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PARENTALIDAD

CONYUGALIDAD

NUEVOS MODELOS FAMILIARES

Olga Montejo Redondo.


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN............................................................................................. 3

1/PARENTALIDAD Y CONYUGALIDAD................................................... 4

1.1 PARENTALIDAD.................................................................................... 4

1.2HOLÓN CONYUGAL............................................................................. 6

1.3LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMÁTICAS..................................... 7

2/NUEVOS MODELOS FAMILIARES........................................................ 8

2.1FAMILIAS MONOPARENTALES....................................................... 8

2.2 FAMILIAS RECONSTITUIDAS......................................................... 11

2.3FAMILIAS HOMOPARENTALES...................................................... 20

3/CONCLUSIONES........................................................................................ 26

BIBLIOGRAFÍA............................................................................................. 28

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INTRODUCCIÓN

La familia española se encuentra en un tiempo de profundas y aceleradas


trasformaciones cuyo reflejo más claro puede apreciarse en la diversificación de
modelos familiares que podemos encontrar en la actualidad en nuestra sociedad.
Así, en las últimas décadas se han reducido drásticamente los hogares múltiples o
complejos (aquellos en uqe convivían distintos núcleos familiares).

Parece que en estos tiempos estamos asistiendo a una


desinstitucionalización de la familia. A juicio de Faquer (1999) se han
difuminado los límites entre legitimidad e ilegitimidad familiar, puesto que han
comenzado a ser aceptadas y reconocidas situaciones familiares y vitales que
durante décadas fueron rechazadas o simplemente obviadas. Es el caso de las
parejas heterosexuales que conviven sin estar casadas, las familias sin hijos, o
las familias adoptivas. Este mismo proceso de reconocimiento y aceptación han
comenzado a experimentar las familias monoparentales, tanto las formadas tras el
divorcio, como en menor medida , las que configuran una madre soltera y su hijo,
o las reconstituidas, las formadas a partir de otras uniones anteriores.

Sin embargo, otras formas de familia presentes en nuestra sociedad


siguen estando rechazadas, careciendo de un reconocimiento social. Se trata de
las familias integradas por padres gays o madres lesbianas. Un indicador
importante es la dificultad que de encontrar en nuestra sociedad una
denominación para ellas. Según Mª Mar González (Dto. De Psicología de la
universidad de Sevilla) este hecho no es casual porque el nombre asigna una
entidad e identidad, y supone, por tanto, un reconocimiento explícito. El término
más aceptado y que está siendo utilizado en hábitos académicos y en los
colectivos de gays y lesbianas es el de familias homoparentales.

La primera parte del trabajo se centra en dos aspectos del individuo-


pareja que considero esenciales a la hora de la creación de una familia. Se trata
de los roles de parentalidad y conyugalidad. Su desarrollo es primordial para la
creación del sistema familiar como para el crecimiento de todos sus miembros,
sea cual sea la estructura de la familia. Otro de los objetivos de este trabajo es
adentrarnos algo más en el conocimiento de algunos de estos nuevos modelos
familiares. Familias monoparentales, reconstituidas y homoparentales, son los
modelos en los que se centra el trabajo. Se podrán encontrar desde las
características de este tipo de familias hasta estudios recientes sobre las
repercusiones negativas que pueden o no sufrir los menores a cargo de parejas de
gays o lesbianas, o algunos entresijos de las familia lésbica.

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1/PARENTALIDAD Y CONYUGALIDAD

Parentalidad y conyugalidad

Fijar el origen o punto de partida de una familia es un ejercicio de


puntuación que admite múltiples interpretaciones. De todas formas, no parece
descabellado referirlo a la constitución de una pareja parental, es decir, al
momento en que dos individuos se unen con la intención, implícita o explícita, de
devenir padres. A partir de entonces es posible considerar a la pareja determinada
por dos dimensiones que refleja, respectivamente, las relaciones que los
miembros mantienen entre sí y las que les unen a sus hijos, presenten o futuros:
la conyugalidad y la parentalidad.

Ambas cualidades de la pareja presentan algunos axiomas:

1- Son atributos de la pareja, aunque también poseen una dimensión


individual.
2- Tienen relación con la historia de cada miembro de la pareja y con sus
respectivas familias de origen, aunque en un marco de complejidad que
impide establecer determinismos mecánicos.
3- Se influyen mutuamente, también de modo complejo: la conyugalidad
puede deteriorar la parentalidad o ayudar a restaurarla y viceversa.
4- Son independientes entre sí, de manera que caben todas las combinaciones
imaginables de ambas.
5- Son variables ecosistémicas, es decir, que están sometidas a la evolución
del ciclo vital y al influjo de los más variados factores ambientales.

“..una parentalidad conservada y una conyugalidad armónica en la familia de


origen, son elementos fortalecedores de la salud mental de los hijos...”

Parentalidad

En la parentalidad se desatan funciones sociabilizadores, mediante las


cuales los padres controlan el contacto de sus hijos con la sociedad en un doble
sentido: ayudándoles a defenderse de las agresiones del entorno (funciones

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protectoras) y orientándoles sobre cómo tratar a los otros (normativas), y ello
utilizándose a sí mismos como agentes del mensaje. Cuando los tratan sus
padres, los niños aprenden cómo los trata el ecosistema y sobre todo, tratando a
aquellos, aprenden a tratar a éste.

Si nos adentramos en la circularidad, hayamos las funciones parentales


nutricias, mediante las que los padres suministran a sus hijos nutrición emocional
a través de circuitos paralelos e interconectados que tienen que ver con el
reconocimiento, el amor y la valoración. Sintiéndose queridos, reconocidos y
valorados los niños son capaces de integrar normas de seguridad en proyectos
personales coherentes. Además, comunican a los padres que ellos también son
valorados y queridos, lo cual les permite nutrirse nutriendo. La funciones
nutricias son más sólidas, menos vulnerables que las sociabilizantes, pero
también resultan más difícilmente compensables o sustituibles cuando se
deterioran y las consecuencias de su alteración son más destructivas.

El concepto de competencias parentales es una forma de referirse a las


capacidades prácticas que tienen los padres para cuidar, proteger y educar a sus
hijos asegurándoles un desarrollo suficientemente sano. Estas competencias son
el resultado de procesos complejos en los que se entremezclan las posibilidades
personales innatas, marcadas por factores hereditarios, por procesos de
aprendizaje e influenciados por la cultura, así como las experiencias de buen trato
o mal trato que los padres hayan experimentado en sus historias personales,
especialmente en su infancia y adolescencia. Éstas malas experiencias pueden
llegar a destruir o no fortalecer los recursos que toda persona va construyendo.

Clasificación de las capacidades parentales fundamentales que realiza el IFIFV*:

1- La capacidad de los padres para vincularse a sus hijos respondiendo a sus


necesidades. Esta capacidad dependerá de las historias de apego que
hayan vivido estos padres.
2- La empatía, o capacidad de percibir las necesidades del otro y sintonizar
con ellas.
3- Los modelos de crianza, resultados de los aprendizajes sociales y
familiares que se transmiten como fenómeno naturales de generación en
generación. Se aprenden en el seno de la familia de origen, mediante la
transmisión de modelos familiares y por mecanismos de aprendizaje:
imitación, aprendizaje social. En esta trasmisión influyen también el
contexto social y cultural en el que se desenvuelve la familia. Las formas
de percibir y comprender las necesidades de los niños así como las
respuesta para satisfacerlas, están implícitamente o explícitamente
incluidas en dichos modelos.

