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CASO

ASTREINTES

Los Sres. Bruna Rapetti de Desimone y Pedro Desimone inician juicio ordinario de daños y perjuicios
en contra del Club Atlético Gral. San Martín con fecha 23/5/05. La pretensión incoada señala que la
infracción de la demandada estriba en que la cancha de fútbol más próxima a su vivienda se encuentra el
predio lleno de gente, que los socios arrojan basura en su propiedad, que a lo largo de la medianera,
propiedad de los Sres. actores, se estaciona la hilera de vehículos., existiendo además un tribuna tubular.
Acompañan, entre otra documentación acta de constatación de la cancha de futbol demostrando que la
misma se encuentra ocupada por personas practicando ese deporte , refiriendo la misma acta notarial el
testimonio del Sr. Carlos Field la renovación del contrato de concesión del bar-comedor Manifiestan
además que no cuenta dicha cancha con autorización para funcionar.
Comparece la demandada hace su descargo, acompañando Acta nº 1038 de fecha 27/10/04 en la que se
desprende la intención de la Comisión Directiva del Club de no alquilar más el predio designado como
cancha de fútbol. Argumenta que no se renovó el contrato sobre el predio, no siendo usuario del mismo,
no tiene nada que ver con él, ni con su explotación comercial, desconociendo totalmente lo que allí
sucede y siendo imposible endilgarse responsabilidad.
Abierta la causa a prueba, las partes formulan acuerdo el que, entre otras cláusulas reza “..que la parte
demandada ofrece y la parte actora acepta trasladar la actividad que se desarrolla en la cancha de fútbol
colindante con la propiedad de los Sres. Desimone hacia el sector del predio donde no existan vecinos
colindantes, hacia atrás del predio de los demandados.” Dicho acuerdo fue homologado mediante auto
Nº 522 de fecha 3/7/06. Frente al incumplimiento de dicho convenio por la demandada, los actores
solicitan, en virtud del Art. 666 bis del Código Civil, la aplicación de astreintes, pedido que fue
concedido por el Judicante aplicando la sanción en Pesos Dos mil cuatrocientos cincuenta ($2450.-) en
forma bimestral.
El club demandado apela el resolutorio aduciendo que la imposición de la multa de carácter
conminatorio es excesiva atento el carácter social y deportivo amateur del Club, en que todos los
esfuerzos son pocos para mantenerlo en marcha, pidiendo que se reduzcan a su mínima expresión.

Lea las siguientes cuestiones y responda:

1. Conceptualice el instituto de las astreintes.


Las astreintes son condenaciones conminatorias de carácter pecuniario, graduable, provisional,
temporaria, progresiva y de aplicación discrecional que los jueces aplican a quien no cumple un deber
jurídico impuesto en una resolución judicial, cuya vigencia perdura mientras no cese la inejecución,
pudiendo aumentar indefinidamente.

Son sanciones procesales impuestas a título condicional y como medida de coacción psicológica
destinada a vencer la resistencia del obligado, que si bien benefician a la parte interesada, se dirigen a
salvaguardar la vigencia del principio de autoridad y el propio principio de justicia.

2. Determine su finalidad y naturaleza.


Finalidad: Las astreintes tienen especial importancia para compeler al deudor a que cumpla
específicamente lo debido, cuando la ejecución forzada de la obligación es imposible; cuyo objetivo es
obtener el cumplimiento de una resolución judicial que el deudor judicial no satisfizo oportunamente.
La finalidad de las sanciones conminatorias es compeler al deudor para que cumpla con un deber
jurídico impuesto por una resolución judicial cuando fracasan otros medios encaminados a esa finalidad.
La propia redacción del Art. 666 Bis Cód. Civil denota la excepcionalidad de la aplicación de las
astreintes ya que, en primer lugar, es totalmente discrecional para el juez determinar la procedencia o no
de las mismas; por otra parte su mismo carácter provisional -pueden ser dejadas sin efecto si el deudor
desiste de su resistencia y justifica su actitud- demuestra que tienden a que la condena judicial sea
efectivamente cumplida y no ha incrementar el monto de condena. Lo que caracteriza a la decisión en
materia de astreintes es que no causa estado, es provisional y no pasa en autoridad de cosa juzgada, ya
que pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas.

Naturaleza jurídica: Las astreintes no son penas, y en consecuencia, no se proyectan a este ámbito el
principio nulla poena sine lege. Por su naturaleza, son una vía de compulsión, entendida ésta como un
medio legal tendiente a que el deudor cumpla con lo que ha sido obligado, no reuniendo las
características de pena civil ni de una indemnización, sino que gira alrededor de las siguientes ideas
esenciales: a) condena de carácter conminatorio, b) medida coercitiva cuya finalidad es asegurar la
ejecución de una decisión judicial principal, y c) si el deudor, pese a ella no cumple, asume también una
función sancionatoria.

Dada su naturaleza compulsiva, no causan nunca estado y no son jamás resarcitorias de los daños que la
demora en el reconocimiento de sus derechos hubiere producido a sus titulares, ni otorga un derecho
definitivamente incorporado a su patrimonio, pues su causa proviene de una resolución que goza de la
inestabilidad que consagra la ley sustantiva.

3. Mencione los requisitos para su aplicación.


Como presupuestos indispensables para la procedencia de las astreintes se requieren, entre otros, una
resolución firme y una conducta renuente, con ánimo doloso o al menos gravemente negligente del
incumplidor.
Debe estarse en presencia de una persistencia obstinada del deudor en el incumplimiento. Supone
además que el hecho debido sea de realización posible, ya que su finalidad es compeler al deudor que
puede y no quiere, más no a quien le resulta imposible hacerlo aún cuando mediare un anterior
incumplimiento culpable en su obligación principal.

