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Mónica Cortés Piffaut Sebastián Candia Gutiérrez

ICONOGRAFÍA DE ACONCAGUA:
Una Aventura Rupestre 1

Ediciones Universitarias de Valparaíso


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida,
transmitida y almacenada con fines de lucro,
ÍNDICE
sin la debida autorización de los autores.

PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 4
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
FUNDAMENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Poblamiento de Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Período Paleoindio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
© Mónica Cortés Piffaut
Sebastián Candia Gutiérrez, 2014 Período Arcaico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Período Agroalfarero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Registro de Propiedad Intelectual Nº 238.037
ISBN: 978-956-17-0587-6 Poblamiento del valle de Maipo y de Aconcagua . . . . . . . . . . . . . 12
Tirada: 500 ejemplares Expresiones culturales, una síntesis entre rito y las habilidades . . . . . . . 13
2 Diseño y diagramación: El arte rupestre como iconografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 3
Marcela Pizarro Contreras Petroglifos, un ejemplo de iconografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Financiado por: Importancia de los petroglifos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
CORFO
Fundación Valle Hermoso
Registro, rescate y divulgación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Proyecto turístico AVENTURA RUPESTRE. . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Patrocinado por:
LATHROP Consultores Imágenes iconográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Fotografía de portada: Arte rupestre en el valle de Aconcagua. Clasificación . . . . . . . 25
Panel lítico en Putaendo con motivo abstracto Figuras humanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Ediciones Universitarias de Valparaíso Figuras zoomorfas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Figuras fitomorfas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Calle 12 de Febrero 187, Valparaíso
euvsa@ucv.cl Figuras abstractas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
www.euv.cl Signos escudos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Impreso por Salesianos S.A. Aplicación contemporánea en cerámica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
HECHO EN CHILE Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Presentación Prólogo

Participar en la publicación del libro Iconografía de Aconcagua: Una Aventura Rupestre cons- Posiblemente todo habitante o turista que recorre los cerros del valle de Aconcagua se habrá
tituye un honor y una satisfacción para la Fundación Valle Hermoso, institución dedicada a la encontrado con unas expresiones culturales llamativas y únicas, rocas grabadas con diseños de
conservación y divulgación del patrimonio nacional, y que este año celebra su X Aniversario. círculos, cuadrados, personas y, ocasionalmente, animales o plantas. Son los petroglifos, uno
de los registros arqueológicos más recurrentes en la zona, siempre en busca de alguien que los
La presente obra, de Mónica Cortés Piffaut y Sebastián Candia Gutiérrez, muestra en extraordi- interprete y nos acerque esa rica iconografía a nuestras vidas actuales. Ese momento ha llega-
narias imágenes, la iconografía identitaria de la región del Aconcagua, imágenes capturadas in do. En este bello libro de Mónica Cortés y Sebastián Candia nos entregan un documento que
situ, y que nos hablan de un riquísimo acervo cultural que nos llega a través del tiempo y nos combina tanto interpretaciones y conocimiento sobre estas rocas grabadas, como un rico
4 permite aproximarnos, en alguna medida, a los sentimientos, valores y temores de los pueblos acervo de imágenes sobre uno de los tesoros culturales de Aconcagua que se esconden en sus 5
que habitaron esta región. montañas.
