaciones de la superficie del mineral
pueden provocar una desorganización y el progresivo colapso de la estructura.
485
La formación de complejos influye en la liberación de cationes de las rocas. Así, por
ejemplo, una cubierta de liqúenes sobre un basalto da lugar a una capa de roca meteorizada
de mayor espesor que en la misma roca sin liqúenes (Jackson et al., 1970). Por otro lado, la
formación de un complejo puede hacer variar la movilidad del elemento dado en el sis
tema.
3
Moderado
Ejemplo: Cruzado,
moderadamente meteorizado.
Fuerte
Ejemplo: Punteado,
9 25 a 75 %
75 a 97,5 %
fuertemente meteorizado.
486
4 Completo > 97,5 %
Ejemplo: Lineal,
completamente meteorizado.
Factor Acciones
Agua Interviene en las reacciones: hidrólisis.
Contiene sustancias activas.
Transporta fuera del sistema los elementos solubles.
Temperatura Acelera las reacciones. Ley de van’t Hoff.
Oxígeno Procesos redox.
Anhídrido carbónico Equilibrio carbonatos-bicarbonatos.
Carbonatación.
Agentes complejantes Transporte elementos.
Materia orgánica Agente reductor.
Iones H* y OH Condiciones de pH del medio.
Microorganismos Catalizan ciertas reacciones.
Interacción entre iones Puede afectar la solubilidad.
Posición en el paisaje Entrada y salida de materia.
Condiciones de drenaje Exportación de elementos.
Neoformaciones (drenaje deficiente).
c) Meteorización biológica
Los organismos vivos pueden desempeñar un papel muy activo en la meteori
zación, tanto física como química (meteorización bioquímica) (Cap. 16), pudiendo
destacar:
487
ESTUDIO DE CASOS
Los procesos de meteorización pueden llegar a suponer un problema impor
tante para la conservación de edificios, así por ejemplo, sufren procesos de
degradación la portada románica del monasterio de Ripoll (Girona, Cataluña,
España), los edificios construidos con piedra de Villamayor en Salamanca, la
antigua catedral de Lleida, entre otros muchos. En Salamanca se trata de una
grauvaca feldespática (Corrochano y cois., 1984) y en Lleida de una arenisca
de cemento calizo con presencia de sales solubles.
Discutir qué procesos tienen lugar en estos u otros casos.
Respuestas
• La arenisca se meteoriza por crecimiento de cristales y por disolución del
cemento calizo. Las grauvacas feldespáticas de Villamayor contienen esmec
titas por lo que sufren procesos de expansión-retracción.
La meteorización de la galena tiene lugar por oxidación, dando lugar a minerales secun
darios de plomo:
piromorfita: Pb5(P04)3Cl
cerusita: PbCO,
plumbogumita: PbAI, (P04)2(OH)v H20
anglesita: PbS04 (primer paso a la formación de cerusita)
mimetita: Pb5 (As0 4)3C1
488
El estudio de estos comportamientos puede ayudar a interpretar la existencia de concen
traciones elevadas de estos elementos en un determinado terreno, pudiendo servir para
identificar una posible fuente de contaminación (Cap. 27).
3. Procesos edafogénicos
489
La complejidad de la mayor parte de los procesos edafogénicos se debe a la acción con
junta de diversos agentes que intervienen en la génesis del suelo, con distinta intensidad y
velocidad. Por ello no resulta sencillo establecer una agrupación única.
Teniendo en cuenta que el suelo es un sistema dinámico abierto, los procesos
que se pueden identificar son:
— Adiciones al suelo:
Agua: Por la superficie.
Lateralmente.
A partir de una capa freática.
Energía solar.
Oxígeno.
Materia orgánica: oscurecimiento.
Sales disueltas en el agua o procedente de aerosoles: salinización.
Polvo: eólico o volcánico.
Materiales procedentes de la erosión, ricos en materia orgánica: aluvionamiento y
coluvionamiento.
Materiales aportados a la superficie del suelo por el hombre.
490
Translocación de arcilla: argiluviación.
Translocación de hierro, aluminio y materia orgánica: queluviación.
Formación de humus mor o moder, meteorización y queluviación: podsolización.
Translocación de caliza: calcificación.
Translocación de yeso: gypsificación.
Translocación de sílice
Acumulación y redistribución de sales más solubles que el yeso: salinización.
ESTUDIO DE CASOS
1. De los procesos que se relacionan, indicar cuáles pueden haber actuado
simultáneamente, secuencialmente, alternativamente, tener acciones con
trapuestas o ser incompatibles con la formación de un Natrixeralf vértico.
491
Bases para la discusión
3. Retallack (1990) en su obra Soils of the past indica que las propiedades de
ia fase sólida de los suelos contienen un registro de la edafogénasis pasada.
Para determinar si un rasgo es actual o relicto se puede recurrir al estudio de
las soluciones del suelo. Su composición puede ayudar a interpretar qué proce
sos son todavía activos.
Se suelen utilizar dos técnicas para estudiar procesos de translocación: por un
lado la succión y los lisímetros (Ugolini et al. 1988, Barbee y Brown, 1986); y
por otro, resinas quelatantes e intercambiadoras de iones, enterradas en el
suelo (Ranger et al., 1998, Barrett y Schaetyl, 1998).
ESTUDIO DE CASOS
Los productos resultantes de la meteorización de un mismo material originario
pueden ser distintos debido a que lo sean las trayectorias según las condicio
nes climáticas dominantes.
Discutir el resultado de la meteorización de un material piroclástico (ceniza vol
cánica) en tres supuestos distintos:
a) clima húmedo,
b) clima mediterráneo semiárido,
c) clima templado.
Respuestas
a) M aterial con bajo grado de ordenación (alófana e im ogolita); filosilicatos 1:1 y gibsita.
Consultar: W ada 1 9 8 0 ,1 9 8 7
M izota etal., 1988
Jongm ans e tal., 1995.
b) Haloisita y alófana.
Consultar: Silbert e tal., 1994
c) Vermiculita, m ica y caolinita.
Consultar: Ezzaím e tal., 1999.
De acuerdo con el esquema planteado, se hará una síntesis de cada uno de los
principales procesos.
a) Adiciones
a.1) Incremento del contenido de materia orgánica
Es un proceso muy general, que deriva de la presencia de vegetación (Cap. 8). Es res
ponsable del mayor o menor oscurecimiento de los epipediones, así como de la posterior
existencia de otros procesos.
492
a.2) Aportaciones
Hay que englobar diversos mecanismos de adición de materiales al suelo: aluviona-
miento o aporte por las corrientes fluviales de materiales erosionados que fueron compo
nentes de otros suelos; coluvionamiento de materiales por escorrentía difusa y efecto de la
gravedad al pie de una ladera; y tcfra-aportación, según la cual materiales volcánicos de
granulometría más o menos fina recubren un suelo.
b.2) Humificación
Se ha explicado con detalle en el Cap. 8.
b.3) Edafoturbación
Proceso por el cual los materiales del suelo sufren cambios posicionales y efectos de
mezcla dentro del propio suelo. Pueden deberse tanto a comportamientos de la meso y
macrofauna del suelo, como a raíces gruesas de los árboles en los efectos de caída y arran
que, típicos de los bosques de coniferas boreales (bioturbación). El efecto de la expan
sión-retracción de las arcillas (argiloturbación), el de hielo-deshielo (crioturbación), y otros
agentes mecánicos son también origen de procesos de este tipo.
b.5) Brunificación
Este proceso se da en suelos de regiones de clima atlántico templado o semicontinental,
en medios biológicamente activos (mull), con buena aireación, con suficiente hierro y arci
lla para que se pueda formar una estructura bien desarrollada. El hierro actúa de enlace
entre los ácidos húmicos y las arcillas. La mayor humedad del clima no permite la deshi
dratación de los óxidos de hierro y el color del suelo es pardo.
493
de los microorganismos. Ello se debe a la presencia de un régimen de humedad con exceso
de agua, como por ejemplo, el de carácter «ácuico». La movilidad de los compuestos ferro
sos a causa de su solubilidad puede provocar una decoloración del horizonte afectado.
Puede precipitar en forma férrica allí donde el oxígeno llegue en cantidad suficiente, al
menos en alguna parte del año, si existe alternancia de condiciones aerobias y anaerobias
de la capa freática. En la zona de oscilación se pueden llegar a formar concreciones esferoi
dales duras de hierro y manganeso. Su número, tamaño y composición responde al régimen
de humedad y a la estructura del medio poroso, por lo que pueden ser utilizadas como indi
cador de los procesos de hidromorfismo (Blagoveschensky y Samsonova, 1999, Raben-
horst et al., 1998).
b.9) Ferrolisis
La ferrolisis ha sido descrita por Brinkman (1970) en suelos hidromorfos con horizontes
superficiales gleificados, ácidos, de colores pálidos (generalmente álbicos), bajos contenidos
de arcilla y materia orgánica. Suelos que ocupan formas prácticamente llanas de terrazas mari
nas o fluviales y que se inundan estacionalmente debido a las lluvias. La alternancia de condi
ciones reductoras y oxidantes comporta una acidificación y una destrucción de las arcillas.
Van Breemen y Buurman (1998) distinguen dos fases. En la principal, el Fe(II) formado
en condiciones reductoras entra en las sedes de intercambio y desplaza cationes basifican
tes, que pueden perderse por lavado o por difusión y drenaje lateral. Al repetirse el proceso,
la parte superior del suelo, afectada por el proceso de redox, se irá acidificando. En las épo
cas en las que existen condiciones oxidantes, el hierro pasa a Fe (III) y precipita, mientras
que las sedes de intercambio liberadas por el Fe(II) pueden ser ocupadas por los H+ libera
dos en la oxidación de un hidróxido de Fe(II). Las arcillas-H son inestables y su colapso
libera sílice amorfa y Al3+, que pasa a ocupar sedes de intercambio. Un nuevo ciclo Fe(III)
a Fe(II) consume H+ con lo que se eleva el pH; el intercambio de Fe(II) por Al3+ hace apa
recer aluminio en la solución que, al hidrolizarse, da productos intermedios y si el pH es
superior a 5,5 precipita como gibsita. Los hidróxidos-Al con carga pueden dar lugar a la
formación de una capa gibsítica (cap. 7) que, al intercalarse entre las láminas de arcillas
494
2:1, dará lugar a una clorita alumínica o clorita secundaria (Duchaufour, 2001), con lo que
el Fe(II) y las bases que ocupaban estas posiciones de intercambio serán desplazados.
La ferrolisis puede haber ido precedida de un proceso de iluviación de arcillas y, en
casos extremos, puede ir seguida de un proceso de podsolidación, si bien se trata de proce
sos separados (Van Breemen y Buurman, 1998).
b.11) Maduración
En suelos con condiciones extremas de hidromorfismo, sin desecaciones temporales
siquiera, no puede desarrollarse estructura. Al ser drenados parcialmente tiene lugar un pro
ceso de maduración, que puede caracterizarse por medio del índice de subsidencia, n.
495
En algunos casos el proceso de formación de un fragipan puede haber ido acompañado
de iluviación de arcilla lo que habría contribuido a aumentar la densidad aparente y a la
unión de partículas en el horizonte.
c) Translocaciones
La translocación implica un cambio de posición de un componente y la consiguiente
acumulación dentro del perfil, lo que da lugar a una concentración de materiales en ciertos
puntos o niveles en el interior del suelo.
496
1973; Rabenhorst et al., 1991; Goudie y Pye, 1985). Los procesos de disolución/reprecipi
tación pueden haberse repetido a lo largo del tiempo, lo que se refleja en la complejidad de
la morfología.
Las acumulaciones de carbonato cálcico se pueden formar de distintas maneras. El ori
gen del carbonato cálcico varía según la posición geomorfológica ocupada por el suelo. En
unos casos puede haberse movilizado dentro del propio perfil; en otros puede haber habido
aportes laterales, tal como ocurre en superficies en glacis (Cap. 18) (Bock et al. 1990). En
ellas los horizontes petrocálcicos son el resultado de precipitaciones - cementaciones - redi-
soluciones parciales sucesivas. Los suelos pueden haber sufrido procesos erosivos que
hayan dejado el horizonte cementado en o cerca de la superficie y posteriores aportes de
materiales constituyen el epipedión actual. En la etapa durante la cual el petrocálcico ha
quedado muy superficial, puede haber habido zonas de su superficie con mayor humedad,
en las que se haya concentrado una masa de raíces que, tras su muerte y posterior calcifica
ción, puede ser el origen de una capa de estromatolitos de raíces, capa acintada que aparece
cementada en la superficie del petrocálcico formando parte de él. El estudio en lámina del
gada permite identificar formas derivadas de estructuras de raíces.
En muchos casos las superficies de antiguos glacis aparecen actualmente desconectadas
del área origen de los materiales, por erosión y encajamiento de la red de drenaje. Esta
disección puede dar lugar a formas del paisaje tales como plataformas residuales (inversión
del relieve), que están coronadas por un petrocálcico que las protege del avance de la ero
sión en sus bordes (Twidale, 1976; Porta et al. 1983).
Este tipo de acumulaciones, para las que Soil Taxonomy introdujo las denominaciones
de endopedión cálcico y petrocálcico, han sido estudiadas por los autores australianos bajo
la denominación genérica de duricrusts (Woolnough, 1930) y calcretas para las de carbo
nato cálcico (Lamplugh, 1902), recibiendo otros muchos nombres tales como: caliche, nari,
kankar, kunkar (Twidale, 1976; Goudie y Pye, 1985).
Gypsificación
El proceso de gypsificación ha sido estudiado por diversos autores pudiendo acudir a
los trabajos de Eswaran y Zi-Tong (1991), Porta y Herrero (1988), Benayas et al. (1988),
Herrero et al. (1992), Arricibita et al. (1988), entre otros.
Se trata de un proceso menos general que la calcificación, pues en éste, los dos iones
que intervienen, bicarbonato y calcio, son de presencia casi universal y en cantidades
importantes en las regiones áridas y semiáridas. El ion sulfato no se halla tan extendido, no
obstante, formaciones geológicas del Secundario (Triásico) y Terciario lo contienen, lo que
explica la relativa frecuencia con que se encuentran suelos con yeso asociados a tales for
maciones y al agua que ha circulado por ellos. La mayor solubilidad del yeso determina que
cuando ambos procesos de acumulación han tenido lugar en un mismo suelo, el horizonte
de acumulación de yeso ocupe una posición inferior a la de carbonato cálcico.
El yeso se puede presentar en el suelo (Herrero et al., 1992) como:
— Acumulaciones vermiformes: pequeños hilillos de varios milímetros de largo y
aproximadamente 1 mm de diámetro. Se observa en campo con ayuda de una lupa.
— Yeso lenticular, es la forma en que cristaliza el yeso en el suelo. Se observa al
microscopio.
497
— Yeso microcristalino, cristales lenticulares de yeso menores de 20 pin. En campo
aparece como una masa blanca o rosada, semejante a la harina. Es muy suave al
tacto. Se observa al microscopio con más de 500 aumentos.
Petrogypsificación
Este proceso exige unas condiciones de extremada aridez. Un horizonte gypsico
expuesto al aire adquiere una gran dureza durante la estación seca, lo que puede llevar a
confusiones, al igual que los meros depósitos de yeso roca. Una acumulación de yeso
cementada, observada al microscopio muestra cristales indentados, en lugar de los lenticu
lares, típicos de un endopedión gypsico.
Salinización
Proceso de enriquecimiento del suelo en sales más solubles que el yeso, por lo general
se trata de cloruros y sulfatos de sodio y de magnesio. Ello provoca valores muy altos de la
presión osmótica en la fase líquida del suelo, con evidentes repercusiones sobre la vegeta
ción. Es un proceso que tiene lugar principalmente en zonas semiáridas y áridas, en zonas
bajas con mal drenaje. Puede ser natural o bien inducido por el hombre por un uso inade
cuado del agua de riego (Cap. 24).
Sodificación
Este proceso, también denominado solonetización, consiste en un enriquecimiento en
sodio intercambiable, por el contacto del suelo con soluciones de sales neutras sódicas. Suele
ir acompañado de un proceso de iluviación de arcillas sódicas, ya que su dispersión favorece
la translocación. Conlleva una degradación de la estructura del suelo y unas condiciones físi
cas muy desfavorables para el crecimiento de las plantas y la circulación del agua (Cap. 24).
Alcalinización
Proceso de sodificación con formación de carbonato sódico. El pH adquiere valores de
9 a 11 y las condiciones son muy desfavorables para la circulación del agua y sólo pueden
vivir especies vegetales especializadas. (Cap. 24).
Formación de duripán
Este horizonte subsuperficial está endurecido por sílice cementada, generalmente ópalo o
formas microcristalinas de sílice (Cap. 7). El silicio procedente de la meteorización, se halla
en solución principalmente como ácido silícico, Si(OH)4 y como tal se puede mover, para
precipitar como A-ópalo. Los fragmentos secos no se deshacen en agua, ni en ácido clorhí
drico. A veces contiene además otros cementos secundarios, tales como carbonatos y óxidos
de hierro, por lo que pueden formar parte o estar asociados con endopediones cálcicos.
Los duripanes (Thirby, 1997) se presentan principalmente en suelos de áreas con mate
riales volcánicos recientes, con climas mediterráneos subhúmedos y climas áridos, es decir,
con una estación seca durante la cual se concentra la solución del suelo y la sílice precipita.
Durante la estación húmeda puede tener lugar la meteorización que libere sílice y favorezca
la translocación. La sílice procede de la meteorización de los vidrios volcánicos o de loess.
498
En medio alcalino la sílice es soluble, mientras que en medio ácido tiende a precipitar en
forma de ópalo (Chadwick et ai, 1987). Las acumulaciones con más de 85 % de sílice,
cementadas han sido estudiadas por los autores australianos bajo el nombre de «silcreta»
(Summerfield, 1983, Twidale, 1976).
Petroferrización
La cementación de los óxidos hidratados de hierro u oxihidróxidos puede obedecer a dos
orígenes distintos: uno, la precipitación de los materiales ferrosos que al pasar a férricos son
insolubles. En general, el proceso está relacionado con la presencia de una capa freática o de
una capa freática colgada, a la que llegan aportes ferrosos. Es el caso de algunos materiales
petroférricos formados en plataformas (rañas) con hidromorfia acentuada reciben la denomi
nación de «alios» por parte de los edafólogos de la escuela francesa. Otro origen posible son
las acumulaciones de óxidos en países ecuatoriales, relacionables con los procesos de acu
mulación residual, más cercanos en su génesis a la formación de plintita.
Argiluviación
Consiste en la acumulación de arcilla translocada. Para que la iluviación pueda tener
lugar se requiere que la arcilla esté dispersa, lo que exige una previa eliminación de la
caliza por lavado y una ligera acidificación o bien que se trate de arcillas sódicas. Las partí
culas más afectadas por la iluviación son las de arcilla fina (0 < 0,2 pm).
Al atravesar la suspensión de arcilla un horizonte seco, el agua de los macroporos es suc
cionada por los microporos y la arcilla se deposita en las paredes (Dorronsoro y Aguilar, 1988):
El depósito está finamente estratificado y la cantidad es suficiente para que sea observable
en poros y caras de los elementos de estructura. Da lugar a revestimientos brillantes observa
bles con una lupa. Reciben la denominación de cutanes (ing. clays Kin). Corresponden a eda
forrasgos texturales (Cap. 4).
499
El proceso ha sido estudiado por diversos autores, entre ellos cabe citar a McKeague
(1983) y Dorronsoro y Aguilar (1988) y su importancia es grande si se atiende a la superfi
cie ocupada por los suelos con procesos de argiluviación (p. e. Alfisoles y Utisoles).
P odsolización
500
manifiesto que los diversos mecanismos expuestos, orgánicos e inorgánicos, pueden tener
lugar en la podzolización, ya sea secuencialmente o simultáneamente.
La podsolización requiere materiales originarios filtrantes (cuarzosos), pobres en arcilla
y hierro libre, para que no liberen demasiado hierro y aluminio, de lo contrario los comple
jos organo-metálicos formados se insolubilizarían en la parte superior del suelo. Sobre
rocas metamórficas la movilización puede verse frenada rápidamente, no llegándose a dife
renciar un horizonte eluvial (criptopodzolización).
d) Pérdida de componentes
d.1) Eluviación
Término genérico para la pérdida de componentes. Es un proceso característico de los
epipediones y que se incorpora a la definición del horizonte A, si bien debe quedar restringido
a los casos en que le sucede la complementaria iluviación. La máxima eluviación lleva a la
génesis de horizontes sumamente empobrecidos, E, que se consideran de carácter residual.
d.2) Lavado
Este término resulta poco preciso. Se refiere a procesos de pérdida de componentes en
forma soluble en agua.
d.3) Lixiviación
La lixiviación refiere una migración más o menos continuada de un componente del
suelo, por la acción de un agente químico. Algunos autores agrupan bajo esta denomina
ción el lavado de sales solubles (desalinización); la migración de carbonatos por la acción
del anhídrido carbónico en medio acuoso (descarbonatación); la movilización de yeso por
el agua que circula por el suelo (desgypsificación); la pérdida de elementos alcalinos y
alcalino-térreos, de lo que se deriva una desaturación del complejo de cambio y una progre
siva acidificación; la migración de Fe2+ en medio hidromorfo. En aquellos casos en que el
frente de humectación atraviese habitualmente todo el perfil habrá una pérdida progresiva
del componente afectado, en otros casos la lixiviación puede afectar únicamente a la parte
superior del perfil, pudiendo hablarse de horizontes lixiviados y de translocación.
d.4) Erosión
Es un proceso de trayectoria regresiva. Consiste en la pérdida de integridad del suelo
empezando por la parte superior del perfil. El suelo puede llegar a ver truncados sus hori
zontes superiores, determinando unas nuevas condiciones generadoras en el suelo resul
tante. Su estudio es objeto del capítulo 23.
501
e) Procesos edafogénicos en ambientes tropicales
Al referirse a suelos tropicales hay que tener en cuenta la imprecisión que ello supone,
dada la gran variedad de ambientes en la zona tropital. En los trópicos húmedos se pueden
hallar Oxisoles, Ultisoles y Andisoles, mientras en los trópicos secos puede haber suelos
calizos y suelos yesosos. También puede haber paisajes caracterizados por la presencia de
Vertisoles, suelos hidromorfos, suelos aluviales o de suelos afectados por salinidad. Los
Entisoles pueden estar igualmente presentes en las zonas intertropicales. Las equivalencias
aproximadas con WRB (1998) pueden verse más adelante y en el capítulo 20.
Los procesos que se van es describir son: la meteorización ferralítica o ferralitización que
da lugar a Oxisoles (SSS, 1999) y Ferralsoles (WRB, 1998) y la plintización o laterización
característica de los Plintisoles (WRB, 1998) y de algunos Oxisoles y Ultisoles (SSS. 1999).
502
cer rápida e irreversiblemente en contacto con el aire y estar sometido el material a cambios
de humectación y secado (Tardy, 1993). Se puede utilizar como material de construcción
(Buchanan, 1807). El término, introducido por primera vez en la India, ha sido utilizado con
gran laxitud para describir un amplio intervalo de materiales ricos en hierro o de suelos tro
picales fuertemente meteorizados, por lo que existen múltiples definiciones, lo que ha cre
ado confusión al ser un término muy impreciso (Twidale, 1976). El término laterita llegó
incluso a ser sinónimo de suelos tropicales (Smarks, 1986), cuando en realidad la superficie
con laterita no llega a superar el 7 % de la ocupada por los suelos tropicales (Sánchez, 1981).
En la versión de 1960 de Soil Taxonomy (SSS, 1960) se introdujo el término plintita
(gr. plinthos, ladrillo), indicando que es una forma de material (cap. 2) al que se había
denominado laterita. Alexander y Cady (1962) indican que una laterita es «un material
fuertemente meteorizado, arcilloso, rico en óxidos secundarios de hierro y aluminio o de
ambos. Desprovisto de materia orgánica, cationes basificantes y de minerales silicáticos, si
bien puede contener cantidades importantes de cuarzo y caolinita. Su endurecimiento, al
someterla repetidamente a humectación y secado, se debe a que los óxidos de hierro crista
lizan de forma irreversible». En este sentido estricto el término laterita, se puede considerar
sinónimo al de plintita que utilizan Soil Taxonomy (SSS, 1999) y la World Reference Base
for Soil Resource (ISSSWG, 1998). En Australia se mantiene el término laterita (North-
cote, 1992; Charman y Murphy, 1993), al igual que lo hacen las escuelas geológicas
(Sparks, 1986; Riba, 1997). La plintita se define en base a criterios de campo y, si bien ha
habido propuestas para establecer una definición y clasificación basada en los contenidos
de Si02, A120 3 y Fe20 3 (Schellmann, 1981, 1986), no llegan a resolver el problema, ya que
sólo son aplicables a modelos de formación que impliquen únicamente movimientos verti
cales (Bourman y Ollier, 2002, Thirby, 1997).
La plintita se forma actualmente en zonas intertropicales húmedas y regiones adyacen
tes, en América del Sur (Brasil), Africa (Madagascar, Costa de Marfil) e India. Como forma
relicta, paleosuelos, se presenta en muchos otros lugares, tales como centro y sur de Austra
lia, Tasmania, Este de Africa o en Portugal.
Un perfil típico de una plintita consiste en un horizonte A arenoso (muy erosionable, por
lo que a veces habrá desaparecido), que tiene debajo una capa rica en óxidos de hierro y alú
mina que puede tener hasta 5 m de espesor; su estructura es pisolítica y vesicular; el material
es pardo, amarillo y blanco, comúnmente presenta como concentraciones redox de color
rojo oscuro, normalmente en diseños laminares, poligonales o reticulados y zonas decolora
das más blancas. Debajo de esta capa rica en hierro hay una zona caolinitizada que puede
tener 30 m de espesor, blanca, aunque con manchas de rojo y amarillo; y en algunas áreas,
masas de calcedonia pequeñas y de formas irregulares (Twindale, 1976; SSS, 1999). Algu
nos autores subdividen la capa caolinitizada en una parte superior moteada y una parte infe
rior pálida. Este perfil tipo puede presentar muchas variantes locales. Al endurecerse deja de
considerarse plintita y pasa a denominarse contacto petroférrico, coraza petroplíntica o
duricrust, proceso que es más característico de las zonas de savana con una estación seca.
El origen de la plintita es complejo (McFarlane, 1983). Las acumulaciones de hierro y
aluminio puede deberse a procesos in situ, si se produce un lavado de la sílice debido a una
meteorización ferralítica (Sparks, 1986). Muchos trabajos han puesto en evidencia, no obs
tante, la importancia del papel del transporte lateral para explicar la génesis de plintita
(Bourman y Ollier, 2002). En algunos casos, la capa caolinítica subyacente puede haber
actuado como material impermeable, permitiendo el movimiento lateral de agua freática
rica en hierro (Thomas, 1974).
503
La resistencia a la denudación de una plintita cementada permite interpretar ciertas formas
del paisaje. Puede haber dado lugar a una inversión de relieve y formación de plataformas resi
duales. coronadas por una capa petroplíntica. Algunos autores consideran que se trata de una
roca sedimentaria cementada, que data del Terciario o de finales del Mesozoico (Sparks, 1986).
La presencia de plintita a poca profundidad puede suponer una limitación para la circu
lación del agua y el crecimiento de las raíces.
ESTUDIO DE CASOS
En una zona con régimen de humedad údico, se produjo la sustitución de una
vegetación a base de Calluna vulgaris (brecina) por Quercus robur (roble albar o
carballo). Comparando suelos con brezo y otros con robles con más de cincuenta
años con estos usos, se identifica que éstos últimos contienen menos m.o.; los
colores de los horizontes B son distintos; menores contenidos de compuestos
fenólicos en el agua de los horizontes O y A (Miles, 1985).
Se pide:
1. Realizar alguna hipótesis acerca de qué proceso puede ser activo bajo la
vegetación de brezo, cuyo humus posee una fuerte actividad quelatante
(Nielsen et al., 1987).
2. ¿Los procesos bajo roble serán progresivos o regresivos?
ESTUDIO DE CASOS
En el esquema se representan las posiciones a, b, c, d, e y f en el paisaje y los
perfiles de distribución de arcilla y caliza: 1, 2, 3, 4, 5 y 6. El (5) presenta una
distribución irregular de materia orgánica en profundidad. Relacionar unas y
otros atendiendo a los procesos edafogenéticos que han podido tener lugar:
V = 1:1.000
Respuestas
1. a.5. llanura aluvial con una distribución irregular de materia orgánica por
aportes sucesivos. Las terrazas son más antiguas cuanto más alta es su
posición en el paisaje por ello: b.1 c.4 d.2 e.3.
La plataforma f puede presentar suelos más evolucionados, en los que la
caliza haya sido completamente lavada y en profundidad aparece la roca
caliza. La iluviación de arcilla es muy marcada. La llanura aluvial presenta
carácter fluvéntlco: a.5
2. Procesos.
a. aluvionamiento: adición, carácter fluvéntico.
b, c: translocación de caliza: cambio de posición y acumulación.
d, e: translocación de caliza y posterior argiluviación.
f: meteorización de la roca caliza por carbonatación, posterior argiluvia
ción de la arcilla residual: f.6
a) Concepto de Entisol
El orden de los Entisoles agrupa suelos minerales que no tienen un perfil diferen
ciado, siendo de tipo AR, ACR, AC, A2C3C...nC y en algunos casos ABwC, si bien
el Bw no cum ple las exigencias para endopedión cámbico, a pesar de presentar una
estructura edáfica bien desarrollada, por lo general ligada a la actividad de la fauna.
El escaso o nulo desarrollo de horizontes distintos de los m encionados puede
explicarse por diversas causas:
505
— Insuficiente lapso de tiem po para su desarrollo:
Suelos en posiciones geom orfológicas con una fuerte erosión, lo que va reju
veneciendo el perfil. Por ejemplo, los Xerorthents líticos, frecuentes en áreas de
montaña con fuertes pendientes.
Suelos de llanuras aluviales en las que las inundaciones aportan materiales perió
dicamente, o zonas que reciben frecuentemente coluvios al pie de una ladera. Por
ejemplo los Xerofluvents típicos.
Suelos en superficies jóvenes resultantes de una intervención humana, ya sea
por movimiento de tierras y nivelaciones, o bien por vertido de materiales, como en
una escombrera de mina u otro tipo de vertedero. Por ejemplo, los Arents (presentan
fragmentos de horizontes de diagnóstico), los Xerorthents úrbicos (suelos de verte
deros, Cap. 28).
— M aterial originario muy rico en m inerales de tam año arena. Presenta una ele
vada inercia edafogénica ya que los minerales de la arena suelen presentar una ele
vada estabilidad frente a la meteorización. Por ejemplo, los Psamments, típicos de
dunas estabilizadas.
— Exceso de agua que impide la diferenciación de horizontes, Presentan procesos de
gieificación ligados a condiciones reductoras o alternativamente oxidantes y reduc
toras, que dan lugar a rasgos redoximorfos resultantes de la reducción y la oxidación
del hierro y el manganeso. Por ejemplo, los Epiaquents típicos, que presentan una
capa freática colgada con capas saturadas y otras no saturadas dentro de los dos pri
meros metros.
— Oscurecimiento:
La progresiva incorporación de materia orgánica al material mineral que tiene lugar
en la parte superior del suelo por las raíces y restos vegetales da lugar al oscureci
miento de los horizontes A y del epipedión ochrico.
— Procesos derivados de condiciones ácuicas: gieificación.
Dan lugar a la aparición de rasgos redoximorfos tales como moteados, concrecio
nes, nodulos de Fe y Mn, coloraciones grises.
Provocan la reducción del azufre a sulfuras.
— Procesos insuficientem ente desarrollados, por lo que su acción se manifiesta de
forma incial en los Entisoles. Esto hace que se intergrade a otras categorías de sue
los, será allí donde se describirán estos procesos. Por ejemplo, los Fluvaquents vér-
ticos (caracteres derivados de una cierta presencia de arcillas expansibles), los
Quartzipsamments lamelicos (con láminas debidas a la translocación de arcilla).
506
4.2. Procesos edafogénicos en los Inceptisoles
WRB (1998): Cambisoles, Leptosoles (pp), Regosoles (pp), Calcisoles (pp), Gypiso-
les (pp), Gleysoles (pp), Fluvisoles (pp), Umbrisoles.
a) Concepto de Inceptisol
El concepto de Inceptisol resulta difícil de acotar. Se trata de un Orden extraor
dinariam ente heterogéneo, del que se ha desgajado todo un nuevo Orden, el de los
Andisoles (S.S.S., 1990). El propio térm ino de Inceptisol puede resultar un tanto
confuso, ya que procede del latín «incipiere» (= com enzar) lo que puede llevar a
pensar que se trata de suelos «incipientes», cuya edafogénesis em pieza, y éste no
es el caso en m uchos de los suelos que se incluyen en este Orden, así por ejemplo,
los X erochrepts petrocálcicos (S.S.S., 1996). La consideración de incipiente se
debe a que el estadio de m eteorización es m ínim o (Jackson y Sherm an, 1953), lo
que explica la presencia de com ponentes tales com o yeso, calcita o dolom ita, por
la aridez o sem iaridez del clima.
Los Inceptisoles de zona húm eda presentan perfiles m enos evolucionados, y la
sola presencia de un epipedión úm brico con un horizonte C o R subyacente hace
que el suelo se incluya ya en los Inceptisoles.
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Genéticos Diagnóstico Ejemplos
Meteorización
Oseureci miento A
en más de 25 cm Úmbrico Umbrepts (SCS, 1996d)
Formación de un horizonte sómbrico Sómbrico Sombritropepts (1996d)
Formación de rasgos redoximórficos: Aquepts
gleificación Ag
Bg
Cg
Formación de un endopedión sulfúrico Sulfúrico Sulfaquepts
Sulfochrepts (1996d)
Formación de un horizonte plácico Plácico Placaquepts (1996d)
Petraquepts plácico (SCS, 1999)
Sodificación Halaquepts
Vermaquepts sódico (1999)
Formación de un fragipán Fragipán Fragiaquepts
Fragiochrepts ( 1996d)
Fragiudepts (1999)
Ferralitización Plintita Plinthaquepts
Petraquepts plínticos (1999)
Acumulación de materia orgánica en Hístico Humaquepts hístico
medio saturado de agua
Fragiaquepts húmico
Argiloturbación Endoaquepts vérticos
Epiaquepts vérticos —»
507
Horizontes Hor/Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
d: d e s a p a re c e e s ta d e n o m in a c ió n e n el a ñ o q u e s e in d ic a .
a) Concepto de Andisol
Suelos generalm ente desarrollados a partir de m ateriales volcánicos, de colo
res oscuros. Por sus características tan específicas en 1990 pasaron a constituir un
Orden, desgajándose de los Inceptisoles, donde aparecían com o los Andepts.
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
508
Horizontes Hor./Caract.
Procesos Genéticos Diagnóstico Ejemplos
a) Concepto de Vertisol
Los Vertisoles son suelos m inerales que se caracterizan por su elevado conte
nido en arcilla, un 30 % o más en todo el perfil y com o m ínim o en un espesor de
por lo menos 50 cm. Las arcillas son predom inantem ente esm ectíticas, general
mente se trata de m ontm orillonita, por lo que al secarse desarrollan grietas vertica
les anchas y profundas, que aparecen durante algún período del año. Son suelos de
colores gris oscuro (de negro a pardo-rojizo).
Horizontes Hor./Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
Meteorización
— Hidrólisis progresiva de rocas
preexistentes: neoformación de
arcillas expandióles
— Física: herencia de arcillas
Oscurecimiento A Óchrico Xererts
Desarrollo de estructura cdáfica y Bw Cámbico
color
Argiloturbación: expansión-
retracción Formación de microrrelieve gilgai
Bw Cámbico Caras de deslizamiento (Slickenside)
Self-mulching
Translocación de carbonatos-Ca, Mg Bk Cálcico Caliza pulverulenta
Nodulos calizos
Calciaquerts (1992)
Calciusterts (1992)
Calcixererts (1992)
Translocación de yeso By Gypsico Gypsiustcrts (1992)
Formación de rasgos Ag Aquerts (1992)
redoximórficos: gleificación Bg
509
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Diagnóstico Ejemplos
Genéticos
a) Concepto de Afisol
Los A lfisoles son suelos m inerales que presentan un endopedión argílico,
nátrico o kándico, con un porcentaje de saturación de bases de m edio a alto.
Su régimen de hum edad es tal que son suelos capaces de sum inistrar agua a las
plantas m esofíticas durante más de la m itad del año o por lo m enos durante más de
tres meses consecutivos a lo largo de la estación de crecim iento.
En condiciones xéricas el epipedión es duro o muy duro y m acizo en seco.
Horizontes Hor./Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
Meteorización
Oscurecimiento A Ochrico
Úmbrico Umbraqualfs (SCS, 1996d)
Lavado de carbonatos-Ca, Mg Requisito para que pueda haber
translocación de arcilla, excepto si
ésta es sódica.
Translocación de carbonatos Ca-Mg Bk Cálcico Haploxeralf cálcico
Rhodoxeralf cálcico
Translocación de carbonatos Ca-Mg Bkm, Km Petrocálcico Palexeralf petrocálcico
y cementación Rhodoxeralf petrocálcico
Eluviación máxima E Álbico Albaqualfs
Translocación de arcilla Bt Argílico Requisito para los Alfisoles
Translocación de arcilla sódica Btna Nátrico Natrixeralfs
Translocación muy acentuada de Bt Argílico Palexeralfs
arcilla: cambio textural abrupto —>
510
Horizontes HorJCaract.
Procesos Genéticos Diagnóstico Ejemplos
a) Concepto de Aridisol
Los Aridisoles se caracterizan por tener un régim en de hum edad arídico (Caps.
5 y 19), es decir, no contienen agua disponible para las plantas mesofíticas durante
períodos prolongados a lo largo del año. Durante la m ayor parte de la estación de
crecim iento el agua del suelo se halla a potenciales inferiores a -1 .5 0 0 kPa (suelo
seco). Sólo las plantas muy adaptadas son capaces de vivir en estas condiciones,
por ejem plo, aquellas que dispongan de sistem as radiculares profundos o extensos
y otros tipos de adaptación a la aridez.
Las zonas de Aridisoles reciben pocas lluvias y las que caen tienen un carácter
torrencial, por lo que al provocar una im portante escorrentía superficial la lluvia
efectiva es baja y hace aum entar poco la reserva de agua en el suelo. El régimen de
humedad del suelo es no percolante.
Estos suelos se presentan en desiertos, zonas áridas y en las de transición del
árido al sem iárido (Cap. 26).
— La meteorización es poco intensa, por lo que los suelos presentan componentes cuyo
estadio de meteorización corresponden al 1 y 2 de Jackson & Sherman (1953).
— Las reacciones químicas progresan con lentitud debido a la escasez de agua para que
puedan tener lugar.
— En algunos suelos de estas regiones se observan rasgos morfológicos que no pueden
haberse formado con los factores formadores actuales, sino que corresponden a pro
cesos del pasado.
511
Los principales procesos identificados en los Aridisoles son los siguientes:
Meteorización
Oscurecimiento escaso A Óchrico
Desarrollo de estructura edáíica Bw Cámbico Camborthids Cambids(1994)
y color
Translocación de carbonatos-Ca, Mg: Bk.K Cálcico Calciorthids Haplocalcids
calcificación (1994)
Calcificación y cementación Bkm, Km Petrocálcico Paleorthids Pctrocalcids
(1994)
Translocación de yeso: Gypsificación By, Y Gypsico Gypsiorthids Gypsids (1994)
Gypsificación y cementación de yeso Bym, Ym Pctrogypsico Gypsiorthids Petrogypsids
petrogypsicos (1994)
Translocación de arcilla: Bt Argílico Argids Argids
Argiluviación (Generalmente
paleoclimática)
Transudación previa de carbonatos-Ca, Bt con Bkm Aigfiico con Paleargids Petroargids
Mg con cementación y translocación debajo petrocálcico
de arcilla posterior debajo
Iluviación de arcillas sódicas (ESP> Btna Nátrico Natrargids Natrargids
15%)
Acumulación muy acusada de sales más Cz Sálico Salorthids Salids (1994)
solubles que el yeso
Translocación y cementación de sílice Btcon Argílico con Durargids Petroargids
y translocación de arcilla Cqm un duripan dúricos
debajo debajo
Translocación y cementación de sílice Cqm Duripán Durorthids Durids(l994)
a) Concepto de Mollisol
Los M ollisoles son suelos m inerales que tienen un epipedión móllico, form ado
bajo una vegetación herbácea de gram íneas en clim as tem plados de subhúm edos a
semiáridos. Son suelos de colores oscuros en su parte superior, ricos en bases y
bien estructurados. Son los suelos representativos de praderas y estepas, e incluso
de enclaves hidromorfos.
En otros casos pueden ser suelos de bosque húm edo com o las antiguas «Rend-
zinas» formadas a partir de una roca caliza.
512
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Genéticos Diagnóstico Ejemplos
Meteorización moderada
Oscurecimiento: A Móllico
En condiciones de saturación de agua Hístico Epiaquolls hísticos
Por raíces profundas (espesor mayor Argiborolls páquicos ( 1996d)
de 40 cm)
Por aportes: cumulización Móllico de Cryaquolls cumúlicos
50 cm o más
Translocación de arcilla Bt Argílico Argiudolls
Translocación de arcilla sódica Btna Nátrico Natralbolls, Natrustolls
Natrixerolls
Eluviación máxima E Álbico Albolls
Formación de rasgos redoximórficos: Ag Aquolls
gieificación Bg
Translocación y cementación de sílice Duripán Duraquolls, Durustolls,
Durixerolls
Translocación de carbonatos-Ca, Mg Bk, K Cálcico Calciaquolls, Calciustolls,
Calcixerolls
Translocación de yeso By, Y Gypsico Calciaquolls, Calciustolls gypsicos,
Calcixerolls
Translocación de carbonatos Ca-Mg Bkm, Km Petrocálcico Calciaquolls petrocálcicos
y cementación Calciustolls petrocálcicos
Acumulación muy acusada de sales Sálico Calciustolls salorthídicos (1992)
más solubles que el yeso Calciustolls salídicos (1994)
Acción de la fauna: vermificación Vermustolls
Vermudolls
Argiloturbación y sodificación Bt,na Nátrico Natrixerolls vérticos
a) Concepto de Spodosol
Los Spodosoles son suelos minerales que tienen un horizonte espódico. Se
trata de un horizonte B formado por acumulación de materiales amorfos negros o
rojizos, su capacidad de intercambio catiónico es elevada y está más relacionada
con la cantidad de materia orgánica que con la de arcilla. Es pobre en bases. Los
Spodosoles pueden presentar un endopedión plácico, horizonte cementado por hie
rro y que se halla encima del espódico o sobre un fragipán.
513
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
Meteorización
Oscurecimiento: formación de humus A Úmbrico Epiaquods úmbricos (1992)
tipo mor o moder Hístico Endoaquods hísticos (1992)
Eluviación máxima E Álbico
Translocación de materia orgánica y Bh Espódico
aluminio
Translocación de materia orgánica, Bs Espódico
aluminio y hierro amorfos
Formación de un fragipán Fragipán Fragiaquods
Formación de un horizonte plácico Plácico Placaquods
Formación de rasgos redoximórficos: Ag Aquods
gleificación Bg
Translocación de arcilla Bt Argílico Endoaquods árgicos
Haplorthods álficos
Formación de un endopedión kándico B Kándico Epiaquods álficos
Epiaquods últicos
Haplorthods últicos
a) Concepto de Ultisol
Los U ltisoles son suelos que presentan un endopedión argílico con un p o r
centaje de saturación de bases m enor de un 35 % o un kándico o un fragipán.
Son suelos de regiones tropicales a tem pladas, si bien ocupan m ayores ex ten
siones en clim as húm edos cálidos, que presentan un déficit estacional de preci
pitación.
Horizontes Hor/Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
Meteorización:
Formación de plintita Plintita Plinthaquults
Plinthohumults
Hidrólisis y neoformación de arcilla Caolinita
Oscurecimiento A Óchrico
Úmbrico Umbraquults
Melanización Humults —>
514
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Diagnóstico Ejemplos
Genéticos
a) Concepto de Oxisol
Los Oxisoles son suelos minerales de zonas tropicales cálidas y húmedas, que
han sido objeto de procesos de meteorización y lavado muy intensos y prolonga
dos. Presentan un endopedión óxico, cuya identificación requiere análisis de labo
ratorio. Algunos Oxisoles pueden presentar un endopedión kándico.
Se presentan en superficies muy antiguas o en sedim entos que derivan de
aquellas, así como en materiales que se meteorizan muy rápidamente.
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Diagnóstico Ejemplos
Genéticos
Meteorización
Hidrólisis
Lavado de bases y sílice Box Oxico Rico en óxidos de hierro residuales
Formación de plintita: Ferralitización Haplustox pl íntico
Formación de rasgos redoximórficos: Ag Aquox
gleificación Bg
Cg
515
Horizontes HorVCaract.
Procesos Diagnóstico Ejemplos
Genéticos
a) Concepto de Histosol
Los Histosoles son suelos orgánicos, corresponden a las turbas. Se caracterizan
por su elevado contenido en m ateria orgánica.
Horizontes Hon/Caract.
Procesos Ejemplos
Genéticos Diagnóstico
a) Concepto de Gelisol
Suelos permanentemente helados a partir de una cierta profundidad (perma-
frost), éste actúa como una barrera para el movimiento descendente del agua.
516
b) Principales procesos edafogénicos
La génesis de estos suelos y sus propiedades son el resultado de procesos crio
génicos (crioturbación y otros). M ateriales gélicos.
5. Bibliografía
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520
18
Factores formadores
Las variaciones que presentan los suelos en el paisaje tienen un
sentido, pueden entenderse y, hasta cierto punto, predecirse.
C. D i t z l e r . USDA-CSC 1994
Los suelos varían de un lugar a otro del paisaje, si bien suelos de distintos
emplazamientos geográficos pueden presentar perfiles semejantes. Las prospec
ciones en campo tienen por objeto describir los suelos y, al mismo tiempo, propo
ner alguna explicación a la variación observada. Wilding y Drees (1983) diferen
cian dos tipos de variaciones:
Variación sistemática
• Consiste en cambios graduales o pronunciados en las propiedades del suelo.
• Puede ser explicada y predicha a partir de los conocimientos sobre los factores que
afectan a la formación del suelo (factores formadores).
Variación al azar
• Variabilidad de las propiedades del suelo que no puede relacionarse con los factores
formadores.
• Variabilidad dentro de una unidad cartográfica detallada de suelos que no se es capaz
de explicar (Mausbach y Wilding, 1991).
• Se puede estudiar mediante muéstreos sistemáticos separados de forma regular (malla
o transectos) y técnicas para describir cómo varía una propiedad con la distancia a un
punto muestreado: geoestadística.
2. Factores formadores
Los factores formadores clásicos (Jenny, 1941) son la roca madre o material
originario (r), el clima (el), los organismos vivos (o), la geomorfología (g) y el
tiempo (t). Su acción determina la dirección, velocidad y duración de los procesos
formadores. No obstante, posteriormente, otros autores han ido destacando el papel
desempeñado por otros factores. Así, Gaucher (1981) considera además los factores
hidrológicos, la influencia del hombre, la influencia global del medio de edafogéne-
sis y la evolución del medio geológico y de los paleoambientes de edafogénesis.
521
Unos factores son suministradores de energía, mientras otros son receptores.
Jenny considera los factores como variables independientes, buscando situaciones
en que las diferencias entre suelos sean atribuibles al distinto valor de uno de ellos,
permaneciendo constantes o siendo inefectiva la variación de los restantes. En un
enfoque inicial se establecieron modelos conceptuales o expresiones simbólicas,
expresadas por medio de ecuaciones que en condiciones de ciclo natural son del
tipo:
S = f (el, o, g, r)t
que indica que el suelo es un sistema dinámico en evolución permanente. Al inter
venir el hombre, el ciclo natural se verá perturbado por efecto del manejo (m) y la
expresión pasa a ser del tipo:
S = f (el, o, g, r)t| + m t2
Jenny estudió principalmente suelos no cultivados, desarrollados en escalas de
tiempo relativamente cortas. Los suelos que investigó se habían formado a partir de
m ateriales de origen glaciar relativam ente uniform es. La interdependencia en
muchos casos de los factores formadores limita la generalización de los modelos con
ceptuales, no siendo utilizables en el caso de superficies antiguas (Wilding, 1994).
En estos cinco grandes grupos de factores aparece alguno, como la fitología
(roca madre o el material originario), que es realmente independiente. La vegeta
ción es claramente dependiente del clima y, en menor medida, de la fitología, de la
posición geomorfológica que puede condicionar el drenaje y del tiempo. En cuanto
a la geomorfología, su dependencia resulta clara muchas veces respecto a la fitolo
gía y al binomio clim a-vegetación, si bien tam bién ha de tenerse en cuenta el
tiempo. Es evidente que el tiempo considerado de modo abstracto también es inde
pendiente del resto de factores. Estas relaciones se indican en el siguiente esquema:
Meteorización
CLIM A
Transporte
Meteorización
LITO LO G IA
G E O M O R FO LO G IA
Erosión
VEG ETACIÓ N
Meteorización
TIE M P O
Evolución
TIE M P O
LITO LO G IA
Hidromortismo T O P O C LIM A
G EO M O R FO LO G IA
Componentes
LITO LO G IA
Régimen de VEG ETACIO N
humedad
CLIM A
Régimen de
Temperatura
T IEM PO
Colonización
522
Con el fin de lograr una exposición más didáctica se analizará cada factor de
forma separada, no debiendo olvidar por ello las posibles interrelaciones. En algu
nas situaciones, uno de los factores puede haber condicionado la edafogénesis
com o factor dominante. En cada caso se hablará de litosecuencia, climosecuencia,
toposecuencia, biosecuencia o cronosecuencia, según el factor predominante.
523
Precipitados: caliza, dolomía.
Evaporíticas: yeso, sales.
Material orgánico: turbera.
Material transportado y depositado (alóctono): no consolidado.
- Transportados por el agua.
Materiales aluviales: llanuras aluviales, abanicos aluviales y deltas.
Materiales lacustres.
Sedimentos marinos.
- Transportados por gravedad: materiales coluviales.
- Transportados por el hielo: depósitos glaciares (morrenas y till).
- Transportados por el viento: depósitos eólicos (dunas, loess y polvo aerosólico).
- Episodios volcánicos: cenizas volcánicas.
— Acidez de la roca: las rocas ácidas son más resistentes a la meteorización que las
máfícas.
— Estado de división de la roca:
La meteorización es tanto mayor cuanto más fragmentada está la roca a igualdad de
las demás condiciones.
— Comportam iento de la roca frente a los fluidos:
Consistencia, permeabilidad, macroestructura y estabilidad.
— Productos potenciales de la m eteorización:
Minerales de arcilla potenciales: índice de caolinita.
Elementos alcalino-térreos liberables.
Hierro liberable.
Productos derivados de la meteorización por colapso de la red cristalina.
524
La comparación entre la composición mineralógica del material originario y la de un
horizonte formado por meteorización de aquel pone en evidencia diferencias debidas a la
pérdida de elementos solubles y a la aparición de nuevos minerales que constituyen el
complejo de alteración (Duchaufour. 2001).
525
Criterios Propiedades a considerar
4. Relaciones suelo-clima
El clim a tiene una acción directa sobre la hum edad y la tem peratura del suelo y
una acción indirecta a través de la vegetación. Interviene en la form ación del
suelo, al controlar el tipo de procesos posibles y su intensidad. La precipitación
condiciona, por ejem plo, la translocación de sustancias en el suelo; y la radiación
solar aporta energía al sistem a. Por ello se considera que el clim a es un factor
activo de m ayor influencia en la edafogénesis.
Las tendencias regionales de los suelos aparecen al considerar los clim as dife
re n c ia le s a nivel mundial. En una prim era etapa, Jenny (1941) buscó relacionar
las características de los suelos con los valores de los parám etros utilizados al
caracterizar el clima. La precipitación anual media fue uno de los elem entos más
empleado.
Este enfoque presenta limitaciones importantes, ya que los climas cambian a lo largo
del tiempo y, por otro lado, resulta difícil determinar qué parámetro climático puede resul
tar más significativo. Los climas han cambiado a lo largo del Cuaternario, por lo que rela
cionar los datos de las series meteorológicas disponibles (unos 150 años como máximo)
con las características de los suelos sería pretender una monogénesis para todos los suelos.
Así, por ejemplo, los horizontes argílicos de zonas actualmente áridas, tales como Almería
(SE de España), debieron formarse durante los períodos pluviales del Cuaternario.
Por otro lado, el valor medio de un parámetro climático puede tener escasa significa
ción. En muchos casos, son los valores extremos, es decir, los menos frecuentes, los que
mayor influencia pueden haber tenido sobre la formación de un suelo.
La información de m ayor interés para establecer relaciones entre las caracterís
ticas de los suelos y el clim a es la siguiente:
526
— ¿Se trata de un suelo reciente o de un suelo viejo?
— Significación posible de los valores de los elementos del clima actual.
— Parámetros de posible consideración:
• Precipitaciones medias, extremas y período de retorno.
• Número e intensidad de las tormentas, distribución estacional de las lluvias.
• Temperaturas.
• Evapotranspiración, balance hídrico, relación entre la precipitación y la evapo-
transpiración.
• Diagrama ombrotérmico derivado del índice de Lang, cuando éste tiene el valor:
1 = (Panual media/T media anual) = 2; climogramas.
• índices y clasificaciones climáticas:
- índice de Bryssine E = P x T (mm °C) (Birkeland, 1974).
P = precipitación anual media, T = temperatura media anual.
- índice de Meyer: I = P/DS A (P = precipitación, mm y DSA = déficit de satura
ción absoluta del aire, mm Hg).
- índice de Arkley:
12
£ = (P¡ - ETPí) para aquellos meses en los que se cumple: (P, - ETP¡) > 0 (en mm)
¡=i
La influencia del clim a sobre la génesis y las características del suelo ha lle
vado a diversos autores a introducir los conceptos de régimen de humedad y régi
men de temperatura.
El término régimen hace referencia al funcionamiento de una máquina en estado nor
mal. Los regímenes están en íntima relación con el uso agrícola del suelo y con el creci
miento de las plantas, en este sentido son utilizados por Soil Taxonomy (S.S.S. 1975.99).
Con un enfoque edafogenético, Gerasimov y Glazovskaya (1960) definieron
de forma cualitativa los siguientes regím enes de humedad del suelo:
— Percolante: P » ETP. P = precipitación anual media (mm).
— No percolante: ETP > P. ETP = evapotranspiración potencial anual (mm).
— Ascensional: ETP » P.
— Saturado de agua.
El régimen percolante caracteriza los suelos de zonas de clima húmedo, tales como
Asturias y Galicia (NO de España) y parte de Extremadura, entre otras; el no percolante se
presenta en suelos del área mediterránea semiárida y árida, muy ampliamente representado
en España (suelos con caliza y a veces con endopedión cálcico o petrocálcico, p. ej.); el
ascensional es el de aquellos suelos que presentan un suministro de agua a partir de una
capa freática poco profunda y que en zonas semiáridas y áridas puede provocar salinidad; el
régimen con saturación por agua es el de los suelos con mal drenaje, tales como los hidro-
morfos (carácter ácuico).
527
Las equivalencias aproximadas con los regímenes de humedad establecidos de forma
cuantitativa en Soil Taxonomy (S.S.S., 1975, 1999) son:
Pcrcolante Údico
No percolante Arídico
Xérico
Ustico
Ascensional Arídico
Xérico
Con saturación por agua Acuico
P (mm)
3 .0 0 0
2.100
1.200
300
528
Las principales relaciones probables entre el clim a y los suelos son las siguien
tes:
5. Relaciones suelo-paisaje
529
La comprensión de las relaciones suelo-paisaje en una determinada zona sirve de base
para establecer los modelos de distribución de suelos, lo que facilitará los trabajos en carto
grafía de suelos (Cap. 21) y ordenación del territorio.
En este sentido resulta aleccionador recordar que Ollier (1976) afirmaba que los edafó
logos describen suelos con gran detalle, si bien con frecuencia ignoran la geomorfología y
que, a su vez, los geomorfólogos describen las vertientes con gran minuciosidad descri
biendo a veces los suelos de forma insuficiente.
Al estudiar los factores formadores del suelo se habla, a veces, de posición en el pai
saje, de topografía, de relieve o de geomorfología, como sinónimos, utilizando estos térmi
nos para expresar la configuración del paisaje.
La G e o m o r fo lo g ía estudia la evolución de la superficie terrestre, los factores,
procesos, formas y sedimentos resultantes de los procesos, teniendo en cuenta una
dimensión temporal e histórica. La dimensión temporal en el estudio de las formas
se desprende de que la superficie del terreno cambia a lo largo del tiempo, y esta
evolución lleva aparejada la del suelo. Los diversos rasgos y características de un
suelo reflejan su evolución histórica, que para ser entendida debe relacionarse con
la posición que ocupa el suelo en el paisaje y con los suelos próximos. De ahí la
importancia del estudio de las formas del terreno y de los depósitos superficiales.
El relieve controla la redistribución de masa y energía. Por ello, en un determinado pai
saje resulta posible distinguir superficies de erosión y superficies deposicionales, cuyo dis
tinto origen, edad de la superficie en relación a la del material aflorante, características de
los suelos, etc., explican diferentes historias para las distintas partes de un paisaje, que por
ello no podrán ser consideradas equivalentes al plantear una asignación de usos, o reco
mendar prácticas de manejo. Las superficies que resulten de procesos combinados de ero
sión y depósito serán más difíciles de interpretar.
530
5.2. Formas del relieve
La descripción del relieve debe realizarse preferentemente atendiendo a la geo
metría de las formas, que es algo objetivo y que no requiere interpretaciones de
tipo genético. Para relacionar suelos y paisaje puede resultar suficiente diferenciar
tres formas principales del relieve: los ¡n t e r flu v io s o divisorias de aguas, las v e r
t ie n t e s o laderas y los fo n d o s ; pudiendo establecer:
DIVISORA DE AGUAS
1. Crestas
2. En silla de montar
3. Tabular o plataforma
LADERAS
5. Ladera rectilínea
6. Ladera cóncava
7. Ladera convexa
8. Ladera en glacis
CANAL
11. Fondo en uve
12. Fondo en cuna
13. Fondo llano
14. Terraza
Las formas del paisaje son en cierta medida un reflejo de la distribución de los materia
les originarios.
El concepto de unidad geomórfica establece elementos del relieve individualizados e
identificables gracias a su origen, forma y posición, derivados de los procesos que han
actuado. Este enfoque resulta, pues, más complejo. La relación entre unidades geomórficas y
unidades de suelos ha llevado a introducir el concepto de unidad morfocdáfica (Cap. 2 y 21).
Los interfluvios hacen referencia a divisorias de aguas. Pueden ser crestas, tabulares o
plataformas y en sillas de montar.
Una ladera es un elemento inclinado con respecto a la horizontal, que enlaza una divi
soria de aguas con un fondo. Una ladera es un sistema forma-proceso, dado que su desarro
llo y morfología dependen de los procesos que actúan sobre ella y los procesos dependen a
su vez de la forma.
En el perfil de una ladera se distinguen tres elementos, la parte convexa somital, un seg
mento rectilíneo central y la parte cóncava basal. El desarrollo de cada uno de estos ele
mentos depende de diversos factores, entre ellos el clima. En zonas semiáridas y áridas
alcanza mayor desarrollo la parte basal, lo que da lugar a laderas cóncavas, mientras que en
climas templado-húmedos predominan las vertientes convexas. Las laderas rectilíneas son
superficies de erosión que se modelan directamente sobre un sustrato rocoso y su inclina
ción depende de la fitología. Las calizas duras tienden a dar paredes verticales.
Las vertientes en glacis corresponden a formas suaves que se desarrollan al pie de los
relieves de los que han recibido los materiales. Su pendiente varía regularmente en sentido
longitudinal. En la parte somital predominan los materiales de gran tamaño, mientras que
531
en la distal sólo han llegado los de granulometrías más finas. En clima semiárido las super
ficies en glacis pueden presentar horizontes petrocálcicos, que actúan como elemento resis
tente frente a la erosión. Al encajarse una red de drenaje, la superficie en glacis puede dar
lugar a una morfología de plataformas aisladas.
Las vertientes afacetadas se deben a la alternancia de materiales duros y blandos. Por
otro lado, el hombre puede haber actuado sobre las laderas, abancalándolas con el fin de
lograr la conservación del suelo y el agua.
La interpretación de la inclinación de una ladera puede hacerse atendiendo a los crite
rios propuestos por FAO:
P e n d ie n te % C lase D e sc rip c ió n
Los fondos corresponden a superficies de depósito, en las que confluyen las aguas de
escorrentía. Cabe distinguir los fondos de valle, asociados a un canal de desagüe y los fon
dos cerrados o depresiones que, al no presentar una salida de las aguas, se denominan endo-
rréicas. Según sea su sección transversal, los fondos de valle pueden ser en uve (V), planos
o bien en forma de cuna (U).
Las formas condicionan los procesos que tienen lugar en ellas y las posibilidades de uso
de un determinado terreno, al verse a su vez afectadas las características de los suelos.
Como ejemplo puede analizarse una ladera como las que existen en la zona de Jerez (S. de
España). La parte somital presenta un horizonte cálcico en superficie, debido a procesos
erosivos intensos. Es un suelo de albariza, adecuado para el cultivo de viña (planta poco
exigente en suelos). Los suelos de media ladera están menos erosionados, si ésta es suave,
el uso puede ser la alternativa trigo-girasol. Las partes básales y los fondos han recibido
materiales, los suelos son profundos, se trata de bujeos, suelos aptos para una alternativa
que incluya el maíz y la remolacha:
532
5.3. Procesos y formas de las laderas
Las formas del relieve son algo cambiante a lo largo del tiempo y estas variaciones
afectan a los suelos que se desarrollan en ellas. Interpretar el origen de la forma de una
ladera puede resultar algo extremadamente complejo. En un primer nivel de aproximación,
puede relacionarse con la velocidad de meteorización y la de transporte. De este modo, se
pueden distinguir (Weyman y Weyman, 1977):
Los procesos de transporte pueden estar ligados al impacto de gotas de lluvia, al agua
de escorrentía superficial, a los movimientos en masa (deslizamientos, solifluxiones, etc.) o
a la acción del viento.
Los suelos frecuentemente son más profundos en las zonas llanas que en las
regiones montañosas. En el hem isferio N, los horizontes A son más ricos en
materia orgánica en las umbrías (laderas orientadas al N) que en las solanas
(laderas orientadas al S). Estos son algunos ejemplos de las relaciones suelo-pai
saje que, a nivel general, vienen controladas por la localización geográfica (lati
tud y altitud respecto al nivel del mar), por las características de la forma (incli
nación, longitud y orientación) y por la posición del suelo en la forma. Los
principales efectos sobre el suelo según las características de la forma del relieve
son los siguientes:
533
Características de la forma Efectos sobre el suelo
M ilne (1935) estudiando suelos del Este de Á frica introdujo el térm ino c a t e n a
para expresar las relaciones entre la ladera y sus suelos asociados. La definición de
catena resulta algo confusa (W atson, 1960), por lo que a veces se prefiere el tér
m ino de t o p o s e c u e n c i a com o m enos restrictivo.
En una catena los suelos se diferencian debido a variaciones en el relieve y en
el drenaje, desarrollándose a partir de un m aterial originario sem ejante y bajo el
m ism o clim a. La definición de toposecuencia no hace m ención a la naturaleza del
m aterial originario.
El concepto de catena presupone que los suelos tengan la misma edad, lo cual resulta
difícilmente sostenible en la mayor parte de las laderas, debido a la acción de los procesos
erosivos. Ollier (1976) destaca que las relaciones suelo-paisaje sólo aparecen claramente en
situaciones extremas, dominadas por condiciones áridas o frígidas. En el resto del mundo,
bajo condiciones climáticas no extremas, los procesos de erosión y de depósito en laderas y
de edafogenésis están entrelazados, por lo que las interpretaciones deben realizarse con
prudencia.
534
D r e n a je
El drenaje de un suelo expresa la rapidez con que se elimina el agua en relación
con los aportes.
La existencia de una capa impermeable a cierta profundidad, por ejemplo, puede provo
car un mal drenaje en el suelo que se halle encima de dicha capa, si el suelo recibe agua.
Se evalúa observando las características del perfil, en especial su color y la existencia de
manchas.
P e r m e a b ilid a d
La permeabilidad hace referencia a la velocidad con que puede circular el agua
dentro del suelo (conductividad hidráulica).
Los horizontes con poros grandes presentan una elevada permeabilidad. La permeabili
dad en física de suelos se expresa como la conductividad hidráulica y tiene las dimen
siones de una velocidad (Cap. 13).
Las clases de drenaje se definen atendiendo a los siguientes criterios (Dumanski, 1978,
Herrero et al., 1993).
Muy escasamente drenado Eliminación tan lenta del agua del suelo de forma que la capa freá
tica sin oxígeno permanece en o próxima a la superficie la mayor
parte del año. Suelos de posiciones deprimidas con carácter ácuico o
suelos orgánicos. Se refleja a nivel de Suborden en Soil Taxonomy.
Escasamente drenado Eliminación lenta del agua en relación al suministro de forma que el
suelo permanece saturado la mayor parte del año. Capa freática.
Suelos de aquellos subórdenes y subgrupos (SCS, 1999) con proble
mas de hidromorfismo. Manchas con Ch < 2 dentro de los 60 cm.
Imperfectamente drenado Eliminación suficientemente lenta del agua en relación al aporte
para que el suelo permanezca saturado una paite significativa de la
estación de crecimiento. Fases con hidromorfismo. Moteados entre
la parte inferior de A y los 60 cm.
Moderadamente bien drenado Eliminación algo lenta del agua en relación al aporte. Capacidad de
almacenamiento de agua de intermedia a alta. Moteados de Fe-Mn
de 2 al 20 % entre 60 y 100 cm.
Bien drenado Eliminación del agua de precipitación fácil aunque no rápidamente.
Capacidad de almacenamiento de agua intermedia. Sin moteado en
los 100 cm superiores o con menos de un 2 % entre 60 y 100 cm.
Rápidamente drenado Eliminación rápida del agua en relación al aporte por la lluvia. Baja
capacidad de almacenamiento de agua.
Muy rápidamente drenado El agua es eliminada del suelo muy rápidamente en relación al
(Drenaje excesivo) aporte de precipitaciones. Suelos con baja capacidad de almacena
miento de agua. Texturas gruesas.
535
Las condiciones de drenaje dejan su huella en la morfología del suelo (reacciones redox
y rasgos asociados). Pueden llegar a ser limitantes para el uso del suelo, para el crecimiento
de las plantas, para la edificación, para el emplazamiento de vías de comunicación, etc.
Además de la clase de drenaje, interesa conocer la oscilación de la capa freática, su carácter
permanente o temporal y la clase de nivel freático. En Holanda, por ejemplo, los mapas de
suelos y los mapas interpretativos se utilizan con finalidades residenciales, industriales, de
transporte y de ocio. El paso de suelos agrícolas a un uso no agrícola puede requerir medi
das para mejorarlos cuya naturaleza y coste pueden predecirse a partir de los mapas inter
pretativos. El crecimiento de la ciudad de Utrecht viene condicionado por las posibilidades
de edificar según sean los costes para adecuar el suelo. El mapa de suelos y el de clases de
niveles freáticos permite derivar el mapa de aptitud de los suelos atendiendo a los costes de
edificación (Westerveld y van den Hurck, 1973):
muy apto
coste relativo 1,0 -1 ,2
moderadamente apto
coste relativo 1,5 -1 ,7
poco apto
coste relativo 1,8 - 2,0
Una misma clase de drenaje puede tener una distinta significación frente a problemas
medioambientales, según interese que los contaminantes sean lavados del suelo y pasen a la
capa freática (evitando la degradación del suelo) o interese que sean retenidos en el suelo
para que éste actúe como depurador natural (caso de la aplicación de purines, p.e.).
