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en el Modelo Educativo
Sociocomunitario Productivo
Subsistema de Educación Regular
Subsistema de Educación Alternativa y Especial
Especialidad en Gestión Educativa
en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Compendio Formativo
Primera Edición, 2018
Ministro de Educación
Roberto Iván Aguilar Gómez
Equipo de redacción
Equipo Técnico PROFOCOM-SEP
Equipo Técnico DGEP-VER
Presentación......................................................................................................................... 5
Introducción......................................................................................................................... 7
Estrategia Formativa............................................................................................................. 9
Primera Parte
Lectura de realidad y organización en la gestión educativa
Unidad Temática No. 1
Lectura de realidad y análisis de coyuntura.............................................................. 21
Unidad Temática No. 2
La institución como relación..................................................................................... 47
Unidad Temática No. 3
Gestión y organización.............................................................................................. 65
Segunda Parte
Gestión Educativa y Autonomía de los Sujetos
Unidad Temática No. 1
La lectura de realidad desde el proceso educativo................................................... 85
Unidad Temática No. 2
Gestión Educativa: algunas claves para transformar la práctica educativa
y desarrollar la concreción curricular.......................................................................123
Unidad Temática No. 3
Evaluación curricular y autonomía de los sujetos....................................................139
Tercera Parte
Planificación participativa en la Gestión Educativa 3
Unidad Temática No. 1
Planificación y organización en la Gestión Educativa...............................................169
Unidad Temática No. 2
El Proyecto Socioproductivo, algunas claves para su planificación participativa.....179
Unidad Temática No. 3
Las formas de organización en nuestras Unidades Educativas como
posibilidades para la transformación.......................................................................203
Cuarta Parte
Formación de sujetos como sentido de la Gestión Educativa
Unidad Temática No. 1
Priorizar la formación de los estudiantes como sentido de la gestión educativa....233
Unidad Temática No. 2
Gestión Curricular; potenciación de las capacidades y habilidades
de las y los estudiantes por año de escolaridad.......................................................261
Unidad Temática No. 3
Algunos criterios para llevar adelante los procesos de autoevaluación
institucional.............................................................................................................283
Productos del proceso de formación de la Especialidad en Gestión Educativa.................296
Bibliografía........................................................................................................................300
Presentación
5
Roberto Aguilar Gómez
MINISTRO DE EDUCACIÓN
Introducción
La tarea del poder darnos cuenta; de nuestra incidencia para la transformación del
quehacer educativo, tomando como punto de partida nuestra propia experiencia, al
interior de una gestión participativa, donde los gestores tengamos la capacidad de generar
el involucramiento de los diversos actores de la comunidad, es el sentido del presente
documento; el cual no sólo presenta criterios para la reflexión de nuestra práctica al
interior de la institución educativa, sino motiva a la problematización de aquello que vamos
viviendo; del cómo y el para qué nos relacionamos entre sujetos y su relevancia en nuestro
contexto.
Gestores educativos que no sólo lean o reflexionen su realidad sino promueva acciones
participativas involucrando a la comunidad, la organicen en torno a la focalización de aquello
que es la razón de ser de la institución educativa – lo formativo, curricular, pedagógico –
contribuyendo a la potenciación del sujeto estudiante y volviéndolo en un actor participativo
de su propio proceso.
8
Estrategia Formativa
9
1 El fundamento de la Estrategia Formativa es que “se aprende a hacer haciendo”, lo que, para nosotros, involucra desarrollar y poten-
ciar capacidades y habilidades del Gestor para transformar la Gestión Educativa desde la experiencia de “aprender a hacer Gestión,
haciendo Gestión” o “aprender a transformar la Gestión, transformando la Gestión”.
2 Formar al Gestor/a como Sujeto tiene que ver con partir de su condición histórica y concreta, esto es, de aquello que le afecta en el
presente, de las necesidades, problemas, limitaciones, bloqueos, miedos, expectativas y opciones de futuro que le atraviesan y que le
dan sentido a su práctica. En síntesis, para formar se hace imprescindible partir de aquello que tiene sentido para el sujeto gestor/a,
que no es otra cosa que su propia realidad.
3 Se alude a la idea de “problema” desde una perspectiva amplia, no se trata sólo de aquello que no nos deja avanzar, que sería una
forma inicial de interpretar esta idea; el “problema” tiene una connotación más positiva, ya que alude a una “incógnita” algo que nos
aparece como un desafío a trascender en la vida y el proceso de comprensión y búsqueda de respuestas se va ampliando las posibili-
dades del sujeto.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
parte de una lectura de nuestra realidad que está mediada por determinadas “categorías”
o los sentidos comunes naturalizados4 que hemos aprendido, que puede limitar nuestra
forma de relacionarnos con la realidad. El proceso formativo entonces estará orientado a
“problematizar” aquellas ideas que se han ido anclando como “certezas” para ir visibilizando
mayores posibilidades que permitan potenciar nuestra práctica como gestores. La reflexión
entonces es el ejercicio permanente de “problematizar” la experiencia, ejercicio que se
convierte en la forma de trabajo que realizaremos a lo largo de la Especialidad.
10 4 Si la formación es un acto donde se “aprende a hacer haciendo”, entonces, no es posible “formar” sin “transformar” a los Sujetos.
El solo hecho de reconocer nuestra realidad o lo que nos afecta, no es en sí mismo formarse, es solo su punto de partida. Peor aún,
validar lo que ya hacemos y la forma en la que nos vemos en el presente como la única posibilidad de ser y hacer, se convierte en lo
contrario de la formación, se constituye en la “naturalización” de la realidad y la imposibilidad de ser Sujeto.Formar por el contrario es
siempre potenciar al Sujeto, esto es, partiendo de su realidad, de sus problemas y aquello que le afecta, el ser Sujeto involucra la po-
sibilidad de “recrearse” permanentemente, esto es, enriquecer las posibilidades desde donde leemos lo que somos y lo que podemos
ser. La formación entonces, permite que el Sujeto, desde su propia iniciativa, vaya dándole un sentido propio a la realidad que vive,
en un proceso de permanente “desnaturalización” de lo que nos va configurando. En este sentido, se trata de establecer un proceso
permanente de “reflexión” sobre la propia práctica y realidad, que permita “darnos cuenta” de las múltiples posibilidades de enfrentar
la realidad para encarar los problemas que atravesamos y formarnos en ese proceso, esto es, vivir la experiencia de tomar la iniciativa
propia ante los desafíos.
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
2. Sesiones 4. Sesión de
vivenciales socialización
Espacios de concre-
Espacios colectivos
Talleres para el desarro- ción e intercambio de Taller de valoración,
de circulación de las
llo de lectura de reali- experiencias prácticas profundización e inter-
preocupaciones y limi-
dad, posicionamiento e innovadoras desarro- cambio de experiencias
taciones por las que se
crítico y organización. lladas en los espacios entre los actores de SEP.
atraviesa en el SEP.
laborales.
1. Sesión 3. Espacios
presencial de Reflexión
Se trata de una estrategia formativa que ubica como protagonista del proceso formativo al
participante (Gestor/a, directivo, maestra/o), que, en un proceso sostenido, pueda ir de-
sarrollando, desde la práctica, la capacidad de aprendizaje de las experiencias de la co-
munidad de Gestores, la potenciación como sujeto a partir del ejercicio permanente de la
reflexión crítica sobre su realidad y práctica, para orientar prácticas que permitan superar
los problemas que vive en su espacio laboral.
Este proceso se desarrollará a partir del presente Compendio compuesto de ocho partes,
distribuidos en 10 meses de formación de la Especialidad. Cada parte del Módulo involucra
el desarrollo de un ciclo formativo realizado bajo la estrategia descrita.
Se trata de espacios organizados y realizados por uno o más integrantes de una CPTGE,
que, en función de los problemas trabajados en cada una de las partes correspondientes
del Compendio, comparte su experiencia al resto de la CPTGE a partir de la realización
de una actividad concreta y transformadora en su Unidad Educativa o espacio de trabajo,
donde el resto de Gestoras/es (directivos, docentes, maestras/os...) pueda participar, sea
como invitado o sea como apoyo de la actividad organizada. Por ejemplo, si el problema
que estamos trabajando, tiene que ver con el ¿Cómo generamos mayor participación de las
madres y padres de familia?, y uno de los integrantes de la CPTGE, que tiene la experiencia
de estar trabajando la “escuela de padres” en su UE, puede proponer la participación del
resto del equipo en una sesión de esa actividad para que el resto aprenda de esa experiencia
o apoye en su organización y realización.
Este espacio pretende generar procesos de aprendizaje vivenciales, que permitan compartir
las experiencias de las y los Gestores (directivos, docentes, maestras/os...) la forma en
la que están trabajando determinados aspectos de la gestión educativa o determinadas
estrategias para la superación de determinados problemas que enfrentan en su trabajo
concreto. El ser parte del desarrollo de las experiencias de otros gestores y reflexionar
sobre cómo han ido organizándose y cómo han ido superando las limitaciones para llevar
adelante sus iniciativas, será de vital importancia para que las y los Gestores de la CPTGE
amplíen al campo de posibilidades de sus acciones en sus espacios de trabajo.
Si bien las CPTGE organizarán este espacio, la o el facilitador debe acompañar su desarrollo
en todo el proceso.
Uno de los elementos centrales del proceso de formación tiene que ver con el ejercicio de re-
flexión de la práctica. En esta sesión, se trata de establecer espacios donde la CPTGE, pueda
compartir las experiencias sobre el problema que se esté abordando en las correspondientes
partes del Compendio, para poner en circulación las preocupaciones y limitaciones por las
que se atraviesa, para, de forma colectiva, ir compartiendo las experiencias vinculadas a los
12 problemas y potencialidades descritos, reflexionar sobre los mismos y lograr una visión de
mayor amplitud en la perspectiva y en las posibilidades para enfrentar los problemas plan-
teados en la Gestión Educativa.
de “darnos cuenta” sobre aquello que vamos haciendo, que no nos permite superar los
problemas.
En este sentido se trata de una sesión de vital importancia, ya que permite lograr un
aprendizaje de las experiencias de las y los Gestores (autoridades, directivos, docentes,
maestras/os...) de la CPTGE, y a su vez, tomar conciencia de los trasfondos de los problemas
que se va encarando en la Gestión.
Todo este proceso tiene la intención de ir generando en los gestores, un conjunto de posi-
bilidades de resolución de los problemas concretos que tiene en su trabajo, que al ser parte
de procesos que van desarrollando otros gestores, pueda movilizar con mayor pertinencia,
las acciones de las y los Gestores en sus espacios de trabajo. Esta sería una de las inten-
ciones de la estrategia formativa, el aprendizaje colectivo que potencia al Sujeto Gestor/a.
Para este cometido las y los participantes, deberán ir organizando sus reflexiones y
aprendizajes de la experiencia en la gestión que van desarrollando, para que la misma sea
la base de su proceso de socialización.
5 Entendemos como Gestor/a educativo, a todas y todos los participantes de la especialidad (autoridades educativas, directoras/es,
docentes, maestras/os,) que desde su práctica cotidiana, en el ambiente que se desenvuelven (comunidad), sean quienes generen
acuerdos y procesos de transformación conjunta.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Ahora bien, esto significa por un lado que apoyo implica un trabajo de generación de coordi-
nación que tiene al menos dos niveles pues, por un lado, la coordinación con el enfoque, linea-
mientos y perspectiva del MESCP. Nivel al que denominaremos como macro (ahí se encuentra
el Proyecto de Estado) y por el otro implica la coordinación micro que es con el proyecto con-
creto desde la Unidad Educativa o institución, que se puede articular a la Red, el distrito, etc.
Ahora bien, en ambos casos de lo que se trata es de generar la experiencia concreta, es decir,
se debe vivir el proceso de coordinación pues la tarea NO es informativa sino de experiencia.
Una tarea de experiencia implica concentrar el trabajo en lo que significa saber generar
esos escenarios de coordinación. Acompañar es, en concreto, ese proceso en el cual uno
no se presenta como el que “soluciona” los problemas que le presentan pues la tarea del
gestor/a no es el de mostrarse como el “experto/a” que trae respuestas, sino que el ges-
tor/a tiene la tarea concreta de ser el canalizador de voluntades que coadyuve para que
emerjan salidas a las cuestionantes presentadas desde las mismas experiencias de las y los
miembros del equipo de maestras/os.
Ahora bien, lo que vamos construyendo como perspectiva implica fortalecer el trabajo
de maestras y maestros, para de esa manera mejorar los procesos formativos de las y los
estudiantes, desde la posibilidad de aprender a desarrollar un trabajo coordinado entre
el equipo mismo de maestras/os. En otras palabras, la tarea implica tomarse en serio el
trabajo comunitario. Un elemento básico en nuestro trabajo es vivir la experiencia de
aprender a trabajar en equipo, en comunidad, lo cual implica saber generar las condiciones
para que esto se logre dar en Instituciones Educativas. Instituciones que desde la escucha
asumimos que tienen un contexto en el cual se promueve la competencia y el trabajo
individual. Escenarios en los que, en casos extremos, vamos dividiendo al equipo en dos
o más bandos que se contradicen entre todos y donde se va estancando la posibilidad de
transformar la realidad que les toca vivir.
Nuestro trabajo de acompañamiento asume que la primera tarea es saber ser la bisagra
que permita encontrar a todas/os los actores de la comunidad educativa entorno de quien
acompaña, esto es tan importante o más que buscar presentarse como el experto que sabe
resolver los problemas. Políticamente hablando esto significa saber ser el intermediario/a
14 antes que el centro pues buscar ser el centro, es buscar ser el que resuelve, mientras buscar
ser el intermediario significa ser el promotor/a de los escenarios de encuentro entre las/os
actores para encontrar salidas de manera participativa.
Esto último es central pues asumimos que ésta es la mejor manera de potenciar a los suje-
tos que se involucran en los problemas que van viviendo. Es decir, asumimos que el grueso
de los problemas que se viven al interior de los espacios formativos son posibles de ser
afrontados desde la posibilidad de ser encarados de manera participativa, lo cual significa
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Compendio de Formativo
Educación
que asumimos que los problemas no son elementos a ser afrontados por “expertos” pues
no son problemas de este tipo sino de voluntades, es decir, de necesidad de ponerse de
acuerdo. Eso es lo que podemos decir respecto de preocupaciones como la división de
maestras/os, relaciones autoritarias, burocracia, participación, etc.
Una de las tareas más importantes de las y los gestores educativos (autoridades, directivos,
docentes, maestras/os...) es la “gestión curricular”. Se trata quizá de la tarea de mayor im-
portancia y que da sentido a la razón de ser de una autoridad educativa: el hacer gestión
para garantizar la mejor educación para niños, niñas y jóvenes, según las condiciones que
se tiene desde la realidad en la que se trabaja. ¿Qué otro sentido tendría ser Gestor/a
Educativo, si no fuera el hacerse cargo de la educación que reciban las y los estudiantes? Si
no perdemos de vista este criterio central de nuestro trabajo como gestores, éste nos va a
permitir ir encontrando salidas y respuestas en cada problema que vayamos atravesando.
Así vistas las cosas, una primera consecuencia que podemos establecer para nuestro tra-
bajo es que la gestión curricular no se trata solamente de un trabajo “administrativo” o de
“control” del cumplimiento de las tareas del personal, lógica de trabajo que limita mucho
las posibilidades de hacer un proceso pertinente de gestión curricular. Hacer gestión curri-
cular, involucra un proceso de mayor complejidad y alcance, se trata en última instancia de
aprender a organizarnos como equipo, donde el Gestor/a Educativo dirige la posibilidad de
construir una identidad colectiva, de equipo, con sus propios desafíos, incluso una identidad
pedagógica, una forma de trabajo, etc.; en otras palabras, se trata de emprender procesos
que fortalezcan las relaciones y el compromiso del equipo con su trabajo educativo y con
la institución. La gestión curricular tiene que ver, entonces, con saber ponernos de acuerdo
en cómo nos vamos potenciando como equipo en lo referido a nuestro trabajo educativo.
6 Lo que no involucra el “todo vale” o el sentirse vulnerable ante la pérdida de autoridad, de lo que se trata es de reafirmar y construir
la legitimidad de la autoridad que se tiene, desde la escucha y dialogo con el equipo, donde la tarea del gestor es “dirigir” lo que el
equipo puede hacer.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
con nuestra institución ni con desafíos comunes. Será importante reflexionar sobre esta
realidad, ya que nuestro espacio de trabajo no es una fábrica donde se producen “cosas”,
que puede funcionar con relaciones verticales y de forma despersonalizada. Nuestras
instituciones educativas tienen un sentido mayor, el educar y formar a nuestros estudiantes
para contribuir a nuestra comunidad, proceso que no vamos a poder encarar si nos
fragmentamos como equipo y si no establecemos los orientadores comunes de nuestra
práctica y organización.
Desde esta perspectiva el dirigir y ser parte de una institución educativa es un proceso per-
manente de construcción y es un acto pedagógico en sí mismo, ya que forma a los sujetos
que la llevan adelante, porque aprendemos de cada problema que vamos enfrentando y
porque la forma en la que nos organicemos también se refleja en cómo vamos relacionán-
donos y vamos tratando con nuestros estudiantes7. Si un estudiante se forma en un espacio
donde las relaciones y los niveles de coordinación se han corroído, el estudiante aprenderá,
desde la experiencia, a que lo normal es el trato despersonalizado y el cumplimiento de las
funciones, o en el peor de los casos las riñas e intrigas entre maestros, encontrará voces
y formas de enseñanza contradictorias y lejanas que se confrontan en su experiencia for-
mativa; todo lo contrario sucedería si se va respirando un ambiente donde se comparten
desafíos comunes, donde se habla un lenguaje educativo común, donde se coordina y se
apoya en el trabajo, donde se quiere a la institución.
La gestión curricular entonces tiene que ver con los sentidos educativos que vamos cons-
truyendo como equipo, que nos orientan en nuestras acciones y en la forma en la que nos
vamos organizando, tarea otra vez que no se reduce al hacer cumplir las normas o al control
del cumplimiento formal de tareas o formatos.
Este será el sentido de la Gestión Curricular que iremos construyendo en el proceso forma-
tivo desde la reflexión de la realidad de las y los Gestores (autoridades, directivos, docentes,
maestras/os...) del Sistema Educativo Plurinacional.
7 Partimos de una visión integral de la educación, en este sentido, lo que se hace desde la gestión al ir respondiendo a necesidades
concretas o al ir resolviendo problemas concretos, estos también son actos formativos, en una institución educativa no hay separación
entre lo estrictamente administrativo y lo pedagógico curricular, ya que son las experiencias que se viven dentro el espacio en el que
convivimos, la forma y la dirección en la que se van resolviendo las cosas, las que al final nos va constituyendo como personas que
somos parte de una institución.
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Educación
¿Cómo le damos mayor sentido y utilidad a la planificación anual bimestralizada, para que
su elaboración nos permita compartir en el equipo de maestros un espacio que nos permita
consensuar y orientar lo que vamos a hacer a lo largo del año escolar?
¿Cómo vamos superando una forma aplicativa de relacionarnos con la implementación del
modelo educativo?, ¿Cómo vamos acercándonos más a conocer las necesidades y proble-
mas de nuestro equipo de trabajo en su práctica educativa para coadyuvar en las mismas?,
¿Cómo vamos estableciendo espacios de reflexión para que podamos de forma colectiva
ir fortaleciendo nuestros procesos de organización y planificación de la práctica educativa?
Un problema que atraviesa la reflexión que compartimos, tiene que ver con cómo vamos
relacionándonos con el MESCP y su implementación, ya que mucha de la burocratización
del Modelo Educativo, ha ido surgiendo al asumir que el Modelo es algo ya acabado y que
solo hay que “aplicar”. Es algo que necesitamos ir problematizando, ya que la lógica de una
aplicación mecánica de las cosas tiene que ver, otra vez, más con las fábricas de objetos,
que con experiencias educativas o de transformación social. Es, podríamos decir así, una
herencia de las formas en las que la ciencia experimental se ha ido desarrollando como
“ciencia aplicada”, como “tecnología”. Solo en este campo tiene pertinencia el hablar de
17
“aplicación”, porque efectivamente, en este campo, un determinado “procedimiento” se-
guido al pie de la letra, permite llegar a una meta fijada, por ejemplo, podemos diseñar con
conocimientos de física, química y matemática el lanzamiento de un proyectil y “aplicar”
ese conocimiento, y en su repetición lograr mayor precisión para que se convierta en una
receta válida para cualquier contexto y tiempo. Lógica que como decimos funciona con co-
sas, el problema es que la implementación del MESCP no es una “cosa”, por tanto no puede
traducirse y trabajarse a la manera de la “ciencia aplicada” a través de “procedimientos”
únicos y válidos para todo espacio y tiempo.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Esta será una importante línea de trabajo y formación en la Especialidad, cómo vamos
generando las condiciones para la “concreción” de prácticas articuladas a nuestro proceso
de transformación educativa u orientadas por los “criterios” centrales que le dan sentido
a nuestra propuesta educativa; desde donde vamos superando una lógica de “control”
de “procedimientos” ajenos que muchas veces se han constituido en una sobrecarga
innecesaria de nuestro trabajo educativo.
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Primera Parte
Lectura de realidad y organización
en la gestión educativa
Unidad Temática No. 1
Partimos de la experiencia
Ser gestor (autoridades, directivos, docentes, maestras/os...) del MESCP supone conocer a
profundidad la realidad del contexto en el que se ubica la institución educativa, posicionar-
se en esa realidad, convivir con ella y comprometerse con su transformación…
“CUÉNTAME MI PROBLEMA”
Material. 3 sillas (A – B – C) ubicadas en triángulo
DESARROLLO
Armar grupos de tres personas las cuales ocupan una de las tres siguientes posiciones:
- Posición asociada (A) protagonista
- Posición disociada (B) Espectador
- Posición del observador (C) Consejero, cuestionador.
1er. Momento. A cuenta su problema a B, C escucha y observa.
2do. Momento. A cambia de lugar con B y B cuenta el problema de A como si fuera suyo
y A escucha su propio problema desde fuera. C sigue escuchando y observando.
3er. Momento. C cambia de lugar con A y A se queda observando y escuchando cómo B
y C se ponen a hablar sobre el problema de A, comentan, critican, argumentan, opinan,
plantean soluciones y consejos, problematizan y ven posibilidades, como si A no estuvie-
ra. A no interviene, solo escucha.
Puesta en común
Una vez hecha la actividad y escuchado a nuestros compañeros hacemos un análisis de eso
que escuchamos. Nos podemos preguntar:
Será de vital importancia compartir los aprendizajes logrados por las y los participantes en
la dinámica realizada. En este espacio, es importante que las y los facilitadores vayan visibi-
lizando las relaciones entre los problemas que se vayan compartiendo, contribuyendo a la
22 reflexión colectiva para lograr una mayor profundidad en la misma1.
Este ejercicio nos ayudará a visibilizar que aquello que nos afecta respecto a la concreción
curricular, no es un problema aislado y no somos los únicos que lo vamos viviendo en nues-
tros espacios de trabajo.
1 Para organizar de mejor manera la reflexión te sugerimos las siguientes lecturas de apoyo: Descolonizando la Gestión y Elementos para
Leer la Transformación de la Educación en Bolivia. Ambas son parte del material de lectura del presente Compendio.
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Llegados a este punto de la sesión presencial, donde hemos ido conociendo los problemas
que nos afectan y lo que nos preocupa respecto a la concreción curricular, te sugerimos
organizarnos en grupos donde los gestores compartamos problemas similares. Esto será
importante, ya que en esta parte del taller, tenemos el objetivo de ir ampliando la compren-
sión de nuestros problemas y nuestra realidad.
Para encarar este proceso será importante ahondar sobre algunas herramientas de lo que
hemos denominado “lectura de realidad”, para este cometido, la o el facilitador podrá uti-
lizar alguno de los fragmentos de las lecturas propuestas a continuación y en el CD interac-
tivo, así mismo trabajar estas herramientas con algunos videos sugeridos para complemen-
tar la reflexión.
Un criterio importante de nuestro proceso formativo será no separar el trabajo de, en este
caso, algunas claves del proceso de lectura de realidad y el problema de nuestra realidad
que estamos reflexionando.
Helio Gallardo
Desde luego, este conjunto articulado o concurrente, este cuadro, de hechos o situacio-
nes puede ser claramente percibido y comprendido por mí, o puede ser asumido confusa
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
La noción de articulación, por tanto, no se refiere tan sólo a la ligazón existente entre los
hechos o fenómenos o situaciones sociales que afectan un comportamiento mío, sino
que también dice de la relación entre mi información, pensamiento, actitud y práctica
sociales y el espacio o escenario social en el que me desenvuelvo.
El primer esfuerzo que debemos realizar para introducirnos, aunque sea intuitivamente,
al análisis de coyuntura, es, por tanto, entender que la realidad social es un conjunto
articulado de fenómenos, de prácticas, de acciones, y que nuestra acción forma parte de
esa articulación.
La segunda cuestión central y básica es que yo puedo conocer este conjunto articulado
y, por tanto, estoy en condiciones de orientar adecuadamente mi comportamiento en él.
Cuando decimos, entonces, que la noción de “coyuntura” debe ser siempre e inmediata-
mente asociada con “ligazón”, “articulación” estoy hablando desde una manera determi-
nada de entender la realidad social y, también, desde una forma específica de compren-
der la relación entre teoría y práctica o entre pensar y actuar.
24 Tomando el contenido del ejemplo anterior, supongamos que decido no ir al trabajo por-
que quiero aprovechar el día celebrando el cumpleaños de un pariente. Salta a la vista
aquí que del conjunto de situaciones que influyen en mi vida como trabajador he privi-
legiado unilateralmente un solo factor o aspecto: mi cariño y voluntad favorables hacia
las celebraciones familiares. Otros aspectos, incluso de la existencia familiar en sentido
amplio, han quedado totalmente oscurecidos, relegados, anulados o subordinados por
mi sentimiento de adhesión hacia las fiestas de mi familia. He construido toda mi acción
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Una acción unilateral (que también puede llamarse abstracta, es decir no determinada)
puede tener su origen en:
Contadora:
Esta incapacidad para organizar adecuadamente los conocimientos (si dejamos de lado
la hipocresía y el cinismo que en política no son incapacidades sino materializaciones
concretas de afanes de explotación y hegemonía) tiene su fundamento en la ausencia de
un referente teórico acerca de las sociedades y la Historia, de esto hablaremos más ade-
lante. El efecto político más importante de esta incapacidad es la imposibilidad de pensar
estratégicamente;
En cada uno de estos casos, que pueden darse combinados, advertimos el énfasis
arbitrario en algún aspecto del fenómeno político representado por el Grupo de Con-
tadora y la desvinculación de la acción de este grupo respecto de las necesidades y
tareas políticas centroamericanas desde el punto de vista de la lucha popular y, desde
estos énfasis y desvinculación, la configuración de una totalidad falsa acerca de la
cual o no nos sentimos con capacidad (o necesidad de) para actuar o nos comporta-
mos inadecuadamente, unilateralmente, abstractamente. Si nuestras acciones, pese a
todo, logran sus fines, ello ocurrirá sólo por azar, o sea con independencia de nuestro
dominio sobre la situación. Esta ausencia de dominio impedirá, asimismo, cualquier
previsión objetiva sobre situaciones futuras: ¿después del éxito o fracaso (?) de Con-
tadora, qué?
Lo real, lo histórico-social, por tanto, no es algo simple u homogéneo que pueda redu-
cirse a un elemento o causa (reduccionismo, esencialismo); lo real se manifiesta como
una ligazón de factores, elementos, situaciones, presentes y pasadas, pero lo real es
también nuestra acción orientada hacia la realización de un proyecto (futuro) que tie-
ne sus raíces en la situación actual. La noción de “análisis de coyuntura”, incluso en su
forma más preliminar, remite entonces a la comprensión de lo real como algo complejo
y respecto de lo cual no podemos sino actuar, con mayor o menor conciencia. En un
esquema:
Coyuntura
análisis de coyuntura:
Articulación análisis de la situación
actual de la
1. Realidad histórico-social
En síntesis, nos interesa colocar al sujeto al centro del análisis y lectura de realidad. Ahora
bien, la razón de lograr esta mirada se centra en la necesidad de tomar conciencia de que:
En este punto, hagámonos una pregunta básica; ¿Hemos reflexionado sobre si el es-
pacio en el cual estamos, responde a las necesidades de la sociedad? En realidad,
el análisis de coyuntura nos coloca esta exigencia como un elemento central de la
reflexión que vamos ejercitando. Podemos preguntarnos ¿Soy maestro porque con-
tribuyo a la educación o porque no me quedaba otra? Preguntas como estas son
centrales, pues así respondamos que somos maestras/os y/o directoras/es de mayor
vocación, igual debemos reflexionar nuestra práctica concreta, puesto que el ejercicio
de análisis de coyuntura nos tiene que hacer reflexionar nuestra práctica.
Llegados a este punto, de lo que se trata es trabajar una herramienta central para nosotros
mismos; la lectura de la realidad.
Si nuestra responsabilidad pasa por construir –desde nuestro lugar– una nueva institucio-
nalidad asumiendo los criterios planteados consensualmente por la comunidad política que
han delineado el sentido de una educación pertinente para nuestra realidad y sus necesi-
dades, de lo que se trata ahora es que asumamos nuestra responsabilidad asumiéndonos
como sujetos que respondan a las exigencias planteadas para transformar la forma institu-
cional heredada, en nuestros espacios educativos, y podamos contribuir a la producción de
una educación pertinente a nuestra realidad. Lo que involucra desarrollar un carácter activo
y creativo que desarrolle acciones concretas interviniendo en su realidad para transformar
las relaciones interpersonales, de organización que cohesione la comunidad educativa y
establezca consensos para delinear políticas o micro políticas orientadas a la generación de
las condiciones necesarias para la concresión del Modelo Educativo.
Ahora bien, lo que acá buscamos es comprender que estamos actuando desde el 29
supuesto que vamos viendo una realidad compleja que de alguna manera es siempre
abierta, incierta, cambiante, mutable. Asumamos que las condiciones cambian y por
tanto las disposiciones, las orientaciones de los sujetos, sus aspiraciones, sus realida-
des también.
Leer la realidad educativa, el territorio, el contexto tiene que ver con leer sujetos que re-
crean sus espacios, que interpretan desde sus comprensiones del mundo las disposiciones
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
que se puedan emanar desde la autoridad superior, que se apropian de los espacios y le
dotan de sentidos propios, que tienen intereses que confluyen o no (o que pueden generar
conflicto) con la orientación que planteemos; en otras palabras, los sujetos con los que
nos relacionamos tienen una dinámica propia, que les permiten desarrollar y desplegar
sus propios proyectos de vida, que son necesarios conocer para establecer mecanismos de
articulación y cohesión para desarrollar procesos de transformación.
De la capacidad de lectura de los distintos contextos y sujetos donde nos toque intervenir
va a depender la posibilidad de articularlos en un horizonte común. En este sentido, tene-
mos que tener la capacidad de articular esas visiones dispersas y/o distintas que puede ha-
ber desde los diversos sujetos (maestro, estudiante, madres y padre de familia, comunidad,
autoridades, organizaciones locales, etc.) para de forma participativa, establecer relaciones
que se conjuguen en objetivos comunes.
En este contexto, la exigencia para el análisis de coyuntura permanente nos permite ubicar-
nos en la realidad educativa, que como decíamos lo componen sujetos concretos (padres,
madres, estudiantes, comunidad educativa, condiciones institucionales de la unidad educa-
tiva, condiciones estructurales del contexto) cuya forma de relación es siempre cambiante.
Además, tenemos que saber leer las relaciones de poder del contexto desde un posiciona-
miento ético, lo que implica tener presente que en todos los contextos donde se desarro-
llan acciones se ejercen relaciones de poder, donde, como responsables, como gestores
educativos, poder posicionarnos y tomar decisiones en función de evitar que las relaciones
de poder impidan generar un ambiente y relaciones interpersonales pertinentes para la
concreción del MESCP.
La resolución de conflictos también pasa por una lectura concreta de la realidad, de los dife-
rentes contextos, de las coyunturas y en qué conflictos nos estamos moviendo; qué actores
son parte del conflicto, qué intereses político-económicos tienen. Desde ahí, cómo defini-
mos una opción para tomar una decisión correcta, ¿En función de qué? y no en función del
interés personal o grupal o del gremio sino en función del interés mayor que es el bienestar
de la comunidad, es decir, en función del proyecto que se va construyendo.
Uno de los elementos centrales para iniciar este debate, es problematizar las visiones de
realidad sobre las que nos movemos. Muchos razonamos como si viviéramos en una rea-
lidad estática, que puede entenderse de forma simple, como una fotografía de la realidad
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empírica actual, ajena y externa a nosotros, como si fuera un objeto inerte, y que sólo se lo
explica buscando las causas relacionadas a los fenómenos que percibimos.
Pero la realidad es más compleja porque está en movimiento y se la construye. Son los su-
jetos, las personas, los grupos sociales, quienes construyen y van dinamizando la realidad,
desde sus necesidades, proyectos, demandas, problemas, que viven en el presente donde
se interviene y se transforma. ¿Qué pasa cuando tenemos la necesidad de intervenir en la
realidad para transformarla? ¿Qué pasa cuando nos posicionamos en el presente asumien-
do que participamos de la construcción de la realidad? En el presente no se ven objetos
muertos delimitados y sin movimiento, en el presente se encuentran en disputa y articu-
lación un conjunto de proyectos sociales que en su dinámica va configurando la realidad
social.
Para lograr captar la realidad donde vamos a realizar acciones concretas desde la gestión
educativa, pasa por leer de forma articulada esos varios niveles de la realidad de los sujetos
con los cuales debemos producir la nueva realidad educativa.
Este problema eje será afinado a medida que vayamos tomando conciencia de él, pues sin
duda no podemos presumir que el mismo esté claro desde el comienzo, sin embargo, para
lograr llegar a él podemos comenzar haciéndonos preguntas que vayan a reflejarnos desde
las necesidades que tienen los diferentes actores.
Comencemos el ejercicio apuntando lo que intuitivamente nos atinge más al interior del
espacio educativo en el que nos encontramos. Ahora bien, asumamos que, en esa lectura
intuitiva, el problema de la participación es el que nos preocupa. Entonces, para comenzar,
podemos preguntarnos:
El ejercicio de las preguntas nos debe permitir cuestionar nuestras propias certezas acerca
de la participación, pues las preguntas nos deben permitir ver el problema desde nuestra
relación con los distintos actores. De ahí que no pueda ver todo sólo desde mi función o mi
rol administrativo, pues es ello lo que se cuestiona, por eso el inicio de la problematización
es la elaboración de preguntas. 33
Reiteramos que esta realidad compleja está conformada por la relación de los sujetos que
son parte de los contextos donde se interviene (estudiantes, maestras y maestros, autori-
dades educativas-directores, la comunidad educativa, padres y madres de familia), vincula-
dos a través de su participación en los procesos que plantea como exigencia el MESCP y en
la que estamos insertos bajo una determinada forma institucional (normativa, formas de
relacionamiento, condiciones de trabajo).
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Leer la realidad desde una lógica integral y articuladora, ya que no se puede entender a los
sujetos solamente desde alguno de los aspectos que resaltan en un momento determina-
do (“los padres de familia no participan”). La apertura a la realidad articulada, a partir de
la problematización, exige el planteamiento de preguntas sobre los distintos niveles de su
realidad: psicosocial, cultural, política, económica, para captar las condiciones reales de su
participación en el proceso estudiado.
intervienen las y los gestores educativos, lo que tiene que ver con la problematización del
tipo de relaciones que se genera como exigencia desde la estructura institucional en la que
se trabaja y la realidad estructural del contexto que influye en la práctica del gestor.
Los niveles de la realidad propuestos, plantean algunas perspectivas posibles para acceder
a una lectura articulada de la realidad, No son los únicos posibles de plantear como organi-
zadores de la problematización.
• “Problema eje”
Asumimos que nuestro punto de partida es intuitivo, ahora bien, las preguntas van afinan-
do esa intuición que refleja una necesidad, o una determinada actividad o acción que debe
ser concretada. Los problemas que van a ser el punto de partida para el análisis de coyuntu-
ra, expresan desafíos a ser asumidos desde la práctica, en este sentido, deben ser asumidos
como problemas a resolver, necesidades a superar desde nuestro lugar en la concreción del
MESCP.
• Problematización
El problema eje planteado visibiliza a los sujetos a ser problematizados: i) padres y madres
de familia, ii) maestras y maestros de la Unidad Educativa y iii) el contexto (exigencias de la
institución - UE: normativas, condiciones de trabajo, formas de relación laboral, etc.) que
condiciona la relación de los sujetos con nosotros mismos, lo que plantea realizar preguntas
desde los diferentes niveles de la realidad y con pertinencia al problema eje que se ha
planteado en el análisis de coyuntura.
El proceso de problematización
Es por eso que toda la información recabada debe leerse de forma articulada para que
adquiera una significación concreta, esto es, se necesita un espacio de reflexión para “rela-
cionar” los diferentes elementos planteados por los diversos actores sobre la realidad estu-
diada, para, a partir de nuestro análisis y reflexión, “articulando” los diferentes aspectos de
la realidad para organizar una lectura “objetiva” de la realidad.
Cada contexto estudiado, tendrá una configuración específica. Será nuestro análisis y re-
flexión la que permita captar de forma plausible lo que está pasando en la misma y sus
posibilidades, ya que la indagación a partir del diálogo con los actores y el proceso de su
reflexión (relacionarlos elementos relevantes identificados), permitirá visibilizar problemas
o aspectos de mayor complejidad, no tomados en cuenta antes.
Por ejemplo, si el Eje Problemático, como punto de partida del proceso del análisis de co-
yuntura, empezó cuestionando la falta de apoyo de padres y madres de familia, al proble-
matizar e identificar la red de relaciones que aparecen en la realidad concreta, aparecerán
problemas más complejos como: la dinámica de vida de las madres y padres del barrio que
por dedicarse a trabajar en un contexto muy adverso y precario se ven imposibilitados a
participar, o por otro lado, la forma institucional y los ritmos de vida de las y los maestros
dificulta la relación y coordinación directa con las madres y padres de familia y no permite
articularse a su dinámica e intereses reales. De lo que se trata es de relevar y visibilizar la
realidad concreta y las posibilidades para desarrollar acciones que permitan la concreción
del MESCP desde la gestión educativa, lo que es posible si se logra tener una lectura “con-
creta” de la realidad, para desde ahí vislumbrar posibilidades “viables” y “pertinentes” para
la realización de acciones desde la gestión educativa.
A partir de lograr una lectura que relacione los diferentes elementos de la realidad proble-
matizada, permite lograr una lectura del proceso concreto que se está viviendo (lo dado),
pero también las posibilidades que contiene esa realidad (lo dándose), para desde ahí, de-
finir las acciones pertinentes que permitan transformar la realidad.
• Realidad Económica
36 La dinámica de vida de las madres y padres del barrio que por dedicarse a trabajar en un
contexto muy adverso y precario se ven imposibilitados a participar en las actividades que
convoca la Unidad Educativa, muchas de las madres y padres de familia son comerciantes
que desarrollan sus actividades viajando constantemente, otro grupo importante son
funcionarios públicos, en este caso, las madres de familia cuentan con mayor disposición
para participaren las reuniones convocadas.
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• Realidad Psicosocial
Ambos grupos expresan un amplio interés por la educación de sus hijos, pero asumen las
convocatorias de parte de la Unidad Educativa como espacios “obligatorios” o no le ve la
utilidad ya que se tratan solo temas administrativos y de organización de eventos. Asimis-
mo, desde la visión de las madres y padres de familia, se ve a las y los maestros con poca
disposición a atender las consultas sobre los avances pedagógicos de sus hijos, ya que solo
les convocan para pedirles materiales o cuando hay conflictos con algún estudiante.
• Realidad Política
La gran mayoría de las madres y padres de familia, que si asisten, a las convocatorias de la
Unidad Educativa, no cuentan con experiencia organizativa, tienden a preocuparse sólo por
sus propios intereses. El grupo de madres de familia más joven que tiene hijos e hijas del
nivel inicial son las de mayor predisposición a realizar actividades en coordinación con las
y los maestros.
• Realidad Institucional
Las condiciones de trabajo y los ritmos de vida de las y los maestros, que desarrollan activi-
dades en varias Unidades Educativas, además de la poca voluntad de participar en horarios
diferentes a los horarios de trabajo, genera un ambiente despersonalizado en la Unidad
Educativa. La mayor parte del plantel docente, realiza sus responsabilidades y no tiene es-
pacios para la coordinación con los otros colegas.
Desde las y los maestros se asume la evaluación comunitaria como el espacio para informar
a las madres y padres de familia sobre los avances y los problemas de sus hijos e hijas, se
tiene temor a las observaciones que puedan realizar las madres y padres de familia.
Las y los maestros no logran generar compromiso con su institución por su participación
en otros espacios laborales, sólo cumplen con sus tareas y evitan participar en actividades
que rompan sus tiempos, lo que genera animadversión a los espacios donde se les plantea
realizar actividades donde participen las madres y padres de familia, como disposición de
la dirección. Lo que se relaciona con la lectura de que las madres de familia de algunos
sectores que pueden participar, quienes ven a las reuniones como “poco útiles”, ya que
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
no encuentran la información que tienen como expectativa de las y los maestros. Lo que
sumado a la amplia carga de tareas administrativas que realizan las y los maestros, genera
un ensimismamiento de los mismos y pocos espacios para reflexionar sobre lo que está
pasando en la Unidad Educativa.
Son las madres de familia jóvenes de los primeros cursos de primaria que junto a las maes-
tras de este nivel las que tienen mayor motivación para desarrollar e impulsar actividades
que involucran la participación.
7. Planteamiento de posibilidades
Pasa por definir lo que se puede hacer en las condiciones concretas que se ha logrado
captar en la realidad donde nos toca trabajar. ¿Qué acciones permitirán superar el ensimis-
mamiento y la actitud despersonalizada de las y los maestros? ¿Cómo generamos mayor
interés de parte de maestras y maestros, así como de madres y padres de familia para que
su participación se incremente? ¿De qué forma generamos las condiciones para que los
grupos más activos mantengan su dinámica?
N
38
La idea del mismo apunta a comprender que el sujeto siempre está en diferentes realida-
des que están articuladas a la vez. Son diversas pero cruzadas en la misma vida y realidad
que el sujeto va vivenciando. Por eso no fragmentamos la reflexión respecto de la realidad
económica, política, cultural, etc. pues la experiencia del sujeto las enlaza todas al mismo
tiempo, es decir, que si bien podemos distinguir entre ellas no podemos separarlas pues la
experiencia es integral. Al sujeto le toca vivir esto de manera íntegra y la apertura de las
posibilidades está en la lectura adecuada de ellas.
En función de los criterios planteados, ahora nos organizamos en grupos para desarrollar
el ejercicio del análisis de coyuntura a partir de un problema identificado en el inicio de la
sesión presencial. Iniciamos definiendo de manera preliminar nuestro problema eje (pro-
blema que lo iremos afinando en su desarrollo a lo largo del mismo ejercicio) que será pro-
fundizado desde el desarrollo del mismo.
El proceso de problematización 39
Ahora bien, para problematizar, analizamos esa realidad buscando las relaciones que exis-
ten entre las mismas, para leer la realidad a profundidad y visibilizar las “posibilidades”
para realizar acciones “viables” para transformar la realidad educativa.
A partir del análisis de la realidad educativa realizada en los grupos, anotamos los aspectos
que consideramos los más relevantes y luego los compartimos en la plenaria.
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b. Lectura
articulada Integración del sujeto al Comprensión de las relaciones
de la interior de su comunidad del sujeto al interior de la
realidad comunidad
educativa
- Para ahondar en la lectura de realidad, sigamos con la lectura un extracto del texto de
Hugo Zemelman para encontrar en ella los supuestos de movimiento, articulación y
direccionalidad, desde nuestra experiencia de gestión curricular.
Hugo Zemelman3
Concepto de realidad
El supuesto del movimiento nos previene contra una comprensión estática dela realidad,
la cual derivaría de la observación de la misma en un tiempo y espacio determinados, lo
que puede provocar confusión entre los parámetros desde los cuales se observa lo real
respecto de aquellos que son propios del proceso real que se estudia. En este sentido, es
necesario partir de lo que llamamos situación de objetivación de los fenómenos reales,
con el propósito de que la segmentación en parámetro, impuesta por la necesidad de
conocer una situación presente, no acarree efectos distorsionadores en su análisis.
4 Al respecto, se ha desarrollado algunos planteamientos desde la perspectiva de los sistemas de información. Cfr. Zemelman, Hugo. Crítica epistemológica
de los indicadores (de próxima publicación).
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Supuesto de la direccionalidad
La direccionalidad es una dimensión del mismo proceso, no el valor producto de una de-
terminada estadística ni el resultado de una simple elección de metas; en cambio, el fin
normativo (o meta) impone al proceso una dirección derivada de lo deseable, sin atender
a la naturaleza misma de estos procesos.
Los mencionados modelos conciben el campo de lo económico como una serie de magni-
tudes susceptibles de encuadrarse en proyectos, dentro de los cuales no se considera la
existencia de otros procesos de la realidad significativos para la definición de estrategias.
De ahí que se simplifique a la realidad, lo que impide la diferenciación de las articulacio-
nes entre campos tan diferentes como el propio de las condiciones naturales y demográ-
ficas y de las alternativas económicas, así como el de las condiciones políticas, culturales
y psicológicas que determinan la elección de una alternativa, entre varias, de desarrollo
objetivamente posible.
Conclusión
Ahora debemos interrogarnos acerca de las consecuencias de este recorte en los tres
niveles siguientes:
Una de las claves para hacer el ejercicio de leer nuestra realidad desde aquello que nos
afecta y las preocupaciones que hemos compartido, será ejercitar en los grupos preguntas
que nos permitan “problematizar” nuestra experiencia, o que vayamos haciendo el ejerci-
cio de visibilizar aquellas “certezas” que le dan sentido a lo que vamos compartiendo desde
nuestra experiencia, para ponerlas en cuestión.
Cada equipo entonces, en función de los problemas comunes que vaya trabajando, irá orga-
nizando sus aprendizajes y reflexiones colectivas, para compartirlas al grupo. Este proceso
será el punto de partida del proceso de reflexión y lectura de realidad, que se irá comple-
mentando en un proceso sostenido en el trabajo de CPTGEs.
45
Unidad Temática No. 2
Anotemos los aspectos más relevantes que fuimos encontrando respecto del tipo de rela-
ciones que vamos viviendo al interior de nuestro espacio institucional:
47
En esta parte del compendio buscamos comprender las características, como institución,
que tiene la escuela, institución donde lo propio de ella son las relaciones que se van cons-
truyendo y desarrollando en su interior. Darle un lugar al problema de las relaciones nos
debe permitir visualizar, de manera clara, lo importante que es saber manejar este plano
para comprender las consecuencias de espacios institucionales que se sostienen sólo en la
formalidad de los procedimientos, la burocracia, etc.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Esto se refiere a comprender las consecuencias –en gestión– de dinámicas en las cuales los
vínculos entre los sujetos dentro de ella están rotos, debilitados o fortalecidos. Se trata de
comprender a la gestión como la capacidad de manejar, con conciencia, las relaciones al
interior del espacio institucional.
En la vida cotidiana actual, «praxis» o «práctico» significa muchas cosas. A los fines de esta
obra, y en sentido estricto, praxis y práctico quiere significar el acto humano que se dirige
a otra persona humana; acto hacia otra persona y relación misma de persona a persona.
En primer lugar, praxis es un «acto» que efectúa una persona, un sujeto humano, pero
que se dirige directamente a otra persona (un apretón de manos, un beso, un diálogo,
un golpe), o indirectamente (por intermedio de algo: por ejemplo, repartir un pedazo
de pan; el pan no es persona, pero se reparte a la otra persona). Si estoy dormido no
estoy presente en el mundo porque descanso, porque no estoy consciente; no hay praxis
entonces. La praxis es la manera actual de estar en nuestro mundo ante otro; es la pre-
sencia real de una persona ante otra. Para Tomás de Aquino la «relación» como realidad
constituía a las personas de la Trinidad.
48 Por ejemplo, la «relación» de un padre (persona 1) con respecto a su hija (persona 2, con
flecha a) es la de paternidad. La relación de la hija al padre (flecha b) es la de filiación. Se
es padre al estar en relación (al tener) una hija o hijo. Quien no tiene ningún hijo no es
padre. La relación práctica entre personas es la praxis.
Deberemos además distinguir claramente entre praxis y poiesis. Praxis significa operar
(operare), obrar con y en otro u otros; poiesis significa fabricar, hacer (facere), producir
con o en algo, trabajar la naturaleza. Relación persona-naturaleza.
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Ahora bien, respecto de la idea planteada podemos visualizar las características de la es-
cuela como espacio institucional que ha olvidado la importancia de fortalecer las relaciones
entre sus miembros para lograr sus objetivos de fondo (transformar la realidad) y vivir, lo
que podríamos denominar como experiencias comunitarias (experiencias relacionales de
convivencias en la que podemos afirmar que existe aceptación honesta del otro).
Es desde este punto que tendrá sentido advertir y criticar las consecuencias de un espacio
institucional en el cual las relaciones son, por ejemplo, verticales pues es obvio que si no
existen relaciones sólidas entre los sujetos no será posible coordinar acciones conjuntas, es
decir, que no será posible planificar en el sentido óptimo del término. De ahí que nuestra
meta se refiere a la necesidad de tomar conciencia respecto a la importancia de ver nues-
tro espacio institucional (nuestra escuela, Unidad Educativa y/o Distrito) como un espacio
relacional en el cual es central saber tejer y/o construir esos vínculos que, dependiendo su
solidez, nos deben generar las condiciones reales para lograr una planificación (como lograr
ponernos de acuerdo) que nos vaya a permitir transformar la realidad.
Esas relaciones apuntaladas nos deben permitir generar espacios formales que nos po-
sibiliten tener decisiones asumidas sobre las cuales uno puede, legítimamente, reclamar
su cumplimiento. Es decir, si una institución se la hace con relaciones, esas relaciones nos
deben permitir una planificación que se oriente en la posibilidad de decisiones que sean las
más pertinentes para la transformación de la realidad.
Desde el argumento que estamos construyendo asumiremos que las relaciones son esos
vínculos que vamos construyendo desde donde se tejen confianzas que nos brindan cer-
tezas y que nos permiten abrir posibilidades, es decir, que nos permiten hacer a cada mo-
mento. Cosa que no ocurre cuando –siendo directores– nos damos cuenta que no tenemos
buenos vínculos con nuestros maestros en la Unidad Educativa y encontramos un escenario
escindido, es decir, dividido –por ejemplo– en diferentes bandos de maestros lo cual elimi-
na la posibilidad de efectuar cualquier iniciativa (es decir, anula la posibilidad de hacer) o al
menos disminuye al mínimo.
Seguro que cada uno de nosotros conoce más de una experiencia como ésta. Es decir, pode-
mos estar de acuerdo que cuando no logramos construir vínculos, o sea, relaciones sólidas 49
nuestro margen de acción se reduce y viceversa, mientras mejores relaciones logremos
construir mayores serán nuestras posibilidades de acción.
Acá es donde se hace central pensar en la necesidad de fortalecer vínculos y construir rela-
ciones que deben responder a un horizonte compartido, es decir, la otra clave de la idea de
gestión como relacionamiento tiene que ver con la capacidad del gestor (director/a, docente,
directivo, maestra/o) de mostrar (construir) un horizonte común que pueda ser socializado.
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Acá es donde aparece la idea de validez, es decir, la idea de aceptación social, lo cual es
central al momento de saber tejer relaciones pues las relaciones se sostienen en algo y ese
algo está:
• En el proyecto común
• En la confianza con quien encarna ese proyecto común
• En la confianza en ese proyecto como tal.
Lo que vamos comprendiendo desde lo que se nos plantea son los criterios básicos desde
los cuales podemos comprender que el problema de gestión es básicamente, siempre, un
problema de relacionamiento que permite generar las aperturas suficientes para compren-
der y delinear un horizonte común.
En este sentido, podemos comprender que transformar la realidad está articulado a la ca-
pacidad de sostener relaciones que nos van a permitir construir horizontes comunes para
la transformación de esa realidad.
Todo esto que vamos mencionando se hace la base y condición para hacer gestión, pues
asumiendo que gestión implica esa posibilidad de hacer, es decir, de proyectar nuestro
espacio educacional en el tiempo, eso significa pensar la gestión como la posibilidad de
transformar nuestro espacio educativo. Transformar tanto en lo que respecta a condiciones
materiales (por ejemplo, cuando trabajamos una o dos gestiones para mejorar nuestras au-
las, construir laboratorios, etc., etc.) como condiciones situacionales de los sujetos (cuando
mejoramos el ambiente mismo de trabajo, es decir, cuando tomamos medidas para mejo-
rar las relaciones entre los miembros de la institución y las hacemos de cooperación entre
los diferentes actores de la institución y eso implica superar las mezquindades de andar mi-
rándonos entre colegas, cuando como gestores no jugamos a apoyar uno u otro bando, etc.
y sabemos colocarnos encima de los problemas que los demás actores tienen entre ellos)
Características
50
Gestión Exitosa Gestión sin buenos resultados
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Una vez visto los casos pensemos concretamente, qué lugar tienen las relaciones dentro el
éxito o no de una gestión:
¿Qué lugar ocupa la capacidad de tejer redes de confianza para desarrollar iniciativas?
