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Guía Oficial de Turismo
Arqueología del Cusco
Hist. Jorge Carlos Peláez Alfaro

QORIKANCAHA INVESTIGACIONES

ORIGEN HISTORICO
De los innumerables monumentos que encierra el Cusco -la Ciudad Milenaria de los Incas- ninguno
ha despertado tanto interés como el TEMPLO DEL SOL o KORICANCHA, el principal Santuario
Incaico, cuya magnitud y trazado, hoy tratamos de desentrañar. Este monumental templo fue
destruido y saqueado por los conquistadores españoles. En su lugar, los padres de la Orden de los
Predicadores, decidieron construir la actual Iglesia y Convento de Santo Domingo.
Los enigmas a descifrar son muchos, a pesar de tantos estudios realizados con posterioridad a los
informes recogidos por los cronistas. Pensamos que esto obedece a que casi todos los intentos de
explicación real de los misterios que encierra el Templo del Sol, fueron más trabajos de carácter
literario que de una sistemática investigación arqueológica.
De su antiguo esplendor, sólo se conservan algunos ambientes interiores absorbidos por el actual
Convento Cristiano de Santo Domingo, y un muro exterior de suave curvatura asociado a dos
fuentes que corresponden a las épocas Killke e Inca, una obra de perfecta ingeniería, que nos
permite imaginar cómo era esa construcción sagrada que tanto impresionó a los cronistas.
Sus muros internos, encajados y moldeados con precisión milimétrica, sorprenden aún más
cuando se sabe que durante el Imperio Incaico no estaban desnudos, sino que todas las paredes
del templo, según refirió el cronista Garcilaso de la Vega a finales del siglo XVI, “estaban cubiertas
de arriba a abajo de planchas y tablones de oro”.
Y añade Garcilaso que “en el testero, que llamamos altar mayor, tenían puesta la figura del sol,
hecha de una plancha de oro, el doble más grueso que las otras planchas que cubrían las paredes.
La figura estaba hecha con su rostro en redondo, y con sus rayos y llamas de fuego, todo de una
pieza, ni más ni menos que la pintan los pintores. Era tan grande que tomaba todo el testero del
templo de pared a pared”.
Contaba también con un jardín artificial, en el que todo: árboles, setos, flores, pájaros, ollas,
cántaros, tinajas, una fuente, figuras de hombres, mujeres y niños estaban hechos de oro. En el
patio había asimismo un “maizal” cuyas plantas todas eran de plata y las mazorcas de oro. El
campo cubría una extensión de una hectárea y media de maíz de oro. De donde con mucha razón
y propiedad llamaron al Templo del Sol y a toda la casa KORICANCHA, que quiere decir barrio de
oro.

Ubicación
El Koricancha se levantó sobre una terraza de origen pluvial, en la explanada que separaba los ríos
Tullumayo y Huatanay, en la actualidad las avenidas de Tullumayo y del Sol. Los meandros de los
dos ríos, condicionaron a los arquitectos incas a modificar el medio ambiente natural mediante un
sistema de bellas andenerías artificiales, configurando la parte inferior del felino andino (puma)
representado en todo el urbanismo de la Ciudad. El Koricancha ocupaba la parte de la cola del
puma y la cabeza Saqsaywamán. A este sector bajo se le denominaba barrio de PUMAC-CHUPAN
(en español “cola del puma”) y culminaba la ciudad en la unión que forma un delta donde
convergen exactamente las aguas de los dos ríos.

Historia
Con Francisco Pizarro vino al Perú Fray Vicente Valverde, religioso dominico que acompañó al
conquistador como capellán. Él celebró la primera misa en el Suntur Huasi (Gran Palacio) y efectuó
la fundación española del Cusco en 1534. En el reparto de los solares y palacios incas, el
Koricancha le correspondió a Juan Pizarro, hermanastro de Francisco Pizarro. Posteriormente Juan