La revitalización de los petroglifos que la autora hace por medio de la cerámica, asimismo,
permite que ellos sean parte y se integren armónicamente a nuestro cotidiano vivir y no se
aprecien como distantes o carentes de significado. Así, en una peculiar aventura, las huellas de
Dedicados estos últimos años a la labor de revivir esta expresión, Mónica y Sebastián conti-
núan avanzando en su labor más importante, rescatar este “arte” y sus saberes asociados para
este pasado ancestral y el cercano futuro se unen consolidando una de las valiosas identidades
que enriquecen el Chile de hoy. ponerlo a disposición de la comunidad de Aconcagua y de Chile, a través de la reutilización de
estos diseños en libros, vasijas, creación de murales, entre otros. El pasado poco conocido del
M. Consuelo León Wöppke valle se hace presente en nuestras ciudades creando lazos visuales y materiales entre un ayer
Presidenta y un hoy que solemos pensar desacoplados. Nada más lejos de la realidad, el Aconcagua de
Fundación Valle Hermoso hoy es fruto de 10.000 años de historia previa y, aún más, las formas de vida y uso del espacio
fueron creadas y promovidas en la zona por los habitantes posteriores al año 1000 d.C. Fueron
ellos mismos quienes marcaron sus espacios de movimiento, de trabajo y de vida con los pe-
troglifos. Son estos mismos diseños los que hoy se rescatan para que sigan demarcando los
espacios del valle, de las ciudades, de las vajillas de nuestras casas.
La labor de Mónica y Sebastián es única, con su afán han logrado revivir el pasado, recuperar Fundamentación
un patrimonio que hoy puede ser utilizado de múltiples maneras, de forma comercial pensan-
do en el turismo, de forma socio-política, pensando en la construcción de una identidad arrai-
gada en el valle y segregada de los focos de influencia de la gran capital, de forma poética para
Espectro cultural discontinuo
inspirar nuevas expresiones plásticas, y en forma de denuncia, revelando un ecosistema alta-
mente maltratado, vulnerable y con deterioro progresivo de sus recursos, entre otras. Sea cual
sea, lo cierto es que este rico patrimonio es más que sólo imágenes, es un recurso para pensar,
Nuestro país está dotado de una diversidad de texturas geográficas, con colores que armoni-
zan bien con su gente, con sus tradiciones, lenguas e historia. Desde el Norte, las imágenes
para ser y para construir un nuevo futuro. Si ayer el arte rupestre fue un recurso material para
ancestrales dan valor a su pueblo, desde la antigua cultura chinchorro, los changos, los tejidos
la reproducción social de las comunidades prehispánicas del valle, utilicémoslo hoy para eso
atacameños, la alfarería Diaguita o Molle y dando un salto hacia el Sur se divisan los pueblos
mismo, para forjar nuestra comunidad en torno a tales iconografías y sus saberes. Agradezca-
canoeros, de rostros gruesos, dueños de una herencia genética y cultural única en el mundo,
mos a los autores por abrirnos la puerta a esta posibilidad. Felicitémoslos por su desinteresada
allí también se asienta el pueblo Mapuche, con su cultura y cosmovisión bastamente conocida,
labor. En honor a ellos, actuemos y protejamos este frágil patrimonio que son las venas de
que resplandece como una imagen de identidad que ha inspirado a muchos para su rescate y
nuestro valle de Aconcagua. 7
6 renacimiento. Nuestra percepción de este espectro comienza en el Norte árido, sumiso, inte-
ligente y de una dimensión más lenta; en el extremo Sur, frío, guerrero, influyente, pero de una
Andrés Troncoso dimensión temporal que evoluciona más rápido. En los límites borrosos y poco definidos de
Arqueólogo
esta franja demasiado extendida de nuestro país, se observa un espectro discontinuo de ele-
Departamento de Antropología, Universidad de Chile
mentos culturales bien marcados. ¿Y que sucede al centro de este espectro?

El Valle de Aconcagua

La Quinta Región cordillera es el centro natural de esta larga y angosta franja de tierra, aún su
estructura no se globaliza ni se ha hecho tan artificial como Santiago. Aún quedan elementos
culturales que quiebran el espectro de Norte a Sur y podemos seguir imaginándonos una tie-
rra con patrimonio que exhibir. ¿Qué es Aconcagua actualmente?: una parte del desaparecido
imperio Incaico, un sitio de diversidad de climas de altura, un valle de frutas y vinos, un ecosis-
tema con santuarios de diversidad de fauna y flora endémica, un valle de leyendas, una geo- Inicios de nuestra identidad
grafía de pueblos rurales, oficios tradicionales, montaña, pueblo minero, ríos, una historia muy
ligada a la emancipación de Chile, o su gente que quiso quedarse para formar un pueblo.
