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2º Taller-revista de prensa. Macroeconomía.

Tema:
Ingresos, gastos (DA) y pobreza

DIEGO ALEJANDRO ESCOBAR GARCIA


JUAN DAVID ORREGO ORREGO

POLITECNICO COLOMBIANO JAIME ISAZA CADAVID


Facultad de Administración
CONTADURÍA PÚBLICA
E CONOMIA III
1º Taller-revista de prensa. Macroeconomía. Economía 3.

Medellín, Colombia
2017
Profesor Saúl de Jesús Álzate Pérez.

Contenido

1. A nivel de las Familias cuál es la clasificación por deciles según los


ingresos, en qué tipo de bienes y servicios realizan los gastos. En el caso
del consumo a debe cuáles son las características de financiamiento. .......... 2
Así se tendrían que distribuir los colombianos los $737.717 del salario mínimo ..... 3
2. Cuáles son los niveles y el comportamiento de la inversión en Colombia.
En qué sectores/actividades se ha concentrado más la Inversión Extranjera,
cuál es su procedencia, su nivel y características. .................................................. 4
(Garzón, 2017)Minería y petróleo amortiguan caída de inversión extranjera en
el país. ................................................................................................................ 6
3. Analizar y explicar cuáles son los ingresos y los gastos más
representativos del Estado en Colombia; cuál es la situación fiscal, cómo es
la relación con de la deuda pública, cuál es la situación de la última. ............. 8
¿Cómo se gasta? ............................................................................................. 16
Personal indirecto ............................................................................................. 16
En servicios generales...................................................................................... 17
La encrucijada de la deuda............................................................................... 18
4. Cuál ha sido la Balanza Comercial en Colombia: las principales
exportaciones y su destino, así como las importaciones y su procedencia. Cuáles
son los acuerdos comerciales vigentes del país con otros países. ................ 21

5. Cuál es la situación actual del país en el tema de la pobreza, en que


regiones es más acentuado el problema; cuáles son los indicadores del tema,
las causas principales de la misma y cuáles algunas soluciones. ................. 23

UN PIB PER CÁPITA MODESTO .................................................................... 24


UN BAJO SALARIO MÍNIMO .......................................................................... 25
EL ALTO COSTO DEL POST-CONFLICTO.................................................... 26
POBREZA EXTREMA, DEL 7,9 POR CIENTO EN EL 2016 ........................... 30

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Situación actual del país. ................................................... 37
Las causas:........................................................................ 37
Infraestructura.................................................................... 37
Productividad ................................................................... 38
Trabajos citados .................................................................... 40

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Cuál ha sido el comportamiento en el año 2014-2016 y las proyecciones para el
2017, en Colombia de los aspectos e ítems referidos a continuación:

1. A nivel de las Familias cuál es la clasificación por deciles según los


ingresos, en qué tipo de bienes y servicios realizan los gastos. En el
caso del consumo a debe cuáles son las características de
financiamiento.

Tasa global de participación, ocupación y desempleo Total 13 ciudades y áreas


metropolitanas Septiembre 2008 – 2017

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Así se tendrían que distribuir los colombianos los $737.717 del
salario mínimo

(PORTAFOLIO, 2017)Vivienda, alimentación, transporte, salud y entretenimiento,


algunos de los factores mínimos para el bienestar de cada ciudadano.

Mantener una buena calidad de vida es el objetivo de la mayoría de


personas. Factores fundamentales como la vivienda, la alimentación, el
transporte, la salud y el entretenimiento, entre otros, hacen parte de la
fórmula para lograr ese mínimo de bienestar.

(Lea: Salario mínimo en 2017 subirá $48.261 y quedará en $737.717).

Esta fórmula, aunque no es absoluta, pues depende de las condiciones de


vida de cada persona (número de hijos, deudas, etc), está dividida en un 30%
para vivienda, 20% para alimentación, 15% para transporte, 3% para ropa, 9%
para salud, 10% para ahorro, 6% para diversión y entretenimiento, y 7% para
otros gastos mensuales, entre ellos educación.

De seguir la fórmula que sugieren los expertos para llevar una vida
financiera sana, esos $737.717, establecidos como salario mínimo para el
próximo año, se tendrían que distribuir así:

Vivienda 30%: $221.315 (incluyendo servicios).


Alimentación 20%: $147.543
Transporte 15%: $110.657 (este tiene un subsidio de $83.140)
Ropa 3%: $22.131
Salud 9%: $66.394
Diversión y entretenimiento 6%: $44.263
Ahorro 10%: $73.771
Otros gastos 7%: $51.640

UNO DE LOS SALARIOS MÁS BAJOS DE LA REGIÓN

Si bien, el ajuste hecho este año está por encima de lo que exige la ley,
queda en el ambiente que el salario mínimo es insuficiente para llevar una
calidad de vida adecuada.

Un informe elaborado en junio por la Organización Internacional del Trabajo


(OIT), señaló que Colombia está entre los países con el salario mínimo más
bajo de la región, al igual que Venezuela y Brasil, entre otros.

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Según el ministerio de Trabajo, este incremento en términos reales es de
1,5% frente a la proyección de la inflación del presente año, 5,5%.

Para la cartera de Trabajo, seguramente se trata de un aumento de 2,5%


frente a las perspectivas para 2017, que sitúan la inflación entre el 4% y
4,5%”.

Así mismo, la ministra Clara López aseguró que este incremento se presenta
en un contexto de un menor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB),
comparado con el año anterior, con lo cual se constituye en una mejora real
del poder adquisitivo de los trabajadores.

Con el salario mínimo subirán también las multas y comparendos, el Soat, la


cuota moderadora en las EPS, el costo de las grúas y los patios, y el aporte a
pensión de quienes ganan un salario mínimo.

2. Cuáles son los niveles y el comportamiento de la inversión en Colombia. En


qué sectores/actividades se ha concentrado más la Inversión Extranjera,
cuál es su procedencia, su nivel y características.

Inversión en Colombia

Para ello, identificaremos la caracterización del Sistema de Ciudades que se


presenta en el CONPES 3819 del 21 de octubre de 2014 como herramienta para
identificar los territorios.

(PLANEACIÓN, 2014)Para la caracterización inicial del Sistema de


Ciudades, la Misión utilizó cuatro criterios. El primero considera las relaciones
funcionales entre los municipios; el segundo considera el tamaño poblacional, el
tercero la función político-administrativa de los municipios; y el último considera la
importancia estratégica de los municipios en las regiones.

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Sistema de Ciudades: Ejes y corredores urbano-regionales

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Fuente: Misión del Sistema de Ciudades (2012-2014).CONPES 3819

Tomar en cuenta la caracterización del Sistema de Ciudades, nos ubica en el


territorio para lograr identificar los sectores y actividades de las ciudades y la
ruralidad.

(Garzón, 2017)Minería y petróleo amortiguan caída de inversión extranjera en


el país.

Las cifras de la balanza cambiaria, reveladas el fin de semana por el Banco de la


República, muestran que entre el 1.° de enero y el 7 de agosto aumentó el 13,5
por ciento a 3.324 millones de dólares frente al saldo un año atrás, cuando sumó
2.928 millones de dólares.

Aunque desde hace 3 meses viene al alza, la tendencia de la IED en esos


sectores es crecer 2 dígitos en el 2017.

Por el contrario, en otros sectores bajó 28,3 por ciento, a 1.806 millones de
dólares, lo que causó una caída del 5,8 por ciento en la IED total, que sumó 5.129
millones de dólares, contra 5.449 millones de dólares al corte también de agosto 7
del año pasado.
Es decir que, faltando 5 meses para terminar el año, se cumple el 46,1 por ciento,
menos de la mitad, de la meta de IED que fijó este año el Ministerio de Hacienda,
que es de 11.113 millones de dólares.

Esto es 2.480 millones de dólares por debajo del 2016, cuando la IED totalizó
13.593 millones de dólares y fue impulsada por la venta de la generadora Isagén.

Cabe señalar que las cifras definitivas de IED son las de la balanza de pagos, que,
además de operaciones de cambio, como la balanza cambiaria, registra los ítems
aportes en activos y reinversión de utilidades.
Nuevas movidas

Entre los movimientos recientes en minería y petróleo está el de la compañía


inglesa Red Leopard Holdings (RLH), que firmó un acuerdo para adquirir el
proyecto carbonífero La Luna, cerca del corregimiento de La Loma, el
departamento del César, y que es de Sloane Energy Group (SEG).

La firma extranjera recibirá en cesión una emisión de acciones de SEG, por 180
millones de dólares, mientras que la firma Capital Resources se comprometió a
aportar 20 millones de dólares al desarrollo del proyecto minero.

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El proyecto se encuentra ubicado cerca de la mina El Descanso Norte, que es
operada por la compañía Drummond, y de los depósitos en explotación La Francia
y El Hatillo, que gestiona Murray Energy, y Calenturitas, que es de Glencore.

Por su parte, la firma canadiense Córdoba Minerals concretó la adquisición de 51


por ciento del joint venture San Matías, a través de la compra de las acciones de
HPX Colombia Ventures.

La compañía anunció que el proyecto de cobre y oro es de alta proyección, pues


se encuentra ubicado a nivel del mar, con una buena infraestructura y cerca de
minas a cielo abierto en el departamento de Córdoba.