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Pizarro donó sus terrenos a favor de los dominicos. Así en 1535 consolidaron su dominio y se
construyó la primera iglesia de estilo barroco y crespocusqueña sobre el mayor templo inca.
De modo que no fue una decisión casual o gratuita la edificación de la iglesia y el convento sobre
este templo. Se trató, en manos del Padre Valverde, de una profunda decisión política compartida
también por el propio Francisco Pizarro.
Pocos años después, 18 dominicos venidos expresamente de Santa Cruz de México, encabezados
por el Padre Juan de Olias, formaron en 1538 el núcleo inicial de la nueva casa, contándose entre
ellos al Padre Tomás de San Martín, que alcanzara más tarde gran celebridad por haber fundado
en 1551 la Universidad de San Marcos de Lima.
El cronista Cieza de León nos informa: “El templo católico se levantó sobre la misma planta,
cimentación y murallas del Templo del Sol, cuya imagen o disco refulgente le correspondió al
conquistador Mansio Serra de Leguísamo. El Convento o casa para los religiosos de la Orden de
Predicadores, se edificó sobre las bases y muros de las divinidades".

ORIGEN HISTORICO
El origen del Koricancha, posiblemente se encuentra enraizado con las primeras culturas andinas,
ya que en diversas piedras encontradas, muestran la técnica venida de Tiawanaco, como la traba
de sillares por medio de llaves de bronce, procedimiento constructivo que denota un horizonte
arqueológico más antiguo.
El Dr. Chavez Ballón en su obra titulada "El Templo del Sol o Qorikancha", nos aporta un
comentario muy interesante sobre sus orígenes: "....se remonta a la fundación del Cusco por
Manco Ccapac, quien edificó una pequeña casa como vivienda suya, aproximadamente el año 1200
de nuestra era, posiblemente sobre unas ruinas de una construcción pre-inca, denominada según
algunos cronistas, Waricancha".
No se dispone de precisión científica sobre las ruinas pre-incas llamadas "Waricancha" con la
construcción sagrada del "Inticancha" que Manco Capac hizo edificar. Los distintos nombres que
tuvo este edificio, siempre respondieron a determinados estados de organización política, religiosa
y cultural; correspondencia de nombres y períodos que podemos sintetizarlo del modo siguiente:

Waricancha Pre-inca, anterior a 1200 A.C.


Inticancha Inca inicial, a partir de 1200 D.C.
Koricancha Inca clásico, a partir de 1450
Templo del Sol Transición colonial, a partir de 1533

A nivel funcional se observa una distribución interna del ambiente en base a las deidades tutelares
que protegían las actividades económicas, políticas, sociales y religiosas concentradas dentro del
Panteón andino llamado Koricancha. Por ejemplo las capillas dedicadas al Sol, Luna, Rayo, Arco Iris
y de las Estrellas, todas en su conjunto ordenaban la ética de producción para el
autoabastecimiento y el consumo de la Capital Imperial cuyos excedentes eran repartidos a los
pueblos colonizados dentro del programa de expansión diseñado por el Inca Yupanqui – Pachacuti
(1432), basado en una economía agropecuaria de alta producción: de maíz, papa, cañigua y una
energía de transporte heredada por una vieja domesticación de camélidos americanos.
Dichas actividades de la vida cotidiana, a nivel simbólico, se materializan en un jardín de más de
una hectárea en el cual el Inca disponía una réplica de estos iconos representando árboles, setos,
flores, mazorcas, camélidos, pájaros, ollas, cántaros, tinajas, fuentes, figuras de hombres, mujeres
y niños, todos ellos elaborados en oro y plata. De donde con mucha razón y propiedad llamaron al
Templo del Sol y a toda la casa KORICANCHA, que quiere decir barrio de oro.