Aconcagua es todo eso y más, pero cuesta asignarle una imagen, una idea, y eso es lo que se Según el conjunto de evidencias actuales, el amanecer de nuestra especie se remonta a Africa
ha estado buscando para el valle, su propia identidad. oriental hace aproximadamente 200 mil años atrás. Desde mucho antes, la sobrevivencia fue
una respuesta biológica innata para permanecer en el mundo, mientras que la adaptación a las
presiones ambientales se convirtió en un requisito para alcanzar mejores estándares. Enton-
Buscando la identidad hacia atrás ces, ¿qué nos hizo diferentes a la de otras especies de homínidos? Si una proporción significa-
tiva de los genes (94%) son comunes a otras especies, probablemente lo que hizo el cambio
fue ese 6% restante y quizás también un cambio en el patrón de expresión de esos genes que
¿Cómo ser importantes y sentirse como tales, si no es a la luz de las proezas humanas que se comparten, afectando quizás los patrones de conducta y las habilidades de la nueva especie
dieron origen a esta gran comunidad que es el valle de Aconcagua? Somos como cualquier emergente. Su éxito le permitió acrecentar su presencia e intentar la conquista de nuevos es-
otra comunidad, producto de una historia, producto de la evolución de las conquistas del hom- pacios, desplegando creatividad ilimitada en la construcción de artefactos, herramientas y ex-
8 bre sobre el entorno, producto de nuestra propia cultura que busca su peculiar adaptación. presiones artísticas y de comunicación para adaptarse al entorno difícil pero que parecía pro- 9
Somos una mezcla imprecisa entre nuestros genes, nuestra cultura cambiante e influenciada, misorio.
y de nuestra libertad de elegir nuestro propio destino, generando experiencias, conocimiento,
mitos, epopeyas humanas y tradiciones. Nuestra historia es el último capítulo de esa gran
Dos factores pudieron haber ayudado a la rápida adaptación de la población humana en ex-
pansión: por un lado, aquella variable grupal, conductual, conservadora y protectora del grupo
epopeya de conquista de nuestro planeta, en donde nuestra especie tuvo el arrojo de migrar
como son los “ritos” y por otro lado, aquella variable individual, biológica, flexible y moldeable
e ineludiblemente dejar huellas. Comienzan así los primeros americanos, que cruzaron el últi-
que permite enfrentar los cambios y nuevos desafíos, las “habilidades”. Ambas tienen un ori-
mo continente, colonizaron estas regiones hace más de 8.000 años y registraron su presencia,
gen evolutivo y por lo tanto un evidente fundamento genético. Los ritos aseguraban una con-
para la eternidad de la historia humana y el reconocimiento por parte de la gente del valle de
ducta asociativa, formadora de clanes y pueblos, mientras que las habilidades hicieron de este
Aconcagua, que mirando hacia atrás encontrará en esas huellas la anhelada identidad.
proceso una tarea más fácil, eficiente y efectiva y con una ventaja comparativa con el resto del
mundo animal.
En la conquista de nuevas tierras, los ritos humanos vistos como conjunto de conductas y las
habilidades, vistas como conjunto de destrezas, acompañaron a los pueblos en su migración y
fue así como en base a oleadas de grupos pequeños llegaron los primeros habitantes a Améri-
ca, convirtiéndose en sus primeros pobladores, dejando una profusión de huellas culturales
únicas por todos los rincones. Este poblamiento americano probablemente ocurrió hace a.C., Arica) y Cultura Chinchorro (8000 - 2000 a.C. en Arica). Se suele dividir el periodo en tres
40.000 años, a través del estrecho de Bering, en plena glaciación y durante el periodo Pleisto- fases:
ceno, con una mega fauna actualmente extinta, dejando borrosas evidencias de grupos nóma-
des, antiguos asentamientos humanos dedicados a la caza, herramientas líticas y construccio-
a) Fase alfarero temprano (8000 a 6000 a.C.): Los grupos vivían semiaislados, practicaban la
caza, la pesca y la recolección de moluscos.
