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De Frances Tustin en esta biblioteca

El cascarón protector
Barreras autistas en pacientes neuróticos ' en niños y adultos
Frances Tustin
Miembro Honoraria
Association of CWld Psychotherapists
Afiliada Honoraria
British Psychoanalytical Society

Amorrortu editores
Buenos Aires
Directores de la biblioteca de psicología y psicoanálisis, A todas las personas que generosamente han discutido
Jorge Colapinto y David Maldavsky conmigo su trabqjo clinico, y así wnpliaron y enrtquecte
The Protectiue Shell in Chtldren and Adults. Frances ron considerablemente mi experiencia tndwtdual lúntta
Tustin da, y en particular al doctor W. R. Bfon. quien me enseñó
a disfrutar de ese compañerismo.
e:: © Frances Tustin, 199Qjediqón original. H. Karnac
Books-Ud::;- represent§...pefThe Cathy Miller Rights
Agency. Londres, Inglaterra) ¿No puedes socorrer a un espíritu doliente,
Traducción, José Luis Etcheveny Quitar de la memoria una arraigada cuita,
Borrar los inscritos infortunios del cerebro,
Unica edición en castellano autorizada por la autora y Y con algún antídoto de dulce olvido
debidamente protegida en todos los países. Queda he- Purificar el abrumado pecho de esa materia peligrosa
cho el depósito que previene la ley no 11.723. ©Todos Que apesadumbra el corazón?
los derechos de la edición castellana reservados por
Amorrortu editores S. A., Paraguay 1225, 7° piso, Bue- Shakespeare, Macbeth, acto V, escena 3
nos Aires.

La reproducción total o parcial de este libro en forma


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electrónico. incluyendo fotocopia, grabación o cualquier
sistema de almacenamiento y recuperación de informa-
ción, no autorizada por los editores, viola derechos re-
servados. Cualquier utilización debe ser previamente
solicitada.

Industria argentina. Made in Argentina

ISBN 950-518-522-7
ISBN 0-946439-81-8. Londres, edición original

Impreso en los Talleres Gráficos Color Efe, Paso 192,


i\v<'llaneda. provincia de Buenos Aires. en mayo d<' 1992.

i'h':Hin dt· esta <'<llclón: 2.000 ejemplares.


Indice general

11 Reconoc1mientos
13 Prefacio

17 l. Lo que es y lo que no es autismo


51 2. Ser o no ser
79 3. La psicoterapia como tratamiento para
niños autistas
95 4. Confirmaciones de los resultados obtenidos
con la psicoterapia de niños autistas
115 5 . Psicoterapia con niños que no pueden jugar
141 6. El niño que me enseñó sobre la
encapsulación autista
165 7. La cápsula autista en pacientes adultos
neuróticos
189 8. Aplicación por otros profesionales de lo
descubierto en niños autistas a pacientes
adultos neuróticos
211 9. Ser dado a luz del cascarón autista: pasar a
integrar un grupo
229 10. Autismo en un paciente adulto
235 11. · Palabras finales
237 1'2. Una aclaración
239 La alianza rota

241 Referencias bibliográficas


Reconocimientos

Deseo expresar mi agradecimiento por el cuidado


médico que recibí del doctor Jean-Michel Serisé y por el
bondadoso trato que me dispensaron la doctora Ann Se-
risé y el doctor Lafforgue cuando enfermé y debí ser hos-
pitalizada mientras daba conferencias en Burdeos. Sin
su auxilio, acaso este libro no habría visto la luz. Tam-
bién agradezco a Cesare Sacerdoti de Karnac Books el
apoyo y aliento brindados durante mi convalecencia.
Ello mantuvo viva en mí la posibilidad de terminar mi
última contribución al estudio psicoterapéutico del au-
tismo. El amable ofrecimiento de asistencia de Maria
Pozzi me ayudó a recomenzar; se encargó de resumir
con cuidado unos trabajos para cuya lectura aún estaba
demasiado débil en ese momento. Tuve también un im-
portante apoyo de Kate King, quien se ofreció a dactilo-
grafiar los diversos capítulos, los compaginó y me los
trajo a casa, tarea para la cual debió descifrar con pa-
ciencia mi letra manuscrita. Esta mención de las perso-
nas que me hicieron posible terminar este libro no esta-
ría completa si no incluyera a mi amiga escocesa, la se-
ñora Jessie Pearce, quien, a mi salida del hospital, me
cuidó con muchísimo esmero, y que desde entonces no
ha dejado de asistirme y de asistir a mi esposo. Como
siempre, mi cálido agradecirrtiento para Alexander y Mi-
riam Newman de la Asociación •Squiggle• (cuyo espíritu
ecuménico nunca degenera en un eclecticismo blando y
sentimental), que me procuraron una plataforma desde
la que pude hacer conocer las posibilidades de la psico-
terapia con niños autistas. Nunca dejaron de prestarme
ayuda cuando hube de necesitarla con ese propósito.
Debo dejar constancia, por fin, de mi reconocimiento
a los editores que me autorizaron a incluir trcrbajos pu
blicados originalmente en sus revistas o libros. Escribir

il
un trabajo a pedido de un editor supone dar forma a los
pensamientos nuevos que incubaban en nosotros desde
Prefacio
la última vez que tratamos por escrito sobre el mismo
asunto. Después que otros lo leen, amigos y colegas ge-
nerosos hacen comentarios y envían importantes escri-
tos en conexión con el tema abordado, lo que lleva a re-
visar y modificar el trabajo original. Fue lo que ocurrió
con varios de los capítulos de este libro. que original-
mente se publicaron en otra parte. Pero ahora. compilar
trabajos que se habían publicado de manera indepen- Mi trabajo con niños autistas ha sido un permanente
diente y en diferentes lugares da a cada uno de ellos estímulo para seguir pensando. Esto explica que el pre-
una dimensión nueva, porque se los ve reunidos como sente libro sea complementario de mi anterior Auttstic
parte de un plan de conocimiento que avanza. Barrters in N euro tic Pattents (1987). donde me concentré
en los aspectos de barrera del autismo. En el libro ac-
Frances Tustin tual, en cambio, que enhebra algunos de los trabajos es-
Mayo de 1989 critos después de la publicación de aquel otro, el asunto
considerado son los aspectos protectores del autismo.
'Cada trabajo nuevo que escribimos suma una pizca de
comprensión más honda. En estos últimos años he es-
tudiado con preferencia la ilusión, que los niños autis-
tas generan a fin de proteger su blanda vulnerabilidad,
de tener a modo de un cascarón duro como cobertura
externa de su cuerpo. He llegado a comprender que es
un uso idiosincrásico y perverso de sus sensaciones
corporales el que los ha llevado a fabricarse esta delu -
sión de encontrarse protegidos por un cascarón duro.
Examino este proceso en detalle en varias partes del
presente libro; lo ejemplifico en particular en el capítulo
6, donde trato sobre el niño que me enseñó aspectos de
la encapsulación autista. El capítulo 7. cuyo asunto es
la cápsula autista que encontrarnos en algunos pacien-
tes neuróticos adultos, demuestra el valor de .aplicar a
este tipo de pacientes descubrimientos obtenidos en el
trabajo con niños autistas. También nos ayuda a tomar
más contacto con estos últimos y nos libra de verlos co-
mo criaturas ajenas, extrañas, por entero diferentes de
nosotros.
Según lo comprobaremos, estos niños desarrollan el
cascarón protector porque están bajo el imperio com
pulsivo de unas reacciones de •huida• hiper -inten s a s;
las reacciones de •lucha• no forman parte del rcp(•rtorlo
de estos niños pasivos. Las de •huida• cons ls l<'ll 1' 11

l il
esquivar y en buscar refugio. Según lo he mostrado en tanto intenta aclarar lo que el autismo es y lo que él n o
mis anteriores libros sobre el autismo, estos niños en su es. También prepara al lector para abordar unos esta
p~ra irúancia tom~ticia de su separac10n cor- dos extraños y no conceptualizados, con miras a cuya
püi::al de la madre nutrtcia de una manera que les resul- comunicación me he visto forzada a encontrar pala-
tó particularmente traumática y afligente (Tustin-;l97z;- bras y conceptos.
1981, 1987). En el presente libro he modificado misan-
teriores concepciones demasiado simplistas sobre las Frances Tustin
circunstancias que causaron esa aflicción; en efecto, a Mayo de 1989
la luz de la amplia reseña que Daniel Stern nos ofrece de
los descubrimientos recientes referidos a la primera in-
fancia, ya no es admisible postular un estado autista in- '

~"~ ~ <J;<..
diferenciado absoluto que fuera el estado normal en ella.
Lo que surge de un estudio de niños autistas detallado y 1....../V-' ~
sistemático, que no se reduzca a los fenómenos exter-
nos, es que en su primerisima irúancia se sintieron re-
pelidos abruptamente por una maare a quien, por di-
\
\~-? ~
versas razones, habían experimentado como parte de su
cuerpo. Intentaron proteger su consiguiente desvali~ \...
miento y vulnerabilidad con la manipulación de Stij
sustancias y sensaciones corporales, a fin de distraer su
atención de esta herida corporal y cerrar el paso a ulte:
riores aflicciones. Por esta vía, en lugar de protegerse
flexiblemente y con naturalidad, se encapsulan de una
manera estática y rígida. He expuesto detalles de esto
en mis libros anteriores, y aquí aporto otros.
Acaso todos hacemos lo mismo en cierta medida,
puesto que el cuidado humano no puede tener una
perfección tan absoluta como la que pide nuestra exi-
gencia. Pero a causa de las particulares circunstan-
cias en que los niños autistas se encuentran, y a cau-
sa de su particular naturaleza, las reacciones de •hui-
da• protectora, engendradas merced a sensaciones, se
han exagerado hasta el punto de torcer de manera de-
sastrosa su vida sensible. Esta distorsión de su vida
sensible implica la inevitable distorsión de su desarro-
llo psicológico. El cascarón autista les siive para pro]
tt'ge rlos d e terrores externos y para taponar el potente
vo lC'flll ck sentimientos provocados por la experiencia
prc· n m t11 rn ele exis tir como un ser separado. Esta tri-
ltt rllll' l(> n cll ·l •ex is tir• s e examina en el capítulo 2 . El
•:npil rtl u 1 dis pone· el escen a rio para los descubrimien-
1•~• 14 e: n rl'tl d1 ·r·n cl os c·u los capítulos qu e le siguen, en

1 ~1 11•
l. Lo que es y lo que no es autismo

' •Con demasiada frecuencia y durante demasiado tiem-


po nos quedamos ajilera y, con una creciente perpleji-
dad teórica, lo mirábamos [al niño autista] trasgredir de
continuo con: su conducta las leyes de la psicopatología
ortodoxa. En el presente, nuestra única esperanza es
entrar en él y contemplar el mundo con sus ojoS».

James Anthony..:. •An experimental approach to the


psychopathology of childhood autism•, 1958, pág. 211

Esa •perplejidad teórica• que James Anthony seña-


laba hace ya muchos años, en 1958, sigue impidiendo
un diagnóstico preciso del autismo. Por ejemplo, en fe-
cha tan reciente como la de 1986, el profesor de psi-
quiatría polaco Andrzej Gardziel escribía:

•Hoy se usan diversas escalas diagnósticas (.. .) algu-


nos niños que se incluyen en el diagnóstico de autis-
mo por aplicación de una escala pueden ser excluidos
por otra• (Gardziel, 1986).

Esta confusión e incertidumbre sobre el diagnóstico


parece debida a la insistencia que la tradición clasifi-
catoria de la psiquiatría pone en rasgos descriptivos
externos. Según mi experiencia, la dificultad diagnós-
tica desaparece en buena medida cuando penetramos
más allá de los fenómenos externos y estudiamos las
reacciones de fondo que dieron origen a los rasgos ex-
ternos de la perturbación. Si tomamos nota de estas
reacciones de fondo introducimos un orden unificador
en las ya señaladas características externas tan dlvt·r
sas, y que no parecen presentar conexión las unas con descrito por Kanner es muy raro. Se estima que s u 111
las otras, de la psicopatología autista. cidencia es de cuatro niños cada diez mil, y su co
Pero antes de internarnos en la descripción de des- mienzo se sitúa antes de los dos años y medio. Pero es
cubrimientos psicoterapéuticos, quiero resumir lo que poco frecuente que se lo diagnostique en ese momen
se ha escrito hasta hoy acerca del diagnóstico del au- to. Los padres de niños autistas suelen narrar tristes
tismo de la niñez desde un punto de vista externo . historias: tuvieron que andar de profesional en profe-
sional antes que reconocieran la condición del niño.
Parece entonces importante alertar a los agentes de
salud y otros que tratan con madres y niños pequeños
Sección l. Rasgos diagnósticos descriptivos acerca de la señal de peligro de una madre y un bebé
que no parecen en contacto recíproco.
externos Esto me pone frente al rasgo más destacado de los
niños autistas. que es su falta de relaciones sociales
Parece conveniente comenzar por el trabajo señero normales. En su trabajo de 1976, el profesor Rutter,
de Leo Kanner (1943), en el cual diferencia, con méto- notable autoridad en la sintomatología del autismo,
do descriptivo, el síndrome que denominó autismo describió la ausencia de la mirada a los ojos en estos
infantil temprano de la deficiencia mental innata. He niños, y el hecho de que no adoptan el gesto anticipa-
aquí su descripción de Paul, un niño de cinco años: torio normal cuando son alzados (amoldamiento del
cuerpo, según lo ha denominado Margaret Mahler) .
•Por su parte no establecía lazo afectivo alguno con la Expuso además que no acuden a sus padres en busca
gente. Se comportaba como si esta le fuera indiferente de consuelo, y abordan a los extraños con la misma fa-
o incluso no existiera. No le importaba que se le habla- cilidad que a las personas a quienes conocen bien. No
ra en tono amistoso o de reto. Nunca miraba a la cara. juegan en cooperación, y no parecen importarles ni los
Si llegaba a tener alguna relación con personas, las sentimientos ni los intereses de los demás.
trataba (a partes de ellas, más bien) como si fueran Sobre la base de un trabajo experimental humanis-
objetos• (ibi.d .). ta con niños autistas, el doctor Peter Hobson (1986).
colaborador del doctor Rutter, ha demostrado la au-
I~scribe también: sencia de empatia en estos niños. Con el mismo mé-
todo del doctor Hobson, Uta Frith (1985), del Medical
•Cada uno de los niños, después que entraron todos Research Council, ha comprobado su falta de imagi-
t'll el consultorio, buscó enseguida ladrillos de cons- nación. Estos descubrimientos me han resultado de
lnH'Clón, juguetes u otros objetos, sin prestar la me- valioso auxilio para comprender a niños autistas de-
llor nl<'nción a las personas presentes. Sería erróneo clarados. Son rasgos específicos de estos. · ·
de dr que no tomaban nota de la presencia de perso- El doctor Rutter (1979) ha descrito tres síntomas
llolll l*«·ro In gente, tan pronto como dejaba solos a los cardinales para el diagnóstico de niños autistas. El
11lfu m, IIIH'III d mismo papel que el escritorio, la biblio- pómero es ue no desarrollan relaciones sociales.~
t••t_•r• 1.1 d rumnrlo. Las idas y venidas, aunque fueran segun~o es e~t~ el lenguaje: a gunos son mu-
de lt• IIIIIIIH•, pnrecían no contar• (ibid.). dos, otros, ecolálicos. a menudo con confus!ón en el
uso de pronombres personales como •yo• y •tú•. El t.cr
1)« ·u le d uiiHmo momento de su publicación, y con cersíntomád'escrito PO!: Rutter es su conducta ritwi
!!\!tlh 'll••ldnd, c•l t rnho.jo de Kanner despertó mucho lista y compulsiva, asocüi.da con movimientos y gcHtOH
lidí' i'•'~n. No o lt Minnlc•, hoy sabemos que el síndrome .\ estereotioados.

IU
Bernard Rirnland (1964), quien escribe desde el Síntomas que se presentan en la primera infancia.
mismo punto de vista conductista del profesor Rutter, Victor señala también que de niños pequeñitos y des-
ha descrito en detalle los rasgos externos del autisrno pués, se quedan contentos solos durante horas.
de la niñez, diferenciándolo, además, de la esquizofre-
nia de la niñez. Inspirado en su trabajo corno jefe de una unidad de
Desde una perspectiva más amplia que la adoptada atención diurna para niños psicóticos en los Estado'l
por Rutter o Rirnland, George Victor (1986) distinguió Unidos, y escribiendo en su condición de psiquiatra
además entre autisrno y esquizofrenia de la niñez. psicoterapeuta, el doctor Robert Olin (1975) distingue
Analizó materiales muy diversos, desde experimentos al niño autista del esquizofrénico, y también del que
de laboratorio con animales hasta biografias de niiíos sufre un retardo de base orgánica. En particular, com-
autistas escritas por sus padres. En el capítulo 2 de para sus sentimientos de identidad. Acerca del niño
su libro, resume los siguientes síntomas: 1 autista, escribe:

Rituales. Tienen por lo común la función de man- •El problema de identidad del niño autista es el de
tener el autocontrol e impedir que el ambiente cambie; sentirse tan pequeño e iñsignificante que apenas exis-
los niños autistas presentan rituales más bizarros que te. El se defiende entonces de unos sentimientos de
los niños esquizofrénicos, y se aferran a ellos con más inexistencia con empleo de toda su fuerza y capacidad
tenacidad. para convertirse en un cascarón de poder indestructi-
ble• (Olin, 1975).
Aislamiento. Expone la condición solitaria de los ni-
ños autistas, su desapego y su retraimiento. Estos niños pueden creer que se convierten en un au-
tomóvil, en el botón de la luz, en un piso de mosaicos o
Sensación. Victor describe la visión periférica de es- en un tocadiscos. Se asimilan a esas cosas en lugar de
tos niños, su sordera aparente así corno su desconsi- identificarse con seres humanos vivos. Prosigue Olin,
deración hacia los sucesos cercanos al mismo tiempo en su comparación del niño autista con el niño esqui-
que atienden a los distantes. zofrénico:

Sexo. Las excitaciones silvestres de los niños autis- •Un niño esquizofrénico, por el otro lado, siente que su
tas se asemejan a raptos u orgasmos; estos niños son identidad es muy dispersa y difusa: corno polvo en el
hipersexuales y muy sensuales. aire (... ) Su personalidad es corno un plato roto o un
lw.
puñado de arena arrojado al viento• (ibid.).
Movimiento. A veces hacen girar la cabeza, rechinan
los dientes, guiñan los ojos y gesticulan. Y continúa:

Sueño. Son comunes las dificultades para dormir. •El [el niño esquizofrénico) fragmenta y confunde de
las maneras más ingeniosas. Por ejemplo, sus pala
Síntomas variados. Victor refiere la indiferencia de bras carecen de sentido para el observador. Pero ck
los niños autistas hacia las posesiones, y señala que repente este descubre que existe una especie el<' 1111'11 '
1 wl(' desazonados ver cosas rotas o incompletas. Ex- saje secreto en lo dicho y obrado• (ibid.).
111 lllt' Hll p:tnico ante el cambio más leve y su indiferen-
1 1.1 unlt• loH earnbios importantes. En comparación, el niño dcdamdaJJwult ~ utiiiHIII 1
~ mudo o ecolállco.

., 1
Olin se extiende sobre otra diferencia entre los dos
de un tercio de los niños esquizofrénicos de la mucstm
tipos de psicopatología, a saber: las alucinaciones
suelen ser un rasgo del niño esquizofrénico pero no del considerada presentaran historiales anteriores de sín
tomas autistas una continuidad entre autismo y es
niño autista, aunque se pueden presentar en el curso
quizofrenia?•. En su intento de dar respuesta a esta
del tratamiento cuando el niño autista se recupera.
pregunta, apuntan que, más que sustentar una tesis
Es dificil diferenciar entre niños autistas y esquizo-
de continuidad, sus descubrimientos indican la nece-
frénicos cuando se utilizan sólo rasgos descriptivos
sidad de repensar el modo en que se han definido es-
externos, según lo muestra Olin:
tas perturbaciones. En este sentido, los autores han
conjeturado que en muchos de los trabajos anteriores
•Como el niño autista, el esquizofrénico suele no ser
se habían descuidado importantes cuestiones evoluti-
cariñoso. Se resiste a aprender. Tiene dificultades pa-
vas a causa de una excesiva adhesión a la edad delco-
ra mezclarse con otros niños• (ibid.).
mienzo como criterio diagnóstico. Llegaron entonces a
la conclusión de que sus descubrimientos ponían de
En el mismo sentido, continúa:
relieve la índole evolutiva de la esquizofrenia en los ni-
ños. Esto coincide con mis propias observaciones psi-
•Algunos niños esquizofrénicos tienen historiales si-
coterapéuticas, que me han inducido a conjeturar
milares a los de los niftos autistas~ (ibid.).
que, en algunos casos, el autismo se ha desarrollado
como protección frente a la desintegración que es ca-
Afirma más adelante:
racterística de la esquizofrenia. Entonces, si el autis-
mo revierte, se manifiesta la esquizofrenia latente.
•Al principio, ciertos niños parecen autistas. Después,
Tanto el enca.Esulamiento autista como el enmarañ~­
se los ve esquizofrénicos. O, a la inversa, algunos ni-
miento es~izofrénico se generan como reacciones
ños desarrollan inicialmente una esquizofrenia que
protectoras frente a la degresión del tipo ·a~ro ~­
después se convierte en autismo• (ibid.).
gro•. Espero mostrar más adelante en este capítulo
que, si van'los más allá de los síntomas externos, po-
Otros autores se han referido a esta fluctuación entre
demos obtener una visión más profunda de las cues-
a utismo y esquizofrenia en algunos niños psicóticos;
tiones evolutivas que introducen una diferencia entre
también yo la he observado. Un trabajo reciente que
las protecciones del autismo infantil y las de la esqui-
trata del desarrollo de síntomas en la esquizofrenia in-
zofrenia infantil.
fa ntil plantea importantes interrogaciones en torno de Pero, antes de entrar en esas consideraciones, ne-
es ta fluctuac'ión. 2 Allí, John Watkins, RobertAsarnow
cesito corregir ciertos equívocos comunes acerca de
y ()eter Tanguay (1988) presentan los descubrimientos
los niños autistas.
CJIIC ' hi<'l<'ron en un estudio de dieciocho niños que sa-
l l ~ l ll < ' lltlllos criterios del DSM III para la esquizofrenia,
COII •·otulc •uzo anterior a cumplir los diez años. Halla-
Correcciones a equfvocos
H) II q11c tt iutomas de autismo infantil estaban presen-
hJR ' 11 1'1 :1!1°/c¡ de la muestra, y que el comienzo de la
La idea errónea de que a todos los niños autistas les
l•tJ •ptl i'. Oft«~ lllll Hohrcvino, en niños con historial de sín-
ha faltado amor cuando bebés ha conducido a poner
( IHI HIO n uU ul.t H 1'11 1-1 11 primera infancia, a una edad an-
excesivamente el acento en causas ambientales, así
' iDI' q• w 1' 11 111 m H uhios de la muestra.
como a intentos sobrecompensatorios de remediar su
CCnllllttiiiCI Í•tl, loH autores hicieron esta importan-
condición autista. El primero en sustentar esta cou
¡!ITH•••II n: •,r, ln1pll• ·u c•l descubrimiento de que más
cepción de que el niño autista no ha sido amado C'IIHll

tJ !\
~ () 9- do bebé fue Leo Kanner, quien escribió que la madre Cree que el a u tismo es una disfunción o pert 11 rlual'lura
......... de estos niños era •fria• e «intelectual>. Además, desde en aquellos intercambios emocionales entre uutdn· y
1 luego, Dibs, el niño autista descrito por Virginia Axline bebé que regulan su contrato (... ) En lo esencial. 1111"
....;:~J .. parece que su opinión es que los bebés nacen con estu
' (1966, 1971), no fue ni amado ni deseado. Pero no ha
""t~ sido este el caso de todos los niños autistas. Por ejem- disposición emocional sumamente compleja, cuya
y ' plo, las madres de todos aquellos niños con los que yo función es establecer comunicación y regular el con
trabajé habían estado deprimidas en algún momento tacto con otros seres humanos. Esta disposición es
~
cuando el hijo era pequeño, pero lo habían deseado y sumamente compleja y delicada, y se desarregla con
"' no se habían mostrado desamoradas, aunque es pro- facilidad•.
bable que el cuidado que le dispensaron dejara mucho
~ 9" que desear a causa de su depresión. He encontrado esto muy afin con mi propio punto de
A propósito de esta idea de que las madres de niños vista. Me ha parecido que las más de las teorías sobre
autistas fueron desamoradas, Helen Baker, psicóloga el autismo no insisten lo suficiente en las proclivida-
de niños de un Departamento de Niños y Adolescentes des innatas. Explicaciones demasiado •racionales• se
de Australia, escribe: ofrecen para la aversión de estos niños al contacto hu-
mano; por ejemplo, que han sido rechazados por su
•En mi carácter de psicóloga de niños que ha trabaja- madre, cuando se ajusta mucho más a los hechos clí-
do con niños autistas y sus padres durante un período nicos ver en su conducta algo completamente irracio-
de doce años, no he comprobado absolutamente n1n- nal, reactivo con arreglo a ciertas predisposiciones
guna relación entre la existencia de esta condición y la biológicas que son comunes a todos los animales hu-
falta de amor demostrada por los padres. Al contrario, manos. Por supuesto, la ponderación entre influjos
algunos de los padres más cariñosos que he conocido ambientales y genéticos será distinta en cada caso,
eran de aquellos a quienes les sucedió tener hljos au- pero predisposiciones psicobiológicas innatas, comu-
tistas• (carta del 6 de abril de 1988). nes a todos los seres humanos, han de desempeñar el ~
papel vital. 1·::.
Creo que una diversidad de interacciones naturaleza- Otro equívoco popular que me parece importante)
crianza puede llevar al autismo. También me ha pare- corregir es el de que todos los niños autistas padecen
cido que en algunos casos correspondía dar más im- de lesión cerebral. Aquí se apl.Iea lo mismo que en el \~ ._'P":
portancia a los factores genéticos que a los ambienta- caso aél desamor: el hecho de que algunos de estos ni-
les. Desde luego, aún resta por hacer mucho trabajo ños estén aquejados de lesión cerebral no significa ' 'R
en la evaluación y la determinación de estos niños. que todos la padezcan.
He encontrado siempre que la hipótesis de Colin
Trevarthen acerca del autismo, que él derivó de su ob-
servación de bebés, estaba de acuerdo con la mía, que Lesión cerebral
surgió del trabajo clínico con niños. Victoria Hamilton,
que conoció a Trevarthen y asistió a sus conferencias El profesor Adriano Giannotti y la doctora Giulian-
en Los Angeles, me ha enviado un resumen de sus na de Astis, que trabajan en el departamento de inves-
puntos de vista. Lo ha hecho de manera tan sucinta tigación y psicoterapia del Instituto de Neuropsiquia-
que quiero citarlo aquí. Me escribió: tría Infantil de la Universidad de Roma, y cuyos jóve-
nes pacientes autistas son todos investigados prime-
•Trevarthen acepta el diagnóstico descriptivo de Kan- ramente en el bien equipado laboratorio de estudios
ner, pero rechaza la hipótesis de la madre heladera. metabólicos y orgánicos de ese Instituto, han escrito:

24 25
•El hecho de que algunos de estos rasgos de autismo lanie Klein fue precursora en el reconocimiento y trata
se acompañen en ocasiones de lesiones cerebrales le- miento de psicosis en niños. Sin embargo, ~tlnguió ;'\
ves vuelve necesario investigar un importante proble- entre autismo y esquizofrenia de la niñez.~ quien .U
ma. Muchos de los casos que hemos observado y tra- se refirió en su trabajo de 1930 •The importarlce of sym- '<
tado con algún buen resultado habían recibido el diag- bol formation in the development ofthe ego~. era un ni- / <J~ ")
nóstico de retardo mental, o aun de cerebropatia, con ño al que hoy por cierto le diagnosticaríamos autismo, S (.
la consecuencia de que se hubiera descartado toda pero Kanner publicó su trabajo sobre el autismo infantil
posibilidad de desarrollo psíquico normal. Nuestra ex- tempranosólo en 1943, o sea, catorce años después de
periencia en esta materia nos ha mostrado que alte- la publicación del trabajo de Melanie Klein. Ella vio ~u e
raciones cerebrales comprobadas por encefalograma Dick era diferente de los otros niños psicóticos que ha-
tienden a desaparecer con un tratamiento psicotera- bía observado, pero después de muchQ_.cavilar sobre es-
péutico; no creemos, por lo tanto, que se deba atribuir te punto le dia~ostlco Dementta Praecox, como se de-
demasiada importancia a estas lesiones en la indica- nominaba entonces a la esquizofrenia. Su vida siempre
ción de psicoterapia. Casos en que la condición autis- urgida por el trabajo no le dejó tiempo para corregir su
ta se asocia con alteraciones cerebropáticas graves (. .. ) diagnóstico de Dick a la luz de los descubrimientos de
han sido excluidos de nuestra experiencia• (Giannotti Kanner.
y De Astis, 1978).

Lo malo es que, para el observador superficial. el tipo Margaret Mahler


de autismo que se origina por lo principal en perturba-
ciones psicológicas puede verse virtualmente idéntico Traba ó hacia la misma época que Melanie Klein e- le,
al originado en una lesión orgánica grave. Hace falta, ro, por el hecho de vivir en os sta os o , tuvo m u- ~
desde luego, una investigación cuidadosa y profunda. ~1) chas oportuni ades de discutir personalmente 'Cüñ"Léo .
En mi trabajo clínico, que lleva ya treinta años, sólo /" Kanner, en razón de lo cual Margaret Mahler incorporo
~
admití en tratamiento psicoterapéutico a niños autis- loS"CleScubrtmientos de este a sus propias teonas. De-
tas en quienes no se había comprobado lesión cere- dicó la mayor parte de su vida a discernir y estudiar la
bral con los métodos de investigación disponibles en psicosis infantil desde la perspectiva de las teorías psi-
ese momento. De estos casos en que parecía probable coanalíticas freudianas clásicas, que ella amplió. Se
que el autismo fuera predominantemente psicógeno, puede calificar de •evolutiva» su hipótesis en tanto pos-
se obtuvieron los descubrimientos diagnósticos psico- tulaba q_ue la prtme_rísima etapa de la infanci~
dinámicos que expongo en la sección que sigue. etapa autista norma_!; sostuvo que en esta

•... la satisfacción de la necesidad toca a · su órbita au-


tista propia [la del infante)» (Mahler, 1968, pág. 8).
Sección Il. Descubrimientos diagnósticos
pslcoanalíticos Opinaba que en este estadio temprano el infante no te-
nía conciencia del mundo exterior. Para Mahler, el au -
tismo infantil era consecuencia de una perturbación
Ml'lwrle Kleln traumática de esa etapa autista normal de la primern
infancia.
ICu 111111 ('poca en que era opinión de la psiquiatría En este mismo orden de ideas sostuvo además qw·
'·'' trulnx11 IJIII' sólo los adultos podían ser psicóticos, Me- hacia los tres meses el infante normal desarrolla uun
oscura noticia de s~ación fisica de la madre y lo que denomina un tipo de desarrollo de •doblt• H«' ll
del mundo exterior Mahler doptó el concepto botáni- da», en que el infante se siente fusionado con la mndrc ·
co de simbiosis para es gnar la interdependencia gue y separado de ella:
en beneficio mutuo se desarrollaba entre madre y be-
bé en ese estadio simblotico normá1. A su parecer, lo •... todas las etapas están presentes de manera simul
que denominó psiCosiS stmblótica era consecuencia de tánea, pero tienen tiempos de dominación diferentes•
una perturbación ocurrida en el estadio simbiótico (Grotstein, 1983b, pág. 175).
normal. Si aplicamos la hipótesis de Bender (1956) de
que la esquizofrenia infantil sólo se puede diagnos- Daniel Stern sostiene un punto de vista similar:
ticar con precisión después de los cinco años, esta
psicosis simbiótica pareciera ser una condición pre- • ... el infante es capaz de formar en paralelo diversos es-
esquizofrénica. quemas de self y de self fusionado con otro• (Stern,
l983a, pág. 14).

Thomas Ogden (1989) lleva todavía más adelante es-


El autismo de la primera infancia: discusión te punto de vista, porque postula lo que llama una)22-
de varias opiniones sición autista-confJgua normal en la primera infancia:.
que coexiste dialécticamente con las posiciones esquizo-
La de Mahler es una hipótesis nítida. Como no que- paranoide y depreswa de Klein, en las que se tiene cierta
ría estar sin base teórica, recurrí a las teorías de Mah- noticia de la separación corporal. A diferencia de estas / '/
ler, y las suscribí, en mis dos primeros libros, Autism posiciones, el término ~Sta-contigt!O» SU~ r,. .
and Childhood Psychosis ( 1972) y Autisttc States in superficies co orales se e erimentan fusionadas. ~ . ,...
Children (1981). Ahora bien, como Melanie Klein, Mar- g en presenta esta posición autista-contigua como~~ ­
garet Mahler se vio estorbada por no conocer ciertos una situación en la que " ·. ~
descubrimientos posteriores. Me refiero a los de ob-
servadores del infante como son Brazelton (1970}, •datos sensoriales en bruto se ordenan formando co- . ../
Colin Trevarthen (1979), Tom Bower (1977) y Daniel nexiones pre-simbólicas entre impresiones sensoriales
Stern (1986). Estos descubrimientos arrojan dudas que pasan a constituir superficies limitadas• (ibid.).
sobre la validez de sostener la existencia de un estadio
autista primario absoluto. Indican, como siempre lo Afirma que sobre estas superficies, justamente, tiene
había sostenido Melanie Klein, que el recién nacido, si sus orígenes la experiencia del self. Cita a Freud en co-
el desarrollo es normal, tiene noticia de su separación nexión con esto:
de la madre y se mantiene alerta para asimilar expe-
riencias dei mundo exterior. •El yo es sobre todo una esencia-cuerpo• (Freud, 1923b/"'
Algunos autores han propuesto modificaciones a [ pág. 26 [pág. 27)). ( ~ ("
los puntos de vista absolutistas según los cuales o
bien existe una falta total de noticia de la separación Y también: "-0. ~
... el yo deriva en última instancia de sensaciones cor- X~
en la prlmerísima infancia, o bien se tiene noticia ple-
na de ella. Por ejemplo, algunos (Robson, 1979; San-
der. 1983; Stern, 1983a) sostienen la existencia de un porales, principalmente las que parten de la superficie . '\:
estadio •cuasi autista» de desarrollo. Además, James del cuerpo• (Freud, 1923b, pág. 26 [págs. 27-8), nota
Grotstein (1983b; 1983c) ha señalado la presencia de [ al pie agregada en 1927).

28 2!>
"'
Ogden considera que la psicopatología autista «es un más clara de la que pude trazar en mis antc:rlorc ~u 11
desarreglo en orden a un modo autista-contiguo• que bros sobre el autismo.
«resulta en un tiránico apresamiento dentro de un siste-
ma cerrado de sensaciones corporales». Estas impiden
la normal percepción del espacio. Diagnóstico diferencial entre autismo y
A partir de su trabajo con niños autistas, el doctor esquizofrenia infantiles
Michael Fordham (1977), el famoso analista junguia-
no brttátlit"!Q.. aprecia que la patología del autismo in- Como psicoterapeuta de niños en mi consultorio
fantil proviene de lo que él expresa, en su terminolo- particular, puesto que los padres eran quienes paga-
gía, como un fraca e en •desinte rarse• de •la ban los honorarios, me preocupé mucho por selec-
i te ración rimordi ori al•. No especifica si esta cionar a aquellos niños que probablemente se benefi-
dntegración primordial• es intra-uterina o pos-natal, ciarían con el tratamiento que podía brindar, y tam-
pero da a entender que faltan diferenciaciones e inte- bién por discernir con exactitud aquellos pasos de
t gx:aciones normales tempranas. - comprensión que en efecto indujeron cambios progre-
~ Pareciera que a juicio de todos estos autores el au- ' ) sivos en estos pacientes. Descubrí que, por lo que me
tismo es afin a la condición que se presenta en algu- j tocaba, los niños cerraclamente encapsulados era
nos sueños, o en estados febriles, donde todo ocurre ' una propuest:áde tratamiento más simple gue los de
~
fusionado. Nada hay deslindado, todo es nebuloso, no . tipo es~izofrénico, difusos y dispersos.
existen elementos claros y distintos gue pudiéramos
\ apresa~ __ ---v
Recientemente, mi trabajo con niños autistas me Los niños de tipo esquizofrénico
indujo a concentrarme en los as~
autis!!!P. Pude advertir ci s sensaciones orpo- En la psicosis simbiótica pre-esquizofrénica descri-
rales se yivencian como algo protecm& y que en los ni- ta por Mahler (1968), madre e hijo semejan una pareja
ños autistas esta modalidad de protección sensorial de gemelos siameses, o un par de casas semi-despren-
ha sido generada por"sus propias actividades manipu- didas (según el giro que usó un paciente de Daphne
!adoras; por ejemplo, actividades como hacer girar su Nash Briggs para expresar esta situación •simbiótica•
cuerpo u otros objetos, hamacarse, ondular las manos patológica). Meltzer (1975) la denominó identiflcación 1

o arrastrarse sobre las nalgas, y movimientos estereo- adhesiva. Es una situación que difumina el sentimien-
tipados de esta índole. Puede ocurrir que se mastur- to de separación corporal de estos niños, y les instila
ben, pero no se trata de la masturbación normal aso- un inseguro sentimiento de identidad.
ciada con fantasías. Estas actividades manipuladoras Una modalidad esquizofrénica más elaborada para
perseverativas suponen que ellos se sienten entram- guarecerse de cosas que aterran, tanto internas como
pados en un mundo idiosincrásico aislado de sensa- externas, es la ilusión de romper el cuerpo de la madre
ciones corporales que no son compartidas con otras y de otras personas, y meterse en él. W. R. Bion (1962)
personas y que no dejan vía alguna de escape que per- nos ha mostrado que se trata en este caso de una exa-
mitiera librarse de ese mundo. geración de aquellos procesos normales que Melanie
En este punto, tras corregir mi previo empleo de la Klein denominó identificación proyectiva. Tales proce-
noción de un estado absoluto de autismo primario, y sos parecen brotar de la capacidad innata de hacer
después de pasar revista a diversas modificaciones empalia, y suponen un sentimiento de separación. La
que esa concepción ha recibido, deseo establecer una identificación proyectiva procura a los niños de tipo
distinción entre autismo y esquizofrenia infantiles esquizofrénico un frágil sentimiento de identidad, pero

30 31
tal que depende del de otras personas. Los denomino ta de unamaneramasivay total, es específico y sltlgta
niños enmarañados conjusionalmente porque tienen lar de los niños autistas. Asir este rasgo básico nos ex-
confundido y enmarañado el sentimiento de su propia plicará que haya surgido ese conjunto desconcertantt•
identidad y la percepción de la de otras personas. No de rasgos externos dispares expuestos en la Sección l.
obstante, puede ocurrir en este caso algún desarrollo Nos sugiere una hipótesis simple que da razón de esa
psicológico confuso puesto que existe un oscuro sen- complejidad.
timiento de separación. Pero siempre se trata de un
desarrollo irregular, bizarro y por parches (o •islas•,
como en ocasiones se dice). El rasgo básico especiftco del autismo infantil
El rasgo diagnóstico básico que es específico del
Los niños de tipo autista autismo brota del hecho de que todos los seref-: huma-
nos, como los demás animales, tienen una disposición
Un niño de tipo esquizofrénico presenta marcado innata a guarecerse de experiencias aterradoras. Así,
contraste con el niño autista encapsulado en quien el los infantes normales buscarán refugio entre los bra-
desarrollo psicológico se ha detenido casi por completo zos de su madre (o los de una persona igualmente bien
-aunque existen unos pocos ni~os autistas cuyo desa- conocida) o se esconderán bajo su falda. El niño de ti-
rrollo cognitivo alcanza a volcarse en la senda estrech~ po esquizoide emplea una forma pre-fabricada de p;o:
de un interés obsesivo por una cosa, como arañas o cu- tección frente a los terrores elementales. ~·
carachas, acerca de las cuales pueden llegar a reunir se envuelve en el c~o de la madr~ (identificq_cionl' /
gran cantidad de información- Estos niños muestran proyectival[Los niños autistas están envueltos en sus '/
perseverad@; su foco de atención se ha restringido tan- propias sensacione.s corporales, es decir que crean su (!_
to que excluye casi todos los elementos del mundo ex- cobertura protectora propi;;]Esto significa que en
terior. Su desarrollo psicológico, como dijimos, se ha de- contraposición al niño esquizofrénico, que es depen-
tenido casi por completo, aunque su crecimiento fisico diente en grado extremo, los niños autistas descono-
se desenvuelva normalmente. Esto significa que el ínfi- cen su dependencia de otros.
mo desarrollo psicológico que pueda existir es un desa- Los niños autistas no poseen casi sentir del propio-

l
11, rrollo constreñi~ sesgadoJ~o. D~ ser, y en consecuencia no se puede emplear la expre-
senda estrec rrante· no es confuso y disperso, sión •pre-fabricada• para denotar su cobertura exte-
· o e el_niño esqu:lzafrénico rior. Esto me ha inducido a denominarla •encapsula-
Además, por contraste con las inhibiciones de lac- ción auto-generada•.
tación del infante autista, casi siempre se nos infor-
ma, acerca de los infant~ esquizofrénicos, que han si-
do«lactantes áVidos• incontenibles. Las madres suelen Encapsulactón auto-generada
decir cosas de este tipo: •Era como si nunca le resulta-
ra suficiente•, •No quería parar nunca de mamar•. Es- Una encapsulación dura, como un cascarón, he ahí
to no se asemeja a la lactación abundante de un bebé el rasgo diagnóstico diferencial específico en exclusiVi-
normal, sano, que por lo común toma su alimento, dad de los niños autistas. Según lo comprendió Kanner,
termina su mamada, eructa y a menudo tiende a que- estos niños no dist.inglle"n entre personas Vivas y objetos
darse dormido. inanimados; tratan a unas y a otros de la misma mane-
Paso ahora a describir el rasgo diagnóstico psicodi- ra: se aprietan contra una pared dura o contra la parte
námico que, según he descubierto, cuando se presen- dura de una persona como si fuera un objeto inanima-

32 33
do; o apartan con dureza a personas a quienes creen fu- juego normal. En ausencia de juego y de una vida H C ~ II ·
sionadas o igualadas con las sensaciones duras que así sorial normal, el desarrollo psíquico no es esll:muludo.
se engendran. Más que a ide · ación adhesiva, e§.. Examinaremos este punto en el capítulo 5.
una Jgua~ión~~ Esas sensaciones auto-gene- Los niños autistas ignoran, pues, las realidades com
racíaSlie'ilenlmpartancia dominante en estos niños. Su partidas; los ayuda para ello engendrar figuras subjeU ·
excesiva concentración en sensaciones engendradas por . vas de dominante sensorial, que los anestesian y tran ~
su propio cuerpo hace que descuiden sensaciones de uilizan. 4s denomino figuras autistas de sensación
una pertinencia objetiva más normal. Por ejemplo, mu- (Tustin, 1984, 1987). Se trata de unas figuras irúormes
chos de estos niños no se dan cuenta de que se han las- casuales que no guardan relación con las figuras de los
timado al caer. objetos reales. Por lo tanto, no son figuras clasificadas ni
Los niños autistas portan consigo ,o bjetos duro~ con compartidas; se las experimenta sobre superficies cor-
los cuales se sienten iguatadós en un mundo bidimen- porales, o sobre otras superficies que ellos asimilan a las
&!Qnal. No se trata de una identificación; han asimilado de su cuerpo. Ellas consisten en torbellinos de sensacio-
la dureza del objeto para igualarse con este. Tales "ob- nes auto-generadas que anulan la conciencia, en razón
jetos• no están diferenciados del cuerpo propio del su- de lo cual mantienen y refuerzan la falta de atención
jeto, y no se los usa con arreglo a sus funciones objeti- hacia las realidades compartidas que nace del empleo
vas, sino por las sensaciones duras que engendran. de objetos subjetivos autistas por estos niños. Así es ex-
[Después que propuse la expresión objetos autistas cluida una experiencia irúantll traumática impensable.
(Tustin, 1980, 1981), descubrí que Winnicott (1958) h~­ Paradójicamente, estas figuras engendradas por vía de
bía tenido noticia de ellos y que, con su estilo pintoresco, sensación obnubilan la conciencia de las sensaciones
había propuesto la expresión paradójica de objetos sulj- normales. En el desarrollo normal. lafonnación de per-
jetivo~. Ahora me inclino a denominarlos objetos autis- . ceptos y conceptos depende de la asociación de figuras ~'t

