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Se recita esta oración sobre el agua que se usará tanto para el baño, como para beberla, durante el
día. Se debe buscar elevarse a uno mismo con la oración, entrar en un estado de purificación, de
contemplación de lo sagrado. Recitar con música, con los perfumes, de cualquier forma que nos
haga sentir más elevados y desconectados del mundo profano.
Contemplad durante en estado de pureza las emociones, la parte femenina que todos tenemos, el
sentimiento de lo sagrado y de la pureza.
El martes está bajo el elemento fuego, la mente dirige a Ariel, el Arcángel de Marte. Después de la
purificación con el agua, con el fuego se realiza una consagración. Se enciende un brasero, o un
fuego y se pasaban los brazos por encima, para recibir (sin quemarse) el calor y extenderlo a todo
el cuerpo. Sentid cómo se expande y así se realiza la consagración. En alquimia el fuego actúa
como una trasposición de un fuego a otro fuego, es decir, un fuego enciende otro fuego. El fuego
de la vela o el brasero, enciende el fuego interno. Igual que la purificación, si se puede hacer
desnudo mejor. La consagración funciona mediante la fuerza y voluntad inalterable, interior de la
mente, del corazón, del alma. Una voluntad inalterable hacia la obra que habéis elegido, la opera
divina de despertar, a ver la verdad con ojos antiguos. Cuando sintáis el cuerpo caliente, todo lo
que es humedad del día anterior, lo que es bajo, negativo, se evapora. Mientras te encuentras en
esa situación, con las manos sobre el fuego recitar:
Estas prácticas se imprimen en el cuerpo lunar que todos tenemos. Por cuerpo lunar, entiendo la
base subconsciente, como emersión del cuerpo lunar, una especie de magnetismo que
circunscribe y sostiene el cuerpo físico para poder conectar con los cuerpos mercurial y solar.
El miércoles deberíamos ya tener una mente más clara. Si no tenemos entonces la mente más
clara, más tranquila, silenciosa, se deben repetir las prácticas anteriores el mismo día. Son
prácticas acumulables. Mercurio está basado en la inteligencia mercurial, en la capacidad de
inteligir, de ver, de hacer las conexiones justas, de organizar la mente de forma que no pueda
fastidiarnos. No significa silenciar la mente, sino de organizarla de forma que no nos de fastidio,
que esté a nuestro servicio.
Sobre todo, está vinculado con el aire. Se va a un lugar donde haya aire limpio, o al menos
corriente de aire, si no se puede hacer en casa, abriendo una ventana. Siente, percibe el aire,
imagina (que es lo que hará) que el aire al entrar en contacto con el cuerpo, con la mente, se lleva
los residuos del día anterior, de los pensamientos. Es un baño de aire, ahora lavamos la mente. Al
entrar en contacto el aire con la piel sentimos como si arrancara hilos, si se deshilara la piel. Esta
sensación nos llevará fuera del cuerpo, si el aire viene de frente, como si nos empujara hacia atrás,
y veremos nuestra nuca desde arriba, la espalda, las piernas por detrás. A veces ocurre como un
destello, otras de formas más estable. Esto significa que vuestra inteligencia mercurial ha salido
fuera. Cuando sientes salirte del cuerpo recitas:
Tendrás la tendencia de ver el cuerpo de esta forma, verte desde atrás. Desarrollo del cuerpo
mercurial, y orden de la mente intelectual, porque comienza a callar, no siendo más en contacto
con el cerebro, sino retomando su sede natural que está más allá del cerebro.
Práctica para el Jueves
Día muy importante, día de la expansión. Se pedía encender un pequeño fuego de roble. Antes de
encenderlo se inscribe sobre un folio la cifra de júpiter, o el signo de júpiter, en azul intenso.