nes básicas. Más tarde se transformarían en civilizaciones imponentes, ricas en cultura e
importantes avances técnicos. b) Fase pre-agroalfarera intermedia (6000 a 4000 a.C.): Junto con lo anterior, además, reco-
lectaban plantas silvestres y usaban el mortero como herramienta, diversificando su alimenta-
ción y sus actividades.
Poblamiento de Chile
c) Fase pre-agroalfarera tardía (4000 a 1500 a.C.): Vivían en aleros rocosos, realizaban arte
rupestre y se formaban las primeras aldeas en donde construían los tejidos. Pertenecen a este
Período Paleoindio (12000- 10000 antes del presente) período la Cultura Espina de Cactus (3600 a.C.) y Cultura Faldas del Morro (1000 a.C. y 400
Existen indicios de que los primeros habitantes en Chile alcanzaron una antigüedad de al me- d.C.)
10 nos 12.000 años en lo que se denomina el período Paleoindio. Localidades como Quereo, en 11
Los Vilos, San Vicente de Tagua-Tagua, Monte Verde, cerca de Puerto Montt y en la Cueva de Período Agroalfarero (1500 a.C. - 1470 d.C.)
Fell en la Patagonia, son algunos ejemplos de sitios con los vestigios más antiguos en el país.
Continúa el desarrollo de ritos en las diferentes culturas y una mayor diversidad en la expre-
sión de las habilidades, como es la construcción de artefactos y otras expresiones, tales como
Periodo Arcaico o Pre-agroalfarero (8000-0 a.C. en Aconcagua) la inexistencia de autoridades centrales, jerarquía social, cultivos, artesanía alfarera, agriculto-
res incipientes. Este período se divide en tres fases:
El Período Arcaico se caracteriza por el nomadismo y por muestras líticas de herramientas de
raspado, corte y punzado (puntas de flecha), manos de moler y piedras horadadas. En este a) Fase temprana (1500 a.C. a 300 a.C.): Con costumbres funerarias y tradiciones tecnológi-
período, los grupos humanos estaban expuestos a presiones muy fuertes, y sus actividades cas. Los grupos humanos viven en clanes separados, comienzan los primeros cultivos y la alfa-
diarias se centraban en fabricar precarias herramientas, alimentarse y protegerse. Los ritos y rería. Pertenecen a esta fase el Complejo Talcahuano (300 a.C.), Cultura El Molle (200 d.C. a
las habilidades se hacen más evidentes en el registro arqueológico. En este período se produ- 700 d.C.), Complejo cultural Bato (Zona costera central, 260 a.C - 900 d.C.), Complejo cultural
ce, también, un proceso de complejización social asociado al manejo del mar, desarrollo de San Pedro de Atacama y Complejo cultural Llolleo (200 a.C. - 900 d.C.).
procesos de domesticación y reducción de la movilidad. Este período incluye el Complejo Gat-
chi I y II (10000 y 6500 a.C. respectivamente, en San Pedro de Atacama), Cultura Huentelau-
b) Fase intermedia (300 a.C. a 1200 d.C.): Mayor desarrollo de las características de la fase
anterior. Aparecen la Cultura Arica con sus fases: San Miguel (1000 - 1200 d.C.), Pocoma (1200-
quen (7.000-4000 a.C., entre Antofagasta y Los Vilos), Cultura anzuelo de concha (4000-100
1250 d.C.) y Gentilar (1250 - 1400 d.C.), el Complejo cultural Aconcagua (900 - 1.550 d.C.), río Cachapoal. Se hacían ofrendas funerarias en urnas de greda para el entierro de niños. En
Cultura Pitren (paleoaraucano), Complejo cultural Tirúa (paleoaraucano) y permanece aún la cerámica elaboran piezas zoomorfas y antropomorfas. Eran comunes los eventos ceremonia-
cultura Diaguita (700 d.C. a 1400 d.C.). En el Norte Chico se formó la Cultura Las Animas (700 les rituales.