*Instituto de formación, investigación e intervención sobre la violencia familiar.

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4- La capacidad de usar los recursos comunitarios o capacidad para
interactuar en redes sociales, forma parte de la necesidad que todos
tenemos de contar con apoyos para estar bien y resultar funcionales en
nuestras responsabilidades.

El Holón conyugal

En la terapia familiar es útil conceptuar el comienzo de la familia como


el momento en que dos adultos, hombre y mujer, se unen con el propósito de
formarla. Este acuerdo no necesita ser legal para poseer significación; la limitada
experiencia clínica que hemos recogido en parejas homosexuales con niños nos
ha demostrado que los conceptos de la terapia de familia son tan válidos en su
caso como en el de las parejas heterosexuales con hijos. Los nuevos compañeros,
individualmente, traen un conjunto de valores y de expectativas, tanto explícitos
como inconscientes, que para que la vida en común sea posible, es necesario que
se concilien con el paso del tiempo. Cada cónyuge debe resignar una parte de sus
ideas y preferencias, esto es, perder individualidad pero ganando pertenencia. En
este proceso se forma un sistema nuevo.

Se establecerán diferentes pautas de interacción en la pareja, pautas que


no serán discernidas con conciencia, están dadas, forman parte de las premisas de
la vida, son necesarias, pero no objeto de reflexión. Gobernarán el modo en uqe
cada uno de los cónyuges se experimenta a sí mismo y experimenta al
compañero dentro del contexto matrimonial. Ofenderá una conducta que difiera
de lo que se ha vuelto costumbre y se tomará como traición. Siempre existirán
puntos de fricción y el sistema se deberá adaptar para hacer frente a nuevas
demandas. Pero en algún momento tiene que quedar elaborada una estructura que
constituya la base de las interacciones de los cónyuges.

Una de las más vitales tareas del sistema conyugal es la fijación de


límites que los protejan procurándoles un ámbito para la satisfacción de sus
necesidades psicológicas sin que se inmiscuyan los parientes políticos, los hijos y
otras personas. El tino con que estén trazadas estas fronteras es uno de los
aspectos más importantes que determinan la viabilidad de la estructura familiar.

El subsistema de los cónyuges puede ofrecer a sus miembros una


plataforma de apoyo para el trato con el universo extra familiar. Pero si las reglas
son tan rígidas que no permiten asimilar las expectativas que cada esposo hace en
sus interacciones fuera de la familia, éstos pueden quedar atados a reglas
inadecuadas de supervivencia que son el relicto de acuerdos del pasado; en este
caso solo cuando estén lejos uno del otro podrán despegar aspectos más

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diversificados de su personalidad. En esta situación el subsistema de los
cónyuges se empobrecerá más y más y perderá vitalidad, volviéndose por último
inutilizable como fuente de crecimiento para sus miembros. Si estas condiciones
persisten, puede ocurrir que los cónyuges encuentren necesario desmantelar el
sistema.

El subsistema conyugal es vital para el crecimiento de los hijos.


Constituye un modelo de relaciones íntimas, como se manifiestan en las
interacciones cotidianas. El niño contempla modos de expresar afectos, de
acercarse a un compañero abrumado por dificultades y de afrontar conflictos
entre iguales. Lo que presencia se convertirás en parte de sus valores y
expectativas cuando entre en contacto con el mundo exterior.

Si existe una disfunción importante dentro del subsistema de los


cónyuges, repercutirá en toda la familia. En situaciones patógenas, uno de los
hijos se puede convertir en chivo emisario o bien ser cooptado como aliado de un
cónyuge contra el otro introduciéndole en un sistema al uqe no pertenece.

Parentalidad y conyugalidad en las famillas multiproblemáticas

Tal y como cuenta Juan Luis Linares en una ponencia, la parentalidad


está muy deteriorada en este tipo de familias, tanto en su vertiente de funciones
nutricias como en la de funciones sociabilizantes. La afectación de la primera
obstaculiza la nutrición emocional, es decir, la seguridad profunda de los hijos de
que son queridos y valorados por sus padres, y no instrumentalizados o
simplemente rechazados. La falta de funciones sociabilizadoras altera su
inserción y adaptación sociales, también en dos dimensiones: falla la protección
del niño respecto de su entorno ecológico, lo cual compromete incluso su
viabilidad, y falla la normativización, o trasmisión de normas y valores
culturales, lo cual inhibe el desarrollo de la consideración y el respeto a la
sociedad por parte del niño y sitúa a éste en posición de conflicto con su entorno.

Pero el deterioro de la parentalidad no responde a circunstancias


misteriosas, atribuibles a la condición humana, a la dotación genética sino a
peripecias enmarcables en el ciclo vital, a menudo comprensibles y modificables.
En estos avatares, el amor y el desencuentro se hallan tan próximos como en
otras relaciones humanas.

Además del deterioro de la parentalidad, el deterioro de la conyugalidad


es también un hecho.

Las carencias en ambos cónyuges les ha conducido a elegirse


mutuamente con demasiadas premuras. Cada uno intenta obtener del otro lo que

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le falta, pero el otro lo frustra una y otra vez porque tampoco puede satisfacer sus
propias necesidades. Es un proyecto de complementariedad que nace muerto por
un error en la elección. En la disarmonía conyugal de la familia
multiproblemática es más frecuente que en otras, la existencia de relaciones
sexuales sin que haya necesariamente amor, los cónyuges se utilizan mutuamente
y consensúan en cierto modo esa utilización, pero son incapaces de darse afecto y
reconocimiento.

La conyugalidad disarmónica es una constante en las familias


multiproblemáticas que arranca de una dificultad, tanto de establecer
intercambios equilibrados e igualitarios, como de obtener del otro lo necesario
para completarse a sí mismo. El proyecto frustrado de complementariedad
desemboca en una simple utilización recíproca en la que el amor difícilmente
arraiga o se estabiliza.

2/ NUEVOS MODELOS FAMILIARES

Las cuestiones relacionadas con la formación de una nueva familia se


han complicado notablemente a medida que la sociedad se ha hecho más diversa
y tolerante con la diversidad: las familias están superando poco a poco las
antiguas barreras de raza, religión y sexualidad; el retraso con la edad de contraer
matrimonio y tener hijos ha llevado a que exista una diferencia generacional y de
edad entre padres e hijos; algunas unidades familiares se forman sin que se
produzca un matrimonio tradicional..Debido a estos cambios sociales, la
definición de familla es muy amplia.

2.1.FAMILIAS MONOPARENTALES

En la sociedad occidental actual, la familia nuclear tradicional va siendo


cada vez menos el modelo de referencia para las unidades familiares. En la
actualidad las familias monoparentales y reconstituidas van siendo una realidad
cada vez más innegable.