~
tas de sensación. Resulta dificil encontrar las palabras . con los objetos que les corresponden. Esta asociación
apropiadas para •conceptualizar• estas experiencias no constituye elfimd.amento del desarrollo cognitivo. En con~
conceptualizadas.]
Muchos de estos niños desarrollan un cuerpo duro,
secuencia, la excesiva preocupación del niño ru.ilista por
sus figuras y objetos subjetivos de sensación coarta su ~ v"'
musculoso, según lo ha expuesto Esther Bick (1968). Se desarrollo cognitivo, lo que explica que parezca un defi~ ""); ~
ciente mentaL
~~~
-los percibéduros e inflexibles cuando se los alza. Son ni-
ños tensos que viven en un mundo bidimensionarcre Este empleo masivo y excluyente de la encapsulación
sensaciones del orden_Qe lo duro y lo blando. Estos ex- auto-generada, dominada por sensaciones, que acaba-
1 tremos de dureza y blandura sensible distraen la aten- mos de describir, constituye el rasgo distintivo del autis-
ción del niño de aquellas otras sensaciones propias de mo. Es un modo particular de guarecimiento, pero es tal
las circunstancias de la vida cotidiana, las que son com- que resulta desastroso porque detiene casi p'or completo
partidas con otros seres humanos. Esto significa que el desarrollo psicológico. Se asocia a fenómenos elemen-
ellos desarrollan manierismos idiosincrásicos a fin de tales situados en la frontera de lo psicológico y lo fisio-
engendrar su peculiar especie de sensaciones protecto- lógico. Es una combinación de reacciones psico-reflejas,
ras. El observador corriente no encuentra sentido a es- neuro-mentales y psico-químicas.
'f-.
tos manierismos estereotipados. La atención de los ni- La encae..sula.ct.ón autista tiene intencionalidad como. ¡.,

ños autistas se aferra a estas sensaciones auto-genera- ~ frente a e~eriem;~s intols:r~. que paree«§ .::_p(
das tanto que se los cree sordos, o aun ciegos. Semejan-
te empleo protector idiosincrásico de objetos sensación
1amenaza.r._la~ Por eso me preocupa mucho oír que
algunas personas hablen de •eliminar el autismo•. •cu-
~<.)

duros coarta el empleo de objetos en una modalidad de rar el autismo• o •romper el autismo». He visto niños au-

34 35
tistas, o he sabido de ellos, que habían sido tratados por Empleo de las reacciones protectoras del
personas que sostenían esos puntos de vista y que se
volvieron desesperadamente hiperactivos o contrajeron
autismo entre otras reacciones protectoras
una esquizofrenia marcada. La hiperactividad no es un
rasgo propio del rúño autista, salvo que el autismo haya Ahora bien, otros pacientes, que no sean autistas,
sido ahogado por personas que no conocen su función. pueden hacer un empleo l1m1tado de la encapsulación
Otros rúños tratados con métodos irrespetuosos del au- autista. En su caso, se trata de un medio más para bus-
tismo vieron expuesta su extrema vulnerabilidad sin car refugio frente a experiencias intolerables. Pero no es
~que se les hubiera dado oportunidad suficiente para de-

¿
el único medio. Por ejemplo, niños esquizofrénicos en
sarrollar nuevos modos de protección más progresivos. uienes predomine el uso~ u~
Estos últimos no se pueden desarrollar si no se emplea tiva, intñlsfva y aoñesiva pueden tener fiíiñi)ieñ una
una forma de tratamiento ue inclu a la comprensión capsula de aat:tsmo. 1\demas, suele ocurrir eSto en el ca-
~ la so de niños ciegos o sordos, o, como lo examino en el ca-
1 oportunidad d re-e ertmen los dramas infantiles pítulo 7, en el de ciertos pacientes neuróticos. También
~ tempranos que induJeron el modo de guarecimiento au- parece probable que suceda en niños que sufran el sín-
tista encapsulado. fEn el capítulo 5 expongo de manera drome de Asberger (Barrows, 1988). En esta parte en-~
más circunstanciada lo gue entiendo por trasferencia m- cap~ulada predominan las ecuaciones de sensación. Los 'j6.
'>..
foñttq fenomenos subjetivos de los ob[etos sensación y lasjlg.!f-· ~~()-.S.
Los rúños autistas parecen muy etéreos, pero de he- ras sensación protegen la parte más vulnerable de ~s~
cho son dominadores y poderosos en extremo. Han ela- pacientes. En esta parte, ellos excluyen de manera radi- .
borado una adaptación harto eficaz para excluir el mun- cal toda conciencia de separación, así como la rabieta de'f~
do exterior y mantener el control sobre lo que les sucede pánico e ira ocasionada por esta frustración, aunque en
a ellos. Por desdicha, esto les ha impedido desarrollar otras partes lleven una oscura conciencia de su separa- /
otras adaptaciones. En ocasiones me han presentado ción corporal de la madre y del mundo exterior. '
material clínico en la creencia de que se trataba de un Hanna Segal (1957) ha descrito a !!!l paciente adulto
rúño autista. Pude demostrar a quien me lo traía que en esquizofrénico que igyalaba..su cueii?o cOñ su vio~
realidad ese niño no era autista porque no poseía la for- punto que no podía tocar en presencia de un auditorio
taleza constitucional que hace falta para generar la en- porqué le parecía que así se masturbaría en público.
capsulación dura que es específica de los modos de pro- Desde luego, como apunta Segal, el violín no sfmboUza-
tección autistas. ba su cuerpo, sino que había sido igualado a este. Fue lo
Otras veces sometieron a mi consideración material que la movió a denominar ecuación simbólica a tal fenó-
clínico con la presunción de que indicaba autismo por- meno. Parece tratarse de una forma más r~flnada de los
que los rúños se habían sentido afligidos por agujeros o objetos autistas centrados en el cuerpo, según los usan
cosas rotas. Pero se debe tener en cuenta que varios ti- los niños autistas. Como en el caso de estos objetos, el
pos de pacientes se pueden preocupar por esas mismas empleo objetivo del violín, en el ejemplo aportado por Se-
cosas (los niños esquizofrénicos o los deficientes men- gal, ha sido arruinado por su significación corporal sub-
tales, por ejemplo). pero sólo lo~tistas se proteg~de) jetiva.
ellas con un empleo masivo y excluyente de una encap- Algunos profesionales confunden a los niños autistas
sulacion auto-generad,!!. - con aquellos que han sufrido gran descuido y destitu-
ción, que han ido derivando de un instituto de menores
a otro y que en muchos casos han sufrido también otras
separaciones, como una hospitalización. Estos niños

36 37
a bandonados suelen mostrar signos de autismo, pero un •agujero negro•. Algunas madres me contaron llnlw1
emplean también otros modos de protección. Los niños sentido como una amputación. Les parecía haber 1>t•n 11
autistas difieren de ellos porque han sido fisicamente do una parte de su cuerpo.
bien cuidados y a menudo provienen de hogares acomo-
dados de clase media. Es además raro que~an eXQ~­
rlmentado seearación georuáfica de su madr«;. aunque Depresión pos-parto en el caso de infantes
muchos quedaron aislados de ella en el plaño emocio-
nal, especialmente en casos en que la madre estuvo de- predispuestos al autismo
primida.
Es mucho lo que se ha escrito sobre esta depresión
pos-natal en la madre. Pues bien, el trabajo clínico con
Depresión materna niños autistas indica que ellos también sufrieron a cau-
sa de esta depresión pos-parto, durante la cual sintieron
Ahora quiero conjugar aquellos factores que son sig- haber perdido una parte de su cuerpo. Lo eje 1có elW
nificativos, según he descubierto, para el desarrollo del primer niño autista que tuve como paciente John s- lv-,
autismo psicógeno. Un factor, en todos los casos por mí tln, 1966, 1987). quien, cuando ya tenía cua os y y C¡
tratados, fue que las madres tnfonnaron haber padecido había empezado a recuperarse, me mostró con términos ~

~
una depresión grave antes o después de tener a este be-. inequívocos que la experiencia traumática que había s i - , ,
bé, y ellos presentaban un historial de dificultades de do tapada por la encapsulación protectora del .autismo o;;-l í
lactación en su prtmera infancia. También determiné era el •agujero negro» asociado con el sentlm~ento de Fiá-
que, durante el embarazo, las madres se encontraron en be-r"""p""e:=
rcn=ar;;o,-.,u'"'"'n::::-a::::--:=p::::art
:-::eVltal de su cuerQo, que, según é l
una situación particularmente solitaria. Como lo expre- ahora comprendía, era una-parte ~uerpo de lama-
só H. S. Klein: dre, cuya presencia no había registrado hasta el mo-
mento de perderla. Todo esto supone poner en palabras
~> •... Estamos todavía bastante a oscuras en cuanto al
~ influjo de las experiencias intra-uterinas (... ) ¿Q~­
una experiencia originalmente dominada en exclusivi-
dad por sensaciones.. c:_onjeturo además ~ ({
... ~ to roduce el estado psíquico de la madre sobre su hf o

f-
~presión pos-natal maferiia ha~ 4 ~
1~ uonato (... ) queda e niño sensibilizado para estímulos elemento hormo. nal, puede haberlo también en la dep. r!:;- o._ '\.1"\.
'>!: ~ ;;:) e os antes de nacer?• (H. S. Klein, 1980). sión pos-parto del bebé.. En este mismo sentido, O'Gor - ~
o
~(¡ mon (1967) na señalado que factores hormonales tnt_::¡- . .
~ En algunos casos el padre debió alejarse del hogar du- vienen en el autismo. Esto r_equiere inv.·e....s tigación. Sea o 1;
-
rante un tiempo prolongado por razones de trabajo, o no no correcto, lo cierto es queJa.d~tQn del tigo ·a~~- }~
estuvo disponible emocionalmente para la madre por al- ro negr()~ .es el resultado de una madre y un bebé irueli- .' \-
~ gún motivo. Otras madres no se encontraban en su país ~es y carentes de aeol:_O, que Se han aferrado y campe~- ~ \
Q) . natal; algunas eran de una nacionalidad o una religión trado entre sí con exceso, a causa de lo cual el bebé no /~
diferente de la de su esposo. Sin darse cuenta, la madre p blecer las erendáciones rtmarias lndi? ~
\3 parece haber buscado compañía y consuelo en el bebé
J:'"q ue llevaba en su seno. En esas condiciones, el alum-
eensables que forman parte el desarrollo nor_!!l~. En la
mayoría de los _C~OS. de autismo, al parecer, tenell!OS \
(}<;
e/\
~ bramiento del bebé pudo ser dificil porque la madre, in-
( ....) que remontarnos al alumbramiento mismo o incluso, "1
concientemente, no g_uena ~merlo siño guariíarto eñél ~
J~
según lo propone Sydney Klein, a experiencias pre-
interior de su cu~~· El nacimiento" del bebé le dejó un natales. En The Dawn oj Oblivton (197~ ~ Bio_!!.>indicó
sentimiento de sole ad y pena que la hizo vivirse como que en el útero sobrevienen desarrollos prota=ñÍentales.
"
-u
VJ
38 :¡e
(En relación con esto, la investigación del útero por me- comienzo, en consecuencia, no es la leche como tulle
dio de ultrasonido, según los trabajos que realizan las importante para el bebé, sino la guestalt-sensa<:lélll dd
doctoras Sandra Diontella y Romana Negri de la Uni- pezón (o la tetina) en la boca.
versidad de Milán, nos está proporcionando una infor- Mavis Gunther (1959), que tenía mucha experiencia
mación importante acerca de experiencias pre-natales y en asistir a madres para el amamantamiento de sus be
su efecto sobre el desarrollo pos-natal.) bés recién nacidos, tenía plena conciencia de esto; des
En el mismo sentido, Charlotte Bühler (1962) indicó cribe
que la primera y más importante tarea para el recién na-
cido, tras la cesura del nacimiento, es restablecer el or- .ila extraordinaria apatía de un bebé cuando se lo pone
den interno pre-natal amenazado. A partir de su expe- al pecho pero no recibe la sensación total en su boca. Se )
riencia con niños autistas, el profesor polaco Andrzej mantendrá apático si no ha recibido la correcta configu- 1
Gardziel (1986) ha llegado a ver en el autismo un intento ración de estímulo en su paladar, su lengua y su cavi-
de compensar ese orden interno amenazado, que no se dad oral•. 3
consiguió restablecer tras el nacimiento de la manera
normal, la que, según yo la entiendo, consiste en víncu- El material clínico muestra que un bebé así apático es
los sensibles interactivos de cooperación entre madre y impotente para remplazar lo que en su sentir le falta.
bebé. En el mismo espíritu, Giannotti y De Astis (1978) Muestra que esos niños sienten haber perdido algo sin

)
han escrito que una situación infantil temprana que · saber qué sea. Su experiencia de ser arrancados de una
predispone al autismo es aquella en que después del na- madre con quien habían estado demasiado unidos les
cimiento madre y bebé no han sido capaces de •recupe- dejó la impresión de quedar mutilados. En psicoteragta,
rarse» entre ellos. Yo diría que su depresión mutua del no experimentan las separaciones del tera~uta como. 1:,..----
- 4Po •agujero negro• les impidió lograrlO. "En tales-aísos, rechazo!4 se:n lo hacen los niños neuróticos; las ex-
las predisposiciones innatas J.ñcÍpieñfés del bebé para rim camht como al o traumático que los y
lesiona y los mutila. Su convicción de que les ta algo ~-
establecer vínculos se han congelado. Tristemente, en
casos extremos incluso se pueden haber malogrado, y los vuelve muy exigentes, con un anhelo de completud y
perfección que es inalcanzable. Nada, nunca, es lobas-
quizás el autismo se ha vuelto irreversible. Como estos
niños no han desarrollado relaciones, nuestro trabajo
con ellos difiere del que aplicamos a cualquier otro tipo
- tante bueno. Los padres (y los terapeutas) tienen que
desvivirse para satisfacer sus demandas irrealistas. El
de paciente. Si al fin la capacidad de establecer relacio- comprender el origen de su perfeccionismo quita un pe-
nes se empieza a liberar y se pone en marcha, es posible so de encima tanto a los pacientes mismos como a quie-
iniciar una terapia psicoanalítica como se la entiende nes los cuidan.I.¿¡ encapsulación auto-gen~rada tuY241
usualmente. (Esta liberación de la capacidad de estable- ! función grotege~ tapar esta seudo WtipJ 1tación. ~
cer relaciones se ilustra en el c~o 9.) ro seme ante encapsulactón no restaña el sentimiento
Mi primer paciente autista; John) me enseñó que a de estar mu o ni mo era la sensibill ad vulnerabi-
l1e liberar y poner en ínarcha;-es'tás potencialidades lidad extrema_§: Las empeora, porque esos esta os ex-
incipientes de establecer relacio.~e~ - ~e!_!lps ~e re- tremos se encuentran segregados de los efectos resta-
montamos haSiaei comienzo de la vida y ponernos__g1 ñantes y afianzadores de las relaciones humanas. No
contactn f~¡QP Ja. acJ!Yid~ de~cu~ra$_ÓI.l ~ás temp~­ obstante, en su momento fue una precaución destinada
a salvar la vida. Por eso es inhumano arrancar a estos

Q·"'-.
na, la de mm;nar..dcl~ del biberon. En esta situa-
ción temprana, los bebés han tenido muy p<;>cas interac- niños su protección sin prepararlos para elaborar, len-
ciones con el mundo exterior, y por eso guestalts inna- tamente y paso a paso, algo que resulte más efectivo y
tas no trasformadas desempeñan un papel decisivo. Al •salutífero•.

r~ ~ i-r 4l, !k,


40 (LJ.,a ('~ -t--t::~{) ~ - - "1
Recuperación
~~v~~,
En psicoterapia, cuando se empieza a abandonar el
do cobran conciencia de lo •a mí• y lo •no-a mí•. del obj
to transictonal. según lo ha definido Winnicott (1951) .
Los objetos autistas excluían por completo la percepción
de situaciones •no-a mí•. Los niños autistas declarados
modo de roteccion autista, emer e un niño hi r-sen- ni siquiera se chupan los pulgares o los dedos porque,
sible, ultra-vulnera le, susce tibie con oca tolerancifl debiendo estos recorrer un espacio para llegar hasta la
_ a a rus ac on. Para un niño así, todo aparece ma - boca, ellos los experimentan como •no-a mi•. Por su par-
cooo. A medida que desarrollan la aptitud para el juego, te, los niños de tipo esquizofrénico, con su aptitud más
así como para otras actividades estéticas, estos niños desarrollada, aunque confusa:para tolerar el espacio,
pueden expresar y moderar, con esos medios, sus esta- suelen ser mu_y adicto~_a chuparse el ~ar rlos demás
dos exagerados, al mismo tiempo que empiezan a parti- dédos~qüe usan como objetos transicionaies prirlltt.ivos.
cipar en los sucesos compartidos de la vida cotidiana. La .z\ En un niño autista, es un signo de progreso que empiece
encapsulación autista los había llevado a no experimen- a hacer esto.
tar su sensibilidad y vulnerabilidad de un modo que los Pero no todos los infantes que tienen madre deprimí-
convenciera de su necesidad de otras personas. Tene- da y dificultades de lactación se vuelven autistas, aun-
mos que hacerles poner los pies sobre la tierra, en cuya que es posible que sufran otros problemas. Estoy con-
tarea debemos preservar su vulnerabilidad excesiva, pe- vencida de que debe de haber algo en la cQDstltuclón ~­
ro moderándola. A medida que la encapsulación auto-
generada se modifica gracias a la trasferencia infantil,
,, nética o en la experiencia intra-uterlha del niño autista
quelopredisponga a recurrir a un encapsulamiento au-
ellos obtienen experiencias más satisfactorias de las que tista como modo exclusivo de protección. Es probable
podían procurarse cuando bebés. Así que se compene- que un síndrome tan raro como el autismo infantil tem-
tran de esas experiencias, empiezan a sentirse rodeados prano sea el resultado de una rara combinación de fac-
por un ambiente cariñoso. Este se condensa en un pun- tores. Aún no conocemos todos los factores que inter-
to dentro de ellos, como una fuente de integración y es- vienen. Estos niños siguen siendo un enigma. Pero si
peranza: el •pecho bueno•, como lo denominó Melanie nos aclaramos mejor que antes lo que es y lo que no es
Klein. (Material clínico ilustrativo de la trasferencia in- autismo, nos esclareceremos más acerca de los factores
fantil se incluye en el capítulo 5, que trata de la psico- que participan en su desarrollo.
terapia de niños incapaces de jugar.) Es indudable que una interacción entre madre e hijo
Cuando se abandonan las actividades distractivas participa en el resultado autista, pero es preciso intro-
aberrantes, como lo son las figuras autistas, los niños ducir en el cuadro la constitución genética de estos ni-
empiezan a revivir situaciones infantiles tram:ná.ti~s ños, así como sus experiencias intra-uterinas, y tam-
que hablan sido tapadas por el autismo, en la que los bién el papel del padre en su triste historia. Otro factor
asaltó la ilusión de encontrarse mutilados. F;xperimen- que a veces se menciona es que las madres· de niños a u-
tan ahora la desesperación, la ira y el terror que sintie- tistas parecen ser fantasiosas y rebuscadas, y carecen
ron la primera vez. Al mismo tiempo que los ayudamos a de sentido común. Pero, como tan juiciosamente ha di-
sobrellevarlos, Ie"s hablamos de aquellos sentimientos cho Salo Tischler (1979), los padres que vemos en el
para que puedan expresarlos y comprenderlos. Empie- consultorio no necesariamente se comportan tal como lo
zan a reaccionar de un modo menos exagerado. Ahora hicieron con su recién nacido. Desde entonces, sus sen-
juegan, y desarrollan un sentido del humor. Ha sido mi tlmientos han sido trabajados por un niño muy podero-
experiencia que cuando empiezan a reaccionar de UJ?. so que ha vivido en un mundo extraño, extravagante, ra-
modo menos extremo, se muestran como unos niños rificado, extraordinario, exagerado, auto-generado, en

partlcul=~en po~;ar&:;
exceso dominado por sensaciones. De manera similar,

ll :.l \ 11 :i
estos niños pueden producir un potente efecto sobre los en aquella psicoterapia que emplea~nc~ 11¡/ull
que intentan evaluarlos. Así, alguien puede evaluar que ~Todos menos uno de los cuatro pacientes autl~tu~
la madre es culpable por la condición de su hijo porque declarados que terminaron su tratamiento (recuérdeHc'
él mismo, el evaluador, se hace eco del resentimiento del que son muy raros) habían recibido el diagnóstico de·
niño hacia la madre. Igualmente, un evaluador que se autismo infantil temprano dictado por la doctora Mil
monte en el temor del niño de que su condición sea irre- dred Creak (1967). autoridad internacional en el diag
mediable puede producir dictámenes dogmáticos en el ~ nóstico de todas las formas de psicosis infantil. El único
sentido de que los niños autistas son intratables. O niño no evaluado por ella sufría de un Síndrome de Kan-
Un trabajo psicoterapéutico intenso demuestra que ~ ner, según lo había determinado, cuando él tenía tres
no se puede acusar ni a los padres ni al niño por la pro- ~ años, Ann1 Bergman, la terapeuta principal de Margaret
1\lll ducción del autismo. Todos han quedado presos de una Mahler. No hay ninguna duda, entonces, de que los cua-
red de reacciones inevitables, y necesitan que los com- tro niños que traté con buen resultado eran autistas en
,!!ndamos, no que los acusemos. Una evaluación psi- t) . el sentido estricto del término. (Tuve otros seis que recu-
coterapéutica que se empeñe en rastrear algunos de los J rrían a acentuados modos autistas de protección, pero
hilos de esta red nos proporcionará una información { que también empleaban modos simbióticos.) Todos los
más precisa sobre un niño autista de lo que lo haría una ? niños autistas declarados, que atendí en mi consultorio
particular, tenían menos de seis años cuando iniciaron
guiares. Pero esto demanda tiempo y no siempre se con- 0 tratamiento. A mis primeros dos pacientes autistas los
sigue en una entrevista aunque, si se tiene experiencia, 'fJ 1 vi cuatro o cinco veces por semana, pero después que
es posible desempeñarse mejor. Las orientaciones que 'J adquirí experiencia, vt a los dos últimos dos veces por
cosechemos en esa investigación preliminar nos asisti- semana. Todos ellos resultaron ser intellgentes y dota-
rán para hacer que los padres se pongan más en contac- "'((\ A. dos de talento estético. Al término del tratamiento, su
to con su hijo enajenado, al mismo tiempo que nos pro- T.), · apariencia era relativamente normat, y hacían las cosas
porcionarán claves sobre el modo de ayudar a este niño normales para los niños de su ed so-
hiper-sensible, ultra-vulnerable, que se siente amena- ciables, pero un co tímidos · hi er-sensible Algunos
---,...
zado por la.pérdida de su existencia. El terror eor la pé_r- parec1an Ugeramente obsesivos. He sabido de dos de
dida d.e._la existencia es difen;ñfe del miedo c!!;._glorir, .._.,
~
ca- ellos que cursaron estudios universitarios e hicieron
racterístico de los niños de ti es uizofrénico. El miedo progresos normales. Estoy segura de que los padres de
de morir se asocia con una se~ción de estar vo. s · los otros dos, de haberse producido una recaída, me lo
niños autistas no tienen conciencia de ser seres lílllmí-' habrían hecho saber.
fiOsVfvos:"Ntfios autistas en recuperaCión me han dicho El profesor Giannottl y la doctora De Astis, en un 01\r ¡....
(. ~ ~ · ~primera vez que vinieron a verme se sentían como departamento especial de la Universidad de Ro~. dedi-

~ •cosa .; y algunas madres me contaron que los perci- cado a la psicoterapia de niños psicóticos ae menos de
' como •una no-persona•. cinco años, organizaron en 1985 una encuesta sumaria, "'
para su propio uso, con el objeto de evaluar el efecto de
la psicoterapia por ellos aplicada en los treinta niños
Prognosis psicóticos tratados en su departamento. En los prime-
ros tiempos, su técnica psicoterapéutica estuvo influida
En mi propia experiencia, que ha sido con niños por mi abordaje, pero con el paso de los años la enri-
autistas que, de muy pequeños, habían sido cuidados queció el creciente cuerpo de experiencia de los profesio-
por una madre profundamente deprimida, han resulta- nales que trabajaban allí. (El contacto con esa institu-
do alentadores los resultados de un tratamiento basado ción ha ampliado mi propia experiencia individual.)

44 45
En la encuesta mencionada, los niños se evaluaron Con él y con otros pacientes que se le, parecían, intenté las
sobre una escala de cinco puntos con arreglo a la reduc- técnicas usuales: interpreté su conducta; mantuve fijo el mis -
mo horartp; los mismos días; el mismo encuadre. ¡Hasta usé la
ción de su patología. Esta evaluación cuantitativa resul-
misma ro{>al No se veía que nada produjera efecto.
taba posible por el hecho de que al comienzo del trata-
Estos niños no parecían advertir mi presencia, no me mi-
miento era muy poco lo que podían hacer los niños. He raban cuando entraban en el consultorio y, si les tomaba las
ahí algo infrecuente en el tratamiento psicoterapéutico. manos, percibía que no •daban• nada. Se dirigían siempre al
Desde luego, no todos los niños habían iniciado su tera- mismo espacio de la sala y jugaban con el mismo a u tito ti e ju-
pia al mismo tiempo. Algunos fueron tratados durante guete, o con los cubos, de una manera repetitiva y ritualista,
un lapso más prolongado que otros; la máxima duración sin propósito aparente. Estaban conmigo una hora -a veces
había sido de cinco años. Las categorías empleadas para cincó días por semana- y se mantenían distantes e inaccesi-
determinar la reducción de la patología fueron: 1) rela- bles. Al comienzo no me hablaban, a veces producían como un
ciones sociales, 2) estereotipos, 3) capacidad escolar de gruñido, pero por lo común se quedaban silenciosos. En oca-
acuerdo con la edad, y 4) capacidad de juego. siones daban voces a algo invisible para mi; en otros casos, se
golpeaban con violencia.
Los resultados de esta encuesta fueron alentadores
Trabajé con algunos de estos niños durante varios años, y
para los profesionales del departamento; si bien algunos en un caso tuve a unos hermanos mellizos; los 'habían diag-
niños apenas iniciaban tratamiento, y otros lo llevaban nosticado como autistas a los dos. Este tl.lagnóstico había sido
por la mitad, la reducción promedio de la patología en el pronunciado por varios profesionales, psicólogos, psiquiatras
momento del cálculo estadístico fue de 51.6% para los y psicoanalistas, y me derivaron a estos niños porque yo era
niños autistas y de 54.0% para los de tipo esquizofréni- una de las pocas personas que los aceptaba en psicoterapia
co. Todos habían hecho progresos, pero sólo un niño de lúdica.
la muestra, que había sido el primero en iniciar trata- La mayoría de estos niños, en el momento en que me los
miento, lo había terminado y presentaba un 100% de re- derivaban, estaban bajo diversas medicaciones. Se los definía
ducción de su patología. Es indudable que los porcenta- como •con lesión cerebral>, •retardados mentales• o aquejados
de algún otro síntoma grave además del •autismo• . No obs-
jes promedio han de aumentar a medida que el trata-
tante, decidí trabajar con estos niños en psicoterapia lúdica,
miento continúe. Los profesionales del departamento lo que tal vez fuera una locura hace treinta años .
me han dicho que la mejoría ha proseguido a su satis- Tras mucho trabajo. muchas horas y un enorme esfuerzo,
facción, pero no han emprendido otro estudio estadísti- los niños de hecho mejoraban. En ese momento me decían
co porque el realizado en 1985les aseguró que los méto- que <no eran autistas sino probablemente esquizofrénicos• .
dos terapéuticos que empleaban eran suficientes para lo Era poco lo que yo podía responder, salvo señalar que habían
que necesitaban los niños psicóticos del departamento. existido varios diagnósticos anteriores de autismo infantil. No
El profesor Otto Weininger, del Instituto de Ontarto me empeñé en rebatir a los que me decían que yo no podíatra-
de Estudios en Educación, y editor de la publicación Me- tar a estos niños. Simplemente segui trabajando, y la mayoría
lanle Kletn and otyect Relat1ons, ha descrito como sigue de los niños mejoró. Más aún, uno de los padreS me visitó ha-
ce unos cinco años, preguntó si yo era el doctor Weininger y,
sus experiencias clínicas con niños autistas:
cuando le respondí afirmativamente, se puso a contarme que
su hijo iba ahora a la universidad y hacia planes para casarse.
Empecé a trabajar con niños autistas en 1960, y guardo un vi- Este joven era uno de mis primeros pacientes, y le habían
vo recuerdo de mi impresión cuando advertí que el niño con diagnosticado •autismo infantil». Tuve el enorme gusto de en-
quien trabajaba era incapaz de responderme, de responder a trevistarme con él y, puesto que el diagnóstico original de este
los juguetes, a la sala o a cualquier cosa que le fuera presenta- joven había inch,1ido toda clase de sombrías advertencias co-
da. Parecía clausurado, solo e inabordable.· Noté que en oca- mo <nunca se deberá retirarle la medicación por completo•.
s iones se dirigía a mi, y le respondí, pero se retraía apenas yo <no tendrá más desarrollo que el alcanzado hasta este mo -
IUI<nlaba haeodo sabO< quo podla ostar "guro co~ mento•, y otras de parecido tenor, me resultó grato interiori-

11 í
1
~ (~
zanne de sus logros. ¡Cuán falsas habían sido aquellas adver- que su desarrollo cognitivo y emocional quedara muy
tencias, y cuán desdichado para él que no hubiera recibido restringido (es el llamado •retraso evolutivo•). Impulsos
psicoterapia lúdica! Algunas de mis posiciones sobre el trata- . elementales suicidas y asesinos que brotan de una ira y
miento de niños autistas se han examinado en un articulo de
S . Waiker-Kennedy (1988) (Melanie K.lem and Object Relations ,
J un pánico •no contenidos• han dominado su limitada vi-
da psíquica, pero la percepción de aquellos resultó •bo-
vol. 7, n 11 1, págs. 12-3).
rroneada• por maniobras idiosincrásicas. Estas anula-
ron todo lo demás. El trabajo eficaz con estos niños de-
La expertencia del profesor Weininger tiene tanto en
pende de que sean •amparados• (psicológicamente) por
común con la mía, y la narra de manera tan viva y elo-
un terapeuta que tenga algún barrunto del mundo es-
cuente, que lo he citado por extenso.
pecial en que ellos •viven y andan• y tienen su precarto
sentimiento de •existir•. Este precarto sentimiento de

Conclusión
1
r
•existir» se examina en el capítulo 2.

Notas

1
MI cálido agradecimiento a Bronwyn Hocklng, quien me dio a co-
nocer el libro de George Victor. cuyo capítulo 2 me resum1ó.
2 Agradezco a la señora Jullet Hopklns, que me llamó la atención
es...J..llla orote
mático, innata en todos nosotroS, pero que se pu sobre la existencia del citado trabajo.
3 Deseo agradecer a Vlv Wllmot por haberme enviado el trabajo del
tremar de un mOdo tañ maslvoy excluyente que origine doctor Gunther.
una patología. se ha averiguado que es especillco y siñ- -
guiar de los ñiños autistas el uso masivo y excluyente de
una encapsulación auto-generada que distrae la aten-
ción de unas experiencias infantiles traumáticas intole-
rables. Este descubrtrniento implica que el autismo in-
fantil se puede diagnosticar de manera más cierta y
exacta de lo que antes ocurría en el campo psicotera-
péutico. Esta evaluación diagnóstica no nos autoriza a
rotular pacíeiües-y .clavarlos con_un alfiler c9mo a mart~
posas_~1! un :ffiUseo, sino que nos sirve para empezar a
~el m~ndo·a. traVés de sus ojos•, según lo ha dicho
Vames Anthony en la cita que eilcabéZa este capítu~. No
io conseguiremos si no advertirnos que concentrándose
en algunas de sus sensaciones corporales con exclusión
J
de casi toda otra cosa, los niños autistas han construido
s u propio •asilo• y se han metido ellos mismos en su pro-
pio •chaleco de fuerza• dominado por sensaciones. Nece-
s itaron este enchalecarniento porque, tras haber •borro-
Jlt'ndo• la conciencia de su separación del tronco paren-
tul, uu nca p udieron •arraigar•. Esto ha significado que
~ •• d t·Harrollo sensorial se descaminara gravemente y

IR ~- <1 !1
2. Ser o no ser

Oh suspensión terrible
-agonía intensa-
Cuando el oído empieza a oír,
(or
y el ojo a ver;
Inicia el pulso sus latidos,
y otra vez piensa el cerebro;
El alma siente la carne,
y la carne sufre la cadena.

Anne Bronte, •On Becoming•

Cuando estudiamos a niños autistas en la situa-


ción psicoterapéutica, descubrimos que se encuen-
tran como en el limbo, vacilando entre •ser• y «no ser•.
En este trabajo me propongo estudiar el modo en que
su temprano sentimiento de •continuidad de existir•,
como lo denominó Winnicott con tanto acierto, pudo
verse amenazado. También he de indicar el tipOCie
1 psicoterapia que 1ibró a algunos de estos niños de sus
obstrucciones autistas, con la consecuencia de que
retomaron la andadura de su desarrollo psicológico.
Consideremos primero brevemente a aquellos ni-
ños autistas cuyo desarrollo psicológico corriente se
ha visto impedido por un(!;1esión ~· '} sea, aque-
llos que sufren del llamado •autlsmo- organico•. Des-
pués de esto, nos concentraremos en los niños autis-
tas en quienes los métodos de investigación de que
hoy disponemos no permiten comprobar un deterioro

Esta es una versión revisada de un trabajo publicado antes en


Winntcott Studies, n• 3, cllciembre de 1988.

!)1
cerebral grave y cuyo autismo, en consecuencia, pare- Great Ormond Street. Como la doctora Creak era una
ce principalmente psicógeno. autoridad internacionalmente reconocida en el diag-
nóstico de niños psicóticos, no hay duda de que los ni-
ños que traté eran •autistas• con arreglo a los criterios
Autismo orgánico de diagnóstico psiquiátrico aplicados por ella (1967).
Todos los niños tratados en mi consultorio particu-
lar alcanzaron un funcionamiento emocional y cogni-
En el capítulo l tomé una cita de un trabajo del tivo comprobable tan recompensador que se integra-
profesor Adriano Giannotti y la doctora Giulianna de ron a una vida social normal y disfrutaron de ella. Es-
Astis (1978), cuyos pacientes autistas habían sido in- tos resultados pueden ser reproducidos , como ha que-
vestigados, todos ellos, en los bien equipados departa- dado demostrado por los logros que otros profesiona-
mentos de metabolismo y neurología del Instituto de les han obtenido, según .las comunicaciones que de su
Neuropsiquiatria Infantil de la Universidad de Roma. trabajo clínico me han hecho. Estos resultados indi-
Recordarán ustedes que estos autores sostenían que can que ya no es correcta la afirmación de que el au -
•alteraciones cerebrales tienden a desaparecer con un tismo infantil no tiene cura, puesto que la tiene en al-
tratamiento psicoterapéutico•, cuando se trata de al- guna medida, siempre que se aplique la psicoterapia
teraciones leves, pero que habían excluido de sus in- conveniente. Comprendo que los profesionales que de-
vestigaciones •casos en los cuales la condición autista saconsejan a los padres buscar psicoterapia para su
se asociaba a graves alteraciones cerebropáticas•. hijo autista lo hacen porque conocen, o les han conta-
No obstante, aun cuando existe una lesión cerebral do, sobre padres que han perdido muchístmo tiempo y
importante, Sandra Stone, que ha hecho su experien- dinero en un tratamiento psicoterapéutico, sólo para
cia en el Putnam Children's Center, de Boston, Massa- sufrir una decepción final.
chusetts, EE.UU ., encontró que era posible mejorar el Estos tratamientos psicoterapéuticos ineficaces
funcionamiento de algunos de estos niños dentro de prevalecían en la década de 1950. Se basaban en una
los límites impuestos por la lesión cerebral (cito sobre errónea concepción del autismo. Pero en las tres déca-
la base de una comunicación personal). Al parecer, en das trascurridas desde entonces algunos psicotera-
algunos niños que sufren de lesión cerebral, las obs- peutas han aprendido mucho más sobre la naturaleza
trucciones psicógenas asociadas se pueden modificar del autismo y también sobre el tipo de psicoterapia
por medio de psicoterapia, lo que les permite hacer el que demuestra ser eficaz para modificar las reaccio -
mejor uso de sus potencialidades algo limitadas. nes básicas que originan el desconcertante cuadro clí-
nico que se nos presenta la primera vez que encontra-
mos a un niño autista.
Autismo psicógeno Examinemos ahora el estado de los niños autistas
antes que una psicoterapia conveniente haya modifi-
Por mi parte, en mi práctica privada, no he tomado cado sus obstrucciones autistas.
en tratamiento psicoterapéutico a niños con lesión ce-
rebral comprobable. En esta labor, como ya lo consig-
né en el capítulo 1, tuve el privilegio de que todos salvo El estado autista .
uno de los niños que traté en mi consultorio particular
hubieran sido investigados previamente por la doctora Los niños autistas son diferentes de todos los otros
Mildred Creak, en esa época la r.espetadísima consul- que vemos. La mayoría de los más pequeños son mu
tora en psiquiatría infantil del Hospital de Niños de dos; los mayorcitos suelen ser ecolálicos. Su caractc

!):¿ ,; \
rística más destacada, que los diferencia de cualquier Colin, de cuatro años, era visto cinco veces por se-
otro tipo de paciente, es que no establecen relación mana; lo atendía Gideon, psicoterapeuta de niños en
con personas. Acaso esto se deba en parte a que ape- formación, quien discutía conmigo el m8Jerial clínico.
nas si saben de la existencia de estas. No parecen te- El episodio que voy a referir ocurrió durante el segun-
ner noticia de que son de carne y hueso, sea como •ob- do mes de su tratamiento. Al término del primer mes,
jeto total» o como •objeto parcial». Se los ve como en- Colin experimentó una primera interrupción en la con-
vueltos en un cascarón, que nos impide entrar en con- tinuidad de su psicoterapia. El segundo mes, tras esta
tacto con ellos. interrupción, y en la semana anterior a la de la sesión
Cuando penetramos esta fachada protectora, des- de que informaré, el niño había faltado dos días a cau-
:J.
cubrimos que los niños "autistas están traumatizados. sa de un resfriado. Cuando Gideon vino a verme, me

(\~~
En determinada etapa del tratamiento, ñOs hacei'iVe'f contp con alguna preocupación que Colin había repe-
que han tenido una ercatación lacerante de su sepa- tido los cuatro días anteriores un tramo de comporta-
ración fisica de la madre nu re a o e su sus uto, miento idéntico que él (Gideon) no había atinado a
que, para estos bebés en particular, y en el ambiente comprender. .Creía que se trataba de un mensaje muy
emocional de su situación de crianza, les resultó inso- importante que Colin le comunicaba, pero se había
portabl~. Las razones de esto son dlferentesencada sentido como bloqueado para comprenderlo.
caso, pero mis trabajos me indican que con frecuencia El tramo repetido de conducta consistía en que el
hubo una interacción entre una persona maternante niño entraba en el consultorio para iniciar su sesión y
, que, sin culpa de ella, no pudo estar junto a su bebé enseguida se dirigía hasta la canilla, la abría y chupa-
como habría querido, y un bebé particularmente sen- ba vigorosamente. Después volvía su rostro hacia el
sible que tendía a no tolerar grados de frustración que terapeuta, diciendo •Mi-i-ra•, como si intentara tras-
un bebé más plácido habría soportado. Además, en mitir algo muy importante. (Colin era mudo cuando vi-
muchos casos, la influencia del padre no se había he- no por primera vez a terapia.) Permanecía de pie mi-
cho sentir lo suficiente como respaldo para la madre y rando a su terapeuta, mientras la lengua le colgaba
el bebé. flojamente, chorreando agua, fuera de su boca, como
Consideremos a un niño autista en momentos en
que re-escenificaba la experiencia traumática decisiva
de su separación fisica, precipitante de su patología
si ya no la controlara y él hubiera perdido algo.
Vi e este material una trasferencia de sentimie -l
to~s infantiles, donde el terapeuta pasaba a ser actor e
autista. { aguellos dramas eTeiñeE__tales.: Por eso, cuando Gideon
y yo nos pusimos a re"Tiextonar juntos sobre este mate-
rial, señalé ue aso olin uería decir a Gideon al o
Material clmico .. sob e é oca en ue él, bebé equeñito, abía des-
cubierto ~e la co~ntretenida para chupar en e ca-
~era un hijo ilegítimo que enseguida de su na- so d Co n la teti a del biberón) no era parte de su
cimiento fue puesto al cuidadp de sus abuelos mater- ~taJ.agobernaba de;nada que es~viera ~
nos. Estas eran personas responsables pero de edad cuando él quisiera. Esto lo había hecho sentirse des-
avanzada, y se encontraron muy afectadas por lo que -valido porque creyó que una parte importante de su
juzgaron un descarrío de su hija. Sin embargo, se in- lengua había desaparecido. La sintió partida en dos.
teresaban por Colin, como quedó demostrado por el Seguí conjeturando que las faltas de Colin a sus sesio-
hecho mismo de que buscaran asistencia psicotera- nes regulares de terapia le habían re-evocado esas ex-
péutica y también por la manera en que apoyaron des- periencias infantiles en que la entrañable •unicidad•
pués el tratamiento. ;)o
se había convertido en una helada •dualidad•.

! jiJ 55
'!'.)..)::.\.....~IV~~ ~
lv~ - " ~'
En la siguiente visita que me hizo. Gideon me
El modo de erifrentar la amenaza de «no-existii»
refirió que aquella conducta repetitiva y desconcertan-
""-. te había cesado después que él se la interpretó con Cuando inician psicoterapia, casi todos Jos niños au-
~ arreglo aJQ sugerido. El estaba convencido de que la
tistas arecen sentir n sin gravidez. Uno de·~
dñterpretación había sido muy significativa para Colin. ellos, a quien he llam do Johll, an o ya se recupera-"'i-
En ese momento consideró, y lo cree todavía, que el ba y había empezado a , dicó con un gesto el cie-
narrado fue un punto critico de giro en la psicoterapia lorraso y dijo «John estaba allá arriba•. Consideré que se ~ · _ )
de Colin. Desde entonces este ha hecho grandes pro- refería a una experiencia de salirse del cue o. la sen-~~
gresos, y parece tener una promisoria perspectiva.
saetón de encontrarse era de cuerpo parecía ser una ~ ~·
Gideon, sin duda, se había mantenido en pleno con-
reacción elemental de paruco ante la aterradora com-~V\~
tacto con el clima de la sesión, porque siguió refiriéndo-
urensión de estar separado de la madre, lo cuál lo am~ ttp ~
me que después que éolin había hecho aquella demos-
tración espectacular de su lengua, para cuya compren-
nazaba con una pérdida psíquica de •existir•. Por este 'i-::- ·
medio se evitaba una situación de terror insoportable. ~~..,...
sión él se había sentido bloqueado, el niño le había dado
l'io parece inverosímil que, en situaciones de terror físico ~
la espalda para empeñarse en actividades controladoras agud~el sentimiento síquico de •existir- ueda ser
repetitivas, como abrir y cerrar la puerta y encender ~ protegido por la creencia de encontrars.,....."&:f,-~a.~......,.LU.,..,L.U;;;.&.
apagar la luz. Como ya habíamos conversado con Gi- cuerpo físico. Esto preserva el sentimiento de •existir• y
deon acerca de esto, empezamos a ver que la incom-.
salva del miedo de •no-existir•. Lo que acabo de apuntar
prensión de él había desempeñado un papel importante se enlaza con el descubrimiento de Winnicott de que en
para que Colín re-escenificara situaciones de su irúan- niños muy inseguros sobreviene la ilusión de que la
cia, cuando dio la espalda a las personas que lo cuida-
psique y el soma se han separado. Antes de estar pre-
ban porque sentía que estas no habían comprendido su
parados para ello, debieron asumir la responsabilidad
dilema acerca del •existir•. De ese modo nos mostraba de su propio sentimiento de •existir•.
que, en su creencia de que lo habían dejado librado a sí
No hay ninguna duda de que los niños autistas te- {)U. l_
mismo frente a esa situación, no podía hacer nada me-
ero negro• del -no-existir•. ,.e_erder el senti- <.St.i
miento de existencia es mucho peor gue morir. Cuando .::~
jor que usar objetos inanimados como la puerta y el bo-
tón de la luz, tanto para expresar su rabieta de pánico e
se muere, al menos, se siente ue se de a atrás un cuer- ~~~
ira como para contrarrestar su sensación de desva-
~ ada ueda en cambio, si se ierde el sen en o ~ _
limiento y sentirse dueño de sí.
de existir. Cuando tituló su libro El ser y la , ean -~
En muchos niños autistas, la situación traumática
Paul Sartre estaba desde luego compenetrado de esos
fue la re ntina érdida de control sobre lo que sentían
1

estados. El escritor argentino Unamuno ha narrado: ll


como una 12arte sensib e vi e su lengua, que es pro-
curaba la sensación de •existir•. Su sentimiento de •exis-
•De joven y hasta de niño, permanecía inmutable cuan- ·
tencia• pareció amenazado en el rñismo momento eÍi.
do me mostraban las imágenes más conmocionantes del
que la parte-p~n de su :iellgua dejó de estar presente
Infierno, porque nada me parecía, ni aun ellas, tan ho-
cuando hacía falta. Se insinuaba así el ~ero negro del
rribles como la nada• (Unamuno, 1959). ~
•no-existir•.
He avertguado que los niños autistas desarroll~
\ La ~piquilaciém es la peor amenaza, porque supo~c.Jt'
v~odosttéSilf~ §i:ar§~e.:!~.
Quiero investigarlos ahora junto con ustedes.
L
extinción del sentimiento psíquico de ·~stir•. J

IJ:;l:~ 1 {G ~6' .
\ fuando la psicoterapia empieza a produci~­
¿ ÚJUAo
iR.
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tos niños sienten, y lo <!elan v]t :gue ganen os pies so-

fíO \o.l-r ~~ ~0"'- Lf


57
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~re.t-J V<>~ ~s. ~v.. ~ ~,~
/¿,.vló S So ...>
~· ,;l'i'" ~.. . ..., i,i ,. • .._¡. ~
bre la tierra. Por ejemplo, cuando mi paciente autista como trencitos o autos de juguete, que los niños autis-
John, de cinco años, en su periodo de recuperación, em- tas portan consigo y que en su sentir sdn partes de su.
pezó a dibujar, trazó la silueta de una delgada figura hu- P,ropio cuerpo. Los llevan abrazados o apretados con
mana que descendía a tierra con la ayuda de un para- tanta fuerza que les deJan impresa una marcl!. También
caídas abierto. Nótese la significación del paracaídas. Es los hacen girar o los enroscan. He llegado a comprender
un aterrizaje gradual, no una caída precipitada como la que haciendo esto los niños creen que la dureza, la im-
que había experimentado en su infancia. Pareció que en penetra,bilidad y el •enroscamiento• de estos objetos pa-
ese momento John me comunicaba algo sobre el estado - ormar parte de su cuerpo, del mismo modo co-
flotante de planear entre •ser• y •no-ser», y sobre b~ar a 'ete n -o autista a uien traté hace años, creía
tierra. Empezaba a poder sobrellevar las frustraciones que dibujando torres altas podía extraeríes- la •altura• y
de un ser humano, con todas las tribulaciones que la Oñerse alto sin ~sperar a crecer (Tustin, 1986). Con
carne hereda, tal como lo expone tan vívidamente Arme posterioridad tuve noticia 'de Otroprocedimiento auto-
Bronte en su poema •On Becoming•. generado, que denominé •figuras autistas de sensación•
Para evitar estas •tribulaciones•, mientras que algu- (Tustin, 1984, 1986).
,,, nos de los niños han desarrollado la ilusión protectora
de flotar fuera del cuerpo, todos e~or.an prácticas
11
au.:to-generada~uyo resultado ~la ilusiÓllde gue):¡ji ~ autistas de sensaci'9!J;)
cascarón los Qrol&ge, tal como lo expusimos en el capí- ·
tulo l. Quiero darl~ otras muestras de estos procedi- Estas son auto-generadas por actividades tácllies co-
mientos idiosincrásicos. Los expongo con más detalle en mo tocar con los dedos, palpar, frotar, ensuciar y aun di-
mis otros libros y artículos (Tustin, 1980, 1984, 1987). bujarypintar sobre superficies lisas, tanto las del cuer-
Para poder hablar sobre ellas y pensarlas, he concep- po del sujeto mismo como las de objetos exteriores que
tualizado estas práctlcas reactivas no conceptualizadas este experimenta como si fueran parte de sus superfi-
como •obJetos autistas de sensación• y •figuras autistas, cies corporales. Derivan también de los llamados •ama-
de sensación• (originalmente denominados •objetos au- neramientos nerviosos•, como hamacarse o produsY" . .
tistas• y •figuras autistas•). movimientos brusco~ Tal vez las podnamos denoiñiñar, ~~
siguiendo la inspiración de Winnicott, •figuras subjeti- <;u'oJN-i';'vl'(
vas•, porque no se trata de figuras clasificadas que se
~cien con objetos específicos, ni se las experimenta,
TAé::?o como a las figuras objetivas, en función de relaciones
espaciales. ~e las vive, en cambio, como imQresione~ \
¿ensori,ales táctilr§._sohre las superficies corporales de,l .
suJeto. Los. niños autistas viven en función de supe~ ~~ti
cíes¡ su experiencia es plana y bidimensional. Los niños ~.,
que padecen ese estado no tienen noticia del interior de ~ ~
0

percepción debür'des eh !O_!nu de sapernctes planas.


sienten torbel1iiios de sensaciones filcilles que fluyen en
Sé\ "'
los objetos. Las figuras autistas se generan a partir de la ~ '

derredor de su erftcies co orales de un modo que tfae


consuelo y tranguilidad. Son, entonces, anqui o- ~
-Tá"s. Así se evita la penosa conciencia de la separación .t.., ~.J.
corporal. Cualquier figura u objeto que tenga puntas <:> . i::)
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agudas devuelve bruscamente al niño a la conciencia d ocasionada por la lesión cerebral. Es desde luego impor-
la tridimensionalidad y la separación corporal. Por 'eso tante que los psicoterapeutas conozcan la función que la
evita los cuadrados, los triángulos y las demás figuras encapsulación desempeña en los niños autistas. :::,egún
angulares. (Esto se ilustra en el material clínico que for- señalé en el capítulo l, me preocupan los métodos bas- ,•
ma el capítulo 9.) tos y simplistas que se proponen •romper el autismo• o t""ct-~.p..e.r
•curarlo•. En ocasiones en que se lo intentó de manera ,¡; (,''
torpe, he visto a niños que se volvieron destructivamen- ú.l~
El cascarón te hiperactivos, mientras que otros fueron movidos a to- 1
do vapor a hablar, y aun a leer y escribir, pero guedaron l(.¡,vo..N
Tanto los objetos como las figuras autistas de sensa- tan confusos y desorganizados que parecían esquizo- ~
(:,\.J.. C.....I.IA
c....:O~
ción representan unas «alucinaciones táctiles» (Aulag- frénicos. Los métodos sumarios son peligrosos. La psi-~
.,..,~ ,.. nier, 1985). Dan origen a la ilusión de estar encapsulado coterapia con niños autistas necesita una gran dedica- Co('"'l'\ ~
en un cascarón. Brotan de las propensiones a la procu- ción, mucha paciencia y una comprensión circunstan- "J
ra de objetos y a la plasmación de figuras, que se han ciada de la naturaleza y la función del autismo . Es ~ .... ~.
descaminado en una dirección idiosincrásica. Protegen importante entonces tener en claro lo ue es y lo que no t-i' t~
de los terrores de «no-existir•, pero obstruyen el desarro- .,es alJtJsmo Por eso el presente capítulo se e ca a ra-
llo psicológico común. Esto ocurre en parte porque re- tar este punto.
~ · fuerzan las peculiares reacciones del niño autista ante Recordaremos ahora al lector aquellas característi-
~ ~ el espacio. Como veremos, estos niños sólo perciben dos cas diferenciales particulares del autismo, que intere-
c..~iv.\ dimensiones. La tridimensionalidad se les escapa. Por lo san para el tema de este capítulo.
rv.a.., - tanto, los objetos y las figuras de sensación se experi-
mentañ de una manera plana, bidfiñensional, como im-
resiones su erficia:Ies sobre la piel. Carecen de erti-
nencia o jetiva. Lo que es y lo que no es autismo
En los niños autistas, la encapsulación ha preserva-

~
do el trauma de su separación fisica de la figura mater- Como habrá quedado claro en el capítulo l. veo en el
na nutricia. En consecuencia, esta situación traumática autismo patológico una exageración retorcida de una
uede ser re-e~a por el drama de la trasferencia~ reacción psico-química, neuro-mental, que constituye
fa¡;¡UJ. y elaborada en psicoterapia. Es nota6Ié la claridad ~uxtrecursp protector innato frente al trauma de una le-
con la que aparece en la situación terapéutica, según lo sión fisica, sea esta ilusoria o real. La patología del a u-
atestigua Colin, cuyo material clínico hemos presentado tismo, como la de todos los estados psicóticos, brota de
páginas atrás, y también John, el niño que me enseM ' un uso hiper-reactivo y aberrante de procesos norma-
acerca del •aguiero..ne~rO.!.Y cuy:as revelaciones cité en les. Es un desarrollo exagerado y rígido de los procesos
._varios libros y trabéijos O'ustln, l~ normales que nos llevan a apartar nuestra mente de
\e~~ En el equipamiento de reacciones protectoras del ser cuestiones que no podemos resolver por el momento.
, , humano, la encapsulación es una manera elemental de Este proceso normal es un aspecto de la selección que
:tf"~~ contrarrestar los efectos del trauma de lesión fisica. Se hacemos entre aquello a lo cual hemos de atender ahora
\ puede tratar de una lesión fisica real o, como en los ni- mismq, y aquello sobre lo cual volveremos más ade-
....:..1 ños autistas. de la noción deUrante de haber perdido lante. El proceso normal es flexible porque incluye una
NOf:..LoA;) una parte de su cuem2,; ante todo, una parte de su leg- conciencia de pasado, presente y futuro. Pero los niños
..IA , ~· A menudo me he preguntado si, en ciertos casos de autistas se alojan en una distorsión temporal. La encap-
'5 autismo orgánico, la encapsulación no fue una reacción sulación, engendrada por actividades idiosincrásicas,
J. .... ~ ~~-u
~A-- · - ~
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no 61
t ~s lcrcoUpadas y manipuladoras, ha producido una ce- persona. Ni, por otra parte, poseen los niños autistas 1111
rrazón rígida y automática de"'Conciencia. Sin embargo, suficiente sentir del pro~o-ser, ni de su imagen carpo
como lo ha señalado David Rosenfeld (1986), esto al ral, para producir esa proyección.
I)lismo tiempo preserva los sucesos traumáticos que Algunos niños autistas parecen sentir que son una E. 4 ..o
r taran la enea sutación, de manera ue, en deter- cosa inanimada que vacila al borde de llegar a ser un ser 1~J, .-
minadas circunstancias, se los pue e re-experimentar y vivo y humano. Volverse vivo y humano aterroriza. Co- .v.:>
elaborar. Parece tratarse entonces de un precursor pri- mo me dijo uno de estos niños cuando empezó a hablar: ..!.-
.......... _
IDitlyo de la represión, aunque esta forma parte de una •Es tan dificultoso ser un ser humano ... •. Estos niños , ,_ 1
VOIV t"'~

~
\ estructura psicológica más organizada, en que la noticia temen CO humanos porque, asl, V "'"
1
r-Joos. conciente y la inconciente están diferenciadas, y se tole- se podrían lastimar y acaso morirían. Asumir os traba- h~NfiO
jos y tensiones de ser humanos les parece demasiado W
-...)
~~,., ra la separación corporal.
~ Según vimos, los niños autistas se sienten envueltos
eJe# por sus propias sensaciones corporales duras, las que f peligroso y riesgoso, y por eso estos niños renuncian a
las seguridades y goces de formar parte de la raza hu-~
J
~r., constituyen la ilusión de un cascarón auto-generado. A
j..R_ consecuencia de su particular reacción bidimensional ~ mana. Como consecuencia, quedan prisioneros de ex- .J.furv-:>"'r
travagantes terrores. En estos niños, el espíritu humano (j._,()
1
c_..~rente al espacio, no tienen conciencia de encontrarse ~ se ha extinguido casi. p-.o. ,J._
dentro del <&Lscarón; la s~ación gue prevalece es la d~ ~ El desengaño traumático de sus expectativas prima- M...~
estar escondidos, abrqgu~.J_los y Q!Oteg!~. Este cas- ........... rias succionadoras ha interrumpido su •continuidad de ~
carón obstruye el desarrollo normal de las •envolturas existir•, una interrupción que experimentaron como UI}
esíguicas• como las define .Apzieu (1987). El cascarón abismo sin fondo ue se hubiera abierto a sus les.
autista excluye la noticia de otros cuerpos, así como del Sienten-que no tienen de dón e errarse, y que caen,
cuerpo de los niños mismos. Por lo tanto, queda exclui- caen, más y más abajo, hasta la nada. Parece no existir
da también la noticia de la separación corporal. un suelo firme bajo sus pies. Para evitar esta sensación
Como lo expusimos en el capítulo 1, los procesos au- de caída cataclísmica, han recurrido al delirio de flotar
listas son muy diferentes de los que constituyen la iden- ingrávidos, muy por encima del mundo común de los ·
0
tificación proyectiva, definidos por Melanie Klein (1963) seres humanos. Se hanxefu_giado en un reino no-hum__e-~0~
y elaborados por Bion (1962). El uso de una identifica- no, donde •ser o no ser• no es la cuestión. Volver a poner ~o
ción proyectlva supone una conciencia amortiguada de los pies en tierra supone hacer frente a esta cuestión. .¡..'t~ fl