De manera más precisa, se encuentra ubicado en el municipio de Puerto


Libertador y en esa zona la multinacional cuenta con licencia para explorar 20.000
hectáreas.

La recuperación de los precios del petróleo y el carbón, con el consecuente


aumento de la producción, es la principal causa del repunte de la inversión
extranjera directa en esos dos sectores, pues las firmas ingresan más recursos al
país para acometer los proyectos de exploración y explotación.
Dan luz verde al aguacate colombiano en Estados Unidos
Inversión extranjera cayó un 8 % en América Latina en el 2016
Plan de Desarrollo ha avanzado en el 61 % al tercer año
Banco de la República baja su previsión del PIB de 1,8 % a 1,6 %
Esperanza para proveedores

La recuperación de los sectores de minas y petróleo también se refleja en el


crecimiento de los pedidos de equipos de transporte bajo leasing (arrendamiento
financiero).

La compañía irlandesa Waypoint Leasing, que es la más grande del mundo en su


sector, con activos por 1.600 millones de dólares y 145 aeronaves, anunció un
contrato con Helicol (Colombia) para proveerle una nave Agusta Westland AW139.

Helicol destinará la nueva aeronave, que es de fabricación italobritánica, para


ampliar los servicios de transporte de personal de compañías offshore de petróleo
y gas.

Por su parte, la Cámara de Comercio de Barranquilla (CCB) contrató una


consultoría con ABS Group, para que haga un diagnóstico de las necesidades de
equipos y servicios de las firmas offshore y las pueda prestar el cluster logístico de
la costa Atlántica.

Consumo del Gobierno sacó la cara ante freno de la economía

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Aun con el impulso que le dio el Gobierno al gasto, la expansión del consumo final
en el segundo trimestre de este año creció, aunque a un ritmo menor que en igual
periodo del 2016.

En este trimestre se expandió en 2,1 por ciento y en el del año pasado, el


dinamismo fue de 2,3 %.

Del informe del Dane sobre el comportamiento del producto interno bruto por
demanda se desprende que fue el consumo oficial el que metió el acelerador, con
un resultado de 4,2 por ciento, mientras que los hogares aumentaron el gasto en
consumo en 1,5 por ciento. “En el mismo trimestre de 2016 la variación había sido
de 2,1 por ciento”, mostrando que las familias gastaron menos, en parte por la
inflación que había mantenido altos los precios de los productos.

Los hogares consumieron lo básico: alimentos y bebidas (3,7 %); alquiler de


vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (3,1 %), pero disminuyeron
el gasto en prendas de vestir y calzado (-3,0 %) y comunicaciones (-0,9 %).

En el caso del gasto del Gobierno, el informe muestra que las adquisiciones
(formación bruta de capital) se impulsaron en 6,9 por ciento, y el crecimiento total
de este renglón fue de 1,4 %.

El comportamiento del comercio exterior fue contrario al del mismo trimestre del
2016, pues las importaciones subieron 3,7 por ciento, y las exportaciones cayeron
1,7 por ciento.

3. Analizar y explicar cuáles son los ingresos y los gastos más representativos
del Estado en Colombia; cuál es la situación fiscal, cómo es la relación
con de la deuda pública, cuál es la situación de la última.

Por cada colombiano hay $ 7,5 millones de deuda pública


Aún no se revela cuánto pesará la deuda en el presupuesto nacional del año
entrante.
Por: MARTHA MORALES MANCHEGO | 10:47 p.m. | 15 de julio de 2017

Si en el país se hiciera una „vaca‟ para pagar de una vez por toda la deuda pública
que tiene Colombia, cada ciudadano, independientemente de su edad, sexo o
condición económica, tendría que meterse la mano al bolsillo y disponer de
7‟544.028 pesos.
Esto, porque, según las estadísticas del Banco de la República, la deuda total del
sector público no financiero, con corte a diciembre del 2016, ascendía a 359, 6
billones de pesos, lo que equivale a 47,8 por ciento del producto interno bruto
(PIB) del mismo año 2015, cuando el Dane registró una población de 47‟661.787
personas.
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La mayor parte de estos recursos, 223,6 billones de pesos, se adeudan
internamente y los restantes 136 billones, en el exterior.
Esto implica que de la deuda hipotética de cada colombiano, por los préstamos
que hace el sector público, 4‟691.389 pesos se los tendría que pagar a los
financistas nacionales y 2‟853.439 pesos, a los extranjeros.
3 veces lo que recauda

Hay que recordar que el país recauda, vía impuestos, un aporte nacional de todos
los ciudadanos, que sumó 114 billones de pesos el año pasado, lo que
corresponde a 14 puntos del PIB. En consecuencia, para pagar la deuda total del
sector público no financiero con tributos se tendría que recaudar tres veces lo que
se obtuvo en el 2016 con la carga impositiva.

Por supuesto que no será de la billetera de los ciudadanos como se pagará el total
de la deuda, pero a las personas comunes y corrientes les pega esta cifra, que
está en incremento y que se junta con crecimiento menos dinámico de la
economía.

Es así como, a marzo del 2017, según el informe del Banco de la República, “solo
la deuda externa pública de Colombia sumó 63.532 millones de dólares, lo que
representó un aumento de 17,8 por ciento respecto al mismo mes del 2016.
Asimismo, es equivalente al 19,7 por ciento del PIB proyectado para el 2017”,
indicó el Emisor en su informe.
Una de las razones del incremento en el saldo, según el Banco, es que el
endeudamiento se está haciendo a largo plazo y, al igual que cuando una familia
solicita un crédito hipotecario, sus intereses suben más si tiene un mayor lapso
para amortizarlo.

“Durante los últimos 5 años, la deuda total como porcentaje del PIB disminuyó
hasta niveles cercanos al 30 por ciento, siendo uno de los motivos por los que las
calificadoras elevaron la nota al país, de BB a BBB (dos escalas por encima de
grado de inversión)”, comenta Juan David Ballén, analista de la firma Casa de
Bolsa.

Pero hoy “la deuda total como porcentaje del PIB se ubica al mismo nivel que
cuando éramos calificados BB (2001)”, agrega.
Por su parte, el Gobierno, en el „Marco fiscal de mediano plazo‟, dejó abierta la
posibilidad de aumentar la deuda en los próximos 4 años en 11 billones de pesos
más, teniendo en cuenta la incertidumbre en los ingresos públicos por los menores
precios del petróleo y el menor crecimiento que se prevé.

“Si se utilizara ese margen, la deuda total como porcentaje del PIB aumentaría a
niveles cercanos al 50 por ciento o más. De esta forma, se abre la posibilidad de
que en un futuro las agencias de calificación nos revisen a la baja”, advirtió Ballén.

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Para el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, no hay tal. “La deuda pública,
que no llega al 40 por ciento del PIB, con la regla fiscal es imposible aumentarla”,
indicó.
Todo se junta

El aumento de la deuda se está convirtiendo en tema de análisis de diversos


analistas, que mirando con cuidado situación. Todo porque consideran que no es
el mejor momento para seguir aumentando las acreencias.

Esto, debido a que a la tendencia alcista de la deuda se le suma que, por todos
lados, se habla de un menor crecimiento de la economía del país, menores
exportaciones y, por consiguiente, mayor riesgo de déficit en la cuenta corriente de
Colombia (son las transacciones del comercio exterior, el cual, en el 2016, superó
los 20.000 millones de dólares). Este mismo indicador, en el primer trimestre del
2017 está ya por encima de los 5.135 millones de dólares.

“La coincidencia de un aumento de deuda con un déficit de cuenta corriente más


alto es algo desafortunado en un momento de turbulencia internacional”, expresó
en una columna el consultor económico Daniel Niño.
De acuerdo con el „Marco fiscal de mediano plazo‟, documento con proyecciones
económicas para una década, la deuda bruta del Gobierno Nacional alcanzaría su
máximo porcentaje en el 2016, para empezar una senda descendente.

No obstante, muchos hablan ya de que el próximo año será más difícil que el
actual, debido a que se sentirá con más peso la reducción de los ingresos por
culpa de la renta petrolera.

Para Ballén, la estrecha situación económica que se vislumbra para el país no solo
se debe al panorama coyuntural generado por el bajo precio del petróleo.

“A nivel local, no es la primera vez que nos pasa que no se aprovechan las vacas
gordas para ahorrar, y ahora que entramos en las vacas flacas nos toca acudir
nuevamente al endeudamiento”.
Más deuda podría perjudicar a todos los colombianos, y no precisamente porque
tengan que pagar de manera efectiva un pedazo de las acreencias públicas, sino
porque “nos exigirán pagar tasas de interés más altas para financiar al Estado.
Inicialmente, a la Nación; posteriormente, el efecto cadena termina llegando al
consumidor”, concluyó Ballén.

FMI revisa crecimiento

El crecimiento económico del país será de 3 por ciento, dijo ayer el Fondo
Monetario Internacional, al revisar a la baja su pronóstico de abril, que era de 3,4
por ciento.
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De acuerdo con el director del Fondo para el hemisferio occidental, Alejandro
Werner, “en Colombia proyectamos una desaceleración más profunda de la
actividad económica, aunque aún prevemos que el país crezca un 3 por ciento en
el 2017”.

Entre tanto, se espera un crecimiento de 3,2 por ciento para Perú; de 2,5 por
ciento para Chile, y caída de 1,5 por ciento para Brasil.