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Porqué Pachacutec reedifico el Koricancha


Leyenda recogida por el padre Bernabé Cobo
……. "Cuentan de este Inca (Pachacútec), que antes de ser rey, fue a visitar a su padre Wiracocha,
que estaba en Jaquijaguana, cinco leguas del Cusco y cuando llegó a la fuente llamada
SURSURPUQUIO, vio caer una tabla de cristal, con la figura humana ricamente vestida, quien
llevaba en la cabeza un llauto y en la parte superior de esta, le salían tres rayos muy
resplandecientes, semejantes a los del sol; tenía en el encuentro de los brazos culebras enroscadas;
las orejas las tenía horodadas, con grandes orejeras; por entre las piernas le salía la cabeza de un
león (puma), igualmente en la espalda llevaba , otro león, cuyos brazos abrazaban los hombros de
la figura y una culebra le bajaba por toda la espalda.
Viendo esta imagen Pachacútec, se asustó y lleno de pavor trató de huir, pero aquella, le habló,
llamándolo por su nombre, diciéndole: "Ven acá hijo, no tengas temor, yo soy el Sol tu padre; sé
que has de sujetar muchas naciones y tener muy gran cuenta en honrarme y hacer memoria de mi
en tus sacrificios". Luego desapareció quedándose la tabla de cristal en la fuente, la cual tomó y
guardó el futuro inca y que le servía como espejo, viendo lo que deseaba ver.
Este fue el motivo, para que una vez coronado inca, mandó hacer una estatua del Sol, ni más ni
menos de la que había visto en la tabla de cristal y edificó el templo del Sol llamado Coricancha,
con la suntuosidad y riqueza que tenía al tiempo que llegaron los españoles, porque antes era
pequeño y de humilde fábrica".
Pachacútec después, cambia de parecer, haciendo Dios Principal a Wiracocha Pachayachachic, y el
sol pasa a segundo plano.

INVESTIGACIONES
Hace aproximadamente cien años que empieza el interés por estudiar el Templo del Sol, a base de
los restos materiales existentes del antiguo edificio como son los muros de habitaciones, restos de
canales, muros de contención, trozos de muros perimétricos, etc., ubicados hoy dentro del
Convento de Santo Domingo.
Los intentos de estudio y reconstrucción, no fueron muchos. Uno de los pioneros en el estudio de
los Templos inca y cristiano fue el expedicionario norteamericano George Squier (1863-1865),
quien visitó la ciudad de Cuzco en 1863 habiéndose alojado en el Convento de Santo Domingo
como invitado de los frailes de ese tiempo. Este escritor escribe en 1877 sus observaciones e
hipótesis, y dedica una descripción del antiguo Templo del Sol y la Iglesia de Santo Domingo. Hace
una descripción histórica muy ligera y adjunta un plano de la planta con la delineación hipotética
de su forma primitiva. Este plano presenta las superposiciones de los muros inca y los muros del
Convento. Sin embargo, las proporciones y formas de los muros, en especial el del Torreón no
concuerdan con las dimensiones reales de los mismos. En su publicación resalta la fuente colonial
que hoy se ubica en la parte central del primer claustro.

Charles Wiener, expedicionario francés, en 1880 publica su trabajo denominado “Perú y Bolivia” y
como el anterior también fue huésped de los sacerdotes dominicanos dejando una síntesis de sus
observaciones sobre el Templo del Sol y la bella arquitectura de estilo crespocusqueño que exhibe
la única torre que presenta el Templo de Santo Domingo.

Ernst Middendorf, habiendo recorrido todo el territorio nacional, publica entre 1893 y 1895 su
libro “Perú”, en el cual analiza aspectos geográficos, históricos, económicos y antropológicos que
hoy día todavía no han sido superados. Su valiosa aportación incluye un examen de los
monumentos arqueológicos, incluyendo una bella descripción el Koricancha y Convento de Santo
Domingo, de la cual se conserva una de las fotografías más antiguas que conocemos.

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Max Uhle, arqueólogo alemán, realiza piques de exploración de arqueología en 1901 en algunos
sectores del espacio comprendido del viejo Koricancha, llegando a puntualizar sobre sus
evidencias de cerámica, una cronología tentativa que posteriormente fue la base de la
diferenciación de los estilos alfareros inca inicial (killke) e inca imperial (inca expansionista).
Además, Uhle ha heredado el primer plano hipotético de la cartografía del Koricancha.