536
El efecto solana-umbría puede ayudar a explicar la variabilidad en las relaciones entre
formas del relieve y suelos. La umbría es más húmeda, tiene más vegetación, los suelos tienen
mayor contenido de materia orgánica y hay mayores posibilidades para los procesos de trans
ferencia de componentes, que pueden llegar a perderse por lavado.
Tomando como ejemplo un paisaje constituido por una plataforma, uná ladera y un
fondo, suponiendo una misma litología, los suelos presentarán marcadas diferencias según
se trate de una zona semiárida o de un medio templado-húmedo. Con un material calizo
como base, en clima húmedo puede tener lugar un proceso de lavado de la caliza en la pla
taforma, como posición más estable. Esto posibilita la pérdida de bases y una cierta acidifi
cación, la dispersión de la arcilla llevará emparejado un proceso de argiluviación. Por el
contrario, en la zona semiárida, la caliza seguirá siendo el componente que frenará cual
quier evolución más avanzada.
La ladera en zona templada-húmeda tiende a evolucionar hacia una morfología con
vexa, mientras que en zona semiárida será cóncava, por la distinta dinámica de uno y otro
tipo de ladera. Los suelos de los fondos también tendrán características y respuestas dife
rentes. En medio semiárido es posible que pueda haber habido un proceso de salinización
(Cap. 17). En una zona húmeda, los procesos pueden ser de hidromorfismo, con una gleifi-
cación más o menos acusada.
Con el ejemplo, que se esquematiza seguidamente, se quiere destacar la necesidad de
analizar las condiciones en que han evolucionado las formas y los suelos en cada caso, para
extraer conclusiones en base a ello, evitando generalizaciones precipitadas:
537
6. Factores bióticos y antrópicos de la edafogénesis
Los componentes activos del suelo considerado com o sistema son las plantas,
animales, m icroorganism os y el hombre. La edafogénesis es el resultado de la
acción com binada de factores abióticos y de factores bióticos. Los procesos de
cambio en el suelo atribuibles a factores bióticos se deben tanto a efectos directos
como a efectos indirectos.
Darwin (1881) probó experimentalmente que las lombrices de tierra (Lumbricus terres-
trís) contribuían de forma particularmente significativa a los procesos que tienen lugar en
el suelo al llegar a remover una considerable masa de tierra, haciéndola pasar por su intes
tino. En el enfoque dado por Jenny (1941), existe el interés en diferenciar situaciones en las
que los organismos puedan considerarse como variables independientes del resto de facto
res, y aquellas en las que son variables dependientes.
538
Una actividad biológica muy intensa puede dar lugar a una modificación significativa
(bioturbación) del epipedión, de forma que su espesor sea muy considerable (superior a
50 cm) y esté formado casi enteramente por deyecciones y galerías rellenas. Para designar
este tipo de horizontes se ha propuesto el término de epipedión vérmico (Eswaran, 1981).
Puede presentarse en suelos con régimen de humedad arídico, que estén bajo riego desde
hace muchos años. Por el momento, el S.S.S. (1998) sigue considerando como horizonte
móllico este tipo de epipediones, a los que exige tener un 50 % o más del volumen consti
tuido por formas ligadas a la actividad de la fauna para que tal característica se recoja taxo
nómicamente al designar el suelo a nivel de Grupo: Vermudoll y Vermustoll; o con una capa
bioturbada en más de un 50 % dentro de los 100 cm (Vermaqualf), o en un 25 % (Verma-
quepts).
Los principales efectos de la fauna (Cap. 16) sobre el suelo, según su tipo son:
539
6.2. Relaciones suelo-vegetación
540
ZONAS LA PRECIPITACION EXCEOE A LA EVAPORACIÓN
P IS O S
Directas
— Interviene en la meteorización Acelera la meteorización física, química y biológica.
— Aporta materia orgánica Cantidad, distribución y naturaleza de la materia orgánica
del suelo: horizonte 0 , A, o bien un H.
— Cohesiona las partículas Desarrollo de estructura por el aporte de materia orgánica y
la acción de las raíces.
— Construye el sistema de huecos Favorece la circulación del agua y el aire, y el crecimiento
de las raíces.
Indirectas
— Actúa como filtro frente a:
Radiación solar Regula la temperatura, la evaporación y el régimen de
humedad.
Lluvia Intercepta las gotas de lluvia, con lo que evita el impacto
directo y puede disminuir la erosión por salpicadura.
Escorrentía superficial Aumenta la infiltración. Frena la velocidad del agua de
escorrentía: disminuye la erosión por escorrentía superfi
cial.
Agua de percolación Las raíces de especies herbáceas absorben agua en los pri
meros cm del suelo, con lo que disminuye la percolación y
el lavado. La percolación provoca una acidificación progre
siva del suelo, pérdida de componentes, formación de hori
zontes E, etc.
Viento Frena la erosión eólica, e intercepta el material transportado
por el viento.
— Secreción de sustancias tóxicas por
plantas superiores, la microflora o Inhibición de la germinación, efectos sobre el sotobosque,
presencia de compuestos húmicos efectos sobre el metabolismo de los compuestos fosfatados.
tóxicos. etc. Alelopatías.
542
casos estos cristales pueden ser reconocibles en el suelo. Así, los tallos de las plantas pue
den contener cristalizaciones de ópalo en sus células. Estos fitolitos toman la forma de las
células que los alojan (citomorfos) y, al descomponerse el material vegetal, se endurecen y
permanecen durante muchos años en el suelo, testimoniando una determinada vegetación.
Tienen formas cilindricas y su longitud puede variar entre 50 y 100 pm. Su identificación
por medio de estudios micromorfológicos y la taxonomía de estas formas (Bertoldi de
Pomar, 1971) permite llevar a cabo estudios sobre la historia de la vegetación, el tipo de
agricultura de otras épocas o las condiciones de formación de suelos enterrados (Benayas y
cois. 1987, Riquier, 1960). Un medio edáfico que conserve la sílice favorece la acumula
ción de fitolitos.
Cada vez hay una consciencia más clara de que se vive en un único ecosistema
de ámbito mundial y, por consiguiente, cualquier acción en una parte del sistema
tendrá repercusiones sobre la globalidad. A partir de 1980 se ha empezado a intro
ducir el concepto de agricultura sostenible, sustenable o si se prefiere, agricultura
durable, que se diferencia de la denom inada agricultura convencional, por su
mayor preocupación por el medio ambiente (Cap. 8).
No obstante, interesa recordar que desde los primeros años del ya histórico
movimiento conservacionista, iniciado por H. H. Bennet en 1928 en Estados Uni
dos, se sentaron las bases y la práctica de lo que se ha dado en llamar ahora agri
cultura sostenible. Con su obra «Soil Erosión a National Menace» primero, y más
tarde su libro titulado «Soil Conservation», Bennet estableció la teoría y las reco
mendaciones prácticas para una agricultura respetuosa con el medio, y en concreto
con el recurso suelo. Estas ideas no siempre han recibido la atención que desde un
principio merecían.
Las principales acciones antrópicas y sus efectos sobre los suelos son las
siguientes:
543
Acciones Efectos
Construcciones para el control de la erosión: Conservación del suelo y mejora del mismo.
— Bancales bien diseñados Efectos positivos.
— Obras mal construidas Aumentar el riesgo de erosión.
Rehabilitación de suelos en áreas degradadas Posibilidad de implantar una vegetación
(graveras, minería a cielo abierto, (forestal, agrícola u ornamental).
áreas urbanizadas, vías de comunicación, etc.).
Estercolado continuado a lo largo de muchos años Mejora del suelo: estructura, características quí
micas, fertilidad. Paso de un epipedión óchrico a
un antrópico o a un plaggen.
Fertilización:
— Adecuadamente planificada por medio de Efectos positivos.
análisis, interpretación y recomendaciones.
— Exceso de algún elemento fertilizante Cambios químicos en el suelo.
(nitratos u otros) Contaminación de la capa freática.
Enmiendas químicas: Encalado En suelos ácidos:
Disminución de los efectos tóxicos del aluminio,
favorecer la acción de las bacterias, mejora la
nutrición en calcio, etc.
Paso de úmbrico a móllico.
Paso de condiciones dístricas (ácidos) a éutricas
(riqueza en bases).
Enyesado En suelos sódicos:
Mejora la estructura al favorecer la floculación
de los coloides.
Disminuye posibles efectos tóxicos del sodio.
Cultivo en huertos con regadío y aportes de ma Mejora de suelos de zonas áridas y semiáridas.
teria orgánica Horizonte antrópico.
Deforestación con talas no planificadas Destrucción de la cubierta vegetal: erosión.
Transformaciones en regadío sin evaluación pre Riesgo de degradación del terreno.
via del riesgo de salinización y/o sodificación y
sin drenaje.
Laboreo según líneas de máxima pendiente en Degradación y pérdida del suelo.
suelos erosionables
Laboreo en condiciones de humedad inadecuadas Degradación del suelo por compactación.
Laboreo demasiado profundo con vertedera Aparición en superficie de horizontes subsuperfi-
ciales más desfavorables.
Laboreo mínimo Evita revolver el suelo. Disminuye la mineraliza
ción de la m.o.
Evita la compactación por paso de maquinaria.
Exige el empleo de herbicidas.
Plantaciones realizadas sin aplicar criterios de Degradación del suelo por erosión.
mantenimiento
Aporte de purines y otros desechos
— Indiscriminado Contaminación de suelos y capa freática.
— Controlado Efectos beneficiosos.
—>
544
Acciones Efectos
545
aportar información de interés para conocer el comportamiento bajo determinadas
condiciones de medio (Cap. 28).
Las acciones antrópicas para obtener nuevos suelos agrícolas mejorando los
preexistentes deben tener una justificación técnica, económica y medioambiental.
Algunos autores han introducido el término edafotecnología, para designar la
implicación del hombre deliberada o planificada en la génesis de suelos, al deter
minar los tipos de materiales a partir de los cuales se pueden formar nuevos suelos,
escogiendo procedimientos para tratarlos y enmiendas para prom over la formación
de suelos que resulten adecuadas para los fines para los cuales se necesiten. Para
algunos la edafotecnología constituye una parte de la biotecnología.
546
Un suelo puede em pezar a desarrollarse a partir de un material depositado por
coluvionamiento sobre un horizonte de otro suelo anterior que hubiese quedado
exhumado por erosión, lo que puede evidenciarse a veces por la presencia de una
línea de piedras (stone-line) entre ambos.
El estado inicial de un suelo puede tam bién ser un suelo preexistente, que
empiece a evolucionar bajo unas nuevas condiciones de medio, ligadas a un cam
bio climático. En este caso habrá una superposición de rasgos, unos heredados o
relictos y otros adquiridos bajo las nuevas condiciones.
La evolución de un suelo puede cam biar de trayectoria por otras causas, como
puede ser por movimientos a muy largo plazo derivados de la tectónica de placas,
importante para suelos del pasado; por cambios en el propio suelo conducentes a
una trayectoria progresiva o regresiva; o por alteraciones derivadas del uso del
suelo por el hombre. La tasa de formación del suelo varía en distintos ambientes
y conocerla puede resultar de interés para acotar qué pérdida m áxima de suelo por
erosión puede aceptarse, sin que el recurso desaparezca progresivamente. Es lo
que en conservación de suelos se denom ina pérdida tolerable de suelo (Cap. 23).
En casi todos los casos, el número de años necesarios para la formación de un
suelo supera con mucho al de la vida de un hombre, por ello se habla de recurso
no renovable a corto plazo:
547
Técnicas Observaciones
548
que un suelo es más viejo, mayor es la posibilidad de que su evolución se haya visto afec
tada por los cambios climáticos que han tenido lugar a lo largo del Pleistoceno. Los más
significativos han sido los períodos glaciares fríos, con sus períodos interglaciares cálidos
en las regiones templadas actuales, que se correspondieron a períodos pluviales húmedos y
a interpluviales secos en las regiones semiáridas y áridas actuales.
Los suelos de ciclo largo pueden presentar características cuyo origen sería difícil
mente explicable, si se pretendiesen relacionar con el clima actual. Si uno de estos suelos
ha permanecido siempre aflorante, se habrá visto afectado por diversos ciclos de evolución
bajo los sucesivos climas, se trata de un suelo poligénico o policíclico que puede presentar
tanto caracteres relictos como actuales. Son suelos cuya morfología suele ser difícil de
interpretar, al presentar rasgos aparentemente contradictorios respecto a lo esperable.
ESTUDIO DE CASOS
Al estudiar en lámina delgada material de un suelo procedente de una región
actualmente semiárida, se observa la existencia de edaforrasgos cristalinos
calizos, sobre edaforrasgos texturales de tipo arcilloso (Cap. 4).
Justificar esta aparente anomalía y secuenciar los procesos formadores a lo
largo de la historia del suelo.
Respuestas
P u e d e e x p lic a rs e p o r u n c a m b io d e c o m p o s ic ió n d e l a g u a d e l s u e lo y d e l b a la n c e
h íd ric o , m e n o s fa v o ra b le e n la e ta p a d e e v o lu c ió n m á s re c ie n te . La a c u m u la c ió n de
a rc illa , d e p o s ita d a a n te s d e la lle g a d a d e lo s c a rb o n a to s , c o rre s p o n d e a u n a tra n s lo c a
ció n b a jo un c lim a m á s llu v io s o q u e fa v o re c ía un p ro c e s o d e d e s c a rb o n a ta c ió n , s e g u id o
de l d e ¡lu v ia c ió n .
Un suelo formado en un paisaje del pasado (Valentine y cois., 1976), ya sea monocí-
clico o policíclico, con caracteres relictos, heredados de la evolución bajo unas condiciones
de medio diferentes de las actuales y poco afectado por éstas, recibe la denominación de
paleosuelo.
Un suelo que haya sido recubierto por un depósito de materiales de un espesor superior
a 50 cm (S.S.S. 1975, 1999), se considera un suelo enterrado (carácter thapto) (Hall,
1999).
Los suelos enterrados pueden presentarse próximos a la superficie, y seguir evolucio
nando, o bien permanecer a cierta profundidad, e incluso formar parte de una serie sedimen
taria; en este caso se trata de un paleosuelo fósil o simplemente de un suelo fósil. En España,
por ejemplo, en la Alcarria (Guadalajara) o en el macizo del Garraf (Barcelona), es frecuente
encontrar suelos rojos desarrollados a partir de calizas duras (Terra rossa, equivalente a Rho
doxeralf, pp), cuya génesis se considera ligada a condiciones pasadas. En La Rioja alavesa se
han encontrado Alfisoles fosilizados (Ocio et al., 1988), los Aridisoles con horizonte argílico
de Almería (SE de España) y muchos horizontes petrocálcicos, son otros tantos ejemplos de
formaciones debidas a unas condiciones de medio diferentes de las actuales.
549
El estudio de los paleosuelos fósiles puede resultar de gran interés para llegar a conocer
paleoambientes y en contreto la paleoedafología de un determinado momento geológico
(Freytet, 1971). Así, por ejemplo, el estudio de suelos rojos precámbricos (paleosuelos fósi
les) ha proporcionado información acerca del desarrollo de la atmósfera terrestre inicial.
Análogamente, los paleosuelos ordovícicos son indicadores útiles de la composición de la
atmósfera en el tiempo en que se formaron, debido a que, antes de la aparición de las plan
tas superiores terrestres, los efectos de la biosfera debieron ser mucho más débiles y pueden
considerarse despreciables frente a los efectos de los procesos inorgánicos (Holland &
Zbinden, 1988). La aparición de las gramíneas en el Terciario y la forma de ocupar un terri
torio dio lugar a una diversificación en el tipo de suelos.
No siempre resulta fácil demostrar que una unidad estratigráfica es realmente un paleo-
suelo, en caso de serlo será necesario identificar qué modificaciones puede haber sufrido
por diagénesis o metamorfismo, para intentar reconstruir las características químicas y
mineralógicas iniciales.
Para el estudio de paleosuelos fósiles resultan útiles las técnicas de trabajo habituales en
edafología, completadas con las de petrología, geoquímica y estratigrafía. La clasificación
de los paleosuelos puede revestir dificultades, debiendo evitar forzar su inclusión en esque
mas de clasificación concebidos para los suelos actuales.
ESTUDIO DE CASOS
En una prospección edafológica se han identificado cuatro categorías de suelos
que ocupan distintas posiciones geomorfológicas formando una toposecuencia.
Se indican los horizontes, sin representar a escala sus espesores, y los colores
en húmedo en el código Munsell. Establecer las correspondencias suelo-pai
saje, justificando el por qué.
550
Respuestas
1. En el fo n d o d e v a lle h a y h ld ro m o rfis m o , lo q u e se h a d e s c rito co n la le tra g al d e n o
m in a r lo s h o riz o n te s . L o s c o lo re s so n los m á s g ris e s (P -4; X, Q ).
— Plantear una ecuación fundamental general que nunca ha podido ser resuelta.
— Asumir de forma implícita una monogénesis para los suelos.
— Tener una visión demasiado simplista de los procesos en laderas.
— Establecer correlaciones empíricas sin llegar a determinar las verdaderas causas
(caja negra).
— No considerar suficientemente las interrelaciones entre factores, en un afán de bus
car situaciones en que dichos factores fuesen variables independientes.
551
No obstante, cabe destacar que este enfoque ha contribuido positivam ente a
que en génesis de suelos se haya llegado a un adecuado nivel de com prensión de
los suelos en un determ inado am biente o sucesión de am bientes. Además, ha lle
vado a profundizar en la investigación de los procesos edafogénicos, de las rela
ciones entre factores, de las variaciones en los suelos y m odelos de distribución en
el paisaje, perm itiendo avanzar en cartografía de suelos.
La aportación de Jenny tiene su continuación actual en los modelos m atem áti
cos de sim ulación y los m odelos de sistem as, así com o en el análisis estadístico
m ultivariante con aplicación de bases de datos y sistem as de inform ación geo
gráfica (Petersen et al., 1992).
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554
19
Soil Taxonomy
La clasificación de suelos se desarrolló
como un medio para comparar perfiles de suelos.
1. Clasificación de suelos:
Criterios científicos y criterios utilitarios
Criterios científicos:
Ventajas:
Se basan en caracteres intrínsecos del suelo.
Tienen mayor vigencia en el tiempo.
Permiten disponer de mucha información.
Permiten extraer información para derivar múltiples cartografías utilitarias.
555
Inconvenientes:
Consumen bastante tiempo en su elaboración.
Requieren personal cualificado para trabajos de campo.
Exigen recursos económicos importantes para obtener la información.
Sus aplicaciones van dirigidas a especialistas.
Criterios utilitarios:
Ventajas:
Información directamente utilizable por no especialistas.
Información más barata y rápida de obtener al basarse en menos propiedades y
características.
Inconvenientes:
Información para un fin determinado: por lo que es menos completa.
Menor vigencia en el tiempo.
Escasas posibilidades de derivar otras cartografías.
División Tipo
A. Suelos totalmente desarrollados (Zonales): características 1. Lateritas
y evolución dominada por el clima y la vegetación. 2. Suelos de loess-eólico
3. Suelos de estepa-desierto
4. Suelos chernozem
5. Suelos forestales grises
6. Suelos podzolizados
7. Suelos de tundra
B. Predominio de algún factor local, litología o relieve 8. Suelos alcalinos
(Suelos intra7.onales). 9 Suelos bog y moor
C. Suelos inmaduros (azonales) 10. Suelos esqueléticos
11. Suelos aluviales
En Ciencia del Suelo la dificultad para llegar a esquemas jerárquicos válidos no ha sido
superada de una forma satisfactoria, como lo demuestra el hecho de que se hayan ido pro
poniendo múltiples sistemas taxonómicos. La dificultad estriba en que el suelo no es un
cuerpo discreto, como ocurre con los animales y plantas. Ello obliga a definir previamente
la unidad a clasificar, atendiendo a propiedades y características seleccionadas según la
finalidad a alcanzar.
556
No obstante, no hay que olvidar que cualquier sistema de clasificación refleja el nivel de
conocimientos en un momento histórico determinado y, por consiguiente, debe ir siendo
modificado a medida que se avance en el conocimiento científico y tecnológico de los suelos.
Los distintos sistemas taxonómicos jerarquizados que se han ido elaborando se basan en:
— Factores formadores:
Sibirtzev (1895).
— Factores y procesos formadores:
Marbut (1927).
Baldwin, Kellog, Thorp (1938).
Thorp, Smith (1949) (revisión).
Kubiena (1952).
Aubert-Duchaufour (1956) y CPCS (1967).
Mückenhausen (1962).
— Constituyentes:
Fauck y cois. (1979).
— Morfología del suelo:
Huguet del Villar (1937).
Soil Taxonomy (1960, 1975, 1987, 1990, 1992. 1994, 1996, 1998, 1999).
FAO-UNESCO (1971) y WRB (1998).
La clasificación Soil Taxonomy empezó a elaborarse a raíz de que el Soil Survey Inves-
tigations del USDA se plantease, en 1951, la necesidad de buscar solución a los problemas
que dejaba sin resolver la clasificación de Baldwin, Kellog y Thorp de 1938 y la revisión
llevada a cabo por Thorp y Smith en 1949.
La principal dificultad con que se enfrentaban consistía en que una vez reconocidas y
establecidas las series de suelos de las regiones más importantes de EE.UU., en número de
varios millares, era preciso evitar duplicidades. Se requería una comparación sistemática de
557
los suelos. Esta correlación no era fácil de conseguir, a menos que existiese un sistema de
jerarquización de los elementos a comparar, es decir, un sistema de clasificación de utiliza
ción objetiva.
La elaboración requirió un gran esfuerzo por el volumen de información a utilizar y la
labor de síntesis que exigía. Detalles de esta etapa y de la labor realizada pueden encon
trarse en Cline (1979). El producto al que se llegó fue presentado en Madison (USA) en
1960, en el Congreso de la International Society of Soil Science, bajo la denominación de
7th Approximation, que posteriormente ha pasado a ser conocida como Soil Taxonomy.
Soil Taxonomy representó pasar de una concepción cualitativa o semicuantitativa a otra
cuantitativa, lo que indirectamente ha contribuido a la normalización de los métodos de aná
lisis y a la creación de laboratorios para poder satisfacer esta demanda. Desde 1960, Soil
Taxonomy ha sido mantenida por el Soil Conservation Service del USDA, lo que ha
supuesto su revisión y puesta al día constante. Esta labor ha dado lugar a diversos borrado
res, las modificaciones de 1964, 1967 y finalmente, en 1975, a la edición oficial. En la actua
lidad se han creado diversos comités de especialistas en los diversos Ordenes, que revisan y
proponen modificaciones, que han visto la luz en las Keys to Soil Taxonomy de los años
1987, 1990, 1992, 1994, 1996 y 1998. Con toda la experiencia colectiva adquirida en todo el
mundo ha sido posible publicar la segunda edición de Soil Taxonomy (S.S.S. 1999), que
incluye muchas mejoras. Añade dos nuevos órdenes de suelos, los Andisoles y los Gelisoles.
Define las arcillas de baja actividad y desarrolla diversas categorías de suelos.
Soil Taxonomy abandonó definitivamente el esquema zonal, que ya había sido criticado
por diversos autores (Stephens, 1950, Gorshenin, 1968, Harris, 1968). Reconoce que los
suelos intrazonales tienen propiedades en común con los suelos zonales con los que están en
contacto, por lo que no los separará al rango taxonómico máximo, sino a uno más bajo, y sin
tomar en consideración los conceptos de zonal o intrazonal. Si se comparan suelos de perfil
A BwC y A Bj, Cs por un lado y A BIg Cg, A Cg y A Bp C por otro se puede afirmar que:
A A
Bw Bg
C cg
A A A
Btg cg Bg
cg C
A q u a lf Aquent Aquept
Por ello, en la Soil Taxonomy no existe el Orden «Hidrosol», para reunir todos los sue
los con caracteres hidromorfos que quedan distribuidos en diversos Ordenes, cada uno de
ellos agrupa suelos de características más semejantes entre ellos.
558
La clasificación Soil Taxonomy no utiliza los tipos de humus (Cap. 8), porque éstos
cambian si el suelo se labra, ha sido encalado o fertilizado, con lo que cambiaría la clasifi
cación tras este tipo de prácticas agrícolas. Las propiedades tomadas en consideración lo
fueron con una visión pragmática, atendiendo a su importancia práctica, en especial los
usos agrícolas, más que por su relación con la génesis del suelo.
Los límites cuantitativos utilizados surgen de los factores que controlan directamente la
formación del suelo y de las propiedades morfogenéticas como marcadores del desarrollo
edáfico.
Las ventajas de Soil Taxonomy son:
Soil Taxonomy permite clasificar los suelos en base a los siguientes criterios:
559
La definición de un suelo mineral se basa en el espesor de los horizontes que
varía según la clase de material. Un horizonte O es un horizonte orgánico de un
suelo mineral, m ientras que un H es un horizonte orgánico de un suelo orgánico.
(Cap. 2).
a) Horizontes de diagnóstico
El concepto de horizonte de diagnóstico y su uso en taxonom ía de suelos ha
sido una de las aportaciones de Soil Taxonomy. Representa poder cuantificar, lo
que significa un avance frente a clasificaciones anteriores. Se han indicado ya los
epipediones y endopediones establecidos por SSS (1999) y se han reseñado sus
características sim plificadas (Cap. 2).
Inicialmente, los horizontes de diagnóstico constituyeron objeto de discusión por parte
de algunos edafólogos. Hacia 1980 ya se había conseguido una aceptación general.
El concepto de horizonte de diagnóstico surge de estudiar suelos completos, como una
abstracción, no como unidades independientes. La relación entre la génesis de un suelo y
los horizontes de diagnóstico resultantes es manifiesta. En algunos casos se observa que la
Soil Taxonomy puede que haga un uso excesivo de alguno de los horizontes de diagnóstico,
a los que ha conferido demasiada importancia, caso del endopedión argílico en opinión de
algunos autores.
No obstante, se puede afirmar que la aceptación ha sido tal que otros sistemas taxonó
micos o leyendas de mapas han incorporado el concepto e incluso los nombres, si bien en
algunos casos cambiando alguna de las definiciones, lo que debe tomarse en consideración
para evitar confusiones y errores.
Teniendo en cuenta las sucesivas modificaciones habidas, se precisa que en esta obra se
utiliza la edición de 1999. Para disponer de una información permanentemente actualizada
puede recurrirse a la consulta por internet a: http://soils.usda.gov
560
Condiciones anhidras: hacen referencia a la capa activa en suelos de desiertos fríos y
otras áreas con permafrost y baja precipitación.
COLE (coeficiente de extensibilidad lineal): relación entre la diferencia de longitud de
un terrón en húmedo y la longitud del terrón en seco respecto a la longitud en seco.
Expresa la susceptibilidad a la expansión/retracción.
Durinodos: nodulos de débilmente cementados a endurecidos de diámetro > 1 cm. El
cemento es S i02.
Propiedades frágicas: características esenciales de un fragipán.
Carbonatos secundarios identificables: carbonato cálcico autigénico translocado que
ha sido precipitado «in situ» de la solución del suelo, más que heredado del material ori
ginario.
Lnterdigitaciones de materiales álbicos: materiales álbicos que penetran 5 cm o más
en un horizonte argílico/kándico/nátrico subyacente a lo largo de las caras verticales de
los agregados y en menor grado de las caras horizontales.
Banda de arcilla iluviada
Extensibilidad lineal (LE): la LE de una capa de suelo es el producto de su espesor en
cm por su COLE. La LE de un suelo es la suma de las LE de todos los horizontes del
suelo.
Discontinuidades litológicas (Cap. 2)
Valor n: relación entre el porcentaje de agua en condiciones de campo y los porcenta
jes de arcilla y humus. El valor de n prevé si el suelo puede ser pastado o si puede sopor
tar otras cargas. Prevé igualmente la subsidencia después de drenar el suelo.
Contacto petroférrico: límite entre el suelo y una capa continua de material endure
cido en la cual el cemento más importante es el hierro, mientras que la materia orgánica
no existe o sólo se presenta en trazas.
Plintita (Cap. 2, 17).
Minerales resistentes (Cap. 17).
Caras de deslizamiento (slickensides) (Cap. 2).
Materiales espódicos: evidencian que materiales orgánicos y aluminio con o sin hierro
se han movido de un horizonte eluvial a un horizonte iluvial.
Minerales meteorizables (Cap. 17).
Fibras
Materiales fíbricos
Materiales hémicos
Materiales sápricos
Material humilúvico
Materiales límnicos
561
d) Características de diagnóstico de suelos minerales y orgánicos
Las características consideradas diagnóstico tanto para suelos m inerales como
orgánicos (SSS, 1999) son:
Condiciones ácuicas: los suelos con condiciones ácuicas son aquellos que de forma
continua o periódica presentan saturación con agua y condiciones reductoras.
Cryoturbación: perturbaciones mecánicas en el suelo producidas por la acción del
hielo.
Contacto dénsico: contacto entre el suelo y materiales dénsicos.
Materiales dénsicos: materiales relativamente no alterados y no cementados, con una
densidad aparente o una organización tal que las raíces no pueden penetrar, excepto a
través de grietas, p. ej., desechos de minas.
Materiales gélicos: materiales minerales u orgánicos del suelo que presentan eviden
cias de procesos de cryoturbación.
Capa glácica: capa de hielo.
Contacto lítico (Cap. 3).
Contacto paralítico (Cap. 3).
Materiales paralíticos: materiales relativamente no alterados, moderadamente o fuer
temente cementados.
Permafrost: condición térmica en la que un material (incluyendo material del suelo)
permanece a menos de 0° C durante dos años consecutivos o más.
Materiales sulfurosos: materiales minerales u orgánicos del suelo con componentes
sulfurosos que, sometidos a condiciones aerobias, sufren un descenso brusco (2 meses)
del pH alcanzándose pH < 4,0.
Horizonte sulfúrico (Cap. 2).
Regímenes de humedad.
Regímenes de temperatura.
562
Tiene una precipitación que queda dentro del intervalo definido por la precipitación
anual a largo plazo (30 años o más) ± desviación típica y análogamente pasa por lo
menos ocho de los doce meses del año.
A = Seca toda ella durante más de la mitad de los días acumulados por año, cuando la
temperatura del suelo a una profundidad de 50 cm es superior a 5° C.
B = Húmeda total o parcial menos de 90 días consecutivos o más cuando la temperatura
del suelo a 50 cm es superior a 8o C.
C = Seca o parcialmente seca 90 días acumulados o más.
D = Seca 45 días consecutivos o más en los 4 meses siguientes al solsticio de verano.
E = Húmeda 45 días consecutivos o más en los 4 meses siguientes al solsticio de
invierno.
F = Parcialmente húmeda 180 días acumulados o más.
G = Parcialmente húmeda 90 días consecutivos o más.
Estos criterios permiten establecer una serie de ecuaciones lógicas, que definen los
diferentes regímenes de humedad. Cuando un criterio se cumple, esto se indica igualando
su sigla a la unidad, en caso contrario se iguala a cero (Jarauta, 1989):
563
Según el grado de cumplimiento de cada criterio a lo largo de una serie de años, expre
sado porcentualmente, se definen las distintas clases de regímenes de humedad, siempre
considerando que el suelo no es objeto de riego, ni de barbecho, para aumentar el contenido
de agua:
U v - tmsi < 5° c
Ustic (1)1 tmas < 22° C y <50 >50 <60 >60
II tmsv - t msi> 5 ° C <50 >50 <60
Ustic (2) 1 ^ 22° C y/o
tmas >50 >50
II W _ tmsi < 5° C >50 >50
Xeric I tmas < 22° C y <50 >60 >60
II tmsv-tmS¡2:5°C >60 >60 >60
III <50 >60 >60 >60
En el caso del régimen arídico, por ejemplo, se indica que el suelo está seco (A = 1) en
toda la sección control más del 50 % de los días acumulados por año y está húmeda toda
ella o en alguna parte durante menos de 90 días consecutivos en el año normal.
Para conocer de forma rigurosa el régimen de humedad, debería determinarse experi-
mentalmente, a partir de medidas de campo. La falta de este tipo de información ha obli
gado a desarrollar modelos de simulación para estimar el régimen de humedad de los sue
los a partir de datos climáticos.
El modelo de uso más generalizado es el desarrollado para los suelos de las Great Prai-
ries de Estados Unidos (SSS, 1975; Newhall, 1976). La aplicación del modelo a suelos del
Valle del Ebro (Tavemier y Wambeke, 1976; Jarauta, 1989) da por resultado numérico un
régimen ústico, lo que no resulta aceptable de acuerdo con el estudio de la vegetación natu
ral y la respuesta de los cultivos. El análisis detallado del modelo de Newhall ha permitido
poner de manifiesto los siguientes aspectos (Jarauta y Porta, 1990), que pueden limitar su
aplicabilidad:
564
La debilidad de las estimaciones del régimen de humedad a partir de datos de observa
ciones meteorológicas ha sido puesta en evidencia por diversos autores (Guthrie, 1985).
Frente a este problema, muchos sistemas de clasificación optan por prescindir de esta infor
mación al definir las categorías taxonómicas altas. Este es el caso, por ejemplo, del sistema
de clasificación de suelos de Canadá, en el que el régimen de humedad no se utiliza más
que para dividir los Subgrupos en Familias, nivel taxonómico bajo.
En esta clasificación se define un índice de humedad climática (IHC), que expresa la
precipitación durante la estación de crecimiento, como un porcentaje del agua potencial
mente utilizada por los cultivos anuales, cuando el agua se halla disponible en el suelo. La
FAO opta por separar la información de suelos de la de regímenes de humedad y tempera
tura, dejando para una segunda fase la superposición de información climática.
Dado que Soil Taxonomy utiliza el régimen para el rango de Orden (Aridisoles) y para
diversos Subórdenes, se hace imprescindible poder disponer de este tipo de información,
cuyo interés, por otro lado, reside en que describe las disponibilidades de agua para las
plantas a lo largo del año.
La dificultad de disponer en la práctica de datos acerca del estado de la sección control
a lo largo del año, y en algunos casos la falta de observatorios meteorológicos en ciertas
áreas, ha llevado a diversos autores a proponer criterios pragmáticos para aproximar los
regímenes de humedad, en especial para establecer la extensión de la zona con régimen arí
dico en España. El criterio más común ha sido la altitud (Díaz, 1987; íñiguez y cois., 1988,
Pérez y cois., 1987), o la altitud más la orientación (Alias y cois. 1987, 1988, Torre y Alias,
1987) y en otros casos, se incluye además la distancia al mar Mediterráneo o la longitud
(Alberto y cois., 1984).
Jarauta (1989) ha estudiado el modelo Newhall y su aplicabilidad investigando los con
tenidos de humedad de la sección control por medio de medidas de campo a lo largo de
cuatro años estableciendo los perfiles hídricos, con una periodicidad de 7 a 14 días. Basán
dose en el mismo enfoque conceptual que el método de Newhall, propone una serie de
modificaciones para mejorar dicho modelo. Los resultados obtenidos con un nuevo modelo
«método Newhall modificado (Jarauta, 1989)» se ajustan mucho mejor a los datos de
campo. Las características de diseño de este modelo son las siguientes:
Modelización del Perfil homogéneo, isótropo, bien Perfil homogéneo, no isótropo, bien dre
perfil del suelo drenado, de 200 mm de capacidad nado, de capacidad de retención de agua
de retención de agua disponible disponible (CRAD) variable, adaptable a
(CRAD), dividido en 8 x 8 = 64 las características del perfil.
casillas de idéntica capacidad (las
filas segunda y tercera constituyen
la sección de control de humedad).
Cantidad de agua Toda la precipitación mensual. La precipitación mensual corregida tenien
infiltrada en el do en cuenta la eficacia de las precipitacio
suelo. nes. Posibilidad de emplear datos de preci
pitación diaria.
565
Elementos Iniplententación en el modelo Propuesta de modificación del modelo
de diseño de Newhall de Newhall (Jarauta, 1989)
Secuencia de Por casillas de izquierda a derecha Adaptable a las características de los sue
llenado del perfil y de arriba hacia abajo. Secuencia los, con una secuencia de referencia.
universal, fija para todos los tipos
de suelos.
Secuencia de U niversal por diagonales, de iz Adaptable a las características de los sue
vaciado del perfil quierda a derecha y de arriba hacia los, con una secuencia de referencia.
abajo.
Cálculo del Criterios de la Soil Taxonomy Criterios de la Soil Taxonomy (1975), eli
régimen de (1975). minando la coincidencia de subtipos.
humedad del suelo
Criterios de diagnóstico:
Mal drenaje, condiciones reductoras, rasgos redoximorfos asociados con la hume
dad, y que resultan de la reducción y oxidación de los compuestos de hierro y man
ganeso: colores grises, moteados, nodulos y concreciones (SSS, 1999).
Vegetación hidrófila.
Raíces muertas, mal descompuestas.
Rango taxonómico:
Hidromorfismo afectando a la parte superior del perfil: Suborden.
Hidromorfismo en profundidad: Subgrupo.
566
Régimen údico y perúdico
Este régimen caracteriza los suelos de climas húmedos con una distribución regular de
la pluviometría a lo largo del año. En verano llueve lo suficiente para que con el agua alma
cenada se iguale o supere la evapotranspiración (ET). Si hay sequías, éstas son cortas e
infrecuentes. Al tratarse de un régimen de humedad percolante hay pérdidas importantes de
calcio, magnesio, potasio, entre otros elementos. Los suelos viejos, con régimen údico,
tienden a ser ácidos e infértiles.
En aquellos casos en que las condiciones sean muy húmedas, y P > ET todos los meses
del año, el régimen se denomina perúdico. El rango taxonómico en el que se indica que el
suelo tiene régimen údico es el Suborden (Udult, p. ej.) y Grupo (Udorthent, p. ej.).
Régimen ústico
El régimen ústico refiere que el suelo dispone de agua coincidiendo con el período de
crecimiento de las plantas. En invierno puede haber una cantidad limitada de agua, al igual
que a finales de verano. Este régimen es no percolante, por lo general, por lo que los suelos
son en general fértiles.
En secano pueden producir trigo, siendo el maíz y el sorgo los cultivos más frecuentes,
así como los pastos. En regiones templadas corresponde a climas subhúmedos y semiáridos
con estaciones lluviosas en primavera y verano o en primavera y otoño. En regiones tropi
cales y subtropicales este régimen caracteriza al clima monzónico con una estación lluviosa
de tres meses o más. El rango taxonómico para indicar que el régimen es ústico es el Subor
den (Ustalf, p. ej.) y el Grupo (Ustipsamment, p. ej.).
Régimen xérico
Este régimen de humedad es el que se presenta en suelos de clima mediterráneo, carac
terizado por inviernos fríos y húmedos y veranos cálidos y con sequía prolongada. Las llu
vias se producen en otoño o en invierno, momento en que la evapotranspiración es mínima
y esta humedad es particularmente efectiva para provocar una cierta translocación dentro
del suelo. El agua permanece en el suelo a lo largo del invierno. Suele haber otro máximo
relativo de lluvias en primavera, la reserva de agua se agota pronto por la elevada evapo
transpiración. Las lluvias durante el verano son poco frecuentes y, aunque son importantes
por la cantidad de agua caída, son muy poco eficientes por su elevada intensidad. La mayor
parte del agua de estas lluvias se pierde por escorrentía superficial.
Al corresponder a un régimen no percolante, los suelos tienden a ser fértiles, siendo la
falta de agua en la estación cálida, junto con la erosión, los condicionantes principales. El
rango taxonómico al que se indica este régimen de humedad es el Suborden (Xeralf, p. ej.)
y Grupo (Xerofluvent, p. ej.).
567
Los Aridisoles (Cap. 26) se distribuyen en España en tres áreas principales:
Almería-Cartagena, las áreas meridionales de las Islas Canarias y la parte central del Valle
del Ebro. Las dos primeras constituyen las regiones más áridas del Oeste europeo (Herrero
y Porta, 1991). Para otras zonas del mundo puede consultarse el Map o f the worid distribu
tion ofarid regions (UNESCO, 1979). El rango taxonómico en el que se utiliza este criterio
es a nivel de Orden en los Aridisoles, y de Grupo (Torriorthent, p. ej.).
thnas = tlmaa + I o ^C
Los regímenes de temperatura se utilizan para definir las categorías más bajas de la cla
sificación (series).
Los regímenes de temperatura establecidos son: cryico, frígido, mésico, térmico, hyper-
térmico, isofrígido, isomésico, isotérmico c isohypertérmico (SSS, 1999).
Temperatura anual
Régimen del suelo Temperatura media del suelo en verano (tmav) t|mv 1 m,i
tnu»(°C)
Cryico verano s. minerales
suelos minerales
demasiado frío 0 < tmas < 8
No saturado con agua Saturado con agua
en alguna parte en alguna parte
del verano del verano
sin h. O con h. O sin h. O con - h. 0
- hístico
<15 <8 <13 <6
s. orgánicos
<6
—»
568
Temperatura anual
Régimen del suelo Temperatura media del suelo en verano (tm,t) •ms\ linsi
•mus (°C)
Frígido <8 Mayor que en el régimen cryico >6
trigo de primavera
Mésico 8 < t mas< 15 >6
trigo inv. área maíz
Térmico 1 5 < tmas< 2 2 >6
área del algodón
H ypertérm ico •mas - 22 >6
cítricos y hortalizas
cultivos tropicales
h = horizonte; t1I,sj = temp. media del suelo en invierno.
Regímenes ISO: tmsv - tmsi < 6o C (suelos tropicales).
Orden Suelos que han sufrido procesos formadores similares, lo que se traduce en la pre
sencia o ausencia de horizontes y características principales,
prefijo del Orden (PRO).
Nomenclatura: PRO + i/o + sol.
Ej.: ALF + i + Sol = Alfisol.
alf = elemento formativo del Orden (EFO) de los Alfisoles.
Suborden Criterios: Hidromorfismo. (Condiciones ácuicas).
Influencia del clima y la vegetación.
Texturas extremas.
Central y común.
Nomenclatura: Elemento formativo Suborden + EFO.
Ej.: Xer + ALF = Xeralf.
Grupo Criterios: Horizontes de diagnóstico.
Propiedades de diagnóstico.
Nomenclatura: Prefijo del Grupo + Suborden.
Ej.: Palé + Xeralf = Palexeralf.
Subgrupo Criterios: Concepto central.
Intergrados.
Extragrados.
Nomenclatura: Grupo + Calificativo.
Ej.: Palexeralf típico.
Palexeralf vértico.
Palexeralf petrocálcico.
Familia Criterios: Propiedades relevantes para el crecimiento delas plantas: textura, mine
ralogía, pH, permeabilidad, espesor horizontes, consistencia,pendiente,
grietas, temperatura del suelo, revestimientos.
Subgrupo + 2 o más adjetivos descriptivos.
Ej.: Palexeralf típico, franco fino, mezclado. __y
569
Nivel jerárquico Reglas
Serie Es el taxón más homogéneo y definido con mayor detalle. Es la unidad taxonómica
más baja, formada por individuos suelo (polipediones).
Nombre geográfico donde se describió por primera vez el suelo en cuestión o bien el
nombre de un área donde la serie es predominante, pudiendo crearse el nombre, si es
necesario. El nombre de una serie debe ser aceptado oficialmente por una Agencia
de Correlación de Suelos.
570
6. Soil Taxonomy (SSS, 1999): Una panorámica
Gelisoles
Histcls Folistels
Glacistels
Fibristels
Hemistels
Sapristels
Turbéis Histoturbels
Aquiturbels
Anhyturbels
Molliturbels
Umbriturbels
Psammoturbels
Haploturbels
Orthels Historthels
Aquorthels
Anhyorlhels
Mollorthels
Umbrorthels
Argiorthels
Psammorthels
Haplorthels
Histosoles
Folists Cryofolists
Torrifolists
Ustifolists
Udifolists
Fibrists Cryofibrists
Sphagnofibrists
Haplofibrists
Saprists Sulfosaprists
Sulfisaprists
Cryosaprists
Haplosaprists
Hemists Sulfohemists
Sulfihemists
Luvihemists
Cryohemists
Haplohemists
Spodosoles
Aquods Cry aquods
571
Orden Suborden Grupo
Alaquods
Fragiaquods
Placaquods
Duraquods
Epiaquods
Endoaquods
Cryods Placocryods
Duricryods
Humicryods
Haplocryods
Hutnods Placohumods
Durihumods
Fragihumods
Haplohumods
Orthods Placorthods
Durorthods
Fragiorthods
Alorthods
Haplorthods
Andisoles
Aquands Cryaquands
Placaquands
Duraquands
Vitraquands
Melanaquands
Epiaquands
Endoaquands
Cryands Duricryands
Hydrocryands
Melanocryands
Fulvicryands
Vitricryands
Haplocryands
Torrands Duritorrands
Vitritorrands
Haplotorrands
Xerands Vitrixerands
Melanoxerands
Haploxcrands
Vitrands Usti vitrands
Udivitrands
Ustands Durustands
Haplustands
Udans Placudans
Durudands
Melanudands
Hydrudans
Fulvudans
Hapludans
Oxisoles
Aquox Acraquox
Plinthaquox
Eutraquox
Haplaquox —>
572
Orden Suborden Grupo
Torrox Acrotorrox
Eutrotorrox
Haplotorrox
Ustox Sombriustox
Acrustox
Eutrustox
Kandiustox
Haplustox
Perox Sombri perox
Acroperox
Eutroperox
Kandiperox
Haploperox
Udox Sombriudox
Acrudox
Eutrudox
Kandiudox
Hapludox
Vertisoles
Aquerts Salaquerts
Duraquerts
Natraquerts
Calciaquerts
Dystraquerts
Epiaquerts
Endoaquerts
Cryerts Humicryerts
Haplocryerts
Xererts Durixererts
Calcixererts
Haploxererts
Torrerts Salitorrerts
Gypsitorrerts
Calcitorrerts
Haplotorrerts
Usterts Dystrusterts
Salusterts
Gypsiusterts
Calciusterts
Haplusterts
Uderts Dystruderts
Hapluderts
Aridisoles
Cryids Salicryids
Petrocryids
Gypsicryids
Argicryids
Calcicryids
Haplocryids
Salids Aquisalids
Haplosalids
Durids Natridurids
Argidurids
Haplodurids —»
573
Orden Suborden Grupo
Gypsids Petrogypsids
Natrigypsids
Argigypsids
Calcigypsids
Haplogypsids
Argids Petroargids
Natrargids
Paleargids
Gypsiargids
Calciargids
Haplargids
Calcids Petrocalcids
Haplocalcids
Cambids Aquicambids
Petrocambids
Anthracambids
Haplocambids
Ultisoles
Aquults Plinthaquults
Fragiaquults
Albaquults
Kandiaquults
Kanhaplaquults
Paleaquults
Umbraquults
Epiaquults
Endoaquults
Humults Sombrihumults
Plinthohumults
Kandihumults
Kanhaplohumults
Palehumults
Haplohumults
Udults Plinthudults
Fragiudults
Kandiudults
Kanhapludults
Paleudults
Rhodudults
Hapludults
Ustults Plinthustults
Kandiustults
Kanhaplustults
Paleustults
Rhodustults
Haplustults
Xerults Palexerults
Haploxerults
Mollisoles
Albolls Nalralbolls
Argialbolls
Aquolls Cryaquolls
Duraquolls
Natraquolls —>
574
Orden Suborden Grupo
Calciaquolls
Argiaquolls
Epiaquolls
Endoaquolls
Rendolls Cry rendolls
Haprendolls
Cryolls Duricryolls
Natricryolls
Palecryolls
Argicryolls
Calcicryolls
Haplocryolls
Xerolls Durixerolls
Natrixerolls
Palexerolls
Calcixerolls
Argixerolls
Haploxerolls
Ustolls Durustolls
Natrustolls
Calciustolls
Paleustolls
Argiustolls
Vermustolls
Haplustolls
Udolls Natrudolls
Calciudolls
Paleudolls
Argiudolls
Vermudolls
Hapludolls
Alfisoles
Aqualfs Cryaqualfs
Plinthaqualfs
Duraqualfs
Natraqualfs
Fragiaqualfs
Kandiaqualfs
Vermaqualfs
Albaqualfs
Glossaqualfs
Epiaqualfs
Endoaqualfs
Cryalfs Palecryalfs
Glossocryalfs
Haplocryalfs
Ustalfs Durustalfs
Plinthuslalfs
Natrustalfs
Kandiustalfs
Kanhaplustalfs
Paleustalfs
Rhodustalfs
Haplustalfs
575
Orden Suborden Grupo
Xeralfs Durixeralfs
Natri xeralfs
Fragixeralfs
Plinthoxeralfs
Rhodoxeralfs
Plaxereralfs
Haploxeralfs
Udalfs Natrudalfs
Ferrudalfs
Fraglossudalfs
Fragiudalfs
Kandiudalfs
Kanhapludalfs
Paleudalfs
Rhodudalfs
Glossudalfs
Hapludalfs
Inceptisoles
Aquepts Sulfaquepts
Petraquepts
Halaquepts
Fragiaquepts
Cryaquepts
Vermaquepts
Humaquepts
Epiaquepts
Endoaquepts
Anthrepts Plagganthrepts
Haplanthrepts
Cryepts Eutrocryepts
Dystrocryepts
Usteps Durustepts
Calciustepts
Dystrustepts
Haplustepts
Xerepts Durixerepts
Calcixerepts
Fragixerepts
Dystroxerepts
Haploxerepts
Udepts Sulfudepts
Durudepts
Fragiudepts
Eutrudepts
Dystrudepts
Entisoles
Aquents Sulfaquents
Hydraquents
Cryaquents
Psammaquents
Fluvaquents
Epiaquents
Endoaquepts
Arents Ustarents
576
Orden Suborden Grupo
Xerarents
Torriarents
Udarents
Psamments Cryopsamments
Torripsamments
Quartzipsamments
Ustipsamments
Xeropsamments
Udipsamments
Fluvents Cryofluvents
Xerofluvents
Ustifluvents
Torrifluvents
Udifluvents
Orthents Cryorthents
Torriorthcnts
Xerorthents
Ustorthents
Udorthents
577
Orden Suborden Suprimido Suborden Nuevo
8. Bibliografía
578
20
Base de referencia mundial para los
recursos de suelos: World Reference Base
(WRB)
— Soil Taxonomy:
Sistema taxonómico jerarquizado, diseñado para poder llegar a cartografía
en mapas detallados (escala grande) de suelos.
Propuesto y m antenido por el Soil Conservation Service del USDA.
Colaboración de grupos de trabajo a nivel internacional organizados en
tom o a cada Orden.
— WorI Reference Base for Soil Resources: WRB (Base de referencia
mundial para recursos de suelos):
Propuesta inicial de FAO (1971).
Grupo de trabajo de Base de referencia de la International Union of Soil
Science (1998) con la colaboración de la IUSS, ISRIC y FAO.
El nombre «Base de referencia» quiere destacar la función de común deno
m inador que se propone tener ese sistema.
579
Además de estos dos esquemas de clasificación, siguen siendo utilizados sistemas de
carácter nacional, tales como los de Africa del Sur, Alemania, Australia, Canadá, Escocia,
Francia, Inglaterra, Irlanda, etc. Esta dispersión se justifica en parte por el hecho que los
suelos constituyen un continuum, que requiere ser dividido en clases mediante el estableci
miento de convenciones. La situación se mantiene por razones históricas: por la docu
mentación cartográfica ya disponible, elaborada en cada país con su propio sistema de cla
sificación; y por la existencia de equipos entrenados en cada uno de ellos en su propio
sistema, todo ello frena un cambio a un solo sistema de referencia. Cabe destacar que esta
situación desorienta y desalienta a los usuarios potenciales de información de suelos y no
beneficia para nada la imagen y la eficacia de la Ciencia del suelo.
— Manual técnico para científicos del suelo y correlatores (Cap. 21) de suelos:
• Definición y criterios de diagnóstico para horizontes, propiedades y materiales del
suelo.
• Reglas y guías para clasificar suelos de referencia.
— Conocer la diversidad y distribución de los suelos.
— Facilitar el intercambio de información y experiencias.
— Proporcionar un lenguaje científico para intensificar la com unicación con
otras disciplinas.
580
Se observa una notable convergencia entre los dos sistemas de clasificación, si
bien se m antienen com o principales diferencias: la term inología utilizada para
denom inar los suelos y el hecho de que la Base de referencia (WRB) no utilice
información referente a los regímenes de humedad y de temperatura del suelo. Ese
planteamiento se justifica en la WRB por la dificultad en poder disponer de este
tipo de información en muchas partes del mundo, ante lo cual se opta por prescindir
de ella en la definición y clasificación de los suelos, a pesar de su evidente interés
para la interpretación de información de suelos para el uso y manejo de suelos. El
enfoque de la WRB se basa en superponer capas de información por medio de téc
nicas GIS (Cap. 21). Así, por ejemplo, al mapa de suelos se superpone información
climática, lo que permite definir zonas agroecológicas a nivel mundial (Cap. 22).
El hecho, desafortunado, de que ambos sistemas utilicen los mismos nombres para
ciertos horizontes de diagnóstico, si bien con definiciones y requerimientos distintos
puede inducir a confusiones y errores. Esta circunstancia ya venía ocurriendo entre la
Leyenda del Mapa de Suelos (FAO, 1988) y Soil Taxonomy (SCS, 1975, 1998).
Los principios generales sobre los que se basa la WRB (FAO, 1998) son los si
guientes:
581
4. Estructura de la Base de Referencia Mundial
a) Horizontes de diagnóstico
El número de horizontes de diagnóstico se amplía considerablem ente respecto
a la Leyenda del M apa de Suelos del M undo (FAO, 1998). Para cada horizonte de
diagnóstico se da una descripción general, se establecen los criterios de diagnós
tico y los de identificación en campo, así como caracteres adicionales, si es el caso,
y se indican las relaciones con otros horizontes de diagnóstico. Los horizontes de
diagnóstico establecidos por WRB (1998) son los siguientes:
b) Propiedades diagnóstico
Las propiedades diagnóstico consideradas son las siguientes:
582
Cambio textural abrupto
Lenguas albelúvicas: lenguas de material eluvial empobrecido en arcilla y hierro.
Propiedades álicas: material mineral muy ácido y con elevado contenido de aluminio
intercambiable.
Propiedades arídicas: con bajo contenido de m.o. y evidencia de actividad eólica.
Roca dura continua
Propiedades ferrálicas: material mineral con una CIC relativamente baja.
Propiedades géricas: material mineral con una CICE muy baja o que incluso actúa
como cambiador de aniones.
Propiedades gléicas: material completamente saturado de agua procedente de la capa
freática. Condiciones reductoras.
Permafrost
Carbonatos secundarios
Propiedades estágnicas: material temporalmente saturado de agua procedente de
superficie.
Propiedades fuertemente húmicas: elevado contenido de m.o. en el primer metro.
c) Materiales diagnóstico
La utilización de los materiales originarios como criterio de diagnóstico del
suelo sirve para reflejar la influencia de dicho material, en aquellos casos en que
los procesos formadores todavía no han sido suficientemente activos para haberla
desdibujado. Se toman en consideración los siguientes:
583
Los elementos formativos de los nombres de los Grupos de Suelos de WRB y
su etimología son:
584
b) Esquema de los Grupos de Suelos
Las categorías de suelos de mayor nivel jerárquico se pueden agrupar aten
diendo a los siguientes criterios:
585
b) Elementos formativos de las Unidades de Suelos
Los elem entos form ativos para las unidades de nivel inferior (Unidades de
Suelos) son las siguientes:
Los treinta Grupos de Suelos y sus características principales son los siguientes:
586
Suelos débilmente desarrollados, formados a partir de materiales no consolidados Regosol
con un perfil AC. Con epipedión óchrico
Correlación: Orthent
Suelos con una m arcada acum ulación de m ateria orgánica. S aturados en bases
en la p arte superior del suelo.
Suelos de estepa. Epipedión móllico, profundo. Con acumulación caliza dentro Kastanozem
de los 100 cm
Suelos de estepa de zona templada. Epipedión móllico, profundo, muy oscuro. Chernozem
Endopedión cálcico.
Suelos de pradera. Epipedión móllico. Porcentaje de saturación de bases V > 50%. Phaeozem
Sin carbonato cálcico dentro de los 100 cm.
587
Suelos ácidos. Endopedión espódico cuyo límite superior está a menos de 200 cm. Podsol
Correlación: Espodosoles
Suelos orgánicos
Suelos orgánicos o turbosos. Horizonte hístico o fólico Histosol
Correlación: Histosol
Para una caracterización completa con fines de clasificación deberá consultarse la clave
(FAO, 1998; Bridges et al. 1998).
6. Bibliografía
588
FAO: Soil Map o f the world. Vol 1. Legend. UNESCO. París, 1974.
FAO: FAO/UNESCO. Soil Map o f the World. Revised Legend. World Resources Report. N.
60, FAO. Rome Reprinted as Technical Paper 20, ISR1C. Wageningen, 1988.
FAO: World Reference Base for Soil Resources. World Soil Resources Reports. FAO, Rome.
N. 84, 88 pp. 1998.
Finkl, C.W.: Soil Classification. Benchmark papers in soil Science. Hutchinson. Ross.
Publishing Co. Stroudsburg. Pennsylvania. Vol. 1. 400 pp. 1982.
Porta, J.; López-Acevedo, M. y Roquero, C.: Edafología para la agricultura y el medio
ambiente. Primera edición. Ediciones Mundi-Prensa. 803 pp. Madrid. 1994.
SCS: Key to Soil Taxonomy. USDA Natural Resources Conservation Service. Washington,
DC. 326, 1998.
589
21
Cartografía de suelos
y sistemas de información geográfica
La elaboración de mapas detallados de suelos implica la aplicación del
método científico a la cartografía de suelos, por lo que se trata más de una
actividad de investigación que de una actividad técnica de pura rutina.
G. A t k i n s o n , 1993
591
dancia los requerimientos de los diversos usos, con las aptitudes de los distintos
suelos y, de este modo, se podrán tom ar decisiones más fundamentadas, al asignar
usos a los suelos de un territorio determinado.
592
contrato firmado, a veces a realizar con limitaciones de tiempo y de presupuesto. En
estos casos, el director del equipo de edafología tiene la responsabilidad profesional
de determinar la precisión y el nivel de detalle alcanzables con el presupuesto asig
nado y con el tiempo disponible, y ponerlo en conocimiento del director del pro
yecto. Con ello se evitarán falsas expectativas en relación con la cantidad y repre-
sentitividad de la información que se proporcionará. Un escaso presupuesto hará que
no se pueda llegar a la densidad de observaciones necesaria y que el trabajo edafoló-
gico deba centrarse en llegar a identificar aquellas diferencias en la cubierta edáfica
que puedan afectar de forma más notoria las interpretaciones.
— Percepción errónea. En los años 1970 y 1980 empezaron a estar disponibles de forma
generalizada las imágenes de satélite, y se desarrollaron técnicas de teledetección que
hicieron pensar que ya no se requeriría ir al campo para elaborar mapas. Si esto ha sido
así en el levantamiento de mapas topográficos sobre un ortofotomapa, o para elaborar
mapas de usos de los suelos, está muy lejos de serlo en el caso de los mapas de suelos, y
más, si éstos deben tener un valor predictivo alto, para permitir orientar el uso y manejo
de los suelos, y se pretende explicar como funcionan los distintos sistemas.
— F alta de p erson al esp ecializad o. Al decaer la actividad en cartografía de suelos, los
equipos humanos se han ido adelgazando, hasta su casi total desaparición, con lo
que se están perdiendo muchos años de experiencia.
593
los presentan múltiples caracteres, para que un mapa de suelos resulte útil a los futu
ros usuarios, previamente a su elaboración debe haberse fijado de forma clara cual va
a ser su finalidad, es decir, a qué aspectos se quiere dar respuesta, de acuerdo con los
propósitos de los usuarios potenciales. De este modo, el equipo que realice el levanta
miento podrá establecer prioridades y tomar en consideración aquellos atributos de
mayor significación y relevancia para los objetivos planteados. La finalidad de la car
tografía determina el volumen y el detalle de la información a reflejar en el mapa a
elaborar, así como el tiempo y los recursos necesarios para realizar el trabajo.
Soil Conservation Service del USDA en EE.UU. (hoy denominado Natural Resources
Conservation Service)
DETENAL en México (de finales de los años 70 del siglo xx).
Mapa Agronómico Nacional en España (extinto).
Comité pour Fétablissement de la Carte des Sois de la Belgique (1947).
Interafrican Soil Service. Comisión para la cooperación técnica en Africa (CCTA) (1950).
Service d’Etude des Sois et de la Carte Pédologique de la France. Institut National de la
Recherce Agronomique (1NRA). Francia (1968).
World Soil Rcsource Office (FAO-UNESCO) (1960).
Con la finalidad de inventariar los suelos del mundo y establecer su distribución se ela
boraron los prim eros mapas de suelos a pequeña escala, pudiendo citar com o ejemplos:
594
Muchos de estos mapas tienen un interés meramente histórico en la actualidad, como es
el caso del Mapa de suelos zonales generalizado del oeste de la antigua URSS. Muestra la
aparente correlación entre la distribución de los macroclimas y la de los suelos a lo largo
del continente, lo que llevó a enunciar la «ley» de zonalidad o principio de zonalidad, cues
tionado por muchos autores en la actualidad, al dar un peso excesivo al factor clima en la
formación de los suelos. Los edafólogos de la Escuela rusa creada con Dokuchaev, entre
ellos Glinka, desarrollaron la clasificación zonal de suelos y realizaron una importante
labor cartográfica, entre la que destaca el mapa citado (redibujado a partir de la obra de
S.R. Eyre: Vegetation and Soils. A worldpicture, 1968):
595
La cartografía de suelos, además de su interés científico, tiene aplicaciones para poder
determinar la aptitud de los suelos para un uso determinado. Así p.e., a principios del siglo
xx, la Iridian Tea Association impulsó estudios y cartografías para localizar suelos adecua
dos para el cultivo del té en la India (Govinda Rajan y Gopala Rao, 1978). Los mapas de
suelos a pequeña escala publicados por FAO-UNESCO a partir de 1970, a pesar de dar
poco detalle, su interés reside, por un lado, en que permiten acomodar grandes áreas en un
mapa y, por otro, a que dieron lugar al desarrollar una leyenda común para elaborarlos. Esto
hizo que hayan servido de base para poder intercambiar información de suelos y transferir
resultados de investigación. Además, disponer de estos mapas sirvió para impulsar actua
ciones en diversos países y llevar a cabo programas de cooperación internacional (Som-
broek, 1983). Estos planteamientos han dado lugar a la g e o g ra fía d e su elo s, que se ocupa
del estudio de la distribución de los suelos a escala mundial.
También se han elaborado mapas para localizar suelos con problemas. Mapas a escala
muy pequeña, a pesar de lo cual permiten mostrar en qué partes del mundo se hallan con
mayor frecuencia y poder proponer las tecnologías más adecuadas para mejorar su manejo,
a partir de la experiencia adquirida en otras regiones del mundo (Beek et al. 1980). Estas
cartografías resultan de interés para asegurar el éxito de proyectos de riego, drenaje, control
de inundaciones, asentamiento de población, entre otros (Dudal, 1976).
596
Levantamientos cartográficos con fines específicos
En este caso la cartografía tiene unos objetivos específicos para unos usua
rios concretos a los que se propone dar respuesta. Debe establecerse con
suficiente detalle la aptitud o la idoneidad de los suelos para el uso-obje
tivo, de m anera que el m apa perm ita hacer predicciones precisas con rela
ción a dicho uso: superficies, usos (transform ación en regadío, im plantación
de un determ inado cultivo, uso urbano, localización de áreas de picnic),
riesgo de erosión, niveles de contam inación en los suelos, etc. La inform a
ción se obtiene para ser plasm ada generalm ente en m apas de escala grande
cuya utilidad suele quedar restringida al uso específico para el que fueron
previstos.
Como bibliografía de referencia cabe citar el Soil Survey Manual, cuya primera edición
fue publicada por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) en 1951, siendo la
tercera de 1993. Este libro proporciona los principios básicos y las técnicas necesarias para
llevar a cabo y utilizar los levantamientos de suelos con un enfoque local, estatal o federal y
constituye un referente en el ámbito internacional.
En 1996 Jean-Paul Legros publicó el libro Cartographie des sois: de l'analyse spatiale
á la gestión des territoires que, además de los enfoques clásicos del SSM, incluye la larga
experiencia del autor en cartografía de suelos en el Instituí National Agronomique de Fran
cia (INRA), así como los planteamientos de las escuelas edafológicas europeas, en especial
la francesa, con base en instituciones como ORSTOM (Office de la Kecherche Scientifique
et Technique d ’Outremer) y el IRAT (Instituí de Recherche en Agronomie Tropical), actual
mente refundados, en el Institut de Recherche pour le développement (IRD).
597
zación y distribución de los suelos en el paisaje, cuya validez se contrasta al irlo
aplicando y ajustando a lo largo del proceso de elaboración del mapa.
La representación en un mapa de la distribución espacial de los suelos de un
territorio exige organizar una inform ación com pleja, atendiendo a una serie de
principios:
598
4. Variabilidades espaciales de los suelos:
Unidades taxonómicas, cartográficas y de manejo
599
— Cada superficie que corresponda a una misma unidad cartográfica vendrá identifi
cada en el mapa por el mismo color, símbolo (letras y números) y nombre.
— En mapas muy detallados, una unidad cartográfica puede corresponder casi exclusi
vamente a una única unidad taxonómica, si bien con algunas inclusiones de otras
unidades no designadas y sin representación por su escasa presencia y extensión.
— Una lista organizada de unidades cartográficas constituye la leyenda de un mapa de
suelos.
Una unidad cartográfica suele contener más de una unidad de suelos (unidad taxonó
mica), cuyos límites no aparecen individualizados en el mapa por razón de la escala y de la
simplicación a que ésta obliga. Por ello, las propiedades de los suelos dentro de una unidad
cartográfica pueden no ser homogéneas, presentando intervalos de variación que superen a
los admitidos para la unidad taxonómica del suelo dominante.
Las unidades cartográficas en mapas detallados de suelos pueden presentar característi
cas que varíen poco dentro de un cierto intervalo (serie de suelos). En este caso puede haber
una coincidencia en los límites de la unidad cartográfica y la unidad taxonómica; no obs
tante, este caso no es el más frecuente. Por lo general, una unidad cartográfica presentará
como máximo la misma amplitud de variación en las propiedades que los suelos de las uni
dades taxonómicas que sirven para clasificar los suelos representados. Para que un mapa de
suelos no resulte confuso, sólo resulta conveniente agrupar en una misma unidad cartográ
fica unidades taxonómicas de igual rango jerárquico.