Después se echaba a un carbón con goma arábiga, o si no se usa el incienso común. No sólo es una
cuestión cultual, sino de poder remover ciertas energías particulares en analogía con algunos
aspectos sutiles de la naturaleza. El jueves es la expansión de la inteligencia, Júpiter es la gran
fortuna, es el que trae júbilo, trae riqueza, que trae armonía. Se invoca la armonía interior, la
expansión de la sabiduría dada por la práctica mercurial, pero sobre todo, la capacidad de rescatar
la memoria. No la memoria veloz actual, pero no mental, sino la memoria celular. La práctica de la
Orden Ammonio se basa en esta memoria. Se prende el fuego, se inscribe el símbolo de Júpiter y
di:
Contempla los principios antes mencionados, y quema el folio en el carbón con el incienso.
Es el día para observar las emociones, el sentimiento, esta la potencia interior que está
profundamente arraigada en el ser humano. Durante el viernes se debe observar todo ello, que es
el lado opuesto a la práctica del miércoles, todo lo opuesto al pensamiento frío y lógico.
Descubrimos la capacidad de amar, de sentir, de descubrir la capacidad estática que debe
desarrollarse paralelamente a la capacidad mental y racional. Capacidad de unión y de empatía
entre un ser y otro ser.
Se debe salir, y sentir el sol sobre la piel. Entrar en contacto con la luz, en medio de la naturaleza
mucho mejor, porque ahí la empatía se desvela más fácilmente. No importa si está nublado. Eleva
las palmas al sol y cuando empieces a sentir las palmas vibrar, a sentir como se llena de una
extraña energía que comienza a fluir dentro de los nervios, pasar las palmas de la mano por todo el
cuerpo, de arriba a abajo, a una distancia de unos 3 centímetros. Si es posible, vístete con ropa
ligera, lo ideal sería hacerlo desnudo. Si se hace bien llevará a todo el cuerpo a un estado de
vibración particular, de estaticidad. Así, cuando estés volviendo a subir, desde los tobillos hacia
arriba, paras en el abdomen, con las palmas a los lados, y recita las siguientes palabras:
Continua a subir, y parar en el corazón. Las emociones que estaban bloqueadas en la panza, deben
estar más despiertas, se debe sentir en el corazón. Sigue hacia la cabeza, y entonces deberías
sentir un tipo de embriaguez.
El plomo tiene que arder para liberarse. Nuestra conciencia está sucia por nosotros y por la
contaminación del mundo. Por lo tanto se hace importante la purificación. Nacemos como oro que
se va oscureciendo al pasar por los siete planetas. Hay que alimentar la vida, no gastarla.
Se necesitan ramas de cipres. Colocas el dedo índice de la mano derecha en medio de la frente y
desciendes por la nariz, los labios, el centro del pecho, hasta llegar al ombligo donde das tres
golpecitos. Respira, repite. Expande la sensacion mientras respiras el humo del cipres. Cuando el
cuerpo se llena de toda esa energía se convierte en piedra: siéntelo. Alzas las manos hacia arriba y
solo la mirada, no inclinas la cabeza hacia lo alto, solo los ojos. Recitas:
"Saturno, plomo que se vuelve oro, estoy en la vigilia del Renacimiento, en la vigilia que es Luz, la
vigilia que es oro. Oh, tú, fuerza de arcángel potente, dios inmenso, señor de la edad de oro, estás
presente en mí, despierta, despierta, despierta..."
Baja la vista, después baja los brazos, te relajas y cuando sientas la fuerza...terminas.
El día del descanso. Debes quemar laurel y mirto, más laurel que mirto. Antes hay que lavarse,
permufarse y elevar la actitud para estar más cerca del Creador...Te sientas cara al sol, o con los
ojos medio cerrados con una fuente de luz delante. Hay que observar la luz. Ofrendas el humo de
las plantas y recitas:
"Oh, Sol, oh tú que inundas de luz. Oh, tú que eres el agua divina más alta. Oh, tú que eres del
mundo intelectual. Hazme ascender hacia tí. Trae paz a mi interior, la purificación y el reposo."
Contempla esa luz con los ojos medio cerrados. Percibe como te inunda, incluso como te satura.
Inspira la luz, inspírala realmente.