POSIBILIDADES Y ESPACIOS
CERTEZAS PARA LA TRANSFORMACIÓN
MADRES Y PADRES
- COMUNIDAD
RELACIONES
MAESTRAS/OS DE ESTUDIANTES
CONF IA NZA
GESTOR
EDUCATIVO
51
En el lenguaje cotidiano podemos pensar que lograr entablar relaciones tiene, al menos
dos niveles de concreción, por un lado, nos vamos refiriendo a lo que son las relaciones
internas, es decir, las relaciones con y entre maestros, directores, padres de familia, estu-
diantes, es decir, los actores que hacen al espacio interno de la escuela, pero por el otro
lado aparecen lo que son las relaciones con el entorno, es decir, como gestores se hace
central saber identificar los espacios organizacionales que hacen al contexto de la Unidad
Educativa.
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Esto significa que como gestores no podemos ignorar lo que tenemos en el contexto. Esto
parece obvio, pero seguramente podemos encontrar casos en los cuales como directores
tampoco conocemos, o conociendo, no tenemos conciencia de lo que tenemos a nuestro
alcance en el mismo barrio o en el pueblo. Ocurría, a manera de ejemplo, que hace buen
tiempo en Villa Victoria (en la ciudad de Oruro) la alcaldía había instalado un Centro de la
Juventud del cual en más de diez años de funcionamiento nunca había sido utilizado por
ningún colegio del entorno pues a pesar de que en el lugar se podía pasar clases de mú-
sica (pues tenían guitarras, teclados y batería además de instrumentos folklóricos) nunca
motivó el interés de ninguno de los colegios que al margen del acordeón que utilizaba el
maestro no ofrecía nada a los estudiantes. Lo mismo se podía decir de los espacios que
brindaban para apoyo en otras áreas, sin embargo, se asume que coordinar actividades
con esos espacios implica una planificación mejor pensada, lo cual obviamente exige más
trabajo para los gestores, sin embargo, podemos decir que precisamente éste es nuestro
trabajo.
Un gestor/a que no lee lo que existe en el contexto, un gestor/a que se limita a los procesos
administrativos rutinarios (sea en la dirección o en el aula) no es alguien que responde a la
concreción del Modelo Educativo pues sólo se concentra en la aplicación de cuestiones ya
dadas, es decir, en un proceso de aplicación de instrucciones que reproducen el presente,
pero no transforman la realidad. Esto es lo que desde nuestra formación en la Especialidad
buscamos cambiar, lo cual significa conseguir naturalizar una práctica que nos ponga desde
un accionar que transforme, de manera cotidiana, la realidad.
Concentrarnos en los procesos, en las instrucciones, significa –al mismo tiempo– comenzar
a mirar la realidad sólo de la burocracia, es decir, desde la instrucción, desde el comunica-
do. Entonces olvidamos la realidad y nos concentramos en el procedimiento. La consecuen-
cia de este modo de razonar es que, al final, la realidad nunca se transforma. En los hechos
se trata de un momento involutivo de los procesos de cambio pues se olvidan de leer lo que
ocurre porque parecería que ya lo tenemos todo resuelto y no es necesario seguir proble-
matizando, no es necesario seguir construyendo.
En este sentido, burocratizar se hace, para nosotros, ese momento de involución desde el
cual no desarrollamos nada, sino que reproducimos el orden dominante. Es, en síntesis,
la derrota de cualquier proceso de cambio. Es la derrota en los espacios pequeños, en la
cotidianeidad del trabajo, lo cual es el ámbito de relación directa con el sujeto. De ahí que
debemos tener cuidado en pensar que estamos sosteniendo procesos de transformación
52 sólo desde la aplicación sostenida de procesos burocráticos que en realidad no nos ayudan
a transformar nada, sino que sólo nos concentra en la mecánica de procesos que tienen
sentido sólo en sí mismos.
Para continuar con la reflexión te invitamos a observar el fragmento de la película “el señor
ministro y yo” de Mario Moreno “Cantinflas”
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Opiniones usuales que podemos reconocer a diario nos pueden ir afirmando cosas como
las siguientes:
En verdad este tipo de expresiones no son extrañas pues reflejan el cotidiano y diario vi-
vir de nosotros como gestores quienes tenemos que estar atendiendo estas urgencias de
manera diaria. Ahora bien, ¿Qué tan relevantes son estas responsabilidades que nos hacen
atender para mejorar la educación y los procesos de formación de los estudiantes en nues-
tros espacios educativos?
En otras palabras, ¿Responden estas urgencias a lo que realmente nos corresponde hacer
como directores y/o maestras/os? Pensemos un momento en esto pues es central re-pensar
nuestras tareas. Esto al margen de que sabemos que si no respondemos a las exigencias
del o la Distrital tendremos sanciones, pues no estamos diciendo que –simplemente─
dejemos esas responsabilidades sino que pensemos si esas exigencias son realmente lo 53
más importante de nuestras responsabilidades.
Esto significa pensar en el hecho que, si como directores, docentes, maestras/os, somos
funcionarios a los que se nos paga por asistir a la oficina Distrital, por controlar asistencias,
por resolver asuntos con la Federación de Maestros, por cumplir con informes, etc. o somos
gestores que trabajan en la planificación educativa para mejorar las condiciones en las que
trabajan nuestros estudiantes
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Podemos, en este punto, hacer una distinción en lo que significa diferenciar el sentido de
las acciones que vamos desarrollando como gestores, para esto hagamos el siguiente ejer-
cicio preguntándonos:
(Hagamos un listado de las acciones que hemos (Hagamos un listado de las acciones que hemos
desarrollado para mejorar las condiciones desarrollado para responder a las exigencias
educativas de estudio en la escuela, de nuestro inmediato superior, respuestas
planificación participativa, coordinación con a exigencias administrativas, calificaciones,
maestros, etc. es decir, todo lo referido al quejas, denuncias, presentación de informes,
trabajo que mejore la educación en el espacio etc.).
de nuestra responsabilidad).
Con esto no queremos decir que el trabajo administrativo no sea útil o no sea necesario,
pues –obviamente– si no respondemos a esas exigencias tampoco nuestra institución fun-
cionará, sin embargo, de lo que debemos tomar conciencia es de que una institución –
como la escuela– no puede perder el horizonte, el norte, es decir, el sentido de su existencia
y ese sentido se encuentra en su tarea de servicio a la educación. En consecuencia, alguien
que es responsable de un espacio que está al servicio de la educación no puede perder de
vista que la responsabilidad más grande que tiene (es decir, su prioridad) es la mejora de la
educación que reciben las y los sujetos de esa institución.
Esta es una exigencia para nosotros en el nivel en el que nos encontremos, es decir, es algo
que debemos recordar siendo directores de Unidades Educativas pero también siendo Di-
rectores Distritales, pues podemos preguntarnos; ¿qué hacemos (nosotros sin mirar a los
demás) para mejorar la educación desde el Distrito que nos toca dirigir?, ¿A qué dedicamos
(nosotros) el tiempo como Directores Distritales?, ¿De qué manera mejoramos la calidad
educativa en coordinación con los directores de Unidades Educativas en nuestro Distrito?,
¿Coordinamos algo con los Directores de Unidades Educativas?
En síntesis –siendo directores de Distrito─ podemos preguntarnos; ¿Cómo son las relacio-
nes con los Directores de Unidades Educativas?
Enrique Dussel reflexiona ese momento en el cual –como institución– olvidamos el sentido
de nuestra institución y nos centramos sólo en responsabilidades burocráticas que, muchas
veces, terminan siendo un obstáculo para el cometido por el cual existimos, en otras pala-
bras, pongámonos a pensar si centrarnos en la burocracia (como directores en el nivel que
nos corresponda) no es obstáculo, que nosotros mismos colocamos, en el cometido final de
mejorar la educación en nuestro país.
En este sentido, ¿Cuál sería la lógica opuesta a la lógica de la burocratización? La lógica des-
de la que operamos es la lógica de la potenciación, es decir, la lógica desde la que vamos
asumiendo la responsabilidad de nuestro destino en las propias manos.
La lógica de la potenciación es –en suma– la potenciación del sujeto quien se mira desde las
relaciones en las que vive. Sujeto no es individuo, es decir, potenciación no es potenciación
del individuo (no es crecimiento personal) sino es la potenciación de alguien al interior de
proyecto que lo tiene anclado en un horizonte. Por eso nuestro enfoque es relacional.
Potenciación
Hugo Zemelman
sumiso, que se desconozca a sí mismo, que no se asuma como sujeto, y eso tiene muchas
expresiones. Frente a esto se plantea desarrollar, en el marco de la potencialización, la
necesidad de ser sujeto, y esto es así porque el pensamiento no lo entendemos como
un acto desgajado del resto del ser humano. El acto de pensar expresa una dimensión
del sujeto, pero en la medida que se limita solamente a una de sus potencialidades, por
ejemplo, su capacidad analítica, actúa como un comportamiento externo del sujeto, lo
que no nos interesa, ya que lo que interesa es la capacidad analítica como expresión de
la propia necesidad de ser sujeto.
Nosotros estamos partiendo de una herencia teórica que nos hemos encargado de proce-
sar, que tiene una larga historia y que se expresa en categorías que vienen de la propia his-
toria de la sociedad y de la ciencia. La revolución de la sociedad y la revolución de la ciencia,
para mencionar sólo las del siglo XX, nos legaron una gran cantidad de categorías que no
tenían una presencia tan significativa en el pasado. Por ejemplo, en el plano de la historia
de la sociedad, las categorías de “construcción” y de “historicidad”. Estas categorías son de
reciente cuño en términos relativos de la historia humana; y en cuanto a la revolución de
la ciencia, están otras tan importantes como la de “necesidad” o la de “lo indeterminado”.
¿Por qué lo digo?, porque desde esas aportaciones categoriales que hemos heredado
nos enfrentamos a dos grandes contribuciones que parten del siglo XIX y que llenan
totalmente el siglo XX: por una parte está la gran aportación de la psicología, funda-
mentalmente la reapropiación epistémica de las psicologías cognitivas desde Piaget en
adelante, que describen los mecanismos internos de la subjetividad y que no son psico-
logías normativas, sino psicologías genéticas, en el sentido que abordan los rasgos del ser
humano, y no los rasgos normativos externos al hombre. Esas normas externas, como
pueden ser las educacionales (los currículos o las prácticas docentes, por ejemplo), pue-
den potenciar al individuo desde su subjetividad en la medida en que sepan actuar sobre
estos lineamientos psicológicos.
El otro aporte fundamental es el lenguaje, y con esto no solamente nos referimos a las re-
flexiones que provienen de la lingüística, sino a las grandes filosofías del lenguaje que se
desarrollan desde mediados del siglo XIX. Hoy día tenemos una pléyade de contribucio-
nes, de diferentes orientaciones, que de una u otra manera están rescatando el lenguaje
como un gran sistema de significantes.
La potenciación del individuo, mirada ahora ya no sólo desde el punto de vista psicológi-
56 co, sino del uso del lenguaje, significa la capacidad que tiene el hombre, al usar el lengua-
je, de significar, es decir, la capacidad de nombrar aquello que no conoce. Es un proceso
educacional sin duda alguna, que se puede aplicar tanto a un niño como a un adulto. A
partir de la psicología cognitiva y de la gran problemática del uso creativo del lenguaje
(usando la terminología de Chomsky quien, a su vez, la rescata de la lingüística cartesiana
de Port Royal), nuestra preocupación tiene que ver también con lo que pasa en la socie-
dad actual, tecnologizada, inestable, de cambios constantes, con los adultos. El problema
de la formación, para ponerlo en términos pedagógicos, no se agota con el ciclo escolar.
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El proceso de crecimiento del hombre, pues, no se detiene con el ciclo escolar; más aún,
buena parte de las potencializaciones de la subjetividad, entendiendo esta última como
el conjunto de facultades intelectuales, emocionales y volitivas, el desarrollo de la intui-
ción y de la imaginación, se expresa de una manera muy importante cuando la persona
tiene que asumir sus responsabilidades sociales, cuando comienza su ciclo laboral, su
responsabilidad frente a los hijos, etc.
La dimensión de la subjetividad es muy importante, por eso es que nos preocupa recupe-
rar esta discusión en el ámbito de la educación superior, y no solamente en el ciclo básico
en el cual no se agota, porque la profunda inestabilidad de ritmos de cambio en las es-
tructuras laborales plantea la necesidad de una constante adaptación a lo social por par-
te del individuo. Entonces, si es un individuo “potente”, no se deja derrotar por un cambio
de trabajo o porque le cambiaron sus calificaciones. Ese es un hecho natural de la socie-
dad de hoy y tenemos que potenciar al individuo para que enfrente esas incertidumbres
que la sociedad le está generando, eso se ve de manera muy clara en la juventud.
Jorge Rivas
¿Es todavía hoy posible, en una América Latina de segura desastrosa prospectiva, una
subjetividad potenciable por la adaptación a lo social? ¿Es de veras más potente el que
se adapta mejor a los parámetros que le pide un orden social cómo este? Porque también
podría verse tal adaptación a un orden insustentable, como un caso de des-aparición, de
fracaso existencial, por ejemplo, del sujeto civilizatorio latinoamericano.
Aquí cabe recordar algo inspirado en Nietszche. El sujeto por un lado es histórico y por lo
tanto imagina su futuro en el orden de sus posibilidades, es decir, adaptadamente, adap-
tativamente. Pero el sujeto también tiene una dimensión ahistórica y puede abrirse radi-
calmente a su presente y a su realidad, e incluso desimaginar su historia, desidentificarse
de los procesos sociales y ambientales en los que está metido, y adquirir posibilidades 57
nuevas dadas por el acontecimiento de su simple abrirse a la existencia y aparecer ma-
nifestándose en ella. Es decir, no actuando necesariamente una visión predeterminada
de su identidad y potencial. Visión que, además quizás de lo mismo que la veamos como
prefigurada en la adaptación al mundo, predestinada por un dios o supuestamente auto
construida mediante decisiones autónomas, porque todas estas posiciones están imbri-
cadas. En el sujeto histórico nunca tenemos una decisión autónoma independiente de la
enajenación y la mitopoiésis.
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Con lo cual, a nivel del sujeto histórico no hay garantías: podría creyéndose autónomo
caer en arrobarse en lo que no es suyo o incluso en la locura o en la auto destrucción. El
propio Kant tuvo que admitir un Dios para poder asegurar que el ejercicio de la libertad
no nos expondría a un desastre; (desastre que hoy salta a la vista sin que nadie sepa
cómo evitar que explote).
Frente a esto, donde aún queda esperanza, se puede apostar a una solución basada
en la dimensión histórica que confía en que arribaremos a tiempo a un tipo de suje-
to sustentable, en parte por medio de la educación. Pero otros prefieren sobrellevar
la desgracia o “tomar refugio”, en la dimensión ahistórica y aprovechar el potencial
del presente, pasando desde la sensación hedónica hasta la meditación, precisamente
para liberarse de esa misma subjetividad, que más que de la solución, parece ser parte
del problema.
Tanto los herederos de Hegel como los de Buda, por poner respetuosamente dos
ejemplos, quizás parezcan no estar enteramente a la altura de la situación: ante el
estado crítico al que hemos llegado en el Planeta, parecen tan cínicas la blablablería
como el silencio, la adaptación como la desidentificación, o tan poco útiles la omisión
como la oposición la misma. Potenciar al sujeto incluso parecería tan riesgoso como
liquidarlo…
Hugo Zemelman
Nosotros enfrentamos este problema a partir de una dialéctica muy compleja, que es la
dialéctica entre la determinación del ser humano y su autonomía a partir de una premisa
fundamental que viene del siglo XIX y es que la realidad social no está determinada. El
reconocer en la realidad social zonas profundas de indeterminación es fundamental por-
que desde ahí es desde donde el hombre construye.
Estela Quintar
Hugo Zemelman
Y de las propias prácticas cotidianas, también de ese saber cotidiano que no se procesa.
Estela Quintar
Hace poco me tocó vivir una experiencia magnífica, en la cual aprendí muchísimo. Esto
pasó con Leonarda, una mujer indígena que yo admiro profundamente. Me encargaron
que leyera su tesis de maestría con lo cual estuve encantada, porque tenía muchas ex-
pectativas con su trabajo. La tesis era un buen manual de didáctica para el nivel prees-
colar, era una buena tesis, un trabajo académico impecable, con todas las pautas que se
requieren, pero no estaba ella presente. Esto me dio una gran tristeza y cuando pudimos
hablar ella misma aceptó que la cosmovisión de su pueblo tampoco estaba presente,
siendo que la tesis trataba ni más ni menos que del cuidado del medio ambiente, y si hay
algo que las comunidades saben es acerca de esto. A partir de nuestra conversación ella
decidió rever la tesis e incorporó un capítulo maravilloso acerca de la cosmovisión y de
cómo ésta iría rearticulando la cuestión didáctica. Resulta que esta alumna se reunió con
los sabios, con los ancianos de la comunidad, y aunque iba con muchos prejuicios según 59
ella misma contaba, se sorprendió de todo lo que sabían y se preguntaba cómo era po-
sible que se le hubiera olvidado hablar con ellos para su tesis, que trataba precisamente
del tema del cual hablan los sabios de la comunidad: de pedirle permiso a la tierra, de
cómo plantar y cortar los árboles, etc. que es en definitiva lo busca el encuentro de Kioto
luego del olvido de estas enseñanzas, luego de la descalificación civilizatoria.... luego de
siglos de “progreso” de la modernidad.
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Hugo Zemelman
En ese sentido me gustaría hacer una observación para colocar en el centro del debate
el problema de los lenguajes. El lenguaje es muy importante en la medida en que en
él se expresa el pensamiento. Pensemos por ejemplo en los sociolectos tecnocráticos,
que son aprisionamientos de la mente. Nosotros nos vinculamos con tradiciones muy
variadas que no solamente provienen del pensamiento crítico en el paradigma clásico,
o en sus versiones renovadas del siglo XX, como fueron la escuela de Franckfort o el
pensamiento de Enest Bloch, sino también con las enseñanzas de la literatura, que es
un lenguaje simbólico. Por eso mencionaba en algún momento a Cassirer, quien nos
legó una gran enseñanza del pensamiento liberado del lenguaje, creador del lengua-
je, de un lenguaje que no se limita simplemente a cumplir una función de comunicar
conocimientos o información, sino que sea capaz de nombrar las cosas y, por lo tanto,
darles existencia.
Esto me parece un punto muy importante porque se vincula con el tema de los paráme-
tros, los estereotipos, los prejuicios, etc., pero también con una dimensión que es antro-
pológica y a la vez psicológica, que es que no se puede seguir pensando el proceso de
la formación solamente atado al lenguaje del entendimiento; en ese sentido podríamos
estar de acuerdo con esa tremenda afirmación de Nietzsche de que debería de desapa-
recer el pensamiento. ¿Y qué significa desaparecer el pensamiento? Significa desapa-
recer los apriorismos, desaparecer los estereotipos y los esquematismos conceptuales
60 que nos impiden mirar. Yo creo que el problema de mirar es central en esta cuestión y,
esto pasa por que la gente misma se vea sí misma y se asuma como sujeto a través de
un ejercicio del lenguaje. Al hacer esta ruptura se reapropia de la memoria, rompe con
los conocimientos establecidos y con los límites como limitaciones y los transforma en
posibilidades. Todo eso pasa con el ejercicio del lenguaje en la medida que ese ejercicio
sea un asumirse como sujeto.
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Sin embargo, esta manera de comprender al poder impide que tengamos una mirada más
amplia del fenómeno pues, debemos tener conciencia, de que el poder no es sólo esa ca-
pacidad de hacerse obedecer (a la manera de una orden vertical) con los demás pues ello
–en el fondo– no necesariamente coadyuva al cometido final de nuestras metas, de ahí
que desde la óptica que vamos observando podemos decir que el poder es la capacidad de
relacionarnos para transformar la realidad. Esa transformación exige que existan relaciones
sólidas (en el sentido de relaciones positivas las cuales crean vínculos fuertes) pues la ca-
pacidad de transformar se asienta en la capacidad de ponernos de acuerdo (lo cual implica
confianza), es decir, el poder se lo vivencia en la capacidad de poner todos de nuestra vo-
luntad en una misma meta, en un mismo objetivo.
Nuestra tarea como gestores debe –en consecuencia– ir proyectándose en un proceso que
vaya viéndose en escenarios y situaciones en las cuales vayamos transformando, poco a
poco, estas relaciones.
Para esto podemos comenzar a identificar y reflexionar el tipo de relaciones sostenidas que
vamos viviendo en nuestro espacio.
La reflexión acerca de estas relaciones nos debe dar luces sobre el margen de acción, es
decir, de poder que tenemos al interior de nuestros espacios institucionales. Pensemos en
comunidad esas relaciones y veamos qué tipo de iniciativas son las que vamos logrando
desarrollar al interior de ellas.
Ahora bien ¿Qué es lo que podemos transformar cambiando nuestras relaciones?, es decir,
¿Para qué ponemos atención al cambio en las relaciones que vivimos de manera cotidiana?
Ahora bien, podemos preguntarnos; ¿cuántos de estos elementos mencionados están pre-
sentes aún en nuestro espacio?, ¿qué hacemos para responder a estas problemáticas de
fondo que hacen aún al espacio escolar?
Decimos esto desde la conciencia de que lo que nos interesa es involucrar a la comunidad,
pues si las metas aluden a asuntos de fondo entonces lo que no podemos pensar es que los
resultados los vayamos a conseguir de manera aislada y solitaria, pues las tareas, las metas
y objetivos son –desde la planificación– resultados obtenidos desde la generación de invo-
lucramiento de los actores de la comunidad.
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• ¿Cómo son mis relaciones con las y los maestros en mi Unidad Educativa?
• ¿Cómo son mis relaciones con las madres y padres de familia en mi Unidad Educativa?
• ¿Cómo son mis relaciones con las y los estudiantes en mi Unidad Educativa?
Algo para tener en cuenta es que como gestores –en el nivel que nos corresponda– no
somos héroes capaces de resolver todo como quienes tienen poderes especiales que lo
solucionan todo. Es por eso que se hace central saber leer los problemas de fondo, pero,
así como nos llegamos a dar cuenta de ello también tenemos que ser capaces de hacernos
cargo de ellos a partir de nuestra capacidad de generación de participación activa de la
comunidad.
63
Unidad Temática No. 3
Gestión y organización
Organización para la transformación del orden social
En la vida cotidiana nos organizamos para distintas cosas; nos organizamos para celebrar
una fiesta, nos organizamos para estar listos para el trabajo, nos organizamos para dar una
clase, etc. Sin organización se hace, literalmente, mucho más difícil hacer algo. Ahora bien,
desde la gestión podemos decir que sin organización ninguna idea de transformación de la
realidad puede ser llevada a cabo pues esa idea se quedaría sólo en intención.
Podemos, en este punto, hacer esa distinción entre lo que significa tener una intención y
lo que significa organizarse pues la primera idea (la intención) alude a un deseo respecto
del cual no nos hacemos cargo, aunque –sin duda– nos gustaría que se haga realidad, por
ejemplo, podría tener el deseo de dotar a mi Unidad Educativa de las mejores aulas para la
primaria pero si no hago nada para lograr eso y me quedo en mi oficina esperando que lle-
gue el día en que alguien me ofrezca dotar mis aulas entonces mi deseo no es factible pues
no hice nada para que eso se haga realidad. Se podría decir que en el fondo nunca estuve
convencido de la idea, es decir, nunca vi el proyecto como real.
Ahora bien, la segunda idea (organización) alude ya a la acción concreta que hace factible 65
y real que la idea se haga realidad. En otras palabras; organizarse es actuar sobre una idea
que es concebida como factible y real. Se refiere a esa capacidad de actuar en función de lo
proyectado. Si lo que tengo como idea, por ejemplo, es dotar a mi Unidad Educativa de un
teatro para los estudiantes significa que; 1) tengo que ver si la idea es compartida con la co-
munidad (tal vez es sólo un deseo muy personal y esa no es la necesidad más importante),
2) tengo que ver si en esa necesidad compartida la comunidad está dispuesta a acompa-
ñarme en su gestión, 3) tenemos que ver si la comunidad está dispuesta a asumir, también,
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A pesar de que formalmente hablando veamos y notemos que la escuela hoy es un espacio
al cual podemos calificar como auto-referente (a-político) es decir como desarticulado de la
realidad podemos, al mismo tiempo, darnos cuenta que esa desarticulación es una manera
de comprender la organización de la sociedad. Es decir, asumimos que la sociedad funciona
–en los hechos– siempre de manera articulada, eso quiere decir que estamos –de diferen-
tes maneras– en relaciones con el otro, pues de lo contrario ningún orden social funcionaría
(no funcionamos sin relacionarnos, pues ninguno de nosotros es –en los hechos– un ente
aislado de los demás), de ahí que podemos notar que el carácter del relacionamiento pue-
de variar, sin embargo, lo que no varía es que nos relacionamos. Podemos hacerlo desde
el cálculo instrumental del costo - beneficio pues, en los hechos, incluso el carácter más
auto-referente es un modo de relacionarse, es el tipo de relación que se desarrolla –por
ejemplo– desde el emprendiendo de las empresas privadas que actúan en función del be-
neficio económico que se va produciendo para los miembros de la misma
El gráfico nos puede hacer dar cuenta de que –pensando en este tipo de relaciones– no
existe en él un proyecto social, una mirada de interés común entre todos los actores in-
volucrados en el mismo, es decir, una dinámica que articule a los actores de la comunidad
66 desde un horizonte compartido pues el proyecto que se ve es el del dominante, es decir, es
el proyecto de quien se beneficia solo en la situación concreta.
En este sentido, al hablar de proyecto nos referimos a lo que es socialmente construido, eso
significa, lo que hacemos –de manera conjunta– entre los actores afectados pues ello es lo
que da validez y legitimidad a lo que vamos construyendo como proyecto. En este sentido,
pensar la educación desde esta perspectiva significa saber si lo que vamos haciendo, como
actores involucrados, es algo en lo que todos estamos realmente siendo parte.
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Esta es una premisa básica de nuestra idea de gestión, pues la posibilidad de hacer gestión
está íntimamente relacionada a la capacidad de organización, es decir, ponernos de acuer-
do, entre nosotros. Es decir, en gestión no basta con tener una buena idea. La idea debe
tener legitimidad, eso es, aceptación social.
Si la idea, el proyecto no tiene aceptación social, ese proyecto ve muy difícil hacerse reali-
dad pues tendremos, a cada momento, que explicar y ganar la voluntad de los demás para
hacerlo real. Acá podemos preguntarnos;
¿Cuántas veces nos toca explicar y explicar las ideas para ganar a la gente en torno a la idea
que queremos concretar?
¿Cuántas veces nos ha tocado “pedir” (“suplicar”) a los demás colaborarnos con una idea?
¿En qué circunstancias hemos podido generar las condiciones para articular las voluntades
de la gente para hacer viable alguna idea o propuesta?
Ahora bien, llegados a este punto, valdría la pena darnos cuenta de que las situaciones en
las que nos desenvolvemos no necesariamente tienen como explicación la falta de voluntad
de los demás. Esas situaciones deben ser reflexionadas a partir del cómo es que vamos po-
niéndonos, nosotros mismos, en relación, de ahí que podemos preguntarnos:
En síntesis:
La pregunta no debe ser vista como meramente retórica pues, en los hechos, alude a pen-
sar las condiciones para que la misma idea tenga éxito, pues como dijimos; ninguna idea,
por buena que sea, genera en sí misma legitimidad, pues la posibilidad de su éxito se en-
cuentra en la organización que se genera desde la participación que se vive al momento de
ponernos de acuerdo en algo.
En otras palabras, el sentido de participar tiene que ver con lograr organizarnos de tal ma-
nera que logremos involucrarnos en algo que nos permita transformar la realidad.
Esto quiere decir que nada de lo que mencionamos en el presente compendio tiene sentido
sino estamos involucrados en un proyecto, en un horizonte de transformación. De ahí que
éste es un buen punto en el cual debemos reflexionar acerca de nuestra propia dinámica de
trabajo y nuestro propio compromiso desde nuestro puesto laboral.
Estas preguntas son básicas para pensar nuestra colocación al interior de la realidad que
nos toca vivir. Involucramiento en la realidad que no se limita a tener deseos de que las co-
sas cambien, sino que nos exige ser parte de un proceso en el cual vayamos a estar metidos
para transformar la realidad. Esta postura no tendría sentido si partimos del supuesto de
que “estamos bien”. No tendría sentido si asumiéramos que las cosas no son necesarias de
ser transformadas, es decir, no tendría sentido hablar en los términos que estamos propo-
niendo si, por ejemplo, en el país tuviéramos todas las Unidades Educativas con el mejor
equipamiento, si los estudiantes tuvieran garantizada la mejor educación, la mejor alimen-
tación y los mejores materiales, si los maestros tuvieran las mejores condiciones para hacer
su trabajo, etc. es decir, no tendría sentido buscar transformar la realidad si partimos del
hecho de que las cosas están “ya resueltas”.
Ahora bien, no es nada extraordinario asumir que estamos de acuerdo en este punto, sin
embargo, lo que no es nada obvio, lo que no es algo que se pueda justificar es por qué,
asumiendo que estamos de acuerdo en la premisa, no nos comprometemos para cambiar
68 esa situación negativa, pues debemos ser conscientes de que al no comprometernos en la
transformación de esa realidad, ella (esa realidad adversa, negativa) nos hace parte de la
reproducción de lo que ya está dado.
Es por eso que tiene sentido reflexionar de qué manera nos dejamos absorber en el proyec-
to de otros y hasta qué punto estamos logrando organizarnos para delinear algo construido
de manera colectiva.
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Cerremos este punto precisando esta última idea, pues en ese lugar podemos encontrar al
elemento que nos aclara nuestra responsabilidad como gestores, al momento de pensar en
la idea de gestión debemos darnos cuenta de que –desde el lugar en que nos encontremos,
nosotros somos los que “jalamos el carro”. De ahí que tiene sentido plantear que “la tarea
del gestor es saber leer cómo nos movemos de manera articulada los actores de la comuni-
dad” pues debemos tener la capacidad de ver a todos los actores de manera articulada, por
ejemplo, si nos encontramos impulsando un PSP referido a la alimentación y en esa tarea los
padres de familia tienen un encargo concreto mientras que los colegas tienen otro, es muy
probable que los padres de familia no estén al tanto que los demás maestros tienen que ha-
cer o si lo saben ellos se concentrarán sólo en lo que les compete hacer. Ahí es donde nues-
tra tarea como gestores se hace central pues el gestor es el que coordina todas esas labores.
Acá hay mucha diferencia entre lo que es “hacerlo todo” (esa no es la tarea del gestor) y lo que
significa coordinar y organizar involucrando a todos. Responsabilidad que tiene que debe asu-
mirla alguien, se puede decir que esa es la especificidad del gestor en lugar que se encuentre.
En este punto nos compete desarrollar una segunda idea que se hace central al momen-
to de pensar lo que significa organización, pues podemos decir que en última instancia
organización es convivencia.
Los seres humanos vivimos en convivencia pues no podemos vivir aislados. Nuestra exis- 69
tencia se da en la convivencia y eso significa saber ponernos de acuerdo. Ahora bien, si el
proceso educativo en el cual nos inmiscuimos nos da como mensaje claro que debemos
luchar por nosotros mismos y sólo para nosotros mismos entonces vamos colocando
(fijando) en la cabeza de los estudiantes la idea de que la convivencia es algo inútil y ne-
gativo pues lo correcto no es convivir sino competir por nosotros. Es decir, anulamos la
convivencia (aunque siempre estemos conviviendo por condición humana) y garantiza-
mos la reproducción del orden establecido pues no nos interesan los demás.
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De ahí que debamos entender que trabajar en procesos educativos donde el acento esté
en trabajar la solidaridad, el respeto, etc. no tiene que ver con programas moralistas
que busquen sólo transmitir mensajes “cursis” sino que tiene que ver con generar las
condiciones reales para transformar la realidad. Maestros y estudiantes que aprenden a
respetarse, es decir, a convivir son sujetos capaces de transformar la realidad con mucha
más facilidad que aquellos entornos donde no existe respeto entre los actores, donde no
se ha aprendido a convivir y donde nadie sabe del otro porque sólo estamos velando el
interés personal.
Lo preocupante de esto último tiene que ver con que, haciendo un balance, el tipo de
mensajes que se transmite en los espacios escolares está mucho más cerca de este últi-
mo aspecto.
De ahí la trascendencia de ver la escuela como espacio desde el cual se debe aprende a
socializar (vivir en sociedad) pues esto implica ponerle acento a un hecho poco asumido
desde nuestra experiencia que es aprender a ver a la escuela como lugar de aprendizaje
para la vida y no así, como mero lugar de aprendizaje de contenidos.
Ahora bien, esto quiere decir que debemos aprender a superar esa mirada desde la cual
siempre dividimos lo que es hogar y escuela afirmando que: en casa se educa y en la
escuela se aprende contenidos, pues en los hechos, esto es real pero sólo en parte. El
estilo de vida que llevamos, la coyuntura mundial que nos refleja crisis ecológica, ame-
nazas de guerra, acumulación grosera de riqueza por parte del gran capital trasnacional,
etc. obliga a ver a la escuela con ojos diferentes a los tradicionales, es decir, nos obligan
70 a verla como un lugar estratégico de aprendizaje de modos de socialización distintos a
los tradicionales.
Esto quiere decir, que si en la vida cotidiana sabemos que se vive en competencia, sin
solidaridad, etc. la escuela puede ser un lugar desde donde sea posible vivir dinámicas y
experiencias de socialización cualitativamente diferentes.
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Esto puede sonar, en los hechos, imposible pues asumimos que la escuela es una re-
presentación reducida de lo que es el orden social, sin embargo, lo que vamos diciendo
es que la escuela puede (como posibilidad) ser algo más que sólo la representación del
orden social pues asumimos que también es la productora de ese orden.
Esta idea es central, pues asumirla como la sola representación querría decir que escue-
la solamente (como única posibilidad) reproduce lo dado (el orden presente), cuestión
que en los hechos es real, pero sólo en parte. Lo cual quiere decir que si bien nuestra
experiencia no desdice la crítica ésta no tendría –de modo forzado– que ser la única
posibilidad. Ubicar a la escuela un sentido diferente es lo que el presente –en el caso
boliviano– nos exige reflexionar.
La postura que vamos construyendo nos dice que pensando la escuela como espacio de
aprendizaje en convivencia podemos lograr superar las miradas estrechas respecto de
la escuela. Ahora bien, debemos lograr darle –a la escuela– ese lugar central pues hasta
el momento, debemos reconocerlo, éste no es el aspecto más valorado al interior de las
instituciones educativas. Sin duda lo valorado hoy, al interior de ellas, es el desarrollo
de contenidos. Contenidos que son aprendidos en una convivencia de competencia, de
anulación del otro, etc. lo cual hace que el aprendizaje carezca de sentido y que se ali-
nee en la dirección de reproducción de orden social (sin convivencia para transformar se
mantiene lo dado). En síntesis, la escuela termina siendo instrumento de reproducción
del orden dominante.
Es decir, hoy por hoy vamos trabajando, literalmente, en los estudiantes mensajes ne-
gativos de convivencia que hacen que se termine por legitimar conductas que reflejan
individualismo, aislamiento, etc. Conductas todas que, posteriormente, podemos criticar
discursivamente pero que, en los hechos, se terminan por reflejar en nosotros mismos.
Ahora bien, lo que estamos comenzando a esbozar tiene que ver con lograr hacer ver
como posible, cosas que hasta este momento habíamos visto como imposibles. Es decir,
comenzar a visualizar políticas de valoración interna de elementos que hasta ahora han 71
pasado como intrascendentes, implica comenzar a romper con los parámetros del orden
establecido. Orden que nos dice que, aunque sería deseable, no es posible romper con
las tendencias de un mundo que ya está dado y al cual sólo hay que acomodarse.
Tenemos un primer hecho fundante “la realidad trasciende al sujeto y le marca límites
para su acción”. Pero también existe otro hecho fundante, que es “la subjetividad del ser
humano trasciende las determinaciones del sujeto”, lo que Hinkelammert quiere señalar
es que el ser humano no se agota en las determinaciones del sujeto, sino que es una
plenitud que está más allá de las determinaciones que le impone la institucionalidad al
sujeto, tiene un carácter simbólico.
El mundo moderno hace del sujeto uno de sus conceptos centrales, pero no capta lo
fundamental del problema. La ciencia y ciertas filosofías modernas tienen una idea de
sujeto que está atravesada por un enfoque formalista que empobrece la noción de suje-
to. Veamos un ejemplo breve: para las grandes compañías transnacionales no somos más
que potenciales consumidores, trabajadores mal preparados, mano de obra barata o en
el peor de los casos somos estorbos o deshechos de la sociedad que se deben eliminar.
En esta misma línea, Hinkelammert nos dice que la persona ─el sujeto vivo─ trasciende
todas las determinaciones (reducciones) que el sistema, la ciencia o las teorías científicas
hacen de él, el lenguaje, los medios de difusión, los políticos, etc., distorsionan la noción
de sujeto. El ser humano es tematizado como un sujeto cognoscente dentro de un para-
digma de la conciencia que no es más que una visión del sujeto como un no–vivo. Como
dice Germán Gutiérrez.
Como se trata de un sujeto con necesidades debe actuar con la intención de transformar
su entorno (la realidad) para obtener los bienes que satisfagan sus necesidades. Por ello
72 el ser humano se transforma en un sujeto actuante y reflexivo. Este sujeto actuante y
reflexivo sólo puede actuar a partir de los límites que le marca la realidad. Por ello la
actuación del sujeto está sometida al marco que le impone la realidad, de esta manera el
sujeto construye fines de acción, que a su vez se inscriben en proyectos de alcance mayor.
Sin embargo, nos advierte Hinkelammert, del conjunto de todos los fines posibles el ser
humano sólo tiene acceso a un número determinado de ellos, no a todos los fines. Y a
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su vez de ese número determinado de fines el sujeto sólo puede elegir un subconjunto
de los fines posibles, ya que se enfrenta a un nuevo límite que le marca la realidad, el
límite de la escasez de medios para la realización como condicionante material de toda
elección. Ilustremos este caso por medio de un ejemplo: supongamos que nuestro fin es
difundir el conocimiento y enseñar a leer a todos los niños y jóvenes del país; nuestro
fin choca con límites que le marcan las condiciones materiales, ya que no existen medios
materiales (y económicos) para fabricar todos los libros y cuadernos necesarios para lo-
grar dicho fin. Por otra parte, harían falta también las instalaciones en las cuales se pueda
realizar dicho proyecto, salvo algunas excepciones es difícil enseñar a leer si no tenemos
instalaciones adecuadas, aún más necesitaríamos de un inmenso número de voluntarios
y voluntarias que nos ayuden en nuestra campaña.
Para trascender lo dado, habíamos dicho, el sujeto recurre a la ciencia, éste abstrae una
parte de la realidad que la convierte en empíria, la ciencia se vuelve tecnología para
hacer posibles dichos proyectos. Pero ahí se da cuenta que de los proyectos tecnológi-
camente posibles no todos se pueden realizar, ya que están delimitados a su vez por el
ámbito de lo económico. Es decir, cualquier proyecto que se pretenda realizar sea o no
tecnológico, necesita de condiciones materiales ─y económicas─ para su realización. Así,
los proyectos tecnológicamente posibles se vuelven a su vez económicamente posibles,
en cuanto pueden ser realizados en este nuevo ámbito.
Hinkelammert va más allá y nos dice que el marco de los proyectos económicamente po-
sibles choca a su vez con un nuevo límite, el límite que impone la política. Aunque dicho
límite no es desarrollado por Franz, si nos da material suficiente para presuponerlo. Ese
límite no debe ser entendido como límite que nos marca el Estado o la institucionalidad,
sino como el derecho que tiene(n) la(s) persona(s), los grupos o las etnias, es una forma
de reconocimiento de la dignidad de las personas y podríamos decir que es una forma de 73
la razón ética originaria de la filosofía de la liberación de Dussel.
Lo ético–político tiene a su vez otro límite; el que impone la naturaleza. Tampoco este límite
es considerado en este escrito (Crítica a la razón utópica), pero lo va a desarrollar en otros
de sus escritos. Los proyectos que son factibles ético–políticamente no son realizables
del todo si entran en contradicción con el nuevo límite que impone la naturaleza. Es
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Cualquier proyecto posible está planeado sobre el ámbito de la naturaleza, y por tanto, el
ser humano debe respetar y tomar en cuenta este ámbito para cualquier proyecto posi-
ble. La sociedad moderna al guiarse por la racionalidad medio–fin no respeta dicho límite
y termina talando el árbol sobre el que está subida la humanidad, con el consiguiente
peligro de acabar con la humanidad entera. Es, pues, este límite ecológico el que impone
y reduce el actuar del ser humano una vez más.
Una vez más la acción humana se enfrenta a un nuevo límite: el de “los proyectos”. El ser
humano no sólo tiene fines en sí, porque se ocurren, todo fin está inscrito de una manera
o de otra en un proyecto, cualquiera que éste sea. Hinkelammert reflexiona sobre los
fines y los medios, se suele decir que “el fin justifica los medios”. Se pregunta el autor y
¿quién va a justificar los fines? Entonces tenemos que los mismos fines están supedita-
dos a ser compatibles con algún proyecto de vida posible, y los fines que no permiten
realizar dicho proyecto de vida no deben realizarse.
En efecto, dado que únicamente un sujeto vivo puede proyectar y realizar fines, la
elección de éstos necesariamente está subordinada a la vida del sujeto. En conse-
cuencia, no todos los fines concebibles técnicamente y realizables materialmente
según un cálculo medio–fin, son también factibles; sólo lo es aquel subconjunto de
fines que se integran en algún proyecto de vida. Es decir, fines que no son compati-
bles con el mantenimiento de la vida del sujeto mismo caen fuera de la factibilidad.
Cuando se realizan acaban con la vida de aquel que los realiza con el resultado de
que ya no se pueden realizar más fines.
74
Cuando se conciben los fines únicamente desde el ámbito medio–fin y se olvida la in-
terconexión que existe con otros ámbitos de la sociedad, se termina por verlo como un
asunto meramente práctico. Por el contrario, todo fin, nos dice Hinkelammert, está ins-
crito en algún subconjunto de fines y medios más amplios y a su vez, todos ellos forman
parte de un proyecto de vida (el proyecto de vida tiene como medio para su realización
estos fines parciales).
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En la época moderna existe la tendencia dominante a considerar las cosas desde una
perspectiva medio-fin en la que lo único que guía al actor es lograr la meta o el fin desea-
do con el menor esfuerzo y la máxima ganancia. Esta actitud da lugar a la formación de la
idea de una aparente neutralidad valorativa en la que el autor puede escoger cualquier
medio que desee para lograr su objetivo. Pensemos en un ejemplo sencillo: el fabricante
de muebles calcula su acción a partir del número de árboles talados por día, de tal mane-
ra que, si su objetivo es incrementar sus ganancias, debe incorporar nuevas herramientas
con las cuales se eleve el número de árboles talados por día. El fin propuesto se logró,
por lo tanto, la acción –de acuerdo con la racionalidad instrumental– fue correcta. Sin
embargo, como resultado de ello aumentó el nivel de desertificación en los bosques,
pero eso no lo puede ver.
Hinkelammert nos dice que todos estos fines sólo tienen sentido cuando los vemos des-
de la perspectiva de algún proyecto de vida. El sujeto no actúa separado del mundo, de
la realidad, sino que está actuando desde un proyecto de vida determinado. En el caso
del fabricante de muebles, si su proyecto de vida es vivir de su trabajo, entonces deberá
reconsiderar y no talar todos los árboles indiscriminadamente, pues destruye el medio
de vida de otras personas y el suyo propio.
Al final de la cita anterior Hinkelammert indica que “sólo es factible aquel subconjunto
de fines que están integrados a algún proyecto de vida”. Todo sujeto que pretenda vivir
constituye de una manera o de otra algún proyecto de vida pues sólo de esa manera es
posible vivir. A menos que el sujeto decida morir entonces estará en condiciones de ele-
gir libremente cualquier fin.
Pero no cualquier combinación de fines puede ser realizable, pues deben permitir la rea-
lización de algún proyecto de vida. Siendo el sujeto un ser natural, cualquier elección de
fines debe preguntarse y ajustarse a las condiciones naturales de cualquier proyecto de
vida. Siendo el ser humano un ser vivo está enfrentado a este marco de factibilidad en el 75
cual construye proyectos de vida.
Los fines no son del todo elegibles de acuerdo al gusto del ser humano. Pensemos un
momento en algunos proyectos de vida con la intención de analizar las implicaciones
sociales que dichos proyectos presuponen.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Por otra parte, podemos pensar en el proyecto de vida de un empresario que se dedica
a fabricar muebles de madera. Esta persona espera obtener maquinaria cada vez más
moderna que le permita talar más rápido el bosque con lo cual disminuirían sus costos
de fabricación para incrementar sus ganancias.
Es claro que los dos últimos ejemplos tienen un mayor compromiso social con la
comunidad, pues son de carácter colectivo mientras los dos primeros casos son
contrapuestos al bienestar social. De hecho, los dos primeros casos se inscriben en lo
que podemos llamar la política del verdugo, el cual sólo puede ver realizado su proyecto
de vida cuando eliminan otro. Cuando el actor realiza un buen trabajo aparecen víctimas
de su acción. En el primer caso el que sufre es el otro pueblo, su proyecto de vida es,
paradójicamente, proyecto de muerte. En el segundo caso es algo similar, porque quien
sufre en este caso es la naturaleza, y en segundo momento las personas de la comunidad
que ven dañado su medio ambiente.
Descubrimos entonces que existe una gran variedad de proyectos de vida de diversos
tipos y géneros, aún más, existen proyectos de vida que se contradicen unos a otros,
que se excluyen. Pero el asunto tiene más telas que una cebolla, y así, encontramos que
dichos proyectos de vida tienen un límite más, pues no son del todo elegibles, sino que
siendo el ser humano un ser vivo con necesidades qué satisfacer, todo proyecto de vida
debe basarse en la satisfacción de las necesidades del sujeto, Hinkelammert tiene pre-
sente este límite, de tal forma que nos advierte que los proyectos de vida deben tomar
en cuenta la satisfacción de las necesidades del ser humano. Este ser vivo que actúa en
este marco de factibilidad debe cumplir con una exigencia básica: la satisfacción de las
necesidades.
76
En efecto para vivir hay que poder vivir, y para ello hay que aplicar un criterio de
satisfacción de las necesidades a la elección de los fines, siendo el sujeto un ser na-
tural esta satisfacción de necesidades tiene una raíz insustituible basada en la pro-
pia naturaleza humana. Sea cual sea el proyecto de vida, éste no puede realizarse
si no se asegura los alimentos para vivir, vestido, casa, etc. Pueden darse enormes
variaciones en relación a estos elementos, pero no pueden faltar.
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Compendio de Formativo
Educación
Por medio de un esquema podríamos ejemplificar la propuesta del autor, veamos cómo
podríamos presentarlo:
Límite lógico
Límite empírico
Límite técnicamente
posible
Límite
material (económico)
Límite ético-político
Límite ecológico
Límite de proyectos de vida
Como podemos ver cada uno de estos límites nos marcan el ámbito posible para la
acción humana, pero cada uno de estos límites se encuentra a su vez con una nueva
restricción que debemos tomar en cuenta. De tal manera que el límite que se debe 77
respetar en última instancia es el de la satisfacción de las necesidades del ser humano.
Toda acción del ser humano debe por lo tanto considerar este límite de la satisfacción
de las necesidades, de lo contrario se corre el riesgo de hacer del ser humano una abs-
tracción y perder el sentido de la vida. Para Hinkelammert, la realidad misma tiene este
criterio de satisfacción de necesidades, pero veamos con detalle este problema en el
siguiente apartado.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Si la escuela sólo reproduce el orden social; ¿Hubieran sido posibles experiencias como las
de Warisata?, ¿Qué hizo posible que Warisata transforme la realidad de sujetos concretos?,
¿Qué es posible de transformar en nuestro propio contexto?
Podemos decir que en nuestra experiencia la escuela ha sido y sigue siendo lugar privilegia-
do para reproducir las desigualdades sociales Esto se puede notar al preguntarnos respecto
de; ¿qué oportunidades sociales tienen los estudiantes que están en nuestras escuelas?,
¿Qué estudiantes son los que terminan con éxito en la vida?, ¿De qué escuelas son?
Ahí nos daremos cuenta que no todas las escuelas dan oportunidades reales a los estudian-
tes. A los estudiantes con menores condiciones les damos –generalmente– una educación
de menor nivel, etc. Ahora bien, es en este panorama donde tiene sentido pensar en cómo
la escuela puede revertir este panorama.
En este sentido, reflexionar desde la experiencia de Warisata se hace estratégico para no-
sotros pues, en los hechos, podemos sintetizar la experiencia comprendiendo que ella no
se limitó a reproducir lo que el orden social le ofrecía (el pongueaje, la servidumbre, etc.)
sino que vio como posible (como necesario y urgente) transformar las relaciones que el
presente le mostraba.
Construcción que termina teniendo una incidencia e impacto reales en el orden social,
es decir, es la experiencia la que nos hace dar cuenta que la escuela no sólo se hace
“laboratorio” de algo que luego va a la sociedad sino que, en los hechos, es un componente
del orden social que está conectada en los hechos a ella y que termina de modo directo
incidiendo en ella.
Nos parece que es esta conciencia la que aún no llegamos a asumir pues, en los hechos,
se hace evidente que la escuela es un ente que si bien reproduce el orden social, al mismo
tiempo, la produce. Ahora bien, si ello que produce está a contramano del orden social o no
es algo que la misma historia la termina por valorar. En el caso de Warisata lo que fue pro-
duciendo comenzó a producir reacciones como las que traemos a colación para reflexionar.
Un elemento central del trabajo de gestión tiene que ver con el cómo nos organizamos.
Esta organización nos debe permitir funcionar y nos debe tomar conciencia del nivel de
incidencia que ésta tiene al interior del orden establecido. Al menos esto se hace central si
queremos vivir una experiencia transformadora.
Esto se traduce en volver a pensar las responsabilidades, las tareas, el manejo de tiempos
dentro la escuela, etc. En otras palabras; éste es el momento de reorganizar nuestra estruc-
tura de funcionamiento de tal manera de no tomar en ella como obvias algunas tareas. Así
por ejemplo, dentro la experiencia de Warisata, se asumía como central en la formación
integral del sujeto aprender a hacerse cargo –uno mismo─ de la limpieza cotidiana de los
ambientes que se utiliza, por ello los estudiantes tenían como eje de su proceso formativo
el hacerse cargo de estas tareas. Es decir, asumimos que ser responsables de la limpieza y
cuidado del ambiente donde se estudia debe repercutir en el cuidado y limpieza dentro la
comunidad en la que se vive. Ahora bien, si esto no fuera necesario (urgente) no estaríamos
poniendo el acento en este ejemplo.
En otras palabras; el modo como nos organicemos para el desarrollo de los procesos forma-
tivos condiciona el tipo de persona que produce ese proceso. Es decir, un proceso formativo
donde el estudiante no carga con más responsabilidad que la sola calificación formal enton-
ces, en los hechos, no carga con la responsabilidad de nada y, en consecuencia, tenemos
a alguien que no asume responsabilidades y no es capaz de comprender el alcance de sus
actos porque nunca vivió esa experiencia.
Ahora bien, pensemos como gestores; ¿Cómo podemos reorganizar nuestro espacio
escolar?, ¿Cómo podemos re-asignar responsabilidades?
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Estas preguntas las planteamos con plena conciencia de las limitantes que condicionan
nuestro quehacer, conociendo nuestras limitantes de tiempo, de dedicación, de infraes-
tructura, etc. Es decir, las consultas plantean modos de actuar dentro este escenario. Es de-
cir, la reflexión la construimos con plena conciencia de las limitantes que existen de manera
real. En los hechos esto lo hace más interesante.
¿Que hacen?
Sujetos ¿Que podrían hacer?
¿De que son responsables?
Estudiantes
Maestros
Administrativos
Padres de familia
Esto significa, finalmente pensar, al mismo tiempo, cómo nos articulamos a la misma comu-
nidad. Es decir, el modo como nos organicemos incidirá en un contexto del cual tenemos
que saber dar cuenta.
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• Continuidad (proceso)
• Articulación
• Sentido
La idea de proceso apunta al elemento central que todo proyecto busca, nos referimos a
la posibilidad de la transformación de la realidad. La idea de proceso refiere a la toma de
conciencia de que la transformación debe ser trabajada y constituida desde la superación
de miradas que sólo ubican a las actividades como los elementos centrales del proyecto.
Las actividades, como elemento central de los proyectos, apuntan a mirar sólo la ac-
ción en sí y no así el proceso del cual debe ser parte cualquier actividad. Las actividades
no deben ser ubicadas como sólo actividades en sí, pues éstas refieren sólo a acciones
que inician y concluyen en la misma acción. Esto provoca que cada actividad termine
siendo un volver a comenzar continuo. El volver a comenzar continuo es lo que hace
que la realidad no termine por ser transformada, la realidad se hace algo que se na-
turaliza y que se hace “imposible” de ser convertida. Es por eso que se hace trascen-
dental ubicar un proceso donde las acciones sean ubicadas en torno a un proceso. De
ahí lo central de la posibilidad de ubicar continuidad, esa continuidad se hace, en los
hechos, articulación.
La articulación implica lograr hacer que el proceso incluya en su desarrollo a los demás
sujetos que ubican en el contexto, lo cual quiere decir, hacer que la propuesta no sea sólo
de aula o de la unidad educativa solamente, sino implica que la propuesta se engarce con
la realidad y problemática de la comunidad. La exigencia de la articulación implica que no
leamos la problemática como algo solamente vinculado a una lógica escolar que mira los
problemas educativos como problemas curriculares sino que éstos tienen que ser leídos
como problemas propuestos por el contexto en el cual vamos viviendo. En este sentido
la articulación es la articulación de procesos, pero, sobre todo es la articulación de los di-
ferentes componentes que hacen a la realidad en que vamos viviendo, estas son las que
están orientadas por un sentido.