- 900 d.C.) que recibe influencia de culturas trasandinas (Cultura La Aguada).
b) Fase intermedia (1000 d.C. - 1400 d.C.): Los grupos son más sedentarios y agrícolas. La
c) Fase tardía (1200 d.C. a 1540 d.C.): En la fase final del Complejo cultural Aconcagua ocurre Cultura Aconcagua (800 d.C. - 1000 d.C.) predominó en el valle del Maipo en Santiago y su te-
una clara influencia Incaica (1450 d.C.) en alfarería, petroglifos y textiles. Aparecen los Comple- rritorio alcanzó a dejar vestigios en el valle de Aconcagua (Los Andes, San Felipe, Putaendo)
jos cultural de Vergel (1500 d.C.) y Complejo Valdiviense (neoaraucana, 1530 d.C., con influen- con registros de cerámica bastante diferenciados de otros grupos locales. En las zonas altas
cia europea). La culminación de esta fase se ve acelerada por la conquista de Chile en el año hubo más bien influencia Diaguita. La Cultura Aconcagua se extendía desde el río Aconcagua
1540 d.C. hasta el Cachapoal. Se centraban en la agricultura, producción de maíz, quinua, porotos, zapa-
llos y la recolección de frutos silvestres, como el algarrobo, la caza de llamas y el consumo de
recursos marinos cuando migraban a la costa. Se construían cementerios en túmulos y la cerá-
Poblamiento del valle del Maipo y valle de Aconcagua mica se caracterizaba por el uso del trinacrio, diseños de color negro sobre el fondo naranja de
12 Durante el transcurso del período Agroalfarero también ocurrieron cambios en los grupos la arcilla. 13
humanos que habitaron la parte central de Chile. Surgieron con el tiempo desarrollos cultura- c) Fase Tardía (1400 d.C. - 1540 d.C.): Esta fase se caracteriza por la influencia Incaica en el
les en un amplio y heterogéneo espacio físico, creando un perfil para el valle de Aconcagua modo de vida y en las iconografías existentes en el registro, pero su influencia parece no haber
como un lugar de paso, de reunión y convergencia de diferentes culturas. Quizás, debería ser sido tan fuerte ni tan decisiva en todos los grupos. A este período pertenecen los pucaras o
también este perfil el que caracterice a nuestro valle hoy en día. fortalezas, sitios ceremoniales o huacas a media montaña, asentamientos con funciones admi-
a) Fase temprana (300 a.C. - 1000 d.C.): Aparecen varios grupos nómades, con agricultura nistrativas, cementerios en túmulos, tambos. Es indudable la presencia del Tawantinsuyu en
básica, cazadores y el trabajo alfarero bastante diferenciado de otras culturas del Norte y del estas tierras abriéndose paso por medio del camino del Inca en el Kollasuyu, los claros límites
Sur. Normalmente vivían en las tierras altas, a media montaña y bajaban solo para la caza y la australes del gran imperio Incaico.