La escala del mapa y su finalidad hacen que al agrupar suelos en una misma unidad car
tográfica, la agrupación pueda hacerse desde un punto de vista taxonómico (generaliza
ción taxonómica) o bien cartográfico (generalización cartográfica). Ello supone omitir
los límites de algunas de las superficies de la realidad terreno, que podrían ser representa
das en mapas a mayor escala o si la prospección pudiese prolongarse más en el tiempo. Un
mapa de suelos de un país, por ejemplo, será un mapa con unidades taxonómicas generali
zadas (nivel jerárquico: por ejemplo, subórdenes) y unidades cartográficas generalizadas,
por lo que su valor predictivo es bajo. La pérdida de detalle taxonómico o cartográfico
puede ser aceptable si con ello se logra una mayor legibilidad y claridad en el mapa y no se
ve afectada su finalidad inicial, es decir, sigue siendo posible hacer interpretaciones y pre
dicciones con suficiente precisión acerca de las propiedades y las respuestas esperables en
las unidades cartográficas representadas. Las unidades cartográficas no visualizadas y no
designadas constituyen inclusiones o impurezas del mapa (Cap. 2).
Las unidades cartográficas homogéneas, es decir, aquellas con una m enor pro
porción de im purezas, son las de m ayor interés para realizar predicciones. Sin
embargo, no siem pre resulta posible recortar un paisaje de suelos en unidades
cartográficas simples, en especial cuando se trabaja a escala pequeña. En aquellas
áreas en las que los modelos de distribución de suelos son muy com plicados o en
aquellas en las que los caracteres de los suelos presenten un gradiente con relación
a un factor de diferenciación, cuya intensidad varíe en cortas distancias (por ejem
plo, en una ladera), sólo será posible delinear unidades cartográficas com pues
tas, que serán más heterogéneas debido a la generalización cartográfica realizada.
En una misma unidad cartográfica puede haber suelos sim ilares (difieren poco del
600
que da nombre a la unidad y no tienen efectos importantes en las interpretaciones)
y suelos disimilares (con respuesta diferenciada respecto a los usos).
Comparando dos mapas de una misma región, uno a escala muy pequeña, 1: 1.000.000 y
otro a escala pequeña, 1:100.000 (Rubio et al., 1995) se comprende fácilmente que la infor
mación contenida en las unidades cartográficas de uno y otro mapa tendrá un grado de pureza
y un poder predictivo muy distintos (se presentan al mismo tamaño para facilitar la compara
ción, si bien la información representada es la que sería posible incluir atendiendo a la escala).
Mapa de suelos en el que han desaparecido todas aquellas unidades cuya superficie a escala
1:1 .000.000 es inferior a 5 mm de lado, por no resultar representables a dicha escala, por lo que pasan
a ser impurezas del mapa. El valor predictivo del segundo mapa es mucho menor, ya que la precisión
(densidad de observaciones realizadas en el levantamiento) también habrá sido mucho menor.
601
una de ellas se corresponde a la descripción de la leyenda de mapa (Aubert y Boulaine,
1972), es decir, las inclusiones no superan un 15 % de la superficie representada. Con uni
dades a nivel de familia se acepta que llegue hasta el 30 %. En la práctica, es posible que la
pureza de una unidad cartográfica no supere el 50-65 % (Ragg y Henderson, 1980). Lógi
camente, a medida que aumenta la heterogeneidad, la probabilidad de encontrar un suelo en
un lugar determinado, a partir de las predicciones realizadas observando un mapa van dis
minuyendo, pudiendo llegar hasta un 50 % (McRae y Burnhamm, 1981).
Al tomar la decisión de llevar a cabo la cartografía de suelos de una determinada
área se deberá llegar a una serie de compromisos entre la finalidad, la utilidad del
mapa a elaborar, el tiempo, los recursos económicos asignados y el personal disponi
ble. Si bien lo deseable sería elaborar mapas con unidades cartográficas homogéneas,
ello puede no ser posible en la práctica (por la organización de los suelos, la escala o
el tiempo). Habrá que establecer cuál va a ser el nivel jerárquico a emplear (unidades
taxonómicas) y qué unidades cartográficas se van a representar (leyenda del mapa).
Un m apa con cinco unidades cartográficas de suelos, cuyos lím ites suelen se r irregulares no
puede utilizarse de form a directa para ciertas actuaciones.
602
En levantamientos para usos específicos resulta poco operativo presentar un
mapa con un mosaico de unidades cartográficas muy atomizadas y límites irregu
lares. Se deberá realizar una síntesis para establecer unidades de manejo. Se trata
de superficies suficientemente grandes para poder operar en ellas en el campo con
las técnicas de cultivo habituales y que permitan aplicar el mismo tratamiento en
cada una, siendo esperables respuestas semejantes. Si la finalidad del mapa es para
fines agrícolas, la unidad de manejo mínima, se considera que debe ser del orden
de unas 5 ha (Dent y Young, 1981), si bien este valor puede variar mucho según las
características de las explotaciones agrícolas del área.
Mapa con unidades de m anejo sistem atizadas (sólo se representan las parcelas resultantes, sin
especificar la leyenda correspondiente).
603
por lo que sería posible delimitar estos suelos a una escala más detallada o con más
tiempo. De forma arbitraria se ha fijado como límite la escala 1:24.000. El porcentaje
total de inclusiones de suelos disimilares en la unidad cartográfica no excede del 15 % si
son limitantes y del 25 % si no lo son. Una inclusión disimilar limitante individual gene
ralmente no supera el 10 %. Por ejemplo, un área con Xerorthents típicos y Xerorthents
líticos (Soil Taxonomy), ambos suelos pueden entrar a formar parte de una misma unidad
cartográfica, cuyo nombre vendrá dado por aquel de los dos que domine. Los mapas
basados en asociaciones son útiles para el manejo de una cuenca, para tener una visión
general de la distribución de los suelos, etc. No lo son para realizar previsiones de tipo
detallado para una finca o para el emplazamiento de infraestructuras.
Complejo de suelos: los suelos disimilares incluidos en la unidad cartográfica están
imbricados de tal manera que resulta imposible separarlos, incluso en una cartografía
más detallada, a pesar de que su organización espacial corresponda a una cierta lógica.
Una unidad cartográfica con dos fases de dos series de suelos distintas, por ejemplo, no
pueden separarse a la escala 1:24.000.
Agrupación indiferenciada (yuxtaposición de suelos, fr.): los suelos de la unidad carto
gráfica, dos o más, no presentan una organización regular, el modelo de distribución y la
proporción de unos y otros suelos no es uniforme. Se incluyen juntos en una misma uni
dad cartográfica, ya que desde un punto de vista de uso y manejo su respuesta es seme
jante. Su proporción puede variar considerablemente de un punto a otro de la unidad car
tográfica e incluso no siempre aparecen juntos dentro de una delincación del mapa. La
unidad se denomina con el nombre del suelo dominante y la partícula «y» seguida del
nombre del suelo integrado en la unidad. Por ejemplo, suelos pertenecientes a una misma
serie de suelos, si bien difieren por su pcdrcgosidad superficial (fase distinta).
Taxadjunto: polipedión cuyas características no entran en ninguna de las series ya des
critas de forma normalizada y registradas, si bien difiere poco de una de ellas (suelos
similares) por una o dos propiedades con escasa repercusión en cuanto a uso y manejo.
Por ejemplo, por el régimen de temperatura.
Catena de suelos: a lo largo de una ladera los suelos desarrollados a partir de un mismo
material originario presentan una organización en su distribución espacial, que es posible
explicar en la leyenda del mapa. Entre unos y otros suelos hay transferencias de elementos.
Climatosecuencias: la organización espacial de los suelos en bandas altitudinales se
explica por las relaciones clima-vegetación.
Cronosecuencias: la diferencia entre los suelos próximos, formados a partir de un
mismo material originario y que ocupan posiciones semejantes se puede deber a sus dis
tintas edades. Por ejemplo, los suelos formados en terrazas fluviales de distintas edades.
604
forma inteligible en un mapa, que constituye un modelo simplificado de la reali
dad (Legros, 1996).
Un levantamiento de suelos com prende esencialmente tres etapas. Empieza
con trabajos preliminares que consisten en visitar la zona, conocer la información
preexistente y elaborar un presupuesto o diversos presupuestos alternativos. Una
vez firmado el contrato se inicia la segunda etapa, el trabajo de gabinete, campo y
laboratorio. La etapa final consiste en la redacción, edición y presentación del tra
bajo (memoria y mapas).
La etapa preliminar contempla:
— Establecer la finalidad de la cartografía a elaborar, para determinar cuáles son las
preguntas a las que se deberá dar respuesta y fijar la escala del mapa a producir.
— Visitar la zona para conocer el sistema de propiedad de la tierra, vías de comunica
ción y de acceso, así como su estado, facilidades de alojamiento, disponibilidad de
excavadoras y mano de obra, suministros, facilidades para el envío de muestras al
laboratorio, etc.
— Elaborar el presupuesto o presupuestos alternativos (por ejemplo, por fases) de
acuerdo con los objetivos planteados, la escala del mapa a elaborar y el orden de
magnitud de los recursos económicos previsibles.
Una vez formalizado y firmado el contrato para realizar el trabajo, con el correspon
diente pliego de prescripciones técnicas, se debe iniciar la etapa de gabinete:
— Organizar el equipo humano (cualificación, número de personas, contratos, asisten
cia médica, seguros, etc.).
— Establecer la modalidad de colaboración con el laboratorio que deberá realizar los
análisis.
— Recopilar y estudiar toda la información preexisten relacionada con los suelos del
área: mapas disponibles (de suelos, climáticos, topográficos, geológicos, geomor-
fológicos, de vegetación y otros), fotografías aéreas y material para fotointerpreta-
ción, así como imágenes de satélite, material digital (ortofotomapas, modelos de
elevación del terreno, etc.) y aquellos informes, documentos y publicaciones de
interés, todo ello para estar bien informados y evitar duplicar esfuerzos.
— Fotointerpretar la zona, lo que debe verse como un trabajo iterativo con el trabajo de
campo y el establecimiento de hipótesis acerca del modelo de distribución de suelos.
Se situará la distribución de los puntos en los que habrá que abrir las calicatas.
605
— Examen detallado y descripción de las calicatas con ayuda de un cuchillo de monte,
lupa de mano, unas tablas Munsell y material para realizar ensayos de campo
(Cap. 3), y bolsas de plástico para la toma de muestras.
— Verificación de las hipótesis iniciales acerca de la distribución de suelos, llevando a
cabo múltiples comprobaciones en campo, por medio de sondeos, prospectando áreas
situadas en los diferentes elementos del paisaje. Las decripciones y observaciones de
campo deben contrastarse con los resultados de los análisis de laboratorio tan pronto
como estén disponibles. Este proceso de comprobación es el que da consistencia y
calidad a un mapa de suelos. En caso de discrepancia notable con la observación en
campo, se mandará repetir los análisis de laboratorio y, de seguir la falta de concor
dancia, si no es posible tomar nuevas muestras, se primará la descripción de campo.
— Clasificación de los suelos a partir de las descripciones de campo y los resultados
de los análisis de laboratorio
— Elaboración del mapa de trabajo. La información obtenida con la prospección de
campo se representa en un mapa base, cuya escala es de 2 a 2.5 veces mayor que la
escala del mapa final (Young, 1976), pudiendo utilizar como mapa base para deli
near las unidades cartográficas las fotografías aéreas o un ortofotomapa.
— Localización de los límites de las unidades cartográficas. Se agrupan suelos que se
asemejan. Los límites se sitúan primero en las fotos aéreas con ayuda de un estereós
copo y un lápiz de cera, basándose en el análisis de las formas del paisaje y el
aspecto de la superficie del terreno. Posteriormente, para documentar la composi
ción y límites de las unidades cartográficas, se llevan a cabo verificaciones en
campo por medio de:
• Observaciones a lo largo de transectos representativos, ya sea a intervalos regula
res o no, o bien siguiendo líneas relacionadas con las formas del paisaje (por
ejemplo, paralelas a la pendiente dominante) o al azar.
• Observaciones de forma sistemática en una malla regular o de una malla informal.
El procedimiento elegido para las verificaciones dependerá de la escala del mapa, de
la extensión de la unidad y de una mayor o menor evidencia de variabilidad en ella, así
como de la complejidad del modelo de distribución de los suelos en la región.
— Elaboración del mapa a editar. Conlleva hacer una síntesis por medio de la cual se
reagrupan unidades cartográficas con poca extensión o significación. Se realizan
verificaciones en campo, si es necesario, y se organiza toda la información, de forma
que el mapa sea fácil de utilizar para los diferentes usuarios.
— Redacción de la leyenda definitiva. La descripción de cada unidad cartográfica debe
ría indicar, cosa que no siempre ocurre, el porcentaje de superficie ocupada por el
suelo dominante en cada una de ellas y los restantes suelos designados integrados en
la unidad, caso de existir. El modelo de distribución de aquellos suelos que la escala
del mapa no hace posible representarlos de forma separada. Por lo general, se tratará
de suelos similares. La leyenda también debería indicar el modelo de relación entre
los suelos incluidos en una misma unidad cartográfica. También debería prevenir al
usuario de la existencia de inclusiones de suelos disimilares, cuyo comportamiento
debe ser tenido en cuenta para evitar fracasos importantes en las predicciones.
606
cial de la distribución de los suelos resulta im prescindible tener presentes las
teorías de génesis de suelos (Caps. 17 y 18).
Dado que una cartografía de suelos consiste en extrapolar a partir de un número limi
tado de observaciones y descripciones de perfiles de suelos en campo (Cap. 2 y 3), el grado
de conocimiento previo de los suelos del área por parte del equipo que vaya a llevar a cabo
la cartografía determinará la forma de plantear el trabajo. Si se trata de un equipo que tiene
su primer contacto con el área, la fase de reconocimiento y descripción de suelos en campo
toma una gran importancia.
La experiencia científica que cada prospector tenga y el poder disponer de fotos aéreas
permite formular hipótesis más seguras y prever de forma más precisa qué suelos cabe
esperar encontrar en un punto, teniendo en cuenta el contexto (Boulaine, 1972). La valida
ción de las hipótesis formuladas conlleva comprobaciones en campo, por lo que la elabora
ción del mapa debe contemplarse como un proceso iterativo, que permite ir llegando a
sucesivas mejores aproximaciones, sobre la base de la información disponible en un
momento dado (Atkinson, 1993). Por aproximaciones sucesivas, el prospector irá estable
ciendo la lista de unidades cartográficas, las características del suelo tipo, indicando el
intervalo de variación admitido en ellas y, de este modo, poco a poco, irá dibujando y preci
sando mejor los límites de las unidades cartográficas establecidas.
La etapa de redacción y edición se ve muy facilitada actualmente con el uso de técni
cas informáticas, que permiten presentar en soporte informático los mapas elaborados. La
información se podrá tratar y reelaborar con ayuda de sistemas de información geográfica
(GIS). Muy posiblemente habrá que prever presentaciones en público del trabajo, para
darlo a conocer a los usuarios. En EE.UU., por ejemplo, todos los miembros del Congreso
reciben un ejemplar de cada mapa de suelos que elabora el Soil Survey Staff.
607
7.1. Cartografía basada en las series de suelos
Referencia: Extraído del Mapa de Suelos 1:25.000 de Cataluña. DARP Generalitat de Catalunya, 1999.
608
Una serie de suelo está integrada por un conjunto homogéneo de suelos (poli-
pediones), muy semejantes entre sí, desarrollados sobre un mismo material ori
ginario y cuyas características son similares. Dentro de una serie se admite una
gama de variación en las características dentro de un intervalo definido (Simon-
son, 1952; SSS, 1993). La definición de una serie es dinámica y puede cam
biarse a lo largo del tiem po, a m edida que se adquieran más conocimientos
acerca del suelo que sirve para definirla.
La serie es un nivel taxonómico tan detallado que su definición es prácticamente inde
pendiente del sistema taxonómico al que se quiera referir (Boulaine, 1980). Cada serie
de suelos se describe siguiendo un formato normalizado, y se identifica con un nombre
tomado de alguna localidad, paraje o estancia de los alrededores del lugar donde dicho
suelo se halla mejor representado o fue descrito por primera vez. Esto hace que las
series deban ser descritas para cada país, para que los nombres resulten más adecuados y
que en trabajos científicos y congresos se utilice la terminología de Soil Taxonomy o de
WRB a un nivel jerárquico superior a la serie.
El número de series está siempre abierto a nuevas incorporaciones. Lógicamente, todos
los suelos integrados en una serie deben pertenecer a la misma unidad taxonómica a
cualquier nivel jerárquico superior.
La escala de estos mapas hace innecesario pretender establecer con precisión los límites
entre los suelos, ya que resulta suficiente la identificación de las grandes unidades naturales
que aparezcan como homogéneas a la escala de trabajo. Una cartografía de este tipo resulta
adecuada para identificar y localizar zonas de interés para el desarrollo agrícola regional en
países con poca información previa sobre los suelos. En estos casos se plantean levanta
mientos de suelos que no consuman tiempos excesivamente largos, ni requieran muchos
recursos económicos.
Las relaciones existentes entre las formas del paisaje (unidades geomórficas) y
las unidades de suelos fueron estudiadas y utilizadas por Gaucher (1965, 1981) en
sus trabajos cartográficos en África. Ello le llevó a introducir el concepto de uni
dad morfoedáfica (Cap. 2), utilizado por diversos cartógrafos de ORSTOM.
La disección de un paisaje en unidades geomórficas homogéneas conduce a identificar
unidades morfoedáficas, igualmente homogéneas a la escala de trabajo. Este enfoque con
ceptual ha sido utilizado por la Escuela edafológica francesa en sus trabajos de cartografía
609
de suelos en Africa (Bertrand, 1972). Como ejemplo de cartografía elaborada con esta
metodología se puede citar el Mapa morfoedáfico de las Regiones Sudanesas de Sine-
Saloum realizado por Bertand (1971):
Símbc>lo de
1 1 •j j
Unidades ar
geomorficas de la uráfica Decripción de la unidad cartográfica
cartog
del nlapa
610
ESTUDIO DE CASOS
1. El análisis de unidades geomórficas (Cap. 18) de una determinada región
por medio de fotointerpretación ha permitido identificar fondos planos aso
ciados a un curso de agua. Discutir qué se puede inferir acerca de las unida
des de suelos asociadas a esta forma del paisaje para una cartografía de
reconocimiento, así como la existencia posibles de problemas en los cultivos
según que el clima regional sea húmedo o bien semiárido.
2. ¿Qué hipótesis se pueden formular acerca de los suelos de llanuras aluvia
les y de los suelos que ocupen posiciones más elevadas en terrazas en el
mismo paisaje?
3. En otro paisaje de clima semiárido se identifican unidades geomórficas de pla
taforma. Avanzar alguna hipótesis acerca de las unidades de suelos asociadas.
4. Al fotointerpretar fotogramas en blanco y negro se identifica una zona relati
vamente llana un modelo de distribución irregular de manchas de color claro
y de color oscuro. El clima regional es semiárido. ¿Qué hipótesis podría emi
tir y qué tipo de unidad cartográfica va a ser la más adecuada para delinear
el mapa? Se trabaja con unidades taxonómicas a nivel jerárquico de subor
den (Soil Taxonomy) y el mapa a elaborar es a escala 1:100.000.
5. ¿Qué relación existe entre la escala del mapa topográfico que sirve de base
a un mapa de suelos y el valor o precisión del levantamiento de suelos que
sirvió para realizar dicho mapa?
611
5. La precisión de un levantam iento de suelos viene dada por el núm ero de observacio
nes llevadas a cabo por unidad de superficie y no por la escala del m apa topográfico,
que se elige para facilitar la legibilidad. Si la densidad de observaciones ha sido alta,
el m apa será detallado, m ientras que una baja densidad hace que el levantam iento
sea a nivel de reconocim iento, con independencia de la escala del m apa topográfico
sobre el que se haya plasm ado la inform ación, dentro de un cierto intervalo de esca
las, por lo que hay que entender que existe una escala óptim a para una densidad de
observación dada para que el m apa se pueda leer con facilidad.
El enfoque más clásico en cartografía de suelos consiste en situar los puntos de obser
vación en determinadas localizaciones que se suponen representativas y, a partir de la des
cripción de los suelos de estas superficies relativamente pequeñas, extrapolar a superficies
mayores, que se suponen suficientemente homogéneas. Este método inductivo se conoce
como cartografía libre o razonada (Legras, 1996).
La aplicación de técnicas estadísticas al estudio de la distribución de los suelos o de
alguno de sus atributos (Webster y Oliver, 2000), ha dado lugar a la cartografía geoesta
dística. En este caso el suelo se observa de forma regular por medio de una malla y se utili
zan métodos matemáticos para interpolar y generalizar a la superficie comprendida entre
puntos de observación contiguos (Legras, 1996). Este tipo de cartografías requieren un
gran número de observaciones de tipo cuantitativo, por lo que su uso queda restringido. Ha
sido utilizada con éxito para cartografiar la distribución de la salinidad y su evolución a lo
largo del año, ya que el uso de sensores electromagnéticos (SEM) permite trabajar con una
malla de puntos muy densa y realizar medidas de forma rápida y con bajo coste (Lesch et
al., 1995; Herrero et al., 1996).
Información gráfica
Fondo topográfico.
Fondo fotográfico (ortofotomapas).
Unidades cartográficas de los suelos.
Mapas complementarios a menor escala: geología, vegetación, clima, etc.
Bloques diagramas idealizando la distribución de los suelos.
Esquema de los perfiles tipo. —>
612
Información semántica
Nombre del mapa.
Autores y colaboradores.
Laboratorio análisis de suelos.
Sistema de proyección y coordenadas.
Localización del área en la malla del país.
Fechas de realización y de publicación.
Escala numérica: relación de similitud proporcionada: l:x
Escala gráfica: indica a qué corresponde en el mapa 1 km en el campo.
Leyenda: explica los símbolos y describe cada unidad cartográfica, indicando las unidades
taxonómicas incluidas en ella, aunque sus límites no siempre se identifican en el mapa.
Recibe el nombre del suelo más extenso en la unidad, aunque ésta no sea uniforme.
La escala óptima del mapa viene determinada por la finalidad del mapa y condiciona
el tamaño real de la superficie mínima representable, unidad cartográfica de base. Para
que una superficie pueda ser legible en un mapa deberá ser un cuadrado de como mínimo 5
mm de lado y corresponder como mínimo a un polipedión (Nieves et a l, 1985). De acuerdo
con distintas escalas, la unidad cartográfica base representará en campo:
ESTUDIO DE CASOS
Discutir los siguientes aspectos:
Respuestas
1. Pérdida de suelos de regadío de m uy buena calidad.
2. Por la presencia de im purezas que, por escala del mapa, no fueron representables.
3. Xerorthents/Suelos disim ilares/C om plejo de suelos.
613
Como ejemplo de bloque diagrama se presenta el correspondiente a las unidades carto
gráficas del Macizo de Les Alberes (Pirineos Orientales, Cataluña Norte, Francia), tomado
de la memoria del Mapa de Argelés-sur-Mer - Perpignan redactada por Servant (1970):
Fotografías aéreas desde avión: las fotos desde globos aerostáticos representan los ini
cios, con una finalidad militar en su origen. Las fotos aéreas desde avión se empezaron a
utilizar en EE.UU. en 1920. En España, el segundo vuelo, USAFB, se llevó a cabo en
1956. Este tipo de fotogramas muestran campos de cultivo, bosques, carreteras, edificia-
614
ciones, etc., y, al poder ser observadas en visión estereoscópica, se puede estudiar el pai
saje en relieve. Permiten extraer información cuantitativa y cualitativa. Facilitan el esta
blecimiento de los límites de las unidades cartográficas con mucha mayor precisión
(White, 1977)
Mosaicos aéreos: se pueden confeccionar manualmente recortando y pegando las partes
centrales de fotos aéreas contiguas. Permiten tener una visión general del área a carto-
grafiar. Han sido sustituidos por los ortofotomapas. Es una técnica que resulta útil en
docencia.
Imágenes de satélite: la detección, reconocimiento, identificación y evaluación de los
objetos y fenómenos de la superficie terrestre son procesos que se agrupan bajo la deno
minación de percepción remota o teledetección, estas técnicas se desarrollaron a partir
de 1961. Se basan en las diferencias de reflectancia o emisividad de las superficies
terrestres. La generación de los satélites LANDSAT se inició en 1972.
Ortofotomapas: se trata de fotografías aéreas restituidas para que la proyección sea
ortogonal y no cónica. Permiten sobreimprimir los límites y símbolos de las unidades
cartográficas sobre un fondo fotográfico, con una precisa identificación del terreno.
Modelos numéricos del terreno
Cartografía asistida por ordenador
Sistemas de información geográñca (GIS): integran toda la información disponible.
Se empezaron a desarrollar a partir de 1968 (Burrough, 1986, Zink, 1990, Star y Estes,
1990, Hammer et al., 1991, Valenzuela et al., 1991).
Bases de datos, integrables a un GIS.
Global and National Soils and Terrain Digital Databases (SOTER).
Procesado automático de datos (ADP): almacenamiento y procesado de información
cartográfica que permite desarrollar interpretaciones y ayuda a la toma de decisiones.
Sistema de posicionamiento global por satélite (GPS) (Herring, 1996).
El grado fundamental o inicial tiene por objetivo empezar a disponer de algún tipo de
información de una región muy extensa, previamente muy poco estudiada. La cartografía
elaborada será a escala pequeña y se basará en la síntesis de información preexistente que
se presenta ahora de forma homogénea en un mismo lenguaje y formato. Las actuaciones
en grado de estudio utilizan como metodologías de trabajo la teledetección y el trabajo de
campo. El grado de ejecución supone obtener información detallada de los suelos del área
y su distribución en el paisaje, por lo que la base será la prospección en campo. Esta infor
mación es la que se requiere para proyectos concretos.
615
Dado que en la práctica existen amplias diferencias en la utilización de estos términos,
interesa que en cada mapa se indique el objetivo, la intensidad y la escala.
Young (1976) relaciona las escalas del mapa a elaborar y el tipo de levanta
miento de suelos del siguiente modo:
K>
N>
8 Wl
pequeña grande
E S C A L A D E L M APA
T IP O DE LE V A N T A M IE N T O
Inventario de recursos
V ia bilid ad
G estió n y proyecto
Tipode mapa
Grado de Escala mapa a
actuación intensidad Finalidad Metodología básica de trabajo elaborar
(FAO, 1979) (orientativo)
Fundamental Esquemático Inventario muy general. Compilación de información. 1:2.000.000
Información preliminar. Información indirecta.
Síntesis Inferencia.
Exploratorio Inventario general de recursos. Examen de grandes áreas en 1:2.000.000
Determinar las posibilidades de poco tiempo, a 1:500.000
Síntesis desarrollo, estudios posteriores información preexistente.
requeridos o áreas idóneas para un Transectos rápidos. Detección
desarrolloespecífico. de condicionantes para el de
sarrollo: críticos y relevantes.
Generalizado Planificación regional. Localiza Transectos rápidos. 1:750.000
ción de proyectos de desarrollo. a 1:250.000
Síntesis
616
Tipo de m apa
G rado de Escala m apa a
actuación intensidad Finalidad Metodología básica de trabajo elaborar
(FAO, 1979) (oríentativo)
Para los distintos tipos de mapas, la escala de las fotografías aéreas a utilizar, especifi
caciones sobre densidad de observaciones a realizar, el tamaño de las unidades cartográfi
cas de base y las tolerancias en la situación de los límites entre unidades son las que se indi
can seguidamente:
617
12. Bases de datos electrónicas de suelos:
Información en soporte informático y en red
618
13. Gestión de información de suelos: Sistemas
de información geográfica
Una adecuada gestión de la información de suelos debe tener en cuenta que el suelo
cumple funciones ecológicas (producción de biomasa, capacidad de filtrado, tampona-
miento y transformación de residuos, hábitat biológico y reserva de genes) y funciones
relacionadas con las actividades humanas (producción de alimentos, fibras, forrajes,
asentamiento de instalaciones industriales, vías de comunicación, construcciones, espa
cios de ocio, senderismo, destinatario de vertidos de residuos, suministro de materias
primas: arcillas, arenas, gravas; herencia cultural y geogénica: restos arqueológicos)
(Blum, 2002).
Resulta fácil deducir que, inevitablemente, existe una competencia entre los diversos
usos del suelo, debido a las diversas funciones potenciales del suelo y a la incompatibilidad
entre ellas. Por ello, será necesario establecer prioridades en el uso de los suelos y evitar
que se produzcan consecuencias medioambientales no deseables, o que los proyectos de
desarrollo no alcancen sus objetivos. Unos planteamientos de este tipo hacen necesario un
enfoque holístico que tenga en cuenta el sistema en su conjunto: aspectos físicos, biológi
cos, económicos, sociales y financieros. Por ello resulta imprescindible integrar la informa
ción de suelos en la toma de decisiones.
A partir del año 1970 se empezaron a generalizar las aplicaciones de los siste
mas de información geográfica (GIS) a la planificación de los recursos naturales,
de los usos de territorio y de la protección del medio ambiente, con lo que la infor
mación contenida en la cartografía de suelos ha ido adquiriendo un papel cada vez
más relevante con tales aplicaciones, permitiendo una toma de decisiones referen
tes al uso territorio mejor fundamentada. Burrough (1986) define un GIS como
«un instrumento que permite adquirir, almacenar, recuperar, transformar y presen
tar datos espaciales del mundo real para un conjunto de fines concretos». Los GIS
han evolucionado considerablemente, pudiendo distinguir cuatro etapas, centrada
cada una de ellas en los siguientes aspectos (Martínez-Casasnovas, 2000):
619
?>
— Análisis espacial y modelización de la información: desarrollo de la ciencia de la
información espacial y de las tecnologías de la información y comunicación. Mode
los digitales del terreno que permiten extraer información cuantitativa de forma
automática. Fotinterpretación y análisis de imágenes (Longley et al. 1999).
— World wide web (www): acceso a la información por el gran público por medio de
una red de comunicaciones, gracias a los servidores de mapas de Internet (Foote y
Kirvan, 1997).
Los productos pueden ser mapas para usos específicos (compuestos, en pers
pectiva, interpretativos o de potencialidades), así com o información estadística
(áreas, longitudes, volúmenes o resúmenes de datos).
Por consiguiente, los levantamientos de suelos han encontrado nuevas aplicaciones gra
cias a la tecnología GIS, que permite aplicaciones específicas importantes y resolver pro
blemas de forma más rápida y eficiente. La digitalización de mapas por medio de un scari-
ner o manualmente y su introducción en bases de datos estratificadas en un GIS permiten,
por superposición y combinación de informaciones, producir nuevos mapas con una infor
mación distinta a la preexistente (Hammer et al., 1991). No debe confundirse la cartografía
informatizada, con un análisis espacial de atributos, que es lo que realmente hace un GIS
(Cowen, 1988).
El diseño de una base de datos de suelos para llevar a cabo interpretaciones
automatizadas utilizando tecnología GIS implica la descripción de datos espacia
les y no-espaciales. Las unidades cartográficas se almacenan en la base de datos
espaciales, mientras que las características externas e internas de suelos se alm ace
nan en la base de datos no-espaciales (Zinck y Valenzuela, 1990).
Un GIS es una herram ienta que perm ite aum entar la escala tanto com o se
quiera, si bien nunca deberá aumentarse por encim a de la escala que venga avalada
por la densidad de observaciones que se utilizó en el levantamiento de suelos.
ESTUDIO DE CASOS
Con el uso de las tecnologías GIS los productos de los levantamientos de sue
los han pasado a ser utilizados por un mayor número de usuarios, que en algu
nos casos no poseen una suficiente formación edafológica de base y que des
conocen la metodología utilizada en los levantamientos de suelos. Ello puede
inducir a cometer errores importantes, en el manejo e interpretación de la infor
mación generada a partir de un mapa de suelos digitalizado y gestionado
mediante un GIS. Se pide que se identifiquen y discutan posibles causas error.
620
¿Cada mancha que aparece en el mapa como perteneciente a una misma uni
dad cartográfica se corresponde íntegramente a lo que indica de ella la leyenda
del mapa?
¿En una unidad cartográfica existe un único pedión modal?
¿Pueden existir en una unidad cartográfica pediones con características limi
tantes o condicionantes para ciertos usos y que no vengan representados en el
mapa?
¿A partir de qué mapas es mayor el riesgo de cometer errores de interpretación
de posibles respuestas: mapas a escala grande o pequeña?
¿Cómo puede verse afectada la fiabilidad de los mapas producidos a partir de
tal información de entrada?
621
Interpolados entre los puntos observados.
— Uniformidad de las unidades cartográficas:
Pureza de las unidades cartografiadas (puede variar del 65 al 90 %).
Coeficientes de variación de una propiedad individual del suelo (raramente menos
de un 20 % y para propiedades químicas puede llegar al 70 %).
Porcentaje y tipo de inclusiones en cada unidad.
Valor predictivo de una unidad cartográfica.
— Análisis realizados:
Ensayos preliminares de campo.
Número y tipo de muestras tomadas.
Análisis de laboratorio.
Identificación del laboratorio.
— Formación y experiencia del equipo prospector:
Nombre del director del equipo.
Nombre de los prospectores o cartógrafos y formación.
Se han propuesto criterios para evaluar la precisión de los mapas de suelos, tales como
el índice de calidad (Legros, 1973), que se expresa por:
_ 2Pa + Pna
75 E V S U
Pa = perfiles analizados.
Pna = perfiles analizados parcialmente.
E = escala del mapa.
S = superficie prospectada (ha).
U = unidades cartográficas establecidas.
Para una escala 1:25.000 se tiene:
FC < 70 calidad insuficiente
70 < FC < 120 aceptable
FC > 120 excelente
622
Cualidades Observaciones
Precisión Depende del error gráfico en la localización de las unidades cartográficas en el mapa.
La precisión aumenta al hacerlo la densidad de observaciones; al indicar referencias
cartográficas, topográficas y coordenadas, así como al utilizar ortofotomapas. Impor
tancia de la fiabilidad en el establecimiento de los límites entre las unidades.
Legibilidad Facilidad con que es percibida la información. Depende del modelo de distribución
de los suelos. Escala óptima de representación.
Un exceso de información puede dificultar la utilización del mapa.
Por razones de coste de edición se producen mapas a la menor escala posible a condi
ción de que sean legibles y no se pierda información con la reducción.
Un mapa debe ser claro. El manejo del color y el poner su símbolo a cada delincación
del mapa pueden mejorar la lectura.
ESTUDIO DE CASOS
1. En un pliego de prescripciones técnicas para la contratación de la asisten
cia técnica para la realización de un mapa de suelos se indica que «el nivel
de este estudio será de reconocimiento detallado con un número de obser
vaciones correspondientes a media intensidad». Indica, además, que los
trabajos de campo tendrán una densidad de 1 observación por cada 100
ha, con una relación de 1 calicata por cada 6 sondeos. Se desea saber el
grado de actuación previsto y tipo de mapa a elaborar.
2. En el caso anterior, plantear el presupuesto correspondiente al apartado
«Prospección de campo» sabiendo que la superficie a cartografiar es de
32.000 ha.
3. Discutir las posibilidades que ofrece el mapa de suelos del continente afri
cano para basar en él un proyecto de transformación en regadío en un país
concreto.
623
4. C alcular la variabilidad espacial del contenido de limo del epipedión del
suelo de una unidad cartográfica en base al coeficiente de variación, a par
tir del m uestreo y aná lisis de d iez pediones: 40,0 %, 38,1 %, 39,7 %,
41,6 %, 40,5 %, 39,8 %, 39,1 %, 37,2 %, 40,8 %, 40,9 %, e interpretar si es
aceptable de acuerdo con los siguientes criterios establecidos por Beckett y
W ebster (1971):
Respuestas
S
CV% = — 100 S = desviación típica
X_______________
X = media
Para elaborar el presupuesto para realizar un mapa de suelos hay que tener en cuenta los
gastos referentes a material (fotos aéreas, mapas, bibliografía, diapositivas, fichas de des
cripción, etc.), a personal (dirección del trabajo, sueldo, seguros, alojamiento, manutención
y desplazamientos), a servicios contratados (excavadora, análisis de suelos, informática,
delincación, mecanografía, gastos de edición, etc.) y a retenciones (gastos generales, IVA,
etc.). Las partidas presupuestarias que se suelen considerar son las siguientes:
Concepto Partidas
624
Concepto Partidas
En el estudio de tiempos hay que evaluar las tres fases del trabajo, así como las reunio
nes previsibles a lo largo del trabajo, y una vez entregado éste. Las observaciones a realizar
en campo son función del tipo de mapa. De forma orientativa se puede indicar que un pros
pector en cartografía detallada describe una media de 5 calicatas por día incluyendo el
tiempo necesario para abrirlas y volverlas a cerrar. La relación entre el tiempo de prospec
ción y el de fotointerpretación se estima igual a I (reconocimiento), 5 (semidetallado), 10
(detallado) y 100 (muy detallado). La redacción del Informe final puede requerir un tercio
del tiempo total (Rodgers y cois. 1969).
Como base para la elaboración de un presupuesto de una cartografía de suelos se puede
tener en cuenta los siguientes tiempos relativos de ejecución, según el grado de actuación y
la escala del mapa a elaborar, considerando la revisión bibliográfica, fotointerpretación y
prospección:
625
Tiempos relativos %
Grado de actuación Mapa elaborar Revisión Fotointerprelación Prospección
bibliográfica /Teledetección de campo
Fundamental 1:1.000.000 90 10 0
Estudio 1:400.000 60 20 20
1:100.000 20 40 40
1:50.000 20 30 50
1:15.000 15 15 70
Ejecución 1:15.000 10 10 80
1:5.000 5 5 90
— Un consultor, que deberá cargar los costes reales que incluyen los períodos de baja
actividad entre trabajos.
— Un Servicio de Suelos gubernamental, única manera de dar continuidad a trabajos
de cartografía de suelos en el marco de un país.
— Un Departamento Universitario, estos trabajos resultan relativamente baratos, ya
que no se tienen en cuenta el cubrir los períodos entre proyectos y que los que los
realizan están acostumbrados a trabajar con poco presupuesto y alcanzar objetivos
indirectos dentro del trabajo.
16. Bibliografía
626
16.2. Bibliografía de referencia
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629
22
Usos y aplicaciones
de la información de suelos
631
— Mapa para ordenación del territorio.
— Mapa para localización de infraestructuras.
— Mapa de necesidades de enmiendas (calcicas, de yeso, orgánicas,...).
— Mapa de protección de aguas freáticas.
— Mapa de protección de zonas agrícolas.
— Mapa de aplicación de residuos urbanos e industriales según riesgo contaminante.
— Mapa de suelos a dejar de cultivar (set-aside), etc.
— La escala del mapa base de que se parta, que determinó en su día la densidad de
observaciones en campo.
— Los objetivos con los que fue levantado el mapa base, que determinaron el tipo de
información a obtener en campo.
— La homogeneidad de una unidad cartográfica no es tal, pudiendo contener suelos
similares y disimilares.
— Los límites entre unidades no son tan abruptos en el campo como podría dar a enten
der el mapa.
632
En la utilización de modelos deben tomarse algunas precauciones ya que, si bien un
modelo implementado en un ordenador siempre transformará de forma rápida datos de
entrada en resultados, se requiere que éstos tengan validez, para lo cual una condición
indispensable es que los datos de entrada sean los requeridos por el modelo. Las condicio
nes de aplicabilidad deben conocerse siempre y deben ser respetadas.
Un aspecto importante a tener en cuenta para realizar predicciones a partir de
modelos es la resolución espacial o geom étrica caracterizada por:
Ser el área mínima a que hace referencia una información al expresarla carto
gráficamente.
Presentar valores diferentes según la información de que se trate:
Altimetría: se conoce normalmente con relativa precisión. Equidistancias de 20 m e
incluso más detallada. Alta resolución.
Suelos: raramente se conoce esta información con una resolución hectométrica.
Clima: la resolución suele ser kilométrica, del orden de 10 km, acorde con la densi
dad de observatorios existentes. Baja resolución.
633
Los datos resultantes de un modelo deben ser utilizados para dar soporte a
decisiones a la escala en que se hallaban las informaciones de entrada del modelo.
El proceso de elaboración de un m odelo implica (Burrough, 1989):
634
Espesor efectivo Dependerá de la profundidad a la que apa
Contacto lítico (Subgrupos líticos) rezca.
Contacto paralítico
Capa de gravas
Endopedion cementado
Horizonte hipcrgypsico
Horizonte con carácter aquico
635
Caliza activa La presencia de ión bicarbonato en el agua
pH del suelo puede bloquear la absorción de
% C aC 03 equivalente hierro, provocando una clorosis férrica.
% Caliza activa
índice de poder clorosante
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate para discutir qué tipo de información puede ser necesaria derivar
de un mapa de suelos con el fin de evaluar el riesgo de estrés hídrico para las
plantas; de lavado de N -N 03 procedente de fertilizantes, purines y residuos orgá
nicos; de toxicidad por aluminio; de estrés por salinidad; y por degradación física.
Respuestas
Riesgo Información requerida total o parcialmente
De estrés hídrico para el cultivo Según la profundidad del suelo, la capacidad de reten
ción de agua disponible para las plantas (CRAD) y com
plementando la información con la del balance hídrico,
las características de enraizamiento y las exigencias del
cultivo se puede establecer el nivel de riesgo.
De lavado de nitratros Hay que tener en cuenta
procedentes de fertilizantes, categoría de suelo
purines y residuos orgánicos. profundidad del suelo
CRAD
textura
pH
porosidad
permeabilidad
características de la capa freática
régimen pluviométrico
proximidad a los cursos del agua
De toxicidad por aluminio Habrá que tener en cuenta:
para las plantas categoría del suelo
PH
% Al intercambiable
% saturación de bases
De estrés por salinidad Habrá que tener en cuenta:
Fase del suelo
conductividad eléctrica
CE1:5 y CES
calidad del agua de riego
tolerancia de los cultivos a implantar
De degradación física estado de la estructura
estabi Iidad/i nestabilidad estructu ral
% materia orgánica
ESP (porcentaje de sodio intercambiable)
636
4. Evaluación de suelos y evaluación del terreno
«Proceso de ju zgar el com portam iento de un uso del terreno, m ediante la eje
cución o interpretación de estudios y cartografías de suelos, geom orfología,
vegetación, clim a y otros aspectos del m ism o con el fin de identificar y reali
zar una com paración de los tipos de uso prom etedores, en relación con uni
dades específicas del terreno en térm inos aplicables a los objetivos de la eva
luación.»
637
La evaluación del terreno se puede concebir igualmente como el proceso para estimar el
potencial productivo de las tierras para usos alternativos y representa una aplicación de los
mapas de suelos, para hacer más asequible la información a los intereses de distintos tipos
de usuarios.
La información acerca de los diferentes suelos y su ubicación es la materia prima de la
evaluación de tierras (McRae y Burnham, 1981). Por esta razón, evaluación de tierras y
evaluación de suelos se utilizan a menudo como sinónimos, si bien el concepto «tierras»
tiene un sentido global, sinónimo de terreno; tierra tiene una acepción más amplia que la de
suelo, a la que incluye. La FAO (1976) utiliza el término «land» (tierra o terreno) para
expresar el carácter total de un área de la superficie terrestre, cuyas características incluyen
todos los atributos de la biosfera razonablemente estables o cíclicos; clima, suelos, rocas
subyacentes, agua, poblaciones animales, vegetación, drenaje y los resultados de la activi
dad humana presente y pasada. Se toman en cuenta, por consiguiente, atributos permanen
tes y que ejerzan una influencia significativa sobre los usos presentes y futuros del terreno
por el hombre.
El proceso de evaluación es una parte integrante, ya desde un estadio muy inicial del
proceso de ordenación del territorio (Vink, 1983), por cuanto los datos físicos constituyen,
o deberían constituir, la base de cualquier evaluación socio-económica. El reconocimiento
de este hecho elemental no entra en contradicción con la dificultad de llevarlo a término,
tanto por la complejidad del proceso planificador como por la dificultad de adaptar las
metodologías de evaluación del terreno a cada situación específica.
En cualquier caso, las posibilidades que ofrece la evaluación del terreno rural no se
agotan con las evaluaciones para usos agrícolas. Desde que en los años 60 empezaron a
generalizarse tales aplicaciones por parte del USDA, han aparecido multitud de casos en
los que se ha procedido a evaluaciones no exclusivamente agrícolas: adecuación del territo
rio, desarrollo urbano, planificación de redes viarias, mejoras paisajísticas, conservación de
áreas naturales, etc. (Simonson, 1974; SCS, 1975, 1983; Davidson, 1980; Bartelli, 1978;
Jarvis y MacKney, 1979;01son, 1984; Siderius, 1986; Vink, 1983).
En los años 80, con el desarrollo de las técnicas de modelización y los sistemas de
información geográfica, han aumentado las posibilidades de derivar mapas de suelos inter
pretados con criterios específicos. En este sentido muchos países han realizado esfuerzos
importantes para dotarse de los mapas básicos de suelos a escala detallada, información que
resulta imprescindible en cualquier proceso de evaluación del terreno. Por otro lado, orga
nismos internacionales tales como la FAO han desarrollado programas para poder disponer
de los mapas de suelos del mundo, en este caso a pequeña escala, pero igualmente valiosos
para una planificación global.
La evaluación del terreno debe ofrecer un lenguaje común que facilite la comunicación
y cooperación entre los que actúan sobre el territorio. La evaluación de tierras o suelos está
basada en su cartografía, lo que implica establecer criterios de evaluación y según ellos juz
gar la capacidad o aptitud de las unidades cartográficas de un territorio determinado.
La realización de un estudio de evaluación comprende una serie de fases que van desde
la recopilación de datos, cartografía, descripción del medio físico, hasta la aplicación de un
método de evaluación que utilice, en una u otra forma, la información que se ha recogido y
638
elaborado. Ciertos métodos pondrán más énfasis en las limitaciones, mientras que otros
darán más importancia a las posibles aptitudes; en cualquier caso, una misma información
podrá tener diferentes lecturas, si bien el ideal es el establecimiento del uso óptimo de las
tierras.
La evaluación del terreno puede ser:
Entre los sistemas de evaluación que existen se puede establecer otra diferen
cia fundamental, que reside en sus objetivos respectivos y en la especificidad de
los evaluados.
Cabe distinguir:
— Sistemas de capacidad: los usos evaluados son muy generales y/o están definidos
en términos muy amplios y poco precisos.
— Sistemas de aptitud: los usos a evaluar se definen con gran precisión y el uso es
muy específico.
Atendiendo a cómo sean tratados los atributos del terreno se pueden diferen
ciar los:
639
Los términos param étrico y categórico se refieren también a la forma de presentar
los resultados. En el primer caso, en general, el resultado de la evaluación se presenta con
una escala numérica continua (en muchos casos de 0 a 100), mientras en el segundo se esta
blecen clases discretas, con subdivisiones adicionales. Los métodos que se exponen segui
damente podrán ser estudiados con mayor detalle en la bibliografía especializada que se
indica en cada caso. En general cabe citar las obras de McRae y Burnham, (1981), Dent y
Young, (1981), Vinck (1983) y Boixadera y Porta (1991).
Este sistema fue diseñado inicial mente para la planificación de los trabajos del Servicio
de Conservación de Suelos en Estados Unidos. La elaboración estuvo a cargo del Departa
mento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) en la década 1940-50, lo que no deberá
ser olvidado al considerar las prácticas que en base a él se recomiendan.
El método ha sido ampliamente aplicado en Estados Unidos, encontrando referencias
al mismo en Bennet (1939), Hill y Powers, (1953) y en Klingebiel y Montgomery, (1961).
quienes propusieron una descripción de las clases que ha sido la empleada desde entonces.
Adaptados a las condiciones de los suelos españoles, cabe citar los trabajos de Hubell et al.
(1954), Roquero (1964), MAPA(1974) y Fernández etal. (1999). Sus objetivos iniciales se
han ampliado y su empleo con fines agrícolas se ha generalizado en diversas países, entre
ellos España, habiéndose introducido en el sistema original numerosas modificaciones
(McRae y Burnham, 1981).
El sistem a viene caracterizado por la estim ación de la capacidad del terreno
para su empleo bajo usos agrícolas, sin descender a unos sistem as o prácticas de
cultivo específicos. Establece:
640
Los mapas edafológicos básicos siempre contienen la información requerida
para determinar la capacidad agrológica de un suelo. Los criterios que se toman en
consideración varían en función de las adaptaciones locales, por lo general son los
siguientes:
— Profundidad efectiva.
— Textura del horizonte superficial.
— Conductividad hidráulica.
— Clase de drenaje.
— Capacidad de retención de agua disponible para las plantas.
— Pendiente.
— Riesgo de erosión.
— Riesgo de inundación.
— Salinidad.
— Alcalinidad.
— Sustancias tóxicas.
— Período libre de heladas.
— índices climáticos.
CLASES ARABLES
Caracteres I II III IV
Pluviometría (L) > 6(X) mm o 300 a 600 mm o 300 a 600 mm o 300 a 600 mm o
Regadío Regadío Regadío Regadío
Temperatura (V) De maíz a Más cálido que Más cálido que Más cálido que
Criterios Papadakis algodón trigo trigo trigo
Pendiente (P) <3% <10% <20% <20%
Erosión (E) No hay Hasta moderada Hasta moderada Hasta moderada
Profundidad (H) > 90 cm > 60 cm > 30 cm > 3 0 cm
Textura (T) Equilibrada Equilibrada Equilibrada Equilibrada
Pedregosidad (G) No hay <20% <50% <90%
(0 < 25 cm) —»
641
CLASES ARABLES
Caracteres I II III IV
Pedregosidad (K) No hay <0,1% <0,1% <3%
(0 > 25 cm)
Rocosidad (R) No hay <2% < 10% <25%
Encharcamiento (W) No hay Hasta estacional Hasta estacional Hasta estacional
Salinidad (S) No hay No hay Condiciona Condiciona
Sistema actual de (U) En secano alter- En secano alter- En secano rotación Limitaciones
explotación nativa cereal- nativa cereal- cereal-leguminosa- de uso
leguminosa (trigo) leguminosa- barbecho blanco
barbecho blanco (cebada,avena)
(trigo)
CLASES NO ARABLES
Caracteres V VI VII VIII
Pluviometría (L) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Temperatura (V) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Pendiente (P) <3% <30% <50% Cualquiera
Erosión (E) No hay Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Profundidad (H) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Textura (T) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Pedregosidad (G) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
(0 < 25 cm)
Pedregosidad (K) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
( 0 > 25 cm)
Rocosidad (R) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Encharcamiento (W) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Salinidad (S) Cualquiera Cualquiera Cualquiera Cualquiera
Sistema actual de (U) Pastos o explo Pastos Forestal Sin posibilidad
explotación tación forestal o bosques de explotación
Las características de uso para cada una de las clases son las siguientes:
642
Suelos con lim itaciones muy im portantes que restringen la elección de plantas, Clase IV
requieren un manejo muy cuidadoso. Es una clase transicional, que sólo permite
un laboreo ocasional.
Suelos con poco o sin riesgo de erosión pero con otras limitaciones imposibles de Clase V
eliminar en la práctica que limitan el uso a pastos o explotación forestal.
Suelos con limitaciones muy importantes que hacen de ellos im propios p ara el cultivo. Clase VI
Usos: pastos, forestal.
Suelos con limitaciones muy importantes, más severas que para la clase VI, debido Clase VII
a una o más limitaciones continuas que no pueden ser corregidas, im propios p a ra
el cultivo. Usos: pastos, forestal.
Suelos no aprovechables ni agrícolamente, ni para pastos ni forestalmente. Rocas Clase VIII
desnudas, arenales, zonas pantanosas, etc.
643
Factor limitante Sigla
1. Riesgo de erosión e
2. Exceso de agua w
3. Limitaciones en la zona radicular s
4. Limitaciones climáticas c
5. Pedregosidad
6. Salinidad, etc.
Entre las ventajas del sistema de Clases de capacidad agrológica cabe citar que la
división en clases es fácilmente comprensible para el usuario. El método es cualitativo y
permite la inferencia de relaciones suelo-planta. Es versátil y fácilmente aplicable. Ade
más, muestra una clara distinción entre las tierras capaces de ser cultivadas y aquellas que
no lo pueden ser. Los resultados son razonables, generalmente encajables con los locales.
Asimismo, integra de una manera práctica la información del suelo, clima y un cierto
nivel de manejo.
A partir de los mapas de suelos a escala 1:24.000 de los que se dispone en Estados
Unidos, la aplicación de este método a nivel de unidades de capacidad resulta sencilla.
Cuando se aplica en otros países, entre ellos España, sin la necesaria información carto
gráfica de suelos, la simplicidad es meramente aparente y, en algunos casos, se acaba con
firiendo una importancia excesiva al factor pendiente, al ser fácil de establecer a partir de
los mapas topográficos.
Los principales inconvenientes que presenta el sistema derivan del hecho de que se
basa en limitaciones para el uso y no en aspectos positivos o de potencialidades. Es de
aplicación un tanto subjetiva, la clasificación final depende en gran medida de la expe
riencia del evaluador sobre los suelos a evaluar. No es válido para evaluar un terreno para
un uso específico y los usos que considera se definen en términos muy generales, por lo
que no proporciona toda la información interpretativa que hoy se requiere para diversos
niveles de aprovechamiento intensivo de tierras (Dudal, 1985). Con los métodos de capa
cidad agrológica no se puede llegar a una comparación objetiva de usos alternativos de
un suelo.
El orden establecido entre las clases puede dar una im presión errónea sobre la
utilidad de las clases inferiores (V, VI) para usos específicos. El pastoreo, por
ejem plo, tiene la consideración de actividad residual.
Asim ism o, el hecho de basarse en características del suelo (por ejem plo, tex
tura) y no en cualidades del terreno (conjunto de características y por ello de trata
m iento más com plejo) hace difícil predecir cuál será su efecto según sea el entorno
(por ejem plo, zonas áridas de secano y zonas húm edas) con el que interacciona o
según el cultivo considerado.
El sistema, por consiguiente, se halla bastante sesgado por su concepción ini
cial, que confiere un especial énfasis a un aspecto específico de degradación, la
erosión. Este aspecto, si bien muy im portante, es uno más a tener en cuenta en el
proceso de evaluación. Existen otros que pueden influir de m odo decisivo en una
cualificación final.
644
7. Sistema del US Bureau of Reclamation (USBR):
Aptitud para el riego
El interés en evaluar la aptitud de las tierras para el riego llevó al Bureau of Reclama
tion de Estados Unidos (USBR. 1953) a desarrollar un s is te m a d e e v a lu a c ió n que permi
tiese determinar la viabilidad técnica y económica de una transformación en regadío a par
tir de información detallada de suelos. El empleo de este sistema se ha generalizado y es de
uso habitual en todos los países implicados en transformaciones en regadío. El riego cam
bia radicalmente la productividad de una tierra. Sin embargo, en ciertas situaciones la lle
gada del agua puede provocar impactos negativos, tales como:
— Salinización/Sodificación.
— Degradación de la estructura.
— Sellado superficial.
— Riesgo de translocación de sólidos y colmatación de drenes.
— Inundación de las zonas deprimidas.
— Riesgo de paludismo por las áreas encharcadas.
— Riesgo de erosión en azarbes, taludes y en los campos.
— Destrucción de ecosistemas.
La tierra apta para el riego es aquella que puede soportar una agricultura perm a
nente de riego de manera sostenible/sustentable.
645
La capacidad productiva depende de:
— Clima.
— Suelo.
— Topografía: inclinación de la pendiente, relieve y posición.
— Cantidad y calidad del agua de riego.
— Drenaje del sistema.
El sistema USBR establece clases, en número de seis, que agrupan tierras que
tienen atributos físicos y económicos similares, lo que afecta a su aptitud para el
riego. Los criterios para definir las clases deben ser fijados para cada proyecto de
acuerdo a las condiciones físicas, económicas y sociales del mismo y, por tanto,
los límites entre clases deberían ser definidos de distinta manera según los países,
áreas geográficas y suelos en los que se vaya a aplicar el sistema.
Las clases establecidas son:
646
Caracterís CLASE 1 CLASE II CLASE III CLASE IV CLASEV CLASE VI
ticas Arable Arable Arable Limitadamente No arable No transfor
arable mable
Profundidad 100 75-100 45-75 25-50 Suelos
efectiva superficiales o
muy
pedregosos.
Subsuelos
impermeables,
arable
Capacidad 150,0 112,5-150,0 75,0-112,5 62,5-75,0
de retención
de agua a
120cm
CRAD mm
Conductividad 0,5-12,5 0,125-12,5 0,125-25 Cualquiera
hidráulica
en campo
cm h"1
Caliza % <35 35-50 50-65 >65
Elementos
gruesos
permitidos
grava % V 15 35 55 70
cantos % V 5 10 15 35
Afloramientos
rocosos
(separación 60 30 15 9
entre ellos
en m)
Sodicidad <5 5-15 15-25 25-35
ESP%
Gravedad
del Ligera Moderada Moderada Moderada
problema
Salinidad <4 4-8 8-12 12-16
dS nr1a
25 °C
Topografía
Piedras a
remover 19 47,5 95 133
m3 ha ’1
Inclinación %
moderado a
severamente
erosionable <2 2-5 5-10 10-20
ligeramente
erosionable <4 4-10 10-20 20-25
647
Caracterís CLASE 1 CLASE II CLASE III CLASE IV CLASE V CLASE VI
ticas Arable Arable Arable Limitadamente No arable No transfor
arable mable
Nivelación
o ligera media grande grande
deforeslación
Drenaje
Profundidad
de la capa
freática cm
Franco o
más fino > 150 100-150 50-100 25-50
Arenoso > 125 75-125 50-75 25-50
Drenaje Bueno Bueno Restringido Restringido
superficial
Profundidad
a una capa >210 180-210 150-180 45-150
impermeable
Hay que destacar que estas especificaciones son orientativas, debiendo ser
ajustadas teniendo en cuenta las condiciones locales. Los símbolos utilizados en la
evaluación de suelos según su aptitud para el riego son los siguientes:
648
Factores considerados Símbolos a utilizar
Necesidad
de nivelación
Inundación
G
_l
649
Se distinguen tres tipos de terrenos importantes para el uso agrícola:
Los criterios fijados por el SCS para el inventario de los mejores suelos agrícolas están
pensados para las condiciones agrícolas existentes en Estados Unidos. Los criterios en que
debe basarse el mismo inventario en España son necesariamente distintos, por lo que se
requiere una adaptación. Por ello, la aplicación estricta de dichas normas no resultaría ple
namente satisfactoria. Los «terrenos de alta calidad» son aquellos que:
— Régimen de humedad del suelo ácuico, ústico, údico o xérico (SSS, 1975), con sufi
ciente disponibilidad de agua en los primeros 100 cm de suelo, o en la zona radicu
lar, para producir cultivos comunes, adaptados a la zona, en 7 de cada 10 años.
— Régimen de humedad xérico o ústico, pero con un sistema de riego que facilite sufi
ciente agua en 7 de cada 10 años.
— Los suelos presentan un pH entre 4.5 y 8.4 en todos los horizontes hasta 1 m, o en la
zona radicular, si ésta es inferior.
— Sin capa freática o se mantiene a suficiente profundidad.
— Los suelos no se inundan con una frecuencia superior a una vez cada 2 años durante
el período de crecimiento.
— El producto de K (factor de erosionabilidad hídrica) por la pendiente (%) es menor
de 2 y el producto de I (erosionabilidad cólica de los suelos) por C (factor climático)
no excede de 60 (expresados en unidades imperiales o unidades americanas).
— La conductividad hidráulica es, por lo menos, de 0,15 cm/h en los 50 cm superiores
si la temperatura media anual del suelo a 50 cm es menor de 15 °C. Si la temperatura
es mayor de 15 °C, la conductividad hidráulica es tal que no resulta limitante.
— Menos del 10 por 100 del horizonte superficial (15 cm) consiste en fragmentos de
roca mayores de 7,6 cm.
650
Se trata de tierras que no pertenecen a las «prime farm lands», pero que tienen
condiciones favorables para la producción económ ica y sostenida de productos
específicos de alta calidad. Aunque con una relativa flexibilidad en la defini
ción, se exigen tres criterios específicos:
— La producción de cultivos de alto valor.
— Buena disponibilidad de agua para las plantas.
— Combinaciones favorables de calidad del suelo período de crecimiento, tem
peraturas, humedad, drenaje, altitud, condiciones locales y acceso a mercados.
Las «tierras im portantes» a escala local o regional son aquellas que tienen
características muy próxim as a las de las tierras de alta calidad y no han sido
codificadas com o tales (SCS, 1983); m uchas veces a su im portancia local se
añade el hecho de que por disposiciones de asignación de uso han sido califica
das com o agrícolas.
651
Define un ín d ic e d e p r o d u c t iv id a d o d e p o t e n c ia lid a d (IP) como el producto
del valor de cada uno de los factores:
V
IP = H D P T ó A M O R (%)
S
Cada factor toma el valor de 0 a 100 (Roquero y Porta, 1990) y el índice resul
tante también está comprendido entre 0 y 100, pudiendo establecerse cinco clases
de productividad, si bien ello representa perder el carácter continuo del índice, que
es una de las supuestas ventajas del sistema.
El uso de este sistema en diversos lugares ha puesto de relieve que está limi
tado a mapas de muy pequeña escala, dando niveles cualitativos de productividad
para grandes grupos de cultivos. El método pierde resolución cuando se em plea en
m apas a gran escala o para usos específicos del suelo. Hay que señalar, sin
embargo, que algunos autores han encontrado buenas correlaciones entre los valo
res del índice de productividad y las cosechas de trigo en secano (Nieves y cois.,
1986); ello, no obstante, no quita validez a las observaciones anteriores. La razón
se debe a la complejidad de las interrelaciones entre las propiedades del suelo/pro
ductividad de las plantas y al subem pleo de la inform ación, contenida en los
mapas de suelos a gran escala, que se hace al aplicar este método.
Las principales lim itaciones del m étodo consisten, por un lado, en que un
mismo valor del nivel de productividad puede ser debido a factores muy diver
sos, con posibilidades de actuación sobre ellos que pueden tener im plicaciones
económ icas muy distintas; por otro, en la significación que pueda tener el pro
ducto de los factores considerados sobre la productividad de un suelo. El sis
tem a no recoge todos los factores del suelo que inciden en la productividad del
mismo, com o por ejem plo la caliza activa, parám etro de gran im portancia para
la producción de los frutales. A m pliar el núm ero de factores considerados obli
garía cada vez a un nuevo ajuste del sistem a, especialm ente en los valores del
IP que definen los lím ites de las clases de productividad, con m odificaciones
costosas por las im plicaciones que ello conlleva. Por últim o, sólo tom a en con
sideración inform ación sobre suelos, sin tener en cuenta las condiciones de uso
o de m anejo.
652
Al ser un sistema de capacidades de uso que emplea limitaciones, comparte las
observaciones que en este sentido se han hecho al sistema de clases agrológicas.
Tomar en consideración aptitudes tiene mucho mayor interés en una evaluación del
terreno que aquellos sistemas que se basan en limitaciones para el uso, como hace el
método de clases de capacidades agrológicas.
Por consiguiente, el proceso de evaluación requiere disponer de los mapas de las unida
des cartográficas de evaluación (LEU), exigencia que es común a muchos métodos de eva
luación, si se aplican de forma rigurosa. Se requiere información acerca de sus cualidades,
653
así como de los requerimientos de los usos tomados en consideración, para un nivel tecno
lógico y un contexto socio-económico dados.
Al establecer una clasificación para los diferentes usos de un terreno, distingue
como categoría máxima la c la s e p r in c ip a l de uso del terreno y com o categoría
para trabajos más detallados los t ip o s de utilización del mismo.
1. Producto.
2. Orientación de mercado.
3. Intensidad de capitalización.
4. Intensidad de trabajo.
5. Conocimientos técnicos y actitudes.
6. Potencia mecánica empleada.
7. Tamaño y distribución de las parcelas.
8. Régimen de tenencia de la tierra.
9. Exigencias de infraestructura.
10. Características básicas del cultivo.
11. Prácticas de cultivo.
12. Cosecha: producción y calidad.
13. Nivel de información económica.
14. Impacto ambiental.
Para poder determinar la aptitud de una unidad de suelos, habrá que contrastar los
requerimientos de cada tipo de uso seleccionado con las cualidades de cada unidad.
654
Disponer de esta información no es algo inmediato, dado que se encuentra extremada
mente dispersa, es de difícil acceso y, en muchas ocasiones, no se obtiene de forma homo
génea y menos aún normalizada (López-Acevedo y Porta, 1990). En muchos casos debe
recurrirse a encuestas hechas a técnicos especializados en el LUT considerado.
Los requerimientos de un tipo de utilización del territorio (LUT) se refieren a
los requerimientos fisiológicos, de manejo y de conservación:
1. Conservación de suelos.
2. Salinidad.
3. Contaminación de suelos.
Los requerimientos del uso del terreno de tipo agronómico han sido estableci
dos para algunos LUT (Boixadera y Porta, 1991). Como ejemplo se indican los de
la patata:
655
2.2. Texturas: suelos muy arcillosos restringen el desarrollo de los tubérculos. Mejor en texturas
medias o ligeras.
2.3. Drenaje: Exige drenaje adecuado. Suelo permeable. Baja tolerancia a períodos cortos de
encharcamiento.
2.4. Nivel freático: altamente tolerante, hasta 50 cm.
2.5. Otros: no le convienen los suelos excesivamente calizos o los muyhumíferos (provocan
gran desarrollo vegetativo, mala calidad de sabor y malas condiciones de conservación).
3. R equerim ientos químicos
3.1. Niveles de N, P, K (25 t/ha de patatas): = > 114 kg de N, 45 kg de P20 5, 200 kgK20 , 70 kg Ca.
3.2. Niveles mínimos en el suelo: P(Olsen) 12-25 ppm; K 100-150 ppm.
3.3. pH óptimo: 5,6 ó 4,5-6,0
3.4. Salinidad: Disminución producción (%) 0 10 25 50 KM)
CEs (dS/m a 25-C) 1,7 2,5 3,3 5,1 9.0
3.5. Sodicidad: —
3.6. Micronutrientes: Zn y Mn respuesta media, Cu y Mo respuesta baja. B: poco sensible a
carencias.
4. Requerim ientos de agua
4.1. Demanda global de agua: 500-700 mm (período de crecimiento)/350-625 mm (ETc estacio
nal). I kg materia seca = 300 kg de agua.
4.2. Períodos de sensibilidad: Después de la formación de los tubérculos, después de la flora
ción hasta la cosecha.
4.3. Períodos de relativa tolerancia al déficit hídrico: —
4.4. Niveles de deplación admisibles: p = 0,25.
4.5. Sensibilidad al suministro de agua (Ky), período vegetativo inicial. 0,45; período vegeta
tivo tardío, 0,8; formación cosecha, 0,7; maduración, 0,2; Total período 1.1, media-alta.
Eficiencia de utilización para cosecha (kg/m3) = 4-7 (tubérculo fresco, 70-80 %).
656
ción, existen tres tipos de valoraciones posibles: muy importante, moderadamente
importante y menos importante.
Como ejemplos de cualidades de la tierra de secano cabe citar el régimen de tempera
tura, las condiciones de enraizamiento, las posibilidades de mecanización, el riesgo de ero
sión, la salinidad, etc. Todas ellas influyen en el uso de cada LEU de una manera particular.
Al disponer de la suficiente información acerca de las cualidades de un terreno y de los
requerimientos de los diversos tipos de utilización considerados, se puede proceder a inte-
rrelacionar ambos tipos de información, relacionando y comparando. El proceso de evalua
ción comporta seguir los siguientes caminos:
Las clases establecidas para los niveles de aptitud son las siguientes:
Para cada uno de los tipos de utilización de tierra (LUT) tomados en considera
ción se asigna el correspondiente nivel de utilidad para cada cualidad del terreno.
