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Victor Burgin
Atrapado mirando
CS: Uno de sus autorretratos lo muestra con un abrigo y una modelo desnuda. Su
esposa está sentada a un lado. ¿Su esposa siempre está presente en las sesiones de
fotos?
HN: Nunca. Jamás. Ese día justo había venido a almorzar.
Newton hablando con Carol Squiers, Retratos
Aquí estoy, me inclino sobre el ojo de la cerradura, de repente oigo un ruido de pasos.
Me estremezco mientras una oleada de vergüenza se extiende sobre mí. Alguien me ha
visto.
Sartre, El ser y la nada
Hay ciertos clubes, aquí y en París, donde la gente simplemente va a ver coger a otras
personas.
Newton, Retratos
Cualquiera que desee ser testigo de las actividades sexuales de un hombre y una mujer
realmente siempre desea compartir su experiencia por un proceso de empatía, por lo
general en un sentido homosexual, es decir, por la empatía en la experiencia de la
pareja del sexo opuesto.
Otto Fenichel, Collected Papers
El espejo está para que la modelo pueda verse a sí misma, el fotógrafo normalmente se
encontraría de espaldas al espejo, una distancia determinada dividiría sus roles
supuestamente inconmensurables: exhibicionista, voyeur. Pero Newton ha invadido su
espacio, plantó sus pies en su isla desierta de papel –ese continente de luz habitado por
los Big Nudes (Grandes desnudos). Al invadir el territorio de la modelo, toma, en un
sentido, su lugar. June, su mujer, ocupa el lugar de él. Newton se revela a ella, y a
nosotros, como voyeur, el impermeable es su propio chiste. ¿Un mirón en un
impermeable? El fotógrafo es aquí tanto un voyeur como un exhibicionista: un
exhibicionista, haciendo una toma. El impermeable se abre en la parte delantera para
formar un triángulo oscuro, del cual emerge esta tensamente erecta y reluciente
mujer,esta coqueta. El fotógrafo iluminó su sexo, y resulta ser una mujer. ¿Quién más
lleva un impermeable? Un detective como los de todas aquellas viejas películas de serie
B, que investigan todas aquellas jóvenes peligrosamente misteriosas. La sigue,
observándola, hasta que, inevitablemente, la femme se prueba fatale. ¿Dónde estoy en
todo esto? En el mismo lugar que Newton - atrapado mirando.
Seguir mirando
Cualquiera que sea el malestar que pudo haber sentido, se calmó con la reflexión de
que, lo que faltaba, todavía haría su aparición: a ella le crecería un (pene) más tarde.
Freud, "Escisión del yo en el proceso de defensa"
CS: Cuando se fotografió desnudo Ud. mismo en 1976, sus ropas aparecen muy bien
dobladas sobre una silla en la imagen. Pero cuando fotografía mujeres desnudas, sus
ropas están dispersas por todas partes ...
HN: Soy una persona muy prolija. Odiaría vivir en el desorden. Pero esto es interesante
–yo creo ese desorden- quiero que la modelo se saque la ropa y la tire.
Newton hablando con Carol Squiers, Portraits.
Pérdida de tiempo
Si le digo a una persona que la quiero ver desnuda, y en mi cabeza me digo, bueno me
gustaría coger, pero la razón por la que no lo hago es porque tengo miedo de
contagiarme SIDA o algo así.
Newton, Portraits
El niño pensó que conocía a las mujeres, ahora las conoce mejor. En este momento
aprendió que lo que existe puede también no existir. El único hallazgo de magnitud
comparable al descubrimiento de la realidad de la diferencia sexual es el
descubrimiento de la realidad de la muerte. Los niños pequeños tienen un problema con
la muerte, el hecho de la muerte tiende a desaparecer en su horizonte conceptual.
“Muerto” para el niño inicialmente significa “aquí no”, que a su vez implica “en otros
lugares”. Una vez más, sólo hay que “seguir mirando (looking/buscando)”, para
restaurar lo que se perdió. Lo que se perdió se puede encontrar, pero cada movimiento
repite el descubrimiento de la pérdida. Observando una compulsión universal a repetir
experiencias dolorosas, Freud fue llevado a postular una "pulsión de muerte", paralela a
la pulsión libidinal. Mucha confusión rodea a este concepto. Yo prefiero las
formulaciones recientes de Jean Laplanche. Existe sólo una pulsión, y es sexual, pero
tiene dos aspectos: uno busca conservar el sujeto y su objeto, el otro trata de destruir a
uno u otro (o ambos, ya que en realidad son lo mismo-leyendo a Freud sobre el
Narcisismo) de ahí, la agresión sexual y el sadomasoquismo. La broma por cuenta de
Newton es auto-destructiva (el impermeable en su figura encorvada, miniaturizada por
el objeto de su fascinación, me recuerda a la frase de King Lear, -creo- "el manto de un
gigante en un ladrón enano"). La aparición de June en esta imagen en público es
autodestructiva, pues ahora se cambió de asiento con la mujer en el subte. El mismo
“chiste” del envejecimiento se está reproduciendo en la mujer que brilla en el centro de
esta imagen, pero sólo en la realidad, no en esta fotografía. Todo pivotea en torno a
esta figura desnuda (apropiadamente, la vemos desde la parte delantera y trasera). Está
ahí simplemente para ser admirada, por el hecho de existir, sólo necesita ser. Ella es una
estatua de mármol, al igual que la Venus Victrix en La Eva futura de Villiers de L'Isle-
Adam que se imagina a pronunciar, “Moi, je suis seulement la Beauté même. Je ne
pense que par l'esprit de qui me contemple” (Yo, yo soy simplemente la belleza misma.