El Padre Zárate (1921), de fuerte formación teológica y filosófica, redacta la primera guía turística
para la Ciudad del Cusco, dedicando un fragmento de su trabajo al Koricancha y Templo de Santo
Domingo, dando más relevancia a la arquitectura de tipo colonial. En términos generales el plano
que presenta es confiable, pero los muros incas son menos exactos que los de Squier. Ubica en la
sala capitular denominada así en ese tiempo, el Templo de la Luna de la época incaica, designada
en nuestro plano general como recinto R-3, donde cree que estaban las tumbas del padre Martel,
Don Diego Sayri Túpac Amaru y Juan Pizarro.

De origen cusqueño Uriel García dictó por muchos años la Cátedra de Historia del Arte en la
Facultad de Letras de la Universidad de Cuzco. En su obra titulada “La Ciudad de los Incas” (1924),
está considerado como la máxima autoridad intelectual en la descripción de los tipos, estilos y
decoraciones de los elementos componentes en los espacios internos y externos del Convento de
Santo Domingo. Esta obra es una buena fuente de consulta para los historiadores del arte,
arquitectos y arqueólogos con la especialidad de arqueología histórica.

En 1928, fue publicado en las Actas del XXIII Congreso Internacional de Americanistas, realizado en
New York, el trabajo de Max Uhle, sobre el Templo del Sol. Estudio que fue realizado durante una
corta visita y estancia en el Convento de Santo Domingo en el año 1905. A tal efecto utiliza el
plano de Squier, al que agrega un muro, que cree incaico, que divide la habitación o recinto R-2 en
dos partes, con dos vanos en su parte frontal. Afirma haber observado las fundaciones o bases de
muros en la Iglesia cuando estuvo allí en 1905. No presenta mayor información al respecto y es
imposible localizar dichas bases a partir del plano que esboza. Estas fundaciones debieron tener
cerca de 12 metros de largo, con dos esquinas conservadas. Su información apunta a que podría
estar ubicado cerca al altar de Santa Rosa de Lima, ya que asegura que las bases estaban cerca de
un metro del muro de la iglesia, en ese lado y muestra que dichas bases estaban cerca al frontis
del edificio.

El dato más importante está en la observación que hizo de la existencia de un muro de más de 12
metros de largo que va de noreste a sur-oeste, con dos vanos y un nicho grande en su parte
central que ubica a más de un metro hacia el interior o sur de la línea del supuesto muro
perimétrico norte M.P.N. dentro del templo cristiano. En la actualidad no se han realizado
excavaciones en el sector que indica Uhle para poder ver los restos y tener su evidencia.

Después de los trabajos descriptivos de Squier, Padre Zárate, Max Uhle y Lehmann-Nitsche, el
estudio científico más completo sobre el Koricancha es el que realiza el investigador de la
Universidad de Berkeley Dr. John H. Rowe publicado en 1944. Su obra titulada "An Introduction to
the Archaelogy of Cusco" aporta valiosas observaciones e interesantes planteamientos efectuados
por muchos observadores, historiadores y estudiosos en general acerca del Templo del Sol. Desde
el análisis de los relatos de los cronistas a las modificaciones impuestas por la construcción de la
iglesia de Santo Domingo y al acopio de valiosos observaciones personales, el trabajo de Rowe

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constituye la investigación de conocimiento obligatorio para cuantos quieran conocer la evolución


