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INTRODUCCIÓN……………………………………………………………. 1
DESARROLLO
CONCLUSIÓN………………………………………………………………. 8
REFERENCIAS……………………………………………………………... 9
INTRODUCCIÓN
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LA ÉTICA, DEONTOLOGÍA Y EL DILEMA DEL TRANVÍA
La Ética y Deontología
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trabajadores de la misma empresa, profesión, así como los objetivos de cada
empleador se deben trazar para el logro de sus metas corporativas, las cuales
pueden ser encontrar un ascenso o simplemente mejorar en lo que se hace
diariamente en las obligaciones de trabajo, por tal motivo los códigos
deontológicos siempre harán que la relación laboral se beneficie y garantice el
desarrollo conforme a lo propuesto, tanto en lo práctico como en lo moralmente
aceptado y respaldado, maximizando los beneficios y minimizando los riesgos.
Asimismo la deontología se encarga de mantener el equilibrio entre lo que
se conoce como un determinado estilo de vida ligado a conductas morales y
niveles altos de profesionalismo, ambos objetivos deben establecerse en
armonía y un perfecto equilibrio obteniendo una mayor dignificación y
eficiencia en cualquier actividad empresarial y laboral, de esta forma en cada
profesional existen dos formas de sumo interés que debe cumplirse a
cabalidad, que son la independencia y la libertad. ¿De qué nos hace referencia
esto?, dichas formas deben saberse aplicar de tal modo que cada profesional
debe ser independiente en tomar decisiones, siendo completamente capaz y
libre de ejecutarlas manteniendo un balance preciso entre ambos aspectos.
Por otro lado, la ética tiene un objetivo similar de crear conciencia en la
responsabilidad como individuo y como persona, en general ambos poseen
parentesco en sus objetivos, sin embargo, tienen diferencias contrastables.
En este sentido el filósofo Ludwig Wittgenstein ha abocado gran parte de su
vida a dar un significado práctico competente, que englobe cada particularidad
de la ética en cada uno de sus campos, con un alto nivel de complejidad y
dimensión pudo deducir en una conferencia que posteriormente fue plasmada
en muchos artículos, “la ética es algo que atenta contra él y contra el
comentario mismo, lo místico, al fin y al cabo, si es algo está más allá de
cualquier comentario o aclaración posible, decir que se ha conseguido un
concepto perfecto a la ética es un acto grotesco debido a que el ser humano
hasta ahora es incapaz de englobar todas la características y ramificaciones
que la ética comprende en algo básico como un concepto”.
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Contra posición, la Deontología en esencia es más simple debido a que esta
podría considerarse una parte de la propia ética y de la moral en un ámbito
profesional, siendo de esta manera conjuntos de actitudes y normas que todo
empleador y profesional debería seguir al pie de la letra para conseguir un
puesto en los márgenes enfrascados por la sociedad manteniendo en su
ámbito laboral un perfil placentero, elevando su desempeño y actuar de una
manera correcta como cualquier profesional. No obstante dependiendo del
ámbito de trabajo estos códigos y normas deontológicos varían acorde a la
profesión.
Lógicamente las mayorías de las profesiones cuentan con un código
deontológico que esencia formulan las obligaciones y el respeto en el trabajo.
Aunque éstas pueden estar condicionadas por lo que cada conciencia
individual diga. La diferencia más notoria entre la deontología y a ética es que
la deontología es un conjunto de normas o directrices impuestas, mientras que
la ética es contraria a esta clase de imposiciones, por lo tanto, vienen dadas
por cada individuo en cuanto considere este bien, lo que pueda estar mal y por
supuesto lo que realmente lo haga sentir mejor consigo mismo.
Siguiendo con lo anterior, ambas especialidades guardan parentescos
significativos, debido a que la ética tiene su propio aspecto profesional, siento
esto un pequeño segmento de lo que realmente engloba, para ser más
certeros, esta rama de la filosofía es un aspecto que brinda al ser humano las
herramientas para perfeccionarse en el ámbito personal. En lo social, las
decisiones y conducta son dadas por sencillos patrones otorgados por la
sociedad. Por otro lado la deontología, está orientada a la formación y buenas
prácticas laborales debido a que allí es el ámbito en que esta ciencia afecta
directamente, si existe un cambio personal o intrapersonal de dicho individuo
en un ámbito no laboral es cuestión de un estudio ajeno.
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El Dilema del Tranvía
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nuestras acciones, se debe actuar por deber. En consecuencia, una de las
afirmaciones del imperativo categórico del cristiano moral kantiano es que las
personas son un fin en sí mismo y que no se le puede usar como un medio,
lo que implica que no se puede sacrificar a una persona para salvar a otras.
En definitiva la solución kantiana sería simplemente no hacer nada y dejar que
las cosas tomen su propio curso.
También Judith Jarvis Thompson (1929) plantea una variación de este
mismo dilema del tranvía, entre otras cosas para demostrar que las decisiones
humanas no siempre abogan al utilitarismo. Por lo que, obviamente hay un
tren en su planteamiento, sin embargo, en vez de una palanca que desvía
hacía otro riel, en esta versión la persona se sitúa sobre un puente y más
adelante están cinco extraños atados a pocos metros más adelante, el
individuo se ve en compañía de otra persona obesa lo suficientemente pesada
como para detener al ferrocarril, en caso de que el sujeto decidiera empujarla
y como resultado salvar a los cinco que están amarrados.
Continuando con el planteamiento la mayoría de las personas decide que
sería inmoral empujar al sujeto obeso, por otra parte otras toman la iniciativa
de empujar al individuo con sobrepeso porque de esta forma son
consecuentes con la decisión tomada en el dilema original. Es interesante que
las personas que decidieron ser utilitaristas en un caso decidan no serlo en
otra situación hipotética. En este sentido, el utilitarismo y el kantismo en los
dos casos hipotéticos mantendrían la misma posición en ambos dilemas.
Razonablemente la respuesta más convincente se encuentra en el primer
dilema, la persona que acciona la palanca no se siente asesinando al otro
activamente que está en el desvío, entendiéndose el daño como un efecto
colateral e incluso necesario. Por otra parte, en la variación del dilema, quien
empuja al otro con sobrepeso tiene la sensación que está provocando un daño
directo y participa activamente en la consecución de un delito.
A su vez, una célebre comparación entre los dos escenarios la dio hace
ocho décadas Tomás de Aquino, cuando defendía que matar en defensa
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propia es moralmente aceptable. En este caso, el resultado es previsible,
sabemos que otra persona morirá, sin embargo, nuestra intención no es la de
matar, sino salvar nuestra vida. En otras palabras, se trata de la llamada
doctrina de doble efecto y da importancia a la intención. Por esta razón, si la
aplicamos al dilema del tranvía, vemos que el primer caso solo queremos
desviarlo. En cambio, en el segundo escenario tenemos la intensión de usar
al hombre para detener al tren, surgiendo toda una moraleja moral y una
reflexión de lo que es moralmente aceptable o no, de cómo puede afectar una
situación el sentido de justicia y empatía frente a circunstancias adversas en
la toma de decisión.
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CONCLUSIÓN
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REFERENCIAS
Rubio, J. (2017). .El dilema del tranvía: ¿debo sacrificar una vida para salvar
a cinco? [Documento en línea]. Disponible:
https://verne.elpais.com/verne/2017/03/27/articulo/1490625074_938459.ht
ml [Consultado: 2019, marzo 17]