recolección. Pertenecen a esta fase la Cultura Bato (260 a.C. - 900 d.C.) que ocupó la zona cos-
tera desde la desembocadura del río Petorca hasta el Cachapoal en la VI Región. Se caracteriza
por el uso de tambetás, uso de puntas líticas, viviendas de piedra, enterraban a sus muertos Expresiones culturales, una síntesis entre los ritos y las habilidades
flectados en la habitación o en los conchales. La cerámica es monocroma, con o sin decora- De Norte a Sur aparecen desde muy temprano varias expresiones que se relacionan con los
ción, muy pulida, incisiones lineadas, punteadas o reticuladas y con modelados fitomórficos. ritos de los pueblos, tales como ceremonias religiosas, la comunicación de ideas, señales,
La cerámica suele usarse como ofrenda funeraria. También pertenecen a esta fase la Cultura asentamientos de grupos familiares, caza y recolección de alimento. De todas estas manifesta-
Llolleo (200 a.C. - 900 d.C.) de vida hortícola, sedentarios. Se localizan desde Lontué hasta el ciones, quizás las más impresionantes son las expresiones artísticas que inicialmente tuvieron
un origen que respondía a las necesidades cotidianas, pero no podemos negar que se observa hitos para las generaciones siguientes”. Algunos de estos ritos se relacionan con las formas de
un evidente desarrollo en las habilidades, que justifican tratarlas como “artísticas”, aunque no vida, la alimentación, la lucha o armonía entre su biología y su medio, sus credos y sus propias
fuese esa la finalidad originaria. experiencias con la vida, la enfermedad y la muerte.
Siempre esas manifestaciones “artísticas” se dan en conjunto con ritos y ceremonias y sus
cultores estaban impregnados de destrezas extraordinarias para aquellos tiempos en donde Petroglifos, un ejemplo de iconografía
probablemente ya se valoraban estas expresiones, desde un punto de vista estético y creativo.
En nuestro valle destacan dos elementos que podríamos considerar como “expresión artísti-
Los artefactos utilitarios y decorativos eran parte de los ritos cotidianos que daban identidad ca”: los diseños y las decoraciones de la alfarería de la Cultura Aconcagua, que tenía su límite
a cada uno de los pueblos que habitaron esta franja occidental andina. Utensilios como tela- norte por estos territorios y la iconografía abundante de petroglifos, cuya autoría y significa-
res, tambetás, alfarería, collares, piedras para moler, piedras horadadas, puntas de flecha, ar- dos no parece estar del todo clara. Particularmente, estos petroglifos son grabados en roca,
tefactos en metalurgia, petroglifos, geoglifos, pictografías y muchas otras manifestaciones u hechos con percusión o raspado de la roca que normalmente está cubierta de una pátina na-
objetos, en que las habilidades son indiscutibles y lejos de ser pueblos primitivos, se descu- tural producto del óxido. El desgaste puede ser hecho con otras rocas que se van fragmentan-
bren ahora como pueblos complejos, influyentes y llenos de riqueza cultural. do a medida que se utilizan y por lo tanto no existen evidencias de estas herramientas.
14 15
Los petroglifos, están presentes regularmente en las laderas de cerros, en donde tienen una
El arte rupestre como iconografía vista privilegiada del valle, y las evidencias arqueológicas las asocian a ceremonias religiosas,
eventos conmemorativos de hechos o sucesos, como la caza, la reunión familiar, los alimentos
El arte rupestre es una expresión auténtica de una cultura que se caracteriza por expresiones y el deseo de narrar hechos cotidianos. Si existe algún significado, hay que buscarlos en los ri-
gráficas y pictóricas, normalmente dejadas en paredes y aleros rocosos. Conocida es la icono- tos ancestrales y en el paisaje biótico y abiótico que lo rodea, de modo que el lenguaje que
grafía del Norte Grande, con sus hermosos geoglifos y pinturas rupestres; la iconografía de la sirvió de comunicación no fue precisamente lingüístico sino icónico.
Cultura Diaguita del Norte Chico, con sus bellos y complejos patrones cerámicos, la iconografía
de los telares, platería, kultrun y joyería de la Cultura Mapuche y finalmente, la iconografía de Lo rupestre dice relación con la roca, la mezcla compleja de minerales formados bajo el suelo
los tallados en madera, petroglifos y pintura mural Rapa Nui. Nuestro país es rico en hermosas, por sedimentación o compactación a alta temperatura y presión, que se expone en la superfi-
singulares y novedosas iconografías que tienen un valor histórico, patrimonial, pero también cie por acción tectónica o la acción erosiva del entorno. Cuando esta roca del tipo metamórfi-
tienen un valor identitario para cada uno de los pueblos, lo que llamamos una huella cultural. ca emerge a la superficie, se presta como un magnifico sustrato de expresión simbólica, que ha
Una hipótesis plausible es que “la iconografía emerge de los ritos culturales de cada pueblo resistido y permanecido por siglos en forma natural.