y funcionalismo de este templo.
Rowe, realiza no solamente una descripción de los muros incas visibles hasta ese momento, sino
que establece conexiones con los documentos de la colonia, principalmente los de Garcilaso de la
Vega y Bernabé Cobo (acompañado por un plano exacto).
Tomando los antecedentes de Uhle, luego de haber excavado en el canchón del Koricancha unos
piques de prueba, sobre la sereación de sus hallazgos consistentes en fragmentos de alfarería,
Rowe define tácitamente dos épocas de ocupación existentes en el Koricancha y usando la
datación propuesta por Cabello de Balboa (1941-1944) define dos tipos de asentamientos
humanos, el primero denominado canchón (killke) y el segundo denominado inca-imperial
(atribuyendo al periodo de Pachacuti).
A partir de las observaciones que realiza en la superficie, y siguiendo los testimonios de Garcilaso,
plantea la existencia de una estructura de 28 metros de largo por 14 metros de ancho ubicada
bajo la terraza triangular en el frontis del monasterio, el nártex de la iglesia y la capilla de la Virgen
de los Dolores. Otro postulado es la posible existencia de un acceso inca ubicado en la actualidad
en la parte del acceso lateral de la iglesia.
Rowe opina que el plano de Squier es inexacto, por no haber representado el número de nichos, y
no haber marcado la puerta clausurada por la pared colonial, que dividía el recinto en dos partes
iguales, y que se encontraba en la dirección de la puerta central. En el mismo error incurrieron el
padre Zárate y Max Uhle, quienes no contaron con la existencia del vano central distorsionando de
esta manera la funcionalidad que tuviera el recinto.
En relación con la parte de la iglesia, es decir dónde está el altar mayor actual, Rowe niega que
haya indicios que prueben las aseveraciones de Max Uhle, sobre la existencia de muros antiguos,
sobre los que estaría construida la nueva iglesia y, que vendrían a ser los correspondientes al
extremo noreste del recinto R-4.
Teniendo en cuenta la descripción de Garcilaso de la Vega, sostiene que quizá el viejo Templo Inca
fue simplemente convertido primero en iglesia cristiana sin someterlo a ningún cambio exterior.
Este templo inca habría estado situado aproximadamente en la misma zona que actualmente
ocupa la iglesia moderna, con la probable variante de que el recinto estuviera algo más al noreste
de la exacta ubicación de la iglesia en forma opuesta al patio del claustro. En consecuencia, el
salón del Sol debió haber sido destruido completamente, para la construcción de la iglesia,
sostiene Rowe, y que los cimientos o muros que habla Max Uhle no pueden ser restos del salón
del Sol, y que éstos debieron encontrarse más al sudeste.
La entrada principal correspondería a la actual puerta lateral de la iglesia de Santo Domingo,
existiendo la posibilidad de que los padres dominicos, en el período de la conquista habrían usado
por muchos años el salón del Sol como iglesia cristiana, antes de edificar la actual iglesia. En
consecuencia, tuvieron necesidad de utilizar la entrada ceremonial del Templo del Sol, y si bien es
cierto que posteriormente, por razones de acoplamiento debieron destruirla, existe la evidencia
de que la actual puerta de Santo Domingo, corresponde a la entrada principal del Templo del Sol,
según el marcado de su localización.

Finalmente tomando a Cieza de León, que refiere que el Templo del Sol fue fundado por Manco
Capac, Rowe sostiene que no existe ningún resto del edificio antiguo, que habría sido destruido
por el Inca Pachacuti con ocasión de la reconstrucción del Cusco. Rowe asegura que la destrucción
definitiva tuvo efecto a consecuencia del movimiento sísmico de 1650; según este terremoto
niveló toda la ciudad y tanto la actual iglesia como el monasterio de santo Domingo datan en
realidad de la primera mitad del siglo siguiente.

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El bachiller Comarrubias Pozo (1958), especialista en paleografía, redacta una monografía sobre la
iglesia de Santo Domingo buceando en los documentos administrativos y firma de contratos de
obras de arte que adornan el interior de la iglesia. Realiza una cronología absoluta de los bienes
muebles del Convento.

Con una conceptualización teórica basada en Levi-Strauss sobre una monografía escrita sobre las
sociedades amazónicas del Brasil, Tom Zuidema (1958) se implementa con este texto y aplica la
etnohistoria y una lógica factual, fundamentándose en las crónicas de Polo de Ondegardo y
Bernabé Cobo, llegando a organizar una jerarquía social distribuida en el espacio urbano de la
Ciudad de Cusco. Zuidema usa un esquema teórico de análisis de los ayllus, explicando la
secuencia de los gobernantes Inca y la función política por el sistema de alianzas de parentesco,
señalando a los curacas y panacas como cabeza del sistema radial de seques distribuidos en los
cuatro suyos. El principio de bipartición, tripartición, cuatripartición y mitades de esta jerarquía
étnica de hanan y urin gira comparativamente entorno al movimiento de las agujas de un reloj
cuyo origen y centro universal es el Koricancha.