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El mito de la monogamia como estado natural des ser humano ha caído y
la familia nuclear se ve sometida a un estrés cada vez más intenso sin la ayuda
que tenía la familia extensa, las minorías ven poco a poco aceptadas sus
diferencias y cada vez más parejas homosexuales ven respetados sus derechos.

No es extraño que las familias se rompan, que la gente no se aguante o


que opten por salidas diferentes a la resistencia pasiva, al “divorcio emocional
crónico”. Como si no fueran familias autenticas, sino formas extrañas. Esta
actitud negativa hace que la integración social de las nuevas familias se dificulte
siendo “mal vistas” incluso para sus familiares y amigos.

Las familias monoparentales pueden tener varios orígenes: el divorcio o


separación, la viudedad y la madre soltera. Las dificultades, problemas
económicos, el excesivo apego de las madres con sus hijos debido a que
convierten en su soporte emocional, la falta de disciplina al ejercer más
fácilmente el rol expresivo que el instrumental, la idea, influencia por el
pensamiento psicoanalítico, de que los hijos tendrán una falta de modelo de
identificación masculino, la depresión de la madre al sentirse excesivamente
cargada de responsabilidades, algunas de las cuales no había ejercido antes, la
dificultad de emancipación de los hijos, la falta de límites entre subsistemas etc.
Todo ello se manifiesta a veces en problemas de conducta en los hijos.

Sin negar que las familias monoparentales se ven sometidas a más estrés
con menos apoyo(al ser solo un adulto para hacer frente a todas las dificultades)
es necesario destacar que las familias con ambos padres enfrentados en peleas
interminables o con padres ausentes pueden ser más problemáticas.

Walters(1988) realizó un estudio con 25 familias monoparentales(20 con


madre) que consideraban que funcionaban bien e identificaron las siguientes
características como determinantes de un adecuado funcionamiento: La
existencia de una única autoridad, el que un solo progenitor pueda ejercer los
roles instrumental y expresivo, compañerismo entre progenitor e hijos, el
ejercicio de múltiples roles por parte de cada uno de los miembros adaptándose a
las necesidades reales y la visión de la familia como una unidad interdependiente
en la que todos se brindan apoyo.

MONOPARENTALIDAD A CONSECUENCIA DE UN DIVORCIO

El divorcio se define en general como la disolución de una relación


marital. Los que ha pasado por un divorcio saben que éste afecta a muchas más
personas además de al matrimonio en sí: afecta a los hijos, a la familia política, a
los amigos y a otros miembros de la familla. Conlleva implicaciones tanto
emocionales como económica que pueden ser duraderas, especialmente cuando

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hay hijos de pos medio. Durante una proceso de divorcio, los sentimientos y las
reacciones son incomprensiblemente cambiantes, pero cuanto más se tengan en
cuenta las consecuencias a largo plazo de las decisiones que se tomen y del
comportamiento que se adopte, mejor se sentirá uno.

Lealtades divididas

Cuando existen problemas entre los adultos, los niños implicados se


debaten entre el problema de guardar lealtad a su padre o a su madre. Cuando se
produce un divorcio, los niños sufren primeramente un trauma de lealtades
divididas entre sus padres biológicos; cuando uno de los progenitores inicia una
nueva relación de pareja, esta cuestión se agrava aún más. Uno de los principales
problemas que pueden surgir atañe al progenitor que ha sido “abandonado”, que
con frecuencia expresa sentimientos negativos hacia la nueva pareja de su ex,
aunque no lo haga en voz alta delante de su hijo. Esto hace que el niño piense
que si acepta a la nueva pareja de su padre o madre, estará traicionando a su otro
progenitor y éste ya no le querrá como antes. Este tipo de situación suele
empeorar cuando a uno de los dos le van peor las cosas. La reacción normal del
niño es sentir lástima por el padre que se ha quedado solo y resentimiento hacia
el que ha encontrado una nueva pareja. El progenitor que está solo es frecuente
que tienda a fomentar la idea de “pobre de mi”, lo cual no hace más que
aumentar el estrés que sufre el niño.

Cuando se trata de adolescentes hay que prestarles especial atención ya


que atraviesan una etapa de profundos cambios. Aunque el adolescente lucha por
alcanzar su individualidad separándose y rebelándose contra el vínculo y la
autoridad de sus padres, quiere el refugio que le inspira seguridad permanezca
estable.

Con frecuencia se van a posicionar al lado de uno de los padres o van a


culpar a uno de ellos o a los dos o incluso a sí mismos. Los adolescentes, además,
en estas situaciones también se plantean cuestiones de tipo práctico como
“tendremos que cambiar de casa? tenemos dinero’. El progenitor que obtenga la
custodia tendrá que aguantar todos sus reproches aunque también puede ocurrir
que éste se ponga de su parte y dirija toda su ira contra el progenitor que ha
abandonado el hogar. Sea cual sea la actitud del adolescente, es tarea del
progenitor adoptar una postura objetiva, sin alentar ni un comportamiento ni otro,
y ayudarle a comprender que no debe culpar a ninguno de los dos ni que tampoco
tiene que elegir a uno de ellos.

En algunas ocasiones, los adolescentes adoptan un mal comportamiento


con el objetivo de colocarse en primera línea de atención. Para ellos cualquier
tipo de atención que se les preste es insuficiente. Es frecuente que el nuevo

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padrastro o madrastra idealice lo que puede conseguir en su nueva unidad
familiar. Es difícil imaginar un conflicto mayor que el que se produce entre un
bienintencionado, aunque desorientado padrastro de este tipo y un adolescente
que, debido a su edad, está comprobando los límites de la rebeldía,
individualidad y desafío a la autoridad. Además, tras el divorcio, el adolescente
se enfrenta a un gran sentimiento de lealtad tanto hacia sus padres biológicos
como hacia su anterior estilo de vida.

2.2. FAMILIAS RECONSTITUIDAS.

Una familia reconstituida es la formada por una pareja adulta en la que al


menos uno de los cónyuges tiene un hijo de una relación anterior.

CARACTERISTICAS DE LAS FAMILIAS RECONSTITUIDAS

Aunque siempre se podría decir que cualquier etapa del ciclo vital
supone una pérdida, es muy claro que la F.R. tiene su origen en una pérdida: la
de un cónyuge o un progenitor para los hijos, aunque evidentemente en distinto
grado si se trata de muerte o divorcio. Por tanto, un paso previo para la
reconstrucción familiar será el de hacer el Duelo de la perdida.

Los adultos deben hacer el duelo:

. Por la pérdida de su pareja

. Por la pérdida de una relación conyugal

. Por la pérdida de sus fantasías sobre la familia ideal.

. Por las pérdidas implícitas en los cambios que produce una muerte o el

divorcio(mudanzas, nuevos empleos, cambios en el estilo de vida, etc.)

Los niños deben hacer el duelo:

. Por la pérdida de uno de sus padres(aunque el que no vive con ellos los
visite regularmente)

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. Por la pérdida o la menor disponibilidad del otro progenitor si éste se
empareja de nuevo.
. Por la pérdida de estabilidad
. Por la pérdidas implícitas en los cambios que produce una muerte o el
divorcio (nuevo lugar de residencia, nueva escuela, pérdida de los amigos, etc.)

