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Índice

1/ edición: septiembre de 2016


2. ª edición: septiembre de 2016
3.ª edición: septiembre de 2016
l. Tacones sobre el parqué ..................... . 13
2. Octubre benigno .......................... . 17
3. Con el Txato en Polloe ..................... . 21
4. En casa de esos 25
5. Mudanza a oscuras ......................... . 30
6. Txato, entzun ............................. . 33
7. Piedras en la mochila ....................... . 38
8. Un lejano episodio ......................... . 42
© Femando Aramburu, 2016
9. Rojo ..................................... . 46
10. Llamadas telefónicas ........................ . 50
11. Inundación ................................ . 54
12. La tapia .................................. . 58
13. La rampa, el baño, la cuidadora ............... . 63
14. Últimas meriendas ......................... . 67
Esta obra ha merecido la II Beca del Fondo Antonio López Lamadrid 15. Encuentros ................................ . 71
de Apoyo a la Creación Literaria 2016 16. Misa dominical ............................ . 75
Diseño de la colección: GuillemotMNavares 17. Un paseo ................................ . 80
Reservados todos los derechos de esta edición para 18. Vacaciones en una isla ...................... . 85
Tusquets Editores, S.A. Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona
www.tusquetseditores.com 19. Discrepancia .............................. . 89
ISBN: 978-84-9066-319-6 20. Luto prematuro ............................ . 94
Depósito legal: B.13.574-2016
Fotocomposición: Moelmo 21. La mejor de todos ellos ...................... . 98
Impresión: Cayfosa (Impresia Ibérica) 22. Recuerdos en una telaraña ................... . 103
Impreso en España
23. Soga invisible ............................. . 107
24. Una pulsera de juguete ...................... . 111
Qyeda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, co·
municación pública o transformación total o parcial de esta obra sin el permiso esM
25. No vengas ................................ . 117
crito de los titulares de los derechos de explotación. 26. Con esos o con nosotros .................... . 122
de la provincia de Soria que una adolescente madrileña, aún Es antes del servicio militar y él estudia medicina en Pam•
levantada a altas horas de la noche. Se metía en foros para dis- piona. Tiene fama de soso, de formal, de metido para adentro;
cutir, defendiendo, con abundancia de faltas ortográficas deli- en fin, de lo que es, un hombre serio-serio, para qué darle más
beradas, posturas políticas que le repugnan. Y también enviaba vueltas. ¿Amigos? La cuadrilla de siempre antes que la disgre-
textos mordaces para comentar artículos en la versión digital de garan los sucesivos matrimonios. No es bebedor ni fumador ni
este o el otro periódico, no más que por el gusto de ofender; comilón ni deportista ni montañero; pero, con eso y todo, se le
• de jugar, al amparo de una identidad falsa, a que vencía su timi- tiene aprecio porque forma parte del paisaje humano del lugar,
dez incurable y a sentirse otro que el hombre solitario de cua- fue al colegio con los otros, es Xabier, tan del pueblo como el
renta y ocho años que era. balcón del Ayuntamiento o los tilos de la plaza. Se dijera que
Así que muchas veces, terminado el trabajo, Xabier prefería el futuro lo está esperando con los brazos abiertos. Es alto y
quedarse una hora o dos en el despacho por si algún miembro apuesto y, sin embargo, no se come una rosca. ¿Demasiado sen-
del personal sanitario o algún empleado de la oficina, al cruzar sato, demasiado tímido? Al decir de sus conocidos, algo de eso
el pasillo, veía luz por las rendijas de la puerta y entraba a con- debe de haber.
versar un rato con él; pero también porque tenía la superstición Torna un sorbo de coñac sin apartar los ojos de la pequeña
de que allí dentro sus recuerdos eran más agradables que cuan- telaraña. ¿Por qué sonríe? No, es que le hace gracia evocar el
tos solía servirle la memoria en casa. De paso leía revistas de episodio. En un costado de la plaza arde la hoguera de San Juan.
su especialidad, ojeaba informes o pensaba en viejas y a poder ser Las calles están abarrotadas de gente. Corren niños, brillan caras
gratas peripecias de su pasado, hasta que por influjo del coñac felices, lenguas lamen helados, lugareños desinhibidos se hablan
empezaba a perder el gobierno de sus pensamientos. Alcanzado a gritos de una acera a otra. Calor. Y él, foo vive en Pamplo-
este punto en que se anunciaba la embriaguez, se marchaba del na? Sí, pero ha venido a pasar unos días con la familia (y a que
hospital hasta el día siguiente. su madre le lave la ropa), a disfrutar del buen ambiente y pa-
Pero aún no ha llegado ese momento y bebe lento, paladea- tear con la cuadrilla. Es con las últimas luces cuando, yendo
dor, y escudriña la pared con la mirada tranquila en busca de por la calle, se les juntan Arantxa y sus amigas. Risa, más bares
alguna que otra secuencia de su pasado. En el ángulo que for- y ella que le habla, ¿de qué? Si es que apenas alcanza a enten-
man las paredes y el techo, el servicio de limpieza no se ha derla en medio del jolgorio. Y le habla, de eso sí se da cuenta,
percatado de una minúscula telaraña, perceptible tan sólo para con la cara muy cerca de la suya. La cara donde a pesar del
el ojo atento. Apenas un resto de gasa gris sin la inquilina que lápiz de ojos, los labios pintados, él no ve sino a la hija mayor
la tejió. Y a él se le ha quedado atrapado el recuerdo del beso de de los mejores amigos de sus padres, casi una prima carnal a la
Arantxa. ¿Q!¡é edad tendría yo? Veinte, veintiún años. ¿y ella? que ha visto jugar de niña con Nerea en infinidad de ocasiones.
Dos menos. Por eso, cuando en la penumbra roja del pub, de buenas a
Son cosas de poco momento que ocurren en las fiestas de primeras ella le planta la mano en la bragueta, Xabier no capta el
los pueblos. Se baila, se bebe, se suda, todo el mundo se co- sentido de la jugada. Piensa en una broma, en una travesura para
noce y si eres joven y se te pone una teta a tiro, la agarras, y si la que no halla explicación. Y mira como en sueños el resto
se te ponen unos labios demasiado cerca, los besas. Nada, mi- diminuto de la telaraña y se ve besado con fuerza por quien
gajas que devora el olvido, lo que no quita para que de pronto, él considera punto menos que un miembro de su parentela.
al mirar la telaraña, el recuerdo de Xabier las rescate. La lengua ansiosa de Arantxa busca la suya quieta. Él está como