En 1975 se presenta un informe inédito vía FEDU-Proyectos de Investigación Universitaria por el


antropólogo Ítalo Oberti Rodríguez, quien hace una combinación de la crónica de Cristóbal de
Molina el Cusqueño y toma el calendario festivo de la época inca, sintetizando la monografía en la
fiesta de la Citua y explica que durante el Capac-raymi, en la celebración del solsticio de invierno,
todas la momias, ídolos y parafernalia colocada en el Koricancha era trasladada a la Plaza Mayor
de Aucaypata para celebrar la conjunción entre el Sol y el Inca. Acompañados por cuatrocientos
hombres distribuidos en cuatro secciones en número de cien cada uno dirigidos a los cuatro suyos,
previo al sacrificio de la llama de color blanco, se iniciaba la purificación de toda la Ciudad
corriendo en posta cada uno de los representantes de las regiones. Los del Chinchaysuyo
alcanzaban al río de Apurimac hasta Qonoc y los otros hasta Ollantaytambo, al Antisuyo se llegaba
hasta Písac y los del Collasuyo hasta el sitio de Nayua en Paruro. Todo este espacio purificado tenía
la finalidad de botar las enfermedades de la población cuzqueña, motivados por el cambio de
estación que el nuevo clima de invierno afectaba a los habitantes quechuas.

El año de 1986, se enriquece la bibliografía contemporánea que trata sobre el Koricancha


apareciendo un libro titulado Viracocha y los Ayar (Edición de Bartolomé de las Casas). El autor
Enrique Hurbano hace un enfoque teórico de la epopeya mítica desde la ciudad de Pacarectambo,
génesis de la fundación del Estado Inca, cuyo peregrinaje culmina en la fundación del Koricancha.
El enfoque teórico en que se explaya el autor es basado en una conceptualización teórica de
Dumecill.
Sugerimos que el plano de Graciano Gasparini levantado en 1974 en el que aparece la
superposición de arquitectura inca y de la Iglesia de Sto. Domingo es el más completo documento
gráfico que hasta el momento confiablemente se puede manejar.

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Arqueoastronomia del tambor solar

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Realizamos trabajos de arqueoastronomia en el TAMBOR SOLAR del Koricancha para


verificar las investigaciones de Rolf Müller, profesor de astronomía de la Universidad de
Potsdam, (Der Himmel über dern Menschen der Steinzeit 1930).
Müller, aplicando las técnicas que usó Lockyer en Egipto, calculó que, si los restos
arqueológicos aparecían orientados con una inclinación de 24º debido a la oblicuidad de la
eclíptica (nutación), eso significaba que la construcción databa, como mínimo, de hace
4000 años.
En las mediciones que efectuó en el Templo del Sol de los Incas (Koricancha) sugirió que el
Templo estaba construido de tal forma que los rayos del Sol daban directamente en el
sancta sanctorum (tambor solar) en el amanecer del día del solsticio de invierno (21 de
diciembre).
Llegó a la conclusión de que las perfectas construcciones de los sillares del TAMBOR
SOLAR estaban orientados para la era del 4000 al 2000 a.C., y eran tan antiguas como las
construcciones megalíticas poligonales (Sonne, Mond und Sterne über dem Reich der Inka).
En términos de historia ortodoxa, esta afirmación constituye una herejía de audaces
proporciones. No obstante, muchos estamos convencidos, como Müller, de que algunas
partes de estos yacimientos son miles de años más antiguos que la fecha propuesta por
los historiadores y arqueólogos ortodoxos. Expertos en distintas disciplinas que han
investigado Saqsaywaman, Koricancha y Machu Picchu, actualmente, discrepan de la
antigüedad de estos monumentos.
Se requieren más estudios y aportación de nuevos datos para despejar todas estas dudas.
Nosotros somos de la opinión que en un próximo futuro, gracias a la aplicación de nuevas
disciplinas como la arqueoastronomía moderna conjuntamente con las últimas
investigaciones antropológicas y arqueológicas, darán al traste muchas ideas referentes a
la antigüedad de la civilización en las Américas.
Una vez más se confirmarán los polémicos escritos de Fernando Montesinos y su
cronología, que nos dice que, el cuadragésimo monarca del Imperio Antiguo fundó una
academia para el estudio de la astronomía y la astrología, y determinó los equinoccios. El
hecho de que se le diera el título de Pachacutec indica que el calendario estaba, en
aquella época, poco sincronizado con los fenómenos celestes, por lo que su reforma se
hizo imperativa.
Es ésta una información de los más interesante y que no se ha querido tener en cuenta.
Según Montesinos, en el quinto año del reinado de este monarca se llegó a los 2.500 años
desde el Punto Cero, y a los 2.000 años desde el comienzp del Imperio Antiguo.