81
La idea de sentido apunta a tener en claro el norte a donde vamos orientando las accio-
nes. La propuesta no puede dispersarse en las acciones, las acciones tienen que tener un
norte claro, eso implica tener un sentido aclarado para lograr desarrollar, en su plenitud,
la propuesta. Ninguna propuesta logrará el cometido si dispersa las acciones que se van
desarrollando en el proceso. De esta manera el sentido implica saber de manera clara
5 Texto, con retoques autorizados por la autora, al trabajo de maestría de Elsa M. Cussi Blanco titulado; “Construcción colectiva de normas escolares para
la potenciación de valores comunitarios”. Universidad Pedagógica; 2016.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
eso que se quiere lograr como norte. El norte es lo que orienta el trabajo y orienta las
acciones a ser desarrolladas. Logar sentido en el desarrollo del trabajo se hace central al
momento de pensar en la transformación de la realidad. La transformación se hace un
objetivo que desde el modelo educativo vamos buscando. Si no logramos en tener en
claro esto, entonces el presente nunca terminará de ser transformado.
Políticamente la mirada de la educación desde un enfoque poco claro respecto del norte
implica, al mismo tiempo, una mirada ideológicamente conservadora. Una mirada donde
lo que interesa es la permanencia del presente, una mirada donde lo que interesa es la
reproducción del orden establecido. Una mirada orientada en nortes claros, es una mi-
rada que busca la transformación de la situación establecida, lo cual implica, una mirada
desde donde el presente es desnaturalizado y donde el presente es condición para trans-
formar el futuro.
82
Segunda Parte
Gestión Educativa y Autonomía
de los Sujetos
Unidad Temática No. 1
Tejidos y enredos
Desarrollo:
Cada grupo forma un círculo, se toman de las manos con las personas que tienen en fren-
te, evitando agarrarse de la misma persona con las dos manos.
Una vez que todas/os están agarradas/os, intentan desenredar las manos pero sin soltar-
se hasta formar nuevamente un círculo tomados de las manos.
Consigna:
Una primera idea a ser asumida tiene que ver con el hecho de que eso que hacemos como
lectura de realidad tiene que ver con algo que debe ser asumido como proceso, eso quiere
decir, que nuestro primer ejercicio de identificación de problemáticas ahora debe ser
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
retomado como algo que no puede ser visto como, simplemente, ya concluido sino que
debe ser leído –ahora– dentro un marco más amplio y con la participación de diversos
actores de la comunidad.
En este sentido, debemos asumir que lo que hicimos como primer ejercicio fue, básica-
mente, una lectura de características personales, es decir, es la lectura que como gestores
hemos ido desarrollando desde nuestra percepción (preocupaciones). De ahí que lo que
pretendemos ahora es ampliar la mirada para desarrollar nuestro proceso desde donde esa
lectura que desarrollamos sea ampliada y complejizada desde la participación de los demás
actores de la comunidad.
Esto significa que denominaremos lectura de realidad a ese ejercicio que no se lo hace de
manera auto-referencial sino de modo compartido, es decir, que se lo construye desde la de-
liberación y el cruce de argumentos. Esto se hace lo central de este ejercicio, siempre y cuan-
do pretendamos conseguir, como resultado, una mirada crítica y no autocomplaciente de la
realidad, es decir, si lo que queremos es encontrar las problemáticas de fondo que están pre-
sentes debemos conseguir salir de lo que como prejuicios tenemos –a priori de la realidad.
En este sentido, leer nuestra realidad refleja la toma de conciencia de nuestro mundo, nues-
tro entorno que como actores inmersos en ella no siempre la pensamos y reflexionamos
por nosotros mismos pues, normalmente, nos desenvolvemos de manera “automática” en
ella. Ese modo “automático” de vivir en ella la denominaremos como el simplemente estar
sin desenvolvernos ni realizarnos en ella.
Esta tarea no es suficiente para pensarnos como actores que podemos transformar, cons-
truir y hacer esa realidad como producto de nuestra propia acción. Ahora bien, esta tarea
no la asumiremos como el encargo personal e individual de uno sino como la participación
de uno en la posibilidad de trabajar de manera articulada en un proyecto que es asumido
y compartido.
En este sentido, nuestra lectura de realidad se hace central como ejercicio que nos permita
tomar conciencia de nosotros en medio de un escenario en el cual estamos inmersos y en el
cual somos capaces de incidir de manera activa, es decir, logramos transformarlo, pues en
los hechos, toda esta reflexión es para lograr desarrollar una mirada en la que asumamos
que la realidad puede ser transformada.
Lograr esa toma de conciencia se hace central puesto que lo normal es ver nuestro contexto
como algo ya dado, es decir, como algo que es de una determinada manera y que ya no
puede ser de otra. Esa naturalización es la que en educación nos hace ver la realidad como
algo que debe aprenderse para saber adaptarse a ella pero nunca para transformarla.
Esto es lo que se hace central para nosotros puesto que nuestra educación está siendo pen-
sada como; un instrumento para que uno mismo, y en comunidad transformemos nuestra
realidad. Realidad que no podrá cambiarse si la asumimos como lo dado y lo “natural”
De ahí que un trabajo pedagógico sea aprender a mirar la realidad como algo que se va
transformando y que puede ser construido pero que no es natural y que uno no puede limi-
tarse a sólo adaptarse a ella. Ahora bien, la pregunta al respecto tiene que ver con ¿cómo
trabajamos esto pedagógicamente?, es decir, ¿qué tipo de trabajo y educación es el que
nos puede permitir ver la realidad como algo que se construye y no como algo dado?
Esta pregunta se hace central pues hace al elemento más importante de todo el enfoque,
desde el cual vamos trabajando; el tipo de pedagogía que nos debe permitir darnos cuenta
que la realidad no es de una sola determinada manera y que ésta puede ser transformada.
A esta pedagogía la podríamos denominar como una pedagogía de la pregunta (al estilo
que Freire nos lo plantea).
En otras palabras, estamos hablando de preguntar sin asumir una postura de maestro que
toma un examen pues preguntamos sobre lo que queremos seguir comprendiendo y no
buscamos girar en torno de certezas ya asumidas. Hagamos un ejercicio desde una certeza 87
ya asumida y problematicemos la siguiente afirmación.
Ahora bien, una primera manera de pensar esta afirmación como pregunta sería:
Si nos damos cuenta, en realidad esta no es una pregunta sino la misma afirmación camu-
flada, porque sólo estamos girando en la misma certeza que ya teníamos al momento de
comenzar, es decir, seguimos –simplemente- afirmando que los estudiantes no leen. Ahora
bien, analicemos la pregunta y encontremos las certezas que se encuentran dentro.
Este es un primer ejercicio; encontrar certezas. Certezas dentro la frase. Haciendo el ejerci-
cio podemos decir que en los hechos estamos diciendo al menos:
Ahora bien, desde el identificar estas certezas ahora construyamos preguntas que cuestio-
nen las mismas. En este sentido, podríamos al menos decir:
Es decir, podemos comenzar escuchando nuestras propias certidumbres. Ahora bien, son
éstas las que debemos saber cuestionar desde preguntas que no den vueltas sobre la mis-
ma certeza sino que le pregunten a ella de tal manera de provocar cuestionamiento a uno
mismo. Hacerse uno mismo la pregunta implica un avance trascendental dentro nuestro
proceso de aprendizaje, porque éste implica literalmente eso, es decir, un aprendizaje, lo
cual significa estar dispuesto a aprender. De ahí que decimos que nuestro trabajo implica
saber cuestionarse y ese saber cuestionarse implica estar dispuesto a aprender como dis-
posición. ¿Qué quiere decir esto?
En primera instancia significa que no siempre estamos dispuestos a aprender pues las certezas
que manejamos nos dan tal certidumbre que se hace “mejor” moverse sólo en medio de ellas,
de ahí que cuestionarlas se hace, en este sentido, toda una experiencia de descubrimiento.
Pensemos en nuestra propia experiencia, ¿qué certezas nos mueven dentro nuestro espa-
cio laboral? Es decir, pensemos ¿qué certidumbres nos mueven dentro nuestra vida cotidia-
na? Podemos hacer un ejercicio pensando en afirmaciones que son escuchadas de manera
cotidiana y que son asumidas por nosotros mismos.
88 Ahora bien, decimos que se trata de una experiencia en el sentido de que éstas se tratan de
pilares centrales de nuestra propia manera de ver el mundo, es decir, cuando decimos; “los
maestros son…”, “los estudiantes son…”o “los bolivianos somos…” vamos cerrando una mi-
rada en la que no damos mayor margen de posibilidad de ser de otra manera pues estamos
diciendo que ya somos de un determinado modo.
De ahí que tenemos que comprender que romper esas certezas no implica un trabajo
sencillo pues, en los hechos, refleja un proceso real de aprendizaje como experiencia,
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Compendio de Formativo
Educación
Por eso decimos que se trata de un trabajo pedagógico pues conseguirlo exige todo un
proceso de saber preguntar y saber preguntarse de la manera más transparente. Tener este
elemento como práctica sostenida implica nuestro primer paso para un trabajo de lectura
de la realidad pues, como dijimos, la lectura de la realidad implica un trabajo reflexivo de
saber ubicar a uno en medio de un escenario en que vemos posibilidades y no el movimien-
to naturalizado en el entorno conocido por parte de un actor que tiene ya definidas a priori
sus labores.
De ahí que se hace central re-pensar nuestros escenario de trabajo y en ellos se hace cen-
tral reflexionar la manera misma de trabajar que vamos desarrollando. En este sentido el
aporte de Estela Quintar puede ser significativo en el sentido de hacer notar la importancia
de ciertos elementos que nos pueden permitir orientarnos metodológicamente en la direc-
ción reflexiva y crítica que deseamos seguir dentro el trabajo de diálogo permanente con
los actores de la comunidad de producción de conocimiento.
Creo que esta es una opción ético política, uno puede enseñar para la subalternización a
los sistemas dominantes o para la autonomía del sujeto asumiendo que vive en socieda-
des cada vez más heterónomas. Una opción que implica trabajar para la “minimización”
del sujeto – mínimo pensamiento, mínima mirada, mínimo movimiento de la imaginación
contribuyendo a la conformación de sujetos zoologizados; o bien, trabajar para el poder
de potenciación de todas las capacidades creativas del sujeto, radicalmente humano y
obsesivamente observador activo de su realidad concreta entendiendo que los límites
son desafíos históricos más que reducciones de opciones. 89
Y estas no son opciones menores, más aun entendiendo que la ética es justamente la
capacidad de optar. Es la opción por ser actores activos de una pedagogía de la potencia
o de una pedagogía del bonsái lo que diferenciará la práctica de un enseñante progresista
de otro conservador.
En el marco de significados que vengo planteando, los Círculos de Reflexión son espacios
epistémicos que se potencian con la mediación de lo grupal. Como tales, son espacios de
actuación del sujeto en su dinámica, en todo lo que ella trae de latencia, transferencias,
proyecciones e identificaciones propias de las relaciones intersubjetivas; así como en sus
prácticas, sistemas de creencias puestas en escenas y formas de vínculos y relaciones que
se activan como emergencias simbólicas.
Todo lo que circula como sentido y significado en este constante fluir intersubjetivo de
hacerse en común unidad de pensamiento, tanto desde lo consciente como desde el
inconsciente colectivo, es material de trabajo. Lo anterior en tanto material de reflexión
de lo que se dice y no se dice, entre lo que expresa lo dicho pero también lo no dicho, así
como entre lo que se significa y la necesidad de significar; entre las tensiones que siem-
pre trae la incongruencia entre lo que se piensa y se hace como práctica social y el darse
cuenta de estas.
¿Por qué es importante “leer” el lenguaje en todas sus expresiones – discursivas, ges-
tuales, gráficas y escritas – tanto en su contenido explícito o implícito, así como la lógica
de razonamiento con el que fue construido?.
Porque es allí donde tiene presencia la colonialidad del saber y del poder que configura
al sujeto y su subjetividad, en modos de razonar introyectados, en modos de explicarse el
mundo que a veces son totalmente ajenos – como puede suceder con los grupos étnicos
que buscan ser incluidos en el mundo occidental a través del sistema educativo que los
legitima como “ciudadanos” cultos -; en modos de mirar y mirarnos desde falsos self na-
turalizados por el orden dominante, como pueden ser los cánones de belleza, de estética
o de “normalidad”; y, sobre todo, en los modos de operar con el pensamiento en nues-
tras prácticas de vida cotidiana, cada vez más reducidos a lo concreto y descriptivo, refle-
jando los cada vez más bajos niveles de abstracción y generalización, es decir, del poco
desarrollo de las funciones superiores del pensamiento, más allá de lo que pretenden las
actuales credencializaciones de grado de los sistemas educativos latinoamericanos .
91
Continuar la lectura en el dossier digital
Educativa sólo para “administrarla” o estamos en ella para transformar la realidad en la que
vivimos. Darnos cuenta de esta situación específica implica asumir que el trabajo educativo
adquiere como ámbito de fondo esta exigencia de tipo ético que no puede ser una imposi-
ción sino que implica una opción.
Estala Quintar dice que el pensamiento crítico es siempre una opción de vida pero nunca es
un lugar cómodo, por ello es tan importante poner el acento en que no es una obligación
pues éste nos debe hacer notar que nadie nos obliga como maestros a desarrollarlo pero si
implica una exigencia ética que tiene como condición la aquiescencia de uno mismo.
De ahí que haya una diferencia de fondo entre aprender a administrar y aprender a hacer
gestión pues, en los hechos, de lo que estamos hablando es a pensar en nuestra institución
más allá de la sola administración, lo cual no quiere decir que este elemento no sea im-
portante pues asumimos que lo que nos interesa es colocarnos en un momento anterior,
momento que tiene que ver con desarrollar gestión como la capacidad de ponernos de
acuerdo.
El trabajo que como gestores desarrollamos se lo puede plantear desde preguntas básicas
como; ¿qué tipo de trabajo desarrollo?, ¿qué tareas y actividades voy planteando para
transformar la realidad educativa en la que me encuentro dentro mi espacio laboral? Un
detalle es claro, cuando nos concentramos en lo que es solamente la administración de
ese espacio poco o nada transformaremos nuestro entorno, sin embargo, cuando la con-
centración está en el ponernos de acuerdo entonces la figura cambia para ubicarnos en el
elemento central que es el organizarnos de manera compartida.
92
Lo que desde el proceso que vamos viviendo se desarrolla y enfatiza tiene que ver con lograr
compartir y reflexionar desde la posibilidad de ver a nuestro espacio laboral como espacio
de organización permanente y donde su carácter educativo hace que no se lo pueda ver
como ya dado.
Pensemos qué ámbitos de nuestro espacio laboral pueden ser re-pensados como posibles
de ser transformados de manera inmediata pero, al mismo tiempo, pensemos en por qué
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no lo hemos cambiado hasta ahora. Es decir, pensemos en qué razones nos frenan en tomar
decisiones que podrían beneficiar a los sujetos que están dentro nuestro escenario laboral.
Ahora bien, al momento de pensar en este aspecto pensemos e identifiquemos esos aspec-
tos que están dentro nuestra competencia, es decir, leamos los problemas que vivimos en
nuestro entorno y en ese entorno veamos elementos que necesitan ser transformados y
veamos las condiciones de esa transformación sin concentrar la mirada en la responsabili-
dad de los demás, por ejemplo, si vemos que la infraestructura de nuestra Unidad Educativa
está deteriorada veamos cómo podemos encarar ese problema sin necesidad de observar
lo eficiente o ineficiente del ente que formalmente debe responder a esa problemática.
En otras palabras, hagamos el ejercicio de mirar los problemas sin concentrarnos en obser-
var la responsabilidad de los demás sino en lo que nosotros mismos podemos lograr hacer.
Este aspecto se hace central al momento de pensar lo que es la gestión pues, en los hechos,
necesitamos pensar cómo desarrollamos procesos de gestión concentrados en la transfor-
mación de la realidad.
Jerarquicemos los
problemas
Ubiquemos aquellos en
los que sí podemos tener
responsabilidad
El ejercicio nos puede servir para reflexionar y problematizar respecto de qué es lo que nos
ocurre que nos somos capaces de asumir como propio y como factible la transformación de
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la realidad, necesitamos ver qué es lo que ocurre que no somos capaces de reconocer las
condiciones para transformar la realidad en el escenario en el cual vivimos.
Una idea ya trabajada desde los escenarios formativos de PROFOCOM tiene que ver con
el hecho de que debemos tener la capacidad de ver las condiciones de la transformación
en el escenario en el cual estamos nosotros inmediatamente inmersos, es decir, si las con-
diciones las esperamos en el plano macro entonces lo más seguro es que nos quedemos
esperando aún bastante tiempo.
La dinámica es mucho más intensa y es el lugar en el cual el sujeto puede comenzar a gene-
rar dinámicas de transformación inmediata.
Hacer esta distinción es sumamente importante porque como autoridad de Unidad Educa-
tiva debería ser capaz de leer esta realidad desde donde yo mismo puedo incidir y que tal
vez, en este momento no soy capaz de reconocer.
• Una directora de UE: de primaria asume que tiene una niña reprobada en el 5to cur-
so, sin embargo la niña había sido “aprobada” en el último Consejo que las maestras y
94 maestros había desarrollado la finalizar la gestión anterior donde reportaron en el 5to
curso no tenían reprobados, ahora bien, es en esta gestión que la maestra de técnicas
termina reportando una nota de 50 como calificación final de la niña.
ya habló con la niña y los padres quienes se comprometieron a no hacer “más proble-
mas”.
En otras palabras; existe una situación que exige mi actuación donde tengo que saber res-
ponder para solucionar un problema que perjudicará y dejará mal a una niña y eso está en
mis manos, sin embargo, a pesar de ello me cuesta asumir que puedo hacer algo al res-
pecto. Podemos decir, finalmente que reconocer el margen de acción que tiene uno no es
propio de un problema “informativo” sino también de voluntad.
95
Nos dimos la instrucción de NO perjudicar a la niña porque lo que queremos hacer notar
como criterio es que la idea de servicio en el sentido de asumir el cargo, implica orientar
decisiones en función de saber responder desde el cargo a las necesidades de los demás y
no así al “cuidado” de mis propios intereses.
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Este es un primer criterio que nos debe servir para saber leer nuestro propio margen de
acción, pues como dijimos el asunto es de voluntad y no sólo de información. De ahí que
podemos pensar ¿en función de qué tomamos nuestras propias decisiones?, ¿somos capa-
ces de reconocer las ocasiones en que tomamos decisiones sólo para “cuidarnos” y no para
resolver asuntos que estaban en nuestras propias manos?
Las preguntas no son para ser respondidas de modo inmediato sino para ser reflexionadas
como un asunto de fondo pues, en los hechos, lo que ocurre al concentrarnos en el “cuida-
do” de uno mismo lo que vamos viviendo es un proceso de distanciamiento de la realidad
para generar, desde nuestra percepción, una serie de “justificativos” que nos pueden hacer
discursivamente partidarios del MESCP pero, en nuestras acciones, extremadamente con-
servadores y políticamente distantes de la concreción del MESCP.
En otras palabras, no basta con tener un discurso acorde al MESCP sino que necesitamos
actuar de manera coherente con él y eso significa saber reconocer el margen de acción que
tenemos para transformar la realidad desde nuestro propio escenario de acción, desde
nuestro espacio laboral.
Ahora bien, esto se articula con una última idea a ser presentada y desarrollada desde
nuestro escenario formativo. Nos referimos a la idea de saber construir el “poder desde
abajo”. La idea la extraemos del trabajo de Isabel Rauber quien desarrolla toda una pro-
puesta educativa y reflexiva de lectura de la realidad desde el poder leer las condiciones de
transformación de la realidad desde lo que significa saber reconocer las mismas en nuestro
contexto inmediato.
En otras palabras, de lo que hablamos es de saber leer las condiciones presentes en nuestro
entorno para que desde ella podamos generar la voluntad para que desde el nivel micro
podamos incidir en transformar el nivel macro, sin esperar que éste “se transforme para
transformarme recién yo”.
En este sentido la idea de “desde abajo” refiere a la posibilidad de hacernos cargo de lo que
nos toca en el nivel que nos incumbe. En este sentido Rauber nos invita a pensar a nuestro
propio espacio como un espacio de tipo político (en el sentido amplio de la palabra y no en
su acepción partidaria) Nuestro espacio como escenario de transformación de la realidad
donde puedo involucrar a los demás en un proyecto común. De esto es de lo que se trata la
siguiente reflexión de la autora1:
Se entiende el poder, en primer lugar, como una relación social, o mejor dicho, como un
modo de articulación de un conjunto de relaciones sociales que interactúan de un modo
concreto en cada sociedad. Estas relaciones no se reducen a la esfera del poder políti-
co, se asientan en las relaciones económicas establecidas por el dominio del capital, y
se reafirman y reproducen a través de un complejo sistema sociocultural que define un
determinado modo de vida. Todo ello se resume y condensa como poder dominante, po-
der que produce y reproduce una compleja trama social, económica, política y cultural,
inter-articulada a través de la vida cotidiana.
Por otro lado, indica que la transformación de la sociedad no se resuelve con un acto, que
no es una consecuencia mecánica de cambios en la estructura económica, en las relacio-
nes de propiedad de los medios de producción, ni de los responsables de la adminis-
tración del Estado. Se trata, en primer lugar, de un proceso complejo, múltiple, diverso,
multidimensional y contradictorio que se construye con la participación protagónica cons-
ciente de los hombres y las mujeres que la llevarán adelante, o no es posible. Como en
toda construcción, la transformación de la sociedad se caracteriza por la concatenación
de incontables procesos transformadores simultáneos que van de lo más pequeño a lo
más grande, de lo más simple a lo más complejo y desde abajo hacia arriba. [3] En se-
gundo lugar, asume que la transformación de la sociedad capitalista se inicia en el seno
de la sociedad que se desea transformar; la transformación no puede postergarse para
después de la “toma del poder”.
La construcción de poder propio se asume, desde esta perspectiva, como parte del nece-
sario proceso de de-construcción de la ideología y las culturas dominantes y de domina-
ción, que es simultáneamente un proceso de construcción de nuevas formas de saberes,
de capacidades organizativas y de decisión y gobierno de lo propio en el campo popular.
Son nuevas formas que constituyen modos de empoderamiento local-territoriales, bases
de la creación y creciente acumulación de un nuevo tipo de poder participativo-cons-
ciente –no enajenado- desde abajo, de desarrollo de las conciencias, de las culturas su-
mergidas y oprimidas, con múltiples y entrelazadas formas encaminadas a la transforma-
ción global de la sociedad.
Esto supone construir desde abajo la hegemonía política, ideológica y cultural acerca de
la nueva sociedad que se desea, simultáneamente que se la va diseñando y construyendo
(a la hegemonía y a la nueva sociedad) desde ahora, en cada espacio. Postergar la lucha
por la superación de la enajenación humana y el inicio de los cambios necesarios para
lograrla para después de la toma del poder, empaña y aleja la posibilidad de liberación en
vez de contribuir a ella. Y esto implica un cambio radical en la lógica de las luchas sociales,
en la construcción de la conciencia política, de la organización, del poder propio y, tam- 97
bién, respecto al sujeto social y político de las transformaciones.
Estos aspectos son, resumidamente, los que marcan la ruptura más nítida y radical de
esta concepción acerca de la transformación de la sociedad, respecto de las concepciones
vigentes en el siglo XX.
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El enfoque desde donde vamos trabajando implica asumir que toda institución es, en pri-
mera instancia, un espacio relacional. La institución como relaciones implica que coloque-
mos al sujeto como el elemento central que da sentido a la misma.
De ahí que se haga básico asumir este elemento como el central al momento de analizar
el funcionamiento de los espacios institucionales pues en los hechos podemos asumir que
el éxito o fracaso de ésta se encuentra en las características de las relaciones que se van
viviendo al interior de las mismas. Esto lo podemos comprender de manera sencilla al mo-
mento de ponernos a reflexionar acerca de cuáles son las características de las relaciones
que se van tejiendo al interior de nuestro propio entorno en las Unidades Educativas.
En este sentido pensar en las relaciones como elemento central de las instituciones implica
asumir que éstas nos grafican la capacidad de articulación interna del espacio laboral. Pen-
semos en cómo nos encontramos al interior de nuestro propio espacio laboral y reflexione-
mos cómo quisiéramos que se encuentre éste.
En verdad ¿nuestro entorno nos permite desarrollarnos como quisiéramos?, ¿el entorno en
el que nos encontramos permite potenciar y sacar lo “mejor” de cada uno como persona?,
si pudiéramos cambiar algo dentro nuestro entorno laboral ¿qué cambiaríamos?
Reflexionar en torno de estas cuestionantes nos debe hacer asumir la importancia de las
relaciones dentro un entorno laboral. Ahora bien, concentrarnos en pensar las caracterís-
ticas de esas relaciones se hace central al momento de pensar en el alcance que tiene este
aspecto al momento de pensar en la transformación de la realidad.
Pensar las relaciones, en este sentido, coloca al sujeto en el centro de la reflexión pues lo
que nos interesa es ubicar al quién que será encargado de transformar la realidad pues las
98 instituciones no transforman la realidad por sí mismas sino que son los sujetos los encar-
gados de hacer eso. De ahí que pensar las relaciones implica pensar en los sujetos que se
encuentran en esas relaciones. Ese es el sentido de la reflexión que vamos desarrollando.
En otras palabras, la preocupación por las relaciones es la preocupación por los sujetos que
no pueden ser analizados de manera aislada en la realidad pues éstos viven, literalmente,
en relaciones, ¿qué características tienen esas relaciones? Respondernos a esta pregunta
nos permitirá comprender, en nuestro entorno, las jerarquizaciones sociales en las cuales
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Todo esto que vamos diciendo nos debe permitir comprender que no estamos hablando,
en consecuencia, de solamente “buen trato” o de buenas “relaciones humanas” sino que lo
que nos interesa es –en primera instancia- comprender las características de las relaciones
que vamos viviendo. Esto asumiendo que las relaciones se refieren acciones específicas que
vinculan de manera concreta a los sujetos.
Ahora bien, esto que estamos diciendo no pretende aludir a ningún “descubrimiento de la
pólvora” sino que recupera los elementos básicos de la ciencia social en general. Incluso si
nos ponemos a pensar en los referentes de la ciencia social más estándar podemos encon-
trar afirmaciones claras que ven en el elemento relacional un aspecto básico de la produc-
ción de conocimiento.
Entonces podemos asumir que pensar en las relaciones sociales nos permite, de entrada,
asegurar que no estamos hablando nunca de un individuo en el sentido aislado del término
sino que estamos siempre presuponiendo al menos dos actores, ésta es una primera venta-
ja de la reflexión en este ángulo, ahora bien podemos comprender –al mismo tiempo- que
pensar las relaciones nos permite, en segundo término conocer y enfatizar en lo que se
produce en ese “entre” que está en medio de los sujetos.
El “entre” que se ubica en medio de los sujetos alude a graficar, literalmente, en aquello que
se produce en uno mismo en la experiencia concreta de la relación, es decir, alude a graficar
la experiencia de la relación. Ahí es donde podemos encontrar una manera de comprender
la relación como experiencia. Lo que nos interesa en la lectura de nuestra realidad es tomar
conciencia de esa experiencia y comprenderla.
Es decir, al momento de pensar a los sujetos sociales lo que haremos será pensar, siempre,
eso que hacemos y eso que hacemos está entre los sujetos como acción y no nos concen-
tra- remos en reflexionar la “esencia” que pueda tener yo como persona. Para decirlo de
modo didáctico esto equivale a pensar las experiencias más personales, como ser –por
ejemplo- el racismo o la discriminación desde específicamente la relación que produjo ese
sentimiento antes de procurar juzgar a uno u otro sujeto como racista de manera específica.
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Juzgar –por ejemplo- a un actor de “racista” implica cerrar la reflexión en la explicación del
fenómeno desde el juicio concreto lanzado, sin abrirnos a lo que está detrás de esa consta-
tación, es decir, nos quedamos en la sola descripción sin intentar comprender el fenómeno
como relación específica lo cual implica intentar comprender las condiciones en las cuales
se van produciendo tales acciones, es decir, implica no cerrarse en la explicación inmediata
sino que esto exige que nos abramos a complejizar y enriquecer la mirada colocando el
lente desde más de un solo enfoque.
En otras palabras, mirar el problema desde lo que significan las relaciones sociales implica,
como vamos diciendo, mirar nuestra realidad social desde las acciones que vinculan a un
sujeto con el otro. Ahora bien, esto tampoco es el “gran descubrimiento” que desde espa-
cio se esté lanzando pues éste implica un elemento muy básico de la misma ciencia social
incluso estándar. Se trata de máximas que hasta el mismo M. Weber ya a principios del siglo
XX sostenía y que se hace pertinente desde el argumento que vamos construyendo. Pode-
mos decir con Weber lo siguiente: Por “acción” debe entenderse una conducta humana
(bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el su-
jeto o los sujetos la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La “acción social”, por tanto,
es una acción donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta
de otros, orientándose por ésta en su desarrollo.
La idea de acción es la que pone al sujeto en relación, es decir, es la que pone en movi-
miento al sujeto pues, en los hechos, podemos tener también una idea de sujeto de tipo
estático, eso nos ocurre cuando intentamos calificar a tal o cual actor calificándolo de tal o
cual manera y decimos cosas como:
• Esos padres son unos despreocupados porque no vienen nunca a preguntar por sus
hijos…
• Eso jóvenes no tienen conciencia porque nunca cumplen con lo que se les pide…”
• Esos maestros no tienen conciencia porque no planifican, sólo quieren hacer las co-
sas lo más fácil y creen que me están engañando a mí… pero se engañan ellos solos…
Hagamos un ejercicio que nos puede graficar eso que queremos decir:
Este ejercicio nos debe servir para identificar lo que ya hemos ido reconociendo –en nues-
tro anterior módulo- como certezas, es decir, la certeza hecha presente como elemento
básico que condiciona nuestro accionar en el presente. Reconocerlo es de vital importancia
al momento pensar las condiciones para transformar la realidad. No es posible transformar
la realidad pues la explicación ya da sentido a lo que va sucediendo, por eso se hace una
certeza que debe ser problematizada.
Cerrar una explicación en lo ya dado es lo que a posteriori nos da los elementos para argu-
mentar no transformar porque ya sabemos que así es la realidad y como es así entonces
no puede ser de otro modo. Este tipo de reflexión, como ya dijimos, se vuelve –en última
instancia- un justificativo antes que la interpretación de lo que sucede en la realidad.
En este sentido, afirmaciones que nos dicen cosas como; “no vienen nunca a preguntar…”
porque “no tienen conciencia porque nunca cumplen con lo que se les pide…” o porque “no
planifican las cosas…” etc. se vuelven “razones” que están ya dadas desde el juzgar a los
otros. Se tratan de juicios y no de interpretaciones de lo que está sucediendo en la realidad.
101
Lo que vamos buscando desde el trabajo formativo es siempre encontrar aquello qué está
detrás de los “porque’s” que salen de manera inmediata y para eso necesitamos afinar
nuestra escucha para colocarnos en un punto que no cierre la reflexión en el juicio del otro
pues es ahí (en el juicio) que no necesitamos comprender las características específicas de
las acciones que hacen parte de las relaciones que vamos construyendo pero si nos encon-
tramos en un enfoque en el que buscamos comprender antes que juzgar entonces se hace
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central sospechar de toda explicación y/o justificación anterior que ya tengamos pre-para-
da, esto en el sentido de algo listo antes de escuchar y/o vivir la experiencia.
Estas preguntas son centrales no tanto para justificar una conducta pues no se trata de
justificar la ausencia de los padres pues- en los hechos- preocuparse por los hijos es una
responsabilidad que no se puede eludir, sin embargo, lo que intentamos es comprender
qué es lo que puede estar provocando tal o cual “reacción” de parte de los actores sociales.
Nuestro esfuerzo, en consecuencia, implica mirar las acciones específicas que hacen parte
de las relaciones sociales para ver en ellas a los sujetos no como entes inmóviles que los
intentamos explicar en su esencia sino que necesitamos ver a personas que se encuentran
en movimiento. Lograr mirar a los sujetos en movimiento se hace, en este sentido, la clave
para comprender la transformación pues los sujetos en movimiento están –siempre- trans-
formándose Esta es la premisa con la que vamos ahora trabajando; los sujetos siempre
se transforman y esa transformación la vivimos en relaciones. La manera de comprender
nuestras relaciones la vemos desde las acciones específicas que vamos viviendo. Ahora
bien, en consecuencia, de lo que se trata es de mirar nuestras propias acciones pues de ello
sí nos podemos hacer cargo. De ahí que tienen sentido las preguntas que fuimos lanzando
y proponiendo pues implica que hagamos el ejercicio; ¿qué certezas nuestras están pre-
sentes en las afirmaciones? Lo cual quiere decir tomar conciencia respecto de ¿qué tipo de
relación es la que estoy construyendo con los otros actores?
Desde el espacio que vamos construyendo necesitamos asumir que el trabajo nuestro se
centra en desarrollar escenarios donde comprendamos que lo que queremos es compren-
der la dinámica relacional en la que nos encontramos para transformar la realidad desde
el escenario en el cual nos encontramos. Acá es donde nos distanciamos de la mirada de la
sola intención de describir la realidad pues lo que pretendemos es transformarla.
102
La premisa para esto está en asumir que la transformación la vivimos en acciones específi-
cas y por ello pretendemos comprender nuestras acciones en específico como el modo en
cómo nos relacionamos con los demás y el lugar desde donde podemos transformar nues-
tra realidad. En este sentido, se hace fundamental asumir que nuestra tarea adquiere, en
este punto un tono de carácter político pues lo que pretendemos se encuentra orientado
desde esa posibilidad.
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De ahí que la tarea como actores de gestión se ubica en la transformación que exige, en
síntesis:
• Ver la realidad desde las acciones y no desde esencias y juicios dados a los demás
actores de la realidad.
• Ubicar sentidos de las acciones antes que intentar, de manera inmediata, explicarlas.
De ahí que se hace central desarrollar el ejercicio de leer las acciones que vamos desarro-
llando como actores que orientan, con conciencia, el modo cómo nos vamos relacionando
para ver en ellas el margen de acción para transformar la realidad. ¿Qué relación existe
entre lo que es ubicar el sentido de nuestras acciones y transformar la realidad?
La relación es directa pues de lo que estamos hablando tiene que ver con hacer un ejercicio
básico; el ejercicio de asumir que es posible transformar la realidad. Lo cual significa dis-
tinguir que una cosa es desear que algo se transforme pero otra muy distinta es tener cer-
teza de que eso sea posible. Esta es una ida reiterada en el trabajo que vamos desarrollando
pues ésta no es la primera ocasión que lo mencionamos, sin embargo, es el elemento que
se está haciendo central que ahora lo queremos desarrollar de manera sostenida.
El ejercicio tiene que ver con comprender de manera clara que hay cuestiones en el orden
social que son constructos sociales y que por lo tanto no son naturales. Podemos tener
como máxima que en el orden social hay cosas que se transforman de manera sostenida y
esas cosas que se transforman de modo sostenido tienen que ver, en primera instancia, con
esos constructos sociales pues por condición humana nosotros mismos nos vamos transfor-
mando y en las relaciones sociales –que también se transforman- vamos viviendo dentro un
orden que no se puede quedar estático.
Ahora bien, el detalle es que la percepción de esa realidad es –casi siempre- estática, es
decir, el orden social necesita y/o requiere mostrarse como ello que no se transforma y 103
busca mostrarse como eso que siempre fue y es de un solo modo. Ese es el triunfo del or-
den dominante que requiere mostrarse como eso que siempre fue así pues, en los hechos,
ningún orden social se muestra como ello que está para cambiarse pues el orden social está
ahí para quedarse de manera permanente, al menos esa es su pretensión.
En este sentido ese orden social necesita ser desnaturalizado pues aparece ante la gente
como “natural”, ahora bien, éste es un aprendizaje básico que tenemos que desarrollar en
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proceso pues ésta no es una idea que se la asuma de manera solamente discursiva sino
que tiene que ver con un aprendizaje que tiene que saber llegar al cuestionamiento de las
certezas básicas que tenemos en la cabeza.
De ahí que lo que nos interesa es desarrollar el ejercicio concreto de desarrollar una capaci-
dad que –desde el trabajo de profesor Zemelman- denominamos como conciencia histórica
¿Qué es eso de la conciencia histórica?
Para decirlo en pocas palabras eso de conciencia histórica la podemos asumir como el ejer-
cicio básico de comprender las condiciones básicas que hacen que el orden dado sea po-
sible. Lo cual quiere decir desarrollar una educación en la que todo el proceso se oriente
desde las preguntas básicas que nos permitan comprender y –sobre todo- comprendernos
como sujetos insertados en un orden social ya constituido.
Paulo Freire insistía en desarrollar una pedagogía que se sostenga en preguntas de sentido
que hagan reflexionar –en pleno proceso de alfabetización- por qué el obrero inserto en el
proceso es obrero, lo cual significaba interrogarnos por qué ¿el pobre es pobre? Preguntas
como esa no son preguntas temáticas sino son –ante todo- preguntas de sentido que interpe-
lan al mismo sujeto inserto en esa realidad. En otras palabras la pregunta por la pobreza del
obrero es, en primer lugar, al mismo obrero que tiene que pensarse en el orden en el que vive.
Esto es central al momento de reflexionar respecto de nuestra práctica pues las preguntas
que tenemos que hacer son esas preguntas de sentido que orienten nuestra comprensión
del presente como producto histórico y no como lo natural que está dado porque “así siem-
pre es”. Los obreros que se forman comprendiendo –con Freire- el orden social en el que
se encuentran tienen la herramienta básica para comprender las condiciones sociales que
hacen al presente y tienen, desde ahí, las clave para comenzar a ver las condiciones para
transformarlo.
Conseguir ver el presente como resultado y como constructo y no como lo natural es la clave
para el desarrollo de eso que denominamos conciencia histórica, es decir, la conciencia de
que algo es construido y no natural y por lo tanto es factible de ser transformado también
históricamente. Esta es la clave pedagógica de todo el trabajo de Paulo Freire que insistía,
en primera instancia, saber desarrollar esta capacidad de leer no como técnica solamente
sino sobre todo como conciencia del presente lo cual equivale a decir que tan importante
como leer un texto es leer la realidad que uno mismo va viviendo en el presente.
104
Esta es la herramienta básica que permite a una educación emancipadora; colocarse en
el centro de cualquier proceso revolucionario, pues ésta es la clave para ver la realidad de
manera des-ideologizada del orden dominante. Una educación que se concentra en leer su
propia realidad y que le hace preguntas para desnaturalizar el orden presente implica la cla-
ve de una educación descolonizada. Una educación que se concentra en lo que el presente
le coloca y no una educación que se concentra en repetir las certezas que se lanzan desde
el orden de poder.
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Para ahondar en esta idea podemos leer el siguiente extracto y reflexionar respecto de la
conciencia histórica y otras claves de lectura que desde el trabajo del profesor Zemelman
se van desarrollando para orientar nuestro proceso de toma de conciencia y de descoloni-
zación de la educación. Leamos y luego desarrollamos un ejercicio específico al respecto:
H.Z. Efectivamente creo que la crisis es una crisis de visiones de futuro o como se suele
llamar de utopías. El momento histórico actual, caracterizado por la globalización, nos
obliga a plantearnos problemas y encontrar respuestas que suponen encontrar una for-
ma de leer la realidad que está siendo producida y que vivimos todos los días desde
una exigencia valórica; una exigencia valórica que no asumamos como respuesta, sino
más bien como un desafío para organizar el pensamiento. Y esa sería a grosso modo lo
que podríamos llamar “utopía”. En ese sentido, pienso que las visiones utópicas hay que
entenderlas como visiones que no están separadas de la realidad, como escenarios fu-
turos, sino más bien como una concepción de la historia entendida como un campo de
la realidad que está abierto a múltiples posibilidades de desarrollo y desenvolvimiento y
que por lo mismo conforma un campo dentro del cual el hombre puede decidir entre op-
ciones posibles. El construir ese campo de visiones amplias de alternativas es en parte la
función de las utopías. Por lo tanto, la utopía cumple la función de ubicar el conocimiento
dentro de ciertas exigencias de construcción de la realidad. El papel específico del conoci-
miento no consiste más que en determinar ¿qué es posible de todo aquello que yo estoy
planteándome como posible?, o para decirlo de una manera más precisa: ¿qué es viable
de lo posible? La posibilidad está de alguna manera vinculada a la función de la utopía;
lo viable de lo posible está vinculado al conocimiento. En ese sentido parte de la utopía
viene a cumplir la función de permitirnos, desde ciertas exigencias valóricas, profundizar
en la lectura de realidades que no se han producido, en la lectura de lo que podríamos
definir como potencialidad del conocimiento.
H.Z. Yo creo que lo primero que habría que hacer es tomar conciencia de que hay pa-
rámetros. Es decir, que aquello que provoca en nosotros una reacción espontánea está
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tanto aquella realidad que está contenida en los límites conceptuales, como aquella
realidad que de alguna manera se sugieren por los propios límites y que están fuera
de ellos. Pongo un ejemplo que no viene de las ciencias sociales, sino de la pintura: Al-
gunos grandes pintores, de manera deliberada, han pintado de manera tal que lo más
importante del cuadro esté fuera del cuadro; este es el caso de Rembrandt, quien in-
cluso llegó a teorizar el hecho. ¿Qué significa esto? Estamos frente al famoso ángulo de
fuga, donde un cuadro permita ver cosas que no están en él. Esto no tiene que ser muy
diferente a las estructuras conceptuales que usamos en las ciencias sociales; lo peor que
puede ocurrir es que las ciencias sociales estén cargadas de conceptos que se rigidizan,
se petrifican, se encierran en sí mismos, y que impiden ver o develar el despliegue de
la realidad. Vuelvo a Bachelard: Bachelard decía que había que dudar de los conceptos
que por estar recargados de contenido no se puedan dinamizar, en el sentido que no
pueden romper con sus propios límites. Ese tipo de estructuras conceptuales son las
que nosotros tendremos que utilizar para poder reconocer estos parámetros como par-
te de un ejercicio de razonamiento y que en el plano de la investigación se traduce en
un punto fundamental: “Cómo asumo mi relación con la realidad, antes de elegir una
opción teórica cualquiera”.
H.Z. Yo creo que la postmodernidad es expresión de una forma del “pensar crítico” de
cómo se pensó durante más de un siglo; es decir, es el cuestionamiento de la razón lineal,
el cuestionamiento sobre el “progreso ineluctable” y siempre positivo; de alguna mane-
ra también es el cuestionamiento de las visiones totales que se han identificado como
concepciones autoritarias. Hay en el postmodernismo un esfuerzo de repensar el pensa-
miento y en ese sentido sí puede ser un cuestionamiento de los paradigmas que comen-
zaron a acuñarse a partir de la ilustración. Yo creo que eso es un debate. Pero también
está lo otro: En el momento de la postmodernidad también se han ido acuñando nuevas
formas de dominación; y curiosamente en el momento en que la postmodernidad rei-
vindica la diferencia, lo no único y ataca a las visiones totales de la historia precisamente
tenemos la presencia más hegemónica de un discurso total. Por ejemplo, el discurso de
la globalización no es cuestionado por el postmodernismo y no cabe duda que es un dis-
curso total, lineal, impositivo y de alguna manera es un discurso que trata de justificarse
a sí mismo, no con base en la lógica de las heterogeneidades o las diferencias sino por
el contrario, busca la imposición de un modelo único y pretende homogeneizar a toda la 107
población del mundo ¿Por qué? Porque no hay alternativa. Entonces el concepto de post-
modernidad es altamente vago, sobre todo cuando se analiza en esta segunda acepción.
Pienso que la postmodernidad coexiste con nuevas formas de dominación (aunque con
esto no digo que sea su artífice), las cuales no tienen en cuenta aquello que el discurso
teórico de la postmodernidad defiende, como por ejemplo las diferencias; yo creo que
en realidad las desconoce y aplasta. Creo que las nuevas formas de dominación son alta-
mente homogeneizantes de la cultura, las estructuras económicas, etc., y en una palabra
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En suma, creo que habría que detenerse en las dos acepciones: Para precisar una res-
puesta en esta perspectiva yo diría que la postmodernidad expresa una crítica a lo que
han sido las formas de actuar y de pensar del hombre hasta este momento, pero también
hay que entender que con la postmodernidad nos estamos enfrentando a nuevos cam-
bios en las relaciones entre las personas y los países y que hay evidentemente un pro-
yecto impositivo de un modelo único de sociedad y que está debilitando el pensamiento
en la medida que lo encajona en parámetros que no se cuestionan, que en la realidad se
muestran como únicos y que se naturalizan totalmente, a través del aniquilamiento de
aquello que puede ser inverso o diferente históricamente hablando.
IIPS: ¿Cuáles cree usted que son las bases del discurso de la globalización para legiti-
marse?
H.Z. Creo que una de las bases fundamentales de legitimación en América Latina es el
bloqueo histórico, que consiste en mostrar una sola realidad, en la medida que busca
convencer de que la realidad que presenta la globalización es única, de manera que pierde
sentido pensar en lo diferente y en la búsqueda de lo que no está contenido dentro de ese
concepto de realidad única. Yo creo que una genuina expresión de ello son los discursos
económico y político, en especial el económico: “no hay más estrategias económicas que
ésta”, “no hay mayores posibilidades de desarrollo que ésta”. Entonces evidentemente
detrás de estas afirmaciones hay un deliberado intento de ocultar la realidad; y en la
medida que se ocultan realidades y se muestra sólo una se termina por aceptar la única
que se muestra. Simplificado de esta manera, creo que el bloqueo histórico es el más
grande de los mecanismos de legitimación.
IIPS ¿Cuál debe ser el papel de las ciencias sociales en América Latina frente al discurso
de la globalización?
Yo creo que es necesario recuperar los espacios de pensamiento y en ese marco creo
que hay que tener muy claro lo que significa la universidad. Pero también se debe ser
un muy riguroso y autocrítico en términos de saber qué se debe investigar, no porque
guste, no por preferencias personales, sino en términos del momento histórico actual.
El problema está entonces en que el científico social de América Latina, si se espera que
108 cumpla alguna función, debe ser capaz de pensar históricamente, pero lamentablemente
vemos que se ha ido perdiendo ese hábito y nos encontramos muchas veces con que
hay un pensamiento teórico desubicado de los contextos histórico-culturales, y esto se
refuerza con las deformaciones instrumentales que de alguna manera tiene el científico
social. Para que el científico social cumpla una función orientada hacia la proposición
de alternativas que puedan ser viables, creo que tiene que corregirse a sí mismo y en
su formación; hay que incorporar de nuevo a las estructuras curriculares insumos que
puedan enriquecer la capacidad de pensar de manera crítica, no seguir por el camino de
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Guatemala, 26.10.1999
Ahora bien, siguiendo con nuestro ejercicio; ¿cuáles son las palabras clave que podemos
reconocer en la lectura?, ¿qué sentido le podemos dar a esas palabras clave?
Es sumamente importante hacer este ejercicio porque, en los hechos, leer nuestra realidad
implica tomar conciencia dela misma como constructos sociales que tienen una historia es-
pecífica. Nuestra capacidad de nombrar lo que vamos viviendo implica, en este sentido, la
posibilidad de reflejar la realidad vivida de un modo no naturalizado pues uno mismo tiene
esa capacidad de nombrar lo cual implica, al mismo tiempo, la capacidad de comenzar a
direccionar con conciencia la realidad que estamos viviendo.
Darle nombre a eso que vivimos es, en este sentido el punto de partida para dar sentido a
eso que vamos viviendo. Nuestro proceso de autonomía se inicia, en este sentido, en este
punto concreto. En los hechos quienes van nombrando las cosas que vivimos son los otros,
normalmente son los demás quienes nombran lo que vivimos para que nosotros nos orien-
temos en él. En este sentido podemos ir identificando cómo los otros van nombrando lo
nuestro para que nos desenvolvamos en los parámetros que ellos nos dan. 109
Esto lo podemos reconocer de modo relativamente claro al tomar conciencia de cómo nos
afecta lo que dicen de nosotros mismos y nuestro espacio. Preguntémonos, ¿Cómo califi-
can a nuestro espacio y cómo nos califican a nosotros mismos?
Estas preguntas son importantes para tomar conciencia con qué ojos nos miramos a no-
sotros mismos. ¿Miramos nuestra práctica desde nuestra propia percepción o la miramos
desde lo que los otros dicen respecto de nosotros mismos? En primera instancia podemos
decir que, obviamente, miramos nuestra práctica desde lo que nosotros mismos valora-
mos, sin embargo, es posible que no nos estemos dando cuenta que mucho de lo que va-
mos diciendo tiene que ver con la mirada que tienen otros respecto de lo que vamos ha-
ciendo. No lo decimos pero orientamos lo que hacemos desde lo que el orden dominante
va calificando.
Obviamente esto tiene matices y tiene excepciones, sin embargo, podemos hacer un pe-
queño cuestionario de percepciones que nos pueden hacer ver que existen miradas del
orden dominante que condicionan nuestra propia práctica pues podemos preguntarnos
por ejemplo:
Pueden existir muchos matices para las respuestas a las preguntas, sin embargo, podemos
reconocer tendencias y podemos reconocer que existen percepciones que también afectan
nuestra propia práctica, pues en los hechos, si yo mismo no compartiera la percepción –como
percepción- que en el país la educación pública es de menor calidad que la privada tampoco
en mi propia práctica educativa me concentraría en dedicarle más a mi trabajo en la educa-
ción privada, pues puede que no lo admita en el discurso, sin embargo, estamos hablando de
las percepciones, es decir, estamos hablando de los convencimientos más guardados.
En síntesis, existe una relación directa entre lo que es percepción (como certeza personal) y
lo que es práctica laboral. Podemos, en este sentido, hacer un análisis respecto de nuestras
propias percepciones del lugar en el que nos encontramos. Hagamos el siguiente ejercicio:
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Escribamos en un par de párrafos qué es lo que pensamos de nuestro propio espacio la-
boral y qué hacemos –específicamente nosotros– para mejorarlo
Este ejercicio lo desarrollamos a partir de hacer el esfuerzo de leer nuestra propia inserción
al interior de un contexto, lo cual implica saber leer nuestra manera de actuar en él y para
ello la tarea implica; 1) no concentrarnos en mirar lo que los otros hacen, lo cual quiere decir
intentar no leer la realidad desde lo que los demás me “impiden” y 2) concentrarnos en leer
posibilidades y no justificarnos en lo que “no se puede hacer” lo cual quiere decir ver siempre
eso que –en los hechos- podemos hacer y no leer esa realidad desde “lo que no se puede”.
Recuperarnos como sujetos implica, desde esta óptica, transformar también la percepción
misma que vamos teniendo respecto del trabajo que vamos desarrollando. Esto es algo que
no necesariamente se lo reconoce en primera instancia, sin embargo, es lo que necesita-
mos darnos cuenta como primer elemento para transformar nuestra propia práctica. Esto
implica reflexionar en lo que metodológicamente hemos ido asumiendo como saber situar
el problema en el sujeto.
Situar el problema en el sujeto implica, en este sentido, que aprendamos a reconocer que
respecto de los problemas que se viven en la sociedad la posibilidad de transformación de
los mismos no se encuentra nunca en la mirada que identifica sólo los obstáculos sino que
se concentra en eso que es posible de hacer en ese momento. Podemos darnos como tarea
escuchar la manera en cómo argumentamos y cómo hablamos y nos daremos cuenta que
buena parte de nuestra argumentación gira en torno de lo que los demás “hacen o dicen”.
En este punto podemos retornar a la lectura que en el Módulo 1 se propuso respecto del
análisis de coyuntura pues, en los hechos, el análisis de coyuntura se refiere –desde el
enfoque que vamos trabajando– a la comprensión de un contexto, un escenario social
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en el cual estamos insertos, en otras palabras, la tarea del análisis de coyuntura implica
comprender mi inserción en el escenario social de manera consciente. Este ejercicio no es
sencillo pero es muy importante de hacer pues refiere a leer una realidad social en la que la
manera en cómo me inserto refiere a una actitud no pasiva sino activa.
Helio Gallardo
“Comportamiento adecuado” es aquí el que dispone medios eficaces para alcanzar me-
tas, objetivos o fines previstos. Se comporta adecuadamente, por ejemplo, el conductor
de automóvil que hace revisar las llantas de su vehículo periódicamente y en especial
cuando debe realizar un viaje fuera de la ciudad. Se comportan adecuadamente los tra-
bajadores de una fábrica cuando en lugar de resolver sus problemas y conflictos laborales
directamente, uno a uno, con el empresario o capataz, se organizan en un sindicato y
por intermedio de él se relacionan no sólo con sus patrones sino que también con otros
sindicatos e instituciones sociales de los trabajadores. El sindicato es aquí un medio para
alcanzar fines o propósitos, tal como lo era la revisión de llantas en el ejemplo anterior.
Concretemos algo este último ejemplo: los bajos salarios relativos constituyen sólo
un aspecto –desde luego, el más inmediatamente visible para el trabajador– de una
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En suma, una huelga general es adecuada si logra poner políticamente en jaque, en una
coyuntura dada, al capital y a sus personificaciones: el Estado, la gran empresa extranjera
y nativa, el latifundio, el aparato policial y represivo, el sistema financiero, los partidos
burgueses y oligárquicos, etc.