Sólo pienso a través de la mente de quien me contempla). Sí, lo sé. La modelo es una
mujer real, atrapada en una economía en la que su identidad se reduce a la fantasía de
un hombre. Entiendo por qué usted piensa que es eso lo más importante de esta
imagen, pero las economías no son sólo monetarias, son psíquicas, y lo psíquico tiene un
valor de más de un centavo en nuestros intercambios. Esta estatua de mármol, al igual
que muchas de las mujeres en las fotografías de Newton, se encuentra en una losa de
mármol, la fotografía -al igual que muchas fotografías- que aniquilan el color, el
movimiento y el sonido, le deja al detective un cadáver exquisito. En los tiempos del
cine mudo, Jean Cocteau comentó que la cámara “filma a la muerte en acción.” Los
retratos son un producto secundario, un producto residual, de tiempo en acción-
pérdida de tiempo.
Amor perverso
Esta es una fotografía, no una película; pero no obstante, este es un cuento moral.
Pienso en esas pinturas alegóricas que muestran El Tiempo ordenando a la Vejez
destruir la Belleza. ¿Por qué hay tan a menudo un trío de protagonistas principales en
estas alegorías de la condición humana? Si tuviera más tiempo podría escribir acerca de
esto. Inmediatamente pienso en dos imágenes en relación con Self-portrait with wife
June and models de Newton: la fotografía de Doisneau de 1948 Un regard oblique, que
muestra una pareja de mediana edad mirando la vidriera de una galería de cuadros, la
mirada del hombre se dirige astuta e insistentemente a una pintura de una joven mujer
semi-desnuda; y la pintura de 1933 de Balthus, La toilette de Cathy, en la que un
hombre joven, sentado en una actitud que me recuerda a la postura de June en la
imagen de Newton, parece tener una ansiosa falta de interés en la joven semi-desnuda,
cuyo cabello es peinado por una mujer mucho mayor ("No me interesa. No me importa
eso.").
En un ensayo sobre "La pareja perversa", Jean Clavreul describe un complejo sistema de
relaciones que “anidan” una dentro de la otra, como en un juego de “muñecas rusas”.
En primer lugar está la relación del fetichista con su objeto, pero el fetichista del cual
habla Clavreul puede valorar este objeto sólo en la medida en que alguien más lo valora.
En segundo lugar, entonces, está la relación de esta segunda persona con su objeto.
Cuando esta persona es su esposa, como sucede con frecuencia, entonces también
existe la relación de esta mujer con su marido, en la relación de él (ahora de ellos) con
su objeto fetiche y, por supuesto, también, con ella. Una tercera persona es llamada
como testigo, porque la "pareja perversa'' así formada busca el reconocimiento de un
otro “externo”. ¿Perversa? Toda sexualidad humana es desviada. Nada acerca de
nuestra sexualidad pertenece a nada de lo que podría ser descrito como un proceso
"natural" instintivo. En el mundo natural el comportamiento instintivo es hereditario,
predecible e invariable en cualquier miembro de una especie determinada. En el animal
humano lo que alguna vez pudo haber sido el instinto sólo persiste en redes variables de
formas simbólicas -desde leyes sociales hasta sistemas de imágenes. La sexualidad
humana no es natural, es cultural. El mismo movimiento que produce la cultura, en el
más amplio sentido de la palabra, también produce el inconsciente –el psicoanálisis es la
teoría de este inconsciente, y fue en el descubrimiento del inconsciente que Freud
primero desmanteló la barrera entre heterosexualidad “normal” reproductiva y las
“perversiones”. A finales del siglo XIX, Freud recibió de los sexólogos datos exhaustivos
sobre perversiones sexuales. Para investigadores como Richard von Krafft-Ebing y
Havelock Ellis, las conductas que ellos catalogaban eran consideradas como
desviaciones de la sexualidad "normal". A Freud le interesó la ubicuidad de estas
"desviaciones" –sea en su forma más dramáticaticamente pronunciada, o en la más
atenuada de “juegos previos” (fue Freud quien señaló que esa fusión de entradas del
tracto digestivo que llamamos “besarse” no es la ruta más directa a la unión genital
reproductiva). En Tres ensayos para una teoría sexual de 1905, observa: “La disposición
a las perversiones en sí misma no es de gran rareza, sino que debe formar parte de lo
que se supone que es la constitución normal.” Al contrario que los sexólogos, quienes
tomaron la sexualidad socialmente aceptada "normal" como algo inherente a la
naturaleza humana, Freud afirma que “desde el punto de vista del psicoanálisis, el
interés sexual exclusivo que sienten los hombres por las mujeres es también un
problema que necesita aclaración y no es un hecho evidente por sí mismo.” Si la palabra
perversión lleva todavía hoy un aire de desaprobación, no es por culpa del psicoanálisis.