En el caso en que el LUT sea el melocotonero (Boixadera y Porta, 1991):
NIVELES DE UTILIDAD
657
N IV ELES DE UTILIDAD
658
Hay que destacar que el análisis socio-económico deberá ser incluido en el proceso
final, en el caso de una evaluación integral del terreno.
Con el esquema de la FAO se establecen tres niveles jerárquicos de aptitud, con generali
zación decreciente, los órdenes, las clases y las subclases. Los órdenes son dos: apto (S), no
apto (N). Un terreno se evalúa en el orden «apto» cuando es esperable que produzca benefi
cios que justifiquen los insumos previstos, sin que existan riesgos inaceptables de degradación
del suelo. Las clases de aptitud de un LEU reflejan el grado de aptitud dentro del orden S.
Las subclases de aptitud expresan los tipos de limitaciones que presentan aquellas tie
rras incluidas en clases distintas de la S,, que no debe presentar limitaciones. Las subclases
se expresan añadiendo una letra minúscula a la clase y que expresa la limitación.
En conjunto, este método, pese a su aparente complejidad en relación a otros, garantiza
una evaluación que incluye los aspectos más importantes del territorio, y los juzga en fun
ción de unos usos específicos y orientados a una realidad actual o futura, pero siempre
razonada en base a medidas objetivas.
En España este esquema de evaluación ha sido aplicado por Díaz Fierros y Gil (1984), De
la Rosa y Moreira (1987), Sánchez Marañón (1990), Boixadera y Porta (1991), entre otros.
La fiscalidad del territorio siempre se ha basado sobre algún criterio de valor del
mismo. El valor de un suelo no depende únicamente de su valor edafológico (Hallaire,
1981), sino que es función de un conjunto de factores que, según indica este autor, son, ade
más del edáfico, el uso, las condiciones del uso, la localización, la estructura de la explota
ción e incluso valores psicológicos y afectivos. Todo ello se refleja en el valor de com
pra-venta tomado con frecuencia como el valor del suelo.
Storie (1970) afirma que las relaciones oferta-demanda pueden cambiar fácilmente,
pero la capacidad relativa de producción de las tierras está gobernada por caracteres del
suelo, el clima, el agua, entre otros, siendo el suelo el factor más estable y tangible de los
que determinan el valor de la tierra.
El hecho ha sido detectado por los ministerios de Economía de algunos países, lo que ha
llevado a financiar la elaboración de mapas de suelos para poder llegar a una evaluación de
los suelos y a establecer gracias a ellos una política fiscal. Como ejemplo clásico cabe citar
el caso de Alemania, donde se iniciaron trabajos de este tipo en 1934 (Weiers y Reid, 1974).
En la evaluación de suelos con fines fiscales ha habido siem pre una clara pre
ferencia por los m étodos param étricos de capacidad de uso del suelo (M cRae y
Burnham, 1981); ello se debe a su sim plicidad y a su aparente objetividad. No obs
tante, hay que destacar que m uchos de ellos expresan de form a m atem ática rela
ciones poco o nada conocidas. M ultiplicar los valores num éricos de diversos facto
res dará un índice num érico, pero un m ism o valor del índice puede deberse a
factores condicionantes de muy diversa naturaleza, de fácil m ejora en unos casos,
pero en otros sin posibilidad de actuación tecnológica para mejorarlos.
Al desarrollar un m étodo de evaluación del territorio con fines catastrales y fis
cales hay que contem plar que sea posible alcanzar los siguientes objetivos:
659
— Sus resultados no deben ser aplicables únicamente a una política fiscal, sino
que deben recogerse otros aspectos que los recaudatorios; debe servir tam
bién de apoyo a políticas de planificación territorial, calidad y protección
del medio am biente y agricultura, com o pueden ser la conservación del
potencial productivo del país, mantener en uso agrícola las mejores tierras u
ordenar los cultivos.
— Debe permitir una aplicación de impuestos sobre el bien rústico de forma
más objetiva.
— Recoger la experiencia del Catastro de Rústica para la implementación y
mejora del sistema a medida que se vaya utilizando.
— Ser, en sus resultados, lo más estable posible en el tiempo.
— Integrable en un sistema de información territorial.
— Susceptible de ser integrado en otros sistemas de valoración que consideren
aspectos aquí no tenidos en cuenta (p.ej., uso).
660
El método evalúa la parte tísica, permitiendo incorporar en una tase posterior
el análisis económico. Evalúa el potencial productivo del suelo. Se establece que
aquel suelo que presente un grado más elevado de aptitud para un mayor número de
usos, con elevados rendimientos, deberá ser considerado como el suelo de potencial
agrícola más alto. La medida del potencial productivo se basa en la información con
tenida en los mapas detallados de suelos, en las producciones referidas a un nivel
tecnológico dado y para cada una de las unidades de evaluación.
La falta de datos agronómicos, en especial los referentes a producciones de cada unidad
de suelos y para condiciones específicas de manejo, supone una limitación importante. Al
no ser posible generar esta información a corto plazo, se opta por diseñar un sistema de
base cualitativa, fundamentado en encuestas a técnicos cualificados para obtener informa
ción acerca de los requerimientos de los distintos usos y de las producciones esperables.
Por ello, el método elaborado representa una solución de compromiso entre lo deseable y lo
posible. Al ser un sistema abierto, permite ir aumentando su calidad a medida que se vaya
disponiendo de mayor información, de nuevos conocimientos, o aparezcan avances tecno
lógicos que hagan necesaria la revisión de ciertas áreas.
Se recurre a estimar el potencial productivo para un número limitado de usos (cultivos)
convenientemente elegidos. Mediante la combinación de los niveles de aptitud para estos
usos, se asigna un potencial productivo agrícola a cada suelo.
En esquema la metodología puede sintetizarse así:
661
Para llegar a los potenciales productivos, debe partirse según la FAO de los mapas de
suelos y de otros componentes del territorio y establecer las unidades cartográficas de evalua
ción (LEU); se seleccionan, además, los tipos de utilización de tierras (LUT), definido en este
caso cada uno de ellos por la integración de un cultivo, unos factores de producción y una tec
nología. Las cualidades de cada LEU se comparan frente a las exigencias de cada LUT, lo que
permite determinar el nivel de aptitud de cada unidad cartográfica de evaluación.
Las etapas en el cálculo del Valor índice son las siguientes:
Con el fin de expresar el potencial productivo de una forma cuantitativa que facilite el
manejo de los resultados, los haga más comprensibles y posibilite la fijación de una base
impositiva para la parcela, se introduce el concepto de Valor índice (VI) de una tierra.
Este índice toma valores en un intervalo de 0 a 100 y representa una estimación relativa del
potencial productivo.
El Valor índice se calculará a partir de los niveles de aptitud de cada unidad
cartográfica de evaluación. Se obtiene el Valor índice para cada LEU, de acuerdo
con la siguiente expresión:
¿V N
VI = — --------
16
Los valores numéricos adjudicados a los distintos niveles de aptitud son los
siguientes:
662
N iveles d e a p titu d D escrip ció n V alor n u m é ric o a d ju d ic a d o
Los Valores índice pueden expresarse en un mapa para cada una de las unidades de
suelo cartografiadas previamente.
El concepto de Valor índice y la forma en la que se obtiene el valor numérico del índice
requieren su contraste al implementar el método, para lograr cada vez una mayor precisión
en la asignación de Valores Indice y permitir establecer comparaciones. La asignación de
valores numéricos a los niveles de aptitud es necesariamente arbitraria y cuestionable en la
actualidad, lo que es debido en todo caso a la falta de información acerca de los rendimien
tos de los distintos cultivos para cada unidad de suelos. El hecho de que el Valor Indice esté
basado en un número suficientemente amplio de tipos de utilización (LUT) permite reñejar
la realidad de la aptitud de un suelo para la agricultura.
Cambios de gran tipo de uso (secano-regadío) obligan a modificar la valoración del suelo,
lo que exige una revisión del Catastro. Sin embargo, cambios de este tipo son puntuales y úni
cos en el tiempo, por lo que no hacen perder vigencia al Valor índice de una misma parcela.
La introducción de mejoras en el suelo (drenaje, mejora de los suelos afectados por sali
nidad, conservación de suelos, etc.) puede cambiar sustancialmente el potencial productivo
de un suelo. Ello significará también un cambio en la valoración de este suelo.
El método desarrollado tiene en cuenta las posibilidades de su uso con otros fines, ade
más del meramente fiscal o catastral, como son la ordenación de cultivos, la política de
subvenciones, las compra-ventas, las expropiaciones, etc., por lo que puede permitir un
mejor conocimiento y uso del territorio.
La FAO inició en 1976 un estudio del potencial de uso del territorio estable
ciendo una serie de zonas agroecológicas (AEZ) a escala mundial. El objetivo es la
planificación del desarrollo agrícola futuro, principalmente en países en vías de
desarrollo, en base al potencial de producción de los recursos de tierras disponibles
a nivel global. La metodología AEZ elaborada sigue el Esquema de la FAO (1976)
y, por consiguiente, se propone tener en cuenta que los distintos cultivos tienen
diferentes requerimientos de suelo y clima y que en cada zona puede haber dife
rentes niveles de insumos y de tecnología para la producción (FAO, 1978, 82).
La principal diferencia entre el Esquema de la FAO (1976) y el método para zonas agroe
cológicas reside en que éste se concentra principalmente en los aspectos físicos del territo
rio para llegar a una planificación física.
En la evaluación del potencial productivo para las AEZ mundiales, la clase de uso con
siderado es la agricultura de secano, ya que la información disponible a nivel mundial no
663
permitía incluir el regadío. Los tipos de uso del territorio (LUT) incluidos son los once
principales cultivos con implantación mundial y para cada LUT se han considerado dos
niveles de insumos (FAO, 1976, 85).
Tipo de uso (LUT) Trigo, arroz, maíz, mijo, sorgo, patata, batata, man
dioca, alubias, soja y algodón.
Insumo Nivel bajo de insumo (cultivo manual).
Nivel alto de insumo (cultivo mecanizado).
Requerimientos climáticos de cada LUT y Grupo II. Fotosíntesis C3: arroz, algodón, alubias,
adaptabilidad de los cultivos: evaluación de la soja, batata y mandioca.
aptitud agro-climática Grupo III. Fotosíntesis C4: mijo, sorgo, maíz.
Requerimientos edáficos Profundidad de suelo, textura, salinidad, pedregosi-
dad, intervalo óptimo de pH.
Unidades cartográficas de evaluación (LEU) Cualidades climáticas: período de crecimiento.
Cualidades edáficas.
Establecimiento de las zonas agro-ecológicas Superposición de información del inventario de cli
mas y del de suelos.
Comparación de cualidades y requerimientos
Clasificación de la aptitud del territorio Rendimientos agro-climáticamente alcanzables.
Evaluación de la aptitud agro-clim ática de cada
LUT para los dos niveles de insumo. Aptitud poten
cial del territorio.
Para establecer los requerimientos climáticos de cada LUT se tiene en cuenta la impor
tancia de la lluvia y la humedad del suelo, ya que sobre temperaturas existe poca informa
ción disponible a escala global. También se considera la coincidencia entre disponibilida
des de agua y requerimientos fenológicos para que pueda haber la máxima eficacia
fotosintética. Para cada LUT se establecen los requerimientos edáficos básicos.
El inventario de recursos del territorio hace referencia a sus cualidades en relación a
los requerimientos climáticos y edáficos de los tipos de usos. Se introduce el concepto de
período de crecim iento (GP) definido como el período continuado durante el año,
desde el momento en que la precipitación excede a la mitad de la ETP (Penman) hasta que
la precipitación es inferior a la ETP, más el número de días requerido para evaporar la
reserva de agua en el suelo (100 mm).
Esta información se refiere al mapa base a escala 1:5.000.000, dibujando las isolíneas
de igual período de crecimiento con equidistancias de 30 días, a partir de 90 días. Se com
pleta con los valores medios de los elementos climáticos más importantes. En el caso de
664
Africa continental se ha establecido un total de ocho áreas climáticas principales, subdivi-
didas a su vez atendiendo a la duración del período de crecimiento.
El inventario de suelos se basa enteramente en el mapa de suelos a escala 1:5.000.000
de FAO/UNESCO, que se completa, si es el caso, superponiendo características importan
tes del territorio. Esta información, superpuesta a la procedente del inventario climático,
permite definir las zonas agro-ecológicas, que se caracterizan por tener suelos y climas
semejantes. Toda esta información se digitaliza para su tratamiento informático y consti
tuye la base física de la evaluación. El proceso de evaluación se prosigue como en el
Esquema FAO (1976), por comparación y armonización, iteración y finalmente clasifica
ción de la aptitud de cada zona agroecológica.
La evaluación de la aptitud de las zonas agroclimáticas se puede cartografiar para cada
LUT. Como ejemplo se representa la zonación establecida para Africa, de acuerdo con los
niveles de aptitud para el cultivo de la soja en secano (FAO, 1977):
665
Este tipo de información resulta de interés para aquellos que deben tom ar deci
siones en la planificación de grandes áreas. En tales casos, la escala de referencia
debe ser una muy distinta que cuando se quiere actuar a nivel de una explotación
agrícola concreta, donde la información que se requiere es para la parcela.
A partir del estudio inicial, que recubre la m ayoría de países en vías de desa
rrollo (FAO, 1982), la aplicación de la metodología AEZ a la información de sue
los disponible y publicada a escala 1:125.000 en muchos países, ha hecho posible
realizar una estimación de los recursos del territorio. Esta información puede utili
zarse posteriormente de diversas formas para acciones de desarrollo agrícola. Así,
se ha trabajado en Bangladesh, Mozambique, Tailandia, Indonesia y Filipinas, en
muchos casos por iniciativas locales y con algún tipo de asesoram iento de la FAO
(Brinkman, 1989).
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668
23
Degradación de suelos por erosión hídrica:
Conservación de suelos y aguas
La lluvia al llegar a la superficie del suelo se divide en infiltración
y escorrentía.
Una pérdida gradual del material que constituye el suelo, al ir siendo arrastradas
las partículas (disgregadas, arrancadas y transportadas), a medida que van que
dando en superficie.
669
— Procesos irreversibles.
Se trata de procesos endotérmicos, por requerir un consumo de energía, la energía
cinética aportada por la lluvia, o el flujo de agua y tienen lugar en un sistema
abierto. Por un lado, la masa de suelo perdida suele ser irrecuperable o exige su aca
rreo y por otro, el tiempo requerido para que se forme suelo es extremadamente
largo.
La escala temporal de los procesos edafogénicos es de orden secular o milenario,
mientras que para los erosivos es de algunas décadas o a lo sumo siglos.
En el área mediterránea, así como en aquellas zonas con un régimen pluviométrico aná
logo, tan indispensable resulta conservar el suelo como el agua, para el desarrollo de la
agricultura. La conservación del suelo y del agua deben contemplarse como algo indisocia-
ble, para poder asegurar un uso más eficiente del territorio.
La erosión es un proceso que tiene lugar de forma espontánea en la naturaleza, si bien
su intensidad varía de unos escenarios a otros. La intervención del hombre hace que la
intensidad del proceso pueda verse fuertemente incrementada. La roturación y puesta en
cultivo supone una alteración del equilibrio dinámico del sistema. Un suelo con una
cubierta vegetal con poca intervención humana queda protegido de la acción directa de la
lluvia y del viento. Al eliminar la vegetación se altera el equilibrio natural, la superficie
queda desprotegida, el epipedión recibe menos aportes de materia orgánica por parte de las
plantas cultivadas y el laboreo entraña una mineralización más acentuada. Las nuevas con
diciones suelen ser menos favorables para el mantenimiento de la estructura del epipedión,
lo que lo hace más vulnerable a la erosión y si se ve afectada, la infiltración disminuirán las
disponibilidades de agua para las plantas, para la misma cantidad de lluvia que venía reci
biendo la zona.
Por todo ello interesa conocer los mecanismos responsables de la erosión y plantear
medidas para la conservación del suelo y el agua:
670
Las técnicas de conservación de suelos son conocidas desde antiguo en el área medite
rránea, donde existen abundantes y modélicas obras de conservación tanto en Grecia, como
en Italia y España. No obstante, no ha sido hasta mediados del siglo xx cuando el tema ha
empezado a ser estudiado en profundidad a nivel mundial.
Los agricultores, por consiguiente, han tenido tradicionalmente una percepción de la
utilidad del suelo y el agua como soportes de su actividad. La coyuntura que en el siglo
pasado sirvió de desencadenante de la percepción de esta utilidad no fue el reconocimiento
de la responsabilidad moral de conservar el suelo como patrimonio para futuras generacio
nes. Lo fue la crisis económica de 1929 en Estados Unidos, que llevó al fomento de la pro
ducción agrícola con el fin de poder aumentar las exportaciones.
El hecho de que los procesos erosivos desencadenados con la puesta en cultivo de nue
vas tierras pueda poner en peligro los objetivos de una política económica coyuntural, hizo
aumentar la sensibilidad frente al problema e importantes grupos sociales percibieron la
utilidad de conservar el suelo y de arbitrar medidas para el control de la erosión. En 1933 se
fundó en Estados Unidos el Soil Erosión Service, actualmente denominado Natural Resour
ces Conservation Service. En España en 1955 se aprobó la Ley de Conservación de Suelos
y se creó un Servicio Central de Conservación de Suelos en el Ministerio de Agricultura, lo
que traduce la preocupación por esta problemática en la época.
La percepción de una utilidad no es estática, sino fluctuante. En el último tercio del siglo
xx, algunos grupos sociales empezaron a mostrar un grado de percepción alto frente a la
degradación de los suelos por erosión. Más por los impactos medioambientales que de ella se
pueden derivar fuera del escenario en que tiene lugar, que por la misma pérdida del recurso.
Los materiales erosionados son transportados aguas abajo, pasan a los cursos de
agua y pueden depositarse en embalses y bahías. La conciencia de la importancia de
este problema queda reflejada en diversas ocasiones en la política forestal, como lo
evidencia la Ley de Conservación de Suelos en las cuencas alimentadoras de los
embalses de regulación, promulgada el año 1955, si bien tuvo un escaso cumpli
miento. Se ha calculado que dragar el material sedimentario, allí donde se hace
imprescindible hacerlo, cuesta al año quince veces más que el coste de mantener el
suelo donde estaba.
Por otro lado, los materiales depositados pueden dar origen a contaminaciones no
puntuales que, por su procedencia desconocida, resultan muy difíciles de controlar.
Por lo general, los procesos erosivos no tienen un carácter catastrófico en campos
agrícolas y no suelen afectar a la producción de un año para el siguiente. El empresa
rio agrícola no percibe el problema y cuando éste resulta muy evidente se resiste a
aceptarlo, porque ello implica reconocer que sus prácticas agrícolas habituales no son
las más adecuadas. En el ámbito forestal los procesos pueden ser más graves, princi
palmente si llegan a dar lugar a aterramiento de embalses y a avenidas en los cursos
de agua. Ello lleva a plantear planes hidrológicos de cuenca, para evitar estos efectos.
671
Importancia en
Criterio Tipo de erosión
España
Agente erosivo:
Agua Erosión hídrica
Viento Erosión eólica **
Nieve Erosión por fusión de la nieve
Hielo Erosión glaciar
Gravedad M ovimientos en masa *
Fauna y raíces Erosión biológica
Erosión antropogénica ****
Hombre + agua
672
— Erosión por salpicadura:
Se debe al impacto de las gotas de lluvia sobre los agregados inestables de un suelo
desnudo. Se producen pequeños cráteres de impacto, con liberación de partículas.
Puede dar origen a un sello y a una costra superficial que harán disminuir la infiltra
ción.
Sus efectos son más evidentes cerca de las divisorias de aguas. Pueden dar lugar a la
formación de pedestales, en aquellos casos en que existe pedregosidad (gravas),
matas aisladas o plantas cespitosas. Las partículas se desplazan como máximo unos
150 cm, siendo las arenas finas las más afectadas. No hay pérdida de material, ya
que las partículas no salen fuera de la parcela. En una ladera se produce un lento
movimiento de reptación (creep) con una trayectoria en dientes de sierra.
- 150 cm
VISTA LATERAL
Erosión laminar:
Consiste en la pérdida de una capa más o menos uniforme de suelo en un terreno
inclinado, afecta a las partículas liberadas por salpicadura. Es poco aparente, se
identifica por el hecho que después de una lluvia los elementos gruesos en superfi
cie aparecen muy limpios. En ocasiones puede confundirse este tipo de erosión con
arroyadas de pequeño tamaño, que se horran o eliminan con el laboreo posterior.
Erosión por arroyaderos, cárcavas y barrancos:
Las irregularidades del terreno y el mayor caudal vertiente abajo hacen que el flujo
laminar pase a concentrado. La escorrentía puede fluir concentrada, sin que se for
men canales más que a partir de aquella posición en que la fuerza cortante del agua
supere la resistencia del suelo. Formado un canal, su crecimiento es rápido y
aumenta vertiente abajo, ya que en el canal aumenta la velocidad del flujo.
D = desprendimiento de suelo
K|, K2 = constantes
V = velocidad del flujo
CT = capacidad de transporte
La longitud de la ladera hace aumentar los efectos de este tipo de erosión, al igual que la
inclinación de la pendiente. —»
673
Arroyaderos, cárcavas y barrancos en algunos casos representan tres grados de
desarrollo de un mismo proceso, sin que exista un límite bien establecido entre
ellos. Las arroyadas son de tamaño centimétrico, se pueden hacer desaparecer al
labrar. Las cárcavas son de decamétricas a métricas y no se pueden eliminar con el
laboreo ordinario. Los barrancos son incisiones de varios metros, incluso decenas.
En otros casos pueden tener distinto origen unos y otros.
Sus efectos son muy evidentes y producen una rápida degradación del terreno, si no
se toman medidas de control, que no sean meramente estéticas, como el volver a
labrar de la misma manera para borrar los efectos, sin ir a eliminar las causas.
En cárcavas y barrancos pueden producirse movimientos en masa de sus paredes,
esta liberación brusca de partículas hace aumentar los efectos del agua cuando
vuelva a circular por el canal. Si en las paredes hay arcillas expansibles los procesos
de expansión-retracción hacen que el material aflorante se fragmente y la erosión se
acelere.
674
En algunos suelos con arcillas expandibles (Vertisoles) también puede presentarse
este proceso. En los casos de máxima inestabilidad estructural, como el de los suelos
con ESP superiores al 15 % y no salinos, puede producirse un flujo subsuperficial a
favor de discontinuidades preexistentes, que provocarán una erosión muy rápida.
Flujo
i
1
1 1
i
1
Desprendimiento
Flujo erosivo
—> Transporte
+
— >
Flujo no erosivo
Depósito .............. .....► Salida de suelo
t — 1
del sistema
675
La degradación acelerada por erosión puede deberse a las siguientes acciones:
— Deforestación.
— Roturación.
— Incendios forestales.
— Laboreo mal practicado.
— Mal uso o quema de restos de cosechas.
— Sobrepastoreo.
— Algunas actividades deportivas.
— Vías de comunicación y su entorno.
— Edificaciones y su entorno.
Factores Observaciones
Climáticos Elementos del clima.
Intensidad y frecuencia de las precipitaciones.
Velocidad del viento.
Morfología del terreno Forma de la ladera.
Inclinación o pendiente.
Longitud.
Exposición: solana-umbría.
Litológicos Característica de la roca aflorante.
Velocidad y tipo de meteorización.
Edáficos Propiedades físicas:
Estabilidad estructural.
Susceptibilidad a la erosión.
Velocidad de infiltración.
Propiedades químicas:
Complejo de cambio.
Propiedades mineralógicas.
Hidrológicos Tipos de flujos.
Velocidad de flujo.
Cubierta vegetal Función de pantalla.
Altura de intercepción de la lluvia.
Sujección del suelo.
Influencia sobre las propiedades del suelo.
676
Factores Observaciones
Rugosidad de la superficie.
Deforestación.
Tecnológicos Uso del suelo.
Mal utilizados Tipo de cultivo.
Técnicas de cultivo.
Agromecánica.
Características de las parcelas.
Características de las vías de comunicación.
Características de las urbanizaciones.
Características de las actividades de ocio.
Socio-económicos Presión demográfica.
Falta de percepción de la fragilidad del suelo.
Falta de percepción de la progresividad de la degradación.
Falta de percepción de la irreversibilidad.
Insuficiente atención a la pérdida de superficie cultivable a
corto plazo.
Facilidad de las técnicas de cultivo.
Prejuicios frente a algunas medidas de control de la
erosión.
Coste de las infraestructuras de conservación.
Coste de mantenimiento de las infraestructuras.
677
Las características de las lluvias llevan a establecer el concepto de erosividad
definido como:
Los factores del medio de mayor incidencia sobre los procesos erosivos a igual precipi
tación son la pendiente, la longitud de la ladera y la cubierta vegetal.
Las características morfológicas de una ladera condicionan el comportamiento del agua
que recibe y el balance hídrico del suelo. Con ello se ven afectados los procesos de meteo
rización, edafogénesis, transporte, erosión y depósito de materiales. Cabe distinguir laderas
cuyo desarrollo viene condicionado por el transporte (transport-limited) y aquellas condi
cionadas por la meteorización (weathering-limited), en las que el transporte es capaz de eli
minar todo el material meteorizado (Cap. 17). El factor litología y el hidrológico se ven
igualmente implicados en estos procesos.
Las propiedades del horizonte superficial de un suelo condicionan su erosio
n ab ilidad, definida como:
a) Precipitaciones
Las lluvias pueden tener un origen convectivo, orográfico, ciclónico o estar
asociadas a frentes, lo que explicará la forma en que tienen lugar las precipitacio
nes en un determinado momento y lugar geográfico.
En el estudio de las precipitaciones cabe considerar:
De forma global:
— Cantidad anual de lluvia.
— Número de días de lluvia.
— Distribución a lo largo del año:
Estacionalidad.
Frecuencia.
— Variabilidad interanual.
— Variabilidad espacial.
Para cada precipitación:
— Intensidad temporal.
— Cantidad de lluvia caída.
— Tamaño de las gotas de lluvia.
— Velocidad terminal de las gotas.
— Energía cinética.
678
Las características de una lluvia permiten explicar su efectividad potencial en la erosión
del suelo o erosividad. Una misma lluvia tendrá diferente poder erosivo real según la sus
ceptibilidad a la erosión del suelo que la recibe, es decir, según la erosionabilidad de éste.
a. 1) Intensidad de la lluvia
La intensidad de una lluvia:
— Expresa la cantidad de agua caída por unidad de superficie y por unidad de tiempo.
— Suele variar a lo largo de una misma lluvia.
— Se puede expresar en mm h~' = L m2 h_l.
— Es uno de los factores que determinan la erosividad de la lluvia.
— Se mide con pluviógrafos o pluviómetros con registro automático, querealicen
medidas a intervalos cortos de tiempo (cada minuto o cada 5minutos, como
máximo).
Intensidad Evaluación
< 2 mm I r 1 suave
2-20 moderada
20-50 fuerte
50-90 muy fuerte
>90 torrencial
El valor a partir del cual una lluvia em pieza a ser erosiva ha sido fijado en 30
mm h_l por unos autores, mientras que otros lo elevan a 50 mm h_l.
Para estudios de procesos erosivos resultará imprescindible disponer de bandas pluvio-
gráficas o de medidas a intervalos cortos. Las inundaciones y otros desastres ocurridos en
la cuenca del río Llobregat (Barcelona) el 25 de septiembre de 1962 se debieron a una tor
menta cuya duración fue de 44 minutos en los que cayeron 95,2 mm, la banda registrada
fue la siguiente (Instituto Nacional de Meteorología, Observatorio de Sabadell):
mm 19 20 21 22 23 24 1
679
Al estudiar la correlación entre la intensidad de las precipitaciones y la erosión
en un suelo dado y bajo unas determ inadas condiciones, W ischm eier y Smith
encontraron que los valores más altos de erosión se correspondían con períodos de
precipitación máximos cercanos a 40 min. Ante la dificultad de operar con estos
intervalos, tomaron com o intervalo tipo el de 30 min y de ahí que se haya generali
zado el uso de la intensidad en 30 min designada com o I30.
Las relaciones intensidad-duración de una lluvia son del tipo:
IN TENSIDAD M AXIM A
mm h' 1
Duración
min
T = 10 años
Esta curva muestra que cuanto mayor es la intensidad de una lluvia menor es su dura
ción.
Las relaciones intensidad-área afectada evidencian que al aumentar el área afectada
por una lluvia, disminuye su intensidad. Las lluvias de alta intensidad son muy localizadas,
lo que dificulta la generalización de las interpretaciones.
ESTUDIO DE CASOS
1. Determ inar los distintos valores de intensidad que se han presentado a lo
largo de una lluvia que ha tenido una duración de 9 h 30 min y cuya banda
de registro pluviográfico se incluye.
680
mm 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
Las relaciones entre la intensidad y el tamaño de las gotas permiten obviar la dificultad
de su determinación experimental. Laws y Parsons (1943) propusieron una expresión apli
cable a lluvias de intensidades bajas:
D50 = Diámetro medio (mm) correspondiente a la mediana, que parece ser el mejor
índice para las distribuciones de gotas. El 50% del volumen de lluvia cae en gotas
de tamaño superior a D50. Para elevadas intensidades el D50 decrece al aumentar
la intensidad.
I = Intensidad de la lluvia, mm h 1.
681
Los trabajos de Hudson (1971) han puesto de manifiesto que las gotas de lluvia rara
mente superan los 5 mm, ya que a partir de este tamaño son inestables y se fragmentan. En
el área mediterránea se obtienen valores de hasta unos 3 mm, que son los característicos en
un chubasco. La forma de las gotas es la de una esfera aplanada, debido a la resistencia del
aire. El número de gotas (Park et al., 1983) es aproximadamente proporcional a:
Slastikhin (1964)
Ve = velocidad terminal (m s~')
Si
682
La relación empírica entre la distribución del tamaño de gota y la velocidad terminal
(Gunn y Kinzer, 1949; Troeh et al., 1980) al representarla gráficamente adquiere la forma:
E = — m Vc2
2
683
Autor Expresión Tipo de lluvia y localidad
Wischmeier y Smith (1958) E C = 1,213+ 0,89 log 1 1 < 76 mm I r 1 Natural, I < 150 mm h 1
EC = 0,283 I > 76 mm I r 1 USA
(J n r 2 mm-1)
Kinnel (1973) EC = (8,37 1 - 45,88) 10'3 Natural, 1 < 250 mm h"1
(J n r 2 mm"1) Miami, 200 observ.
Hudson (1965) EC = 29,8-(127,5/1) Natural, I < 225 mm h 1
(J m 2 mm"1) Zimbabwe
Zanchi y Torri (1980) EC = 9,81 + 11,25 log I Natural, 1 < 140 mm h"1
EC = 1,86+ 11,03 log I + 0,07 logT Italia central
(J n r 2 m m ')
Motter y Bumham (1990) EC = 2,93 + 12,46 log I Natural, 1 < 20 mm h 1
(J rrr2 mm"1) Inglaterra
I = In te n sid a d (mm h ') EC = Energía cinética T = Temperatura del aire
684
— Método de los polígonos de Thiessen:
Las «áreas de influencia» de cada observatorio se delimitan geométricamente en
forma de polígono, definido por las mediatrices de los triángulos que definen los
observatorios (o bien trazando las perpendiculares a los lados de los triángulos, no
en su punto medio, sino a la altitud media entre las de los dos observatorios que
definen el lado del triángulo).
— Método de las isoyetas:
Exige disponer de una red densa de observatorios, bien distribuidos. Las isoyetas
son las curvas que unen puntos de igual pluviometría. Se planimetran superficies
entre cada dos isoyetas consecutivas y se calcula la media ponderada.
El método Thiessen ha sido utilizado para determinar áreas de influencia de los obser
vatorios españoles a escala original 1:1.000.000 (Magister, 1992). Para la zona del sureste
los polígonos establecidos son:
Este método da lugar a límites abruptos entre polígonos, lo que resulta antinatural (no
se da en la naturaleza), para evitarlo se puede recurrir a una interpolación lineal según el
inverso de la distancia al cuadrado (Del Moral, 2000).
685
a.5) Información para el estudio de precipitaciones
Para caracterizar las precipitaciones se elaboran los datos proporcionados por los
observatorios meteorológicos que, por lo general, pertenecen a las redes de los Insti
tutos Nacionales de Meteorología. La información que se utiliza es la siguiente:
Información Observaciones
ESTUDIO DE CASOS
Calcular la cantidad de agua que recibió el área que se indica, a partir de los
valores de las tormentas que tuvieron lugar el 7 de noviembre de 1982, que
provocaron importantes inundaciones. Aplicar el método de los polígonos de
Thiessen.
686
km
O 5 10
687
b) Infiltración
La infiltración, como proceso de entrada de agua a través de la superficie del suelo, así
como la forma de medir su velocidad han sido estudiados en el Capítulo 13, al que habrá
que remitirse. Cabe destacar que se trata de un componente de la ecuación del balance de
agua, con posibilidad de ser medido en los distintos puntos de una cuenca. Los valores de la
velocidad de infiltración se hallan en un intervalo que va de 0 a unos 100 mm I r 1.
Dado que la velocidad de infiltración depende de las características de la superficie del
suelo, actuando sobre ellas se puede aumentar la cantidad de agua infiltrada y, al haber
menos excedente, disminuirá el riesgo de erosión, al tiempo que se aumenta la reserva de
agua disponible para las plantas.
En determinadas circunstancias, incluso en zonas en las que conservar el agua sea una
práctica muy recomendable, el aumentar la cantidad de agua infiltrada puede presentar pro
blemas. Este será el caso en Vertisoles en laderas que, al saturarse de agua, pueden llegar a
sufrir solifuxión y en suelos con un material subyacente muy impermeable, tal como lutitas.
Hay que tener en cuenta el comportamiento del agua en el suelo en relación con las
prácticas de cultivo. Así, por ejemplo, en suelos cultivados con viña, interesa que el agua de
las lluvias de septiembre se evacúe lo más rápidamente posible, ya que si se infiltra y no
drena con facilidad, los campos serían impracticables en época de vendimia.
c) Estudio de la escorrentía
Es la parte de las precipitaciones totales de un área determinada, que aparece en los cur
sos de agua superficial.
Se debe a que la intensidad de la lluvia supera la velocidad de infiltración, y con ello se
genera un exceso de agua.
El caudal de la escorrentía es una función de la intensidad de la lluvia, la velocidad de
infiltración y de la posición sobre la vertiente en relación con la divisoria de aguas más
próxima.
Es una de las causas de la pérdida de suelo por erosión hídrica. La capacidad para trans
portar partículas suele aumentar con la distancia a la divisoria de aguas.
Es más difícil de estudiar y medir que el flujo de las corrientes.
688
E = P - INF E = Escorrentía absoluta (mm)
P = precipitación (mm)
INF = infiltración (mm)
e = escorrentía relativa (adimensional)
e = — 100
P
Al iniciarse una lluvia, el agua irá mojando los distintos elementos del paisaje, es inter
ceptada por la vegetación (INT), se infiltra (INF) en el suelo, lo que hará aumentar la
reserva en agua (R) y puede generar un flujo subsuperficial o hipodérmico (EH) o un flujo
subterráneo (ES); el agua puede incorporarse directamente a superficies de agua (A) o
almacenarse en la superficie del suelo (AS), formando charcos. Parte del agua puede per
derse por evaporación (EV).
Al prolongarse la lluvia, llegará un momento en que la cantidad de agua caída (P) supe
rará la capacidad de almacenamiento de estos elementos y se generará un excedente que
circulará por la superficie del suelo vertiente abajo. Este flujo de agua constituye la esco-
rrentía superficial (E), también denominada arroyada.
La ecuación del balance de agua puede formularse como:
P = precipitación
P = E + INF + INT + AS + A + EV E = escorrentía
INF = infiltración
INF = R + EH + ES INT = intercepción por la vegetación
AS = almacenamiento superficial
A = almacenamiento en masas de agua
EV = evaporación
R = variación de la reserva
EH = flujo subsuperficial
ES = flujo subterráneo
La elevada intensidad de las precipitaciones del área mediterránea hace que la capaci
dad de absorción del sistema se supere rápidamente en cada tormenta y se genere escorren-
tía, lo que explica la importancia de los procesos erosivos.
Un excedente de agua puede ser provocado por el hombre, entre otras causas, por el
riego por aspersión, que puede ser origen de procesos erosivos importantes, si boquillas y
caudales no son los adecuados.
689
Cabe citar entre ellos:
Modelo de saturación.
Modelo de infltración o de Horton.
— En la parte próxima a la divisoria de aguas las partículas sólo se ven afectadas por el
impacto de las gotas de lluvia, y no habrá mayores desplazamientos que los deriva
dos de la salpicadura. Horton identifica esta parte de la ladera como una «banda sin
erosión» o si se prefiere, sin flujo.
— Al superar la intensidad de la lluvia a la velocidad de infiltración, el excedente se des
plaza como flujo laminar. El agua forma una fina película relativamente uniforme.
— Al aumentar la cantidad de agua y por las irregularidades de la superficie del
terreno, el flujo se concentra dando lugar, primero a canales de poca anchura y pro
fundidad (arroyaderos), que evolucionan a canales más profundos vertiente abajo, o
por reiteración del proceso, caso de que se trate de una superficie no labrada.
— La parte basal de la ladera supone una zona de depósito. Al haber una disminución o
rotura de la pendiente, el flujo pierde velocidad y con ello disminuye su capacidad
de transporte.
690
Los trabajos de Emmett (1970) han puesto de manifiesto que en la parte superior (somi-
tal) de la ladera, el flujo es ante todo laminar y pasa gradualmente a turbulento al aumentar
el caudal hacia la parte basal.
Como caso particular de este modelo cabe citar los suelos cuya velocidad de infiltración
sea nula (INF = 0) debido a la compactación por el paso de maquinaria; por sellado y for
mación de costra superficial; por expansión de las arcillas al humectarse o por urbanización
de un área. En una ladera hipotética, con superficie impermeable, el caudal máximo sería
directamente proporcional a la intensidad de la lluvia.
El esquema de la escorrentía en una ladera con flujo laminar (Holy, 1980) es:
y = coeficiente de rugosidad
Y
Campo labrado según la
máxima pendiente 2,0
Campo labrado a nivel 3,5
Campo cubierto de musgo 5,0-6,0
Superficie rugosa de
suelo con montículos 8,0-15,0
691
En el elemento de flujo considerado, el radio hidráulico viene expresado por:
Vx = mVy VyS - my V s = a y
Para relacionar la velocidad del flujo con la distancia a la divisoria de aguas se puede
aplicar la fórmula de Ramser para el cálculo del caudal:
Vx = VmCixS1
692
luego:
x = YwS Nm 2
mS'
693
en canales enherbados el coeficiente de Manning tiene los siguientes valores:
C a
E = P - INF
C = 1 - INF/P
Este enfoque empírico permite calcular las aportaciones totales en una cuenca.
Como la relación entre el caudal máximo y la intensidad máxima.
En este caso:
Qmax= caudal máximo
C= Imax = intensidad máxima de la lluvia
,m-'x A A = superficie
Este es el sentido que se da al coeficiente de escorrentía en el denominado método
racional, utilizado para calcular el caudal de escorrentía máxima de diseño expre
sado como:
q = caudal máximo de escorrentía de diseño, m3s_l
q = 0,0028 C iA C = coeficiente de escorrentía
i= intensidad de la lluvia para el períodode retomo
de diseño y para una duración igual al tiempo de
concentración de la cuenca, mm h~‘
A = superficie de la cuenca, ha
El coeficiente de escorrentía de Frevert se refiere a este concepto de C.
694
Los valores de C se pueden determinar experimentalmente; si bien por lo general, para
el diseño y cálculo de obras de conservación se recurre a expresiones empíricas. Esta forma
de proceder supone una simplificación que, para ser suficientemente aproximada, exige tra
bajar en unas condiciones lo más semejantes posible a las de la cuenca tomada como refe
rencia al deducir la expresión que se utilice. Estos procedimientos de cálculo dejan de con
siderar factores de importancia sobre los que, por lo general, se posee escasa información y
por ello resulta difícil poder proponer su uso generalizado. Los resultados siempre deberían
ser objeto de comprobación.
El cálculo del coeficiente de escorrentía según Frevert tiene en cuenta:
Cp = pendiente
Ct = textura del horizonte superficial C = 1 (Cp + Ct + Cv + Ce)
Cv = cubierta vegetal
Ce = prácticas de cultivo o de conservación
Pendiente % Cp Textura Ct
<3 0,30 Muy arenosa 0,50
3-5 0,20 Franco Arenosa 0,40
6-10 0,15 Franca 0,20
11-15 0,08 Arcillosa 0,10
16-20 0,07
21-25 0,05
> 25 0,02
Cubierta vegetal Cv Práctica cultivo Ce
Forestal denso 0,20 Alomado a nivel 0,20
Prados y pastos 0,15 A nivel 0,15
Cultivos 0,10 Mal cultivado 0,10
Eriales 0,05 Sin cultivar 0,00
695
El tiempo de concentración es característico de cada cuenca y depende del tamaño,
topografía y forma de ésta, así por ejemplo, para una misma superficie de la cuenca, el
tiempo de concentración puede variar considerablemente según sea la forma:
Cota
El punto B es el punto hidrológico más alejado en uno y otro caso. Considerando que
ambas cuencas tienen idéntica superficie el tiempo de concentración será menor en la pri
mera que en la segunda.
Para su cálculo se han propuesto diversas expresiones, utilizando distintos parámetros
de la cuenca. La más clásica es la del Soil Conservation Service del USDA, para cuencas
menores de 1.250 ha, por lo que puede resultar adecuada para campos de cultivo en los que
se quiera implantar medidas de control de la erosión. La expresión es la siguiente:
Para el cálculo se puede utilizar el siguiente gráfico (Magister, 1973), para cuencas de
drenaje menores de 1.250 ha:
696
T = m inutos
ESTUDIO DE CASOS
Calcular el tiempo de concentración de una cuenca de 900 ha, cuyas cotas
extremas son 420 y 320 m y el recorrido desde el punto hidrológicamente más
alejado es de 5.000 m.
Respuesta
I = 0,04 K = 82,50 km T k = 2 horas
697
estructuras de desagüe interesa el caudal máximo que es esperable en un punto
dado (escorrentía crítica).
Dada la dificultad de llevar a cabo medidas de escorrentía, que por otro lado deberían
corresponder a una serie larga de años, se han propuesto expresiones empíricas que permi
ten calcular de forma aproximada la escorrentía esperable.
Cada una de ellas ha sido deducida para determinadas condiciones, a las que habrá que
restringir su uso. Entre las más utilizadas cabe destacar las siguientes:
698
Estos métodos de cálculo constituyen diversas formas de abordar la determinación de la
escorrentía, no debiendo olvidar que tan sólo constituyen una aproximación. Esta será tanto
más ajustada cuanto más homogéneas sean las características hidrológicas de la cuenca o
subcuenca considerada y más se aproximen a las de la cuenca que sirvió de modelo para
deducir la expresión utilizada. La comparación de resultados utilizando diversos sistemas
de cálculo puede resultar recomendable, si no es posible un contraste en campo.
Las expresiones muy simplificadas tales como las de Ramser, Frevert o la de Chamier
requieren pocos datos y por ello son aplicables a cuencas de pequeño tamaño, lo que puede
ser suficiente a nivel agrícola.
El método del número de curva (CN), desarrollado por el Soil Conservation Service del
USDA puede servir como base inicial para estimar el volumen de escorrentía para el diseño
de estructuras de ingeniería (S.C.S. 1972). A pesar de que otros métodos pueden predecir
de forma más precisa los máximos en un hidrograma de escorrentía, el método CN permite
una valoración más rápida y eficiente (Heggen, 1981). Este método tiene en cuenta el uso
del suelo, tipo de cubierta, sistema de cultivo, condiciones de infiltración y el grupo hidro
lógico al que pertenece el suelo según su potencial de escorrentía. La dificultad para aplicar
este método a casos concretos reside en la necesidad de disponer de los factores geográfi
cos, forma de cuenca y frecuencia de la lluvia, que es preciso conocer previamente y que en
España por lo general no se conocen.
a) Medidas experimentales
Un protocolo experimental para la determinación de la cantidad de suelo desprendido
consiste en dispositivos que actúen a modo de trampas para recoger las partículas despren
699
didas por el impacto de las gotas de lluvia. Los más comunes son los recipientes de reco
gida (a) y el dispositivo de Morgan (b), cuyo esquema es el siguiente:
40 cm
dR V„
l£_
qD= 0,0263 Pws I Vc2 1 - 1 sen 0
ddR V,,
700
ESTUDIO DE CASOS
Calcular la cantidad de suelo afectado por erosión por salpicadura por tres llu
vias cuyas intensidades son las siguientes:
1 95 30,6
2 1 1 ,2 40 7,8
3 40,0 15 10,0
Respuestas
(1) 132,00; (2) 26,24; (3) 188,90 Mg ha'1
a) Medidas experimentales
La medida de las pérdidas de suelo por arroyaderos y por cárcavas se puede llevar a
cabo con distintos métodos:
— Método de la cadena:
La mayor rugosidad de la superficie del suelo aumenta a medida que lo hace el
número de canales y estos van siendo mayores.
La relación entre la longitud de una cadena tensa entre dos puntos y la que se
requiere para adaptarla a las irregularidades del terreno por las incisiones propor
ciona un índice, útil para poder realizar comparaciones a lo largo del tiempo en un
mismo lugar.
701
En ei caso de barrancos puede resultar de interés describir su morfología, secciones en
U o en V, lo que puede proporcionar información acerca de la litología de los materiales
afectados, la forma de crecimiento, incisiones, etc.
Este método se cita por ser uno de los pocos existentes para realizar predicciones de
este tipo; no obstante, hay que señalar que no ha sido comprobado en condiciones de clima
mediterráneo y que no tiene en cuenta el factor de longitud de la ladera.
a) Medidas experimentales
Los primeros experimentos cuantitativos fueron llevados a cabo en Estados Unidos por
el Forest Service a partir de 1915 y en las décadas de los años 20 y 30 se emprendieron
importantes investigaciones sobre erosión. El Soil Conservation Service (USDA) estable
ció un convenio con la Universidad de Purdue (Washington) para realizar medidas sistemá
ticas de pérdidas de suelos por erosión en terrenos agrícolas, con el fin de llegar a conocer
los distintos factores y procesos que intervenienen en la erosión.
702
b) Medidas con simulador de lluvia
Dada la complejidad de realizar medidas a escala y tiempo reales, se han desarrollado
dispositivos basados en generar lluvia artificial, de intensidad controlable, que se proyecta
sobre una superficie de extensión y características conocidas. El sistema permite trabajar
incluso en laboratorio, sobre una superficie de inclinación variable, con lo que resulta posi
ble comparar diferentes tratamientos y obtener muchos datos en un período corto de
tiempo. No obstante, puede resultar difícil transferir los resultados a las parcelas de tamaño
real. La bibliografía sobre simuladores de lluvia es muy extensa.
La USLE mide la pérdida potencial anual media de suelo debido a erosión lami
nar y arroyadas en parcelas agrícolas.
Este modelo, inicialmente muy sencillo, ha sido objeto de diversas revisiones. La modi
ficación de Berndt (1972) y Williams (1975), conocida como la MUSLE (Modified USLE),
va encaminada a poder estimar la producción de sedimentos debida a un acontecimiento
individual de escorrentía desde una divisoria de aguas. Las distintas modificaciones hacen
perder la simplicidad que el modelo inicial tenía, lo que constituía una de sus principales
ventajas.
703
En los años 90 se ha empezado a trabajar en la elaboración de otros modelos (Lañe y
cois., 1988, Morgan, 1992).
Las investigaciones en el siglo xx han ido encaminadas a la predicción de la pérdida de
suelo a partir de bases físicas, tomando en consideración la ley de conservación de la masa
y la energía, frente a los modelos de base empírica.
I
Características del suelo
Energía
I I
Desprendimiento Transporte Ladera
cinética
t Y
Erosividad Erosionabilidad Longitud Inclinación Cubierta Prácticas
il de
conservación
Y
A = R X p
Como referencias clásicas sobre la USLE cabe referir los trabajos de Wischmeier y
Smith (1978), Koolhaas (1977) y la revisión de González del Tánago (1991).
704
Agresividad de la lluvia
en España: valores del
factor R.
(ICONA, 1988)
ZONACIÓN
Cuencas de Levante, Ebro y
■ Pirineo Oriental
□ Guadiana, Guadalquivir
R = XE I 30 MJ ha -1 mm h_l año -1
mes
706
El factor erosionabilidad (K ) expresa la susceptibilidad de un suelo para erosionarse. Es
función de la textura, estructura, mineralogía de arcillas, velocidad de infiltración, conductivi
dad hidráulica, entre otras características cdáficas. El factor K expresa la pérdida anual media
de suelo por unidad del factor R, en las condiciones normalizadas para las parcelas tipo esta
blecidas por Wischmeier, en las que los demás factores adquieren el valor unidad.
Para calcular el valor del factor K, Wischmeier y Smith se basaron en las propiedades
del epipedión más relacionadas con la susceptibilidad del suelo a la erosión:
707
El fa c to r lo n g itu d -in c lin a c ió n L S , recoge los efectos combinados debidos a las
características de la ladera. Al basarse el desarrollo de la USLE en una longitud de las par
celas normalizada en 22,13 metros (Wischmeier y Smith, 1965) el factor LS se define y se
calcula:
F actor longitud:
/ x \m L = factor longitud.
^ = I o-> ) x = longitud de la ladera (distancia desde el inicio de
\ ZZ, l .1 / |a escorrentía superficial al inicio del depósito de
sedimentos),
m = constante que depende de la inclinación de la
pendiente.
S = inclinación de la pendiente.
S (%) m
>5 0,5
3-5 0,4
1-3 0,3
< l 0,2
F actor p en diente:
LS= ( w ) (t )
Teniendo en cuenta que las laderas irregulares deberán segmentarse en tramos de carac
terísticas uniformes, el factor LS se puede calcular mediante tablas o bien resolver gráfica
mente.
708
50 100 150 200 250 Longitud
de la ladera
El fa cto r cu b ierta vegetal o fa cto r C tiene en cuenta que la eficacia de los cultivos
para proteger el suelo varía de unas plantas a otras y para cada una de ellas según el
momento del ciclo vegetativo a lo largo del año, en relación con la erosividad de las lluvias.
El factor C expresa la relación entre las pérdidas de suelo en una parcela con una determi
nada cubierta vegetal y las pérdidas que tiene lugar en una parcela con barbecho conti
nuado, a igualdad de las dem ás condiciones.
La evaluación de este factor resulta difícil, al tener que integrar las características de
cada sistema agrícola. Para determ inar su valor hay que conocer las prácticas agrícolas
habituales, su secuencia y duración de cada una de ellas a lo largo del año. Wischmeier y
Smith ( 1978) proporcionan tablas para el cálculo del factor C para las condiciones de Esta
dos Unidos (Homberg, I983):
709
Cubierta vegetal Vegetación en contacto con la superficie del suelo
De este cuadro se desprende la mayor protección ofrecida por la vegetación con ele
vado recubrimiento del suelo, frente a la proporcionada por las copas de los árboles. En
este caso, se considera que el efecto protector es prácticamente nulo cuando su altura media
supera los 10 m (González del Tánago, 1991).
Los cultivos con distinto recubrimiento del suelo a lo largo de la rotación presentan un
factor C que varía a lo largo del tiempo. El valor del factor resultará de sumar los factores
correspondientes a cada período:
710
i = 1 ,2,...j períodos en que se divide la rotación.
C= L- L C¡ = factor C para el periodo i.
n R¡ = factor de ajuste de R, corresponde al porcentaje
R eríodo ^ en e* período i.
R¡ = — - --------- 100 n = número de años de la rotación de cultivos.
R anual
En España se han elaborado pocos cuadros que permitan el cálculo del factor C para
sistemas específicos, ya sean agrícolas u otros. A nivel general, se suelen establecer seis
períodos de cultivo para un cereal de secano:
— F (barbecho).
— SB (sementera).
— I (establecim iento del cultivo), etc., según el recubrim iento que se atribuye a cada
estado fenológico.
Si se practica una rotación de n años se calcula el valor de Ci para toda ella y se aplica
el valor medio anual en el cálculo de la USLE.
El factor p rácticas d e con servación incorpora la diferente eficacia en dism inuir las
pérdidas de suelo que presentan las diferentes técnicas de conservación, así como su coste
de adopción. Las técnicas más usuales son el laboreo a nivel, el cultivo a nivel en fajas
alternantes, las terrazas y los canales encespedados.
711
Factor P (YVischmicier y cois., 1978)
Pendiente (%) Cultivo en fajas Terrazas
Su uso generalizado en España y en otros países se debe a que al ser un modelo explica
tivo, permite poner en evidencia la influencia de cada uno de los factores considerados, y a
que resulta fácil de operar con ella para llegar a obtener un valor numérico, real o no, de las
pérdidas potenciales de suelo.
Los problem as en la aplicación de la USLE derivan de diversos aspectos, por un lado se
hallan los inherentes a la concepción del modelo, lo que ya ha llevado al desarrollo de otros
modelos en los que se está trabajando. Por otro lado, su aplicación presenta dificultades por
falta de datos precisos de cada uno de los factores. En algunos casos se adoptan valores con
criterios subjetivos, más que con una base real. Para dar solidez a los resultados, y dada la
casuística de los procesos erosivos las investigaciones locales resultan ineludibles.
El factor R y el fa cto r K son los que pueden calcularse con mayor precisión por lo
general, y permiten establecer diferencias en las tasas de erosión entre regiones, si bien su
poder discriminante resulta bajo al intentar estudiar la variabilidad espacial dentro de una
misma región (González del Tánago, 1991).
712
cuente en el área mediterránea. No se tiene en cuenta la m ineralogía de las arcillas, si bien
los fenóm enos de expansión-retracción tienen una clara influencia en la fragmentación de
los agregados y de los fragmentos de roca cuando contienen esmectitas. Al considerar la
estructura se utiliza com o criterio únicamente el tipo, sin atender ni al tamaño ni a la estabi
lidad de los agregados, con lo que se está sobrevalorando el papel de la textura.
En el cálculo del fa cto r C las lim itaciones derivan del hecho de que la información dis
ponible es la de los sistemas agrícolas de Estados Unidos, que en muchos casos difieren de
form a considerable de los españoles. Ni los olivares, ni las dehesas, ni el viñedo fueron
tenidos en cuenta por W ischm eier y Smith, y la especificidad de estos cultivos hace difíci
les las extrapolaciones.
Así, por ejemplo, en los M apas de Estados Erosivos de las distintas cuencas hidrográfi
cas españolas publicados por ICONA, se atribuyen valores al factor K a partir de litofacies,
por ser esta una inform ación disponible a partir de los mapas litológicos editados por el
IGME. En la clase 2 de las litofacies se da el mismo tratam iento (K = 0,2) a rocas sedimen
tarias tan distintas com o las margas (calcilutitas), el yeso y las arcosas. El factor K tiene un
valor de 0,44 para una calcilutita aflorante, m ientras que su valor es de 0,19 para una
arcosa. Una aplicación rigurosa de la U SLE hace imprescindible disponer con suficiente
detalle de la com posición granulom étrica de los epipediones.
El efecto toposecuencia, tan frecuente en el ám bito m editerráneo, hace que los suelos
más productivos estén situados en las partes bajas de las laderas, com o resultado de los pro
cesos erosivos habidos. Esto hace que allí donde el D erecho sucesorio lleva a una división
de la propiedad, en las divisiones patrim oniales por herencia, se haya adoptado la solución
de configurar las nuevas parcelas con sus limites según las líneas de máxima pendiente. La
713
reiteración de este proceso ha determ inado que con el tiem po la besana sólo sea posible
según la dirección de la m áxim a pendiente, con consecuencias negativas evidentes para la
perduración de los suelos (R oquero, 1964).
D esde los años 50, por la dificultad en m aniobrar con la m aquinaria en parcelas de
pequeño tam año, la m ecanización ha llevado a elim inar construcciones que venían siendo
muy eficaces para el control de la erosión, com o son los bancales con pared de piedra seca,
construidos con gran profusión por los antepasados.
Parece que los agricultores, con notables excepciones hayan olvidado a los agriculto
res del futuro al dejar de consid erar al suelo com o un p atrim onio a transferir. E llo es
debido sin duda a la poca rentabilidad de la agricultura, que no perm ite inversiones a
futuro en aspectos de eficacia poco aparente com o la conservación del suelo. A pesar de
ser el problem a m ás im portante de la agricultura del área m editerránea de clim a sem iá-
rido, la erosión no tiene efectos catastróficos inm ediatos. A veces se piensa erróneam ente
que se puede sustituir suelo por fertilizantes, sin considerar la im portancia del suelo en la
conservación del agua y los posibles efectos m edioam bientales de un uso excesiv o de
estos agroquím icos.
El problem a reside en determ inar a quién afecta la pérdida de suelo y, en consecuencia,
quién debe pagar su conservación.
Para estudiar las distintas m edidas de conservación de suelos se puede realizar un análi
sis teórico de cada una de ellas. Al tener que tom ar decisiones para aplicarlas, deberán
tenerse muy en cuenta las restricciones de tipo socio-económ ico. Las m edidas deben ser de
bajo coste, de poco m antenim iento y ser entendidas y aceptadas por los agricultores y, en
cualquier caso, deberán ser subvencionadas en reconocim iento del bien que suponen para
la sociedad en su conjunto.
Las m edidas de conservación van encam inadas al control del im pacto de las
gotas de lluvia sobre la superficie y del agua de escorrentía, ya que el prim er pro
ceso disgrega las partículas, que serán m ovilizadas por el flujo de agua que circule
vertiente abajo.
Las p rincipales técnicas de conservación de suelos y agua en ag ricu ltu ra
(Magister, 1973, 1991; Lal, 1990; Poch, 1993; A naya et al., 1977; R oquero, 1964)
pueden agruparse en tres categorías:
Las medidas generales de cultivo son prácticas agrícolas encam inadas a lograr
el m antenim iento de la capacidad productiva del suelo, es decir, la sostenibilidad
del sistema. Por lo general no suponen un aum ento de los costes de producción. El
que se lleven a cabo o no dependerá del nivel de percepción de la utilidad del suelo
que posea el em presario agrícola. Entre ellas cabe citar:
714
Fertilización: fertilizar partiendo de resultados de análisis de suelos permite aumentar
la biomasa vegetal y con ello la protección superficial. Evitar excesos en el uso de abo
nos tendrá repercusiones económicas y medioambientales.
Rotación de cultivos: alternativas adecuadas.
Materia orgánica: control y mantenimiento del contenido para conservar y mejorar la
estrucura del horizonte superficial.
Laboreo de conservación (Ortiz-Cañavate y Hemanz, 1998).
Pastoreo: evitar el sobrepastoreo y la compactación por el pisoteo con el suelo excesi
vamente húmedo.
Aperos y maquinaria: deben ser los adecuados a las características del terreno.
Riego: en riego por aspersión se deben regular las dosis para que no haya circulación
de agua en laderas, y escoger los aspersores para que el tamaño de gota no dé origen a
erosión por salpicadura,
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate acerca de:
1. Conveniencia o no de quemar la paja y los rastros o de incorporarlos al
suelo.
2. ¿Por qué los pastores tienen interés en la quema de los pastos en un deter
minado momento del año?
3. La incidencia de quemar los rastrojos en una zona con Xerochrepts calcixe-
rólicos (1996) frente a la misma operación realizada en una zona con Cal-
ciudolls típicos.
4. Efecto sobre el cultivo siguiente producido por el enterrado de la paja,
teniendo en cuenta que tiene una C/N de 80.
Respuestas
1. Q uem a:
V entajas:
D is p o n ib ilid a d in m e d ia ta de C a 2+, M g2+, K+ (cen iza s), p o co fósforo.
C o m o d id a d a c o rto p la zo p a ra la b ra r (a la la rga no, ya q u e no se m ejora la estructura).
E lim in a ció n de a lg u n a s p la g a s que h ib e rn a n en las cañas.
In co nve n ie n te s:
S e p ie rd e la p o sib ilid a d de q ue h a ya h u m ifica ció n y con e llo que se p u e da m ejora r la
e stru ctu ra , a u m e n ta r la v e lo cid a d de infiltración y la rese rva de a g u a y d ism in u ir la e ro
sió n al h a b e r m e n o r e sco rre n tía .
M a y o r e ro s io n a b ilid a d refle ja d a en los fa cto re s K y C de la USLE.
M e n o r c a p a c id a d de in te rc a m b io ca tió n ico .
In co rp o ra ció n d e la p a ja y el rastro jo
V entajas:
M a y o r e n tra d a de m ate ria o rg á n ica p a ra su h u m ifica ció n .
A m e d io p la z o m a y o r d is p o n ib ilid a d d e N, P, K, al m in e ra liz a rs e m a y o r c a n tid a d de
h um us. ->
715
M e jo r e s tru c tu ra : m e jo r in filtra c ió n , m a y o r re s e rv a de a g u a , m e n o s e s c o rre n tía .
M e n o r e ro s io n a b ilid a d re fle ja d a en lo s fa c to re s K y C d e la U S LE .
In co n v e n ie n te s :
Las c o s e c h a d o ra s en E sp a ñ a n o s u e le n p ic a r la p a ja , p o r lo q u e el e n te rra d o re s u lta d ifi
c u lto s o . Si s e d e ja en c o rd o n e s só lo h a y la s o lu c ió n d e e m p a c a rla o q u e m a rla . S i se d e ja
e s p a rc id a se p u e d e re a liz a r u n a s ie m b ra d ire c ta .
Se in d u ce n c a re n c ia s d e N en el c u ltiv o s ig u ie n te , y a q u e lo s m ic ro o rg a n is m o s lo u tiliza n
p a ra h u m ific a r la m a te ria o rg á n ic a . S e re q u ie re un a p o rte d e N -m in e ra l en fo rm a de
a b o n o p a ra e v ita r e s te e fe cto .
C a s o s e s p o rá d ic o s d e p la g a s
3. En un O c h re p t el e p ip e d ió n te n d rá m e n o r c o n te n id o d e m a te ria o rg á n ic a q u e en el
m ó llic o d e l U d o ll. En e s te s e g u n d o c a s o la q u e m a te n d rá m e n o r e fe c to n e g a tiv o p a ra
la m e jo ra d e la e s tru c tu ra d e l e p ip e d ió n .
716
L aboreo a nivel: es una práctica muy generalizada. La eficacia en favorecer la infiltra
ción resulta muy evidente:
Se puede realizar trazando los surcos paralelos a la línea guía superior (1), paralela
mente a la línea guía inferior (2) o bien paralelamente a ambas líneas guía (3):
( 1)
1m
(2 )
(3)
La irregularidad de las formas de los campos dificulta el que todos los surcos queden a
nivel.
P lantaciones a nivel: No suelen ser aceptadas por el empresario, que considera nece
sario poder realizar las labores mecanizadas siguiendo una línea recta.
717
C u ltiv o en fa ja s a lte r n a n te s: Consiste en ocupar parte del terreno con bandas de
vegetación de distintas características que el cultivo y generalmente paralelas a las cur
vas de nivel. Es una medida rápida de instalar. Es muy útil para cortar la longitud de la
ladera. Con ella se consigue que el agua de escorrentía adquiera menor velocidad, por lo
que su capacidad de transporte de carga sólida disminuye. Además, la faja de vegeta
ción actúa de fdtro, frena la velocidad del agua, con lo que la carga sólida sedimenta. Es
una medida más eficaz que el cultivo a nivel, con el que debe complementarse.
A veces se combina con actuaciones de concentración parcelaria o con otras medidas de
conservación, tales como las terrazas.
718
4.3. Infraestructuras y obras para conservar el suelo y el agua
perfil triangular
Anchura de la faja
S% m
3 63,5
4 54,5
5 47,0
8 35,0
10 30,0
15 23,0
20 19,0
719
M ovim ien tos de tierra s y n iv ela cio n es: la mecanización ha hecho posible que se plan
teen importantes movimientos de tierras para cambiar la forma del terreno. Esta manera
de proceder, si se justifica económicamente, debe realizarse con un estudio edafológico
previo para no dejar en superficie materiales desfavorables y debe complementarse con
criterios de diseño de las nuevas parcelas, de manera que se tengan en cuenta las carac
terísticas de las lluvias, los caudales de escorrentía que es necesario controlar, las pro
piedades de los suelos y la protección que ofrecerá el cultivo.
B ancales: son rellanos que interrumpen la pendiente de un terreno.
Existen bancales de talud:
Desm onte
Terraplén
C entro de gravedad
En el pasado fue una medida muy empleada, si bien por el pequeño tamaño de las parce
las y por los costes de mantenimiento, en muchos casos han sido abandonados para el
cultivo agrícola o bien son eliminados para realizar movimientos de tierra y ampliar los
campos con el fin de mecanizar las labores. En las laderas abancaladas que son objeto
de repoblación forestal, el papel de estas obras resulta de gran importancia al conservar
el suelo y el agua.
Las sorribas de Canarias y los campos que se construyen en el levante español cumplen
funciones análogas.
B arreras vegetales: provocan un abancalamiento progresivo.
D efensa y corrección de cárcavas y b arran cos: va encaminada a estabilizar las pare
des, al control de la escorrentía superficial o a la fijación del nivel de base. Se puede
actuar en la zona de recepción, en la cabecera de la cárcava o barranco, así como a lo
largo de su canal. -*
720
C on cen tración parcelaria: debería llevarse a cabo con criterios para conservar el
suelo y el agua. En Alemania se utiliza esta metodología en los programas de concentra
ción, en España por el contrario han sido muy frecuentes los casos en que se han elimi
nado los escalones del abancalamiento progresivo para dar mayores dimensiones a las
nuevas parcelas.
Así, por ejemplo, en el Land de Baviera (Alemania) el diseño de nuevos campos tras la
concentración incluye el diseño y construcción de infraestructuras contra la erosión, la
inclusión de fajas de vegetación natural y el control de los excedentes de agua.
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate sobre los criterios a utilizar para asesorar a un empresario agrí
cola que desea llevar a cabo una plantación de viñedo, en un terreno ondulado,
en ladera, y con suelos Xerochrepts calcixerollicos (1996).
Muchas de estas medidas son conocidas y han sido empleadas desde tiempos
antiguos y su eficacia está probada en la mayoría de los casos, si se aplican en el
lugar adecuado, de la forma adecuada («the right thing at the right moment and in
the right place») y son objeto de un mantenimiento periódico.
No obstante, hay que destacar que algunas de ellas han dejado de ser reco
mendables por los condicionantes socio-económ icos que se presentaron para la
agricultura basada en la agromecánica. En la transferencia de tecnología a los
empresarios agrícolas, no resulta productivo asesorar ignorando que las medi
das propuestas deben ser entendidas y aceptadas por los receptores de tales
medidas.
En Arquitectura del Paisaje y en rehabilitación de suelos, al proyectar una
actuación en superficies de cierta extensión, habrá que incorporar criterios y
medidas conducentes al control de los procesos erosivos tales como los descritos
hasta aquí. Las medidas están relacionadas con las expuestas anteriormente, si
bien los condicionantes en actuaciones paisajísticas o de ingeniería civil serán
muy distintos:
721
— Taludes: Cálculo de la estabilidad, del talud y medidas contra la erosión, siembra
manual o hidrosiembra. En actuaciones agrícolas la hidrosiembra resulta implantea-
ble por su coste, no así en otros ámbitos.