Lo anterior quiere decir que un comportamiento adecuado tiene como requisito un co-
nocimiento adecuado respecto de aquella realidad en la que se inserta nuestro proyecto.
Este conocimiento adecuado se concreta en la formulación de un plan de acción. Este
proyecto o plan de acción puede ser personal, social o político. Existen al menos, por 113
tanto, realidades o niveles de realidad personal, social y política.
Conocer lo real supone, así, no sólo conocer un todo articulado, sino también un todo
complejo, no homogéneo; unitario, tal vez, pero diverso. Todos los niveles de lo real son
articulados y complejos. El escenario de mi vida familiar reúne, por ejemplo, a mi esposa,
hijos, suegros, con roles diversos, conocimientos e intereses no siempre coincidentes,
con mayor o menor conciencia de lo que nos une o separa como familia. Este escena-
rio complejo contiene, pues, tensiones, oposiciones y conflictos, asumidos con mayor o
menor conciencia y con mayor o menor fuerza (poder, competencia) por quienes somos
los actores de este escenario familiar. Lo mismo ocurre con el escenario de la política. En
este escenario participan con diversa fuerza y conciencia el Gobierno, la oposición legal,
los grupos de presión, los medios de comunicación de masas, el Ejército, las compañías
transnacionales, algunas Embajadas Extranjeras, el mercado mundial, etc. Los intereses
de estos diversos actores no son siempre o, mejor dicho, no son nunca, enteramente
coincidentes. Algunos grupos de presión expresan al capital y otros a la fuerza de traba-
jo; algunos partidos son promotores y defensores del capital nativo y otros favorecen al
capital transnacional; algún medio promueve los intereses de la burguesía oligárquica y
otro los intereses de los medianos y pequeños propietarios, un gobierno desnacionaliza
la economía, mientras que otro intenta fortalecer el mercado interno sobre la base del
ahorro nacional o la inversión extranjera cautelada. Etc.
Conocer lo real, por tanto, no es algo que pueda hacerse o lograrse de un solo golpe de
vista, intuitiva o pasionalmente, sino que implica un esfuerzo, una voluntad, organización
y, sobre todo, la creación de conceptos.
En un esquema:
En síntesis, nuestra acción inserta en la realidad debe orientarse desde una adecuada com-
prensión de mi propia manera de actuar. Este es el elemento que al interior de nuestra or-
ganización no siempre vamos asumiendo pues suele suceder, en los hechos, que nuestra in-
serción va cruzada por otros elementos que cada uno puede ir reconociendo, nos referimos
al hecho de orientar la acción desde lo que son prejuicios, opiniones oídas, etc. elementos
todos que no refleja conciencia respecto de la realidad que vamos viviendo.
En este sentido lo que nos interesa es desarrollar una dinámica en la que sea posible orien-
tarnos desde una adecuada lectura de la realidad que vamos viviendo. Esto es central desde
ángulo que vamos desarrollando. A este trabajo reflexivo le denominaremos como cono-
cimiento como conciencia, conocimiento que es el que se desarrolla producto de la capa-
cidad de saber leer nuestra inserción en el contexto desde la capacidad de nombrar cómo
estamos insertos dentro de él.
Este será el paso que seguiremos para leer lo que denominamos como autonomía del sujeto
que es el que produce el conocimiento, es decir, el que tiene conciencia de su presente y
es –al mismo tiempo- el que logra nombrar las características del presente que vamos –
nosotros mismos- viviendo. Esta capacidad es la que nos hace comprender las condiciones
de un conocimiento comprometido en la transformación de la realidad.
La autonomía del sujeto implica, desde el argumento que vamos desarrollando, un punto
de llegada pero nunca un supuesto, es decir, implica el proyecto en el cual se va trabajando
pero no es un a priori. La autonomía como meta implica concentrarse en el proceso que
se vive para lograr un punto de llegada que –como utopía- guía mi propio accionar y me va
orientando y transformando para lograr llegar ahí.
Acá la faceta pedagógica de la idea de autonomía implica mirar al sujeto como el capaz de leer
su realidad y comprenderla desde la posibilidad de su transformación, ahora bien, la capaci-
dad de la transformación de la realidad está íntimamente ligada a la capacidad de nombrarla.
Eso es lo que estuvimos mencionando más arriba. Tener esa capacidad de nombrar lo que nos
va sucediendo es el elemento más importante de un conocimiento como conciencia.
Lo cual implica superar mucho de la mirada que el orden dominante va poniendo sobre no-
sotros. De ahí que la autonomía de sujeto refleja la libertad respecto, en primera instancia,
de la mirada externa que nos pone el orden establecido. Trabajo que tiene un carácter, en
primera instancia, pedagógico.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
De ahí que autonomía del sujeto implica, en primera instancia esta capacidad de leer nues-
tra realidad para hacer de ella el elemento básico que oriente cualquier proceso formativo
porque es en esta capacidad que es posible reconocer el verdadero margen de acción de
alguien pues uno es capaz de hacer en su realidad desde el reconocimiento de esa realidad.
Alguien que se mueve en la lectura que hace el orden de poder se moverá sólo en el margen
que ese orden de poder le dice que se mueva.
Muchas de las necesidades que hoy en día tenemos en realidad son “necesidades” creadas
por el orden de poder que, sin embargo, se hacen –muchas veces- elemento central de la
existencia de uno el día de hoy. Podemos pensar por ejemplo en la necesidad de tener el
“último” celular, la “última” computadora, etc. Eso lo podemos reconocer en los estudian-
tes y también lo podemos reconocer en los mayores, quienes nos orientamos desde lo que
se lanza como “moda” que no es otra cosa que la programación instrumental de una lógica
de consumo que lanza de modo gradual los componentes de un producto ya elaborado de
tal manera que uno –para “terminar” de tenerlo- deba consumir el mismo cinco, seis o siete
veces.
Esta misma lógica la podemos reconocer al momento de darnos cuenta que aquello que
hoy en día reconocemos como necesidad es, en los hechos, el deseo confundido como
elemento básico de existencia. Más de un educador nos advierte el día de hoy que, en los
hechos, la tarea pedagógica se hace ahora mucho más difícil porque la lógica del mercado
nos ha reducido –también en la educación- a “la condición más miserable de ser humano;
la condición de meros consumidores”.
Al orden establecido le interesa demasiado vernos en este nivel pues éste es el lugar en
el que además de anularnos como sujetos nos volvernos en agentes que no encuentran
116 sentido de existencia sino es en esa condición de consumidores efectivos. Trabajar recons-
tituyendo la autonomía del sujeto implica, en este sentido saber distinguir entre las nece-
sidades reales que se tienen desde la realidad y los deseos que se activan desde la lógica
de mercado. Esto se hace vital pues de no hacerlo la tarea educativa se volverá –en los
hechos- la tarea pedagógica del mercado, en otras palabras, la educación se irá volviendo la
educación de mercado que implica la educación para consumir.
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Educación
En este sentido “la tarea pedagógica que exige leer la realidad implica trabajar el desarrollo
de una pedagogía y una didáctica de sentido” (Quintar) que al momento de aterrizar en su
concreción implica –de facto- una pedagogía de la transformación de la realidad porque
transforma al sujeto que se hace cargo de esa tarea. En los hechos, podemos decir que el
grueso de las experiencias de trabajos educativos de características revolucionarias tienen
en este aspecto al elemento clave que no es un secreto sino, ante todo, sentido común.
Ahora bien, asumiendo que el trabajo educativo tiene la particularidad de centrar su prácti-
ca en procesos de formación esto hace que tengamos que ver esa práctica como un proceso
de lectura de la realidad de un modo no sólo espontaneo sino sistemático. Esto hace a la
diferencia concreta entre lo que es el trabajo desde cualquier otro lugar de colocación y la
educación de modo específico.
De ahí que el proceso de autonomía del sujeto desde el ángulo educativo tiene la par-
ticularidad de mostrarnos de manera clara este proceso de recuperación del sujeto que
–como proceso– no sólo lee su realidad sino que desde su lectura va recuperando margen
de acción (Arendt) en el sentido de comenzar a hacer las cosas no sólo por costumbre u
obediencia sino con pleno conocimiento de causa. Hannah Arendt nos hace dar cuenta de
que lo que nos hace auténticos seres humanos (nuestra condición humana) es la capacidad
de hacer las cosas sabiendo por qué las hacemos pues el resto de tareas son actividades y
labores en las que se pueden encontrar paralelos con los demás seres vivos.
Ahora bien, saber por qué hacemos las cosas se hace una tarea central de la acción pedagó-
gica que, como punto de llegada nos debería permitir saber qué nos sucede en el presente,
esto como la capacidad de nombrar lo que ocurre en el presente. Un proceso de autonomía
tiene su punto de llegada en este aspecto. Un ejemplo para ver este proceso lo podemos
ubicar desde el siguiente texto. Leamos:
Sandra Toro
Uno de los aspectos más complejos de la naturaleza humana es que, la realidad, se ob-
serva desde múltiples significados que, dependen, muchas veces, de la intersubjetividad
y, desde esta óptica, la comprensión de las acciones humanas no puede explicarse de
manera homogénea, requiere, una postura abierta frente a la intuición del otro. Llama la
atención, el hecho de construir conocimiento a partir de la experiencia de los sujetos y
no de los conceptosteóricos establecidos en la academia formal. Este giro, corresponde
a una opción alternativa de privilegiar la comprensión de la realidad sobre la explicación
de la misma y, otorga más validez, a la experiencia de los sujetos y a su intersubjetividad
que a la externalidad de los fenómenos.
Desde esta apuesta, se comprende que los problemas socioculturales no están por “fue-
ra” de los sujetos, sino que son ellos mismos, como sujetos institucionalizados, quienes
con ropaje camuflado, reproducen prácticas, relaciones y representaciones de someti-
miento, por lo que, el gran desafío de conocimiento, es ampliar conciencia de lo que se
118 “es” bajo la utopía de soñar alternativas de futuro, es decir, imaginar un mañana como
posibilidad.
Para detonar y hacer conciencia de ese campo emocional, se hace uso de un dispositivo
metodológico llamado Didactobiografía , cuyo escrito es la materia prima que profundiza
en el sujeto mismo, y en aquellas marcas vitales , que resuenan en el protagonista del
escrito - y en otros -, pasando de ser fenómenos aislados a síntomas sociales que dan
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cuenta de problemas estructurales de fondo (Ver Gráfico 1: Esquema del Tránsito Inves-
tigativo de la Didáctica No Parametral).
119
Hacer conciencia sobre la forma cómo operan los individuos para enfrentar su realidad
no sólo tiene importancia personal, sino también, permite hacer comprensiones sobre
los comportamientos humanos.
La Sobre-exigencia es una postura de época, con múltiples aristas y se configura así, tal
vez, por una necesidad de reconocimiento, de pronto, porque se concibe a los “nadies”
como fracasados y, en ese orden de ideas, recibir reconocimiento, es, en últimas, una
necesidad de visibilización social. Lo complejo es a quién se le otorga la facultad de reco-
nocer o por quiénes se necesita ser reconocido.
Las fases del duelo en lo escritural, producto del abandono de lo hegemónico, se debate
en el constante devenir entre la negación de la propuesta metodológica hasta el enfado,
la indiferencia y el dolor emocional por perder la seguridad conceptual que se tenía. Sólo
al final, bajo rigurosos círculos de reflexión y, con la posibilidad de rumiar en la tranqui-
lidad de la espera, llega la aceptación (no tan sumisa como se fue en la anterior depen-
dencia) y se da cabida a múltiples interpretaciones de la realidad, con una postura más
relacional, más incluyente.
El ser humano aprendió a nombrar las cosas pero, su experiencia circundante con los
otros, le permitió interactuar con lo nombrado, haciendo una construcción simbólica de
los objetos cuyo tamizaje es mi relación con éstos y con los otros. Esas construcciones
mentales, sumadas al contexto particular, dan a lo intersubjetivo mayor relevancia por-
que, éstas, pueden ser, síntomas sociales, distante a lo que se piensa como percepciones
personales.
Así, la construcción de sentido, pasa por etapas de tensión, incluso de fisura con lo con-
cebido, re-creando, nuevas formas de compre-hender la realidad. De poco sirve compre-
hender y hacer conciencia sobre la propia subjetividad si se observa ese tránsito como un 121
ejercicio escritural de catarsis. La comprensión de un fenómeno, revestido de categoría,
despliega nuevas intuiciones sobre la manera como los individuos operan en una socie-
dad autoritaria y permite asumir una postura crítica frente a los fenómenos, ello permi-
tirá actuar en consonancia y generar herramientas para que ese sujeto se emancipe o
continúe conscientemente institucionalizado.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
122
Unidad Temática No. 2
Para este propósito te invitamos a organizarnos en grupos y dialogar a partir de las siguien-
tes preguntas:
• ¿Cómo hemos ido trabajando los Elementos Curriculares del nuevo Modelo Educa-
tivo?, ¿cómo ha sido el proceso de su apropiación?, ¿qué elementos se hacen más
complejos de comprender y poner en práctica?, ¿qué sentido tienen para nosotros
estos Elementos Curriculares que va planteando el MESCP?, ¿qué Elementos Curricu-
lares tienen mayor utilidad para nuestro trabajo como maestras y maestros?
• Como Directores ¿Qué tipo de relación hemos establecido con las y los maestros de
nuestro equipo de trabajo en relación a la implementación del MESCP?, ¿cuáles han
sido las tareas que se han incrementado?, ¿qué tipo de relación, qué tareas nos han
ido solicitando los Directores Distritales respecto a la implementación del MESCP?,
¿cómo hemos respondido ante estas tareas?
Se trata de desarrollar una reflexión colectiva que nos permita identificar algunas claves del
proceso que hemos vivido, visibilizando las “certezas” desde donde nos hemos ido relacio- 123
nando con el nuevo Modelo Educativo y las consecuencias de ese tipo de relación.
Un primer problema, a encarar, tiene que ver directamente con nuestro trabajo como Ges-
tores Educativos. En ese entendido, es preciso problematizar la relación que entablamos
con nuestro equipo de maestras y maestros respecto a la Planificación Curricular.
Una experiencia muy extendida del cómo vamos trabajando las planificaciones curriculares
en las Unidades Educativas es que este instrumento nos aparece como un mecanismo de
control, por ello se va asumiendo la idea de; “planificamos para entregar al director”. Lo
cual sería una práctica plausible si nuestro equipo de maestros tuviera la posibilidad de
compartir, con el Director o Directora de la UE/CEA/CEE, sus verdaderas preocupaciones y
planteamientos respecto a lo que va a trabajar con sus estudiantes. Lo cual no va pasando,
en muchos casos se va entregando el llenado de los “formatos oficiales” del Plan de Desa-
rrollo Curricular. Por lo tanto, deberemos asumir que en la práctica concreta nos encontra-
mos con muchos vacíos y dificultades en la materialización de lo planificado.
Testimonio 1
Soy maestra del nivel de educación secundaria del área de Comunicación y Lenguajes,
me atrevo a decir que no estamos acostumbrados a planificar y tampoco tenemos cla-
ro todos los elementos curriculares, tenemos más dificultades en la elaboración de los
criterios de evaluación de las dimensiones del Ser y Decidir. Actualmente trabajo con
los grados de escolaridad de 1ro y 5to de secundaria; en el bimestre realizo 3 planes de
desarrollo curricular.
Con mis estudiantes de 1ro y 5to de secundaria me encuentro una sola vez a la semana.
En el transcurso del bimestre tenemos que desarrollar varias actividades cívicas, marchas
etc. No hay cómo darle secuencialidad al trabajo metodológico, ahí caemos en improvi-
saciones o en todo caso regresamos a las prácticas rutinarias, a las que estábamos acos-
tumbrados tales como: elaboración de resúmenes, copias, trabajos prácticos, etc. Nos pi-
den informes de todo y de nada, pienso que ahí se genera mucha burocracia, en algunas
ocasiones nos dicen el instructivo se cumple no se negocia, se cumple porque se cumple,
la mayor parte de los instructivos salen del distrito educativo indicando que el Ministerio
de Educación dio la instrucción para cumplir. (Maestro del departamento de Potosí)
124 Testimonio 2
No entienden como plantearse el objetivo holístico en cuanto a la dimensión del ser y
del decidir; la administración misma les ha observado que no pueden plantearse a ve-
ces objetivos holísticos; en la triangulación, de acuerdo a los objetivos holísticos tienen
que estar tus criterios de evaluación, pero hay colegas que no pueden hacer ni eso, no
entienden como se hace esa situación. Yo me trazo en el Ser desarrollar valores socioco-
munitarios, entonces sé que en mi criterio de evaluación del Ser va a estar, “demuestra
los valores sociocomunitarios” por decir; así manifiestan los colegas y dicen que es un
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tanto ambigua, indicando ¿Cómo vamos a evaluar esa situación? aunque se entiende
que el Ser y el Decidir, se evalúa durante mucho tiempo, y muy difícilmente con una sola
actividad. (Maestra de El Alto del departamento de La Paz)
Testimonio 3
Otra dificultad es que no hay quien nos revise, quien catalogue o valore la calidad del
plan, si es coherente o no, si se está siguiendo o no. Los directores no hacen ninguna
observación de ésto, cuando les entregamos no hay quien diga: esto está bien o mejóralo
o ésto hay que arreglar, no hay una retroalimentación, cuando entregamos un PDC eso
es por seguir un protocolo formal, simplemente es para recibir el sello, en algunos casos
ni siquiera se fijan si se está avanzando lo que se ha programado en la planificación.
(Maestra del departamento de Chuquisaca)
Testimonio 4
En secundaria la gran mayoría entrega planes pasados o del año pasado actualizados o
simplemente están repitiendo el mismo plan muchas veces y les cambian sutilmente los
contenidos, la fecha. En mi Unidad Educativa, el año pasado nosotros presentábamos los
planes, tratábamos de hacer algo, pero con el miedo que teníamos porque la directora
nos decía soy ex facilitadora y promotora del modelo, nos dijo eso, pero en ningún mo-
mento nos ha dicho sabe profe aquí se está equivocando o aquí tiene un (...) Se están
realizando algunas cosas que no tiene mucha coherencia, no hay ninguna observación,
entonces yo creo que hasta ahora las planificaciones que se han diseñado, por lo menos
se han explicado en el PROFOCOM, en la gran mayoría de los casos, no todos, se han
utilizado para el trabajo final de sistematización, pero después no. (Maestro del departa-
mento de Pando)
Testimonio 5
(...) ahora, los medios de verificación y control de los planes, no hay, por lo menos en mi
Unidad Educativa, en las dos que trabajaba, una en la privada y otra en la fiscal. Te soy
honesto en el fiscal es muy triste porque mi directora ni siquiera nos revisa, sólo lo hace
recepcionar con la regente o en la secretaría y va a una carpeta que está guardada, y ya
en secretaría, muchas veces no se entregan los planes y no hay planes, nadie entrega
incluso una de mis compañeras que presenta el mismo plan sólo cambian el mes que se
está trabajando. (Maestro del departamento de Tarija)
Testimonio 6 125
Muchos maestros no hacen las planificaciones o en todo caso se prestan y se hacen se-
llar en la dirección, realmente en el desarrollo curricular avanzan lo que se les ocurra o
hacen comprar los libros a los padres de familia para los estudiantes, les preguntan a los
estudiantes ¿en qué página estamos?, si no hacen el resumen no les da una nota o en
todo caso les sellan en su cuaderno y eso vale, esa es la realidad de una gran mayoría de
los maestros, no evalúan por plan de desarrollo curricular. (Maestra del departamento
de Oruro).
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• Si los testimonios van expresando algunas coincidencias con lo que vamos viviendo
en nuestros espacios educativos, va a ser importante hacernos algunas preguntas
para problematizar nuestra experiencia.
• ¿Qué tipo de preocupaciones va mostrando nuestro equipo de maestros respecto a
los PDCs?
• ¿Qué vamos priorizando más, en la relación que establecemos con nuestro equipo de
maestros, respecto a los PDCs?
• ¿Son los PDCs, que nos van entregando, útiles para el trabajo en aula de nuestros
maestros?,
• ¿Cuánto de lo planificado en los PDCs se va realizando en la práctica concreta de
nuestro equipo de maestros?
Una de las “certezas” que nos va haciendo perder el sentido de nuestro trabajo educativo
es que vamos asumiendo una relación “vertical” y de “cumplimiento” con el Modelo Edu-
cativo. ¿Cómo aparece el Modelo Educativo en nuestra realidad?, ¿estamos asumiendo al
modelo educativo como una normativa más a cumplir?
Mucho de lo nos va pasando tiene que ver con el cómo nos vamos relacionando con el Mo-
delo Educativo, relación que al parecer se parece mucho a la manera del cómo nos vamos
relacionando a las “normativas”, donde la lógica es que “se cumple porque se cumple”. Pero
lo que no hemos tomado en cuenta es que el cumplimiento de las normativas que van vi-
niendo desde arriba, siempre tienen un “desfase”; la intencionalidad con la que es creada,
su sentido, se pierde en el camino de su llegada “vertical” a sus operadores, lo que es luego
asumido como una tarea externa y de cumplimiento “formal”. No es casual que mucha de
nuestra burocracia vaya repitiendo lo que pasaba con “las reales cédulas de los Virreyes,
que cuando la norma del Rey de España, llegaba aquí, los Virreyes decían: “se acata pero no
126 se cumple” (…) porque se puede tener currículos fantásticos, pero se acata porque lo man-
dó el Ministerio de Educación y como funcionario jerárquicamente disciplinado, lo acata,
pero en la práctica, en el aula, pasa otra cosa”2
Lo que nos va pasando con este tipo de relación entre normas externas y una reacción inme-
diata de cumplimiento, es que nos vamos acostumbrando a “cumplir” con el “acatamiento”
2 Hugo Zemelman, Reflexiones en tiempo de globalización: Reformas de Estado y Reformas Educativas, la crisis de las ciencias sociales,
CEBIAE, 1999
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formal de las disposiciones y mandatos. Por eso no es casual que casi todos presentemos
nuestras planificaciones, pero muchos también tengamos muchas dificultades en encontrar
sentido y utilidad en estos “formatos” que vamos llenando y entregando; por tanto, estos
procesos no estarían llegando a contribuir a la transformación de nuestra práctica, sino, en
el peor de los casos, a reproducir un circulo de “autoengaño”.
Un aspecto que es necesario darnos cuenta es que mucho de nuestro debate sobre el Mo-
delo Educativo, ha estado circunscrito en un nivel “técnico” y de “procedimientos” abs-
tractos, los cuales van apareciendo desde arriba como mandatos; esta relación que hemos
establecido con el modelo educativo, nos hace perder de vista lo “concreto”, lo “real” que
vamos viviendo en nuestros espacios educativos.
Si el “formato oficial” del PDC, nos piden el Objetivo Holístico, este termina apareciéndonos
como un “encargo”, porque como no parte de las necesidades reales que tenemos, no nece-
sariamente adquiere sentido para organizar nuestros procesos educativos. En el mejor de los
casos aparece como un lineamiento educativo oficial, pero el desfase sigue latente, ya que, en
muchos casos, la dificultad está en encontrarle sentido y utilidad práctica a su planteamiento.
No es casual que muchos maestros hayan resuelto este “encargo” (del OH y otros elementos cu-
rriculares), a partir de tablas esquemáticas de redacción de objetivos, que comenzaron a circu-
lar, en publicaciones de elaboradores de “manuales”, una vez definidos los “formatos oficiales”.
Ante los problemas que vamos viviendo, respecto a la planificación curricular, se hace ne-
cesario, replantear el debate a partir de aquello que no hemos tomado en cuenta por apri-
sionarnos en el debate únicamente técnico y de procedimientos abstractos; ¿de qué nos
hemos olvidado y no hemos tomado en cuenta al ir por ese camino del debate sobre la
implementación del MESCP? Al constreñirse nuestra relación con el modelo educativo a un
debate técnico, de procedimientos y por tanto, formal, lo que se ha ido dejando de lado
en la reflexión es nuestra realidad, lo que somos nosotros, lo que nos va pasando, en otras
palabras, nos hemos olvidado del sentido que le damos a nuestro trabajo, de nuestros es-
tudiantes, de lo que necesitamos hacer para mejorar la educación que estamos viviendo. 127
El problema que vamos visibilizando, que tiene que ver con lo que podemos denominar
como la “burocratización”3 de la implementación del MESCP, nos lleva a recoger algunos
3 El desafío que va apareciendo como cada vez más necesario de ser encarado, es desburocratizar la concreción del Modelo Educa-
tivo Sociocomunitario Productivo. ¿Por qué este es un problema urgente? La propuesta educativa que vamos desarrollando es una
propuesta liberadora que involucra un ejercicio permanente, de los sujetos, de creatividad, de transformación de la realidad, como
sentido de la educación que queremos y a la que estamos apostando, pero, ¿qué es lo que está pasando?, esa intensión liberadora, de
hacer ese tipo procesos educativos, por la manera en como nosotros mismos vamos operando como parte del sistema educativo, en
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Lo que nos ha ido pasando estos primeros años de implementación del Modelo es que ha
predominado la visión de que el modelo era algo definido, idea que nos ha conducido a
priorizar sus “instrumentos”, sus “formatos” y “procedimientos”, convirtiéndose de facto, en
los elementos que han fungido, no como lo que son (un medio para implementar el modelo
educativo) sino, han sido asumidos como el fin en sí mismo, han remplazado al modelo edu-
cativo y su horizonte de cambio más amplio y a los sujetos que lo habían impulsado. Se trata
de una forma tecnocrática de implementar una política educativa, en cuya lógica no interesa
la realidad, ni los sujetos ni lo que se pretende transformar, sino lo que va cobrando mayor
preponderancia son los “procedimientos” que no se discuten, solamente se “aplican”.
El modelo educativo, no son los “formatos” ni los “procedimientos” oficiales que se norman
desde arriba. El modelo educativo es un proyecto de transformación de Sujetos que lo van
impulsando y construyendo desde abajo.
muchos casos va desembocando en su inverso como resultado. Esto tiene que ver con aspectos que van más allá del debate técnico,
las teorías, los discursos, los métodos y procedimientos que se plantean, tiene que ver con cómo nos vamos relacionando en nuestro
trabajo cotidiano entre nosotros y con el mismo Modelo Educativo.
Hemos heredado y vamos reproduciendo una forma de relacionarnos y de organizarnos que se expresa en acciones “verticales”, no
es casual que la reforma educativa que más ha tenido y tiene influencia en nuestra realidad, tenga que ver con la Reforma Banzer de
los 70s, que es la estructura de relación y de organización que sigue vigente aún hoy en muchos aspectos. El problema es que este
tipo de relaciones y organización vertical y lineal se diseñó para tener un sistema educativo que opere por el cumplimiento y subordi-
nación del maestro, en la perspectiva de tener maestros casi sin ningún margen de acción, lo que se articuló muy bien a su proyecto
pedagógico conductista y a una educación por objetivos, que reducía la formación a la transmisión simple de contenidos. Entonces,
existía coherencia entre la estructura de relaciones (vertical y punitiva), el modo de organización y el proyecto educativo que se quería
imponer. Una muestra de esta herencia es que los instructivos se hayan convertido en el lenguaje de comunicación y en la forma de
relación naturalizada entre autoridades y maestros, donde, si no hay instructivo no se hacen las cosas y donde si no tiene un instructivo
tampoco se asume la posibilidad de tomar iniciativas.
128 El problema que vamos atravesando es que un proyecto educativo que es liberador que plantea un proceso educativo diferente, el
MESCP, cuando se lo quiere desarrollar en el marco de una forma de relacionarse y de organización “vertical”, termina operando y de-
sarrollando prácticas contrarias a las planteadas. Lo que estamos viviendo entonces, es la permanencia de una forma de relacionarnos
que hemos ido naturalizando (como lógica vertical y de control) que sigue funcionando en el proceso de implementación del nuevo
Modelo Educativo, que en su desarrollo nos puede estar llevando a reproducir lo que hizo el proyecto educativo de Banzer, esto es,
irnos acostumbrando a las exigencias de la estructura vertical de la que somos parte, es decir, esperar a que nos digan lo que debemos
hacer en el nuevo Modelo Educativo desde arriba para cumplir o en su defecto, desde las instancias “superiores”, el asumir que se debe
definir en procedimientos y métodos cada vez más claros para que el maestro “aplique” el Modelo Educativo.
Lo que para nosotros aparece como un gran problema, ya que, queremos construir un proyecto educativo, abierto, transformador y
creativo, pero nuestra estructura y modo de trabajo es vertical, de control, de cumplimiento y deja sin margen de acción a las y los
maestros (basta mencionar algunos ejemplos como la tensión que se va viviendo al intentar hacer corresponder lo que se hace en
la práctica educativa con el uso obligatorio de formatos en la planificación curricular o la evaluación), lo que está deviniendo en un
cumplimiento formal de los “formatos” e “instrumentos” del MESCP.
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Si ampliamos el debate más allá de los aspectos formales que tiene el MESCP, lo fundamen-
tal y prioritario a ser tomado en cuenta son los Sujetos, nos referimos a las y los Maestros,
Estudiantes, Comunidad educativas en general. Sin los cuales no es posible ningún proceso
de transformación.
El incorporar a los sujetos de la realidad educativa como lo central del proceso de transfor-
mación de la realidad educativa, nos plantea una nueva perspectiva para encarar el proceso
de “concreción” del Modelo Educativo. Se trata de un proceso de mayor complejidad que
involucra tomar en cuenta elementos de la realidad que no hemos trabajado hasta ahora
de forma explícita.
Si trabajamos desde los sujetos y la realidad en la que convivimos, el proceso que encara-
mos para concretar el modelo educativo, tiene que ver con este primer nivel de trabajo,
el “ponernos de acuerdo”, respecto a las visiones y aspiraciones diversas sobre lo que se
pretende hacer desde el trabajo educativo.
Pero este proceso de “ponernos de acuerdo”, pasa por reconocer nuestra realidad y partir
de ella, no negarla ni ocultarla (como se termina haciendo cuando se priorizan los formatos
y procedimientos). Por eso una clave para ir en proceso trasformando nuestra práctica edu-
cativa, tiene que ver con reconocer lo que somos y lo que estamos haciendo, ya que esto se
convierte en el punto de partida para cualquier cambio que pretendamos realizar. En este
sentido, un paso de vital importancia será encarar un proceso de “sinceramiento” entre lo
que vamos planificando en los PDCs y nuestra práctica educativa concreta, esto es, partir de
lo que efectivamente hacemos, para encarar el proceso de transformación. 129
Otra clave tiene que ver con la idea de “proceso”, ni la realidad, ni los sujetos, operan
como máquinas que pueden reproducir un modelo, de algún producto, con resultados
inmediatos (lo que presupone una concepción de realidad lineal sin fricciones). Los sujetos
desarrollan “procesos” de transformación, porque están insertos en realidades complejas,
configuradas por lo que van haciendo otros Sujetos con los que interactúan, por eso no
puede sólo aplicar lo que le mandan, ya que debe “articular” las voluntades de los otros
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Claves que solo pueden ser trabajadas desde el “cara a cara” y la reflexión colectiva sobre
la práctica que vamos desarrollando y los aprendizajes de la misma, lo que tiene que ver
con la capacidad de movilizar las voluntades antes que instruir el uso de formatos formales.
130 Es preciso recuperar el sentido que tiene un Plan de Clase. El Plan de Clase como tal es un
instrumento que ayuda a organizar el proceso educativo que llevará adelante un maestro/a.
Si bien, esta idea básica de lo que sería un Plan de Clase parece como de sentido común,
involucra la discusión de algunos elementos de fondo que hay que visibilizar.
El Plan de Clase visto desde el Maestro como Sujeto, es un apoyo, es lo que ayuda a organi-
zar el proceso educativo que se llevará adelante. En este sentido permite organizar las ideas
que van emergiendo a la hora de pensar en la forma en la que se va a desarrollar su proceso
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Planificar, como el
Sujeto acto de imaginar y
Maestro/a organizar el proceso
educativo
Realidad
A diferencia de un razonamiento que piensa al maestro como un “aplicador” al cual hay que
darle los formatos y procedimientos simples para que “aplique” (camino que hemos visto
ya habría llegado a su límite histórico, puesto que no nos permite avanzar en la transfor-
mación más allá de lo ya hecho), partir del sujeto maestro supone dar las condiciones para
que emerja la iniciativa y el hacerse cargo de la responsabilidad que involucra educar. Hasta
el momento parece que la burocratización que vamos viviendo como maestros, al achicar
el margen de acción que se tiene y como se va considerando al maestro solamente como
“aplicador” de lo que otros definen y diseñan; esta forma de asumirnos como maestros, de
131
forma simultánea nos quita iniciativa (se la castra) y así mismo tiempo quita la responsa-
bilidad por la práctica que desarrolla, como efecto no intencionado de la forma vertical y
coercitiva de la relaciones que se van viviendo en el sistema educativo. Brindar espacios de
autonomía al maestro es condición de posibilidad para la constitución de sujetos; no pue-
de haber sujetos que solo operen por el instructivo, el sujeto es porque toma la iniciativa
y la responsabilidad de producir realidad, al transformar la realidad por sí mismo y no por
encargo de otros.
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El aprendizaje que retomamos de esta reflexión es que no puede haber Modelo Educativo
Sociocomunitario Productivo, en un contexto donde solamente operen relaciones verti-
cales y de control, esto es, con un maestro que asume una relación de cumplimiento y
que se asume como un “rol” que se limita a “aplicar” lo que otros definen. Concretar el
Modelo Educativo, por su perspectiva e intencionalidad de transformación, parte de una
persona “libre”, que cree, que piense por sí mismo, que haga las cosas por sí mismo; y si las
relaciones que vamos reproduciendo sólo obligan a cumplir, nos vamos a terminar acos-
tumbrando a que solamente haremos las cosas por el miedo a la sanción, por tanto, repro-
duciendo actos mecánicos que no van teniendo sentido para nosotros. En otros términos,
el MESCP, a diferencia de una pedagogía conductista, no se puede desarrollar a partir de
“procedimientos” cerrados que alguien aplica por coerción; una educación liberadora sólo
la puede desarrollar alguien que tenga la pretensión de liberación y desarrolle prácticas
en ese sentido.
Sin embargo, el plantear las relaciones como el logro de la potenciación de los sujetos,
terminaría siendo una idea absolutista, en realidad se trata de estar conscientes de la re-
lación articulada al horizonte y/o proyecto común, quiere decir; ser conscientes del por
qué y para qué establecemos las relaciones. En el cotidiano de nuestro trabajo al interior
de la institución educativa, solemos establecer (de manera inconsciente) relaciones para
la anulación o negación del otro, lo hacemos cuando desarrollamos los contenidos desde
el acto de simple cumplimiento, nuevamente la idea del educar aparece como el encargo
del otro. Hecho similar sucede en nuestro trabajo como gestores educativos cuando nos
relacionamos con los diversos actores educativos, lo hacemos desde el espacio jerárquico,
entonces la decodificación del trabajo aparece como el favor que realizamos, pero ese favor
132 es el mandato del otro.
¿Qué características son las que configuran las potencialidades de mis estudiantes? ¿Cuáles
son las capacidades desarrolladas en mis estudiantes, de qué manera puedo potenciar esas
y otras capacidades? ¿Para qué potenciar la diversidad de capacidades que muestran mis
estudiantes? ¿De qué manera los contenidos a encarar en el proceso de aprendizaje son
pertinentes para potenciación de las capacidades de mis estudiantes? ¿Qué posibilidades
tenemos para que los contenidos a desarrollar respondan a las necesidades y problemáticas
del contexto y cómo los contenidos les ayudan a los estudiantes a transformar su realidad?
Como adelantamos, la elaboración del Plan de Clase no pasa por definir un nuevo formato
de pensar y organizar su práctica educativa transformadora. Para lo cual no hay recetas, es
por eso que es más pertinente en pensar en “claves” antes que en pasos a seguir.
• Generar las condiciones para compartir lo que vamos haciendo en nuestra práctica
real.
El primer paso para comenzar a desburocratizar los Planes de Clase, es sincerar lo que
planificamos en el papel y lo que vamos haciendo en la práctica. Compartir lo que vamos
haciendo en nuestras clases es una primera forma de superar el formalismo y comenzar a
transformar nuestra práctica educativa, esto es ir dejando de llenar las planificaciones solo
por el hecho de cumplir con los formatos “oficiales”, sino hacer visible en la planificación
lo que efectivamente hemos pensado trabajar en nuestros procesos educativos. Este reco-
nocer lo que nos va pasando y lo que estamos haciendo, es la base para dialogar con las
siguientes claves.
Hasta ahora el tipo de relación que hemos establecido con el MESCP es como la obligación 133
que nos viene desde arriba, certeza, que en nuestra experiencia, ha ido apareciendo como
un momento de sentirnos más restringidos en lo que podemos hacer, por asumir que el
modelo son sus procedimientos y que estos estarían cerrados y serían inamovibles. En otras
palabras hemos sentido que el modelo nos carga de más tareas formales, más planificacio-
nes, pero no nos contribuyen en nuestro trabajo. Experiencia que se ha reproducido por el
tipo de relación burocrática y de cumplimiento con la que nos hemos ido relacionándonos
con el MESCP.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Esto involucra pasar de una relación vertical y de cumplimiento con el MESCP a una relación
de diálogo, donde sea el sujeto que vaya articulándose a las nuevas posibilidades que el
proyecto educativo le plantea como nuevos espacios para realizarse.
Desde lo planteado podemos proponer la relación con el MESCP como un nuevo espacio
de mayores posibilidades. Nos referimos a una coyuntura que nos va ampliando lo que
podemos hacer desde nuestra misma práctica educativa, por ejemplo, mucha de nuestra
experiencia educativa se restringía a rígidos documentos como el leccionario o manuales
oficiales que estábamos obligados a cumplir, ahora, a diferencia de esos contextos, tene-
mos la posibilidad de tomar iniciativas, que nos permitan crear y producir. Existe un aba-
nico de nuevas posibilidades desde donde enriquecer nuestra práctica educativa: el poder
relacionar los conocimientos de nuestras áreas con nuestra realidad para generar mayor
motivación en los estudiantes, el poder formar a los estudiantes en aspectos que no se
reducen al examen memorístico, el poder producir para contribuir a transformar nuestra
realidad, etc.
Planificar entonces es articularnos a las nuevas posibilidades que tenemos para desarrollar
nuestra práctica educativa, lo que involucra que sin negarnos como sujetos ingresemos en
un espacio de diálogo con las posibilidades que nos abre el MESCP y el espacio de su im-
plementación.
Para planificar entonces, aparte de saber nuestros contenidos, la clave es articularnos a las
posibilidades nuevas que nos plantea el MESCP:
Lo que no hay que perder de vista, es que es el maestro como sujeto el que dialoga con las
posibilidades que le plantea el MESCP para su práctica; por tanto será el sujeto, en proceso,
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Educación
Se trata de irnos acostumbrando a pensar el por qué y para qué hacemos lo que hacemos
en nuestra práctica educativa, lo que tiene que ver con priorizar el sentido del proceso que
vamos a desarrollar antes que circunscribir nuestra práctica a formatos externos. Se trata
de un momento central de la planificación de clase, ya que acá nos preguntamos: ¿Qué ex-
periencia educativa vamos a hacer vivir con los estudiantes con el proceso educativo?, ¿qué
capacidades de los estudiantes vamos a desarrollar con el proceso educativo?
Lectura complementaria
Se trata de hacer un balance global de las acciones que se han venido desarrollando
desde el Ministerio de Educación en los últimos años, para, desde las limitaciones encon-
tradas en el estudio, establecer los criterios mínimos y provisionales para desarrollar un
conjunto de propuestas que permitan ampliar las posibilidades de la transformación que
está en marcha.
Es un momento cuya expresión fue la definición de las líneas generales del MESCP, esto
es, un momento de generación de la “forma” institucional y de la propuesta pedagógica,
donde se cubrió una necesidad urgente para su momento: el establecer elementos ope- 135
rativos mínimos para comenzar a trabajar en el marco de la nueva propuesta educativa.
Se trata de un momento clave, que permitió “rayar la cancha” de la nueva realidad edu-
cativa, su fuerza estribó en generar una “línea” de debate y de procedimientos comunes,
pero en su fuerza también se van encontrando sus limitaciones, ya que definir los trazos
procedimentales comunes, obligó a llegar a algunos extremos, como el querer establecer
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Lo logrado en estos años es un paso fundamental, el haber instalado las líneas de trabajo y
de debate educativo, estableciendo las “ideas fuerza” que circulan en el nuevo ambiente
de la realidad educativa, que es compartido de forma general. En este contexto, lo que
muestra el estudio, es que esta forma de trabajo, que nos ha permitido hacer avances vitales
para el proceso de transformaciones, estaría ingresando en un proceso “entrópico”, ya
que mucho del terreno avanzado y ganado, tiende a perderse y a erosionarse justamente
porque el efecto de esta “centralización”, termina reduciendo el margen de acción de los
sujetos y se va convirtiendo en un espacio de presión por el cumplimiento formal, que no
permite ampliar los procesos de transformación de la práctica educativa de los maestros4,
ya que se concentra en el “control” formal del cumplimiento del uso de protocolos e
instrumentos. Ahí se encuentra su fuerza reguladora, pero ahí también se encuentra su
límite y su imposibilidad de sostenerse a largo plazo y, por tanto, la necesidad de ser
sustituido por otras formas de trabajo con los maestros.
Como hemos mostrado en el estudio, los criterios y la propuesta educativa que plantea
el MESCP y la Ley 070, son compartidos por la mayoría de los maestros, y lo que se va
cuestionando son sus procedimientos y su burocracia. En muchos casos, se confunde la
propuesta educativa con la experiencia de no tener tiempo por dedicarse a llenar infor-
mes y requisitos que se van pidiendo desde instancias superiores. Si no se subsana este
problema estructural, esto es, la forma vertical y burocrática en la que ha devenido el
proceso de implementación del MESCP, bajo su inicio “centralizador” como forma de tra-
bajo, se corre el riesgo de que se vaya ampliando la perspectiva que confunde el rechazo
a la sobrecarga de tareas en informes y burocracia con la propuesta educativa global, esto
es, se termine de confundir los procedimientos burocráticos como si fueran en sí mismos
el modelo educativo; lo que devendría en el agotamiento temprano de todo el proceso
de transformación que se pretende desarrollar.
Es un momento clave, donde las propuestas no se pueden limitar a hacer “ajustes parcia-
les” o superficiales, se trata de la necesidad de un cambio de perspectiva para desarrollar
una pro- puesta que permita atender los problemas de fondo del proceso, no sólo aspec-
tos puntuales.
4 La similitud con otros procesos históricos no es casual, el Estado Soviético, llevando hasta las últimas consecuencias sus ideas teóri-
cas, intentó abolir el dinero y las relaciones mercantiles (en el momento de la economía de guerra), lo que involucraba un “control” y
“coerción” de las relaciones de producción e intercambio de toda la población, es decir, el querer controlar el último reducto de la vida
de las personas, lo que en los hechos no se puede controlar; el resultado de este “intento” fue el colapso de su sistema económico
y el aprendizaje de que una economía no puede abolir el dinero ni las relaciones mercantiles. Es por ese aprendizaje histórico que la
propuesta posterior de la planificación del estado soviético, va a presuponer que se tiene que establecer un espacio de planificación,
pero asumiendo espacios de “autonomía” de las empresas, lo que era visto como una “tensión” inevitable. (Hinkelammert, Crítica de
la Razón Utópica) ¿no es un aprendizaje histórico similar el que nos toca encarar y asumir?
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A qué se debe que los procedimientos y formatos de evaluación (matrices, rejillas), nos
vayan apareciendo como elementos que asumimos se “deben aplicar” por nuestro equipo
de maestros como la única posibilidad de realizar estos procesos. ¿Hemos analizado las 139
consecuencias que va teniendo esta forma de trabajar la evaluación con nuestro equipo de
maestros?, ¿hemos podido escuchar lo que nuestro equipo de maestros va pensando y sin-
tiendo respecto a los procedimientos de evaluación?, ¿qué pasa con el tiempo que invier-
ten en el desarrollo de esos procedimientos?, ¿estos procedimientos van logrando tener
sentido y utilidad para el trabajo de las y los maestros de nuestra UE? Como Director de la
Unidad Educativa, ¿para qué y por qué gestionamos la evaluación de esta manera?, ¿para
quién hacemos cumplir la aplicación de procedimientos (matrices, rejillas)?, ¿qué sentido
tiene para nosotros la evaluación que contribuimos a “aplicar”?
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La experiencia que vamos teniendo con la evaluación, que se puede sintetizar en: “el cum-
plimiento de un procedimiento complejo definido por una instancia superior que nos ve-
mos obligados a aplicar”, donde, a pesar de que tengamos observaciones a la misma y que
vayamos conociendo las consecuencias, a veces negativas, que va teniendo en el trabajo de
nuestro equipo de maestros, terminamos contribuyendo a su cumplimiento como la única
forma de entender nuestra tarea como directores respecto a la evaluación.
Esto que vamos viviendo tiene que ver con el tipo de relaciones que vamos configurando
al interior del sistema educativo, que podemos resumir en el: “yo no voy a hacer nada si
no hay un instructivo” (desde el punto de vista del maestro) o su correlato: “si no hacemos
instructivo u hoja de servicio nadie hace nada” (desde el punto de vista del director), sín-
toma de una estructura institucional que a lo largo del tiempo ha venido “funcionando”
de forma vertical y que ha naturalizado al instructivo como el modo de relacionarse entre
autoridades y maestros; además que se ha constituido en la forma en la que se desarrolla
el trabajo educativo: por encargo del otro, que se expresa en el: “díganos cómo hacer”, o en
el: “denos la receta” como necesidad naturalizada, al asumir lo que otros definen como lo
que tenemos que hacer (que expresa lo que nos va pasando respecto a los procedimientos
de evaluación).
No se trata de una crítica anarquista a toda estructura vertical y centralizada, ya que, ésta
puede tener utilidad y pertinencia si permite una organización y orientación de políticas
y proyectos comunes y no dispersos. Forma de trabajo necesaria para lograr estabilidad y
coherencia en la gestión de, en este caso, las políticas educativas, en espacios territoriales
amplios.
Lo que vamos cuestionando es el “exceso” de esa lógica, que se manifiesta por ejemplo en
el querer normar los procesos más “íntimos”, en el sentido de que es algo que los maestros
definen y tiene que ver con los espacios últimos de reproducción de, en este caso, el trabajo
profesional de un educador: su aula (su espacio educativo). El espacio educativo, que sería
el espacio de relación “cara a cara”, de relación directa entre maestro, estudiante y la reali-
dad circundante. Se trata de un espacio orgánico y vivo, cuya forma de vinculo es la “praxis”
entre sujetos, que siempre es una relación inédita de producción de lo nuevo, relación que
en última instancia no se puede normar (¿qué persona en el mundo tiene un protocolo para
relacionarse en la vida cotidiana, en la familia o en el encuentro con otra persona?).
La fuerza que opera por detrás de esta relación es la pretensión de control de parte de la es-
tructura de autoridades del sistema educativo, que se articula a una tendencia de parte de
la base de maestros del sistema educativo que vamos asumiendo como un hecho normal el
que nos vayan normando lo que tenemos que hacer (hasta se lo demanda!).
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¿Qué pasaría si nuestra relación con los “procedimientos” y “formatos” se los trabaja desde
las necesidades y el sentido que le pone el maestro, no como encargo del otro externo, sino
como algo que surge de la iniciativa propia del maestro? Desde esta perspectiva, los “pro-
cedimientos”, “formatos” y cualquier “instrumento” recupera su razón de ser, que es ser
un apoyo para el sujeto que lo diseña y lo usa en su práctica. Acá no nos entrampamos en
el autoengaño del cumplimiento formal, ya que es más posible configurar una continuidad
entre lo que organiza un sujeto apoyado en un determinado “instrumento” y la práctica que
realiza (sea en la planificación o evaluación).
Extracto del texto: Elementos para leer la transformación de la realidad educativa. Estu-
dio preliminar de la percepción de maestras y maestros acerca de la implementación de
la Ley 070. Pág. 32 a la 39.
En el complejo contexto descrito, donde los maestros van percibiendo “menos tiempo”
y una aceleración de sus tareas cotidianas, son justamente “procedimientos nuevos”,
como la evaluación curricular, las que se convierten en dispositivos de presión cotidiana
para el maestro.
141
Son varios los problemas que se van mostrando entorno a la evaluación, las dos más recu-
rrentes son: las dificultades en la comprensión del proceso de evaluación y el “ampuloso”
procedimiento con “muchos instrumentos” que complejiza el trabajo de los maestros. En
este panorama general, las consecuencias son concretas, si bien existe un buen número
de maestros que van desarrollando con cierta “rigurosidad” los procesos de evaluación,
la mayoría se ve obligada a “improvisar”, lo que sería el efecto de la presión por “cumplir”
y los plazos cortos con los que se encuentran.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
“…se han cargado de mucho trabajo porque aparte de planificar, tenemos que pre- parar
la actividad lo que vamos a desarrollar, lo que son los momentos metodológicos, criterios
de evaluación, objetivos holísticos etc. en cada clase y cada día tenemos que trabajar ya
no hay descanso entonces yo creo, que ha sido mucho para el maestro una carga más en
sí, el trabajo es más arduo para el maestro” (Maestro La Paz).
Si bien esto no es algo generalizable, es una de las tendencias más fuertes que se va en-
contrando, esto es, en muchos espacios se va reduciendo la experiencia de implemen-
tación del MESCP a la presentación de planificaciones, informes y otros instrumentos.
Forma de relación con los elementos nuevos que va planteando el MESCP, que también se
reproduce en el caso de la evaluación. La sospecha se va profundizando al ir mostrando
que se vive la tensión por “cumplir” con la formulación de elementos del trabajo del maes-
tro como los “criterios de evaluación” ante los que no se tiene seguridad, pero no por una
necesidad educativa de fortalecer el trabajo del maestro, sino por el hecho de “cumplir”.
“…soy maestra del nivel de educación secundaria del área de comunicación y len-guaje,
me atrevo a decir que no estamos acostumbrados a planificar y tampoco tenemos
142
5 Es importante distinguir el carácter “formal” de muchos de los procedimientos e instrumentos que se le solicita, o en el peor de los
casos se le exige, a los maestros, ya que se trata de procedimientos e instrumentos que no necesariamente están vinculados a la
práctica concreta de los maestros; es por eso que estos instrumentos son formales, ya que, en muchos casos, se convierten en la
exigencia de cumplimiento, una tarea más, que no tiene utilidad práctica.
6 Nos referimos a actores del sistema educativo como los técnicos del Ministerio de Educación, técnicos de las Direcciones Departa-
mentales y Distritales.
7 Lo que involucraría un ejercicio de reconocimiento de las condiciones de trabajo, las experiencias educativas, por tanto, un ejercicio
de “escucha” a los maestros, para visibilizar los problemas que van encontrando en su trabajo cotidiano, y no solo la actitud de
“sensores” que regulan si hace bien o no las cosas (las cosas formales, en este caso), como actualmente ocurre.
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¿Qué sentido se le está dando a la evaluación?, ¿cómo está siendo interpretada por los
maestros?, se trata de preguntas fundamentales para ir superando un panorama que va
visibilizando una sensación del “hacer las cosas por cumplir”, ya que en muchos casos va
apareciendo la distancia explicita entre los elementos “formales” que va cumpliendo el
maestro: llenado de instrumentos, elaboración de criterios de evaluación, planificacio-
nes, etc., que no van teniendo relación con la práctica concreta, lo que se convierte en
el problema fundamental a atender en la evaluación: la relación entre lo que efectiva-
mente se hace en la práctica y un procedimiento de evaluación que sea pertinente a esa
práctica, es decir, que ambos procesos tengan sentido para el maestro y no se reduzca a
cumplir formatos; problema que es necesario de ser encarado para superar la experien-
cia “formal” y burocrática en la implementación del MESCP.8
“No recibimos apoyo de parte de la administración, entonces cada uno hace lo que
siempre ha hecho, tal vez demostrando en papeles otra cosa pero en el hacer mate-
máticas valora las practicas nada más, practicas uno, dos, tres, cuatro, en el saber y
hacer entrarían los exámenes y en el ser evalúan más la responsabilidad, lo primero
que evalúan en el ser es la responsabilidad, en el DECIDIR ahí está un poco más com-
plicado pero los colegas lo relacionan con el SER tal vez las mismas notas incluso lo
colocan, de esa manera se trata de subsanar, sino se entiende trata de hacer y llenar
los formatos que se piden y nada más” (Maestra Santa Cruz).
8 Que tiene varios matices, ya que se van encontrando experiencias de maestros que plantean otro tipo de problemas. Por ejemplo,
en el caso de maestros que pretenden trabajar con ciertos niveles de rigurosidad, la experiencia se convierte en una tarea que va
requiriendo mayor tiempo y espacio. “…en el aula es imposible estar calificando o poniendo la valoración en el cuaderno pedagógico,
normalmente lo hacemos en casa, la ventaja que tenemos es que somos de primaria y estamos todos los días con nuestros estudiantes
y ya los conocemos, pero en secundaria es con horario mosaico y es mucho más complicado” (Maestra La Paz).
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“Antes la evaluación era más sencilla ahora es complejo, nosotros somos maestros
de secundaria, tenemos una sola vez a la semana, nosotros no podemos calificar las
dimensiones del ser y decidir, no podemos calificarles minuciosamente porque es muy
burocrático tenemos que utilizar muchos instrumentos de evaluación, yo vengo una
vez a la semana, de algunos no conozco ni sus nombres, sobre todo de los que son
por primera vez mis alumnos, del primer año de secundaria, les conozco de vista per-
fectamente, tengo que alguna vez tomarles, del ser, según lo que han dado sus eva-
luaciones, según a lo que se han autoevaluado, todo ello, entonces es muy complejo
elaborar instrumentos y herramientas de evaluación esa es la dificultad que nosotros
tenemos, en el horario y la carga horaria que tenemos para calificar sobre todo el ser
y el decidir” (Maestro Potosí).