El FMI comentó que Colombia ha podido mantener una política monetaria


„acomodaticia‟.

En América Latina, quién debe más

Colombia se ubica hoy como la cuarta economía más grande de América Latina,
pero está en los primeros lugares entre los que más deben.

Según un informe de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el


Caribe), los niveles de endeudamiento en la región son muy disímiles entre
países.

En la cabeza del grupo, integrado por 19 naciones, incluyendo las del Caribe, está
Brasil, con la deuda pública más elevada de América Latina, la cual alcanza el 62
por ciento del producto interno bruto (PIB) en el 2016.

El segundo lugar lo ocupa El Salvador (46 % del PIB), mientras que en el tercero
está Uruguay (44 %) y en el cuarto, Colombia, que en el momento de la
investigación de la Cepal registró una deuda del 43 por ciento del producto interno
bruto (PIB).

Para el organismo internacional, los niveles de endeudamiento de estados de


América del Sur como Uruguay,
Colombia y Argentina aún son moderados, si se tienen en cuenta las altas deudas
que hay en naciones como Puerto Rico, al que ya se lo empieza a llamar la
„Grecia de América‟.

El caso de Argentina es curioso pues en tiempos relativamente recientes sufrió por


sus obligaciones y aún hoy está enfrascada en líos jurídicos con fondos
especulativos a los que les debe dinero.

La Cepal destaca como niveles inferiores de deuda los que se registran en Chile,
Perú y Paraguay, que están por debajo del 22 por ciento del PIB, y solo cataloga
como alto el de Brasil.

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Para Juan David Ballén, de la firma comisionista Casa de Bolsa, la tendencia de
subir el endeudamiento “se ha visto en la mayoría de países emergentes,
principalmente en aquellos cuyos ingresos dependen en gran proporción de las
materias primas”.
El analista, al igual que la Cepal, pone como ejemplo a Brasil, y su advertencia
apunta a que no suceda en Colombia lo mismo que ocurrió allá.

“El deterioro fiscal y económico de Brasil llevó a que les bajaran su calificación
hasta BBB-, un escalón por encima de grado de inversión”.
El riesgo que conlleva un sobreendeudamiento consiste en la reducción de
recursos para invertir en el desarrollo, como los que requiere Colombia, porque
una buena parte de la plata pública se debe ir a cumplir con las obligaciones del
servicio de la deuda.

En su informe, la Cepal recuerda la crisis de deuda externa que estalló en 1982 en


América Latina, y que marcó para la región el inicio de un largo período de
intensos ajustes macroeconómicos, en medio de una gran variabilidad del
crecimiento y la necesidad de las reformas estructurales.

MARTHA MORALES MANCHEGO


Redacción Economía y Negocios

(Manchego, 2017)ANÁLISIS

El aumento de la deuda es debido al decrecimiento de la economía del país, la


disminución de exportaciones y, por consiguiente, mayor riesgo de déficit en la
cuenta corriente de Colombia (son las transacciones del comercio exterior, el cual,
en el 2016, superó los 20.000 millones de dólares). Este mismo indicador, en el
primer trimestre del 2017 está ya por encima de los 5.135 millones de dólares.

Situación Fiscal de Colombia:

¿En qué consiste la Austeridad Inteligente?

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, explica cómo el Gobierno se propone


enfrentar el nuevo escenario económico que plantea la caída de los precios del
petróleo. Él lo denomina „austeridad inteligente‟ y consiste en más ingresos
tributarios, recortes en el gasto y más endeudamiento dentro de los límites de la
Regla Fiscal.

Sin duda, el choque más significativo para la economía colombiana ha sido la


caída en los precios del petróleo. Sin embargo es importante analizar los tres
choques en contexto para entender lo que esto implica para el ajuste de la
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economía. Si se enfrentara la caída de precios del petróleo pero nuestros socios
comerciales mostraran mayores crecimientos, la reacción de las exportaciones no-
minero energéticas sería más rápida, dada la depreciación real y las mejores
condiciones de la demanda externa. Por su parte, si no se enfrentara volatilidad en
los mercados financieros internacionales, sería menos riesgoso afrontar los
desbalances fiscales y externos producidos por los menores ingresos en pesos y
en dólares provenientes del petróleo, pues habría menor in - certidumbre sobre su
financiamiento. Términos de intercambio (Variación anual, %) Cuadro 1 País 2017
Promedio 2012-2017* Chile -2.35% -1.27% Colombia -20.43% -11.39% México -
1.95% -0.99% Perú -5.72% -7.47% Fuente: Bloomberg, Bancos Centrales y
cálculos Ministerio de Hacienda. *Se calcula el promedio de la variación anual en
los términos de intercambio entre 2016 y 2017. 10 ECONOMÍA COLOMBIANA
ECONOMÍA COLOMBIANA 11 TEMA CENTRAL TEMA CENTRAL Se espera una
importante contracción de los ingresos de la Nación vinculados con el sector de
hidrocarburos. En 2013 estos eran el 3,3% del PIB y podrían pasar a representar
1,2% y 0,3% del PIB para 2017 y 2016, respectivamente. Esta caída de 3,0% del
PIB entre 2013 y 2016 representa $20,3 billones menos de recursos que percibe el
Estado. Esta situación representa un importante reto para las finanzas públicas del
país, que se materializa en dos de - safíos para la política fiscal. Por un lado, se
estima una importante contracción de los ingresos de la Nación vinculados con el
sector de hidrocarburos, que se situaban en 2013 en 3,3% del PIB y se estiman
han pasado a representar 1,2% y 0,3% del PIB para 2017 y 2016,
respectivamente. Esta caída de 3,0% del PIB entre 2013 y 2016 representa $20,3
billones menos para los ingresos de la Nación. Los ingresos petroleros por renta y
CREE de las empresas del sector más los dividendos de Ecopetrol van a pasar de
representar cerca de 20% de los ingresos del Gobierno Nacional en 2013 a sólo el
1,9% en 2016 (Gráfico 1). El segundo desafío hace referencia a los desbalances
ex - ternos que se hacen evidentes en la ampliación del déficit en cuenta corriente.
En 2013, este déficit se situaba en 3,3% del PIB. Ya para el 2017, esta cifra se
amplió a 5,2% y se estima que al cierre 2016 estará entre 6,2 y 6,5%. De esta
manera, será necesario un ajuste a nivel macro - económico mediante una
transición productiva hacia una menor dependencia tanto fiscal como externa del
sector minero-energético, que permita impulsar las exportaciones no tradicionales
y contribuya a cerrar los desbalances con la ayuda de la depreciación real que se
ha producido.

Los gastos públicos en Colombia se clasifican en:


1.1 Gastos de funcionamiento
1.2 Gastos de inversión
1.3 Gastos que cubren el servicio de la deuda

Colombia invierte el presupuesto en: guerra, vías, educación, salud, subsidios,


unos de los más controversiales para el 2016 son:

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El senador del Centro Democrático Iván Duque, divulgó una lista de lo que él llama
las debilidades de la iniciativa:
-El Gobierno es selectivo en su austeridad. Le quita 1,5 billones al agro y
disminuye 20 y 9 por ciento a los presupuestos de minas e industria,
respectivamente.
-Excesivo optimismo. El Ejecutivo dice que creceremos al 3,6 por ciento en el
2017.
-El Gobierno promueve la inversión con más deuda, a través de las APP,
comprometiendo vigencias futuras.
-El crecimiento del PIB se enfoca solo en el programa Pipe 2.0 y en el plan de
infraestructura.
-Hay incoherencias con el sector industrial. Se dice que este será el año de
reactivación de las exportaciones manufactureras, pero estas siguen cayendo.
-En los pilares (paz, equidad y educación) hay incongruencias. No se sabe cuánto
se destinará a financiar un posible posconflicto. El Índice de Gini se ha mantenido
estático en los últimos tres años. Y en educación, no hay plata para cumplir las
metas.
-El presupuesto del sector industrial disminuye 9 por ciento, el del agro 38 por
ciento y el de ciencia 20 por ciento.
-Los recursos para el crecimiento verde disminuirán 19 por ciento respecto al
2017.
-La “austeridad inteligente” no se ve en el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Este
presenta un mayor hueco fiscal.

NOTICIA

Expertos califican de tímido recorte en gasto del 2016


Dicen que montos recortados son insuficientes. Minhacienda defiende austeridad
estatal.

por: MARTHA MORALES MANCHEGO |


5:53 p.m. | 28 de febrero de 2016

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El recorte en el Presupuesto del 2016 –en 6 billones de pesos– anunciado por el
Gobierno la semana que pasó, se queda corto, coinciden varios analistas. (Lea
aquí la versión del Gobierno sobre el ajuste fiscal de 2016)

Si bien se trata de un ajuste del cinturón que, según explicó el Ministerio de


Hacienda, reducirá gastos innecesarios y bajará en 5 por ciento la contratación de
personal indirecto y gastos generales como viáticos, eventos, publicidad y
similares, desde varios ángulos se ha advertido que el Estado está gastando más
de lo que le ingresa.

La semana pasada, la firma calificadora Standard & Poor‟s rebajó la perspectiva


crediticia del país de estable a negativo y el director de calificaciones soberanas
para América Latina de esta firma, Roberto Sifón, dijo en EL TIEMPO que “hay
una realidad concreta y es que el país está viviendo con un nivel de ingresos que
en este momento no tiene”.