— Vías de com unicación: Obras de protección para el control del agua recogida en
las cunetas, ya que si bien interceptan el flujo de agua de las laderas, lo concentran y
desaguan, en determinados puntos (arquetas). A partir de ellos se pueden formar
cárcavas al haber cambiado el modelo de drenaje preexistente. Proteger el cauce
con césped, piedras o gaviones son medidas recomendables a estudiar en cada caso.
— Laderas: La utilización de la vegetación ornamental debe combinar los aspectos
estéticos con las medidas encaminadas a cortar la longitud de las laderas, frenar el
agua de escorrentía, conducirla y darle salida evitando que circule de forma incon
trolada.
5. Bibliografía
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725
24
Salinización y sodificación: Suelos de regadío
El manejo adecuado de suelos salinos y el desarrollo de nuevos proyectos de
riego requieren conocimientos de la concentración y distribución de sales
solubles en la zona radicular a lo largo del tiempo.
J. D R hoades. USDA-ARS. 1992.
Los suelos en los que se produce una acumulación de sales más solubles que el
yeso, suficiente para interferir en el crecimiento de la mayoría de cultivos y otras
plantas no especializadas, se denominan suelos salinos. Se corresponden con los
Solonchak de la WBR (1998).
El hecho de que existan términos populares, tales como saladar, terreno esterilizado por
abundar en él las sales; salado, terreno estéril por demasiado salitroso, y que haya topóni
mos con este sentido, indica que las limitaciones impuestas por la presencia de sales son
ampliamente reconocidas.
Aquellos suelos que contienen suficiente sodio intercambiable para que afecte
adversamente la producción de los cultivos y la estructura en la mayoría de suelos,
se denom inan suelos sódicos. Se corresponden con los Solonetz de la WRB
(1998). Los suelos que tienen sales más solubles que el yeso y sodio intercambia
ble se conocen como suelos salino-sódicos.
La problemática de estos suelos se conoce desde hace más de dos siglos y sus bases con
ceptuales fueron establecidas a finales del siglo xix y a principios del xx por Hilgard, De
Sigmond, entre otros. No obstante, no fue hasta 1954, con la publicación del libro «Diagno
sis and Improvement of Saline and Alkali Soils» por el personal del United States Salinity
Laboratory de Riverside (Richards y cois., 1969), que se sientan las bases teóricas y prácti
cas para el diagnóstico y para el asesoramiento acerca de cómo manejar estos suelos.
Se ha generalizado la utilización de dos parámetros para evaluar la respuesta
de las plantas y el comportamiento de un suelo en relación con la salinidad y la
sodicidad:
727
La CEs es proporcional a la concentración de sales en la solución y es función de la
temperatura.
La CE se mide con un conductímetro, cuyo fundamento es un puente de Wheatstone
(Porta et al., 1986).
Las lecturas se refieren a 25° C.
Las unidades de medida en el sistema SI son: dS m 1a 25° C.
Las unidades que se han venido utilizando durante años y todavía resulta frecuente
encontrarlas en la bibliografía son:
mmho cm '1= dS m"1
pmho cm-1 = 10 '3 mmho c n r 1
— El porcentaje de sodio intercambiable (ESP o PS1) (Cap. 11):
Es el índice de sodicidad más utilizado para investigar la estabilidad del suelo y
para clasificar suelos:
ESC
ESP = ——— • 100 ESC = contenido de sodio intercam-
ClC biable [cmol (+) kg"1]
Por las dificultades analíticas que entraña determinar el ESC en suelos con sales
solubles, el ESP se determina a partir del SAR (Cap. 9).
— Relación de adsorción de sodio (SAR o RAS):
Es el índice que se utiliza para evaluar la calidad de un agua de riego y para el agua
del suelo (Gardiner, 1994):
Los autores australianos (Cook y Muller, 1997; Chartres, 1993; So y Aylmore, 1993)
destacan que el ESC es un índice mejor de la sodicidad que el ESP.
La utilización del SAR y la CES permite plantear un esquema para clasificar los sue
los atendiendo a su contenido de sales solubles y porcentaje de sodio intercambiable:
ESP % É8
30
Salino - alcalino
20 o
Salino - sódico
15
Mediana
Fuertemente
mente salino
salino
16 CES
dS n r 1 a 25° C
728
El límite 4 dS n r 1 fue propuesto por Schofield en 1942 y sigue teniendo vali
dez. El valor del 15 % para el ESP resulta un tanto arbitrario (Cap. 9). Interesa des
tacar los siguientes conceptos en relación a estos suelos:
En el texto cuando se utiliza el término «sales», se hace mención a sales que, en agua
fría, son más solubles que el yeso.
729
— Litológicos
— G eom orfológicos
— Clim áticos
— Hidrológicos
— Antrópicos
El estudio del ciclo geoquím ico de los elem entos quím icos perm ite identificar
la procedencia de las sales que se acumulan en los suelos salinos. El origen último
reside en las rocas que, al verse afectadas por la m eteorización (Cap. 17), liberan
los elem entos que las constituyen.
El movimiento, redistribución y acumulación de tales componentes en una cuenca
de drenaje permiten explicar la formación de los suelos salinos. Con un enfoque de sín
tesis, se pueden plantear distintos ciclos de salinización (Kovda y cois., 1967):
— Ciclos continentales:
de acumulación primaria,
de acumulación secundaria.
— Ciclos marinos.
— Ciclos deltáicos.
— Ciclos artesianos.
— Ciclos antropogénicos.
— Clima:
Aridez o semiaridez.
— Régim en de hum edad del suelo:
No percolante.
Arídico, xérico o ústico.
— Posición geom orfológica:
Fondo o parte basal de laderas.
— Clase de drenaje:
Deficiente.
730
Las reacciones de meteorización (Cap. 17) que pueden estar implicadas en este tipo de
procesos son:
— Disolución congruente:
Los productos de la meteorización son todos ellos solubles y su proporción es la
misma que en el mineral. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en una carbonatación:
MgCOj + H20 + C 0 2 -> Mg2+ + 2HCCV
— Disolución incongruente:
La meteorización da lugar a productos solubles y a la neoformación de minerales
insolubles. Es característica de los procesos de hidrólisis, así por ejemplo, en el caso
de la albita:
2NaAlSi30 8 + 3H20 -> Al2Si20 5(0H)4 + 4Si02 + 2Na+ + 20H~
albita caolinita
— Redox:
En la meteorización hay cambios en el estado de oxido-reducción. Pueden afectar al
pH del sistema. Como ejemplo cabe citar la oxidación de un sulfuro:
FeS2 + 15/402 + 7/2H20 Fe(OH), + 4H+ + 2S042-
La movilidad de los distintos elementos químicos ha sido estudiada por Masón (1966),
a partir del valor de la relación entre la carga iónica (z) y el radio iónico (r), tal como se ha
indicado en el capítulo 17.
Dada la elevada movilidad de los elementos implicados en la salinización de los suelos,
resulta poco frecuente que ésta pueda tener lugar por un ciclo de acumulación primaria de
sales. Con poca agua, la meteorización será muy lenta y, si abunda, los elementos liberados
serán objeto de transporte y redistribución en el paisaje.
Se han citado ciclos de salinización primaria en Manchuria, Mongolia y Transcaucasia,
entre otros lugares (Kovda, 1967).
731
que actúan como centros de redistribución de sales en múltiples cuencas de drenaje, el valle
del Ebro, la cuenca del Guadiana, entre otras.
Los suelos de las llanuras a lo largo de las costas, bahías y m arism as pueden
presentar acum ulación de sales m arinas, principalm ente cloruro sódico.
Las sales proceden de capas freáticas salinas poco profundas, del agua de inundación
por efectos de las mareas o por los aportes de sales transportadas por el viento, ya sea en
forma de aerosoles con cristales en suspensión o como gotas altamente salinas. Este último
proceso sólo tiene una importancia local y afecta a una estrecha franja. El contenido de
sales de las masas de aire marítimo, que se mueven hacia el interior, disminuye de forma
exponencial con la distancia a la línea de costa, al ser lavadas por el agua de lluvia.
Los deltas son áreas de gran im portancia para la hum anidad desde antiguo, por
la fertilidad natural de sus suelos. Se benefician de los entarquinados, que de
form a natural se derivan de las inundaciones. Son áreas con abundancia de agua
para una agricultura de regadío.
Los ciclos de salinización en estas zonas son complejos, al haber interacciones entre el
agua de mar, procedente de las inundaciones durante las tempestades, el agua transportada
por el rio, cuyo contenido salino suele ser bajo (por ejemplo, 0,9 a 1,0 dS m_l a 25° C en el
caso del rio Ebro, en promedio) y el agua de la capa freática, salina si está asociada con el
agua del mar y con un bajo contenido en sales, si se trata del freático del río. El equilibrio
del sistema es frágil, lo que debe ser tenido muy en cuenta al plantear cualquier actuación
susceptible de provocar impactos negativos que podrían resultar irreversibles.
Los procesos descritos anteriorm ente pueden verse m odificados por las actua
ciones del hombre. Las principales acciones que han dado lugar a ciclos antropo
génicos de salinización son:
732
— Actividades agrícolas mal realizadas.
Uso de fertilizantes inadecuados (Jurinak, 1988).
Riego con aguas residuales depuradas con polielectrolitos (Chhabra, 1996).
Transformaciones en regadío (Szaboles, 1986; Porta y Herrero, 1996).
El desconocimiento de los procesos de salinización y de los factores que los contro
lan ha provocado la degradación de extensas áreas a escala mundial, a los pocos
años de la transformación a una agricultura de regadío. Los principales desequili
brios provocados en los sistemas que han recibido el agua han sido:
- Mojar materiales con una elevada capacidad potencial para actuar como centros
de redistribución de sales.
- Elevar el nivel de la capa freática.
- Regar con aguas de elevado contenido salino.
- Provocar una acumulación de sales en la zona radicular, por un riego continuado
sin drenaje.
- Procesos de sodificación con degradación de la estructura, por regar con aguas
con bajas concentraciones de Ca2+.
— Actividades industriales y mineras.
La industrialización ha aumentado los contenidos atmosféricos en NOx y compues
tos a base de azufre, que son devueltos al suelo por las lluvias. El carácter ácido de
éstas aumenta la tasa de meteorización.
La minería puede dejar en superficie materiales salinos o sódicos.
733
3. Sales solubles en suelos y aguas de zonas semiáridas
y áridas
734
En medios evaporíticos a escala geológica, se observa una asociación de espe
cies minerales carbonatadas, yeso y sales más solubles. En el caso de los suelos
resulta necesario hacer alguna precisión al respecto para evitar confusiones:
Calcita Calizos
Calcita, dolomita Calizos
Yeso Yesosos
Sales más solubles que el yeso Salinos
ESTUDIO DE CASOS:
La fuerza iónica de la fase líquida del suelo se determina a partir de la expre
sión I = 1/2 IC¡Z¡2 donde C¡ es la concentración (mol L“1) de una especie iónica
(Na+, Mg2+,'C a 2+, Ch, S 0 42", H C 03“ , C 0 32’ en suelos salinos) y Z¡ la carga
correspondiente.
1. Calcular la fuerza iónica correspondiente al extracto de pasta saturada de
un suelo de la región y compare su valor con la fuerza iónica del agua de
mar, cuyo valor aproximado es de 0,7 M.
2. Relacione la fuerza iónica del extracto estudiado con el parámetro conduc
tividad eléctrica. Compare con la ecuación de Marion-Babcok.
3. Calcular la fuerza iónica correspondiente al límite inferior de un suelo a
partir del cual se considera salino, comparar con la fuerza iónica del agua
de mar.
735
El tipo de sales tiene incidencia sobre la importancia del estrés salino. Clásica
mente se consideran como más representativos los tipos de sales que se indican
seguidamente, no debiendo olvidar, no obstante, que la mineralogía de las sales
presenta una gran complejidad y variabilidad espacio-temporal, en función de la
temperatura y la humedad del medio en que cristalicen. De modo orientativo y
cualitativo se puede considerar:
a) Cloruros
Los cloruros y los sulfatos son los responsables más frecuentes de la formación
de suelos salinos, de las propiedades que éstos presentan y del estrés sobre las
plantas. Los cloruros son sales muy solubles y con una toxicidad alta.
El cloruro sódico es la sal más frecuente en suelos salinos. Las eflorescencias que se
forman en la superficie de estos suelos durante la estación seca tienen un gusto salado. La
eliminación de esta sal requiere el lavado en condiciones de buen drenaje. La presencia de
NaCI afecta la solubilidad de otras sales que por efecto de ión común disminuye al aumen
tar la concentración de NaCI (Kovda y cois., 1967):
Solubilidad 400
gL-’
300
200 -
100 -
Contenido
NaCI
J
100 200 300 g L-'
736
La acumulación de cloru ro m a g n ésico se produce en suelos con una salinidad extre
madamente alta. Es una sal altamente tóxica, muy perjudicial para las plantas. Se puede
formar si el suelo recibe aguas ricas en iones Cl~ y Na+, el intercambio con el Mg2+ de las
sedes de cambio puede tener lugar por medio de reacciones del tipo:
2NaCl + Mg X -> MgCl2 + Na2X
La presencia de cloruro magnésico da lugar a que la superficie del suelo se mantenga
húmeda mucho tiempo después de una lluvia. Ello se debe a que esta sal es muy higroscó
pica y puede absorber agua del aire cuando la atmósfera no está totalmente seca, por ejem
plo por la mañana. Las eflorescencias tienen un gusto amargo debido al magnesio.
La mejora de los suelos con cloruro magnésico es difícil ya que por el efecto de dilu
ción de valencia, el Mg2+ tenderá a ocupar sedes de intercambio desplazando los iones
monovalentes durante el lavado.
El cloru ro cálcico es una sal muy poco frecuente en los suelos, principalmente por la
mayor estabilidad de otras sales a las que puede dar lugar:
CaCl2 + Na2S 04 + 2H20 -> 2NaCl + CaS04. 2H ,0
CaCl2 + Na2CO, -4 2NaCl + CaCO,
El yeso y el carbonato cálcico precipitan y el cloruro sódico formado puede perderse
por lavado, con lo que la reacción progresa hacia la derecha.
La formación de CaCl2 se debe a una reacción análoga a la del cloruro magnésico:
2NaCl + CaX -» CaCl2 + Na2X
La presencia de esta sal es ocasional, se ha citado en suelos de Irak denominados
sabakh (Buring, 1960).
El cloru ro p otásico es una sal de propiedades análogas a las del cloruro sódico. Es muy
poco frecuente en los suelos salinos debido a que el K+ puede formar complejos de esfera
interna en la superficie de algunas arcillas (Cap. 9), donde queda retenido. El potasio es un
macronutriente por lo que además queda inmovilizado en la biomasa.
Se han descrito salinizaciones por cloruro potásico en invernaderos en los que se había
practicado un abonado excesivo. Como abono resulta tóxico para algunos cultivos sensi
bles al ión Cl“, este es el caso del avellano, por ejemplo.
b) Sulfatos
La significación de los distintos sulfatos en el comportamiento de las plantas
varía considerablem ente según el catión.
El su lfa to sód ico es un componente frecuente en los suelos salinos. Las eflorescencias
tienen un sabor a jabón y salado. Presenta características notorias, su composición molecu
lar varía con la humedad, lo que da lugar a dos especies mineralógicas diferentes:
Na2S04 - Na2S 04 . 10H2O
tenardita mirabilita
en desiertos y durante la estación
en períodos húmeda
de sequía
Su solubilidad se ve muy influenciada por la temperatura. A bajas temperaturas se
737
disuelve lentamente, a razón de unos 50 g L 1 a 0o C. La solubilidad de diversas sales en
función de la temperatura se puede representar del siguiente modo (Kovda, 1967):
S olubilidad
De acuerdo con el comportamiento del Na2S 04, durante el período cálido esta sal será
transportada a la parte superior del suelo, al igual que otras sales, pudiendo dar lugar a eflo
rescencias blancas en superficie. Durante la estación húmeda, que en clima mediterráneo
coincide en parte con el de bajas temperaturas, las restantes sales serán lavadas, lo que da
lugar a una acumulación relativa de sulfato sódico en la parte superior de la zona de enrai-
zamiento.
El su lfato m agn ésico es un constituyente frecuente, muy soluble, altamente tóxico. Su
lavado resulta dificultoso.
El su lfato p otásico no es responsable de salinizaciones en condiciones naturales, limi
tándose a crear problemas allí donde se realice un mal uso de los abonos, generalmente en
invernaderos. En orden de toxicidad creciente el sulfato potásico es el menos tóxico:
K2S04, Na2S 04 y MgS04.
738
dad crea un medio inadecuado para el crecimiento de la mayoría de plantas. La hidrólisis
del carbonato sódico es el origen de valores de pH tan elevados:
Los efectos desfavorables del Na2COs se dejan sentir a partir de concentraciones del
orden de 0,05 a 0,1 % de esta sal. El bicarbonato sódico da lugar a unas condiciones menos
alcalinas y, por consiguiente, menos tóxicas:
En España se han encontrado suelos con carbonato sódico en pequeños enclaves de los
regadíos de Flumen-Monegros, siendo en general muy poco frecuentes. A escala mundial
hay suelos sódicos (alcalinos) en las praderas de Estados Unidos, el Oeste de Canadá, en el
antiguo lago de Texcoco en México, Manchuria, Siberia, la llanura rusa, la depresión hún
gara y el área monzónica de India y Pakistán.
d) Nitratos
El nitrato sódico NaNO, es muy poco frecuente en los suelos salinos. Se ha citado en
desiertos muy áridos de Chile, Perú, India, etc. Es una sal muy soluble y muy tóxica.
e) Boratos
Se estudiarán más adelante, en el apartado dedicado a la química del boro en el suelo.
739
Método de extracción Observaciones
Suelos
Extracción con agua caliente M étodo am pliam ente utilizado (B ingham , 1982).
Buen indicador de niveles de deficiencia
Extracto de pasta saturada Da valores bien relacionados con la absorción por las
plantas. Buen indicador de los niveles de toxicidad
(Keren y Bingham, 1985).
Extracción con Soxhlet con agua Mide el factor capacidad, incluye todas las formas de
boro asimilable incluido el B-adsorbido (McClung y
Dawson, 1951).
Extracción con manitol-Ca Cl2 durante 16 h Informa del poder regenerador del suelo para el boro
(Bingham, 1982).
Agua: análisis directo Caracterización del agua de riego.
Los límites de tolerancia medidos en extractos de pasta saturada han sido establecidos
por Wilcox (1960). Se puede indicar que por debajo de 0,7 mg B L_l los cultivos no se ven
prácticamente afectados, entre 0,7 y 1,5 se sitúa el límite de marginalidad y por encima de
1,5 a 2 mg B L_l puede haber problemas de toxicidad más o menos acusada, según la planta
de que se trate. Los criterios establecidos trabajando con cultivos en arena y extractos de
pasta saturada son los siguientes (Wilcox, 1960; Bresler y cois., 1982):
En relación con el agua de riego, puede haber riesgo de toxicidad por boro en
aquellos casos en que las concentraciones de boro en el agua sean superiores a 0,3
mg de boro por litro. Cuando esto suceda habrá que tom ar en consideración la
tolerancia de la planta a regar (Cerdá y cois., 1983). En los cítricos, por ejem plo, el
rendim iento puede verse afectado si el agua de riego contiene más de 0,75 mg
B L_l y por lo general, un agua con más de 4 mg L~‘ resulta inadecuada para todos
los cultivos (Eaton y Wilcox, 1939).
740
4.2. Formas del boro en los suelos: Adsorción
A m edida que aum enta el valor del pH hacia 9,0 la form a predominante es el
B(OH)4-,
El boro puede ser objeto de diversos procesos de inmovilización en el suelo:
El boro forma complejos de superficie de esfera interna (Cap. 9), que resultan muy esta
bles. Tiene lugar un intercambio completo del grupo cargado en la superficie (intercambio
de ligandos):
741
B
adsorbido
pmol g 6
0
7 8 9 10 11 12
742
En forma orgánica:
Los componentes orgánicos hacen disminuir la toxicidad de este elemento, ya que se
requiere su mineralización para que el boro pueda ser absorbido por las plantas. Los
complejos formados pueden ser del tipo (Fassbender, 1984):
HO
"1
-C -O H r H0 o -r 1
1
B-OH + B + H* + H20
1 / \ 1
HO _-C -O H . HO O -C -
1 "1 , I I
HO - C -O H -C -0 v o-c-
1 ' \ / I
B-OH + 2 B + H+ + 3H?0
1 I / \ I
HO -C -O H -c-o o-c-
i “ , I I
ESTUDIO DE CASOS
Indicar:
1. A qué clase y subclase mineralógica pertenece la turmalina y cuál es su fór
mula teórica.
2. Cuál es el comportamiento esperable del B en función del pH del suelo y
qué repercusiones tiene sobre las plantas.
3. SI se puede utilizar un agua que contenga 0,9 mg B L_1 para regar una
plantación de limoneros.
4. Cómo debe utilizarse la información disponible para evaluar los efectos del
boro del agua de riego sobre los cultivos.
5. Qué importancia tiene la materia orgánica del epipedión de un suelo en la
adsorción de B en suelos que reciban agua de riego que contenga este ele
mento.
Respuestas
1. S ilica to , cic lo s ilic a to
X Y 3 B 3 A l 3 (A l 3 S i 60 27) (O H F )4 X = Na, Ca, Li Y = Mg, Fe
743
3. D e a c u e rd o c o n la in fo rm a c ió n p ro p o rc io n a d a p o r W ilc o x (1 9 6 0 ) e l lim o n e ro e s un
á rb o l s e n s ib le a l B: n o s e p u e d e u tiliz a r e s te a g u a . L a s c a ra c te rís tic a s d e l s u e lo
d e b e n s e r te n id a s en c u e n ta , a d e m á s .
4. D a d o q u e el B ¡n te ra c c io n a c o n e l s u e lo d e b id o a p ro c e s o s d e a d s o rc ió n -in te rc a m
b io , p re c ip ita c ió n -d is o lu c ió n , p a ra a s e s o ra r s o b re lo s e fe c to s d e un m is m o c o n te n id o
en B en e l a g u a h a b rá q u e te n e r e n c u e n ta la s c a ra c te rís tic a s fís ic o -q u ím ic a s d e l
s u e lo . E s to c o m p lic a la s in te rp re ta c io n e s .
5.1. Sintomatología
Para una m ejor com prensión se suelen individualizar tres efectos debidos a la
salinidad y a la sodicidad, que en m uchos casos actúan en sim ultáneo y pueden
resultar difíciles de identificar de form a separada en la práctica:
744
— Salinidad:
Efectos osmóticos:
• Las sales hacen disminuir el potencial osmótico del agua del suelo (en valor
absoluto va siendo cada vez mayor).
• Se inhibe el crecimiento y puede haber paso de agua de la planta al suelo (plas-
molisis).
Efectos ión-específico.
• Aumenta la concentración de algunos iones que afectan a la fisiología de la
planta, por resultar tóxicos o provocar desequilibrios en el metabolismo de
nutrientes.
— Sodicidad:
Efecto del sodio de cambio.
• La acción dispersante del sodio sobre las arcillas y solubilización de la materia
orgánica afecta a las propiedades físicas del suelo, los agregados son poco esta
bles, y el medio será menos apto para el crecimiento de las raíces de las plantas.
• Se puede favorecer el sellado y encostramiento del suelo (Cap. 11) y la disminu
ción de la conductividad hidráulica.
Estos efectos deben servir de base para explicar la sintomatología descrita, que está
relacionada con la inhibición del crecimiento que provocan las sales. Los efectos a nivel
fisiológico han sido descritos por Breckle (1990).
Los efectos osmóticos llevaron a plantear la te o r ía d e la d is p o n ib ilid a d d e a g u a o
d e la s e q u ía f is io ló g ic a (Shimper, 1903). Postula que en condiciones de salinidad, a
pesar de que el suelo contenga agua, la planta no es capaz de absorberla y, por consiguiente,
el protoplasma de sus células tiene una baja hidratación: la planta sufre estrés hídrico, se
seca y acaba muriendo. La suma del potencial osmótico y del potencial matricial, como
componentes del potencial total expresa la energía requerida de la planta para extraer agua.
La disminución de las disponibilidades de agua no describe completamente los efectos
adversos de la salinidad sobre el crecimiento. Los síntomas de sequía no se manifiestan, ya
que las plantas, aunque de menor talla, tienen sus tejidos turgentes a pesar de crecer en un
suelo salino.
La teoría del a ju ste osm ó tico (Bemstein, 1961) supone que las plantas, al aumentar la
presión osmótica del agua del suelo, se ven obligadas a realizar una adaptación osmótica en
sus células para poder seguir absorbiendo agua. Este ajuste requiere un consumo de ener
gía, que se hace a costa de un menor crecimiento. No obstante, una vez realizado el ajuste
que se hace aumentando la concentración del jugo celular, la planta no consigue recuperar
su crecimiento normal.
El efecto ion-específico da lugar a la teoría d e la to x icid a d esp ecífica, con alteración
de la actividad metabólica de la planta.
La teoría de la d ivisión y el crecim ien to celu la r (Aceves, 1979) atribuye la inhibición
del crecimiento a que las sales afectan la división celular y producen un engrosamiento pre
maturo de las paredes celulares, lo que impide su crecimiento de forma irreversible, a pesar
del ajuste osmótico o que el medio deje de ser salino.
Los efectos de la salinidad sobre el crecimiento de las plantas no se limita a
una m enor disponibilidad de agua, sino que se puede afirmar que es un fenómeno
bastante más complejo (Jurinak, 1988).
745
5.3. Adaptación de las plantas a la salinidad. Comunidades
indicadoras
— No halófilas
Son aquellas que no han desarrollado mecanismos de adaptación. La mayoría de
plantas cultivadas.
— Halófilas
Están adaptadas para vivir en medios salinos.
Las halófilas pueden agruparse en:
Euhalófilas:
• Acumulan sales en sus tejidos.
• Son las más tolerantes a las sales.
• Ejemplos: Salicornia sp., Arthrocnemum sp.
Crinohalófilas:
• Tienen glándulas excretoras que les permiten eliminar soluciones altamente sali
nas, por lo general en el envés de las hojas.
• Ejemplos: Limonium sp., Frankenia pulverulenta.
Glicohalófilas: Tienen la capacidad de realizar una absorción selectiva frente a
las sales.
Locahalófilas: Localizan sales en estructuras especiales, con lo que controlan su
distribución en los tejidos.
746
CES
d S r rr 1 a 25°
n50
.°'l
-------------- A rthrocnem etum perennis i
Typho-Schoenoplectetum + /✓
/
"~V\ //
t•
cm
En la zona central española, llanura aluvial del río G igüela (C. Real), el
esquema general de la distribución de las comunidades vegetales en función del
gradiente de salinidad y del nivel de la capa freática puede ser el siguiente:
747
objetivos fijados: una determ inada producción expresada en térm inos económ icos,
o en Mg ha-1 o los valores estéticos deseados. Con este enfoque se puede definir la
to le r a n c ia r e la t iv a a la salinidad como:
Los valores estéticos son los más difíciles de cuantificar, por ello en la biblio
grafía se suele indicar la tolerancia a la salinidad en relación con los rendim ientos.
La tolerancia a la salinidad puede expresarse igualm ente en función de los siguien
tes parámetros:
a) Salinidad y germinación
748
En suelos con problemas por exceso de sales es frecuente que haya una mala nascencia.
Los efectos dependerán de la planta y del nivel y tipo de salinidad. La germinación es un
período crítico en el ciclo de la vida de la planta. La semilla, una vez dejada en el campo,
empieza a embeber agua e inicia la germinación a costa de las reservas del endosperma,
etapa heterotrófica; con el desarrollo de la plántula se acaban de consumir las reservas y se
inicia la fotosíntesis, etapa de transición; finalmente, se alcanza la plena nutrición a partir
de la fotosíntesis, etapa autotrófica (Aceves, 1979).
Una práctica adecuada puede ser sembrar con semillas previamente humedecidas o pre-
germinadas, si el nivel tecnológico del lugar lo permite.
La etapa heterotrófica no tendrá lugar si un exceso de sales impide que la semilla se
humecte, el embrión no dispone de agua debido a la elevada presión osmótica del medio o
bien puede morir por el efecto tóxico de ciertos iones: no habrá germinación. Al iniciarse la
fase autotrófica la presencia de sales controlará el crecimiento de la joven plántula: el
momento puede ser especialmente crítico. En estadios posteriores de desarrollo algunas
plantas presentan una mayor tolerancia a la salinidad, como es el caso de cebada, trigo,
maíz y remolacha. Las dos primeras no toleran salinidades superiores a 4-5 dS/m a 25° C
durante la germinación y estadio de plántula. La remolacha es una planta tolerante a la sali
nidad una vez superada la germinación, siendo capaz de soportar hasta 18 dS/m a 25° C, sin
embargo, durante la germinación es mucho menos tolerante, no debiendo superarse los
3 dS/m a 25° C, en esta etapa.
Los trabajos de Aceves (1979) en Chapingo (México) han puesto de manifiesto el
efecto de las sales sobre la germinación de diversos cultivos:
1 Judía
2 Tabaco
3 Remolacha
4 Rábano
5 Maíz
6 Alfalfa
7 Cebada
8 Trigo
9 Girasol
CES
5 10 15 20 25 30 dS m"’
a 25° C
Los trabajos de mejora genética de plantas han permitido obtener variedades tales como
los trigos mexicanos, que toleran concentraciones de sales mucho más elevadas durante la
germinación (Aceves, 1979). En el caso del trigo 166, la relación entre el porcentaje de ger
minación y la salinidad es del tipo:
749
%
G erm inación
750
damente diez veces mayor en mayo que a finales de octubre, después de las lluvias de
otoño. Los perfiles salinos correspondientes a estas dos épocas son del tipo:
10 20 30 40 50
_i_ _i_ i
____ —
10
CES ds nrr1 a 25° C
Epoca de muestreo
50 ------------ primavera (mayo)
100
Profundidad
(cm)
751
Para que no haya acumulación de sales en el suelo se debe cumplir que la cantidad
de sales aportadas por el agua de riego (ar) sea igual a la que exporta el agua de dre
naje (ad):
Dar ' Car = Dad • Cad
donde:
= dosis de agua de riego.
Dad = volumen de agua de drenaje.
Ca, = concentración del agua de riego, que se puede expresar en función de la CEar
(conductividad eléctrica).
Cad = concentración del agua de drenaje por debajo de la zona radicular.
Cas = concentración de la fase líquida del suelo.
La fracción de lavado (L) vendrá dada por la relación:
_ Dad _ Car____CEar
Dar Cad CEad
LF = -S s- ■- í k . = _Car_ _ CEar
C ad Cas Cas CEas
Resulta de interés conocer qué profundidad de un perfil salino será la que ten
drá m ayor significación en la respuesta de una planta a la salinidad. La zona radi
cular participa de form a desigual en el sum inistro de agua a la planta. La planta
absorbe el 70 % del agua a partir de la m itad superior de la zona radicular, al con
centrarse en ella un m ayor volum en de raíces. El m odelo de uso del agua asum ido
es (Ayers y W estcott, 1985):
752
Las plantas responden al nivel de salinidad efectivo correspondiente a la zona
menos salina (Bingham y Garber, 1970) y no a la salinidad media de la zona radi
cular como afirmaban Bower y cois. (1969). Por otro lado, en suelos de regadío la
zona menos salina se corresponde con la parte superior, por el lavado que tiene
lugar en ella. Al ser mayor aquí la absorción de agua, será la salinidad de esta zona
la que más influirá en la respuesta de la planta.
En esta parte superior del suelo, de máxima absorción de agua, se puede supo
ner que la salinidad se aproximará a la del agua de riego (CEar). Con este supuesto,
la salinidad del agua de riego será la que controlará la respuesta de las plantas, a
pesar de que el perfil salino no sea uniforme, por debajo de esta zona.
La relación establecida por Rhoades y Merrill (1976) liga las características salinas del
suelo, con las del agua de riego y con la fracción de lavado:
La respuesta esperable será función del valor que adquiera CES en cada caso.
La conversión del valor de la conductividad eléctrica del extracto de pasta saturada
CES, al valor de la salinidad de un agua de riego comparable, suponiendo una fracción de
lavado LF = 0,15 a 0,20 se realiza (Frenkel, 1984) a partir de las relaciones:
753
La salinidad del agua de riego (CEar) se concentra tres veces al pasar a agua del suelo
(C E J
CEas = 3CEar dS m-' a 25° C
La salinidad del exacto de pasta saturada (CES) es la mitad de la del agua del suelo (CE.J:
CE^ = 2CES
ESTUDIO DE CASOS
Calcular la salinidad del agua que percola de la zona de enraizamiento al utili
zar un agua de riego con CEar = 1,2 dS rrr 1 a 25° C si el 80 % del agua apor
tada por el riego es utilizada por el cultivo o se evapora.
Respuesta
La fra c c ió n de la v a d o e s L F = 0 ,2
CE
C E ad = = 6 ,0 d S n r 1 a 2 5 ° C
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate sobre los impactos de la construcción de la presa de Asuán en
el Nilo, situada en el Alto Egipto. La presa fue inaugurada en 1966, tiene una
longitud de 5 km y una altura máxima en el centro de 76 m. Puede almacenar
70.000 millones de m3 y permite el regadío de unas 800.000 ha, lo que supone
entre un tercio y un cuarto del total de las tierras cultivadas en Egipto. Esta
infraestructura evita las inundaciones aguas abajo.
El Nilo descarga anualmente en Asuán un promedio de 82.000 millones de m3.
La pluviometría anual media en El Cairo es de 25 mm.
En 1965 Buringh escribía que los períodos de inundación en el delta del Nilo
eran en septiembre-octubre, con ella casi todo el terreno quedaba inundado de
forma que se podían implantar cultivos de invierno. Los suelos del delta del
Nilo, por lo general, son de textura muy arcillosa y conductividad hidráulica muy
lenta. En profundidad hay una capa de arena muy permeable.
754
c) Tolerancia de los cultivos a la salinidad: Criterios de evaluación
Estos ensayos, llevados a cabo en múltiples países, han puesto de manifiesto que la dis
minución del rendimiento de una determinada planta con el aumento de la salinidad es
aproximadamente lineal entre ciertos valores de salinidad. La linealidad no se mantiene
para salinidades muy elevadas, que corresponden a valores que superan los límites acepta
bles desde un punto de vista económico.
El rendimiento relativo se puede calcular:
755
Rendim iento
relativo
Y%
Cebada grano (MT) 8,0 5,0 8,0 5,3 10,0 6,7 13,0 8,7 18,0 12,0
Algodón (MT) 7,7 5,2 7,7 5,1 9,6 6,4 13,0 8,4 17,0 12,0
Remolacha azucarera
(MT) 7,0 5,9 7,0 4,7 8,7 5,8 11,0 7,5 15,0 10,0
Trigo (T) 6,0 7,1 6,0 4,0 7,4 4,9 9,5 6,4 13,0 8,7
Cártamo (MT) 6,5 - 5,3 3,5 6,2 4,1 7,6 5,0 9,9 6,6
Soja (T) 5,0 20,0 5,0 3,3 5,5 3,7 6,2 4,2 7,5 5,0
Sorgo (MT) 4,8 - 4,0 2,7 5,1 3,4 7,2 4,8 11,0 7,2
Cacahuete (S) 3,2 28,6 3,2 2,1 3,5 2,4 4,1 2,7 4,9 3,3
Arroz (S) 3,0 12,2 3,0 2,0 3,8 2,6 5,1 3,4 7,2 4,8
Sesbania (T) 2,3 7,0 2,3 1,5 3,7 2,5 5,9 3,9 9,4 6,3
Lino (S) 1,7 12,0 1,7 1,1 2,5 1,7 3,8 2,5 5,9 3,9
Haba (S) 1,6 9,6 1,6 1,1 2,6 1,8 4,2 2,0 6,8 4,5
Judía (S) 1,0 18,9 1,0 0,7 1,5 1,0 2,3 1,5 3,6 2,4
Higuera (T) 4,2 - 2,7 1,8 3,8 2,6 5,5 3,7 8,4 5,6
Olivo (T) 4,0 - 2,7 1,8 3,8 2,6 5,5 3,7 8,4 5,6
Granado (T) 4,0 - 2,7 1,8 3,8 2,6 5,5 3,7 8,4 5,6
Pomelo (S) 1,8 16,1 1,8 1,2 2,4 1,6 3,4 2,2 4,9 3,3
Naranjo (S) 1,7 15,9 1,7 1,1 2,3 1,6 3,2 2,2 4,8 3,2
Limonero (S) 1,0 - 1,7 1,1 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2
—»
756
... .. Disminución del rendimiento (%)
Disminución
CE del --------------------------------------------------------------
Especie y tolerancia umbral rendimiento q v¡c 10 % 25 % 50 %
dS m 1 por unidad CE* CE„ CES CE„ CES CE„ CEs CE„
25° C de CE
Manzano (S) 1,0 - 1,7 1,0 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2
Peral (S) 1,0 - 1,7 1,0 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2
Nogal - - 1,7 1,1 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2
Melocotonero (S) 3,2 18,8 1,7 1,1 2,2 1,4 2,9 1,9 4,1 2,7
Albaricoquero (S) 1,0 - 1,6 1,1 2,0 1,3 2,6 1,8 3,7 2,5
Viña (S) 1,5 9,5 1,5 1,0 2,5 1,7 4,1 2,7 6,7 4,5
Almendro (S) 1,5 18,0 1,5 1,0 2,0 1,4 2,8 1,9 4,1 2,7
Ciruelo (S) 1,5 18,2 1,5 1,0 2,1 1,4 2,9 1,9 4,3 2,8
Zarzamora (S) 1,0 18,9 1,5 1,0 2,0 1,3 2,6 1,8 3,8 2,5
Frambuesa (S) 1,0 - 1,0 0,7 1,4 1,0 2,1 1,4 3,2 2,1
Fresal (S) 1,0 33,3 1,0 0,7 1,3 0,9 1,8 1,2 2,5 1,7
Remolacha (MT) 4,0 9,0 4,0 2,7 5,1 3,4 6,8 4,5 9,6 6,4
Brócoli (T) 2,8 9,1 2,8 1,9 3,9 2,6 5,5 3,7 8,2 5,5
Tomate (T) 2,5 9,9 2,5 1,7 3,5 2,3 5,0 3,4 7,6 5,0
Pepino (S) 2,5 13,0 2,5 1,7 3,3 2,2 4,4 2,9 6,3 4,2
Melón (S) 2,5 - 2,2 1,5 3,6 2,4 5,7 3,8 9,1 6,1
Espinacas (T) 2,0 7,6 2,0 1,3 3,3 2,2 5,3 3,5 8,6 5,7
Col (S) 1,8 9,7 1,8 1,2 2,8 1,9 4,4 2,9 7,0 4,6
Patata (S) 1,7 12,0 1,7 1,1 2,5 1,7 3,8 2,5 5,9 3,9
Maíz dulce (S) 1,7 12,0 1,7 1,1 2,5 1,7 3,8 2,5 5,9 3,9
Batata (S) 1,5 11,0 1,5 1,0 2,4 1,6 3,8 2,5 6,0 4,0
Pimiento (S) 1,5 14,1 1,5 1,0 2,2 1,5 3,3 2,2 5,1 3,4
Lechuga (S) 1,3 13,0 1,3 0,9 2,1 1,4 3,2 2,1 5,2 3,4
Rábano (S) 1,2 13,0 1,2 0,8 2,0 1,3 3,1 2,1 5,0 3,4
Cebolla (S) 1,2 16,1 1,2 0,8 1,8 1,2 2,8 1,8 4,3 2,9
Zanahoria (S) 1,0 14,1 1,0 0,7 1,7 1,1 2,8 1,9 4,6 3,1
Agropiro alto (MT) 7,5 4,2 7,5 5,0 9,9 6,6 13,3 9,0 19,4 13,0
Agropiro canalizo
(MT) 7,5 6,9 7,5 5,0 9,0 6,0 11,0 7,4 15,0 9,8
Grama (MT) 6,9 6,4 6,9 4,6 8,5 5,7 10,8 7,2 14,7 9,8
Cebada forrajera (MT) 6,0 7,0 6,0 4,0 7,4 4,9 9,5 6,3 13,0 8,7
Ballico (MT) 5,6 7,6 5,6 3,7 6,9 4,6 8,9 5,9 12,2 8,1
Trébol pata de pájaro
(MT) 5,0 10,0 5,0 3,3 6,0 4,0 7,5 5,0 10,0 6,7
Zalaris bulbosa (MT) 4,6 7,6 4,6 3,1 5,9 3,9 7,9 5,3 11,1 7,4
Festuca alta (MT) 3,9 5,3 3,9 2,6 5,8 3,9 8,6 5,7 13,3 8,9
Agropiro crestado (T) 3,5 4,0 3,5 2,3 6,0 4,0 9,8 6,5 16,0 11,0
Veza (MS) 3,0 11,1 3,0 2,0 3,9 2,6 5,3 3,5 7,6 5,0
Sorgo del Sudán (MT) 2,8 4,3 2,8 1,9 5,1 3,4 8,6 5,7 14,4 9,6
Elimo (MT) 2,7 6,0 2,7 1,8 4,4 2,9 6,9 4,6 11,0 7,4
Alfalfa (T) 2,0 7,3 2,0 1,3 3,4 2,2 5,4 3,6 8,8 5,9
Eragrostis (T) 2,0 8,5 2,0 1,3 3,2 2,1 5,0 3,3 8,0 5,3
Maíz forrajero (T) 1,8 7,4 1,8 1,2 3,2 2,1 5,2 3,5 8,6 5,7
Dáctilo ramoso (T) 1,5 6,2 1,5 1,0 3,1 2,1 5,5 3,7 9,6 6,4
Cola de zorra (S) 1,5 9,7 1,5 1,0 2,5 1,7 4,1 2,7 6,7 4,5
Trébol híbrido, ladino,
rojo, fresa (S) 1,5 12,0 1,5 1,0 2,3 1,6 3,6 2,4 5,7 3,8
757
Las ecuaciones para calcular el rendimiento relativo esperado de diversos cul
tivos (Aceves, 1979) son las siguientes:
In te rv a lo d e a p lic ac ió n
C u ltiv o s se m ito le ra n te s E c u a c ió n
CEjoo < CEs < CE0
In te rv a lo d e a p lic ac ió n
C u ltiv o s sen sib les E c u a c ió n
CEjoo < C E S < C E j
758
ESTUDIO DE CASOS
En un Xerochrept gypsico fase salina (S.S.S. 1996) de La Mancha (Ciudad
Real, España), cuya salinidad en la zona de enraizamiento de las plantas no
supera los 12 dS n r 1 a 25° C a lo largo de todo el período de crecimiento, se
pide:
Los efectos del sodio intercambiable pueden ser directos por la interacción del
sodio en la fisiología de la planta, que es lo que estudió Pearson (1960) e indirec
tos. En este segundo caso los efectos derivan de la influencia del sodio intercam
biable sobre las propiedades físicas del suelo. El medio para el crecimiento de las
raíces y para el movimiento del agua se hace más desfavorable.
La t o le r a n c ia r e la tiv a de las plantas al ESP hace referencia al:
La tolerancia de las plantas al ESP ha sido menos estudiada que con respecto a
la salinidad, no disponiéndose de información acerca de la disminución esperable
del rendimiento por unidad de aumento del ESP (Bresler et al., 1982). Las plantas
menos exigentes en calcio (arroz y otros cereales) son más tolerantes al ESP que
las leguminosas, lo que está ligado al hecho que en los suelos sódicos el calcio
puede ser un factor limitante (Ayers y Westcot, 1985; Chhabra, 1996). También
son más tolerantes al ESP aquellas plantas que soportan mejor las condiciones de
exceso de agua en el suelo.
La tolerancia a las condiciones de sodicidad varían con:
La variedad.
El estadio de crecimiento.
Las condiciones de medio.
El nivel de manejo.
759
Hay que destacar que existe cierta falta de concordancia en la inform ación
disponible acerca de la tolerancia relativa de los cultivos al ESP. Los datos inicia
les propuestos por Pearson (1960) suelen encontrarse reproducidos de forma recu
rrente en la bibliografía (Porta et al., 1980; Bresler et a i, 1982, Chhabra, 1996,
entre otros). La inform ación que se incluye seguidam ente procede de Ayers y
Westcot (1986) y Chhabra (1996). Establece la t o le r a n c ia r e la t iv a de los cultivos,
sin llegar a límites numéricos. No obstante, a título orientativo, se pueden conside
rar como intervalos: s e n s ib le s son aquellos cultivos que toleran menos de un 15 %
de ESP; s e m it o le r a n t e s entre 15 y 40 y t o l e r a n t e s más de 40. Ordenados según
tolerancia creciente para condiciones de campo:
Cultivos sensibles
Persea americana (aguacate)
Fruta dulce
Frutos de cáscara
Phaseolus vulgarís (alubia, frijol)
Gossypium hirsutum en germinación (algodón)
Zea mays (maíz)
Vigna unguiculata
Pisum sativum (guisante)
Pisum saccharatum
Citrus paradisi (pomelo)
Citrus sinensis (naranja)
Prunus pérsica (melocotón, durazno)
Citrus reticulata (mandarina)
Phaseolus aurus
Phaseolus mungo
Sesamum oriental
Lens culinaris (lentejas)
Glycine max (soja)
Lens esculenta
Arachis hypogea (cacahuete)
Cajanus cajan (caján)
Cicer arietinum (garbanzo)
Vigna sinensis
760
Brassica júncea
Avena sativa (avena)
Allium sativum (ajo)
Allium cepa (cebolla)
Linum usitatissimum
Carthamus tinctorius (cártamo)
Helianthus annuus (girasol)
Brassica júncea
Brassica rapa
Raphanus sativus (rábano)
Medicago sativa (alfalfa) (Chhabra, 1996)
Oryza sativa (arroz) (Ayers y Westcot, 1986)
Trifolium resupinatum (trébol persa)
Secale cereale (centeno)
Avena sativa (avena) (Chhabra, 1996)
Hordeum vulgare (cebada) (Chhabra, 1996)
Lolium multiflorum (Ray-grass italiano)
Sorghum vulgare (sorgo)
Spinacia olerácea (espinaca)
Lycopersicon esculentum (tomate, jitomate)
Vicia sativa (veza)
Triticum vulgare (trigo)
Tolerantes
Euchlaena mexicana
Medicago sativa (alfalfa) (Ayers y Westcot, 1986)
Hordeum vulgare (cebada) (Ayers y Westcot, 1986)
Sesbania aculeata
Oryza sativa (arroz) (Chhabra, 1996)
Beta vulgaris (remolacha de mesa)
Beta vulgaris (remolacha azucarera)
Cynodon dactylon (Pasto bermuda)
Gossypium hirsutum (algodón)
Brachiaria mutica (pasto Para, malojillo)
Agropyrum cristatum
Agropyron elongatum
Diplachna fusca
Chloris gayana (grama Rhodes)
Leptochloa Fusta (Pasto de Karnal)
Las diferencias con la información de Pearson (1960) se deben a que este autor
realizó sus ensayos en suelos cuya estructura había sido estabilizada con
acondicionadores. En el caso del arroz se deben a que los datos de Pearson (reco
gidos por Ayers y Westcot, 1986) corresponden a arroz en siembra directa, mien
tras que los de Chhabra (1996) corresponden a arroz con trasplante.
761
6. Calidad del agua de riego: Criterios de evaluación
y predicción
762
— Clima:
Precipitación: cantidad y modelo de distribución anual.
Evapotranspiración.
Vientos dominantes en la zona.
— M étodo de riego y manejo del agua:
Con aguas de mala calidad química el éxito o fracaso dependerá del método de riego
y de un manejo adecuado del agua, en especial del empleo de una fracción de agua
para el lavado de sales (LF).
— Condiciones de drenaje:
Los excedentes de agua de riego, necesarios en muchos casos para asegurar la frac
ción de lavado (LF) deben tener prevista una salida, para que las sales no se acumu
len en la zona radicular. Riego y drenaje resultan indisociables en la mayoría de los
casos, incluso utilizando aguas de riego de bajo contenido salino.
763
Esto lleva a Sposito y Mattigod (1977) a distinguir entre:
SARp = SA R «práctico».
SART = SAR verdadero, corregido para los complejos de pares iónicos.
S A R T = 0,08 + 1,115 S A R p r2 = 0,99
y en general:
S A R T > SARp
— Sistemas guía rígidos: sólo tienen en cuenta las características químicas del agua
(calidad química). Fueron diseñados para condiciones de uso medias (USSL, 1954,
entre otros).
— Sistemas guía flexibles: tienen en cuenta las características químicas del agua, el
intervalo de tolerancia de las plantas a regar y los factores específicos de uso (suelo a
regar, sistema de riego, manejo del agua, etc.) (Maas y Hoffman, 1977, entre otros).
CE dS n r1a 25° C
SAR
Sin problema Ligero a moderado Grave
764
Agrupando los cultivos en sensibles, semi-tolerantes y tolerantes, los estánda
res de calidad de agua para riego (Ayers y Wescott, 1985) se han establecido aten
diendo al grado de restricción para el uso agrícola del agua por la disminución en
el rendimiento de los cultivos (riesgo de salinización), por los efectos sobre la
estructura del suelo (riesgo de sodificación) y por el riesgo de toxicidad. Los crite
rios de referencia para evaluar las restricciones de uso de un agua (Ayers y Wes
cott, 1985) se basan en un conjunto de supuestos (capacidad de producción poten
cial, textura de AFr a Fa y buen drenaje, clim a árido o sem iárido, riego de
superficie o por aspersión, LF > 15 % y absorción de agua según el modelo
expuesto) y son los siguientes:
Restricciones de uso
Ninguna Ligera a Moderada Importantes
ESTUDIO DE CASOS
Los volúmenes de agua aportados en el Valle del Ebro (España) a un cultivo de
maíz son del orden de 6.000 a 8.000 m3 ha-1 año-1 y de 8.000 a 10.000 m3 ha-1
año-1 para la alfalfa. Los análisis del agua de riego en un muestreo realizado en
julio han dado los siguientes resultados:
CE
dS m-1 a PH Na+ Ca2+ Mg2+ (meq L~1)
25°C
canal 0,19 7.7 0,25 1,40 0,27
azarbe 0,91 7.8 1,35 5,90 3,50
765
Se pide:
1. Verificar la calidad de los análisis.
2. Relación entre el valor del pH y las concentraciones de carbonatos y bicar
bonatos.
3. Relación entre el valor del pH y la concentración de C a2+ y Mg2+.
4. C alcular el SAR según Richards.
5. Evaluar la calidad quím ica de este agua. C alcular las sales aportadas por
el riego.
6. Indicar qué inform ación com plem entaria se requiere para poder realizar
una evaluación agronóm ica de la calidad del agua.
7. A qué son atribuibles las diferencias entre el agua dei canal y del azarbe.
Respuestas
1. Z cationes canal = 1,92 Z aniones = 2,00
Z cationes azarbe = 10,75 Z aniones = 10,74
Adem ás: 10~3 CE(dS r r r 1) = ZE cationes (meq L~1)
2. Si hubiese C 0 32- en el agua el valor del pH debería ser superior a 9,0. En
ausencia de C 0 32- solubles, la concentración de H C 0 3 raram ente excede
10 meq L_1.
3. En aquellos casos en que pH > 9,0 la concentración de (Ca2+ + M g2+) < 2
meq Lr1. En este caso los datos concuerdan.
4. SAR canal = 0,27 SAR azarbe = 0,60
5. Agua de riego sin restricciones de uso por riesgo de salinización, sin riesgo
por cloruro, ni bicarbonatos, pero sí de sodificación.
6. C aracterísticas de los suelos a regar, cultivos, clim a, m étodo de riego, con
diciones de drenaje.
7. Se produce un lavado de sales.
766
para evaluar los efectos de la salinización y sodificación de los suelos. En cual
quier sistema de suelos de regadío, los usuarios deben manejar el agua de forma
que se mantenga una estructura favorable, y con ello, una adecuada conductividad
hidráulica.
En el caso de suelos con ilita, la circulación del agua disminuye como conse
cuencia de la colmatación de los poros que deriva de la translocación de la arcilla
sódica.
De acuerdo con la teoría de la doble capa difusa (DCD), cuanto menor sea
el espesor de la doble capa, menor será el solapamiento entre DCD al aproxi
marse dos partículas. La repulsión entre partículas será menor al aumentar la
carga de los iones de signo contrario y al aum entar la concentración de sales,
por ser m enor el solapamiento entre DCD. La repulsión entre dos DCD se deno
mina presión de hinchamiento, que disminuye a medida que el solapamiento
entre DCD va siendo menor. Las arcillas sódicas desarrollan presiones de hin
chamiento elevadas, por lo que las partículas se hallan dispersas y la estructura
degradada (Cap. 11).
767
Valor de la floculación (VF) o concentración crítica de coagulación (CCC) (Quirk
y Schofield, 1955, Van Olphen, 1977, Golberg y Forster, 1990), definido como:
Concentración del agua que, al entrar en equilibrio con el suelo, para un ESP dado,
provoca una disminución de la permeabilidad de un 10 a un 15%.
O bien como:
Concentración mínima de electrolito necesaria para flocular un coloide disperso
dado en un determinado tiempo (24 h).
En aquellos casos en que la concentración del electrolito es menor que la CCC,
tendrá lugar la dispersión.
Los valores del valor de floculación para distintos tipos de arcillas son:
Mineral CCC
mmol (+) L_l
Montmorillonita-Na 7 a 20 Arora y Coleman (1979)
Montmorillonita-Ca 0,17 Van Olphen (1977)
0,50 (CaCl2) Greene y cois. (1978)
Caolinita-Na 0 a 5 (Na Cl) Golberg y Forster (1990)
Caolinita-Ca estable Arora y Coleman (1979)
Ilita-Na 7 Rengasamy (1983)
55 (Na Cl) Oster y Sposito (1980)
Ilita-Ca 0,25 Oster y Sposito (1980)
1,0 (CaCl2) Greene y cois. (1978)
768
Estos datos han permitido obtener una ecuación empírica:
ESTUDIO DE CASOS
Un suelo del antiguo lago de Texcoco (México) hoy desecado, se riega con
aguas de distintas calidades expresadas en función del SAR y de la concentra
ción de sales. (Aceves, 1979). Las curvas que relacionan la conductividad
hidráulica con la concentración de sales del agua son las siguientes:
Conductividad
hidráulica K/Ko
100 SAR 0
relativa
90
85
80
70
60
50
40
30
20
10
Concentración
meq L~1
2 4 6 8 10 20 40 50 60 80 100 200 250
Se pide:
1. Interpretar la curva SAR = 0
2. D eterm inar el valor de la concentración crítica de cada caso.
3. Discutir la validez del SAR «práctico» en este caso.
Respuestas
1. Se trata de una muestra saturada con Ca2+
2. SAR (15) = 5,5; SAR (25) = 12,0; SAR (50) = 20,0; SAR (100) = 86 meq L~1
3. Por debajo de ESP = 40 sería aplicable con desviaciones aceptables.
769
ESTUDIO DE CASOS
Una de las clasifica cio ne s inicia
les del agua de riego (R ichards y
cois., 1954) e sta b le ce una serie
de clases de salinidad y de so dici
d a d en b a s e al s ig u ie n te d ia
O gram a basado en el SAR y la C E ar
<
del agua.
Peligro de salinización
Discutir una clasificación de este tipo para llevar a cabo en base a ella reco
m endaciones acerca del riesgo de sodificación al utilizar aguas de valores cre
cientes de C Ear.
Respuesta
Según este diagram a, para un m ism o valor de SAR, al a u m en ta r la con cen tra ción de
sales un agua pasa a se r consid erad a de m ayo r riesgo de sodificación, lo que no se
corresponde con los resultados de los estu dio s m ás actuales,
Este tipo de clasificación no tiene valide z hoy en día.
ESTUDIO DE CASOS
Discutir si debe incluirse o no dentro de la consideración de suelo salino un terreno
cultivado de viñedo en Valdepeñas (C. Real) cuyo perfil sea Ap Bk Ck, sabiendo
que da efervescencia al HCI (11 %) todo el perfil; y otro de la llanura aluvial del río
Gigüela (C. Real) cuyo perfil sea Ap By Cy y cuyas conductividades eléctricas
(CES) medidas en extracto de pasta saturada en muestras tom adas en septiembre
sean respectivamente de 14,11 y 8 dS r r r 1 a 25° C y que se cultiva de cebada.
Respuesta
Viñedo: Se trata de un suelo calizo, posiblem ente con un endopedión cálcico. La calcita es
un com ponente insoluble en agua pura. No pertenece a la categoría de los suelos salinos.
770
Cebada: Es un suelo con yeso, posiblemente con un endopedión gypsico: Xerochrept gyp-
sico (SSS, 1996). La presencia de yeso por si solo no justifica la consideración de suelo
salino, ya que este com ponente presenta una baja solubilidad al agua (2,6 g L_1 a 20° C).
Los valores relativam ente altos de la C ES perm iten afirm ar que el suelo contiene sales
más solubles que el yeso.
La presencia de estas sales es la que hace que se trate de un suelo salino: Xerochrept
gypsico fase salina. Las plantas sufrirán estrés por salinidad.
7. Medida de la salinidad
— Sonda de succión: extracción de agua del suelo por medio de una cápsula porosa
y aplicación de vacío.
— Sensor de salinidad: utiliza dos electrodos.
— Sensor de cuatro electrodos: medida de la resistencia eléctrica de un volumen de
suelo por paso de una corriente eléctrica.
— Sensor electrom agnético: se genera una onda electromagnética primaria por
medio de una bobina transmisora (Lesch et al., 1992).
— Sensor reflectométrico de dominio de tiempo: permite la medida simultánea
del contenido de agua del suelo y del contenido de salinidad. Se basa en la medida
de la constante dieléctrica del suelo.
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775
__________________ 25
Degradación de la fertilidad física del suelo
777
Expresiones genéricas tales com o que «el suelo deba ser franco, tenga una
densidad aparente intermedia, buena agregación, buena velocidad de infiltración y
no tenga drenaje im pedido» son objeto de un tratam iento irónico por parte de
Letey (1985), cuando discute qué puede entenderse por un suelo con buenas con
diciones físicas y buena producción. Las generalidades no suelen ser muy útiles
cuando hay que asesorar acerca de cómo actuar en un caso concreto.
El objetivo básico de la fertilidad y del manejo del suelo es el crecimiento de las
plantas. En suelos agrícolas lo es también la obtención de elevadas producciones de
forma sostenible/sustentable, es decir, durable a lo largo de los años, sin que se pro
voque la degradación del recurso suelo. Al estudiar la fertilidad física se quiere desta
car su importancia y los riesgos de su degradación, no obstante, no hay que olvidar
que la respuesta de las plantas es al conjunto de aspectos físicos y químicos del
medio edáfico y de medio exterior.
El presente capítulo desarrolla aspectos que se han ido tratando en diversos capítulos
dedicados a las propiedades físicas del suelo y la respuesta de las plantas, así como a los
procesos que pueden conducir a su degradación. Como textos de clásicos sobre el tema
cabe citar Russell (1977) sobre sistema radicular; Arkin y Taylor (1981) sobre el medio
edáfico y el comportamiento radicular; Gupta et al. (1989) sobre los efectos de la compac -
tación; Koolcn y Kuipers (1983) plantean un tratamiento desde la perspectiva de la mecá
nica de suelos, al igual que Larson et al. (1989).
Al hablar de degradación de la fertilidad física del suelo se está haciendo
referencia a las acciones antrópicas directas o indirectas, que pueden provocar un
deterioro de las propiedades físicas que afectan directamente al crecimiento de las
plantas: agua disponible (Cap. 12), suministro de oxígeno (Cap. 14), temperatura
(Cap. 15), y resistencia mecánica o im pedancia (Cap. 11). Estos factores de control
directo se ven afectados por otros cuya acción es indirecta sobre el crecim iento de
la planta: densidad aparente (Cap. 11), textura (Cap. 6 ), estructura y estabilidad de
los agregados (Cap. 11), porosidad, distribución de tamaño de huecos e intercone
xiones entre ellos (Cap. 4 y 11), tal com o se indica en este esquema:
778
No habrá que olvidar en ningún momento, que las raíces pueden estar someti
das, además, a condicionantes de tipo químico (falta o desequilibrio de nutrientes
y toxicidades) y biológicos (enfermedades y ataques de insectos).
779
La atenuación frente a cargas estáticas es mayor en suelos con estructura en bloques
que en aquellos de estructura prismática o los de estructura maciza (Burger et al., 1987).
Una máquina cuyas cargas en eje no excedan de 5 Mg, generalmente no provocará compac
tación más allá de los primeros 30 cm (Voorhees, 1989), pero éste es precisamente el espe
sor en el que se desarrollan, p. ej., los sistemas radiculares de plantas como el maíz o la
soja. Hay que destacar que a veces la compactación puede tener efectos beneficiosos,
dependiendo de la estructura y la textura del suelo.
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate para discutir el hecho que en algunos países en vías de desarro
llo la población activa dedicada a la agricultura alcance porcentajes muy eleva
dos (más de un 80% en Sudán en 1992, por ejemplo), con una agricultura de
subsistencia.
Hasta qué punto un técnico puede recomendar la introducción del uso de herbici
das en sistemas agrícolas de estas características. ¿Qué implicaciones socio
económicas puede conllevar un cambio basado en la sustitución del laboreo por
herbicidas?
Las consultas que un técnico recibe, y que pueden estar relacionadas con el sis
tema radicular, se deben a la existencia de problem as que no han podido ser resuel
tos, ni añadiendo más abonos, ni son explicables por salinidad, ni por problem as
fitosanitarios. A veces, se trata de diagnosticar por qué se ha m uerto una plantación
a los pocos años o por qué tiene un crecim iento muy lento o irregular. Interesa dis
poner de criterios para poder realizar un diagnóstico lo m ás acertado posible.
En trabajos de investigación de diferentes ámbitos, desde la Fitotecnia a la Mejora de
plantas, pasando por la Patología, puede interesar estudiar el desarrollo alcanzado por el
sistema radicular, su distribución, su estado o las interacciones con el medio edáfico. Este
tipo de estudios son laboriosos y requieren una metodología especializada, que ha progre
780
sado considerablemente en los años 80 (Taylor, 1988). Ambos aspectos, el diagnóstico
agronómico y la metodología para el estudio de la rizosfera, merecen ser estudiados con
cierto detalle.
— Factores de control.
— Interrelaciones entre factores.
— Respuesta de la especie vegetal en relación con las propiedades físicas.
— Para una especie, las respuestas según la edad o fase de desarrollo.
Contacto lítico a menos de 50 cm. Se expresa a El espesor explorable es insuficiente por lo que
nivel de Subgrupo: Lithic Haplargids. Lithic habrá problemas de anclaje para los árboles.
Xerorthents p. e.
Régimen de humedad ácuico, expresado a nivel Falta de oxígeno. Procesos de reducción.
de Suborden: Aquepts, Aqualfs, Aquolls p. e. Asfixia radicular.
Saturado con agua y por debajo de 25 cm con Asfixia radicular (Cap. 14).
colores azules, que cambian al exponer una mues
tra al aire.
Saturado con agua algún período del año y Falta de oxígeno. Procesos de reducción.
dentro de los 50 cm superiores, con colores: Asfixia radicular.
con moteado chroma < 2
sin moteado chroma < 1
a nivel de Suborden: Aquent.
Saturación con agua dentro de los primeros Problemas de hidromorfismo en profundidad.
150 cm en alguna época del año, se indica a Suelo más favorable que aquellos en los que este
nivel de Subgrupo: Aquic Xerofluvents p. e. carácter determina el Suborden.
Endopedión petrocálcico con límite superior a Fuertemente cementado por carbonato cálcico.
menos de 100 cm (Paleargids) o a menos de 150 Limitación para el paso de la mayor parte de las
cm (Palexeralfs), se expresa a nivel de Gran raíces, tanto más importante cuanto más superfi
Grupo (SSS, 1998). cial esté.
781
Criterio de diagnóstico Interpretación y diagnóstico
E n d o p e d ió n g y p sic o con lím ite su p e rio r a Cuando el yeso predom ina y está seco resulta
menos de 100 cm, se indica a nivel de Suborden impenetrable para las raíces, que sólo consiguen
(Gypsid) o de Subgrupo (Gypsic Xerochrepts, atravesarlo a favor de las grietas. Su capacidad
1992). para almacenar agua y nutrientes es baja.
Endopedión petrogypsico con límite superior a Fuertemente cementado por yeso.
menos de 100 cm, se indica a nivel de Subgrupo: Limitación para el paso de las raíces.
Petrogypsic Gypsiorthids (SSS, 1992) En zonas de fuerte aridez.
Cam bio textura! abrupto , se expresa a nivel de Paso de un horizonte superior de textura gruesa a
Gran Grupo: Albaqualfs. uno subyacente arcilloso en una distancia verti
cal de 7,5 cm o menos. El endopedión argílico
tiene una conductividad hidráulica lenta (menor
de 10 cm/día) o muy lenta. Dificulta el paso de
las raíces que aprovechan los espacios entre
agregados.
E ndopedión nátrico se indica a nivel de Gran D egradación de la estru ctu ra, conductividad
Grupo: Natragirds, Natraqualfs (SSS, 1998). hidráulica lenta. A veces con mal drenaje. Desfa
vorable para el crecimiento de las raíces.
C ontenido de arcillas expandibles superior al En alguna época del año, apertura de grietas pro
30% al menos en los 50 cm superiores, se expresa fundas y anchas. Problemas por rotura de las raí
a nivel de Orden Vertisoles ces de los árboles. Pérdidas de agua por evapora
ción a través de las grietas. Movimientos internos
del suelo causando roturas en canales, conduc
ciones, etc.
D uripán con límite superior a menos de 100 cm, Horizonte cem entado por sílice. D ificultad de
se indica a nivel de Gran Grupo: D urixeralfs, penetración por las raíces.
Durargids.
782
Causa Kfecto Diagnóstico
Endurecimiento del horizonte Volumen de suelo efectivo dismi Horizonte difícil de penetrar con
al secarse nuido. el cuchillo cuando está seco. Las
raíces presentan estrangula-
miento y disminuciones abrup
tas de tamaño.
V 777^Z 7777>
Endurecimiento de los agrega Los agregados no son efectivos Las raíces sólo penetran apro
dos al secarse para el suministro de agua y nu vechando los huecos interagre-
trientes. gados, a los que llegan a tapizar
sin penetrarlos. Por ejem plo,
endopedión argílico con estruc
tura prismática. Pueden obser
varse fieltros de raíces en las
caras de los prismas, a veces
muertas.
Endurecimiento del horizonte El horizonte no es efectivo para Horizonte difícil de penetrar con
el suministro de agua y nutrien el cuchillo cuando está seco. Las
tes. Las raíces sólo aprovechan raíces sólo penetran aprove
grietas o espacios interagregados. chando las grietas en un hori
zonte de estructura continua. Su
desarrollo es vertical sin apenas
ramificarse. Por ejemplo, hori
zonte hipergypsico.
Contacto lírico Escaso volumen explorado, falta Cambio de dirección de las raí-
de anclaje. ces.
:itr
Riesgo de vuelco de árboles por
acción del viento.
1 ■ 1 ■ 1 r L
783
Causa Efecto Diagnóstico
— Técnicas destructivas:
Muéstreos.
— Técnicas no destructivas:
Laboratorios de raíces o rizotrones.
Minirrizotrones con cámaras TV y vídeo.
Rizómetros triaxiales.