. Por la pérdida de la familia que habían soñado.

Características Generales

Hay una serie de factores que caracterizan a las F.R.:

. Tienen una estructura más compleja y un mayor nivel de stress que las familias
convencionales.

. Una satisfactoria integración familiar en una F.R. cuesta generalmente un


mínimo de 2 años.

. A menudo se pierde el contacto con el otro progenitor, o incluso a veces entre


hermanos.

. La cohesión familiar es menor en las F.R. que en las familias convencionales.

. Hay una gran variedad en los patrones de F.R.

. No tienen una historia previa de Homeostasis Familiar ni una historia familiar


común.

. Suelen aparecer muchos conflictos de lealtades.

. Los roles suelen ser ambiguos.

Características Especificas

. La disfunción familiar en las Familias Reconstituidas no significa


necesariamente una mala relación conyugal. Sin embargo, es casi imprescindible
una buena relación conyugal para la reconstrucción familiar finalice
adecuadamente.

. La función parental en una F.R. es de las más difíciles de todas las funciones
humanas; y es más difícil la de madrastra que la de padrastro. Las F.R. con
madrastra tienen un stress mayor que las F.R. con padrastro.

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. La adolescencia es aún más complicada en el seno de una F.R., especialmente
en lo concerniente ala disciplina.

. Las F.R. complejas son aquellas en las que ambos adultos tienen hijos que
provienen de matrimonios previos. Estas familias son las que presentan una
probabilidad mayor de divorcio.

Creencias Irreales

. Las F.R. son iguales que las F.C. Es una creencia muy extendida que hay que
tener en cuenta, ya que, no se habla de ella, se da por supuesta.

. El ajuste familiar en las F.R. pude realizarse rápidamente.

Como veremos más adelante, el ajuste familiar en las F.R. es un proceso costoso
y largo, que sólo se produce de manera rápida en circunstancias excepcionales.

. Amor y cuidados aparecerán instantáneamente.

Como en todas las relaciones humanas, el afecto no se desarrolla de manera


instantánea, sino que necesita un tiempo de conocimiento previo, de “roce” para
establecerse, no se desarrolla de manera instantánea salvo en el “flechazo”.

. Esforzándose mucho se puede prevenir la aparición de una “mala madrastra”.

La aparición de la imagen de “madrastra mala” o de “padrastro malo” no


depende sólo de la conducta de este / esta, sino que factores diversos van a
influir. Por eso, ocurre a menudo que el esfuerzo que se hace no se correlaciona
con el éxito que se obtiene.

. Apartando aun niño de su padre / madre biológico/a facilitaremos la relación


con el padrastro/madastra. Justamente tiene el efecto contrario. Cuanto más
dificultemos las relaciones con el/la padre / madre biológico, más se dificultarán
las relaciones con el padrastro / madrastra.

. Cualquier problema que aparezca se debe a la reconstrucción familiar.

En las F.R. aparecen la mayoría de los problemas que se dan también en las
familias convencionales. Esto parece una perogrullada, pero hay una tendencia a
atribuir todos los problemas evolutivos a la reconstrucción familiar.

CICLO VITAL DE LAS FAMILIAS RECONSTITUIDAS

El Ciclo completo de reconstrucción Familiar dura:

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. 4 años para las Familias “Rápidas”.

. 7 años para las familias “promedio”

TAREAS DE LAS FAMILIAS RECONSTITUIDAS

1/Enfrentarse a pérdidas y cambios

La reconstrucción familiar comienza tras muchas pérdidas y cambios. La


primera tarea será, por tanto, enfrentarse a esas pérdidas y cambios. Entre las
tareas que debemos fomentar en los miembros de la F.R. estarían las siguientes:

. Identificar y reconocer las pérdidas que han sufrido todos.

. Brindar apoyo ante las expresiones de pesar.

. Ayudar a los niños para que hablen de lo que sienten, en vez de actuarlo

. Introducir los cambios de forma gradual.

. Asegurarse de que todos tengan la oportunidad de decir lo que les pasa

. Informar a los niños acerca de los planes que les afectan

. Aceptar que todo cambio conlleva inseguridad

Será útil recordar que todos y cada uno de los integrantes de la familia
experimentan una pérdida, ya que cualquier cambio implica desprenderse de
situaciones o relaciones anteriores. Alos niños por lo general, les gustaría
continuar con la estructura familiar previa y a veces en vez de ponerse a llorar o
entristecerse se enfadan o comienzan con conductas molestas. La introducción
gradual de los cambios y el hecho de preguntar a los niños sobre los motivos de
su tristeza pude permitir, tanto a ellos como a los adultos, decir adiós al pasado y
comenzar a apreciar las virtudes de la nueva unidad familiar.

2/Conciliar las distintas necesidades evolutivas

A menudo, en las F.R. confluyen Ciclos Vitales individuales, maritales y


familiares incongruentes entre sí. Por ejemplo, una joven debe hacerse cargo de
niños y púberes. En ese caso, pude ser necesario:

. Hacer un curso de desarrollo infantil o puericultura

. Aceptar que tanto los adultos como los niños atraviesan distintas fases en su
ciclo vital

. Comunicar con claridad las necesidades individuales.

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. Tratar de conciliar las necesidades que resulten incompatibles entre sí

. Obrar con tolerancia y flexibilidad

Cuando se produce un nuevo matrimonio, los adultos y los niños se


encuentran en una situación evolutiva diferente. Tal vez uno de los cónyuges era
casado en tanto que el otro permanecía soltero hasta entonces, tal vez uno tenía
hijos y el otro no; o tal vez ambos los tuvieran pero se olvidaron de las
particularidades de los niños de determinada edad; quizás tienen ahora hijos
adolescentes que prefieren estar con sus amigos y no verse envueltos en la
creación de un nuevo núcleo familiar. Normalmente, estas diferencias hacen que
las necesidades individuales no se ajusten bien entre sí. Como consecuencia, se
requiere mucha tolerancia y flexibilidad, así como conversar acerca de estas
diferencias para encontrar la mejor manera de satisfacer la mayor cantidad de
necesidades que sea posible.

3/Crear nuevas tradiciones

Cuando una pareja forma una nueva familia, cada uno trae consigo sus
rituales familiares, reglas de funcionamiento y expectativas, pero se sitúan
inicialmente en un plano de igualdad. En el caso de las F.R., hay una situación
con frecuencia desequilibrada. No sólo los adultos, sino también los niños traen
expectativas de sus familias previas, por lo que será necesario comenzar a crear
tradiciones y rituales para la nueva familia. Para ello, será importante:

. Admitir que las diversas formas de actuar son distintas entre sí, no mejores ni
peores.

. Concentrarse únicamente en las situaciones relevantes, y hacer los cambios en


las “tradiciones” de forma pausada.

. Los padrastros deben aplicar las normas disciplinarias en forma gradual.

. Recurrir a las “reuniones de familia” para solucionar problemas y evidenciar


cómo se valora a los demás.