la separación corporal, pero no la excluye, como sucede Los astronautas que fueron a la Luna parecen haber re- ~
en la encapsulación. El uso hiper-reactivo de la identifi- vivido esa experiencia trasformadora, porque, tras ha-
cación proyectiva implica un desarrollo psicológico que blar sobre la belleza del planeta Tierra y de su propio
se desenvuelve de una manera desintegrada, dt:;sorde- sentimiento de afiliación a él, uno de ellos dijo •Fuimos a
nada, caótica. Pero no es un desarrollo suseendido y ( la Luna como técnicos, regresamos como humanistas».
torcido, como el de los niños encapsulados. Parece sostenible que estas experiencias de flotación
Se advertirá, entonces, que es erróneo interpretar las expliquen, en parte, las peculiares reacciones de los ni-
Á.! reacciones de los niños autistas con arreglo a la iden- ños autistas frente al espacio objetivo. También parece
o ~ Uficación proyectiva. Estos niños no tienen suficiente posible que esas oscilaciones violentas entre encontrar-
1..¡ ~ ; ) s entido de su separación corporal, ni de su identidad in- se catastróficamente •caídos• y, después, enceguecedo-
~/ dividua!, para poder identificarse con otra persona. Ade- ramente •en lo alto•, se sitúen en la raíz de los estados de
\~ "[¿t más , carecen de las aptitudes de empatia (P. Hobson, existir maníaco-depresivos. Desde luego, la mayoría de
~ f ':!' 1986) e imaginación (U . Frith, 1985) que son indispen- los pacientes que vemos emplean una mezcla de reac-
j<'c-~¡.mhles pnra la ilusión de proyectar partes del self en otra ciones. El autismo infantil es un síndrome raro, pero el
1¡,

' ~- .. ·- . •"- ~)o ') i'P~vv-~~ u


n· n:\
~~·1 ·~
trabajo con estos niños poco comunes nos ayuda a per- Ahora bien, ¿cómo sabemos todo esto acerca de los
cibir y reconocer la reacción protectora autista de la en- niños autistas?
capsulación en otros pacientes, en quienes se mezcla Cuando la cubierta de figuras sensación y el casca-
con otras formas de protección y defensa. rón impenetrable de objetos sensación empiezan a res-
Consideremos ahora algunos de los terrores contra quebrajarse, los niños manifiestan a su terapeutA, si es
los cuales el encapsulamiento autista ha constituido que está dispuesto a escucharlos, algunos de estos mie-
una protección. dos, o todos. Muestran su temor a caer en agujeros ne-
gros; su miedo de que el suelo desaparezca o el cielorra-
so o el cielo se derrumben sobre su cabeza. Cuando em-
é
11 Terrores del cuerpo piezan a tomar nota de que tienen un cuerpo de carne y
hueso, vulnerable, los asalta el lacerante terror de ser
Cuando las cortinas autistas empiezan a abrirse y los lastimados. Muestran también su miedo de encontrar
't niños cobran conciencia de que son de carne y hueso, su fin de una manera desastrosa. En particular, su..mie:.
advertimos la razón que obligó a obstruir esa concien- do de •desaparecer•, perdidos y oMdadosJ como;?el
cia. Tomar noticia de que tienen un cuerpo los expone al fondo del pozo negroae Ün escusado. He ahl algunos de
miedo de ser lastimados (antes no experimentaban los los peligros del •existir• q~e perturban a estos niños. En
daños como heridas sino como agujeros abiertos en el semejantes estados, •ser o no ser• se convierte en una
cascarón). Creen que su cuerpo de carne y hueso está . cuestión suicida, porque el suicidio parece ser un modo
amenazado de catástrofe. La doctora Genévieve Haag de controlar la •condición de desaparecido• del •no-ser•.
(1983) ha aportado un convincente material clínico para produciéndola ellos mismos. En los impulsos suicidas
demostrar que los niños que emergen del autismo viven de pacientes neuróticos que reaccionan en función de
su cuerpo como si estuviera compuesto por dos mi- su cápsula de autismo, no existe la conciencia de dejar
tades, una de las cuales parece representar a la madre, atrás un cuerpo que ha de ser una fuente de angustia y
y la otra, al bebé. El peligro es que estas dos mitades se
separen desastrosamente, para no volver a reunirse
nunca. El doctor Didier Houzel (1987) ha escrito sobre lo
que denomina •angustia de precipitación•. En otro tra-
bajo, ha descrito la sensación del niño autista de girar y
aflicción para los parientes, porque en esos estados es
escaso el sentido de tener un cuerpo común, y escasa
también es la noticia de que existen otras personas.
Estos pacientes parecen haber enfrentado las reali-
dades y peligros de ser humanos en una situación que
i>
girar en torbellino de una manera vertiginosa (Houzel, no les brindaba apoyo para tolerarlos, o en que ese apo-
1985). Estos niños viven en un torbellino de subjetivi- yo era inadecuado para su particular disposición. Una
dad. En el tratamiento, cuando adquieren conciencia de psicoterapia conveniente para ellos es la que les procure
su cuerpo objetivo tridimensional, les da miedo que par - tanto confrontación como apoyo. Ciertas formas senti-
tes de este se desprendan, o que su cuerpo se disperse, mentales, consentidoras, de psicoterapia exageran el
o que se les salga la piel, o su cabello se desvanezca o se apoyo, mientras que otras exageran la confrontación. 1)
caiga. Cuando son presa de esos miedos, les aterra que Estos pacientes necesitan respuestas empáticas de un ' fr.
/
los bañen o les laven el cabello. Temen también ataques psicoterapeuta bien equilibrado que entre en..contact9 cJt
~~
a sus ojos, y a causa de esto pueden atacar los ojos de con sus estados autistas (X_ los mie~~ gue nacen curu;- ~ ~1.,6",()
otros niños. Estos y muchos otros miedos acerca de su do se emerge de esto~. y que posea una buena dosis ae '1 -~
cuerpo eran conjurados por la sensación de estar prote- sentido común y por eso sea capaz de ayudarlos a •voT- ~~ )<
( gidos por un cascarón que no tema un interior y un ex- ver a poner los pies sobre la tierra• en el sentido mefi.ifó- '\.~ <v~x
1
terior deslindados (la sensación de estar protegidos era ~: En particular, estos pacientes necesitan sentir que ·:Sx\ r
lo que importaba). existe una persona amparadora a quien le interesa hon- ~

~k ~.L.<
~~ 'r. . ~
64 ( ),)
damente que ellos vivan o mueran, y que los afirme en Intentaré hacerme comprender. De mancrn t'ml l 111
su existencia hablándoles como a personas que en variable, los niños au,.tistas tienen un historial tcmv• ;111c..!
efecto existen. con problemas de lactac~ En esto difieren mud 10 <l o
Después que escribí mi último libro, obtuve más los niños de tipo esquizofrénico, que por lo generallwu
información sobre las razones que llevaron a los niños sido buenos lactantes, incluso ávidos. Es un dato ca HJ
autistas a apartarse de la vida y de las personas. In- invariable en los informes sobre niños autistas el de que
tentaré a continuación hacer creíbles estos descubri- tuvieron dificultades, cuando lactantes, para tomar con
mientos para ustedes. la b¿ca el pezón del pecho o la tetina del biberón. ' con
frecuencia se les escapaba de la boca, y •desaparecía• de
manera desesperante. En algunos casos esto pudo de-
Apartamiento de la vida y de las personas berse a flojera de sostenimiento por parte de la madre y j
e ~ o del bebé. El material clínico nos indica que, en los mo-
·e \ -,\c.){ El tocar tiene una significación mágica para los niños mentos en que el pezón o la tetina, experimentados co-
autistas . Como en los cuentos de hadas, el tocar puede mo partes del propio cuerpo, desaparecían, y sobrevenía
· hacer que las cosas existan, o puede hacerlas •desapa- la conciencia de la separación fisica de la madre nodriza,
recer». Los niños autistas tienen miedo de ser tocados los bebés sentían que muchas otras crías competían por
por otros; por ejemplo, se muestran ariscos a las car;l.- ese objeto que les daba en la boca esas sensaciones tan
cias. Que otros los toquen parece una intrusión (un pa.,- vitales para su sentimiento de •existir•.
se o un toque de varita) capaz de hacerlos •desaparecer•. Me ha intrigado el origen de estos perturbadores su-
Las actividades manipuladoras de •tocar• ellos mismos cesas. He conjeturado que nacen de las propensiones
objetos materiales desempeñan un papel dominante en sociales innatas del ser humano. El hombre es un ani-
su vida. Bloquean el desarrollo de procesos abstractos mal gregario. Al parecer, una pauta innata que se con-
como pensar e imaginar. Como estos sucesos mentales serva de manera rudimentaria se ha disparado y magni-
no pueden ser vistos, ni tocados, ni manejados, tampo- ficado en los niños autistas en situaciones de pérdida y
co se los puede concebir. penuria. (Como les sucede respecto de otras experien-
En diversos libros y trabajos he aportado abundan- cias vitales, los niños autistas parecen haberse percata-
tes pruebas demostrativas de que, en un estado inma- do de situaciones de grupo elementales antes de que es-
duro de organización neuro-mental, estos niños recibie- tuvieran maduros para resolverlas.) A fin de poder pen-
ron la conciencia ~umat1Zaííte de_gue el nexo de lacbí~ sar este fenómeno antisocial elemental, y comunicarlo,
ción no era una- arte siem re- resente de su boca. Ad- me vi empeñada en encontrar frases que trajeran al con-
virtieron que aquellas sensaciones táctiles centradas en cepto esta situación no conceptuaUzada, como •pecho
la boca, que tan vitales parecían para su sentimiento de de crías•, o •un enjambre de rivales picadores~. pero una
•existir•, no estaban bajo su control, no se •presentaban• frase en grado sumo ajustada a este fenómeno me fue
así que lo desearan. Esto los llevó a sobrevaluar la pre- enviada por Nini Farhi, quien propuso •un bocado de
sencia fisica táctil de los objetos. Pero no hace mucho mamones». Esto me parece muy certero, porque un es-
tiempo, releyendo mis viejas libretas de apuntes donde tado de fusión autis41 es una situación «boca-pecho» .
registraba mi trabajo clínico con los niños autistas a Lo que parece haber sucedido es que estos infantes
quienes tenía en tratamiento, empecé a ver que además tomaron conciencia del frustrante hiato entre su cuerpo
ellos intentaban decirme algo acerca de otro rasgo per- y el de la persona materna primaria, y en ese momento
turbador de su situación de mamada: un rasgo que l~s los acometió una vaga sensación de que existían muchí-
había vuelto particularmente dificil establecer un senti- simas otras bocas succionadoras que se apiñaban en
miento de •continuidad de existir•. derredor de su propia boca succionante fruncida, y riva-

66 67
llzaban por ese objeto vital que vivían como algo esencial situaciones de grupo con el objeto de facilitar s u t·dt u:n
para su sentimiento de existir. Esperar, en esas condi- ción y terapia.
ciones, se convirtió en una experiencia terrorífica donde He podido comprender que en situaciones d e an sln y
la realidad del compartir se les insinuó de una manera espera estos niños se sienten desalQjados por ot@_s cría~
particularmente perniciosa. No se trata del compartir _ __.d.,~.v.,.::~o~.Jles y salvajes. Al parecer, esto se encuentra en la rmz
que se asocia con el denominado ~complejo de Edipo•. de su evitación de la gente. Temen a otras personas co ~
Es un compartir obligado con otras bocas que parecen mo rivales peligrosos que les arrebatarán sensacio11es
tan rapaces como la propia. Los niños se sienten en pe- vitales y los exprimirán hasta arrancarles la existencia.
ligro de ser estrujados y arrojados de la existencia por ri- En el capítulo 9 presento material clínico de un niño a u -
vales depredadores que compiten por •imponer su pre- tista en recuperación que hace las paces con estos terro-
sencia». Por eso el comienzo del autismo se asocia en al- res y se integra como miembro de la estirpe humana.
gunos casos con el ilacimiento de un hermanito, si este Pero antes que adviniera esta benéfica situación coope-
se produce dentro de los primeros dos años de vida. Pe- rativa, en períodos en que se encontraba separado de
ro en lugar de sentirse en competencia con un solo bebé, mí, que hacía las veces de la madre nodriza de su infan-
estos niños se sienten rivalizando co~ e~ cia, este niño sentía que entraba en liza con bocas ene-
crías que amenazan sacarlo a empujones o aplastarlo migas.~- que eran como pájaros voladores que amenaza-
has t:aq\:íemuera. He llegado a la concll!,sión de que e~ ban picotearlo hasta dejarlo s~. Otros niños se han
c!elirio terrorífico ha sido el_p~m. preclpitañte de ~ . sentido amenazados por un enjambre de avispas pica-
autismo. Esfá en la raíz de su evitación de la gente. Con doras. Antes, para poner coto a estos terrores, prevale-
posterioridad, que otras personas los toquen parece una cían objetos y figuras de sensación, de dominante táctil,
~ ~enaza de arrojarlos afuera y de exprimir la vida de su generados por sus propias actividades manipuladoras.
c;j¡;,
cuerpo, tal como ellos mismos creyeron haber exprimi- Así, para estos niñ~ sensaciones táctiles auto-genera-
~~ do, de unos objetos que experimentaban como parte de das han adguirido prevalencia abrumadora porque son
~~ su cuerpo, atributos deseados; por ejemplo, •altura•, una necesidad vital_p~obrevivir y protegerse.
~odureza• e •invulnerabilidad•. Edith S in duda conoció esos estados en que el
~ empiezan a soñar, a veces sueñan que tienen esos obje- sentido del taet~ quiere una importancia indebida; en
tos exprimidos exánimes amarrados a la superficie de efecto, dijo cie vez: •Siempre estuve un poquito fuera
su cuerpo. Después de trabajar con pacientes que se en- de la vida y por eso eran importantes para mí las cosas
cuentran en ese estado, solemos sentirnos como si nos que tocamos».
hubieran exprimido la vida; •secos•, diríamos. Pero la situación aislada del niño autista es m u cho
1 En estas condiciones, los niños autistas tienen quJ más extrema que la de Edith Sitwell. Estos niños solita-
enfrentar, para •ser», terrores que son más extraños, ho- rios permanecen relegados en un mundo en .que el sen -

l
rrendos, silvestres y primitivos que los experimentados
por infantes más normales. Estos parecen surgir de la
constelación para la cual se ha propuesto la expresión
tido del tacto ejerce un dominio casi completo. La a udi-
ción a larga distancia y los modos normales de la visión
no han alcanzado nada que se parezca a la importancia
•un bocado de mamones•. Las reacciones del infante de que tienen en las condiciones normales. Esta inhibición
pecho a esta configuración social elemental pareciera puede presentarse en grado tal que en las evaluaciones
afectar sus posteriores reacciones ante situaciones de clínicas iniciales de ciertos niños autistas se los creyó
grupo. En verdad, parece afectar de manera radical la sordos, o aun ciegos, puesto que caminaban sin esqui-
reacción del niño autista en grupos de niños. Estos lo var los objetos como si estos no existieran, pero, cuando
aterrorizan, pero lo atraen. Es preciso tener esto en se hacían las pruebas para medir esas incapacidades,
cuenta si nos proponemos incluir a los niños autistas en se descubría que su aparato fisico estaba intacto.

68 nn
Paso a examinar ahora estos impedimentos autistas espacio entre el sujeto y el objeto. Los objetos y Hllli llg•• "
de la percepción. ras, en consecuencia, no se perciben dentro de la Iridi o
mensionalidad visual de las relaciones espaciales. ~u Hll
trabajo •Le monde tourbillonnaire de l'autisme•, el d<X~
Obstrucciones autistas de la percepción tor Houzel aportó material clínico que demuestra la de
sorientación en giro de torbellino de los niños autistas.
El trabajo con niños autistas arroja luz sobre los pro- Esa desorientación fue ilustrada por una niña autista
cesos por los cuales las sensaciones en bruto se trasfor- no tratada que emergía de un estado autista agudo au.n-
man en percepciones. Me ha hecho comprender que un que seguía confundida; me contaron que preguntó •¿Por
aspecto de esta trasformación es la asociación de obje- qué la cartelera• (que estaba cerca de ella) •es IJlás gran-
tos con figuras. Por este medio, los objetos se empiezan de que el hombre?• (que se encontraba alejadu de ella).
· a clasificar y a diferenciar entre sí, puesto que se los re- Es evidente que su mundo era plano, de dos d!mensio-
conoce por su figura específica. Así se generan los per - nes, sin perspectiva.
ceptos. Poco a poco los objetos se diferencian m~jor por- Otro estorbo para la formación adecuada de percep-
que reciben nombres. Esto permite hablar de ellos con tos y conceptos consiste en que, en estos niños, 1~­
otras personas. Comienza la formación de conceptos. ciencia de las funciones objetivas de los objetos ha ue-
Pero a fin de que estos procesos ocurran, tiene que dado oscurecida por su uso e , su jetivo, al que ell_Q.s
existir cierto sentido de separación respecto de otros ob-. recurren a fin de sentirse invulnerables y de tranquili-
jetos a los que se haya atribuido un grado de objetividad zarse. Para un niño autista, más importante que la fun-
y dejen de ser manipulados como si fueran parte de la clOrlobjetiva de un objeto es su naturaleza táctil; por
cosa corporal. Lo mismo vale para las figuras con las ejemplo, el hecho de que sea duro o blando, rugoso o li-
cuales pasan a asociarse. Como vimos, los niños autis- so, de aristas filosas o redondeadas. El uso que se haga
tas viven principalmente en los terminas subjetivos de de los objetos y el clima emocional que prevalezca en el
conglomerados de sensaciones auto-generadas, que ñe trato con ellos promueve u obstruye la trasformación de
denominado •obJetos autistas• y •figuras autistas•. Unos sensaciones en perceptos y en conceptos. El trabajo con
y otras derivan de sensaciones táctiles. El tacto es efñiü- niños autistas indica que este proceso no tropieza con
do de a rehensión que implica que el su eto""Se'""""manten- obstrucciones impropias si los infantes son atendidos
~ en una estrec a proXiiriida con los objetos. Por eso, en una situación de crianza que los haga sentirse afir-
objetos que sean tocados pueden parecer parte del cuer- mados y protegidos en su •continuidad de existir-, de
po del sujeto. sin que traigan consigo la perturbadora manera que las circunstancias no los obliguen a recu-
sensación de algo separado. Ahora bien, una preocupa- rrir a un uso impropio de procedimientos autistas.
ción excesiva por la sensación táctil distrae la atención El estado perceptual de los niños autistas, según lo
con las modalidades perceptivas de larga distancia, la hemos expuesto en los párrafos precedentes, presenta
visión y la audición. No se trata de que los niños autistas un marcado contraste con el de los infantes cuyo desa-
sean incapaces de ver y de oír; es que su atención h~ rrollo psicológico ha tenido una andadura relativamente
sido distraída de visiones y sonidos, para uedar are- normal. En los infantes normales, según lo han demos-
rra a a se emás, esta concretiza- trado Bower (1977) y Meltzoff y Barton (1979), la inte-
ción no puede menos que estorbar los procesos abstrac- gración de impresiones sensoriales táctiles y vis~
tivos que son necesarios para que se formen perceptos y or lo tanto la percepción de la trtdimensionalidad, está
conceptos. iiesente casi desde el nacimiento. A medida que a~­
Además, objetos y figuras se experimentan sobre to- menta la tolerancia de la separación fisica del mundo
( do como si fueran parte del cuerpo del sujet9. No existe__,
exterior, y surge un espacio donde se puedan desarro-
0~0~ ~ ~ ', ~0 dof
70~ ~~(o 71
llar imágenes y recuerdos, queda lista la escena para la
elaboración de perceptos y conceptos. Se establece la
añoranza ni el duelo por objetos rdldos son posn.l,. .
u o, en onces, para desarrollar sirnbolo•
~
constancia de objeto. Se mitigan los terrores del «no- que los re-presenten. Hanna Segal (1957) tiene página,
existir• y pasa a ser una posibilidad la vivencia de una elocuentes sobre esto. Es preciso considerar el desarro
~continuidad de existir•. llo normal de la formación de símbolo antes de podt'r
Para sintetizar: en los niños autistas, al parecer, la formarse una idea sobre los desarrollos que han sido
formación de perceptos y conceptos se ha visto obstrui:- obstruidos en los pacientes autistas, y sobre aquellos
;!!J>or la atención perseveradora que ellos ponen en fe- que probablemente ocurran si la psicoterapia empieza a
nomenos táctiles subjetivos, como los objetos y las figu- producir efectos.
ras autistas de sensación. Estos se desarrollaron para
poner coto a los terrores asociados a situaciones infanti-
C les intolerables de conciencia traumática de una se¡;;¡am- Formación de símbolo normal
ciim fis1ca. En consecuencia, para que, en lugar de se - ~
tirios sólo sul?Jetfvwnente, los objetos se perciban en cam- " '· En su trabajo •Symbolism and symbolon•, la psico-
bto objetfvwnente, parece critica la manera en que tantó ~~~ analista italiana doctora Giovanna Di Cegli ha presenta-
la madre como el bebé den trámite a la tensión producida ~~(;,' do una manera original de considerar los procesos pre-
por la separación co ~ simbólicos que me resultó esclarecedora. Di Cegli recu -
esarrollo de símbolos concurre a superar esta rre a la metáfora del•symbolon•:
tensión. Por eso he de tratar ahora de los modos en que~
este importante proceso fue obstruido en los niños au- ' ~ •IA.palabra griega ~symbolon~ significa signo de recono-
tistas. (Examino este punto también en el capítulo 5, cimiento, contraseña; se trataba de un objeto partido en
que versa sobre la psicoterapia de estos niños que no \ dos. Cada participante se quedaba con una mitad. Des-
juegan.) pués de una prolongada ausencia, uno de ellos presen- _ \
1
taria su mitad y, si coincidía con la otra, que el segundo :"=t
participante había conservado, se ponía de manifiesto el ~~
Obstrucciones autistas a la formación de lazo entre ambos(...) el ~symbolon~ era, por consiguien- "'(;
símbolo te, un objeto tangible que, en ausencia, recordaba a los
dos participantes sus relaciones y que, en la marca del
Para que se dé comienzo al establecimiento de símbo- objeto partido en dos, les recordaba su mutua ausencia.
los, el niño debe poseer cierto sentido de su separación Se trata, en resumen, de la combinación de una expe-
fisica del mundo exterior y, en consecuencia, saber de riencia de presencia con un recuerdo de ausencia» (Di
pérdidas y de faltas. Los objetos y las figuras autistas ta- Cegli, 1987).
pan la conciencia de estas tribulaciones humanas inevi-
tables. A consecuencia de ello, los niños autistas se en- Di Cegli relaciona esto con la situación del lactante:
cuentran privados de una de las posibilidades humanas
más propicias y enriquecedoras. Un empleo adecuado
de símbolos los habría librado de la tiranía de anhelar la
1
•. .
el discernimiento de la madre de lo que hace falta al
infante engendra un sentimiento de existir porque nos
presencia táctil constante de objetos y figuras autistas.
Al contrario de esto, a causa de la naturaleza concreta
de su funcionamiento, estas prácticas autistas parecen
J hace falta algo ... •.

La psicoterapia de niños autistas nos pone en contacto


bloquear los ~agujero~ o sea, el modo rroto-menhl~ con las experiencias que tuvieron cuando lactantes. Se

-
gue estos niños experimentan pérdida y ausencia. Ni ra gún vimos, nós dejan ver que, por diversas razones,

7'2
relacionadas tanto con la naturaleza del infante mismo Eldiabolon
cuanto con la situación de crianza, fue un momento
traumático aquel en que de repente alumbró la concien- La palabra griega diaboUo significa literalmente •arro
cia de que algo •le hacía falta• porque el pezón estaba se- jara través». Colin, el niño autista ya mencionado, tenín
acto de su lengua, en o ermanecía dis oni en su cajón de juguetes una pelota. Solía arrojársela a
ble •a pedido». arece que estas experiencias de separa- Gideon, a veces de manera que pudiera atajarla, y a ve
ción se vivieran como la partición del•pezón-lengua» en ces para que no lo pudiese hacer. Además, Colin se su-
mitades. En el desarrollo normal, una lactación satis- Ñ bía a los muebles y pedía a Gideon que lo atajara cuan-
factoria permitirá que las dos partes tornen a reunirse o do él saltara. Pero después, a menudo rechazaba la ayu-
en una colncldencla exacta, que produce éxtasis. ~~ "-. da de Gideon. Así como se le impedía atajar la pelota o
acerca de la infancia de los niños autistas se informa ca- ( ~ atajar al propio Colin, Gideon, en la sesión antes referi-
si invariablemente ue no mama n bie el peclio.
s rutar de la lactación es una experiencia rara para ~
.:f' ' da, se vio coartado de •atajar• a Coliñ en sa tnteltgen~m.
Con ese comportamiento. Colin dramatizaba situ clo-
estos niños. Tampcx:o es característico de ellos ch!!E,_a~ ~ nes infantiles en las que no se había sentido comprendi-
los dedos, el pulgar u otros objeto§_, lo ha remplazado el do. Cuando las reflexiones que Gideon y yo llevamos
aferramiento idiosincrásico a objetos autistas de sensa- jüñtos hicieron que Colín empezara a sentirse compren-
ción. Los dedos, lo mismo gue el pecho o el biberón, tie- ~ dido en lugar de •arrojado a través», él se vio atajado en
nen que recorrer un espacio para llegar hasta la boca; ~ ~ los brazos mentales de la inteligencia de su terapeuta.
b' los objetos autistas de sensación se percib:_n A ,~ rsta: •situación de amparo• psíquica es la esencia de la
como una parte del cue , siempre resente, or eso · ~ '1 psicoterapia.
no in o ucen una percepción de espacio. Esto significa A/t'J V s urnrsltuac1on •diabólica• aquella en que se en-
que bloquean la posibilidad de experimentar una reu- ~ cuentran estos niños cuando sienten que sus proyeccio-
nión extática tras un periodo de ausencia. Además, ·en nes de estados extremos, como raptos y rabietas, son
un amamantamiento deprimido, que es una de la'SSI= ;,o •arrojadas a través• de una «nada» en lugar de ser ataja-
tuaciones que predisponen a un infante al autismo, ni la .J. das por un ser humano reflexivo, quien tal vez no las
. madre ni el niño pueden tolerar el éxtasis. Todos los comprenda enseguida, pero, como sabe escuchar y pen-
sentimientos fuertes se amortiguan. La madre no puede sar, poco a poco consigue comprender lo bastante para
entonar un Magniftcat, y tampoco el bebé experimenta- ayudarlos. Poco a poco, los pacientes comprenden que
rá esos raptos ante la belleza del mundo que nos descri- están en una situación en que se los escucha con pa-
be Donald Meltzer (1987). Así, el•symbolon•, como pre- ciencia y cuidado, y en que se reflexiona sobre su con-
cursor del símbolo, no llega a ser una experiencia com- ducta, pero sin que la comprensión de ella sea necesa-
partida entre ellos. riamente instantánea. ~prenden a esperar.. y esto los
Para abundar en el uso que hace Di Cegli de su metá- ayuda a sentir que existen como una persona porque,
fora griega, en situaciones de frustración no se tiene la en una situación de incertidumbre y de •no-saber», han
experiencia del•symbolon• sino del•diabolon•. En lugar sido amparados en la conciencia reflexiva de una perso-
de la coincidencia creadora de la unión satisfactoria, so- na solicita. Pero las respuestas del terapeuta pueden no
breviene la experiencia de la •ruptura• destructiva. En ser aquellas que deseaba la parte impaciente y exaccio-
vez del éxtasis, el destemple. 1 - nadora de ellos, porque esas respuestas tendrán en vis-
1%.el desarrollo de largo plazo del ernermo. En mi expe-
riencia, aun los niños autistas llegan a apreciar esto po-
1
'Ú~~ co a poco, porque, como me dijo uno de ellos, •Quiero
crecer como es debido», donde •crecer como es debido»

\
74 75
supone tolerar cierto monto de incertidumbre y cierto tan modulados pero no inhibidos. El contenirniento psí-
grado de espera. quico adquiere existencia fáctica. Metafóricamente ha-
Porque carecieron de ayuda para soportar los senti- blando, cuando dispone de ese contenirniento, el sujeto
mientos explosivos que siguen a aquella frustración, y puede entonar el Aleluya, o una canción jocosa o una le-
que amenazan con extinguir su sentimiento de existir, tanía fúnebre. En los niños autistas, el sometimiento de
los niños autistas buscaron yugular esos sentimientos necesidades y anhelos a la rígida tiranía de las prácticas
por medio de objetos y figuras autistas de sensación. autistas es remplazado poco a poco por una conveniente
Expresado con las metáforas griegas que venimos em- regulación flexible, que permite el despliegue de la crea-
pleando, los niños autistas no han experimentado sufi- tividad. En psicoterapia, las experiencias son objeto de
cientemente el •rnetabolon•, o sea, las funciones reflexi- plática y reflexión, y se promueven los recursos para su
vas digestivas de la psique de otra persona, sobre las segura expresión dentro de una acción dramática.
cuales Bion ha llamado nuestra atención (1962). El •rnetabolon• atañe entonces a la asimilación, a la
adaptación y al avenimiento a los cambios. Importa
aceptar aquello que es «lo bastante bueno• más que exi-
El metabolon gir una total perfección. Interesa a una regulación rea-
lista de la conducta. Las pasiones pueden ser canaliza-
Corno discurrimos en niveles en los cuales tienen que das hacia empeños y propósitos. Para que esto ocurra,
producirse cambios psico-quírnicos, •rnetabolización• hay que tratar a estos pacientes con firmeza extrema
parece una manera apropiada de pensar esos procesos. atemperada por dedicación, respeto y comprensión. Así
Persona rnaternante y bebé, psicoterapeuta y paciente, se desarrollan los lazos de una alianza de trabajo en la
necesitan una tolerancia suficiente de su separación re- que hay diálogos y monólogos activos. Se desarrolla una
cíproca, si es que han de aparecer el tiempo y el espacio vida interior dramática, que permite filtrar, seleccionar y
para la reflexión y el desarrollo de una vida psíquica. 1f!! digerir experiencias. Para que esto ocurra, tienen que
.esto desempeña un importante papel la influencia del encontrar expresión los aspectos histriónicos de la per-
pa.d.ll:. sonalidad. Por consiguiente, lo que conduce a la forma-
El •syrnbolon• y el •diabolon• no son reflexivos. Se ción de símbolo es la metaboUzaclón de las pasiones pu-
asocian con una impaciencia excesiva. Nacen de extre- ro impulso y pura sensación del •syrnbolon• y el •diabo-
mos apasionados, movidos por impulsos, dominados lon•. De este modo se promueve el desarrollo de una vi-
por sensaciones. O bien la coincidencia perfecta, o bien da de fantasía activa, que permite prescindir de objetos
un desengaño abismal; o bien una satisfacción plena, o y figuras autistas de sensación. Estos no fueron sino pa-
bien una frustración total; o bien el éxtasis, o bien la liativos y calmantes que se generaron para embotar la
destemplanza. Es un mundo de extremos sensibles de agudeza de estados intensos de •existir• y el terror de
blanco o negro. «no-existir•. La obstrucción de los estados de ·exaltación
La experiencia adviene a nosotros a través de nues- y de tragedia, y la falta de expresión de esos estados por
tros sentidos y es reunida por nuestra mente. La situa- el refrenamiento de las actividades creadoras, hizo que
ción de •rnetabolon• es mediadora para experimentar y la vida perdiera su sabor. Un uso impropio de activida-
para elaborar la exaltación extática del •syrnbolon• y el des manipuladoras determina que las ganas de vivir se
desengaño airado del •diabolon•. El •rnetabolon• importa extingan casi. Todo es plano y carece de interés. Los pa-
a la asimilación de esos estados apasionados, que per- cientes autistas parecen medio muertos. Están entram-
mite regular y enriquecer convenientemente la andad u- pados en el limbo de •ser• o «no-ser•
ra de un desarrollo psicológico y dejar sitio a los cam-
bios. Estados extremos de ira, de rapto y de terror resul-

76 7
( 'ondusión 3. La psicoterapia como tratamiento
Este capítulo ha intentado mostrar que, por la vía de para niños autistas
comprensiones circunstanciadas como las expuestas,
es posible poner en marcha la •continuidad de existir•
de ciertos niños autistas. Estos niños son •prematuros
psicológicos•; han experimentado una separación cor -
poral antes que estuvieran listos para tolerarla; la situa-
ción terapéutica actúa como una especie de incubadora
en la que reciben un cuidado intensivo. Poco a poco, a •Necesitamos tener señalados wws lúnites, y que estos
medida que esta protección se haga sentir, los niños sean mantenidos, si es necesario, contra nuestros deseos
acaso empiecen a creer que pueden abandonar sus pro- del momento. En psicoterapia puede ocurrir que una y
tecciones autistas. En el capítulo 3 examinamos el tipo otra vez sea cotEjada y puesta a prueba la voluntad del
de psicoterapia conveniente para que esto ocurra. analista de poner en práctica este nuevo tipo de amparo.
En esas ocasiones, un psicoanalista distante, partidario
de dEjar hacer por afán de no ser intrusWo, puede fraca-
Nota sar en proveer un sentimiento de segwid..a.cb.
1
Deseo dejar constancia del estimulo que recibí del profesor Adria· · Josephine Klein, Our Needfor Others, pág. 412
no Giannottl para elaborar el pensamiento esboza do en estas páginas.
También agradezco a Emanuele Quagllata, quien me tradujo y resu·
mió el capítulo 7 del libro de Gemma Corradi Fiumara (1988) .

En este punto del libro me parece que debo decir al-


gunas palabras sobre el tratamiento de niños autistas
por medio de una psicoterapia del tipo indicado en la ci-
ta del epígrafe. Examino esto con más detalle en el capí-
tulo 5, que trata sobre la psicoterapia de niños que no
pueden jugar, es decir, niños autistas. Pero ante todo
quiero despejar algunos malentendidos usuales acerca
de la psicoterapia de niños autistas.

Malentendidos acerca de la psicoterapia de los


niños autistas

Me he encontrado con que hablar, en algunos círcu-


los, del origen principalmente psicógeno de ciertos tipos
de autismo, y sostener que una psicoterapia conveniente
puede ayudar a algunos niños autistas a alcanzar un
desarrollo normal, es como agitar un trapo rojo ante los
ojos del toro. Los que osan asistirlos mediante psicotera-

78 79
pía se atraen la acusación de irresponsables. He llegado condiciones de tratamiento que resultaron indispensa-
a comprender la razón de esto. En la década que siguió a bles para ese logro. Entre mí misma y ciertos profesio-
la diferenciación que Leo Kanner (1943) estableció de nales de convicción conductista se ha planteado de con-
este raro síndrome, que él denominó autismo infantil 1 tinuo el siguiente silogismo. Ellos afirman •Los niños

temprano, a partir de la subnormalidad congénita, los autistas no pueden ser tratados logradamente•. Yo digo
psicoanalistas de niños pretendieron, con un optimismo •Pero he tratado a algunos logradamente•. Tras lo cual,
desaconsejado, que podían aliviar esta triste condición ellos sostienen •Entonces, es imposible que fueran au-
con el tipo de psicoterapia por ellos practicado. Este tipo tistas•. A lo cual replico •Pero todos esos niños, menos
de psicoterapia insistía mucho en el trabajo con las ma- uno, fueron diagnosticados por la doctora Mildred
dres y en los factores externos que influían sobre el ni- \ Creak del Hospital de Niños de Great Ormond Streeb.
ño, puesto que se juzgaba a la madre responsable de la En su época, la doctora Creak era una autoridad psi-
condición del hijo, quien era pintado como víctima ino- 1
1 quiátrica reconocida internacionalmente en el diagnós-
cente de la falta de sensibilidad de una madre desamo- tico de niños psicóticos. Con esto suele terminar la dis-
rada, fria, en extremo intelectual. Este abordaje difiere cusión.
bastante de aquel cuya eficacia he descubierto para los Examinaré ahora el tipo de encuadre terapéutico
niños autistas. que, según mi experiencia, facilita la psicoterapia de ni-
ños autistas.

Mi propio trabqjo

Lo más de mi esfuerzo se ha dirigido a comprender y ~


modificar las retorcidas reacciones de estos niños, que En el tratamiento de niños autistas, he descubierto
ellos desarrollaron para proteger su hiper-sensibilizada que el estado anímico del terapeuta es de primordial im-
vulnerabilidad. Al mismo tiempo he tratado de ofrecer- portancia. Por ejemplo, no pude asistir a los niños autis-
les remedio y consuelo, así como nuevos modos de pro- tas que vi en una clínica pública. Los que se recupera-
tección que, en lugar de obstruir el desarrollo común, lo ron hasta un grado satisfactorio de normalidad fueron
faciliten. Esto difiere mucho de la situación de trata- aquellos que atendí en mi consultorio particular. Creo
miento que conviene al caso de niños de tipo esquizofré- que no lo conseguí en la clínica porque no estaba •en ca-
nico, donde es preciso insistir en ayudar a los padres, en sa• conmigo misma, a diferencia de lo que me ocurría en
particular a la madre, con sus problemas emocionales. mi propio consultorio. Allá eran demasiados los estimu-
Lo mejor es que los trate otro que no sea el terapeuta de los que distraían mi atención del niño. Lo digo con pena,
niños, cuya tarea principal consiste en deshacer los en- porque me habría gustado asistir a los niños cuyos pa-
marañamientos patológicos en que el niño ha entrado dres no podían costear los honorarios. ·
con la madre y el padre. La primera prioridad en el tra- No quiero dar a entender que los niños autistas no
bajo con niños autistas, en cambio, es restablecer la puedan ser tratados en clínicas. Esta incapacidad ha si-
confianza de los padres en sí mismos, puesto que estos do idiosincrásica en mi caso, pero me ha convencido de
niños la socavan. Más adelante tal vez busquen asisten- que la calidad de la atención tiene suma importancia en ,
cia para sus problemas personales, y es conveniente po- el trabajo con estos niños queCdetrás de su carón ') .... ~
nérsela al alcance. protector, son muy vulnerabl-e'i-e hi er-sensibles. La ~~~~_.
En mi propio trabajo, he procurado averiguar bien el atención y el cuidado no divididos forman un ambiente .~ .
tipo de niño autista que ha respondido al tratamiento psíquico que envuelve a los niños y puede infundirles
psicoterapéutico por mí provisto, y también el tipo de poco a poco la confianza en que esta protección recípro-
\..

80 ~ l
•,
ca intangible es capaz de remplazar la ilusión, que res- do por los niños autistas cuando una buena nlneru n
ponde a una dominante sensorial, de una encapsula- •auxiliar de la madre» se había introducido en la famllh 1.
ción tangible como la que procura un cascarón. Su sentido común proporcionaba lo que hacía faltu .
Para este trabajo hace falta un ambiente regular y 11 Además, contrtbuía a modificar el lazo demasiado eslrt·
simple, y un terapeuta de cabeza clara que valore el sen- cho entre madre y bebé. Pero se lo debía lograr con sen
tido común y cuya conducta sea disciplinada y consis- sibilidad y tacto.
tente. Un terapeuta con esas características deberá es- En mi práctica privada no tuve el apoyo de un equipo
tar dispuesto a aprender de los niños y a hacer empalia de asistentes sociales en psiquiatría como el disponible
con ellos sin menoscabo de su propia objetividad y sepa- en clínicas públicas. En la mayoría de los casos, no pa-
ración. Un encuadre particularmente apropiado para reció una desventaja muy grande para el trabajo con los
este tipo de tratamiento ha sido conseguido por el profe- niños autistas que yo trataba. Si se lo juzgaba aconseja-
sor Houzel en una clínica pública, el Hospital Psiquiátrt- ble cuando avanzaba el trabajo con el niño, o si la madre
co Infantil, que es un departamento de la Universidad de o el padre demandaban asistencia, siempre me quedaba
Brest en Francia. el recurso de derivarlos a un psiquiatra o asistente so-
En el momento en que esto escribo, el doctor Houzel cial en psiquiatría. Era importante, desde luego, tener
trata a un niño autista por medio de psicoterapia tres en cuenta que otros niños de la familia acaso sufrían co-
veces por semana. Ve a los padres una vez por mes. En mo consecuencia de la concentración de los padres en el
estas reuniones discute con ellos problemas de conduc- hijo autista. También se imponía considerar que estas
ción y les explica la etapa alcanzada por el niño en psi- madres tienden a poner •buena cara• al curso de los
coterapia, así como las adecuaciones que ellos acaso de- acontecimientos, pero en el fondo suelen sentirse inse-
ban introducir en su relación con el niño que cambia. El guras y atemorizadas. Necesitan que se les brinde, con
doctor Houzel ha formado a ciertas nurses en su depar- tacto, apoyo y aliento.
En cambio, la falta del apoyo de asistentes sociales
~
tamento para que puedan ir a los hogares de los niños
autistas y auxiliar a las madres en el cuidado de su hijo. en psiquiatría desde el comienzo del tratam!ento resul-

·~
Estas nurses no son intrusivas. Asisten a la madre en taba una neta desventaja en el trabajo con niños de tipo
tareas hogareñas según se van presentando, y la ayu- ~squizofrénic.Q. Según vimos, estos niños se encuentran
dan a recuperar su seguridad para el cuidado del niño, en un estado confuso, enmarañado, con su madre y co:nl
puesto que, según hemos visto, estos niños suelen soca- otros miembros de la familia. La familia de estos niños,
var mucho la confianza de la madre en sí misma. Las sobre todo la madre, necesita una asistencia diestra e
nurses han sido bien entrenadas para esta tarea. Han intensa desde el comienzo del tratamiento. El departa-
obsexvado a un bebé semanalmente desde el día de su mento de psicoterapia de la Universidad de Roma, des-
nacimiento, según el método elaborado por Esther Bick tinado a niños psicóticos y dirigido por el profesor Adria-
(1964) para la formación de terapeutas de niños en la no Giannottl, que mencionamos en el capítuio 1, dispu-
Tavistock Cllnic. (Para una ilustración concisa de este so de esa asistencia diestra para todas sus familias. En
método, véase Magagna, 1987.) Estas obsexvaciones mi opinión, esto puede explicar que no hayan encontra-
son después discutidas con el doctor Houzel, con quien do el tratamiento de los niños esquizofrénicos tan dificil
las nurses cursan además semtnartos acerca de la natu- como me ha resultado a mí. Por ejemplo, la doctora Giu-
raleza del autismo. lianna de Astis tuvo mucho éxito con una niña esquizo-
Mi propia experiencia de tratamiento de niños autis- frénica de cinco años a la que yo había considerado
tas en mi consultorio particular me hace apreciar el tipo intratable. En ei caso de los niños autistas, el trabajo
de encuadre organizado por el doctor Houzel en su clíni- con la mayoría de los padres demanda asistidos para
ca de hospital público. He notado el salto de mejoría da- que se adecuen a su hijp que cambia, y para que recupe-

82 A:l
rcn su confianza como padres, aunque es cierto que a otro con excesiva fuerza, y después nos rechazú h11111o
algunos pueden necesitar una asistencia más intensa. con demasiada violencia cuando nos ofendíamos . I•:I
Consideremos ahora a la madre y su hijo autista, y el problema resultaba exacerbado por nuestra total el(' •
influjo recíproco entre ambos. pendencia recíproca. Sam necesitaba de otro para sí, dt•
otra persona que no tuviera ninguna relación conmigo,
con quien tal vez pudiera aprender a relacionarse de
'Q!_la manera diferente».
La madre y el hgo Ol.lÍiSta <::--
En su última afirmación, esta madre perspicaz toca una
Aunque parezcan tan divorciados entre sí, paradóji- de las funciones más importantes de la psicoterapia de
camente la madre y el niño se encuentran en un estado estos niños. Y consiste en ayudarlos a aprender a rela-
de •unísono» patológico. En estos niños se han intensifi- cionarse con otra persona en tanto separada y diferente .•
cado y se han vuelto concretos los procesos de «Vibrar al de ellos. Se vuelven capaces de lograrlo de una manera \ •
unísono» que son normales en la primera infancia. Para ás equilibrada si sus extremos de sentimiento son
los niños autistas, la madre es una mera •cosa•. una es- eptado-s-y-eQIDprendidos. A diferencia de los niños de
pecie de objeto autista de sensación, entre otros •objetos <~fréni_.9)~os autistas no se han confundido ni
:\:
subjetivos• de este tipo. Se sienten_Qe@dos a este ob1eto emna:rañai:ft:J-eoU..s.u.Jnadre en estados de identificación
y asimilados a él. proyectiva. No se han «identificado• con la madre;_§_e ;(_¡ •
Reproduzco el informe de una madre acerca de esta sienten pegados a ella e igualados con ella, ~ cual excnf- 1t; "
situación: e toda sensación de encontrarse separados. Llamo a~
esto •ecuación adhesiva• o •identica i ad adhesiva•; J
•Me parecía que el retraimiento y los problemas de con- otros autores lo han denominado •fusión imitativa• 1... ~
ducta de Sam estaban claramente ligados a nuestra re- (Gaddini, 1969). Los niños reelaboran estos sentimien- v• . . ~
lación; eso era evidente por el modo en que sus síntomas tos en relación con el terapeuta. ~
autistas crecían y disminuían en relación con el estado Por ejemplo, en cierta etapa del proceso de psicotera-
de cosas en el hogar. Por ejemplo, a menudo me asom- pia, un niño autista a quien traté, cuando se aproxima- '<; ·
braba el grado en que mi estado de ánimo parecía afec- ba el final de la sesión, y para sentir que éramos uno y lo :) s\ 11
tar a Sam. Si me ponía tensa porque algo me ofendía o mismo, y que no estábamos separados uno de otro, solía fJ
me enojaba, Sam solía mostrarse obsesivo, y sus fútiles imitar mi postura sentada. Ponía sus piernas como es-
íntentos de controlar a su ambiente por el recurso de taban las mías, y sus brazos en la posición en que yo los
controlar un aspecto arbitrarlo de este me resultaba tenía. Cuando interpreté esto con referencia al final pró-
muy familiar. Si íbamos de paseo muy felices y conten- ximo de la sesión, empezó a aceptar el hecho de que éra-
tos los dos, reíamos y corríamos y disfrutábamos de la mos seres separados y diferentes, pero no apartados de-
mutua compañía. Si uno de los dos se angustiaba, Sam sastrosamente. Poco a poco pudo ser •alumbrado• como

J
enseguida se encerraba en una obsesión de arrancar un individuo autónomo separado. La madre y el hijo, y a
hierba; cortaba manojos para dejarlos caer lentamente a menudo el padre y el hijo, encuentran dificil tolerar esta
través de sus dedos en tanto miraba esto mismo absor- 1 situación. Querrían que el niño creciera de golpe o que
to, con una expresión pétrea fija mientras lo hacía. Aun- volviera a ser el nonato que era. Y el niño enfrenta un
que yo me había empeñado muchísimo en fortalecer el conflicto similar. Como hemos visto, vacila entre •ser• y
tenue lazo que nos unía y nuestra relación había mejo- •no-ser», entre ser una •cosa» y ser un ser humano.
rado, él y yo seguíamos viviendo en secreto uno respecto Cuando el niño se ha fortalecido lo bastante para tolerar
del otro, o en mundos separados. Nos aferrábamos uno la frustración y el dolor de nacer como un ser humano

84 A5
separado y de crecer gradualmente, también los padres recuperar -pero no mientras permanecen e ntJJI t ~H i z ul11
lo empiezan a tolerar, sobre todo si el terapeuta del niño autista fusionado, según lo definimos en el capítulo H
discute con ellos la situación. Cuando la madre percibe si se da a niños que han sido autistas una interpreto
que ese hijo no es su única razón de existir, sino que ella ción acorde con sus sentimientos, casi siempre se obUe
tiene sus propios fines individuales en la vida, distintos ne una respuesta positiva de su parte, como escuchar
de los del niño, el estado de igualación adhesiva recípro- con atención o producir un notable cambio de conduela.
ca se alivia. Poner a los niños en psicoterapia y asistidos Esto no ocurre en la mayoría de los niños de tipo esqui-
durante este proceso impone una gran tensión a los pa- zofrénico, que suelen reaccionar persecutoriamente
dres. Es importante ayudarlos para que adquieran un ante interpretaciones que establecen un contacto estre-
l~ l cho con ellos. Cuando el psicoterapeuta entra en con-
sentido de la proporción respecto de lo que ocurre, y
comprendan que, si bien por el momento es importante tacto con un niño autista, tiene la nítida impresión ae
tener al niño en tratamiento, él no es «el principio y fin• que el paciente ha estado deseando, esperando casi, es-· •
de su vida. Adoptar una visión esperanzada y sensata te nivel de comprensión. Como solía decir Beata RanK,
sobre el estado de cosas es el mejor modo en que el psi- sobre la base de su larga experiencia en el trabajo con ·
coterapeuta puede asistir a estos pacientes. niños autistas, •Dentro del cascarón hay un pequeño
príncipe o princesa durmiente en espera de crecer• (co-
:m_unicación personal). Por consiguiente, toca a noso-
La psicoterapia con el niño tros, como psicoterapeutas, trabajar duro para desarro
llar nuestra comprensión de estos pacientes. El premio
Los niños de tipo esquizofrénico forman un grupo de tal trabajo es que esas intelecciones nos ponen en
mucho más variado que los autistas, quienes se aseme- contacto con nuestros alcances más elementales.
jan entre ellos como gotas de agua. Tan pronto como ha- Sin embargo, la psicoterapia con un niño autista es
ya tratado con intensidad a un niño autista, y haya to- trabajo arduo para el niño, para el terapeuta y para los
mado notas cuidadosas tras cada sesión, el psicotera- padres, y no se la debe emprender a la ligera. Cada vez
peuta dispondrá de un plan básico para tratar a otros que aceptaba a un nuevo niño con rasgos autistas mar-
niños autistas. Creo que esta su común similitud se de- cados, advertía a los padres que el resultado era incierto
be a que se han segregado de los influjos ambientales pero que, si estaban dispuestos a aceptar el riesgo, yo
por medio de su encapsulación auto-generada, y por eso estaba dispuesta a ver lo que podía lograr. Quiero com-
obraron sobre todo con arreglo a su predisposición in- partir con ustedes algunos de los resultados de esta psi-
nata -a las •formas innatas•, como las he denominado coterapia.
O'ustin, 1972, 1987)-. El trabajo con est'?s pacientes se
dirige sobre todo a modificar su modo de reacción tosca,
en bruto, frente al mundo exterior. Esto es algo que se Resultados de la psicoterapia
produce principalmente a través del vínculo en desarro-
llo con el terapeuta. Es dificil hacer seguimiento de casos de autismo por-
El trabajo con niños de tipo esquizofrénico opera en que una vez que pasó el tratamiento, y el niño y sus pa-
dos frentes: se propone producir cambios en los padres dres se van juntos, no desean que se les recuerde lo que
y en el ambiente familiar, y cambios en el paciente. Es ha sido para ellos una experiencia penosa y conmocio-
interesante comprobar que estos niños de tipo autista y nante. Pero quiero comunicarles lo que he alcanzado a
de tipo esquizofrénico, los unos en comparación con los saber acerca de algunos de los niños, por vías directas o
otros, muestran una respuesta muy dispar ante las in- indirectas, con posterioridad a la terminación de su tra-
terpretaciones en psicoterapia. Cuando se empiezan a tamiento.

86 87
David cartas y sólo en ocasiones pide ayuda por la ortogmllu
Fue con sus ahorros y por propia decisión que la viHII () u
En primer lugar, les contaré lo que le sucedió a Da- usted en su casa».
vid, cuyo material clínico se presenta en el capítulo 6 pa-
ra ilustrar la encapsulación autista. David no era un ni-
ño autista con arreglo al tipo de Kanner. Su autismo era Un niño enmarañado con bolsones autistas
una reacción a una separación muy traumática de su
madre, que él sufrió a la edad de seis meses, cuando lo El otro niño de quien recibí información presentaba
alojaron en un Hotel Infantil, desde donde se lo llevaban protecciones predominantemente enmarañadas, pero
/Ji. l
para administrarle masajes que enderezaran su colum- con •bolsones• de autismo. Me lo trajeron a la edad de
na vertebral. Inició psicoterapia conmigo, bajo el régi- ocho años, y terminó a lo~ catorce. Era un niño muy de-
men de cuatro sesiones por semana, cuando tenía diez teriorado. Cuando vino, era tanta su incoordinación de
años, y terminó a los dieciséis. Aunque obtuvo gran be- brazos y piernas que se temía que pudiera ser espástico.
neficio de nuestro trabajo conjunto, era un niño severa- Su madre, que cooperó mucho, me escribió, cuando él
mente deteriorado que presentaba un complejo sistema tenía dieciocho años, para contarme que había pasado
de reacciones protectoras, y que además se puso entra- su prueba de conducción •al primer tiro•, según su ex-
tamiento tarde, razones por las cuales no se recuperó presión. Quería ser conductor de ómnibus, pero no su-
? t o como otros niños de tipo autista que he asistido. po interpretar las hojas de ruta en la medida deseada.
Más que recuperarse_. se rehabilitó~ Se hizo mucho tra- Tenía un trabajo muy malo, pero lo conservaba porque
-J
bajo reparador, pero seguía con el lastre de un gran nú- quería pagar el dinero que debía por su Honda 160, una
mero de incapacidades. No obstante, cuando dejó el tra- motocicleta que, como explicaba su madre, era •la ale-
tamiento pudo irse a vivir con su familia y trabajar; gria de su vida•. Tenía amigos, y se trataba con los que
considérese que de no haber tenido psicoterapia habría había hecho en la escuela. Los padres encontraron para
debido pasar el resto de sus días en una institución. La él una pequeña escuela privada para niños con graves
que sigue es una carta de la maestra que recibió a este trastornos emocionales. Este era el niño a quien llamé
muchacho en el seno de su familia y le impartió ense- Ralph en mi primer libro, Autism and Childhood Psy-
ñanza hasta que estuvo en condiciones de regresar a su chosis (1972). Sin psicoterapia, Ralph habría permane-
hogar. Esta talentosa maestra escribe: cido internado en un hospital para enfermos mentales.

•Sé que le complacerá leer la carta adjunta, que recibí la


semana pasada. Es dificil hacerse a la idea de que David Dos niños autistas del ttpo de Kanner
cumplirá veintisiete años en setiembre próximo; es un
mocetón de un metro y setenta y ocho centímetros de El niño a quien llamé John en varios de mis libros y
estatura, ancha espalda y unas manos sorprendente- trabajos sólo tenía tres años cuando llegó a mí. Al termi-
mente grandes. Por desdicha, su equilibrio es pésimo, nar su tratamiento, a los seis años, estaba en condicio-
pero creo que usted sentiría enorme orgullo por él si lo nes de ir a una escuela normal. Sólo he recibido infor-
viera ahora (... ) Trabaja todo el día (muy duro) en la mación indirecta acerca de él. Me dijeron que era bueno
granja, y está realmente integrado en la labor campe- su desempeño como medio pupilo en una English Pu-
sina. Va solo a la ciudad más próxima y busca material blic School (una escuela privada de mucha exigencia).
en librerías. A pesar de su discapacidad y lentitud, él y Tiene mucho talento musical y prosigue estudios con
su madre han pasado varias vacaciones en el exterior. éxito en la universidad. Después no he sabido nada más
Lee mucho y lleva un diario íntimo. Escribe sus propias de él. John era un ejemplo clásico del autismo infantil

88 Hn
temprano. El resultado de su psicoterapia fue muy sa- Ahora bien, es una tarea que requiere un duro traba-
tisfactorio. jo de parte de los pacientes. Aquí tengo una carta que
El niño al que llamé Peter en mis libros y trabajos era escribí a una madre que cooperaba mucho, en el curso
también un ejemplo clásico del Síndrome de Kanner. del tratamiento de su hijo:
Mientras estaba en tratamiento, los padres encontraron
una pequeña escuela privada dispuesta a admitirlo.
También recibió instrucción con maestra particular. Es-
te niño inició psicoterapia a los seis años y terminó a los que voy a decir será extremadamente espontáneo, por-
once. Venía dos veces por semana, mientras que John y que me propongo escribir al correr de la pluma. Espero, sin
r~ ' embargo, que le resulte útil.
Ralph lo hacían cinco veces. Después que llevaba nueve Una y otra vez tropezarnos con la idea de que a su juicio la