784
rrizotrones, en los que se pueden realizar las observaciones con cámaras de televisión
miniatura y grabación en vídeo. Esta metodología (Taylor, 1987) permite llevar a cabo
observaciones «in situ», a lo largo del tiempo, a distintas profundidades y con múltiples
repeticiones, con lo que se logra una buena representatividad de las observaciones y se
tiene la posibilidad de dar un tratamiento estadístico a los datos (Glenn et al., 1987). El
vídeo, no sólo proporciona información sobre la profundidad de enraizamiento y densi
dad en condiciones de campo, sino que permite comparar situaciones a lo largo del
tiempo, cambios de orientación, características morfológicas, etc. (McMichael y Taylor,
1987).
El estudio de la respuesta de las raíces a la resistencia mecánica o impedancia por com
pactación se ha llevado a cabo en condiciones de laboratorio. Pfeffcr (1893) fue el primero
en describir detalladamente la fuerza que pueden ejercer los tejidos de las plantas, para ello
encajaba raíces en crecimiento en un bloque de yeso.
Posteriormente se han desarrollado rizómetros triaxiales (Hettiaratchi, 1990), que per
miten medir el grado de confinamiento mecánico a que está sometida una raíz en un ensayo
y determinar cómo afecta al alargamiento y al diámetro de la raíz.
Dado que hay condiciones del medio edáfico que afectan al funcionamiento de
la planta, interesa conocer cuál es en estos casos la respuesta de la raíz. Una carac
terística muy importante de los sistemas radiculares es su capacidad para un creci
miento compensatorio. Esto hace que el mayor crecimiento de una parte del sis
tema radicular, situado en una parte del suelo que sea más favorable, puede llegar a
com pensar un crecimiento global reducido (Russell, 1977). De este modo, el creci
miento de la parte aérea puede no verse afectado.
785
ESTUDIO DE CASOS
1. En un suelo con un defecto textural importante, como un Xeropsamment
típico, cuál o cuáles serán los factores físicos que afectarán de forma
directa al crecimiento de las raíces. Cómo deberá manejarse este suelo
para que no se vea afectada la producción.
Una de las causas por las cuales una raíz puede detener su crecim iento es por
una inadecuada geom etría del espacio poroso existente en un horizonte dado.
Cuando una raíz al crecer se encuentra con poros de tam año m enor al diámetro de
la raíz, cabría pensar que ésta podría adaptarse, expandiendo el poro o bien dism i
nuyendo de tamaño la propia raíz. Se ha com probado que las raíces no son capaces
de penetrar en un poro rígido y que, no sólo no disminuyen su tamaño, sino que lo
aumentan al verse restringida su elongación por presión externa (Wiersum, 1960,
Russell y Goss, 1974). El uso del rizómetro triaxial ha permitido confirmarlo (Het-
tiaratchi, 1990). La raíz, al no poder crecer en su zona de elongación, altera su
dirección normal de crecimiento, que pasa de axial a radial, lo que disminuye el
estrés en la zona apical.
Las raíces pueden llegar a ejercer presiones longitudinales entre 500 y 1.300
kPa (Pfeffer, 1893, Taylor y Ratliff, 1969). No obstante, para entender cóm o
afecta la com pactación a la exploración del suelo por las raíces, presenta m ayor
interés llegar a conocer cuál es la presión m ínim a que es capaz de hacer dism i
nuir de forma notoria la elongación de una raíz. Este valor ha sido determ inado
experim entalm ente, verificándose que se produce una dism inución considerable
de la elongación con presiones de confinam iento de 50 kPa y una detención casi
total a 70 kPa (Russell y Goss, 1974, Hettiaratchi, 1990). Con raíces de cebada,
los efectos de la presión aplicada sobre el crecim iento axial de las raíces durante
6 días fueron muy evidentes (Rusell y Goss, 1974):
786
El trabajo realizado por la raíz x depende de la resistencia del suelo (0 y de la elonga
ción (d). Asociando la forma de una raíz a un cilindro de radio (r) se puede escribir:
La raíz debe realizar un trabajo que depende de la presión que debe vencer (P) y del
volumen de suelo a desplazar (V). En suelos bien estructurados con huecos de gran tamaño,
V tiende a anularse, por lo que la elongación de la raíz se produce sin dificultades. Por el
contrario, a medida que aumenta la proporción de poros de menor tamaño, como por ejem
plo en suelos de estructura maciza, el trabajo a desarrollar va siendo mayor. Ahora bien,
cabe insistir en que una restricción de la elongación de la raíz del tipo descrito no tiene por
qué traducirse en una disminución de la producción, al intervenir otros factores, entre ellos,
el manejo del suministro del agua y de los nutrientes.
Si una planta debe desarrollar mayor trabajo para avanzar en el suelo, requerirá más
energía (Kirkham, 1973), que debe ser aportada en forma de radiación solar y elementos
nutritivos, requiriendo aportes más frecuentes de agua al estar explorando menor volumen
de suelo. Estas interrelaciones no han sido cuantificadas, por lo que, frente a la degradación
de las condiciones físicas del suelo, resulta difícil plantear estrategias de manejo que, en
cualquier caso, no podrían tener un carácter general.
787
Los efectos de condiciones anaerobias y de encharcamiento han sido estudiados en el
capítulo 14. En este tipo de medios hay una restricción en el suministro de oxígeno a las raí
ces, y una producción de sustancias tóxicas por parte de los microorganismos anaerobios.
Desde un punto de vista agrícola, la compactación tiende a dism inuir las canti
dades de agua y nutrientes disponibles para las raíces (Bowen, 1981, Pagliai y
Jones, 2002). El paso de maquinaria pesada puede com pactar el suelo, al igual que
el pastoreo, esencialmente si tienen lugar cuando el suelo está húmedo. Los valo
res elevados de la densidad aparente que caracterizan los horizontes compactos
sugieren un gran impedimento para el crecimiento de las raíces.
788
sean directamente aplicables al segundo (Drescher, 1987), así, las principales característi
cas consideradas en uno y otro son:
789
tría de huecos, la realización de medidas, así como intentar la elaboración de modelos de
poros en suelos agregados (Glasbey et al., 1991).
Cabe señalar que, si bien todos estos métodos están en uso, ninguno de ellos tiene una
aplicación universal, siendo todavía necesario avanzar bastante en este campo para ir mejo
rando las técnicas de estudio y pasar de un nivel experimental a un nivel de aplicación y
recomendación.
En el estudio de la influencia de la compactación en la distribución de tamaños
de poros, deducida a partir del m odelo de curva característica de hum edad, se
observa que al com pactar se destruyen los agregados y disminuye la proporción de
poros gruesos. C om parando los efectos de los procesos de com pactación por
medio de las curvas características de humedad, así se pone de manifiesto:
0 ,4 0 ,5 0 ,6 e
790
El suelo presenta una resistencia a la deformación física, tanto a la compresión volumé
trica como a la deformación lineal. Para un contenido de humedad dado, por lo general,
ambos tipos de resistencias a la deformación aumentan con la compacidad y con la densi
dad aparente. Al aumentar el contenido de humedad un suelo será más susceptible a la
deformación, de ahí la mayor vulnerabilidad a la compresión en suelos húmedos.
La reordenación de partículas durante la compactación hace que los suelos presenten
un comportamiento plástico más que elástico. La descripción analítica del proceso de
compactación resulta difícil y, por otro lado, todavía no ha sido posible establecer relacio
nes rigurosas y cuantitativas entre las fuerzas aplicadas y el estrés que se pueda provocar
en la planta.
La resistencia del suelo a la deformación viene controlada por una serie de factores: dis
tribución del tamaño de partículas, propiedades químicas y mineralógicas de las arcillas,
contenido y composición de la materia orgánica, contenido de agua e historia de las fuerzas
(histéresis).
En suelos granulares no saturados, el cambio de volumen por compactación vendrá
controlado por el cambio de posición de las partículas y de su compresión; en suelos de tex
tura fina, con predominio de arcilla y parcialmente saturados, los factores de control serán
la reorientación de partículas, el desplazamiento de moléculas de agua entre partículas y la
disolución de la fase gaseosa en la fase líquida. En suelos saturados, el cambio de volumen
depende de la velocidad con que pueda moverse el agua dentro de la masa de suelo.
La reordenación de partículas variará según se trate de suelos de textura poco uniforme
o bien uniforme. En el primer caso se puede llegar a un mayor grado de compactación al ser
posible un mejor contacto entre partículas.
Las fuerzas externas actuantes son fáciles de identificar, pueden deberse al laboreo, a
la circulación de maquinaria y vehículos, al impacto de gotas de lluvia, o de riego o al
pisoteo del ganado. Su descripción matemática desde la mecánica de suelos resulta difícil
por la complejidad de los efectos. Las fuerzas aplicadas al suelo por un neumático dan
lugar a modelos de distribución de presiones no uniformes, influenciados tanto por las
condiciones del suelo como por las del neumático. El desarrollo teórico para analizar la
compactación de suelos agrícolas debe tomar en consideración esta mayor complejidad
del sistema a describir.
En sistemas agrícolas mecanizados, como modelo de secuencia de operaciones
derivadas del manejo de un suelo, que tienen incidencia sobre la compactación
cabe indicar:
Operación Efectos
791
Operación Efectos
Acciones naturales:
Impacto gotas de lluvia Humectación, infiltración, percolación. Sellado. Costra superficial.
Humectación-desecación Fragmentación, compresiones, grietas.
Hielo-deshielo Fragmentación.
Actividad biológica Mezcla mecánica, estructuración.
Nascencia La plántula y la raíz se abren camino en el suelo y generan pre
siones al crecer dentro de los huecos.
Tratamientos Compactación del suelo.
Cosecha Compactación del suelo.
A partir de 1980 se em pezó a trabajar en modelos del com portam iento físico
del suelo, con el fin de poder realizar predicciones que permitan orientar las estra
tegias de manejo del suelo, selección de m aquinaria a utilizar y m om ento de uso.
Combinando las relaciones de com presión del suelo deducidas a partir de ensayos
de com presión uniaxiales y las ecuaciones de transm isión de fuerzas a partir de la
teoría de Boussinesq, Gupta y Larson (1982) realizaron predicciones de los cam
bios de la densidad aparente resultantes del paso de las ruedas de un tractor.
Los modelos reales para estudiar la compactación deben incluir la historia del material,
ya que ésta afecta a las curvas de compresión para un suelo con cohesión (Culley y Larson,
1987), para poder dar respuesta a cuál es la compresión mecánica máxima aceptable para un
suelo dado, con un determinado estado de humedad.
Los modelos obligan a introducir parámetros meteorológicos, propiedades físicas del
suelo, efectos del laboreo, de la fertilización, de la actividad biológica, de la rizosfera y del
riego, debiendo tener en cuenta que el suelo es un medio no homogéneo, no isótropo y no
continuo.
Los efectos de fuerzas externas sobre el com portam iento del suelo y la pro
ducción de los cultivos, com o se ha indicado, son difíciles de prever y difieren de
unos suelos a otros y, para un m ism o suelo, según la época del año y condiciones
m eteorológicas habidas.
En general, se puede indicar que, de no ser conveniente una compactación del suelo,
ésta o sus efectos pueden disminuirse controlando los factores que determinan la estructu
792
ración, así como el tráfico de maquinaria, el contenido de agua del suelo, utilizando plantas
capaces de romper capas compactadas, añadiendo materia orgánica, polielectrolitos, enca
lando, según sea el caso. También se puede aprovechar las lombrices de tierra, para estimu
lar su actividad estructurante. Todo ello en el supuesto de que las propiedades mecánicas no
estén condicionadas por las características del complejo de cambio (Dexter y Xhan, 1991),
en cuyo caso habrá que abordar el problema por este lado.
ESTUDIO DE CASOS
Discutir
Se ha observado que el tráfico de maquinaria disminuye la proporción de raíces
de maíz en un epipedión de 30 cm de espesor y hace aumentar la proporción
de raíces en el endopedión.
Qué conclusiones se pueden extraer respecto al manejo del suelo según se
trate de un:
— Umbrept.
— Xerofluvent en regadío.
Bases de discusión
El que las raíces se vean obligadas a explorar los horizontes subsuperficiales
puede ser beneficioso en suelos de secano (temporal) con pocas precipitaciones.
8. Bibliografía
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795
26
Degradación del territorio en zonas áridas
El interés por el estudio de los suelos de zonas áridas en la presente obra resi
de en que:
— España:
Es el país de Europa que tiene las más extensas zonas cuyas características derivan
de la aridez.
El estudio de las zonas áridas ofrece una buena base para que pueda haber una
mayor participación en este ámbito a nivel internacional.
— A escala mundial:
Un tercio de la superficie terrestre se halla incluida bajo la condición de zona árida
(40-45 Mkm2).
En estas regiones vivían en los años 90 entre 500 y 800 millones de personas, con
tasas de crecimiento anual de población del 2 al 3 %, en países en vías de desarrollo.
Estas zonas proporcionan la quinta parte de los suministros de alimentos, producen
la mitad de los metales preciosos y contienen la mayor reserva mundial de petróleo
y gas natural (Heathcote,1983).
La importancia del estudio de las zonas áridas parece incuestionable, ya que además
constituyen uno de los ecosistemas más extensos del mundo. En estas regiones el recurso
agua es causa de conflictos de ámbito internacional y el manejo eficiente del agua pasa a
ser un tema estratégico, adquiriendo todo su sentido las técnicas de conservación de suelos
y agua. Interesará aprender del pasado, para evitar caer en los mismos errores que han oca
sionado la degradación del medio al actuar en algunas de estas zonas.
El estudio de las regiones áridas ha interesado a escala internacional, fundamen
talmente a partir de 1950. Así la UNESCO en 1951 puso en marcha un Programa de
Investigación de Zonas Aridas (AZPR), que ha operado durante 20 años, y ha dejado un
importante legado. El esfuerzo científico se ha plasmado en una serie de publicaciones de
gran interés (UNESCO’s Arid Zone Research Series), que constituyen la base para el
conocimiento de estas regiones. Los principales ámbitos de estudio abordados en la serie
son los siguientes:
797
— Criterios de delimitación.
— Mapa de distribución mundial.
— Climatología y cambios climáticos.
— Viento y energía solar.
— Evapotranspiración.
— Hidrología.
— Relaciones agua-planta.
— Utilización de aguas salinas.
— Salinidad de suelos.
— Ecología humana y animal.
— Plantas medicinales.
— Uso del territorio.
— Problemática de las zonas áridas.
— Nomadismo.
— Planificación agrícola.
— Instituciones dedicadas a la investigación.
Dentro del programa Man and Biosphere (MAB), en 1977 la UNESCO publicó el mapa
de distribución mundial de regiones áridas. En este mismo año se celebró en Nairobi la
conferencia de las Naciones Unidas en la que se identificó la desertificación como la causa
de la degradación de las zonas áridas.
La importancia del tema ha llevado a crear centros internacionales especializados en su
estudio, como el Arab Centre for Studies of Arid Zones and Dry Land (ACSAD) en
Damasco. En España, se creó en Almería el Centro de Zonas Aridas, perteneciente al CSIC
y al que se le dedicaron escasos recursos. Se ha ocupado de distintos ámbitos, entre los que
cabe destacar la recuperación de fauna africana en peligro de extinción.
En 1961 tuvo lugar en Madrid un Symposium sobre las relaciones planta-agua en con
diciones áridas y semiáridas, dentro del Programa AZRP de la UNESCO. Años más tarde,
el CSIC en su Centro de Valencia inició en 1979 investigaciones relacionadas con la deser
tificación, lo que habría de dar lugar en 1986 a la creación de una Unidad de Desertifica-
ción. Su actividad se ha centrado básicamente en el estudio de los procesos erosivos, espe
cialmente su cuantificación, así como la revegetación de tierras abandonadas, entre otros
temas. Diversos centros de investigación en diversos países, como el de San Luis Potosí
(México), han abordado el estudio de las zonas áridas desde distintas perspectivas.
A nivel internacional se publican revistas especializadas sobre zonas áridas tales como:
a las que necesariamente hay que acudir para seguir y profundizar en el tema.
En 1987 se propuso el neologismo eremología (gr. eremos, desierto) para designar una
rama especial del conocimiento, dedicada al estudio científico de los desiertos y semide
siertos (De Boodt y Hartmann, 1987).
798
2. Escala y extensión del problema
El primer problema que se les planteó a los expertos de la UNESCO al iniciar sus
trabajos en 1951 fue el de establecer criterios para delimitar las zonas áridas a escala
mundial. El establecimiento de tales criterios ha encontrado siempre dos dificultades:
Las relaciones entre elementos del clima (P, T, entre otros) se han utilizado para expre
sar de forma cuantitativa la influencia del clima sobre las comunidades vegetales (índices
fitoclimáticos). Entre los de uso más generalizado a escala mundial cabe citar:
índice de Lang
p 0-20 Desértico.
20-40 Zona árida
T 40-60 Zona húmeda de estepa y
sabana
P = Precipitación anual media
T = Temperatura media anual
índice de De Martonne
P
1 = --------- 0-5 Desértico
T + 10 5-10 Semidesértico
10-20 Estepas y países secos
mediterráneos
20-30 Región de olivo y cereales
índice de Meyer
P
1 = ---------- 0-100 Aridez, desiertos, estepas
DSA 100-275 Semiárido
10 0 - H ^
DSA = -------------- T
100
DSA = déficit de saturación absoluta
H = humedad relativa media %
T = tensión máxima de vapor de agua correspondiente
a la temperatura media
799
índice de Dantin-Revenga
T > 6 Subdesértico
I = — 100 3-6 Árido
P
2-3 Semiárido
índice de Emberger
P M = temperatura media de las máximas
1= 100
del mes más calido
M2 - m2
800
Las clasificaciones climáticas más utilizadas para delimitar las zonas áridas
son:
— Clasificación de Thornthwaite:
índice de humedad (Im)
• Clima árido -60 < Im < ^10
• Clima semiárido ^10 < Im < -20
>
< Im < 0
N
O
• Clima seco-subhúmedo
1
— Clasificación de Koppen:
• Desierto (árido) lluvias en invierno P<T
lluvias uniformemente distribuidas P < T + 7
lluvias en verano P < T + 14
• Estepa (semiárido) lluvias en invierno P>T
lluvias uniformemente distribuidas P > T + 7
lluvias en verano P > T + 14
P = precipitación anual media (mm)
T = temperatura media anual (° C)
Se introduce un índice de aridez (IA) que relaciona los valores mensuales la precipita
ción con la evapotranspiración potencial, calculada según la metodología de Thornthwaite.
Los valores mensuales se promedian. Valores de IA < 1,0 indican un déficit de humedad
anual. La clasificación resultante está muy orientada a determinar la potencialidad agríco
la, como corresponde al enfoque que deseaban los promotores. Los valores del IA se han
modificado desde 1977. Las zonas climáticas delimitadas son (Middleton y Thomas, 1977):
801
índice de aridez
Homoclimas UNESCO-FAO índice de Meigs Precipitación anual Potencialidad
IA = P/ETP Ir media mm FAO agrícola
La terminología utilizada por Meigs (1953) para denominar los distintos homoclimas se
corresponde con términos cuyo uso se halla muy generalizado, lo que supone un inconve
niente. Por un lado, resultan imprecisos y por otro, no existe una unidad de criterio al ser
utilizados por distintos autores. Así, por ejemplo, los valores utilizados para fijar límites
entre desierto, región árida y zona semiárida no resultan coincidentes, por lo que estas zonas
no tienen una única significación geográfica.
En un sentido amplio se puede afirmar que las regiones áridas forman una banda conti
nua, desde el Norte de África al Suroeste Asiático, están representadas en el Oeste de
Estados Unidos, en la parte interior de Australia y en América del Sur, en una franja de
Norte a Sur, desde Colombia a Chile y Argentina; tal como queda reflejado en el mapa ela
borado por la UNESCO (1977):
802
La diversidad de criterios al establecer límites, así como los problemas derivados de
representaciones en mapas a pequeña escala, pueden explicar las diferencias entre la forma
en que aparecen distribuidas las regiones áridas en un mapa a escala global y la realidad de
un observador situado a escala de terreno. Sin embargo, la cartografía global adquiere todo
su valor al proporcionar una cuantificación suficientemente válida sobre la magnitud del
problema. Las zonas secas representan un 35 % de la superficie mundial, de ellas un 14 %
son semiáridas, un 15 % áridas y un 4 % extremadamente áridas (Heathcote, 1983). La eva
luación realizada por este autor muestra que del total de zonas secas, la distribución en los
distintos continentes es:
Regiones Superficie %
África 37
Asia 34
Australia 13
América del Norte 8
América del Sur 6
Europa: España 2
Cabe indicar que cuando en Australia se habla de desierto, en ningún caso la precipita
ción anual que reciben estas zonas es inferior a 100 mm (Mabbutt, 1986). En las áreas deno
minadas de desierto a lo largo del Valle del Río Grande (New México, USA), el clima es
árido. En este caso se trata de una región cuya precipitación anual media es de 158 mm, con
una variabilidad en un intervalo de 97 a 238 mm, en una serie de 10 años (Gile &
Grossman, 1979).
803
ficial. Esto es lo que ocurre en los oueds o fondos de valle con cursos temporales de
agua. Por medio de trampas se puede aumentar la cantidad de agua infiltrada.
Puede haber pastos si la aridez no es extrema.
Como ejemplos cabe citar (Dan, 1981):
La estepa norteafricana.
La región lrano-Turan de Próximo Oriente.
La región del Sahel al sur del Sáhara.
Y en España el sureste almeriense y la parte central del Valle del Ebro.
Le Houérou (1976) sitúa las zonas áridas entre las isoyetas de 100 y 400 mm (modera
damente árido según Meigs).
Los criterios para establecer los límites de las zonas semiáridas varían de unos autores
a otros, así para Meigs son las isoyetas de 200 y 500 mm, mientras que para Le Houérou
son 400 y 600 mm y para FAO son 300 y 450.
Como rasgos generales del clima de todas las regiones áridas cabe destacar que la falta
de agua va asociada a elevadas temperaturas, con grandes oscilaciones día-noche y a lo
largo del año, debido a la oscilación de la radiación solar.
La existencia de microambientes más favorables dentro de estas zonas posibilita y
explica la existencia de formas de vida en un medio tan desfavorable. En el caso de El
Cairo, por ejemplo, la proximidad del Nilo es lo que permite explicar el emplazamiento de
esta importante ciudad.
En los desiertos cálidos y en sus transiciones a las zonas áridas pueden existir dos con
diciones claramente diferenciadas, una caracterizada por precipitaciones durante la estación
cálida (condiciones subtropicales), por lo que el desarrollo de la vegetación puede ser
mayor al coincidir humedad y temperatura. Por el contrario, en otras zonas, las precipita
ciones tienen lugar durante la estación fría (condiciones de tipo mediterráneo), por lo que
son más desfavorables para el crecimiento de las plantas.
a) Distribución mundial
La distribución mundial de las zonas áridas (Suzuki, 1981; Thomas, 1997)
viene determinada por factores m eteorológicos a escala global, tales como estabi
804
lidad atmosférica (circulación de masas de aire, distribución de la insolación), con-
tinentalidad (distribución de tierras y mares en relación con la circulación atmos
férica), topografía y corrientes oceánicas frías. Las principales causas son:
Sureste almeriense Alejamiento de las masas de aire húmedo más importantes que
afectan a la península, por obstáculos orográficos y por recibir
vientos secos de levante, de origen africano.
Valle del Ebro (parte central) Distancia de los orígenes de masas de aire húmedo, situados en el
NW y por el efecto Foéhn debido a las cordilleras que rodean el
Valle.
Canarias En Lanzarote y Fuerteventura por ser islas que no tienen sufi
ciente altura para provocar la condensación y formación de
nubes y lluvia a partir de los vientos marinos. En las restantes
islas porque estos fenómenos se producen en las vertientes N,
por encontrarse a barlovento del alisio, que es el viento domi
nante. Existe un efecto Foéhn que afecta a las áreas meridiona
les, de ahí su aridez.
Estas zonas se ponen de manifiesto en el mapa elaborado por Elias (1978) uti
lizando la clasificación climática de Thornthwaite:
805
Sem iárido
Árido
En el sureste almeriense el clima se caracteriza por su marcada áridez, con rasgos subdesér-
ticos atenuados. A una baja precipitación anual, 230 mm, se añade una gran irregularidad tanto
a lo largo del año como intcranualmente. por lo que no es posible una agricultura de secano y
los pastos son extremadamente pobres. El mes más frío es enero, con unos 12o C de tempera
tura media y el más cálido agosto con 26° C. El balance hídrico indica que de mayo a noviem
bre el suelo presenta falta de agua. El índice de Emberger sitúa la zona dentro del piso medite
rráneo árido; el índice de Meyer expresa una aridez característica de desiertos y estepas.
La falta de agua constituye un obstáculo insalvable para el uso de estas tierras,
siendo el regadío la única posibilidad para una agricultura productiva. El riesgo de
degradación de estos suelos en regadío existe, debido a la baja calidad de las aguas
y a un manejo que no siempre tiene en cuenta las necesidades de lavado y drenaje
para evitar la salinización.
Los suelos de regiones áridas se caracterizan por una falta muy prolongada de
agua, lo que condiciona la duración del período de crecimiento de las plantas y el
uso del territorio. Soil Taxonomy (SSS 1999) evalúa estas condiciones por medio
del régimen de humedad del suelo, que en años normales (Cap. 19) debe ser:
Toda ella. Más de la mitad de los días Toda ella o en parte. Menos de 90 días,
cuando la temperatura del suelo a 50 cm cuando la temperatura del suelo es superior
es superior a 5o C. a 8o C.
806
Como ejemplo de zona con régimen arídico cabe citar Almería (España), cuyo clima se
caracteriza por:
°C
Alm ería
40
3 0 --------------Temperatura
------------- Precipitación
--------------Evapotranspiración
10
0
E F M A M J J A S O N D
El régimen arídico sirve para definir el Orden de los Aridisoles y algunos Grupos de los
Entisoles. Estas categorías reúnen suelos con claras limitaciones para un uso agrícola por
falta de agua. La aplicación del criterio «régimen de humedad» a escala global presenta
limitaciones grandes, por la escasez geográfica de datos, por ello la clasificación
FAO-UNESCO no utiliza este criterio. En este caso, la identificación de suelos cuyas
características y comportamiento se deban a la aridez se basa en rasgos morfológicos.
807
— Regiones de estepa de clim a árido:
Suelos con epipedión móllico (WRB, 1998) y con Kastanozems
acumulación de carbonato cálcico y/o yeso
En la Soil Taxonomy los suelos de regiones áridas se reúnen en el Orden de los Aridiso-
les, si el régimen de humedad del suelo es arídico y el perfil presenta por lo menos un endo
pedión, y en el de los Entisoles, si el régimen es arídico (tórrico), pero no presentan hori
zontes de diagnóstico subsuperficiales.
En el ámbito del desierto, la aridez es extrema y cabe distinguir las siguientes situaciones:
— Desiertos de montaña.
— Desiertos de arena o ergs.
— Desiertos con gravas o regs.
— Desiertos de piedras o hamadas.
— Áreas con depósitos fluviales próximas a un curso actual.
808
Las dunas tipo barján:
809
Los suelos desarrollados a partir de depósitos fluviales, como por ejemplo los de
Mesopotamia (Irak y Siria), tienen interés dado que su proximidad a cursos de agua ha per
mitido la implantación de una agricultura de regadío por parte de todas las civilizaciones
que allí se han sucedido desde hace 4.000 años.
La evolución de estos suelos es menor que la de los regs, por su relativa juventud y alto
contenido en caliza. Estas características, junto con la aridez del medio, hacen que los pro
cesos de formación hayan progresado menos. Los suelos más frecuentes en estas zonas son
según los criterios de SSS (1999):
Los suelos regados con aguas del Tigris y del Éufrates se han salinizado, a pesar del
bajo contenido salino de estas aguas. Ello ha sido así debido al riego continuado durante
siglos a lo largo de las civilizaciones que se han sucedido en la zona.
En aquellos emplazamientos en los que hay capas de gravas debajo de un suelo de poco
espesor, puede continuarse la agricultura, si bien con dificultades, por un escaso control en
el manejo del agua y posibles problemas con la salinidad (Cap. 24).
Fracción arena, limo y arcilla (Delta y Valle del Nilo, Tigris y Éufrates)
— Arenas polimícticas: presentan fragmentos de roca y minerales meteorizables, cuya
mineralogía variará en función de la fitología de la cuenca.
Cuarzo **
Augita
Hornblenda
Epidota
810
— Fracción arcilla:
Cuarzo
Feldespatos
Calcita
Minerales de arcilla:esmectita **
ilita/esmectita **
mica/ilita **
paligorskita *
sepiolita *
caolinita (heredada o eólica)
— Minerales edafogénicos:
Calcita **
Yeso * / basanita / anhidrita
Celestina
— Minerales en eflorescencias y costras salinas
Halita **
Mirabilita/tenardita **
Epsomita
Trona
Leonardita
Bloedita
** Frecuentes
811
4. Degradación del territorio
La a r id e z se corresponde con una falta de agua disponible para los seres vivos.
Corresponde a un déficit de humedad significativo.
Se debe a factores m eteorológicos ligados a una zona geográfica concreta y
tiene un carácter más bien permanente.
La s e q u ía también se corresponde con una falta de agua, si bien ésta es de
carácter temporal e inesperado, frente a unas expectativas de sum inistro consi
deradas habituales en una zona determinada. Corresponde a un mínimo hidroló
gico. Ciclos consecutivos de años secos y años húmedos.
Aridez y sequía son dos conceptos relacionados, pero no coincidentes. Los episodios de
sequía se producen dentro de ciclos de años húmedos y secos, con períodos de retorno cal
culables a partir de las series meteorológicas más largas. La duración de la serie de años
con sequía puede ser de 7, 11, 17, 23 y hasta 35 años (Heras, 1973).
Los cambios climáticos a lo largo del Cuaternario están perfectamente probados, con
períodos glaciares/interglaciares en las zonas más frías y pluviales/secos en las más templa
das. Cabe preguntarse si en la actualidad se está produciendo una evolución del clima, con
una progresiva disminución de las precipitaciones. Esto podría explicar desastres como los
de la zona del Sahel en el período 1967-70 y apuntar una tendencia general. Hay que distin
guir variabilidad climática temporal y cambio climático de carácter más permanente.
El estudio de la variabilidad temporal de las lluvias en el levante español (Ibáñez, 1982)
ha puesto de manifiesto que en una serie de 150 años no se puede apreciar una tendencia
que evidencie una disminución de la precipitación anual media.
Las series meteorológicas disponibles no van más allá de unos 150 años. Los análisis
estadísticos de datos de las series más largas, Constantina (1838), Jerusalén (1860), entre
otros observatorios, no muestran ningún cambio sistemático sino únicamente secuencias de
años secos y años más lluviosos, es decir, episodios de sequía (Le Houérou, 1976).
Si bien estos estudios resultan útiles, se ha recurrido a métodos de estimación indirecta
para interpretar los climas del pasado. Con ellos se ha llegado a análogas conclusiones, así,
por ejemplo, con reconstrucciones del clima a partir de investigaciones dendrocronológi-
cas, como las llevadas a cabo por Shanan y cois. (1967) en Be’en Sheva y en los Altos del
Negev (Israel), analizando anillos de Zybophyllum dumnsum.
La datación de aguas freáticas fósiles, en zonas áridas sin recarga actual, da valores de
varios miles de años. Por otro lado, los estudios sobre la temperatura media de la Tierra han
puesto de manifiesto que ésta ha aumentado aproximadamente medio grado en el último siglo.
Parece que hay acuerdo entre especialistas de distintos ám bitos en que, a
escala global, los climas áridos actuales tienen de 5.000 a 7.000 años. El modelo
de clim a sería relativam ente estable, si bien presentando fluctuaciones a corto
plazo (Grove, 1978).
812
Los efectos de una sequía pueden verse agravados artificialmente, si la actua
ción del hombre ha llevado a una demanda de agua por encima de las disponibili
dades esperables, calculadas con un determinado nivel de probabilidad. Entre las
causas que pueden acentuar los efectos de una sequía cabe citar:
El uso del agua y del territorio no puede desconocer la posibilidad de que se produzcan
períodos de sequía con cierta recurrencia. Los efectos de tales sequías llegan a ser especial
mente graves e incluso catastróficos, con sufrimientos importantes para la población, si se
ha generado una demanda de agua superior a la esperable en períodos de sequía, por lo que
no podrá ser atendida de forma continuada.
813
dos a los incendios y a la deforestación provocados por las poblaciones locales. Los incen
dios y la deforestación inducían procesos erosivos, invasión de especies más xerófilas y
cambios en las propiedades del suelo (Aubreville, 1949).
La Conferencia de las Naciones Unidas (UNCOD), celebrada en Nairobi en
1977 retomó y generalizó el término d e s e r t if ic a c ió n que, con posterioridad, ha
recibido distintas acepciones, pudiendo contabilizarse más de cien definiciones
distintas (Verstraete, 1986). En términos generales se puede caracterizar por:
Las causas de la desertificación pueden ser explicadas de diversa manera según cual
sea la escuela que analice el problema (Barrow, 1991):
— Argumentos maltusianos/neomaltusianos.
— Argumentos estructurales (tenencia de las tierras, control de los recursos, etc.).
— Argumentos políticos y causas económicas (ocupación, deuda extema, etc.).
— Argumentos de fiabilidad humana (visión a corto plazo, guerras, mala información, etc.).
— Argumentos de explotación de recursos (minería a cielo abierto).
814
En el estudio de los procesos de desertificación hay que centrarse en los
siguientes aspectos (Barrow, 1991):
ESTUDIO DE CASOS
815
veces los efectos a corto plazo derivados de períodos de sequía, con características perma
nentes de aridez. La idea lanzada por Bovill (1921), que dio origen a la teoría del creci
miento de los desiertos, se basa en un error de este tipo (Mainguet, 1991).
816
— La concentración del pastoreo en áreas alrededor de los pozos, en un radio igual a la
distancia máxima que puede recorrer el ganado entre dos momentos sucesivos de
abrevar, puede provocar la desaparición total de la vegetación. Si el suelo es arci
lloso el pisoteo lo compacta y las posibilidades de regeneración son prácticamente
inexistentes. En suelos con epipediones más arenosos la vegetación se recupera al
cabo de unas semanas en la estación de lluvias.
— La importación de razas de ganado mejoradas, con una más alta productividad
potencial, conlleva mayores requerimientos en alimentos. Caso de no ajustar el
tamaño del rebaño a las nuevas condiciones, las previsiones realizadas al planificar
la importación de ganado pueden quedar totalmente alteradas, esquilmando los pas
tos o haciendo transformaciones a cultivos que no tendrán un carácter sostenible.
— Los pastos degradados o las tierras de cultivo abandonadas son invadidos fácilmente
por especies de bajo valor forrajero o por plantas tóxicas para el ganado.
— La transformación de pastos extensivos de alta productividad en tierras de una agri
cultura sedentaria cuyas explotaciones agrícolas resultan de carácter marginal. Con
una estación de crecimiento corta, y una precipitación escasa y variable, el éxito es
dudoso y las tierras pueden acabar abandonándose. Este proceso resulta especial
mente activo en la interfase entre zonas de pastos de estepa y zonas de agricultura
sedentaria, en las que ésta intenta en muchos casos ganar terreno a aquella.
— Las transformaciones en regadío mal planificadas o mal ejecutadas pueden provocar
la salinización de los sucios.
— Un cambio a cultivos más exigentes en agua: los efectos de las sequías se dejarán
sentir de forma mucho más acusada.
— La presión sobre zonas periurbanas.
— Políticas: búsqueda de una autosuficiencia alimentaria por encima de consideracio
nes de tipo ecológico y de mantenimiento.
— Las guerras, actuales o en momentos históricos: incendios, abandono de tierras de
labor.
— La minería a cielo abierto.
— La explotación de suelos arcillosos como material para la industria.
— La falta de reconocimiento de problemas de degradación o la falta de la pericia nece
saria para orientarlos.
Muchas de las actuaciones indicadas pueden llegar a tener un coste muy alto
en términos de daños al ecosistema. De todos estos factores, en países en vías de
desarrollo, tienen un peso primordial el crecimiento demográfico (Le Houérou,
1976), la educación y la adecuada redistribución de la riqueza.
817
medios áridos, ya sea por un aumento de rebaños o por la afluencia de animales a
los abrevaderos, condicionados por la posibilidad de obtener agua de pozos.
La tendencia ha sido pasar a un pastoreo sedentario, lo que supone una mayor pre
sión sobre el medio en la periferia de las zonas agrícolas. La concentración de ganado
puede derivar en un sobrepastoreo si se supera la capacidad de carga ganadera. El
ganado crea un desequilibrio en la vegetación al seleccionar las especies más apeteci
bles, el pasto se degrada y disminuye la capacidad de carga. Si el pastoreo prosigue, el
suelo cada vez tendrá menor cubierta vegetal, lo que favorece los procesos erosivos,
asociados a una menor protección superficial, menor infiltración, mayor escorrentía y
menor reserva de agua.
Los fuegos para favorecer el rebrote pueden dejar el suelo sin vegetación en momentos
críticos en relación con las lluvias erosivas. La escasa rentabilidad económica hace que
estas áreas no reciban atención y no se realicen medidas de conservación de suelos, con lo
que este recurso se degradará progresivamente, con facilidad y de forma acelerada.
En algunos casos el pastoreo degrada el pasto a favor del matorral, ya que éste no se ve
afectado por el ganado, ni por los fuegos espontáneos, evitados por los pastores. El resul
tado puede ser la implantación de mesquite y creosote en zonas de marcada aridez, como en
el desierto del sur de Nuevo México (EE.UU.).
Se hace necesario un adecuado manejo del pastoreo para evitar desencadenar procesos
conducentes a una desertificación progresiva, teniendo en cuenta que el nomadismo sigue
siendo, en el desierto real, no sólo la mejor manera de utilizar los recursos naturales, sino
de hecho, la única.
818
Al llegar la secuencia de años secos, los efectos de la sequía fueron mucho más
graves por estas circunstancias. La aptitud de las tierras puestas en cultivo en el
Norte no permitía ya mantener el cultivo.
— Condicionantes medioambientales:
Climas.
Suelos.
Hidrología.
Conservación de suelos y aguas.
Vegetación natural.
— Condicionantes socio-económicos:
Densidad de población.
Tasa de crecimiento de la población.
Presión sobre áreas periurbanas.
Nivel de formación tecnológica.
Sistemas tradicionales de uso del territorio.
Sistemas agrícolas.
Remuneración económica de las producciones.
Vías de comunicación y mercados.
— Condicionantes políticos:
Objetivos políticos planteados.
Régimen de tenencia de la tierra.
Entidades que intervienen en la planificación del desarrollo.
Política de regadíos.
819
Este enfoque orientado al usuario resulta muy necesario. Cualquier proyecto
de desarrollo debe lograr la máxima aceptación por parte de la población, para lle
gar a un com prom iso entre lo técnicam ente posible, lo socialm ente deseado y
deseable, lo económicamente interesante y lo ecológicamente aceptable (Gény y
cois., 1992).
Estudiando y aprendiendo del pasado, se observa que la falta de respuesta
efectiva a medidas contra la desertificación puede ser debida a diversas causas
según indican Grainger (1983) y Sheehy (1992):
Escala
La degradación tiene lugar con una amplitud tal que los recursos a movilizar para resta
blecer unas condiciones ecológicas aceptables pueden resultar excesivamente elevados.
Política
La política de desarrollo agrícola puede haberse establecido sin tener en cuenta la opi
nión de los especialistas conocedores de las causas y sistemas de control.
Cooperación
La falta de cooperación entre instituciones de investigación y las agencias de extensión
que implementan la política.
Actitudes
El planteamiento de medidas a corto plazo que hipotequen los objetivos a más largo plazo.
Ética
La falta de una ética del uso sostenible/sustentable del territorio en programas de
desarrollo.
ESTUDIO DE CASOS
Estudiar los riesgos de degradación del territorio en la zona de contacto entre
pastos de estepa y agricultura sedentaria y proponer medidas para minimizarlos.
820
2. En la propuesta de medidas para prevenir la degradación hay que tener en
cuenta:
— El territorio desde un punto de vista global, para detectar las relacio
nes causa efecto.
— La regulación del desarrollo de tierras de cultivo y ganadería.
— El mantenimiento de un equilibrio adecuado entre el número de cabe
zas de ganado y las tierras dedicadas a pastos, de forma que puedan
asegurar una capacidad de carga ganadera de forma sostenible, de
acuerdo con el período de retorno de los ciclos de sequía en la zona.
— La ordenación del pastoreo, para evitar la degradación de los pastos.
— El análisis de los aspectos demográficos y planificar la distribución de
la población, de forma que la densidad de población humana no llegue
a superar la capacidad de aceptación de un territorio, y, si es necesa
rio, absorber el exceso de población en actividades económicas distin
tas al pastoreo y la agricultura.
— El buscar fuentes de energía alternativas, que eviten de degradación
de las zonas de bosque.
— El planificar la reconversión de las áreas agrícolas marginales a pastos.
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823
27
Degradación de suelos y calidad ambiental
La perversión del principio «el que contamina paga»
sería considerar que «si se paga se puede seguir contaminando».
1. Calidad de un suelo
825
• Degradación / rehabilitación de suelos.
• Sostenibilidad del desarrollo en relación con la calidad del suelo.
• Beneficios de una buena gestión de suelos: productividad / calidad ambiental / salud
/ calidad de los alimentos.
• Respuesta de los suelos a los cambios en su gestión y manejo y resistencia a los
estrés derivados de fuerzas naturales o prácticas agrícolas.
• Necesidad de una legislación y normativas para preservar la calidad.
• Educación ambiental: hacer llegar al gran público qué es el suelo y qué papeles
desempeña.
826
considerablemente los tipos de residuos, su cantidad y peligrosidad, de forma que resulta
ineficaz la práctica tradicional de abandonarlos o de incorporarlos al suelo de manera
incontrolada.
Los problemas de salud pública, la optimización de los usos del suelo y de calidad de
los suelos y ambiental obligan a buscar soluciones satisfactorias para el manejo y elimina
ción de residuos, así como para el tratamiento de terrenos contaminados.
En la actividad económica habitual se utilizan una serie de elementos y pro
ductos químicos que, en el caso de acumularse en un suelo por encima de deter
minadas concentraciones, pueden ocasionar contaminación. Ciertas actividades
derivadas de una agricultura muy intensiva, basada en el uso de agroquímicos, así
como la ganadería sin tierra, pueden representar un riesgo de contaminación
ambiental que interesa estudiar, prever, evitar y, si es el caso, corregir. La conta
minación en agricultura puede deberse a los x e n o b ió t ic o s y a sus productos de
degradación:
Xenobiótico:
• Producto orgánico de origen industrial.
• Sustancia extraña a los seres vivos.
827
La variedad de residuos y de sustancias peligrosas deriva de su múltiple ori
gen. De acuerdo con las directivas europeas y la Ley de Residuos de Cataluña,
existe un Catálogo norm alizado de residuos en el que se expecifica cuáles son
valorizables vía aplicación al suelo o compostaje. Atendiendo a su procedencia los
residuos pueden agruparse en:
Residuos Caracteres
828
La problemática de los residuos y sustancias peligrosas va más ligada a su
potencial contaminante, a sus características físicas y químicas y a su localización
concentrada, que a la masa total producida.
3. Áreas misceláneas:
Terrenos contaminados y terrenos abandonados
Para que un área miscelánea recupere su valor ecológico y se pueda implantar vegeta
ción se requerirán importantes esfuerzos e inversiones encaminados a su rehabilitación. Las
áreas que reconocen como misceláneas Wambeke y Forbes (1985) son:
— Naturales: — Antrópicas:
Afloramientos rocosos. Canteras.
Canchales Graveras.
Barrancal. Areneros.
Coladas de lava. Excavaciones.
Malpais. Áreas explanadas.
Playas. Escombreras de mina.
Salinas Escombros urbanos.
Arenales. Vertederos.
Campos de dunas. Solares urbanos.
Áreas de erosión eólica. Solares industriales.
Glaciares. Vertidos industriales.
Masas de agua.
829
T e r r e n o s c o n t a m in a d o s (ingl., Contaminated land)
— Presentan un riesgo actual o potencial para la salud o el medio ambiente, como
resultado de un uso actual o pasado.
— Presentan sustancias químicas peligrosas: metales pesados, compuestos orgánicos,
aceites, alquitranes, sales solubles, etc.
— Ejemplo: terreno de una antigua industria química.
T e r r e n o s a b a n d o n a d o s (ingl., Derelict land)
— Dañados de forma tan intensa por actividades pasadas que es imposible su uso sin un
tratamiento previo.
— Ejemplo: cantera.
4. Contaminación de suelos
830
Cabe hacer una distinción entre suelo y terreno contaminado:
831
La respuesta de las plantas a la contaminación del suelo/agua/aire puede utilizarse
como indicador de contaminación. Los sistemas de ensayo biológico se basan en la
identificación de efectos fisiológicos de los contaminantes sobre las plantas y permi
ten evaluar el riesgo de tensión sobre las personas (http://www.steinbeis-europa.de).
832
El estudio de los distintos minerales pone de manifiesto cual puede ser su
aporte en elementos al fondo geoquímico. De acuerdo con la secuencia de meteo
rización (Cap. 17), se obtiene información útil para interpretar posibles contamina
ciones antrópicas, al poder o no atribuir la presencia y concentración de un
determinado elemento a un mineral fuente (Fassbender, 1984):
833
5.3. Cargas críticas
Los suelos de zonas áridas y semiáridas suelen tener carbonato cálcico como
componente importante (Cap. 7), lo que les confiere un elevado poder tampón
frente a aportes acidificantes. Los suelos ácidos, por el contrario, serán muy sensi
bles a los aportes atmosféricos ácidos.
La preocupación creciente a nivel internacional en relación con las emisiones
de gases contaminantes ácidos a la atmósfera llevó a introducir métodos de control
de las em isiones basados en efectos nocivos y niveles críticos para el m edio
ambiente y la salud pública. Este enfoque llevó a introducir el concepto de carga
crítica de contam inantes o carga aceptable de contam inantes, aspectos que han
sido estudiados por Macías (2002).
El concepto se empezó a aceptar a partir de 1983, con objeto de las discusiones sobre la
reducción de las emisiones de gases contaminantes ácidos a la atmósfera y utilizado como
criterio para definir estrategias de reducción de gases acidificantes (óxidos de azufre y
nitrógeno), compuestos eutrofizantes (NOx y NH3), ozono, metales pesados, compuestos
orgánicos volátiles (COV) y persistentes (COP) (UN/ECE, 1990).
La aplicación del concepto de carga crítica se basa en la idea que es posible
determinar las curvas de respuesta de los sistemas naturales frente a los contaminan
tes producidos por acciones antrópicas. La determinación de los elementos sensibles
y los efectos dañinos significativos para cada ecosistema o suelo permite establecer
la carga crítica como un punto de la curva de respuesta de los daños (efectos) frente a
la adición de un contaminante a partir del cual un nuevo aporte supondría la apari
ción de efectos reconocibles en el ecosistema (Macías, 2002). Este tipo de informa
834
ción puede ser cartografiada para identificar de forma gráfica las áreas con excesos
de carga y, por medio de un GIS, relacionarlas con mapas de transporte y de flujos y
deducir responsabilidades referentes al origen de la contaminación o bien para selec
cionar los emplazamientos más idóneos para determinadas actividades, en función
de la capacidad de amortiguación, evitando costes de medidas correctoras.
Los criterios químicos de la UN-ECE para determinar las cargas críticas de
acidez son los siguientes:
835
Los valores guía para contaminantes clave son aquellos que permiten evaluar
la concentración del elemento o com puesto en un medio dado:
Cd 0,2 mg kg-1
Pb 16 mg kg-1
Zn 80 mg kg"1
Estos valores se corresponden con los contenidos medios de las distintas rocas,
tanto ígneas como sedimentarias. Los tres elementos tienden a formar sulfuras, por
lo que suelen estar asociados com o menas (minerales utilizables como m ateria
prima para extraer metales) y como contaminantes. El Cd puede sustituir al Zn en
la esfalerita (Klein y Hurlbuert, 1993); por otro lado, puede sustituir al C en el apa-
tito, por lo que puede llegar al suelo con los fertilizantes fosfatados.
Las especies minerales más importantes de Cd, Pb, Zn y Cu (menas) son:
La minería de estos elementos puede dar lugar a residuos líquidos que suelen almace
narse en balsas de decantación que ocupan grandes extensiones. Deben construirse utili
zando las técnicas empleadas para presas de tierras, con un núcleo de arcilla y tierra ade
cuadamente compactada para evitar fugas o roturas, que podrían resultar catastróficas para
el medio ambiente y la salud.
836
En el caso de contaminaciones por Pb, Zn ó Cd interesa destacar que es muy posible
que los tres elementos estén presentes cuando se detectan problemas con uno de ellos.
De acuerdo con los trabajos de Nriagu (1980), la biodisponibilidad del Pb en sistemas
naturales viene controlada en medios ácidos y neutros por la presencia de P043', que da ori
gen a minerales altamente insolubles:
Análogamente ocurre con el Zn al formarse hopeita: Zn3(P04)2 • 4H20 (log Kps= -35,3);
o bien tarbutita (log Kps = -26,6).
El hecho de que estos fosfatos sean muy estables en suelos ácidos y neutros lleva a la con
clusión que la biodisponibilidad del Pb disminuye si se añade PO/~ a los suelos contaminados
(Kumar et al., 1995). El efecto será análogo respecto al Zn. No obstante, la incorporación de
fosfatos no puede llevarse a cabo de forma incontrolada, especialmente cuando exista As fijado
en el suelo, ya que el P043- puede competir con el arseniato por estas posiciones de intercam
bio aniónico. Un exceso de fosfato podría provocar un paso del As a la solución del suelo:
Con lo que se pasaría de un problema por plomo a una contaminación por arsénico. El
estudio de la química de los suelos contaminados resulta, por consiguiente, imprescindible
para asesorar y actuar de la forma más correcta posible.
837
La información espacial referente a un terreno contaminado constituye un conjunto de
datos georeferenciados que puede ser analizado y gestionado mediante un sistema de
información geográfico (SIG) sobre soporte informático para facilitar la toma de decisio
nes (Pantazis y Donnay, 1996; Gutiérrez y Gould, 1992; Cebrián, 1998).
838
LC50 Concentración letal para el 50 % de la muestra después de un determinado
tiempo de exposición.
EC50 Concentración que produce efecto observable en un 50 % de la muestra des
pués de un tiempo de exposición.
NOEC Concentración máxima que puede existir en el medio sin que se produzcan
efectos observables después de un determinado tiempo de exposición.
Las técnicas toxicológicas son las más frecuentemente utilizadas por ser las que permi
ten obtener resultados de forma más rápida a menor coste y en condiciones de laboratorio.
No obstante, cabe destacar que los estudios ecotoxicológicos son los que más se aproximan
a las condiciones reales:
— Ensayos toxicológicos:
Microbioanos.
Mesofauna.
Lombrices de tierra.
Plantas.
Animales superiores.
— Ensayos ecotoxicológicos:
Micro-cosmos.
Meso-cosmos.
Macro-cosmos.
Diversos niveles tróficos.
— Ensayos microbianos.
— Ensayos con microfauna y mesofauna.
— Ensayos con lombrices de tierra.
— Ensayos con micro-cosmos.
— Ensayos con meso-cosmos.
839
Cc = crecimiento en un suelo contaminado.
u|
^*1
H
II
c„ C„ = crecimiento en un suelo normal.
Cuando se alcance un determinado valor de la magnitud del efecto puede hacerse nece
saria una acción de evacuación de la población. Esto se debe a que se produce una elevada
concentración de un tipo de producto contaminante en un corto lapso de tiempo y en un
espacio generalmente reducido. El suelo puede que deba ser abandonado para el cultivo
durante un cierto número de años. Casos de este tipo se han producido en Seveso (Italia)
como consecuencia de un accidente en una industria química; en Chernobil (Ucrania) por
una contaminación a partir de una central nuclear; y en la zona de Aznalcóllar-Aznalcázar
(Sevilla, España) por un derrame incontrolado de una balsa de almacenamiento de residuos
de minería de sulfuras.
La mayoría de las veces la contaminación es gradual y dispersa y se debe a múltiples
contaminantes. Interesará disponer de criterios (valores guía) para poder tomar decisiones
acerca de si el suelo es adecuado para soportar un determinado uso.
El riesgo se hace efectivo dependiendo de la concentración, biodisponibilidad,
facilidad de acceso y duración de la exposición.
Cuando el riesgo es alto habrá que prescribir una actuación. Las acciones ven
drán condicionadas por los componentes del riesgo a definir en cada situación
(Hester y Harrison, 1997) y que son:
840
Todos los receptores potenciales de riesgos no se hallan presentes en todos los
emplazamientos ni todos ellos tienen la misma sensibilidad. Habrá que identificar
quién está bajo riesgo:
• Personas (niños/adultos/ancianos).
• Ecosistemas o sus compartimentos:
— Biotopo.
— Biocenosis.
• Recursos hídricos:
— Aguas superficiales.
— Aguas subterráneas.
• Agroecosistemas.
• Construcciones.
6.2. Biodisponibilidad
La presencia en un medio de una sustancia tóxica supondrá un mayor o menor
riesgo dependiendo de su biodisponibilidad:
841
Hay que destacar que un mismo elemento químico no presenta siempre la misma bio-
disponibilidad, dependiendo de la espcciación y del compuesto de que forme parte.
El hecho de que la absorción de contaminantes altere las funciones de los organismos
del suelo conducirá a un deterioro de la función ecológica del suelo. No obstante, dado
que no todos los organismos sufren toxicidad frente a una misma concentración de un
contaminante determinado, y que una misma función en el suelo puede ser realizada por
distintos tipos de organismos (redundancia funcional), la respuesta frente a un vertido
contaminante no será igual a escala de un microorganismo, que para la función ecológica
del suelo. Ésta puede seguir siendo mantenida por aquellos que resulten resistentes (van
Straalen et al., 1996), si bien hay que destacar que la sustitución puede no producirse a
nivel de la cadena trófica.
Si el riesgo proviene de una sustancia orgánica bien conocida, como por ejemplo, anti
bióticos, existen modelos que predicen la concentración que puede quedar en el suelo basa
dos en la estructura química y en las cinéticas de degradación (Spaepen et al., 1997).
842
Dado que el suelo posee una cierta capacidad tampón frente a los elementos
contaminantes incorporados, el efecto de éstos no se manifestará más que pasado
un cierto tiempo.
Hay que destacar que los contaminantes se difunden en el sistema hasta puntos
muy alejados de donde tuvo lugar la incorporación, de manera que, al concentrarse
por alguna causa, pueden dejar sentir sus efectos. En estos casos será muy difícil
llegar a interpretar el origen de esta contaminación no puntual. Por ejemplo, la
difusión desde un vertedero a una capa freática facilita la movilización de los con
taminantes, con efectos allí donde aflore el agua subterránea afectada, quizás por
un bombeo para riego.
ESTUDIO DE CASOS
Los agricultores japoneses de una determinada zona empezaron a presentar la
enfermedad conocida como itaí-itaí, y hubo una centena de muertes a partir de
un determinado año.
Discutir el caso utilizando la siguiente información complementaria:
— Alimentación a base de arroz.
— Arrozales regados con agua de río contaminada con agua de drenaje y sedi
mentos de una mina de cinc.
— La dieta alimenticia a base de arroz regado con agua de otra procedencia
no provocaba la enfermedad.
Identificar las posibles causas.
Respuestas
La enfermedad itaí-itaí se debe a la ingestión de Cd (Cap. 17).
El fondo geoquím ico del Cd es de 0,2 mg Kg-1 en la litosfera
El Cd es altamente tóxico para los humanos, los animales y las plantas (Chaney y Ryan,
1998).
843
7. Evaluación ambiental del terreno
Para investigar una posible contaminación habrá que plantear llevar a cabo una
evaluación am biental del terreno, EAT (en inglés: ESA, environm ental site
assessment).
Una EAT debe proporcionar información para la evaluación del riesgo y poder
llegar a form ular recom endaciones acerca de las estrategias a emprender. Los
aspectos a considerar son:
Identificación
• ¿Existen compuestos que representen un riesgo actual o potencial para la salud o el
medio ambiente?
• ¿Existe el riesgo de que puedan ser liberados al medio, o que ya hayan sido libera
dos?
• Caracterización del terreno: revisión de antecedentes, inspección en campo/mues-
treos.
Información acerca de: clima/gea/suelos/usos/aguas superficiales/capa freática/
pozos/fosas sépticas/clasificación ambiental.
Evaluación
• Fuentes de contaminación.
Información acerca de: localización/naturaleza/concentración/usos actuales y pasa-
dos/degradabilidad del producto/toxicidad/volatilidad/solubilidad/reactividad/valo-
res guía.
• Estudio de los riesgos.
Identificación y características de las vías fuente contaminante-receptor.
Receptores objetivo: sensibilidad/localización.
Gestión
• Estrategias de saneamiento: esfuerzos a realizar/técnicas apropiadas.
• Redacción del Informe de Evaluación Ambiental del Terreno con las conclusiones y
recomendaciones.
(síntesis de todo el Informe).
Dado que no existe ningún acuerdo internacional sobre cómo llevar a cabo una EAT, se
puede tomar como referencia la Comprehensive Environmental Response, Compensation
and Liability Act (CERCLA) propuesta por la Agencia de Protección Medioambiental de
Estados Unidos de América. La Agencia añade la necesidad de realizar un seguimiento del
terreno para evaluar los resultados y asegurar que no será necesario un nuevo saneamiento
en el futuro.
Como ocurre en cualquier tipo de investigación/prospección, se puede plantear
un trabajo a distintas escalas (Cap. 21), para aum entar la eficacia y poder dispo
ner de un primer Informe genérico en poco tiempo (trabajo a escala pequeña). Pos
teriormente puede ser necesaria una investigación más exhaustiva (escala deta
llada), que puede prolongarse a lo largo de varios años, permitirá profundizar todo
lo necesario en el problema. Ni el tiempo, ni los medios, ni los costes serán los
844
mismos en uno y otro enfoque. Las características y urgencia de cada caso justifi
carán la solución de compromiso que se negocie y que finalmente se adopte.
El in v en tario , lo calización y características de terrenos potencialm ente
contam inados debe ser objeto de un Registro de terrenos contaminados, que
constituirá una información de utilidad para futuras actuaciones en las zonas: urba
nísticas, de ordenación del territorio u otras.
Reciclaje ++ ++ +++ ++
Reutilización +++ +++ ++ +
Vertido + - + +++
845
La utilización de los productos resultantes de un reciclado puede encontrar
diversas dificultades:
Estas dificultades hacen que tan sólo un bajo porcentaje de residuos se sometan a algún
tipo de tratamiento, siendo de ellos el compostaje el más utilizado en España (MOPU
1990):
846
fitosanitarios y de herbicidas (Cap. 28); y el control de las enmiendas orgánicas y
lodos de depuradora a aplicar al suelo (Cap. 29).
En el caso de tener que utilizar parcelas contaminadas, los agricultores debe
rían contar con un asesoramiento para no utilizar especies o variedades sensibles,
como es el caso del tomate o de algunas variedades de trigo, sensibles a un exceso
de Cu; o acumuladoras, como ocurre con las hortalizas, en especial las espinacas
en suelos contaminados con Cd (Bourrelier y Berthelin, 1998).
En el ámbito forestal, la repoblación con especies acidificantes puede favore
cer la movilidad de ciertos elementos (Cap. 10) que, en zonas húmedas, pueden ser
translocados a las capas freáticas; o pueden dificultar la autopropagación del pro
pio bosque.
847
— Control de calidad y dosificación de la aplicación de lodos de depuradora (Cap. 28).
— Control de las características de los composts.
— Control de la sodicidad en aguas residuales depuradas para riego.
• Técnicas de ingeniería civil:
— Construcción de vertederos.
— Confinar la zona contaminada por medio de barreras de aislamiento estanco;
barreras drenantes fijadoras de elementos traza, etc.
— Instalación de drenes.
— Abertura de zanjas de desviación.
— Retirar de forma mecánica un vertido contaminante (p. ej.: tras un accidente).
— Excavación para eliminar un suelo contaminado que se lleva a un vertedero pre
viamente sellado con arcilla o construido en un lugar muy impermeable.
• Técnicas de ingeniería química:
— Separaciones densimétricas.
— Modificaciones del contaminante: transformación a formas menos tóxicas,
menos móviles o menos reactivas, teniendo en cuenta que cuanto menor es el
producto de solubilidad de un compuesto, menores serán su solubilidad y su bio-
disponiblidad.
— Eliminación o destrucción de los contaminantes.
— Lavado: se combina con las técnicas de drenaje. Requiere cantidades importan
tes de agua. Está condicionado por la conductividad hidráulica del suelo.
— Tratamientos térmicos (p. ej.: combustión de productos orgánicos y concentra
ción de los metales).
— Vitrificación: solidificación de los contaminantes por medio de una corriente
eléctrica. Coste elevado.
— Estabilización: inmovilización de contaminantes por medio de un encapsulado y
transporte a vertedero.
— Volatilización: aplicable para compuestos orgánicos volátiles difíciles de biode-
gradar.
— Desorción térmica.
— Extracción química: procedimiento que resulta muy caro.
• Técnicas basadas en procesos biológicos:
— Biorremediación (p. ej.: absorción del contaminante por la vegetación, que pos
teriormente se quema o se lleva a vertedero, etc.).
— Biodegradación.
848
— Las propiedades del suelo.
— Las características del contaminante.
— Los factores relativos al organismo.
849
tes depende de su capacidad para ser desorbidos de la matriz del suelo (Verstraete, 1992),
donde pueden hallarse protegidos de la acción de los microorganismos y del contenido de
agua del suelo, ya que éstos viven en la fase líquida.
La acción de los microorganismos para que tenga interés debe dar lugar a una transfor
mación de sustancias químicas peligrosas a sustancias menos tóxicas y a compuestos
ambicntalmente aceptables (Grasso, 1993).
De los trabajos de Cookson (1995) se desprende que los tratamientos de biorremedia
ción por microorganismos se basan en introducir una fuente de oxígeno en el suelo conta
minado, un aceptor de electrones y nutrientes adicionales para que puedan prosperar los
microorganismos.
La fítorrem ediación aprovecha el hecho de que algunas especies vegetales
están adaptadas a vivir en suelos ricos en m etales pesados, o que pueden ser tole
rantes a estas condiciones. Esta técnica de m ejora de suelos contam inados resulta
más barata que las de ingeniería civil o de ingeniería quím ica; puede tener una
mejor aceptación social; m ejora el paisaje y sirve para controlar la erosión. Com o
inconvenientes cabe indicar que habrá que prever cóm o deshacerse de la biom asa
enriquecida en m etales producida, que habrá que recoger y llevar a vertedero o
incinerar.
En el momento actual se llevan a cabo investigaciones para determinar la efectividad a
corto y largo plazo de esta técnica. En la Estación Experimental de Rothamstad (UK) han
estudiado la contribución de especies hiperacumuladoras de metales, tales como Alyssum,
Thlaspi y Cardaminopsis, en la extracción de metales pesados de los horizontes de superfi
cie (Me Grath, 1992).
ESTUDIO DE CASOS
1. Discutir qué relación existe entre la toxicidad de un producto y su bio-
disponibilidad para una especie o grupo de especies determinadas.
2. Discutir el interés de suprimir el Pb como aditivo de las gasolinas, así como
en sustituirlo como material para conducciones para la distribución de agua
potable.
3. En España, la lluvia ácida en suelos de Galicia (Udept, SSS, 1999) puede
llegar a provocar problemas de toxicidad por aluminio. ¿Por qué no ocurre
en suelos de Castellón de la Plana (Calcixerollic Xerochrepts, SSS, 1996,
equivalente a un Calcixerept típico, SSS (1999).
850
Respuestas
1. Para que un producto llegue a ser tóxico se requiere que sea biodisponible, penetre
en el individuo y que además llegue a una concentración no deseable que será la
que provocará efectos fisiológicos.
2. El saturismo (plombemia) es una enfermedad que presentan millones de niños y que
tiene efectos sobre el desarrollo del cerebro. Contenido de Pb en sangre.
3. Al acidificarse el suelo el aluminio pasa a formas biodisponibles (soluble e intercam
biable); el C aC03 neutraliza la acidez y la acidificación no tiene lugar en el suelo
calizo (Cap. 10). Sus efectos se dejarán sentir en la biocenosis, en especial en las
masas arbóreas.
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854
28
Degradación de suelos en relación
con prácticas agrícolas inadecuadas
El aporte de un vertido al suelo debe realizarse en condiciones compatibles
con el funcionamiento del sistema suelo: un medio biológicamente activo
y no un vertedero.
855
degradación de los suelos por contaminación ligada a este tipo de prácticas agríco
las, interesa conocer los posibles riesgos que entraña cada grupo de productos y
cuál es el papel que desempeña el suelo como sistem a depurador. Bourrelier y
Berthelin (1998) indican los posibles elementos contaminantes, en función de las
materias incorporadas al suelo:
856
lugar, a una serie de procesos físicos, químicos y biológicos con una clara inciden
cia sobre el comportamiento de los contaminantes:
• Filtración.
• Retención, transferencia y percolación de agua (Cap. 13).
• Degradación y mineralización de la materia orgánica: transformaciones y degrada
ciones por microorganismos y mesofauna (Cap. 16).
• Intercambio iónico: fenómenos de superficie (Cap.9).
• Formación de complejos y quelatos (Cap. 8).
• Aireación (Cap. 14).
• Absorción de agua y nutrientes por las plantas (Cap. 12).
857
2. Capacidad de aceptación de residuos de un suelo
858
Este tipo de informaciones traducidas en mapas permiten acciones preventi
vas. Hay que tener en cuenta que el control de acuíferos, si bien necesario, no
ofrece información sino mucho tiempo después de que la contaminación ha tenido
lugar. El retardo entre el momento de aplicación de un agroquímico en un suelo y
su aparición en aguas freáticas puede suponer lapsos de tiempo que, en algunos
casos, pueden llegar a ser de 20 a 30 años, momento en el que cualquier medida
correctora sería ya totalmente ineficaz.
El rendimiento de depuración de un suelo puede estudiarse mediante el desarrollo de
modelos matemáticos de adsorción y transporte, que permitirán realizar predicciones preci
sas acerca del comportamiento de los contaminantes; prevenir los riesgos de contaminación
de un vertido en el suelo, así como optimizar el efecto depurador.
La variación de la demanda biológica de oxígeno (DBO) de las aguas vertidas a un
suelo varía a medida que van atravesando este medio y sufren los procesos anteriormente
descritos. La relación entre la DBO del agua en distintos instantes en su movimiento en el
suelo es de tipo exponencial (Catroux et al., 1974):
DBOv
Las sondas de succión de porcelana porosa constituyen uno de los métodos para el
muestreo de agua del suelo a distintas profundidades, para su posterior análisis y poder
determinar la eficacia de un determinado suelo como sistema depurador. Estos dispositivos
presentan algunos problemas en la práctica, ya que al instalarlos se produce una cierta alte
ración del suelo y resulta difícil asegurar un adecuado contacto célula porosa-suelo; y ade
más no permiten saber qué tamaño de poro está contribuyendo al aporte de agua. Los lisí-
metros son equipos más precisos y menos problemáticos, si bien son instalaciones fijas, lo
que da mucha mayor rigidez y son mucho más caros. Si existe capa freática accesible se
puede recurrir a sondeos para muéstreos directos, o a la instalación de piezómetros para
muéstreos periódicos. También se pueden muestrear las aguas freáticas que desagüen en
una cuenca o subcuenca.