Todas estas complejidades en las que está inmerso todo el proceso de evaluación, que
como ya vimos es el “proceso de calificación”, orilla a los maestros a improvisar y a inten-
tar cumplir con los requerimientos administrativos de la forma más ágil posible, lo que
configura un ambiente de flexibilización de los diversos actores, cuyas consecuencias son
varias, entre ellas, la perdida de rigurosidad del maestro en su trabajo.
“…del centralizador de evaluación que está en las cuatro dimensiones de cada plan de
desarrollo curricular luego tenemos que sumar y promediar; otros maestros que no
hacen todo este proceso para la evaluación, solo evalúan al tanteo y presentan solo
el centralizador del bimestre y la evaluación cualitativa lo llenan al cálculo o a ojo
de buen cubero, por ejemplo en la dimensión del saber están otorgando una califi-
cación con examen y exposiciones en la dimensión de hacer evalúan la carpeta o los
trabajos prácticos, en las dimensión del ser evalúan si el estudiante es respetoso si
ha cumplido con las tareas y en la dimensión del decidir evalúan si es un buen chico
y le colocan un buen puntaje lo más contradictorio es que todo esto no está relaciona-
do con la planificación de desarrollo curricular, esta es una realidad de muchos colegas
que no lo dicen” (Maestro).
“…Otra cosa es que la evaluación es un poco complicada, cómo vamos a calificar el ser 145
a los estudiantes, ¿vamos a ponerles una nota al azar? Porque el SER es algo complica-
do, ver a nuestro alumno en su desarrollo del ser, cómo le voy a calificar, es difícil, hay
ciertos errores garrafales en la evaluación, por ejemplo, hemos analizado, tendríamos
do una sola nota en el centralizador del bimestre, en otras unidades educativas por no complicarse en la evaluación cualitativa colocan
desarrollo pleno (DP), desarrollo óptimo (DO), desarrollo aceptable (DA) o en desarrollo (ED) es decir que no escriben de forma literal”
(Maestro de Pando).
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que estar permanentemente con el estudiante, dentro del aula difícilmente lo vamos
a poder evaluar” (Maestro).
En el caso de primaria el desajuste que van experimentando, tiene que ver con el hecho
de que, si bien se van desarrollando los procesos educativos articulando las áreas de sa-
beres y conocimientos, la “calificación” de la libreta, se la realiza por cada área de forma
separada, lo que involucra un proceso de traspasos de calificaciones de unos centraliza-
dores a otros y a cálculos diversos que se ven obligados a hacer los maestros.
“Es complicado para primaria tomar una evaluación por áreas y uno se va acumulan- do,
es complicado poner un criterio para cada estudiante, ahí uno se amanece, aparte de
hacer los informes y la presión de los padres de familia en cuanto al avance de los con-
tenidos… somos muy pocos maestros los que estamos implementando de esa forma,
porque otros para evitarse de todo ese trabajo evalúan al azar, lo que si hacen prevalecer
los contenidos porque en la libreta escolar solo exigen la nota final” (La Paz).
“El director nos exige y nos dice que tienen dos días para entregar las notas del bimestre
y los responsables son los asesores de cada curso, el asesor se encargaba de centralizar
146 las notas de todas las áreas para el boletín de los estudiantes, en algunas ocasiones no
se pasaba clases por estar centralizando las notas del proceso de la evaluación, antes de
centralizar, se tiene una reunión con todos los maestros de las diferentes áreas y se dis-
cute estudiante por estudiante para no tener dificultades, algunos colegas no entregan
el centralizador del bimestre en digital sino en medio físico y no presentan de forma
ordenada y esto toma otro tiempo, si uno no quiere complicarse solo pide las notas de
cada área y lo sube al centralizador del bimestre” (Maestro Cochabamba).
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“En una ocasión vi a maestros que humillan a los estudiantes por motines y los reprueban
en el bimestre entonces el asesor tiene que corretear detrás de algunos colegas y lo peor
no tienen evidencias pareciera ser porque le cayó mal toman esas decisiones, entonces
el asesor tiene que hablar con los colegas para ayudar a los estudiantes, esa es otra
realidad que muchos colegas no dicen, que la calificación final del bimestre o anual lo
hacen por tanteo y no saben cómo evidenciar, porque muchos maestros concluyen sus
clases o cumplen con su horario y se van volando como dicen muchos, entonces cuando
hay situaciones complicadas en el proceso de la evaluación con algunos estudiantes ahí el
director corrobora y dice, hagan el milagro no quiero tener problemas. Entonces pienso
que es muy burocrático el proceso de la evaluación hay mucho papeleo (Maestro Pando).
147
La burocratización como anulación del sujeto
Lo que vamos viviendo y los efectos que vamos encontrando a partir de la fuerte “centrali-
zación” y “verticalidad” en la forma en la que nos relacionamos a los instrumentos de “apli-
cación” del MESCP (formatos, matrices, rejillas, etc.), es solo la expresión de una estructura
burocrática, que siendo necesaria para gestionar una institución de gran magnitud (como el
estado), su extremo, la “burocratización”, es la que genera como consecuencia la anulación
del sujeto y la pérdida de sentido de nuestras acciones.
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¿De qué se trata la burocracia? se podría decir que es la parte de las instituciones que opera
de forma “administrativa”, a partir de una organización jerárquica de delegación de tareas,
que están mediadas por protocolos y procedimientos, que permiten coordinar acciones
complejas entre varios actores. Esta estructura burocrática permite que muchas institu-
ciones vayan funcionando y brindando algún servicio a una determinada población (por
ejemplo la gestión de los servicios del agua, luz, los impuestos), se requiere una organiza-
ción ordenada y de tareas específicas cuando se trata de hacer gestión de las “cosas” como
recursos, servicios, etc. Es lo que podemos llamar la gestión como administración, que pasa
por una gestión que está diseñada a partir de protocolos y procedimientos cerrados que
garantizan, la administración de cosas.
Pero, la gestión de cualquier espacio institucional es, antes que solo administrativa, tam-
bién política en el sentido de que las instituciones responden a necesidades puntuales de
la población y se orientan, en última instancia a gestionar la reproducción de la vida de una
sociedad. En otras palabras, las instituciones tienen un sentido, que es asumido por sujetos
que contribuyen a llevar adelante ese sentido de la institución como base de su organiza-
ción y como lo que orienta las acciones cotidianas.
Se trata de una forma de relación donde el sujeto se asume como un rol determinado, se
es funcionario, por tanto se tiene una función específica, hasta un manual de funciones. El
asumirse como un rol determinado involucra saberse que se tiene tareas específicas que no
los define uno mismo, lo definen otros, muchas veces lejanos a la realidad en la que se vive,
pero cuyas “directrices” llegan como un mandato que se debe cumplir a partir de procedi-
mientos cerrados que orientan, respaldan y verifican las tareas que se hacen10
¿Cuáles son los efectos del proceso de burocratización cuando lo que se gestionan no
148 son “cosas” sino la formación de personas? Uno de los efectos poco debatidos de la
burocratización en nuestro trabajo es que al ir asumiendo que es el Ministerio de Educación
quien debe definir los procedimientos, protocolos y formatos, sea para planificar o para
10 Una de las experiencias más extremas de la anulación del sujeto que se opera por efecto de la burocratización, es lo ocurrido con las
personas que fueron parte del aparato burocrático del estado alemán en el holocausto judío producido por los Nazis. Se trató de una
organización burocrática muy meticulosa de procedimientos y protocolos que permitía una alta coordinación de acciones dirigidas a la
aniquilación de hombres y mujeres judíos y de otras pertenencias étnicas, religiosas y culturales (negros, árabes, homosexuales, etc.).
Los operadores de esta maquinaria, entendían que solo cumplían sus obligaciones de forma rigurosa, por tanto no sentían culpabilidad
de los efectos de sus actos (Bauman 2005).
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evaluar, lo que estamos haciendo es asumir que otros son los que definen lo que tenemos
que hacer, incluso en lo referido en nuestra práctica educativa, en cómo hacemos nuestro
trabajo. Asumimos, en otras palabras, nuestro trabajo como el “encargo del otro”, a quien
le rendimos cuentas a través del llenado de formatos, matrices y rejillas, que se constituyen
en el elemento de control de lo que supuestamente debemos hacer.
Como asumimos que lo que hacemos es el encargo del otro, entonces perdemos de vista
que priorizando lo que otros nos encargan, que muchas veces son aspectos formales como
el llenado de formatos, terminamos asumiendo que nuestra mayor responsabilidad se ca-
naliza en esas tareas. En este sentido, nos asumimos como un rol que cumplimos con las
tareas administrativas, ya que es lo que nos piden con mayor énfasis, y vamos dejando en
un segundo plano nuestra preocupación por cómo vamos haciendo nuestro trabajo educa-
tivo. La burocratización, entonces, como proceso de anulación del sujeto, genera perdida
de responsabilidad por la realidad que uno mismo configura y crea, en este caso, por lo
que hacemos en nuestros espacios educativos, y por los resultados en la formación de los
estudiantes. ¿Nos hacemos cargo de la formación de nuestros estudiantes?, ¿asumimos
nuestro trabajo educativo como lo prioritario?, ¿qué tareas van convirtiéndose en las que
más nos terminan preocupando diariamente?
Se trata de recuperar un nivel central de la reflexión sobre la evaluación, así como los pro-
cesos educativos no pueden ser atrapados en esquemas ya que se trata de un nivel de
relación creativa (praxis) entre maestro y estudiante (no hay esquema que pueda atrapar la
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Este punto del análisis es central, se trata de hacer la distinción entre el maestro aplicador
que puede cumplir con las indicaciones pero sin compromiso por lo que hace, ya que asu-
me que es el encargo de otra persona, lo que en última instancia genera un distanciamiento
respecto a los efectos que puede tener sus acciones. En este caso se trata de la constitución
de alguien que cumple un rol y que no ve la relación entre lo que hace y su responsabilidad
ética de los efectos de sus acciones, en este caso, respecto a la formación de los estudian-
tes. Este fenómeno no es casual, es parte de un proceso de anulación de los sujetos, propio
de estructuras burocráticas, que reducen al sujeto a cumplidor de protocolos pensados por
otros, lo que reduce la responsabilidad de los sujetos al cumplimiento de lo definido en otro
lugar; experiencia propia de un “funcionario”, que hace las cosas que le corresponden sin
darle sentido propio a sus acciones.
Se trata del cumplimiento de la función como maquinaria. Lo que va pasando en este tipo
de estructura burocrática es que la maquina es ciega, se mueve por una lógica medio fin,
anula a los sujetos y convierte a los espacios educativos en un sin sentido, donde no se
forman sujetos, se cumple solo con el horario, con el contenido y donde el maestro no es
responsable de los estudiantes, “si le va mal es culpa del ministerio, del gobierno, del técni-
co, del distrital, de los planes de estudio, etc.”
Recuperar el ángulo ético de la educación, el hacernos cargo de los sujetos que vamos for-
mando, tiene que ver con recuperar al sujeto maestro y su autonomía en la creación de sus
propios espacios. Una cosa es la política y la orientación pedagógica que plantea, otra es la
concreción de eso, que siempre es un acto creativo de sujetos. Recuperar al maestro como
el que le da sentido a su espacio y a sus procesos educativos, más allá del cumplimiento y la
aplicación de lo que otros definen, es recuperar a la educación como ética, ya que solo en
esa relación se recupera la responsabilidad de lo que vamos haciendo y sus efectos en nues-
tros estudiantes. Mientras más asumimos lo que hacemos como el encargo del otro, menos
150 nos responsabilizamos y operamos en el “dejar hacer, dejar pasar”, mientras más sentimos
que lo que hacemos, lo hacemos por nosotros mismos, somos más responsables de nuestras
acciones con nosotros y con los otros. Ahí es posible comprometernos con nuestra realidad
más allá de nuestro horario, más allá de nuestro salario o las limitaciones de nuestros espa-
cios. Sin autonomía de los sujetos no es posible transformar ni mejorar la educación.
tanto también visibiliza aquello que va a evaluar y los momentos en los que va a calificar el
proceso con los instrumentos o respaldos necesarios para tal proceso. Si esto es así, y que-
remos promover que el maestro tenga el espacio para desarrollar su práctica de esta forma,
entonces, no se trata de confundir la evaluación como un acto de llenado de matrices hechas
de forma obligatoria, lo que en los hechos solo genera sobrecarga de trabajo y malestar.
Para ayudarnos a hacer la distinción, podríamos decir que evaluar es un acto donde los
sujetos reflexionan sobre los procesos que han realizado, para potenciar el proceso que
realizan, conocer sus debilidades y delinear lo que pueden hacer para avanzar en los desa-
fíos trazados que surgen desde sus necesidades e intencionalidades; lo que alude que eva-
luamos para transformarnos, como acto de sentido. En cambio, calificar es el “intento” por
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Entonces, evaluamos procesos en los que participamos, para fortalecer lo que nos hemos
propuesto, si nos hemos propuesto que nuestros estudiantes se formen en “valores”, en-
tonces evaluar es preguntarnos por los avances que hemos ido logrando en el proceso y lo
que nos falta por hacer. De la misma forma, si nos hemos propuesto que nuestros estudian-
tes sepan leer y escribir en los primeros bimestres de 1ro de primaria, evaluar tiene que ver
con reconocer por qué no todos los estudiantes van aprendiendo a leer o escribir, recono-
cer estos vacíos que vamos dejando nos ayuda a visibilizar acciones para lograr avanzar en
el propósito planteado. En ambos ejemplos, evaluamos, pero desde los sujetos, valoramos
lo que va aconteciendo con los estudiantes, en relación a los procesos educativos que va-
mos desarrollando, en función de lo que queremos lograr de nuestros procesos educativos.
Se evalúa para potenciar a los sujetos, lo que siempre es un proceso de mayor complejidad,
ya que los ritmos son diversos para cada estudiante y los procesos que desarrollemos para
trabajar desde sus necesidades pueden variar de un estudiante a otro. Este proceso es una
concatenación de lectura de realidad, saber leer los efectos que va teniendo nuestras ac-
ciones formativas en las y los estudiantes, como acto permanente, lectura necesaria para la
toma de decisiones que nos permitan avanzar en aquello que nos hemos propuesto desde
nuestros procesos educativos.
familia u otros aspectos que vayan visibilizándose como elementos a trabajar para mejorar
los procesos educativos y donde como Gestores, podemos coadyuvar. Evaluar lo referido a
los procesos educativos se hace vital para cualquier espacio educativo, es lo que permite
fortalecer nuestra institución educativa.
Este proceso de Gestión de la evaluación de los procesos educativos -la más importante
para la institución educativa- se complementa con la gestión de la calificación de las y los
estudiantes, como proceso de formalización de los procesos a partir de la cuantificación de
lo realizado a través de las notas.
El sentido de la evaluación entonces, tiene que ver con el acto concreto de darnos la posibi-
lidad de conocer los efectos de lo que vamos haciendo en nuestra institución y en nuestros
procesos educativos, respecto a las intencionalidades y objetivos que nos hemos trazado.
Saber cómo estamos como ejercicio de toma de conciencia de lo que hemos hecho y lo que
nos falta hacer se hace un proceso necesario para los sujetos y las instituciones. La evalua-
ción entonces más que un acto formal, es un acto para tomar decisiones que nos permitan
avanzar en los procesos que vamos encarando, en nuestro caso, los procesos vinculados a
la formación de nuestros estudiantes.
Lectura complementaria
No se debe ocultar la naturaleza política y ética de la evaluación. “La escuela cumple por 153
la vía de la evaluación una función ideológica del Estado” (Álvarez Méndez, 1995).
Las exigencias de la Reforma (nacidas de la inquietud del legislador más que de la preo-
cupación de los profesionales) ha despertado preguntas y avivado preocupaciones de ca-
rácter técnico: ¿Con cuántas asignaturas suspensas se promociona?, ¿cómo se hacen los
informes?, ¿cómo se promedia la evaluación de conocimientos con la evaluación de ac-
titudes y procedimientos?, etc. Pero no ha despertado interrogaciones sobre cuestiones
esenciales de la evaluación, sobre su dimensión ideológica, política y ética. Por ejemplo:
Cuando se atribuyen todas las explicaciones del fracaso a factores ajenos, ¿cómo se va
a mejorar la práctica profesional, el contexto organizativo, la organización de los conte-
nidos, la metodología de enseñanza, el modo de evaluación...? Son los alumnos quienes
han de modificar sus comportamientos o redoblar su esfuerzo, son los padres y las ma-
dres quienes tienen que ayudar más y mejor a sus hijos e hijas, etc.
En una sociedad meritocrática es lógico que exista un modelo de evaluación que sola-
mente tenga en cuenta los resultados y las calificaciones.
Se realiza a través de pruebas estandarizadas, para todos iguales, aplicadas en los mis-
mos tiempos y corregidas con criterios similares. La evaluación se convierte en una com-
probación del aprendizaje y en un medio de control social.
Clasificación: Como la evaluación tiene un referente comparativo doble (con los mínimos
y con los demás estudiantes) los resultados permiten clasificar a los estudiantes.
Jerarquización: La evaluación encierra poder porque quien evalúa impone criterios, apli-
ca pruebas y decide cuáles han de ser las pautas de corrección. Puede, incluso, negarse a
compartirlas y a discutirlas con los alumnos y alumnas.
Etiología: Este modelo se instala en el sistema porque la sociedad desea contar con indi-
cadores cuantificables del éxito o del fracaso. Los niveles siguientes del sistema educativo
condicionan también la evaluación de los inferiores. De hecho, se van endureciendo las
dimensiones cuantitativas a medida que se avanza en el sistema.
El análisis recoge evidencias de la realidad y del mismo se derivan medidas que no sólo
afectan a los alumnos sino a todo el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Funciones: Las funciones que se potencian desde esta forma de concebir la evaluación
Etiología
156 El origen de esta dimensión está en la propia naturaleza de la escuela y de los procesos
de aprendizaje y enseñanza que se desarrollan en ella. La coherencia del sistema exige
que la reflexión se instale en la dinámica de actuación y en los procesos de evaluación.
Consecuencias
La evaluación, así entendida, lejos de ser un trabajo añadido o una complicación se con-
vierte en un elemento generador de rasgos positivos en la cultura escolar y de cambios
profundos y fundamentados.
Cultura del debate: la evaluación, así entendida, se convierte en una plataforma de dis-
cusión y de diálogo sobre los planteamientos, las condiciones y los resultados del siste-
ma. En ese diálogo intervienen no sólo los agentes de la actividad docente/discente sino
las familias y la sociedad en general, ya que la educación no es fenómeno que les resulte
ajeno o intrascendente.
La evaluación es una de las herramientas educativas más importantes para promover apren-
dizajes pertinentes, pero debe usarse de manera adecuada. No tenemos evidencias de que
aumentando la cantidad de pruebas se obtengan mejores resultados; en lugar de ello, la
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
clave está en ayudar a que las y los maestros usen la evaluación como parte del proceso
educativo, a fin de fortalecer los logros de los estudiantes.
Estos logros son significativos cuando ellos (los estudiantes) tienen la pertenencia de sus
aprendizajes; conocen y comprenden los propósitos del proceso formativo; son impulsados
de manera permanente por los maestros y son capaces de evaluarse ellos mismos encon-
trando posibilidades para mejorar.
En este marco, el trabajo del director, de las y los maestros es también evaluado a partir de
una reflexión conjunta, respecto a cómo estamos desarrollando el proceso educativo des-
de los momentos metodológicos (práctica, teoría, valoración y producción); la relación de
los contenidos y el proyecto socioproductivo; las formas de evaluación; el relacionamiento
con las y los estudiantes; la producción de materiales; la organización de la clase; la rela-
ción con madres y padres de familia y otras organizaciones/instituciones del entorno, etc.
158 En este sentido, existe corresponsabilidad de todos los actores que integran la comunidad
educativa.
• Reflexionemos en CPTGE:
En nuestro contexto específico, ¿qué características debe tener una evaluación que ayude a
mejorar la formación de nuestros estudiantes y la práctica educativa de las y los maestros?
¿Desde las funciones que desempeñamos (como gestores), qué acciones asumiríamos
(cómo haríamos) para que estas características de la evaluación para el aprendizaje cobren
vida en la práctica educativa concreta de las y los maestros en las unidades educativas?
159
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Toda la reflexión realizada sobre la evaluación, tiene sentido si también interpelamos lo que
vamos haciendo en nuestros procesos educativos, se hace necesario entonces, plantearnos
algunos criterios para reflexionar el sentido que le damos a la evaluación en los procesos
educativos
pedagogía para la autonomía y la democracia/ Libia Stella Niño Zafra… [et.al.] - 1ª. ed. -
Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, CIUP, 2013. Págs. 48 a la 50.
Con la propuesta del célebre modelo tyleriano por objetivos se redujo la evaluación a la
aplicación de pruebas objetivas en las que el profesor debía trasladar los conocimientos a
respuestas medibles e inequívocas y que, como bien lo afirma Niño Zafra(2006), se oficia-
lizan y aplican en la actualidad en los sistemas educativos de América Latina basados en su
obsesión por la eficiencia e instituyendo una pedagogía industrial.
Así, se omite su carácter formador a través del cual los demás componentes de la acción
educativa podrían adquirir un nuevo sentido desde el acompañamiento y la reorientación
del proceso y, por el contrario, se asume como “comprobación de aprendizaje” y “medio
de control social” (Santos Guerra, 1998: 18) al establecer un sistema de selección que bus-
ca garantizar tanto el éxito como el fracaso académico y laboral, en el contexto de una
educación basada en el sistema económico que ha encontrado en la evaluación su mayor
mecanismo de control e intervención (Saavedra, 2011). Esto se desarrolla mediante la com-
probación de conocimientos en pruebas estandarizadas que sirven como garantía social 161
de acreditación e indicador cuantificable para la toma de decisiones administrativas en el
sistema educativo.
Esta acción estratégica en que se convierte la evaluación desde la racionalidad técnica acen-
túa su carácter externo, individual, discontinuo, controlador y punitivo; su interés de ge-
neralización en consonancia con su diseño experimental; la preocupación por su validez a
través de pruebas objetivas y su énfasis en resultados predeterminados. De esta manera,
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Por lo que se hace necesario modificar las perspectivas teóricas y prácticas de evaluación en
nuestro sistema educativo, que no permite potenciar los procesos educativos, de tal mane-
ra que se propicie la concreción de procesos formativos donde la evaluación se constituya
en un elemento potenciador del sujeto en conciencia histórica, rompiendo los parámetros
tradicionales esquematizados que anulan la producción y desarrollo intelectual de los estu-
diantes “se trata de evaluar para la comprensión , esa es la cuestión, no de aprender para
ser evaluado, ni de enseñar para evaluar, ni de estudiar para ser evaluado (Álvarez Mén-
dez,2003, 17)”
Realizamos la lectura del siguiente extracto del texto “Didáctica no parametral” de Estela
Quintar, luego nos reunimos en CPTGs para reflexionar en torno a la misma planteando
162 algunas palabras claves e ideas centrales.
…Desde la lógica civilizatoria, la mayoría de las veces, traficamos información que vio-
lenta a los sujetos, en tanto esta información no tiene sentido histórico y sociocultural, y
hacemos que “El otro” -alumno- la asimile y la acomode a como dé lugar; después, para
reforzar esta mecánica de la imposición, evaluamos y calificamos, para luego poder pa-
sar exitosamente por criterios e indicadores de calidad.
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
“La pedagogía del bonsái” es la extremada organización de nuestras prácticas, como ense-
ñantes, para que se puedan aprender en términos de asimilar y acomodar sin desajuste,
sin desequilibrio, sin sujeto de sentido. Ante esta perspectiva, proponemos una “Pedago-
gía de la potenciación”, una pedagogía que trabaje la memoria, la historia y el olvido como
dispositivos de reconfiguración de la realidad; porque, de no hacerlo, estaremos condena-
dos, nos quedaremos desterritorializados, desplazados de nuestra propia identidad.
que no responden a este mundo en América Latina, y se hace como si no pasara nada,
¿Realmente no pasa nada? Seguimos trabajando, con una escuela que se desconecta, se
deshistoriza haciéndose y haciéndonos parte de una lógica instrumental.
Por el contrario, “La pedagogía de la potencia” es una pedagogía que asume la práctica
de la formación de sujetos como una práctica social, como parte de la cultura, y al conoci-
miento como producción de sentidos y significados que se construyen en la relación con
el otro y con lo otro que la realidad nos muestra a la vez que nos oculta.
¿Por qué llegamos a este presente que nos constituye?, ¿Por qué estamos desterritoria-
lizados?, ¿Qué podemos hacer en este presente?, ¿Qué podemos hacer con la violencia
constitutiva en la formación de la subalternidad? Porque la violencia no se da solamente
en términos políticos o en términos de impacto sangriento, hasta a veces -como se mues-
tra en imágenes de noticiosos - espectaculares, sino que —desde nuestra perspectiva—
es violento todo aquello que hacemos en nuestra vida cotidiana que ha perdido sentido.
Cada vez que uno se levanta en la mañana y no encuentra sentidos vitales para levantar-
se, eso es violencia sutil, negativa, que empieza en y con uno mismo.
Cuando empezamos a perder sentido, a naturalizar esta pérdida y a movernos por iner-
cia, somos menos sujetos, nos auto minimizamos y automatizamos; es el sentido el que
permite articular una propuesta que reconfigure realidades donde existe un pensamien-
to universal, pero con una articulación muy concreta en la especificidad histórica desde
donde emerge lo micrológico.
El gran problema que tiene “La didáctica”, vista desde este lugar, es la reflexión del vín-
culo sujeto-sujeto en una determinada situación, y además construir y producir conoci-
miento en esa situación; pero, si estoy en una pedagogía civilizatoria, del bonsái, esto ni
164 me preocupa, lo que me preocupa es transmitir bien el currículo, es decir, las produccio-
nes teóricas y metodológicas ahistorizadas y bien programadas que cierran procesos de
producción del autor.
A partir de las palabras clave y las ideas centrales planteadas anteriormente, desarrollemos
la idea de evaluación no parametral; las siguientes preguntas nos pueden ayudar en este
propósito:
Las ideas planteadas con respecto a una evaluación no parametral nos permite darnos
cuenta de que es indispensable hacer un giro con relación a la forma de evaluar y evaluar-
nos, cuyo sentido en última instancia debería ser profundizaren los procesos educativos
para comprenderlos y tomar decisiones que favorezcan su finalidad formativa; es decir,
“permite definir, seleccionar, diseñar, recoger, analizar, interpretar y usar la información
para incrementar el aprendizaje” (Brown y Glasner,2003: 54). Esta evaluación se caracteriza
por ser flexible, negociada, intersubjetiva y orientada a la evolución integral de todos sus
participantes. “La evaluación para valorar, la evaluación para mejorar el aprendizaje, la eva-
luación como contenido a aprender para su utilización futura” (Bordas y Cabrera, 2001:26),
la cual plantea una oportunidad para producir conocimiento demostrando lo que los estu-
diantes y maestros hacen y aprenden en el aula.
En este sentido, la evaluación es una actividad que configura la comprensión del hecho
educativo y, a través de ella, mejora el quehacer del maestro y el ejercicio estudiantil.
“Evaluar los resultados del aprendizaje es una cosa. Aprender, a partir de la evaluación, cómo
mejorar la educación, es un desafío muy diferente” (Schleicher, 2011: 18) que trasciende las
puntuaciones en las pruebas bimestrales y anuales. El estudiante aprende por medio de la
realimentación que se genera en el diálogo argumentado y crítico(no como abuso irracional 165
del poder) con su profesor, mientras él aprende en tanto reconoce nuevos horizontes de
sentido para su práctica pedagógica. En esta acción comunicativa, los sujetos trabajan de
forma argumentada para construir conocimiento; ambos buscan aprender mediante el
reconocimiento de dificultades por superar, el modo de resolverlas y las estrategias que se
ponen en juego. Su base epistemológica es la racionalidad práctica y crítica caracterizada por
el juicio ético con el que se actúa en determinada situación educativa y, consecuentemente,
su trascendencia en términos de transformación social. Esto contribuye a que la evaluación
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
se constituya en “actividad crítica de aprendizaje” (Álvarez Méndez, 2005: 77) y así lleve a
todos a producir conocimiento, a apropiarse del mundo de un modo reflexivo y crítico, y no
a perpetuar los fracasos escolares en una instancia final.
Una pregunta que podríamos hacernos, es si la misma especialidad nos está dando ciertas
luces para la transformación de la práctica laboral, preguntarnos respecto a esto implica
saber si esto me está permitiendo re-organizar la gestión dentro mi espacio laboral, lo cual
no quiere decir si es que estoy llevando a cabo las actividades que el proceso formativo me
pide, sino si es que lo que el proceso formativo me pide me coadyuva en la trasformación
de la gestión dentro mi espacio laboral lo cual es una cuestión muy diferente.
PSP
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Planificación
Evaluación
Auto-evaluación
Trabajo en CPTG
Planificación en equipo
Otros
A continuación planteamos una serie de ideas sueltas que entremezclan elementos propios
de la gestión y organización educativa en varios niveles, hagamos algunos ejercicios para
lograr articular los elementos solicitados con la práctica cotidiana:
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
Pongamos un número
Elementos de gestión y organización en orden de prioridad a
todos estos elementos
- Evaluación de la Gestión educativa
- Plantear la gestión no como acto normativo sino desde el plano
formativo
- Manejo de datos: ítems, carga horaria
- Reconfiguración del aula
- Superación del horario mosaico
- Organización de espacios
- Reordenamiento
- Mapeo de la diversidad de maestras/os en las UEs
- Balance de la pertinencia de sus maestros
- Estudiante como centro de la práctica pedagógica
- Preocupación por datos de estudiantes: abandono, rezago, etc.
- Calificaciones
- Estrategias de participación
Al poner un número de primacía a estos elementos, podemos darnos cuenta lo que esta-
mos priorizando desde la gestión, por qué estamos priorizando esos elementos, cómo lo
estoy relacionando con los demás,si tenemos en claro que no es lo mismo priorizar un ele-
mento que el otro ya que el criterio es agarrar el elemento que de mejor manera se articule
a los demás. En otras palabras el ejercicio consiste en articular todos los elementos desde
la capacidad de priorizar los elementos propuestos.
Por ejemplo:
Si mi prioridad fue:
En consecuencia lo que priorice después tendrá que tener representación y tendré que ar-
gumentar que la siguiente acción se encuentra en sintonía con ello y el siguiente y siguiente
hasta que, por lógica, cuando hable de reordenar por ejemplo el aula, lo haré (obviamente)
en función de esa necesidad.
El ejercicio no tiene respuestas correctas o incorrectas ya que, si nos damos cuenta, implica
saber argumentar desde la experiencia de gestión que vamos llevando a la práctica y vamos
desarrollando de manera cotidiana.
171
Al mismo tiempo nos debería permitir darnos cuenta que el trabajo que vamos desarro-
llando desde el proceso formativo de la especialidad tampoco se sostiene sino es desde la
experiencia, en consecuencia, la argumentación debería ser también desde nuestra expe-
riencia concreta.
Otro elemento que es muy importante en el trabajo que vamos desarrollando tiene que ver
con lograr que estos elementos de transformación de la organización y gestión educativa
se hagan parte del desarrollo cotidiano que vamos llevando adelante, es decir, que si vivi-
mos la experiencia de transformar la gestión dando prioridad a lo educativo entonces que
la experiencia se vuelva una práctica cotidiana y no lo extra-ordinario y lo propio de una
situación circunstancial.
¿Dónde encontramos el elemento que hace la diferencia entre algo que es circuns-
tancial y algo cotidiano?
Podemos encontrar varios elementos que pueden ser planteados a manera de hipótesis
para argumentar por qué uno u otro componente hacen a lo realmente diferente, sin em-
bargo, procuraremos desarrollar un solo elemento que puede ser el que se articule de me-
jor manera a lo que estamos desarrollando. Nos referimos al elemento y la experiencia de
generación de voluntad.
Voluntad es una idea que tiene varios sentidos y el primero de ellos tiene que ver con el he-
cho de asumir si hay o no deseo de hacer las cosas, en otras palabras, necesitamos interpe-
larnos respecto de si deseamos o no cambiar la situación en la que nos encontramos. Como
gestoras y gestores esta es una cuestión que tal vez la pasamos por alto. Para reflexionar al
respecto, nos reuniremos con las y los actores de nuestro espacio laboral para plantear este
elemento, para ello podemos responder a la pregunta:
172
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
Eso nos lleva a concluir que, por lo menos, existe una diferencia entre lo que es desear que
las cosas cambien y estar convencidos de que así pueda ser. Ahí hay una diferencia marcada
y está en nuestras manos (voluntad) la tarea de hacer el paso entre lo que es tener el deseo
de transformar y hacer vivir la experiencia de que ese deseo pueda ser real ya que en el mo-
mento en que se vive la experiencia y se demuestra que el deseo se puede hacer realidad,
las cosas se irán transformando.
Recordemos que cuando hacemos referencia al sujeto nos referimos al ser constituido más
allá de su individualidad, es decir que lo configuramos a partir de las relaciones que esta-
blece, de manera genérica, hablamos de un sujeto que se configura a partir de su perte-
nencia y desarrollo al interior de una comunidad, por lo tanto, este sujeto también expresa
un proceso, en realidad es en quien se encarna el proceso de transformación de la misma
realidad, por lo mismo hablamos del sujeto como el actor dinamizador.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
¿Qué implica trabajar desde el rescate del sujeto y la comunidad?, ¿cómo trabajar una pla-
nificación participativa con la comunidad desde sus experiencias? El poder identificar la re-
levancia del sujeto para la planificación participativa, en sí mismo, nos remite a la lógica de
proceso. Convengamos que como resultado de los procesos históricos que ha atravesado
las comunidades las relaciones que se establecen entre los sujetos se han ido debilitando y
en muchos casos anulando y con ello el propio sujeto se invisibilizó, quizá por ello los pro-
cesos de planificación se concentraron en la priorización de los instrumentos antes de ver
la potencialidad de los procesos de transformación que se gestan en la propia comunidad y
por lo tanto en los sujetos.
Parece ser un razonamiento básico el plantear que es el sujeto quien vive la experiencia, si
seguimos el razonamiento la pregunta será; ¿seremos conscientes de la experiencia vivida?
Son las motivaciones de los sujetos, en comunidad, las cuales se configuran como potencia-
lidad para la transformación de la realidad, en la comunidad esto se expresa como el pro-
yecto común, es la confluencia de motivaciones la cual es producto de las experiencias de
los sujetos, la experiencia reflexionada es el espacio desde el cual se expresa el problema
de forma articulada, por lo mismo se puede expresar que el problema se construye desde
las experiencias de los sujetos. Además, será desde este espacio del cual las posibilidades
encuentran un sentido articulado.
Ahora revisemos algunos elementos de la planificación los cuales tienen la finalidad de or-
ganizar de forma lógica la planificación como proceso.
Un primer elemento será el “Hacia dónde queremos ir” se refiere al perfilado y/o visibiliza-
ción del horizonte real y posible de alcanzar. En el ámbito educativo están marcados por las 175
cinco líneas de acción estratégica, es ese el espacio en el cual nos desarrollaremos. Respon-
de a la interrogante del ¿Por qué vamos a planificar? El sentido y la orientación de nuestra
planificación. Es importante que la comunidad este comprometida y participe activamente
en todo el proceso, para ello se debe partir de las necesidades, potencialidades y aspiracio-
nes de la comunidad es en ese espacio que se construye el querer y poder hacer poniendo
en práctica el sentido autocrítico de la comunidad y construyendo lo posible.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
El ¿Qué vamos hacer y el para qué lo haremos? La respuesta se refiere al objetivo a desa-
rrollar a mediano plazo. El mismo criterio funcionará para el desarrollo de proyectos a corto
plazo, sabiendo que los objetivos a corto plazo responden al objetivo de mediano plazo.
Una planificación debe trazar metas a ser alcanzadas de forma comunitaria y participativa,
responde a la pregunta ¿Cuánto queremos hacer?
Se debe saber, con precisión, ¿A quiénes beneficia nuestras acciones? la respuesta nos
acerca a nuestro público meta o beneficiarios. Se supondría que los beneficiarios son los ac-
tores de la misma comunidad, pero plantearlo de esa manera es una generalidad, debemos
visualizar de manera particular o específica a nuestros beneficiarios directos.
¿Dónde vamos a hacer?, la respuesta a esta pregunta dentro la planificación nos remite a
la idea de la ubicación física, el dónde se desplegará lo planificado, será quizá la escuela o
Unidad Educativa, la zona u otro espacio más específico, todo ello lo delinea la propia co-
munidad.
Lectura complementaria
Fragmento del Texto: Desafíos de la Implementación del MESCP, en: Jornada Pedagó-
gica 2016, Colección Memoria de la Revolución Educativa
176
La planificación como lectura de posibilidades
En este sentido, antes concentrarse y preocuparse por llenar cada elemento curricular
en los instrumentos como el Plan de Desarrollo Curricular, es más importante pensar
cómo organizar la práctica educativa desde la situación concreta que se tiene ¿qué puedo
hacer?, ¿qué condiciones tengo para hacer la práctica educativa?, ¿qué intencionalidad
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
educativa tengo para hacer la práctica educativa?, ¿cómo incorporo a las y los estudian-
tes y la comunidad educativa en el proceso educativo que voy a realizar? Esta reflexión
antes que ser un “llenado de requisitos burocráticos”, es una reflexión del “sentido” y la
“orientación” de lo que se quiere hacer y de lo que se puede hacer desde la práctica edu-
cativa, desde la situación concreta que se vive, desde lo que es posible y viable.
Otro elemento de vital importancia para planificar la práctica educativa, tiene que ver
con reflexionar sobre la práctica misma. Cuando hablamos de proceso educativo, no nos
referimos a un proceso concentrado en los contenidos curriculares solamente, lo que
nos puede condicionar a pensar nuestra práctica como un conjunto de actividades con
una meta establecida y cerrada. Por el contrario, se trata de “formar sujetos” desde una
perspectiva más integral de los procesos educativos; en esta perspectiva no se “forma”
desde la transmisión de conocimiento o el logro de alguna “competencia” (habilidad o
destreza), se forma desde la realidad a través de vivir la experiencia de la participación
en su transformación. Por ejemplo, puedo lograr con procesos educativos verticales la
“competencia” de leer y escribir, pero limito la posibilidad de “formar” un sujeto, que
sepa participar, decir su palabra y escribir con sentido; lo que involucraría pensar en la
generación de otro tipo de experiencias educativas con las y los estudiantes si es que
queremos realmente formar integralmente a las y los estudiantes. A esto nos referimos
con la intencionalidad educativa.
Organizar la práctica educativa que vamos a realizar, también tiene que ver con cubrir
algunas exigencias educativas (entendidas como unas orientaciones mínimas para arti- 177
cularnos al proyecto educativo que plantea el MESCP), ya que no se trata del “todo vale”;
en el MESCP, existen algunos elementos que se constituyen en claves para desarrollar
una práctica educativa integral: I)partir de la realidad para transformarla, II) desarrollar
procesos de producción de conocimiento no solo de transmisión de contenidos, III) desa-
rrollar los procesos educativos a partir de experiencias o situaciones vivenciales que for-
talezcan los valores sociocomunitarios son claves que más que un conjunto de requisitos,
visibilizan un sentido educativo que nos orienta.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Por eso, es más importante, antes que llenar las casillas de la planificación curricular
(donde aparecen los elementos curriculares separados), leer la realidad y proyectar lo
que se puede hacer como proceso educativo, sabiendo que tengo criterios mínimos que
como parte del MESCP debo articular a mi práctica educativa.
Por ejemplo, si me toca trabajar la adición, los colores, las formas geométricas, elabora-
ción de mensajes, el cuidado de la salud; sabiendo que los criterios mínimos para arti-
cularme al MESCP tiene que ver con desarrollar un proceso educativo donde debo partir
de la realidad y llegar a producir algo para transformar la realidad, plantear (proyectar o
imaginar) como lo que podemos hacer, desde las condiciones que tenemos como posi-
bilidad, ayuda a organizar la práctica educativa. ¿Desde dónde voy a realizar el proceso
educativo?, ¿qué vamos a lograr con el proceso educativo?, ¿cómo vamos a desarrollar
el proceso educativo?, ¿cómo van a participar las y los estudiantes en este proceso?... en
este proceso de proyectarse en lo que se puede hacer o “imaginar” varias posibilidades
es imprescindible, establecer un momento de creatividad donde nos pongamos a “pen-
sar” los posibles lugares, actividades, orientaciones, etc., será lo central.
…puedo ir al mercado para hablar con las vendedoras sobre los costos de las frutas y
verduras, hablar sobre el beneficio a la salud de los alimentos, escribir mensajes para
alimentarnos mejor puedo preguntar a los estudiantes sobre las frutas que comen en su
casa, si hacen ejercicio, sobre cómo cuidan su salud desde ahí podemos contar y sumar
las frutas que comemos a la semana, analizar sus colores y escribir mensajes sobre la
importancia de la alimentación para la salud.
Si logramos visibilizar (proyectarnos o imaginar), la forma del proceso educativo que va-
mos a desarrollar, donde incorporamos las intencionalidades formativas bajo los criterios
mínimos que plantea el MESCP como “modo de educar”, de forma libre y abierta, habre-
mos identificado el sentido de lo que podemos hacer y de lo que queremos hacer como
proceso educativo. Es desde acá, desde donde podremos visibilizar el lugar que ocupan
los elementos curriculares y su desarrollo, no de forma aislada y fragmentaria, sino, mos-
trando que son parte y contribuyen a un mismo proceso educativo.
178
Unidad Temática No. 2
En este sentido, si bien hay muchos avances importantes en el trabajo a partir del PSP, la
experiencia acumulada en los años de su implementación, nos permiten plantear algunas
líneas de reflexión para profundizar sus alcances educativos y visibilizar mayores posibilida-
des para su concreción. 179
Se trata de partir de las varias observaciones que han ido surgiendo departe de maestras
y maestros y algunos vacíos compartidos en la concreción del PSP, como por ejemplo, lo
referido a la organización y definición del PSP ¿es de la UE, de la Red o del Distrito?, o el
cuestionamiento que se plantea cuando se dice que “trabajar con el PSP no nos permite
profundizar los contenidos” o aquella crítica que plantea que por concretar el PSP “nos
dedicamos a hablar de frutas y verduras y no trabajamos nuestras áreas”, y la pregunta
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
fundamental que aparece que tiene que ver con ¿qué lugar ocupa el estudiante en todo el
proceso de organización y concreción del PSP? (cuando se plantea que los procesos forma-
tivos están justamente dirigidos a ellos).
Desde esa perspectiva, en este acápite se trata de establecer algunos criterios mínimos que
nos permitan desarrollar una planificación del PSP, a partir del involucramiento de los diver-
sos actores, además de plantear algunas herramientas necesarias para desarrollar procesos
educativos vinculados a las problemáticas planteadas por la comunidad.
Hasta el momento existe una confusión respecto a la forma y las escalas para organizar
el PSP, se habla por ejemplo de plantear PSPs Distritales, PSPs por Red o PSPs por Unidad
Educativa como una indefinición. Como veremos más adelante, no se trata de definir una
única forma de definir las escalas y formas del PSP, ya que lo que nos interesa es sobretodo
aclararnos el criterio de su construcción, visto de la gestión de este proceso.
Una de las claves centrales de la gestión del Proyecto Socioproductivo, tiene que ver con su
carácter participativo, tanto en la deliberación de los problemas de la comunidad que serán
asumidos en el PSP, así como en la concreción de las diversas actividades propuestas para
llevar adelante estos procesos.
Es por eso que, uno de los sentidos fundamentales del Proyecto Socioproductivo tiene que
ver con la posibilidad de visibilizar y hacerse cargo de los problemas que vivimos en la
comunidad, se trata de un espacio para acercarnos a lo que pasa en nuestro contexto, a
aquello que nos afecta y que queremos cambiar o aquellas posibilidades que tenemos para
fortalecer a nuestra comunidad.
180
Se trata de un proceso donde son los sujetos los protagonistas, tanto en la lectura de la
realidad, el decir aquello que nos pasa, como en la visibilización de salidas o propuestas
para cambiar las cosas. Se trata de procesos donde se busca constituir sujetos a partir de
experiencias que potencien a la comunidad educativa en su participación en la transforma-
ción de la realidad.
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Esto tiene que ver con un debate de fondo, donde, como plantea Isabel Rauber1:
“sin sujeto no hay transformación posible, pero no hay sujetos sin sus subjetividades,
sin sus conciencias, sus identidades, sus aspiraciones, sus modos vivenciales de asu-
mir (internalizar, subjetivar, visualizar, asimilar y cuestionar) el rechazo a las imposi-
ciones inerciales del medio social en el que viven”
Se trata del criterio central en los procesos de organización del PSP, el sujeto como el que
lee la realidad y la transforma.
Aquí hay un tema de fondo que es necesario reflexionar, ya que muchas veces la definición
de los proyectos socioproductivos son realizados con problemas definidos “a priori”, es de-
cir, asumiendo que los problemas son “evidentes” y “obvios”, o simplemente a partir del
acomodamiento a agendas de trabajo de otros actores e instituciones, y en el peor de los
casos siguiendo los “temas de moda” o lo que otras UEs están llevando acabo. Esta forma
de acercarnos a lo que pasa en la realidad para definir el PSP podría estar expresando algu-
nas limitaciones que habría que enfrentar.
En los procesos de gestión de los PSP se puede apreciar una especie de regla: a menor
participación e involucramiento de la comunidad hay una menor capacidad de captar los
problemas concretos de nuestro contexto. No es un hecho aislado las voces de maestros y
miembros de la comunidad educativa que plantean que los problemas reales que deberían
trabajar en el PSP son otros. Es un síntoma de que falta reforzar procesos de mayor partici-
pación para que el PSP adquiera sentido en el trabajo de los sujetos.
La experiencia que vamos viviendo en la concreción del PSP, nos plantean un criterio fun-
damental, el PSP no va a ser viable si aparece como algo definido desde arriba. Alguien
decía que “solo se puede construir algo desde abajo, desde arriba solo se construyen po-
zos”, se trata de una metáfora a la que podamos dar la razón por muchas experiencias
que hemos ido viviendo en nuestras Unidades Educativas a la hora de encarar el PSP y la
experiencia de la gestión educativa en general. Por ejemplo, lo que va pasando en las UEs
donde es el director junto a algunos maestros los que definen el PSP, es que las definicio-
nes tomadas les aparece a los demás maestros como algo que no termina de tener sentido 181
para su trabajo y aparece como una imposición. Algo similar, sucede cuando se definen los
PSPs en los Distritos o las Redes, ya que a los maestros y estudiantes, muchas veces, les
terminan apareciendo PSPs que no representan ni expresan las preocupaciones que viven
en su contexto.
Cuando los problemas se definen solo desde la lectura de las autoridades, se tiene una per-
cepción que no es contrastada o puesta en discusión con otras posturas, esto es, la lectura
de la realidad es “unilateral”; esta sería la característica de una definición del PSP “desde
arriba”.
Cuando el PSP se plantea desde arriba, entonces se vive un distanciamiento entre los “te-
mas” (que no es lo mismo que un problema) y los sujetos.
Construir desde abajo, tiene que ver con subsanar los desfases entre lo que viven y sienten
los sujetos que son parte de la comunidad educativa y lo que se pueda trabajar en la Unidad
Educativa para contribuir la UE para ir transformando esos problemas, en este sentido:
Muchas experiencias de definición del PSP, están determinadas por una lógica que viene
de arriba hacia abajo. Sea el director de UE, el equipo de directores de una Red o el direc-
tor distrital en un consejo de directores, quienes van expresando en las acciones lo que
podríamos caracterizar como una forma “administrativa” o de “cumplimiento normativo”
en el que desarrollan la definición del PSP, ya que se intenta cubrir con una determinada
exigencia formal intentando no complejizar los procesos y ahorrar tiempo en su definición
o también se asume que basta reunirse con los que dirigen diversas instituciones para ga-
rantizar los cambios.
Esto convierte a la definición del PSP en un proceso sin participación, como un ejercicio de
ejecución despersonalizada y que no activa el compromiso de los sujetos que son los que
van a llevar adelante los PSPs. El problema es que en un contexto donde los sujetos que
componen la comunidad educativa no forme parte de las decisiones, por tanto, no están
vinculados a lo que las autoridades esperan realizar, esta situación, lleva a reproducir una
lógica de gestión y dirección unilateral, donde el director tiene que suplir, la adscripción
voluntaria de los sujetos por la coerción y el mandato desde arriba.
Esta reflexión tiene que ver también con la concepción de poder con la que se actúa des-
de la gestión educativa. Ya que sin darnos cuenta podemos estar reproduciendo una ló-
gica anuladora del poder de la comunidad y del propio gestor. Esto es, si el Gestor utiliza
toda su energía en el control y coerción para que los otros hagan lo que el gestor piensa
que es lo correcto; esta forma de ejercer el poder, se trata de una forma antagónica y
de confrontación de fuerzas que se anulan entre ellas. En otras palabras, no hay mucho
poder real en una relación de sometimiento al otro, ya que las energías contrapuestas se
anulan a sí mismas. Por el contrario, existe más poder si las orientaciones de lo que quie-
ren y aspiran el gestor y los otros sujetos de la comunidad educativa coinciden. Hay más
poder si el gestor hace coincidir la libertad de los sujetos y los objetivos de la institución,
ya que será la misma energía de la comunidad la que impulse al gestor (relación que sólo
puede ser construida en procesos participativos).
Lectura complementaria
Te proponemos leer algunos fragmentos del texto titulado: “sobre el poder” del autor
Byung Chul Han, para problematizar la idea de poder con la que desarrollamos nuestras
acciones desde la gestión.
Por «poder» suele entenderse la siguiente relación causal: el poder del yo es la causa que
ocasiona en el otro una determinada conducta contra su voluntad. El poder capacita al yo
para imponer sus decisiones sin necesidad de tener en consideración al otro. El poder del
yo restringe la libertad del otro. El otro sufre la voluntad del yo como algo que le resulta
ajeno. Esta noción habitual de poder no hace justicia a su complejidad.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
(…)El modelo de la coerción no hace justicia a la complejidad del poder. El poder como
coerción consiste en imponer decisiones propias contra la voluntad del otro. Muestra
un grado muy reducido de intermediación. El yo y el otro se comportan de forma an-
tagónica. El yo no es recibido en el alma del otro. Por el contrario, más intermediación
contiene aquel otro poder que no opera contra el proyecto de acción del otro, sino
desde él.
Un poder superior es aquel que configura el futuro del otro, y no aquel que lo bloquea.
En lugar de proceder contra una determinada acción de otro, el poder influye o trabaja
sobre el entorno de la acción o sobre los preliminares de la acción del otro, de modo que
el otro se decide voluntariamente, también sin sanciones negativas, a favor de lo que
se corresponde con la voluntad del yo. Sin hacer ningún ejercicio de poder, el soberano
toma sitio en el alma del otro.
(…) Es una creencia errónea suponer que el poder opera únicamente inhibiendo o destru-
yendo. Como medio de comunicación, el poder se encarga de que la comunicación fluya
sin interrupción en una dirección determinada. El poder es la oportunidad «de incremen-
tar la probabilidad de que se produzcan unos contextos de selección que por sí mismos
serían improbables».
(…) La conducción comunicativa del poder no tiene por qué producirse con represión. El
poder no se basa en la opresión. Siendo un medio de comunicación, opera más bien de
184 forma constructiva. Luhmann define el poder como un «catalizador». Los catalizadores
aceleran el arranque de acontecimientos o influyen sobre el curso de determinados pro-
cesos sin que por eso ellos mismos resulten alterados. Con ello engendran una «ganancia
de tiempo». También en este sentido el poder opera productivamente.
(…) El ejercicio de violencia física no es una aplicación de poder, sino una expresión de su
fracaso.
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Entonces, una lógica vertical del poder, que opera en contraposición de los demás, en rea-
lidad debilita la institución y no permite que las fuerzas de los sujetos se articulen volunta-
riamente y en función de un objetivo común.
Es ante estas limitaciones, que se hace necesario reflexionar sobre lo que involucra reali-
zar un proceso participativo de la definición de los PSPs, ya que no se trata solo de trabajo
formal (que solo se queda en el papel); por el contrario se trata de visibilizar los procesos
concretos que se activan y que permiten hacer viable la concreción del PSP cuando este se
organiza de forma participativa. En otras palabras, si bien hacer las cosas de forma partici-
pativa involucra mayor tiempo y mayores complejidades en su desarrollo, también permi-
ten hacer transformaciones reales y duraderas.
Una de las limitaciones de procesos de definición de los PSP que no son participativos es
que terminan teniendo poco efecto en los sujetos de la comunidad educativa. En general,
los PSP que se definen desde “arriba” son asumidos como una nueva normativa desperso-
nalizada y externa a la realidad de los sujetos.
Los problemas se los construye, no solamente se los enuncia para imponerlo. Los pro-
blemas se los construye en el sentido de que estos solo van adquiriendo realidad cuando
los sujetos de una comunidad se van haciendo parte de ese problema, lo van captando
y compartiendo, esto es, le van dando forma en la comprensión que van ganando del
mismo. En un espacio de participación lo que se logra es enunciar los problemas que nos
afectan, aprender la forma en la que aparece ese problema en la realidad de los demás,
lo que permite compartir y encarnar, de alguna manera, aquello que nos pasa en común.
