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Para Séneca, todas las cosas son hechas de la materia y de Dios. El lugar que
tiene Dios en este mundo, lo tiene el alma en el hombre. El fondo de la filosofía
de Séneca es el estoicismo. Como los estoicos Séneca divide la filosofía en
dos partes, Física y Moral. Para Séneca la certeza y la evidencia están fuera
del alcance de la razón humana en las cosas físicas o en la ciencia
especulativa, debiéndonos limitarnos a asentir a lo probable y verosímil. Para
Séneca la virtud es el único y supremo bien a que debe aspirar el ser
humano. Esto consiste en vivir conforme a la naturaleza. Las virtudes más
importantes para Séneca eran la prudencia, la fortaleza, la templanza y la
justicia, aunque la conducta verdaderamente virtuosa es la del sabio, que se ha
liberado de las pasiones, y tiene dominio de sí mismo y acepta su finitud. Para
Séneca sabiduría y virtud son las metas de la vida moral, púes solo es feliz él
que dejándose guiar por la razón, ha podido superar los deseos y los
temores. Séneca opinaba que la muerte no es ni un bien ni un mal, puesto que
es algo inexistente. Sin embargo puede ser una liberación cuando las
circunstancias de la vida condenan al hombre a una esclavitud incompatible
con la libertad. Entonces el hombre tiene el camino abierto para dejar la
vida. Nada nos fuerza a vivir en la miseria, en la necesidad. Demos gracias a
Dios de que nadie está obligado a permanecer en la vida. En ningún estoico
como Seneca aparece más fielmente reflejada la principal característica del
estoicismo, la resignación.
Lucio Anneo Séneca fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido
por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue
Cuestor, Pretor y Senador del Imperio Romano durante los gobiernos de Tiberio,
Calígula, Claudio y Nerón, además de Ministro, tutor y consejero del emperador
Nerón.
Séneca destacó tanto como pensador e intelectual, así como político.
Consumado orador, fue tanto una figura predominante de la política romana
durante la era imperial como uno de los senadores más admirados, influyentes
y respetados, y fue foco de múltiples enemistades y benefactores, a causa de
este extraordinario prestigio.
Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro apartados: los
diálogos morales, las cartas, las tragedias y los epigramas. La filosofía de
Séneca se diluye en estas obras. No escribió una obra sistemática de filosofía;
su pensamiento filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su
obra y llenan el comentario de todas las situaciones.
De toda la obra poética de Séneca, sus diez tragedias son el fruto de una
actividad creativa, independiente, que ejerció a lo largo de su vida, pero
especialmente en el periodo intermedio de la educación de Nerón. Diez tragedias
han llegado hasta nosotros. Una, no obstante, es dudosa en la atribución:
Hércules en el Eta; y otra ciertamente es apócrifa: Octavia.
Nacimiento: Córdoba, 4 a. C.
Fallecimiento: Roma, 65
Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro apartados:
los diálogos morales, las cartas, las tragedias y los epigramas. La filosofía de
Séneca se diluye en estas obras. No escribió una obra sistemática de filosofía;
su pensamiento filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su
obra y llenan el comentario de todas las situaciones.
Los diálogos son 11 obras morales conservadas en un manuscrito de la
Biblioteca Ambrosiana. Si se exceptúa el conocido con el nombre de Sobre la
ira, son relativamente cortos. El largo diálogo Sobre la ira está dedicado a su
hermano Novato, que le había pedido que le escribiera sobre el modo de mitigar
la ira.
Los primeros años de su vida parece ser que los pasó en Roma bajo la protección
de la hermanastra de su madre, su tía Marcia, tiempo en el que se dice que vivió
con humildad en una habitación en el piso de arriba de un baño público, algo
probablemente falso ya que Marcia era una persona acaudalada. Durante este
tiempo, parece que fue entrenado en retórica e introducido en el estoicismo por
el filósofo Átalo. Marcia estaba casada con un équite romano que en el año 16
fue nombrado gobernador de Egipto por el emperador Tiberio. Séneca
acompañó al matrimonio a Alejandría, en Egipto, donde adquirió nociones de
administración y finanzas, al tiempo que estudiaba geografía y etnografía de
Egipto y de la India, y desarrollaba su interés por las Ciencias Naturales, en las
que, a decir de Plinio el Viejo, destacaría por sus conocimientos de geología,
oceanografía y meteorología. Por influjo de los cultos místicos orientales que
existían en Egipto, al principio demostró una cierta inclinación hacia el misticismo
pitagórico enseñado por Sotión, y los cultos de Isis y Serapis, que por aquel
entonces ganaban gran número de adeptos entre los romanos. No obstante,
posteriormente se inclinó hacia el estoicismo, filosofía que adoptaría hasta el fin
de sus días. Su formación, pues, fue muy variada, rica y abierta: además de
formarse en Egipto, parece ser que ya en Roma había estudiado gramática,
retórica y filosofía; es posible, además, que viajara en algún momento a Grecia
para continuar formándose en Atenas, algo muy común entre los patricios de su
tiempo. Sea como fuere, dejó escrito haber estudiado con Sotión, un filósofo
ecléctico-pitagórico, con el estoico Átalo y con Papirio Fabiano. Más adelante,
fue amigo íntimo del cínico Demetro, prueba del carácter abierto y tolerante que
siempre lo caracterizaría.
Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el Joven
(4 a. C. – 65) fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus
obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue Cuestor,
Pretor y Senador del Imperio Romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula,
Claudio y Nerón, además de Ministro, tutor y consejero del emperador Nerón.
Su padre, tuvo una amplia formación en retórica y escribió algunas obras con la
intención de que sirvieran como una guía de educación para sus hijos.
Decía que al hombre no le conviene ver y oír todo, para evitar enterarse de
muchas injurias, porque sólo los curiosos se ponen coléricos.
Séneca decía que nada malo puede sucederle al hombre bueno, porque los
elementos contrarios no se mezclan; y las desgracias no cambian su espíritu,
porque se adapta a todo lo que pasa.
Para Séneca un hombre feliz es el que está de acuerdo con la naturaleza, el que
se adapta a las circunstancias, que no se angustia por el cuerpo, que está
pendiente de otras cosas sin obsesionarse por ninguna y que está dispuesto a
utilizar los bienes y no a esclavizarse por ellos.
En cuanto al dolor por las desgracias pensaba que de nada sirve que sea largo
porque es inútil, que si la tristeza sirviera para algo él no dudaría de estar siempre
llorando.
Para Séneca un hombre feliz es el que está de acuerdo con la naturaleza, el que
se adapta a las circunstancias, que no se angustia por el cuerpo, que está
pendiente de otras cosas sin obsesionarse por ninguna y que está dispuesto a
utilizar los bienes y no a esclavizarse por ellos.
En cuanto al dolor por las desgracias pensaba que de nada sirve que sea largo
porque es inútil, que si la tristeza sirviera para algo él no dudaría de estar siempre
llorando.
1) ¿Quién fue Seneca? ¿Cuál fue su importancia? ¿Cómo se refleja las ideas
Filosóficas de Seneca en su obra de la brevedad de la vida?
Lucio Anneo Seneca llamado Séneca el Joven romano conocido por sus obras
de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue tutor y consejero
del emperador Nerón. Murió en Roma donde pasó la mayor parte de su vida. Era
un hombre muy rico ya que provenía de una familia que pertenecía a la clase
social de los equites , y también muy culto gracias a su padre, Séneca el
Retórico, que trasladó a toda su familia a Roma para dar a sus tres hijos una
mejor educación. Fue acusado de ser cómplice de los asesinatos cometidos
durante el mandato de Claudio y de Nerón, entre ellos los de Mesalina, el propio
Claudio, Agripina y Británico. Séneca destacó pronto por su oratoria y fue un
famoso cuestor (magistrado), filósofo, escritor y político durante la vida de tres
emperadores romanos, Calígula, Claudio y Nerón. En tiempos de Calígula,
parece ser que Séneca estuvo a punto de perder la vida. Cuentan que el
emperador, envidioso de su oratoria, o bien por su impertinencia, quiso acabar
con él, pero la suerte estaba de su lado y alguien le convenció para que no lo
hiciese puesto que su enfermedad, la tisis, pronto acabaría con él.
Según él, tenemos el tiempo justo para realizar lo que es importante, de modo
que la duración de la vida depende del uso que hagamos de ella. Cuando la vida
se ha dilapidado en cosas inútiles, en el momento de abandonarla sentiremos
que se nos ha escurrido de las manos. La vida ofrece muchas oportunidades a
quienes la aprovechan y saben vivir en forma recta, porque la naturaleza es sabia
no mezquina. Muchos viven dominados por la avaricia, otros haciendo cosas
inútiles o atontados por la bebida; hay quienes se dejan llevar por la inercia y
también están los que arriesgan sus vidas en la guerra peleando por intereses
ajenos. Algunos eligen ser esclavos de quienes los dominan, otros pierden la
vida por ser envidiosos o por odiarse a sí mismos y también están los que no
disfrutan de los placeres de la vida. Pero la mayoría no saben qué hacer con su
vida. El tiempo pasa si, pero no la vida, cuando las riquezas comienzan a
pesarles demasiado o cuando se entretienen viviendo vidas ajenas y no tienen
tiempo para escucharse a sí mismos. Séneca nos dice que en el balance último,
recién nos daremos cuenta del tiempo que perdimos litigando en los tribunales,
discutiendo, peleando, en conversaciones banales con gente que no nos
interesaba, con clientes molestos, preocupándonos por el dinero, con
enfermedades que provocamos nosotros mismos o cumpliendo con inútiles
obligaciones sociales.