859
cir el coeficiente de incidencia palúdica de 75 millones de personas a tan sólo 5 millones en
diez años (Fclipó, 1985), la fiebre amarilla ha podido ser erradicada gracias a los fitosanita-
rios. Se puede afirmar que estos productos, junto con las fitohormonas y otros han pasado a
ser un factor de producción integrante de la mayoría de los sistemas agrícolas en los países
desarrollados.
La industria ha realizado importantes esfuerzos de investigación, y los avances en el
diseño de nuevos productos con resultados notorios han ido orientados a aumentar la pro
ducción agrícola y a disminuir los riesgos de contaminación.
Los métodos de protección de cultivos, ya sea el control directo, el control químico por
medio de agroquímicos, el control biológico, los métodos de cultivo o la eliminación de
hábitats, no son el objeto de la presente obra, que sólo se centra en el comportamiento de
los agroquímicos en el suelo y de su destino en el medio ambiente.
Si bien FAO (1976) afirma que bajo un uso normal los fitosanitarios entrañan muy poco
riesgo como forma de degradación del medio ambiente, lo cierto es que se ha detectado su
presencia incluso lejos de su ámbito de aplicación, ya sea en cursos de agua, en aguas freá
ticas y en sedimentos. En estos casos, más que la mera presencia, se debe atender a su con
centración y sus posibles efectos.
El distinto grado de percepción de estos aspectos ha desencadenado fuertes polémicas
entre los grupos medioambientalistas y la industria. El tema se presta a ello, dada la toxicidad
intrínseca de tales productos y su amplia diseminación en el medio durante su aplicación.
La Directiva de la Comisión Europea para el agua potable (80/778/EC) esta
blece un máximo de 0,1 pg L"1 com o el contenido máximo permitido para un fito-
sanitario individual y de 0,5 pg L"1 para el contenido total permitido. Uno de los
efectos de esta normativa ha sido que se deba prestar mayor atención al estudio de
cómo se mueven los productos en el suelo y cómo llegan a las fuentes de agua.
En el estudio de estos tem as se plantean los siguientes aspectos, a nivel
general:
— Tipos de productos.
— Registro de nuevos productos.
— Criterios de seguridad de los productos.
— Mecanismos de control en el suelo.
— Detección en aguas freáticas.
— Transporte en acuíferos.
— Destino en ecosistemas acuáticos.
— Criterios para establecer niveles de riesgo en áreas del territorio.
860
Las principales clases y subgrupos de ellos, así como alguna de sus principales característi
cas pueden encontrarse en múltiples obras de la especialidad, tales como la de Ware (1986).
La introducción de nuevos productos en el uso agrícola ha sido objeto de controles cre
cientes, de forma que en la mayoría de países existen Organismos encargados de la acepta
ción de las propuestas de la industria. En España esta labor es responsabilidad del Ministe
rio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Se pretende evitar el empleo de productos hasta tanto no haya una evidencia científica
de que pueden ser utilizados con seguridad y efectividad cuando se usan de acuerdo con las
instrucciones. De cada nuevo producto, antes de su comercialización, se conocen sus carac
terísticas químicas y su comportamiento ambiental. Esto debe permitir asegurar que no
existe un riesgo inaceptable de contaminación para el medio ambiente, el consumidor y el
operador. Ahora bien, la seguridad de un producto tóxico va siempre ligada a que no haya
accidentes en su uso y a que se respeten las dosis recomendadas, la forma de aplicación, las
normas para mezclarlos y los plazos de seguridad. Incluso en estos casos, existe una evi
dencia creciente de que el uso normal de algunos compuestos puede llegar a contaminar los
ecosistemas acuíferos asociados a suelos cuyas características químicas e hidrológicas per
mitan un transporte más rápido que la inactivación del producto o de sus metaboiitos.
Por ello, los niveles de riesgo no son únicamente consustanciales al producto, sino que
dependen de la interacción con el medio receptor, el suelo y con el usuario.
861
mucho más fácil o más claro, referirse a la presencia o ausencia de producto. Por otro lado,
todavía no se dispone de una metodología suficientemente normalizada para interpretar los
efectos ecotoxicológicos de los distintos contaminantes.
a) Adsorción
Los fenómenos de adsorción pueden afectar en el suelo tanto a los fitosanita
rios como a sus metabolitos (Bailey y White, 1970). Constituye el mecanismo más
importante de retención de agroquímicos en el suelo. Puede estudiarse de forma
experimental y los datos de la adsorción se pueden expresar utilizando la isoterma
de Freundlich y la de Langm uir (Cap. 8).
862
La adsorción viene afectada por:
La cantidad de producto adsorbido por unidad de adsorbente (Koc, para una adsor
ción sobre carbono orgánico del suelo), se ha relacionado con parámetros físico-químicos
del producto, en concreto el coeficiente de partición agua-octanol (Kow) y el coeficiente
de partición suelo-agua (Ka), valores conocidos para cada producto. Las relaciones son
de tipo lineal con el contenido de carbono orgánico. Cuanto mayor sea Ka mayor será la
adsorción. Este hecho tiene dos implicaciones, con adsorciones muy bajas el producto
será muy móvil pudiendo pasar a las aguas freáticas, mientras que adsorciones muy altas
hacen que el elemento sea tan inmóvil, que puede llegar a no tener una actividad bioló
gica útil, lo que ocurre en suelos con contenidos muy altos de materia orgánica. En la
zona mediterránea, en suelos con epipediones pobres en materia orgánica (< 2 % valor
frecuente), pueden presentarse problemas por baja retención y movilización por lavado
en zonas de regadío.
b) Volatilización
Al estudiar la adsorción se ha podido deducir que puede haber una contraposi
ción entre los objetivos de diseño de un fitosanitario, según se atienda a la finali
dad básica de todo producto, que es llegar a matar al organismo objetivo y los
requerimientos de escasa movilidad que todo producto debe cumplir en relación
al medio ambiente. En el caso de la volatilización se vuelve a presentar esta dis
función.
863
Tomando como ejemplo el bromuro de metilo, el diseño de este producto como desin
fectante de un suelo exige que se difunda eficazmente en el espacio de huecos del suelo.
Los productos con elevada presión de vapor cumplen este requerimiento, pero en el uso del
producto habrá que tomar precauciones, tales como localizarlo adecuadamente y cubrir el
suelo, para evitar su rápida pérdida a la atmósfera, con los consiguientes riesgos de conta
minación ambiental.
Las pérdidas por volatilización son muy variables desde insignificantes a más del 50 %
de lo aplicado, dependiendo de la porosidad del suelo, del contenido de materia orgánica,
del movimiento del agua en el suelo, de las condiciones de aplicación y del tipo de pro
ducto. En cualquier caso el paso de un producto a la atmósfera hace posible su transporte a
grandes distancias y su posible retorno a sistemas terrestres o acuáticos por deposición,
principalmente por la lluvia.
c) Degradación
La degradación de un agroquímico puede contemplarse desde el punto de vista
de la duración de su eficacia hasta que aparezca el organismo objetivo y desde una
perspectiva medioambiental, considerando la persistencia y la transferencia del
producto. En el diseño de nuevos productos hay que tener en cuenta esta dualidad:
persistencia frente a degradación. La persistencia se suele medir en términos de:
DT50 vida media del producto: tiempo de desaparición del 50 % del producto.
La vida media tiene un valor relativo, ya que depende de las condiciones del
medio y de manejo. La persistencia se considera larga si DT50 es superior a seis
meses.
El riesgo de contaminación aum enta al hacerlo la persistencia del producto.
Para algunos fitosanitarios, en condiciones medias de campo, la duración de su
acción (M atsumura y Murti, 1982; Brady, 1984) es del orden de:
P E R S IS T E N C IA
C o rta M ed ia L a rg a
1 m es o m en o s In d e rin id a
1 a 3 m eses 3-12 m eses M ás d e 1 a ñ o
864
Las características del suelo inciden sobre la vida media de un producto DT50,
de forma que ésta aumenta:
— Con el contenido de materia orgánica del suelo, por procesos de adsorción, que
hacen disminuir la toxicidad. Si bien la mayor actividad microbiana en horizontes
ricos en materia orgánica tendrá el efecto contrario.
— Con el contenido de arcilla, frente a horizontes francos o arenosos.
— Con el contenido de humedad del suelo, para los compuestos solubles en agua, en el
intervalo que va de -1500 kPa a -33 kPa.
— Con la acidez de los suelos, para fitosanitarios con posibilidad de protonotación, ya
que la adsorción es más alta.
— Con el pH de los suelos para productos que den lugar a formas aniónicas mucho más
estables que en forma no ionizada.
— Con la disminución de la temperatura, ya que decrece la actividad microbiana, así la
LD50 aumenta de 2,5 a 3 veces al disminuir 10° C la temperatura (Ley de Arrhenius).
La persistencia de un producto, más allá del tiempo necesario para acabar con el orga
nismo objetivo, se considera una característica no deseable, ya que su uso continuado
podría provocar acumulación de residuos hasta niveles potencialmente tóxicos. Esto afecta
ría a la fertilidad del suelo y al medio ambiente. Los organoclorados, con persistencias de 2
a 5 años, han llegado a producir problemas, lo que ha llevado al empleo de los organo-
fosfatados (DT50 de 1 a 12 semanas).
Ahora bien, lograr fitosanitarios de degradación más rápida no resulta sencillo. Un
aspecto a considerar es que estos productos, al ser menos eficaces, pueden exigir mayor
número de tratamientos, lo que incide tanto sobre el medio ambiente como sobre la rentabi
lidad. Otro aspecto a tener en cuenta es que la inactivación de un producto por degradación
no asegura su mineralización, y puede ocurrir que sus metabolitos sean igual o más tóxicos
que el producto original. Este es el caso del aldrín al degradarse a dieldrín.
Los procesos de degradación pueden ser:
— No biológicos:
Las reacciones más importantes son la oxidación, la hidrólisis y la degradación foto
química.
Los productos resultantes de la hidrólisis, que es una degradación rápida, pueden
presentar riesgos de contaminación para una capa freática poco profunda, ya que a
veces son más tóxicos que los originales.
La degradación fotoquímica viene limitada por la ausencia de luz solar una vez
incorporado el producto al suelo.
— Biológicos (biodegradación):
Los procesos metabólicos son aquellos en los que un mismo tipo de microorga
nismo degrada el compuesto.
Los procesos cometabólicos se caracterizan porque la degradación se produce por
un consorcio de microorganismos, con lo cual tiene lugar entre ellos un reparto de la
energía liberada.
865
En áreas en las que se practica el monocultivo de maíz, se han observado procesos de
degradación acelerada de fitosanitarios incorporados al suelo, después de algunos años de
utilizar el mismo producto. Este tipo de degradación, observada en una amplia gama de
productos hace que disminuya la concentración del agroquímico por debajo de su umbral
de actividad, con lo que no hay control del organismo objetivo. Esto puede ser debido a la
adaptación de los microorganismos del suelo a la estructura del xenobiótico, lo que hace
aumentar su capacidad biodegradante.
ESTUDIO DE CASOS
Teniendo en cuenta las características de distintos fitosanitarios reseñadas por
Amold y Briggs (1990), se quiere predecir el comportamiento que tendrá un
producto de estructura
Respuestas
1. Un kd = 100 es muy elevado, por lo que los procesos de adsorción serán importan
tes, por consiguiente, el riesgo de ser lavado es bajo.
Es un producto volátil y poco soluble.
866
2. Persistencia: Presenta un enlace ^ 0 - v que constituye un punto de fácil oxida
ción, para lo que se requieren condiciones aerobias que se dan en el Xerofluvent,
pero no en el Epiaqualf. En este caso será recalcitrante y puede haber pérdidas por
volatilización.
3. Ruta metabólica:
OH
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate para discutir las implicaciones que puede tener la degradación
acelerada de los plaguicidas aplicados al suelo para controlar las larvas de un
coleóptero de los chrysomelidae, desde un punto de vista medio ambiental y
desde un punto de vista del interés en mantener el monocultivo de maíz en una
parcela o de aconsejar la rotación de cultivos como imprescindible.
867
Por otro lado, hoy en día existe una preocupación mundial por la concentra
ción creciente de N -N 0 3“ en las aguas para consumo humano, que se ha plasmado
en normativas al respecto en muchos países y en especial en la Unión Europea.
La publicación Land Degradation de la FAO (Rauschkolb, 1971) se interesaba ya por el
tema de la contaminación de las aguas por nitratos procedentes de actividades agrícolas, si
bien en aquel momento no parece que se evaluase como un problema importante. No obs
tante, por aquella época el U.S. Public Health Service ya había fijado un límite máximo
admisible, de 45 mg N-NOy L_l, para las aguas suministradas para ser bebidas, límite que
ha seguido manteniendo la U.S. Environmental Protection Agency (1977).
La Comisión Europea ha redactado una Directiva referente a la calidad del agua desti
nada a consumo humano (809/778/EC) que es de obligado cumplimiento para los países de
la CE. Se fija la concentración máxima admisible en 50 mg N-N03 por litro, y un nivel guía
de 25 mg N-NO, L '.
Esta preocupación deriva de la relación establecida entre los nitratos y la salud pública,
a partir del trabajo de Comly (1945). En él se establece el papel de N-N03 en agua para ser
bebida, como causa de la methemoglobinemia infantil o síndrome de niño azul (cianosis).
A escala mundial se han citado unos 2.000 casos, con un porcentaje de mortalidad del 8 %
(Oakes, 1991), en niños que en un 85 % de los casos habían ingerido agua con concentra
ciones superiores a 100 mg N-N03“ L El agua tenía además una dudosa calidad micro-
biológica, y principalmente se trataba de áreas rurales que consumían agua de pozo.
En Europa Occidental es una enfermedad muy poco frecuente. Se ha venido citando en
Hungría, con 1.353 casos de methemoglobinemia con 21 muertes, siempre en niños de
menos de 90 días que habían consumido agua con más de 22,6 mg N-NOy L~'. Por ello, los
límites establecidos para el contenido de N-NOy en aguas para el consumo humano pare
cen estar muy justificados (Hill, 1991). Por otro lado, se ha establecido como hipótesis que
los N-N03‘, pueden estar implicados en la aparición de cáncer en el hombre, debido a que
los compuestos N-N02~, forman una familia de compuestos altamente cancerígenos, que se
pueden formar en el cuerpo humano, en los animales y en los alimentos tratados con nitri
tos o nitratos como conservantes. El tema ha sido revisado por Hill (1991), quien afirma
que no hay razón para postular un riesgo de cáncer gástrico asociado con un elevado con
sumo de N-N03“ en personas con una acidez gástrica normal, debiendo todavía evaluarse el
riesgo sin barrera gástrica ácida.
En sistemas acuáticos, la riqueza en nitratos y fosfatos en las aguas favorece el creci
miento exagerado de algas. Esto puede ser beneficioso hasta cierto punto, ya que representa
un proceso de depuración natural de las aguas por fijación de N-N03~,
La mayor sensibilización por la posible contaminación por N-N03~ se debe a que en
algunos países de la UE se ha observado un incremento de las concentraciones de nitratos
en aguas superficiales, en las freáticas y en las costeras.
Los distintos elem entos quím icos, entre ellos el nitrógeno, vuelven a pasar
por un mismo com partim ento del m edio, considerado com o un sistem a global,
después de cierto lapso de tiempo. Esto perm ite hablar del carácter cíclico del
868
sistema y establecer la secuencia de compuestos químicos y procesos. Profundi
zar en el estudio del ciclo del nitrógeno significa llegar a entender cómo se com
porta este elemento en el sistema global, y en los diversos subsistemas, entre
ellos el suelo.
El sistema global se puede considerar dinámico y cerrado, mientras que los sis
temas integrantes o subsistemas, son dinámicos y abiertos, con flujos de entrada y
de salida de nitrógeno que es transferido de unos a otros. La atmósfera media
actual, con un 79 % de N-N2, constituye la fuente primaria de este elemento. La
incorporación de nitrógeno al suelo da lugar a todo un ciclo bastante complejo,
que puede esquematizarse del siguiente modo:
Aguas freáticas
Aguas superficiales
869
Se indican a continuación los principales procesos identificados en el ciclo del
nitrógeno:
Denominación Descripción
Fijación en compuestos orgánicos Plantas, animales y sus residuos, estiércoles, purines y dese
de seres vivos chos urbanos.
Inmovilización Estabilización en el suelo en forma N-orgánico (humus).
Actividad microbiana que incorpora N en secuencias metabóli-
cas para biosintetizar constituyentes celulares del organismo,
en particular proteínas.
Mineralización Paso de N-orgánico a N-NO, y N-NH4+ por hidrólisis. Afecta
anualmente a un 2-3 % del N-inmovilizado en el suelo, y par
cialmente a la materia orgánica recién incorporada.
870
Los nitratos son compuestos altamente solubles, lo que explica su elevada
movilidad en el medio, que viene condicionada por las características hidrológicas
del suelo, las precipitaciones y el riego.
ESTUDIO DE CASOS
Abrir un debate para discutir las repercusiones que puede tener una política
europea encaminada a restringir el uso de fertilizantes nitrogenados en la CE,
con el fin de disminuir los riesgos de contaminación de acuíferos por N-N03~.
El lavado de nitratos a partir del suelo vendrá controlado por el modelo de concentra
ción de solutos. Si el agua reside en un horizonte suficiente tiempo puede alcanzarse el
equilibrio y el transporte se hará a la máxima concentración, según el producto de solubili
dad. Por el contrario, si el tiempo de residencia es corto, es decir, el agua circula por macro-
poros o existe un flujo por derivación (bypass), el agua no llegará a saturarse en N-NO, a
pesar de la elevada solubilidad que estos presentan.
En un Vertisol, por ejemplo, después de un período seco al estar abiertas las grietas,
puede haber circulación de agua por ellas (flujo de derivación). El agua caída en una tor
menta puede dar lugar a un flujo más diluido que si el aporte tiene lugar a intensidades de
lluvia bajas. Esto permite que las grietas lleguen a cerrarse y el agua se vea obligada a
circular por el espacio de poros. Durante el período húmedo, las grietas permanecen
cerradas, el flujo de derivación desaparecerá durante todo este período. Al variar el
871
modelo de descarga, también lo hace la capacidad contaminante ligada a los procesos de
transferencia.
872
Tipo de Medidas Observaciones
Preventivas
Ordenar los usos del territorio para proteger la
cuenca de bombeo:
Establecimiento de zonas de protección En toda una cuenca o en parte de ella se delimitan
zonas para garantizar un grado de seguridad a los
suministros de agua.
Se evalúa la eficacia de las medidas por medio de
modelos.
Se protege igualmente frente a otros posibles conta
minantes, por ejemplo, los fitosanitarios.
Orientar el uso de fertilizantes para evitar En el Reino Unido se ha limitado la aportación
pérdidas innecesarias de N-NO, por lavado anual a 250 kg N-NO," ha"1 (fertilizantes + puri
nes), lo que equivale en promedio a unos 50 m ha-1
de purin no diluido (MAFF, 1991).
Orientar el uso de purines para evitar perdidas Cantidad a aplicar según la capacidad de aceptación
innecesarias de N-NO, por lavado de la unidad de suelo y épocas de menor riesgo.
Ordenación de cultivos Reorientar los cultivos hacia plantas menos exigen
tes en nitrógeno.
Delimitación de Áreas Sensibles a los Nitratos En estas áreas los agricultores deben tener una com
(ASN) pensación por la adopción voluntaria de restriccio
nes al uso de fertilizantes y aporte de purines, lo
que incidirá sobre la producción.
Delimitación de áreas permanentemente sin Las compensaciones a los agricultores deben ser
fertilizar: áreas con aguas con mayores para la reconversión a área forestal, por
N-NO 3- > 70 mg L-' ejemplo.
C orrectoras:
Actuaciones frente a escenarios con aguas con
elevadas concentraciones de N-NO,
Mezcla de aguas: Efecto diluidor Se requiere disponer de aguas de bajo contenido en
N-NO," a una distancia razonable.
Clausura de pozos y sondeos contaminados Debe de haber una alternativa de suministro.
Modificación de la profundidad del sondeo Las concentraciones de N -NO , dism inuyen al
aumentar la profundidad en el acuífero.
Embalse del agua en superficie: Provocar una Almacenamientos prolongados pueden dar lugar a
desnitrificación natural por actividad problemas por desarrollo de algas.
microbiológica
Plantas de tratamiento del agua para disminuir
el contenido de N-NO 3
— Por intercambio iónico en resinas Se intercambia NO, por Cl"
intercambiadoras Requiere la regeneración periódica de las resinas,
que produce un efluente rico en cloruro, sulfato y
nitrato.
— Por desnitrificación microbiológica Tiene lugar en lecho de arena o grava con bacterias
provocada que toman su energía de metanol añadido al agua.
Requiere reairear, filtrar y desinfectar el agua.
— Por osmosis inversa en membrana Se obtiene agua desionizada y un residuo.
semi-permeable
— Por electrodiálisis en membrana Se obtiene agua parcialmente desionizada.
intercambiadora de iones
Suministro de agua embotellada de otra En casos de gravedad o para comida y bebida para
procedencia y con control de calidad niños.
873
L o más conveniente sería que las m edidas preventivas fuesen aplicables y e fi
caces. L a dism inución de la fertilización rica en nitrógeno parece poco viab le por
debajo de ciertos lím ites, sin una política de com pensaciones a los agricultores,
cuando, por otro lado, se ha venido fom entando hasta hace poco el aumento de las
producciones agrícolas.
Atendiendo al tipo de explotación porcina los aportes en promedio serán (Ferrer y cois.,
1983):
Tipo de Mg Zn Cu Na
explotación Contenido kg/100 kg g/1000 kg g/1000 kg kg/1000 kg
874
Interesa poder disponer de información sobre:
RIESGO
V 'U i i u i c i u i K i i i i v a
Bajo Medio Alto
Capacidad de retención de agua disponible para las
plantas (m 3/ha) >500 500-250 <250
Profundidad efectiva (cm) > 100 100-50 < 50
Profundidad al nivel freático (cm) >90 90-45 <45
Conductividad hidráulica en un espesor de 0 a 150 cm
(cm f r 1) <5 5-15 > 15
Materia orgánica % <2 2-4 >4
Precipitación-ETP en invierno (mm) < 150 150-300 >300
Inundación no ocasional frecuente
Pendiente (%) <8 8-15 > 15
Elementos gruesos (%) < 15 15-35 >35
Factor erosión (factor K x % pendiente) <3 3-7 >7
SAR (entre 0 y 50 cm) - - > 12
CEs dS n r 1 a 25° C <4 4-8 >8
875
Aplicando estos criterios a una zona de la que se disponga del mapa de suelos a escala
1:25.000, se puede derivar de él un mapa de zonas de riesgo de contaminación de las aguas
subterráneas por nitratos. Así, por ejemplo, para los suelos del Alto Ampurdán (Girona)
(Boixadera et al., 1992):
M = Riesgo m oderado.
A = Riesgo alto.
876
Las autoridades responsables del medio ambiente son las que en muchos países fijan las
cantidades máximas de nitrógeno aplicables al suelo. Las características del purín utilizado
y la relación de dilución permiten hacer los cálculos para cada caso concreto. Cuando una
parcela haya recibido la cantidad máxima, entre purines y abonos, no debe ser receptora de
purín hasta 12 meses después. El nivel de riesgo puede ser permanente, en las áreas a
excluir; o temporal, en áreas en las que se puedan planificar aportes a lo largo del año. El
MAFF (1991) clasifica los suelos ingleses según su capacidad para aceptar purines
teniendo en cuenta los siguientes criterios:
Las aguas superficiales suelen presentar mayores contenidos de nitratos que de fosfa
tos. La causa más general y mejor conocida de contaminación de las aguas superficiales por
fosfatos procedentes de actividades agrícolas es debida a la escorrentía superficial. Ello se
debe a que las pérdidas por escorrentía pueden tener lugar incluso en situaciones en las que
las tasas de aplicación no excedan a los requerimientos de los cultivos (Breeuwsma y Silva,
1993). La relación N/P expresa el control de estos elementos en la producción de biomasa
acuática siendo, por lo general, el fósforo el factor limitante, si bien este criterio no parece
suficiente para resolver el problema de la eutrofización (Bcmhardt, 1992). La eutrofiza
ción (del gr. eutrophos, eu = rico, trophos = alimento) es un proceso provocado por el hom
bre, que tiene efectos adversos sobre la calidad de las aguas corrientes y embalsadas. Puede
describirse como:
877
El enriquecimiento de las aguas en fosfatos tiene efectos medioambientales. Así, por
ejemplo, un crecimiento desmesurado de plantas acuáticas llega a crear desequilibrios eco
lógicos en las comunidades y problemas en canales y embalses, generando costes impor
tantes si requieren limpiezas periódicas. Estos desequilibrios tienen su origen en una conta
minación del sistema por fosfatos, que pueden proceder de:
— Fuentes puntuales:
Son aquellas que proceden de un vertido en un punto determinado, como conse
cuencia de la llegada de las aguas de origen doméstico, industrial o de explotaciones
ganaderas de tipo intensivo.
— Fuentes difusas o no puntuales:
Son aquellas que no tienen su origen en un punto concreto de la masa de agua o que
se originan en grandes superficies de terreno.
878
mg Pm -3
O ligotrofo < 10
O ligom esotrófico 10-20
M esotrófico 20-50
Eutrófico 5 0 -10 0
Hipereutrófico > 100
ESTUDIO DE CASOS
Los datos analíticos de la publicación anual del MOPU «Análisis de Calidad de
Aguas» permiten disponer de una información muy valiosa en cuanto al estado
de los principales ríos y embalses.
Partiendo de los datos del año hidrológico 1989-90 se pide dictaminar si existen
problemas predominantes de contaminación o de simple eutrofización en dos
casos de interés: los cursos de agua del Plan Badajoz, Vegas Bajas, represen
tados por el río Ortigas, afluente al Guadiana, y en ríos que aportan aguas al
Parque Natural de las Tablas de Daimiel, como el Gigüela.
Ortigas Gigüela en Buenavista
Oxígeno disuelto mg L-1 2,5 6,3
Oxígeno disuelto sat 28,1 63,0
Materias en suspensión mg L~1 40,0 10,0
PH 7,5 8,2
Conductividad eléctrica dS rrr1 a 25° C 0,7 1,9
DQO mg L~1 11,4 10,8
DBO mg L~1 2,1 10,4
Fosfatos mg L~1 4,0 9,5
N-N03- mg L"1 2,3 4,4
N-NH4+ mg L-1 0,6 27,0
Respuestas
P ara e v a lu a r el e s ta d o tró fic o hay q ue te n e r en cu e n ta q u e p a ra el río O rtiga s no parece
e x is tir p ro b le m a d e c o n ta m in a c ió n o rg á n ic a , s in o s im p le e u tro fiz a c ió n d e riv a d a del
e m p le o e x c e s iv o de a b o n o s en los regadíos.
Los c o n te n id o s de ión n itra to son ta m b ié n m uy a lto s, fre n te a los de a m o n io bajo, d a d o el
a lto p o d e r de o xid a ció n de las aguas.
P ara el río G ig ü e la el co n te n id o de o xíg e n o d isu e lto es bajo, con va lo re s a lto s de DBO , lo
qu e in d ica la p re s e n c ia de m ate ria o rg á n ica fá cilm e n te d e g ra d a b le .
Los fo s fa to s son altos, a sí co m o el co n te n id o de N -N 0 3' y N -N h V . En e ste caso existe
e u tro fiz a ció n y co n ta m in a c ió n , al m en o s org á n ica .
879
tección de las agu as su p erficiales. C o n e llo se producen vo lú m en es im portantes de
lodos que se pueden d efin ir (C o sta y co is., 1 9 9 1 ) com o:
L a s características del su elo al que se aplican deben ser tales que se co m p le
menten con los lodos. L a m o vilid ad de los distintos elem en tos in corporados, en
esp ecial los m etales pesados, y los proceso s de tran sferen cia, que pueden dar o ri
gen a contam inaciones en las a gu as freáticas poco profundas, dependerán de las
características del su elo receptor.
880
con creto, se pueden u tilizar los valo res m edios facilitad o s por F elip ó y Sañ a
(19 7 8 ) y Felipó y Garau (19 8 7 ):
Composición Composición
Intervalo Intervalo
Elemento media Elemento media
(%) mg kg'1
(%) mg kg'1
La Directiva publicada en 1986 por el Consejo de la Unión Europea fija como límites
para las concentraciones de metales pesados en los lodos para uso agrícola los siguientes
intérvalos, dentro de los cuales cada país debe fijar su propia normativa:
Intervalo
Elemento
mg Kg'1 mat. seca
Cd 20 a 40
Cu 1000 a 1750
Ni 300 a 400
Pb 750 a 1200
Zn 2500 a 4000
Hg 16 a 25
Cr -
Las normas (RD 1310/1990) que regulan las cantidades máximas de metales pesados
que se pueden aportar al suelo en un lapso de tiempo, por vertidos continuados de lodos de
depuradora, fijan los siguientes valores en kg ha-1 año-1:
Elemento Elemento
Cd 0,15 Zn 30,00
Cu 12,00 Hg 0,10
Ni 3,00 Cr 3,00
Pb 15,00
Las normas, como puede observarse, no hacen ninguna mención a la categoría del suelo
receptor o a alguna de sus características. Ello supone partir de la hipótesis que cualquier
volumen de suelos es equivalente para poder recibir un residuo, en este caso lodos, lo que
evidentemente está muy lejos de ser cierto. Jacobs (1977) introduce la capacidad de inter
cambio catiónico (CIC) del suelo, como parámetro edáfico más directamente relacionado
con los procesos de transferencia y adsorción a que pueden estar sometidos los metales
881
pesados en el suelo. Los criterios de interpretación propuestos para las cantidades máximas
aceptables son:
7. Bibliografía
882
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883
29
Degradación de suelos:
Áreas con actividades extractivas y mineras.
Áreas periurbanas y urbanas
1. El paisaje colectivo
L a competencia de diversas actividades por el uso del territorio lleva a tener que
conjugar los principios de la economía con los de la ecología, para integrar los dis
tintos usos e interrelacionarlos, partiendo de la idea de respeto hacia el medio
ambiente. Los efectos colaterales no deseables deben preverse, por medio de una
evaluación del impacto ambiental, para optar por aquella alternativa de menos coste
medioambiental que sea un compromiso aceptable entre la intensidad del impacto y
los dem ás condicionantes, sociales, productivos y económ icos. Tal alternativa
deberá estar ya identificada al redactar un anteproyecto y es la que se desarrollará al
redactar el proyecto y al planificar la asignación de usos al territorio.
Los estudios sobre el paisaje deben ser multidisciplinares. Tumer (1989) señala que la
complejidad en determinar el uso óptimo de un terreno ha llevado a una gran especializa-
ción de profesionales con distintas formaciones. Estos acaban viendo el problema de una
forma muy sectorial, no llegando a ser capaces de armonizar sus respectivas acciones. Un
buen entorno ha de resultar estético a la vez que funcional y será el resultado de tal armonía
de acciones. A nivel general, lo que se requiere es un enfoque holístico, que considere los
distintos aspectos tanto físicos, químicos, biológicos, así como los medioambientales, pai
sajísticos, estéticos, económicos, sociales, legales y técnicos que afectan el uso del suelo.
A finales del siglo xx se introdujo el concepto de paisaje colectivo, como respuesta a
una necesidad social para el conjunto de la comunidad (Jellicoe y Jellicoe, 1975). AI plan
tear la rehabilitación de un entorno se pretende mejorar el paisaje colectivo, para lograr la
armonía del hombre con su medio.
885
Una zona de montaña apreciada por la población por su valor paisajístico constituye un
paisaje colectivo y, de actuarse sobre ella, deberá ser rehabilitada. El nivel de percepción de
su utilidad como bien de carácter no económico es alto. Las áreas misceláneas de origen
antrópico han sido objeto de mayor atención, estudio y actuaciones de rehabilitación a par
tir de la década de los años 80. La redacción de proyectos encaminados a este fin exige
conocer los condicionantes medioambientales, en general, y los edáficos en particular.
886
Esta forma de presentarse el carbón obliga a grandes movimientos de tierra con lo que
los impactos se manifiestan desde el inicio de la explotación y se mantienen a lo largo de
los años que dure la actividad en una corta. Una vez acabada la explotación perdurarán si
no se han previsto las correspondientes medidas correctoras conducentes a reintegrar en el
paisaje circundante las áreas afectadas.
887
D esde la perspectiva de la rehabilitación, hay que intentar buscar aquellas ana
logías que permitan agrupar las explotaciones para evitar caer en una casuística
interm inable. Interesa establecer unas b ases y unos criterios de ám bito general
para orientar las rehabilitaciones.
Con este enfoque se puede establecer una prim era división entre explotaciones
que generan importantes déficits de volum en en el territorio y aquellas que no lo
hacen o lo hacen m ínim am ente.
E l tener que com pensar déficits de volum en im plicará tener que rellenar con
m ateriales extraños a la explotación, lo que puede crear problem as adicionales,
según sea la procedencia y naturaleza de éstos y la m anera com o se dispongan al
realizar el relleno.
888
Factor de control de la rehabilitación Tipo de explotación
Geometría de las fosas y taludes de la Explotaciones con paredes verticales de roca dura.
escombrera después de la extracción Por ejemplo: Canteras.
Explotaciones con taludes irregulares.
Por ejemplo: Puzolanas, arcillas.
Uso inicial y final del terreno en el que se Explotaciones sobre zona agrícola: fincas de interés pre
halla la explotación ferente.
Espacio natural. Zona industrial o urbana.
889
R ehab ilitación es un proceso m ediante el cu al se v u elve a hacer útil o habitable
un entorno, con un grad o de prod uctivid ad acorde con unos o b jetivo s p re v ia
m ente fija d o s. L a n u eva situ ación debe ser so sten ib le y co m p atib le con los
requerim ientos del uso previsto.
890
Entre el texto catalán y el de la Administración Central, aparte del ámbito geográfico de
aplicación, cabe destacar un rasgo diferencial importante. A nivel del Estado, la competen
cia se reconoce al Ministerio de Industria y Energía, mientras que en Cataluña corresponde
a la Consejería de Política Territorial y Obras Públicas, competencias transferidas poste
riormente a la Consejería de Medio Ambiente.
El Real Decreto R.D. 2994/82 señala en su preámbulo que las medidas de protección
han de evitar hacer económica o técnicamente inviable el desarrollo de las actividades
extractivas, ya que ello supondría un importante deterioro social y económico que el
país no puede permitirse. Establece que el titular de una solicitud de las previstas en la
Ley de Minas presente un plan de restauración del espacio natural afectado por las
labores.
El texto confiere una prioridad a la explotación del recurso frente a la de protección del
medio ambiente (Artículo 1 del Decreto), al afirmar que quienes realicen el aprovecha
miento quedan obligados a llevar a cabo trabajos de restauración dentro de los límites que
permita la existencia de actividades extractivas. El concepto de paisaje colectivo, como
necesidad social, no se vislumbra en el texto legal.
891
3.3. Capaceo: Una acción preventiva para conservar el material
edáfico
Cada vez más la planificación de una rehabilitación puede llevarse a cabo antes de ini
ciar la actividad que producirá la degradación. Un proyecto de rehabilitación debe contem
plar entre los condicionantes los posibles impactos medioambientales y prever medidas
para evitarlos o aminorarlos.
Hay que planificar cuál será el tratamiento que deben recibir los diferentes materiales
edáficos, de cobertura, los escombros o los estériles. Para el material edáfico existen dos
posibilidades, un tratamiento indiferenciado o bien un tratamiento con capaceo.
El capaceo constituye una acción preventiva para evitar que se mezclen el suelo y los
materiales más profundos, de modo que no haya un deterioro del material edáfico pree
xistente. Consiste en retirar este material antes de iniciar cualquier excavación, explana
ción o nivelación, para poderlo restituir una vez acabada la extracción.
— Ventajas:
• Simplifica y abarata el movimiento de tierras, al no exigir operaciones suple
mentarias.
• Simplifica el almacenamiento, al no ser necesario clasificar los materiales, aco
piarlos y conservarlos separadamente.
• Simplifica el relleno.
— D esventajas:
• Imposibilidad de reutilizar el material edáfico para recubrir la zona afectada, lo
que permitiría acelerar la implantación de vegetación o el cultivo en áreas agrí
colas.
• El material que se deja en superficie puede presentar una pedregosidad excesiva,
tener escaso espesor para el enraizamiento, una textura desequilibrada y poca
materia orgánica.
• Características físicas más desfavorables para el crecimiento de las raíces.
• Pérdida de la posibilidad de aprovechar los elementos de multiplicación de las
plantas autóctonas que, de manera natural, se hallen en el material edáfico ini
cial. Esto retardará la revegetación en áreas naturales.
• La necesidad de realizar la siembra aportando materia orgánica, abonos, estabili
zantes, lodos de depuradora (Sort y Alcañiz, 1999), etc., y cantidades más eleva
das de semilla.
892
b) Tratamiento con capaceo
En este caso, la primera operación al iniciar la excavación consiste en retirar el
material edáfíco que constituye parte del suelo del área. Esta acción afectará a un
espesor variable de unos suelos a otros y se realizará de acuerdo con la informa
ción que se derive del estudio edafológico previo, realizado con descripción de
algunas calicatas y sondeos complementarios.
— Ventajas:
• El material edáfico extendido sobre la superficie, una vez lograda la morfolo
gía final, crea un medio adecuado para la reimplantación de vegetación, tanto
por sus características físicas como químicas y nutricionales que no se verán
afectadas.
• En la mayoría de los casos resulta difícil, si no imposible, encontrar en el mer
cado semilla de plantas espontáneas. Conservar el material edáfico para rehabili
tar áreas naturales implica almacenar con él, además de materia orgánica y
nutrientes, semillas, rizomas y bulbos que muchas veces se irán multiplicando y
reemprenderán su actividad en la zona rehabilitada.
• Disminuye la pedregosidad superficial, aspecto importante si se debe restituir la
zona a la agricultura, o se quiere construir un jardín.
• Evita tener que comprar tierra parra recubrir los escombros o los estériles.
• Puede favorecerse la infiltración del agua, disminuyendo con ello la escorrentía
superficial y, por consiguiente, la erosión hídrica.
— Desventajas:
• La necesidad de un estudio previo de los materiales edáficos, lo que eleva los
costos.
• El tener que prever áreas para el acopio del material edáfico que deberá conser
varse con unas exigencias mayores que las de los escombros. La altura de los
montones no debe superar un determinado espesor (muy frecuentemente se reco
mienda que sea inferior a 150 cm) para que se conserve bien aireado. Con ello la
superficie ocupada será mayor. Debe evitarse la compactación y es conveniente
sembrarlo.
• Hay gastos de mantenimiento de este material.
• El material, una vez distribuido sobre la zona rehabilitada, tiene el riesgo de ser
erosionado si no se toman las debidas precauciones rápidamente: siembra e
implantación de medidas de control de la erosión.
893
Cultivo Profundidad de enraizamicnto cm
Hortícolas (en promedio) 60
Cebolla, lechuga 30-60
Tomate 70-150
Coliflor 30-60
Guisante 60-100
Espinaca, acelga 30-60
Pepino 60
Patatas, fresón 60
Judías 50-70
Algodón 120
Cereales de invierno 150-180
Maíz 150-180
Lino 150-180
Remolacha 150-180
Melón 150-180
Sorgo 150-210
Caña de azúcar 150-210
Alfalfa 150-210
Frutales 150-210
Cítricos 150-210
894
3.5. Relleno de excavaciones
En el relleno de fosas derivadas de actividades m ineras a cielo abierto debe
tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
— C aracterísticas de la explotación.
— C aracterísticas de los m ateriales de relleno: naturaleza.
— C aracterísticas del relleno:
D isposición en que se depositan.
G rado de com pactación.
— M o rfología final: estabilidad de las form as y conservación de suelos.
— M aterial ed áfico y rehabilitación.
a) Características de la explotación
L a problem ática y las soluciones a adoptar serán muy distintas según se trate
de explotaciones que generen déficits de volum en o no. En el prim er caso si se dis
pone de agua se puede recurrir al anegam iento, creando lagos artificiales, lo que
suele tener una buena aceptación social.
C uando la única alternativa sea el relleno de las fosas, los condicionantes eco
n óm icos exig en p rever la transferen cia de estériles procedentes de las nuevas
explotaciones en em plazam ientos m uy próxim os. S i esto no es posible, habrá que
recurrir a rellenar con m ateriales para vertedero.
Los vertederos y escombreras al aire libre pueden ser una fuente de contaminación del
medio. Los residuos que contienen compuestos orgánicos pueden ser transformados por
acción de los microorganismos. En condiciones aerobias producen anhídrido carbónico,
mientras que en medios anaerobios se desprende monóxido de carbono, metano, ácido sulf
hídrico, entre otros gases. Estas producciones gaseosas pueden resultar peligrosas si se acu
mulan en un punto y se desprenden de forma súbita. Pueden provocar explosiones, hundi
mientos e incendios. Para evitar estos riesgos en los vertederos se construyen chimeneas
para permitir la salida de los gases a medida que se producen.
895
Por otra parte, la lluvia y el agua de escorrentía que se infiltre en el vertedero y atra
viese los residuos lixiviará los elementos solubles, que pueden resultar contaminantes. Su
paso a las aguas superficiales o a las subterráneas puede crear problemas en las captaciones
de agua de la cuenca. Para evitarlo hay que construir un sistema de drenaje en el vertedero
y controlar la salida de efluentes.
En graveras, las fosas provocadas con la extracción se rellenan recurriendo, en muchos
casos, a residuos de población, materiales de derribo, etc., que pueden provocar a medio y
largo plazo contaminaciones difíciles de controlar (Custodio, 1981), si la excavación se
realizó de una forma incontrolada y afectando a una capa freática. Los estudios geológicos
e hidrogeológicos previos deben prever este tipo de eventualidades, proporcionando datos
sobre los niveles piezométricos máximos en la zona. La excavación no debería haber alcan
zado la profundidad correspondiente al nivel más alto de una capa freática oscilante, de lo
contrario los percolados pueden contaminar el agua.
Si los materiales que constituyen el fondo y las paredes de la fosa son arcillosos la per
meabilidad será baja y el riesgo de contaminación por los líquidos lixiviados del relleno
también lo será. En una fosa no revestida puede haber percolados, para evitarlo se puede
sellar el fondo con arcilla compactada:
Excavación relleno
Sellado con arcilla
Percolados
Si se trata de materiales muy filtrantes, habrá que sellar el fondo de la fosa con arcillas
y a veces incluso con una lámina de plástico o con tela asfáltica (Nebel, 1987). En casos de
vertidos tóxicos puede ser necesario prever el bombeo de los lixiviados de fondo para dis
minuir el riesgo por rotura de la lámina de plástico.
L o s m ateriales que llegan a una escom brera de una explotación de carbón pue
den contener arcillas carbonosas procedentes de capas que, por su escasa potencia,
no presentan interés económ ico. L a presencia de m ateriales sulfurosos en ausencia
de caliza hace que, al ser expuestos a m edios oxidantes, se produzcan suelos con
sulfatos ácidos y el agua de drenaje tenga una elevad a acid ez (H ossner, 19 88 ;
Urrutia y cois., 19 9 2 ; Kittrick y cois., 19 82).
E l azufre puede hallarse en los carbones en form a de pirita (F e S 2), o bien unido
a la materia orgánica, o com o sulfato, o com o azufre. L a s reacciones de oxidación
de los sulfuras y los productos resultantes en m edio aerobio pueden representarse
(Hossner, 19 88 ) por:
896
2 F e S 2 + 7 0 2 + 2H 20 -> 2 F e 2+ + 4 S 0 42- + 4H +
4 F e2+ + 0 2 + 4H + - » 4 F e3+ + 2H 20
Fe3+ + 3H 20 - » Fe(O H )3 + 3H +
Para evitar una acidificación o corregir la acidez excesiva se debe actuar sobre los esté
riles o el material de superficie. A menudo resulta necesario cuantificar el potencial para
producir acidez de los estériles, y poder tomar las medidas necesarias para su corrección.
La determinación de la acidez potencial puede realizarse oxidando la muestra con peróxido
de hidrógeno (O’Shay y cois., 1990).
L a naturaleza de los m ateriales, así com o su disposición, deben ser tales que
no den lugar a asentam ientos posteriores del terreno. L a form a de aplicar los
m ateriales en las fosas condicionará la circulación del agua y puede crear una
heterogeneidad grande en el terreno, por lo que hay que planificarla y controlar
que se realice tal com o se haya previsto. H ay que tener en cuenta que muchas de
las zonas que han sido objeto de extracción de gravas deben ser restituidas a la
agricultura, con lo que las exigen cias serán m ayores que en el caso de espacios
naturales.
897
898
d) Morfología final:
Inestabilidad de las formas y conservación de suelos
L a inclinación de los taludes finales constituye uno de los principales condi
cionantes para el uso que vaya a tener una zona rehabilitada. L a s pendientes m áxi
mas para que el terreno acepte determinados usos (Bradshaw y Chadw ick, 1980)
son del orden de las siguientes:
899
W = peso de la masa que desliza.
U = resultante de la presión intersticial.
N’ = resultante de las fuerzas normales
efectivas que actúan sobre la
superficie de deslizamiento.
T = resultante de las fuerzas tangenciales
movilizadas en la superficie de
rotura.
f = f c+ f 0
Tc = fuerzas de cohesión.
T„ = fuerzas de rozamiento.
ESTUDIO DE CASOS
1. Discutir los siguientes conceptos:
Paisaje colectivo.
Gravera como área m iscelánea.
2. Ventajas e inconvenientes del capaceo en relación con la rehabilitación de
una zona m inera y la implantación de un jardín.
3. ¿Por qué tiene una buena aceptación social la creación de lagunas en
fosas de áreas en las que se han extraído áridos?
4. En Coto Bello (Asturias), HUNOSA devuelve las áreas rehabilitadas para
un uso ganadero. Teniendo en cuenta que los estériles son esquistos, que
la zona tiene un régimen de hum edad percolante y que se quiere im plantar
una pradera de trébol, indicar:
Inclinación m áxim a aceptable para el uso.
Correcciones a prever en el material edáfico que se utilice para realizar
capaceo.
900
P lan ificar las actuaciones sobre el entorno para prevenir y com pensar las conse
cu en cias de la exp lo tació n que puedan resultar p erju d iciales para el m edio
ambiente.
Preven ir y com pensar im plica una integración del plan de explotación y el pro
gram a de rehabilitación. E sta no puede ser algo a plan ificar a posteriori, lo que
podría poner en peligro su viabilidad, entre otros m otivos por los económ icos.
Un p royecto de rehabilitación debe tom ar en con sid eración todos aquellos
condicionantes que inciden en la integración del área en su entorno y en la velo ci
dad a la que ello va y a a tener lugar (I.T .G .E . 19 89 ).
E l p royecto precisará y d esarrollará la alternativa que dé por resultado un
im pacto am biental de efectos asum ibles, dando para ello respuesta a los siguientes
puntos:
901
2.2. Aspectos socioeconómicos.
3. D escripción de la actividad solicitada.
4. Estudio de im pactos sobre el entorno y el m edio en general.
Visuales Erosión Hidrológicos
Acústicos Morfológicos Geotécnicos
Atmosféricos Edáficos Agrícolas
Naturalísticos Recreativos Socio-económicos
5. M edidas para prevenir y com parar los efectos sobre el m edio ambiente.
6. M edidas de rehabilitación a ejecutar: Ingeniería del proyecto.
6. 1. Tratamiento del suelo preexistente.
6.2. Estabilidad de taludes.
6.3. Medidas de conservación de suelos.
6.4. Obras de infraestructura.
6.5. Tecnologías asociadas al uso previsto.
7. Estudio económ ico.
8. Presupuesto.
9. E valu ación económ ica.
10. D ocum entos que lo integran.
11. C onclusiones.
Documento n. ° 2. Planos.
Documento n. ° 3. Pliego de condiciones.
Documento n. ° 4. Presupuesto:
C apítulo I. M ediciones.
C apítulo II. Precios en letra.
C apítulo III. Presupuestos parciales.
Capítulo IV. Presupuesto general.
N o obstante, com o contrapartida a sus efectos beneficiosos las ciudades han gene
rado una serie de problemas en las áreas circundantes, denominadas periurbanas. L o s
que interesan desde un punto de vista edafológico son los que derivan de que:
902
— La ciudad con su crecimiento y el de su industria haya ido ocupando terrenos agríco
las de primera calidad. En muchos casos llanuras aluviales con Fluvents.
— La ciudad produce gran cantidad de residuos sólidos, aguas residuales yotros
efluentes.
Modificaciones en el uso.
Impermeabilizaciones.
Modificaciones hidráulicas.
Contaminación.
Compactación.
Drenaje deficiente.
Pedregosidad elevada.
Microclimas especiales.
903
En fruticultura resultaría un desastre económico para un propietario el que los árboles
de una plantación nueva empezasen a morirse a los pocos años. En jardinería o en arquitec
tura del paisaje parece no preocupar demasiado la viabilidad de una plantación. Bradshaw
(1986) afirma que en Gran Bretaña de los 10 millones de árboles plantados anualmente,
alrededor de la mitad mueren en los cinco primeros años, lo que supone sin duda un despil
farro importante de dinero público y un coste profesional no desdeñable.
A veces, la muerte de un árbol en arquitectura del paisaje puede ser objeto de una acti
vidad creativa, como ocurre con las palmeras, cuyas palmas muertas pueden ser sustituidas
por otras tratadas e implantadas al tronco, con lo que se obtiene un cierto efecto óptico y se
alcanza un nivel decorativo notorio tratándose de un espacio interior. No obstante, las repa
raciones cosméticas no suelen ser la solución. No basta con sustituir o decorar la vegeta
ción muerta, deben investigarse las causas para que el fracaso no se repita. El conoci
miento de las relaciones entre los requerimientos de los distintos usos y las cualidades de
un determinado ámbito urbano desde un punto de vista ecofisiológico y edáfico permite
establecer estrategias que eviten fracasos notorios en el uso de suelos urbanos.
L a s principales funciones que desem peñan los suelos de zonas urbanas son las
siguientes:
904
— En áreas degradadas, se requerirá rehabilitar el área previamente a la implantación
de cualquier vegetación: Por ejemplo, recubriéndola con material edáfico.
— En suelos con problemas de toxicidad por acidez (Cap. 10): se puede requerir un
encalado para elevar el pH y proporcionar calcio a las plantas o bien seleccionar
especies tolerantes, así como fertilizantes de reacción básica.
— En áreas contaminadas: puede recurrirse a la «limpieza» del suelo contaminado o a
su sustitución, y si no resulta económico, según la información de suelos, a la selec
ción de especies tolerantes.
— En áreas con problemas de frío, no considerar las especies no resistentes a las heladas.
ESTUDIO DE CASOS
Con la finalidad de tener presión para los surtidores de los jardines del Palacio
de Aranjuez y poder regar las partes altas, Felipe II hizo construir una presa
conocida como Mar de Ontígola. El embalse recoge el agua de escorrentía de
vaguadas formadas por calcilulltas ricas en yeso. El análisis de estas aguas da
los siguientes resultados:
905
CE Iones mmol (+) L~1
ci- hco 3- c o 32-
w
O
dS m-1 a 25° C Ca2* Mg2+ Na*
Respuestas:
1. El agua es de clase C4-S1 (Cap. 24), por lo que existe riesgo de salinización.
2. En el arenoso, ya que el arcilloso contiene más agua en que diluir las sales al m ism o
potencial (-1 .5 0 0 kPa, p. ej.).
3. Aum entar las dosis de riego con una fracción de lavado, prever un drenaje, seleccio
nar plantas tolerantes a la salinidad.
906
La Base de Referencia Mundial para Recursos de Suelos (WRB, 1998) establece el
Grupo de Suelos de los Anthrosoles para describir aquellos suelos que han sufrido modifi
caciones muy importantes debidas a actividades humanas, diferenciando: materiales áricos,
gárbicos, redúcticos, espolíeos y úrbicos (FAO, 1998).
Para llegar a clasificar los suelos de áreas degradadas, los sistemas taxonómicos clási
cos deben, cuanto menos, ser adaptados. Fanning y Fanning (1989) proponen un esquema
de clasificación del tipo:
M ateriales úrbicos Materiales de suelo mineral que contienen como artefactos fragmentos
(del lat. urbanitas) de objetos manufacturados recientes: ladrillos, papel, cristal, hormigón,
plástico, etc.
Compactado con bulldozer puede presentar densidades aparentes altas,
1600 kg m~3 o más. Con una elevada variabilidad espacial. Difícil de
labrar.
Carácter diagnóstico para Entisoles si se hallan entre 25 y 100 cm.
M ateriales gárbicos Residuos orgánicos de población, basuras, fangos de depuradora y otros
(del ingl. garbage, basura) ricos en materia orgánica.
Presentan subsidcncia, producen lixiviados y generan metano en condi
ciones anaerobias.
Típicos de vertederos urbanos, en los que el material gárbico suele ser
recubierto por material úrbico.
Carácter diagnóstico a nivel de subgrupo en Entisoles.
M ateriales espolíeos Material terroso y pedregoso, removido por excavación y movimiento
(del ingl. spoil, estropeado, de tierras en áreas de minería a cielo abierto, construcción de carreteras,
echado a perder) etc.
No presenta objetos manufacturados.
Carácter diagnóstico a nivel de Suborden (Spolent) o de subgrupo (Spo-
lic).
M ateriales cscálpicos Superficies y huecos de corta en aquellos casos en que no han sido
(del lat. scalpellum) rellenados.
Materiales dragados Material, generalmente mineral, procedente del dragado de canales.
Se asocia a llanuras aluviales, marismas, bordes de canal, etc.
Pueden contener sulfures y metales pesados en niveles tóxicos.
Carácter diagnóstico a nivel de subgrupo.
Este tipo de clasificación ha empezado a ser utilizado (Calvo de Anta y Pérez, 1993).
Después de revisar los distintos sistemas de clasificación existentes, Hollis (1992) con
cluye que ninguno de ellos resultaba completamente satisfactorio para aplicaciones prácti
cas en medio urbano. El Soil Survey and Land Research Centre de Silsoe (U.K.) fue encar
gado de preparar una propuesta para clasificar, describir y cartografiar los suelos de áreas
urbanas (Hollis, 1992).