En el mismo sentido, el economista Miguel Urrutia, miembro de la comisión de


expertos que preparó el insumo para la reforma tributaria que tramitará el
Ministerio de Hacienda en el segundo semestre de este año, señaló que hay que
mejorar la calidad del gasto pues, “si este se hace mal no hay reforma tributaria
que alcance”.

Urrutia puso como ejemplo los subsidios a las pensiones que superan la inversión
en educación y terminan financiando a los pocos que en Colombia reciben altas
mesadas tras su jubilación. “El 20 por ciento de los colombianos que tiene una
pensión más alta reciben el 80 por ciento de los subsidios que entrega el Estado”,
estimó el Ministerio de Trabajo en 2013.

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Javier Hoyos, de la firma Gestión Legislativa, puso otro ingrediente en el debate: la
expansión del aparato estatal. Según sus cuentas, entre 2010 y 2016 surgieron 25
entidades, desde ministerios escindidos, hasta agencias y entidades estatales
nuevas.

Adicionalmente, en el Plan de Desarrollo del segundo cuatrienio del Gobierno, hay


21 creaciones autorizadas, entre fondos, sistemas y entidades que se anuncian
para el revolcón institucional al agro y para el posconflicto.

Por circunstancias como esa, un empresario que participó en el diálogo


empresarial sobre la reforma tributaria, en la Cámara de Comercio de Bogotá,
manifestó que antes de acudir reiterativamente al cobro de impuestos, es hora de
que se evalúe “la corrupción y el Estado gastalón”.

¿Cómo se gasta?

Un solo capítulo de los que contiene el recorte presupuestal bastará para ilustrar
cómo se está haciendo el gasto público.

El dinero que se destina a pago de personal y a los gastos generales, por ejemplo,
alrededor del cual el mandato del Gobierno es que se reduzca en un 5 por ciento,
sumaba para este año 33,6 billones de pesos: 26 en personal y 7,4 en servicios
generales (viáticos, eventos, publicidad, entre otros) y le quitan 660 mil millones de
pesos al primero y 140 mil millones al segundo.

Ese ajuste, por 800.000 millones de pesos entre los dos ítems, se hace sin tocar la
planta de personal que en el nivel central (es decir, la que se paga con
Presupuesto general) es de 667.625 empleados, incluyendo fuerza pública y
defensa, que son mayoría: 439.062, según el Departamento Administrativo de la
Función Pública.

Personal indirecto

La tijera estará entonces por el lado del servicio de personal indirecto (lo que
muchos llaman nómina paralela), que en 2017 costó 538.000 millones de pesos,
según análisis de la Contraloría general al presupuesto del año pasado.

En contraste, para financiar la mano de obra pública en ese año se destinaron 25


billones de pesos de los cuales, el pago neto en sueldos fue de 10,2 billones.

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Esto, para Francisco Maltés, director de asuntos estatales de la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT), es una cifra grande, teniendo en cuenta que el 70 por ciento
de los servidores públicos gana en promedio 2,3 salarios mínimos, luego “el gasto
mayor está en los cargos de niveles directivos y de asesoría externa”.

En este sentido, se recuerda el cálculo hecho por el Ministerio de Trabajo en el


2012, según el cual, por cada 100 empleados oficiales en las entidades
territoriales, había 170 en prestación de servicio (OPS), y en el nivel central, por
cada 100 trabajadores de planta había 132 por OPS.

Al gasto básico en salarios se suma el de horas extras, días festivos e


indemnización por vacaciones de los servidores públicos, que en 2017 fue de
85.000 millones de pesos, mientras que 190.675 millones cubrieron la prima
técnica (un beneficio adicional al salario estatal), según la Contraloría.

El monto más alto, alrededor de 9 billones de pesos, se inscribe en los gastos de


personal como „otros‟, en donde caben las contribuciones a la salud de los
trabajadores, las pensiones, las cesantías y las indemnizaciones, donde, de
nuevo, pesan más los altos salarios.

En servicios generales

El otro gasto que se disminuye en el recorte presupuestal anunciado en la semana


es el de servicios generales.

Desde el 2016, el presidente Juan Manuel Santos había anunciado reducción, en


un 40 por ciento, de la publicidad estatal; en 15 por ciento los gastos de viaje, y los
de celulares y papelería en 10 por ciento. También se habló de ahorrar en gastos
de vehículo, gasolina, esquemas de seguridad y escoltas.

De acuerdo con la propuesta de apretón del cinturón, la disminución en este rubro


será de 148.000 millones, cifra que también suena escasa frente al gasto.

Una revisión hecha por la Contraloría mostró que entre julio del 2013 y enero del
2016 se gastaron 686.000 millones de pesos en eventos y 502.538 en publicidad.

El organismo de control, en noviembre del año pasado, también advirtió sobre el


aumento de los esquemas de protección que brinda el Estado, los cuales, entre
2011 y 2016 costaron 1,12 billones de pesos.

Aunque para Javier Díaz, presidente de Analdex (gremio de exportadores), la


decisión de recortar el Presupuesto es un avance, no es suficiente.

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“Debería crearse una Comisión de Gasto Público que dé unas recomendaciones
de tipo estructural que se puedan implementar en paralelo con la reforma tributaria
estructural”.

Así mismo, agrega, “se debería pensar en eliminar algunas entidades que no
tienen razón de ser: Contaduría, Auditoría, Defensoría, entre otras”.

La encrucijada de la deuda

Para Sergio Clavijo, director de Anif (centro de pensamiento económico), “el


recorte al presupuesto del 2016, que representa solo 0,7 por ciento del Producto
Interno Bruto (PIB), aunque va en la dirección correcta en el corto plazo, es
totalmente insuficiente de cara a lo que se le viene a Colombia durante 2016-
2017”.

Clavijo se refiere a la deuda externa pues, “la privada externa llegó a cerca del 15
por ciento del PIB al cierre de 2017. Al sumarle la deuda pública externa del 23 por
ciento del PIB, se tiene un total de endeudamiento externo del 38 por ciento del
PIB, no muy distante del tope del 40 por ciento que alcanzó el país en el difícil
momento del 2003”.

Recordemos que la reforma tributaria propuesta por la comisión de expertos solo


aportaría un 2 por ciento del PIB, mientras que el hueco dejado por la caída en la
renta petrolera ya sobrepasa los 20 billones de pesos. Y para el 2016 la dificultad
podría ser mayor, pues ya el Gobierno hizo sus proyecciones financieras con un
precio del barril de petróleo de solo 35 dólares, lo que, para Anif, implicaría que “el
déficit del Gobierno central se estaría elevando hacia el 3,6 por ciento del PIB en
2016 (fue 3 % en 2017) y el stock de la deuda pública se estaría elevando hacia el
42 por ciento del PIB para finales de 2016”.

El margen de maniobra, para que Colombia se embarque en más deuda, tampoco


es tan holgado, toda vez que en el país se aprobó una ley de regla fiscal que
impide subir el déficit del tope en el que estará este año: 3,6 por ciento.

En consecuencia, la revisión de la calidad del gasto público es urgente.

(NEGOCIOS, 2016) NOTICIA

1. La paradoja del Estado: el gasto crece más que el ingreso

Anif critica el esquema de obtención de recursos. Prepara estudio sobre búsqueda


de la racionalidad.
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Foto: Archivo / EL TIEMPO

El Estado colombiano gasta más de lo que recibe.


Con excepción de los ingresos por impuestos y los que provienen de fuentes no
tributarias, como de empresas estatales similares a Isagén, Ecopetrol e ISA, el
Estado colombiano no está obteniendo los recursos que necesita para hacer el
gasto público.
Muestra de ello es la seguridad social, por la cual se recauda 1,8 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB) y con un gasto del 7,7 por ciento del PIB.

Tras ese desbalance gasto-recaudo, la Asociación Nacional de Instituciones


Financieras (Anif) advierte que se requiere apuntar hacia una mayor racionalidad
económica. Más aún, frente a los retos que se le vienen al país con el desarrollo
de la infraestructura y un eventual posconflicto.
Por ingresos no tributarios, el Estado obtiene 8,8 por ciento del PIB, lo que
sumado a los impuestos, que representan un 17,1 por ciento del PIB, y otros
ingresos da un total de recursos públicos de 27,7 por ciento del PIB, cifra que se
mantiene igual desde hace una década.

El agravante, según Anif, es que “los ingresos no tributarios son los que empujan,
y no la eficiencia del recaudo”.

Según el análisis de Anif, no hay que desconocer que los ingresos colombianos
son altos. El problema es que el gasto público se desborda.

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Este desequilibrio es el que no le permite al país lograr superávit (excedentes) en
las cuentas, mientras que países con economías similares a la de Colombia, como
Chile, sí lo logran.

Por el lado de los ingresos tributarios, si bien pasaron de 15,1 a 17,1 por ciento del
PIB en la última década, están un 2 por ciento por debajo de los que obtiene Chile.

Según el análisis de Anif, “hay necesidad de acercarse a la dinámica lograda por


el país austral”.

Para ello, el gremio vuelve a insistir en el incremento de gravámenes como el IVA,


cuya tasa general en el país es de 16 por ciento (la general), mientras que en
Chile está en el 19 por ciento, lo que ha convertido a ese tributo en el más
eficiente. En próximos días, Anif presentará un estudio detallado sobre
racionalidad económica.