. Conservar ciertos rituales y combinarlos entre sí cuando sea apropiado, y


simultáneamente enriquecer la historia familiar creando nuevas tradiciones.

Tanto los adultos como los niños están habituados a ciertas comidas y
actividades, y hacer un montón de cosas de muy distintas maneras. Muchas veces
uno ni siquiera se da cuenta de cómo hace algo hasta que nota que a su lado
alguien hace lo mismo pero de un modo diferente. Es habitual pensar que el
modo en que uno hace las cosas es el correcto y que el otro está equivocado.

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En lugar de esto, lo mejor es tomar nota de la forma en que los diversos
integrantes del hogar están acostumbrados a celebrar las fiestas de cumpleaños,
las comidas que les gustan y su manera de actuar en situaciones cotidianas, y
compararlas entre si.

¿Cómo desea cada cual que se hagan las cosas en el hogar actual?¿Por
qué no cambiar las costumbres tradicionales?¿Por qué no variar, yendo un
domingo de paseo todos juntos en coche y quedándose en casa al domingo
siguiente para jugara a las cartas? ¿Por qué no iniciar nuevas tradiciones
peculiares de esta nueva familia?

La pareja y, en lo posible, también los hijos tendrán que decidir de


común acuerdo las normas del hogar; pero antes de que los padrastros o
madrastras puedan tratar de imponer dichas normas, tendrán que establecer una
relación amistosa con sus hijastros. Mientras tanto, el padre / madre biológico
tiene que fijar los limites desde el principio.

4/Establecer una sólida relación de pareja

Las relaciones parento-filiales son anteriores a la nueva pareja, por lo que


será necesario que la relación de pareja sea sólida y no sucumba a los ataques que
puedan venir de otros vínculos previos. Es la relación de pareja la que va a
mantener el inestable equilibrio inicial de la F.R., si ésta no funciona, o no tiene
la solidez adecuada, la F.R. se derrumbará. Es importante entonces:

. Reconocer que la relación de pareja es primordial y que es necesario cuidarla y


nutrirla, necesitan, por ejemplo, tiempo para estar a solas.

. Fijar de común acuerdo, como pareja, las normas que regirán en el hogar, y
apoyarse uno al otro en la relación con los hijos.

. Dar por descontado y aceptar que entre el padre/madre biológico y sus hijos,
así como entre el padastro o madastra y sus hijastros, pueden surgir sentimientos
diferentes.

. Resolver conjuntamente las cuestiones económicas.

No es raro que los adultos dediquen tanto tiempo y energía a que la casa
funcione como es debido, que se olviden de sus propias necesidades y de la
diversión y relajación que precisan como pareja. A menudo, si quieren tener
tiempo para ellos, deben planearlo por anticipado. El desarrollo de una buena
relación de pareja no sólo es importante para los cónyuges sino también para los
hijos, aunque al principio les moleste. Necesitan contar con una pareja sólida que
les otorgue estabilidad familiar y les sirva como modelo.

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5/La formación de nuevas relaciones

.Contar la propia historia

.Dar tiempo y oportunidad al padrastro o madrastra y sus hijastros para que


mantengan encuentros personales

.Dar tiempo y oportunidad al padre/madre biológico y a sus hijos para que


mantengan encuentros personales

.El padre/madre biológico tiene que dar cabida a la relación entre el padrastro o
madrastra y sus hijastros

.No esperar a que se produzca una adaptación y un “amor” instantáneos

.Aunque no se den relaciones cariñosas con los hijastros, procurar que sean
buenas y ecuánimes

.Sobre la forma de llamar al padrastro o madrastra, atenerse a lo que opinen los


hijos

.Divertirse juntos

La creación de vínculos entre las personas suele llevar mucho tiempo


porque las buenas relaciones humanas son el resultado de compartir muchas
horas gratificantes y felices. Puede contribuir a este proceso que los cónyuges se
conozcan mutuante más a fondo y hagan cosas en común. Tal vez a un
padre/madre biológico le resulte dficil dar un paso atrás para que el padrastro o
madrastra tenga ocasión de compartir cosas con sus hijastros, pero es la mejor
manera de edificar nuevas relaciones y de que los miembros del hogar comiencen
a sentir que constituyen un grupo familiar. A veces costará crear lazos de cariño,
sobre todo con los hijos mayores; no obstante, el padrastro o madrastra podrá
mantener una “buena” relación con sus hijastros, una relación “ecuánime”, sino
puede ser cariñosa.

6/Crear una “coalición parental” que incluya a los padres biológicos

.Alguno de los padres biológicos se encuentran en un hogar distinto o en el


recuerdo, será entonces importante:

.Mantener un trato directo con los adultos encargados de la educación de los


hijos en los otros hogares, sin utilizar a sus hijos como mediadores.

.No hablar en términos negativos del padre/madre biológico que no vive con los
hijos, y evitar las luchas de poder entre los distintos hogares.

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.Controlar lo que puede controlarse, y aceptar las limitaciones al respecto. Cada
cual aportará a los hijos sus “particularidades”.

.Respetar las medidas educativas adoptadas por el ex cónyuge, y buscar la mejor


comunicación posible entre los hogares.

Por más que los adultos involucrados en la formación de los niños


mantengan poco contacto entre sí, todos se verán beneficiados si su relación es
cordial. Un vínculo neutral, reducirá los temores de los adultos relativos a la
aceptación que muestren los hijos tanto hacia sus padres biológicos como
ensamblados. La antigua relación conyugal ha terminado, pero las relaciones
padres-hijos continúan. Aunque estos contactos no sean frecuentes, pueden
ayudar a los hijos a sentirse más queridos y aumentar su autoestima.

7/Aceptar continuas modificaciones en la composición del hogar

Los niños, son a menudo, miembros de dos o más hogares, por lo que es
necesaria mucha flexibilidad. Es necesario:

.Permitir que los hijos gocen de su hogar y darles tiempo para que se amolden a
los cambios de casa.

.No pedirles nunca que actúen como “emisarios” o como “espías”

.Si un adolescente manifiesta un serio deseo de cambiar de lugar de residencia no


rechazarlo.

.Respetar la privacidad(los límites) de cada casa, y tomar medidas que sólo


afecten al hogar propio.

.Asignar un espacio propio a los hijos que residen en la casa para cuando vengan
de visita.

.Proyectar encuentros o salidas especiales para distintas constelaciones de


miembros de la familia.

Habituarse a las idas y venidas de los hijos llevará tiempo. Al cabo de un


cierto periodo, esos cambios resultarán normales. No es bueno planear siempre
los eventos especiales para los momentos en que puedan estar presentes los hijos
que no viven en el hogar. Si se procede así, los que viven en él tal vez sienta que
los otros son más queridos que ellos. Si bien estos cambios pueden trastornar las
rutinas hogareñas, también les dan a los adultos un descanso en sus
responsabilidades parentales.

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8/Arriesgarse a pesar del escaso apoyo social existente

La relación legal entre padrastro/madastra y niños es ambigua o


inexistente, por lo que será importante:

.Hacer participar a los padrastros o madrastras de las actividades ligadas a la


escuela, deportivas, religiosas, etc.