Ahí los problemas dejan de ser enunciados abstractos y comienzan a lograr conectar con
lo que los sujetos sienten y aspiran. Construir el problema es tener la capacidad de que
los sujetos sean parte del problema, es el hacer aparecer las voluntades en función de un
mismo horizonte.
185
Si mantenemos una forma vertical (desde arriba) y despersonalizada de hacer las cosas,
perdemos la posibilidad de constituir una visión común y de diseminar el problema, hacer
parte a todos del mismo.
Todo este proceso de construcción participativa del PSP, tendrá su punto de llegada, en este
primer momento organizativo de la comunidad educativa en los momentos del “ponerse
de acuerdo”, esto es, compartir y hacerse parte de los desafíos que vamos a encarar como
comunidad educativa.
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Lectura complementaria
Para profundizar el debate sobre la participación te proponemos leer un fragmento del tex-
to “Los dilemas del sujeto” de Isabel Rauber.
Ser sujeto de la transformación no es una condición propia de una clase o grupo social
sólo a partir de su posición en la estructura social y su consiguiente interés objetivo en los
cambios. Se requiere, además, del interés subjetivo, es decir, activo-consciente, de esas
clases o grupos. Esto supone que cada uno de esos posibles sujetos reconozca, internali-
ce esa su situación objetiva y que además quiera cambiarla a su favor. El explotado, por
ejemplo, por el hecho de ser explotado no está necesariamente interesado en cambiar
su situación de explotación, tiene, en primer lugar, que tomar conciencia de su condi-
ción de explotado, de quiénes son los que lo explotan y porqué, y esto tampoco basta.
Es necesario que quiera revertir esta situación a su favor. Recién allí entra en discusión
cuáles son los cambios que busca, si éstos son posibles o no y las búsquedas de medios
para realizarlos. O sea, la noción de sujeto no remite a la identificación de quiénes son,
sino que alude, sobre todo, a la existencia de una conciencia concreta de la necesidad de
cambiar, a la existencia de una voluntad de cambiar y a la capacidad para lograr construir
esos cambios (dialéctica de querer y poder).
Sin sujeto no hay transformación posible y no hay sujetos sin sus subjetividades, sin
sus conciencias, sus identidades, sus aspiraciones, sus modos vivenciales de asumir
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Así como cualquier referencia al ser humano implica la sociedad, todo análisis de la socie-
dad implica a los seres humanos que la conforman, y no sólo, por ejemplo, en cuanto a
clasificación clasista o etnográfica, sino también en cuanto a sus subjetividades. En otras
palabras: en la vida social lo objetivo existe interactuando con lo subjetivo. Es errado
enfocarlos como absolutos inconexos y tratar de lo objetivo por un lado y de lo subjetivo
por otro, la realidad objetiva por un lado y la realidad subjetiva por otro, las condiciones
objetivas separadas de las subjetivas. Es necesario replantearse el sentido y el alcance
de la objetividad misma, superando el divorcio entre lo objetivo y lo subjetivo a la hora
de buscar explicaciones al funcionamiento social y tratar de incidir en él. Lo subjetivo,
en tanto subjetividad, conciencia social e individual, existe objetivamente y se expresa
materialmente en la sociedad (en el mundo objetivo-material) mediante la actividad, la
conducta social de los grupos y sectores sociales que conforman una sociedad dada.
Asumir e incorporar las subjetividades concretas como parte de la realidad social exis-
tente a la hora de elaborar diagnósticos y pensar (y proponerse) cambios o revoluciones
sociales, es parte de los retos del pensar social marxista revolucionario actual. Y esto
significa también asumirlas como una realidad que no cambiará por voluntad o deseo
de algunos agentes intelectuales o políticos que así se lo propongan, sino por la propia
experiencia de los actores-sujetos, por su propia participación e involucramiento en la
actividad de transformación social, proceso mediante el cual esos actores intervinientes
se trasforman a sí mismos constituyéndose en sujetos. La concientización de los acto-
res-sujetos es parte de su propia intervención en el proceso de transformación social
Y todo esto resulta fundamental para comprender los nexos, las transiciones e interpene-
traciones que existen entre lucha reivindicativa, lucha política y conciencia política, tres
elementos o niveles de lucha y conciencia intercondicionados por el proceso de trasfor-
mación a través de la actividad de los sujetos-actores. La conciencia -el tener conciencia
política-, no puede entenderse entonces como una condición que puede “instalarse” en
cada sujeto individual desde el exterior de sus formas y condiciones de vida, de organi-
zación y su participación en las luchas. La concientización no es obra sino de los propios
actores-sujetos que se concientizan a sí mismos en el proceso de transformación, sobre
todo, en el proceso de reflexión y maduración colectiva acerca del mismo.
Los PSPs expresan problemas de la realidad concreta (no son temas abstractos y aislados)
Aquí también es necesario aclarar que plantear un PSP, no se reduce a su “título”, el plantea-
miento de un PSP, expresa fundamentalmente “problemas” o “potencialidades” de la reali-
dad. Los problemas aluden a un entramado de procesos relacionados, no solo a un aspecto
de la realidad. Por ejemplo, si nuestro interés es la alimentación, ésta está íntimamente
relacionada a la producción de alimentos, a las relaciones de propiedad de los sistemas de
producción, a la ecología, los agroquímicos, las regiones climáticas donde se producen los
alimentos, los hábitos alimenticios, el cuidado de la salud a través de la alimentación, la
comida rápida, la comida chatarra, las características nutricionales de los alimentos.
189
Lo importante de, por ejemplo, una reunión para la definición del PSP de la UE, será la posi-
bilidad de recuperar y organizar los diversos ángulos desde donde cada sujeto de la Unidad
Educativa interpreta los problemas priorizados, o el lugar desde donde viven la interpela-
ción de los problemas planteados.
Pero este proceso tendrá que incorporar un criterio central del PSP, que tiene que ver con
ubicar el sentido del por qué hacemos el PSP, que tiene que ver fundamentalmente con
un objetivo formativo. Lo que nos interesa es que lo estudiantes vivan la experiencia de
participar en procesos de transformación de los problemas que vivimos, desde un proceso
formativo que articule la capacidad de enfrentar un determinado problema de la realidad,
intervenir en la realidad, pero incorporando en la intervención, las herramientas y el cono-
cimiento que la diversas áreas que se desarrollan en la formación de la UE como base para
participar en la transformación de la realidad.
Esto es, el criterio para que nos pongamos de acuerdo en lo que vamos a hacer en el Plan de
Acción del PSP, tiene que ver con el hecho de que lo que propongamos hacer tiene que ser
construido por los estudiantes, quienes utilicen el conocimiento trabajado en los procesos for-
mativos en intervenciones concretas que contribuyan a transformar los problemas planteados.
En este sentido, el proceso de elaboración del plan de acción está articulado a lo que se
va a desarrollar en los ámbitos curriculares y formativos, no se tratarían entonces solo de
actividades aisladas (extracurriculares).
Este criterio en términos organizativos involucra que el plan de acción, para que adquiera
sentido, plantea el desafío para la comunidad educativa (maestros, estudiantes, padres y
madres de familia) de plantear “acciones” que involucren el uso del conocimiento de las
diversas áreas de saberes y conocimientos, según los niveles de dificultad de cada año de
escolaridad.
Esto involucra una participación de mayor protagonismo del equipo de maestros, ya que
con su aporte se podrá dar mayor significación a lo que se pueda trabajar desde el área
correspondiente desde las problemáticas del PSP.
De este proceso, lo que más nos va a importar es la experiencia que la comunidad educativa
viva, donde los protagonistas de la transformación serán las y los estudiantes, de quienes, la
formación que se plantea adquiere sentido al participar en los procesos de transformación
de la realidad, contribuyendo a la transformación de la misma desde los conocimientos y
capacidades desarrollados.
191
La importancia de la participación de los diversos sujetos de la comunidad educativa.
Por otro lado, será importante la participación de los estudiantes en las definiciones so-
bre el PSP, ya que ser parte de este proceso, permite lograr una experiencia, formativa de
organización para los estudiantes, pero lo más importante es lograr que los estudiantes,
puedan visibilizar el sentido y los alcances de los procesos y acciones que van a desarrollar
como parte de su formación al interior de la UE. Esto es, si el estudiante se da cuenta de
que lo que va a aprender en las diversas áreas, no se agotan en sí mismas, sino que éstas
están vinculadas con un objetivo mayor, entonces se logrará una conexión de sentido entre
la formación y las acciones concretas que pueden visibilizar y hacer los estudiantes, para
contribuir a transformar los problemas de la realidad.
Quizás, el efecto más profundo que tiene la participación de los diversos actores en los
procesos de definición y planificación de las acciones del PSP, tiene que ver con el hecho de
que la participación permite en los sujetos advertir el sentido de las acciones que se van a
desarrollar en la UE. Desde los diferentes lugares de intervención, se puede conocer el lugar
que se va a ocupar en los procesos de concreción acordados (en el plan de acción).
192
Si sabemos a dónde vamos a arribar, entonces el desarrollo de las diversas herramientas en
conocimientos y capacidades adquiere sentido para el estudiante, “sé que la matemática
la voy a usar para resolver problemas y producir”, lo que dota de sentido el trabajar los co-
nocimientos de las diversas áreas. En el caso de los padres y madres de familia, si conocen
lo que se plantea hacer como UE, también ayudará a viabilizar los procesos y a apoyar con
sentido las acciones y actividades previstas. Para las y los maestros su participación será
indispensable, ya que su aporte en la definición de las acciones a desarrollarse a partir del
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Proyección de video…
En este acápite intentaremos ubicar algunas claves de uno de los procesos centrales del
MESCP: la articulación de conocimientos a la realidad2 en los procesos educativos, a partir
de la problematización de las limitaciones actuales que se van manifestando y que no esta-
rían permitiendo su desarrollo.
Uno de los desafíos del MESCP tiene que ver con la posibilidad de desarrollar una educación
“historizada”, esto es, que los sujetos se formen participando de “las vicisitudes y contra-
dicciones de la realidad social” o el entender a la escuela y a lo que se hace en ella como
“la vida misma” (Salazar, 1989), lo que involucra una formación desde las experiencias de
participación en procesos, que parten de una determinada lectura de lo que pasa en el
entorno del sujeto, de las afectaciones que vive (lo que tiene que ver con la capacidad de
construir problemas) y, desde ahí, la realización de procesos siempre inéditos para encarar
los problemas desde la praxis. Idea que se puede sintetizar en la metáfora del “sujeto que
se forma participando en procesos de transformación”, qué sería una de las aristas de la
propuesta educativa del MESCP, no la única.
El problema para nosotros es que la ambiciosa propuesta educativa que se plantea (inspira-
do en la experiencia de Warisata), requiere ir afinando las mediaciones de concreción, que 193
permitan su viabilidad y desarrollo, no solo como propuesta técnica, sino como propuesta
que arraigue y se articule a los modos, perspectivas, herramientas y sentidos que de hacer
educación son parte los sujetos de la comunidad educativa (maestros, estudiantes, ppff, etc.).
2 De entrada uno de los problemas que enfrentamos es la comprensión que de realidad se tiene, acá se trata de la reali-
dad no como objeto de experimentación, sino, de la realidad como aquello que constriñe al sujeto, pero que a su vez el
sujeto moldea. Esto es la realidad como producto y producente.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Hasta el momento una de las herramientas diseñadas para mediar en la concreción de esta
propuesta educativa tiene que ver con el Proyecto Socioproductivo, que si bien ha sido am-
pliamente recepcionado como elemento estructural del trabajo de las Unidades Educativas,
se puede apreciar como tendencia que un amplio sector del magisterio lo ha adoptado
como un conjunto de actividades extracurriculares de la UE, y en menor medida, un sector
más pequeño ha hecho el esfuerzo de “articular” los procesos educativos a los “problemas”
identificados en el PSP.
¿Con qué forma de razonamiento nos hemos relacionado hasta ahora con el PSP? Lo que
va apareciendo como una de las características centrales de la forma en la que hemos ido
relacionándonos con el MESCP, tiene que ver con una forma “maestrocentrica” de plantear
y hacer las cosas. ¿No será que al concentrar la atención en el maestro y al querer canalizar
todas las propuestas del MESCP por esa vía, hemos provocado una saturación del maestro
y por tanto hemos cargado mucho peso sobre sus espaldas? (¿no es esta una forma de am-
pliar la burocratización?)
Cuando la crítica del “es difícil articular los contenidos a la realidad” recurrente del maestro,
aparece, es porque hasta el momento, le hemos planteado esa “exigencia” pedagógica de
manera casi exclusiva al maestro. ¿Será el maestro el único sujeto del proceso educativo res-
ponsable de ese proceso?, ¿qué lugar ocupa el estudiante en el proceso de articular los cono-
cimientos a la realidad?, ¿no es acaso el sujeto estudiante el que vive la experiencia de darle
sentido al conocimiento enfrentado él mismo la realidad? todos estas preguntas, plantean
algunos aspectos de la propuesta educativa del MESCP que es necesario reflexionar y aclarar.
194
Se trata entonces de ubicar el lugar de los sujetos que participan en la concreción de los
procesos educativos, para lo que proponemos entrar en diálogo con algunos criterios de lo
que Roegiers3 llama la “integración de conocimientos”.
3 Se trata de Xavier Riogiers, autor cuya obra “Una pedagogía de la integración”, plantea una reflexión de los mecanismos pedagógicos
que permiten aclarar el proceso de lo que él denomina integración de conocimientos. Si bien su postura gira en torno al debate sobre
capacidades y competencias, en nuestro caso recuperamos su forma de entender y razonar la integración de conocimientos, más no
su propuesta metodológica y herramientas concretas.
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Desde el trabajo de Roegiers, recuperamos algunas claves, a partir de las que podemos re-
plantear y ampliar la visión de nuestros problemas, i) el estudiante, con el apoyo del maestro
trabaja determinados “contenidos” y “capacidades” como base de la integración, ii) la inte-
gración de conocimientos presupone que los sujetos que participan en este proceso portan
el sentido (el por qué y para que) del proceso de articulación, o lo que se busca como obje-
tivo al articular el conocimiento, iii) la integración del conocimiento se desarrolla en una “si-
tuación” concreta, esto es, que involucra que los conocimientos sean puestos en práctica, iv)
el sujeto que moviliza e integra los conocimientos en una situación concreta es el estudiante.
Se trata de algunas claves que permiten redefinir la forma de comprensión de lo que hemos
planteado como articulación de conocimiento a la realidad y sobre todo visibilizar posibi-
lidades para “descongestionar” las exigencias al maestro en el proceso de concreción del
MESCP.
Lectura Complementaria
2. Pero hay más en el concepto de integración, ya que si nos quedáramos en una simple
interdependencia, nos situaríamos en una lógica de acción. Está también toda esta diná-
mica según la cual todos estos elementos interdependientes son puestos en movimiento,
son coordinados entre sí. La integración, por consiguiente, es también la coordinación de
estos elementos para un funcionamiento armonioso, un poco como Pinocho quien, de un
ensamblaje correcto de pedazos de madera, se convierte en un ser animado. Para poner
196 en evidencia este movimiento que conlleva la integración, hablaremos de articulación de
los elementos, de movilización (o más bien de movilización conjunta), de reinversión (de
los conocimientos).
Podemos así definir la integración como una operación por medio de la cual hacemos
interdependientes diferentes elementos que estaban disociados al inicio, para hacerlos
funcionar de una manera articulada en función de un objetivo dado.
En esta obra, nos interesaremos más bien por los aspectos pedagógicos de la integración,
es decir, por aquellos aspectos de la integración que se refieren a los aprendizajes mis-
mos. El principal aspecto se refiere a la movilización conjunta de los diferentes conoci-
mientos escolares realizada por el alumno en una situación significativa. Lo que podemos
llamar la integración de los conocimientos o integración situacional (Roegiers, 1997ª).
Hemos visto, desde hace ya mucho tiempo, en cuáles elementos algunas formas de in-
tegración han sido introducidas en el mundo de la formación (sobre todo la integración
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Son los tipos de respuesta por aportar a la división de los saberes, de los contenidos, de
las capacidades, de los objetivos, lo que analizaremos principalmente en este trabajo. Di-
cho de otra manera, estudiaremos la manera en que un sistema puede garantizar, no so-
lamente la articulación de los diferentes saberes entre sí, sino, sobre todo, la articulación
de estos saberes en las situaciones en que deben ser movilizados, ya sea en el campo de
la concepción de un currículo de enseñanza, en el de las prácticas de la clase misma o
también en el de las modalidades de evaluación.
Entre las diferentes formas de integración pedagógica que hemos abordado anterior-
mente, nos interesaremos particularmente por la primera, es decir, por la integración
de los conocimientos, la cual consiste, para el educando, en articular diferentes conoci-
mientos y movilizarlos en situación: conocimientos particulares, conceptos, saber-hacer,
reglas, procedimientos, etc. Encontramos en ella, las tres características de una acción
de integración:
“La integración de los saberes se refiere […] al proceso por el cual un alumno trans-
planta un nuevo saber a sus saberes anteriores, reestructura en consecuencia su
universo interior y aplica los saberes adquiridos a nuevas situaciones concretas.”
(Consejo Superior de la Educación de Quebec, 1991)
Sin embargo, las otras formas de integración evocadas anteriormente no estarán exclui-
das de la reflexión, en la medida en que son componentes esenciales para la integración
de los conocimientos, facilitándola o simplemente haciéndola posible.
Precisemos además que se puede integrar solamente lo que se ha adquirido bien. Una
acción de integración de los conocimientos no debe hacernos olvidar que el alumno ne-
cesita llevar paso a paso todo un conjunto de aprendizajes puntuales y que es necesario
que el docente le dé las herramientas para que pueda efectuar estos aprendizajes. Eco-
nomizarse estas acciones de aprendizaje paso a paso podría reforzar las carencias de los
alumnos más débiles, cuando la pedagogía de la integración busca justamente armar
más a estos últimos.
Esta reflexión nos permite visibilizar varias posibilidades de concreción del PSP en su arti-
culación al desarrollo de conocimientos y capacidades. Por un lado, se puede hacer la dis-
tinción entre el proceso necesario de “aprendizajes puntuales”, que se refiere al cuestiona-
miento de muchos maestros, acerca del hecho de la necesidad de “profundizar el desarrollo
de los contenidos”. Se trataría de un aspecto fundamental del proceso de articulación de los
conocimientos a la realidad, el hecho de poder contar con las herramientas necesarias para
resolver o encarar un problema de la realidad que plantea un determinado PSP.
Por otro lado, y como el aporte de mayores consecuencias, se precisa reubicar los procesos
de articulación de los conocimientos a la realidad, que hasta el momento están centrados
en el maestro y su planificación, para focalizarse en la práctica del estudiante. Ya que, es el
estudiante quien integra o articula los conocimientos o las herramientas trabajadas a partir
de los aprendizajes recibidos, en situaciones concretas, en procesos prácticos, que desafían
a los estudiantes a usar el conocimiento y las capacidades acumuladas en los problemas
que plantea el PSP.
Se trata de un giro central, ya que hasta ahora el debate sobre la articulación de los procesos
formativos a la realidad, al centrarse en la perspectiva del maestro, hace que la articulación
de los conocimientos sea una preocupación del maestro y de la forma de su proceso educa-
tivo, y no se plantea la preocupación sobre cómo están viviendo esa experiencia educativa 199
las y los estudiantes. En general, sin esa ubicación, lo más probable es que efectivamente
los estudiantes estén viviendo la experiencia de actividades diversas y desarticuladas. ¿Qué
pasa cuando partimos de la ubicación del estudiante como el sujeto que articula el cono-
cimiento en situaciones concretas? La perspectiva cambia, ya que la preocupación no es
hacer vivir actividades diversas, sino, dotar de las herramientas necesarias de conocimiento
para que sean las y los estudiantes quienes por su cuenta resuelvan problemas concretos
de la vida.
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Proyección de video…
Llegados a este punto, es de esperar que puedan surgir un conjunto de nuevas posibilidades
de encarar los procesos vinculados a los proyectos socioproductivos. Para ser coherentes con
los criterios manifestados a lo largo del documento, no vamos a plantear caminos unívocos
de concreción de los criterios planteados. Se trata de que sean los mismos sujetos que visibi-
lizando mayores oportunidades, pueda asumir su propio camino y modo de encarar las cosas.
Bajo ese sentido, te proponemos, en equipos plantear propuestas de cómo podemos desa-
rrollar el PSP en el trabajo cotidiano en nuestra UE, sea en la organización o en los procesos
educativos.
• ¿Qué elementos de las reflexiones planteadas nos han interpelado más? ¿Por qué?
• ¿Qué planteamientos nos han generado aclaraciones respecto a las dificultades que
hemos atravesado en nuestro trabajo educativo?
• ¿Qué propuestas hemos ido pensando al ir trabajando los planteamientos de este
acápite?
• Desde aquellas claves que usted ha podido recoger en la discusión de este acápite,
¿qué nuevas formas de encarar los procesos de elaboración y concreción del PSP
surgen?
En grupos reflexionamos a partir de las preguntas y planteamos las iniciativas que constru-
yamos en equipo, para compartirlo en una plenaria.
200
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A partir de lo planteado hasta ahora en el presente módulo, surgen varios desafíos para
seguir ampliando las posibilidades del MESCP en sus varios niveles operativos.
Esta reflexión nos plantea la exigencia de visibilizar algunos elementos o herramientas edu-
cativas que todavía no han sido desarrollados en plenitud en el MESCP, pero que cada vez
más adquiere sentido, para aclararnos de mejor manera los procesos formativos que vamos
a desarrollar. En este caso nos referimos a la idea de “capacidades”.
Si esto es así, el desafío que tenemos para reflexionar colectivamente y generar propuestas
viables y con sentido, tiene que ver con la siguiente pregunta.
• ¿Hasta qué punto, la manera en cómo vamos implementando el MESCP, permite for-
talecer y formar a los estudiantes en determinadas capacidades necesarias de ser 201
desarrolladas como herramientas de vida de los estudiantes?
• ¿Serán los planes de estudio suficientes para orientar una formación que pretende
brindar herramientas concretas o determinadas capacidades a las y los estudiantes
para que sean ellos los que a partir de las mismas resuelvan problemas de la realidad?
• ¿Qué lugar ocuparían en la planificación bimestral elementos como las capacidades a
desarrollar como parte de la formación de los estudiantes?
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Más que dar lineamientos cerrados o recetas que nos oculten los problemas reales, te plan-
teamos debatir en equipos a partir de estas preguntas, para que cada equipo saque sus
propias conclusiones y propuestas para encarar estos nuevos desafíos.
202
Unidad Temática No. 3
Para esto, de inicio, resulta importante recordar aspectos referidos a la visión integral de
la gestión educativa abordados en los módulos del Diplomado de este componente, por
cuanto constituye la herramienta que da el sentido a las formas de organización en las ins-
tituciones educativas.
1 Ministerio de Educación (2017). “Política, realidad y visión transformadora del gestor en el MESCP”.
Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa (2da. versión). La Paz, Bolivia. Pág- 63-66, en Formación para
la Transformación de la Gestión Educativa (2da. versión)plomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa (2da.
versión)
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
gestores educativos desarrollan acciones que son consideradas como exclusivas de uno u
otro actor educativo, sin encontrar sus interrelaciones; en ese sentido, encontramos uni-
dades educativas donde el accionar de los gestores está separado del quehacer de las y las
y los maestros y viceversa, no es raro escuchar a directores expresar que todo sutiempo lo
dedican a solucionar problemas administrativos. Por otro lado, las y los maestros entienden
que su accionar se circunscribe a lo curricular, entendiendo por curricular al desarrollo de
los contenidos muchas veces de forma teórica y repetitiva. Entonces nos enfrentamos a una
visión fragmentada de la realidad, del quehacer educativo, lo que no nos permite estable-
cer una interrelación de nuestros trabajos, por lo tanto, tampoco advertimos el horizonte
al cual nos dirigimos.
Es importante ser conscientes de nuestras funciones, pero más relevante es tener con-
ciencia del horizonte hacia el cual nos dirigimos; es decir, para qué hacemos las cosas y lo
que hacemos, cómo contribuye al desarrollo de nuestra comunidad. Imaginemos por un
momento que vamos caminando junto a un grupo de personas, de pronto, una gran roca
obstruye el camino, entonces cada uno de nosotros empuja la roca en sentidos diferentes;
es de suponer que ese obstáculo no se moverá y todos nuestros esfuerzos serán estériles.
204
Entonces será imprescindible ser conscientes de la presencia de los otros sujetos y que
todos juntos tenemos un proyecto común y que para desarrollarlo es importante ponernos
de acuerdo en cuanto al sentido en el cual debemos empujar la roca, eso quiere decir rela-
cionarnos, ponernos de acuerdo y trabajar en comunidad.
Los proyectos que nos tracemos como gestoras y gestores educativos serán posibles si
somos conscientes de la necesidad de relacionarnos, de esa manera será la comunidad
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
Este hecho nos lleva a reflexionar sobre el tipo de relaciones que la y el gestor educativo
están llamados a desarrollar, entendiendo que su trabajo requiere del apoyo de la comuni-
dad en pleno. Necesita del trabajo coordinado de las madres y padres de familia, maestras
y maestros, estudiantes, las organizaciones sociales e instituciones de la comunidad.
Por otro lado, el espacio en el cual nos desarrollamos es el pedagógico, por lo tanto, al ser
gestoras y gestores educativos no podemos negar la responsabilidad sobre lo curricular. Al
respecto la maestra Rosario Huanca señala: “… yo presento mis planes como la directora lo
pide, y hasta la fecha no tengo ninguna observación, no sé si lo estoy haciendo bien o mal,
tampoco ella nos dice qué debemos mejorar; creo que tengo varias debilidades, a veces
quisiera que la directora nos visite a los cursos, no para criticarnos, sino para ayudarnos,
apoyarnos y compartir con nosotras un día en el aula, quizá así nos podremos dar cuenta
en qué estamos fallando”.
Si entendemos las relaciones como un espacio de diálogo, veremos que el trabajo educati-
vo se constituye en un constante aprender en comunidad, concretar el MESCP requiere el
trabajo en comunidad, en ese sentido la tarea de seguimiento adquiere otra connotación,
está ligada con el apoyo y acompañamiento, no sólo porque esté expresado en los instruc-
tivos o reglamentos, al contrario se trata de responder a una necesidad de las y los propios
maestros los cuales requieren ser alentados pero sobre todo apoyados en sus labores, ne-
cesita ser escuchado y comprendido.
Por otro lado, están las y los estudiantes que como sujetos deben responder a las diversas
necesidades de su comunidad, lo cual significa romper con la lógica de dependencia cog-
nitiva que nos obliga a repetir mecánicamente la teoría. Se trata de partir de la práctica es
decir de la misma realidad, para de esa manera generar experiencias mismas que deberán
ser problematizadas y así generar posibilidades de transformación de la misma realidad.
Al ser maestras - maestros, gestoras - gestores educativos, estudiantes o madres y padres
de familia o tengamos otra responsabilidad coyuntural en nuestra comunidad, vivimos una
realidad la cual de una u otra forma necesita ser transformada y cada uno de nosotros tiene
un compromiso al respecto.
Cuando nos relacionamos con un sentido determinado, dialogamos y nos apoyamos enton-
ces nuestros accionares requieren de procesos de organización y administración. 205
Técnico
Administrativo Convivencia
Hasta aquí, entendemos que nuestras acciones requieren que seamos conscientes de nues-
tras necesidades y nuestro quehacer, como maestras y maestros desarrollamos varias ac-
tividades que no necesariamente son curriculares sino administrativas, pero también esta-
blecemos relacionamientos con las y los estudiantes, al punto de saber de sus problemas
más que las madres y los padres de familia. El problema es determinar si somos conscientes
de todo lo que hacemos y si tiene un sentido transformador de esa realidad.
En el texto aparece como idea central la generación de un sentido común entre los sujetos
que conforman las comunidades educativas para la transformación de la realidad y la cons-
trucción de nuevas posibilidades para mejorar la calidad de la formación de los estudiantes.
Entonces, vamos a profundizar la reflexión sobre lo referido hasta ahora a partir del re-
lato de una maestra, quien nos comparte su experiencia vivida en la UE donde trabaja
206
(Presentación Foro Educativo PROFOCOM-SEP 2018):
Mi nombre es Silvia, soy maestra de Lenguaje del nivel secundario y este es mi relato de
experiencias desde la visión transformadora de la realidad.
En esta institución hacer una lectura de la realidad no es tarea fácil, sobre todo si nos
encontramos con barreras personales que no nos permiten ampliar nuestro horizonte.
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
Eso es lo que experimenté en este lugar: los estudiantes, los padres, los colegas, los ad-
ministrativos y toda cuanta persona formaba parte de la institución, tenía su propia idea
de lo que querían que se haga en este colegio, incluyéndome. Esto se veía reflejado en
un sinfín de situaciones que ejemplificaré poco a poco. Este hecho creó un clima de total
desconfianza entre todos, pues cada uno pensaba e imaginaba el colegio y la educación
a su manera, aunque siempre tratamos de mantener el sentido común.
Desde la dirección, por ejemplo, el director, cada vez que un padre de familia venía a
quejarse por algún problema relacionado a los maestros como las notas bajas de su hijo
o que el profesor no le revisó sus tareas, etc. él le creía rápidamente y no analizaba las
cosas con calma, llamaba al profesor a la dirección (enfrentándolos a ambos) le reclama-
ba delante del padre y le pedía cuentas, pruebas y su registro y no conforme con eso le
corregía algún error diciéndole que los criterios estaban mal, que le faltaba actividades
que evaluar y otros; entonces el profesor de inicio estaba en desventaja empezaba a
justificar, mostrar “pruebas” y rendir cuentas al padre de familia, fui testigo de humilla-
ciones a profesores que me indignaba porque el director siempre quería quedar bien
ante los padres y ante la Junta Escolar, siempre decía que lo iban a sancionar si no hacía
prevalecer el reglamento, etc.
En una ocasión, cuando yo formaba parte de la Comisión Pedagógica, una madre de fami-
lia vino muy molesta y alterada a quejarse en contra de una maestra. Ella indicaba que la
maestra no estaba trabajando bien, que su hijo estaba reprobado en esa materia porque
la maestra lo evaluó mal. Entre otras cosas más duras dijo que la profesora solo les hacía
ver videos, de los cuales tenían que hacer resúmenes – acaso eso es enseñar, para eso
yo le puedo hacer ver videos en mi casa y hacerle resumir también y no mandarle al cole-
gio – decía la madre muy enojada. En esas circunstancias el director nos hizo llamar a la
dirección a la maestra y a mí. Ya en la dirección la maestra empezó a explicar a la mamá
el porqué de la calificación de su hijo, pero esta no lo quería aceptar; entonces el director
le pidió el registro y recién la maestra fue al curso por su registro. A su regreso presentó
como registro unas hojas sueltas con el registro impreso. Es ahí cuando el director empie-
za a hacer observaciones a la maestra indicándole los criterios de evaluación, entre otras
cosas. Al escuchar eso la mamá se puso más contundente en su posición diciendo que
ella tenía razón ya que hasta el director le había observado su trabajo. Yo no sabía qué ha-
cer en ese momento, solo aproveché algo que dijo la maestra; ella le dijo a la madre que
iba a revisar su registro y actividades para darle mayor detalle al día siguiente. Salimos
de la dirección y pedí a la maestra que hablemos y ella accedió. La maestra me comentó
en ese momento que en su planificación había planteado el desarrollo del pensamiento 207
crítico y reflexivo, por eso había usado el video para luego debatirlo con los estudiantes
y a través de otras estrategias desarrollaría el pensamiento crítico.
Toda esta situación empezó a generar desconfianza no solo hacia la maestra, sino hacia
la institución. Haciendo un análisis de la situación encontré tres criterios distintos de lo
que se quería del colegio:
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Como podemos ver, los cuatro estamentos de la educación, en este caso tenían una idea
diferente de lo que se quería de la Institución educativa. Pude reflexionar sobre este
hecho y llegué a la conclusión de que el problema no era la queja de la madre, tampoco
el accionar del director, tampoco la maestra con su desarrollo curricular y menos el es-
tudiante y sus tareas; el problema de fondo era la falta de organizacióny relacionamien-
toentre los estamentos que marchasen en la misma dirección gracias a la construcción
de proyectos comunes.
Por lo visto el director tenía una idea distinta de lo que se quería del colegio, aunque se-
guramente tenía razón en lo que hacía, pero no en la forma en la que procedía. En este
tipo de situaciones muchas veces el profesor salía perdiendo, ya que muchas veces tam-
poco tenía sus documentos en orden o justo en ese momento no contaba con su registro.
Por su parte, el padre de familia aprovechaba la situación y observaba a gusto y placer
el trabajo del profesor mencionando el famoso “debería ser así…debería hacer esto…por
qué esto…por qué aquello…” etc. y lejos de crear un ambiente de respeto, se creaba allí
un clima de total discordancia entre al menos tres estamentos: director, maestro y pa-
dre de familia. Al final el padre de familia salía de la dirección muy enojado y victorioso,
convencido de que el profesor no hacía bien su trabajo y que su hijo no era responsable
de nada.
Al respecto, cabe hacer en este punto una reflexión sobre las actitudes del maestro como
funcionario público. El funcionario público se remite al cumplimiento de sus tareas en el
cargo que desempeñe, no interesa mucho el relacionamiento que pudiera tener con las
personas a las que presta el servicio. En la institución educativa, sin embargo, el maestro
no es solo un funcionario público, sino un servidor cuyo accionar va a repercutir defini-
tivamente en la actitud y aprendizaje del estudiante, pues este queda en situación de
alguien que absorbe lo que sucede a su alrededor, por ende, si las acciones son positivas,
absorberá cosas positivas, pero si a su alrededor las cosas y actitudes se dan de forma
negativa, absorberá las cosas negativas. Recordemos que, nos guste o no, se sigue ense-
ñando con el ejemplo. El maestro profesional que se ve seguro de su trabajo y transpa-
rente en sus acciones siempre tendrá mayor credibilidad ante los padres y los estudiantes
208 que aquel que no actúa de la misma manera. Por eso, es importante reformular el rol del
maestro en la institución educativa.
Así, con este tipo de hechos, se iba generando desconfianza, ya no solo hacia el profesor,
sino hacia la institución. Esto se dispersaba y repercutía entre los padres de familia quienes
daban por hecho la mala administración de educación en el colegio. Muchas veces vivimos
este tipo de situaciones en el colegio. Además de los reclamos que hacían los padres, otros
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
tantos iban directamente con sus cartas a instancias superiores, defensorías, Trasparencia,
distrital y esto se fue volviendo costumbre. En ocasiones la Unidad Educativa parecía un
juzgado, llegaban incluso quejas en forma de memoriales contra algunos maestros. Enton-
ces la desconfianza entre profesores hacia la dirección y viceversa fue aumentando cada
vez más y no había espacios de reflexión en los que pudiéramos analizar esta situación y
buscar soluciones o al menos parar este tipo de hechos que iban en aumento. En esas cir-
cunstancias ¿qué hacían los estudiantes, los demás padres de familia, la Junta Escolar y los
demás profesores? Iré relatando y reflexionando sobre cada uno a continuación.
En mi criterio y, por la experiencia de trabajo en otras unidades en las que trabajé pre-
viamente, pensé en que esta situación no podía seguir pues las cosas se estaban desbor-
dando; aquí no veíamos la institución respaldada por la comunidad y que respondiera a
las necesidades de la misma, no se estaba cumpliendo el sentido con el cual la escuela
como institución había sido creada. Se estaba distorsionando el sentido de la institución
educativa como tal. En otras palabras, el sentido que debiera tener una institución edu-
cativa se ve disminuido por las confusiones que surgen entre maestros, padres de familia
y estudiantes y, los más afectados son los estudiantes.
Más allá de las formalidades y el currículo (planes de clase, entrevistas, control y segui-
miento al trabajo docente, actividades de distinta índole, etc), la institución educativa es
un lugar de formación de personas, ciudadanos que aportarán o no a la sociedad según la
educación que hayan recibido, tanto en la escuela como en la casa, por lo que no pueden
pasar desapercibidas las relaciones entre los actores de la educación. Entiendo que lo
estudiantes en su condición de sujetos se verán enfrentados a diferentes realidades fuera
de la escuela y si ésta no los fortalece o no les da las herramientas suficientes para poder
enfrentar esas realidades y, no podrán ser sujetos de transformación positiva.
Esta distorsión de los sentidos de la unidad educativa, era causa de que los padres de
familia ante cualquier queja por más pequeña que fuese empezasen a reaccionar de ma-
nera negativa, exagerada y altanera, mostrando menosprecio hacia los docentes, como si
no valieran nada y a quienes podía llamar la atención como si fueran otra autoridad más
(nadie paraba esta situación); entre otras cosas, exigían ver el registro de los docentes, su
planificación, sus adaptaciones curriculares y, muchos de ellos, argumentaban que eran
docentes o directores, aprovechando a la vez para querer corregir el trabajo del docente
de manera despectiva.
En este sentido, es importante reflexionar sobre ¿qué sucedía al interior realmente? ¿Qué 209
importancia tiene en la institución educativa la relación de confianza entre sus compo-
nentes? Primero, confianza entre el director y docentes, es decir, es de suma importancia
confiar en que el docente es profesional y sabe lo que tiene que hacer (a pesar de los
errores que pueda cometer). Segundo, confianza del docente hacia el director, es decir que
también es muy importante confiar en que el director es una persona preparada, que optó
a ese cargo por sus méritos y capacidades para dirigir una institución educativa; confiar
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
en que las acciones y sanciones que vaya a tomar serán coherentes, respetando normas,
derechos y deberes de los maestros; también creer en su autoridad porque sus decisiones
son ecuánimes y justas. Lamentablemente, esto parece una utopía en un ambiente ante-
riormente descrito. En esta situación, desde el lugar que nos corresponde es imprescindible
fomentar la confianza a partir del respeto y la valoración del otro, creer en su capacidad
y profesionalismo y, si no fuera así, lograr a través de nuestras acciones ese trato, bien los
dicen los sabios, empezar por uno mismo. Tengo la experiencia de lograr el respeto a partir
del respeto que primero di; a pesar de ver cometer errores en la dirección decidí respetar
las decisiones de mi director y solo cuando él me pedía mi opinión se lo daba sinceramente
y sin reparos, pues era urgente que cambiara de actitud por el bien del colegio.
Ahora bien ¿cuál era el proceder de los estudiantes frente a estos hechos? Los estudian-
tes, son los que más te muestran su confianza, los más nobles en estas situaciones, pero
también son los más afectados. Son quienes más confían en sus autoridades, ellos creen
en lo que se les dice y de hecho hacen lo que se les dice sin protestar; son nobles porque
le toman cariño hasta al profesor más “malo” y si le pasara algo se preocupan y quieren
ayudar. Sin embargo, son los más afectados porque ellos absorben con mayor facilidad
estos conflictos administrativos ¿cómo?
Varios estudiantes mostraban una falta de seriedad al trabajo que realizaba el o la profe-
sora, muchas veces decían que sus padres le habían dicho que haga sus tareas de cierta
manera. Un estudiante, por ejemplo, justificó su falta de actividades y prácticas en la di-
rección, diciendo que no avanzaban en la materia de Sociales porque el profesor no venía
a clases, aunque bien sabía que el profesor estaba allí (muchos profesores tenemos acti-
vidades dentro de las comisiones y eso era un trabajo extra que requería tiempo y a veces
dejamos solos a los estudiante realizando su tarea). Varios estudiantes tenían esta actitud
frente al trabajo de los docentes. En los consejos de bimestre este hecho era expresado
por los maestros, quienes indicaban que los estudiantes ya no respetaban nada y si se les
exigía decían cosas como “no he hecho porque pensé que no íbamos a pasar clases…” “no
tenía tiempo en mi casa…” “es que mis papás me han dicho por ahí no viene tu profe…”.
Los estudiantes estaban asumiendo una idea equivocada de la educación y de los que
esperaban del colegio. En su actitud demostraban la desconfianza y falta de respeto a lo
que la figura del maestro representaba en el colegio. se puede extraer de esto la falta de
confianza en el trabajo serio del maestro, pues para el estudiante el maestro ya no era
confiable y no es difícil pensar en lo mal que debieron hablarle sus padres de los maestros
en sus casas, por eso su actitud se repetía de diferentes maneras en diferentes áreas.
210
¿Qué hacían los demás padres de familia al respecto? Muchas veces los vi reunidos
en la calle fuera del colegio hablando sobre los problemas internos del colegio, de un
determinado maestro o maestra que había tenido queja por algún motivo, incluso enviaban
cartas a la dirección sugiriendo y, hasta exigiendo que se proceda de determinada manera.
Muchas veces pidieron el retiro de profesores sin fundamento o con uno muy vago. De
alguna forma se enteraban de los problemas internos con maestros o estudiantes y se
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Educación
ocupaban de difundirlo, quizá sin querer, pero lo hacían. Entre sus argumentos estaba
siempre el famoso “el director debería hacer esto…debería hacer esto otro…etc.”. Al
parecer los demás padres también tenían su propia idea de lo que querían del colegio y,
como la gran mayoría, ya no respetaban las decisiones que se tomaban en consejos para
determinadas actividades. Había un ambiente de desconfianza también entre ellos, pero
hacia el colegio, como si todo lo que se decidiera al interior del mismo estuviera mal y
siempre pretendían cambiarlo todo.
Muchas veces me puse a analizar esta situación, pues yo formaba parte de esta realidad
y tenía responsabilidad en ella, entendí entonces claramente que los conflictos no sur-
gían de la nada, cada componente de la institución era responsable en menor o mayor
grado de lo que sucedía en el colegio. Así que desde el lugar en el que me encontraba
pude servir en muchas ocasiones de instrumento de mediación en los conflictos incluso
entre maestros, dando pautas asertivas de solución en los conflictos que parecieran no
terminar nunca. Pensé que definitivamente la solución estaba en cada uno de los que
formaban parte del problema, por lo que empecé a fijarme en lo mejor que tenían las
personas y a valorarlas y valorar su queja y preocupación en su verdadera dimensión; de
la misma manera, también empecé a expresar con franqueza en qué nos equivocábamos
todos cuando entrábamos en un conflicto, dando a entender que en un conflicto siempre
las partes tienen responsabilidad compartida. Además, poner en claro que al tratarse de
una institución educativa las acciones tienen que velar los derechos y obligaciones de los
estudiantes en cuanto a su educación y formación. En este sentido cada persona tiene
derechos y deberes dentro de la institución educativa, pero faltaba aún ponernos de
acuerdo en la visión común para nuestra institución.
El hecho de pensar diferente, más allá de traer conflictos y diferencias, puede llegar a
constituirse en un elemento de convergencia y darle una visión amplia y definitiva a la
institución educativa y, a partir de ello, todos marchar en un mismo sentido sin jalar el
carro hacia el lado que nos conviene. Esto, sin embargo, requiere de un pensamiento
amplio capaz de congeniar con otras ideas totalmente contrarias para llegar a un resulta-
do y acuerdo común, beneficioso para todos. También depende de un desprendimiento
genuino de nuestros intereses y nuestros prejuicios, pensar en el bien común “pensar en
el otro con empatía”. Había entonces bastante trabajo por delante y el trabajo más duro
era ponernos de acuerdo.
En el relato se visibilizan aspectos referidos a la razón de ser de la escuela (UE), a su orga- 211
nización interna, al tejido de relaciones de confianza entre los diferentes sujetos para el
logro de objetivos compartidos.
¿Cuáles son las ideas fuerza que aparecen en el relato? ¿cómo las reflexionas desde la vi-
sión integral de la gestión educativa? ¿qué componentes de la gestión educativa se trabajan
con prioridad según el relato? ¿cómo ves reflejada esta experiencia en la UE donde traba-
jas? ¿te interpela en tu forma de gestionar la UE y te motiva a generar cambios, cuáles?
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Desde nuestra responsabilidad como gestores cabe, entonces, preguntarnos ¿Qué sentido
tiene elaborar un POA en la UE? ¿se construye a partir de una lectura de la realidad/diag-
nóstico? ¿quiénes participan en su elaboración? ¿de dónde surgen las actividades progra-
madas?¿estas actividades contribuyen a una buena formación de los estudiantes? ¿coad-
yuvan a mejorar la práctica educativa de las y los maestros y las forma de hacer gestión en
la UE? ¿propician la participación de madres y padres de familia?¿escuchamos las voces de
los estudiantes en esta construcción?
Bajo estas premisas, a partir de la elaboración del POA, el director/a, las y los maestros de
la UE se organizan en Comisiones de trabajo cuyo objetivo fundamental es dar vida, poner
en movimiento, dinamizar las acciones esbozadas en el POA.
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En este contexto, la cultura instalada en las Unidades Educativas nos permite visibilizar for-
mas de organización que se traducen en Comisiones de trabajo, mismas que son definidas
por cada UE con base a un análisis de necesidades, problemas y expectativas expresadas
en el POA.
Entonces, de lo que se trata ahora, es de recuperar y dar un nuevo sentido a esas formas
propias de organizarse en las UE.
Reiteramos que estas formas de organizarse en la UE, desde luego, responden a las accio-
nes diseñadas en el POA desde la visión integral de la gestión educativa. A continuación,
vamos a reflexionar sobre el nuevo sentido de estas Comisiones de trabajo y su responsabi-
lidad en la formación de las y los estudiantes.
La forma de hacer gestión del director, la formación y desempeño de las y los maestros, el
apoyo de las madres y padres de familia como aspectos fundamentales que inciden en la
calidad de la educación que se brinda en la UE, constituyen parte de las principales preocu-
paciones y acciones de las y los maestros integrantes de esta Comisión.
Así, la naturaleza de este trabajo exige que las y los maestros que integren esta comisión
muestren capacidad profesional, compromiso y profunda vocación de servicio hacia los
diferentes sujetos de la comunidad educativa.
Existe un porcentaje considerable de estudiantes que trabajan y viven solos debido a que
sus padres se encuentran en las áreas rurales o en otros departamentos buscando nue-
vas oportunidades de trabajo, que da como consecuencia familias disfuncionales cuyos
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Educación
hijos atraviesan por necesidades en cuanto a materiales, atención y apoyo de sus padres
y/o tutores.
La principal motivación para analizar y reflexionar el tema que hoy ocupa mi atención es
el deseo de contribuir al establecimiento de un proceso educativo en el que los compo-
nentes de la comunidad educativa participen activamente y se involucren en el proceso
de formación educativa de los estudiantes; no se trata de una participación obligatoria,
sino que esta participación debe nacer del compromiso de cada uno de nosotros y que el
involucramiento parta de la identificación y apropiación de la problemática de la realidad
de la Unidad Educativa.
Solo así, se podrá conseguir excelentes resultados en este proceso de formación, debido
a que si la diversidad de sujetos que integramos la comunidad educativa nos unimos para
conseguir un objetivo común, se podrá propiciar espacios en el que exista un intercam-
bio de ideas que enriquezcan distintas posibilidades de solución, que sin lugar a duda,
hará más llevadero el proceso educativo del estudiante. Por tanto, las dificultades que se
presenten en el proceso de formación educativa se subsanarán si todos participamos y
nos involucramos para establecer espacios de reflexión, en el que cada uno de nosotros
aportemos con ideas que permitan visualizar un cúmulo de posibilidades a partir de las
potencialidades y necesidades de la comunidad educativa.
En el consejo realizado a finales del primer bimestre, dio como resultado un preocupan-
te índice de estudiantes reprobados por sus continuas faltas a clases. Este problema de
reprobación de las y los estudiantes en muchas ocasiones tiene que ver con la falta de
apoyo y seguimiento de los padres de familia en el proceso de formación de sus hijos,
debido a que están desorientados sobre cuál es su papel y el grado de participación en 215
este proceso de formación.
de sus hijos, desconocen los intereses y preocupaciones de sus hijos, en muchas ocasiones
en el momento de recoger los boletines de calificaciones ignoran el año de escolaridad y
paralelo que cursan sus hijos, en reiteradas ocasiones los padres de familia olvidan pro-
porcionar materiales de escritorio y materiales que se requieren en las distintas áreas de
saberes y conocimientos, y lo más importante, los padres de familia o tutores no conviven
con sus hijos, no son partícipes del momento en el que los estudiantes realizan sus activi-
dades escolares (elaboración de maquetas, actividades de reflexión y análisis, etc.)
Todo esto ocurre porque los padres de familia y tutores están más preocupados en bus-
car mejores condiciones económicas, dejando de lado el proceso formativo de sus hijos,
debido a que piensan que su único rol como padres o tutores es inscribir a sus hijos en la
Unidad Educativa, recoger las libretas de calificaciones al finalizar la gestión educativa y
proporcionar dinero a sus hijos para quedar bien con ellos y compensar con esta acción
su falta de cariño e involucramiento en la vida de sus hijos. Poco se interesan las activida-
des y cosas que compraran con el dinero que les dan a sus hijos.
Por ejemplo, Jorge (nombre ficticio del estudiante de primero de secundaria comunita-
ria productiva) presenta dificultades de lectoescritura, asiste muy pocas veces a clases
porque según sus compañeros está jugando en el internet, no porta sus materiales de
escritorio y mucho menos elabora los materiales y actividades propias de cada área de
saberes y conocimientos; cuando asiste a clases simplemente se sienta expresando con
sus gestos y forma de sentarse la falta de voluntad para realizar las actividades escolares.
El estudiante cuenta con un celular de última generación, comparte con sus compañeros
su dinero en el periodo del recreo, según la versión de su abuela al estudiante no le falta
nada porque su padre le compra todo lo que necesita. Jorge pertenece a una familia dis-
gregada, por lo que vive una semana con su padre, otra semana con su madre, él tiene
una hermana menor que está en segundo año de secundaria comunitaria productiva de
nuestra unidad educativa. Todo esto conllevó a que el estudiante presente dificultades
en el proceso educativo.
En una encuesta que realicé durante el mes de junio, del presente año, muchos estudian-
tes asociaban las dificultades que presentaban en su proceso de formación educativa
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con los problemas familiares, puesto que estos problemas impedían una comunicación
asertiva en su entorno familiar. Ellos argumentaban que en las pocas situaciones en que
hablaban con sus padres solo recibían mensajes que bajaban su autoestima, en lugar de
recibir palabras de aliento que fortalezcan su espíritu creativo e innovador. Por ejemplo,
una de las estudiantes mencionaba: “no puedo concentrarme porque mi padrastro se fue
de mi casa y como mi mamá se quedó sola abrió una whiskería, donde trabajamos hasta
las tres de la mañana. Cuando llego a mi casa estoy muy cansada y no me da tiempo de
hacer mis tareas”, otra estudiante manifestaba: “a mi papá nada le parece bien, todo
lo que hago está mal, por eso ya no tengo ganas de hacer mis tareas”, otro estudiante
afirmó: “mi papá me insulta cuando no me salen bien las cosas, eso me duele” En este
sentido, estas expresiones que mencionan los estudiantes indican que no existe una ade-
cuada comunicación entre padres e hijos y esta ausencia de comunicación asertiva ha
influido negativamente en el proceso educativo, causando la falta de motivación en los
estudiantes por el proceso de aprendizaje.
Esta encuesta fue realizada con el fin de encontrar el problema de fondo que causaba un
alto porcentaje de estudiantes reprobados en el primer bimestre y de este modo buscar
distintas posibilidades de solución para este problema.
En otro de los casos, los estudiantes se ven obligados a faltar a las Unidades Educativas
porque deben trabajar para mantener a sus hermanos debido a que son huérfanos. Por
ejemplo, uno de los estudiantes de tercero de secundaria comunitaria productiva perdió
a sus padres hace tres años, por lo que tuvo trabajar de ayudante de albañil para man-
tener a sus hermanos, el menciona que como trabaja de ayudante de albañil, en varias
ocasiones el maestro de obras le llamó a trabajar desde la mañana por lo que faltaba a
la unidad educativa, además afirmó que no hacia las actividades escolares porque debía
trabajar por las tardes y parte de la noche por lo que no le alcanzaba el tiempo para rea-
lizar sus actividades escolares. A igual que este caso, muchos estudiantes, adquieren la
responsabilidad de padres siendo menores de edad, privándose de las condiciones ne-
cesarias para el desarrollo y/o fortalecimiento de valores, habilidades y potencialidades
cognitivas y motrices que le permitan transformar su realidad.
Pocas veces fueron las oportunidades que tuve para reflexionar, con los estudiantes que
presentaban dificultades en el proceso educativo, sobre las causas que impedían la asis-
tencia regular a clases, porque por un lado no asistían a clases, y por otro lado porque el
periodo de tiempo de las áreas del Campo Vida Tierra Territorio es muy corto, sobre todo
para las áreas de física y química. Muchos de ellos mencionaron que faltaban a clases
porque trabajaban hasta muy altas horas de la madrugada y como llegaban a sus casas
cansados se quedaban dormidos por la mañana. Por ejemplo, en el caso de uno de los
estudiantes de cuarto de secundaria comunitaria productiva trabaja como mensajero en
una oficina, muchas veces se queda trabajando hasta altas horas de la noche y cuando
llega a su casa siente mucho sueño que no le da tiempo para realizar las actividades es-
colares. Otros estudiantes afirmaban que faltaban a clases porque sus padres llegaban a
altas horas de la noche a su casa y se iban muy temprano a trabajar, por lo que cuando
despertaban ya era tarde para ir a pasar clases, y por tanto preferían ir a jugar en el in-
ternet.