ANÁLISIS:

El gasto público de Colombia, jalado por pensiones, salud, infraestructura, justicia


y seguridad social, es de 29 por ciento del PIB, frente a 23 por ciento en Chile.
También les hace hueco a las finanzas públicas la deuda, que también supera con
creces a la de Chile: 43 por ciento del PIB la de Colombia versus 12 por ciento del
PIB la de Chile.

En la misma proporción de la deuda, el pago de intereses también es más alto.


Corresponde a 2,3 por ciento del PIB frente a 0,6 por ciento del PIB en Chile.

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4. Cuál ha sido la Balanza Comercial en Colombia: las principales
exportaciones y su destino, así como las importaciones y su procedencia.
Cuáles son los acuerdos comerciales vigentes del país con otros países.

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(EL TIEMPO, 2017)Se redujo el déficit comercial en julio

A pesar de que durante julio las exportaciones del país se incrementaron en un


11,8 por ciento frente al mismo período del año pasado, en el mismo mes se
reportó una reducción representativa en el déficit comercial producto del fuerte
repunte en las exportaciones.

Según el Dane, en julio el país bajó a casi la mitad el déficit de su balanza


comercial frente a igual mes del año pasado, en parte por el moderado avance de
las importaciones a raíz del bajo consumo interno.

El desequilibrio comercial en julio fue de 520,1 millones de dólares, en


comparación con un déficit de 967,6 millones de dólares un año atrás.

Este saldo en rojo resultó de importaciones por 3.585,1 millones de dólares y


exportaciones por 3.065 millones. Mientras el valor de las compras externas
realizadas por Colombia creció un 11,8 por ciento anual, el de las exportaciones
se disparó un 37,6 por ciento.

El déficit del país en balanza comercial subió en junio


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Crecen oportunidades comerciales con países de Centroamérica
La caída en las exportaciones también es reflejo de la contracción en el consumo
en el acumulado entre enero y julio, el déficit comercial se redujo a 4.869,1
millones de dólares, desde un saldo negativo de 7.037,4 millones en el mismo
periodo del 2016, precisó el DANE en un comunicado.

En los primeros siete meses del año, el valor de las importaciones subió un 6,8 por
ciento a 25.392,9 millones de dólares, al tiempo que el de las exportaciones escaló
un 22,7 por ciento a 20.523,8 millones de dólares.

5. Cuál es la situación actual del país en el tema de la pobreza, en que regiones


es más acentuado el problema; cuáles son los indicadores del tema, las
causas principales de la misma y cuáles algunas soluciones.

Foto: Archivo / EL TIEMPO


Colombia es la cuarta economía más grande de América Latina, pero aún está
lejos en materia

No hay duda de que Colombia es un país menos pobre hoy que hace 10 años. No
solo ha reducido su tasa de pobreza en 17 por ciento en este lapso –lo que quiere
decir que hoy el país tiene 5,9 millones de pobres menos–, sino que en dicho
periodo también el crecimiento de su economía la ha hecho brillar en la región. De
hecho, en el último lustro solo Perú creció más (4,8 por ciento anual, en promedio)
que Colombia (4,6 por ciento).

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Sin embargo, sería un error pensar que el país está cerca de llegar „al otro lado‟ en
el aspecto socioeconómico, pues aunque su ritmo de crecimiento ha sido notable,
hay una serie de obstáculos no superados que hacen que Colombia se ubique en
un punto intermedio entre las economías más saludables y las menos destacadas.
Tres de los más importantes son: la desigualdad, la informalidad y el conflicto.

UN PIB PER CÁPITA MODESTO

Colombia es la cuarta economía más grande de América Latina, pero aún


está lejos de los puestos de punta en materia de producto interno bruto (PIB)
per cápita, que en el 2016 alcanzó los 6.056 dólares. Argentina, Chile o
Panamá tienen más del doble. Y nuestro país está unos 2.000 dólares por debajo
de la media de América Latina y el Caribe.
Adicionalmente, y de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal), el 20 por ciento más rico de la población colombiana
gana 20 veces más que el 20 por ciento más pobre, una referencia en la que solo
nos supera Honduras (alrededor de 27 veces más en esta misma diferencia de
ingreso) y que sitúa a nuestro país cerca de Brasil (unas 19 veces), pero muy por
detrás de países como Ecuador (10,8 veces), Perú (11,7 veces) o México (13
veces).

Y es que a pesar del crecimiento económico sostenido y la disminución de la


pobreza, Colombia no ha podido mejorar, de forma significativa, en el
coeficiente de Gini, el cual mide qué tan desigual es un país. Peor aún, este
se ha mantenido casi intacto en los últimos años.
Según datos del Fondo Monetario Internacional, entre el 2005 y el 2016 el
coeficiente de Gini (donde 0 es la mínima desigualdad y 1 la máxima) pasó de
0,550 a 0,538: el más alto de A. Latina, junto con el de Guatemala. Y la
disminución de apenas 0,01 puntos luce minúscula si se pone en contexto
con el resto de la región. Mientras que aquí la reducción de la desigualdad fue
casi imperceptible, en países como Brasil (pasó de 0,569 a 0,515), Perú (de 0,518
a 0,441) y Ecuador (de 0,532 a 0,454) se lograron avances muy importantes.
Juan Camilo Cárdenas, decano de la facultad de Economía de la Universidad de
los Andes, asegura que no existe una explicación contundente para este
fenómeno, dado que varios programas de asistencia social en Colombia han sido
puestos en marcha a la par con la región. “No obstante –dice– creo que esta
realidad tiene que ver con que si bien se le ha ayudado a la gente en la base, los
muy ricos siguen ganando bastante”. Lo cual, hay que decirlo, no necesariamente
es algo negativo.

Ana María Olaya, directora del programa de Economía y Finanzas Internacionales


de la Universidad de La Sabana, opina que en el país “no ha habido una política
clara que busque la igualdad a la par con el crecimiento. Sin cambios sustanciales
en la distribución del ingreso, no es posible que la inequidad disminuya”. Aunque

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también hay que señalar que buena parte de la reforma tributaria propuesta
por el Gobierno apunto a este objetivo.

UN BAJO SALARIO MÍNIMO

En materia de salario mínimo, otro indicador importante, Colombia está lejos de


los primeros lugares en América Latina. Con cerca de 230 dólares mensuales, el
país se ubica en el puesto 13 en un escalafón de 15 países que lideran Panamá,
con US$ 529; Costa Rica, con US$ 520, y Argentina, con US$ 445.

“El Gobierno –apunta Olaya– suele explicar que el salario mínimo no es mayor
porque el sector productivo se vería afectado. Pero a medida que le ha dado
ventajas al sector productivo, como exenciones de impuestos, con el fin de
que creen más empleos, esto no siempre ocurre y los beneficios pasan
simplemente a ser parte de las utilidades de las empresas”.
Al mismo tiempo, y según cifras de la Red Latinoamericana de Investigaciones
sobre Compañías Multinacionales (RedLat), nuestro país tiene una de las mayores
proporciones de población ocupada que gana un salario mínimo o menos: 48,6 por
ciento. Mientras que en países referentes como Brasil, Argentina o México, este
porcentaje está entre el 20 y el 25 por ciento.

Incluso, en Colombia apenas el 17,4 por ciento de los trabajadores gana más de
dos salarios mínimos, cuando en México la proporción es del 55,8 por ciento; en
Chile, del 41,6 por ciento; en Brasil, del 31,9 por ciento, y en Argentina, del 29,3
por ciento.

Sin embargo, en medio de este panorama, el país cuenta con una ventaja y es
que existe cierta proporcionalidad saludable entre su nivel de ingreso y su costo
de vida. Una manera de medir esta relación, que fue creada por la revista „The
Economist‟ hace 30 años, es establecer cuántas horas de trabajo, con base en el
salario mínimo, son necesarias para comprar un producto que tiene en común
buena parte del mundo: una hamburguesa Big Mac (ver infografía). Así que el
llamado Índice de Big Mac dice que en Colombia son necesarias 1,89 horas
de trabajo para poder comprar una, lo que ubica al país por delante otros
como México (5,6 horas), Brasil (2,39 horas), Perú (2,2 horas) y Ecuador (2,17
horas).
Un informe publicado en febrero por la BBC, con datos de la consultora inglesa
MoveHub, señala que la canasta básica le cuesta a un trabajador colombiano que
gane el mínimo el 28,8 por ciento de su salario. Menos que a un ecuatoriano (37,7
por ciento) y que a un peruano en la misma situación salarial. Pero mucho más
que a un panameño (16,5 por ciento), un chileno (18,9 por ciento), un
argentino (19,2 por ciento) y un mexicano (19,3 por ciento). Y, como se sabe,
mientras mayor sea el porcentaje de su sueldo que una persona gaste en comida
y transporte (necesidades básicas), menor es su riqueza en términos reales.
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El drama de la informalidad

Pero el lunar más grande en materia laboral es la informalidad. Que en Colombia


6 de cada 10 trabajadores sean informales no es un asunto menor, al
contrario, es una “realidad dramática”, asegura José Manuel Restrepo,
rector de la Universidad del Rosario, pues “no solo se trata de un problema
laboral, sino tributario, y que a futuro impactará duramente cuando estas
personas, que no pagaron impuestos y que no aportaron a salud ni pensión,
lleguen a una edad en la que ya no puedan trabajar más”.
Según la Organización Internacional del Trabajo, el país es uno de los que más
sufre por esta problemática en América Latina. La media colombiana está a un
nivel similar al de Perú y Guatemala, que se ubican unos 10 puntos porcentuales
por encima de la media latinoamericana. Solo Bolivia, Honduras y Nicaragua
tienen más informalidad: 7 de cada 10.
Restrepo opina que “Colombia tiene tres prioridades urgentes: formalizar,
elevar productividad a la par con el crecimiento y generar estrategias de
equidad. Si lográramos trabajar en estos tres frentes, estaremos mucho
mejor en los conteos. El país tiene una capacidad de producción gigantesca,
pero tiene que conseguir que su talento humano y la forma en la que ese talento
interactúa con la tecnología y la innovación sean mucho más fuertes y dinámicos.
Preparación tecnológica e innovación son justamente dos de los 12 pilares que
contempla el Foro Económico Mundial para medir la competitividad de un país, y
en estos campos Colombia ocupa los puestos 70 y 76, respectivamente, en una
lista de 137 naciones.