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¿Así pues, que motivó esta reforma en el calendario?. Nosotros tenemos una explicación:
Este lapso de tiempo de 2.000 años, es paralelo al lapso de tiempo de los cambios
zodiacales debidos a la precesión de los equinoccios.

Resultados Georadar
En el proceso de visualización de perfiles del Georadar se han identificado, de una forma
generalizada, innumerables estructuras subterráneas en todo el Koricancha. Se han
detectado muros, bóvedas, cavidades o cámaras, canales de agua, fuentes y otros
pequeños rasgos todavía por determinar. Las áreas más significativas que pasamos a
detallar son:
 Templo de las Estrellas
 Primer Claustro
 Pinacoteca
 Entrada y Nartex de la Iglesia
 Iglesia de Santo Domingo

Templo de las estrellas


Se observa una capa de interfaz regular, de ángulo descendiente en dirección hacia el
Patio del primer claustro, aproximadamente a cuatro metros de profundidad con respecto
al piso actual. Posiblemente se trate de una superficie de ocupación. No se dispone
actualmente de una explicación arqueológica de dicha observación, si bien se podría
apuntar hacia la hipótesis de un posible templo anterior al Templo de las Estrellas que
habría estado cubierto por posteriores remodelaciones. Hacia el sur de este recinto se
encontró a 1.5 metros de profundidad estructuras que podrían ser parte de canales o
drenajes.

Claustro

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Se han
detect
ado
estruct
uras
importantes entre 1 y 1,5 metros de profundidad que indican la existencia de fuentes y
drenajes. Esta malla de drenajes saldría desde la zona del museo hacia el centro del Patio,
doblando 90° hacia el Templo de las Estrellas y otra vez 90° hacia el Convento de Sto.
Domingo. Un análisis más detallado en 3D permitirá precisar dichos drenajes.

Area Pinacoteca

Se detectó importantes estructuras en su subsuelo: bóvedas y pasadizos, que deben


formar parte de los fundamentos del edificio que sustenta el museo. No se han detectado
las zonas de acceso a dichos pasadizos con el GPR ni se ha podido seguir su continuidad.
Los análisis apuntan que estos accesos fueron cerrados y que los dominicos deben tener
constancia de ello debido a la construcción de la actual Pinacoteca. Existen piezas y
objetos en una de las bóvedas detectadas que podrían ser incas o coloniales seguramente
escondidos por los dominicos en una época anterior.

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Area Entrada y
Nartex de la Iglesia

En el nártex de la Iglesia, a partir de la 4ª columna y en la zona de debajo del coro se


aprecia una interesante estructura que podrían confirmar las investigaciones de John
Rowe (1943), según las cuales, existe una “gran cámara incaica bajo la terraza triangular
delante de la puerta del monasterio, el nártex de la iglesia y la capilla de la Virgen de los
Dolores”.

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Área Iglesia Santo Domingo

Este sector es el más importante del Koricancha, en esta área se encontraba el Templo del
Sol y el Templo de la Luna así como la entrada al túnel o chinkana. El Georadar detectó
numerosas evidencias de estructuras en toda la superficie de la iglesia, las cuales fueron
divididas por sectores y excavadas en su totalidad por la sociedad Bohic Ruz:

 Sector Santa Rosa


 Sector Campanario
 Sector Templo del Sol
 Criptas Altar mayor
 Crpta San Martín
 Sector San Vicente

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