Es por esto, que se reflexionó con los estudiantes sobre el por qué y para qué están en
las Unidades Educativas, cuál era el objetivo de destinar gran parte de su tiempo en la
Unidad Educativa. Uno de los estudiantes afirmó: “estudiamos para ser profesionales”,
otro estudiante dijo: “estudiamos para ser alguien importante en la vida”, una estudiante
con un semblante de tristeza dijo: “estudiamos para ser profesionales y ser mejores que
nuestro padres, es triste ver a mi mama levantarse tan temprano y levantar cosas muy
pesadas porque cuando no estudia el trabajo es más difícil”. En este sentido, los estu-
diantes ven la formación que tienen en la Unidad Educativa como el primer paso para ser
profesionales y tener una mejor estabilidad económica que sus padres.
Los padres de familia asumieron que no tenían una buena comunicación con sus hijos
porque debían trabajar gran parte del día. Muchos de los padres de familia mencionaron
que salían de sus casas a trabajar desde muy temprano y regresaban por las noches a sus
casas. Otros mencionaron que cuando preguntaban a sus hijos cómo les iba en la Unidad
Educativa les respondían que estaban bien y que no tenían ninguna actividad escolar que
realizar. En consecuencia, como producto de los cortos espacios de comunicación con
sus hijos, pensaban que no tenían ninguna dificultad en el proceso educativo. Muchos de
ellos expresaban: “recién acabo de enterarme que mi hijo está mal, yo pensaba que es-
taba bien en la Unidad Educativa” al concluir la conversación con los padres de familia se
comprometieron a apoyar e involucrarse más en el proceso de formación de los mismos,
asegurando que les dedicarían más tiempo a sus hijos.
Sin duda alguna, la falta de comunicación entre padres de familia e hijos repercute ne-
gativamente en el proceso educativo de los estudiantes, debido a que cuando un padre
de familia o tutor se involucra y se interesa en las actividades de sus hijos, motiva al es-
tudiante a ser parte activa de su proceso de aprendizaje, le da mayor seguridad porque
siente el apoyo de sus padres.
A mediados del tercer bimestre, la segunda actividad que se organizó fue “los juegos
de antaño”, en el que participaron estudiantes, padres de familia, plantel docente y
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
administrativo. Estos juegos de antaño, como la gallinita ciega, el juego del trompo, el salto
en bolsas de yute entre otros, se constituyeron en un medio que facilitó la integración
de la comunidad educativa, fortaleciendo el respeto y la confianza entre padre e hijo.
Por ejemplo, en el juego, la gallinita ciega el padre de familia debía guiar el camino que
recorrería su hijo que tenía los ojos vendados, a través de palabras debía guiar a su hijo a
pasar los obstáculos; una vez concluido el recorrido se invirtieron los roles, por lo que el
hijo o hija debía guiar a su padre o madre.
Fue provechosa esta actividad porque además de provocar la alegría de los participantes,
fomentó el diálogo entre padres e hijos, estimuló la integración de toda la comunidad
educativa, propició un espacio de convivencia basada en la comunicación asertiva. Un
padre de familia aseguró que con el juego de la gallinita ciega aprendió la importancia de
escuchar a su hijo, para él era la primera vez que dependía de su hijo.
La tercera actividad que se realizó fue al concluir el tercer bimestre, a esta actividad se la
denominó “Viaje de estudio a Tiahuanaco” en esta actividad, participaron los estudian-
tes, algunos padres de familia, maestros y plantel administrativo. Esta actividad, además
de fomentar el conocimiento de todo lo que implica las ruinas de Tiahuanaco en el as-
pecto cultural, afianzó las relaciones entre estudiantes, maestros y algunos padres de
familia, el momento del almuerzo fue un motivo que propició un espacio de convivencia
en el que intercambiaron ideas de lo que más les impresionó de las ruinas de Tiahuanaco.
Como se trataba de un viaje de estudio, los estudiantes elaboraron un informe de todo lo
habían aprendido en ese espacio cultural.
¿Cómo se visibiliza en el relato la forma de hacer gestión del director, el desempeño de las
y los maestros, el apoyo de las madres y padres de familia?
b. Comisión de convivencia
Propiciar un clima favorable de convivencia comunitaria y armónica entre todas las perso-
nas comprometidas con el quehacer de la UE con el propósito de lograr el bien común des-
de el proceso educativo, es una de las principales acciones que deben desarrollar las y los
maestros que integran esta Comisión. Así también la búsqueda de acciones de relaciona-
miento con instituciones y organizaciones del entorno de la UE, a fin de construir acuerdos
que beneficien la formación de las y los estudiantes.
El gestor para esta Comisión tendrá que ser ejemplo de respeto, escucha, diálogo y mostrar
capacidad para la resolución constructiva de conflictos.
Con relación a lo citado, reflexionemos desde la lectura de un relato presentado por Eli-
zabeth, maestra expositora en el Foro Educativo
“Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, laautoridad, porque se
destruye la sinceridad y la confianza, y sólo seconsigue una falsa sumisión.”
Hacer una lectura de la realidad es muy complicada para mí, y seguramente esto lo sabía
la nueva directora, quien entro con gran peso, el colegio tiene un prestigio ganado, sin
embargo no sé a ciencia cierta si es por la forma de llevar adelante la educación o por
los problemas que han ido surgiendo cada año, especialmente genera una expectativa la
presencia de los padres de familia en las diferentes reuniones, quienes al parecer tienen
algunos roses tanto con maestros y especialmente con la cabeza de la Institución.
En esta gestión me quedé en la comisión disciplinaria, digo que me “quedé” ya que no ha-
bía otra comisión, al parecer de forma obligada; porque en esta primera reunión de pla-
nificación, la Directora después de presentar la forma de trabajo y otros asuntos, entrega
a la sala cuatro hojas para que todos podamos anotar nuestros nombres en las mismas y
escoger en la comisión que queremos apoyar durante esta gestión.
La idea al inicio fue buena, sin embargo en el momento de tratar de rotular nuestro nom-
bre las hojas desaparecieron, las maestras y maestros empezaron solamente a inscribir a
sus amigos, conocidos o con los que se llevaban mejor y no querían darte la hoja o sim-
plemente te decían que ya la lista estaba completa; muchos quedamos sin comisión y no
sé sabía que grupo ya estaba completo, en fin… quede sin poder inscribirme en ninguna
222 y no fui la única.
En el momento que la Directora pide las listas, todas son entregadas y sale a la luz que
todavía existía una hoja totalmente en blanco, entonces se ordena a que todos los que
no pudimos anotarnos, pasamos a pertenecer a esta comisión; obviamente hubo recla-
mos, pero no nos quedó otra opción y entre bromas y enojos tuvimos que ser parte de
la comisión Disciplinaria.
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Bien, expondré los motivos por las cuales nadie e incluso mi persona no quieren perte-
necer a esta comisión. Sin ir lejos, el año pasado, los integrantes de la comisión discipli-
naría tuvieron conflictos, los mismos que se agravaron en demandas a la Distrital, las
mismas que fueron hechas por los padres de familia, las razones más específicas no las
conozco bien, sin embargo, en un consejo del segundo bimestre las representantes de
esta comisión mencionaron que no había buenas relaciones entre docentes y padres de
familia, quienes no reconocen y asumen las faltas que sus hijos van cometiendo. Así de
esta forma llegamos a fin de año, y en el último consejo de fin de año, conocimos algu-
nos pormenores de estas situaciones y dijeron que continuaban con los problemas a las
instancias que correspondían.
Como es de esperar con esos antecedentes quién conformaría este grupo e incluso mi
persona no quería hacerlo, de ahí, actualmente pertenezco a la comisión por los motivos
expuestos anteriormente. Posteriormente participe de la primera reunión de coordina-
ción donde se convocó a todos los integrantes… no hubo participación, solo acudimos
unas siete personas, en esa reunión se delegó como representante al Profesor del área
de Música, nadie quería asumir el cargo.
La primera impresión que percibí fue, que la participación de las Junta Escolar era con-
tundente, mientras los de la comisión solamente dos personas, obviamente estaban las
madres, padres en algunos casos los tutores y los estudiantes en esta y otras reuniones,
no participó la Directora, cosa que me llamo la atención, asimismo pude observar a me-
dida que se desarrollaba la reunión es que los padres, anotaban todo los pormenores de
la reunión, especialmente cuando el presidente de la comisión disciplinaria y mi persona
tomábamos la palabra; nunca vi esta clase de actitud anteriormente y la verdad me sen-
tía intimidada tratando de cuidar mis palabras o realizar algunas conjeturas con respecto
a cada caso, sentía temor a denuncias, así como manifestaron los otros colegas que per-
tenecieron a esta comisión
Este tipo de situaciones no cambio en nada en las siguientes reuniones, donde nos en-
contrábamos para tratar diferentes asuntos de disciplina que han ido ocurriendo al pa-
sar las semanas, Me puse a reflexionar del porqué de las actitudes de los padres en las
reuniones que se tenían para la resolución de los conflictos suscitados por las faltas a
las normas de la convivencia escolar, cometido por los estudiantes, la forma era intimi-
dante, ni bien hablábamos los integrantes de la Comisión, ya empezaban anotando con
gran afán.
223
Quiero aclarar que se tuvo tres grandes casos de indisciplina estudiantes que rompieron
la norma de convivencia social, las faltas fueron: consumo de estupefacientes, además
de bebidas alcohólicas, robo de celulares y agresiones físicas entre otras; los estudian-
tes que cometieron las faltas más graves eran varones y faltas menores señoritas, para
conversar con ellos, se convoca a los padres por medio de una citación que es trans-
mitida por las regentas debiendo apersonarse lo más antes posible. De todos los casos
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Entre estos compromiso fueron. La reposición del material robado, firman compromisos
donde aceptan mejorar su conducta, en caso que son residentes se les ha pedido que
puedan buscar otra institución educativa que pueda cobijarles, comprometiéndonos a
brindarle sus calificaciones con el fin de no perjudicarle. Los jóvenes que se los encontró
con signos de drogadicción, se los ha derivado psicología y trabajo social, juntamente con
los padres.
Los papás o mamás que asistían a las reuniones de conciliación, no todos aceptaban de
buena voluntad el comportamiento y la sanción a la que debían ser sometidos sus hijos
e hijas, cuando estaban frente a frente empezaban las acusaciones, padres defensores
de los hijos creo que eso es de esperarse pese a que las pruebas sean terminantes, se
echaban la culpa entre ellos, tratando de poner escusas a la forma de conducirse de sus
propios hijos; en el caso de robo por ejemplo, los papás argumentaron que el robo lo
hicieron sus hijos por una broma que ocurre entre jovencitos de su edad, los hijos que
escuchaban lo que sus padres mencionaban, atinaban a mover la cabeza como signo de
aceptación a las palabras vertidas por sus padres,
He podido percibir en estos conflictos, que algunos casos se agravaron, no era el pro-
blema en sí ocasionado por los estudiantes la falta cometida, sino que la lectura de la
realidad es la lucha de poder, de las juntas, de los padres y de nosotros como maestros,
pertenecientes a la comisión, ya que las juntas también quieren participar de estas reu-
niones y ellos dar su voto resolutivo, creyendo que son la única instancia que vela los in-
tereses de los padres y de los estudiantes, acá claramente no existe relacionamientos ya
que todos jalan la cuerda en la dirección de los propios intereses que tienen cada grupo
que pertenecen a la comunidad educativa.
Poco a poco fui perdiendo mis miedos y creo que lo mejor que se puede hacer es abrirse
224 al diálogo con respeto y educación, haciendo sentir a la otra persona que es importante y
son también importantes sus pensamientos, pueda que sean errados o no, pero respetar
lo que piensa, siempre me ha ido bien con los padres en otras instancias educativas y
porque no en este espacio también debería ser así, me fui preguntando. Poco a poco fui
tomando la batuta, y empecé a escucharlos tanto a los padres como a los estudiantes,
seguramente tenían algo que decir, al fin de cuenta trabajamos con seres humanos, con
vidas que tienen sentimientos y emociones.
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Como ya empecé a conocer a los padres y madres que pertenecen a las Juntas Escolares,
inicie un espacio de diálogo, durante las reuniones, coordinando primeramente con ellos,
antes de tomar decisiones, también personalmente tuve la iniciativa de convocar a la
directora a nuestras reuniones ya que ella forma parte de la comisión. Hasta este momento
hemos estado actuando solos como individuos, ya era hora del cambio de transformarnos
en gestores para leer las problemáticas de la realidad, y que aun conociendo que estos
problemas que se presentan pueden ser difíciles de llevar adelante, nosotros como
sujetos de cambio debemos tratar de transformar esta realidad.
Tuvimos dos decisiones posteriores, que llegaron a buen puerto, creo para mí personal-
mente que el diálogo y las interrelaciones con sentido crítico y maduro nos ayudan a
tomar decisiones sanas en beneficio de la comunidad, nos sentamos primeramente con
todos los gestores involucrados esta vez desde otra mirada, las Juntas Escolares se han
dejado conducir, ya no se los veía anotando como en un inicio, ya tenían predisposición
para el diálogo, yo como sujeto coordine las resoluciones, al parecer los padres estaban
esperando esta situación.
Cuando tuvimos las reuniones con los padres y estudiantes que habían infringido con
alguna norma institucional, la figura fue distinta, ya no había tanto debate y discusión
tratando de imponer las ideas; entre los gestores, escuchábamos a los padres y ellos nos
escuchaban, las resoluciones salían de los consensos que se han ido estableciendo poco
a poco, previamente la directora abrió estos espacios de reflexión, me brindó la oportu-
nidad de poder conversar y hacer también reflexiones, las sanciones que se les dio a los
estudiantes fueron distintas, fueron de reflexión, concientizándolos sobre la falta cometi-
da, reflexionando sobre su actuar. Creo firmemente en la potenciación del sujeto y si este
está dispuesto a construir desde el lugar que se encuentra, podemos mejorar nuestros
tratos, estos podrán convertirse en aliados para una mejor participación de toda la co-
munidad educativa. Después de todo somos los que involucramos a otros a convertirse
en sujetos también.
Los métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad, destruyen los lazos de la since-
ridad y la confianza y solo encontraremos individuos que actúen en la sumisión, poten-
ciemos a los sujetos para que seamos actores de nuestros propios cambios.
A partir de la lectura del relato y las experiencias de trabajo en la CPTGE y la UE, te pedi-
mos compartir algunas experiencias de trabajo con la Comisión de Convivencia en tu UE. 225
Así también comparte algunas iniciativas que podrían ser trabajadas a partir en la si-
guiente gestión en el relacionamiento con organizaciones e instituciones del entorno para
favorecer la implementación del PSP, el BTH u otros proyectos.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
c. Comisión de infraestructura
En esta Comisión trabajan las y los maestros apoyando al gestor en la canalización de aspec-
tos referidos a la mejora de las condiciones de aquellos servicios y espacios que posibilitan
un mejordesarrollo de las tareas educativas y de la formación de los estudiantes.
A manera de reflexión, te compartimos una lectura que recoge el relato de la maestra Elsa
participante en el Foro Educativo
que pensar varias veces antes de que llegue mi turno, y en esa meditación interna que
hice conmigo misma llegue a la conclusión que una de mis fortalezas era ser responsable
y respetuosa ahí mismo también me di cuenta que tenía debilidades que debería fortale-
cer como la falta de confianza con mi entorno y el excesivo deseo de la perfección; tam-
bién me lleva a reflexionar que en mi unidad educativa muy pocas veces reconocemos las
fortalezas y potencialidades de cada uno de los miembros que intervienen en el trabajo
de la institución, estamos acostumbrados a buscar lo negativo de cualquier actividad
provocando que nos estanquemos y no demos ideas propositivas que den ideas de reso-
lución de problemas anulando así a los sujetos.
A mi modo de ver el nuevo director usando los dulces dio un buen pie para comen-
zar a trabajar fortalezas viendo la realidad, lo negativo y positivo. Al reconocer nues-
tra realidad, las potencialidades que tenemos puede afianzar nuestra seguridad como
maestros y a la vez dar el conocimiento al director para conocer al personal con el que
trabaja. Algo insignificante como los dulces, fue utilizado de manera estratégica por el
director para conocer a los sujetos con lo que iba a trabajar. Este proceso de buenos
relacionamientos, mientras más frecuentes sean, mejores resultados tendremos en el
desempeño de nuestro trabajo educativo por el bien de los estudiantes. El director supo
hacer una apertura en este proceso de relacionamiento positivo y continuarla en otras
actividades.
…Cada una de las actividades planteadas en la primera reunión iban siendo consensua-
das, planteándose como primera actividad una jornada de limpieza, el director recibió
con agrado la propuesta de la comisión de infraestructura, indicando que él se encargaría
de gestionar el barniz para los pupitres; fue bueno observar que la mayoría de los maes-
tros estaban de acuerdo, aparentemente, aunque exigían que la comisión era la respon-
sable de toda la organización para poder así desligarse de algunas responsabilidades, aún
estábamos lejos de asumir compromisos.
En mi caso, mi curso 3° “A” de Secundaria sostuvo una reunión donde los estudiantes
decidieron organizarse en dúos para ser responsables del pintado y limpieza de su banca
y mesa, los asesores que éramos dos nos dividimos el trabajo, mi compañero se encar-
garía de la compra de la pintura y yo me encargaría de la limpieza del curso con ayuda de
los estudiantes. Desde mi punto de vista el considerar las opiniones de los estudiantes
me ayuda a fortalecer en ellos el compromiso frente a la actividad, que sean capaces de
plantear sus ideas sin temores y con respeto; el hecho de hacer la limpieza del curso es
un hábito que debemos vigorizar ya que todos somos responsables del lugar en el que 227
estamos y de su cuidado, en este caso el curso y la unidad educativa.
En la jornada de limpieza vi que de mis veintidós estudiantes algunos eran muy activos
y otros tenían el temor de agarrar la escoba y limpiar, así que tuve que iniciar yo, agarré
la escoba y empecé a barrer el curso, noté que me fueron siguiendo los demás, fue muy
gracioso para algunos estudiantes verme limpiar, porque según ellos los maestros no
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
No fue necesario que el director saque un instructivo o una orden simplemente fue la
necesidad observada desde nuestra vivencia; el frío que hace que los riñones de los es-
tudiantes se resfríen y procuren ir constantemente al baño, fue esa realidad que me guió
a poder cuidar la salud de mis estudiantes a través de la compra de una alfombra para
mejorar las condiciones en las que trabajamos.
La compra de la alfombra se logró a través del dialogo asertivo y de consensos con los
228 padres y estudiantes, ya que ellos fueron quienes pusieron los tiempos para el cumpli-
miento de nuestro objetivo común que era el colocado de la alfombra. Cuando comento
esta experiencia que tuve con mis amigas que también son maestras, se asombran por-
que no creen que los padres puedan aportar dinero en especial para una alfombra, ya
que en ocasiones a veces se presentan problemas por el cobró de un boliviano; pero es-
toy segura que cuando logramos tener confianza con los padres y manejamos con trans-
parencia las finanzas a través de rendición de cuentas no hay ninguna dificultad.
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La apertura de estos espacios de dialogo en el que escucho las opiniones de mis estudian-
tes, sus propuestas, me han ayudado a tener confianza con ellos y a brindarles la seguri-
dad de que sus ideas son escuchadas con respeto, al dar los contenidos, al leer un libro y
reflexionar sobre el mismo siendo tolerantes y comparándolas con nuestra realidad han
fortalecido la participación de mis estudiantes, que traten de vencer sus temores y sean
capaces de enfrentar las dificultades porque saben que su maestra (yo) no les dirá que
está mal sino que podemos mejorar.
Cuando se tiene una administración que te motiva, que toma en cuenta tus aportes, tus
ideas y que además te hace notar que hay mejores salidas sin necesidad de imponer su
autoridad, que además muestra con el ejemplo estas prácticas, también puede impul-
sarnos como maestros a seguir esos mismos pasos en el aula y en el trato con los padres
de familia, cuando las decisiones son tomadas por consenso y por acuerdos el trabajo se
hace con compromiso e incluso no hay necesidad de que se expidan instructivos que nos
obliguen a hacerlos ya que nuestros trabajo, ya que mí trabajo tiene un sentido que es
el de esforzarme por el bien de mis estudiantes y el de su comunidad, que sí yo puedo
aportar a que estas condiciones mejoren con un granito de arena, como la compra de
una alfombra, lo haré porque eso aprendí desde la nueva administración que sigue los
lineamientos del nuevo modelo educativo, donde todos los miembros de la comunidad 229
educativa somos los partícipes de cambiar nuestra realidad. Tuve la posibilidad de hacer
la apertura de proceso de transformación mediante el diálogo para la compra de la al-
fombra para el curso de 3° “A”, y esto puede ser el inicio para poder realizar actividades
que beneficien a mis estudiantes y a la comunidad, partiendo de sus necesidades, desde
la lectura de su realidad mediante una planificación conjunta a la finalización de la ges-
tión escolar y al inicio de la gestión educativa.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
A partir de la lectura del relato y las experiencias de trabajo en la CPTGE y la UE, te pedi-
mos compartir algunas experiencias de trabajo con la Comisión de Infraestructura en tu
UE.
Así también comparte algunas iniciativas que podrían ser trabajadas con la Comisión en
la siguiente gestión.
230
Cuarta Parte
Formación de sujetos como sentido
de la Gestión Educativa
Unidad Temática No. 1
Visibilizar a los sujetos como punto de partida para interpretar lo que nos va pasando
en nuestra institución, se trata de una postura ética y política de la posibilidad de hacer
Gestión Educativa. Es ética porque parte del reconocimiento de la dignidad del otro sujeto
como fuente y sentido de nuestras acciones en la Gestión. Y es una postura política porque
poner la mirada en los sujetos nos posiciona en un proceso de construcción de caminos
y desafíos comunes, esto es, nos sitúa en la posibilidad de ponernos en la situación de
dialogar nuestras posturas y perspectivas de lo que queremos de nuestra institución y
nuestro trabajo. Es el ejercicio del ponernos de acuerdo como forma básica de producir la
energía necesaria para aunar esfuerzos, para organizarnos en nuestra institución. Esto nos
permite acercarnos a una idea de hacer Gestión Educativa como un proceso de activación
constante de la voluntad de los sujetos y no solo como un hecho administrativo automático
que se da por la inercia y por el cumplimiento de la normativa.
233
Poner la mirada en los sujetos, nos permite establecer una “perspectiva” que alumbra la
realidad de nuestra institución haciendo aparecer problemas que antes eran imperceptibles.
¿Qué pasa cuando partimos de los sujetos y reflexionamos aspectos como la planificación
curricular? Se trata de un proceso complejo de interpelación de la relación que hemos
configurado como Directores y como maestros con estas herramientas. Si el sujeto es la
fuente de creación de cualquier proceso educativo, la planificación curricular es solo una
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organización de los procesos que los sujetos “tienen la voluntad de hacer con sentido”.
El sujeto que sabe lo que puede hacer, el por qué y el para qué de su proceso educativo,
es la fuente de toda planificación curricular (para no recaer en procesos de ocultamiento
y negación de los sujetos en el cumplimiento de formatos que configuran una relación
vertical de subordinación de los sujetos).
¿Qué pasa cuando ponemos la mirada en los sujetos cuando pensamos lo que nos va
pasando con la evaluación curricular? Otra vez, se trata de poner en su lugar a los aspectos
formales que se van sobreponiendo a los sujetos (que los van aprisionando). Si partimos
del sujeto, el sujeto es alguien que se hace cargo de la realidad que produce y por tanto, se
hace necesario darle las condiciones para desplegar esa responsabilidad de hacerse cargo
de su espacio básico de reproducción: su espacio educativo. Aquél que se hace cargo de una
realidad concreta, es aquel que toma decisiones, que asume los mejores caminos posibles
de atender el desafío de la formación de un grupo de sujetos estudiantes. Mínimos espacios
de autonomía en la labor docente, se complementan con la capacidad de ser sujetos y el
hacerse cargo de la tarea de ser maestro. Esta mirada nos cuestiona la lógica del control que
está detrás de la intención del hacer llenar formatos e informes pensando que con eso se
tiene el control de la práctica de los maestros (ésta sería una práctica donde se prioriza el
cumplimiento formal, antes de que podamos encontrar el sentido del para qué formamos
y por qué formamos). La evaluación, entonces, no se limita al poner la nota administrativa,
con sus extensos respaldos. La evaluación desde los sujetos es la permanente pregunta
por el cómo estamos, el cómo estamos formándonos en los procesos, qué tipo de sujeto
estudiante estamos contribuyendo a formar. Reducir la carga formal de informes para dar
más tiempo a la preocupación por el sujeto que estamos formando, se convierte en el
criterio central cuando pensamos la evaluación curricular.
El MESCP en este sentido, se trata de un proyecto que nos abre un nuevo marco de
posibilidades para realizarnos como sujetos. Lo que plantea una relación abierta entre
sujetos y el MESCP, entendido como opciones de futuro que construye el mismo sujeto.
Esta perspectiva dista mucho de una lógica de cumplimiento burocrático, que nos plantea el
“cumplimiento cerrado” de la norma como procedimiento mecánico. Se trata de recuperar
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una relación más viva y orgánica de los sujetos maestros con el proyecto educativo. Donde,
es el proyecto educativo, el que permite visibilizar las posibilidades desde las que el mismo
sujeto contribuye a la concreción y ampliación del proyecto, en una permanente relación
creativa entre sujeto y proyecto.
Muchas veces nos ha pasado que ante la situación de no encontrar la justificación para
llevar adelante alguna tarea, nuestra salida como directores ha sido, “es que el Ministerio
lo pide”, “es para el Ministerio”, “es para la Departamental”, “es para cumplir con la Ley”,
“es porque el Modelo lo dice”.
Asumir de esta forma nuestra tarea como Gestores Educativos, lo que a la larga provoca es
nuestro debilitamiento como autoridades.
Ser sujeto tiene que ver con construir criterios propios desde los cuales tomamos
decisiones y le damos sentido y coherencia a nuestra práctica como Gestores Educativos.
Se trata de contar con referentes que permitan realizar permanentemente un ejercicio
de preguntarnos si las disposiciones externas o las iniciativas internas nos permiten
lograr los objetivos de la institución. Para desarrollar la Gestión Educativa, se necesita
contar con criterios de discernimiento que nos permitan separar lo útil de lo que no
lo es, lo indispensable de lo que podemos prescindir, en otras palabras, el ejercicio del
discernimiento, tiene que ver con la pregunta del por qué hacemos lo que hacemos como
Gestores Educativos.
1 Se plantea la idea de la formación en general en esta reflexión, sin embargo, nos referimos a la formación integral de
los sujetos, formación que está articulada a la transformación de la realidad.
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Desde esta perspectiva podemos hacernos algunas preguntas que nos permita visibilizar la
manera en cómo el poner como criterio de nuestras acciones a la formación de nuestros
estudiantes. ¿Son las disposiciones normativas un fin en sí mismo?, ¿son los procedimientos
administrativos un fin en sí mismo?, ¿es el MESCP, y sus procedimientos, un fin en sí mismo?,
¿es la planificación curricular un fin en sí mismo?, ¿es la evaluación curricular un fin en sí
mismo?, ¿es la gestión de un Ítem un fin en sí mismo?
Con tantas tareas que son parte de nuestro trabajo cotidiano, una tendencia muy fuerte
que podemos reproducir, es el asumir cada nueva tarea que nos va apareciendo como un
proceso más que debemos hacer en nuestra institución. Esta sería una forma de asumir
nuestra responsabilidad en la gestión, el cumplir con cada aspecto de nuestro trabajo como
si cada una fuera un fin en sí mismo. Esto nos dispersa la mirada, nos hace perder el sentido
de nuestro trabajo.
¿No son acaso, los procedimientos administrativos, las disposiciones normativas, el mismo
MESCP con sus procedimientos técnicos, un medio antes que un fin en sí mismo? Son un
medio para la formación integral. Son herramientas que no se usan solas ni a ciegas, se
necesita sujetos que la traduzcan en acciones con sentido. Es por eso que nuestro trabajo
no es un proceso automático de recepción de instrucciones y aplicación directa, sin
discernimiento, que sería asumir a todo como un acto de aplicación.
Se trata de pasar del justificativo: “es para el ministerio”, hacia la capacidad de darle sentido
a las acciones: “trabajaremos de esta forma porque nos permite fortalecer lo que hacemos
con nuestros estudiantes”, o, caso contrario también asumir posturas críticas para tomar
decisiones: “este planteamiento tiene estas consecuencias que no nos permiten fortalecer
la formación de nuestros estudiantes”. La gestión educativa es un ejercicio de permanente
discernimiento crítico y de toma de decisiones, porque son las acciones que definimos en
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nuestra institución, las que terminan por darle forma concreta. Sea por omisión, por no
hacerse cargo de la responsabilidad y culpar a los agentes externos, o, sea impulsando un
propio sentido comprensible para nuestro equipo de las acciones que se van a asumir en la
institución (el hacerse cargo). Es en este proceso de tomar decisiones donde se define si se
van a focalizar los esfuerzos en lo central de la institución, la formación de los estudiantes.
¿Qué experiencias hemos tenido donde hayamos llevado adelante iniciativas propias
vinculadas al fortalecimiento de la formación de nuestros estudiantes, como institución?
¿Contamos con herramientas para valorar el desempeño de los maestros y los niveles de
formación de los estudiantes o el apoyo que brindan los padres de familia?
237
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Pero esta posibilidad de conocer lo que nos pasa en el plano formativo, no va a surgir como
mandato externo, se trata de un proceso que sea promovido e impulsado por los mismos
sujetos que son parte de la institución educativa.
Vincularnos con lo que sucede en nuestra institución, nos plantea la necesidad de generar
mecanismos para conocer lo que nos pasa. Se trata de valorar cómo estamos y cómo
podemos estar en la formación que estamos brindando como institución.
Un elemento a ser reflexionado tiene que ver con cómo se inician procesos de transformación
en las Unidades Educativas. Una de las tendencias más extendidas, no solo en el país, sino
en el mundo, ha sido el intento de lograr transformaciones en las Unidades Educativas a
partir de intervenciones externas, sea a través de normar contenidos, el uso de materiales,
definir prácticas a través de protocolo o manuales. Estas experiencias han demostrado
que tienen muy poca efectividad si no están articulados a los intereses reales de las y los
maestros. Se trata de procesos de distanciamiento entre lo que se define desde “arriba”,
que llega a las y los maestros como indicación sin su sentido original, lo que hace inviable
su comprensión y concreción. En casos extremos cuando las indicaciones externas están
mediadas por mecanismos de control, estos devienen en el cumplimiento formal de los
“nuevos lineamientos”, pero no en su traducción con sentido.
Es por eso que se hace indispensable, contar con un equipo que pueda asumir el rol de
“bisagra” entre la política mayor, cuyas indicaciones vienen desde “arriba” y la traducción
de estas a partir de la realidad y las necesidades de la propia institución.
Por otro lado, cada vez, se va mostrando que son las experiencias de definiciones internas,
las que promueven cambias más duraderos y concretos en las Unidades Educativas. Lo que
plantea un debate central para la Gestión Educativa, es más posible transformar desde
“abajo”, desde las preocupaciones más concretas de los miembros de la comunidad educa-
tiva, que hacerlo con visiones muy nuevas que no cobran significación real para los actores.
238 Fragmento del texto: “cómo piensan las escuelas que innovan” de Ines Aguerrondo y
Susana Xifra
y en el sentido de la tarea, que definen que la mayoría de sus alumnos aprendan y que
los maestros y profesores recreen sus prácticas con apoyo y reconocimiento de la comu-
nidad en la cual están insertos.
Se comenzó a promover en los países, con diferentes características según cada uno, una
organización descentralizada en la que el poder de decisión fuera compartido por uno o
por varios niveles de organización, para obtener más fácilmente buenos resultados como
institución escolar.
Los primeros estudios para identificar las escuelas eficaces pusieron el foco en el esce-
nario donde se producen estos procesos de enseñanza aprendizaje: la propia institución
educativa, y contribuyeron al desarrollo de otras investigaciones, discusiones y progra-
mas de mejora de la escuela. Aunque con posterioridad hubo una valoración crítica de
la primera generación de investigaciones, éstas sin embargo, dieron aportes destacados
que permitieron luego profundizar la importancia de las buenas escuelas para el rendi-
miento educativo.
La polémica gira entonces a los criterios de éxito escolar. Las definiciones más aceptadas
refieren como buena escuela aquella que es capaz de obtener porcentajes similares
de logros educativos en los alumnos provenientes de las distintas clases sociales. La
variedad de experiencias de aprendizaje, las relaciones interpersonales, la estructura
organizativa de la enseñanza eran difíciles de implementar en un principio. El uso de ins- 239
trumentos más sensibles a las variaciones entre escuelas aparecieron en los estudios de
segunda generación, que avanzaron en la identificación y los procesos de interacciones
educativas.
Un grupo de ellos relaciona los mejores niveles de rendimiento con altas expectativas de los
profesores, la flexibilidad de los agrupamientos y actividades educativas, evaluaciones con
efectos correctores sobre el programa, liderazgo académico y administrativo del director,
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Si bien es difícil una relación definitiva y también ponderar el peso de cada una de las
características de las buenas escuelas debido a la diversidad de indicadores y métodos
utilizados en los estudios, Edmonds (1982) refiere cinco componentes de las escuelas
eficaces fácilmente identificables:
240 Fragmento del Texto: “los centros educativos como organizaciones que aprenden” de
Antonio Bolívar
1. El centro educativo es la unidad del cambio: sin desdeñar el nivel individual del aula,
la clave de la mejora se vertebra primariamente a nivel de centro educativo como un
todo. Se reconoce –además– que cada centro escolar es único. No debiendo ser tra-
tado de modo uniforme. Por último, el centro escolar es el punto de unión crítico de
la política educativa, de las demandas del entorno y del aprendizaje de los alumnos y
profesores. Las prioridades de desarrollo han de ser determinadas por el propio cen-
tro escolar. La escuela deja de ser un objeto a cambiar, para constituirse en el centro
del cambio.
2. El cambio como aprendizaje: el cambio educativo, más que implementar propuestas
externas, es un proceso de aprendizaje. Además para que tenga un impacto en los
alumnos, los propios profesores deben aprender a hacerlo mejor.
3. El foco del cambio son las “condiciones internas” del centro educativo: es preciso
rediseñar los roles y estructura organizativa (relaciones, procedimientos, empleo de
recursos, colegialidad) del centro escolar de modo que posibilite un cambio de la cul-
tura de la escuela.
4. La mejora es consecuencia de mejorar la energía interna (acción “sinérgica”) de una
organización, de modo que genere competencia y capacidades propias. Determina-
das condiciones internas del centro (metas compartidas, formación e innovación,
procesos de desarrollo) están en la base de la mejora institucional. En lugar de con-
fiar en propuestas externas, la clave está en la transformación de la organización de
la escuela en línea de articularla orgánicamente u horizontalmente.
5. Enfoque sistémico del cambio: es un proceso continuo, tiene en cuenta los diversos
niveles del sistema educativo, e integra diversas estrategias de innovación (apoyo y
recursos externos y capacidad interna).
6. El objetivo último de las estrategias de cambio es su institucionalización: no basta la
puesta en práctica de un cambio, el éxito deberá ser juzgado en función de que llegue
a formar parte de los modos habituales de actuar de la escuela.
7. El desarrollo profesional del profesorado se incardina en sus contextos de trabajo:
promover espacios de formación en modos de hacer conjuntos como conocimiento 241
situado contextualmente, conectar la formación con el desarrollo y mejora del cu-
rrículum escolar, articulando la formación sobre el análisis colegiado de ámbitos de
mejora en el centro y los consiguientes procesos de desarrollo de la organización.
8. Cumplir las metas educativas más eficientemente. Con distintos grados de incidencia,
y aún cuando cada movimiento lo entiende un tanto diferencialmente, se ha conside-
rado que la misión última de la escuela es la mejora del aprendizaje de los alumnos.
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Tres criterios centrales nos aportan las lecturas que hemos compartido: i) el asumir la
centralidad de las Unidades Educativas como la base para cualquier transformación, ii) que
el desarrollo de los procesos de transformación depende de los mismos sujetos que son
parte de las Unidades Educativas, esto es, si contamos con la participación de los actores y
trabajamos sobre aspectos de la realidad educativa que nos preocupan a nosotros mismos,
es más probable avanzar en transformaciones que el hacer las cosas por el encargo de los
demás, y iii) que se trata de abrir se a procesos de aprendizaje, donde se tenga la apertura
suficiente para visibilizar vacíos y problemas, pero sobre todo se encuentre la capacidad de
articular al equipo en el logro de determinadas metas internas, esto es, activar la energía
interna de la Unidad Educativa.
Esto no quiere decir que se deje a su suerte a las Unidades Educativas para que asuman su
propio camino, por el contrario se trata de una compleja relación entre el sistema educativo,
las políticas que impulsa y cómo se recrea la organización interna de cada Unidad Educativa
a partir de las condiciones que se van generando a partir de las políticas centralizadas.
Existe una complementariedad entre políticas educativas, las necesidades de las Unidades
Educativas y el apoyo externo que pueda ofrecer el sistema educativo al desarrollo interno
de las Unidades educativas.
¿Qué significa colocar las capacidades –desde nuestro enfoque– como elemento básico
de lo pedagógico?
242
Mirar lo educativo como la articulación entre lo curricular y el desarrollo de capacidades
es el sentido del presente apartado, eso es lo que nos interesa en el presente módulo. Esto
significa saber leer lo pedagógico más allá de lo meramente curricular pues lo curricular
–en su sentido estrecho– nos cierra en la exigencia administrativa del cumplimiento de de-
sarrollo de contenidos, lo cual no garantiza de manera clara ningún proceso formativo real
en los y las estudiantes.
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Educación
Esta preocupación es la que nos lleva a la necesidad de mirar el trabajo pedagógico visibili-
zando de manera clara el componente que hace de condición y de orientador del desarrollo
curricular; las capacidades. Desde el enfoque en que trabajamos el desarrollo curricular
tiene, en este elemento, al componente que da sentido al desarrollo curricular, pues el tra-
bajo en capacidades cuestiona la práctica educativa del o la maestra que va desarrollando
un contenido orientado en la generación de una capacidad.
Ahí es donde ancla nuestra idea de capacidades que alude a la potenciación de elementos
mínimos que, como educadores, y educadoras se debe trabajar desde la escuela en las y los
estudiantes para garantizar procesos de formación sólidos que permitan que el desarrollo
adquiera, desde este trabajo, sentido.
Con capacidades nos referimos, desde esta óptica, al desarrollo de elementos mínimos
que deben ser trabajados y que apuntan a lo que con el desarrollo curricular (porque el
desarrollo curricular es el medio) se busca, por ejemplo, lectura pausada y entonada que
–en los hechos– no es contenido pero es lo que con los contenidos de lenguaje se busca
trabajar en las y los niños.
En consecuencia, a las capacidades se las potencia lo cual abre el margen a ver situacio-
nes en las cuales también se las deja de lado y no se las desarrolla. Esta es una posibilidad
que también la podemos asumir. De ahí que el trabajo desde el sistema educativo implica,
desde este espacio, lograr desarrollar y desarrollarse como persona desde la formación
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Ahora bien, el trabajo desde el espacio en que nos encontramos tiene que ver con la exi-
gencia de lograr desarrollo formativo con sentido, lo cual quiere decir saber identificar di-
námicas de trabajo en las cuales sepamos desarrollar procesos sólidos de formación pues,
en los hechos, de lo que estamos hablando es de reflexionar las condiciones para garantizar
procesos formativos sólidos. Esa es la preocupación en la que nos metemos, pues podemos
hacer el siguiente ejercicio para hacer un análisis crítico de la certeza que se está difundien-
do en el mundo de los maestros, nos referimos al hecho de desmerecer lo que estamos
viviendo como proceso formativo para crear una imagen ficticia de que ahora la educación
está muy mal y que “antes” estaba mucho mejor.
Aquí es donde tenemos que saber hacer una valoración real de lo que estamos haciendo
como proyecto, es decir, tenemos que saber reconocer qué se está haciendo y qué no se
está haciendo desde nuestro propio proceso político pues valdría la pena pensar en qué es
lo que estamos haciendo y qué es lo que como proceso se está haciendo en nuestro accio-
nar formativo.
¿Qué es lo que hace evidente una situación de este tipo?, ¿Qué hace que la educación ten-
ga como característica una imagen así?; ¿Qué es lo que alimenta una percepción de esta
naturaleza?
Lo que vamos viendo como percepción tiene que ver con una imagen que se va generando
en los sujetos. Podemos decir que existen varios elementos que alimentan tal percepción.
Por ejemplo, nuestra misma herencia colonial que hace que cualquier cosa que tenga que
ver con lo que es lo indígena sea visto como en sí mismo “inferior”. Esto hace que de entra-
da tengamos una visión ya despectiva, lo cual junto a medidas que pretenden democratizar
muchas de las prácticas educativas hace que se generen percepciones que miran en los
procesos educativos una actitud de tipo negativa con lo que se va construyendo.
Ahora bien, algo que no estamos tomando en serio dentro este proceso es el hecho de
que no estamos, de manera clara, viendo aquello que como encargo pedagógico desde las
Unidades Educativas se debería asumir, pues desde el trabajo que vamos desarrollando
esto implica tener claro qué es lo que tenemos que saber desarrollar desde la labor como
244 espacios de formación.
El día de hoy en el país lo que tenemos son contenidos que de modo formal se va cum-
pliendo desde las Unidades Educativas, sin embargo, no tenemos claro aquello que como
espacio de formación debemos garantizar. Ahora bien, ¿A qué nos referimos con aquello
que como espacio de formación debemos garantizar?
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Con aquello nos referimos al hecho de saber identificar los elementos que garantizan el
trabajo adecuado de los contenidos temáticos, es decir, si los estudiantes deben aprender
un contenido de historia o matemática debemos pensar, pedagógicamente, qué es aquello
que se debe producir con esa enseñanza, pues no se trata sólo de pensar el contenido como
tal sino en lo que ello produce.
A esto Paulo Freire denomina “educación bancaria” pues el trabajo educativo se concentra
en la formación de un sujeto que mediante los contenidos se va formando. ¿Qué es lo que
se forma desde el trabajo pedagógico? Lo que podemos hacer evidente es que desde el
trabajo educativo vamos constituyendo elementos que el sujeto asume como su propia
formación, mientras al contenido lo podemos identificar como información la formación
implica aquellos elementos que se trabajan desde el contenido se trabaja.
Esta distinción se hace clave al momento de pensar qué es lo que producimos en los estu-
diantes al momento de orientar el sentido de nuestro trabajo pedagógico. Ahora bien, pen-
semos qué es lo que como educadores vamos produciendo en nuestros estudiantes (pues
así estemos circunstancialmente como directores) ¿somos conscientes de lo que produci-
mos en nuestros estudiantes con eso que enseñamos como contenido? ¿Desarrollamos 245
nuestro trabajo educativo orientado en la reflexión explícita respecto de lo que queremos
producir?
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Identificar desde el proceso formativo –precisamente– lo que hace a la formación del estu-
diante se hace central para colocar en el trabajo nuestro el componente central que cons-
tituye a lo propiamente pedagógico del acto de enseñar y aprender. Ahora bien, luego de
una deliberación compartida no nos podemos dejar de sorprender que lo que estamos
haciendo, como educadores, no siempre está cerca de lo que buscamos desde el proceso
educativo y, muchas veces, el centro de nuestro accionar se encuentra solamente en la exi-
gencia del cumplimiento formal de contenidos avanzados.
Recuperar esta dimensión desde la cual, con conciencia, sepamos qué es lo que quere-
mos provocar como educadores implica que asumamos nuestra labor como formadores
de manera real y no sólo formal. La distinción entre estos niveles también se hace impor-
tante para nosotros pues podemos decir que al momento de hacer un trabajo “sólo por
cumplirlo” verificaremos que existe un avance meramente formal del mismo, es decir que
está hecho porque “así es como me lo pidieron” formalmente hablando. Como educadores
podemos tomar conciencia de que este tipo de labor hace que el trabajo pierda todo con-
tenido auténticamente educativo ya que en los hechos se trata de una acción meramente
expositiva-informativa.
Ahora bien, al momento en que soy capaz de superar esa mirada para comenzar a ver lo
246 que no sólo hace a la forma sino al sentido, es decir, lo que quiero producir y provocar
como formación entonces puedo decir que mi trabajo pedagógico implica, al mismo tiem-
po, algo real, es decir, algo que está trabajado con orientación clara respecto del avance
de un contenido. Esto es tremendamente significativo, pues no podríamos negar el hecho
de que la observación común que hacen respecto de nuestro trabajo como educadores es
que nos dicen los estudiantes; “para qué voy a aprender eso”, lo cual quiere decir que no
le encuentran un sentido a eso que se hace y a lo que normalmente respondemos “un día
lo vas a entender”.
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Este tipo de respuesta que solemos dar refleja, de nuestra parte, también que nosotros
mismos no tenemos claro qué es lo que queremos con un contenido pues lo desarrollamos
sólo porque “está así en el programa”, esto es lo que debemos aprender a superar, pues no
puede ser que nos quedemos en el plano formal del desarrollo de algo porque simplemen-
te está así en un determinado currículo.
El trabajo pedagógico adquiere acá una trascendencia tal que implica darnos cuenta de
cuál es nuestra tarea de fondo como educadores. Tarea que no se limita a ser expositores
formales de contenidos dados pues esta tarea implica la reducción del mismo a un acto de
carácter evidentemente técnico e informativo, lo cual provoca que el trabajo pedagógico
termine perdiendo sentido. Trabajo que, a cada momento, corre el riesgo de perderse al
irse instrumentalizando nuestra labor como educadores. Como gestores tenemos acá una
primera tarea que implica saber orientar la estructura interna de nuestros espacios educa-
tivos, estructura sobre la que podemos ir reflexionando con relación a lo que la hace parti-
cularmente pesada desde el ámbito administrativo.
247
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Para no presuponer a qué nos referimos con eso de lo administrativo y eso de lo pedagógico
hagamos el esfuerzo, como facilitadores, de ayudar a organizar o re-organizar los cuadros
construidos por las y los participantes. Es decir que nuestra reflexión comience en una
aclaración de aquello a lo que nos referimos con lo pedagógico. Podemos sugerir para ello
volver sobre fuentes básicas para recordar que, el mismo enfoque en el cual vamos trabaja,
asume a lo educativo como un acto relacional en el cual la preocupación de la maestra/o
hace que se ocupe del estudiante no para que lo repita2, sino para orientar logrando una
transformación en esa convivencia desde la autonomía de quien aprende.
De ahí que sea importante saber orientar, luego de armado el cuadro, la distinción que las
y los participantes van desarrollando respecto de lo que entienden por lo administrativo y
por lo educativo, pues no vaya a ser que estamos asumiendo varias tareas como educativas
que, en los hechos, pueden ser sólo administrativas.
Una vez reconocidas y diferenciadas las características entre uno y otro tipo de trabajo,
ahora comentemos ¿Cuáles son las características de nuestro propio trabajo?
Una vez reflexionadas las características de nuestro propio modo de proceder entonces po-
demos ir repensando acerca de qué es lo que hace necesario para desarrollar un enfoque
desde el cual –como gestores– le demos a lo educativo el peso que se merece. Esto lo de-
cimos desde la certeza de que lo que importa para nuestro trabajo no es el hecho de mirar
el avance de los contenidos de manera formal sino, sobre todo, velar un modo de trabajo,
es decir, velar aquello que se quiere provocar en el estudiante desde ese trabajo educativo.
Velar no sólo el avance de un contenido se hace central para el trabajo educativo porque
ahí es donde se encuentran muchos de los elementos que van reproduciendo las asimetrías
sociales pues, formalmente, sabemos que lo que se trabaja es un currículo que es similar
2 Es sugerente que un criterio para ver quien es buen o mal estudiante sea ver quien repite mejor a uno, es decir, quien se parece más a
uno mismo como maestro. Se trata de una idea de “buen” estudiante bastante egocéntrica y basada en el supuesto de la reproducción
porque no produce lo nuevo sino reproduce al maestro.
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en una u otra unidad educativa, sin embargo, el modo en que –como maestros– trabajamos
es absolutamente diferente Esto es lo que se muestra al ver resultados que tenemos entre
unas y otras unidades educativas.
El trabajo que buscamos enfatizar desde lo que es la visibilización de las capacidades tiene
que ver con esto pues asumimos que no es posible desarrollar capacidades sólo desde el
desarrollo formal de contenidos sino que, al mismo tiempo, debemos reflexionar la impor-
tancia de cuestionarnos el modo como trabajamos. Modo que ya hemos identificando e
ido distinguiendo entre lo que es una manera administrativa de desarrollar contenidos y
un modo pedagógico que genera autonomía en los sujetos desde la posibilidad de brindar
formación sólida con sentido.
De ahí podemos decir que el trabajo que buscamos articula contenidos a ser desarrollados
con capacidades mínimas que dan sentido a los contenidos. Este es el punto que nos debe
permitir diferenciarnos de lo que es la formación sólo para la generación de “mano de
obra” poco calificada que conoce lo que al orden dominante le interesa que conozcan. En
los hechos esto es lo que está detrás de la posibilidad de brindar una educación con calidad
a estudiantes que abren sus posibilidades en la vida desde la educación que se le puede
ofrecer desde los espacios de formación pública.
¿Cómo hacemos para que el gestor se preocupe por la formación de los estudiantes en el
desarrollo de su gestión?
La autonomía del sujeto tiene que ver con que éste logre leer, de modo consciente, su
realidad. Este ejercicio se lo hace de forma Integral para que éste tenga sentido desde el
elemento que lo articula, ahora bien, ¿Cuál es el elemento que articula el trabajo de todos
los actores dentro una Unidad Educativa? Acá no hay mucho dónde darle vueltas al asunto
pues lo que articula dentro nuestro espacio laboral es lo educativo. Éste es lo que da sen-
tido al accionar de todos, es decir, es lo que integra y hace a lo integral de una Institución
Educativa.
Saber ubicar el elemento que articula implica, en la institución educativa, saber leer a la
institución desde el todo y no desde la sola parte, implica ubicar ese espacio desde donde
todas y todos podemos hablar, es el lugar en el que nos encontramos. Es el asunto que nos
preocupa a todos. La idea de preocupación es central pues alude a que eso que nos ocupa 249
de manera inmediata es decir, es lo que nos ocupa antes de nada, por eso es preocupación.
Lo que nos preocupa es aquello que nos integra y es –en consecuencia– lo que nos permite
ver el sentido de todo lo que hacemos. Hagamos el siguiente ejercicio para comprender
esto.
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Anotemos los cargos existentes en nuestras Unidades Educativas y analicemos con qué
orientación desarrollamos nuestra práctica laboral
Cargo Labores concretas Relevancia de lo ¿Cómo articularía de mejor
en las que nos educativo en la labor manera la responsabilidad a lo
concentramos que desempeño propiamente educativo?
Secretario/a
Regente/a
Maestro
Portera/o
Pensemos, por ejemplo, en el cargo de un portero o portera cuya labor desde la limpieza y
cuidado de los ambientes termina siendo concentrado específicamente en cerrar la puerta
a estudiantes retrasados lo cual termina de ser validado por un regente que hace perder
tiempo de formación en la clase que deberían estar. ¿Podemos decir que ese modo de en-
carar la responsabilidad laboral está orientado en fortalecer los procesos formativos de las
y los estudiantes? ¿Cómo podríamos articular la actividad laboral a la necesidad específica
250
de hacer que todo accionar en el espacio escolar esté articulado a una acción pedagógica?
Una forma de comenzar a comprender lo integral tiene que ver con esa capacidad de leer
la tarea que me toca desde el sentido específico de la institución que, en este caso, encarna
lo educativo. Debemos reflexionar que como gestores no siempre terminamos organizando
nuestro espacio desde ese criterio básico que debería orientar todo nuestro accionar. En
este sentido, hagamos un balance de cómo es que hemos –como gestores– ido organizando
nuestro entorno laboral.
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Escribamos y compartamos en plenaria cómo es que funciona nuestro espacio para que,
desde ahí, pensemos en cómo es que podríamos mejorar esa estructura organizativa, sobre
todo, pensando en el sentido de hacer que ésta funcione recuperando sentido. Es decir, es
muy probable notar que nuestro espacio laboral ha ido, con el tiempo, rutinizándose y ha-
ciéndose ámbito de cumplimiento formal de responsabilidades meramente administrativas
habiéndose extraviado de su orientación original; velar la formación de las y los estudiantes.
Dijimos que esto nos interesa muy particularmente porque es, en los hechos, es en este
punto que encontramos elementos que nos permiten leer la reproducción o no de un orden
establecido.
Ahora, veamos esto desde nuestra cotidianeidad como gestores que vivimos a diario una
serie de situaciones que lejos de ser juzgadas necesitan ser comprendidas, pues todo lo que
dijimos hasta el momento tiene que ver con los elementos que necesitan enfatizados en
nuestro trabajo, sin embargo, los mismos no deberían ser asumidos como el juicio específi-
co que vamos desarrollando hacia tal o cual director/a en específico, sino que se trata de re-
flexionar acciones que nos suceden a cualquiera de nosotros en circunstancias específicas.