años sin verlo y sin tener noticias de él ni de sus padres, terapia debiera ser una especie de cesto de papeles que reci-
Peter me escribió una carta muy generosa, por su pro- biera todos los sentimientos inaceptables. Esta es una falacia
pia iniciativa. Trascribo las primeras oraciones de esta c..._ , muy difundida. En los primeros tiempos de la psicoterapia, la_
notable carta: ~"" abreacción era su meta exclusiva. Se dejaba a los niños correr
~ ' ~ por la clínica y hacer to<;la clase de cosas destructivas, sin de"
~Le doy las gracias por su asistencia profesional para li- "'::..... · tenerlos. Y se creía que esto era beneficioso. La falacia de esto
brarme de la prisión del autismo. Siento un aprecio pro- fe ~~ es evidente para cualquier persona dotada de· sentido común;
fundo por el trabajo que usted hizo para lograr que me fr -
"\! si a un niño se le dejan hacer ciertas cosas, estas se convierten
sintiera mejor. Todavía recuerdo aquellos días en que 'Ven hábito. Son reforzadas. El tipo de psicoterapia que los
hacía girar un trompo zumbador, jugaba con animales profesionales formados practican hoy es un asunto mucho
más sutil. El niño se encuentra en una situación donde puede
de granja y le contaba divertidas historias•.
expresar sus sentimientos, pero no se permite que estos lo
avasallen. El terapeuta intenta amparar estos sentimientos en
Sigue refiriéndome que ahora va a la universidad, y me su psique, y hablar con el niño acerca de ellos, y hacer que los
hace un informe muy vivo y gráfico del tipo de vida que exprese hasta cierto punto, pero lo ayuda en esto por medio de
lleva. (Aruú Bergman, la terapeuta principal de Margaret actividades. como hablar, jugar, etc. Se le muestra que está
Mahler, que vio a este niño a la edad de tres años, dijo muy bien tener sentimientos, pero lo que no es bueno es de-
que ~era uno de los peores autistas• que había conoci- jarlo que parta de correría para destruirlo todo en derredor,
do.) Este paciente, desde luego, anduvo muy bien. Ade- trastornando la capacidad de pensar del terapeuta, quien se
más, los padres cooperaron muchísimo, y es grande su mentiría diciendo que esto hará bien al niño. Le hará mucho
mérito por haber dado continuo apoyo al tratamiento, y daño. La psicoterapia usa la vía sutil para ayudar al niño a
manifestar sus sentimientos y, después, a darles forma. Tales
lo es también el de Peter, por su valentía y su empeñoso
sentimientos no pasan por el terapeuta como una ración de
trabajo.
saL Los recibe en su psique, y allí los metaboliza ·por medio de
Es una lástima que no haya podido obtener informa- su pensamiento. Es una situación muy dificil saber hasta
ción acerca de los otros niños con quienes obtuve buen dónde es preciso dejar hacer al niño para conocer lo que pien-
resultado, pero en cierto sentido «la falta de noticias es sa y siente, y saber cuándo hemos de detenerlo y hablar con él
una buena noticia• porque, que yo sepa, no se han pre- sobre sus sentimientos. Si se deja a los niños presos de sus
sentado en hospitales psiquiátricos en fecha posterior. sentimientos destructivos, y nadie los ayuda a darles forma,
Hoy, el trabajo psicoterapéutico con niños autistas que esa es para ellos una situación muy aterrorizadora. Se sienten
se realiza bajo mi supervisión marcha bien, y por lo tan- librados a sí mismos para enfrentar estos sentimientos a su
to estos productivos resultados parecen repetibles, aun- manera ingenua, que puede ser en extremo restrictiva y repre-
que es cierto que los autistas de más edad son un desa- siva. Las estrategias autistas son un intento de erigir una
fio terapéutico mucho más dificil. fuerte barrera contra esos sentimientos explosivos. El autismo

90 91
es la ocurrencia probable cuando se deja a un niño en una si- perar y a practicar destrezas que ayuden a expresnr 111'1111
tuación en la que sus sentimientos no son disciplinados y es- mientos y pensamientos.
tructurados por alguien que lo ayude a comprender la razón No se Jo tiene que envolver entre algodones; más bien m·c·c·
por la cual él tiene estos sentimientos y a creer que pueden ser sita un corsé que lo reúna consigo mismo. Estos niños tlent•u
comprendidos y aceptados y gobernados. Estos muy intensos miedo de desintegrarse. Usted no puede emplear Jos métodoH
sentimientos son la caldera que hace al niño •andar•. Si se - decrtanza que usaría con un niño más normal. Con un nh'lo
permite que entren en una ebullición sin control, han de re- así, tiene que ser más estricta. Debe mantenerse continua-
sultar muy lesivos para el niño. El necesita sentir que ha expe- mente en guardia para que no intente •meterle el bichito•. mi-
rimentado este influjo de sentimientos destructivos y que el nar su confianza en usted misma. Usted nunca desarrollará
terapeuta o la madre los ha comprendido, ha sobrevivido a confianza en usted misma si deja a Paul minársela de conti-
ellos sin quedar destruido. Si dejarnos al niño •montarse• en nuo. Es una tarea austera y solitaria la que le sugiero. Pero no
esos senfunientos, y el terapeuta no hace nada para ayudarlo se puede esperar que la psicoterapia produzca efecto si Paul
a gobernarlos, el niño se desesperará. No se le hace ningún encuentra siempre vías de escape en usted.
servicio al niño dejando que dé rienda suelta a estos senti- Conoce bien el respeto y la consideración que siento por
mientos sin que se los comprenda y se hable sobre ellos, se los usted. Le propongo hacer algo que le resultará muy duro. No
estructure y se los ponga a su disposición corno una fuente de siempre podrá dominarlo, pero el intento es lo que vale.
fuerza y energía. (Corno terapeuta, descubrí que ayudaba al Disculpe esta carta un poco divagante.
niño si dramatizaba su furia y sus sentimientos tristes; así le Con mis mejores deseos.
hacía saber que estaba muy bien tenerlos y que yo los com- Suya,
partía, los comprendía y podía contenerlos.)
Usted se encuentra en una situación muy dificil porque el Frances Tustin
padre de Paul no está presente. Los niños se sienten muy se-
guros si los vínculos entre la madre y el padre se mantienen y
ellos no pueden romper los lazos entre los padres. Un niño que
se encuentra en una situación sin padre presente cree que es
más fácil avasallar a la madre para hacer su capricho. Corno
Conclusión
usted bien sabe, en cierta medida, Paul mantiene •una lucha
de poder• con usted. A usted le resulta dificil enfrentarlo por- Si bien es un método de terapia para niños autistas,
que quiere conservar su cariño; usted quiere que él la ame. Es la psicoterapia expuesta en este capítulo constituye ade-
probable que además usted necesite sentir alguna compensa- más un método de investigación que proporciona claves
ción por no tener el amor de un marido. Es pedirle algo muy sobre procesos cognitivos y emocionales tempranos, y
duro decirle que es necesario que corra el riesgo de que él se sobre las causas de su detención en los niños autistas.
enoje con usted a causa de cierta insistencia necesaria en que El capítulo 4 trata de mis descubrimientos obtenidos
se comporte hacia usted y otras personas con la debida consi- coil esa psicoterapia, y de su confirmación por profesio-
deración y respeto. Pero es algo vital para su futura salud nales de otras disciplinas o por psicoanalistas que sos-
mental. El amor tamizado por el respeto es mucho más impor- tienen orientaciones teóricas diferentes de la mía.
tante que un sumario •amor• debido a un consentimiento de
parte de usted. Criar un hijo es un trabajo duro. Paul no se de-
be convertir en un cnene de mamá•, una planta de invernade-
ro. La psicoterapia no desagota los sentimientos a los que us-
ted, como madre, necesariamente ha de hacer frente en su
hijo. Ayuda al niño a comprenderlos, los rastrea hasta su
fuente en la primera infancia y asiste al niño para que los es-
tructure y exprese a través de un elemento compartido con
otras personas. Así no queda tan expuesto a una impulsividad
espontánea, desestructurada. Esto supone aprender a es-

92 93
4. Confirmaciones de los resultados
obtenidos con la psicoterapia de niños
autistas

•Cada [investigación) partió de un punto de vista dife-


rente y, con empleo de un abordaje distinto, alcanzó re-
sultados que eran explicativos los unos de los otros. Me
he referido por primera vez a esas convergencias en una
comunicación sobre Diseño Experimental (l950b), don-
de sostuve que, en psicoanálisis, esa convergencia pue-
de ocupar el lugar que tiene la validación en la psicología
experimental•.

Spitz, 1955, pág. 215

Los resultados que derivan de la psicoterapia con ni-


ños autistas emergen pieza por pieza, muy diferentes en
esto de los descubrimientos obtenidos en la psicología
experimental. Es preciso emplear material no verbal, así
.. como hallar conceptos para experiencias no conceptua-
lizadas. Nos resulta dificil estar seguros de que no ve-
mos algo que en realidad es idiosincrásico nuestro con
exclusividad. Por eso trae seguridad y es indispensable
la confirmación de los propios descubrimientos por pro-
fesionales que aplican abordajes diferentes d~l que no-
sotros sustentamos. Mi primera experiencia de estos re-
sultados •convergentes• y •explicativos los unos de los
otros• a partir del trabajo de otras personas, según los
define Spitz en la cita del epígrafe, se produjo después

Una versión anterior de este capítulo apareció en F. Tustln. •Con·


valida dei risultati della ricerca sull'autlsmo. Appendice: Una postilla
sul símbolo• [Validaciones de Jos descubrimientos acerca del autis-
mo], Psi.chiatria dell'InjOll.Cia e dell'Adolescenza, vol. 54, 1987, págs.
607-22.

95
~
que me encontré con la depresión del tipo «agujero ne- ~ reacción traumática ante la conciencia de la scpamdo11
gro• en el primer niño autista que traté por medio de psi- jfsfca de la madre era nueva para rrú, porque no st.• ha 0

coterapia intensiva. Enterarme de este •agujero negro• cluíá en las teorías kleinianas que había aprendido t'l l
fue una experiencia significativa para rrú, lo mismo que mi formación. Por eso me proporcionó gran segurldíld
para el niño. Debo señalar que esto ocurrió antes que los que algunos de mis colegas de la Asociación de Psicot'
1 astrónomos empezaran a hablar de •agujeros negros». rapeutas de Niños me dijeran que Winnicott, desde su
No se lo puede asimilar a estos. El •agujero negro• fue 1 especial punto de vista, ya había escrito acerca de esta
manera en que el niño pudo darme enseñanza acerCa. de experiencia infantil intolerable de separación fisica de la
un tipo elemental de depresión. madre, que, según él sosterúa, se asociaba a una sensa:
Ahora les quiero contar cómo me enteré de que otros ción de pérdida de una parte del cuerpo, y a laque denq-
psicoterapeutas, cuya formación teórica era muy dife- minó «depresión psicótica• (Winnicott, 1958, pág. 222).
rente de la rrúa, también habían tomado noticia de esta Mis colegas me contaron también que Margaret. Mahler,
situación critica que denominaron •dee.resión.prlma¡j_a• una psicoanalista freudiana clásica, había descrito una
(Bibring, 1953), •depresión psicótic_a• (Winnicott, 1958), •pena• sufrida por niños autistas en su primera infancia
y •el lugar de la lesión critica• (formulación junguiana, a causa de una pérdida que, desde el punto de vista de
según una comunicación personal). sus teorías sobre la psicosis, ella denominó la pérdida
\'.
~· del •objeto de amor simbiótico• (Mahler, 1961); en otras
palabras, el •botón• de John. Esta información me refir-
El agujero negro mó que mis descubrimientos no eran idiosincrásicos, si-
no que habían sido confirmados por profesionales que
En cierta ocasión, cuando su autismo ya se iba modi- sustentaban una orientación teórica diferente de la mía.
ficando y empezaba a hablar, John, de cuatro años, vio Sin embargo, al mismo tiempo que refirmatoria, esta
que una amiga de su madre ponía a .su bebé al-pecho. introducción a los descubrimientos de otros profesiona-
Esto le causó una gran impresión y lo estimuló a con- les que terúan una formación teórica diferente me resul-
tarme sobre lo que llamó •el agujero negro conet pinche tó además inquietante :gprque me hizo ver que las enun-
feo•. Era el intento de John por poner en palabras una ciaciones extraídas de(mi cerrada formación kleiniana,
experiencia que había tenido en su temprana~· que tan buenos servicios me habían prestado en el tra-
cuando no disporúa de palabras que le permitieran con- bajo con otros pacientes, no constituían un marco ade-
ceptualizarla. No se trataba exactamente de una metá- cuado para los fenómenos que se me presentaban en el
fora. Esta frase intoresca recogía lo esencial de la e""= trabajo con niños autistas. Poco a poco comprendí que
riencia _2riginari~rque los •agujeros• son go que evi- los niños aquejados de autismo psicógeno son muy dife-
tamos por una reacción innata, y rehuimos el contacto rentes de los niños de tipo esquizofrénico a partir de los
con los <pinches•. cuales, y para los cuales, Melanie Klein había éiaborado
( J 'ohn me dio a entender que esta experiencia del unas visiones tan penetrantes. Advertí que era necesa-
•agujero negro• era el resultado de su descubrimiento, rio trazar un claro distingo entre reacciones autistas y
cuando era todavía un bebé, de que el pezó~ch.2..!_ o reacciones de tipo esquizofrénico a la conciencia trau-
la tetina del biberón, el •botón.>ty-Segíurlo1í--amó~ra mática de la separación fisica de la madre. El posterior
parte de su lengua ni de su bo~ sino que estaba sepa- trabajo clínico me ha convencido de que la falta de una
rado de estas y, por lo tanto, él no lo s;!Obernaba fl'ustin, clara distinción psicodinámica entre reacciones de tipo
1966, 1986). Sinlló que es'OñabíasÍdo arrancado y se autista y de tipo esquizofrénico inspira una psicoterapia
había perdido de una manera traumática, convirtiendo que no conviene de manera específica a la psicopatolo-
su boca en un •agujero negro con un pinche feo•. Esta gía autista, se trate de niños psicóticos o de adultos neu-

96 97
róticos. Esto le quita la eficacia que podría tener. El de- El quebranto en la primera infancia
sarrollo de estas intelecciones ha sido un proceso largo y
laborioso. La madre de un niño varón autista que no hah.:1 t1 ·1:l·
Desde luego, muchos de los niños que nos son deri- bido psicoterapia me informó que en el momento dt· t•u•
vados recurren a una mezcla de reacciones de tipo au - pezar a hablar, él le dijo: •No era que estuviera enojadu
tista y de tipo esquizofrénico. Por ejemplo, algunos niños contigo, mamita, era que tenía miedo de la oscuridad en
de tipo esquizofrénico tienen un • o so ~ smo tu pancita». En la primera infancia de este niño, y antes
donde se an detenido sus desarrollos emocionales de darlo a luz, la madre había estado muy deprimida y
codrl(llvos-:Aae
__..
..._ :;:p·~
"iñas, según he aescubierto:- existen pa- preocupada porque su esposo estaba enfermo a tal pun-
cientes neuróticos, tanto niños como adultos, que tie - to que se temía por su muerte (por fortuna, esto no su-
nen una cápsula escondida de autismo (Sydney Klein, cedió). Esta madre me escribió lo que sigue:
1980; Tustin, 1978, 1987). En estos pacientes, un desa-
rrollo relativamente normal ha bordeado un •agujero •Sam cuando bebé fue mimado y querido, pero pasó
negro• clausurado de depresión psicótica. En su caso, gran parte de sus primeros días solo; era un bebé muy
las barreras autistas pueden romperse en situaciones bueno, y al parecer siempre había mucho por hacer, un
de estrés intolerable o de cambio biológico. Tales situa- ir y venir muy intenso, y muchas pre-ocupaciones en mi
ciones de estrés pueden ser la muerte de un ser querido, mente. Además, las personas que permanecían en la ca-
el divorcio, los cambios de residencia o de empleo, el de- sa, y muchas otras exigencias, concurrían a la barrera
sempleo, la falta de metas en la vida o el retiro. Situacio- que se formaba en torno de él».
nes biológicas susceptibles de amenazar las barreras
autistas son sucesos como la crisis puberal, el naci- Esta madre prosigue diciendo:
miento de un hijo, la crisis de la mitad de la vida, el en-
vejecimiento y las premoniciones de muerte. Cuando las •Mientras más pienso sobre los primeros días de la vida
barreras autistas se rompen, el individuo es inundado de un niño, más me convenzo de la importancia del es-
J?Or una depresión_esicótica de •agujero negro•, que an- tado anímico de la madre: que ella esté presente"' no
u

tes.había,.sido contenida porfas reacciones autistéj.s. Es- "ausente" en su espíritu, durante su "etapa de nodriza"
te tipo de quebnm to fue descritO por Winnicott (1974 ) (como antaño se la llamaba). Desde luego, muchos otros
.. ql,!ien eriteriClió que se trataba de la repeti"Ción temidi . factores intervienen en las situaciones, pero el sueloJ
en un momento posterior de la vida, de un quebrant o emocional en _g_ue el niño nace L desde el c~­
ue ya se había producido en la prtriiera infancia (exa- rece roporcionar la protección o inmunizar, ara reac-
:rñ'iñamos con mayor detalle esta importante contribu- iones tiiper-sens1 es•.
ción en el capítulo 7, que trata de la cápsula autista en
pacientes neuróticos). Pero en este punto prestemos (Esta madre evidentemente tenía una gran perspicacia y
oídos a las visiones retrospectivas de niños autistas y la capacidad de darle expresión en palabras. No había
sus madres acerca de este quebranto según sobrevino recibido asistencia psicoterapéutica.)
en la primera infancia. A partir de Freud (1920g), varios psicoanalistas, de
acuerdo con sus diversas inspiraciones, han descrito el
papel de la madre en la primerisima infancia con arreglo
a esta protección que ella brinda al hijo en presencia de
una estimulación intolerable (Bergman y Escalona,
1949; Rubinfme, 1962; Masud Khan, 1964; Martin Ja-
mes, 1986). Winnicott (1958) ha introducido la expre-

98 nn
slón •pre-ocupación materna• e insistido en la impor- bida. Según vimos, el descubrimiento de qut~ estu c·o11c
tancia de lo que~ de amparo• para el xión fisica no está siempre presente, y de que se la t•x¡ w )
bebé muy peque~~ha ayudado a com- rimente •desaparecida», produce una ira y una aflk<'lc u 1
prender mejor esta función materna esencial con sus in- avasalladoras. Metafóricamente hablando, los bebés n· · .
dicaciones sobre la manera en que la madre afecta el de-
.,......,. -'-· ..
sagollo men.tal-del infante por JJJ.edW..de ~u propio pep-
.
~n nac~s necesitan ser am..Parados en el •útero• de la
mente mateñi'a. ---- -
samiento reflexivo. AR:unta que la madre nodriza aporta Al comienzo, el contexto emocional en que se ofrezca
saí.ua-men ... - actante, no menos ue leche real. el •pecho• y la manera en que se lo tome determinará!J
Nos ha alertado sobre el papel e la madre en el alivio y 9-lieel irú~te ·~gue~s lo que no ha logrado consu-
•contenimiento•, según su expresión, de los excesos de mar el irúante que después será autista. Una barrera de
tensión nerviosa que el sistema neuro-mental inmaduro iñcomprensión se ha interpuesto entre la madre y el hi-
del irúante es todavía incapaz de gobernar por sí solo. jo. Las terapias que destacan en exceso el•amparo» fisi- ~
Según los términos por mí empleados en el capítulo 2. co del niño autista descuidan la importancia del a¿gprs ~
actúa como •metabolon• en tanto lo ayuda a •digerir- sus mental, que es tan esencial para estos niños. En cíe , • .. t- ~· _
experiencias. Si un irúante echa de menos esta •mente- medida, desde luego, estas técnicas de •amparo• fisico
estómago• de la madre, como la llamó uno de mis pa- modifican las actitudes mentales tanto de la madre co-
cientes, desarrolla reacciones prematuras y aberrantes mo del hijo, pero los terapeutas que las practican son
que lo segregan todavía más de las funciones metaboli- proclives a no tomar suficientemente en consideración
zadoras de aquella. El irúante recién nacido llega pro..: esos cambios, y a no promoverlos. Por otro lado, los psi-
gramado para impartir sentido al mundo. En ausencia coterapeutas de orientación psicodinámica no suelen
de una madre que lo introduzca en el mundo comparti- recurrir a intelecciones que resultan específicas y con-
do del sentido común, el niño obrará con arreglo a su venientes para la psicopatología autista. Si el psicoter~­
modalidad idiosincrásica. peuta ha de poder •amparar• con resguardo en su psi-
Desde un punto de vista diferente, Klaus y Kennel que al niño autista, debe tener conocimiento de los orí
(1976) han figurado el guarecimiento y la protección que [
genes irúantiles de las reacciones autistas.
el recién nacido necesita como un •útero pos-natal». En Les he de exponer las confirmaciones que he recibido
un interesante trabajo, Helen High (1984) nos ha llama- acerca de estos orígenes irúantiles.
do la atención sobre la similitud entre las funciones pos-
natales de la mente materna y las funciones intra-uteri-
nas de la placenta, que no deja pasar lo que pudiera ser Cof!firmaciones obtenidas de estudios
nocivo para el feto y recicla sus fluidos corporales de
observacionales
suerte de devolverlos en una forma propicia para un de-
sarrollo normal. No hay ninguna duda de que la función
Mi conocimiento de los orígenes irúantiles de las ba-
de sedazo y empatia extra-uterina de la mente materna
rreras autistas frente a la •depresión psicótica• (el •agu-
en relación con su bebé opera como una especie de •pla-
jero negro con el pinche feo•) provenía de las visiones re-
centa• por cuyo intermedio la madre y su cría establecen
trospectivas de pacientes niños y sus padres. Si bien era
recíprocos lazos mentales. La conexión mental de la
algo valioso, se trataba de una información indirecta.
comprensión viene a compensar la pérdida de la cone-
Por eso leí con gran interés dos trabajos que me envió
xión fisica omnipresente que el cordón umbilical pro-
Juliet Hopkins, donde se exponían estudios observacio-
porcionaba. Si unas conexiones emocionales no adquie-
nales sobre reacciones de evitación en la primera infan-
ren el relieve conveniente, los aspectos jisicos del nexo
cia. Uno era de Henry Massie (1978), quien estudió las
de lactación con la madre cobran una importancia inde- '\
filmaciones hogareñas que por azar se habían hecho de

lOO 101
la irúancia de diez niños que habían sido derivados a su habrían debido buscar al objeto, se observaba t•vl l•u ·1011 •
clínica a causa de psicosis autista. El otro trabajo había (págs. 616-7).
sido escrito por la extinta Selñía Fraiberg (1982). quien Aunque ella no los designó como •autistas•, su dt·'i
allí irúormaba sobre su estudio de un grupo de doce be- cripción es un cuadro completo de las reacciones de t·vl
bés de tres a dieciocho meses de edad, quienes, criados tación autista. El único rasgo diferente respecto del a 11
en ambientes familiares, habían desarrollado acusados tismo era que, si bien los bebés evitaban siempre a In
rasgos •evitantes». madre, a veces respondían a otras personas. Por fortu
na, diez de ellos respondieron al tratamiento y no se
convirtieron en niños autistas. Los dos que no respon-
El estudio de Fraiberg dieron se volvieron esquizofrénicos. De estos, uno tenía
una madre drogadicta, y en la otra pareja madre-hijo,
Acerca de los niños de este estudio, el equipo profe- ella era esquizofrénica, por lo que cabía presumir que
sional había apreciado un grado extremo de deterioro de había afectado a su criatura. Como ya lo he señalado,
las relaciones objetales en el momento de ingresar en la siempre me ha resultado dificil desenredar y revertir las
institución. De un grupo de 50, se escogieron 12 bebés. reacciones esquizofrénicas. Parece haber una predispo-
Al principio se habían seleccionado 13, pero en el curso sición heredada a la esquizofrenia en algunas familias, y
del tratamiento se descartó a uno de ellos porque se des- algunos bebés tal vez sean más proclives que otros a
cubrió que tenía deterioros biológicos graves que afec- contraerla. Otros, en cambio, desarrollan protecciones
taban su capacidad de responder a su madre y a otras autistas en el mismo caso.
personas, y de relacionarse con ellas. En los 12 bebés Creo que los niños autistas difieren un poco de estos
restantes no se encontraron deficiencias biológicas niños de •evitación» de Fraiberg, para quienes unos fac-
comparables. Esto ilustra una dificultad en la evalua- tores ambientales tuvieron la mayor importancia. Los
ción de niños con tendencias de evitación: a primera vis- bebés del estudio de Fraiberg reaccionaban frente a una
ta, los que tienen deterioro orgánico .y los que sufren de destitución materna masiva, y algunos habían sufrido
una lesión psicógena parecen similares. incluso malos tratos fisicos infligidos por su madre. Co-
~ Fraiberg _I1?s dice~ ~as madres de estos 12 bebés mo apunté en el capítulo 1, una ausencia grosera de
padz ían de depresión grave (lóSñlños afitlstas qat!"fié cuidado maternal no necesariamente es, según mi expe-
- . .• . ·--r-_...,..
tratad9 habían tenid~odos ellos, n~madre depnnu- riencia, la determinante principal en todos los tipos de
da en su primera irúancia, o incluso antes de su naci- autismo psicógeno. Algunos niños autistas parecen ha-
T ient<;>1""'m-proposito de Fraiberg e;a estudiar y evaluar ber sido hiper-sensibles en grado inusual, y tener una
los efectos de la intervención terapéutica, tanto para el proclividad particular a reaccionar de manera autista a
bebé como para la familia. Basada en un periodo de eva- la falta de solicitud de una madre, obedecier;;¡_ esta a una
luación inicial exhaustiva, que abarcó de cinco a siete depresión o a alguna otra causa. Otro tipo de bebé ha-
visitas al hogar familiar, nos informa que estos bebés bría reaccionado diversamente. Esto ha sido compro-
nunca miraban a su madre o lo hacían rara vez, y nunca bado por la investigación psicoterapéutica de Sheila
o rara vez le sonreían. No vocalizaban (Ricks. 1975, Spensley (1985) de un niño autista de tres años, que era
comprobó que los niños autistas no habían pasado por un trillizo no idéntico, cuyos dos hermanos no eran au-
el estadio irúantll dellaleo). No estiraban los brazos ha- tistas. Henry Massie, quien estudió, por medio de filma-
cia ella. Los bebés que podían gatear o caminar, no se ciones hogareñas, la irúancia de niños que desp4és fue-
acercaban empero a la madre. En caso de tener una ne- ron autistas, describe el caso de una melliza a quien lla-
cesidad o un motivo de aflicción, no llamaban a lama- ma Martha, que tenía una hermanita no idéntica, a
dre para que los consolara. Como dice Fraiberg, •Donde quien da el nombre de Madge. Martha fue vista inicial-

102 1():\
mente a los quince meses, y manifestaba signos acusa- de la conducta del infante y su madre, referidos u J¡• 11111
dos de autismo. Como no se le detectó ninguna patolo- dalidad de su allegamiento recíproco. Los dcH<' llhll
gía neurológica, se podía afirmar que su autismo era mientos de Fraiberg me resultaron interesantes, en p: 11" •
probablemente psicógeno. Massie concluye: ticular, porque registró y estudió lo que denomino Jn -.
reacciones de •evitación• y de •congelamiento• que po
•Mientras que las dos hermanas son tratadas con igual nían en evidencia los bebés investigados. Esas reacclo
brusquedad e insensibilidad por sus padres, es Martha nes habían impedido que se desarrollara un vínculo con
quien tiene un desarrollo aberrante• (pág. 36). la madre.

En su amplio estudio del autismo desde un punto de


vista orgánico y de conducta, Rimland (1964) encontró Evitación
que, en casos de gemelos idénticos, si uno era autista, el
otro lo era también. Esto implica que en ciertos casos de Para Fraiberg, la evitación es una reacción defensiva
autismo hay un posible factor genético. (Si esto es válido primitiva más que un •mecanismo de defensa• en el es-
para los niños que responden a la psicoterapia, ese fac'- tricto sentido psicoanalítico. El término •reacción pro-
tor admitiría modificación. La flexibilidad de la naturale- tectora• parece más acertado, según indicamos en el ca-
za humana se pone de nuestro lado.) El trabajo clínico pítulo l. Fraiberg considera que esta reacción empieza a
indica que reacciones de autismo psicógeno son el re- operar hacia la edad de tres meses. Martln James (1986)
sultado de la concurrencia e interacción complicada de modifica esta indicación de edad de Fraiberg y aprecia
factores constitucionales y ambientales, cuyo equilibrio que opera ya desde las dos semanas de vida en forma de
es diferente en cada caso. El mismo tipo de •ausencia lo que él denomina un •modo neural prodrómico•. Sus
mental• de la madre puede producir reacciones diferen- observaciones de una nena hiper-sensible lo llevaron a
tes en distintos niños. sostener que estos niños pueden desarrollar un yo pre-
maturo y anormal, presumiblemente de índole neuro-
mental, que toma sobre sí las funciones de la madre, a
El estudio de Massie de filmes hogareños la que ellos sienten incapaz de satisfacer sus hiper-sen-
sibles anhelos.
Estudiar la infancia de niños autistas a través de m- Mi propio trabajo clínico me sugiere la tesis de que en
mes hogareños fue un método original, y arrojó resulta- unos pocos niños estas reacciones se pueden producir
dos interesantes. Como dice Massie (1978): antes todavía. Como algunos parecen ser autistas desde
el mismo día de su nacimiento, sostengo que reacciones
•Los filmes proporcionaron información sobre las cali- de aversión asociadas con unos desarrollos yoicos pre-
dades constitucionales de los niños, sobre su patología coces y aberrantes pueden sobrevenir ya en·el último
neuromuscular, sobre signos iniciales de psicosis e trimestre del embarazo. Esto parece corroborado por el
hecho de que en el síndrome..9..u e los pediatras llaman ~
interacción madre-infante• (Massie, pág. 42).
·aflicción fetal•. un feto que llega a su término em~ e
Massie concluyó que el factor determinante del que sur- de manera pfematura a succionar Y.: defecar, como si ya' ~
gían las reacciones autistas aberrantes era la ausencia hÜbiera sido dado a luz. Esto suele...o~x:rir..oen r - -
de un vínculo primario básico del niño con la madre. Es- aun~turbacióñ'eiñücional -dela madre. G tstei"'n
to coincide con descubrimientos obtenidos en el trabajo li 9'83) afirmó que la d~¡KesJ9.n de u~adre pue e
clínico. El estudio de Massie es fecundo porque, como el tr~ conses_~nc!~un a~ue bio~!!'Pco a.J hijo no-
de Selma Fraiberg, nos informa sobre pequeños detalles !' nato •en el baño amniótico•, según su expresión. S te in

104 10!3
(1967) y Fordham (1976) han indicado que las reaccio- puede pensarse que se re-establece el orden interno lras
nes autistas se asemejan a reacciones auto-inmunes de el nacimiento:
evitación y rechazo de sustancias extrañas nocivas. Pa-
rece que de un modo elementalísimo, la madre pasara a •. .. las "ensoñaciones" de la madre, o sea, el juego dt •
constituirse en una tal sustancia extraña nociva para ideas que tiene por teatro su mente, y sus respucs lns
un niño autista. Un niño que haya desarrollado esa empáticas interactivas (...)proveen una situación mental
aversión in utero habrá de ser un infante de traicionera de amparo tal que ofrece sustento a la organización
crianza, sobre todo para una madre deprimida. protomental primordial del niño, con lo cual se consuma
La cesura del nacimiento es el primer choque de se- la transición de existir dentro a existir fuera del útero•.
paración fisica de la madre que el infante sufre. Influida
por los descubrimientos de De Astls y Giannotti, he lle- Prosigue, en relación con el niño autista:
gado a la concepción de que, en el desarrollo normal,
por sus interacciones de mutua respuesta, madre e hijo •Si esto no se consuma, se produce el torbellino de con-
restañan esa herida primaria de separación, que se con- fusión entre adentro y afuera que he descrito en mitra-
sidera curada también por el padre. Si por cualquier ra- bajo "Le monde tourbillonnaire de l'autisme"(1985)•.
zón esto no sucede, o no sucede del modo conveniente,
esa herida se abrirá cada vez que sobrevenga conciencia Una confirmación de las ideas expuestas por el doctor
de la separación corporal. La herida pasa a ser, según la Houzel en su trabajo citado en último término la propor-
expresión de John, un •agujero negro», porque ahora se cionó un paciente cuyo material clínico se presenta en el
la experimenta como una cosa inanimada. Ello se debe capítulo 8.
a que estos infantes choqueados han perdido la flexibili- No todos los niños autistas han de haber visto peli-
dad de sentir que son criaturas animadas de carne y grar su •continuidad de existir• in utero, pero, por una
hueso, y se perciben como cosas inanimadas. diversidad de razones, todos ellos parecen haber echado
Tras los pasos de una sugerencia de Charlotte Büh- de menos interacciones sensibles adecuadas para resta-
ler (1962), el profesor polaco Andrzej Gardziel (1986) ha- ñar la separación fisica del nacimiento. Lo triste es q;!.e
ce que nos remontemos a u~n anterior aun al el bebé desarrolla una aversión a la madre nutrida,
alumbramiento. Sostiene que esta madre depiiñilda, carente de collftanza en s1
misma, es inca az de contrarrestar esa aversión. Algu-
s de las madres me an nta o ue reverenciaban_
tanto al hermoso bebé que a lan pro ucidJ sue a_-
. 1
\ •La primera y más importante tarea del recién nacido
consiste en re-establecer el orden interno puesto en pe-
ligro tras el riesgo corrido con la expansión desde el úte-
~
..,.. • ~
~
ron a •eso» como si fuera una pieza de porcelana china.
En su depresión, se sintieron incapaces de cuidar a esa
cosa tan preciosa. Cuando la madre nutrlcia se recü3- 1
'
ro materno hasta el mundo exterior. Sólo después de ~e:.:..__. ra de su depresión, suele ser demasiado tard7. Las reac-~ •
consumar una integridad psico- biológic~ satisfactoria -wociones autistas del bebé han cancelado a la madre, por-~ Q
es posible buscar placer y tratar de conseguirlo de una
manera activa».

Gardziel ve en el autismo un medio de resolver ese •or-


"-- den interno puesto en peligro».
Basado en la obra de Bion (1962). el profesor Houzel
(1989) propone ideas sobre la manera normal en que

106 ~
coterapeutas creyeron que toda la culpa de la trágica interesó la lectura de un trabajo de Chri t-~ l oph Hertng,
perturbación del hijo debía~recaer sobre la madre. Esto 1986, donde describió su observación de u11 IH'hé· que ,
no ha hecho sino exacerbar la tragedia para madre e hi- en grado notable, no conseguía hacerlo.)
jo. Estudios como los de Massie y Fraiberg nos ayudan a Los niños autistas son muy demandadores como pu
considerar las reacciones autistas mstatu nascendi, por cientes y esperan y exigen una perfección imposible.
así decir, y a ver el papel que en ellas desempeñan unas Cuando esta •perfección• no ocurre, no pueden perdo
interacciones sutiles entre madre e hijo. nar la ofensa. Estas ofensas les impiden echar mano a lo
Fraiberg nos ha mostrado, además, que reacciones que tienen a su alcance, y a menudo me he preguntado
de evitación forman parte del repertorio innato de res- si se trata de un d~sarrollo pos,t erior como respuesta a
puestas de todos los infantes. En efecto, a manera de una frustración, o si han sido demandadores por natu-
control de su propio trabajo, citó el estudio de Mary raleza y, por eso rnis(Jlo, de-crianza particularmente difi-
Ainsworth y sus colegas de un grupo de bebés de doce cU para una madre deprimida. Desde luego que un dife-
meses tomados entre una población no seleccionada y rente concurso de factores ha intervenido en cada caso.
presumiblemente normal. Los niños presentaban reac- Pero los experimentos-de Brazelton (1969) han demos-
ciones de evitación, pero estas sólo se producían cuando trado que el •rostro inexpresivo• de una madre ejerce un
madre e hijo pasaban por una desavenencia temporaria, efecto perturbador aun sobre bebés normales.
y eran, por lo tanto, transitorias y pasajeras. No se ha- · Cuando se trabaja en psicoterapia con estos niños, y -
bían establecido como un régimen de vida, según suce- a medida que su autismo se modifica, ellos nos hablan Ú/1
día en el caso de los bebés de Fraiberg, o sucede en el de de sus •vacíos•. de su sensación de vaciedad, de su «na~~~
un niño autista. En consecuencia, como todas las reac- · • co de sus «a jeras negros•, de su •desespe-
ciones psicóticas, la evitación es una exageración pato- ración•. En lugar de eXJ;>erimen en gunos momen -
lógica de un proceso normal. En el autismo asistimos a tos1 por pasaJeros que sean. una fuente de bondad infi-
una evitación desarrollada en un grado masivo, total. nita y ultra-confiable. que es la vivencia que la mayoría
El estudio de Massie (1978) de los filmes hogareños de los infantes tienen del •pecho• y de todo lo que este
de niños que después resultaron autistas pone en evi- imolica, los niños autistas han t~Jllda un sentimi
dencia la falta de una interacción sensible satisfactoria inefable de gue han perdido algo vital, ellos no saben
con la madre, la que, según se ha sostenido, contribuye qué. Es lo que nos pintan después, con las expresiones
a restañar la cesura del nacimiento. Massie afirma que rectén citada(.' Las producciones falsas del autismo, en-
«... en repetidos sucesos, para 9 de los 10 casos, el infan- tre otras los ~jetos autistas 0\lstin, 1980, 1987) y las
te toma la iniciativa de una acción con mano, tacto o in- figuras autistas de sensación 0\lstin, 1984, 1987). han
clinación del cuerpo hacia la madre, que no se consuma bloqueado y atenuado la conciencia de esta falta)No
porque la madre no le responde• (pág. 45). eran sino paliativos, y dejaron intacto lo esencial del
Los filmes muestran también episodios en que lama- problema. Tales bloqueos y tranquilizadores son delirios
dre inicia acciones dirigidas a su bebé, pero el bebé no idiosincrásicos y aislan a estos niños de los hechos coti-
responde. Se erige entre la pareja una barrera de frus- dianos de sentido común. Impiden que el niño experi-
tración en lugar de un nexo de satisfacción. Es la furia a mente y llegue a tolerar •la falta•, que es aquello que pro-
causa de esta frustración la que convierte el «agujero• en mueve la representación imaginativa y la formación de
un «agujero negro•. A modo de grupo de control. Massie símbolo. Volvemos sobre esto en el capítulo 5, que trata
estudió los filmes hogareños de niños relativamente de la incapacidad de juego de los niños autistas.
normales. Es interesante ver que, en estas parejas, ma- Los niños autistas atraviesan estados de pánico
dre y bebé volvían a unirse y «Se perdonaban• entre ellos tremo a me aa ue su autismo se modifica ue ellos
las inevitables frustraciones. (En conexión con esto, me experimen pérdida y falta, de lo cual es testimonio

108 10!1
Reacciones psico-biológica.s

Tanto Massie como Fraiberg consideran que lo t · ~,l'l• -­


cial de las dificultades del niño autista proviene d<· 1;11
incapacidad para establecer una relación primordial ba
sica con la madre. Mis descubrimientos clínicos lo con
firman. Y confirman también la conclusión de Fraiberg
de que •la evitación pertenece a un sistema psico-bioló-
gico• (1982 , pág. 62).
El trabajo clínico con niños autistas me ha convenci-
do de que las reacciones autistas se sitúan en la inter-
fase de- neurofisiología y psicología pslcodinámica. H~
ahí la razón por la cual en mis escritos sobre autismo he
en~~~t:!!~~~~c~o~m~o «neuro-mental• y •psico-qui-
O..U.,I-.-l'Allp ea la expresión •pre-concepcio-
nes inn:-::a:-:.:ta=s-·=p-=-ar-.,-a,---:,enotar la vida mental primitiva aso-
ciada con-predisposiciones biológicas innatas.
Fraiberg da un paso más y afirma que en el contexto
de lo que ella denomina •desvalimiento biológico• se de-
sarrolla otra forma de defensa que denomina •congela-
miento» .

Congelarrúento

Las conclusiones de Fraiberg sobre este punto me e_


interesaron porque a menudo he descrito a los niños au- '"""\
tistas como congelados de terror, cual un anim aterra-
más, como lo ha señalado David Rosente do que enfren a un pe gro e muerte. El trabajo clini-
tismo tiene una función preservadora. Unas experien- - - -on ninos autistas revela que esto:
cias no procesadas ni mentalizadas se preservan, lo que en el miedo de ser olvidados y abandonados, lo quepa-
deja abierta la posibilidad de que se las exprese y elabo- rece equivaler para ellos a ser arrojados en Ul} .agujero '\.V
re si en algún momento se dan condiciones propicias. negro, como en el pozo de un escusado, donde su exis- '\. (
Según lo enunció Winnicott (1974) en su trabajo clásico tencia sería aniquilada. Según lo he indicado (Tustin,
• of breakdown•, durante- el tratañilento el ppa- ~
------ 1
1987), también pueden sentir terror de ser atacados por
c~nte •recuerda• algo gue su ce o •casi al comienzoefe ~ depredadores silvestres. He conjeturado que esos terro-
su vida•'· Los dichos de Joh~obre •el agujero~~ res acaso desciendan de nuestro pasado filogenético y
~una re-evocación de e~. desencadenada al~ sean terrores atávicos hoy convertidos en vestigios. Si el
ver a un bebé que mamaba del pecho. Esto es •equiva- , clima emocional de la situación de crianza no es lo bas-
lente al levan~iento de la represión• que sobreviene ~
~
tante protector para un niño particularmente sensible,
en el análisis freudiano clásico de los pacientes neuróti- entonces se precipitan en la escena unos terrores arcai-
cos (Winnicott. 1986, pág. 179). ~ cos sin nombre. Se trata de •pre-concepciones• (para

110 \ 11 1
emplear el término de Bion) de peligros vagos no con- •... la conducta se caracteriza por uua htttHlVIIlt•u ¡,,,,
ceptualizados, que sirvieron a un propósito útil para completa, un congelamiento de la postura. la uwt lile llul.
nuestros primitivos ancestros, así humanos como ani- la articulación• (pág. 622).
males. En un desarrollo relativamente normal pareciera 1•
que estos terrores innecesarios e inconducentes no des- El cuadro que Fraiberg pinta de estas reacciones de<'< Jlt
pertaran en tanto el bebé es humanizado y civilizado por gelamiento recuerda al que se ve en la catatonia de e in
el cuidado solicito de la madre que lo cría. Los terrores tos pacientes esquizofrénicos y en la parálisis histérica
se esfuman entonces, porque han perdido su razón de que ataca los miembros de ciertos pacientes neuróticos.
ser biológica. Pero en el niño autista parece que se hu- Tanto Segal como Fairbairn han apuntado que esquizo-
hieran despertado sin modificarse. El queda librado a 1frenia e histeria presentan ciertos rasgos en común. Ca-
sus propias fuerzas para enfrentarlos. Se ve amenazado be preguntarse si esto no se debe a la presencia, en am-
por unos peligros no conceptualizados gue son deliri~. bos tipos de paciente, de unas reacciones autistas de
pero, como me dijo un paciente, •el terror es real•. Elnl- congelamiento como las que venimos describiendo, que
ilo autista se ha congelado, como en una reacción pro- responden a miedos intensos. Además, parece probable
tectora primitiva, con estos peligros delusorios. que el congelamiento autista desempeñe un papel en la
Ideas similares, desde un punto de vista neuro-fisio- generación de la personalidad •esquizoide• según la des-
lógico, fueron sustentadas en un informe científico apa- cribe Fairbairn (1940, 1952) y de los •niños congelados•
recido en 111e Times con el titulo •Playing possum• [•Fin- definidos por Docker-Drysdale (1972). Por lo tanto. el
girse muerto•). Este informe resumía un trabajo publi- estudio de Jos niños autistas, al mismo tiempo que nos
cado en The La.ncet, 1 cuyo autor era el doctor Birger ayuda a aliviar su triste condición, promete arrojar luz
Kaada, un neurofisiólogo noruego; llamaba allí nuestra sobre los síntomas asociados a otras psicopatologías
atención sobre lo que denominaba •el reflejo de parálisis severas.
por miedo•. que, según afirmaba, fue descrito por pri- Fraiberg concluye que «la inmovilización• - •la otra
mera vez hace trescientos cincuenta años, y que des- cara del congelamiento•. como ella la caracteriza- •es
pués ha sido registrado bajo diversas formas. Lamenta- una defensa biológica frente al más extremo peligro•
ba que los médicos no le hubieran prestado ni de lejos la (pág. 623). Mi propio trabajo clínico me ha coQY:
atención que le han dedicado los especialistas en com- de que tanto el congelamiento como la inmovilización
portamiento animal. Decía que este •refleJo de parálisjs (tlñgt:rse muertO) son reacciones sico-reflejas que for-
por miedo• se desencadenaba cada vez que, según lo e)\- man parte de nuestra herencia biológica, y an sido de-
porua, •una am.enaza cualquiera es percibida como un s-encadenadas por la conciencia traumática de la sepa-
geUgro y suscita miedo, como el encuentro con~ ración corporal de la madre en una situación de crianza
pr dor la restricción del movimiento, la inversión, los en la que un infante, en un estado inmaduro de organi-
zación neuro-mental, no estuvo protegido lo suficiente
ruidos re entinos desacos radas, un ambiente
extraño y la separación de la madre y los compañer~».
Concluía que este reflejo es •innato, atávico( ... ) se acen-
1
¡1
del terror suscitado por amenazas existenciales, consi-
derando que el estado de ánimo de la madre y el clima
túa fuertemente en situaciones de amenaza repentina emocional de la familia normalmente desempeñan un
que el organismo no puede superar, o sea, en una con- papel significativo en esa protección. Como consecuen-
dición de desesperanza y desvalimiento•. El doctor Bir- cia de esos traumas no conceptualizados sufridos en la
ger no escribía sobre autismo, pero todo lo que decía se temprana infancia, se iniciaron protecciones tan exage-
aplica al congelamiento que se asocia a las reacciones radas y retorcidas como para convertirse en aberrantes.
de pánico de los niños autistas. Acerca de este congela- Son. precisamente, las que dan al autlsmo su carácter
miento, Fraiberg señala: particular.

112 J 11:1
( l \
Conclusión 5. Psicoterapia con niños que tto pltf•fk•t•

Si las raíces de los fenómenos autistas encajan en


jugar
reacciones psico-fisiológicas, la consecuencia inevitable
es que tales fenómenos queden fuera del alcance de las
formulaciones psicoanalíticas usuales. Pero los psicote-
rapeutas tienen que estudiar esos fenómenos a fm de
poder rescatar a los niños autistas de su aislamiento en-
capsulado, y también para que nos resulte posible des-
congelar y modificar las reacciones de clausura autista •Con una adecuada regulación, eljuego se deberla intro
que acechan en la cápsula escondida de muchos de ducir como medicÍJUll>.
nuestros pacientes neuróticos (S. Klein, 1980; Tustin, Aristóteles
1978, 1986). Ellas no pudieron menos que limitar su
funcionamiento creador y social, y volverlos proclives a •Desde sus más tiernos años, nuestros niños tienen que
ataques de sombría depresión. En los capítulos 7 y 8 participar en 1ns formas de juego más acordes con 1ns le-
tratamos de este tipo de pacientes. En el capítulo 5 exa- yes porque, si no se ven rodeados por esa atmósfera,
minamos la naturaleza particular de la psicoterapia con nunca podrán convertirse en ciudadanos prudentes..
niños autistas, que responde a su incapacidad de jugar.
Platón

Nota

1
Lamentablemente, no he conservado la fecha de esa edición de Todas las formas de psicoterapia psicoanalítica para
The Times, ni la del articulo de The Lancet. niños se basan en una comprensión profunda del valor
terapéutico y comunicativo del juego. Pero una caracte-
rística saliente de los niños autistas es que no pueden
jugar ni comunicarse. Esto determina dificultades en la
psicoterapia con ellos. El presente capítulo expone la
psicoterapia conveniente para las primeras etapas del
trabajo con estos niños de dificil acceso. Doy una breve
descripción de la naturaleza del autismo, y examino
" después algunos de los modos en que ha sido un obs-
táculo para el desarrollo del juego, en particular el uso,
por parte de estos niños, de objetos y de figuras engen-
drados aberrantemente por vía de sensación. He descu-
bierto que estos objetos y figuras han bloqueado la ca-
pacidad de jugar y de establecer sensaciones. Tanto las
figuras como los objetos auto-engendrados por vía de
sensación han sido descritos por separado y en detalle

Reproducido de The International Review of Psycho-Analysis, vol.


15, 1988.

114 1 1!)
, '¡ ¡
en dos trabajos que publiqué en Intematlonal Review of •no-a mí• y concurre a enlazar lo uno con lo otro. El obje-
Psychoanalysfs (Tustin, 1980, 1985), y también en mi li- to transicional es un puente hacia lo •no-a mí•; los obje-
bro reciente Autistfc Barriers in Neurottc Patients (Tustin, tos autistas son una !Jarrera frente a estlj. En el presente
1987). Y los expuse brevemente en capítulos anteriores libro exploramos sus aspectos protectores.
de este libro. Aquí ofrezco más detalles.

Figuras autistas de sensación


Objetos autistas de sensación

Los niños autistas suelen llevar consigo objetos du-


Estas nacen de sensaciones corporales blan o- 6(
mo el manar la orina del cuerpo, o las burbujas e saliva '
ros o se adhieren a objetos duros para sentirse duros y alrededor de la boca, o la saliva aplicada ~e

~
fuertes. Para estos niños, las sensaciones duras engen- es, o bien se generan a partir de 1 arre y el ~
dradas por tales objetos son más importantes que las
suavidad~.
También se las puede producir soste o con
funciones normales para las cuales fueron pensados. un objeto externo, o presionándolo con
~ Su característica saliente es que el niño los siente parte Las crean, además, el hamacarse._el ~rar y_los estereoti; ~
~ • de su cuerpo. Por ejemplo, un niño de seis años ~u e .pos de la mano y el cuerpo. Las figuras así engendradas
traté solía portar un gran llavero que tenía muchasIrn:=- sobre superficies del cuerpo se perciben inseparadas del
ves. Le parecJ.a que era una parte de su cuerpo que le cuerpo del sujeto, y no se las clasifica como figuras que
daba seguridad: esta era la función de las llaves en lo guarden relación con la figura real de algún objeto en
que a él concernía. Estaban despojadas de su función particular. No son compartidas con otras personas y son
reaJtsta referida a objetos verdaderos del mundo exte- idiosincrásicas del niño exclusivamente, lo mismo que
rior. Otros niños portan juguetes. No ue an con estos, los objetos autistas. En cambio, a diferencia dé los obje-
sino que o e a o e sus almohadas para tener
garantizada su seguridad (según ellos la consideran). De
s autistas, que son rígidos y estáticos, con contornos
eftnidos duros y permanentes, los contornos de las fi-
~1;
la misma manera, algunos niños suelen llevar un autito gu¡:as autistas son difusos y evanescentes. Desffian en ~
~
de cuerda apretado con fuerza en la palma de su mano. una sucesión fluida y pueden parecer pegajosas o res-
C~ r en ue es un edazo a de e o, que les da baladizas. Son •alucinaciones táctiles• (Aulagnier, 1985)
::s=~'\Ase ridad. •Seguridad• es la nota clave de estos objetos en el sentido de que son generadas por el sujeto solo y
f\J~. autistas duros. LOs objetos empleados de este modo son carecen de realidad objetiva en el mundo exterio~-
~..P derivados de partes del cuerpo del mismo niño, que ori- ciguan y calman, y en consecuencia son una suerte de
~ ginalmente se usaron como protectores. Se trataba de tranqumzante generado con el cuerpo. He ahí una irifor~
~ cosas tales como la lengua enroscada, la parte interior macwn que me han trasmitido los niños autistas duran-
~?r de las mejillas apelotonada, las heces duras en el ano. te tres décadas de trabajo con ellos. Cuando ellos vienen
~1' ~m?espués, objetos externos vividos como partes del cuer- a vernos por primera vez, no usan los objetos con arre-
\ •- po, según explicamos, pueden ser usados como protec- glo a su función compartida de sentido común, sino a
tores. Son obtetos •a mí• gue aym:!au al piño a senth:.~ sus propias manipulaciones idiosincrásicas. Estas últi-
existe ue u •continuidad de existir• está asegurada. mas están destinadas a evitar intrusiones provenientes
Estos objetos •a rm• tapan los ram s gen es de del mundo exterior, que resultaron intolerables la pri-
concie11cia de lo que se percibe como peligroso •no-a mí•, mera vez que se las experimentó. Tanto los objetos como
que parece amenazar la existencia y la seguridad del ni- las figuras autistas de serlsación son inhibidores a la vez
ño. No se lo debe confundir con el objeto transtcional de que supresores, y por lo tanto detienen los desarrollos
Winnicott (1958), que es una combinación de •a mí• y de ' emocionales y cognitivos.

~")
11() 11
Ahora bien, ¿por qué las propensiones de la mente que brinda sensaciones no es una parte de su boca. La
. humana a la busca de objetos y a la plasmación de for- ira y el pánico intolerables del bebé por la presunta am-
mas se han desviado hacia esos desdichados canales? putación y pérdida de una parte del cuerpo, en efecto, se
¿A causa de qué la capacidad de juego fue suplantada parecerán demasiado a sus propios sentimientos.
por objetos sensación patológicos y figuras sensación Las cosas parecen ocurrir así: el bebé es sensible en
patológicas? Para comprenderlo tenemos que investigar grado inusual y el clima emocional de la situación de
~_, los orígenes del autismo psicógeno. Como lo anoté en el crianza no es adecuado para una criatura de pecho tan
· 6'-- capítulo 1, el primer niño autista a quien tuve en psico- Wper-sensible. Dada esta carencia de un clima emocio-
terapia intensa me esclareció sobre este aspecto cuando nal adecuado, adquieren una importancia exagerada las
empezó a hablar y me alertó acerca de lo que él llamó ~ conexiones físicas tangibles con la madre, aquellas que
agujero negro con el pinche f~·- Se hizo evidente que es- procuran sensaciones, como la conexión de teta-lengua,
to había precipitado su autismo (1'ustin, 1972, 1973). y la conciencia de haber perdido esta teta-lengua que
En mis conversaciones con las madres de niños a u- procura sensaciones es terrorífica para un infante tan
p d-,(~' !!i~~. -me.Iuí - ál:~-d--- ue .
nas de ellas rtmen- inseguro, que ahora siente que no tiene nada de donde
c~f. e arto de te la r ida sostenerse. Faltaban las conexiones emocionales ade- , D
.! d_9.. ·d,e una parte protectora y consoladora de su cue - cuadas con la madre, y ahora parecen romperse las co- c._,o
.~d. muchos casos, estas madres se epconGaron en nexiones físicas con ella, que las compensaban. En esta
~- . .• .. - . ... . . . . ¡
situación, el niño se siente desvalido, vulnerable, en
j
riesgo desesperado. Cuando trabajamos con estos nl-
~o ños, todo esto se tiene ue re- rimentar elaborar
) @ .~ e a as erencia an so re e e~pe~ .
~.q. A través d~ ella, en efecto,_puede. s~r expr~!5ado, y se
abre la posibilidad de encontrar solu"ciones mejores.
_dQ_~J~~te el trati:lmieE-_~!..~~- ~~g~jero negro• t?rn_~
abrirse. Aunque esta expresión lúe un hallazgo poste-
--~----
rior de John para pintar una experiencia de pérdida in-
fantil devastadora que no había sido habitada por lapa-
labra, tuve la impresión de que recogía la esencia de esa
situación original. En ese estado de desesperación, se
iniciaron reacciones en las que pedazos duros del cuer -
po y, después, objetos duros que el niño portaba consi-
en su raíz. go, daban a este la sensación de estar protegido, mien-
Una madre que padezca cualquiera de las situacio- tras que figuras sensación blandas calmaban sus terro-
nes mencionadas de pérdida y carencia, u otras simila- ..., niños teriJl1D,an ~ndo en un mundo idio-
res. Estos ~ ~ ~,_,~ __,
res, puede recurrir en busca de consuelo al bebé que lle- crásico, dominado r se saetones que los segrega
va en su vientre. Por eso, cuando lo da a luz, siente que del mun o comun que comparten con otras personas.
ha perdido una parte vital de su cuerpo. La madre de un Esto significa que su crecimiento psicológico se agosta
~ .. . .1 niño autista me lo describió de manera gráfica- dmante y, en términos metafóricos, desemboca en un •callejón