.Otorgar al padrastro o madrastra autorización legal para que actúe como


corresponda en caso de necesidad.

.Si se han creado lazos entre el padrastro o madrastra y los hijastros, conviene
que esta relación prosiga aun cuando se produzca el fallecimiento del cónyuge o
del divorcio.

.Alentar la participación de los padrastros o madrastras en las actividades de sus


hijastros, y recordar que toda relación implica un riesgo.

.Las relaciones entre padrastros o madrastras y sus hijastros pueden ser muy
gratificantes, aunque carezcan de un soporte jurídico. Los niños se benefician
cuando es mayor el número de adultos que se ocupan de ellos, y los padrastros y
madrastras reciben la satisfacción que produce saber que están contribuyendo a
darles una mejor vida. Aunque la familia ensamblada se disocie a raíz del
divorcio o de la muerte de uno de los padres, puede ser importante que el
padrastro o madrastra se empeñe activamente en mantener la relación.

2.3.FAMILIAS HOMOPARENTALES

La familia tradicional ha tenido muchos detractores en el último siglo.


No hay que alargar la mirada hacia fenómenos como las comunas y los
kibbutzim, para encontrarse con alternativas al modelo estricto de familia
nuclear, heterosexual y patriarcal. Para situarnos en un tiempo y un territorio
cercano, basta con recordar las críticas que se realizaron, a partir de la década de
los sesenta, desde la psiquiatría, el marxismo y el feminismo, al modelo de
familia tradicional.

En el caso de la psiquiatría las críticas se basaban en la relación entre la


estructura familiar y las enfermedades mentales, en cuanto al marxismo, o mejor
algunos marxistas, le atribuían la pervivencia de la sociedad burguesa, por su
parte el feminismo consideraba que la familia tradicional era un lugar de
opresión para las mujeres.

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Hoy en día parece difícil mantener estas críticas, en una gran medida
porque ciertos componentes de la familia han cambiado con relativa rapidez y
facilidad, demostrando que la familia es la institución más adaptable y cambiante
de la historia de la humanidad. La mayor parte de familias, al menos en el
entorno de los países desarrollados, se han democratizado y en este sentido los
niños pequeños crecen aprendiendo a tomar parte en aquellas decisiones
familiares que les corresponden por su edad. Por su parte las mujeres han
conseguido notables avances aunque siguen luchando por la plena igualdad.
Todo este proceso ha corrido paralelo al crecimiento, al menos en estos países
más desarrollados, de unas clases medias que se han consolidado como una
activa plataforma para el cambio, al tiempo que protagonizaban un cierto proceso
de movilidad social. También es cierto que estos avances se ven amenazados por
un futuro muy distinto, debido, al menos en parte, a los desajustes sociales
introducidos por los excesos del mercado y la globalización. Hoy en día resulta
muy previsible la reaparición de antiguas diferencias sociales, la emergencia de
nuevas situaciones de vulnerabilidad, y en general, retrocesos sociales que es
muy posible que afecten a los avances obtenidos en este terreno.

En la nueva realidad social, la familia nuclear ha devenido más un ideal


que una realidad a la luz de las nuevas formas de familia que han surgido de
manera significativa en las últimas décadas. La pareja conyugal como símbolo
estable de los vínculos de la alianza manifiesta su fragilidad mientras se
recomponen continuamente nuevos lazos de parentesco. Persiste, sin embargo, la
idealización de una estructura particular de familia, aquella formada por una
pareja heterosexual casada y sus hijos biológicos. Contrariamente, para muchos
gays y lesbianas, la familia de sangre no representa una unidad naturalmente
dada que provee de la base para todas las formas de parentesco, sino un principio
pro creativo que organiza, únicamente, un tipo de parentesco. Frente a una
cultura social que enfatiza las características estructurales de la familia, gays y
lesbianas lo hacen en las emociones y los sentimientos, reinventando la familia
como un fenómeno plural, y creando una variedad de tipos de familia que no se
ajusta a la representación cultural dominante.

Hay que tener en cuenta que cada vez con mayor frecuencia, las
relaciones familiares nos se limitan a las personas que mantiene vínculos de
consanguinidad o afinidad por el matrimonio, sino que se ha ampliado el tipo de
relaciones entre adultos y menores sin ningún vínculo previo, por tratarse de
familias reconstituidas, es decir que después de un divorcio uno de los
progenitores se ha vuelto a casar y el nuevo miembro no es padre o madre
biológica. En las adopciones también se da este fenómeno. El hijo o la hija
adoptado de una pareja de distinto sexo tiene muchas cosas en común con los
hijos y las hijas de estas familias reconstituidas o que han adoptado a un hijo.
Hay que hacer mucho hincapié en este hecho y dejar en segundo plano el sexo de
los padres.

Las familias lésbicas y gays, no sólo han modificado las formas de


convivencia, sino también las relaciones que se configuran en su seno,

20
permitiendo dar respuesta a las necesidades, deseos y circunstancias individuales.
Las familias de gays y lesbianas, creadas a partir de la elección, se asientan en las
emociones y sentimientos, el amor , la solidaridad y el libre compromiso entre
sus miembros, con indiferenciación de los lazos de amistad, la conexión
biológica debe incorporar la conexión social para constituir parentesco.

Desde esta perspectiva, estas familias, cuestionan la atribución de


permanencia a los lazos de sangre y de impermanencia a los lazos no biológicos.
Los lazos de amistad son igualmente perdurables y pueden asumir el estatus de
parentesco.

Situación en España

A nivel legislativo, el matrimonio y la adopción legal se practica


actualmente en Holanda, Bélgica, en dos estados de EEUU y Canadá.

El hecho de que existan nuevos formas de familia y, sobre todo que se


empiecen a hacer visibles, plantean nuevas preguntas a la sociedad y obliga, por
tanto, a buscar nuevas respuestas. Sin duda, el hecho de uqe haya comenzado a
hablarse de la existencia en España de familias homoparentales o que los
colectivos de gays o lesbianas hayan reclamado el derecho al matrimonio y a la
adopción o acogimiento, ha trasladado a la sociedad un debate encendido a cerca
de estas realidades familiares de las que se desconoce en España casi todo ,
comenzando por su número y siguiendo por su s características o cómo es la vida
en ellas. En España, la aparición de intensas reivindicaciones para la
consideración como familia de los núcleos formados por parejas homosexuales,
ha conseguido que recientemente se apruebe una nueva ley sobre el matrimonio
civil. Además en autonomías como Euskadi, Navarra y Aragón las parejas de
homosexuales de hecho pueden adoptar, y en Extremadura, Asturias y Andalucía,
están aceptadas las acogidas temporarias por estos tipos de parejas.

La familia lésbica

Hasta hace aproximadamente 20 o 25 años, la mayoría de las madres


lesbianas concebían sus hijos en el contexto de relaciones heterosexuales. En los
últimos años, en lugar de mantener una apariencia heterosexual o sacrificar las
relaciones homosexuales para criar niños, muchas mujeres que se identifican
como lesbianas están integrando niños a las familias que han creado. A pesar de
ello, son todavía escasas las manifestaciones públicas en las que se pone de

21
manifiesto la maternidad lésbica y, esta invisibilidad, ha contribuido a mantener
el estereotipo de las lesbianas como mujeres sin voluntad de ejercer la
maternidad.

