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ISBN: 84-931026-6-0
D ep ó sito legal: M -14604-2003
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Indice
Introducción ....................................................................................... 7
Vacas « locas».......................................................................................19
Elefantes b o rra c h o s...........................................................................25
Las drogas de los gatos .................................................................. 29
Renos micófilos .................................................................................35
( 'abras y e x citan tes...........................................................................39
Pájaros e b rio s.......................................................................................43
Otros an im ales....................................................................................49
Insectos ............................................................................................... 55
Moscas y Amanita m u sca ria ................................................................59
¿Por qué los animales y los seres humanos
se d ro g a n ? .......................................................................................65
Bibliografía ..........................................................................................75
Introducción
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Animales que se drogan
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Introducción
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Animales que se drogan
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Introducción
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Introducción
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Animales que se drogan
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Introducción
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Animales que se drogan
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Introducción
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Vacas «locas»
' da como locoismo, son: mulos, caballos, vacas, ovejas, antílopes, cer
dos, conejos y gallinas.
En América del Norte es donde se registran los casos más visto
sos de locoismo. Parece ser que esta conducta fue descrita por pri
mera vez en 1873, en California, en caballos y vacas de pacer. El
hecho curioso es que una vez que el animal ha aprendido a distin
guir la hierba que le provoca la ebriedad de entre las numerosas
plantas que ingiere, se convierte en un buscador y consumidor
habitual de aquella planta en particular. Los pequeños cuyas
madres son comedoras de la «hierba loca», se vuelven a su vez bus
cadores específicos de esta planta.
Entre los criadores de Kansas ha quedado como memorable la
epidemia de «hierba loca» de 1883, durante la cual 25.000 vacas
dejaron de comer la hierba de pasto, dedicándose a la búsqueda de
la «hierba loca», menos nutritiva pero por algún motivo más atra
yente. En 1938 Reko identificó en Nebraska como locoweed la Astra
galus lambertii y la Astragalus molissimus que se encontraba desde Méxi
co a M ontana y en el centro de Arizona. Una tercera especie
presente en la pradera era el Cystium diphysum (Reko 1996 [1938]:
186-9),- y una cuarta planta fue identificada con el Dioon edule Lindl
de la familia de las cicadáceas.
Por lo que se refiere a otra «hierba loca», llamada por los mexi
canos garbancillo (Astragalus ampbyoxis Cray), los efectos son los
siguientes: los animales que la han comido se aíslan de los demás y
evitan su compañía. N o comen casi nada, adelgazan rápidamente
y se vuelven irascibles. Si se intenta reconducirlos a la manada se
entumecen y se mueven de mala gana, se bloquean y se alejan de
nuevo.
En otros casos se han descrito estados de agitación y furia. Sin
ningún motivo en particular, algunos animales se arrojan mugien
do y resoplando sobre los otros animales o los hombres, incluso
sobre aquellos con los que tienen contacto cotidiano. En breve
tiempo se multiplican los síntomas anormales: se mueven con
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Vacas «locas»
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Animales que se drogan
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Elefantes borrachos
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Animales que se drogan
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Las drogas de los gatos
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Las dro/jas de los gatos
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Las drogas de los gatos
Los gatos japoneses tienen una droga diferente, las hojas tiernas de
una planta llamada matatabi que produce compuestos parecidos a los
nepetalactones. El matatabi provoca un efecto diferente: los gatos
después de masticar las hojas se tumban de espaldas con las patas
hacia arriba, quedando durante un corto periodo de tiempo inmóvi
les en esta posición, en aparente, y quizás en autentico, éxtasis.
Darle a nuestro amado gato una hierba de este tipo significa para
él la posibilidad de relacionarse con una planta para él atávica, de
embriagarse a placer con una droga sana y natural, sin el peligro de
inducir un hábito crónico. La relación de los gatos con estas hier
bas es de tipo estacional, especialmente durante la primavera, y
estos felinos no están sometidos a ninguna crisis de abstinencia
durante los largos periodos del año en que estas plantas carecen de
efecto para ellos.
Se hacen tantas cosas, a veces las más absurdas, para conseguir la
felicidad humana,- y basta poco, una plantita en el alféizar de un
apartamento urbano, para dar felicidad a nuestro minino doméstico.
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Renos micófilos
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Renos micófilos
Este com portam iento tiene un coste para la manada, ya que las
madres en este estado dejan a las crías sin protección, convirtién
dose éstas en alimento para los lobos. A su vez estas madres aleja
das del grupo se convierten también en víctimas de los mismos
depredadores (Siegel 1989:66-67).
Varios animales comen hongos psilocibes, por lo general de los
géneros Psilocybe y Panaeolus, conocidos popularmente en Italia
c o m o funghetti (setitas) por los jóvenes que los buscan por sus efec
tos alucinógenos (Pagani 1993). (En España estos mismos hongos
se conocen como monguis. N. del T.)
Siegel relata haber visto en Hawai y México cómo algunos
perros mordían e ingerían setas deliberadamente. Algunos m inu
tos después los perros corrían en círculo, retorcían la cabeza, aulla
ban y se negaban a obedecer las órdenes del hom bre (Siegel
1989:68). No queda claro si estos perros eran conscientes de lo que
les pasaría después de haber comido estos hongos, pero un caso de
uso consciente de estas setas se produce en las cabras. Estos cua
drúpedos ostentan el primer puesto en el mundo animal en la
pasión por las más variadas drogas.