~s espués del sintió u e había sufrido una sin salida•. Su crecimiento físico progresa de manera
na no-persona•. Una ma- normal, en parte porque estos niños son bien cuidados
~:.:~o;:.:c:=::::;:.L~~~;3o..;c
srrlr![k)drá.asistlr asu infante en desde el punto de vista físico. Ha sido el clima emocional
el inadecuado, aunque nadie tuvo la culpa, para esl

118 11!1
bebé en particular. Ahora bien, ¿de qué modo todo esto
drome de Down y los normales; se eligió así, como dice
ha ahogado en tales niños la capacidad de jugar? la doctora Frith, para obtener •una prueba estricta de su
déficit específico•. Se mostró a los niños, separadamen-
te, dos muñecas, Sally y Arme. La muñeca Sally tenía
Impedimentos Q11Jistas para el desarrollo del una cesta, y la muñeca Anne, una caja. Sally ponía una
juego bolilla en su cesta. Después esta muñeca se iba de pa-
seo debajo de la mesa, donde no podía ver lo que ocurría
El niño autista ha compensado carencias psicológi- sobre esta. Mientras Sally estaba ausente, la bolilla era
cas tempranas sobrevalorando los contactos fisicos tác- trasferida por Anne de la cesta de Sally a la caja de An-
tiles y las sensaciones que estos suscitan. Cree en la ne, y cerraba la caja con la tapa.
existencia sólo de lo tangible y de lo que tiene presencia Cuando Sally volvía, se preguntaba a los niños:
fisica. Recuerdos, imágenes, fantasías y pensamientos •¿Dónde buscará Sally su bolilla?•. Se hacían además
son intangibles. En consecuencia, la sobrevaloración de otras preguntas para dar certeza a los resultados, pero
los contactos fisicos siempre-presentes implica que la lo significativo, desde nuestro punto de vista, es que los
vida mental no puede seguir un desarrollo adecuado. Si niños normales y con Síndrome de Down respondían la
recuerdos e imágenes son insuficientes, la imaginación pregunta critica •¿Dónde buscará Sally la bolilla?• seña-
queda bloqueada; y esta es esencial para el juego. lando el lugar donde la bolilla estuvo primero, o sea, la
Hay otra razón, además, por la cual los objetos y las cesta de la muñeca Sally. Era palmario que podían ima-
figuras autistas de sensación impiden el desarrollo nor- ginar las reacciones de la muñeca identificándose con
mal de la imaginación. El sentimiento de existencia y de ella. En cambio, los niños autistas operaban en función
seguridad del niño pasa a depender del contacto con ob- de lo que ellos habían visto, y señalaban la caja de Anne
jetos y figuras autistas siempre-presentes, dadores de porque ellos habían visto trasferir ahí la bolilla. Eran in-
sensación. Esto protege a los niños de experimentar capaces de identificarse con la muñeca. Aunque tenían
pérdidas, y por lo tanto nunca se ven estimulados a evo- una aptitud de memorización limitada, esta era inflexi-
car personas u objetos ausentes por medio de figuracio- ble e inadaptable a situaciones cambiantes .
nes, imágenes y recuerdos. Este cuidadoso y humano experimento confirmó que
los niños autistas son diferentes de otros tipos de niños
por su incapacidad para usar el juego imaginativo y su
Lafalta de fmagfnacf6n del niño autista falta de aptitud para identificarse con los sentimientos
de otros.
La doctora Uta Frith (1985) del Departamento Cogni-
tivo del Consejo de Investigación Médica demostró la fal-
ta de imaginación de los niños autistas, de una manera
Identijicacf6n con otros
muy convincente que arroja luz sobre su incapacidad de
jugar, comparados con otros niños que pueden hacerlo.
Así como hace falta imaginación, para identificarse
La doctora Frith tomó tres grupos de niños: autistas,
con otros - sean estos muñecas o seres humanos- es
con Síndrome de Down, y niños normales. Lá edad ero~
necesario tener cierto grado de seguridad acerca de la
nológtca media del grupo autista era, pe 11 años y ll
propia existencia e identidad. Como hemos visto, los ni-
meses, la de los niños con Síndrome de Down era de lO
ños autistas carecen de ella, y por eso no les resulta po-
años y ll meses, y la de los niños normales, de 4 año
sible identificarse con los sentimientos de otros. La id en-
5 meses. La edad mental no verbal y verbal de los niños Uficación con otras personas se basa también en la ca-
autistas era mucho mayor que la de los niños con Sín- pacidad de empatia. En una interesante serie de exp

1~()
1'/ 1
rimentos, Peter Hobson (1986) ha demostrado que los fase inicial del proceso de duelo, aquel en que el doliente
niños autistas carecen de empalia. Esto confirma des- esta pa:ranzaacípor el choque, insensible-y mudo_:'Es10s
cubrimientos obtenidos en el trabajo clínico con estos ñiños han sido llamados a hacer duelo antes que su
niños. Su falta de capacidad para la identificación em- aparato físico estuviera maduro para la tarea. Pienso
pática es un gran obstáculo para la terapia psicoanalitl- que ese estado fue precedido por una rabia llameante y
ca con ellos. enceguecedora a causa de esa decepción. Esta resultó
El bloqueo de la empalia pareciera originarse en el intolerable porque no fue recibida y comprendida lo su-
remplazo impropio que hacen estos niños de los seres ficiente. Por eso, al parecer, hizo implosión hacia atrás,
humanos por objetos y figuras sensación automáticos, sobre el mismo niño. Al sentir que no tienen nada de lo
no humanos. El niño percibe los objetos y las figuras a u- cual asirse, les parece que los hacen girar de manera
tlstas como una parte inanimada de su cuerpo. Aquellos vertiginosa, con lo cual sus percepciones se descompa-
impiden que se desarrolle el grado de conciencia de la ginan (Houzel, 1985). (Hacer_g:lrar objetos y a su propio~
separación corporal que nos es indispensable para •sen- cuerpo, que es una característica de muchos niños au-
tirnos»nosotros mismos en la situación de otra persona. staS, puede ser un intento de sentirse dueños de esos
Esto es necesario, además, para que la imaginación se sentimientos.) En tres líneas penetrantes, T. S. Eliot ha
desarrolle. Como lo indiqué antes, el desarrollo de la escrito esos estados precipitantes de las •nieves eter-
imaginación se basa también en la aptitud del sujeto pa- ~» del autlsmo. Dice que un individuo así será
ra tolerar que los objetos estén ausentes, porque de ese
modo se verá estimulado a •evocarlos». Esta aptitud se Arrastrado en el girar de un vórtice
inicia en la infancia, cuando el bebé poco a poco apren- Que ha de precipitar el mundo al destructivo fuego
de a tolerar ausencias de la madre nodriza y a soportar Encendido hasta que llegue el reino
su separación fisica de ella. Los niños autistas nunca lo [de las nieves eternas
han conseguido. En psicoterapia lo primero es que ellos
...J,.tienen que poder expresar su sensación de pérdida, pa- T. S. Eliot, •Four quartets•
r'ª- des u es experimentar procesos elementalesTe difelo
-acaso •penar» sena un término más ajus o-~
pérdida de l~g.-J?ezón dadora de sensacioqe;;, que
. habían vrvrcro como si fuera una parte de su boca pero
~~_llp_rieron •desaparecida•. Cuando consiguen
esto, em.eiezan a hablar.

Duelo u
En las primeras fases de la psicoterapia, cuando em-
piezaadesvanecerse el encantamiento ffiagico y podero-
so ensalmo de los objetos y las figuras dominados por
sensaciones, el niño antes autista a menudo dirá «no
está• en tono doliente. He descubierto que la pérdida in~
tolerable de la ilusión de un nexo carnal siempre-pre-
sente con la madre nodriza implicó que el desarrollo
emocional de los niños autistas quedar~

N() - M\:Q 1 ~
122
\¿ ) r í ) _\ ~- - (7 . ' ~-~2-:\-~
ti' ae guarda alguna analogía es, en efecto, un prerrequi- Según vimos, su reacción a esta percatación trauma-
s ilo deljuego. tizante consistió en usar partes de su cuerpo y. después,
objetos externos experimentados como partes del cuer-
po, para generar sensaciones de dureza como la de obje-
La capacidad simbolizante tos, y sensaciones de blandura como la de figuras. Estas
lo mantienen en la trampa de un estado de indiferencia-
En sus trabajos sobre simbolismo, ni Hanna Sega! ción de objetos externos que pudieran ser clasificados
(1957) ni Marion Milner (1955) suscriben la opinión de como tales. Por lo tanto, estos niños no están diferencia-
Jones (1916) de que el simbolismo es un obstáculo para dos ni integrados lo suficiente para poder usar una cosa
el progreso; al contrario, se inclinan por la proposición de manera que represente otra. Esto significa que los ju-
de Melanie Klein (1930) según la cual •el simbolismo es guetes que ponemos al alcance de estos niños autistas
la base de todos los talentos». Como dice Marion Milner, a-simbólicos no serán al comienzo significativos para
si empleamos el término •simbolismo• en este último ellos como vehículos de comunicación y fantasías. Sólo
sentido lo ponemos en armonía con la acepción que pre- les resultarán significativos como vehículos de las sen-
valece en epistemología, en estética y en filosofia de la s.aciones que puedan producir silos sostienen con fuer-~
ciencia. El musicólogo Jeremy Siepman, en una serie de za o blandamente. Al üelos niños
audiciones radiofónicas para el Servicio Internacional autistas usen materiales ue d sensaciones asicas,
de la BBC sobre el tema •Los elementos de la música•, como arena, a@.la. arcilla, las ao para mo e-
definió vigorosamente el prerrequisito esencial del sim- l~. muc o mas gue jugue~s.,;
bolismo al decir: •El simbolismo no trabaja por imita- En los infantes más normales, la falta y añoranza de
ción sino por analogía•. En el caso de los niños autistas, la madre nodriza estimula el_uso de sustitutos, como
su uso constante de la •fusión imitativa• coarta el des- chuparse el pulgar, los dedos, etpun:o o un chÜ¡)ete. Es-
pliegue de la aptitud simbolizante, porque el desarrollo tos sustitutos temporarios del pecho (o del biberón, ex-
de esta aptitud depende de la capacidad que el sujeto perimentado en función de la guestalt innata de un pe-
tenga para tolerar la separación del mundo exterior y cho) permiten al bebé esperar el regreso de la madre no-

1
usar además analogías que requieren que se diferencie
un objeto de otro.
Cuando vienen a vernos por primera vez, los niños
aquejados de autismo psicógeno no diferencian entre
D driza. En la terminología de Winnicott, estos son objetos
transicionales primitivos. Los conside~ "
slbles compartidos, a diferencia de los oqjetos autistas
de sensación, que son idiosincrásicos del niño en exclu-
<\ \ sujeto u objeto en medida alguna, ni entre lo interno y lo ~.x..u.LQJ."'-.! demás, los objetos sensibles normales son
externo. Se encuentran en un estado tal de indiferencia- e pados on gusto, mientras__qu os objetos autistas
ción del mundo que los rodea que suelen pasar por sor- e sensación aberrantes s~ o tal.vez se los
dos, o aun ciegos, porque algunos de ellos intentan atra-
vesar objetos como si estos no existieran. Estos niños
viven en un mundo penumbroso de conciencia amino-
chupe de manera compulsiva e
¡
rrándolos. El ni-
:fto autista a veces se adhiere a objetos duros con tal que
le parezcan ser parte de su cuerpo. Estos objetos autis-
rada, donde lo conciente y lo inconciente apenas están tas duros de sensación, que no tienen que atravesar el
diferenciados. Es un mundo muy diferente del nuestro. espacio, a diferencia de los objetos sensibles normales,
Esta amortiguación de la conciencia está destinada ata- como el dedo o el pulgEl!. remplazan al pecho y taponan
par su conciencia lacerada del momento en que, encon-
trándose todavía en un estado insuficientemente dife- L~~ la percatación de la maetre~cta. Lo malo con es@s
~lentes es gue tales actlyidades aberrante§ han sff-'
renciado e integrado, descubrieron que el•botón• dador 1( 'JrA (; . plantado a la ma?re y~!:sferencta suplrmtarán ~
de sensaciones no era parte de su boca. ,(' é -~te.rag:uta tambien. No dclifc!lli)S deJar gue esto ocurr~
\· ~)
...----- l, :-
( '_.)
,}~ d<. () \, (~ c - ..
124 l\
,~ 1 \ e,
_ _....;.J.~ - -
•La nadaJ.

Este sentimiento de «nada• y su efecto inhibidor so-


bre el juego fue bien ilustrado por la triste observación
de un niño muy aislado que ya hablaba. Esta observa-
ción me fue comunicada hace muchos años, cuando di-
rigía un seminario en la Tavistock Clinic, donde los es-
tudiantes observaron a una niñita en un grupo de jue-
gos o nursery. El observador informó que una niña de
cuatro años, llamada Jane, aferraba compulsivamente
en su mano una cáscara en forma de cúpula. Le daba
infantes más normales. Chupar, jugar y lalear parecen miedo el contacto con los otros niños y los contemplaba
asociados entre sí. En una serie de observaciones que con anhelo, pero no podía sumarse al juego de ellos. Era
hice en una beba normal desde el nacimiento, registré muy rebuscada en su uso de los materiales de juego y
que a las tres semanas Susan producía un sonido seme- deliberadamente elegía materiales defectuosos, como lá-
jante a •m-m-m• mientras chupaba del lazo del babero, pices rotos, para después intentar, con dejo apático, ha-
que por casualidad había introducido en su boca. Tam- cer dibujos con ellos. La palabra •nada• salpicaba su
bién producía este mismo sonido cuando mamaba del conversación, tanto consigo misma como con el obser-
pecho, y después del biberón, o cuando se chupaba los vador. Por ejemplo, dibujó unas •serpientes haciendo
dedos. En una ocasión, cuando tenía un año, su madre nada•. También dibujó algo que denominó onada que va
se fue de la sala, y entonces Susan tomó la pelota que muy rápido•. Tomó un crayón pardo amarillento y dijo

~.¿itpe
ella y su madre habían hecho rodar entre una y otra y , •No es pardo, tiene color a nada•. Después de hablar so-
poniéndosela sobre sus labios, dio pasitos por la sala so- bre un pan que había sido destruido por un chaparrón,
bre sus piernas vacilantes, produciendo aquel mismo dibujó •manchones de nada•.
sonido m-m-m mientras lo hacía. La asociación entre La indagación descubrió que la madre de Jane había
chupar, lalear, jugar y madre quedaba bien ilustrada en estado muy deprimida cuando esta niñita era recién na-
esta serie de observaciones, como también la capacidad cida, y que durante buena parte de su infancia el padre
de Susan, de un año, de usar un sustituto simbólico de había permanecido ausente del hogar. El observador
la madre ausente. comprobó también que Jane había sido destetada del
Puesto que los objetos autistas se experimen~ co- pecho a los cuatro meses, y que, cuando ella tenía die-
mo partes del cuerpo, se los percibe disponibles en todo ciocho meses, le nació un hermanito varón, que era muy
instante. En consecuencia, no enseñan al niñ~ Vivaracho. Cuando este nuevo bebé nació, el padre vivía
Iai. No Ió ayudan a soportar la tensión y a posponer la en el hogar, la madre no estaba deprimida, y el hermani-
acción. Esto último es esencial para las actividades sim- to Vivaracho atraía mucho más la atención que la silen-
bólicas. Aquellos tienen, además, otro efecto devasta- ciosa Jane ahora o en cualquier periodo anterior. Su uso
\ dor: los objetos y las figuras autistas de sensación 1p compulsivo de la cáscara en forma de cúpula acaso que-
' son sustltntos temporarios de la madre nodriza, sino_ ría colmar un vacío, lo que pareció confirmarse cuando,
gue, al contrario, la remplazan de"llna manera perma- tras decir •nada•, arrojó una mirada a su cáscara (que,
~· Esto vuelve nulos y vacíos los empeños de cui- según ahora me doy cuenta, era un objeto autista). Esta
dado de ella. lación es mucho más devastadora observación me fue comunicada antes que yo tuviera
que la desmentida•. ignifica que estos niños son presa noticia de la participación de los mencionados factores
je •la nada•. en el desarrollo del autismo. Con posterioridad he deno-
o .-t\ . '
1. -.o ~tu
~-e_~4J ~~-1._-~:y~/)
~o 0 ..n.-«--"'--v~--~-~ ~ ¡-_~ 1'
~ _ ..._._ ._!>. "' t .
~-
minado •autismo de tipo cascarón• a este tipo de autis- estaban sobre la mesita que terúa frente a sí. No los si-
mo encapsulado. Las madres suelen decir de estos ni- guió con la mirada y, cuando su madre los recogió y vol-
ños: •Es como si estuviera metido siempre en un casca- vió a poner en su lugar, la beba los hizo caer de nuevo.
rón. No puedo comunicarme con él». Madre e hija iniciaron así un juego divertido. Pero a los
.J Esta obseiVación ilustró también la desmedida insis- cinco meses se obseiVó que la beba hacía caer objetos
tencia de estos niños en las posesiones materiales. Jane depositados sobre la mesa y después se inclinaba para
solía tomar muchas hojas de papel para dibujo, no con obseiVar con todo cuidado adónde habían ido a parar.
j el propósito de aplicarlas a su función realista, sino co- Era evidente su creencia de que los objetos habían ido a
mo posesiones •a nú•. Se limitaba a dibujar unos trazos alguna parte. Es más improbable que esta beba caiga
sumarlos en una hoja, y después en otra, y en otra. Con- presa de •la nada•.
jeturo que estas posesiones •a nú• la ayudaban a sentir Cuando van saliendo de su autlsmo, los niños autis-
que existía, que no era una «nada•. Pero, obtenido de es- tas nos muestran que, en momentos fugitivos de con-
te modo, su sentido de existencia siempre estaba en pe- ciencia lacerante, se sienten •nadas• en un mar de •la
ligro, porque esperaba de continuo que otros niños le nada•. A falta de sentir el firme amparo de una atención,
arrebataran las hojas de papel. (Debo dejar consignado un interés y un cuidado que los rodeara en su abrazo,
que el obseiVador adoptó disposiciones para que Jane reaccionaron a aquellas amenazas rodeándose ellos

J ~
psicoterapia.)
mismos de figuras sensación blandas y aferrándose a
Jane ra, evidentemente, una autista fronteriza. Pre- objetos sensación duros; la cáscara de Jane era un buen
~e'en muchos de los rasgos que encontramos en el. ejemplo. Ahora bien, estos artefactos inanimados son a
----tratamiento psicoterapéutico cuando los niños emergen la vez demasiado duros y demasiado blandos. Estos ni-
del autismo y nos esclarecen acerca de los terrores fren- ños necesitan la firme flexibilidad de un ser humano cu
te a los cuales aquel fue una protección. Uno de estos te- yas respuestas atinadas y sensibles den lugar a trasfor
rrores es la sensación de haber perdido una parte vital maciones. Y es trivial decir que, para ser capaces de ju-
de su cuerpo, que era garantía tanto de su seguridad co- gar, los bebés necesitan que jueguen con ellos.
mo de su •continuidad de existir•. Viven en el hueco de Este juego con otros seres humanos los ayuda a asi-
un cascarón de •nada•. Es algo que suprime toda espe- milar experiencia, como por ejemplo ocurre en el juego
ranza. Los pacientes autistas se encuentran en un esta- de •no está, acá está•, que alivia los dolores de la pér -
do de desesperación sin remedio. Se sienten desasisti- dida. Los niños empiezan a ver que estos sentimientos
dos de toda ayuda humana. van a alguna parte; perciben que existe alguien que pue-
~ Parl!..,pode..r. ~darlos. es .@portante que nosot~ de darles amparo y comprenderlos, y por eso pueden ser

~
mismos no quedemos anulados y vacíos. (El no illirar Y. elaborados y asimilados como parte de su experiencia
no escuchar de los niños autistas forma parte también de ser un ser humano. Es imposible que logren esto los
de sus reacciones anonadant~) Este anonadamiento objetos autistas duros y las figuras autistas blandas,
que ejercen los nmos autistas desempeña un papel tan que no son humanos; no hacen más que tapar las aflic-
importante en su sensación de •nada• como el hecho de ciones. Son supresores y hacen que las explosiones de
ser cuidados por una madre deprimida que, animada pena e ira hagan implosión y •se guarden•. Así, las aflic-
por las mejores intenciones, no pudo constituirse como ciones de estos niños no son elaboradas, y permanecen
una presencia viva, confiada, juguetona. La experiencia sin experimentar las trasformaciones que examinamos
infantil de un niño autista psicógeno es muy diferente en el capítulo 2 en relación con el •metabolon•. Esta falta
de la de un infante más normal, según lo ha observado de •metabolización• fuerza a una mayor dependencia
el doctor Robert Olin. A los cuatro meses y medio, esta compulsiva de objetos sensación y figuras sensación a
beba por casualidad hizo caer al suelo unos objetos que fin de acallar sentimientos de dolor. Como veremos en el

128 l:l!l
capítulo 6, cuando examinemos el material clínico de La situación de amparo psicoterapéutico
David, sus sentimientos guardados, que han hecho im-
plosión, pueden ser dramatizados en el curso de la psi- Es evidente que T. S. Eliot conoció bien esta situación
coterapia por la vía psicosomática de una erupción pu- dolorosa de privación que los niños autistas describen
)
rulenta o un quiste. Esto abre la posibilidad de hablar- después con las expresiones •agujeros negros• y •nada•.
les y comprenderlos. Niños más normales expresarían Estas manifiestan una situación elemental de pérdida y
esto mismo en un juego dramático. falta intolerables. Una situación así puede representar
una oportunidad o una amenaza. Puede ser insensibili-
zada por medio de prácticas autistas de manipulación, o
La asimilación de experiencia constituir la oportunidad de actividades creadoras. Poe-
tas y artistas han sido capaces de usarla como un esti-
El trabajo clírúco indica que la ~confianza básica•, en mulo a la creatividad. T. S. Eliot encontró dónde deposi-
la definición que le dio Erikson (1951), se asocia a la tar estos sentimientos afligen tes y estériles compartién-
sensación de que el desborde de sentimientos impulsi- dolos con otras personas a través de la disciplinada for-
vos es •amparado• y administrado con sentido común. ma de un poema. Para otros, diferentes variedades de
Así se los percibe puestos a salvo, y que no harán implo- actividad estética proporcionan una •situación de am-
sión sobre el mismo niño. Por falta de confianza básica y paro•. El juego de los niños es una de estas actividades.
de un sentimiento de seguridad, estos niños no pueden •Ampara• y les permite elaborar sus sentimientos de ca-
· producir el necesario acto de fe que hace falta para pa- rencia aguda y sus miedos de ser •relegados• y olvida-
sar de una dependencia de muletas y tranquilizantes dos. Pero antes de que puedan recurrir a esta •situación
tangibles a una confianza en trasformaciones intangi- de amparo• estética, los niños autistas tienen que reci-
bles, como figuraciones mentales, imágenes, recuerdos bir un amparo firme dentro de la concentrada atención
y pensamientos. En ausencia de estas posibilidades de una persona vivaz y solicita. Por eso, como se enun-
mentales, el juego no puede comenzar. ció en capítulos anteriores, el estado anímico del psico-
He de examinar ahora el tipo de psicoterapia que pa- terapeuta y el clima emocional del encuadre psicotera-
rece conveniente a la naturaleza autista de estos niños péutico son factores importantísimos en su tratamiento.
que no juegan. Los ayuda a elaborar experiencias infan- Se podría pensar que los estados autistas, que cono-
tiles que fueron intolerables, a consecuencia de lo cual cen una coartación tan traumática del desarrollo de 1
algunos de ellos pueden empezar a jugar. psique, no son aptos para una psicoterapia. En reali-
dad, empero, eso es justamente lo que necesitan los pa-
cientes aquejados de autismo psicógeno, puesto que en
Psicoterapia de estados autistas su primera infancia les ha faltado un ambiente psicoló-
gico adecuado. Si se dan las condiciones necesarias,
Desciende amante, desciende sólo metafóricamente hablando, el psicoterapeuta sopla la
Al mundo de soledad perpetua ... débil llama de la psique hasta que prenda; y ese soplo
A la tiniebla, la destitución consiste en la comprensión de la fuente de la inseguri-
Y el despojo de todo bien dad de estos niños y en proporcionarles una situación
Desecamiento del mundo del sentido dentro de la cual puedan empezar a establecer nexos
Evacuación del mundo de ilusión mentales con un terapeuta que sea experimentado co-
Inopia del mundo espiritual ... mo una madre nodriza. Lo llamamos trasferencia tnjan-
lfl. Para que se establezca, se tiene que moderar el uso
T. S. Eliot, •Four quartets• cl1· ohjdos y figuras autistas con dominante sensorial.

130 1: ll
nas claves sobre esto de la manera que paso a referir.
(Va a terapia una vez por semana.) Cuando Thomas su-
bió las escaleras para su sexta sesión, en lugar de diri-
girse a la sala de espera, como era usual, esquivó a la te-
<-~
rapeuta y entró de un salto en el consultorio. Después,
cuando la terapeuta y yo discutimos esta cuestión jun-

-~ tas, decidimos que ella estuviera alertada sobre esto en


la sesión siguiente, y que Thomas seria llevado con sua-
vidad, pero con firmeza, a la sala de espera. Me pareció
importante que aprendiera a esperar a fin de que con-
trolara su impulsividad. Además, esquivar de un salto a
la terapeuta para entrar en el consultorio la suprimía en
su función decisoria. Esa acción soslayaba las disposi-
ciones que ella había tomado. Destruía de este modo el
marco de la sesión.
Entonces, cuando Thomas vino a su próxima sesión
(la séptima), la terapeuta lo condujo a la sala de espera.
Tras esperar allí hasta que llegara el momento estipula-
do para el comienzo de su sesión, lo fue a buscar para
La trasferencia mjWlttl R§ta diftere del concepto fre!J- llevarlo al consultorio. Una vez aquí, en lugar de yacer
diano clásico de trasferencia. En la trasferencia infantil en el piso, como en sesiones anteriores, de una manera
s~ c,llri~n ~J.~~euta sentiffiientos_de bebé que de§- casual y amenazando por momentos con arrojar objetos
51ertan en la situación de tratamiento. Qui.ero darles un a través de la ventana. Thomas caminó deliberadamente
ejerrÍpí;de~fá. trá.STereñcia"lñlanill, tomado del trabajo de hasta la mesa donde estaban los objetos dispuestos pa-
una talentosa psicoterapeuta que me visita semanal- ra su uso. No hizo nada con ellos en esta sesión, pero se
mente en demanda de supervisión. Thomas, de siete mantuvo sentado y los miraba. En la sesión siguiente (la
años, lleva seis meses de tratamiento, y fue autista des- octava). Thomas otra vez se dirigió a la mesa y. tomando
de su nacimiento, época en la cual su madre se encon- la muñequita, arrancó un hilo de la alfombra y suave-
traba muy deprimida. Esta dice que en ciertos periodos mente lo puso en la boca de la beba, como dándole de
Thomas parecía estar saliendo de su cascarón, pero ella mamar, al mismo tiempo que hacía movimientos de suc-
cree haberlo devuelto ahí. No obstante, su autismo no se ción con su boca.
ha vuelto tan arraigado como el de otros niños que he En nuestras lucubraciones sobre el arrancar mano-
visto. Su progreso ha sido alentador. jos de hierba o pelos de la alfombra, su terapeuta y yo " ,
Thomas no jugaba y no hablaba. Había desarrollado nos preguntamos si Thomas no arrancaría cosas pro tu- ¡..

una pieza de comportamiento que afligía mucho a su berantes, como pezones. El trabajo clínico con estos~
madre: arrancaba manojos de hierba cada vez que esta- ños me ha mostrado qile ellos creen que el pezón ~aboto­ (t)

ba en un parque. Repitió esto en la situación de terapia, na• el pecho y, también, los •abotona• a ellos al pecho.
donde arrancaba manojos de la alfombra. La terapeuta Se lo vive también como iaparte creadora y dadora de
le impidió que lo hiciera, y juntas nos preguntamos por vida del pecho, que le permite funcionar. Se lo percibe
el sentido de este arrancar. (No nos gusta impedir una como aquello que reúne a madre e hijo.
actividad sin comprender lo que impulsa al niño a desa- Al nrrancar los manojos protuberantes como pezo-
rrollarla.) Trascurrido un tiempo. Thomas nos dio algu- tlf ~H . Thomns atacaba estos lazos y así despojaba a su

'\
132 " 1:1:1
j)o_A--e e~
.::;_.----
madre de sus partes integradoras, dadoras de vida . chazo de nuestras iniciativas por estos niños mine
Otras veces parecía arrancar manojos de alfombra y de nuestra confianza. Con firmeza, tenemos que hacerles
hierba para cubrir su cuerpo vulnerable, apenas envuel- presente que la ausencia de la madre nodriza no se pue-
to en una piel tenue. Expresado en general, esa activi- de evitar por el uso de taponaduras de dominante sen-
dad estaba destinada a darle seguridad. No quiero dar a sorial como los objetos autistas ni de tranquilizantes co-
entender que Thomas pensara todo esto de la manera mo las figuras autistas. Poco a poco, a través de la tras-
definida y organizada en que lo he enunciado. El era mo- "'"'j ferencia infantil, los niños empiezan a poder tolerar la
vida por impulsos primitivos originados en la infancia ausencia y la añoranza del ob eto socorredor. Con los VI
[ pero que seguían activos. Sin embargo creo que en la si· términos de Bion (196 , •e pecho desea o empieza a A)
tuación presente Thomas era plenamente conciente de ser sentido como una idea de Mpecho faltanteM y no de~
que este ~arrancar• molestaba a su madre. Cuando de Mpecho malo presente"• (o sea, como un •agujero negro•
este modo ella quedaba molesta y debilitada, él sentía o •nada•).
que era como arcilla en sus manos y que podía hacer Cuando estos terrores de no existencia soJl.!!l!,t!~dos
con ella lo que quisiera. Esto no era avidez. Formaba or un cuict_i!i;Li]le..wanza._ firm~ orientado por el sen-
parte de la lucha de poder en que estos niños están em - do común, que esté en contacto con los terrores de es-
peñados. Para sentirse fuerte. Thomas tenía que debili- tos niños y también con su destructividad prtrr-..itiva, se
~c¡,_Q tar a la otra persona. Para ser •alguien•, tenla,gue cofí- forman lazos de cooperación con seres humanos intere-
~ vertir a la otra persona en •nad~. Te¡;¡Ta qne rdesechar - sados, y ellos empiezan a experimentar a otros seres hu-
la•, qulií porque él mismo se hQbíe_ s~~~~o· .
~ manos como personas separadas de ellos. Y como per -
Es1o armo~ con SI 1 scn~ióu Q$:. ser un ~d~sech~·· sonas que no se pueden •suprimir•. Los niños empiezan
c5TJ Bajo la superficie de su exterioridad pasiva, estos ni- a tomar conciencia de que echan de menos a personas a
ños son pequeños tiranos. Sdn como •gallos en el galli- quienes necesitan, y de su propia carencia. La consis-
nero•, muy dominadores y controladores. Cuando Tho- tencia y firmeza del terapeuta los ayuda a desarrollar
mas quebrantaba las disposiciones usuales y esquivaba una fe en la continuidad de la existencia, y así las au-
de un salto a la terapeuta para introducirse en el con- sencias empiezan a estimular figuraciones mental s,
sultorio, d · su presencia y sus disposiciones. fantas1as, recuer os pe en es ~nsamientos . Tam-
Hacer qu Thoma aprendiera a esperar, esta~~eció 1~ bféñ.los padres puedeii ayUdar a que el niño mantenga
~Jfisten . e a erapeu como una persona que no po- al terapeuta vivo en su evocación durante las ausencias.
día ser anulada. El no podía pasar por encima de sus El niño es ayudado a tolerar la espera. En lo profundo,
tllsp(>sidóñ.es. Ella no era suprimida. Como vimos, esto s;;:e:-:e;;;m
;:;:u:p~I:P
eza
;:r.:;-;;a;-;eP.s5lfu~brrte.,;.c"'e;;;t;r-dmse-ze<l'srt:tezrf'tññ~n apego al pecho
tuvo sorprendentes resultados. Thomas empezó a jugar. que amamanta.
Ahora podía elaborar con su terapeuta aquellas situa- Por mi parte, que soy escéptica en la mism.a medida
ciones infantiles que habían coartado su desarrollo que confiada, siempre me sorprendo cuando estas tras-
t emocional y cognitivo. formaciones se producen. Pero ellas no ocurren por arte
La trasferencia infantil es la situación que lo reúne_ de magia, sino que son el resultado de un trabajo duro y
t2d~y que pone en marcha trasformaciones dinámicas, una falta de rebuscamiento. El trabajo terapéutico con
tales ~}~_posibilidad de usar juguetes como símbo- los niños autistas no tiene que ser sentimental, sino que
lo~ara elaborar estados de aflicción. Para que ocurra-
se lo debe llevar a cabo con los pies en la tierra. Algunos
~~ esto: tenemos qÜe hacer sentfr nuestrá presencia como psicoterapeutas se conduelen del trágico estado de estos
t~nipéu~s. ffo podemos permitir ser •desechaaos • ~
~\M
niños al punto que los consienten. Es lo peor que po-
manera que' nuestras funciones se vuelvan nulas y va- drían hacer. Si bien es muy poco lo que son capaces de
~ cías. Tenemos que seguir adelante y no dejar que el re- logra r, estos niños se consideran muy poderosos. Por
!""~ r .., ~ .l ~4" c...-v- ~~ f, _, J,~
134 1: \ p
~- ejemplo, cuando pudo hablar, un niño autista dijo~ tafóricamente hablando, los niños empiezan a sentirse
el Rey•. Qtro niño gue !mblaba diJo gue é),cra.,•I;>ios•. Es- dentro del amparo seguro de los •brazos• psíquicos de
tos niños han desistido de hacer esfuerzos. Su desarro- un terapeuta que conoce la psique de ellos.
llo ha seguido una senda caprichosa de no cooperación Algunos terapeutas a quienes supervisé, que estaban
....
con otras personas, en primer lugar con la madre. Es acostumbrados a emplear una técnica de juego, mani-
muy poco lo que han asimilado de manera directa. La festaron sus dudas sobre mi insistencia en ese conteni-
batería de reacciones innatas que constituye nuestra rn:Jento estricto para el trabajo con estados autistas. Les
herencia humana ha recibido un empleo fatal para la parecía que ello impedía al terapeuta investigar lo que
andadura del desarrollo cognitivo y emocional. Estos sucedía en la psique del niño, y a este, expresar sus fan-
niños son como ovejas que, sin que ellos mismos tengan tasíasrPero en un estado au ta los niños tienen sea§
0 la culpa, se hubieran descarriado. Necesitan que la fir -
meza disciplinadora del pastor los devuelva al redil de
psiquk carecen an o se percatan e su se-
paración del terapeuta, lo que significa que disponen de
las experiencias compartidas. Cuando esto ocurre, ad- ..... -poco •espacio donde pueda desplegarse la fantasía como
~ viene la trasferencia infantil. Al sentirse protegidos y J acción tentativa y, en consecuencia, el pensamiento ex-
cuidados de una manera realista, basada en el sentido ' pertmental• (Meltzer, 1975).
común, empieza a aminorar su aferramiento compulsi- En el campo educacional existe una diferencia simi-
vo a objetos y figt!ras autistas. Comienzan a proaucfrse lar de opinión entre los maestros de niños pequeños que
encuentros a e juego entre terapeuta y niño. usan los métodos pedagógicos de juego de Froebel y los
Abrazar a los niños en este amor severo signlftca cui- que prefieren los de Montessori. Yo me formé corno froe-
dar que losJ,ímites de la sesión. &ean. siempre claros e beliana, y solía mirar desaprobatoriamente la insisten-
inequívocos. En la medida de lo posible, iniciamos y cia de Montessori en que el aparato educacional propor-
terminamos la sesión a la hora estipulada. Nos empeña- cionado al niño no se usara de otro modo que para el fin
mos en que el niño pase por la sala de espera. Poco a po- al que estaba destinado; en suma, que su función debía
co desalentamos que traigan juguetes del hogar o de la ser respetada. Me parecía que esto coartaba el uso ima-
sala de espera. o que se lleven juguetes o dibujos a su · ginativo del material por parte del niño. Pero mi trata-
casa. Esto ayuda al niño a establecer una dlstlncióq cla- miento de niños autistas, de los cuales casi seguramen-
ra entre su hogar, la sala de espera y el consultorio."Deja te Montessori tuvo algunos entre sus niños con subnor-
establecido que .se trata de lugares separados y que no malidad mental, me ha convencido de que ellos son dis -
se los puede aderezar para borrar el hecho de la separa- tintos de todos los otros niños que vernos. Necesitan que
ción corporaL Esto ayuda a los niños a tomar conciencia los alentemos a usar los objetos con arreglo a su función
de los límites de su cuerpo y a sentir que una piel pro- realista compartida, y no a su modo idiosincrásico, do-
tectora los envuelve. Además, se los disuade de hacer minado por sensaciones. Esto los conduce a la soledad y
cosas fuera de los limites del consultorio. Por otra parte, la locura. Es sólo sobre la base de un uso respetuoso de
el terapeuta no abandooa Ja saJa, ni permite que colegas las personas y los objetos, que los reconozca en su natu-
interrumpan Ja sesión. En reswnen, se desalienta todo raleza y función intrínsecas, corno puede entrar en esce-
lo que pudiera romper la •piel» de la sesión. Este •ampa- na la imaginación promotora del desarrollo.
ro• firme pero afable ayuda a los niños a sentir que se
encuentran a salvo para abandonar sus rígidos contro-
les. Pueden entonces s~perar los crecientes sentimlen- La relación con los padres y con el terapeuta
tos de •falta• ocasionados por vacaciones, fines de se-
mana y otras ausencias del terapeuta. se las empieza a Es importante también aumentar la confianza d~ los
utilizar como oportunidades, ya no como amenazas. Me- pudres en que tienen cosas para dar a su hijo; así po-

136 l :\7
drán yugular sus modalidades deletéreas y antisociales Reflexiones finales
con el convencimiento de que tienen algo mejor para
darle. A medida que la psicoterapia ayuda a padres e hi- La situación en que se encuentra el lactante lo pone
jo a relacionarse, aquellos pueden dar lo que la mayoría frente a todas las circunstancias posteriores de la vida a
deseaba, pero que no ofrecía por la repulsa que sufría. las que todos tenemos que enfrentarnos. Entran en es- \
Los padres pueden desempeñar un papel vital en la re- cena la ira por la frustración, y la gratitud por la satis-
cuperación del niño, y es preciso tenerlos al tanto de los facción. Están la pena y el duelo por la pérdida. En el '\
progresos que este hace en la psicoterapia. tratamiento, es preciso ayudar a los niños~mtistas a to- ~~ .0,
!erar pro~sos primitivos de duel9. En el camino por el ~
La trasferencia. A veces se afirma que los niños autis- cual el •peclio• es obliterado y, después, reconocido y ~
tas desarrollan una •trasferencia psicótica•. Esta es ca- atacado por frustración, y reparado por pena y gratitud,
racteristica de los niños de tipo esquizofrénico queman- se establece en la mente del niño como un recuerdo in-
tienen una relación confusa con sus padres. No es tan tegrador e integrado. Pasa a ser un estabilizador que re-
correcto afirmarlo en relación con los niños autistas, cu- gula la impulsividad de estos niños, de modo que no os-
yas capacidades incipientes de establecer vínculos es- cilen con violencia entre sentirse Señores de todo su
tán deterioradas o, en casos extremos, destruidas por castillo o insectos desvalidos bajo la amenaza de ser
completo. Es más converúente definir las respuestas lni- aplastados por rivales inmisericordes. Empiezan a sen-
ciales del niño autista al terapeuta como una trasferen-. tir que son seres humanos ordinarios capaces de jugar.
cia obstruida, en la que trasfiere sobre el analista su no Los objetos y las figuras sensación son supresores y un
relación con sus padres. Los objetos y las figuras autis- medio de huir de la realidad. Bloquean la capacidad de
tas han obstruido estas relaciones humanas. Tales obs- juego, que, como lo aprendí en el estudio del juego de un
trucciones autistas suelen ser muy activas en los prime- grupo de niños en su periodo de latencia (expuesto en el \
ros días del tratamiento. Sólo cuando se las modifica, si capítulo 9), permite a los niños enfrentar la realidad
es que se lo consigue, pueden los pacientes desarrollar (Tustln, 1951).
una percatación de otros seres humanos y una capaci- Los epigramas que encabezan este capítulo mues-
dad de representación simbólica. El analista acaso pase tran que tanto Platón como Aristóteles comprendían el
entonces a representar el pecho nutricio. Esta es la valor del juego en el desarrollo psicológico humano.
esencia de la trasferencia úifa.nta.. Se desarrolla cuando Coartada su capacidad de jugar, el niño autista anda
los niños empiezan a experimentar un amparo que les por senderos calamitosos. Esto se ejemplifica en el capí-
da seguridad y confianza y cuando su atención se enfo- tulo 6, que se refiere a un niño de tipo autista, a quien
ca sobre un terapeuta, presencia viva y activa que no he llamado David.
puede ser suprimida. Es alguien que no teme sus be-
rrinches y puede refrenar a los niños cuando hace falta,
así como los puede gratificar. Esto alivia su relación ac-
tual con los padres, librándola de la desesperanza ape- ' ,--. ;'\.-_ A q_ Qí 1
;>~ - -.Q
nada y de la falta pasiva de cooperación que habían
vuelto nulos y vacíos todos los intentos de entrar en re-
lación con ellos. A medida que el analista pone mano en
~e-~
las aflicciones infantiles, los padres acaso empiecen a
disfrutar el despliegue de la relación actual del niño, cu-
yas posibilidades habían estado antes ahogadas en su
germen.

1: 11~ :1! 1
1
6. El niño que me enseñó sobre la
encapsulación autista

Figura l. El monstruo de Davtd Figura 2. La armadura de Davtd


(foto: David Carr, Paris). (foto: David Carr, Paris) .

En este capítulo presento material clínico de David,


que me enseñó sobre la encapsulación autista. Como he
hecho con el material clínico de John, de quien aprendí
acerca del •agujero negro•, que he reproducido de Autis-

111 1
tic Barriers in Neurotic Patíents, tomo el material clínico los seis, pudiera recibir terapia en Londres. David fue
de David de mi primer libro, Autism and. Childhood Psy- alojado en un Hotel Infantil, de donde lo llevaban a los
chosis.1 No obstante, la discusión del material de David, masajes cotidianos. Los padres vivían a cierta distancia
como la del de John, resulta considerablemente amplifi- de Londres, y rara vez lo podían visitar. Cuando David
cada con la incorporación de descubrimientos posterio- tenía trece meses, la mas~ista decidió que necesitaba
res. El material clínico tanto de John como de David ha más a su madre que a los masajes, y entonces lo devol-
constituido la base de toda mi reflexión sobre los esta- vió al hogar con la columna derecha pero con todo el es-
dos autistas. (El desenlace de las psicoterapias de John cenario armado para un desarrollo psicológico torcido.
y de David se explica en el capítulo 3.) A los cinco años lo mandaron a la escuela del pueblo,
Fue algunos años después que John había termina- donde lo encontraron incapaz de aprender. Por eso lo
do su tratamiento cuando empecé a trabajar con David, enviaron a una escuela de pupilos Rudolf Steiner, y de
que me veía cuatro veces por semana. David, a diferen- esta, a un internado en Londres, establecido en el domi-
cia de John, no era un niño autista del tipo clásico de cilio del maestro, porque la escuela RudolfSteiner apre-
Kanner. Además, era mucho mayor que John, y habla- ció que David necesitaba de un cuidado hogareño indivi-
ba. Había sufrido una separación geográfica traumática dual, muy personal. Allí, el maestro, muy perspicaz, em-
de ~u madre en su temprana infancia, que suscitó un pezó a pensar poco a poco que las dificultades de apren-
predominio de reacciones autistas protectoras. El ma- dizaje y conducta de David eran posiblemente emocio-
terial clínico que presento ilustra con claridad sobre el nales, y entonces lo derivó, a la edad de diez años y cinco
desarrollo de la encapsulación autista como un modo de meses, al Hospital de Niños de Great Ormond Street.
protección de su lastimada vulnerabilidad. Los tests no comprobaron anormalidades orgánicas. Pe-
ro el psicólogo educacional lo encontró inapto para los
tests, porque se limitaba a dibujar una casa en ruinas y
Material del caso no respondía a los cuestionarios, sin duda convencido
de que había llamado la atención sobre la esencia de sus
David me fue derivado a la edad de diez años y diez problemas. En el informe de la maestra se decía que era
meses con el diagnóstico de psicosis infantil. Los hechos incapaz de aprender en la escuela y que tenía estallidos
significativos de su historial temprano eran que David repentinos de frustración, provocados en general cuan-
fue el menor de dos varones. La madre había deseado do debía compartir cosas con otros niños. No estaba se-
una niña, y, cuando David nació con su columna verte- guro fuera del instituto, porque caminaba por la calzada
bral no del todo derecha, ella juzgó que tenía un t:uJo bal- con desdén del tránsito y a menudo chocaba con árboles
dado. Él padre había tenido el mismo defecto, que no le y postes de telégrafo, como si no los viera. Permanecía
había traído mayores inconvenientes. Pero cuando la muy aislado de quienes lo rodeaban, y su habla parecía
madre de David conoció a una masajista de Londres, más destinada a aliviar tensiones que a comunicar.
que se prometía curar la anormalidad fisica de David
siempre que lo pudiera tratar en su temprana infancia,
decidió que David recibiría los masajes aunque ello im- Material clínico
plicara separarse de su bebé. (Estos hechos se produje-
ron antes de que los trabajos del doctor Bowlby sobre El material clínico de David pone en evidencia sus
las consecuencias de una separación temprana de la reacciones a las separaciones de la situación de trata-
madre se constituyeran en un tema de la prensa popu- miento, que, como cabe imaginar, siempre fueron lace-
lar.) Con fuertes sentimientos de infelicidad, la madre de rantes. La presentación de un material psicótico resulta
David empezó a destetarlo a los cinco meses, para que, a rn extremo dificultosa:

14' 1": \
l. Está el eterno problema de usar palabras para lo bricación de una armadura. El material abarca varias
que en su origen fueron experiencias preverbales. Un sesiones, por lo cual he debido resumirlo. Corresponde
material de esta clase reclama ser presentado de una a un período en que David, que por entonces tenía ca-
manera más evocativa que razonada. torce años, había empezado a viajar solo desde Hamps-
2 . El material de los pacientes psicóticos es tan ex- tead hasta mi consultorio de South Kensington. El ma-
~
traño que resulta imposible exponerlo corno haríamos terial del •monstruo» guarda relación con sus reacciones
con un teorema de lógica. Es una trama primitiva. El ni- a las vacaciones de mitad de año de la escuela, que sig-
ño y el terapeuta juntos parecen urdii- un poema, o re- nificaban que el tratamiento se debería interrumpir du-
presentar un drama, en el intento de establecer comuni- rante una semana para que él pudiera ir a su casa en la
cación. campaña. Desde luego, ya era mucho más apto para to-
3. El hecho de que en la experiencia de David sujeto y lerar su separación física del mundo exterior, pero pro-
objeto se entretejieran en una trama tan apretada vuel- porcionó una demostración eficaz de aquellos estados
ve dificil seguir el material y exponerlo por escrito. de diferenciación relativamente mínima y de terror casi
4. David ve análogos unos objetos que nos parecen absoluto que le sobrevenían cuando se sentía en peligro
tener poco en común. Ello se debe a que atiende más a inminente de catástrofe. Desde luego, sólo cuando se
similitudes que a diferencias. Así corno un niño pequeño han superado los estados autistas de inhibición y de no-
asimila una tetera hirviendo y un tren de vapor porque cornunica'Ción pueden los pacientes contar cómo era
lo importante para él es el humo, en el que además pue- aquello. Por eso, un valor del material de David es que
de encontrar una analogía con sus propias sensaciones nos permite estudiar la encapsulación autista desde el
corporales, en el material que presento David asimila punto de vista del paciente y ver cómo la experimentaba.
una pelota, un caldero y un pecho en función de sus No comprendí este material cuando originalmente me
propias sensaciones físicas. fue presentado de la manera más cabal en que ahora
5. Acaso el lector tenga las mismas reacciones at- creo entenderlo. Pero aportar un material clínico de una
mosféricas que yo experimenté frente al material. Tras época en que yo tenía una experiencia mucho menor tie-
una de estas sesiones, apunté: •Me resulta muy dificil ne la ventaja de que el material del paciente aparece re-
concentrarme en estas sesiones. David hablaba sobre lativamente exento de la influencia del esquema de com-
esto y aquello de una manera al parecer deshilvanada. prensión que hoy le aplico, y que deseo desarrollar corno
Sus palabras fluían en torno de mí corno una capa tan- terna de este capítulo.
gible, envolvente, tanto que me era dificil concentrarme
y prestar atención a su significado. Me costaba un triun-
fo pensar y hablar». Me terno que esta misma sea la ex-
periencia del lector, por más claridad que haya querido
' Sección l : el monstruo

introducir en la presentación del material. Por otro lado, Cuando ya se acercaban las vacaciones de mitad de
cierto monto de participación en la atmósfera de las se- año, David intentó vivir en la ilusión de que él y yo está-
siones no está de más. Los procesos que el material bamos unidos por un cordón umbilical permanente que
ejemplifica son de dificil comprensión salvo si se los vi- nos mantenía en contacto continuo. Ese cordón era par-
vencia y se los elabora. Espero que el material sea lo te de un teléfono que él había construido con plastilina,
bastante gráfico para dar lugar a esa participación cons- y significaba una conección física que salvaba la distan-
tructiva. cia entre los dos. Pero esta extática pompa de ilusión se
pinchaba de continuo. En s1:1 decepción, él intentaba ta-
El material se divide en dos partes. La Sección l trata de ladrar mi seguridad y el gusto por mi trabajo. Por ejem-
la fabricación de un monstruo, y la Sección 2, de la fa- plo, acerca del cordel que le había provisto para su ca-

1•111 111 :)
jón, dijo: •¡Qué cordel delgado!~. Mis interpretaciones Cuando fue a recoger la pelota de debajo del diván, dijo:
eran recibidas con un desdén y una irrisión slmilares. •¡Cosa mala! ¡Se fue! ¿Por qué se metió ahí abajo?•. A
Eran •desechadas~ . Durante las sesiones, él parecía en- continuación se dirigió a la pelota con tono de mando y
contrarse en un estado de ira naciente. Dijo: •La señora desprecio: •Estás en mis manos•. (Se recordará que bo-
Fiona (era su maestra) afirma que soy muy chinchoso~. ca y manos eran aslmilables, y repárese en la boca del
Otras veces era •pegotón• y zalamero. monstruo.) Prosiguió: •¡Esta cosa llena de gas! ¡La atra-
Pocos días antes de las vacaciones, vino con los res- paré y la estrujaré y se desinflará, popl». Se puso a can-
tos de una erupción cutánea, una pústula en el segundo tar unos versitos:
dedo de su mano derecha. Dijo que la pústula había si-
do •un monstruo•. Jugó con la palabra •pústula• [boíl) y Yó tengo una mula,
habló de •hervir [boiling) de rabia•. Hizo preguntas sobre Se llama pintada.
un •caldero• [boiler] que estaba en el pasillo de salida del Le pinché la ubre,
consultorio, y dijo •puede estallar como un volcán• . Tuve Y se desinfló, ¡popl, ¡bang!
la impresión de que no hacía juegos de palabras como
los de un niño neurótico, sino que estaba convencido de Siguió diciendo: •Cuando las tetitas se resquebrajan de-
que la similitud •fónica• de las palabras significaba que jan granitos de piel muerta~ . (Se recordará que la pús-
los objetos nombrados se relacionaban de algún modo. tula apretada los había dejado también.)
Después de hablar del caldero que •estallaría como A la luz de la secuencia referida, parece legítimo in-
un volcán•. dlJo que la señora Fiona había apretado la ferir que la pelota se percibía análoga a la pústula, al pe-
pústula y •saltó una pus fea~. Llamó a esta pus «lava• y cho y a mí misma como parte de su cuerpo. Justamente
•jugo muerto• y prosiguió diciendo: •Hay un agujero todo porque los sentía parte de su cuerpo, su rabia acumula-
tapado de granitos de piel muerta donde estuvo la pús- da ante la perspectiva de una separación posible que lo
tula•. También contó en son de burla que la señora Fio- amenazaba pareció volverlos túrgidos de sustancias ve-
na le había puesto una venda, pero él la había •arranca- nenosas como un grano purulento o un volcáh. En los
do•. (David se estaba siempre arrancando pedacitos de términos de John, los convertía en un •pecho de fuegos
piel de su cuerpo; sus manos y boca aparecían a menu- artificiales•. Cuando se producía el inevitable estallido,
do lastimadas a causa de ello. A veces se veía literalmen- dejaba un agujero. En los términos de John, •Cuando
te salpicado de agujeros.) cosas feas se queman, se ponen negras• (Tustin, 1987,
Más adelante, ahuecó sus manos y dijo: •¡Es una bo- capítulo 4).
ca!•. Después, balanceando el dedo donde había tenido David entonces empezó a cubrir con plastilina esta
la pústula, expresó: •Es usted ... una muñeca-enana ... \
•resquebrajada• pelota/ pústula/ pecho1yo-como-parte-
mi lengua ... Quiero decir mi dedo•. Vemos aquí la asimi- de-su-cuerpo, acerca de lo cual dijo •Parece como si esa
lación de sus manos a su boca, y la ilusión de que yo era cosa saliera de mis dedos ... como de mi pústula ... salta
una parte mala de su cuerpo como lo había sido la pús- como una cosa de un tubo ... Son tentáculos•. Cubrió to-
tula. Se observará que la fotografia del monstruo se pue- da la pelota y además una lata para formar un cuerpo.
de ver (figura l) como un dedo con una pústula en el ex- El resultado de este envolvimiento con sustancia corpo-
tremo. La delusión de que yo era tan maleable que él po- ral mala («lava• o •jugo muerto•) fue un •monstruo•. Se
día •enroscarme en su dedo• me convertía en algo malo. recordará que al comienzo había dicho que su pústula
Después, una pelota que tenía en su cajón fue asi- era un monstruo. Así la rueda había descrito una vuelta
milada a esta pústula, porque dijo: •Esta pelota ... esta completa. Su intento de expeler la cosa. corrompida y de
pústula ... ¿oyó lo que dije?•. Esta pelota/pústula se aso- recubrirla da por resultado un monstruo. Pero la cober-
<'ió con un pecho que también había desaparecido. tura no estuvo del todo lograda porque, una vez termi-

l •lfi 1117
nado el monstruo, la pelota azul oscuro daba destellos alivia de manera explosiva. Esta erupción deja un agu-
negros a través de las cuencas de los ojos. Ante esto, dijo jero. El monstruo es el resultado de empegar el agujero
que lo miraba con •ojos mortíferos». Además, el envol- con una sustancia corporal externada para convertirlo
vtmiento con su sustancia corporal supmúa que eso vol- en una parte ensanchada y extraordinaria de su cuerpo.
vía a ser parte de su cuerpo. Parece existir una oscilación entr~ hinchazón, tur-
Cuando se iba para sus vacaciones de mitad de año, gidez, explosión y hundimiento, donde el objeto hundido
me encaró con una mirada diáfana, directa, muy dife- sigue siendo parte del cuerpo. En su ascendente oleada
rente de su contacto visual esquivo, opaco, que usaba de pánico e ira al descubrir que yo (la pelota/pecho) es-
en las sesiones, y dijo •La señora Fiona dice que estoy toy separada de él, David intenta atraparla para sí. Este
deprimido. ¿Eso es lo que me pasa? Me siento muy mal,
y no sé qué hacer. Me duele el cuerpo. Tengo como arena
' morder y aferrar se percibe tan destructivo que el sujeto
queda reducido a pulpa. Entonces es expelido. El aguje-
por todo el cuerpo, y llena de arena la boca». (Según mi ro torna a aparecer. Puesto que David y el pezón se per-
experiencia, en estos niveles, la tensión penosa de una ciben atrapándose como objetos casi inertes, el agujero
frustración acumulada se experimenta en una modali- los aflige a ambos. Un desastre los separa. El lector ad-
dad corporal como arena, grava, espinas, alguna sus- vertirá que mi dificultad para describir este estado se
tancia pinchuda desmenuzada, vidrio molido o alguna debe a que las ansias de la separación se experimentan
cosa que provoque irritación. Ciertos pacientes neuróti- en un estado de inmediatez ameboide, absorbente, que
cos han descrito una vivencia semejante diciendo que otras veces está cubierto por un •cascarón».
sentian su cuerpo, y todo en derredor, lleno de arena.) David intentó después abordar ese estado de terneza