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Comulgaron. Fueron, vinieron, una delante de la otra, por
el pasillo central con la cabeza gacha y las manos enlazadas. De-
voción de casi monjas. Más preciso: de por poco monjas. ¿re
acuerdas? Les faltó esto, la mitad de una uña, para ingresar de
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la lucha justa de un pueblo en su legítima as_piración a decidir su '
jóvenes en un convento. Y coincidían al cabo de tantos años, 1 destino. Es la lucha de David contra Gohat, de la que yo os
medio en broma, medio en serio, en la misma idea: cada vez
¡ he hablado muchas veces en misa. No es una lucha individual,

l.
que una de ellas discutía con el marido, se arrepentía de haber egoísta, sino ante todo un sacrificio colectivo y Joxe Mari, como
preferido, qué bobas fuimos, el matrimonio a los hábitos. Jokin y como tantos otros, ha asumido su parte con todas las
-Lo único, los hijos, hermana Bittori. consecuencias, ¿entiendes?
-Ya no hay vuelta atrás, sor Miren. Miren sacudió la cabeza en señal afirmativa. Don Serapio
Antes de abrir la boca y adelantar la lengua para recibir la Je arreó, comprensivo, cariñoso, dos palmaditas en el dorso de
forma consagrada, Miren le susurró a don Serapio que luego la mano. Y prosiguió:
vengo, ¿eh?, y el cura, discreto, parsimonioso, asintió. -¿Acaso Dios ha manifestado que no desea vascos en su
Acabada la misa, los asistentes se encaminaron hacia la sali- presencia? Dios quiere a su lado a sus vascos buenos como tam-
da. Don Serapio sopló las velas del altar; precedido del mona- bién quiere, ojo, a sus españoles buenos y a sus franceses y po-
guillo, que le abrió la puerta, se metió en la sacristía. Y ese era el lacos. Y a los vascos nos hizo como somos, tenaces en nuestros
momento que Miren estaba esperando para ir a hablar con él. propósitos, trabajadores y firmes en la idea de una nación so-
_¿vienes? berana. Por eso me atrevería a afirmar que sobre nosotros recae
-Mejor ve tú sola. Esto es muy íntimo. Te esperaré en la la misión cristiana de defender nuestra identidad, por tanto nues- '
plaza y, si eso, me cuentas. tra cultura y, por encima de todo, nuestra lengua. Si esta desapa-
Don Serapio se estaba despojando de la casulla cuando Mi- rece, dime, Miren, dímelo con franqueza, ¿quién rezará a Dios
ren entró en la sacristía. Al verla, sudoroso de frente, severo el en euskera, quién le cantará en euskera? ¿Te respondo yo? Na-
gesto, mandó al monaguillo que se marchase. Atado por alguna die. ¿Tú crees que Goliat, con su tricornio en la cabeza y sus
obligación, el adolescente retardaba la obediencia. torturadores de sótano de cuartel, va a mover un dedo en favor
-Oye, foo te he dicho que te vayas? de nuestra identidad? Te registraron la casa el otro día, en ple-
El monaguillo se dio entonces prisa en salir de la sacristía, na noche. ¿No te sentiste humillada?
pero coge y deja la puerta abierta. iSerá posible! El cura, re- -Ay, don Serapio, no me lo recuerde que se me corta la
funfuñante, pasos enérgicos, la cerró. No bien se quedó a solas respiración. .. .
con la mujer, ofreció a esta asiento con dulcificados ademanes. _¿Lo ves? La misma humillación que tú y tu familia tuvis-
Y al tiempo que él también se sentaba, le preguntó si ella lo teis que soportar la padecen a diario miles de personas en Euskal
visitaba por el mismo asunto que Juani la de Josetxo y Miren Herria. Y son los mismos que nos maltratan los que luego ha-
asintió. blan de democracia. Su democracia, la suya, la que nos oprime
Le tomó una mano, por encima de la mesa, entre las suyas como pueblo. Por eso te digo yo, con el corazón en la mano,
pálidas, no hechas al rudo trabajo como las de Joxian, que son que nuestra lucha no sólo es justa. Es necesaria, hoy más que
ásperas y parecen de piedra requemada. ¿y para qué me coge nunca. Es indispensable, puesto que es defensiva y tiene por
la mano? Pues no lo sé. Y acariciándole el dorso, le dijo: objeto la paz. ¿No has oído alguna vez las palabras del obispo

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