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"Feminazi": una corriente

feminista... ¿demasiado radical?


La existencia del término feminazi, visto desde la perspectiva de la
psicología social.
por Arturo Torres

La palabra feminazi ha ido extendiéndose en las últimas décadas como forma


de referirse de manera algo ambigua a mujeres que creen en la superioridad de
su sexo frente al de los hombres y que quieren imponerse a estos usando
prácticas totalitarias. Hasta aquí, e independientemente de si existe alguna
persona merecedora del apelativo "feminazi", esta parece una palabra más de
las tantas que se han inventado recientemente, pero su existencia no es casual.

La idea a la que se refiere la palabra feminazi está formada por un conjunto de


tópicos acerca de las personas feministas. Es una invención periodística que
responde a una campaña de desprestigio dirigida contra el feminismo desde
posiciones políticas conservadoras. Se ha intentado así crear un discurso en el
que las feministas queden asociadas al nazismo.

Para ello cuentan con la inestimable ayuda de los estereotipos y


el pensamiento heurístico, dos elementos que se tienen muy en cuenta en la
propaganda política y psicología social.
Más allá de los casos concretos

El significado del término feminazi puede cambiar cada cierto tiempo, y aquello
a lo que se refiere puede existir en mayor medida dependiendo del contexto.
¿Existen mujeres que se creen superiores a los hombres? Teniendo en cuenta
la cantidad de personas que habitan el planeta tierra, sería aventurado decir que
no.

Sin embargo, antes de juzgar positiva o negativamente la existencia de esta


palabra, hay que tener en cuenta que si se usa hoy en día, es muy posible que,
más que hacer referencia a una persona concreta, nos refiramos a todo un
movimiento político... relacionándolo con el nazismo. De hecho, esta palabra
feminazi fue ideada en los años 90 para deslegitimar no a personas concretas,
sino al feminismo, y la herencia de su significado sigue viva hoy en día. ¿Por
qué? Porque la palabra feminazi hunde sus raíces en una campaña de
desprestigio hacia las feministas que tiene más de 100 años de antigüedad.

Propaganda conservadora

El uso de generalizaciones y tópicos es constante en nuestro día a día. Además,


resulta tremendamente difícil detectar cuándo estamos cayendo en este tipo de
deslices intelectuales porque forman parte del reino del pensamiento por
heurísticos, un modo de pensamiento automático y que prácticamente no
requiere esfuerzo.

Con frecuencia estos estereotipos se deben a la ignorancia o la holgazanería


intelectual, pero en otros casos hay motivaciones políticas detrás de estos
tópicos. El caso de las feministas es un claro ejemplo de esto.

En los países occidentales, el movimiento feminista se consolidó como agente


político a finales del siglo XIX para pedir el derecho de voto para las mujeres.
Esta es una reivindicación que hoy en día nos parece tan legítima que su puesta
en duda produce repulsa inmediata, pero hace un siglo se trataba de algo
totalmente revolucionario que hizo saltar todas las alarmas en
un stablishment controlado por los hombres. Fue en esa época en la que empezó
a alimentarse la opinión pública con propaganda contra las sufragistas que
pedían la igualdad de voto.

Así, los Estados Unidos vieron publicarse carteles y caricaturas en las que las
feministas de la época son descritas como mujeres crueles y de rasgos
masculinos, con ansias totalitarias cuya principal aspiración era someter al
hombre, algo que coincide totalmente con el concepto (algo difuso) de feminazi.
Todo esto, recordemos, por hacer campaña por el derecho de voto.

Observar detenidamente las piezas de propaganda que aderezan el debate pro


o anti-feminista de la época revela que los estereotipos asociados a la idea de lo
que hoy algunas personas llaman "lo feminazi" no han cambiado en absoluto
desde que las sufragistas reivindicaban el derecho a voto a finales del siglo XIX
y principios del XX.

Estereotipos relacionados con el concepto feminazi

Lo curioso no es que se acusara a las feministas de comportarse tal y como se


comportaban los hombres de la época, sino que estos estereotipos siguen
manteniéndose vigentes hoy en día, asociados a un tipo de persona que a veces
es llamado feminazi para denotar una misteriosa conexión con el totalitarismo y
el exterminio. Aquí puede verse cómo los pósters de la época de las sufragistas
muestran características que siguen presentes en los memes y tiras cómicas
actuales.

Mujeres feas y crueles

Asociar la fealdad con la maldad es algo tan común en la propaganda que es


una de las leyes más constantes en la caricaturización y desprestigio del rival
político. Quien quiera comunicar bajeza moral, tiene suficiente con dibujar unos
dientes irregulares, narices grandes y abultadas y ceños fruncidos.
Quieren dominar al hombre

Por supuesto, un atributo que va implícito en la palabra feminazi es la voluntad


por imponerse a los demás. Sin embargo, este tópico existe desde mucho antes
de la invención de la palabra. Hace cien años, las sufragistas eran descritas
como si quisieran arrebatarle los roles de género y los privilegios a los hombres,
desatendiendo las tareas del hogar y, en general, los quehaceres domésticos.
Hoy en día no es tan frecuente ver críticas al feminismo tan paradójicas (antes
las acusaban de hacer exactamente lo mismo que los hombres, aunque
poniéndose énfasis en lo antinatural de que la mujer dominase la relación), pero
la asunción de que las feministas son intolerantes y autoritarias sigue estando
presente.

Estética masculina

La acusación de querer parecerse a los hombres es común en las campañas


contra el feminismo. Se entiende que las feministas transgreden los roles de
género relacionados con la idea de "lo femenino", y eso también es llevado a la
estética como si fuese algo negativo.

Uso indebido de la sexualidad

Tradicionalmente se ha visto a las mujeres que hacen un uso de su sexualidad


similar a la que hacen los hombres como manipuladoras propensas a utilizar su
cuerpo para conseguir sus propios fines. Desde esta perspectiva, casi
cualquier característica de la mujer que pueda asociarse al sexo y que no
tenga que ver con la creación de una familia es retratado como propio de mujeres
con un bajo perfil moral, tanto hace 100 años como en la actualidad. Es una
lógica que se utiliza a menudo para atacar a las feministas, que tienen una visión
de la sexualidad femenina que va mucho más allá de la familia.
Son feministas por su odio a los hombres

Con mucha frecuencia, las caricaturizaciones acerca de las mujeres feministas


hacen referencia al papel central que juega el hombre en la "conversión" de
algunas mujeres al feminismo. De este modo las motivaciones de las
activistas quedan atribuidas a una incapacidad para relacionarse de manera
adecuada con los hombres. El concepto feminazi entronca bien con este
estereotipo, ya que el nacionalsocialismo alemán se alimentaba de un desprecio
totalmente irracional a algunos colectivos etiquetados como razas.

Estos simples ejemplos son parte de una situación social mucho más compleja
de lo que puede entreverse en unas simples caricaturas, pero pueden servir para
hacernos una idea acerca del contexto en el que aparece el término feminazi. Su
significado puede ser totalmente distinto en unas pocas décadas, pero eso no
quita que haya sido puesto en circulación con un objetivo político claro en el
que entran en juego la psicología y una situación de cambio a favor de los
derechos de las mujeres.

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