En el material presentado, David usa su pústula y el túrgida y de hundimiento inminente ejemplificado por
monstruo como modelos de procesos que se han con- su dedo explosivo. Lo hizo metiéndose en un cuerpo pre-
vertido en un círculo vicioso y han conducido a un tipo fabricado por él mismo. Estos son los procesos que se
de depresión que lo hace sentirse poseído por una cosa demuestran y discuten en la Sección 2.
mala. Como O'Shaughnessy (1964), en su trabajo sobre
el objeto ausente, dijo sobre un paciente de ella que
también funcionaba en estos niveles volcánicos: •La Sección 2: la armadura
muerte lo miraba a la cara». Pero se trataba de algo peor
que la muerte. Lo que escruta a David desde el ojo del Cuando David se acercaba a la Navidad que siguió a
monstruo, como desde las cuencas vacías de una cala- las vacaciones de·mitad de año que acabamos de descri-
vera, parece ejemplificar lo que Bion ha denominado •te- bir, intentó sonsacarme una caja grande de cartón, se-
rror sin nombre», un terror de la muerte experimentado gún dijo, •para poder hacer un cuerpo y meterme aden-
antes que se desarrollaran los conceptos. Hasta donde tro». Después declaró que eso iba a ser una armadura
sea posible ponerlo en palabras, el terror parecía ser de que lo protegería •del monstruo con el agujero». No le di
una extinción violenta, del final del mundo, donde el una caja grande de cartón, pero sí un poco de cartón.
pecho es el mundo del infante. Pronto se puso en evidencia que en sus maniobras per-
El material de David parece mostrar que en el mo- suasivas para que le diera ese cartón, me había experi-
mento en que la amenaza de separación corporal hace mentado como a una cosa inerte, maleable, que le ha-
intrusión en él, el dedo bienaventurado, que se había bria permitido obtener algo extra sobre los demás niños.
usado como si fuera una parte blanda y maleable del No podía verlo como un acto servicial, cooperativo, de mi
cuerpo de la madre, se puso túrgido con una sustancia parte.
dolorosa. La pústula aparece usada para expresar la no- Con el cartón hizo un casco y una manopla de arma-
ción de ensanchamiento, que se ha vuelto penoso y se dura. Durante el tiempo que le insumió fabricar la ar -

lllH 111!)
madura, habló de su padre. Creía arrancar partes de su cometido un error en su cuaderno escolar. Se refería al
padre como si este fuera una cosa inerte. Por ejemplo , •lindo nido pardo [brown) que la madre pingüina cons-
dijo •Ahora tomaré algo de su cabello•. ~Ahora tomaré su truye en las piedras•. (Hay aquí un indicio del nido de
oreja». •Esta es su nariz». Habló del padre como de al- \ l l crías discutido en el capítulo 9.)
guien muy fuerte y que tenía •músculos enormes•. Después de terminar el casco, construyó la manopla
Al parecer, el cuerpo con el que deseaba igualarse te- de la armadura dibujando el contorno de su propia ma-
nía cualidades masculinas, pero era un cuerpo fabrica- no. Durante toda la sesión se lo vio impenetrable, inter-
do por él mismo. La confusión resultante de protegerse poniendo una barrera de charla, parte de la cual se refe-
con ese cuerpo auto-fabricado se puso en evidencia con ría a un cuento que había leído acerca de un grupo de
ocasión de lo que después temí que hu hiera sido un animales que vivían en una casa pre-fabricada. Al irse,
error por mí cometido. Este consistió en que le cedí mi me contó que había leído un cuento sobre •un pequeño
asiento. Al obrar así, respondí a algún gesto corporal de ídolo de metal• que cayó de su nicho.
su parte, o sea, respondí como si existiera una comuni-
cación corporal a través de un cordón umbilical telefóni-
co. La razón manifiesta de este cambio de asientos fue Discusión del material del mwnstnJo. y la •armadurQJ>
que de ese modo él podría pintar la parte de atrás del
casco de la máscara, algo de escasa importancia compa- En el material alel monstruo, un objeto externo ate-
rado con el mantenimiento de mi correcto papel. Me di rrorizador es emparedado y encerrado. En el material de
cuenta de que me había comportado como una •muñe- la armadura, David como sujeto es emparedado y ence-
ca-enana• , como su lengua o su dedo. No obstante, esta rrado para protegerlo de cosas terroríficas. Es como si
incorrecta maleabilidad de mi parte nos ha procurado nos hablara de una época en que le parecía salirse de su
un esclarecimiento fecundo sobre su uso de las otras piel con espanto y engendrar después una más dura
personas. Las usaba como un material maleable, a mo- que lo cubriera y protegiera. La doctora E. Bick (1968)
do de plastilina, que podía manipular. (Véase el material expuso una conducta de este tipo y la llamó •fenómeno
de Ariadne acerca del látex en el capítulo 7 .) Cuando vol- de segunda piel». Esta parece ser una maniobra de •hui-
vimos a nuestros asientos habituales, él dijo •Se la veía da» protectora desesperada, como las experiencias de
muy diferente cuando estaba sentada en mi silla. Sepa- salirse del cuerpo que expusimos en el capítulo 2. Esta
recía a mí. Espero que yo me pareciera a usted cuando maniobra hace que el niño se sienta protegido, pero si se
estaba sentado en la suya. Tal vez usted es yo y yo soy abusa de ella como recurso exclusivo trae consecuen-
usted•. No lo dijo por ingeniosidad, sino muy en serio, cias invalidantes. A causa de esta encapsulación, David
como si en realidad estuviera confundido sobre las per- se siente convertido en un invulnerable •pequeño ídolo
sonas, y pensara que el acto superficial de trocar sillas de metal•, pero comprende que es un ídolp caído. (La
pudiera trocarnos al uno en el otro. También se demos- omnipotencia y la caída desde ella traen por resultado
tró que esto había confundido sus funciones intelectua- reacciones autistas.) La pelota/pecho es puesta en una
les. Cuando se sentó en mi silla, no se lo vio nada cómo- vitrina pero al mismo tiempo es empegada. Las manio-
do, y dijo con una mueca de disgusto: •Su lindo nido cá- bras de encierro y emparedamiento hacen que se sienta
lido [warm) donde ha estado sentada•. A continuación a resguardo, pero bloquean el desarrollo psíquico.
declaró que en casa de la señora Fiona nunca le gustaba En ambas piezas del material, David pone en eviden-
sentarse en la silla de otras personas: •pueden haber de- cia que sus experiencias infantiles están activas. Es po-
jado ahí un montón de lo del baño•. (La expresión que sible hablar sobre ellas por medio de las destrezas y co-
usaba para denotar las heces era •buenos chicos• [good nocimientos adquiridos por David a los catorce años.
boys; cf. good-bye).) Al día siguiente me contó que había Tratar de discernir unas experiencias infantiles refrac-

( !)() 1!) 1
t.adas por ese material equivale a mirar en un espejo dis- sus propósitos autistas. Aquella reunía los elementos de
torsionado. Es preciso tomar en cuenta esa distorsión. una personificación, pero era algo mucho más primitivo,
Por ejemplo, en su infancia, David no sabía nada de afina la ecolalia de algunos niños psicóticos. Estos •ex-
•monstruos•, ni de •arena•. ni de •armadura•. ¿Cuáles l l l traen• palabras de objetos externos, como David •extra-
serán algunos de sus posibles equivalentes infantiles? ía• rasgos de su padre, y se esconden tras una fachada
En estos dos conjuntos del material, las superficies de palabras y frases de loro. Según la certera frase de
del cuerpo parecen tener enorme hnportancia. Es posi-' Betthelhehn, han fabricado una •fortaleza vacía• . Es
ble sostener que la •arena• del material del •monstruo• una •locura• -un •chiste• sombrío - esconder el cora-
ilustra la tensión corporal expresada a través de la piel zón partido por una decepción demasiado brusca. La
que se ha vuelto eruptivamente dolorosa, como en la voz artificial del ecolálico es una burla de la cosa real.
pústula. Acaso sea un •alfilerazo de miedo• o un •eriza- El mofarse y las burlas eran un tema del material de
miento de ira• que se ha exagerado hasta lo monstruoso. David. Hace irrisión y se burla de la madre que le da un
Tal vez la armadura ejemplifique unos músculos tensos •cordel delgado•. Le parece que cualquier amabilidad o
listos para el salto, como los de un anhnal aterrado. muestra de generosidad emana de una •tierna•. que él
Quedarse •tieso de terror• puede ser una exageración de puede envolver y entrampar con sus modales •zalame-
esta tensión muscular, una reacción excesiva debida a ros•. Pero el resultado es un monstruo. Salta de su piel
la sensación de una amenaza abrumadora. Los anhna- aterrado. Teme ser hecho papilla, y reacciona tensando
les invariablemente entran en el material desde estos ni- sus músculos, que parecen convertirse en un cascarón
veles. Se recordará que David habla de una casa •pre- duro, protector - una •segunda piel- - , o sea, hoy, en
fabricada• llena de anhnales. una armadura. Lleva esto más adelante y se ashnila al
En su infancia, David había tenido todas las razones cuerpo duro del padre, que es tratado como una •cosa•
para quedar •petrificado de espanto•. La armadura, que inanhnada de la que se pueden arrancar rasgos exter-
él adorna con una bravuconada tan patética, probable- nos. (No se trata de una •identificación• con el padre en
mente sea el equivalente actual de esa tensión muscular el sentido psicoanalítico. Es algo mucho más primitivo y
dura. Otros elementos han de haber concurrido a esta superficial.) Se interesa sólo por las superficies exter-
situación básica, como •objetos autistas de sensación• y nas, y por sus propias sensaciones en relación con ellas.
•figuras autistas de sensación•. Es como si, para él, la cáscara de la naranja jUera la na-
ranja. Los rasgos externos del padre son el padre. En-
La armadura. En este material, David no jugaba a tonces la naranja y el padre carecen de existencia, como
•vestir•, como lo harían niños más normales, por más no sea la de ser vistos, tocados y manejados por él. En el
que intervinieran algunos elementos idénticos. Su acti- fondo, la sensación de palpar y meterse en la boca pare-
vidad era seriecíshna y de lo más intensa. Parecía una ce ser lo que da existencia a un objeto. No 1?entirlo equi-
cuestión de vida o muerte para él. Por este medio se sen- vale a borrarlo. Los objetos no tienen existencia salvo si
tia liberado del monstruo con el •agujero•, un monstruo él los ve y los toca.
qu e esparcía muerte. Controlaba también la •arenilla• Si tiene noticia de •entrañas• es en tanto las ligan su-
de s u irritabilidad y su miedo fisico. Encerrado en el re- perficies externas. Están huecas y vacías hasta que él
cinto impenetrable de la armadura, no podía ni ver, ni no las llene. Así como llena una bacinilla con su orina y
oír, ni tocar: los procesos de entrada y salida quedaban sus heces, del mismo modo llena recipientes vacíos. La
bloqueados. pelota/pecho es una •cosa llena de gas• cuya existencia
1""'1 •armadura• era un artefacto fabricado por David a se encuentra bajo su control absoluto porque él la ha
partIr de pedazos del padre seleccionados de manera ar- llenado, y la puede pinchar y hacer que •se desinfle•. Se
hlt mrla , un padre usado como una •cosa• al servicio de puede inferir que en la sesión de terapia siente, de ma-

1 r.·' l!i: \
nera parecida, que llena a la terapeuta con su charla vo- demasiado aguda, de una aparente rotura de ese flujo.
luminosa -su «llenar con gases», su •aire caliente•- y Esto lo pone frente al hecho de la muerte antes que un
que la puede desinflar cuando quiera. En esos estados suficiente sustento de experiencias asimiladas de crian-
de funcionamiento global, el •pecho• parece ser su expe- '., za le hubiera permitido considerarlo sanamente.
Esta hiper-definición de sus propias superficies cor-
riencia total de la •madre», y el oído de la terapeuta es la
experiencia total de la terapeuta que se encuentra bajo porales y las de objetos externos acrecienta su sensa-
su dominación absoluta. A su vez, el padre puede pare- ción de •separación• (alienación). Tiene un agujero ne-
cer un mero receptáculo vacío que espera ser llenado gro en el centro de su •ser•. El pecho no está, y su reac-
por él, traído a la existencia por él, para él. En esos esta- ción convulsiva a su trágica pérdida lo ha dejado todavía
dos, partes del objeto parecen llamar a la existencia al más •desaparecido•. Intenta con desesperación acomo-
todo. dar apariencias externas para que parezca que nada
Los fenómenos mentales lo perturban. Ellos conmue- anda mal. Luce su •picardía• para desviar la atención, la
ven sus expectativas autistas. No se prestan tan fácil- mía y la de él, del •agujero negro» del pecho roto por el
mente como los objetos materiales a formar parte de su cual se siente poseído. Esto hace que se sienta des-
estofa corporal. En su enfoque superficial y crudamente valorizado y tonto. Para compensar estos sentimientos,
materialista del mundo, el •significado» se le escapa y al hace •tontos• a aquellos que lo cuidan. Con ello, su
mismo tiempo lo fastidia. La misma palabra -por ejem- sentimiento de tontería no hace sino aumentar.
plo, «pústula•-puede tener varios significados. Una No obstante, la construcción de la armadura fue un
palabra no se liga de manera indisoluble a su significa- paso adelante para David. Usó pedazos recordados de
do, al menos para él. Esto pondría en peligro el rígido su padre real para construir ese artefacto, en lugar de
sistema centrado en el cuerpo, que le ha permitido com- pretender una cobertura total del mundo exterior como
batir sus terrores. Se ha conducido de este modo porque en el material del «monstruo•. Tratarme como a una
no puede esperar; el tiempo de la espera se llena con •tierna» a quien le podía sonsacar cartón y usarlo para
una tensión corporal monstruosa. Aprender exige pa- fabricar una armadura era un artilugio destinado a sal-
ciencia, y él la tiene escasa. En los términos del mons- var su piel. Para él, este se había convertido en un modo
truo y la armadura, impone a las cosas su propia cons- crónico de conducirse, con lo cual había quedado •piel
trucción tosca y salta a conclusiones sobre la base de sobre huesos•. Si logra encontrar (y usar) firmeza, ente-
una evidencia en extremo superficial. reza y hondura en quienes lo cuidan, su picardía puede
Cuando niño, ha sido •relegado• por circunstancias convertirse en habilidad y fineza, y la armadura protec-
externas de una manera en extremo brusca y dura. tora, desarrollarse en forma de respuestas aptas y adap-
Ahora busca una definición rígida de sus propias super- tativas al mundo exterior. En caso contrario, en su esta-
ficies corporales y las del «pecho». Todo lo que él no ligue do de rigidez con armadura, está desesperadamente en
es mo-a mh y es peligroso. Esto mo-a mh es ejemplifica- riesgo. Sobre la base de su larga experiencia con niños
do por los •ojos mortíferos» del monstruo, pedazos de la psicóticos, Mahler (1961) escribe:
pelota real que destella a través de su enclaustramiento
autista. Los •ojos» pueden representar las visiones de la •Una vez que su armadura autista ha sido atravesada,
terapeuta, que parecen ver a través de él y de sus triqui- ellos se vuelven particularmente vulnerables a la frus-
ñuelas, y su propio sentimiento de que ha •visto a tra- tración emocional, al desvalimiento y a la desespera-
vés» la falsedad que constituye su noción de la vida y del ción•.
vivir. Está desilusionado. Su noción infantil de que todo
t•xlstin por virtud de su indefinido flujo corporal se vio
JH'rturbada por una conciencia demasiado repentina,

¡r,,¡ )!)!)
Discusión general que dejaban ver el frente, la parte trasera y los costados,
y ello le intrigaba. No podía aprehender la tridimensio-
Este material nos pone frente a un calidoscopio de te- nalidad, por más que Fiona, su maestra, intentara ha-
mas que se interpenetran unos con otros. Semejante ll l cérsela comprender.
proliferación monstruosa que rebasa los límites de los He llegado a la conclusión de que los niños autistas,
'-
modos normales de expresión y de comprensión es la al evitar la conciencia de su separación corporal de la
tela de la locura. En un material así, una palabra puede madre y otras personas, evitan la conciencia del espacio
significar muchas cosas, y sujeto y objeto pueden inver- que los separa de otros. Los objetos autistas de sensa-
tir sus papeles y estar uno dentro de otro desconcertan- ción y las .figuras autistas de sensación suponen que no
temente. Por eso en el episodio del cambio de sillas era desarrollan aquellos constructos que permiten a la ma-
importante que yo no me mostrara tan maleable. De la yoría de nosotros organizar la percepción de nuestro
misma manera, los niños que se encuentran en ese es- cuerpo en el espacio. Estas aberraciones de dominante
tado no establecen una distinción clara entre las entra- sensorial bloquean y anestesian su percepción del espa-
ñas y las partes externas. Lo de adentrq se puede trocar cio. Las figuras autistas de sensación tienen además el
con lo de afuera, y a la inversa. Esto ha llevado al doctor efecto de que los niños autistas sientan que no existe
Houzel a indicar en su trabajo •Le monde tourbillon- una base segura que posea una forma y una figura con-
naire de l'autisme~ que la experiencia del espacio del ni- fiables. Todo es deslizante y escurridizo. Ellos se aferran
ño autista puede asimilarse a nuestras experiencias de a objetos autistas de sensación controlables para con-
la •banda de Moebius~ en matemática, o, como lo propu- trarrestar esto. Pero les proporcionan sólo una frágil se-
so Hilda, la paciente adulta cuyo material clínico se cita guridad, porque se pueden romper o extraviar. Una rela-
en el capítulo 9, la de la •botella de Klein~ en física. Estos ción con un ser humano independiente, que esté unido
fenómenos tomados de la matemática y de la física son a ellos por un solicito interés en su bienestar. constituye
imágenes muy apropiadas de la experiencia mecanicista su única esperanza de alcanzar un sentimiento conti-
y desconcertante del espacio en el niño autista. Algunos nuado de seguridad. La separación de su madre a los
niños autistas de más edad tienen una experiencia par- seis meses había destruido esta experiencia en el caso
ticularmente neta del espacio, como si estuvieran re- de David. La psicoterapia perseguía el objetivo de poner-
sueltos a mantener el control sobre algo que les parece lo en contacto con experiencias confiables pero, antes
•nebuloso~ y que amenaza escapárseles. que esto pudiera suceder, él tenía que hacerse conciente
Los niños autistas no están confundidos y trastoca- del cascarón duro que excluía el cuidado y el interés que
dos, como los de tipo esquizofrénico. Están desconcerta- tenía a su disposición de parte de la señora Fiona, de
dos, como la niña autista citada en el capítulo 2, que sus padres y de su terapeuta.
preguntó por qué la cartelera (que estaba cerca de ella) Esto me lleva a otra importante cuestión: saber si el
era más grande que el hombre que estaba lejos. Sabía paciente tiene conciencia del cascarón, o si este no es si-
que algo estaba errado, pero su percepción plana, bidi- no la experiencia del observador. El material de David
mensional, del mundo externo le impedía explicárselo. indica que percibe el cascarón. Es posible que estos pa-
Los niños de tipo esquizofrénico están sumidos en la cientes encapsulados adquieran plena conciencia del
confusión y el trastocamiento; y casi se han abandona- cascarón sólo cuando salen de este. Considero probable
do a ello. Los niños autistas son diferentes. Tienen J;IlU- que al comienzo no tuvieran noticia de que lo fabrica-
cha más claridad. Cuando los efectos invalidantes de la ban, porque los objetos y las figuras sensación auto-ge-
encapsulación se moderan, luchan por explicarse sus n erados que producen esta impresión de tener una cu-
experiencias, que los intrigan y desconciertan. Por ejem- bierta externa dura sobre el cuerpo parecen haber sido
plo, David solía dibujar automóviles bidimensionales reacciones involuntarias ajenas a su control conciente.

J!)(i J!)
Es un error en estos niveles introducir la noción de zan al autismo declarado. Varios profesionales (por
intencionalidad de parte del niño. El niño carente de ló- ejemplo, del Putnam Center de los Estados Unidos, del
gica se comporta de cierta manera porque está en su na- High Wick Hospital de Inglaterra, y de institutos de
turaleza hacerlo. No media de su parte una intención Francia e Italia) han confirmado mi experiencia de que
conciente. En estos niveles, la proyección (o quizá di- los niños no tienen afecciones fisicas cuando se encuen-
riamos más precisamente «la erupción~) parece seguir el tran en un estado de autismo extremo, y el hecho de que
modelo de actividades somáticas reflejas como escupir, empiecen a tener las enfermedades normales de la niñez
defecar, vomitar, toser y estornudar, que permiten expe- es un signo de que se recuperan. No conozco razón que
ler una sustancia irritante. Está en la naturaleza del ni- lo explique, pero es un hecho de observación. La pústula
ño echar fuera algo que le resulte incómodo, y al obrar [boU] de David fue una especie de vigoroso psicodrama
así hace una •porquería~. La •madre común dedicada~ que lo ayudó a comunicar algo acerca de las perturba-
(para usar la certera expresión de Winnicott) lo ve como ciones psico-fisicas que lo habían inducido a taparlas
una señal de que su infante necesita atención, y resuel- por medio de la encapsulación autista.
ve la situación de manera aceptadora y conveniente. Es- La situación infantil parece haber consistido en su
tas señales a menudo consisten en un estallido de rabia repentino descubrimiento de que un objeto que él vivía
y llanto. Si estas •erupciones• cesan, el niño tiene som- como parte de su cuerpo en realidad no lo era. La ira
brías perspectivas. He comprobado que un historial •hirviente• [boiling) puso al objeto túrgido con una sus-
temprano de llantos y rabietas es una indicación promi- tancia que causaba mal-estar. Erupcionó hasta conver-
soria para la posibilidad del tratamiento. El material de tirse en una cosa amenazadora, monstruosa. (En estos
David sobre la pústula ejemplifica que la ira fulminante, estados omnipotentes todo es magnificado; las cosas se
la aflicción y el terror se habían acumulado, y por eso aumentan hasta un tamaño superior al ordinario.) Se-
crecieron hasta adquirir proporciones patológicas y ve- mejante estallido se vive como si una parte fuera desa-
nenosas, porque en cierta etapa critica temprana le ha- rraigada del cuerpo del sujeto mismo, que entonces pa-
bían faltado las atenciones de esa madre dedicada y, co- rece amenazado con su disolución. El cuerpo extraño
mo consecuencia, con el paso de los años había anulado expelido parece llevarse consigo un pedazo del sujeto.
aquella atención que en efecto tenía a su alcance (la ven- Estas experiencias de separación se manifiestan en sue-
da de la señora Fiona, por ejemplo). ños en que la goma de mascar hace saltar un diente de
La pústula era una vía psicosomática que le permitía manera abominable.
revivir y aliviar esos sentimientos psico-fisicos tempra- Por el material de David advertimos que ciertos pro-
nos. Tales erupciones psicosomáticas fueron menciona- cesos se han vuelto excesivos como un medio de borrar
das por el doctor Sydney Klein en su trabajo de 1980 so- el hecho de que esa desconexión penosa se hubiera pro-
bre los fenómenos autistas en pacientes adultos neuró- ducido. Con ese recurso, David procuraba se1;1tirse uni-
ticos, en relación con una paciente que desarrolló quis- do de manera indisoluble a un objeto nutricio que no po-
tes. Según mi experiencia, estas manifestaciones psico- día escapar de sus tentáculos. Estos pueden estrujarlo
somáticas se producen cuando el paciente ha empezado hasta darle muerte, pero siguen siendo una parte de él,
a sentir que existe alguien (por ejemplo, el terapeuta) ca- aunque una parte muy mala. El intento inmisericorde
paz de atender las erupciones de una manera conve- de poseer ha traído por consecuencia que se sienta •po-
niente, del mismo modo como la «mamá felpa• (para em- seído•. David había experimentado una separación geo-
plear la certera frase de Meltzer) resuelve las evacuacio- gráfica real de su .madre. Por horroroso que esto nos pa-
nes somáticas del bebé. rezca hoy, después que los trabajos de Bowlbyy Robert-
Estas perturbaciones psicosomáticas constituyen un son (1969) y de Hamilton (1984) nos han convencido de
progreso respecto de los estados inertes que caracteri- los desastrosos resultados de una separación tempra-

158 }!)!)
na, más horroroso fue sin duda para David. Es imposi- reacción a este. Chuparse la lengua, hacer burbujas con
ble conocer los detalles exactos de sus reacciones delu- saliva, dar saltos con excitación, tamborilear los dedos,
sorias en ese momento, pero el material clínico muestra tensar los músculos: he ahí unas reacciones sensibles
aquello en que se convirtieron con el paso de los años. destinadas a borrar la conciencia de un choque al que
Rasgos similares han manifestado otros niños que no ha sucumbido el niño más fláccido. Los crustáceos han
experimentaron una separación geográfica de la madre, intentado resolver la depresión psicótica por medio de
pero que por diversas razones se enfrentaron con el he- una encapsulación. La tragedia es que ello puede hacer
cho de la separación fisica de una manera traumática que permanezcan segregados de la vida ordinaria y de
en su temprana infancia. Examinemos los principales las personas por tener •un cascarón externo extra-ordi-
rasgos de estas reacciones. nario Men lugar de" un pecho interno ordinarlú•.
El choque de la separación corporal parece haber so-
brecogido de terror e ira a este niño apenas integrado.
Esto se vive como algo túrgido de sustancias venenosas, Expresión artística de estados sensibles r.o
experimentadas como •arenilla•. Esta presión se alivia verbales
por la proyección explosiva de •lava• o •jugo muerto•.
Entonces el niño se enfrenta con unos •ojos mortíferos» El material clínico de David puede haber evocado
-un objeto muy malo-, un •agujero todo tapado con estados elementales de una manera tan masiva que
pedacitos de piel muerta desmenuzada•. Se percibe co- . acaso resultaron abrumadores para el lector. Esto se de-
mo si un manto de seguridad hecho de sustancia corpo- be a que en el niño autista estas reacciones elementales
ral en extrusión fuera arrojado en torno del objeto •re- son casi todo lo que existe. Parte del terna de este libro
ventado•, que de este modo pasa a formar parte de la es- es que personas relativamente normales pueden tener
tructura floja de la cual el niño se siente compuesto. El vestigios escondidos de reacciones autistas que se com-
objeto •reventado• no da esperanza de integración, y binen con otras más desarrolladas. Si nos hacemos con-
cuando el terror aumenta, hace erupción de nuevo, con dentes de ellas y las empezamos a tolerar, el autismo
los mismos resultados. Un terror mortal se esconde co- masivo del niño autista se vuelve más comprensible;: y
mo el núcleo de un objeto de pesadilla. El niño cree que soportable.
se retrae de esto entrando en un mundo pre-fabricado Los poetas y los artistas suelen estar en contacto con
por él mismo. Es una maniobra cíclica que pretende de- esos estados sensibles no verbales y pueden darles ex-
tener la descomposición. presión para nosotros. Como es harto dificil encerrar
Siempre que los estratos de este •cascarón• protector esos estados no expresados ni conceptualizados dentro
no hayan quedado impactados más allá de un punto de de los límites de la construcción teórica, su expresión
no retorno, es posible asistir a estos niños. Me ha resul- poética y artística se puede sumar a la teoría p~icoanalí­
tado más posible ayudar a los •crustáceos• que a los tica complementándola. En un artículo que aparecio en
•amebas•. Estos últimos son niños pasivos, fláccidos, 'The Guardian (21 de setiembre de 1989), referido al es-
cuya conducta parece ceñirse a la exclusiva pauta de cultor Henry Moore, John Berger muestra que Moore
una respuesta fisiológica reactiva, como en ataques de estaba obsesionado por esos estados elementales, una
temblor, estornudos, bostezos y toses, o sea, en los tér- característica de los cuales (según vimos) es que la vida
minos de una expulsión convulsiva inmediata. Estos de sensaciones está dominada por el sentido del tacto.
son los niños internados, tal como los han presentado Por ejemplo, Berger escribe acerca de Moore:
en filmes René Spitz en los Estados Unidos y Génevieve
Appel en Francia. Los •crustáceos• han interpuesto una •El acordaba escaso interés, o ningún interés, a la teoría
pieza de conducta desarrollada entre un estimulo y su psicoanalítica. No lo fascinaban las emociones, sino el

160 llil
tacto: no lo inconciente profundo, sino las superficies y te. solemnemente le abría la boca, y este acto permitía a
lo táctih. la persona muerta, que estaba en el otro mundo, por así
decir, oír, moverse, ver. En la última gran obra de Henry
Cuando describe una de las esculturas de Moore, Moore, la boca ha pasado a ser el pezón de la madre•.
una cabeza y unos hombros, titulada «The Cumberland
Alabasten, Berger da a entender que, a su juicio, esos En su trabajo •The archetypal image of the mouth
estados caen fuera del alcance de las teorías psicoanalí- and its relation to autism•. Beneviste (1983) menciona
ticas actuales, porque afirma, acerca de esta escultura: también esta antigua costumbre egipcia. 2

«Muestra dos brazos que forman un círculo y sus dos


pechos hocican buscando compañía, una especie de Notas
abrazo de sí, salvo que esta expresión sugiere algo de-
masiado patético y narcisista. Estas esculturas no pue- 1 Hoy agotado en Gran Bretaña y en los Estados Unidos.

den ser patéticas porque preceden al lenguaje normal de 2 Deseo agradecer a Sue Norrington, quien me llamó la atención
la emoción. Son anteriores al sentimiento. La consisten- sobre el interesante articulo periodístico de John Berger.
te difuminación de los rasgos del rostro (ojos, boca, qui-
jada, etc.) destaca esta inexpresividad que llamaríamos
pre-verbal•.

En el mismo sentido, cuando Berger escribe sobre la


escultura de Moore titulada •Mother and Child: Block
Seat., llama la atención sobre el hecho de que los rostros
de la madre y del hijo «carecen de rasgos•. y prosigue di-
ciendo:

«Los dos "rasgos" que la escultura posee están en otra


parte. Uno es el pezón de su pecho izquierdo, que no se
yergue sino que es un agujero como la boca de una bote-
lla sensitiva; y el otro es una protuberancia sobre el ros-
tro del niño, que parece un eventual tapón para ese agu-
jero, algo que restañe esa herida ... •.

Acerca de esta escultura, Berger dice además:

«... todas las formas están encajonadas, envueltas, liga-


das como lo estaban las del muerto egipcio. Envueltas
para una supervivencia eterna•.

Y concluye diciendo:

«El rito final de la ceremonia funeraria de los egipcios era


la apertura de la boca. El hijo del muerto, o un sacerdo-

162 1B: \
7. La cápsula autista en pacientes
adultos neuróticos

•Acaso se pueda decir que no vwe hombre algww que en


eljondo no desespere en alguna medida, que en lo más
íntimo de su ser no esté habitado por una ínqufetud, una
perturbación, una discordia, un temor angustiado de algo
desconocido, o de algo a lo cual no se atreve siquiera a co-
nocer; un temor por la posibilidad de vida, un temor por sí
mismo, en virtud de todo lo cual(. ..) este es un hombre pre-
ocupado y arrastra una enfermedad del espirttu que sólo
raras veces y por vislumbres, en wws asomos de temor
que le resultan inexplicables, da pruebas de su presencia
en lo tnterto111.

Kierkegaard, Fear; Tremblfng and Sickness Unto Death,


1941, pág. 155 1

El capítulo 6 presentó el material clínico de David, el


que me enseñó acerca de la encapsulación autista. En
mi libro anterior, Autistfc Barriers ín Neurotfc Pattents,
sostuve que algunos pacientes neuróticos, en particular
los fóbicos y obsesivos, tenían una parte escondida, en-
capsulada, de la personalidad, que obstacu~ba el tra-
bajo psicoanalítico con ellos. Es como si una parte de
ellos, congelada y sobrecogida de terror, se hubiera que-
dado rezagada y ellos la hubieran tapado en su lucha
por crecer y por enfrentar la vida. En el capítulo 2 se in-
cllcó que esa cápsula de autismo puede estar en la base
e le perturbaciones maníaco-depresivas.

I'.H ic· c-npilulo es una versión modificada de un trabajo que preparé


i"'"' ilululrlo en Giovacchlnl y Boyer, eds., MasterCUnicians Worldng
11·lll1 Ur·r¡lt'~ .·;('d Patients, Nueva York: Jason Aronson.

1(i!)
Aumenta la verosimilitud de esto último el hecho de Cuando menciona un ~quebranto• que ya ha sido ex-
que, al comienzo, cuando emergían de su encapsula- perimentado, Winnicott se refiere al •quebranto• vivido
ción, todos los niños autistas que he tratado se mostra- por un infante que, encontrándose en un estado inma-
ron emocionalmente lábiles en alto grado. Además, duro de desarrollo neuro-mental, se percata de su sepa-
unas reacciones autistas parecen ser la fuente de las in- ración corporal de la madre nodriza en una situación de
hibiciones aterrorizadas de pacientes fóbicos, que ellos crianza que no lo ayuda a sobrellevar los sentimientos
han concentrado en un objeto o un campo de actividad intensos que aquella percatación suscita.
en particular. En un trabajo anterior, Winnnicott (1952) se había
referido a esta situación diciendo que el infante aún no
había alcanzago el •estadio de desarrollo emocional que
Descubrimientos de otros autores lo equiparía para dar trámite a una pér~a». Yprose-
gtrta-: «Esall11sma perdlda de la madre, si ocurriera unos
Hasta donde yo sé, entre los otros psicoanalistas, el meses después, no sería más que una pérdida de objeto,
doctor Sydney Klein es el único que específicamente em- sin el elemento agregado de perder una parte del sujeto»
plea el término ~autismo» en relación con la parte clau- (pág. 222).
surada de la personalidad de ciertos pacientes neuróti- No me he formado en las ideas de Winnicott, pero me
cos. En su trabajo germinal «Autistic phenomena in ha ocurrido varias veces escribir sobre algún descubri- "'{)
neurotic patients» (1980), escribe: miento clínico, sólo para encontrarme con que Winni-
cott ya lo había hecho antes. He llegado a la conclusión
•Mientras más pronto advierta el analista la existencia de que, si bien no coincido en los detalles con todo lo que
de esta parte escondida del paciente, menor será el pe- Winnicott ha sostenido, mi trabajo con niños autistas
ligro de que el análisis desemboque en un diálogo inte- me lleva a campos que él también exploraba. Como lo
lectual interminable y sin sentido, y mayores las posibi- señaló Juliet Mitchell en una conferencia reciente qus;_
lidades de que el paciente alcance un equilibrio relativa- pronunció en la Squiggle Foundation: •Winnicott traza-
mente estable. Aunque el analista tenga que pasar una ba en el mapa un recorrido diferente del de Freud o del
gran cuota de angustia con el paciente, creo que en defi- de Klein».
nitiva los resultados valen la pena» (pág. 40 1). Pero volvamos al trabajo de Winnicott, •The fear of
breakdown•: el •quebranto• al que se refiere es aquel
Cuando ya había escrito miAuttstic Baniers mN euro- ocurrido en la infancia, acerca del cual él ha escrito tan
tic Patients, conocí el trabajo de Winnicott «The fear of sucintamente en su trabajo •Psychoses and child care•
breakdown» (1974), donde, aunque no empleaba el tér- (1952). La «organización defensiva• es la clausura de la
mino •autismo», era evidente que se refería a los sucesos conciencia, con referencia a la cual empleo la noción de
psíquicos que yo me había empeñado en comprender. encapsulación, y el «síndrome patológico• es el autismo
Escribe lo que sigue: psicógeno. Este fue precipitado por lo que Winnicott de-
nominó •depresión psicótica», mientras que Edward Bi-
bring (1953) había empleado para designarla la expre-
sión •depresión primordial•. Se trata de una depresión
en la que predominan sentimientos de desvalimiento y
desesperanza. Era el •agujero negro con el pinche feo• de
John.
Al mencionar •un quebranto que ya se ha experimen-
tnclo•, Winnicott nos dice que en la situación analítica

Hlt> 10
un paciente adulto neurótico •recuerda» algo que suce- Ejemplo clínico
dió •cerca del comienzo de la vida del paciente•. Ahora
bien, en el trabajo con niños autistas, mucho más próxi- Colin era un niño autista de cinco años, tratado por
mos a la infancia que los pacientes adultos, recogemos Gideon Hararl. Gideon veía a Colin cuatro veces por se-
similares rememoraciones elementales de esta situación mana. Cuando ocurrió el episodio que he de referir, Co-
crucial de su infancia cuando tomaron prematura con- lin llevaba dos meses de tratamiento. Al trascurrir un
ciencia de su separación corporal de la madre nutricia. mes, Colin experimentó la primera ruptura en la conti-
He llegado a la conclusión de que esta lacerante expe- nuidad de su terapia, causada por los feriados de Navi-
riencia fue traumática. Freud (19~) nos ha~~~ dad. En el mes que siguió, y en la semana anterior a la
inucho acerca de traumas soierrao. El mis~ sesión que narraré, Colin faltó dos días a causa de un
(1926d) escribió: resfriado.
Cuando Gideon vino a hacer supervisión conmigo,
•Los estados afectivos están incorporados en la vida me dijo con tono preocupado que había un elemento del
anímica como unas sedimentaciones de antiquísimas material de Colin que creía no haber entendido bien,
vivencias traumáticas y. en situaciones parecidas, des- puesto que Colin lo había repetido todos los días, de los
piertan como unos símbolos mnémicos•. cuatro que asistió a terapia. Consistía en que el niño en-
traba en el consultorio y se dirigía derecho al grifo, que
El trauma asociado a una conciencia prematura de se- chupaba vigorosamente. Después se daba vuelta de ca-
paración fisica de la madre puede permanecer en sus- ra a su terapeuta, y decía •Mi-i-ra•, como si intentara
penso, por así decir, y aflorar en el tratamiento en situa- trasmitir algo muy importante. (Colin no hablaba cuan-
clones que parezcan análogas a la situación original. Es- do empezó su terapia.) Se quedaba mirando a su tera-
te parece ser un intento de asimilar una experiencia •no peuta con la lengua fuera de su boca y goteando agua,
digerida•. Lo que sorprende en estos •recuerdos• ele- como si hubiera perdido el control de ella y como ·si él
mentales no conceptuallzados es la precisión de sus de- hubiera perdido algo.
talles, así como su vividez y claridad. Ilustró esto muy Recordarán ustedes que en la supervisión indiqué
bien la dramática revivencia de John del •agujero negro• que acaso Colin hablaba a Gideon sobre una época en
de su separación fisica de la madre nodriza, que tantas que, cuando bebé pequeñito, él había descubierto que la
veces yo he citado en mis libros y trabajos O'ustln, 1966, linda cosa para chupar no era parte de su lengua ni esta
1972, 1987). la gobernaba para que apareciera cada vez que él lo qui-
En el capítulo 2, que trató acerca de •existir• y •llegar siese. Esto le había hecho sentir que un pedazo impor-
a ser•. presenté un ejemplo no menos notable de un ni- tante de su lengua había desaparecido. La consoladora
ño autista que, en el encuadre psicoterapéutico, revivió •unicidad• se había convertido en una •dualida,d• desas-
esta situación crucial de la infancia. El material indicó trosa.
que, cuando infante, él había experimentado el pezón La vez siguiente que vino a verme, Gideon me infor-
del pecho (o la tetina del biberón) como algo continuo mó que, como consecuencia de haber interpretado se-
con su lengua. La conciencia de la separación fisica hizo gún la inspiración mencionada, aquel elemento enigmá-
su intrusión prematura, momento en el cual ese •teta- tico de conducta repetida había cesado. Gideon tenía el
lengua• se vivió partido en dos. He de recordarles el convencimiento de que esta interpretación había signifi-
mencionado ejemplo clínico. cado un viraje decisivo en la psicoterapia de Colin.
Era evidente que Gideon había estado muy compene-
trado del clima de la sesión porque siguió refiriéndome
que después que Colin hubo hecho aquella espectacular

IGA J(j')
demostración con su lengua, que no había sido bien notó por medio de una paradoja, llamándolos •objetos
comprendida, había dado la espalda a Gideon y se había subjetivos•. Estos objetos se viven como parte del cuer-
absorbido en actividades repetidas, como abrir y cerrar po propio del sujeto y, en esa condición, excluyen la con-
la puerta, y apagar y encender la luz. Esto determinó ciencia de la separación corporal. Se trata de objetos du-
que Gideon se sintiera muy segregado de Colin. Sintió ros que se tiene aferrados con fuerza. Hacen que el niño
que entre ellos se interponía una barrera, que les impe- se sienta duro, impenetrable, dueño de un control abso-
día entrar en contacto. Muchas madres de niños autis- luto y, por lo tanto, a salvo. (Como hemos visto, estos ni-
tas me han dicho sentir que su hijo permanece dentro ños creen que son los únicos responsables de su propia
de un cascarón durante todo el tiempo, y que hay una seguridad.)
barrera que les impide entrar en contacto con él. He
llegado a la conclusión de que esto se debe a que los ni-
ños concentran su atención en actividades controlado- FYguras autistas de sensación
ras que los distraen de situaciones afligentes.
Consideremos ahora esta ilusión de barrera o cas- Siguiendo la inspiración de Winnicott, se las podría
carón. llamar •figuras subjetivas•. No se trata de figuras clasifi-
cadas ni objetivadas que se asocien a objetos específi-
cos, ni se las experimenta con arreglo a relaciones espa-
La barrera o el cascarón ciales tridimensionales, como en cambio ocurre con las
figuras objetivas. Son figuras sin forma, vividas sobre
He llegado a comprender que el cascarón es la conse- las superficies del cuerpo como sensaciones que con-
cuencia de procedimientos repetidos, auto-generados, suelan y tranquilizan. Consideradas desde un punto de
de dominante sensorial. Para poder pensar estos proce- vista objetivo, estas figuras carecen de objetividad, de
dimientos protectores, y hablar acerca de ellos, los he sentido y de estructura. Cuando la atención del niño
conceptualizado como •objetos autistas de sensación• y permanece capturada por estas •alucinaciones táctiles•
•figuras autistas de sensación•. Pero, en el niño autista, (como las llamó Aulagnier) auto-generadas, se distrae
estos procedimientos repetitivos y estereotipados, domi- del mundo exterior hasta el punto de que él parece estar
nados por sensaciones, permanecen sin conceptualizar. •en un cascarón•. Es lo que he denominado •encapsula-
Forman parte de su sistema de delusión concretizada y, ción autista•.
como tales, constituyen •alucinaciones táctiles• (Aulag-
nier, 1985; Tustin, 1980, 1984, 1987). Los he descrito
en otro pasaje de este libro; aquí debo reducirme a dar Encapsulación autista
\. de ellos unos esbozos esquemáticos. Hay que. compren-
der que dar nombres a estos fenómenos es un intento de Como ·vimos, la delusión de encapsulación nace de
conceptualizar las que originalmente fueron experien- los procedimientos concretizados auto-generados en
cias no conceptualizadas del niño autista. que consisten los •objetos autistas de sensación• y las
•figuras autistas de sensación•. Estos procedimientos se
originan en las propensiones innatas del ser humano a
Objetos autistas de sensación buscar objetos y plasmar figuras, que en los niños autis-
tas reciben una aplicación idiosincrásica a tal punto que
Otra vez sentí alivio, después de haber escrito acerca c·qulvalen a una aberración. El resultado es la delusión
de estos •objetos• no conceptualizados, cuando descubrí ele c·m·apsulación, que protege al sujeto de los efectos de
que también Winnicott se había referido a ellos. Los de- .t~c·c•'1os traumáticos que se vivieron como intolerables.

170 171
Ahora bien, en los niños autistas el empleo de esos pro- Una defensa contra el trauma
cedimientos interrumpe el desarrollo cognitivo y emo-
cional. La encapsulación autista parece ser una protección
La situación traumática insufrible es segregada del específica frente al miedo de ser lastimado, miedo este
resto de la personalidad por estos procedimientos auto- que nace de la vulnerabilidad y el desvalimiento corpo-
generados. Se trata, como ha dicho el doctor Klein, de rales. Sobre la base de su trabajo con víctimas del Holo-
«una parte escondida del paciente». El episodio traumá- causto, David Rosenfeld (1985) me ha escrito desde la
tico permanece, por así decir, en suspenso, no asimilado Argentina diciéndome que la encapsulación del trauma
e intactcfComo el niño autista lo ha experimentado an- sufrido por estos pacientes pareció haber tenido el efec-
tes que Puarera hablar, parece estar fuera del alcance de to positivo de preservarlo, de manera que después, en la
la •cura por la palabra» que practica el psicoanálisis. Sin situación analítica, se lo pudo pensar y elaborar. Tam-
embargo, algunos pacientes se ven llevados a contarnos bién Yolanda Gampel (1983, 1988) me ha enviado traba-
sobre esa ruptura traumática que sufrieron en su infan- jos desde Israel en los que comprueba esto mismo. En
cia. Lo h n en la sión analítica a través de una espe- tales casos, se trató de traumas vividos en un momento
cie sico-drama, mo vimos en los casos de Colin y posterior de la vida, pero que al parecer suscitaron la
John. Otros vez lo expresen con lo que llamamos misma reacción protectora elemental que los traumas
( •acting-out». Por ejemplo, el doctor Finch, de la Clínica experimentad,os.-e~infancia, porque fueron igualmen- 1 \
de Psiqumlria Infantil de Watford, me refirió el caso de te oimpen~ábles» e • decibles». La interpretación que 1
una paciente que, en una época en que vivía problemas Freud dio(del traum~ igue teniendo vigencia hoy. Lo de- . :1,
·• de separación en el trabajo que hacían juntos, se cayó y fine como bna experiencia avasalladora de desvalimien- .
se quebró un tobillo. Después que le fue interpretado to en presencia de una acumulación de ex~itación, sea >
· este •actlng-out», la paciente Vino al día siguiente y contó de origen externo o interno Wreud, 1920áJ.. ( 3'
un sueño por medio del cual •contenía» y elaboraba las Una encapsulación y no una represión es Ja conV?ca- ~ · :.
experiencias. En el sueño, era un personaje delgado y da para socorrer a un cuerpo que se siente vunerable a ~
vulnerable que salía gateando del yeso que rodeaba la tal punto que lo amenaza su extinción. En una situación
quebradura de su tobillo. Dijo que era como si naciera como la del Holocausto, se produce un estrechamiento
en ese mismo momento. Ahora podí~ pensar sobre la ex- de la conciencia, que puede llegar a salvar la vida. En los ~
periencia en lugar de experimentarla en un •actlng-out», niños autistas, sobreviene un congelamiento (que, por
de manera concretizada. desdicha, puede llegar a la atrofia) de las propensiones
En efecto es cierto que, si la quebradura de su conti- dadoras de vida, de modo que, si estas no pueden ser li-
nuidad de •existir», ocasionada por el trauma represen- beradas y puestas en movimiento, ocurre una muerte
- tado por una conciencia de separación corporal de una en vida. Pero en situaciones en que la vulnerabilidad fi-
agudeza desmedida, es comprendida y elaborada, el pa- sica amenaza con la extinción, el estrechamiento del fo-
ciente experimenta una especie de nacimiento psíquico. co de la conciencia es capaz de preservar la salud por la
Así se libera la andadura del funcionamiento psicológi- vía de excluir las amenazas de daño y de lesión corporal,

c
co, que antes se había visto bloqueado por la encapsula- con la protección consiguiente de la vulnerabilidad fisi-
ión auto-generada. Por ejemplo, niños autistas mu:]os ca. En los niños autistas, se trata de un recurso reactivo
o ecolálicos empiezan a hablar con sentido y aun de ma- sin intención conciente, pero en la situación del campo
nera fluente. ele concentración qiertas víbtimas lo emplearon con más
Intención, como lo ilustraron las acciones de Leonard · . . _
Wlcneski en Buchenwald. Leonard Wieneski tenía die-
dncho años cuando lo internaron en el campo de con- ~

172 17:\
centración. Ha narrado que intencionalmente redujo su La re-escenificación de un quebranto mfantU
conciencia, concentrándose en un pequeño dado que
encontró en el suelo del campo, y en torno de él inventó Al describirme el episodio que precipitó su quebranto
un juego. Esto recuerda el recurso de los niños autistas depresivo, una señora me contó que había ido a buscar
de concentrar su atención exclusiva en objetos autistas, un lápiz, que se le partió en dos en su mano. Ante esto
pero es mucho más intencional y menos patológico. Sin -explicó-, algo se quebró en su cabeza. Narró con visos
embargo, ilustra sobre el estrechamiento del foco de la desgarradores que había deseado ,que las paredes la es-
atención como un recurso protector al que todos los se- trecharan, tanto para protegerla como para eliminarla.
·res humanos eventualmente pueden echar mano en cir- (Nótese la naturaleza concretizada de su reacción.) Se
cunstancias afligentes. Más aun, constituye la esencia sintió por completo desvalida, fuera de control y deses-
de ciertas técnicas de relajación. Sin embargo, los niños perada. Le vino a la mente la idea del suicidio. Signi-
autistas lo han empleado de una manera tan exclusiva, ficativamente, refirió que su madre había muerto dos
rígida y reactiva que se ha convertido en una compul- años antes, pero que no había podido llorar su muerte.
sión patológica, que coarta y congela todo su desarrollo Ahora sentía que perdía su confianza, su fe, sus creen-
psicológico. cias. Narró que necesitaba que alguien estuviera junto a
Winnicott se refiere al hecho de que una situación ella y se compenetrara de su estado de ánimo en la me-
traumática temprana -la •agonía original•, como la de- dida de lo posible. Necesitaba -dijo- que •alguien le
nomina- puede llegar a abordarse en la situación ana- quitara su sufr1miento y lo remediara•.
lítica. Sostiene que el paciente neurótico •recuerda• algo Según mi experiencia, los pacientes que han sufrido
que ocurrió cerca del comienzo de su vida, y apunta lo tanta congoja por la pérdida de un ser querido tienen
siguiente: que pasar por procesos pr1mitivos de •duelo• o •pena•,
según la expresión de Margaret Mahler. Penan por la
• ... este desenlace es equivalente al levantamiento de la pérdida de algo, y no saben qué es. Experimentan un
represión que se produce en el análisis de un paciente sentimiento agónico de pérdida y quebranto, que es im-
psico-neurótico (análisis freudiano clásico)• (Winnicott, pensable e inefable. En psicoterapia, cuando empiezan
1974, pág. 179). a abrirse los telones de su encapsulación autista, la
trasferencia infantil sobre el terapeuta les permite dra-
La encapsulación autista parece ser una precursora matizar su sensación infantil traumática de pérdida, y
concretizada elemental de la •represión•, de la •desmen- hablar sobre ella. Pero son pacientes dificiles porque
tida• y del •olvido•. La veo como una reacción protectora ejercen un potente efecto sobre las personas que los tra-
psico-fisica, más bien que como un mecanismo de de- tan, y los psicoterapeutas pueden ser absorbidos por
fensa psico-dinámico. sus dramas sin discurso.
El •recordar• de estos pacientes consiste en la re-evo- Quiero darles un ejemplo de esto que expongo, toma-
cación de la experiencia traumática encapsulada, de- do del tratamiento de un paciente adulto.
sencadenada por una situación del mundo exterior con
la que presenta una correspondencia sumaria pero efi-
caz. No necesariamente se ha de presentar en el trata- Corazones rotos
miento psicoterapéutico. La señora de la ilustración que
sigue, por ejemplo, no estaba en tratamiento, pero sus No hace mucho tiempo, me vino a ver un psiquiatra
experiencias mostraron que así se re-escenificaba la 1Hlr:\ consultar sobre un paciente, un profesor de fisica,
misma situación infantil traumática que había sido dra- qlll ' IPnía todo el aspecto de funcionar muy bien en el
matizada por Colin. '"'"'do 1•xterno, pero que declaró a este psiquiatra: •Hay

174 175
tres personas en mí; dos de ellas están muy bien, pero la El doctor Grotstein de Los Angeles me ha escrito ge-
tercera permanece clausurada y no admite que nadie se nerosamente lo que a continuación trascribo acerca de
le aproxime. Esta parte me está conduciendo a la des- uno de estos pacientes:
trucción•. El director médico de la clínica donde este psi-
quiatra trabajaba, un hombre de mucha experiencia, di- •Los conceptos de usted me han resultado de enorme
jo a su colega más joven: •Usted no debió aceptar entra- importancia, sobre todo con un joven a quien analizo en
tamiento a ese paciente. Este tipo de paciente rompe el estos días. El vuelco se produjo cuando advertí que él
corazón del terapeuta•. cree en concreto haberse escondido a sí mismo en una
Basada en lo que aprendí de los niños autistas, pude bohardilla a la que se subía desde su dormitorio, donde
ayudar a este psiquiatra a ver que estos pacientes ame- lloraba a grito pelado cuando niño sin que sus padres lo
nazan romper el corazón del terapeuta porque ellos mis- oyeran. Me di cuenta enseguida de que era una perso-
mos tienen •el corazón roto•. Su •roto corazón• va más nalidad encapsulada; desarrolla su práctica profesional
allá de lo que solemos entender por esa expresión. El como talentoso arquitecto. Pues bien, ahora estamos
sentimiento de rotura se extiende a la fábrica misma de entrando en ese self-bohardilla, y allí no hay otra cosa
su ser. Según vimos, la •agonía original» de la rotura so- que lágrimas ... ¡y esperanza! Muchísimas gracias•.
brevino cuando se vivió partida en una •dualidad• la ex-
periencia sensorial de •unicidad• del •teta-lengua•. Co- El relato de Grotstein sobre su paciente muestra que es-
mo el ritmo de lactancia se había asociado con los lati- condidos tras la encallecida dureza de la encapsulación
dos del corazón, fue el •teta-lengua-corazón• el que se autista encontramos corazones rotos y lágrimas. Tene-
percibió roto. Todo esto, desde luego, fue sin palabras y, mos que estar preparados para sobrellevar este sufri-
al ponerlo en palabras, parece torpe y aun absurdo. Pe- miento si es que se ha de modificar la alienación del U-
ro nos ayuda a comprender que estos pacientes pudie- naje humano en que viven estos pacientes.
ran experimentar la conciencia fisica de su separación Ahora bien, tanto como compasión por el sufrimiento
como una interrupción del latir de su •continuidad de de estos pacientes, necesitamos un crudo realismo fren-
existir•. Sintieron amenazado su •existir•. Vieron el ros- te a sus técnicas de dominio y evasión. En una parte es-
tro de la aniquilación, y tuvieron que dar pasos muy de- condida, ellos están en las garras de sus reacciones a
sesperados para combatirla. Para conseguir esto, y al sucesos del pasado. Originada en este pasado, arras-
mismo tiempo emparchar su propia rotura, desarrolla- tran una soterrada sensación de reproche por lo que
ron la cáscara del autismo. Esta impidió el desarrollo de sienten que debieron haber tenido, y esto es algo honda-
las •envolturas psíquicas• que han sido descritas por Di- mente arraigado en ellos. En cierta etapa del tratamien-
dier Anzieu (1990). to, hablan de •agujeros•, y estos son •agujeros negros• a
Esta experiencia concretizada de encapsulación sig- causa del berrinche de frustración por la falta que sin-
nifica muerte para la psique. Acerca de sus estados sui- tieron. En esa etapa, se fastidian mucho con el terapeu-
cidas, Winnicott ha dicho que ta (como se habían fastidiado con su madre) si no consi-
guen plegarlo a sí mismos. No pueden •tolerar• a las per-
