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“INKA GAKUEN”
• Etiquetas positivas. Son aquellas que aprueban de manera exagerada algún aspecto o habilidad
del niño. Otorgarle este tipo de etiquetas al niño puede afectarle mucho, ya que muchas veces el niño
no podrá llegar a la altura de lo que la etiqueta dice de él. Entre este tipo de etiquetas encontramos:
“eres el mejor”, “el más guapo” …
Lo que nos queda claro es que etiquetar a los niños y por extensión ponerles apodos afecta y trae
consecuencias a los más pequeños y por tanto se debe de evitar.
Consecuencias
Los apodos empiezan a aparecer sin ninguna intención ofensiva a partir de los 4 años, pero empiezan
a molestar a quienes los reciben. Estos suelen basarse en etiquetas sobre su aspecto físico, raza, clase
social, capacidades, etc.
Este tipo de conducta es considerado como bullying y los niños que son más propensos a sufrirlo son
aquellos que presentan un retraso madurativo en su desarrollo, como por ejemplo crecer más
despacio. Esto hace que se vean más débiles que el resto y como consecuencia su desarrollo
emocional sea también más tardío.
Los apodos afectan la autoestima de los niños, generándoles problemas de identidad. Sobre todo
cuando, son discriminatorios, resaltan defectos físicos o de comportamiento, cuando son ofensivos y
en los casos en que son degradantes. Esto hace que de manera inconsciente el niño adopte un estilo
de vida lleno de sentimientos de inferioridad.
Además, es importante saber que los sobrenombres influyen en la química de las conexiones
nerviosas del cerebro y pueden condicionar la conducta.