Aunque ha aumentado considerablemente el debate social al respecto de


la maternidad lésbica y, a pesar de los diversos indicadores que apuntan a un
aumento de la tolerancia y la normalización del hecho homosexual, la práctica
diaria de las familias lésbicas se produce al margen de lo que aparece en los
medios de comunicación.

A continuación algunas reflexiones a un estudio antropológico sobre la


maternidad lésbica y los modelos familiares, realizado a finales de los años
noventa (hoy las condiciones legales de estas familias pueden haber cambiado a
raíz de la nueva ley) en Barcelona, por la Univ. de Barcelona, que permiten
acercarse a la vida y desarrollo de estas familias. El sistema familiar está
formado por una pareja de mujeres en crianza de uno o varios niños que han sido
incorporados a través de procesos de inseminación o de adopción. Son parejas
con relaciones monógamas y de larga duración.

La visión de las lesbianas como sujetos no reproductivos está


profundamente enraizada en la sociedad, no siendo consideradas mujeres
apropiadas para ejercer la maternidad. La incorporación de niños a las familias se
halla así marcada por los estereotipos sociales sobre la homosexualidad que
supone que la orientación sexual de las madres influirá en las elecciones sexuales
del niño, que éste tendrá una identidad de género poco clara o que el niño
padecerá de estigma social en sus relaciones. Pero la realidad es que el desarrollo
de la identidad sexual no es una simple imitación de uno de los progenitores: la
mayoría de los homosexuales ha crecido en el seno de familias heterosexuales.

La maternidad, sin embargo, es una opción de la que no participan todas


las mujeres lesbianas, la internalización de la homofobia o la opción por otros
estilos de vida, están presentes en las elecciones de muchas mujeres. Entre las
mujeres que participan en el estudio, la opción de la maternidad es una opción
deseada y planificada, que es además compartida por otra mujer y que implica un
paso de singular importancia en su s vidas, en tanto que tiene consecuencias
sociales y legales.

El deseo de ser madres va unido igualmente al planteamiento de otros


elementos íntimamente a la condición de pareja de lesbianas: ¿es un deseo
compartido? ¿cuál de las dos será la madre biológica/adoptiva, o lo será primera?
¿cómo garantizar los derechos de la madre no biológica/no adoptiva? ¿qué tipo
de relación establecerá cada una de ellas con el niño/a? ¿cómo repartir los roles?..
Cuestiones que implican numerosas negociaciones dentro de la pareja. Una
voluntad compartida no implica estar de acuerdo sobre el proceso, el momento o
las elecciones. Los argumentos para recurrir a una vía u otra, varían
sustancialmente entre unas pareja y otras y responden a las características
particulares de cada caso.

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En la relación conyugal no existe división de según roles de género.
Frente a los patrones de género prescritos en las relaciones heterosexuales, las
lesbianas establecen roles negociados que siguen principios de distribución que
responden tanto a las habilidades, gustos e intereses de cada una de ellas, como a
las circunstancias particulares de cada familia. Contrariamente aunque las parejas
de lesbianas comprenden relaciones entre iguales, y a pesar del discurso que
defiende la ausencia de relaciones de poder en el seno de las mismas, algunas
relaciones presentas grados diversos de dependencia y jerarquía originados, entre
otros factores, por diferencias de edad, de cultura, de estatus económico o
profesional, etc.

En cuanto a la revelación de la identidad sexual a la familia de origen,


afecta a las relaciones internas de la familia. No es aceptada en el mismo grado
por todos los miembros de la familia , ni mantienen la misma intensidad en las
relaciones, ni desarrollan las mismas estrategias de integración. La
homosexualidad parece impregnar todos los espacios de la vida familiar. Así por
ejemplo, está en la génesis de ciertos nudos de conflictividad ( que con
anterioridad a la revelación eran propios de la vida familiar), anula las esperanzas
de ser abuelos (las lesbianas no tienen hijos) o acaba con las expectativas de
asistencia en la vejez.

Con frecuencia, en la familia de origen se producen desacuerdo sobre los


límites en numerosos aspectos de las relaciones : presencia en la casa paterna,
interacción con la pareja o las amigas . Los límites de la visibilidad, por
definición confusos y variables, son un espacio abonado para el conflicto, ya que
superan el ámbito de lo privado, y se adentran en lo público, situando a las
familias de origen en la tesitura de tener que afrontar su propia visión como
familia de una lesbiana. La mayoría de las familias lésbicas se sitúan en un
ámbito difuso entre la aceptación, la tolerancia y la negación, que afecta a
determinados ámbitos de las relaciones, y en que éstas son desiguales con el
conjunto de parientes. Las relaciones se modifican permanentemente y las
familias experimentan situaciones complejas a las que responden según
estrategias diversas y percepciones particulares. En general el mantenimiento de
los vínculos responde más a la voluntad de mantener las relaciones por un
beneficio individual y personal que por obligaciones propias entre parientes.

La incidencia de la maternidad en las familias de origen, en general,


permite una intensificación de las relaciones entre parientes y genera la
articulación de obligaciones y compromisos. Pero para las familias lesbianas, la
maternidad impone tensión a las relaciones familiares, ya que es en este ámbito
donde se producen los primeros cuestionamientos respecto a la idoneidad de su
maternidad: estigma, falta de un padre, homosexualidad del niño..

A pesar de los efectos severos que tiene en las relaciones la revelación de


la homosexualidad y la elección de la maternidad, muy pocas lesbianas han visto
definitivamente rotas las relaciones con sus familias de origen, aunque algunas
familias presentan relaciones significativamente limitadas. Existen casos en los

23
que muchas relaciones rotas se retoman con la incorporación de niños a la
familia. El acompañamiento en los procesos de incorporación del niño a la
familia, tiene para estas madres un alto contenido simbólico, ya que el
reconocimiento familiar actúa como elemento legitimador de sus familias. Por el
contrario, algunas madres, perciben ámbitos de las relaciones como no
satisfactorios, y ello crea niveles de tensión que llevan al alejamiento o a rupturas
temporales o definitivas de las relaciones familiares. La injerencia en la toma de
decisiones relativas a los hijos es un campo abonado para los enfrentamientos.
Alguna madres padecen las intromisiones de algunos familiares que intentan
gestionar la vida de los niños, quitándoles su propia autoridad, y la de otros que
mantienen una actitud moralizadora. Algunas madres que perciben este soporte
familiar como una carga, prefieren rechazarlo. La familia de elección es el centro
de las relaciones y cualquier otra relación familiar queda supeditada a ésta.

El desarrollo del niño en las familias homoparentales

Sin duda, el aspecto que más preocupa de estas famillas a la sociedad en


genera, es la posible incidencia sobre el desarrollo del niño o la niña el hecho de
convivir en ellas. Estas dudas están siendo despejadas en distintos estudios
realizados en países como EEUU, Inglaterra, Canadá, Suecia o Bélgica. Estos
estudios demuestran que los chicos y chicas que crecen en estas familias no
presentan problemas significativos y específicos por el hecho de convivir en
estos contextos familiares.