•están dirigidos a enviar el cuerpo a una muerte que ya sonas como son, ni a las cosas como son. Resulta difici-
le había sucedido al alma. El suicidio no es una res- lísimo para el terapeuta •tolerar• a los pacient~s en esa
puesta, empero, · sino un gesto de desesperación• (Win- etapa. Para ello nos ayuda comprender su soterrada
nicott, 1974, pág. 179). agonía. Pero no debemos ser blandos ni sentimentales
con ellos. Debemos señalarles el modo en que nos tra-
Esto quiere decir que se cuentan entre nuestros pacien- tan, y explicarles que sin duda esto proviene de alguna
tes más dificiles. lufclicidad que han experimentado, que ahora despierta

171i 177
en relación con sucesos de la situación analítica. Pero sarrollo. Esto se debe a que cobran más importancia pa-
no podemos apurarlos a que muestren su soterrada ra el niño que la madre, el padre y las demás personas.
sensación de rotura. Ello ocurrirá sólo cuando el pa- Para poseer un •self•, es preciso que tengamos con-
ciente esté preparado para re-experimentarla. Entretan- ciencia de •otros•. Cuando se oblitera la conciencia de
to, debemos ser compasivos pero realistas frente a lo otros en tanto seres separados de los que tenemos nece-
que ocurre. El sentimentalismo significa muerte para el sidad, se oblitera el sentir del propio-ser. En cambio de
desarrollo psíquico. esto, en los niños autistas se ha desarrollado un yo-
Así como tienen una exagerada conciencia de los de- cuerpo precoz e inflado, que se cierra para toda percata-
fectos de otros, estas personas son indebidamente criti- ción de los otros. Esto puede adoptar la forma de preten-
cas de ellas mismas. Carecen de un sólido auto-respeto. siones cerebrales· intelectualoides, o de un uso secreto y
Como terapeutas, no debemos embrollarnos con las cri- aislante de •objetos sensación• y •figuras sensación•
ticas que ellas nos dirijan (por racionales que sean, pues (Tustln, 1980, 1985, 1987). En el trabajo con estos pa-
ponen el dedo en nuestros puntos débiles), ni dejarnos cientes, por lo tanto, no debemos dejarnos cancelar por
arrastrar a su abismo de desesperación. Durante mu- su grandiosidad egotista escondida. Detrás de su pasi-
cho tiempo, el paciente desconoce esta desesperación, vidad, uno de sus objetivos ocultos es debilitarnos, qui-
que sin embargo se manifiesta en •climas• que son muy tarnos la confianza, imponerse a nosotros. Es preciso
perturbadores para el terapeuta. que tengamos una conciencia realista de ello para impe-
dir que ocurra, aunque al mismo tiempo nos cause com-
pasión el origen de esta conducta, que ha nacido de sen-
Psicoterapia con pacientes encapsulados timientos avasalladores de furioso desvalimiento y de-
sesperanza en su infancia. Pero no podremos ayudar al
A consecuencia de su trabajo con niños que habían paciente con relación a esos sentimientos hasta no ha-
sufrido destitución y descuido groseros, Winnicott puso ber reconocido y modificado su encapsulación autista
el acento en las falencias ambientales de la infancia que escondida, y hasta que él no experimente la abrumado-
precipitan esos quebrantos. Mi trabajo con niños autis- ra falencia que le dio origen.
tas, que no han experimentado esas insuficiencias cru- Aunque estos pacientes necesitan sentir que nos im-
das y graves del ambiente, me ha llevado a concentrar- porta de corazón que vivan o mueran (puesto que un es-
me en las reacciones del niño que han contribuido a su pantoso terror de aniquilación es parte del síndrome),
quebranto. En la psicopatología autista, la naturaleza no tenemos que presentarnos como silos apresáramos
propia del niño parece haber desempeñado un papel en nuestro cuidado e interés. Esto se debe a que, en al-
significativo. Para dar satisfacción a expectativas que les gunos de estos pacientes, las reacciones autistas se de-
parecieron incumplidas, estos niños hiper-sensibles sarrollaron, en parte, como una protección frente al pe-
han desarrollado modos de conducta idiosincrásicos y ligro de ser ahogados por lo que se les apareció como
encapsuladores. Estos han usurpado las funciones de una madre absorbente que los necesitaba para consuelo
la madre. Su sentimiento de ultraje a causa de lo que de su soledad. Cuando los conocemos por primera vez,
consideran no haber tenido, por legítimo que pueda ser, puede ocurrir que estos pacientes neuróticos presenten
los ha privado de lo que podrían haber recibido aunque una relación superficialmente buena con su madre, pe-
su madre estuviera deprimida y falta de confianza en sí ro pronto se pone en evidencia que en lo profundo le
misma. Si bien estas reacciones autistas cumplen una tienen una aversión crónica, una aversión que aduce
función preservadora y protectora, a ellas se asocian sus reales defectos para parecer racional. Este aleja-
unas prácticas hiper-desarrolladas e idiosincrásicas del miento de la protección de la madre los expone a estados
yo-cuerpo que son deletéreas para la andadura del de- de terror pánico. Esto ocurre porque en el momento en

178 179
que los runenazaron peligros elementales, carecieron de ron el papel de la primera druna, que había enfermado
un «trasfondo de seguridad•, como Sandler (1960) y de manera repentina. Esta situación le desencadenó
trunbién Grotstein (1980) han denominado a la protec- otra análoga de su ~ancla, cuando le pareció haber
ción materna de la infancia temprana. Un trabajo de la usurpado el papel de su madre. Además, en la situación
psicoterapeuta francesa Varenka Marc (1987) me ha he- presente, había visto a los otros miembros del elenco,
cho comprender que, tras el nacimiento, el ritmo de lati- que a su parecer entraban en rivalidad con ella, como
dos del corazón de la madre forma parte de ese •trasfon- depredadores silvestres ante quienes se encontraba
do de seguridad•, según lo muestran trabajos recientes desprotegida. Temió que estos depredadores arranca-
con respecto a la situación intra-uterina. Para sentirse ran a mordiscos partes de su cuerpo, en particular los
seguros y saber que existen, los niños autistas han he- I Jl • pedazos protectores y generadores de sensaciones. Esta
cho un uso impropio del latir de su propio corazón, y se es una forma de •angustia de castración• de tipo más ge-
han alejado de los aspectos tranquilizadores y consola- neral que la descrita por Freud.
dores de la madre. Quiero exponerles algunos hechos pertinentes del
Les expondré en lo que sigue detalles de una sesión historial de Ariadne antes de avanzar con la sesión.
que ilustra esto en una paciente a quien el éxito y el pro-
greso le provocaban terror pánico. Se trata de la pacien- Historial teíñprano de Art.ad.ne. Cuando Ariadne era
te llrunada Artadne, quien, hacia el final de su análisis, pequeña, su madre había estado muy deprimida a cau-
inventó la frase •el ritmo de seguridad•, que fue el titulo sa de la muerte de un hijo varón anterior, ocurrida a la
de uno de los capítulos de Auttstfc Baniers in Neurotic edad de dos años y medio. En la temprana infancia de
Pattents (TUstln, 1987). l.a. sesión que sigue no se inclu- Ariadne, ella y su madre eran anormalmente apegadas,
yó en aquel libro, y ocurrió un año antes que desarrolla- y el padre quedaba excluido; él mismo había contribui-
ra la sensación de tener un •ritmo de seguridad• crea- do a esta situación, porque estaba muy absorbido en su
dor. En la sesión que presentaré, todavía estaba en las labor profesional. En el tratamiento se hizo evidente
garras de sus terrores autistas. que, en el fondo de su ser, Ariadne sentía que había sido
capaz de empequeñecer y socavar la seguridad de su
madre maleable y deprimida, que deseaba ser una ma-
Una sesión de Art.ad.ne dre particularmente buena por la culpa que sentía a
causa de la muerte del hijo varón. Como ustedes pue-
Ariadne era encantadora y agradable. Como todos den imaginar, las reacciones de Ariadne a esta situación
estos pacientes, era obsesiva y fóbica. Potencialmente presentaron muchas facetas, pero la que quiero desta-
era una persona alegre y creadora, pero buena parte de car es su creencia de que, para contrarrestar su sensa-
su alegria y creatividad permanecían congeladas en una ción de pérdida fisica, había arrancado a mordiscos
cápsula autista. En realidad había tratado a Ariadne aquel pedazo especial de la madre que le permitía fun-
cuando era niña, y ahora, a los veinticinco años, había cionar como tal. Después había desconocido la separa-
vuelto a verme porque había sufrido un episodio ate- ción de su madre como persona autónoma, y la había
rrador, en el que quedó completrunente pasmada, como manipulado como si fuera parte de su cosa corporal, a
un cadáver. Había pasado la noche con un enorme te- fin de poder así lucirse y atraer sobre sí la atención que
rror, rogando a su prima (quien noblemente permaneció en su sentir necesitaba para sustentar su .confianza.
junto a ella durante toda esa horrible prueba) que la lle-
vara a un hospital para enfermos mentales porque esta- La sesión. En la sesión que narro, ocurrida dos años
ba segura de que se volvía loca. Este episodio siguió a un después que hubiera iniciado su segunda psicoterapia,
logro personal en su carrera de actriz, c1-1ando le asigna- Arladne comenzó contándome que en la escuela nunca

lRO 1R 1
había escrito un ensayo por sí misma; su madre siem- autistas a menudo tratan de arrancar a mordiscos par-
pre los escribía en lugar de ella. Me dijo que, a sugeren- tes del terapeuta, o pegan en su cuerpo pedazos de car-
cia de su madre, había fundado una sociedad de deba- tón o de papel para darse un pedazo extra.) Pero ella
tes en la escuela, y ella había sido la presidenta. •No hice siempre tenía miedo de que la descubrieran. Creía que
más que seguir el tren y decir lo que mi madre me había esta madre blanda, empequeñecida, fácilmente se con-
indicado. No lo había entendido en realidad. Ni siquiera vertiría en una madre dura, vengativa, que recuperaría
me interesaba de verdad. Sólo deseaba lucirme, era co- por la fuerza sus pedazos y partes, y que •empañaría• los
mo cortar una rosa del jardín de otro a escondidas, po- esfuerzos creadores de la paciente. (Esta era una de las
nérmela en el ojal para jactarme con ella y llamar la quejas que tenía contra su madre.) Seguí diciendo que
atención•. ella siempre temía que le ocurriera algo cuando se mos-
Pensando en las revelaciones que John me había he- traba asertiva y producía algo creador. En periodos de
cho sobre •el botón rojo en el pecho de mamá•, dije: •Sí, separación, sentía que su boca entraba en una rivalidad
usted cree haber arrancado a mordiscos el botón rojo (la a muerte con otras bocas por la tetita generadora de
rosa) del pecho de mamá, aquello que le permitía funcio- sensaciones. De niña pequeñita había descubierto que
nar como una madre, y así podía llamar la atención so- el pezón no formaba parte de su lengua controladora, si-
bre usted misma para estar segura de existir realmente. no que era algo separado de ella, y entonces, todavía sin
Entonces la usaba a ella como una cosa, como si ella palabras, sintió que esas otras bocas se la habían arran-
fuera una parte de su cuerpo y no una persona autóno- cado a mordiscos. Luchaba siempre por conseguir ese
ma. Usted hacía esto porque, cuando bebita, descubrió mordisquito pulsante que la hacía sentir viva, especial y
que el cuerpo de su madre estaba separado del suyo, se dueña de todo. En periodos de separación, la psicotera-
sintió desvalida y sin esperanza. Sintió que la Mdejaban pia dejaba de ser una situación cooperativa para teñirse
tirada". Su existencia misma parecía amenazada. Se de una rivalidad silvestre. Su reacción era la de tratar de
creyó perdida. Incluso tendió a hacerme esto mismo a tapar la percatación de los otros, que, en su sentir, ·pro-
mí en periodos de separación. Pero esta manera de con- curaban apropiarse de ese pedacito especial, generador
ducirse socava su propia iniciativa y confianza•. de &ensaciones, que parecía garantizar tanto su seguri-
Ella respondió: •Pero recuerdo una ocasión en la es- dad como su existencia.
cuela, que se representa con vivos colores en mi mente, Ariadne siguió narrándome algo que le había sucedi-
en que hice algo por propia iniciativa. Escribí un poema do por esos días, y que presentaba analogías con una si-
-era sobre la lluvia o algo así-, y a la maestra le gustó tuación psíquica no resuelta. Se trataba de una especie
mucho, y me pidió que lo leyera en la clase•. de •endo-actuación•. En efecto, la situación real se con-
Empecé a replicarle: •O sea que puede ser cr«;:adora vertía en un teatro psíquico donde ella elaboraba sus es-
por sí misma•, pero Artadne me interrumpió y dijo: •Pero tados encapsulados escondidos y descubría sus peli-
después que hube leído el poema delante de la clase, me gros. Para Ariadne, el •mundo• era siempre •un escena-
entró miedo de que algo terrible me fuera a suceder». rio• en el que actuaba los dramas elementales no asimi-
Le señalé que algo similar le había sucedido cuando lados de su infancia, en un esfuerzo por resolverlos.
entró en un terror pánico después que consiguió ocupar En la sesión referida, dijo: •Fui a hacerme mi cabeza
el papel de la primera dama en la representación. A mi para un drama donde debía actuar. Es preciso que ten-
juicio, esto había desencadenado aquella situación in- ga una falsa cabeza porque al final del drama mi cabeza
fantil en que había creído arrancar fragmentos y peda- estalla•. Y prosiguió: •Primero, el hombre que fabrica es-
zos de su madre blanda, deprimida, para sentirse ella ta cabeza cubrió con látex mi cabeza y hombros. Me co-
misma grande e importante, porque en el fondo ella se locó dos cánulas en la nariz para que pudiera respirar.
sentía muy carente, poca cosa y desvalida. (Los niños Esto me hizo sentir bien porque el látex era elástico.

IH' JH:I
Dentro del látex, escuchaba mi respiración y los latidos cio), atrofiada y moribunda. Me ponía sobre aviso para
de mi corazón, y era algo amigable». (Nótese la índole que no me dejara seducir por su charla embelesadora
consoladora del latir del corazón, aunque se trataba de (era una narradora notable), que no me hiciera dema-
un consuelo autista, con exclusión de otras personas.) siado blanda y maleable, porque existía el peligro de que
Pero Ariadne continuó su relato: •Sin embargo, cuando después yo me volviera dura y la rodeara como en un
esparció el yeso fino sobre el látex, sentí pánico. Era algo molde de yeso, y ella terminara encerrada en una tum-
duro, y sabía que no me podría librar de ello si él no me ba. Así quedaría psíquicamente muerta, y perdería to-
lo quitaba. Dependía absolutamente de que lo hiciera. das sus potencialidades creadoras. (Esto nos trae a la
Estaba perdida si no lo hacía•. memoria las manipulaciones que David hacía de la gen-
Le expuse que no podía sino sentir mucho pánico te como si fuera plastilina, expuestas en el capítulo 6.)
cuando advirtió que dependía de otra persona en quien
debía confiar, sobre todo porque estropeaba su confian- Discusión clínica. En la sesión referida, me pareció
za el hecho de vivir en los términos de los extremos ilu- que la experiencia de Ariadne de hacerse la falsa cabeza
sorios de la existencia de una madre blanda, manipula- despertaba estados somato-mentales que habían sido
ble, que tan fácilmente podía convertirse en una madre escondidos. En el acto de contarme su experiencia de la
dura, inflexible, que la castigaría por explotarla y empe- fabricación de la falsa cabeza, pudo elaborar esos senti-
queñecerla con tan mañoso egoísmo. mientos. Habían dejado de estar excluidos de todo reco-
Replicó diciendo que a su parecer este seria un buen nocimiento. Había experimentado una discontinuidad
cuento policial. Otra mujer estaba encargada de fabricar traumática como en su infancia, en un estado en que le
una cabeza para alguien y. ya manos a la obra, tapaba parecía que su existencia dependía de su continuidad
las cánulas que dejaban pasar aire a la nariz, y entonces corporal con su madre. Este era el quebranto que ya ha-
aquella cuya cabeza hacían •moría sofocada. La asftxia- bía experimentado, en el que creía haber perdido una
ban•. Le apunté que temía que yo fuera esa mujer. Tenía parte vital de su cuerpo. Andaba siempre esforzada en
miedo de que si me mostraba afable, resultara ser blan- conseguir este trozo extra para poder ser extraordinaria,
da, seductora y asftxiante, extendiéndome sobre ella co- perfecta y completa. Como Humpty-Dumpty, tenía un
mo el látex. Pero que de repente pudiera querer vengar- sentimiento inflado de la propia importancia que le per-
me de lo que ella apreciaba como la explotación y el mo- mitía llamar sobre sí la atención extra que necesitaba.
nopolio que sobre mí ejercía, y me volviera fea, dura y Pero se trataba de un sentimiento de importancia inse-
asesina. Estos equívocos que ella traía de su pasado in- guro, que la mantenía al acecho de la amenaza de que-
fantil significaban que temía usarme y progresar en su branto: de la •gran caída•, de donde no había esperanza
análisis. Tenía miedo de haberme hechizado y manipu- de ser •restaurada». En su caso, la desilusión había en-
lado, no tratándome como a un ser humano indepen- trado en asociación impropia con la desesperanza. Ade-
diente sino como a material plástico, similar al látex que más, se había vuelto muy perfeccionista y, como tal, se
se puede manipular. Entonces se sentía apresada por encontraba en vías de convertirse en el más peligroso de
una madre suave de látex que parecía ser parte de su todos los individuos, el fanático de miras estrechas.
cosa corporal, con quien podía hacer lo que quisiera y a En esta sesión, se puso en evidencia que en el sentir
quien no debía compartir con un padre ni con otros ni- de Ariadne, en virtud del uso de su encanto seductor
ños. Temía que los progresos que había hecho como re- ella gobernaba y manipulaba mágicamente el mundo
sultado del análisis podía haberlos conseguido hendién- exterior y las personas que lo habitaban, tal como había
dome como un .cuchillo cortaría manteca (o látex) para creído manipular a la madre deprimida de su infancia,
sacar de mí lo que deseaba. Sentía entonces que así ella como si fuera una cosa corporal blanda como látex,
me dejaba •destrozada» (también en el sentido traslati- carente de identidad propia como persona independien-

181} IH!l
te. Así se evitaba el sentimiento alarmante de disconti- gra desesperación desconocida. Sin el empuje de la es-
nuidad toda vez que la extinción parecía inminente. La peranza, encontraba dificil tomar decisiones. Rehuía co-
encapsulación excluía de toda noticia conciente aque- rrer incluso riesgos justificados. Como ella decía, •todo
llos estados vulnerables de •agujero negro•. Pero estos debía rematar en un arco de bóveda•, porque en lo pro-
eran provocados en otras personas. Su vida era en lo fundo se encontraba en un estado de •miedo, temblor y
principal una estrategia de gobierno manipulador, que angustia por la muerte•. Para ayudar a los pacientes con
ahogaba su creatividad genuina. Se paralizaba de terror su oculto corazón partido, tenemos que •familiarizarnos
cada vez que le parecía que sus pretensiones cerebrales con• esa parte desesperada de nosotros mismos. Se tie-
protectoras iban a estallar, para dejar al descubierto la ne que sacudir el escaparate de nuestra cortesana com-
ingenuidad, vulnerabilidad, desvalimiento y nonada que placencia. Debemos despojarnos de nuestras ideas in-
había dentro. fladas acerca de nosotros mismos.
La reacción consistía en guarecerse de este •agujero
negro• de separación corporal sintiéndose cubierta por
la cosa corporal de la madre, vivida como si fuera pro-
pia. De esta manera podía elevarse a la altura de los de- Conclusión
safios y presiones del mundo exterior, y acallar su con-
vicción de ser defectuosa, de estar rota y de no ser bue- He llegado a pensar que una sensación de separación
na. Otros pacientes, cuando salen de la protección del corporal es el corazón partido en el centro de toda exis-
autismo, han mostrado sentirse como •criaturas desnu- tencia humana, y que por diversas razones algunas per-
das en el bosque», que necesitan cubrirse con hojas, o sonas la viven más ásperamente que otras. El modo en
pelo, o plumas, o hierba, o con hebras de la alfombra o que se la resuelva parece afectar el desarrollo de la per-
del tapizado del sofá ... Estos niños hiper-vulnerables sonalidad en su conjunto. La visión de los estados pato-
sienten que su piel tiene el espesor de un papel o es ine- lógicos que se asocian con experiencias agónicas de se-
Xistente. Tienen una desesperada necesidad de proteger paración corporal, como las descritas por Kierkegaard
su •continuidad de existir• (Winnicott). · en el epígrafe de este capítulo, pueden semejar un bau-
Cuando Ariadne usaba su propia iniciativa creadora, tismo de fuego. Pero si sobrevivimos a este bautismo tre-
tenía miedo de haberla arrancado en secreto con los mendo y se caen de nuestros ojos las vendas autistas, el
dientes o haberla tomado con engaños de una madre pensamiento se vuelve más claro y se establece con ma-
blanda explotada. En el tratamiento, cuando se empezó yor firmeza un sentimiento de identidad individual. Es
a sentir grande, creadora y rica, le pareció que yo me así tanto para el analista como para el paciente.
atrofiaba y me empequeñecía cada vez más. Esta madre
empequeñecida podía tomar venganza y desde luego
que no la protegería. Era evidente que se sentía a mer- Nota
ced de rivales silvestres, que adoptaban el carácter de
los animales depredadores ilustrados por nuestro pasa- 1 Debo agradecer a Alexander Newman porque fue él quien me In-
do filogenético. Ella temía que la mordieran y le dieran trodujo en el libro de Klerkegaard.
muerte. Estos terrores delirantes eran escondidos por-
que contemplarlos asustaba demasiado. Constituían lo
que ella denominaba •contracorriente subterránea•. Es-
to tenía un efecto devastador sobre su desempeño vital.
Paralizaba un alumbramiento psíquico normal. Laman-
tenía en un estado de pesimismo que brotaba de su ne-

1Rt> 187
8. Aplicación por otros profesionales de
lo descubierto en niños autistas a
pacientes adultos neuróticos

•En la medicina hipocrática griega. el términD "crisis" se


empleaba para fndicar {...)un punto critico que determinaba
el curso ulterior del proceso patológico en dirección a un
desenlacefavorable o a un agravanúento. El término grie-
go krinein, del que deriva la palabra "crisis", comunica la
idea de una separación, de un desgarranúento que ha de
conducir a una trasformación decisiva. En el curso de una
prolongada experiencia con pacientes psicóticos y no psicó-
tfcos, he podido confirmar{...) que una crisis es siempre,
para bien o para mal, un momento de clari.d.acb.

Saloman Resnik, 1985, pág. 5

En la conclusión del capítulo 7 reiteré el descubri-


miento central de todo mi trabajo sobre el autismo, asa-
ber, que el modo en que se dé trámite a la conciencia de
la separación corporal, tanto por la madre como por el
infante, es critico para el desarrollo futuro de un indivi-
duo. Es una crisis que puede tener por desenlace la sa-
lud o la enfermedad. En otro lugar la he llamado •una
agonía de la conciencia». Como dice Saloman Resnik en
la cita del epígrafe, cuando esta crisis se re-experimenta
en la vida posterior, se asocia con estados de claridad
aguda y dolorosa. El modo en que estos sean abordados
en el momento de su re-experiencia en el encuadre ana-
lítico es critico para el curso posterior del análisis. Pasar
por esta experiencia somete a una gran prueba tanto al
analista como al paciente. Me ha parecido que el trabajo
terapéutico con niños autistas nos procura importantes
intelecciones sobre la manera en que hemos de asistir a
nuestros pacientes neuróticos, y asistirnos a nosotros

!RO
mismos, en la elaboración de esa experiencia crítica. del patio que se podían ver desde mi sala de espera. Toda la
escena del patio le producía deleite y la excitaba. Esto se ase-
Con el paso de los años, varias personas me han escrito
mejaba mucho a la excitación y el deleite que experimentaba
generosamente para demostrar que lo descubierto en la cuando oía mi voz; envolvía mis palabras (el contenido no pa-
psicoterapia con niños autistas los ha ayudado a elabo- recía tener importancia) en derredor de ella. Yo la había creí-
rar, junto con sus pacientes, esa fase crítica del análisis. do, me parece ahora que erróneamente, una trasferencia eró-
Quiero compartir esas comunicaciones con ustedes. tica. Decía estar pegada a mí corno rémora.
En esta etapa, yo había estado leyendo sus dos libros, y
empecé a ver el material bajo una luz diferente y a hacer algu-
Comunicaciones clmicas nas interpretaciones siguiendo la linea de lo doloroso que era
tornar conciencia de nuestra separación y de que las adhesio-
nes como de rémora estaban destinadas a tapar la percata-
La primera comunicación clínica que les quiero pre-
ción de la distancia que nos separaba.
sentar me fue enviada por el doctor Lean Fail de Victoria,
Australia, quien me escribió lo que sigue: He tomado notas más detalladas de sus respuestas a esto,
y pensé que serían de particular interés para usted.
Al presente sigo un curso de formación en psicoanálisis y tuve
la fortuna de asistir a un seminario programático sobre el au- Al comie,nzo respondió diciendo que sentía arrancársele la
tismo con la señora Eve Steel. Entre las referencias se incluían piel, y que, si estábamos separados, entonces quién era yo.
sus dos libros sobre el autismo, y le escribo para expresarle mi Temía reducirse y morir, y que yo no pudiera sobrevivir; pesa-
agradecimiento por la ayuda que sus libros me prestaron para ba lo mismo que los dos juntos, y si yo estuviera separado,
comprender las islas autistas en neuróticos adultos; su libro tendría que tomar prestado un cuerpo de alguna otra parte.
Autistic Baniers út Neurottc Patients todavía no estaba en ese D~e que el pezón en su boca parecía ser aquello que le perte-
momento disponible entre nosotros. Lo he leído después, y re- necía. Respondió que pensaba de ese modo porque, si no lo hi-
fuerza el mensaje que recibí en cuanto a la aplicación a neu- ciera, sentiría como si algo muy importante faltara. Me veía
róticos adultos de sus conceptos elaborados con los niños au- como a un ladrón de negro antifaz, que le robaba sus ilusiones
tistas. Creo que he logrado producir intervenciones significati- y su peso, y ahora le aterraba que una nueva pérdida de peso
vas y oportunas en casos como esos, estimulado por la lectura significara su total desaparición. Empezó a sentirse lejana,
de sus libros, e incluyo algunas notas clínicas esperando que desesperada, y estrujada y vacía como un limón exprimido.
sean de su interés (9 de octubre de 1987). Soñó con un babaco -un fruto exótico, semejante a un pepino
con cáscara dura-, pero fue muy decepcionante porque al
Material clínico del doctor FaU cortarlo en mitádes no era más que un pepino. El babaco pa-
recía simbolizar la pérdida de la dimensión exótica, la pérdida
Durante algunas semanas prevías a la lectura de sus libros, la del deleite y del estado de fusión si era cortada por la mitad. La
paciente había discutido temas ya familiares por sus años an- cáscara también simbolizaba la piel dura que debía crecer en
teriores de psicoterapia. En particular, estaba su miedo de derredor de ella por su miedo de desaparecer en la nada. Tuvo
rendir sus exámenes de posgrado. Había fracasado tres o cua- pesadillas con un estadio de fútbol lleno de cuerpos muertos
tro veces en obtener un diploma de posgrado que era similar al dispuestos a la manera tibetana, donde los cuerpos son des-
mío. Tenía miedo de canibalizar mis facultades intelectuales y pedazados para que se los coman los buitres.
mis creaciones. Pasar los exámenes significaba también ma- Empezó a percibirme de manera diferente ahora. Afirmó
durar, y •mueren los padres cuando han crecido los h~os•; que antes yo era una presencia difusa, al modo en que la gente
aprobarlos significa también para ella la terminación de la te- habla de Dios: es omnipresente; pero ahora que yo habitaba
rapia. Un tema nuevo surgió cuando empezó a perder peso se- mi propia piel, y tenía figura de persona, se sentía sola y aban-
cretamente (uno de sus síntomas era la obesidad): el temor de donada en lo baldío, como alguien que hubiera perdido su fe.
descubrir que en definitiva no estaba embarazada (de hecho Solía sentir que los brazos de Dios la rodeaban y ahora no ha-
no lo estaba) y no era portadora de frutos como los nísperos bía más que un hombre detrás de ella.

IDO lnl
Las rimas de A. A. Milne no cesaban de sonar en su cabeza: particular ello dejaría una lesión cerebral a causa de la envidia
que tenía de mi creatividad en el trabajo que hacíamos juntos.
James James /Morrtson Morrtson /Algunos días George Du- Ahora que se había impuesto una conciencia de separación,
pree /Poma mucho cuidado en su Madre 1Aunque él era sola- lacerantes sentimientos de envidia predominaban en las se-
mente tres. /James James /Dijo a su Madre, •Madre•, le dijo siones.
cierta vez; 1•Nunca debes bajar hasta el confin del pueblo, si Estos extractos de sesiones corresponden a un periodo de
conmigo no es•. 1... 1 Periquillo Gacetillero /Difundió la noticia, dos meses y medio. La importancia de sus reacciones y de este
/Perdida o robada o extraviada, /La Madre de James /James periodo de su terapia queda bien demostrada, me parece, por
Morrison /Parece descaminada. (...) un énunciado simple que hizo unos tres meses después del
periodo que acabo de describir. Afirmó •Vengo a verlo a usted
Interrumpió en ese punto las rimas, y agregó: •Siento que he
descaminado a mi madre . No me gusta este asunto de la sepa- estos días, más que a estar aquí•. Esto significaba para ella,
por primera vez en su vida, experimentar una real soledad.
ración, suena a algo que me quiere hacer para librarse de mi•.
Ahora sentía mi presencia como una intrusión indeseada, Creo que se trató de un desarrollo significativo en una mujer
de treinta y cinco años que nunca había vivido una relación
y mi voz la irritaba, a diferencia del sentimiento anterior de ex-
heterosexual prolongada constructiva, y que llevaba una vida
citación y deleite, cuando envolvía en derredor de si los soni-
de ermitaña fuera de su vida profesional.
dos de mis palabras. Ahora se sentía sobre el borde de un ven-
tanal, a punto de caer y destrozarse, mientras yo la empujaba. El otro aspecto interesante de esta mujer era que poco des-
Antes nunca se había sentido triste al terminar las sesio- pués del comienzo de la terapia había vivido en un flujo peque-
nes, y por primera vez oyó el tañido de las campanas de la es- ño pero constante de lágrimas. De continuo se enjuga los ojos
cuela próxima, que siempre sonaban cinco minutos antes del con un pañuelito que extrae de una cartera, donde lo tiene
final de nuestras sesiones, y ahora parecían tocar a muerto. siempre estratégicamente preparado. Creía que estaba con-
Tenía fantasías persistentes sobre mi con una boa de plumas movida cuando se secaba las lágrimas, péro pronto se puso en
en torno de mi cuello. Esto parecía representar un intento de evidencia que esta actividad no necesariamente guardaba
recuperar el estado blando y muelle, de fusión oniroide y, con relación con sus emociones.
la ira por la pérdida de este paraíso, la boa se convierte en una Esto siempre me resultó misterioso. Me pregunto ahora si
boa constrictor que devora enteras a sus presas. de hecho no era una •figura autista• . En su último libro, usted
Se veía como un trozo de hielo flotante, un pedazo quebra- no menciona expresamente las lágrimas; no obstante, cierta-
do de un glaciar, desprendido de la masa helada. Se veía como mente son secreciones del cuerpo. Ahora conjeturo que ella
inválida mental, como alguien que no tenía mente, o como si le usa conmigo las lágrimas en una modalidad autista, como
faltara algo, puesto que no compartíamos la misma mente. tranquilizante, para controlar su pánico, para tapar la con-
Después se preocupó por unos hermanos siameses que ciencia de la separación. En realidad, el uso de las lágrimas se
eran tema de los periódicos por ese tiempo. Estos siameses es- ha reducido mucho en los últimos seis meses, a partir de su
taban unidos por la reglón pélvica, y por lo tanto tenían un •alumbramiento psicológico•.
cuerpo y dos cerebros. Le afligía que en el momento en que los
separasen, uno perdería algo, porque a uno lo harían hembra,
aunque genéticamente era macho, pero no había suficientes Otro paciente
genitales masculinos para los dos. •También Eva fue hecha de
la costilla de Adán. Si nosotros nos separamos, entonces yo El doctor Fail escribe también:
pierdo•. Los gemelos simbolizaban sus miedos de que se debía
producir una división de propiedad, y ella se quedaría con fal- Encuentro particularmente esclarecedor su capítulo sobre fi-
ta de algo. Antes habíamos percibido esta carencia, un senti- guras autistas en su último libro Auttsttc Baniers in Neurottc
miento de insuficiencia, la sensación de que faltaba algo como Patients, porque me permitió explicarme un síntoma preciso
un pene, pero ahora esto se podía definir mejor como una con- de otra paciente. Para describirlo de manera muy sumaria,
ciencia de separación. Al mismo tiempo, estaba el miedo de siempre me intrigó en extremo el contar compulsWo de esta
que algo quedaría dañado con esta división de propiedades, en mujer. Ella cuenta palabras cada vez que las encuentra, para

192 1n:\
comprobar que están presentes todas las vocales. No puede te, empleó las mismas metáforas -la banda de Moebius
dejar de buscarlas y encontrarlas a todas. y la botella de Klein- que usa el doctor Houzel. basado
Cuenta las ventanillas de automóviles y tranvías, y les su- en su larga experiencia con niños autistas, para descri-
ma el número de las patentes. Su meta es obtener un número bir la desorientación autista y la confusión del lado de
entero, pero qué sea un número entero, he ahí algo que resul- adentro con el lado de afuera. [Lo hemos mencionado en
ta inexplicable. los capítulos 2, 6 y 9, y se lo describe con todo detalle en
Además, los números armonizan o no armonizan. Algunos
números son discordantes y, en consecuencia, no armonizan, el trabajo del doctor Houzel «Le monde tourbillonnaire
p.ej., no vale un 4 para un automóvil pequeño, es discordante. de l'autisme• (1985).] Trascribo parte de la carta del doc-
Ella suma además números telefónicos y, si son discordantes, torJones:
no los puede memorizar.
Los números tienen que dar por resultado el mismo nú- 13 de febrero de 1988
mero, no Importa la manera en que se los sume. El número fi-
nal es siempre el mismo, y ella seguirá contando y sumando
hasta que lo sea, o hasta obtener un número congruente apro- Querida Frances:
ximado. Los números nunca suman O. No le gustan los ceros.
Si un número de patente tiene 000, dirá que hay 3 ceros. Me dio mucho gusto recibir su carta y, desde luego, que se
El ejemplo más reciente se presentó cuando ella despertó propusiera usar el material. La cita de Winnicott contenida en
de una pesadilla y vio que la hora era 1:14 (por la tarde). el trabajo que usted me envió (•TheAutlstlc Capsule in Neuro-
tic Adult Patients•). •un intento de enviar el cuerpo a una
es en realidad 13:14, muerte que ya le había sucedido a la psique•, parece venir al
13 suma4, caso precisamente respecto de los pensamientos de Hilda (la
14 suma 5, paciente sobre la cual discutí con usted hace poco tiempo),
4 y5 suman 9, aunque hoy se parece más a una paciente deprimida •común•
13 y 14 suman 27 , que en el momento en que fui a verla a usted. La sensación de
27 suma 9, estar •psíquicamente muerta• parece relacionada con lo que
por lo tanto los dos lados suman 9. Hilda describe así: •cuando estoy deprimida, es como si estu-
viera dentro de una bolsa de plástico y todo sucediera afuera•.
Esto parece muy en concordancia con los historiales de
Elly y Tony que usted incluye en el capítulo 7 [de Auti.stic Ba-
niers tnNeurotic Patients], y le agradezco por haberme ayuda- La reflexión de Hilda sirve de respuesta al problema de
do a introducir un poco de luz en algo que me había intrigado averiguar si estos pacientes tienen conciencia de su en-
durante varios años. capsulación, como sucedió con el material de David ex-
puesto en el capítulo 6 . Acaso adquieran una conciencia
(Los autistas de más edad suelen obsesionarse por los más clara de ella cuando emergen, o ya han emergido,
números, como lo atestigua el hombre autista del fihne de la cápsula autista; hasta ese momento, la encapsula-
RainMWl. Se trata de una especie de auto-hipnosis co- ción ha tapado todo salvo una noticia marginal, estre-
mo la empleada en ciertas técnicas de relajación.) cha y restringida, del mundo exterior.
Continúa el doctor Jones:

Corrumicaciones de otros profesionales Ella se sintió aliviada después que fui a verla a usted para
conseguir una asistencia más potente. Se lo conté para expli-
Otra de las cartas que recibí era de un psiquiatra y carle la razón por la cual estaba lleno de ideas nuevas. Res-
psicoterapeuta, el doctor Hilary Jones, quien me envió pondió con una oleada de nuevas imágenes. Primero dijo •Mi
material clínico sobre una paciente que, cosa interesan- mente por dentro es como un museo en día domingo; no hay

194 ID!)
nadie allí, y todo está encerrado en vitrinas y armarios•. Inda- Estas sesiones fueron muy intensas, hablarnos de los dolo-
gué en torno del self loco, pero en una sesión próxima, Hilda res menstruales de Hilda, de sus trastornos con la ingesta, de
llegó y dijo •¡Me siento corno una botella de Kleinl». Pareció sus grandes dificultades con la Imagen corporal. Dijo •Me
sorprenderse de que yo no supiera de qué se trataba (¡pensé siento corno un tarro de basura, todos se sacuden el polvo en
en la •Klein• que no eral), pero me explicó: cUna botella de mí y yo no me lo puedo sacar de encima•- Imaginé un tarro de
Klein es corno una banda de Moebius en tres dimensiones . basura sin tapa, pero H!lda presentó un dibujo ajado de una
Imagine que fabrica una con la cámara de una bicicleta; usted bolsa de desperdicios atada, .depositada sobre la vereda: ¿su
la corta, le hace un agujero en un costado, hace pasar un ex- cápsula/bolsa de depresión?
tremo por este y después vuelve a unir los extremos cortados. La alenté a que me trajera un papel escrito con el trata-
Lo que obtiene es un objeto que no tiene interior ni exterior y miento matemático de la botella de Klein, cuyo contenido
que, matemáticamente hablando, carece de dimensiones•. desde luego superó en mucho mi comprensión. Pero H!lda se
Hilda dibujó el diagrama (figura 3) e hizo estos comentarios: sintió confortada por mi actitud admirativa, y dijo que su ma-
•Se trata de un sólido que no tiene adentro ni afuera. Su mate- dre nunca le había manifestado el menor interés por ninguna
mática es muy complicada porque no tiene dimensiones•. de sus tareas escolares. Esto la llevó a hablar sobre una época
muy penosa de su niñez. Cuando empezaron sus períodos,
H!lda ingresaba en la escuela secundaria. Le gustaban sus ta-
reas -en particular las de matemática la serenaban (¿figuras
autistas?)- y se sentaba a estudiar con intensidad. Ahora
bien, los deberes para el hogar eran una parte importante de
lo que exigía la escuela, pero los padres de H!lda no lo com-
prendían. Ella se encerraba en su dormitorio para hacerlos,
pero siempre la interrumpía su hermanito menor, que ya ca-
minaba. La madre amaba y estimaba a este Wjo corno no lo
había hecho con H!lda, aunque la pobre Hilda se encargaba en
Figura 3. buena parte del cuidado del bebé. Al parecer, la furia de H!lda
contra este niñito absorbente era apenas contenible, porque la
Prosiguió diciendo: •¡Hace falta un cerebro retorcido para madre no le exigía irse a dormir ni le ponía otros limites.
entenderlo! Alguien lo retorció y entonces ya no está donde de- Después de aceptar su ira y su dolor por este motivo, Hilda
biera. ¡Eso duele!•. empezó a sentir en el presente los achaques y trastornos fisi-
cos que usted había predicho. Su médico clínico parece muy
Con referencia al diagrama, continúa el doctor Jones: incomprensivo; le dice que no tiene síntomas psicosomáticos,
y los dos en consecuencia conspiran para creer que el dolor no
existe. Tras varios meses de dolores en una rodilla, Hilda reci-
De manera repentina se hizo evidente que esta pobre cria- bió por fin un diagnóstico de chon.dromalacia patellae; ¡y el
tura tenía un solo orificio corporal; y uno de aspecto decidida- fisioterapeuta afirma que la rodilla está mucho peor de lo de-
mente uterino (¿o se trata de un cascarón?). bido en caso de que el tratamiento se hubiera iniciado antes!
Discutirnos esta imagen del selfpsíquico/sornático de Hil-
da. Averigüé que, en el mundo •real•, las botellas de Klein fue-
ron concebidas por fisicos corno medio de contener plasma. Discusión del material clínico del doctor Jones
Este es una materia cargada con energía, de altísima tempera-
tura, producto de ciertas reacciones atómicas. Sus propieda-
des no permiten contenerlo, corno era incontenible el otro self
Este material de una paciente adulta con depresión
loco y temido de Hilda, Mandie S. Smith. Pero los fisicos creye- grave ilustra con mucha claridad sus rasgos autistas. Ni
ron que un campo magnético construido en forma de botella d doctor Jones ni la paciente sabían que el doctor Hou-
de Klein contendría el plasma un tiempo; liberando gradual- .C'l había empleado la metáfora de la botella de Klein pa-
mente su energía, se la usaría. Pero fue imposible a la postre. •'" clc·•;<Tlhlr la apretura en que se ven los niños autistas

196 107
con sus sentimientos tempestuosos y abrumadores. Co- como un •metabolon• para el hontanar de ansias impul-
mo vimos, estos sentimientos surgieron la primera vez sivas de la paciente, tal como lo expusimos en el capítu-
en relación con el trauma de descubrir su separación fi- lo 2. Esto condujo a que Hilda hiciera un actiTig-out de
sica de la madre de una manera inopinadamente brusca sus pesadumbres por un camino psicosomático, según
y repentina. En la situación de lactancia, por diversas lo explica el doctor Taylor más adelante en este capítulo.
razones, no se vivenciaron a sí mismos como una perso-
na sino como un mero apéndice del cuerpo de la madre.
En una situación así resulta traumática y lesiva la con- Una aplicación de otro profesional
ciencia de la separación corporal. Como se ejemplifica
en el capítulo 9, arrecian unos terrores mortales a bocas Recibí también una generosa carta confirr.&atoria de
rivales que maman. (Estos fueron revividos en el caso de Pauline Cohen, una colega que hace psicoterapia de ni-
Hilda por el nacimiento real del hermano y el posterior ños con orientación freudiana clásica. Me escribió para
favoritismo de que este era objeto.) relatarme su trabajo con una adolescente que presenta-
Estos niños tienen su vida psíquica infradesarrollada ba numerosos rituales obsesivos; en particular, no po-
porque nunca pudieron tolerar la sensación de que un día sacarse de la cabeza cierta escena. Era en el parque
espacio separaba su cuerpo y el de su madre. Ese espa- de una casa donde vivía la familia (que había cambiado
cio es un requisito para que se elaboren sueños y fanta- muchas veces de domicilio) cuando ella tenía seis años.
sías, actividades mentales destinadas a sobrellevar la Pauline Cohen escribe:
ausencia de la madre fisica y de otras personas añora-
das. Estos pacientes muestran una dependencia extre- «En 1985 escribí un trabajo con el título MLa lucha por
ma de la presencia fisica de la gente, y por eso su vida relacionarse con una niña de quince años que presenta
mental es yerma. En su trabajo hoy clásico ("The absent una dependencia respecto de una escena recurrente".
objecb, 1964). Edna O'Shaughnessy examinó este as- En esa época, consideré que la escena era un Mpensa-
pecto de la obra del doctor Bion. Con palabras del doctor miento transicional": MhogarM. Malgo en lo cual confiar",
Taylor (1987), de cuyo libro ofrecemos extractos más Mno hay otra parte adonde ir". Había leído un trabajo su-
adelante en este capítulo, «impulsos instintuales y ele- mamente interesante de Joseph Saloman titulado MLa
mentos de fantasía arcaicos han quedado encarcelados idea fija como un objeto transicional internalizado". Sólo
en su cuerpo•. Hilda tenía llena y desbordada su copa de cuando leí el trabajo de usted sobre Mobjetos autistas"
ira, terror y pena. Sus intentos mecanicistas inflexibles empecé a comprender que aquello que la paciente lla-
centrados en el cuerpo por •contener• este •plasma• y maba Mla escena" era una barrera para la comunicación
•utilizar su energía• no habían dado resultado. La des- (o sea, un objeto autista). Cuando renunció a la escena,
concertaba su torcida vivencia del espacio porque no emergió una trasferencia más positiva. ¡Ella había con-
había distinguido con claridad lo de afuera y lo de aden- servado esta escena durante cuatro años y medio!•.
tro. Como el niño autista, en cierto dominio de su perso-
nalidad Hilda no había sido en verdad dada a luz psico- La señora Cohen se extiende sobre la calidad rumiadora
lógicamente. Esto se debía a que nunca había podido de la vida mental de estos pacientes, lo mismo que el
emerger de manera nítida, ni diferenciarse por el cami- doctor Graeme Taylor, cuya aplicación de lo descubierto
no normal, del cuerpo de su madre. en los niños autistas a la afección psicosomática se exa-
Con su demostración de interés y comprensión obje- mina más adelante en este capítulo. Esto nos trae a la
tiva, el doctor Jones ayudó a Hilda a asimilar aquellas mente lo averiguado por Renata y Eugenio Gaddini en
experiencias tempranas y a iniciar su diferenciación relación con ciertos infantes que han sufrido descuido
normal. Al adoptar ese proceder, el doctor Jones operó grave y presentan el síndrome de regurgitación conocido

198 IDD
como •rumiación• (Gaddini y Gaddini, 1959). En estos doctor Innes-Smith, cuya terminología técnica difiere al-
infantes, lo que resultaba imposible tragar era la regur- go de la mía, y que no sabía que yo había dejado de sos-
gitación fisica del alimento. En pacientes con depresión tener la existencia de un estado absoluto de autismo
grave como los descritos por Cohen y Taylor, son devuel- primario normal, escribió sobre lo que denominó •Pre-
tos y regurgitados fragmentos no digeridos de experien- oeclipalidentiftcation and the cathexis of autistic objects
cia mental. Tales pacientes están temosos con sus ofen- in the aetiology of adult psychopathology•. En ese traba-
sas y las rumian. Esto presenta la calidad de una adic- jo, describió a pacientes cuya categorización resulta difi-
ción. La función del analista consiste en ayudarlos a que cil y que despiertan en el analista sentimientos de abu-
las elaboren y las eligieran. rrimiento, frustración, impotencia y parálisis, y con
quienes parecen ineficaces los medios usuales de comu-
nicación de la asociación libre y la interpretación. El
Una co11firmación de otro psiquiatra doctor Innes-Smith citó a Bion, que había destacado la
psicoterapeuta importancia de tratar las partes psicóticas de la perso-
nalidad en pacientes no psicóticos, y sugirió la existen-
La doctora Nini Herman, autora de My KleinianHome cia de •bolsones• de funcionamiento autista en estos pa-
(1988) y de Why Psychotherapy? (1987). también me en- cientes que producen •un análisis interminable y una
vió generosamente ejemplos de algunas de sus pacien- resistencia repetitiva•. Citó a Fairbairn (1952), McDou-
tes que, entre otras formas de protección, usaban obje- . gall (1984). Anzieu (1990), S. Klein (1980) y F. Tustin
tos autistas. La doctora Herman escribe: (1981) como autores que habían descrito a este tipo de
paciente. Se declaró convencido de que comprender· el
•Una usaba una pulsera de ébano a la que llamaba su uso que el niño hace de objetos y figuras autistas nos
"mordedor" y con la que se ponia a jugar hacia el final de conduce hasta la raiz de los •problemas relacionales que
la sesión. Cuando se rompió, fue remplazada antes de la acaso subvierten de una manera activa su discurso ver-
próxima sesión•. bah. Afirmó que sólo cuando empleaba estas hipótesis
empezaba a oír, detrás de las palabras, •al niño trauma-
Cita también a otra paciente, que tizado que hay dentro• (es su expresión).
El doctor Innes Smith tomó como referencia el tipo de
•hurgaba en busca de monedas en sus bolsillos y se po- complejo de Eclipo freudiano clásico, pero los niños au-
nia a jugar con ellas muy sensualmente hacia el final de tistas ri1 siquiera manifiestan aquel complejo de Eclipo
la sesión. O, mientras permaneéía acostada en el diván, elemental que Melanie Klein describió sobre la base de
dibujaba círculos u otras Mfiguras" en la pared. Aportó su trabajo con niños de tipo esquizofrénico. La falta de
sueños sobre una casa toda llena de enredaderas, y yo diferenciación normal de la madre en la infancia tem-
me sentí totalmente ahogada por un bebé tremenda- prana de los niños autistas implica que ellos han ex-
mente posesivo que reptaba sobre mí mientras hacía di- cluido de su conciencia los •elementos padre•. Como lo
bujos sobre mi cuerpo con su saliva•. expresa tan certeramente Margaret Mahler, •el padre
corta el cordón umbilical•. En los niños autistas, el cor-
dón umbilical psíquico no ha sido cortado. Esto significa
Un trabqjo de J. Innes-Smith que nunca han conocido de manera gradual las restric-
ciones y los limites que constituyen aquellas frustracio-
Wendel Motshagen llamó mi atención sobre un tra- nes necesarias y fortalecedoras que prqporciona el he-
bajo de un psicoanalista freudiano clásico publicado en cho de ser miembro de una familia. En términos colo-
Internati.onal Journal of PsychD-Analysts en 1987. El quiales, estos niños han hecho por demás •su santa vo-

200 <>1
luntad•. Esto supone que tienen escasa tolerancia a la Obstrucciones a la vivencia de coriflittos
frustración, lo que en parle puede resultar de factores edípicos normales
constitucionales pero que es sin duda la consecuencia
de no haber sido ayudados nunca a avenirse a compar-
tir a la madre con un padre. (Acaso en una •familia nu- Aunque el doctor John Steiner no refiere su trabajo a
clear• de clase media, muy cerrada, esa necesidad de lo descubierto en niños autistas, es indudable que en su
compartir imponga un esfuerzo que resulte particular- ensayo •Turning the blind eye: The Cover up for Oedi-
mente intenso.) pus• (1985) contempla obstrucciones autistas a la vi-
Cuando de repente tienen la brusca conciencia de su vencia de sentimientos edípicos normales. De parecida
separación corporal, espantosos terrores los asaltan, el manera, en •The missing link: Parental sexuality in the
mayor de los cuales es el terror a otras crías a quienes Oedipus complex• (1987), el doctor Ronald Britton abor-
perciben en mortal rivalidad con ellos por la posesión de da fenómenos que resultan familiares a quienes traba-
la madre; y el padre aparece como un bebé muy grande jan con niños autistas. En este trabajo, el doctor Britton
que es especialmente peligroso. He ahí el destino inevi- describe a una paciente adulta fronteriza que, según lle-
table de un infante que se ha vivido como tan •especial• gó a comprender, no toleraba que él hablara sobre ella
por ser parle del cuerpo de la madre. La elaboración de con una tercera persona, aunque la tercera persona fue-
estos terrores infantiles cuando el niño emerge de su ra él mismo. No podía soportar la vivencia de un espacio
cascarón autista, que lo ha protegido de ellos, es el tema . que se extendiera entre ella y el analista. Por lo tanto,
del capítulo 9. era siempre una participante fusionada, y nunca podía
Esta emergencia del cascarón del autismo es una es- convertirse en observadora y alcanzar objetividad.
pecie de nacimiento psíquico. En el desarrollo normal, Como analista, el doctor Britton sentía que no podía
se puede afirmar que el nacimiento psíquico se produce abrir un espacio dentro del cual poder reflexionar sobre
hacia la época del nacimiento fisico, puesto que hoy em- ella en su condición de persona separada de él. Si inten-
pezamos a saber que el recién nacido tiene mucha más taba hacerlo, la paciente le espetaba cosas tales como
conciencia de su diferenciación de la madre de lo que •¡Basta con esa maldita ideal•. El doctor Britton terminó
antes creíamos. En los niños autistas, sus potencialida- por comprender que para esta paciente el comercio con-
des psíquicas se han congelado. Al descongelarse estas, sigo mismo, sobre el cual ella no tenía control, se sexua-
se puede decir que ocurre un •nacimiento psíquico• mu- lizaba y era vivido como una forma extravagante y primi-
cho más tarde que lo normal. tiva de comercio parental que amenazaba su existencia
Aunque el trabajo del doctor Innes-Smith fue escrito misma. Esto bloqueaba el nacimiento de sentimientos
desde una orientación teórica algo diferente de la mía, edípicos normales. Como lo apuntamos en capítulos an-
me esclareció sobre las consecuencias desastrosas que teriores, y lo ilustra también el material clínico presen-
sobrevienen si el complejo de Edipo no se ha esbozado, y tado en el capítulo 9, tan pronto como los pacientes que
menos todavía elaborado, como es el caso en los niños se encuentran en un estado autista experimentan que
autistas y en los •bolsones• autistas de ciertos pacientes existe una distancia entre ellos y el analista (la madre
neuróticos. También me hizo comprender que avenirse nutricia, en la trasferencia infantil), irrumpen en tropel
a la separación de la madre nutrida y a lo inevitable de entidades peligrosas que amenazan la vida.
compartir el •pecho• con otras criaturas es un preludio Aquellos de nosotros que trabajamos con niños a u-
necesario para tomar noticia del complejo de Edipo y Ustas tenemos conciencia de la dificultad de no poder
elaborarlo, se conciba este en sus términos freudianos pensar sobre los pacientes porque nos sentimos dema-
clásicos o en sus términos kleinianos; siado fusionados con ellos, y ellos lo están con nosotros.
SI afirmamos nuestra separación de ellos para pensar-

202 "(): 1
los de manera objetiva, lo experimentan corno un ataque incluían dolores recurrentes en el pecho, frecuentes do-
dañino. Por eso estos niños en los primeros días del tra- lores de cabeza, sinusitis crónica, espasmo bronquial
tamiento viven las interpretaciones corno unas amena- periódico y una úlcera de duodeno. Investigaciones car-
zas terribles porque afirman la separación de nosotros, diológicas repetidas no habían registrado pruebas de
que hemos descubierto un lugar separado de ellos, don- afección coronaria, y esto llevó a los médicos del pacien-
de podernos conversar con nosotros mismos acerca de te a pensar que los dolores de pecho eran psicógenos.
ellos, con todas las consecuencias horrendas que esta El doctor Taylor (1987, págs. 274-5) escribe:
situación triangular les significa. Mientras no se elabore
esto, es imposible que se desarrollen sentlrnientos edípi- •Aunque el paciente trabajaba con bastante éxito corno
cos normales. Esto es desastroso para su desarrollo psi- administrador de una gran organización estatal, soste-
cológico. nía que ambicionaba ser un gran inventor. Desde la
adolescencia le había procurado mucha satisfacción la
concepción de ideas y diseños para diversos inventos
La aplicación a la medicina psicosomática mecánicos, pero, a causa de su afán compulsivo de revi-
sar y perfeccionar estos diseños, había construido y
El doctor Graerne Taylor ha aplicado lo descubierto puesto en venta sólo unos pocos ingenios. No obstante,
en niños autistas a la medicina psicosomática (1987). la rurniación de sus ideas le seguía produciendo un pla-
Corno el doctor Innes-Smith, tampoco el doctor Taylor cer intenso, y pasaba ante su mesa de dibujo la mayor