7. Bibliografía
907
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909
Notaciones y unidades
911
Cr c ro m a , u n id a d e s M u n se ll
C r(s) c ro m a en se co , u n id a d e s M u n se ll
C r(h ) c ro m a en h ú m e d o , u n id a d e s M u n se ll
CRAD c a p a c id a d d e re te n c ió n d e a g u a d is p o n ib le p a ra la s p la n ta s, m 3 n rr 3 r r r 1,
m 3 ha -1
CRAE C o n s e jo R e g u la d o r d e la A g ric u ltu ra E c o ló g ic a
C S IC C o n s e jo S u p e rio r d e In v e s tig a c io n e s C ie n tífic a s
CT en e ro s ió n , c a p a c id a d de tra n s p o rte
CV C o e fic ie n te de v a ria c ió n , %
c m o l (+) k g -1 c e n tim o l p o r kilo, 1 m ilie q u ív a le n te p o r 100 g ra m o s , 1 m e q /1 0 0 g
c m o h kg ’ c m o l (+) kg ' 1
D c o e fic ie n te d e d ifu s iv id a d , m 2 s ~1
Dt d ifu s iv id a d té rm ic a , m 2 s _1
D d im e n s ió n , 2 D = d o s d im e n s io n e s , 3 D = tre s d im e n s io n e s
D en e ro s ió n , d e s p re n d im ie n to d e s u e lo
D 50 d iá m e tro m e d io c o rre s p o n d ie n te a la m e d ia n a
d d iá m e tro d e la s g o ta s d e llu via
DARP D e p a rta m e n t d ’A g ric u ltu ra , R a m a d e ria i P e sca
DCD d o b le c a p a d ifu sa
DG d ía s n e c e s a rio s p a ra la g e rm in a c ió n
DG XII D ire c c ió n G e n e ra l XII d e la C o m is ió n d e la C o m u n id a d E u ro p e a
DOG D iari O fic ia l de la G e n e ra lita t
DSA d é fic it d e s a tu ra c ió n a b s o lu ta
DTso en c o n ta m in a c ió n de su e lo s , v id a m e d ia d e l p ro d u c to , tie m p o de
d e s a p a ric ió n d e l 5 0 %
d S /m d e c is ie m e n p o r m e tro , 1 m m h o c m -1
E e v a p o ra c ió n
E ín d ice de B ryssin e
E e n e rg ía cin é tic a , M J
E en h id ro lo g ía , e s c o rre n tía s u p e rfic ia l, m m /h
e re la c ió n d e h u e co s, m 3 i r r 3
e p re s ió n d e v a p o r a c tu a l en la fa s e g a s e o s a
e en h id ro lo g ía , e s c o rre n tía re la tiv a
e en h id ro lo g ía , e n e rg ía c in é tic a p o r u n id a d d e p re c ip ita c ió n , M J /h a y m m
es p re s ió n d e s a tu ra c ió n de v a p o r
Eh p o te n c ia l re d o x
EC, E en h id ro lo g ía , e n e rg ía c in é tic a de u n a llu via , M J/h a
E C 50 en c o n ta m in a c ió n d e su e lo s, c o n c e n tra c ió n q u e p ro d u c e e fe c to o b s e rv a b le
en un 5 0 % d e la m u e s tra
E D 50 en c o n ta m in a c ió n d e su e lo s, d o s is q u e p ro d u c e e fe c to o b s e rv a b le en un
5 0 % de la m u e s tra
E 4 /E 6 en c o m p o n e n te s o rg á n ic o s , re la ció n e n tre la a b s o rb a n c ia a 4 6 5 nm y a
6 6 5 nm
EG e le m e n to s g ru e so s, %
EH en h id ro lo g ía , flu jo s u b s u p e rfic ia l, flu jo h ip o d é rm ic o
E l 30 ín d ice d e e ro s iv id a d de la llu via , M J m m ha "1 I r 1
EPA E n v iro n m e n ta l P o lic y A c t
ES e n h id ro lo g ía , flu jo s u b te rrá n e o
ESR re la c ió n d e s o d io in te rc a m b ia b le
ESP p o rc e n ta je d e s a tu ra c ió n d e s o d io , %
ETP e v a p o tra n s p ira c ió n p o te n c ia l, m m
EV en h id ro lo g ía , e v a p o ra c ió n , m m
F en te x tu ra , fra n c a
F c o n s ta n te de F araday, C m o l -1
f c o e fic ie n te de ro z a m ie n to
f en q u ím ic a de s u e lo s , c o e fic ie n te d e a c tivid a d
FAO F oo d a n d A g ric u ltu re O rg a n iz a tio n
912
FCV fia b ilid a d -c a n tid a d -ve lo cid a d
FR fra g m e n to s de roca
FTO fe ld e sp a to s
G co n s ta n te de g ra vita ció n universal
G e n e rg ía libre de G ibbs
Gs co n c e n tra c ió n m o la r de soluto
g a ce le ra ció n de la g ra ve d a d , m s -2
G IS sis te m a de in fo rm a ció n g e o grá fica
GP p e río d o de crecim ie n to
H p o ten cia l h id rá u lico e xp re sa d o en m
Hs en sa lin id a d , h u m e d a d de sa tu ra ció n , %
h en te xtu ra , a ltu ra de se d im e n ta ció n
h en a g u a del suelo, p o ten cia l de p resión e xp re sa d o en m
h hora
h, h u m e d a d relativa , %
ha hectárea, 104 m 2
1. ¡ en hid ro lo g ía , infiltración a cu m u la d a , m m /h
1, i en h id ro lo g ía , in te n sid a d de la lluvia, m m /h
1 en q u ím ic a de su e lo s, fu e rz a iónica, m ol -1
|30
en h id ro lo g ía , in te n sid a d m áxim a de la llu via en 30 m in uto s
im infiltración m edia, m m h~1
IC O N A In stitu to de C o n se rva ció n de la N a tu ra le za
IG M E In stitu to G e o m in e ro de España
INF in filtración , m m h ~1
IN IA In stitu to N a cional de In ve stig a cio n e s A g ra ria s
IN R A Institut N a tio n a l de la R e ch e rch e A g ro n o m iq u e
INT en h id ro lo g ía , in te rce p ció n p o r la ve g e ta ció n
IP índice de pro d u ctivid a d , índice de p o ten cia lida d
IS índice de in e sta bilid ad e stru ctu ral
IS S S In te rn a tio n al S o cie ty o f Soil S cie n ce
IT índice de to le ra n cia
ITG E In stitu to T ecn o ló g ico y G e o m in e ro de E spaña
IU C N In te rn a tio n al U nion fo r th e C o n se rva tio n o f N ature
J ju lio
Jw flu jo de a gua
K, k co n stan te
K co n d u c tiv id a d h id rá u lica en flu jo sa tu ra d o , m d ía ~ \ cm s ~1
K en e ro sió n , fa c to r e ro s io n a b ilid a d del suelo, M g ha h ha ~1 M J _1 m m 1
K Kelvin
Kg c o e ficie n te de se le ctivid a d de G apon, co n sta n te de G a p on , l 1/2 m m o L 1'2
Kg' c o e ficie n te de se le ctivid a d de G a p on m od ifica d o
kPa kilo p a sca l, 103 p a scals
L, 1 litro
L en e ro sió n , fa cto r lo n g itu d de la ladera, a d im e n sio n a l
L en te xtu ra , lim o, % ; lim osa
Ld en sa lin id a d , a g u a d re n a d a p o r d e b ajo de la zo n a rad icu la r
Lr en sa lin id a d , a g u a a p o rta d a a la su p e rficie del suelo
L C 5o co n c e n tra c ió n letal p a ra el 50 % de la m ue stra d e sp u é s de un determ inado
tie m p o de e xp o sició n
L D 50 d o sis letal p a ra el 50 % de la m uestra
LEU unid a d de e va lu a ció n del terre n o , unid a d ca rto g rá fica de evaluación
LF en s a lin id a d , fra cció n de la va d o
LQ cu a lid a d e s del te rre n o
LR en e va lu a ció n de su e lo s, re q u e rim ie n to s de un uso e sp e cífico
LR en s a lin id a d , n e ce sid a d e s de lavado
LS en e ro sió n , fa c to r lo n g itu d -in clin a ció n de la ladera, a d im e n sio n a l
LU T tip o de utiliza ció n d e l te rre n o
913
M m o la r
MAB M an a n d B io s p h e re
M APA M in is te rio d e A g ric u ltu ra , P e s c a y A lim e n ta c ió n
MEB m ic ro s c o p io e le c tró n ic o d e b a rrid o
MET m ic ro s c o p io e le c tró n ic o d e tra n s m is ió n
M FR m in e ra le s fo rm a d o re s de ro ca
MJ m e g a ju lio , 10 6 ju lio s
Mg m e g a g ra m o , to n e la d a m é trica , 10® g ra m o s
M g ha -1 m e g a g ra m o p o r h e c tá re a
M Pa m e g a p a s c a l, 10 6 p a s c a le s
m m h o /c m m ilim h o p o r c e n tím e tro , 1 d S /m
m .o. m a te ria o rg á n ic a
M P ol m ic ro s c o p io ó p tic o p o la riz a n te
MOPU M in is te rio d e O b ra s P ú b lic a s y U rb a n is m o
n e n m in e ra lo g ía , n ú m e ro d e m o lé c u la s d e a g u a d e h id ra ta c ió n
n en s u e lo s o rg á n ic o s , ín d ice d e s u b s id e n c ia
n, N e n h id ro lo g ía , c o e fic ie n te d e ru g o s id a d de M a n n in g
NOEC en c o n ta m in a c ió n d e su e lo s, c o n c e n tra c ió n m á x im a q u e p u e d e e x is tir en
un m e d io s in q u e se p ro d u z c a n e fe c to s o b s e rv a b le s
NOEL en c o n ta m in a c ió n d e su e lo s, d o s is m á x im a q u e se p u e d e a d m in is tra r a la
m u e s tra sin q u e se p ro d u z c a n e fe c to s o b s e rv a b le s
N /P re la c ió n n itró g e n o -fó s fo ro
nm n a n ó m e tro , 10"9 m
P p re s ió n , M P a , kP a , Pa
P en e ro s ió n , fa c to r p rá c tic a s de c o n s e rv a c ió n , a d im e n s io n a l
Pa P a sca l, u n id a d d e p re s ió n , 1 n e w to n p o r m e tro c u a d ra d o
pE p o te n c ia l d e l e le c tro d o
PMP p u n to (c o e fic ie n te ) d e m a rc h ita m ie n to p e rm a n e n te , C M P, %
PPL lu z p o la riz a d a p la n a
PSI p o rc e n ta je de s a tu ra c ió n p o r s o d io , ESP, %
p pb p a rte p o r b illó n (u n id a d n o SI)
ppm p a rte s p o r m illó n (u n id a d no S I), 1 m g kg-1, 1 m g I-1
Q ca u d a l, m 3 s "1
Q c u a rz o
Qt flu jo to ta l de c a lo r se n s ib le
Qd flu jo p o r c o n d u c c ió n (d ifu sió n )
Qv flu jo p o r c o n v e c c ió n
q ha ' 1 q u in ta l m é tric o p o r h e c tá re a , 102 kg ha ' 1
qd c a n tid a d d e s u e lo d e s p re n d id o p o r s a lp ic a d u ra , M g h a -1
qs d e n s id a d d e flu jo
R c o n s ta n te d e lo s g a s e s , J °K ~1 m o l'1, k P a m 3 m o l "1 °K ~1
R en h id ro lo g ía , v a ria c ió n d e la re s e rv a d e a g u a en el s u e lo
R en h id ro lo g ía , ra d io h id rá u lic o , m 2 m ~1
R en e ro sió n , fa c to r d e e ro s iv id a d a n u a l d e la llu via , M J m m h a -1 h "1 a ñ o ' 1
Re n ú m e ro de R e yn o ld s, a d im e n s io n a l
Rn ra d ia c ió n n e ta , W r r r 2
Rw c o n te o d e n e u tro n e s le n to s
r ra d io
S en a g u a d e l s u e lo , s o rtiv id a d , m s ~1/2
S en e s tu d io d e s u p e rfic ie s , s u p e rfic ie e s p e c ífic a , m 2 kg -1
S en s a lin id a d , S ie rre n , 10 d S
S en e v a lu a c ió n d e su e lo s , n ive l de a p titu d de R iq u ie r-B ra m a o
S en e ro s ió n , fa c to r in c lin a c ió n de la la d e ra , a d im e n s io n a l
s en e s ta d ís tic a , d e s v ia c ió n típ ic a
s, seg segundos
SAR re la c ió n d e a d s o rc ió n d e s o d io , R A S , m m o l 1/2 0 ' 1/2„ m e q 1/2 l-1fl
SARp S A R « p rá ctico »
914
sart SA R ve rd a d e ro , co rre g id o p a ra los p a re s tó n ico s
SI S iste m a In te rn a cio n a l de U n id a d e s
SIS S iste m a de In fo rm a ció n de S u e lo s
S IN E D A R E S S iste m a de In fo rm a ció n E d a fo ló g ica y A g ro n ó m ica de España
S S IS S oil S u rv e y In form ation S ystem
SCS Soil C o n se rva tio n S ervice
SSS Soil S u rve y S taff
STIPA S yste m e de T ra n sfe rí de l’ln fo rm a tio n P e d o lo g iq u e et A g ro n om iq u e
T te m p e ra tu ra , °C , °K
Tk tie m p o de c o n ce n tra ció n , s
t tie m p o , s
Imaa te m p e ra tu ra m ed ia an u al del aire, °C
Im a s te m p e ra tu ra m edia an u al del su e lo a 50 cm , °C
Im sv te m p e ra tu ra m edia del su e lo d u ra n te lo s m e se s de verano, °C
Im si te m p e ra tu ra m edia del su e lo d u ra n te los m ese s de invierno, °C
TDO ta s a de d ifu sió n de o xíg en o
TDR refle cto m e tría de d o m in io s m a g n é tico s de tie m p o
TR ta s a de respiración
USB R U nited S ta te s B ureau o f R e clam ation
USDA U n ited S ta te s D e p a rtm e n t o f A g ricu ltu re
U S LE U n ive rsal Soil Loss E quation, e cu a ció n un ive rsa l de p é rd id a de suelo
USSL U nited S ta te s S a n in ity L a b ora to ry
UV u ltra vio le ta - visib le
V en in te rc a m b io ca n ó nico, p o rce n ta je de s a tu ra ció n de bases, %
V en a g u a del suelo, vo lu m e n , m 3
V ve lo cid a d , m s ~1
Ve v e lo cid a d te rm in a l de las g o tas de lluvia, m s _1
V, en e va lu a ció n de su e lo s, v a lo r índice, %
w w atio, J s ~1
w c o n te n id o m ásico de agua, kg kg -1
ws lím ite de e xp a nsión
w. lím ite líquido
Wp lím ite p lástico
X en in te rc a m b io iónico, ca m b ia d o r
z, z v a le n c ia del e le m e n to
z en a g u a del suelo, p o ten cia l g ra vita cio n a l e xp re sa d o en m
ZPC p u n to de c a rg a cero, p u n to iso e lé ctrico
z/r p o te n cia l iónico, relación e n tre la ca rg a y el radio
P p o d e r ta m p ó n , m ol ( + ) kg ' 1 p H ~1
V p o ten cia l del a g u a del suelo, kPa
V g p o ten cia l g ra vita cio n a l, kP a
V h p o ten cia l hid rá u lico , kPa
Vo p o te n cia l o s m ó tico , kPa
V p p o te n cia l de pre sió n , kPa
V S po ten cia l m aticial, kPa
V p po ten cia l n e u m á tico , p o ten cia l de p resión de aire, kPa
< po ten cia l de p resión h id ro stá tica , p o ten cia l de su b m e rsió n , kPa
V. po ten cia l to ta l, kP a
A g ra d ie n te
A2 o p e ra d o r la p la cia n o
e poro sid a d , %
£t co n s ta n te d ie lé ctrica , p e rm itivid a d
eA po ro sid a d llena de aire, %
0 v o lu m e n de fa se , relación de vo lu m e n
X co n d u c tiv id a d té rm ica , co e ficie n te de Fourier, J n r 1 s ~1 °C~’
p e rm e a b ilid a d m ag n é tica
915
ri v is c o s id a d d in á m ic a , ro z a m ie n to in te rn o d e l flu id o , c o e fic ie n te de
v is c o s id a d , Pa .s
t|k v is c o s id a d cin e m á tica , relación e n tre v isco sid a d d in á m ic a y d e n sid a d , m 2 s -1
pm m ic ró m e tro , 10-6 m
n p re s ió n o s m ó tic a , kP a
p d e n s id a d , kg r r r 3
pb d e n s id a d a p a re n te , kg i r r 3
pbd d e n s id a d a p a re n te d e l s u e lo se co , kg nrr3
pb d e n s id a d a p a re n te d e l s u e lo h ú m e d o , kg n r 3
ps d e n s id a d rea l, kg n r 3
pw d e n s id a d d e l a g u a , kg r r r 3
x to rtu o s id a d , a d im e n s io n a l
0 c o n te n id o v o lu m é tric o d e a g u a , m 3 n r 3
0S ín d ice d e s a tu ra c ió n d e a g u a , s a tu ra c ió n re la tiv a
0 ras h u m e d a d d e s a tu ra c ió n , m 3 kg -1
o en a g u a d e l s u e lo te n s ió n s u o e rfic ia l. J n r 2
a en e s tu d io d e s u p e rfic ie s , d e n s id a d d e c a rg a s u p e rfic ia l
916
índice alfabético
917
Á re a B o ra to s , 7 3 9 Capa
d e g ra d a d a s , B o ro , 7 3 9 b ru c ític a , 129
d e n o m in a c ió n , 9 0 6 a d s o rc ió n , 741 g ib s ític a , 1 29
m is c e lá n e a s , 829 a n ta g o n is m o s , 7 4 2 fre á tic a , 7 8 4 , 8 7 0
p e riu rb a n a s , 59 3 , 9 0 2 d e te rm in a c ió n , 7 4 0 fre á tic a c o lg a d a , 3 9 5
u rb a n a s , 591, 9 0 3 fo rm a s en el s u e lo , 741 o c ta é d ric a , 129
A re n a , 94, 95 lim ite d e to le ra n c ia , 7 4 0 te tra é d ric a , 129
fin a , 108 re g e n e ra c ió n , 7 4 2 C a p a c e o , 7 3 3 , 8 9 2 , 8 93
g ru e sa , 1 07 rie s g o d e to x ic id a d , 7 4 0 C a p a c id a d
A re n is c a , 1 2 0 ,1 2 1 , 5 2 5 to x ic id a d , 742 a g ro ló g ic a , 6 4 0
A rg ílico , 32, 73 B o sq u e , 2 6 4 ca lo rífic a , 4 1 9
A rid e z, 8 1 2 d e fro n d o s a s , 167 de a c e p ta c ió n de
A rid ific a c ió n , 8 1 6 d e z o n a te m p la d a , 168 re sid u o s, 8 5 8
A rid is o le s , 8 9 ,1 6 7 , 511, h o riz o n te s , 27 de ca m p o , 341
528, 5 73 tro p ic a le s h ú m e d o s , 168 de in te rc a m b io a n ió n ico ,
A rroz, 2 7 6 B re ch a , 120 23 4
A s fix ia rad icu la r, 781 B rillo , 46 de in te rc a m b io c a tió n ic o ,
A s o c ia c ió n de su e lo s , 6 03 B u c k in g h a m , 9 234, 235, 857
A u g ita , 1 2 3 ,1 2 8 e fe c tiv a , 23 6 , 2 5 7 , 261
B u je o , 5 3 2
A u tó tro fo s , 4 4 4 d e te rm in a c ió n , 241
B u ro ze m , 86
A zu fre , 4 0 7 , 4 5 9 re a c c io n e s de
B re zo , 167, 174
A zu l de m e tile n o , 2 3 4 in te rc a m b io , 241
d e n e u tra liz a c ió n de
B
c á cid o , 2 6 1 , 2 6 3
C R A D , 169, 3 4 1 , 3 4 2 , 3 45
C, 27 CP, ta m p ó n , 2 6 3
B, 27
C a c a h u e te , 7 8 3 CP, p a ra a c e p ta r p u rin e s,
B a cte ria s, 187, 191, 4 4 6 ,
C a d u c ifo lio s , 174 874
461
C á lcico , 32 c rite rio s , 8 7 7
B a n ca le s, 7 2 0
C a lc íc o la s , 2 5 3 C a ra s d e d e s liz a m ie n to , 29
B a ritin a , 151
C a lc ilu tita , 7 3 1 , 7 8 4 C a rb o n a to só d ic o , 25 2 ,
B a rre ra s v e g e ta le s , 718,
C a lciso l, 5 8 7 72 9 , 7 3 8
720
C a lcita , 121, 126, 1 5 2 ,1 5 3 C a rb o n a to s s e c u n d a rio s
B a rro s, 86
C a le ro , 86 id e n tific a b le s , 561
B a sa lto , 116, 119, 122,
C a lic a ta , 4 0 C /N , 166, 174, 186, 191,
140, 5 25
C a lid a d a m b ie n ta l, 4 6 5 194
B a se s de d a to s , 5 8 , 6 18
C a lid a d d e l s u e lo , 170, 8 25 C a rg a
B ase de re fe re n c ia m u n d ia l
C a liza , 121, 5 2 5 c rític a , 8 3 4
p a ra lo s re c u rs o s de
C a liz a a c tiv a , 6 3 6 c rític a s , c rite rio s , 8 35
s u e lo s (W R B ), 89
C a lo r d e l s u e lo , 4 1 7 d e s u p e rfic ie , 2 2 8
B a sicid a d , 251
B e n n e t, 9 C a lo r e s p e c ific o , 4 2 0 e lé c tric a , 130
B ic a rb o n a to só d ic o , 7 3 8 C á m a ra s , 7 2 , 271 im p lic a c io n e s , 130,
B io ce n o sis, 842 C a m b ia d o re s , 2 3 4 , 2 3 8 131
B io d e g ra d a c ió n , 167 C á m b ic o , 3 2 o rig e n , 1 3 0 ,1 3 1
B io d is p o n ib ilid a d , 169, 26 4 , C a m b io te x tu ra l a b ru p to , p e rm a n e n te s , 132, 2 2 9
841 56 0 , 58 3 , 7 8 2 v a ria b le s , 132, 2 2 9
B io m a c ro m o lé c u la s , 1 6 7 C a m b io s a e s c a la g lo b a l, C a rto g ra fía de s u e lo s , 552,
B io m a sa , 165, 166, 170 165 591
B io rre m e d ia c ió n , 8 48 C a m b is o l, 5 8 7 libre, 6 1 2
B io tita , 115, 116, 122, 124, C a m p o d e g o lf, 109 g e o e s ta d ís tic a , 6 1 2
1 2 6 ,1 2 8 C a n a ria s , 8 0 5 g ra d o d e a c tu a c ió n , 6 1 5
B io to p o , 8 4 2 C a n a le s, 7 2 , 271 in te n s id a d , 6 1 5
B io tu rb a c ió n , 168, 5 3 8 C a n S IS , 6 1 8 p re s u p u e s to , 6 2 4
B lo q u e d ia g ra m a , 6 1 4 C a o lin ita , 1 3 0 ,1 3 1 ,1 3 4 , C a s ta ñ o , 167
B o h e m ita , 151 2 4 1 , 2 6 2 , 7 3 1 , 741 C a te n a d e su e lo s, 5 3 4 , 6 0 4
918
C a tio n e s inte rca m b ia b les, respiratorio, 393 C o n ta cto
236 iso h ú m ico , 192 lítico, 38, 781, 783
C a vid a d e s, 72 Color, 38, 45 pa ra lítico , 784
Cd, 836 C o lo r litocrom o, 396 p e tro fé rrico , 503, 561
C e le stin a , 151 C o m en sa lism o , 461 C o n ta m in a ció n de suelos,
C e lu lo sa , 171, 172, 183, C o m pa cid a d , 54, 2 73 488, 830
188, 459 C o m pa cta ció n , 27, 779, no puntual, 843, 878
C e m e n ta cio n e s, 39, 55 788 zo n a s de riesgo, 876
C e m e n to geo pe ta l, 154 m edida, 789 C o n ta m in a n te s, 831
C e n iz a s v o lcá n ica s, 525 C o m pe te n cia , 461 potenciales, 856
C e n tro s de red istrib u ció n C o m plejo/s co m p o rta m ie n to , 857
de la s a lin id a d , 731 a rcillo -h ú m ico , 201 va lo re s guía, 836
C E R C L A , 844 de a lte ra ció n , 525
C o n te n id o de sodio
C ia n o sis, 868 de su e lo s, 604 in te rca m b ia b le, 728
C iclo de su p e rficie , 230
b io g e oq u ím ico , 832 C o n ve cció n té rm ica , 418
de e sfe ra externa,
d e la s rocas, 111 C ook, fó rm u la , 698
2 0 1 ,2 3 0 , 2 34
g e o q u ím ic o , 730 C o rindón, 151
de e sfe ra interna, 2 0 0 ,
C iclo (CI) C orrelator, 580, 607
230, 234, 741
a n tro p o g é n ic o s , 7 32 C o stra su p e rficia l, 272,
o rg a n o -m e tá lico s, 2 0 0 ,
a rte sia n o s, 732 295, 782, 783
201
b io g e oq u ím ico , 203, 4 53 C re cim ie n to
o rg a n o m in e ra le s, 199
co n tin e n ta le s, 730, 731 co m p e n sa to rio , 785
o rg á n ico s, 165
d e n u trie n te s, 185 C re cim ie n to radicular, 781,
C o m p o n e n te s o rg á n ico s
d e sa lin iza ció n , 7 29 7 87
té cn ica s de estu dio, 165
del C, 454 C rin o ha ló fila s, 746
C o m u n id a d e s ve g e ta le s,
del N, 869, 8 70 C rista le s de arcilla, 275
746
d e ltá ico s, 732 C risto ba lita , 123
C o n ce n tra ció n parcelaria,
e vo lu tivo s, 5 48 C ro m a , 47
721
h id ro ló g ico , 3 07 C ryo sol, 588
C o n cre cio n e s, 396
K, 546 C u a lid a d e s del te rre n o , 632
C o n d e nsa ció n , 4 19
m arinos, 732 C u a rcita , 119
C o n d icio n e s
C iclo silica to s, 1 1 3 ,1 2 5
ae ro b ia s, 396 C u a rzo , 1 1 4 ,1 1 5 ,1 1 6 ,1 1 7 ,
C ircó n , 124
a n a ero b ia s, 396, 788 121, 1 2 2 ,1 2 3 ,1 2 7
C la s e s de vu ln e ra b ilid a d ,
an h id ra s, 561 C u b ie rta ve g e ta l, 716
858
h id ro ló g ica s, 733 C u b ie rta ve g e ta l, factor,
C la se s te xtu ra le s, 96
red u cto ras, 396 7 09
C la sifica ció n
C o n d u cció n m olecular, 418 C u b ie rta s, 440
b io c lim á tic a de FAO, 801
C o n d u ctivid ad C u ltivo de co n servación,
de K ó p p p e n , 801
de su e lo s, 555, 579 e lé ctrica , 727 202
de T h o rn th w a ite , 801, h id rá u lica , 354 C u rva
805 e q u iva le nte , 356 c a ra cte rística de
C lim a, 526 in te rp re tación , 385, hu m e d a d , 333, 790
C lim o s e c u e n c ia s , 528, 6 04 386 in te rp re tación
C lo rita , 142 no sa tu ra d a , 358 de ne u tra liza ció n , 260,
C lo ro s is fé rrica , 154, 252 C o n d u ctivid a d té rm ica , 420 2 62
C lo ru ro e q u iva le nte , 428 de p o ten cia l de
cá lcico , 737 C o n g lo m e ra do s, 120 repulsión, 278
m ag n é sico , 7 37 C o n ife ra s, 174
p o tásico, 7 3 7 C o n se rva ció n de suelos,
só d ico , 7 36 543 Ch
C luster, 275, 2 84 m edidas, 713
C o e ficie n te C o n siste n cia , 39, 54, 296, C h a m ier, fórm ula, 698
C O L E , 561 635 C h e rn o ze m , 86 , 587
de Fourier, 420 C o n so cia ció n , 603 Chezy, exp re sió n , 692
919
D D is p e rs ió n , 2 8 1 , 2 9 6 , 2 9 7 E flu e n te , 8 5 7
ta sa , 2 8 8 E le m e n to s
D a n tín -R e v e n g a , índice, ensayo, 288 c ro m ó g e n o s , 150
800 D is p o n ib ilid a d de g ru e s o s , 39, 50, 94, 101,
DDT, 8 59 n u trie n te s , 2 3 4 107, 6 3 5
D a ta ció n de su e lo s , 547, D is ta n c ia b a sa l, 1 30 tra z a , 8 3 3
548 D istrib u c ió n d e su e lo s, 5 2 8 E lu via ció n , 26
D e fo re s ta c ió n , 5 44 D iv is o ria d e a g u a s , 53 1 , E m b e rg e r, ín d ice , 8 0 0
D e g ra d a c ió n , 778, 690 E m e rg e n c ia , 2 7 2 , 7 8 2
D e m a n d a b io ló g ic a de D o b le c a p a d ifu s a , 2 3 1 , E m e rso n , 2 8 2
o x íg e n o , 8 59 237, 257, 277, 767 E m p a q u e ta m ie n to , 2 7 6
D e m olon , 7 c o n fig u ra c ió n , 2 3 2 E n a re n a d o , 4 4 0
D e n o m in a c ió n d e los D o ku ch a e v, 3 E n ca la d o , 2 6 8 , 5 4 4 , 7 9 3 ,
su e lo s, c rite rio s , 85 D o lim ía , 121 897
D e n sid a d D o m in io s , 2 7 5 , 2 8 4 m é to d o s , 2 6 8
a p a re n te , 2 9 1 ,7 8 9 de b irre frin g e n c ia , 7 4 E n c o s tra m ie n to , 2 9 8
a p a re n te , m e d id a , 292, D re n a je , 168, 195, 386, E n c h a rc a m ie n to , 4 1 3
293 39 5 , 5 4 5 , 5 3 5 , 6 3 5 E n d o m ic o rriz a s , 4 6 4
a p a re n te , v a lo re s , 291 cla s e s , 5 3 5 E n d o p e d ió n , 31, 3 2 , 5 82
de o b s e rv a c io n e s , 621 co n d ic io n e s , 5 3 4 E n la ce c o v a le n te , 2 2 8
real, 291 D u ch a u fo u r, 7 E n la c e ió n ico , 2 2 8
real, v a lo re s , 291 D u rin o d o s, 561 E n m ie n d a s ca liz a s , 2 6 4
D e p u ra c ió n , 2 3 4 D u rip á n , 33, 7 8 2 E n s a y o s d e ca m p o , 53
D e s a rro llo D u riso l, 5 8 7 E n ta rq u in a d o , 7 3 2
s o s te n ib le /s u s te n ta b le , Dy, 2 1 7 E n tiso le s, 8 9 , 5 0 5 , 547,
207 576
D e s c o n ta m in a c ió n , 851 E n ye sa d o , 544
D e scrip ció n d e l s u e lo , 43 E E p ip e d ió n , 3 1 , 582
D e scrip ció n c o d ific a d a , 58 E q u iv a ln e te d e h u m e d a d ,
D e sie rto , 803 E c o s is te m a s a c u á tic o s , 343
de a re n a , 8 0 8 243 Erg, 808
d e g ra va , 8 0 9 E c o to x ic o lo g ía , 8 3 8 E ro sió n , 6 6 9
d e m o n ta ñ a , 8 0 8 E c to m ic o rriz a s , 4 6 4 h íd rica , 6 7 2
d e p ie d ra s , 8 0 9 E cu a ció n la m in ar, 6 7 3 , 7 0 2
D e s e rtific a c ió n , 7 9 8 , 8 1 3 d e B o ltz m a n , 232 p o r a rro y a d e ro s , 6 7 3 ,
c a u sa s, 8 1 4 , 8 1 6 de c o n tin u id a d , 3 6 2 702
m e d id a s de c o n tro l, 8 1 9 d e L a p la ce , 3 63 p o r b a rra n c o s , 6 7 3
p ro ce so s, 8 1 6 de M a rio n -B a b c o k , 7 3 5 p o r c á rc a v a s , 6 7 3
D e s e rtiz a c ió n , 8 13 de in te rc a m b io c a tió n ic o , p o r flu jo s u b s u p e rfic ia l,
D e s o rd e n tu rb o s tá tic o , 134 238 674
D ia g ra m a d e R ich a rd s, 3 62 p o r s a lp ic a d u ra , 673,
Eh - pH , 4 0 8 , 4 09 E d a d d e l s u e lo , 546 699, 700
s e m ilo g a rítm ic o , 103 E d a fo rra s g o s , 7 1 , 73 p o te n c ia l, 7 0 3
tria n g u la r, 103 E d a fo te c n o lo g ía , 5 4 6 a g e n te s , 671
D ia sp o ra , 151 E fe cto fa c to re s , 6 7 6
D ic o tile d ó n e a s , 7 82 d e ca tio n e s fo rm a s , 671
D ifu s iv id a d h id rá u lic a , 3 5 9 c o m p le m e n ta rio s , 2 4 0 p ro c e s o s , 6 7 5
D ifu s iv id a d té rm ic a , 4 2 2 d e h is té re s is , 3 3 4 , 3 3 7 E ro s io n a b ilid a d , 2 7 3 , 6 7 8
D ig ita cio n e s, 38 d e lo s co lo id e s factor, 7 0 7
D im e n s ió n te m p o ra l, 5 4 6 e s p e c ífic o s , 2 4 0 E ro s iv id a d , 6 7 8
D iorita, 116, 122 d e d ilu c ió n de va le n c ia , factor, 7 0 4
D is c o n tin u id a d lito ló g ic a , 240 E sca la d e un m a p a , 613,
25 e x p o s ic ió n , 8 4 0 616
D is o lu c ió n c o n g ru e n te , 731 in v e rn a d e ro , 190 E s c o rre n tía , 2 7 2 , 688
D is o lu c ió n in c o n g ru e n te , s o la n a -u m b ría , 168, 5 3 7 la m in ar, 691
731 E fe cto s a lp ic a d u ra , 2 9 9 s u p e rfic ia l, 7 3 1 , 8 7 7
920
s u p e rfic ia l co n ce ntra d a , siste m a s de ca p a cid ad , F itolito, 543
701 639 F itorrem e d ia ció n , 746, 850
c á lcu lo , 697 siste m a s ca te gó rico , 639 F itosa n ita rio s, 246
c o e fic ie n te , 694 siste m a s p a ra m é trico s, a d so rció n , 862
E sm e ctita , 1 3 1 ,1 3 8 , 788 639 co m p o rta m ie n to , 866
ESP, 237, 252, 281, 728, E va p o ración , 419 crite rio s de seguridad,
768 E xce d e n te de agua, 861
ESP, to le ra n c ia de los m odelos, 690 d e g ra d a ció n , 8 64
cu ltivo s, 759 E xceso de agua, 394 m e ca n ism o s de control,
E sp a cio d e hu e cos, 272 E xpansión, 296 862
E sparita, 122 lineal, 561 vo la tiliza ció n , 863
E spe cia ció n , 8 33 E xp a n sió n -re tra cció n , 281 F isuras, 72, 271
E sp e cie s in d ica d o ra s, 540 E xtrusiva, 116 F locu la ció n , 233, 281, 768
E sp e c tro m e tría Eucaliptus globulus, 2 63 F locu la ció n -d isp ersió n ,
de re s o n a n c ia m ag n é tica E uh a ló fila s, 7 46 234, 253, 281
nuclear, 177 F locu la ció n , valor, 281
in fra rroja, 177 F luidez, 55
E 4 /E 6 ,176
F Flujo
c o n ce ntra d o , 690
E sp a cio de hu e cos, 293,
F acto r ca p a cid a d , 2 60 d e g a se s p o r difusión,
2 95
F acto r in te n sid ad , 2 60 398
E sp ó d ico , 33
F acto re s fo rm a d o re s, 521 del a g u a en el suelo, 351
E sq u e m a FAO, 6 53
Fajas a lte rn a n te s, 7 18 e cu a cio ne s, 360
E sq u isto , 119, 525
Fallou, 3 de barro, 675
E sta b ilid a d
F an e rítica, 116 de calor, 417
de lo s a g re g a d o s
F angeo, 2 76 m edida, 439
c la se s, 288
Fase de ca lo r p o r conducción,
e v a lu a c ió n , 288, 290
g a se osa del suelo, 92 423
E sta d o e sta cio n a rio , 165
líq u id a del suelo, 92, 2 27 ecu a ció n, 423, 426
E sta d o de
só lid a del suelo, 91, 227 m éto d o s num éricos,
o x id o -re d u c c ió n , 395
del suelo, 91 4 33
d ia g n ó s tic o , 395
F atiga de los su e lo s, 189 so lu cio n e s, 426
m ed id a , 411
F auna, 5 38 d e tie rra , 675
E stepa, 86 lam inar, 6 90
efe ctos, 5 39
E sté rile s de m ina, 251, m acro scó p ico ,
F e ld e sp a to id e s, 1 1 4 ,1 2 3
2 6 3 , 265 F eld e sp a to s, 1 1 4 ,1 2 3 e cu a cio ne s, 350
E stru ctu ra no satu ra d o , 351
F élsica, 116
co n tin u a , 273 F en ó m e no s de adso rció n , s a tu ra d o , 351
del suelo, 39, 52, 271, 228 a co p la do s, 436
766 F e n ó m e n o s de a tra cció n F luvisol, 586
granular, 273 rep u lsió n , 2 79 F olístico , 32
m aciza, 2 73 F erralsol, 588 F ondo, 531, 532
d e g ra d a ció n , 286 F errih id rita , 151 F ondo ge o qu ím ico , 832
es ta b ilid a d , 189 F errolisis, 264 F orm ación del suelo, 111
gra d o , 2 73 F ertilidad p rincipio de zonalidad,
tip o , 274 del suelo, 209, 241 528
E studios física , 7 77 tasa, 547
m ed io a m b ie n ta le s , 366 q u ím ica , 777 te o ría de los fa cto re s de
E u tro fiza ció n , 243, 8 77 F ertiliza ció n , 544, 791 e sta do , 551
E va lu a ció n F ertiliza n te a cid ifica n te, F orm acion e s vegetales,
a m b ie n ta l, 844 2 63 541
de im p acto a m b ie n ta l, F ertirrig a ció n , 241 Fosas, relleno, 895
901 F ija ció n de N, 257 Fosas, se lla d o , 896
de su e lo s, 6 37 F ilo silica to s, 114, 125 Fosfatos, 877
del te rre n o , 6 37 F ilosilicatos, clasifica ció n , F osfatos, transferencia, 878
sis te m a s de a ptitud, 639 132 F ósforo, 205
921
F oto s a é re a s, 6 1 4 G ra n ito id e , 119, 5 2 5 H u e co s, g e o m e tría , 7 8 9
F racción G ra u v a c a , 121 H u g u e t d e l V illar, 10
a re n a , 52 G rie ta s , 3 9 , 57 H u m a to s s o lu b le s, 1 67
de la va d o , 7 5 1 , 7 5 2 G ru p o s d e su e lo s , 580, H um edad, 44
de la v a d o e fe c tiv a , 7 5 2 581, 583 H u m e d a d d e sa tu ra c ió n ,
g ra n u lo m é tric a s , 9 4 e le m e n to s fo rm a tiv o s , 312
F ra cta le s, 179 584 H u m e d a d , e s ta d o , 44
F ra g ip á n , 2 8 , 33 esquem a, 585 H u m ific a c ió n , 166, 167,
F rente de h u m e c ta c ió n , s ín te sis, 5 8 6 1 8 3 ,1 9 3 , 195
3 67 G ru p o s fu n c io n a le s , 2 2 9 H u m ific a c ió n , v ía d ire cta ,
Frevert, c o e fic ie n te , 6 9 4 G u a y a c il, u n id a d e s , 172 196
F re ve rt, fó rm u la , 6 98 G y p sico , 32, 7 8 2 H u m in a , 175, 1 7 6 ,1 9 4
F resno, 167 G y p s io rth id , 7 8 2 H u m u s, 165, 166
F ria b ilid a d , 55 G y p s is o l, 5 8 7 H u m u s, tip o s e co ló g ic o s ,
F uego, e fe c to s , 186 G y p s ó fila s , 1 57 216
F ue rza G y tja , 2 1 7
ió nica, 735
e le c tro s tá tic a s , 2 7 6 I
de B o m , 2 7 7 H
de e n la c e p o r p u e n te s Mita, 1 3 1 ,1 3 6 , 741
de h id ró g e n o , 2 2 8 H a ló fila s, 7 4 6 , 8 2 5 llu v ia c ió n , 27
de L o n d o n -V a n d e r H a llo ysita , 134, 136 Im á g e n e s d e sa té lite , 6 1 5
W a a ls, 2 2 8 , 2 7 6 , 2 7 9 H am ada, 809 Im o g o lita , 1 4 9 , 2 2 9
de re p u ls ió n , 2 7 7 H a ya , 167 Im p e d a n c ia , 7 8 5
d is p e rs iv a s , 2 9 9 H e m a tita , 151 Im p u re za s, m a p a , 22
F u n c io n e s de H e m ic e lu lo s a , 171, In ce n d io s, 187
e d a fo tra n s fe re n c ia , 37 1 7 2 ,1 8 8 In c e p tis o le s , 89, 50 7 , 52 8 ,
H e te ró tro fo s , 4 4 4 5 76
H id ra ta c ió n , 2 2 7 , 2 2 8 In c lu sio n e s, m ap a , 22
G H id ra to s d e ca rb o n o , 171, ín d ice
188 de a rid e z , 801
G a b ro , 116, 122 H id ro m o rfis m o , 781 de A rkle y, 5 2 7
G a p on , e c u a c ió n , 2 3 9 H ie lo -d e s h ie lo , 2 8 7 d e B ry s s in e , 5 2 7
G e lis o le s , 8 8 , 5 1 6 , 5 2 8 , H ie rro , 2 8 5 d e d is p e rs ió n , 2 8 8
571 H ilg a rd , 4 d e in e s ta b ilid a d
G e n e ra liz a c ió n H ip e rc á lc ic o , 32 e s tru c tu ra l, 2 8 8 , 2 9 0
c a rto g rá fic a , 6 0 0 H ip e rg y p s ic o , 32, 155, 7 8 3 d e M eye r, 5 2 7
ta x o n ó m ic a , 6 00 H ístico , 31 de M e ig s, 8 02
G e o e s ta d ís tic a , 61 2 , 8 3 7 H is to s o le s , 8 8 , 168, 199, de p la s tic id a d , 2 9 7
G e o m o rfo lo g ía , 5 3 0 516, 571, 588 d e to le ra n c ia , 8 3 9
G e rm in a c ió n , 4 1 7 , 748, H ju lstró m , 6 9 3 In filtra ció n , 2 7 2 , 3 6 5 , 688
749 H o lo c e lu lo s a , 171 a c u m u la d a , 3 6 6
G e o g ra fía de su e lo s , 5 9 6 H o n g o s, 187, 1 9 1 ,4 4 7 e c u a c io n e s , 3 7 1 , 3 7 3
G ib sita , 151, 2 5 8 H o riz o n te , 21 fa c to re s d e co n tro l, 3 6 8
G ilgai, 530 d e d ia g n ó s tic o , 30, 56 0 , p ro ce so , 3 6 7
G IS, 58, 61 5 , 61 9 , 8 3 7 580, 582 m o d e lo s , 6 9 0
d e ific a c ió n , 28 d e tra n s ic ió n , 24 v e lo c id a d , 3 6 6 , 3 7 2
G ley, 86 e n te rra d o , 29 In filtró m e tro
G le yso l, 5 86 g e n é tic o , 23, 24 d e a s p e rs ió n , 3 8 5
G lic o h a ló fila s , 7 4 6 o rg á n ic o , 25, 2 7 de d isco , 3 00
G ló sico , 32 e sp e so r, 3 8 de d o b le a n illo , 3 8 8
G o e tita, 151, 3 9 6 lím ite s, 38, 41 s im u la d o r d e llu via , 3 8 8
G o ta s de llu via , 2 9 9 a n tro p o g é n ic o s , 5 8 2 In h ib id o re s , c o m p u e s to s ,
G ra d o de p e d ia lid a d , 52 H o rm ig ó n , 2 5 2 168, 170, 173, 189
G ra m ín e a s , 174 H o rto n , m o d e lo , 6 9 0 In o s ilic a to s , 1 1 3 ,1 2 5
G ran ito , 116, 122 H u e co s, 71, 7 2 , 271 In s titu to d e E d a fo lo g ía , 13
922
In te rca m bio L ám ina de a rcilla, 130 Lo m b rice s de tie rra , 286,
an ió n ico , 133, 241 Lá m in a s d e lgadas, 443, 466, 538, 793
ca tió n ico , 133, 233 d e scrip ció n , 70 Longitud, factor, 708
ca tió n ico , e cu a cio ne s, Lang, índice, 799 LUT, 6 53
2 38 L a terización, 28 L utita, 120, 525
ca tió n ico , m od e lo de Le g um in o sa s, 1 7 4 ,1 8 7 L uvisol, 587
Vasenlow , 239 Lenguas, 38
d e ga se s, 397 a lb e lú vica s, 583
In te rd ig itiza cio n e s, 561 L e p id ocro cita , 151, 396 Ll
In te re stra tifica d o s, 144 Lep to so l, 587
In te rfa se só lid o -líq u id o , L E U ,653 L luvia, 678, 679
2 2 7 , 228 L e va n ta m ie n to de suelos, ácida, 2 63
In te rflu vio , 531 593, 604 e n e rg ía cin é tica , 683
Intrusiva, 116 L e va nta m ie n to, fin alidad, in te n sid ad , 679
Iso p ed io n e s, 22, 23 616 gotas, 681
Iso te rm a s de a d so rció n , Ley
2 44 de a cción de m asas,
Iso ye tas, m étodo, 685 240, 251 M
ISS S, 16 de B uckingham -D arcy,
IU SS , 16 351, 358 M acro e stru ctu ra, 273, 294
de Darcy, 352 M a cro fa u na , 446
de Darcy, lim itaciones, M acro rre lie ve , 530
J 357 M áfica, 116
de D arcy ge n era liza d a , M agm a, 115
J a ro s ita , 2 8 ,1 5 2 355 M althus, 2 10
Ja sp e , 121 de Fick, 385 M anchas, 39, 49, 396
Jenny, 8 , 522 de P oiseuille, 350 M angle, 394
d e S tokes, 102 M anning, coe ficie n te , 694
del m ínim o, 2 M anning, fó rm u la , 693
K L e ye nd a de un m apa, 579, M antillo, 166
600, 612 M apa A g ro n ó m ico
K, 26 Licorella, 86 N a cio n a l, 11
K á n d ico , 33 Liebig, 1 ,2 0 9 , 2 10 M ap a s de suelos, 536, 593
K a sta n o ze m , 587 L igando, 2 34 c rite rio s de calidad, 621,
Kelley, 9 Lignina, 1 7 1 ,1 7 2 ,1 7 3 , 6 22
Keuper, 731 189, 4 59 índice de calidad, 622
K ovda, 6 vía de, 195 utiliza ció n , 634
K u biena, 8 Lím ite M arbut, 4
a m p litu d , 4 1 ,4 2 M árm ol, 119
de e xp a n sió n , 296, 297 M asa basal, 71, 74
L e ntre h o rizo n te s, 41 M ate ria org á n ica , 5 6 ,1 6 5 ,
fo rm a , 42 2 46
L a b ora to rio s, 63 líquido, 296, 297 a cid ifica n te , 167
LAF, 63 nitidez, 4 1 ,4 2 fresca , 165,
L a boreo, 27, 168, 202, 288, plástico, 296, 297 m ejora n te , 167
544, 791 Lim o, 9 5 ,1 0 8 no h ú m ica , 167
a nivel, 7 17 L im olita, 120 C IC , 1 6 9 ,1 9 8
m ínim o , 718 L ípidos, 1 7 4 ,1 8 9 a n á lisis enzim ático,
tra d icio n a l, 779 L iq ú e n e s, 465 186
L a d era s L isím e tro , 859 ca lid a d , 1 6 6 ,1 8 6 , 209
fo rm a s, 533 Lixisol, 588 ca rg a m olecular, 198
in clin a ció n , 534 L ixivia ció n , 183 co n te n id o , 167
lo n g itu d, 5 34 L o ca ha ló fila s, 746 d e sco m p o sició n , 183
o rie n ta c ió n , 534 Lodos, 879 evo lu ció n , 183
p ro ce so s, 533 Lodos, u tiliza ció n , 881 fraccio n a m ie n to , 176,
L ago T exococo, 769 LO EL, 838 193
923
fu n c io n e s , 168 física , 4 7 4 fib ro s o s , 145
h u m ific a c ió n , 1 8 3 ,1 9 3 g e o q u ím ic a , 4 7 4 , 4 7 6 ro c a s íg n e a s, 122
in d ic a d o r de ca lid a d , g ra d o s , 4 8 6 ro c a s m e ta m ó rfic a s , 124
166 m ica s, 4 8 2 ro c a s s e d im e n ta ria s , 125
m in e ra liz a c ió n , 183, m in e ra le s te rríg e n o s , 125
184, 190 fe rro m a g n e s ia n o s , 4 8 3 id e n tific a c ió n , 1 27
m o d e lo s , 178 m o d e lo s , 4 8 6 M in e ra liz a c ió n , 1 8 3 ,1 8 5 ,
ta s a de re n o v a c ió p o r c a rb o n a ta c ió n , 483 236, 460
a n u al, 2 0 4 , 2 0 5 p o r d is o lu c ió n , 4 7 9 M in e ra liz a c ió n ,
té c n ic a s de e s tu d io , p o r fo rm a c ió n de m o d e liz a c ió n , 1 9 1 ,1 9 2
175, 176, 177, 1 78 c o m p le jo s , 4 8 5 M in e ra liz a c ió n , ta sa , 185
tie m p o de re c ic la d o , p o r h id ra ta c ió n , 4 8 0 M in e ra lo g ía d e a rc illa s , 2 8 6
203 p o r h id ró lis is , 4 8 0 M in e ría a cie lo a b ie rto , 886
tie m p o de re s id e n c ia p o r in te rc a m b io ió n ico , tip o de e x p lo ta c io n e s ,
m e d io , 2 0 3 485 887
s u p e rfic ie e s p e c ífica , p o r o x id o -re d u c c ió n , 4 8 5 M o d e lo
169 M é to d o de G a p o n , 2 3 9
v e lo c id a d de A u g e r-H o le , 3 8 0 de G o u y -C h a p m a n , 2 3 2
d e s c o m p o s ic ió n , 184 d e a n a lo g ía e lé c tric a , d e H e lm h o ltz, 2 3 2
M ate ria l 434 de o rg a n iz a c ió n
a ló c to n o , 523 d e d ife re n c ia s fin ita s , e s p a cia l, 6 0 6
a u tó c to n o , 5 2 4 433 de S te rn , 2 3 3
o rig in a rio , 91, 5 23 d e e le m e n to s fin ito s , 4 3 3 M oder, 2 1 7
g ra d o de u n ifo rm id a d , de M un tz, 3 8 7 M ó d u lo d e ru p tu ra , 2 9 6
5 25 d e la p ip e ta , 102 M ó llico , 31
M a te ria le s d e H e n in , 2 8 9 M o lliso le s, 89, 168, 512,
á lb ico s, 5 6 0 de in filtra c ió n , 3 83 528, 574
a m o rfo s , 53 d e la s z o n a s M o n e ra s, 4 4 6
a n tro p o g e o m ó rfic o s , 5 8 3 a g ro e c o ló g ic a s , 6 6 3 M o n o c o tile d ó n e a s , 7 8 2
c a lc á re o s , 5 83 d e l h id ró m e tro , 102 M o n o c u ltiv o , 189
d e trític o s te rríg e n o s , d e l ín d ice de M o n tm o rillo n ita , 1 3 9 ,2 8 1 ,
119, 120 p o te n c ia lid a d , 666 2 8 3 , 741
d ia g n ó s tic o , 5 8 3 d e l p ie z ó m e tro , 3 8 2 M or, 1 7 4 ,2 1 7
e sc á lp ic o s , 9 0 7 d e l v a lo r ín d ice , 6 5 9 M o rfo lo g ía d e s u e lo s , 37
e s p ó d ic o s , 561 M é xico , 15, 153, 3 9 4 M o sco vita , 115, 124, 126,
e s p ó lic o s , 9 0 7 M eye r, ín d ice , 7 9 9 127
flú v ic o s , 583 M ico rriza s, 4 6 4 M o te a d o , 3 9 6
g á rb ic o s , 9 0 7 M icrita , 121 M o v ilid a d de lo s e le m e n to s,
g y p s íric o s , 5 83 M ic ro a m b ie n te s , 4 5 8 2 5 5 , 731
o rg á n ic o s , 583 M ic ro e s tru c tu ra , 7 1 ,2 7 3 , M o v im ie n to d e l a g u a , 292,
su lfíd ic o s , 583 275, 294 349
té tric o s , 583 M ic ro fa u n a , 4 4 6 M u lch in g , 301
tix o tró p ic o s , 55, 301 M ic ro m o rfo lo g ía , 65, M ull, 1 7 4 ,2 1 7
ú rb ico s, 9 0 7 M ic ro o rg a n is m o s (M ), 286, M üller, 3
M atiz, 46 44 6 , 4 5 7
M ed io p o ro so , 2 9 0 , 3 4 9 M, in te ra c c io n e s , 461
M elán ico , 32 M ic ro rre lie v e , 5 3 0 N
M e so fa u n a , 4 4 6 M ic ro s c o p io e le c tró n ic o , 64
M e s o rre lie v e , 5 3 0 M ic ro s c o p io p e tro g rá fic o , N a s c e n c ia , 7 9 2
M e ta n o , 190 64, 66 N á trico , e n d o p e d ió n , 32,
M e te o riz a c ió n , 2 7 , 23 6 , M in e ra le s 729, 782
26 4 , 73 1 , 741 d e a rc illa , 128, 251 N e c e s id a d e s d e ca l, 26 4 ,
b io ló g ica , 4 8 7 d e l su e lo s , 127 265
e s q u e m a g e n e ra l, 4 7 3 id e n tific a c ió n , 1 57 N e c e s id a d e s d e ca l,
fe ld e s p a to s , 481 e d a fo g é n ic o s , 122 cá lc u lo , 2 6 5
fa c to re s de c o n tro l, 4 8 7 e v a p o rític o s , 7 3 4 N e c ro m a s a , 1 6 5 ,1 6 6 ,1 6 8
924
N e crosis, 744 O xid o -re d u cció n , estado, Pirita, 124, 152, 263, 459,
N eis, 119 50, 395 896
N e so silica to s, 1 1 3 ,1 2 5 Ó xid o s de hierro, 101 P iro cla sto s, 119
N e u tra lism o , 461 O xiso le s, 54, 89, 136, 285, P irofilita, 130
N itosol, 588 266, 515, 528, 572 P irólisis, 178
N itra to sódico, 7 39 P irolusita, 151
N itra to s, 4 59 P iro xe n o s, 1 1 3 ,1 2 3
N itrifica ció n , 407, 870 P P isolitos, 154
N itró ge n o , 205 Placa de presión, 336
ciclo, 868 P a isa je de suelos, 599 P laca de su cció n , 335
d e sn itrific a c ió n , 407, 870 P a isaje co le ctivo , 885 P lácico, 33
fija ció n , 870 P ale o su e lo , 549 P laggen, 31
in m o viliza ció n , 8 70 P a lig o rskita , 145 P la g io cla sa s, 1 1 6 ,1 2 3 ,1 2 7
m in e ra liza ció n , 870 P alin o lo g ía , 548 P la n ifica ció n , 885
v o la tiliz a c ió n , 870 P a ra sitism o , 461 P lanosol, 28, 587
N -N 0 3 P astoreo, 8 17 P la n ta cio n e s a nivel, 717
N - N 0 3, c o n ta m in a ció n , 867 Pb, 836 P la sticid a d , 55
N -N O t m e d id a s de control, P ectina, 171 P linthosol, 588
872 P e dialidad, 273 P lu vio la va d o s, 263
N -N O 3 p ro ce d e n cia , 871 Pedial, 2 73 P o d e r ta m p ó n , 261
N -N O 3 m ovim ie n to , 872 Pedión, 2 1 ,2 2 P odzol, 8 6 , 588
N, b lo q u eo , 170, 186 P e d re go sid a d , 50, 6 35 P olders, 545
N ive la c io n e s, 7 33 Peligro, 838 P o life n o le s, vía de, 196
N o dulos, 27, 154 P endiente, factor, 708 PAC, 543
N O E C , 839 P e n e tra ció n de la s raíces, P o rce n ta je de saturación
N O E L , 838 2 72 de bases, 2 37
N o n tro n ita , 139 P e n e tró m e tro , 299, 789 Poros, 271
N o m ad ism o , 817 P é rd id a to le ra b le de suelo, P oros de tran sm isió n , 293
N ú m e ro de cu rva , 698 547 Poros, tam año, 790
N ú m ero de R eynolds, 352 Perfil, 21 P orosidad, 57, 2 8 1 ,2 8 2 ,
P erfil sa lin o , 7 52 293
P e ridotita, 116, 122 P o rosidad interagregados,
O P e rm a fro st, 28 2 94
P e rm e a b ilid a d , 290, 535 P o rosidad intraagregados,
Ó ch rico , 31 P e rm e a b ilid a d in trín se ca , 2 94
O livin o , 1 1 3 ,1 2 3 356 P o rosidad total, 294
O lm o, 167 P e rm e á m e tro , 377, 378, P otencial, 319
O p a lo , 152 379 ca tió n ico , 262
O rg a n is m o s del su e lo P e rm e á m e tro de disco, 384 c o m p o n e n te s, 321
a ccio n e s, 444 P e rm e á m e tro de G uelph, del a g u a del suelo, 318
a u tó tro fo s, 4 44 384 d e a lu m inio, 262
ca ra c te rís tic a s , 4 46 P e rsiste n cia , 2 47 d e presión, 321, 323
fa c to re s de co n tro l, 456 P esticidas, 228 d e repulsión, 278
h e teró tro fo s, 444 P e tro cálcico , 32, 154, 781 g ra vita cio n a l, 321
q u im io lito tró fic o s , 4 44 P e tro gyp sico , 782 h id rá u lico , 328
sim b ió tic o s , 444 pH, 251 m atricia l, 323
tip o s, 444, 445 pH crítico, 266 n e u m á tico , 324
O rg a n is m o s veg e ta le s, pH de a b ra sió n , 481 osm ó tico , 320, 324, 326
c o m p o s ic ió n , 174 pH ó p tim o , 266 redox, 404, 405
O rste in , 33 pH, in te rva lo s, 2 54 total, 320, 326
O rto fo to m a p a , 6 15 pH, m edida, 2 52 total, m edida, 329
O rto q u ím ico , 120 P h aeozem , 587 P rá ctica s de conservación,
O rto sa , 115, 123, 127 P icea, 167 factor, 711
Ó xico , 33, 54 P ie zó m e tro , 324, 329 P re cip ita ció n , 686
O xid a c ió n , estado, 49 P ino, 167, 174 P re cip ita ció n en una
O xid o s de Fe, 124, 150 Pinus pinaster, 263 cu e n ca, 684
925
P re sió n de h in c h a m ie n to , fu e rte m e n te h ú m ic a s , R eg, 809
233 583 R e g a d ío , 7 3 2
P re sió n o s m ó tic a , 2 2 8 g é ric a s , 583 R e g a d ío , p ro y e c to s , 3 6 6
P rim e fa rm la n d , 6 49 g lé ica s, 5 8 3 R é g im e n
P ro c e s o s e d a fo g e n é tic o s h id ro ló g ic a s , 3 4 9 á c u ic o , 5 6 6
a d ic io n e s , 4 9 2 d e te rm in a c ió n , 3 7 7 a ríd ic o , 56 7 , 8 0 6
a litiz a c ió n , 5 0 2 té rm ic a s , 4 1 9 de te m p e ra tu ra , 5 8 0
a rg ilu v ia c ió n , 4 99 in fe rid a s , 3 7 , 38 de h u m e d a d , 39, 527,
a s p e c to s g e n e ra le s , 4 8 9 o b s e rv a d a s , 37 58 0 , 781
b ru n ific a c ió n , 4 9 3 q u ím ic a s , 169 p e rá c u ic o , 5 6 6
c a lc ific a c ió n , 4 9 6 P ro te ín a s, 173, 189, 4 5 9 p e rú d ic o , 5 6 7
d u rip á n , 4 9 8 P ro tista s, 461 té rm ic o , 4 1 7
e d a fo tu rb a c ió n , 4 9 3 P ro to c o o p e ra c ió n , 461 m o d ific a c ió n , 4 3 9
e lu v ia c ió n , 501 P s e u d o a re n a s , 101 tó rric o , 5 6 7
rag ip á n , 4 9 5 P s e u d o lim o s , 101 úd ico , 5 6 7
fe rra lltiz a c ió n , P s e u d o m ic e lio s , 154 ú stico , 5 6 7
fe rro lis is , 4 9 4 P s ic ró m e tro d e te rm o p a r, x é ric o , 5 6 7
g le ific a c ió n , 493 332 R e g is tro d e te rre n o s
g y p s ific a c ió n , 4 9 7 P u e n te d e W h e a ts to n e , c o n ta m in a d o s , 8 4 5
h u m ific a c ió n , 4 93 728 R e g o lita , 5 2 4
la te riz a c ió n , 5 02 P u n to de a d h e re n c ia , 51 R e g o so l, 5 8 7
la va d o , 501 P u n to de c a rg a ce ro , 2 3 0 R e h a b ilita c ió n , 2 6 5 , 8 8 8 ,
P u n to d e m a rc h ita m ie n to , 889, 8 9 0
lín e a de p ie d ra s , 501
342 c o n d ic io n a n te s , 891
lixivia ció n , 501
P u n to is o e lé c tric o , 2 3 0 fa c to re s de co n tro l, 888
m a d u ra c ió n , 4 9 5
P u rin e s, 8 7 0 , 8 7 4 , 8 7 5 p ro c e s o , 8 9 4
m a te ria le s s u fú ric o s , 4 9 4
p ro y e c to , 9 0 0 , 901
m a te ria le s s u lfu ro s o s,
R e lie ve , 531
4 94
o s c u re c im ie n to , 5 06
Q R e n d im ie n to , d is m in u c ió n ,
189
p e tro c a lc ific a c ió n , 4 9 6
Q /l, 2 4 3 R e n d o ll, 2 8 5
p e tro fe rriz a c ió n , 4 9 9
Quercus robur, 2 6 3 R e n d zin a , 86
p e tro g y p s ific a c ló n , 4 9 8
Q u im io litó tro fo s , 4 4 5 R e p o b la c io n e s fo re s ta le s ,
p lá c ic o , 4 9 5
Q u in o n a , 1 9 6 ,1 9 7 718
p lin tiz a c ió n , 5 0 2
R e p ta ció n , 6 7 5
p o d s o liz a c ió n , 5 0 0
R e q u e rim ie n to d e la va d o ,
ru b e fa c c ió n , 4 9 3
R 752
s a lin iz a c ió n , 4 9 8
R e sid u o s, 8 2 6
s o d ific a c ió n , 4 9 8 R a d ia ció n , 4 1 9 a g ríc o la s , 828
tra n s lo c a c io n e s , 4 9 6 R a d io ió n ico , 2 2 8 fo re s ta le s , 828
P ro c e s o s fo rm a d o re s R a m ser, fó rm u la , 6 9 2 , 6 98 fu e n te , 8 47
m e te o riz a c ió n , 471 R a íce s, 56, 7 8 6 g a n a d e ro s , 8 7 0
P ro c e s o s redox, 4 0 2 R e a cció n d e l su e lo , 251 in d u s tria le s , 8 2 8
P ro fu n d id a d d e l s u e lo , 38 R e a c c io n e s d e in te rca m b io , m a n e jo , 8 4 5
P ro fu n d id a d e fe c tiv a , 38 241 s ó lid o s u rb a n o s, 828,
P ro g ra m a d e e n c a la d o , R e a c c io n e s d e su p e rfic ie , 880
26 6 , 267 227 tip o lo g ía , 8 2 8
P ro p ie d a d e s R e c a lc itra n te , 8 4 9 R e silie n c ia , 169, 8 2 6
b io ló g ic a s , 169 R e cicla je , 8 4 5 R e sin o sa s, e s p e c ie s , 167,
álica s, 583 R e c o n o c im ie n to , 6 0 5 187
á n d ic a s , 5 60 R e d o x, 731 R e s is te n c ia m e c á n ic a , 785
a ríd ic a s , 5 8 3 R e d o c, e c u a c io n e s , 4 0 7 R e s is te n c ia tix o tró p ic a , 302
d ia g n ó s tic o , 5 8 2 R e d is trib u c ió n d e l a g u a , R e so lu c ió n e s p a c ia l, 633
e s tá g n lc a s , 583 375 R e s ta u ra c ió n , 8 8 9
fe rrá lic a s , 5 8 3 R e d u n d a n c ia fu n c io n a l, R e sto s v e g e ta le s ,
fís ic a s , 169 842 c o m p o s ic ió n 170
926
R e u tiliza ció n , 845 sin to m a to lo g ía , 744 S o d icid a d , efe ctos, 744,
R e ve g e ta ció n , 2 65 to le ra n cia de las plantas, 745
R ich a rds, 9 747, 755 S o d ifica ció n , 729, 733
R iego 818, 838, 842 to le ra n cia relativa, 7 48 Soil Taxonom y, 8 8 , 555
p o r a sp e rsió n , 301 S alin iza ció n , 286, 729, 733 ca ra cte rística s de
R iesgo S alp ica d u ra, 699 d ia g n óstico , 561, 562
d e to xicid a d , 2 56 S anidina, 123 c a te g o ría ta xo nó m ica s,
co m p o n e n te s, 840 S apropel, 217 569
e v a lu a c ió n , 843 SA R , 239, 7 2 8 e stru ctu ra, 559
fu e n te , 840 S auce, 167 nive le s je rárq u ico s, 88
receptor, 840 S e cció n control, 34 principios, 5 57
vía, 840 S e cu e stro de C, 168, 206, reg ím e n es de hum edad,
R iolita, 116, 122 2 07 562
R izo sfe ra , 462, 784 S e d e s de in te rca m b io , 234 reg ím e n es de
R izo tron e s, 784 S e lf-m u lch in g , 286 te m p e ra tu ra , 568
Roble, 167, 174 S ella d o , 272, 282, 297, reg la s de nom enclatura,
R o ca d u ra c o n tin ua , 5 83 3 6 9 ,3 7 0 569
R o ca m adre, 91 S ellado, índice, 300 S o lo n ch a k, 8 6 , 587
R ocas a lca lin a s, 117 S ellado, p re d icció n del S o lo n e tz, 8 6 , 587
R ocas ca lco -a lca lin a s, 117 riesgo, 2 99 S olu ció n externa, 231
R ocas c a lco -só d ica s, 117 S e n so r S olum , 34
R ocas ca rb o n a ta d a s, 121 de c u a tro e le ctro d o s, S o lva ta ció n , 227
R o ca s ígneas, 114, 523 771 S ó m brico, 33
acid e z, 1 1 6 ,1 1 7 de sa lin id a d , 771 S o n d a de su cció n , 771,
cla sifica ció n , 116 e le ctro m a g n é tico , 771 8 59
co m p o sició n refle cto m é trico , 771 S oro silica to s, 113
m in era ló g ica , 1 1 7 ,1 1 8 S e p io lita , 147 S o rtivid a d , 360
e s tru ctu ra , 117 Seq u ía , 812 S oste n ib le , 826
te xtu ra , 117 Se q u u m , 30 S O T E R , 615, 618
R o ca s m eta m ó rfica s, 119, S e rie de su e lo s, 607, 608, S p o d o so le s, 8 8 ,1 9 9 , 513,
5 23 609 528, 547, 571
R o ca s s e d im e n ta ria s, 119, S e rie de las pla g io cla sas, S p re n ge l, 3
731 115, 123 S trem m e, 7
cla sifica ció n , 120 S e rie s de H ofm eister, 2 37 S u e la de labor, 38, 783
R ojo C ongo, 234 S e rie s lio trófica s, 237 Suelo,
R ubial, 86 S e rp e ntin ita s, 119 co n tam in a d o , 831
R usch, 2 10 S ie m b ra d irecta, 7 18 en te rra d o , 549
R usell, 7 S ierozem , 86 fósil, 549
R utilo, 151 S ilica to s, 112 m ineral, 25
S ilica to s, p rincipios o rg á n ico , 25
e stru ctu rales, 113 té cn ica s de estu dio, 61
S S iloxa n a , 230 S u e lo s
S im b io sis, 445, 461 á cid o s, CIC , 2 4 1 ,2 5 7 ,
S a h e lo -S u d a n e sa , región, S im u la d o r de lluvia, 703 263
818 S IN E D A R E S , 58 a ctu ales, 548
S aladar, 86 S iringil, u nidades, 172 a fe cta d o s p o r sales, 729
S a le s so lu b le s, 157, 734, S iste m a a rcilla -a g u a , 282, a lca lin o s, 251, 252
7 36 283, 231 a re n o so s, 2 76
S a lg ü e ro, 86 S iste m a de cultivo , 2 86 ca lizo s, 237, 252, 735
S álico, e n d op e d ió n , 32, S iste m a d isp e rso , 2 84 ca lizo s, C IC , 241
7 29 S iste m a radicular, 780, co n ta m in a d o s, 836
S a lin id a d , 53, 252, 825 782, 786 cu ltiva d o s, 27
e fe ctos, 744, 7 66 S iste m a R iq u ie r-B ra m ao - de á re a s d e sé rtica s, 810
e fe c to s fis io ló g ic o s , 745 C ornet, 651 de a rrozal, 190, 276
m ed id a , 771 S liken sid e , 29 de ciclo corto, 548
resiste n cia , 748 S o b re e n ca la d o , 266 de ciclo largo, 549
927
d e p ra d e ra , 167 Tasca, 86 T ú n e z , 101
d e re g a d ío , 2 7 2 T a xa d ju n to , 6 0 4 T u rm a lin a , 7 4 1 , 7 4 3
d e s u lfa to s á c id o s , 25 1 , TD R , 315 Turnover, 2 0 3 , 2 0 5
264 T é c n ic a s a v a n z a d a s de T u rb e ra , 2 1 7
d e n o m in a c ió n , 83 e s tu d io , 64
d is im ila re s , 601 T é c n ic a s d e c u ltiv o , 2 8 6 ,
e x p a n s ib le s , 3 2 7 440 U
fo re s ta le s , 166 T e cto silica to s, 114, 149
h id ro m o rfo s , 28 T e fro cro n o lo g ía , 548 U b ic u is ta s , 2 5 3
lito c ro m o s , 45 T e m p e ra tu ra d e l su e lo , 4 1 8 U ltiso le s, 54, 89, 136, 514,
m e d ite rrá n e o s , 27 m e d id a , 4 3 7 52 8 , 54 7 , 5 7 4
m o n o c íc lic o s , 548 re p re s e n ta c ió n , 4 3 8 U m b rico , 31
m o n o g é n ic o s , 5 4 8 T e m p e ro , 2 8 6 , 7 7 9 U m b riso l, 5 8 7
o rg á n ic o s , 2 3 7 T e n sió m e tro , 3 3 0 , 3 3 5 U n id a d
p o lic íc lic o s , 549 T eoría e s tru c tu ra l, 130
p o lig é n ic o s , 5 49 d e L e w is, 2 5 9 d e fá b ric a , 2 7 6
s a lin o s , 2 2 8 , 7 2 7 , 7 3 5 d e l a ju s te o s m ó tic o , 7 4 5 de m a n e jo , 6 03
s a lin o -s ó d ic o s , 2 9 0 , 7 2 7 del a lu m in io , 2 5 6 de su e lo s, 58 0 , 581
s im u la re s , 6 0 0 d e l h id ró g e n o , 2 5 6 e le m e n to s fo rm a tiv o s ,
s ó d ic o s , 2 3 7 , 2 5 2 , 7 2 7 d e la d ivis ió n ce lu la r, 7 4 5 586
tro p ic a le s , 5 4 , 2 8 5 d e la s e q u ía fis io ló g ic a , re g la s g e n e ra le s , 5 85
ye s o s o s , 2 9 3 , 7 3 5 745
c a rto g rá fic a s , 5 9 9 , 781
zo n a h ú m e d a , 27 de la to x ic id a d
lím ite s, 606
S u e lo s, g ru p o s , 89 e s p e c ífic a , 7 4 5
im p u re za s, 6 0 0
S u fo sió n , 674, 6 75 T e p e ta te , 28
in c lu sio n e s, 6 0 0
S u lfa to m a g n é s ic o , 7 3 8 T e rra za s, 7 1 9
e s tru c tu ra le s , 271
S u lfa to p o tá s ic o , 7 3 8 T e rre n o a b a n d o n a d o , 829,
m o rfo e d á fic a s , 2 2 , 6 0 9
S u lfa to só d ico , 7 3 7 830
a x o n ó m ic a s , 5 9 9
S u lfú rico , e n d o p e d ió n , 33, T e rre n o c o n ta m in a d o , 829,
U n iq u e fa rm la n d , 6 4 9
252 83 0 , 831
U ru gu a y, 15
S u lfu ro s, 4 5 9 T extu ra , 51, 9 1 , 9 3 , 7 8 9
U SB R , 645
S u p e rfic ie de d e p ó s ito , 5 4 6 T extu ra , in te rp re ta c ió n , 106
T ha e r, 2 1 0 U S L E , 9, 7 0 3 , 7 0 4
S u p e rfic ie de e ro s ió n , 5 4 6
S u p e rfic ie s , e s tu d io , 57 T h ie s s e n , 6 85 U S LE , d is c u s ió n , 7 1 2
S u s ta n c ia s h ú m ic a s , 166, Thom pson, 234
167, 193 T ie m p o de co n c e n tra c ió ,
v ía s d e fo rm a c ió n , 195, 6 95 V
196 T ie rra fin a , 50
c a ra c te rís tic a s , 1 98 T ilo, 167 V a lo r d e flo c u la c ió n , 7 6 8
co m p o rta m ie n to , 198 T ixo tro p ía , 149, 301 V a lo r n, 561
g ru p o s fu n c io n a le s , 196 T o p o s e c u e n c ia , 5 3 3 , 5 3 4 V a lle d e l E b ro , 8 0 5
S u s ta n c ia s p e lig ro s a s , 8 2 6 T o rtu o sid a d , 351 Van B e e rs, 8
S u s titu c ió n is o m ó rfic a , 131 T oxicida d , 8 3 8 V a ria b ilid a d e s p a c ia l, 521
p o r a lu m in io , 2 5 2 , 2 5 7 V a ria ció n al aza r, 521
por m anganeso, 252, V a ria ció n s is te m á tic a , 521
T 257 V e lo cid a d d e in filtra ció n ,
T ra n s fo rm a c io n e s en 37 2 , 3 7 3
Tablas M u n s e ll, 4 5 , 46 re g a d ío , 7 3 3 in te rp re ta c ió n , 3 8 9 , 3 9 0
T acto id e s, 2 7 5 , 281 T ra n s fo rm a c io n e s en m e d id a , 3 8 7
Taludes, e s ta b ilid a d , 8 9 9 re g a d ío , im p a c to s , 7 3 3 V e g e ta ció n
Taninos, 1 73 T ra n s lo c a c ió n , 2 2 8 e fe c to s , 5 42
Tasa T ra n s m is ió n d e l calor, 4 1 8 in d ic a d o re s v e g e ta c ió n
de d ifu s ió n de o x íg e n o , m e c a n is m o s , 4 1 8 p a sa d a , 5 4 2
412 T ré b o l s u b te rrá n e o , 7 8 2 V e rm ic u lita , 140, 2 3 0
de d is p e rs ió n , 2 8 8 T rid im ita , 123 V e rtid o , 8 4 5
de re s p ira c ió n , 3 93 T ru o g , 2 5 5 V e rtie n te s, 531
928
V e rtiso le s, 29, 89, 140, Y árida s, distribución, 801,
509, 547, 573, 587, 782, 804
871 Y, 26 árida s, suelos, 807
V e sícu la s, 72 Yerm o, 86 árida s, usos del suelo,
V id a en el suelo, 271 Yeso, 27, 112, 1 5 2 ,1 5 4 , 811
V id a m ed ia , 865 729, 742 de e n ra iza m ie n to, 750
a u tig én ico , 155 d e sé rtica s, 168
fib ro so , 156 hú m e d a s, 237, 263
W lenticular, 7 3 ,1 5 5 se m iárid a s, 168, 237,
pétreo, 156 804
Way, 2 34 ve rm ifo rm e , 155 vo lcá n ica s, 741
W hltney, 4 Z o n a lid a d , 528
W R B , 89, 579
W R B , e n d o p e d io n e s , 582 Z
W R B , e p ip e dion e s, 582
W R B , p rin cip io s, 581 Z eo lita s, 149
Zn, 836
Z on a
X a g ro e co ló g ica s, 663
á rida s 168, 237, 797,
X e n o b ió tic o , 1 7 0 ,1 8 3 , 8 27 803
929
La p u b lic a c ió n d e la te rc e ra e d ic ió n d e E d a fo lo g ía p a ra la a g r ic u lt u r a y e l m e d io
a m b ie n t e , v ie n e a d a r re s p u e s ta a l in te r é s d e m o s tr a d o e n e l m u n d o d e h a b la
e s p a ñ o la p o r la o b ra . L o s p r o fe s o r e s Dr. J a im e P o rta , Dr. C a rlo s R o q u e ro y la p r o
fe s o ra D ra. M a rta L ó p e z -A c e v e d o , h a n te n id o e n c u e n ta lo s a v a n c e s re c ie n te s e n
e l e s tu d io d e lo s s u e lo s y p r o fu n d iz a n e n e l e n fo q u e m e d io a m b ie n ta l. P o r e llo , la
o b ra m a n tie n e u n e n fo q u e d e g r a n a c tu a lid a d y n iv e l, s i b ie n p e r m it e u n a le c tu ra
s in n e c e s id a d d e c o n o c im ie n to s p r e v io s s o b r e s u e lo s . Se c o m p o n e d e c u a tro b lo
q u e s te m á tic o s : M o r fo lo g ía y d e s c r ip c ió n d e s u e lo s ; C o m p o n e n te s y p r o p ie d a d e s
de lo s s u e lo s , G é n e s is , c la s ific a c ió n (W R B y S o il T a x o n o m y ), c a rto g r a fía y u s o d e
in fo r m a c ió n d e s u e lo s ; y D e g r a d a c ió n y r e h a b ilita c ió n d e s u e lo s , to d o s e llo s c o n
n u e v a in fo rm a c ió n .
En ca d a te m a se p a r te d e u n n iv e l in tr o d u c to r io y se lle g a a u n t r a ta m ie n to a v a n
zad o. C ada vez q u e u n c a p ítu lo h a s id o o b je to d e u n a r e e s tr u c tu r a c ió n a fo n d o , se
ha c o n ta d o c o n la r e v is ió n d e u n e s p e c ia lis ta , p a r a t o m a r e n c o n s id e r a c ió n s u s
p u n to s d e v is ta a v a n z a d o s . La o b ra , d e le c tu r a a g ra d a b le , in c lu y e e n to d o s lo s
c a p ítu lo s E s t u d io s d e c a s o s , a u m e n ta d o s e n la p r e s e n te e d ic ió n , p o r lo g e n e r a l
re s u e lto s o p la n te a n d o la s b a s e s p a ra s u d is c u s ió n . E s te e n fo q u e a y u d a a a d q u i
r ir u n a s ó lid a c o m p r e s ió n y c o n e llo fo m e n ta e l g u s to p o r e l e s tu d io d e lo s s u e lo s
y e l s a b e r ha ce r. S a b e r y s a b e r h a ce r. E ste es u n m a n u a l d e E d a fo lo g ía p e n s a d o
p a ra s e rv ir.
E d a fo lo g ía p a ra la a g r ic u lt u r a y e l m e d io a m b ie n t e tie n e in te r é s ta n to p a ra e s tu
d ia n te s d e a g r ic u ltu r a , m o n te s , g e o g ra fía , b io lo g ía , g e o lo g ía y m e d io a m b ie n te ,
c o m o p a ra to d o s a q u e llo s in te re s a d o s e n la m e jo r a d e la c a lid a d a m b ie n ta l y e l
lo g r o d e u n d e s a r r o llo s o s te n ib le /s u s te n ta b le .