La vida se divide en tres edades: La que se fue, la que es, y la que será. De
estas, las que vivimos es breve; la que viviremos es dudosa y la que hemos
vivido es irrevocable. Contra esta última perdió su jurisdicción la fortuna, pues no
puede volver a voluntad de nadie. Esta la pierde los ocupados, pues no tienen
tiempo para contemplar el pasado y aunque lo tuvieran les sería desagradable
el recuerdo de una cosa de la cual deben arrepentirse. Nadie se devuelve con
gusto al pasado, sino aquel que actuó en todas sus obras bajo la propia censura
moral. El tiempo presente es brevísimo, hasta el punto que algunos han negado
su existencia, pues siempre está corriendo, siempre fluye, y se precipita; un
ejemplo de esto sería: el hombre ocupado, el cual solo les pertenece, que es tan
breve que no puede ser atrapado, y aun este mismo se les escapa estar
ocupados en toda suerte de negocios.
Séneca nos invita a vivir alejados de los lujos, ya que estos no atraen la felicidad,
solo nos crean falsas ambiciones, ambiciones sin sentido que no nos llevan a
ningún lado. Debemos buscar lo que no solo sea bueno en su apariencia, sino
que sea constante y más bello por dentro que por fuera. Muchas veces pasamos
al lado de eso que anhelamos tanto, hasta incluso tropezamos con ello y no nos
damos cuenta lo cerca que se halla de nosotros y que tan fácil es alcanzarlo.
Textualmente, Séneca nos expresa en su diálogo “De la vida feliz” en el capítulo
tercero titulado definición de la felicidad la siguiente reflexión sobre la vida feliz:
“Es feliz, pues, aquella vida que se aviene a la naturaleza; lo cual solo se alcanza
si primero el alma esta sana y en perpetua posesión se su salud; si es, luego,
valerosa y vehemente; bellamente sufrida; ajustada a todas las coyunturas;
curiosa, pero sin inquietud, de su cuerpo y de cuanto contribuye a la vida, pero
sin admirarse de nada; dispuesta a usar de los dones de la fortuna, pero a no
ser su esclava.”
Esto es lo que nos guiará a una libertad y tranquilidad perpetua, a una vida llena
de goce constante y a una grandeza hermanada con la mansedumbre, porque
el origen de la soberbia es la debilidad. Séneca resume su concepto de la vida
feliz brevemente diciendo que “La vida feliz es el alma libre, recta, atrevida y
firme, sin miedo ni deseo, cuyo bien es la honradez.”
6) Comenta como las ideas de Seneca se pueden utilizar para nuestra vida y
nuestra época.
Otra de las grandes ideas que nos ha legado el estoicismo y que puede tener
una gran utilidad en nuestras vidas, es la relación entre el hombre y el tiempo
que le concede la vida. El tiempo desde siempre ha sido un enigma para el ser
humano. Séneca, en su ensayo “De la brevedad de la vida”, nos muestra el
aspecto relativo del tiempo, ya que no es que nuestra vida sea corta, sino que
nosotros la desperdiciamos en cosas banales. Él decía que el tiempo es como el
dinero: “Poco para el que lo malgasta y mucho para quien sabe administrarlo”,
pero como es algo incorpóreo no le damos el valor que le damos a las cosas
materiales. Éste es un problema muy de nuestros días; quizá por esa tendencia
de alejarnos de nuestro “yo interior”, nos pasamos la vida rellenándola con
placeres y deseos que satisfacen nuestra parte más instintiva o pasional, pero
que nos quita tiempo para las cosas verdaderamente humanas. El tiempo
dedicado a nuestra vida profesional, a nuestros hábitos televisivos o a las más
variadas posibilidades de ocio que nos brinda nuestra sociedad son buenos
ejemplos de ello. Nos mantienen entretenidos, pero también nos impiden tener
una vida más intensa y profunda, y quizá plasmar los sueños e ideales de
juventud. Si fuéramos capaces de apoyar nuestra disciplina en nuestra razón, o
simplemente en el sentido común, veríamos cómo el tiempo se alarga, y nos
sorprenderíamos de las cosas que se pueden hacer en un día y en una vida.