Durante el curso de mis estudios sobre los hongos alucinógenos
que crecen en los prados alpinos (Samorini 1993) he verificado
diversas veces la avidez con que las cabras se alimentan de hongos
de la especie Psylocybe smilanceata. Una vez fui literalmente agredi
do por un macho cabrío, que me embistió con su poderosa corna
menta, mientras me encontraba agachado observando las setas. Era
uno de los mayores animales de un rebaño de una cincuentena de
cabras que pasaba por mi lado. Fiándome de su mansedumbre, aun
que conocía su curiosidad, seguí recogiendo hongos. Viendo que
varias cabras se habían parado y me observaban sonreí ingenua
mente y les mostré un puñado de hongos recién cogidos. Inmedia
tamente después de mi gesto, el macho cabrío saltó y me empujó
con los cuernos, rodando yo pendiente abajo unos cuantos metros.
En uno de mis tumbos el sobre de papel que contenía los hongos
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C abras y excitantes
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Pájaros ebrios
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P ájaros ebrios
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P ájaros ebrios
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O tros animales
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Otros animales
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mediante la observación de determinados animales y sus com por
tamientos, frente a las plantas que habitualmente consumen como
embriagantes. En las selvas de Gabón y Congo, los nativos afirman
que hace mucho tiempo vieron a los jabalíes escarbar y comer las
raíces alucinógenas de la iboga (Tabernanthe ¡boga Baill., familia de
las apocináceas). Los jabalíes asumen entonces un comportamien
to convulsivo, saltando de un lugar a otro, mostrando reacciones
de miedo y estados alucinatorios. También los puerco espín y los
gorilas sufren intencionadamente estos efectos. Observando estos ani
males, los nativos los imitaron y fue así cómo descubrieron los
efectos visionarios de esta planta.
Durante mis investigaciones en Gabón, dirigidas al estudio del
uso de la iboga en el culto del Buiti entre los Fang, Mitsogho,
Apindji y otras tribus bantú que viven en la selva ecuatorial, mis
informadores me confirmaron en numerosas ocasiones que distin
tas especies animales ingerían iboga para drogarse. Un chamán
(■
nganga ) mitsogho refirió el uso de la iboga entre los mandriles
macho. Estos animales viven en comunidades piramidales, siguien
do una rígida estructura jerárquica. En la cima se halla el macho
jefe, bajo el cual se encuentran otros machos fuertes y bajo éstos
los machos más débiles. Cuando un mandril macho debe afrontar
una pelea con otro macho, para aparearse con una hembra o ganar
un puesto en la jerarquía, no se enzarza de inmediato en la lucha.
Va en busca de una planta de iboga, la desarraiga, come sus raíces
y espera que le haga efecto (de 1 a 2 horas), y se lanza entonces al
encuentro del otro macho con el que tiene que luchar. Que el m an
dril espere a que le surja efecto la iboga antes de atacar, demuestra
un elevado grado de premeditación y conciencia de lo que está
haciendo.
El arbusto del kava (Piper methysticum Forst, familia de la piperáceas)
está extendido por las islas de la Melanesia y la Polinesia. Los nati
vos extraen de sus raíces una bebida embriagante que buena parte
de la población consume actualmente.
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Animales que se drogan
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Insectos
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Insectos
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Animales que se drogan
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Moscas y Amanita muscaria:
una nueva hipótesis
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M oscas y Amanita muscaria: una nueva hipótesis
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¿Por qué los animales y
los seres humanos se drogan?
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¿Por c¡ué los animales y los seres humanos se drogan?
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¿Por cfué los animales y los seres humanos se drogan?
Mis conclusiones son desde hace tiempo las mismas, pasando por
conjeturas un poco diferentes de las de Siegel. En una obra juvenil
mía había subrayado la importancia de un concepto de la biología,
el «factor de desesquematización» o «factor PO » (Provocative Opera-
tion Factor / Factor de funcionamiento provocativo), definido y ana
lizado por el médico Edward de Bono durante la década de 1960.
Refiriéndose específicamente a la mente y el pensamiento huma
no, De Bono define el factor PO como la función fundamental que
tiene como finalidad actuar de instrumento desesquematizante,
«para desbaratar los modelos consolidados». PO es un concepto
anti-lenguaje: «La función del lenguaje es la de consolidar los
modelos,- la función de PO es la de facilitar la fuga de estos m ode
los» (De Bono 1 9 6 5 :2 0 8 ). En la mente humana, el factor PO tiene
fuertes analogías con el humor y la intuición. Com o éstos, «el PO
permite a una persona usar ideas que no son coherentes con la
experiencia. Con el PO, más que rechazar estas ideas, las puede usar
como puntos de apoyo hacia otras ideas. El PO nos da la posibili
dad de emplear «imposibilidades intermedias». Ya que estas ideas
«imposibles» no se adaptan a los modelos establecidos, posibilitan
el distanciamiento de la experiencia existente. El PO es un disposi
tivo liberador de la rigidez de ideas, esquemas, divisiones, catego
rías y clasificaciones establecidas. El PO es un instrumento para el
insigbt (introspección, intuición)» (De Bono 1 9 6 9 :2 4 6 -2 6 5 ).
En mis consideraciones añadía que «el PO aumenta el grado de
incertidumbre y por consiguiente la posibilidad de encontrar nue
vos recorridos mentales, aumenta su entropía» y destacaba las
estrechas analogías existentes entre el factor de desesquematiza
ción PO y los efectos del LSD y en general, de los alucinógenos
(Samorini 1981).
El factor de desesquematización que De Bono ha identificado en
la mente humana podría ser una función específica de todos los
seres vivos. Todas las especies están caracterizadas por algunas fun
ciones primarias, como la nutrición y la reproducción, indispensa
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