En este sentido, veamos cómo en el contexto donde se desarrolla nuestra labor podemos
encontrar muchas variables, mismas que conforman el cotidiano de toda institución educa-
tiva y que hacen a situaciones que son precisamente el presente real de todo gestor. Pon-
gamos algunos ejemplos: el día de saludo a la bandera “lunes”, estudiantes de (secundaria)
llegan atrasados, algunos con intención. Maestros acompañados de sus estudiantes en Di-
rección para que se les llame la atención por no presentar sus deberes, por mala conducta
o por ambos
por otro lado el/la regenta/e informándonos que en la plaza hay estudiantes 251
que están consumiendo alimentos, bebidas alcohólicas. Paralelamente la secretaria pasan-
do a nuestro escritorio los registros de los docentes que presentaron para su revisión y/o
visto bueno. También tenemos la visita de los representantes de la Junta Escolar esperando
hablar con nosotros sobre temas que tienen que ver “con que la escuela no responde a las
expectativas de ellos”, haciendo alusión a que sus hijos tienen malas actitudes y responsa-
bilidad de la escuela es superarlas etc, etc. ¿Qué hacemos –ante estas situaciones– general-
mente? Reflexionemos acerca de esto en comunidad y compartamos en plenaria:
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Para hacer un contraste respecto de lo que hemos ido planteando relacionamos las opcio-
nes y salidas que hemos construido en los cuadros de arriba con escenarios hipotéticos
que podemos ir planteando. Veamos cuan factible y real es ver las siguientes opciones que
planteamos:
¿Es real y factible ver los siguientes escenarios desde nuestro propio contexto?
- En un primer escenario –como gestores– nos ponemos a conversar con cada uno de
los estudiantes preguntando la situación del porqué de su atraso y los escuchamos pa-
cientemente y les damos la posibilidad que se expresen (ahí comenzamos a practicar un
modo de leer su realidad) y para eso empezamos a generar preguntas, no como evalua-
ción sino desde la preocupación que uno tiene por ellos. Esto debería caracterizar a todo
gestor, entonces desde la experiencia podemos afirmar que la educación es una relación
significativa que se construye y no se la pre-supone. El acto educativo accionado desde
la conciencia de los sujetos, busca como uno de sus fines, alcanzar la comprensión de la
realidad apoyada en la reciprocidad, en el movimiento con el otro, en el entrecruce de
discursos, argumentos cargados de sentidos y significados, lo que otorga al acto pedagó-
gico coincidencias, avances, diferencias y por supuesto, conflictos.
¿Estamos de acuerdo con el escenario presentado?, ¿podemos trabajar de esa manera?, ¿en
qué situación hemos llegado a estar más próximos a un escenario como el descrito?
252
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Todos los escenarios arriba mencionados tienen que ver con vivir el presente, sin embargo,
podríamos preguntarnos qué tiene que ver esto con la formación de los estudiantes, es aquí
donde podríamos afirmar enfáticamente, como dice Maturana, que “Educar es transformar
en la convivencia”. Entonces podemos comprender que lo educativo está siempre más
allá de lo curricular pues lo tenemos que comprender como una forma de acercarnos a la
realidad de los sujetos. Por eso es que no insistimos en tener a directores plantados viendo
cómo aplica tal o cual maestro su PDC ya que esa es sólo una parte del trabajo educativo
que nos interesa acompañar. Acá es donde nos planteamos la pregunta central:
En este punto vale la pena conocer experiencias específicas donde, de manera clara, hemos
sabido superar la lógica de la queja y el reclamo y nos hemos puesto “manos a la obra” para
responder –al menos desde nuestro criterio– a lo que realmente nos interesa; lo educativo.
No se puede decir que esta tarea sea sencilla u obvia, pues también la podemos compren-
der como un proceso, como una experiencia de aprendizaje, colocar lo educativo en el
centro es, literalmente, un aprendizaje. El siguiente testimonio puede ser muy gráfico de lo
que mencionamos.
Por otro lado, en la dinámica de las Unidades Educativas secundarias existe complejidad
por la edad en la que se encuentran los estudiantes: rebeldía, problemas vinculados al
consumo de alcohol y droga, embarazos adolescentes y seguiría una innumerable lista.
Entonces empezamos a trabajar desde el PSP estas problemáticas y a buscar alianzas con
instituciones que nos ayudarían a consolidar los objetivos de los PSP´s planteados a lo lar-
go de estos años; logramos el PSP de red a nivel comunitario, visibilizando problemáticas
locales en las 14 Unidades Educativas del contexto.
Al ingresar a las aulas para hacer el seguimiento a los procesos de concreción, se percibe
mucha tensión, lo que trasunta que todavía se entiende el proceso de seguimiento como
una evaluación del desempeño docente, situación que muchos casos los condiciona a
sobre exigirse en el momento de la clase o, en otros casos, a tratar de evadir dicha
situación manifestando que no se tiene la planificación o el cuaderno pedagógico por
muchas razones que justifican. Otros elemento resaltante en el proceso de seguimiento
fue verificar que todavía existen prácticas rutinarias tradicionales en las aulas, como la
estructura de la organización del aula, ubicando en sentido tradicional el mobiliario,
un banco detrás del otro, de estudiantes que escuchan más que participan y procesos
teóricos con mayor preponderancia en los procesos que la práctica. Dos elementos
importantes en mi visita a las aulas estaban relacionados a ver si el currículum base
se estaba concretando de manera armonizada con el currículo regionalizado; me di
cuenta que en varias áreas había casi una total ausencia de contenidos del currículum
base y se había estado manejando de manera discrecional el uso de los contenidos,
incluso migrando contenidos entre grados, situación del todo preocupante, razón por
la cual se consideró hacer una evaluación minuciosa de la planificación de desarrollo
curricular. En ese sentido, se solicitó una reunión con los docentes para ir reflexionando
sobre el sentido de los campos y cómo estos se articulan a los elementos curriculares.
Incorporamos espacios contextuales de recursos pedagógicos. Se realizó unas matrices
en base a los currículos base y regionalizado, para que ellos pudieran identificar la
secuencia de contenidos que habían planificado y como estos estaban relacionados 255
con el Currículum base, por lo que se trabaja con matrices, siendo que la mayor
parte de los docentes por la edad que tiene han trabajado bajo la lógica del inicio del
contenido y no tanto así de los objetivos por dicha razón empezamos de lo que más
conocen y fue a partir de las matrices, sobre los contenidos presentes en el currículum
base y el currículum regionalizado, de tal manera que podamos darle funcionalidad
a la administración de contenidos verificando que varios contenidos se encontraban
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Así también, los maestros pudieron hacer una indagación de todas las instituciones que
circundan nuestra institución para identificar el contexto como recurso pedagógico. Las
instituciones aliadas pueden constituirse en oportunidades de diversificar la práctica
pues se puede trabajar con estas instituciones, no solo a partir de las acciones del PSP,
sino también a partir de los objetivos y contenidos curriculares.
La revisión del currículum base, comparativamente con los que los maestros plantearon
en su planificación, mostró algunos vacíos, pues para mi sorpresa los mismos maestros
veían con bastante inquietud que se había tomado muy poco del Currículo base, que lo
que se había hecho es más una adaptación de las prácticas y contenidos tradicionales
en el tiempo y en la memoria de los maestros; en algunas áreas habían trabajado de
manera sistemática apoyándose en el currículum base con prioridad, pero en otras se
había hecho un trabajo de memoria y totalmente alejado de currículum base y mucho
más del regionalizado, que fue cuestionado mostrando un sentido de resistencia a la
implementación del modelo educativo en el sentido de desvalorizar los elementos como
la interculturalidad o el rescate de saberes y conocimientos propios y pertinentes y un
anquilosamiento en la educación tradicional mono cultural, en especial en el área de
artes plásticas. Nos reunimos con los docentes de la distintas áreas para tratar de hacer
un re planteamiento y un análisis de la planificación, pude encontrar predisposición en
maestros de varias áreas al seguimiento y a poder tomar medidas de reconducción,
pero en otra donde no había formación PROFOCOM era muy difícil conseguir que
los maestros puedan pensar desde un posicionamiento descolonizador de su rol y
del contenido curricular de sus áreas en estos casos incluso algunos desmerecían el
modelo educativo y su eficacia, algún maestro cuando le preguntaba sobre su formación
permanente y específicamente en el modelo, me respondió “yo soy profesor no soy
PROFOCOM”.
Habiendo una apertura de la mayoría de los maestros para revisar estos contenidos y a
reflexionar sobre la construcción de su planificación, conversando con ellos, el área con
256 el que se pudo advertir mayor resistencia es el área de artes plásticas, uno de los motivos
fue que ninguno de los dos maestros cuenta con formación PROFOCOM, por lo que se
tuvo que empezar de cero el proceso de capacitación, porque lo poco que se hizo en
esta área es una adecuación del enfoque tradicional al enfoque del nuevo modelo, en
ese marco la planificación en formato está en este marco, pero no como instrumentos
funcionales para su concreción, sino por el contrario sólo cumpliendo un requisito
burocrático administrativo, y al momento de hablar con los maestros sobre los procesos
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También fue relevante el trabajo que se hizo con el campo de Vida Tierra Territorio, los
maestros mostraron mayor apertura y una implementación, si bien no totalmente vincu-
lada al proceso de concreción, pertinente y con muchos matices importantes de cambio
en las prácticas educativas; entre los aspectos relevantes de los maestros y maestras
de este campo, es que todos tienen formación PROCOCOM y por lo tanto, el camino de
concreción ha sido mucho más fácil de realizar desde la práctica educativa y el cuestio-
namiento propio. Se tuvo dificultad con dos docentes, uno en sentido práctico ya que
en visita a su aula se vio que existía conocimiento de la metodología de los procesos de
concreción, pero las prácticas todavía están orillando lo tradicional en cuanto al uso de
materiales y a los momentos metodológicos que no corresponden a lo planificado por
el docente y que eliminan la práctica como un momento importante dentro de la ruta
metodológica e ingresan de forma directa a la teoría y una práctica posterior de consoli-
dación; en ese marco todavía falta afianzar los momentos metodológicos, de ahí que en
la capacitación se partió del análisis del contexto.
Se organizó a los maestros y maestras por campos como equipos de trabajo, se reali-
zó un mapa parlante del contexto y, prioritariamente, de las instituciones del entorno
que están relacionadas con el ámbito educativo, particularmente con los campos y que
podamos proyectar un trabajo conjunto; o si no hay una participación activa de esta 257
institución que pueda por lo menos estar relacionada con la Unidad Educativa como un
recurso pedagógico de la realidad importante para enlazar con los contenido curriculares
en las áreas. Identificando de esta manera el contacto con la realidad como un principal
elemento de la práctica, momento metodológico que se pretende fortalecer tomando en
cuenta que se advierte que existe dificultad de enlazar estos elementos tanto a la plani-
ficación como a la concreción curricular.
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Cuando les preguntaba a los maestros y maestras de cada equipo sobre cuál era el sen-
tido de su campo dubitaban en contestar, pero siempre había alguno que recordaba y
sobre esa base se fue trabajando y explicando que era relevante que cada área conozca
el sentido de su campo, el enfoque de su área y sus componentes.
Por otro lado, las y los maestros de varios campos identificaron al mercado como un es-
pacio donde se puede aprender desde muchas áreas y la percepción de articulación de
258 áreas a partir de experiencia común, por ejemplo decían que la visita al mercado, que
en la percepción de los maestros, podría servir tanto para el área de ciencias sociales,
para el área de comunicación y lenguajes, para las áreas del campo Vida Tierra Territorio,
matemática, técnica tecnológica y así poder articular experiencias en ese sentido, de
conectarlas al currículo base de las otras áreas que componen los campos de saberes y
conocimientos.
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El profesor Harold indicó que él salió al mercado cuando estaba trabajando Rodrigo, él
también tenía programada esta actividad y haciendo una relación de a cuántas áreas
podría servirles una salida, se analizó que muchas veces solo pensamos desde nuestra
área sin articular acciones con otras áreas, un profesor indicó que no hay mucho tiempo
para involucrarnos en los contenidos de las otras áreas o que no están sincronizadas en
el tiempo.
Por ello luego del trabajo del mapa parlante se entregó a cada campo una matriz con los
contenidos mínimos(CB-CR), también el sentido de los campos y, lo más relevante fue
que a partir de las matrices, los maestros pudieron empoderarse, más del sentido de sus
campos y cuestionarse del trabajo que venían realizando, (de manera autocrítica), pero
sobre todo de tener una sistematización de sus contenidos, habiendo visto que se debe
partir de lo que más conocen.
se intentó trabajar desde los objetivos holísticos, desde las temáticas orientadoras
pero había una dispersión total respecto a los enfoques, a los sentidos de campo y de
lectura de esto, parecía algo abstracta para los maestros que no contaban con formación
PROFOCOM; en ese marco el partir también de los contenidos planteados en el currículum
base y regionalizado, ha sido un punto de apoyo importante para una mejor comprensión
y para que haya mayor predisposición de los maestros, frente a estas matrices que
organizaban los contenidos del currículo base por áreas y grados, mostraron agrado y
me pedían que les dé estas matrices para fotocopiarlas, advertí que vieron en ellas un
instrumento importante de trabajo y sentí que aquello me estaba abriendo un camino
para una mejor concreción del modelo.
Los maestros revisaron sus contenidos algunos extrañados, algunos corroborando un tra-
bajo realizado, otros con cierta resistencia visible todavía, pero todos en ese ambiente
hablaban del currículo base, pero adicionalmente a ello se entregó a cada campó una
matriz del currículo regionalizado también organizada por grados y visibilizando sus dos
planos, espiritual y material que presenta este currículo, es en este punto que los maes-
tros empiezan a tomar en cuenta el contenidos planteados del currículum base con ma-
yor preponderancia y a relacionar con el currículo regionalizado.
Posteriormente, el Prof. Rodrigo Díaz compartió con los maestros una planificación armo-
nizada con el currículo base, regionalizado y PSP, plan que permitió mostrar la viabilidad
de plantear un PDC articulando los tres currículos, armonizándolos.
259
A partir de ellos se establecieron acuerdos, cada área armonizó como ensayo un conte-
nido del currículo base, otro del regionalizado y ambos con el PSP y se acordó realizar
una armonización de los contenidos de los 4 bimestres para ir corrigiendo el PAB que se
realizó a principio de año y que presentaba varios vacíos que se pueden mejorar para la
siguiente gestión y para lo que queda del año.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Una vez leído el testimonio enumeramos las situaciones que la directora pasó y entonces
nos preguntamos ¿cómo las hubiera, yo mismo como gestor/a, encarado? Hagamos este
trabajo en comunidad y compartamos en plenaria.
260
Unidad Temática No. 2
Las capacidades y habilidades a encarar en los procesos formativos, nos permiten contar 261
con los referentes que nos orienten, respecto a lo que vamos priorizando en la formación
de nuestros estudiantes, esto constituye en una herramienta fundamental para la gestión
educativa. Uno de los vacíos que hemos ido arrastrando en nuestro trabajo tiene que
ver con la ausencia de elementos que nos permitan orientar nuestra gestión educativa,
1 El problema de la “aplicación” alude a comprender la tarea del gestor educativo como el que solo se dedica a hacer
cumplir la normativa o los mandatos de las instancias superiores, en este caso referidos al modelo. Se trata de un cum-
plimiento cerrado en las consignas, lo que en otra parte denominamos, el cumplir con el encargo del otro.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
¿tenemos claro hacia dónde van los procesos educativos que se desarrollan en nuestra
UE?, ¿contamos con criterios para orientar el trabajo educativo de nuestros maestros?,
¿nos sentimos con la seguridad de plantear nuestros criterios y tomar decisiones respecto
a la formación de los estudiantes? Se trata de un conjunto de problemas que tienen que ver
con el hecho de contar o no, con referentes mínimos que nos orienten en nuestras acciones
relacionadas a lo educativo.
El hablar de capacidades podría, sin lugar a dudas, generar una serie de interrogantes las
cuales se expresarían en negativas a la hora de encarar el trabajo curricular. Una práctica
educativa concentrada en la transmisión de información no sólo invisibiliza al sujeto como el
actor principal del proceso educativo, sino niega la posibilidad del trabajo de potenciación
de capacidades, es por esta razón que la escuela termina siendo el espacio de reproducción
de información, la cual no termina de tener sentido en el cotidiano de los estudiante. El
hecho de la potenciación de capacidades al interior de proceso educativo requiere focalizar
al sujeto como el actor dinamizador del proceso educativo; por un momento pensemos en
la enseñanza de la lengua oral y escrita, es decir en la lectura y escritura. primero nuestra
práctica docente nos configura la idea de un estudiante el cual no tiene noción de la lectura y
mucho menos de la escritura; es con este criterio con el cual nos enfrentamos a la iniciación
de la lecto-escritura. si nuestro razonamiento tomase en cuenta el criterio de potenciación
de capacidades, el punto de inicio es otro; primero estableceríamos a la escritura y lectura
como capacidades comunicativas y de significación del mundo, lo cual sin lugar a dudas nos
aleja de la discusión estrictamente metodológica y nos posiciona en la idea de capacidad,
del cómo los sujetos significan y simbolizan el mundo que los rodea y cuál sus formas de de-
codificar su realidad, previos a iniciar el proceso de normalización del lenguaje en la escuela.
De lo anterior establecemos dos criterios básicos; a) se establece que los niños van poten-
ciando su capacidad de significación y decodificación de su contexto inmediato, en otras
palabras van potenciado la capacidad de escritura y lectura, por medio de signos no con-
vencionales; b) el segundo criterio tiene que ver con la forma en la cual la escuela encara el
proceso de lecto-escritura, donde se niega o desconoce la capacidad o capacidades con las
cuales las niñas y niños ingresan al proceso educativo escolarizado, entonces tanto la lectu-
ra como la escritura se configuran como el objetivo en si mismo, en la tarea o el contenido
a encarar. De esta manera empezamos a negar la idea de sujeto.
El encarar las capacidades al interior del proceso educativo, no sólo nos ayuda a visibilizar al
sujeto sino permite que la maestra y el maestro no parta de cero a la hora de encarar el pro-
ceso educativo. nos referimos a la posibilidad de trabajar desde la potenciación de la capa-
262
cidad comunicativa ya iniciada por el mismo estudiante, lograr la transición de una lectura
y escritura arbitraria a una normalizada sin negar las capacidades que activan y potencian
ese proceso, eso quiere decir que las niñas y niños que no tienen una lectura y escritura
normalizada, logran significar y simbolizar su contexto por medio de garabatos, entonces
nos preguntaríamos: ¿qué procesos son los que intervienen, en las y los niños, a la hora de
comunicarse por medio de esos garabatos? es claro que se tiene una necesidad comuni-
cativa, pero más allá de aquello encontramos otras capacidades las cuales intervienen a la
hora de trazar los garabatos, es el caso de la observación, el/la niña abstrae su realidad y la
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Compendio de Formativo
Educación
concentra en una línea o garabato, le otorga un significado, lo cual tiene que ver con una
determinada intencionalidad, tiene la capacidad de crear textos no convencionales, lo cual
requiere un mínimo codificación y decodificación de su contexto, una secuencialidad de los
signos creados. Resumiendo; la y el niño escribe y lee de forma arbitraria y en el desarrollo
de esos procesos es cuando potencia diversas capacidades, las cuales no tomamos en cuen-
ta en su transcisión a la normalización del lenguaje escrito y oral, empezando el proceso de
cero. El trabajar las capacidades requiere dejar de lado la idea del contenido como dato o
información necesaria y trascender al criterio del contenido como el medio que posibilita la
explicación parcial de los fenómenos de nuestra realidad.
Es una herramienta, pensada para fortalecer la calidad educativa que vamos impulsando
desde nuestras instituciones educativas, como parte de la profundización de las transfor-
maciones que vive nuestra educación. Lo que se articula a un contexto educativo, donde
se van visibilizando avances en la cobertura (la incorporación de los estudiantes al sistema
educativo), mejora en las condiciones (como la infraestructura), avances en la cualificación
y condiciones laborales de los maestros (siempre perfectible), además de contar con cri-
terios educativos comunes y compartidos a nivel nacional (el consenso respecto a la nue-
va política educativa y la implementación del MESCP), panorama que nos permite contar
con las condiciones de estabilidad y con las condiciones organizativas e institucionales para
avanzar en un desafío de nuestra educación: avanzar explícitamente en las transformacio-
nes cualitativas de la formación, esto es, avanzar en la calidad educativa que nuestro siste-
ma educativo puede producir.
Se trata, entonces, de un nuevo desafío al cual estamos llamados a atender desde nuestros
espacios de trabajo como Gestores Educativos. este proceso se irá desarrollando de forma
263
gradual. En este sentido, se iniciará el establecimiento de los referentes de trabajo respec-
to al fortalecimiento de las Capacidades, Potencialidades y Cualidades de la formación de
estudiantes, en una primera instancia, en el Nivel de Educación Primaria Comunitaria Vo-
cacional. Para introducirnos a este debate y reflexión, y también a conocer lo operativo de
esta herramienta que plantea el sistema educativo, te planteamos revisar las Capacidades,
Potencialidades y Cualidades en el desarrollo de la lengua de forma oral y escrita planteado
para los cursos 1ro a 6to. Se trata de iniciar a visibilizar entonces, aquellos referentes, en las
capacidades que vamos a fortalecer respecto a la lectura y escritura como punto de partida,
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Refiere el del ingreso al mundo de la escuela y es ahí donde se hace apropiarse de criterios
básicos que hacen al enfoque de concreción del MESCP. Con estos criterios nos referimos a:
2 Convivir se hace un aprendizaje básico que no está siendo tomado en serio al momento de pensar la práctica y el acto
educativo. De lo que se trata ahora es de colocarlo en un lugar estratégico.
3 Decimos hacerse preguntas sobre lo leído porque en los hechos este elemento hace de diagnóstico básico respecto de la
comprensión lectora, preguntarse significa intentar comprender, ese es el esfuerzo que se valora y que se debe potenciar.
4 Sentires propios implica un distanciamiento estratégico del ejercicio de la copia que si bien, en algunas circunstancias,
nos pueden servir de apoyo NO pueden hacer al eje de la enseñanza de la escritura.
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- Situar a la convivencia como primer aprendizaje básico desde el trabajo en valores espe-
cíficos que son reconocidos por los estudiantes.
- Leer de tal manera que se logre hacer preguntas sobre lo leído, a partir del reconoci-
miento de ideas específicas y propias del texto reconocidas por las y los niños.
- Escribir de tal manera que exprese en el texto sentires propios, desde el reconocimiento
concreto de la intencionalidad de ideas a ser presentadas en el texto.
A partir de estos elementos, nos organizamos para construir estrategias didácticas que nos
ayuden a concentrar estos elementos.
artísticas y de experimen- 10. Deduce las características implícitas de los personajes y el contexto en tex-
tación, para generar ac- tos literarios.
ciones participativas con 11. Infiere la secuencia de acciones y finalidad del texto.
responsabilidad en proce- 12. Interpreta el significado del lenguaje figurado en textos literarios.
sos productivos. 13. Analiza la secuencia de acciones, causa y consecuencia en un texto.
14. Analiza la idea central de los textos narrativos, literarios, comunicativos e
informativos.
15. Evalúas y compara las características de los personajes.
16. Produce textos con intencionalidad comunicativa (identificando a quién se
dirige).
17. Utiliza un tipo de texto adecuado a la intención comunicativa.
18. Escribe manteniendo secuencia en su argumento.
19. Expresa argumentos pertinentes a la situación comunicativa (informar, ex-
poner, convencer, argumentar).
20. Produce textos literarios (cuento, fabula, poema, mito, leyenda) y no litera-
rios (artículos informativos, carta, receta) tomando en cuenta la concordan-
cia, coherencia y cohesión.
21. Produce textos narrativos, textos literarios, textos comunicativos y textos
informativos, tomando en cuenta su forma, estructura gramatical y ortográ-
fica.
22.Participa y reflexiona sobre las necesidades de convivencia en su entorno
inmediato.
A partir de lo citado.
- Conciencia explícita de lo que significa convivencia como modo de trabajo, es decir, de-
liberamos entre todos la manera en cómo podemos afinar nuestro aprendizaje.
- Leer no sólo de manera entonada y pausada sino, sobre todo, generando preguntas en
sentido crítico y reconociendo ideas centrales al interior del texto.
- Escribir de tal manera que se manejen reglas básicas de ortografía y estructura lógica,
capaces de ser reconocidas dentro del texto.
Se trata del inicio del cierre de la presencia de las y los niños en educación primaria, lo cual
implica, invitación al involucramiento activo en proyectos de transformación de la realidad.
Acá es donde se invita a compartir lo aprendido en el relacionamiento responsable con la
comunidad. Para esto:
A partir de lo referido:
Son aquellos que hacen al desarrollo de las capacidades: propio y exteroceptivas, así
como también cognitivas –lo que incluye lo afectivo y emocional– que contribuyen a la
conformación referencial de las estructuras de acción que todo sujeto construye.
Abarca, por lo tanto, a los procesos de pensamiento que permiten darse y dar cuenta de
si y del mundo en la construcción de sentidos y significados.
¿Qué se entiende por capacidades? Capacidad hace referencia, en este caso, a las apti-
tudes que posee el sujeto para incorporar, simbolizar y comunicar el mundo, es decir la
realidad concreta. Estas aptitudes tienen distintas posibilidades, y devienen de los distin-
tos aspectos que constituyen al ser humano; es en este sentido que se señala lo cognitivo
y lo sensoperceptivo, así como lo afectivo y operativo.
Ahora bien, ¿cómo se da este proceso interactivo? Si bien hay distintas teorías que ex-
plican desde diversos supuestos este proceso, en esta propuesta se toman los aportes de
la epistemología genética de J. Piaget, de H. Wallon y L. Vigotsky, en cuanto a que este es
un proceso de construcción subjetiva con otros, es decir de construcción social, desde las
distintas miradas que cada uno de ellos aborda de la complejidad humana.
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Si bien, lo dicho se aprende desde la génesis social del conocimiento, con lo que ello im-
plica, es función del enseñante, en su ámbito, acrecentar al máximo estas capacidades.
El pensar tanto técnico-práctico como el reflexivo meditativo, son procesos que también
se aprenden. El cómo observar, el cómo desnaturalizar lo que se vive como natural, la
problematización de sentido, son procesos que contribuyen a desarrollar lo reflexivo,
además de recuperar reconstituyendo los procesos conscientes de configuración del sí
mismo en la conformación de seres autónomos en contraposición al hombre tautológico
de pensamiento práctico quien sostiene: “ese objeto que veo es lo que veo”, en un ejer-
cicio tautológico ilógico de negación del aura del que Walter Benjamin recubriera a los
otros y a las “cosas” del mundo, sin comprender, desde nuestro punto de vista, que por lo
que vemos delante de nosotros nos mira siempre desde adentro escindiéndose nuestro
mirar en lo que mira y en lo que contiene lo que es mirado.
274 Indudablemente se modifica, de este modo, no solo la visión de lo que se enseña, sino
también de lo que se evalúa como aprendizaje.
¿Qué entendemos por capacidades propio y exteroceptivas? Entenderemos por tal rela-
ción: motora-neurológica y perceptivo-cinética. La primera hace a la relación muscular y
nerviosa y colabora a la regulación interna y externa de nuestro organismo.
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Muchos de estos movimientos se convierten en reflejos, pero aún éstos son posibles
de mejorar en su funcionamiento, recordemos que todos nuestros músculos cumplen
determinados movimientos y funciones. La tensión la distención muscular nos permiten
inhibir o dar energía cinética, lo que nos permite caminar, trotar, correr.
La acción educativa tiene incidencia, por ejemplo, en el trabajo de movimientos que me-
joran el ritmo cardiaco o la acción de los músculos estomacales, pero fundamentalmente
mejoran la armonización energética de los registros emocionales en la coraza muscular
para abrir posibilidades perceptuales y comprensivas.
Compartimos el punto de vista que para la educación motora se debe tener siempre en
cuenta una doble trilogía durante el trabajo con los educandos: el cuerpo - el espacio - el
tiempo y el hacer - el sentir - el pensar.
Si bien se privilegian y acentúan algunos aspectos de este contenido, según la edad de los
alumnos con que se trabaja, indudablemente, en mayor o menor grado toda esta activi-
dad está presente: de lo que se trata es de hacer consciente esta actividad en la acción de
enseñar, teniéndolos en cuenta y actuando con ellos desde una definida intencionalidad
del enseñante.
A partir del testimonio “La gestión curricular una tarea pendiente”, presentado en el
anterior acápite, te invitamos a responder las siguientes interrogantes desde tu expe-
riencia
¿Qué tipo de acciones proyectaste y lograste concretar con la finalidad de dar solución a
los problemas curriculares identificados?
¿Qué resultados y cuál, el balance de las acciones desplegadas para dar solución a los
problemas curriculares?
276
calidad en la educación no sólo es imprescindible los medios; de qué sirven los medios y
la mejor tecnología sin los sujetos quienes despliegan acciones que otorgan sentido a esos
medios.
Un ejemplo claro de este aspecto somo nosotros mismos, maestras y maestros los cuales
tenemos acceso a un equipo tecnológico como lo es la laptop (proporcionada por el Gobier-
no por medio del Ministerio de Educación), entonces la pregunta es; ¿Qué utilidad le damos
dentro el proceso educativo a ese equipo tecnológico? La respuesta generalizada se reduce
a u equipo de almacenamiento de datos, hacemos uso de únicamente del WORD, EXCEL y
POWER POINT. Es decir que no explotamos todas sus posibilidades y este hecho no pasa por
las limitaciones del medio tecnológico sino por las limitaciones de nosotros mismos como
sujetos. No logramos potenciar todas nuestras capacidades las cuales posibilitarían el po-
der ampliar nuestros conocimientos en el uso de programas de computación y su posterior
articulación al desarrollo de nuestro trabajo curricular.
El ejemplo es claro, el acceso a los medios no garantiza la calidad educativa y por lo tanto
tampoco la producción de conocimientos, sino es el propio sujeto y la potenciación de sus
capacidades y cualidades las cuales perfilarán no sólo la profundización de los contenidos
sino también la producción de conocimientos de manera autónoma.
La idea de la escuela como el espacio para el desarrollo del conocimiento científico o del
acercamiento a la ciencia se constituye en una posibilidad que, a lo largo de nuestra historia
educativa, se mostró como una tarea pendiente, ¿Será que nuestro trabajo está propor-
cionando a los estudiantes las herramientas que permitan potenciar sus capacidades y su
formación adecuada? entendiendo este punto como el principal a ser trabajado en la visión
del desarrollo de una educación de calidad5
Todo este panorama nos muestra una educación concentrada en el “contenido” y los “efec-
tos” a conseguir en los estudiantes. El contexto, la cultura, las capacidades, las cualidades
de los sujetos; constituidos en comunidad no serían determinantes ni mucho menos rele-
vantes a la hora de desarrollar la acción pedagógica, de esa manera se puede explicar la
auto-referencialidad de la escuela6.
5 En ese sentido, un primer cuestionamiento desde nuestra práctica, será la profundidad con la que abordamos los contenidos, quede-
mos en cuenta que no necesariamente nos referimos a los contenidos del actual currículo base. Una educación que históricamente
redujo sus posibilidades a la repetición mecánica de conceptos y definiciones, de ninguna manera puede reclamarse de una educación
liberadora o que potencie la autonomía del sujeto y mucho menos los emancipe de una mentalidad colonial y subordinada; es decir,
no se puede reclamar de una educación que produzca conocimientos o ciencia cuando históricamente, nuestras prácticas y las estruc-
turas educativas desde todos los niveles, se concentraron en la reproducción inconsciente de teorías, generando de esta manera un 277
alejamiento del sujeto de su propia realidad o minimice su accionar a una experiencia simplemente contemplativa y de negación de su
acción transformadora.
Sin embargo, es preciso aclarar que este fenómeno de la reproducción de lógicas aplicativas y reproducción mecánica de contenidos es
resultante de una estructura y división o estratificación del mundo, en países donde se produce conocimiento y territorios destinados
al consumo acrítico de ese conocimiento producido más allá de nuestras realidades y/o necesidades. Esta será una de las aristas y las
formas en las cuales se presenta la dependencia y el colonialismo en el aspecto educativo, el cual a su vez se articulará a la economía
y nuestro espacio cultural como las formas de pensar, actuar y relacionarnos no únicamente en comunidad sino con nuestra realidad.
6 Este es el espacio coherente para poder dilucidar las intencionalidades detrás de las políticas educativas, partiendo de un criterio
fundamental; la educación como instrumento ideológico y político por excelencia. Por medio de la educación se hace posible la idea
de país perfilado por el Estado y en concreto por el gobierno. Un estado dividido en clases sociales, donde la minoría es propietaria
de los medios de producción (la tierra, las empresas y las minas) requiere hacerse del poder político, es decir del gobierno, como el
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Si bien se ha ido trabajando en estos aspectos como parte del proceso de concreción del
MESCP, en el proceso nos vamos dando cuenta que se ha descuidado de alguna manera
otros elementos importantes para el desarrollo integral de las y los estudiantes.
En la misma perspectiva, pero desde otros aportes y miradas que nos permitirán aterrizar
en lo que desde la gestión educativa y el acompañamiento a las unidades educativas se
pretende impulsar los seguiremos presentando y desarrollando a continuación.
Uno de los propósitos esenciales de la educación es ayudar a construir una sociedad más
democrática, justa y equilibrada, con una mayor participación ciudadana en las agendas po-
líticas, económicas y socioculturales. Una sociedad en la cual las relaciones de poder sean
más colaborativas y menos coercitivas.
a. El proceso de acompañamiento.
espacio reproductor de normativas que garanticen y legalicen la explotación de los pocos hacia las mayorías. Pero este tipo de estado
dominante también requiere de otros organismos de dominación ideológica, es el caso de la educación, por medio de ella se naturaliza
la división de una sociedad en clases y en todo caso se refuerza la idea de superioridad donde la misma está subordinada al desarrollo
de competencias que se expresan en el individuo, negando de eta manera a la comunidad, esa lógica de competencia (articulada a la
lógica empresarial) profundiza dos criterios para la administración de cualquier institución; que reproduce las características de un es-
tado capitalista, eficiencia y eficacia (el poder alcanzar objetivos con el mínimo de recursos y en el menor tiempo) este hecho lo único
que busca es la fragmentación de la sociedad, donde criterios como el respeto o correspondencia con la naturaleza, la potenciación de
la identidad y consciencia nacional como comunidad, la valoración de los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas originarios
se muestran como lo atrasado, como barreras que truncan el desarrollo y la ciencia.
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Sin duda, varias veces nos encontramos en la situación de viabilizar la salida de los
estudiantes y la o el maestro, ya sea a los diversos espacios de la comunidad como
también a otros ambientes, con la finalidad de desarrollar el momento metodológico
de la práctica (aclarar que plantearlo de esta manera no significa que configuremos a
los momentos metodológicos como espacios parcelados o como pasos a desarrollar)
entonces nuestra respuesta puede rondar en la posibilidad de aceptar o negar la solicitud,
en realidad ninguno de los dos actos desde la formalidad garantizaría el desarrollo de las
capacidades de los estudiantes y tampoco el abordaje en profundidad de los contenidos
curriculares.
De igual manera, la simple ejecución de una serie de actividades (al interior de los mo-
mentos metodológicos) las cuales no se articulan, no expresan una intencionalidad y
mucho menos tienen sentido caen en lo repetitivo y en la simple formalidad de la aplica-
bilidad y el cumplimiento de lo planificado.
Si bien es cierto que mis tareas como gestor me imposibilita el estar constantemente
con todos los estudiantes y maestros, quedemos de acuerdo que se trata de establecer
una práctica consciente como ejemplo a seguir. Es importante comunicar a los
maestros que la forma en la cual nos organizamos en equipos de trabajo comunitario,
tiene como finalidad la articulación de las capacidades diversas que se identificó en
cada maestra y maestro, además de perseguir determinado objetivo con determinada
intencionalidad.
Por medio de este tipo de trabajo y su impacto serán las/los maestros quienes adoptarán
la estrategia sin que ello signifique el asumir una tarea extra.
Otro espacio a ser utilizado para la regulación de lo curricular son la participación gene-
ral en exposiciones, ferias, olimpiadas y otras. Ello significa poder encarar estas activida-
des como elementos culminantes y de inicio de procesos de profundización de lo curri-
cular, ¿A qué nos referimos con esta idea? Comúnmente las ferias, exposiciones frente
a la comunidad, las olimpiadas y otras responden a exigencias de la coyuntura, sean
convocatorias o como la presentación de resultados al final de la gestión educativa. En
todo caso estas actividades responden a una planificación sólo como evento y no como
el resultado de todo un proceso de trabajo con los estudiantes, donde se demuestre las
capacidades desarrolladas durante el año escolar; y mucho menos, estas actividades,
son vistas como diagnósticos que nos permitan visualizar nuestras potencialidades y de-
bilidades.
280
Desde nuestra función como gestores educativos y en alianza con la Comisión Técnico
Pedagógica, es posible reorientar estas actividades y espacios de trabajo, redirigiendo
nuestra mirada a la potenciación de las capacidades de las/los estudiantes; ello significa
ser conscientes del proceso y poder familiarizar a los estudiantes con los diversos
procesos de evaluación a los cuales podrían enfrentarse. Por otro lado, el encarar este
desafío requiere trabajar en capacidades comunicativas como es el hecho de la lectura
y discriminación de información para la investigación bibliográfica, como también las
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Todo ello pasa también por la selección de estudiantes para las olimpiadas, las cuales
en el común denominador se lo realiza teniendo como variable las calificaciones o las
evaluaciones de tipo cuantitativo, las cuales en muchos de los casos no son expresión de
las capacidades que el estudiante desarrolló. Debemos ser conscientes que el hablar de
capacidades nos conduce al debate de la evaluación cualitativa, no con la finalidad de
convertirse en el simple dado a ser llenado en la libreta sino como el derecho de todo
estudiante a ser valorado desde sus potencialidades.
281
Unidad Temática No. 3
Se puede decir que éstos son ejes desde los cuales uno puede comenzar a ver cómo es que
se encuentra el escenario en el cual nos vamos desenvolviendo. A esto es a lo que hemos
llegado a denominar como análisis de coyuntura, es decir, lectura de realidad que nos debe
permitir producir conocimiento como conciencia, es decir, conociendo que nos permita
reconocer cómo nos encontramos. Saber cómo nos encontramos implica hacer un ejercicio
tampoco muy sencillo de desarrollar sino que quiere poner énfasis en la manera en cómo 283
vamos desenvolviéndonos en un determinado contexto y significa, al mismo tiempo, que
las decisiones que se van tomando al interior del escenario son asumidas con conciencia y
no a ciegas.
Este trabajo implica hacer un ejercicio sistemático y permanente para dar un marco
adecuado a la autoevaluación. Proceso que al hacerse implica desarrollar una tarea que esté
articulada a ese ejercicio permanente pues de lo contrario nuestra autoevaluación quedará
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La capacidad de transformación de las instituciones tiene que ver con varios procesos.
Podemos mencionar algunos:
284
• El vínculo de interés y motivación de los sujetos (maestros, directivos, padres de
familia, estudiantes) respecto a un problema concreto a determinadas expectativas o
visiones de futuro.
• El proceso de organización para activar y canalizar la energía de los sujetos. Se
trata de un momento de interpelación y/o de ponernos de acuerdo. Sea por un
cuestionamiento externo, por un proceso de autocrítica que nos permite visibilizar
determinados problemas, por una exigencia social nueva o por un impulso propio
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Una de las claves del tipo de gestión educativa que vamos construyendo tiene que ver con
la posibilidad de generar situaciones que nos permitan activar los procesos descritos en
nuestros equipos. Éstos procesos se constituyen en la base de la transformación interna y
“desde abajo”.
Se trata de poner en ejercicio aspectos que ya hemos ido planteando en otros lugares de
nuestro proceso formativo. El romper certezas, el darse cuenta, como experiencia que viven
los propios sujetos, es el punto de partida de la transformación. Este proceso se puede dar
de muchas formas, ya sea por el cuestionamiento y la autocrítica interna o personal; sea
por acciones externas que nos ayudan a visibilizar aspectos antes no tomados en cuenta
(como los procesos de autoevaluación institucional que estamos promoviendo); o sea por
la crítica externa que nos generan procesos de crisis internas.
Esto pasa por un complejo proceso de apertura y autocrítica en el siguiente sentido. Por
ejemplo, pensemos en los procesos de evaluación que estamos haciendo con nuestros 285
estudiantes respecto a la comprensión de lectura. Puede que a través del ejercicio nos
hayamos dado cuenta que nuestros estudiantes solo leen de forma textual, y falta fortalecer
la lectura deductiva y crítica. A este problema nuevo que nos aparece podemos intentar
darle respuesta antiguas, como por ejemplo, ampliar los dictados, hacer leer decodificando
en voz alta y con más rapidez, es decir, querer solucionar un problema nuevo con las
mismas prácticas pero incrementadas. ¿Cuándo se pueden visibilizar más posibilidades
para responder con pertinencia a los problemas nuevos?
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Desde la perspectiva que vamos planteando, una de las herramientas más pertinentes
para encarar los procesos de transformación interna, tiene que ver con los procesos de
autoevaluación institucional, que hemos planteado en el anterior módulo y que necesitamos
seguir reflexionando para visibilizar sus alcances y aspectos que potencien los procesos de
transformación institucional que estamos buscando.
Es por eso que retomamos y ampliamos este debate para complementar lo que hemos
trabajado en la formación y experiencia.
Se trata de un espacio autónomo, esto es, generado por las y los integrantes de nuestra
institución educativa, que nos permite conocer las fortalezas y debilidades de los procesos
formativos y las capacidades que van desarrollando nuestros estudiantes. Se trata de partir
del sentido de la evaluación que “tiene que ver con el acto concreto de darnos la posibilidad
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El saber cómo estamos y plantear acciones de lo que podemos hacer para mejorar nuestros
procesos formativos, representa un espacio para reconocer lo que nos pasa, escucharnos
como equipo para reflexionar sobre lo que podemos hacer y asumir acciones a partir de
acuerdos que nos involucren para superar las debilidades que identifiquemos. En este sen-
287
tido, la Autoevaluación se constituye en una experiencia amplia de aprendizaje para todos
los actores y para la institución, lo que fortalece el trabajo que vamos desarrollando y nos
fortalece como equipo.
Ahora bien, esta tarea implica una aclaración fundamental. Se trata de asumir que los pri-
meros interesados en lograr sacarle provecho y hacer uso de la información que recabemos
del proceso de autoevaluación son nuestros propios equipos de maestras y maestros, es
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decir, no se trata de una evaluación del Ministerio de Educación a las Unidades Educativas,
sino se trata de un proceso autónomo de las Unidades Educativas, para ajustar internamen-
te los procesos que vamos desarrollando para garantizar una educación digna y de calidad
para nuestros estudiantes.
El problema para nosotros, como gestores educativos, es que muchos de los procesos for-
mativos que se desarrollan en nuestra institución, se realizan sin que podamos conocer a
profundidad lo que se va haciendo cotidianamente en el trabajo educativo y sin muchas
posibilidades de poder incidir en estos procesos desde las responsabilidades que nos han
delegado.
Muchas veces nuestro trabajo se ha limitado a poder regular algunos procesos formales
de la concreción curricular, como por ejemplo, el hecho de controlar que todos tengan su
planificación o que cumplan con los procesos de evaluación según los formatos estable-
cidos; o en su caso, muchas veces hemos ido poniendo nuestra mayor atención al hecho
de que todos los maestros suban las notas al sistema, para así cumplir con nuestra obliga-
ción. Solo en algunas situaciones, hemos ido viendo casos específicos de la formación de
estudiantes, cuando estos tienen problemas con las notas y los maestros se reúnen para
definir su situación, otra vez, se trata de nuestra preocupación por las notas, como aspecto
administrativo.
Esta forma de trabajo en la gestión educativa, va generando diversos vacíos que son im-
portantes reflexionar. Si nuestra preocupación como Directores o Maestras/os se va cen-
trando solo en los procesos de control de los aspectos formales y administrativos (cumpli-
miento de formatos y llenado de notas), lo que vamos perdiendo de vista es la formación
de los estudiantes, es decir, si se van logrando trabajar las capacidades mínimas que deben
desarrollar según cada año de escolaridad (por ejemplo, si leen y escriben adecuadamente
en los primeros años de primaria). Al no contar con la posibilidad de conocer lo que está
pasando en estos ámbitos y al no tener herramientas para orientar los procesos forma-
tivos de los estudiantes, lo que puede estar pasando en nuestra institución educativa es
que se estén generando desniveles en los aprendizajes y desigualdades en los procesos
formativos.
Lo que tiene que ver con un problema concreto, si en nuestra institución educativa, no con-
tamos con los espacios ni las herramientas para valorar la formación de nuestros estudian-
tes y solamente nos preocupamos de los aspectos formales de la Gestión Educativa (como
el exigir solo la calificación que da cada maestro), lo que va a pasar es que cada maestro
oriente su formación según lo que cuenta como fortaleza o en el peor de los casos, según
lo que puede hacer desde sus limitaciones. Se trata de un vacío que tiene consecuencias
en los procesos formativos de los estudiantes: existe un amplio espacio de discrecionalidad
de lo que se va trabajando en los procesos educativos y en los resultados concretos en la
formación de los estudiantes. 289
La solución de este problema no solamente pasa por el control de los contenidos que avanzan
los maestros, que termina siendo, otra vez, un aspecto formal de la práctica educativa.
Para ir atendiendo este problema, se hace necesario trabajar a partir de mecanismos
institucionales que estén dirigidos a visibilizar la formación de los estudiantes, lo que
involucra abrir nuevos espacios y desafíos para nuestro trabajo en la gestión educativa:
la posibilidad de vivir la experiencia, de valorar la formación que van logrando nuestros
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Si nuestro foco de atención son los procesos formativos que van viviendo nuestros estu-
diantes, enfatizando el desarrollo de las potencialidades, habilidades y capacidades de
los estudiantes, en un contexto donde los procesos y resultados formativos son diversos y,
en muchos casos, existen algunos niveles de desequilibrios entre lo que van desarrollando
las y los estudiantes; entonces, el proceso de autoevaluación institucional tomará en cuen-
ta las capacidades, potencialidades y cualidades a ser desarrolladas por año de escolaridad
como los referentes de la formación de los estudiantes en todo el Sistema Educativo Pluri-
nacional.
De esta forma, lo que se plantea es un proceso, donde contemos con elementos que nos
permitan conocer cómo estamos formando a nuestros estudiantes, cuáles son nuestras
fortalezas y debilidades, ponernos de acuerdo para desarrollar acciones que nos permitan
mejorar la calidad educativa en nuestra institución y al final del año escolar, evaluar los
avances realizados.
a. Procesos preparatorios
Como parte de las tareas previas al proceso de Autoevaluación Institucional, será de vital
importancia establecer espacios para la sensibilización y generación de compromiso de la
comunidad educativa. Para esto te proponemos generar espacios de socialización de los
objetivos que buscamos con la autoevaluación, para hacer partícipes a la comunidad edu-
cativa (maestros, maestras, estudiantes, padres y madres de familia) de este proceso.
¿Cómo podemos valorar los procesos formativos de las y los estudiantes? Se trata de una
pregunta central a la hora de establecer los mecanismos concretos que nos van a permitir
realizar el proceso de Autoevaluación Institucional de los procesos formativos que estamos
llevando adelante. El proceso de autoevaluación, se centrará en determinados aprendizajes
y capacidades que expresen las y los estudiantes a través de determinadas pruebas u otros
instrumentos y herramientas pertinentes.
Es por eso que será importante socializar los criterios con los que se valorará la formación
de los estudiantes a toda la comunidad educativa y las actividades con las que se desarro-
llará el proceso de Autoevaluación.
Consideramos, que uno de los instrumentos centrales del proceso de Autoevaluación insti-
tucional del proceso formativo constituye las pruebas a ser aplicadas a las y los estudiantes
de todos los años de escolaridad. El propósito de estas pruebas es contar con un diagnós-
tico del estado de situación de su formación en determinadas áreas. Por ejemplo en la
Autoevaluación del pasado año se recabó información respecto al desarrollo de la lengua
en su forma oral y escrita en estudiantes de EPCV (lectura comprensiva y escritura). Esta
importante actividad se hizo extensiva en UEs de Educación Secundaria Comunitaria Pro-
ductiva, en consideración de que la comprensión de lectura y la producción escrita son
capacidades fundamentales que deben desarrollarse y fortalecerse en todos los niveles
educativos del SEP.
En este sentido, debe ser preocupación de cada comunidad educativa ir construyendo una
cultura de la autoevaluación del proceso formativo y organizarse para el desarrollo del con-
junto de tareas orientadas a recabar información sobre los aprendizajes y las capacidades
que están desarrollando nuestros estudiantes en la UE.
Hay que dejar claro, que el sentido del proceso de autoevaluación institucional, tiene un ca-
rácter anónimo, ya que no se trata de evaluar el desempeño de determinados estudiantes,
ni de los maestros, menos del director. Por el contrario se trata de un ejercicio de recolec-
ción de información para el análisis colectivo, esto es, sin buscar responsables directos, sino 293
asumir que los resultados son un elemento que expresa las fortalezas y debilidades de toda
la institución, y por tanto, nos permite perfilar aquellos aspectos que podemos priorizar
como institución respecto a la formación de las y los estudiantes.
Al ser las pruebas anónimas, no tienen ninguna relación con puntajes o valoraciones de
los actores, son solo instrumentos que nos permiten recoger información, para analizar y
reflexionar en el equipo.
Especialidad en Gestión Educativa en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Las pruebas aplicadas, estarán acompañadas de las aclaraciones respecto al sentido de las
preguntas y las capacidades evaluadas, a través de guías que aclaran el sentido de las ca-
pacidades, potencialidades y cualidades a ser desarrolladas por año de escolaridad. Como
ya mencionamos, éstas se convertirán en el referente para analizar y reflexionar sobre las
fortalezas y debilidades identificadas a partir de los resultados de los estudiantes de la ins-
titución educativa.
Si las pruebas fueron realizadas en todos los años de escolaridad (1ro a 6to), deberá existir
un equipo por cada año de escolaridad que realice el análisis correspondiente en coordina-
ción con la CTP y el Director de la UE.
Por ejemplo:
Se trata entonces de establecer, a partir del análisis colectivo, las tendencias que aparecen
en los resultados de las pruebas. Lo central de este ejercicio es lograr tomar conciencia de
algunos vacíos que quizá no estemos trabajando a profundidad con nuestros estudiantes,
lo que nos permita ver autocríticamente nuestro trabajo, para ingresar en un proceso de
fortalecimiento de nuestras propias herramientas educativas. Esto es, identificar nuestros
vacíos, para fortalecernos nosotros mismos como maestros.
Una vez analizados los resultados de las pruebas, será importante establecer un espacio,
donde se pueda compartir la información reflexionada con la comunidad educativa (maes-
tras, maestros, padres, madres de familia, estudiantes, etc.)
294
En este espacio y de forma conjunta, toda la comunidad educativa, establece las acciones
para mejorar los procesos formativos que se desarrollan en la UE, estableciendo acuerdos
y compromisos a ser trabajados desde cada actor.
y maestros, deberán establecer acciones concretas en sus espacios (la familia y la escuela)
para fortalecer las debilidades formativas identificadas.
En función del plan acordado por la comunidad educativa, se podrán coordinar acciones de
apoyo y fortalecimiento al trabajo que realiza la institución educativa, a partir de la coordi-
nación de acciones con la estructura de acompañamiento del PROFOCOM, así como con las
Direcciones Departamentales y Distritales de Educación.
A fin de gestión se establecerán espacios participativos para evaluar los avances y dificulta-
des en las acciones desarrolladas en los procesos formativos de las y los estudiantes.
295
Productos del proceso de formación
de la Especialidad en Gestión Educativa
Cada producto que desarrollaremos en nuestro proceso formativo, está dirigido a ir gene-
rando un proceso gradual de trasformaciones en nuestros espacios de trabajo, pero funda-
mentalmente en nosotros mismos, como sujetos que se transforman a través de la partici-
pación sostenida en los espacios de formación que planteamos en la especialidad.
Desarrollamos como ejercicio la lectura de nuestra realidad educativa utilizando los cri-
terios propuestos en esta primera parte del proceso formativo, eso quiere decir que nos
orientamos desde los criterios de lectura de realidad, organización, relacionamiento, arti-
culación, proceso, direccionalidad, etc. a partir de ello:
Las y los gestores, reflexionamos y hacemos un balance de los problemas, dificultades y/o
avances que se generan desde las relaciones entre sujetos en nuestra institución educativa,
pudiendo ser por ejemplo en la:
- Proyectamos propuestas de cómo mejorar las relaciones entre las y los miembros de
nuestra institución, como punto de partida para la generación de posibilidades para la
solución de los problemas.
A partir de lo trabajado en todo el proceso redactamos –en tono reflexivo– nuestra expe-
riencia de potenciación de los espacios autónomos de participación de los padres de fami-
lia, maestras/os y estudiantes (Hacemos el ejercicio en 2 a 3 planas de manera personal).
Ministerio
Compendio de Formativo
Educación
Una vez trabajada la idea de autonomía nos interesa, ahora, vivir situaciones específicas
de experiencias de autonomía de los sujetos de forma concreta. Transformar la forma en
la que hacemos la gestión de la planificación y la evaluación en nuestra UE/CEA/CEE puede
hacernos vivir esta experiencia.
- Reunámonos de manera participativa con las y los actores de nuestra Unidad Educati-
va y construyamos los criterios y nuestra estrategia propia que nos permita adecuar a
nuestro contexto el modo de hacer la planificación curricular y la evaluación de nuestros
procesos educativos.
La Unidad Educativa en este proceso de aprender de las experiencias vividas está generan-
do capacidades que posibilitan ir transformando paulatinamente la gestión educativa. Se
van construyendo en la organización de la UE capacidades de carácter colegiado, colectivo
institucional, organizacional y capacidades de carácter personal y profesional.
Documento que dé cuenta del trabajo desarrollado por la Comisión Técnico Pedagógica,
como instancia, que a la cabeza del Director, dinamiza el trabajo de la CPTGE de UE, y
que acompaña, apoya y fortalece el trabajo de maestros, estudiantes y MPF en el proce-
so educativo. Se debe adjuntar evidencias de este trabajo.
299
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para Leer la Transformación de la Educación en
la revolución educativa AVANZA