El Foro otorga una calificación total sobre qué tan preparado está un país para el
desarrollo y la prosperidad en relación con características como la efectividad
institucional, la infraestructura, la salud, la educación y el ambiente
macroeconómico, entre otras. La nota de Colombia fue de 4,30: quinto en el
escalafón latinoamericano, por detrás de Chile (4,64), Panamá (4,51), México
(4,41) y Costa Rica (4,41).

EL ALTO COSTO DEL POST-CONFLICTO

A todas estas cifras contempladas, los analistas consultados añaden una realidad
que debe tenerse muy en cuenta a la hora de proyectarnos sobre la región: el
conflicto armado. Efectivamente, nadie en el vecindario destina tanto dinero al
gasto militar como Colombia, que en el 2016 ascendió al 3,4 por ciento del PIB,
algo así como US$ 9.900 millones. Es tan alto que incluso llega a superar la
proporción que Estados Unidos destinó al mismo renglón el año pasado: 3,3
por ciento de su PIB.
Y en la actual coyuntura política es obligatorio subrayar lo que significaría para
Colombia el poder destinar esos recursos a proyectos sociales, emprendimiento e
innovación, “sectores sin duda mucho más productivos”, anota Restrepo.

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Para tener una idea, EL TIEMPO calculó –con base en datos del Banco Mundial,
PIB 2016– un aproximado de lo que el gasto militar significa al ser comparado con
otras líneas estratégicas. Y encontró que por cada dólar que destina Colombia al
aparato bélico, invierte alrededor de 2 dólares en salud y 1,4 dólares en
educación. En la misma ecuación, Argentina invierte cerca de 5 en salud y 6
en educación; Brasil, 6 y 4, respectivamente; México 9 y 7, y Chile, 4 y 2,5.
El balance de la comparativa con el resto de los países de América Latina tiene
sus claros y sus oscuros. La perspectiva de crecimiento del Banco Mundial
sigue siendo positiva para los dos próximos años y los retos que el país
deberá afrontar para optimizar su progreso ya están sobre la mesa.
No obstante, ascender en el posicionamiento regional en términos
socioeconómicos –coinciden los expertos– no es una meta que pueda conseguirse
en el corto plazo, y demandará planificación, estrategia y grandes esfuerzos.

Los Cinco Departamentos Más Pobres De Colombia

Los cinco departamentos más pobres de Colombia son uno de la costa pacífica
(Chocó), tres de la costa Caribe (Guajira, Sucre y Córdoba) y uno del suroccidente
(Cauca). La particularidad es que estos territorios son ocupados esencialmente
por afrodescendientes e indígenas.

Los niveles de pobreza se mueven entre 63% y 65%; mientras la miseria cabalga
en la franja del 26% al 37%. Cuyo nivel de pobreza es del 64.86% (el promedio del
país es 37.2%). Todos sus indicadores sociales están deteriorados, pero se
evidencian especialmente en el creciente número de niños desnutridos, mortalidad
infantil por causas prevenibles, dificultades para acceder a agua mejorada y
viviendas en condiciones físicas deplorables.

La diferencia entre los niveles de pobreza de Chocó con Guajira, Cauca, Sucre y
Córdoba no supera 1.2 puntos porcentuales. Es una verdadera catástrofe social,
que toma ribetes dramáticos al saberse que la miseria de la Guajira es 37.45%,
mientras la del promedio de Colombia es 12,3%. Los otros compañeros de viaje

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de los guajiros en la ruta de la miseria y que tienen indicadores por encima del
30% son Cauca y Chocó.

Los cinco departamentos más pobres de Colombia tienen una población de


5.164.000 personas, o sea, el 11% de los habitantes del país. En ellos se
concentran 3.305.000 personas pobres y de estos 995.000 están atrapados en la
línea de la miseria.

Según la medición monetaria del Dane, la línea de pobreza en Colombia fue de


$223.638 al terminar el año pasado.

PORTAFOLIO

MARZO 02 DE 2017 - 10:10 P.M.

Mientras que el Gobierno aseguró que en los últimos cinco años más de 4
millones de personas han salido de la pobreza en el país, la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (Cepal) destacó que Colombia –junto a Bolivia y
Ecuador– es líder en la reducción de este fenómeno en la región.

Este miércoles, el Gobierno reveló que entre el 2015 y el 2016 la pobreza


monetaria en Colombia presentó una reducción del 28,5 por ciento al 27,8 por
ciento. Esto significa que bajo esta metodología de medir la capacidad adquisitiva
de los hogares para adquirir una canasta, cerca de 171.000 personas superaron
esta condición entre el 2015 y el 2016.

Mauricio Perfetti del Corral, director del Dane, sostuvo que en el periodo

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mencionado la incidencia de la pobreza monetaria se redujo en 0,7 puntos
porcentuales. En las cabeceras, explicó, el 24,1 por ciento de la población era
pobre al cierre del 2016. “En los centros poblados y en el rural disperso, la
incidencia fue del 40,3 por ciento”, agregó.

Pobreza en Colombia

Y en línea con las cifras de un informe de la Cepal, la pobreza monetaria para


Latinoamérica es del 28 por ciento (para Colombia, la cifra fue del 27,8 por
ciento).

Asimismo, en la región la incidencia de este fenómeno en el año 2002 era del 43,9
por ciento (el país en ese entonces tenía un registro del 49,7 por ciento).
Juan Carlos Ramírez, representante de la Cepal en Colombia, dijo al conocer los
resultados que los esfuerzos que ha hecho la Nación para reducir la pobreza
ubican al país en el promedio regional. “Mientras en Colombia la pobreza bajó, en
el resto de América Latina es posible que suba”. Asimismo, el directivo destacó
que en este fenómeno ha sido clave el mejoramiento de los ingresos de las
familias y no solo la provisión de subsidios.40,3% De la población rural de
Colombia está en condición de pobreza.

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El presidente Juan Manuel Santos afirmó que “seguimos siendo campeones en
América Latina en disminución de pobreza y en avances en reducción de la
desigualdad”.

Asimismo, apuntó que el porcentaje de pobreza medida por ingresos de 27,8 por
ciento “es el más bajo desde que se hace esta medición, y equivale a una caída
de 12,5 puntos porcentuales”.

Por otra parte, de acuerdo con la medición monetaria del Dane, la línea de
pobreza en Colombia (costo per cápita mínimo mensual para comprar una canasta
de bienes) fue de $223.638 al terminar el año pasado (esta cifra fue mayor en 5,6
por ciento a la del 2015).

Lo anterior significa que un hogar de cuatro personas que tenga ingresos menores
a $894.552 mensuales es clasificado por la entidad estadística como pobre.

“Si la familia vive en las cabeceras este valor sería $985.344 (mensuales); si vive
en los centros poblados y rural disperso, de $591.008; si vive en las trece
ciudades y áreas metropolitanas, de $983.424 y si lo hace en las otras cabeceras,
de $988.108”, explica el informe de la entidad estadística.

POBREZA EXTREMA, DEL 7,9 POR CIENTO EN EL 2016

En su medición monetaria, el Dane reveló que la incidencia de la pobreza extrema


(que mide el porcentaje de la población con ingresos per cápita por debajo de la
línea de pobreza extrema –que fue de $102.109 para el 2016–) fue de 7,9 por
ciento el año pasado.

En las zonas urbanas, la cifra registrada en pobreza extrema llegó a ser del 4,9
por ciento. Sin embargo, en el campo se mantuvo igual en el 2015 y en el 2016
(un 18 por ciento). Pobreza multidimensional fue del 20,2 por ciento. 28,1 % Es el
índice de pobreza de América Latina, según un informe publicado por la Cepal.

Además de revelar la medición de la pobreza desde el aspecto monetario, el Dane


dio a conocer el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) el cual mide este
fenómeno teniendo en cuenta cinco variables (condiciones educativas del hogar,
condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo y acceso a los servicios
públicos domiciliarios y las condiciones de la vivienda).
Según la entidad, este índice mostró que al cierre del 2016 el 20,2 por ciento de la
población estaba en pobreza multidimensional. “En las cabeceras, el porcentaje
fue de 14,4 por ciento y en centros poblados y rural disperso, del 40 por ciento”.
Al respecto, el presidente Juan Manuel Santos, dijo que la pobreza en las zonas
rurales “disminuyó el doble que en las ciudades”.