sabía que yo había dejado de sostener la existencia de · parte de su tiempo libre•.
un estado absoluto de autisrno primario normal en la in-
fancia temprana. Pero conoce bien los estados autistas y Prosigue diciendo el doctor Taylor:
lo que ellos suponen. En una amplia y magistral síntesis
titulada Psyclwsomatfc Medicine and Contemporary Psy- •Corno estas actividades tenían efectos de confortación y
choanalysfs, el doctor Graerne Taylor incluye una sec- de regulación de tensiones, al comienzo entendí que
ción con el titulo «Barrters to object relating». Al comien- eran fenómenos transicionales, pero un extenso trabajo
zo de esta sección, cita el trabajo de Sydney Klein, •Au- analítico no logró superar el bloqueo que le impedía
tistic phenornena in neurotic patients• (1980), donde es- completar y producir más inventos. Sólo después que
te autor explica que fenómenos autistas pueden surgir me familiaricé con el trabajo de Tustin sobre los estados
en el curso del tratamiento psicoanalítico de pacientes autistas y los objetos autistas patológicos discerní la na-
que al comienzo parecían afectados sólo por una neu- turaleza asimbólica del interés de mi paciente por las in-
rosis leve. Taylor cita a la paciente de Sydney Klein que venciones. Su rurniación mental no era sino una activi-
desmentía de manera consistente todo sentimiento refe- dad autista•.
rido a las separaciones impuestas por los fines de serna-
na y las vacaciones, pero que desarrolló un quiste ovári- (Véase el paciente de Pauline Cohen, referido antes en
co con inflamación aguda que exigió extirpación quirúr- este capítulo.)
gica en vísperas de una interrupción por vacaciones, y Y sigue:
una inflamación aguda en forma de quiste en el periodo
previo a la interrupción siguiente. «... era una barrera al trato objeta! íntimo con su esposa
Continúa el doctor Taylor exponiendo el caso de uno e hijos, y lo protegía de afectos desasosegantes y de ha-
de sus pacientes, un hombre casado de cuarenta y cua- cerse conciente de la parte psicótica de su personalidad.
tro años que solicitó psicoterapia psicoanalitica para lo- Además, era un intento desesperado por regular las
grar alivio de una diversidad de achaques somáticos que emociones en bruto, las sensaciones primitivas y las

204 2 0!i
protofantasías [elementos beta) que no habían alcanza- dades emocionales de otros miembros de la familia; en
do representación psíquica y que presumiblemente de- la medida en que se establecían sistemas recíprocos de
sempeñaban un papel importante en la génesis de sus .self-objeto, sus relaciones objetales le resultaban mu-
disfunciones somáticas» (Bion, 1962; E. Gaddini, 1982, cho más satisfactorias».
pág. 274).
El doctor Taylor continúa examinando el trabajo de
El doctorTaylor continúa narrando que interpretó la na- Joyce McDougall (1974) sobre •pacientes médicos alexi-
turaleza y funciones de estos fenómenos autistas a su tímicos con defensas autistas». Menciona la obra de
paciente, a consecuencia de lo cual este se deprimió Green (1975), quien ha descrito este aspecto de los pa-
mucho con conciencia de sentir «Vaciedad• en su vida. cientes considerados diciendo que se trata de su propia
Veo en estos sentimientos de •vaciedad» los indicado- «locura privada•. Taylor invoca los conceptos de Bion, e
res de una falta de vida psíquica, que no tuvo desde la indica que a medida que esos estados emergen, es im-
madre un espacio suficiente para desarrollarse. portante para el paciente experimentar las •funciones
El doctor Taylor avanza en su relato: alfa• y de •contenimiento» del analista -o sea, la capaci-
dad de reflexión de este- para identificarse con ellas, a
•Tuvo una serie de sueños que incluían actos destructi- fin de que sus propias sensaciones corporales, sus imá-
vos violentos e imágenes de cuerpos humanos y anima- genes arcaicas y sus otros •elementos beta• perturbado-
les mutilados y desmembrados. También tuvo varios res se trasformen poco a poco en •elementos alfa» y, de
sueños terroríficos en los que caía en grandes ~agujeros esa manera, adquieran una representación mental sim-
negros~ o ~quedaba atrapado en túneles estrechos~•. bólica.
A continuación, el doctor Taylor hace una indispen-
En mi experiencia, la claustrofobia siempre tiene ele- sable advertencia acerca de la elaboración de estados
mentos autistas. El doctor Taylor refiere el material de autistas en pacientes neuróticos, que yo refrendo de to-
este paciente a los •objetos autistas de sensación» cuan- do corazón. Dice:
do escribe:
•Estos enfoques terapéuticos se adecuan sólo a una mi-
•En un sueño, que el paciente encontró particularmente noria de pacientes con afección fisica y defensas autis-
horrendo, mordisqueaba la mano y la muñeca cortadas tas y que presentan además un grado notable de alexiti-
de un infante. Interpreté esta imagen como un objeto mia. En efecto, Mc.Dougall (1982) pone sobre aviso acerca
sensación pre-simbólico de kpuño en boca~ y como un de riesgos serios en el caso de pacientes con alexitirrúa
precursor de objetos y fenómenos transicionales. Por grave, a menos que los terapeutas utraten (su) prisión de-
fm, el paciente empezó a soñar con infantes recién naci- fensiva con. extremo cufd.ado"• (1987, pág. 89; las bas-
dos; al comienzo los rescataba de situaciones peligrosas tardillas son mías).
y después abrazaba a un infante y jugaba con él. Este
fue un punto de giro en el tratamiento de este paciente y Prosigue el doctor Taylor:
pareció representar su propio walumbramiento psicoló-
gico~. En los meses que siguieron, sus sueños se volvie- •Algunos pacientes médicos resultarán no analizables en
ron cada vez más placenteros y simbólicos; poco a poco caso de que ellos y/o el analista sean incapaces de tole-
desapareció su sintomatología fisica, e hizo rápidos pro- rar que cobren. vida unos únpulsos fnstfn.ttvos arcaicos y
gresos en su trabajo de inventos en la misma medida en unos elementos de fantasía que han quedado encarcela-
que este se desprendía de sus funciones defensivas. dos dentro de su cuerpo• (ibid.., pág. 277; las bastardillas
Además, el paciente empezó a conectarse con las necesi- son mías).

206 "()
Se trata de una advertencia importante y saludable para ción. En sus formas extremas, esas estrategias protec-
aquellos de nosotros que intentarnos trabajar con las toras se convierten en un grave obstáculo para el desa-
reacciones elementales que han entrado en escena para rrollo psicológico.
proteger aquella parte más tierna y vulnerable de la per- El capítulo 9 ilustra que, cuando el tipo de psicotera-
sonalidad humana que se asocia con la conciencia de la pia que muestra comprensión para la trasferencia in-
separación corporal de la madre/ otro. Para poder asistir fantil establece cierto grado de cooperación y reciproci-
a estos pacientes tenemos que mantener un contacto dad, las aberraciones protectoras disminuyen. Con an-
profundo con esos aspectos de nosotros mismos. terioridad, habían sido precisas hasta el grado de que el
niño recibiera el rótulo de •autista•.
Es preciso que conozcamos los aspectos
autistas de nosotros mismos

En su trabajo ~Perversion and the universal law•,


Chasseguet-Smirgel (1983) escribe:

•Veo en las perversiones no meras perturbaciones de na-


turaleza sexual que afectaran a una cantidad de perso-
nas relativamente escasa (...) sino (...) una dimensión de
la psique humana en general, una tentación de la psi-
que común a to<;los nosotros•.

Y continúa:

~Mis estudios y experiencias clínicas me han llevado a


creer que existe un wnúcleo perverso" latente en cada
uno de nosotros que puede ser activado en ciertas cir-
cunstancias» (pág. 293).

El trabajo con niños autistas nos ayuda hoy a com-


prender más acerca de este •núcleo aberrante• (como
prefiero llamarlo). que se singulariza por su recurso a
objetos sensación y figuras sensación. Vamos enten-
diendo que este «núcleo• nace del hecho de que los seres
humanos son animales temerosos y timidos que necesi-
tan engendrar alguna forma de protección para su des-
nuda vulnerabilidad cuando la conciencia de la separa-
ción corporal de la madre o del otro se convierte en un
dato de existencia. Por diversas razones que se asocian
con la situación mamífera de la infancia y con el grado
de reciprocidad que en ella se estimula, algunas perso-
nas han necesitado más que otras de este tipo de protec-

208
1
"()' l
9. Ser dado a luz del cascarón autista:
pasar a integrar un grupo

•El TTil1J1do de la experiencia pertenece al TTil1J1do básico


yo-tú. El Tl1l1J1.Cl.o básico yo-tú cor!flgura el Tl1l1J1.Cl.o de la re-
lación. Relación es reciprocidnd. (...) erwueltos de una ma-
nera inescrutable, vwtmos dentro de comentes de reci-
procidad unwersru..

Martin Buber, I and Tiwu, 1970

Este capítulo presenta material signtllcativo de sesio-


nes avanzadas de la psicoterapia de John, tal como que-
dó registrado en mi cuaderno de notas de aquella época.
Se recordará que John es el niño autista que me enseñó
sobre el •agujero negro•, y cuyo material clínico presenté
en mi primer libro, Auttsm and Childhood Psychosis
(1972), y reproduje, revisando la discusión, en Auttstic
Barriers tnNeurottc Patlents (1987). Cuando inició trata-
miento, a la edad de cuatro años, John sufría de autis-
mo grave y era mudo. El material clínico presentado en
este capítulo muestra que ha hecho un gran progreso
desde aquel tiempo.

Comentarios sobre el material clínico

Estoy segura de que otros terapeutas verán en los di-


chos de John signtllcados que se me escaparon en aquel
momento, pero es evidente que este niño de siete años
emerge del aislamiento del autismo para tomar concien-
cia de que es un individuo separado que integra un gru-
po formado por otros individuos. Enfrenta este duro he-
r ho y varios otros que se manifestarán a medida que el

2 11
material se desenvuelva. En particular, John se debate existían otros, tenía escaso o ningún sentido de su iden-
con el hecho de su separación fisica de mí y se esfuerza tidad personal. La incipiente yema de sus potencialida-
para poder compartirme a mí (y a lo que represento) con des para el desarrollo de un sentir del propio-ser se ha-
otros niños. La capacidad imaginativa que -desarrolla en bía congelado y atrofiado. El material clínico que a con-
su lucha por sobrellevar esta frustración representa tinuación se presenta demuestra el descongelamiento
también un medio que lo asiste en sobrellevarla. de las proclividades innatas de John para el juego, la
He llegado a la conclusión de que el terror a la situa- fantasía imaginativa y un sentir del propio-ser en rela-
ción no conceptualizada que, en otros capítulos, con- ción con un grupo de creaturas semejantes a él mismo.
ceptualicé como •bocado de mamones• o •pecho de Esto vuelve posible el desarrollo de la empalia, que, co-
crías• o «enjambre de rivales picadores• brota de una mo lo ha demostrado Peter Hobson (1986), tanto se echa
conciencia de separación corporal demasiado repentina de menos en los niños autistas.
dentro de una situación anormalmente fusionada con la En el consultorio, John tomó el crayón pardo de su
madre. He ahí la situación critica que provocó el autis- cajón de juguetes. Cuando descubrió que debía sacarle
mo. En John, esto se modifica a medida que se desarro- punta, se tomó el trabajo de ir hasta la caja para buscar
lla una reciprocidad de cooperación, con lo cual el espa- el sacapuntas, y le sacó punta con todo cuidado. (Por lo
cio que se extiende entre los dos se vuelve más amistoso común intenta que sea yo quien lo haga.) Dibujó el esbo-
y menos hostil. Lo ilustran las sesiones que siguen. zo de algo que, al comienzo, no me quiso decir de qué se
trataba. Me dejó con una sensación de intriga, por lo
cual me puse alerta para detectar signos de una intriga
Las sesiones desconocida en él. El dibujo resultó ser un aeroplano.
Dijo que la parte puntiaguda de adelante era la nariz, y
Martes 11 de febrero de 1964. Sesión 370 entonces dibujó algo parecido a un ojo. Dibujó cuadra-
dos, diciendo •Ventanas cuadradas•. (No le gustan los
Cuando fui a buscar a John, este dijo: «Hola, señora cuadrados y los ha evitado la mayoría de las ocasiones.
Tustin• con un tono amistoso, de hombre de negocios. Esto guardaba armonía con su estado de ánimo presen-
Pero se volvió hacia su padre y dijo con angustia: •Pron- te, que lo llevaba a enfrentar cosas que no le gustaban.)
to tendré que decir adiós a la señora Tustin•. Después dibujó una puerta y algunas cosas ovales. Dije
En las sesiones anteriores se había puesto en eviden- •¿Más ventanas?•. Para mi sorpresa respondió, con evi-
cia que su caída en los umbrales de mi casa, a causa de dente gusto de inventar un cuento: •No, bebés cascarón
la cual se había golpeado la cabeza contra la dura acera, de huevo dentro de la panza de mami que comen pa de
episodio ocurrido hacía unos días, había tenido la signi- huevo•. Era la primera vez que mencionaba •bebés cas-
ficación de darse de bruces con el duro hecho de que él y carón de huev9• o •pa de huevo•. Le pregunté por el •pa
yo no éramos continuos y por eso no seguiríamos juntos de huevo», y respondió que era •comida para. los bebés
para siempre. Percibía el hecho de que éramos seres se- cascarón de huevo•. (Cuando pregunté a su madre y a
parados y nuestro tiempo de estar juntos era limitado; su padre por este •pa de huevo•, no sabían; no era una
este era un hecho duro que lo lastimaba. Pero había em- palabra que ellos usaran ni una comida que le dieran.)
pezado a luchar para hacer frente a esta noción dura. A Lo más del tiempo se lo veía disfrutando con su inven-
medida que J ohn desarrollaba una conciencia de la ción de la fantasía, pero en ocasiones parecía asustado.
existencia de otros y de su separación de ellos, desarro- Cuando dije •¿Bebés especiales que comen pa de huevo
llaba también una conciencia de •yo-idad•. Cuando vino todos en su cascarón de huevo?•, dijo •Sí... no es cierto•,
por primera vez a psicoterapia, John, como otros niños y arrojó una mirada nerviosa a la •palangana de agua
autistas, puesto que había excluido la conciencia de que 1w l: 1• qu e había tenido la significación de una palan-

212 "1 :\
gana llena de •clin-clin» y de ~hecliondeces• (las palabras
donda y trazó adentro una marca, y después una linea
que usaba para decir orina y heces). No había agua co-
garabateada al costado, y dijo •Vivoreando dentro de
rriente en esta habitación, por lo cual yo tenía una tinaja
mami•. Después, como sus intenciones no hubieran si-
con agua limpia y una jarra, y una palangana donde se do lo bastante claras, dibujó un aeroplano con hélices y
echaba el agua que había sido usada. Llamábamos a es-
elijo •Bebé Johnny clice pro-pulsores•. Después afirmó
to la •palangana de agua sucia•.
•No sé dibujar manos•. y puso su mano sobre el papel
En respuesta a su clicho, expresé que Johnny gran-
para clibujar su contorno.
decito sabe que no es cierto, pero Johnny bebé sueña (Dije que mis cuentas brillantes excitaban su curiosi-
que hay bebés de cascarón de huevo que comen un ali-
dad por lo que yo le escondía; sentía curiosidad por la
mento especial de pa de huevo. Responclió •Sí• y se incli- parte de mí que él no podía ver. Quería pulsar mis cosas
nó hacia adelante y miró las cuentas de mi collar casi ta-
privadas con sus ojos. con su boca, con sus manos.
padas por mi overaU, y elijo •Cosas que brillan adentro•; Cuando no estaba conmigo, bebé Johnny inventaba una
clibujó unas marcas pardas, a las que llamó •heclionde-
historia sobre la parte de mí que no podía ver. Creía que
ces•. y miró con angustia la •palangana de agua sucia•.
yo estaba con los ~bebés de cascarón de huevo• que co-
(En una sesión anterior había clicho, a propósito de es-
mían ~pa de huevo•. pero, con esto, su anhelo de estar
tas cuentas, •Cosas que brillan como clientes•.)
conmigo no hacía sino volverse más insoportable porque
(Dije que Johnny bebé cree que pone sus •heclionde-
se excitaba con los cuentos que inventaba.)
ces• en las cosas brillantes que hay dentro de Tustin y
Buscó el otro papel y clibujó un aeroplano verde. Pu~
después tiene miedo de que ella sea una •palangana de
so cuidado en escribir «Johnny• d.e manera que la •y• en-
agua sucia• que se lo derrame todo encima a él.)
trara dentro de la cola.
Dijo rápidamente «Tustin tiene una buena cabeza so-
Dibujó un aeroplano más pequeño debajo del grande
bre sus hombros•.
y elijo que el pequeño era bebé Johnny. La sesión llegaba
(Dije •Quieres creer que Tustin está toda abotonada
a su fin, y elijo •Bebé Johnny es un corderito hediondo•.
-como un pecho de mami- con un buen pezón firme
(Dije que bebé Johnny inventaba cuentos sobre be-
de papi al tope, capaz de guardar adentro con seguridad
bés de cascarón de huevo que comían pa de huevo, unos
las hecliondeces y el clin-clin para que no se vuelquen
bebés muy especiales que brillaban, que permanecían
sobre ti•.)
conmigo todo el tiempo, como las cuentas de mi collar, y
Escribió su nombre, «Johnny•. con la «y• no encerra-
que comían un alimento muy especial. En comparación
da por los contornos de la cola del aeroplano.
con ellos, Johnny se sentía relegado como un corderito
(Dije que me quería comunicar su sentir de que peda-
hediondo.)
zos de él se derramaban fuera, y quería que yo captura-
ra este derrame para que no refluyera sobre él y lo enve-
nenara.)
Miércoles 12 de febrero de 1964. Sesión 371
Con ocasión del material de David sobre la pústula,
en el capítulo 6, vimos el efecto de un derrame venenoso
Cuando entraron, el padre dijo «Johnny afirma que
que no había sido aceptado ni metabolizado por una
no va a abrir sus ojos porque no quiere crecer. Quiere
psique materna receptiva: el «metabolon• del capítulo 2.
seguir siendo un bebé».
Dibujó un pequeño aeroplano del que salia humo por En el consultorio, Johnny utilizó los lápices para ha-
la parte de atrás. Después clibujó un sol amarillo con ra-
cer un aeroplano. Es decir, no utilizó los lápices en su
yos que se extendían por todo el cuadro: «como brazos
función de tales. Como apunté en el capítulo 5, esta con-
largos•, según elijo. El sol tenía grandes ojos y una am-
ducta de parte de un niño autista no es un juego imagi-
plia boca con clientes cuadrados. Dibujó una cosa re-
nativo, como lo seria en un niño normal, sino un signo

214 u¡:)
de su sentir contrariante y caprichoso. Lo confirmó su Viernes 21 de febrero de 1964. Sesión 378
siguiente observación, pues dijo •Bebé Johrmy no va a
abrir sus ojos. No quiere crecer». Cuando entramos en el consultorio, dijo •Usted se va
Tras esto, abrió sus ojos y habló en un farfullo confu- afuera el sábado y el domingo•, y enseguida agregó con
so sobre •pájaros que vuelan•, •sus hediondeces•, •bocas angustia •... pero no para tomarse vacaciones largas•.
de bebés de cascarón de huevo•. Habló sobre los Beatles (Le respondí la verdad: •Sí, me voy afuera el sábado y
que hacían •¡Yah!, ¡Yahl•. Dijo que los Beatles eran •Be- el domingo. Todavía no me he de tomar las vacaciones
bés hediondos• que salían de la •palangana de agua su- largas. Lo haré dentro de seis semanas•.)
cia•. Dijo •Me siento lleno de cosas malas (...) Tustln dice En el consultorio escogió un lápiz amarillo y un lápiz
cuándo es el momento de partir(...) Tustln se va de vaca- pardo. Hizo un esbow pardo de un sol que estaba en el
ciones la semana que viene, y bebé Johrmy es un corde- rincón del cuadro. Después lo pintó de amarillo. Dijo •No
rito hediondo (...) Bebé Johnny no es bueno•. (Dirigió nos gustan las hediondeces pardas feas, nos gustan las
una mirada aprensiva al agujero negro del perchero, chanchadas amarillas blandas•. Afirmó después: •Las
que había sido el •pecho no bueno•, y a la •palangana de hediondeces pardas hacen que los ojos de mami se pon-
agua sucia•.) gan todos negros•.
(Dije que inventar un sueño maravilloso sobre la par- (Le dije que creía que bebé Johnny pensaba en lo que
te de mí que él no podía ver le hizo soñar que pulsaba me había dicho ayer acerca de que le parecía que él que-
hacia fuera de mí todas mis cosas brillantes a fin de de- maba las cosas brillantes de mami, las cuentas de su
. positar en mí sus hediondeces y su clin-clin. Pero enton- collar y sus ojos, y tal vez sus dientes brillantes, con sus
ces soñó que yo era una •palangana de agua sucia•. De hediondeces que quemaban, porque estaba celoso de
ese modo bebé Johrmy se sintió junto a una •Tustln pa- los bebés de cascarón de huevo que imaginaba él dentro
langana de agua suela•, una Tustln que no podía darle de ella comíendo pa de huevo. Después dije •Recuerda
nada bueno y que lo hacía sentir hediondo y malo.) Dijo que dijiste que mirabas a través de la ventana de casca-
•Bebé Johnny viene a ver a Tustln. Tustln ayuda a bebé rón de huevo•.)
Johnny a elegir cosas. Tustln entiende a los bebés•. (Después me di cuenta de que esto pudo asociarse
Cuando volvió con su padre, dijo •Ahora veo•. con la pantalla de televisión, una especie de pantalla de
televisión •a través del espejo•. John veía reflejos sobre
la pantalla de la televisión, pero a veces, cuando estaba
Jueves 20 de febrero de 1964. Sesión 377 encendida, había Imágenes de personas; no obstante, él
advertía que estas no eran las mismas que las personas
En esta sesión dibujó una cosa grande ovalada, y dijo que de hecho estaban presentes. Eran como los reflejos
•Mirando a través de las ventanas de cascarón de hue- de imágenes en su mente. Este material había sido pre-
vo•. A continuación llenó el dibujo de unos garabatos cedido por sesiones en las que había alucinado que su
negros, y dijo •Bebés de cascarón de huevo se convierten madre, su padre y su hermana estaban en el consulto-
en bebés feos, ¡yahl, ¡yahl, cuando se queman se ponen rio. Le había apuntado que quizás él pensaba en ellos y
negros•. deseaba mucho que estuvieran presentes. En esta se-
(Recogí el tema del sueño de bebé Johnny que ataca- sión posterior, la que expongo aquí, adquiere la capaci-
ba a los bebés de cascarón de huevo que él imaginaba dad de llevar a cabo, en su pantalla mental interna,
dentro de aquellas partes de mí misma que él no podía aquellas actividades Imaginativas que nosotros llama-
ver, y entonces creía que la quemazón que él les hacía mos •fantasía•.) ·
los volvía negros.) Dibujó un contorno amarillo en la mitad del papel,
debajo del sol.

216 "1
(Dije •Bebé Johnny quiere darme chanchadas amari- celos, exclamó: •¡Celoso de los bebés feos! ¡Los quemo
llas blandas en lugar de hediondeces que queman y que hasta que queden negros! ¡Celoso de los bebés feos!•. Y
ponen negra a mami».) golpeaba la mesa al ritmo de lo que iba diciendo.
Respondió: •No se tiene que enojar•. Dibujó después unas nubes, y dijo •Irse a dormir•.
Dibujó un aeroplano en el cielo con amarillo. Dijo •El Después de esto dibujó una •hediondez• verde e hizo
avión sube a las nubes. Se aleja y se aleja, y entonces só- algunas redondas y, mirando angustiado la •palangana
lo puedo mirarlo y después ya no lo puedo ver•. Prosi- de agua sucia•, dijo •bebés pájaros hediondos vienen de
guió: •Cuando es el tiempo en que usted sube las escale- ahí a picar mis ojos. Están todos quemados•. (Tuve la
ras, y después sube las escaleras, y después sube las impresión de que estos •bebés pájaros hediondos• eran
escaleras• (indicó con su mano que creía que yo subía como los que llamaríamos demonios, diablejos o brujos.
tres tramos de escaleras). Se los creía salidos del•agujero infernal negro• de la •pa-
(Dije que él estaba imaginando lo que me pasaba langana de agua sucia• que se asociaba con el•agujero
cuando lo dejaba y él ya no me podía ver, y parecía que infernal negro• de su botón.)
yo me alejaba y me alejaba.) He llegado a pensar que la configuración de •pezón-
Puso las figuras 000 en el aeroplano, y dijo que esos en-boca• se asocia con •bastón-fecal-en-ano• y, des-
eran •bebés de cascarón de huevo•. pués, con •pene-en-vagina•, y que la diferenciación de
(Dije que bebé Johnny cree que cuando el botón sale estos patrones unos de otros forma parte del crecimien-
de su boca sólo lo puede mirar, no tocar: •Sabes, como la to normal. En el autismo, las sensaciones que vienen de
pantalla brillante de la televisión en el piso de abajo, que un •agujero• parecen desbordar sobre los otros •aguje-
mami te ha dicho que puedes mirar pero que no debes ros•. Por ejemplo, las sensaciones horribles que tiene en
tocar•. John escuchó con atención, y dijo •Sí•. Proseguí: su boca las siente en su ano, y a la inversa. Es un círcu-
«Entonces cuando ya no lo puedes ver más con tus ojos lo vicioso de sensaciones feas.
exteriores, crees que lo puedes ver con tus ojos interio- Cuando releo mis notas tras un lapso de veinte años,
res, y te haces imaginaciones sobre lo que le sucede. me marcan un pasaje de la edición de Penguin Classics
Cuando mami se va -cuando Tustin se va-, bebé de The Upanfshads, 1 que dice así:
Johnny imagina que hay bebés de cascarón de huevo
dentro de la mami Tustin que tienen el botón rojo en su •Hay mundos habitados por demonios, regiones de os-
boca todo el tiempo comiendo pa de huevo, y esto lo ha- curidad extrema, el que en vida niegue al Espíritu cae en
ce sentir muy abandonado y celoso y enojado•.) esa oscuridad de muerte•.
Dibujó una cosa en forma de cohete con humo que le
salía por atrás y que navegaba muy próxima al aeropla- Desde luego, la sensación de pérdida y falta que se expe-
no amarillo. rimenta como un agujero negro lleno de entidades ame-
(Dije: •Bebé Johnny cree que con sus ojos interiores nazadoras, que John expresa por medio de imágenes
mira a través de las ventanas de cascarón de huevo, co- corporales, se tiene que expresar en una etapa posterior
mo en la pantalla de televisión, a esos bebés de cascarón de la vida por medio de símiles y metáforas. Me parece
de huevo que comen pa de huevo, tú crees que envías que llego a esta conclusión: el autismo, si se ha abusado
un cohete con humo a esos bebés porque estás celoso de de él, es mucho más que un síndrome de la psiquiatría
ellos•. Su madre me había dicho que tenía miedo de los infantil. Trae por consecuencia la parálisis del espíritu
•Beatles•, un famoso grupo musical de moda en aquel -de la imaginación- y de todo lo que esta procura.
tiempo, porque cuando cantaban •¡Yah!, ¡Yahl• temía Pero volvamos a las vivencias inmediatas de John y a
que salieran de la pantalla de televisión y vinieran a pe- la descripción que dio de ellas. Ahora pienso que, en su
garle.) En respuesta a mi interpretadón acerca de sus estado de insuficiente diferenciación, •los bebés pájaros

18 21!)
hediondos• probablemente se asimilaran a los dientes Miércoles 26 de marzo de 1964. Sesión 391
brillantes en mi boca, que tal vez se asimilaran a mis
cuentas brillantes que él había mencionado antes de La última sesión antes de las vacaciones correspon-
manera confusa junto con bebés favoritos que estaban dió al miércoles 26 de marzo de 1964.
conmigo todo el tiempo. Estos se habían convertido en lo (En la semana anterior yo le había hablado acerca de
que he llamado en otro lugar •bocado de mamones~ o las vacaciones y le había mostrado, sobre un almana-
•pecho de crías• o •enjambre de rivales•. El modo en que que, cuántos días faltaban. Cuando se lo dije, él se puso
las experiencias de estos niños están aplastadas unas muy tartamudo y era evidente que eso lo alteraba. Ahora
sobre otras y son no verbales y no conceptualizadas, e bien, el jueves y el viernes no había parado de decir •Es-
indiferenciadas entre sí, vuelve dificil entender y expo- · taré con Tustin un tiempo corto y después me iré a ca-
ner su material clínico. sa•. Yo nunca le había dicho nada parecido a esto. No sé
En la sesión referida, dlje •Me parece que me dices si lo habían hecho sus padres•.)
que tienes miedo de irte a dormir por la noche porque te- Llegó muy feliz y charlaba con su padre en el umbral.
mes a los bebés a los que crees haber quemado por ce- Dijo •Adiós, papá•. En el consultorio afirmó: •Botón
los. Temes que vengan a picarte•. rojo viene hasta mi boca y después se va enseguida•.
(Antes de estas sesiones, se había despertado lloran- DiJe •Sí•.
do por la noche porque había pájaros voladores que Fue en busca del cajón y. dándome la espalda, ma-
eran como bocas que venían a picarlo. Esto me pareció nejó el tractor •con las ruedas rojas crueles•. (Al mos-
una mezcla de alucinación y sueño.) trarme los sentimientos crueles de bebé Johnny, cree
Dibujó una •mami sol amarillo• y dijo •Ojos abiertos que hace una cosa cruel en su boca cuando está enoja-
todo el tiempo. Los soles al ponerse tienen ojos~. do porque el botón no se queda con él todo el tiempo.)
(Dije •Creo que me dices que bebé Johnny necesita Dijo •Hombre feo desapareció•. Se sentó ante la mesa
crear una mami sol en su mente que pueda tener los y dibujó un aeroplano con amplios movimientos deba-
ojos abiertos todo el tiempo para que él se encuentre se- rrido y un intento de perspectiva. DiJo mientras dibuja-
guro aunque la mami común externa no esté».) ba •Usted ayuda a bebé Johnny a reparar el botón roto
Cuando vio en el reloj que era llegada la hora (ya sabe lentamente. Le saca el pinche que tiene en su boca•.
dónde se encuentran las manecillas en el reloj al final de Contempló el cuadro que había dibujado y dijo •No
su sesión), dijo •No hay que escupir•. está bien•; fue en busca de la otra hoja de papel y dibujó
(Bebé Johnny intenta crear una madre sol que no un aeroplano con -ventanas de cascarón de huevo•. Dijo
tenga adentro cosas malas como •bebés de hediondez y •Los bebés de cascarón de huevo que comen pa de hue-
baba• enojados, que le dan sueños malos por la noche.) vo. La mamá grande, grande•.
Cuando se iba, miró los dibujos que había hecho y di- (Bebé Johnny sueña con una mamá grande, grande
jo •Dibujé lindo, ¿no es cierto?•. que tiene bebés de cascarón de huevo que comen pa de
Los padres informaron que ese fin de semana des- huevo todo el tiempo y sin parar.)
pertó por la noche y dijo •No voy a llorar porque no estoy Dibujó un aeroplano y dijo acerca de las ventanas
asustado~. •Ventanas cuadradas. La mamá no tan grande•.
(Después de esto, John faltó dos semanas porque en- (Un intento de dibujar a la mamá como es en reali-
fermó de sarampión. Los niños autistas nunca están en- dad, la mamá que no puede dar de comer al bebé todo el
fermos. Sólo cuando se recuperan empiezan a padecer tiempo y que debe alejarse el tiempo restante.)
las enfermedades infecciosas comunes de la niñez. Al Dijo •Entonces invento mi propio botón lentamente.
parecer, ahora se vuelve posible esa representación dra- Tengo que hacer un sueño lindo•. (Nunca le había dicho
mática psicosomática.) esto. Quedé asombrada con su perspicacia.)

220 221
Siguió dibujando, y el lápiz rojo se gastó mucho. De Dijo •Roland y Graham están en la escuela hoy. Son
repente se detuvo, lo estampó contra el papel y se puso a mis amigos•.
gritar •¡Es demasiado duro! ¡Es demasiado duro!•. (Lo consuela saber que los niños reales no han sido
(Dije que bebé Johnny quería comunicar que era de- lastimados por sus imaginaciones, y que tiene amigos y
masiado duro inventar el botón rojo dentro de él mismo no sólo enemigos terribles.)
usándolo bien y cuidándolo cuando estaba alú. Quería Dibujó un listón pardo sobre el barco.
volver a sentir que no importaba el modo en que usara Enseguida dibujó unos dientitos en la parte inferior
las cosas porque él era un bebé favorito de cascarón de de la hoja, diciendo •Dientes illosos•. Afirmó: •Los dien-
huevo que podía conseguir siempre más y más, sin que tes se tienen que usar correctamente•.
se acabara. Pero el modo en que usaba esas cosas exter- (Cuando piensa en mí como una mamá grande llena
nas afectaba la índole de las cosas que hacía dentro de de bebés de cascarón de huevo que comen pa de huevo,
él. Si era descuidado y desidioso con las cosas de Tustin, quiere morderme adentro y no dejarme ir nunca. Pero
no tendría nada bueno para consolarse durante las va- siente que eso no es usar sus dientes correctamente pa-
caciones.) ra comer el alimento correcto. Había sido muy •fastidio-
Se calmó, sacó punta a su lápiz y dibujó un barco. so• con su comida porque no quería trozos duros y sólo
Dijo •Ventanas rectangulares•. comía alimentos blandos.)
Dibujó el mar y lo hizo más y más encrespado, di- Dijo •Tustin no me dejará quedarme demasiado tiem-
ciendo •hundido•. po. Es una Tustin práctica•.
(Está enojado con Tustin porque ella no consiente (1\lstin no pretende ser una mamá grande que pueda
que finja que puede ser un bebé de cascarón de huevo dejarlo ser un bebé de cascarón de huevo y hacer su vo-
capaz de hacer su gusto en todo, y por eso sus senti- luntad. Es una Tustin práctica dispuesta a decir que es
mientos de enojo se encrespan como un mar picado, y común y que se tiene que ir para descansar. Entonces él
teme que este mar hunda a Tustin.) podrá sentirse común y será capaz de usar sus dientes
Dijo •Estoy enojado con la señora mamá y con el se- correctamente para comer el alimento correcto.)
ñor papá». Dijo •Si», al parecer aliviado, y después subió las es-
(Nótese el surgimiento de sentimientos edípicos.) caleras y saludó a su padre con alegria.
Empezó a dibujar un helicóptero, y hacía el ruido de (Durante las tres semanas de vacaciones de Pascua
un helicóptero: •¡Tac!, ¡tac! ¡Bebés feos de cascarón de siguió haciendo progresos. Le dejaron de dar los medi-
huevo! Estoy en un helicóptero. ¡Tac!, ¡tac!•. camentos para dormir, que le habían sido prescritos por
(Dije que se alejaba volando de todas las cosas feas la doctora Creak durante una fase de insomnio en la que
porque creía no poder enfrentarlas.) tenía miedo de pájaros voladores que eran como bocas
Dijo •Hel-i-cóptero ... No me gustan los helicópteros. voladoras que venían a picarlo. Intentó comer trozos du-
¡Trompo roto!». ros, no obstante lo cual seguía restringido en sus posibi-
(Era una referencia a un trompo zumbador, uno de lidades de comida.)
los juguetes que le había provisto, que él había roto en
un ataque de rabia porque no giraba sobre la alfombra
blanda.) Prosiguió: •¡Gente fea viene a eliminarme!». Discusión
Dije •El bebé Johnny celoso y cruel cree que rompe a
la mamá y papá de cascarón de huevo y hace desapare- El material ha sido presentado tal como ocurrió du-
cer todos sus bebés, después se siente en el peor de los rante las sesiones, a fin de ilustrar la emergencia de una
mundos, librado a sí mismo con una cosa rota aterrort- fantasía que he llegado a considerar un fenómeno uni-
zadora que amenaza hacerlo desaparecer•. versal en la recuperación de niños autistas que todavía

222 22:l
operan en rúveles elementales. Se trata de una fantasía común interviene una interacción entre ambos facto-
que, según mi experiencia, se expresa en un momento res). se comporta con crueldad, esta pasará a desempe-
en que el paciente empieza a experimentar su ser como ñar un papel predominante en el modelo interno del rú-
individuo separado. Según lo expuse en el capítulo 2, he ño. Este modelo interno influirá sobre su visión de la vi-
dado en llamarla «bocado de mamones•. •pecho de crías• da y sobre su conducta. Influirá sobre la construcción
o •enjambre de rivales•. (Es interesante que en la lengua que del mundo externo él haga. Por esta vía, la crueldad
francesa la palabra sein se emplee para designar tanto incuba más crueldad, y la bondad, más bondad. Parece
el pecho como el útero.) Esto nace en relámpagos de di- que estamos aquí ante las fuentes de la moral. Conside-
ferenciación que siguen a un estado indiferenciado en ré que mi papel era ayudar a John a tomar conciencia de
que su cuerpo les parecía formar parte del cuerpo ma- los elementos destructivos que guardaba en su interior,
terno. Es en consecuencia una situación de •boca-pe- y a dominarlos, así como a tener una idea reali~ta sobre
cho•. donde el pecho o su sustituto se experimentan en sus consecuencias, tanto para él como para otros. (En
los términos de la boca. El material clínico ilustra el otros libros -1972, 1987- utilicé la expresión •formas
efecto que esta falta de diferenciación normal temprana innatas• para designar estas pautas congérútas a-sim-
tenía sobre la vida de fantasía de John, y también el im- bólicas. Stern -1983, pág. 49- las denota con el térmi-
pedimento que representaba para el desarrollo de su no •esquemas•. y distingue estas constelaciones pre-
sentir del propio-ser. En las sesiones presentadas se simbólicas de las •representaciones• simbólicas. Bion
empiezan a modificar sus terrores a las bocas rivales de -1962- las llamó, por su parte, •pre-concepciones in-
otras crías, nacidos de esta falta de diferenciación nor- natas•.)
mal gradual; en efecto, a medida que yo, con tacto, me Ayudé también a John a moderar sus expectativas,
distinguía de John, lo ayudaba a separar los hechos de para que no fuera propenso a la frustración a causa de
la ficción. También confirmé su creciente conciencia de tener nociones fantásticas de realización imposible. Lo
que el juego de la fantasía podía ayudarlo y. además, re- asistí en distinguir alucinaciones inmateriales, entida-
sultar divertido. Por otra parte, retomé y reforcé su con- des oníricas e imágenes reflejadas en una pantalla de
vencimiento de que el modo en que usara el mundo ex- presencias sólidas, materiales, reales. Esta asunción de
terno afectaba el modelo interno que se formaba de este. mí misma como una mediadora importante de las leyes
Por ejemplo, si usaba a personas y cosas de una manera del mundo de sentido común fue uno de los aspectos
cruel, hacía dentro de él una cosa cruel. Esta formación significativos del tratamiento en esta etapa. Pero era
interior, que brota de predisposiciones innatas y que él preciso llevar a cabo esto dentro del contexto de su pro-
seguía construyendo en función de sus propios estados pio modo de pensar acerca de sus experiencias, y con
de árúmo y también de su conducta, era precisamente r espeto por fantasías que no eran una mera escapatoria
aquello a lo cual debía recurrir cuando se encontraba e la realidad, sino también un medio de pensarla y
solo. amigarse con ella. En este proceso, John empezó a ela-
Al parecer el infante trae consigo un análogo interno borar una moral personal basada en pre-concepciones
de situaciones vitales significativas, del mismo modo innatas. Al dar mi apoyo a esto, no le dicté mandamien-
que un ave, por ejemplo, posee pautas innatas comple- tos morales, sino que más bien le mostré las consecuen-
jas como la de construir rudos. El modo en que el niño cias de lo que él mismo hacía. Se trataba más de una
marúpule este análogo interno en su fantasía, y en que moral pragmática y relativa que de una moral absolutis-
se comporte frente a aquellas partes del mundo externo ta y autoritaria.
que •calzan• con ese análogo innato, afectará su desa-
rrollo. Si, por factores constitucionales o a causa de un
ambiente que le imponga privaciones impropias (por lo

224 r\f\[)
Conclusión le satisfacía cualquier asomo de ganas. La experiencia
psíquica de un •pecho• compartido interactivo ha de vol-
A medida que John emergía de su aislamiento pro-
verse el núcleo de un genuino sentir del propio-ser.
tector, sus proclividades sociales se iban liberando. Se
Tras elaborar las ansias de la separación corporal,
descongelaba su «self emergente~. como lo ha denomi- sustentado en experiencias de cooperación recíproca
nado Daniel Stern (1986, págs. 37-68). Esto dio lugar a
con otros, el niño antes autista -o el paciente neurótico
un juego de ideas en su mente. Tal fantasía de tipo ima- que perseveraba en una cápsula autista inhabilitante-
ginativo era muy diferente de su uso compulsivo y este- está listo para hacer frente a las alegrías y las penas (las
reotipado de objetos sensación y figuras sensación, por •dificultades•, como las definió un niño) de existir como
cuya mediación había huido de experiencias penosas de un ser humano separado, relacionado con otros seres
separación corporal. Esto lo ayudaba a pensar y a supe- humanos. Experiencias internalizadas de estos lazos
rar situaciones del mundo exterior. proporcionan una forma de protección más confiable y
No pude menos que convencerme de este valor de la flexible que un cascarón autista externo. En este punto,
fantasía imaginativa cuando observé y registré el juego tanto el niño como el terapeuta están en condiciones de
de un grupo de doce niños en su etapa de latencia, que andar por sus sendas independientes.
tenían entre nueve y diez años (Tustln, 1951). Estos ni-
ños primero se juntaron como una tribu de macacos. Al
día siguiente, eran un grupo de magos, que después se Nota
convirtieron en químicos, lo que dio por resultado una
demanda de lecciones de química. Por último, todos vi- 1 Fue Ann Beckett quien tuvo la buena idea de llamarme la aten-
vían juntos en una isla imaginaria llamada •Bon Lon•, ción sobre The Upantshads.
donde elaboraron patrones de conducta y superaron
crisis imaginarias. Observar a estos niños me obligó a
comprender el valor de estas fantasías grupales com-
partidas que habilitan a los niños para compartir sus
pensamientos y reflexionar, así como para obtener auxi-
lio unos de otros en la tarea de erúrentar las realidades
del mundo exterior.
Por fortuna, John alcanzaba la capacidad de jugar y
se preparaba para participar en actividades grupales
compartidas. Se modificaba su encapsulación congela-
da protectora, y podía empezar a experimentar la pro-
tección que dimana de tolerar las frustraciones que im-
pone ser partícipe de un grupo. Esto significaba que en
lugar de sentirse protegido por el delirio de •un cascarón
externo extraordinario•, como el ejemplificado en el ca-
pítulo 6 por la •armadura• auto-fabricada de David,
ahora John podía sentirse protegido por •un pecho inte-
rior real común~. Aunque primero debía reconciliarse
con el hecho de que lo compartía con otros. Pasó por el
duro trabajo de abandonar nociones grandiosas imposi-
bles de un •pecho~ que era parte de su cuerpo y por eso.

226
10. Autismo en un paciente adulto

Cuando el manuscrito de este libro estaba en manos


de la señora Klara King, la editora amable y paciente que
lo preparaba para su publicación, recibí de Chile un tra-
bajo que había sido aceptado para su lectura en el Con-
greso Psicoanalítico Internacional realizado en Roma en
agosto de 1989. Era un trabajo escrito por tres psico-
analistas, los doctores Mario Gomberoff, Carmen Noemi
y Lituana Pualuan, titulado «fhe autistic object. Its rela-
tionship with narcissism in the transference and coun-
tertransference of neurotic and borderline patients•.
Tras reseñar la bibliografia sobre el autismo y los ob-
jetos autistas, los autores presentan un material clínico
ilustrativo. Este retrataba con tan veraces rasgos las
particulares dificultades que nos salen al paso en el tra-
bajo con la encapsulación autista y la necesidad de que
el analista ejerza una firmeza extrema si es que el trata-
miento ha de resultar eficaz, que he querido, aun en este
estadio final de la preparación del libro, compartir con
mis lectores la experiencia de estos psicoanalistas.

Material clínico

El material clínico refería el caso de un hombre de


cuarenta años, un artista logrado. Tras la ruptura de
una relación de pareja, un mes antes de solicitar asis-
tencia al terapeuta, este paciente había sufrido violentas
crisis de angustia con sesgo psicosomático. Tuvo una
sensación que definió como de desintegración y lacera-
ción. Se sintió paralizado y no podía trabajar. Todo esto
se elaboró después en la relación trasferencia! con el te-
rapeuta, pero fue preciso primero experimentar, com-
prender y elaborar fenómenos de contratrasferencia.

""f}
Estos consistieron en que el analista era capturado e veía el analista para detectar el objeto autista que el pa-
impedido de trabajar por las maniobras de encapsula- ciente le ofrecía daba lugar a la existencia de una espe-
ción del paciente. A medida que el analista comenzó a cie de capullo en cuyo interior ambos se fascinaban mu-
entender lo que le sucedía, y por lo tanto la importancia tuamente por el juego de las palabras•.
que para el paciente terúan estas estrategias protecto-
ras, fue posible modificarlas poco a poco. El trabajo tra- Los autores describen el estado de encantamiento en
ta de este proceso de curación. que estaban fusionados paciente y analista, que ponía
en suspenso todo cambio y desarrollo.
El hechizo se rompió cuando, en respuesta a una au-
El proceso de curación sencia del analista y mientras, al retorno de aquel, el pa-
ciente se encontraba en su usual empeño de cubrirse a
Al comienzo este paciente impresionaba mucho porque, sí mismo y cubrir al analista con lo que los autores defi-
según lo precisan los autores, su lenguaje verbal era nen como un ~caparazón de palabras•, el analista rom-
pió por entre esto interrumpiendo al paciente de manera
~rico,
poético, lleno de metáforas, usado con inteligencia abrupta e interpretando su uso del lenguaje como un in-
y gran sentido estético•. tento de evitar el reconocimiento del dolor que le había
provocado la ausencia del analista. (Lamento no tener
Esto llevó a que, al comienzo, el analista no comprendie- espacio para trascribir la circunstanciada descripción
ra que esta facilidad verbal, que tanto lo cautivaba, que los autores dan de la fase del análisis donde expo-
nen vívidamente la encapsulación obrada por paciente y
-no estaba al servicio de una comunicación real, sino analista gracias a sus propias frases pintorescas.) Ahora
más bien de una seudo comprensión, una seudo comu- bien, en esta ocasión, el analista quebró el •caparazón• y
nicación, un seudo análisis•. habló de manera tajante y firme al paciente acerca de su
ausencia. El paciente replicó diciendo que se sentía
Esto se asemejaba a la cabeza auto-fabricada de David,
que expusimos en el capítulo 6, que traía consigo el •con ganas de llorar, con mucha pena, y que luchaba
constreñimiento y los miedos atroftantes ejemplificados con esto porque si no estallaría en llanto y, según expre-
por el material de Ariadne acerca de una falsa cabeza só, "un agujero negro lo tragaría"•.
que le confeccionaban, según lo presentamos en el capí-
tulo 7. Por ejemplo, los autores dicen que El paciente siguió diciendo que

~el paciente se aferraba a las palabras del analista, las •desde muy pequeño llegó a ser un acróbata que apren-
insertaba en su propia charla y las armonizaba en un dió a aferrarse a lo que se ofreciera para sobrevivir•.
todo compacto. Procuraba por todos los medios que su
discurso no estuviera en desacuerdo con el del analista•. Los autores relacionaron esta conducta con el uso de
objetos autistas por parte del niño autista, y considera-
Esto significaba, con palabras de los autores, que ~no ron que la utilización de ciertos aspectos del lenguaje
existía Myo" ni "no-yo"; no había distancia entre estos•. Y verbal, en que se destacaba este paciente, equivalían a
continúan explicando: mantener apretado con fuerza en la mano un objeto du-
ro. Para poder entrar curativamente en contacto con el
•Paciente y analista estaban fusionados en un discurso •agujero negro• de dolor y de pena que era tapado por el
único construido por el paciente. La dificultad en que se uso de estos objetos encapsulanles, el analista se vio

230 "~11
hablando con más elocuencia e interpretando de mane- Esta afirmación me trae a la memoria el dibujo de Wi-
ra más cuestionadora de lo que solía. lliam Blake (figura 4) donde se ve a un personaje solita-
Dicen los autores que el resultado de esto fue rio y aislado que, con sus pies separados del suelo, trepa
por un único y delgado rayo de luna para subir hasta
•como si algo se hubiera roto; afloraron carencias, au- ese objeto fascinante, inanimado, hechicero, tan tenta-
sencias, faltas. El movimiento ·se restauró en campos dor e inalcanzable. Según lo interpreto, el dibujo deBla-
muy primitivos que se asociaban a sensaciones, temo- ke indica que esta empresa sin esperanza significa que
res o angustias en el paciente tanto como en el analista». es desconocida y es sorteada la pareja parental viva y
amante (potencialmente edípica) que tiene los pies bien
Poco a poco, el paciente empezó a usar el lenguaje verbal plantaaos en la tierra. Parece cosa de un lunático. Estos
ya no para hechizar y despistar, con el propósito de niños están siempre esforzándose en demasía. Viven en
mantener ligado a sí a un terapeuta que podía escaparse función de expectativas sin sustancia e irrealizables.
de su imperio en cualquier momento, sino para estable- Como lo descubrieron los psicoanalistas chilenos, y
cer con él una comunicación cooperativa. yo misma lo he descubierto, pacientes que se han hecho
adictos a este modo de vida autista lunático, aunque sea
sólo en una parte de su ser, necesitan en el momento
oportuno un empujón firme y resuelto que los ayude a
establecer una comunicación recíproca cooperativa con
seres humanos vivos, terrenales. Para poder ayudarlos
conmiserativamente a dar este paso del autismo a la re-
ciprocidad, debemos entrar en plena sintonía con las
penas y los terrores que los asediaron y los dejaron •pu-
ro cuero» o •empollados», según lo da a entender Chris-
topher Logue (1981) en el siguiente poema:

Venid hasta el borde.


Podemos caer.
Venid hasta el borde.
Es mucha la altura.
VENID HASTA EL BORDE
Entonces fueron,
Ellos empujó,
Y volaron.

9 f w ;1.11t! l wa.rlt l\lJ!,,tr Pero este suceso feliz adviene sólo tras un arduo trabajo
preparatorio llevado a cabo tanto por el analista como
Figura 4. por el paciente; de otro modo, en efecto, se corre el riesgo
Los autores escriben: de que el paciente torne a caer en el •agujero negro» del
desvalimiento y la desesperación. Debo reiterar que es
«Sólo paso a paso, y después de atravesar periodos de peligroso, para personas que no comprenden la función
gran angustja y dolor, el paciente pudo recurrir a un ob- protectora del cascarón autista, inmiscuirse en este.
jeto vivo autónomo, en ve~ de buscar el objeto autista».

232 ":1:1
11. Palabras finales

Es todavía mucho lo que queda por descubrir acerca


de los aspectos psicodinámicos del autismo.
Por suerte, ha renacido el interés en la psicoterapia
de los estados autistas. Es probable, en consecuencia,
que el trabajo continúe. Esto nos ayudará a ver en los
niños autistas no unas curiosidades psiquiátricas, sino
unos seres humanos afligidos con quienes podemos ha-
cer empatia y de cuyas tribulaciones aprenderemos m u-
cho. De esta manera se arrojará luz sobre las obstruc-
ciones, en apariencia intratables, del desarrollo emocio-
nal y cognitivo que encontramos en otras perturbacio-
nes. Mi trabajo me ha llevado a la conclusión de que
esas obstrucciones pueden ser la consecuencia de un
despliegue extremado de reacciones protectoras que se
han producido para enfrentar traumas intolerables. Por
lo común, estos se asocian a la insoportable conciencia
de la separación corporal. Pero es preciso tener siempre
en cuenta que las protecciones de tipo autista son un
mecanismo de supervivencia innato; si se usan de ma-
nera conveniente como un recurso temporario para ob-
tener alivio de una tensión y una presión intolerables,
son potentes y útiles. Es el abuso masivo, excluyente y
compulsivo de ellas lo que las vuelve atroftantes.

":1!1
12. Una aclaración

Es sólo en el momento en que este libro se envía a la


imprenta cuando comprendo con clartdad el esquema
básico de inteligencia que se ha ido dibujando en mis
muchos años de trabajo clínie;o con niños autistas y con
motivo de mis intentos de asimilar esa experiencia por
medio de la escritura de libros y trabajos. La hipótesis
que ha surgido no es una hipótesis evolutiva que se refi-
riera a «etapas» o «fases» o posiciones, sino que atañe a
estados de sensación, habida cuenta de que los sentidos
son los órganos primarios de la conciencia.
He llegado a la conclusión de que existen, desde la
primerisima infancia, estados fluctuantes de conciencia
que forman la base de estados mentales durante toda la
vida. Gracias a estudios observacionales recientes sabe-
mos que, desde el comienzo de la vida, existen estados
de percatación alerta en que los infantes toman noticia
del mundo exterior de una manera diferenciada. Pero
hay pruebas clínicas de que esos estados diferenciados
fluctúan con estados en que el sentido de la separación
corporal se encuentra disminuido; por ejemplo, en los ·
momentos previos al dormir y en el curso de este, y en
los éxtasis. En tales estados, el mundo exterior y los ob-
jetos que contiene se vivencian como una continuación
del cuerpo del sujeto. Así, el pecho-pezón parece indife-
renciado del boca-lengua o pulgar-puño del bebé. He
empleado el término auto-sensible para describir esos
estados, y denominé «objetos auto-sensibles» a los obje-
tos asociados. ·
Ahora bien, por una diversidad de razones, algunas
madres y algunos bebés se asimilan entre sí de manera
abusiva y permanecen indiferenciados. Si en ese estado
de asimilación se experimenta la separación con dema-
siada brusquedad (hoy no empleo la noción de «prema-

237
turamente•) para este bebé en particular (por lo común
se trata de un infante hiper-sensible y dotado de una
sensortalidad extrema), el niño sufre lo que en otro lugar
(1981) he llamado «una agorúa de la conciencia•. La se-
paración se vive como una pérdida mutiladora de una
parte del cuerpo tanto para la madre como para el infan- La alianza rota
te. Algunos pacientes han empleado la expresión •un
agujero negro• para describir esta experiencia. Se trata En el principio era la luz
de una «nada• que todo lo absorbe. Es la fuente de un ti- En el principio era el estruendo
po de depresión traumática. Se desarrollan protecciones Una ausencia era
no conceptualizadas, reactivas, manipuladoras, que por De sensación familiar indefinida.
mi parte he conceptualizado como •objetos autistas de Era el miedo. Era el hambre.
sensación• y •figuras autistas de sensación•. Estas for- Un hambre atroz. Un vacío grande.
man un capullo protector estático para el infante vulne-
rable, una especie de •segunda piel». según la denominó Una calidez entró en esta nada
Bick (1968). Así queda preparado el terreno para lama- Un aroma entró, un tacto, una
nifestación clínica que llamamos •autismo•. La conse- Blandura envolvente, una dulzura
cuencia puede consistir en una disminución global de la Para mamar de ella y colmar el vacío.
conciencia, como en el autlsmo infantil, o en la forma- Una bienaventurada completud para tomar
ción de •bolsones• de funcionamiento en personas neu- Con las manos, con la lengua, consoladora y nutricia.
róticas o incluso relativamente normales.
En estados de auto-sensibilidad, todos los sentidos Después fue la nada
están prestos a volverse activos; las respuestas se diri- Un agujero negro que abismaba
gen a objetos vivos que entran en reciprocidad, y ellas Sin marcas orientadoras.
promueven la andadura de un desarrollo psíquico nor - Una traición, una negativa asaz terrible
mal. En los estados autistas, el sentido del tacto preva- En su nulidad. Anonadamiento.
lece sobre la vista y el oído, si bien pueden permanecer Arrancamiento de sí o de lo otro.
activos el olfato y el gusto, acaso experimentados en una
modalidad táctil. Estas experiencias táctiles se viven co- Tras el principio fue la tiniebla
mo objetos y figuras inanimados, que no entran en reci- Tras el principio fue el silencio
procidad. De manera inevitable, la conciencia aminora, Una ausencia fue
aunque por momentos acaso sobrevengan lacerantes e Anclada por un objeto duro
intolerables punzadas de percatación que rebosen de Apretado con fuerza: la única realidad
entidades amenazadoras. La vida psíquica plena vir- En el espacio sin sentido.
tualmente se detiene. Ha sido mi preocupación buscar
los modos de mejorar ese estado anormal y de echar a Barbara McAvoy
andar de nuevo la vida psíquica.

238 239
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