4. Como juez de la causa y a tenor del Art. 666 bis qué elementos de juicio tendría en cuenta para
fijar el quantum de la penalidad.
Como juez de la causa tendría en cuanta al momento de fijar el quantum de la penalidad la actitud
omisiva de la parte condenada tomando asimismo en consideración para tal fijación, el caudal
económico del obligado.
Dado que dicha fijación es propia del arbitrio prudencial de los jueces, las mismas podrán ser dejadas
sin efecto, o ser objeto de reajuste, si aquél desiste de su resistencia y justifica total o parcialmente su
proceder, tal lo establece el Art. 37 del C. P. C y C. N.; de allí su carácter discrecional y para cuestionar
ese quantum de las astreintes fijadas no puede tan solo sostenerse que la suma determinada es excesiva,
si no se demuestran los extremos de hecho ni las normas legales que autoricen a concluir que aquella
resulta irrazonable en atención a las características del litigio.
La condena sancionatoria autorizada por el artículo 666 bis del Código civil es discrecional del juez en
cuanto a su procedencia y en cuanto a su monto, no causa estado y puede -oficiosamente- ser reajustada
o dejada sin efecto, según las circunstancias del caso.

5. Que le sugiere la idea que “las “astreintes” configuran una pretensión eventual y
accesoria de una condena desoída”.
En cuanto a la eventualidad de las astreintes, al ser ellas condenaciones judiciales conminatorias,
pecuniarias, aplicables al deudor que se resiste al cumplimiento de las obligaciones emanadas de un
mandato judicial en su contra, son una vía de compulsión cuya naturaleza jurídica no es una pena civil,
ni una indemnización, por lo que no pueden imponerse eventualmente, no resultan pasibles de una
imposición eventual.
Por ello, como paso previo a la imposición de sanciones conminatorias es necesario verificar el
incumplimiento a la manda judicial, y recién una vez comprobada la renuencia a satisfacer el mandato,
es el momento de juzgar la conveniencia de utilizar ese procedimiento, sino serían meras amenazas
adelantadas para que se de ejecución a lo resuelto.-
La aplicación de astreintes es de carácter excepcional y debe responder a un criterio restrictivo, cuando
no existe otro medio compulsivo de lograr el cumplimiento de lo ordenado.
Es accesoria por el hecho de que las astricciones son impuestas para obtener el cumplimiento del
mandato de una resolución principal (normalmente una sentencia), de la cual aseguran su eficacia.

6. Para la aplicación de la sanción en cuestión ¿es necesario el dictado de una sentencia definitiva
que resuelva el fondo de la cuestión debatida?. Fundamente.
Se afirma erróneamente por algunos que las "astreintes" sólo proceden cuando hay "una resolución
jurisdiccional definitiva o sea pasada en autoridad de cosa juzgada"; para insistir luego que debe
entenderse por resolución jurisdiccional a "la sentencia en sentido estricto o sea aquella resolución
fundada del magistrado por la cual se da por finalizado el litigio".
Esta interpretación, que se califica de restrictiva, está en abierta pugna con lo dispuesto por el Art. 666
bis (o por las normas incluidas en los Códigos Procesales), que no reduce el campo de aplicación de las
astreintes a la desobediencia de las sentencias, sino que lo hace extensivo a todas las resoluciones o
mandatos judiciales.
Las astreintes sólo podían aplicarse en la etapa de ejecución de sentencia, y no por otras resoluciones del
Tribunal, pero sucede que es una característica propia de las sanciones conminatorias que su empleo
resulte procedente en todos los casos en que un litigante desobedece mandatos emanados de una
resolución judicial, no solamente de una sentencia en sentido estricto. La doctrina se ha preocupado
siempre en destacarlo, y el legislador, tanto en el ámbito procesal, como en el Código Civil han sido
cuidadosos en el lenguaje empleado, para evitar que pueda pensarse que las astreintes sólo proceden
frente al incumplimiento de sentencias.
Vemos así que el artículo 37 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación establece que esta
facultad de los jueces tiene como finalidad lograr que las partes cumplan sus mandatos, y el Art. 666 bis
del Código Civil, introducido en 1968 por la ley 17.711, establece estas condenaciones conminatorias
para quienes no cumplieran deberes jurídicos impuestos en una resolución judicial.
No se habla de sentencia pues el campo de aplicación de las sanciones conminatorias es más amplio y
alcanza a todas las hipótesis en que, aun antes de una sentencia definitiva, los magistrados, por vía de
otras resoluciones: autos, decretos, etc., imponen a una de las partes el deber de observar una
determinada conducta. Lo que sí es necesario es que se trate de una resolución firme, es decir que no
pueda ser atacada por ningún recurso, y origine el deber actual de observar la conducta ordenada por el
magistrado.
En conclusión: existen numerosas y variadas resoluciones emanadas de los magistrados, en las etapas
anteriores al dictado del fallo, que establecen conductas que deben ser observadas por las partes y si
éstas, sin justificativo, no las cumplen, los magistrados deben contar con armas adecuadas para obtener
obediencia. La experiencia demuestra que las sanciones pecuniarias poseen eficacia pues son fácilmente
ejecutables y golpean al remiso en uno de los puntos más sensibles, su "bolsillo", lo que permite con
frecuencia doblegar la actitud de litigantes contumaces.

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