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Un error común que se acostumbra a cometer al hablar de la
piratería de los siglos XVI, XVII y XVIII, es poner en el mismo saco
a, por ejemplo, Sir Francis Drake,Henry Morgan y Edward
Teach Barbanegra. ¿Qué hubiera pensado el primero, un noble
marino leal siervo de la reina Isabel I de Inglaterra, al saber que lo
comparaban con el tercero, un sanguinario delincuente del mar?
Seguramente, no le hubiera gustado para nada. Esta equivocación
tan común —incluso entre historiadores— proviene de la confusión
de términos para designar actos delictivos en el mar, ya que,
habitualmente, los términos pirata, corsario, bucanero y filibustero,
se utilizan casi como sinónimos. Primero de todo, debemos tener en
cuenta que estas cuatro palabras solo se pueden contextualizar a la
vez en la historia marítima de América, sobre todo, del Caribe, ya
que la piratería del Mediterráneo o del Mar de la China se regía por
otros actores. Si bien existían piratas y corsarios, los bucaneros y
los filibusteros eran exclusivos de la América Central. A pesar de
que estos hombres y muchos de sus contemporáneos, así como los
actos que cometieron, se agrupan bajo el gran paraguas que es el
término piratería —por ser todos ellos actos de bandolerismo y
pillaje a bordo de un navío—, existen diferencias suficientemente
significativas entre ellos como para poder distinguirlos.
François l’Olonnais
Bucaneros
De Tartaria
Sin embargo, en 1590, en su "Historia Natural y Moral de las Indias", el
jesuita José de Acosta expuso otra teoría: los nativos se parecían a la gente
de Tartaria. Esta teoría que ha sobrevivido al paso del tiempo.
Sin embargo, hacia 1830, Joseph Smith Jr., el fundador de la religión
mormona, en su texto el "Libro de Mormón", rescató la leyenda de las diez
tribus perdidas y se refirió a dos migraciones trasatlánticas desde Tierra
Santa al Nuevo Mundo: la de los yareditas (olmecas del antiguo México) y la
de la familia Lehi, cuyo hijo menor, Nefi, y sus descendientes, los nefitas -
supuestamente blancos- habrían construído templos y ciudades y traído
consigo caballos y ganado.
Según el "Libro de Mormón", Dios castigó a los hermanos mayores de Nefi -
resentidos por habérselos privado de su herencia- oscureciéndoles la piel; y
sus descendientes, conocidos como lamanitas, habrían sido los antepasados
de los indios americanos.
De ahí que cuando Smith se enteró del descubrimiento de las antiguas
ciudades mayas, no dudó en declarar que sus responsables debían ser
"nefitas", es decir, hombres blancos, ya que en su concepción prejuiciosa, los
de piel cobriza serían incapaces de tales logros culturales. En contraste con
esto, hoy se contempla con seriedad la posible transmisión de rasgos
culturales desde Asia: probablemente no sea casual que el calendario maya
de eclipses que aparece en el Código de Dresde se funde en los mismos
principios que el desarrollado anteriormente por la dinastía china de los Han.
Merece destacarse la
conformación de la Cofradía de
los Hermanos de la Costa,
agrupación gremial masculina
que asoció a los filibusteros con
la finalidad de garantizar a sus
miembros el libre ejercicio
independiente de tal profesión.
No existía la propiedad
individual sobre tierras y barcos,
considerados bienes comunales.
Los miembros de la cofradía sólo
eran propietarios de sus
pertenencias y de una parte del
botín. Cuando alrededor de la
última década del siglo XVII se
empezaron a perder estas
costumbres comunitarias esta
asociación desapareció.
"El filibusterismo fue
sagazmente aprovechado por los
países de Europa occidental en
su pretensión colonialista. Les
brindaron refugio y ayuda a
cambio de la cual se convirtieron
en serviles a sus propósitos. Por
esto, para Deschamps, el
filibustero es un pirata
semidomesticado e igualmente
de un tiempo muy concreto...".