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La medición también dejó ver que el año pasado las tasas de pobreza
multidimensional más altas se vieron en las regiones Pacífico y Atlántico (con 33,8
por ciento y 31,2 por ciento respectivamente). Les sigue la región central con 22
por ciento. En contraste, Bogotá tuvo un índice de 4,7 por ciento.
“Entre 2010 y 2016, la reducción de la pobreza multidimensional para el total
nacional fue de 10,2 puntos porcentuales”, apunta un documento del Dane.

Cifras de pobreza en Colombia. Foto: EL TIEMPO

Pero la desigualdad, estimada con el llamado coeficiente de Gini (donde 0 es


absoluta igualdad y 1 es inequidad absoluta) fue de 0,538, prácticamente igual a la
de los dos años anteriores. Tal desigualdad es evidente en las diferencias entre el
campo y la ciudad o entre regiones.

A Jorge Iván González, uno de los expertos que diseñaron la metodología para
medir la pobreza, le preocupa la “impresionante” brecha entre el campo y las
urbes. “Es clave la modernización del agro, el tema de la tierra, de la propiedad del
suelo, y los acuerdos de La Habana. Hay que pensar en unos apoyos
gubernamentales a la pequeña producción, como carreteras, crédito y asistencia
técnica. El ideal es que para un joven vivir en el campo sea tan bueno, desde el
punto de vista de calidad de vida, como vivir en una ciudad”, recalca González.

Entre regiones, las brechas son evidentes: la pobreza en Bucaramanga bajó a 8,4
por ciento, y desbanca a Bogotá –en donde no hubo avances–, mientras en el otro
extremo está Quibdó, con 46,2 por ciento. Así mismo, una capital entre las de
menor pobreza, como Medellín, es la de mayor desigualdad.

Ante la desigualdad, el investigador de Fedesarrollo y exviceministro de la


Protección Social Jairo Núñez lamenta que siga en niveles similares a los de hace

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20 años: “Hemos perdido dos décadas en las que el Producto Interno Bruto (PIB)
se expandió fuertemente (casi se duplicó). Los avances son desilusionantes; son
un fracaso desde la perspectiva de la enorme ampliación del gasto social, los
impuestos y en general de la política económica y social”.
Pero, mirando hacia adelante, la situación no luce tan pesimista para la
investigadora Juliana Londoño, quien ha auscultado el tema en trabajos para la
Ocde y cursa un doctorado en economía en la Universidad de Berkeley. Londoño
sostiene que, a pesar de que el indicador de la desigualdad no ha bajado,
Colombia sí ha venido avanzando.

“El Gobierno ha implementado políticas públicas que son un paso en la buena


dirección –afirma–. Por ejemplo, el programa de viviendas gratis puede aliviar la
situación de los hogares que viven en condiciones de pobreza extrema. Además,
este semestre vimos cómo 10.000 estudiantes „pilos‟ de bajos recursos tienen
cómo financiar sus estudios en universidades de alta calidad, lo que tiene el
potencial de generar la movilidad social de la que hoy carecemos. Es alentador
que el país se preocupe por la alta concentración de ingresos, como se ha visto en
los últimos meses”.

Londoño exalta los programas de transferencias condicionadas, “como Familias en


Acción, que constituye unas de las herramientas redistributivas más poderosas
que tiene el Estado. No solo porque las transferencias están focalizadas hacia los
hogares más necesitados, sino porque al mismo tiempo mejoran la salud y la
educación de dichos hogares, lo que también reduce la desigualdad”.
Entre los distintos observadores hay consenso sobre el papel clave de estos
subsidios en los avances contra la pobreza, combinados con el crecimiento
económico, que permite más empleo y, en consecuencia, mejorar los ingresos.

Así lo señala González, quien explica que los avances en pobreza están
sustentados en que el ingreso promedio ha estado creciendo de manera
relativamente continua y porque las políticas sociales han estado, en general, bien
focalizadas.

Manuel Muñoz, director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de


la Universidad Nacional, coincide en el papel de los programas redistributivos del
Gobierno en la disminución de la pobreza, y subraya la importancia de la
reducción del desempleo, que está detrás de los mejores ingresos.

Sobre este último punto, Núñez señala que el desempeño del mercado laboral ha
mejorado, entre otras cosas por el descenso de los costos laborales derivado de la
eliminación de buena parte de las cargas parafiscales (impuestos al trabajo, como
pagos al Sena, al ICBF y aportes de salud).

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Como el crecimiento económico en la última década fue alimentado por alzas de
precios de materias primas, especialmente en petróleo, entre el 2003 y el año
pasado, la posibilidad de que disminuya pone a pensar en el riesgo de que
quienes superaron la pobreza regresen a ella, bien por menores ingresos o porque
en algún punto se dificulte financiar los programas sociales.

En ese sentido, Muñoz dice que “no es claro que la reducción sea permanente. Es
por ello por lo que en la actual coyuntura, en la que los gastos del Gobierno
estarán más restringidos, hay alguna probabilidad de que la pobreza aumente”.

Por su parte, Núñez señala que “los cambios en pobreza también se explican, en
buena medida, por las transferencias que reciben los hogares más pobres
mediante programas como Familias en Acción. No quiero decir que no deban
existir –de hecho, estas políticas redistributivas son una de las responsabilidades
del Estado–, sino que probablemente son insostenibles en el tiempo, ya que los
hogares que dejen de recibir los subsidios volverán a la pobreza inmediatamente”,
asegura el experto.

Dicho de otra forma –sigue Núñez–, si los programas sociales del Estado no
garantizan que sus beneficiarios adquieran habilidades para ser autónomos en el
mediano plazo, los cambios en pobreza serán artificiales, insostenibles y
generarán dependencia del Estado.

Lo deseable, para el investigador de Fedesarrollo, es que el mercado laboral sea


el mecanismo para reducir la pobreza, lo que tendría un mayor impacto cuando los
sectores económicos que más crezcan sean aquellos donde se concentra la mano
de obra no calificada, como la agricultura y la construcción.

“Mientras estos sectores permanezcan dinámicos, el crecimiento económico se


convertirá en reducción de la pobreza. En este sentido, cualquier política que
incentive el crecimiento de estos sectores será mucho más beneficiosa que la
repartición de subsidios que no sean sostenibles”, añade.

En la misma dirección, Muñoz, director del CID de la Nacional, apunta que “la
clave de la reducción de la pobreza es el crecimiento que induzca al empleo. Sería
importante que se impulsaran sectores como la industria y el sector agropecuario,
que son los que más generan empleo, junto con la construcción”.

“El paso siguiente –advierte Jorge Iván González– es mejorar la distribución del
ingreso y de la riqueza, pues los avances que hemos conseguido en pobreza se
estancarían o incluso podría haber un retroceso si no hay decisiones que lleven a
disminuir la concentración”. Esto significa revisar aspectos como el impuesto
predial y el impuesto a los dividendos, y por eso cree que la Comisión de Expertos

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de la Reforma Tributaria tiene por delante una tarea estrechamente relacionada
con el tema de la equidad.

De tiempo atrás, Juliana Londoño también ha insistido en el importante papel de


esos temas tributarios. Para ella, se debe volver a poner sobre la mesa el
impuesto a las pensiones y a los dividendos, comenzar a mover parte de la carga
fiscal que recae sobre las empresas (que es alta, comparada con los países de la
Ocde) hacia las personas, y continuar luchando contra la alta informalidad, que
hace vulnerable a una gran porción de los colombianos.

Y concluye que, para poder disminuir la desigualdad, también debe reabrirse el


debate sobre una reforma pensional que aumente la cobertura y garantice más
equidad, reduciendo la vulnerabilidad de los trabajadores informales y de los
ancianos.

Bucaramanga es el gran ejemplo

Desde el 2008, la capital santandereana es puntera en el país en buenas cifras


económicas, con una tasa de desempleo siempre por debajo de los dos dígitos.

Ahora se le suma la condición de ser la ciudad con menos pobreza en el país, al


bajar 1,9 puntos para quedar en 8,4 por ciento.

Esto se traduce en que solo ocho de cada 100 familias tenían un ingreso mensual
inferior a la línea de pobreza y recibían menos de 211.807 pesos al mes por
persona. El índice de pobreza extrema es de 1,1 por ciento, el más bajo del país, y
0,1 puntos por debajo del reportado en el 2013.

En cuanto a la desigualdad, la ciudad también ha tenido progresos, y el coeficiente


de Gini bajó de 0,45 en el 2010 a 0,428 en el 2015.

Para el presidente de la Cámara de Comercio, Juan Camilo Beltrán, la significativa


disminución de la pobreza se debe a la diversidad económica del departamento y
a la equitativa distribución del PIB.

“Sectores como la construcción, la educación y las zonas francas de salud han


contribuido a que la ciudad genere un acelerado crecimiento. Además, la tasa de
emprendimiento nos deja muy bien posicionados, pues tenemos siete puntos por
cada 100.000 habitantes”, comentó.

La variedad de la actividad económica se manifiesta en empresas destacadas en


software, salud, educación, calzado, joyería, metalmecánica, avicultura,
hidrocarburos, construcción o textiles, entre otros sectores estratégicos, que han

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disparado los índices de la ciudad, de medio millón de habitantes, y han llevado a
la región a ser la cuarta economía del país.