La perversión se define sólo en relación con la ley social, escrita o no. Robert
Mapplethorpe pudo exhibir sus más "perversas" fotos en el Museo Whitney de Arte
Americano sólo a cambio de la promesa redentora de su inminente muerte. Clavreul
reconoce que el perverso dentro de la pareja perversa puede recibir reconocimiento
público, incluso la aceptación de su perversión, ya que puede ser reconocida como
situada en el campo redentor del amor.
¿Por qué deben ser tan hermosas las muchachas y marchitarse tan pronto las rosas?...
¡Ay de mí! Son éstas, ideas que casi me vuelven melancólico, aunque no nazcan en mí...
¡Gocemos de la vida y cortemos las rosas antes de que se marchiten! Pero aún si estos
pensamientos pudiesen cambiar mi humor, no sería un daño excesivamente grande.
Pues una cierta melancolía pintada en el rostro sirve para hermosear al hombre y
hacerlo más interesante; y es una de las mejoras artes masculinas del amor; el saber
ocultar como un velo de niebla engañadora, la propia energía viril.
Soren Kierkegaard, Diario de un seductor
Todos los hombres de mi generación se preocupan por esto bajo sus mentones. ¡Dicen
que parezco un viejo cocodrilo!
Newton, Portraits
Su boca cansada, tensa- Helmut Newton, París 1976. Posando para June, entre sus
piernas, su cámara, agotado. Tirada en la cama detrás de él, la forma desnuda de una
mujer, en una de esas posiciones que en pintura implicaría un agotamiento lascivo (la
"pequeña muerte"). Uno de sus brazos oculta su rostro, en un gesto que recuerda a la
Eva de Masaccio avergonzada después de ser expulsada del paraíso. Al mismo tiempo,
por uno de esos a menudo absurdos colapsos del espacio producidos en la cámara, ella
parece estar susurrando al oído de Newton el profundo y terrible secreto de su cuerpo,
un secreto no contado a ningún hombre. En Une femme est une femme, Angéla, de
veinticuatro años, quiere un bebé. Si Angéla ha tenido ese bebé en 1961, el año en que
se hizo la película, el año en que Anna Karina (Angéla) se llevó el premio a la mejor
nueva actriz en Cannes, el hijo de Angéla ahora tendría veintiocho años. Anna debe
tener ahora cincuenta y dos. Angéla trabaja como stripper. Mientra se desnuda, ella
canta "Je ne suis pas sage, je suis trop cruelle" (No soy sabia, soy demasiado cruel), pero
(ella canta) que todos los hombres la perdonan, porque (última línea del coro) "Je suis
trés belle!" (Soy muy bella). En las anotaciones de Jean-Luc Godard, Angéla se llama
“Josette”. Godard dice: "Josette cree en su arte y lo practica concienzudamente frente al
espejo." Pero la única escena de ese estilo que recuerdo es cuando Josette / Angela /
Anna mete una almohada por debajo de su jumper para ver cómo va a verse
embarazada. Cuando su ceño fruncido por la concentración abandona su cara de niña,
no dejará otro rastro más que una sonrisa perfecta. Mi propio reflejo parece ahora
demasiado cansado, demasiado tenso. Miro para otro lado. Newton mira para abajo, al
espejo de su Rolleiflex. Veo las palabras Peau Saine (piel sana) en uno de esos
recipientes que muestran que una mujer comparte el cuarto de baño. "Peau Sainte,"
(piel santa) pienso, y la imagen de la mujer en el espejo de Newton vuelve a mí como un
San Sebastián, a la espera de recibir las flechas del tiempo. El libro de June (de Alice)
está abierto en el suelo de mi oficina, al lado de Portraits de Helmut Newton. Helmut
sigue recibiendo la confesión de la joven. Es la anticipación de este confesión -esperada
cada vez que dispara el obturador, exponiendo la pequeña cámara oscura a lo que está
irremediablemente más allá de ella- lo que otorga su gravedad a la imagen de Newton.
“Newton´s Gravity” fue publicado en “The Critical Image”, Carol Squiers (ed.), Bay Press, 1990. Traducción: Gabriela Schevach
Imágenes: Victor Burgin, University place and 10th, NY 1976; Helmut Newton, Self-Portrait with June and Models, Vogue Studio, Paris
1981; Balthus, La toilette de Cathy, 1933, Alice Springs,Helmut Newton, Paris 1976