(huella cultural) y se enriquece con las habilidades de sus cultores, transformandose en ele- Se pueden diferenciar una gran variedad de motivos, como diseños geométricos (espirales,
mentos identitarios para una comunidad, que marca las labores y oficios cotidianos y marca círculos, círculos concéntricos, cuadrados, rombos, líneas rectas, onduladas y entrecruzadas);
diseños antropomorfos (hombres, mujeres, niños o bebés con formas simples y estilizadas o 2) Se ha realizado un registro de las imágenes y con ello colaborar también en el rescate de
con atuendos y tocados); diseños fitomorfos (plantas, maíz o cultivos); zoomorfos (culebras, una iconografía casi desconocida a nivel nacional, salvo algunos diseños que están represen-
llamas, ranas, lagartos, insectos); diseños abstractos irregulares y complejos de figuras que se tando tímidamente a nuestro valle.
asemejan a los cimientos de construcciones, laberintos o varias burbujas adosadas); diseños
abstractos regulares (escudos, colgantes, máscaras). 3) La creación de una iconografía identitaria, es decir, convertir los diseños de los petroglifos
de Aconcagua, en verdaderos iconos representantes de nuestro valle, que merece una identi-
Los arqueólogos subdividen los petroglifos, según estos diseños en tres fases: dad, más allá de reconocernos exclusivamente como una zona agrícola y de ser protagonistas
a) Fase temprana: caracterizados por círculos simples, dos o tres círculos concéntricos. Posi- en ciertos capítulos de nuestra historia de Chile.
blemente tengan una data que se remonta a los 800 d.C. 4) Entregar esta iconografía para ser puesta al servicio de las necesidades de Aconcagua, para
b) Fase Intermedia: caracterizados por formas más variadas, en donde aparecen las figuras dar nuevas oportunidades en el turismo, el comercio y la artesanía local.
antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas. 5) Es necesario educar y formar valores en torno a nuestro reducido patrimonio local.
c) Fase tardía: su presencia es muy escasa, debido al corto período de sobrevivencia de las
16 culturas indígenas. Aparecen elementos característicos de la influencia Incaica y los elementos 17
Registro, rescate y divulgación
que lo vinculan con la conquista española, como el jinete sobre el caballo y el látigo.
El rescate del arte rupestre y particularmente de los Petroglifos del Valle de Aconcagua, ha
consistido en:
Importancia de los Petroglifos
1) Investigar acerca de la presencia de sitios arqueológicos en el valle y a través de datos de
Normalmente se hacen esfuerzos para rescatar el arte rupestre desde una concepción utilita- ubicación dados por los propios lugareños.
ria, funcional o en términos de su significado en un contexto cultural, religioso, o cosmológico,
sin embargo, urge salvar estas expresiones iconografías además por las siguientes razones: 2) Visitar los sitios arqueológicos con permiso de particulares o por simple exploración de los
cerros accesibles.
1) Los petroglifos están en peligro de desaparición por razones naturales, como el tiempo y la
erosión por factores como el viento, la lluvia, los hongos, los líquenes y las raíces de los arbus- 3) Hacer registros fotográficos de los petroglifos y de su entorno.
tos, o por acción antrópica, como son la acción devastadora de las mineras, la actividad de 4) Extraer por medio de dibujos vectorizados, los elementos más relevantes.
deforestación de cerros que debilita el sustrato, el despeje de terrenos para los cultivos, la
privatización de enormes superficies, el saqueo, la ignorancia al destruirlos por no ver en ellos 5) Aplicación de las imágenes en la cerámica como una manera de divulgar este patrimonio
valor alguno, omisiones y políticas truncas. prehistórico de Aconcagua.

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