Su buen momento hizo que esta capital fuera considerada el año pasado como el
milagro económico del país. En esa oportunidad, Álvaro Hernández, coordinador
operativo del Dane para la región oriental, afirmó que Bucaramanga presenta una
serie de ventajas con respecto a otras ciudades.

Por ejemplo, el 95 por ciento de las necesidades básicas “están siendo satisfechas
considerablemente”, lo que representa un mejoramiento en la calidad de vida.

Cúcuta retrocedió como ninguna otra

Como un “problema sin solución a la vista” catalogó la situación de pobreza que se


vive en la capital nortesantandereana Wilfredo Cañizares, director de la ONG
Fundación Progresar, que realiza monitoreos permanentes y análisis del conflicto
armado y la economía en esta región.

Los altos niveles de informalidad, que afectan al 70 por ciento de la población; la


violencia sistemática y el cierre nocturno de la frontera con Venezuela son algunos
de los factores que provocaron el aumento acelerado de la crisis económica, así
como de la tasa de desempleo en la ciudad.

El último estudio publicado por el Dane reveló esta semana que el nivel de
pobreza ascendió el año pasado del 31,3 al 33,1 por ciento, o sea 1,8 puntos
porcentuales más que lo registrado en el 2013.

Esto supone el peor retroceso de todas las capitales y sitúa a Cúcuta 4,6 puntos
por encima del promedio nacional.

“La mayoría de los ingresos que recibía la ciudad provenían del comercio. De
hecho, prácticamente toda su economía fue diseñada para venderles a los
venezolanos. Nosotros éramos una especie de centro comercial, pensado
exclusivamente para ofertarle al país vecino. Ahora, tras la crisis de Venezuela,
muchos cucuteños se quedaron sin trabajo”, explicó Cañizares.

Las fábricas de textiles, cuero, cerámica y arcilla figuran entre las más golpeadas
por el mal momento económico que vive toda la región fronteriza.

Para el concejal Oliverio Castellanos, otro de los aspectos que han estancado el
crecimiento es la inseguridad. Esta capital tiene una de las tasas de homicidios
más altas del país, con alrededor de 50 por cada 100.000 habitantes cada año.

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“Las personas no quieren invertir en un lugar inseguro. En la ciudad hace falta una
política pública seria que elimine la inseguridad en las calles”, señaló el
funcionario.

Según Castellanos, medidas como los decretos que establecen horarios de trabajo
han afectado a los pequeños comerciantes. “Lo único que buscaban era favorecer
a los empresarios cuya productividad es más alta”, concluyó.

„Es más fácil terminar la guerra que la pobreza‟

Fernando Botero Quintana, hijo de exministro y nieto de uno de los artistas más
importantes del país, acaba de publicar el libro „Explicando lo inexplicable‟, en el
que entrevista a 17 personalidades del país, incluidos el presidente Santos y sus
tres antecesores, para tratar de establecer las causas y las posibles soluciones del
problema de la pobreza.

Botero, de XX años y estudiante de Administración de Empresas en la Javeriana,


conversó con EL TIEMPO sobre este tema.

¿Qué se debería atacar primero, la pobreza o la desigualdad?


La pobreza, porque para combatir la desigualdad es necesario generar riqueza.
Como lo señala Fernando Cepeda Ulloa, acabar la pobreza es un gran negocio.

¿Qué es más sencillo: terminar con la guerra o con la pobreza?


Creo que es más fácil terminar la guerra, porque ha habido más avances en pro
de la paz que esfuerzos por solucionar la pobreza. Al leer las entrevistas, una
conclusión central es que ha faltado voluntad política. En todo caso, los dos temas
van de la mano, porque la guerra causa pobreza y viceversa. Que el fin del
conflicto repercutirá positivamente sobre la pobreza es algo en lo que coinciden
desde Juan Manuel Santos hasta Álvaro Uribe.

¿Qué elementos comunes encontró entre sus entrevistados en relación con


las causas de la pobreza y las posibles soluciones?
El optimismo es generalizado. De hecho, muchos factores hacen pensar que en
un par de décadas puede resolverse el problema. La mayoría plantea la educación
como la herramienta más eficaz para hacerlo; lamentablemente, en Colombia hay
un problema de calidad. En relación con las causas de la pobreza, no hay un
pensamiento común.

ANALISIS:

Para explicar los resultados del Dane hay que decir que, primero, la economía
creció bien el año pasado y esto contribuye a bajar pobreza. Segundo, el

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programa de subsidios condicionados, 'Familias en Acción', 'Jóvenes en Acción',
'Adulto Mayo'r, etc., contribuyen a aliviar la pobreza de ingresos.

Sin embargo, el Gobierno nunca menciona qué pasa con el amplio sector
llamado „vulnerables‟, aquellos colombianos que tienen una altísima
probabilidad de volver a caer en la pobreza si algo como menor crecimiento
económico sucede o si tienen una calamidad familiar. Hoy es el grupo más
grande del país, 36 por ciento. Pregunta al Gobierno: ¿cuántos de los que dejaron
de ser pobres son los nuevos vulnerables? Esto es fundamental.
La verdadera y permanente solución a la pobreza requiere de una combinación de
más y mejores empleos que les generen mayores ingresos –mucho mejor que
subsidios como ahora– y una oferta de bienes públicos que acabe con lo que
existe actualmente: educación, salud y vivienda pobre para pobres. Esto es más
fácil en un contexto de crecimiento, pero no se desprende naturalmente de él si no
hay voluntad política.

Los ricos del país no pagan impuestos, la tierra y el capital están


concentrados en pocas manos y nadie los toca, no ha existido la voluntad
real de reducir la desigualdad porque eso significa quitar grandes privilegios
a sectores poderosos, porque una élite muy reducida y muy egoísta sigue
manejando el país, porque la política y los negocios conviven.
¿Qué se debe hacer para que mejore? Reducir las desigualdades de la sociedad
colombiana se vuelve un propósito nacional. Nunca ha sido.

No limitar los objetivos sociales a la política tradicional en este campo, sino


explorar el contenido de equidad de toda la política pública; infraestructura con
equidad, política económica con equidad. Reconocer que la economía no es
neutra en términos de equidad. La gran reforma tributaria en la que paguen los
individuos ricos de acuerdo con sus capacidades, y no solo la industria y las
clases medias de trabajadores, como ahora. Sin voluntad política esto no se logra.

Situación actual del país.

Las causas:

Infraestructura

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(PLANEACIÓN, 2014) Las vías La red nacional de autopistas no cuenta con
soluciones continuas de tráfico nacional a través de las áreas urbanas para
conectar los distintos destinos y las conexiones con centros logísticos y áreas
industriales. Esta situación genera altos niveles de saturación alrededor de las
ciudades que sumadas a las congestiones propias al interior de las grandes
ciudades, reducen la competitividad de las mismas de una manera considerable.
Por ejemplo, para cruzar Bogotá se requieren cerca de dos horas, en promedio, y
para cruzar Medellín se requieren 91 minutos.

Estas deficiencias de conectividad han propiciado que las relaciones económicas


existentes entre las ciudades principales sean muy débiles, o simplemente que no
existan. Igualmente, inciden en la calidad de vida de los habitantes propiciando
tiempos de desplazamiento y costos más altos.

Accesos de las ciudades: tiempos y velocidad promedio

Productividad

Las ciudades enfrentan retos para mejorar su productividad el crecimiento del PIB
per cápita en Colombia en ciudades pequeñas es casi la mitad del crecimiento del
resto de ciudades. Entre 2002 y 2010, el PIB per cápita en las ciudades de
menos de 500 mil habitantes creció 1,63% mientras que creció alrededor del
3% en las ciudades intermedias y grandes (2,97% en las ciudades de 500 mil a
un millón de habitantes y 3, 08% en las de más de un millón de habitantes). Estas
diferencias se pueden explicar por un conjunto de factores que varían entre
ciudades.

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Contribución de factores al crecimiento del PIB per cápita por tamaño de ciudad,
2002-2010

En la Gráfica se presentan los resultados de un ejercicio de descomposición del


crecimiento del PIB per cápita entre 2002 y 2012 en cuatro factores: productividad
laboral, oferta laboral, horas laborales por trabajador y tasa de ocupación
(Ramírez, 2014). Se observa que en las ciudades de grandes el componente que
más contribuyó al crecimiento del PIB per cápita fue la tasa de ocupación seguida
de la productividad laboral en tanto que en las ciudades intermedias fue la
productividad laboral. En contraste, en las ciudades pequeñas, el crecimiento del
PIB per cápita se explica por el aumento en las horas trabajadas por ocupado. La
productividad laboral en estas ciudades tiene un efecto considerablemente
pequeño en el crecimiento del ingreso per cápita.

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CIBERGRAFÍA

Trabajos citados

EL TIEMPO. (2017). Se redujo el déficit comercial.


Garzón, R. L. (2017). Minería y petróleo amortiguan caída de
inversión extranjera en el país. Medellín: Periodico El
Tiempo.
Manchego, M. M. (2017). Ecomia y Negocios.
NEGOCIOS, E. Y. (Sabado de Junio de 2016). La Paradoja
del Estado. El Tiempo.
PLANEACIÓN, D. N. (2014). CONPES 3819. Bogotá D.C.
PORTAFOLIO. (DICIEMBRE de 2017). Distribuir los
colombianos los $ 737.717. Portafolio, pág. 1.

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