Centrándonos en las familias homoparentales españolas, se presentó un


estudio realizado por la anteriormente citada Mª Mar González, en el que se
pretendía valorar y conocer la vida cotidiana de chicos y chicas que viven en este
tipo de famillas así como su desarrollo y ajuste psicológico.

Las conclusiones al estudio fueron las siguientes:

1-Tal y como se había hallado en estudios realizados en otros países, los chicos
y chicas que crecen en familias homoparentales españolas parecen mostrar un
desarrollo sano y armónico.

2-Los chicos y chicas no difieren significativamente de sus compañeros en la


gran mayoría de las dimensiones estudiadas.

3-Las diferencias halladas, indican que los estos chico y chicas son más
flexibles en sus roles de género, o sea, configuran perfiles más andróginos, en los
que se integran, a priori, actividades, actitudes o valores tradicionalmente

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adscritos a uno u otro sexo, perfiles que parecen deseables para esta sociedad en
la que los hombres y mujeres aspiramos a compartir lo privado y lo público.

4-Necesitamos realizar más estudios, con muestras más amplias y de diferentes


edades para disponer de un cuadro más integrado y detallado.

5-Estos datos apuntan a la necesidad de efectuar una deconstrucción del


concepto de familia que tradicionalmente hemos compartido en nuestra sociedad,
puesto que otros núcleos familiares parecen ejercer las mismas funciones y
configurar entornos favorecedores del desarrollo infantil y adolescente.

25
CONCLUSIONES

Todos los autores están de acuerdo en la obviedad de la transformación


de la “familia tradicional” a lo largo de las últimas décadas y del surgimiento de
los llamados “nuevos modelos familiares”, pero realmente hay muy pocos datos
sobre la vida y funcionamiento de estos sistemas familiares. Sí se puede
considerar sencillo, el hallar datos sociológicos y estudios de este orden, pero no
aportan información que ayude en la comprensión y en la intervención diaria con
estas familias. He podido constatar la dificultad de encontrar bibliografía
adecuada desde el momento en que me puse a confeccionar este trabajo.

Nos encontramos con determinados modelos de familia que están


reconocidos socialmente y sobre los que ya muy pocos dudan de que puedan
estar formando una familia. Es principalmente el caso de las familias
monoparentales y las reconstituidas. Quizá en una época tuvieron importantes
dificultades pero hemos visto que se han ido solventando. Yendo un poco más
allá, me atrevería a decir que da la sensación de que el respaldo político y legal,
en España, a las reivindicaciones de gays y lesbianas, ha centrado tanto la
atención y la polémica en éstas, que ha permitido una mayor aceptación de estas
familias que gozaban en épocas pasadas, de una categoría inferior. Parece que el
que una familia se rompa y se reconstruya, o que se opte por ejercer la paternidad
o maternidad sin pareja, es un mal menor si lo comparamos con el hecho de tener
que aceptar que nuestro hijo/a quiera formar una familia con una familia de su
mismo sexo.

Toda la información encontrada sobre las familias homoparentales,


aborda una preocupación común: la situación de los menores en ellas y el miedo
social a que los padres o madres puedan realmente ofrecer a sus hijos una vida
“normal” ya que la familia creada no es considerada como tal por ciertos
sectores de la sociedad. Personalmente no he podido descubrir datos que refieran
que el crecer en una familia homoparental sea perjudicial para los menores. Sí
por el contrario, hay muchos estudios que han demostrado que su desarrollo
global es adecuado.

Creo que el adecuado o no adecuado desarrollo de un niño, no depende


tanto de si vive con dos padres o dos madres, solo con un progenitor, con uno de
los progenitores unos días y otros días con el otro progenitor y su pareja..., sino
de cómo se establecen estas relaciones, en qué condiciones se están dando, cómo
es el ambiente en el que viven los diferentes miembros de la familia o con qué
capacidades y recursos cuentan los padres para reconocer y satisfacer las
necesidades de sus hijos.

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Buena parte del trabajo lo he centrado lo que se considera que son y la
importancia de las funciones parentales y de las relaciones conyugales. Mi
objetivo en un principio fue poder establecer cómo se están desarrollando estas
dos funciones en los diferentes modelos de familia, pero la dificultad
anteriormente citada, me ha impedido poder llevar a cabo esta tarea de la forma
que tenía pensado.

Por otra parte creo, que no debería de haber grandes diferencias sobre las
funciones parentales y conyugales, independientemente del tipo de familia a la
que se pertenezca: un niño necesita de una nutrición emocional y sociabilizadora,
y la garantía de que va a crecer en un ambiente familiar que se lo pueda
proporcionar. Las dificultades pueden surgir por muchos motivos. En las famillas
“tradicionales” estas competencias podrán fallar por infinidad de
acontecimientos: individuales, relacionales, ambientales, de ciclo vital..., en las
familias monoparentales o reconstituidas , además de lo anterior, se enfrentarán a
dificultades que tendrán que ver con: cuántos miembros de la familia desarrollan
un determinado rol, o quiénes tienen potestad para establecer normas..., pero
según la opinión de Linares, la base es que el niño se sienta querido reconocido y
valorado en una familia donde la relación de sus cuidadores sea sana y de igual
manera les proporcione amor, reconocimiento y valoración.

Para terminar quería manifestar que el hecho de que en parte me quede la


sensación de que hay todavía mucho trabajo por hacer para poder comprender
mejor el funcionamiento de estos estilos familiares, no ha impedido que el
trabajo me haya permitido conocer y acercarme a estos nuevos estilos familiares.

La búsqueda de información ha sido enriquecedora, gracias a la revisión


y lectura de bibliografía he descubierto muchos libros, revistas y foros
informativos donde se puede estar al día de nuevos estudios, e investigaciones no
únicamente sobre el tema que nos ocupa sino de otros muchos temas de interés.

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BIBLIOGRAFÍA

“Familias de hoy, modelos no tradicionales”Chedekel.D, McGrw Hill, Madrid


2002.

“Familias reconstituidas”. Roberto Pereira, artículo EVNTF, Bilbao.

“Gestión familiar de la homosexualidad” Herdt.G, ediciones Bella Terra,


Barcelona 2002.

“Guía de habilidades parentales” Barudy.J, Instituto de formación, investigación


e intervención sobre la violencia familiar”. Diputación Foral de Guipúzcoa 2001.

“Identidad y narrativa”LinaresJ.L, Piados, Barcelona 1996.

“La pareja. Encuentros, desencuentros y reencuentros”Puget.J, Barcelona 1999.

“Nuevas parejas” Nenburger.R. Piados 1998.

“Parentalidad y conyugalidad en familias multiproblemáticas”Linares.J.L. XVII


Congreso nacional de terapia familiar. Canarias 1996.

“Problemáticas familiares actuales y terapia familiar” Espina.A.

“Técnicas de terapia familiar” Minuchín.S y Fishman.H. Piados, Barcelona 1983.

Pag. Wep:

www.convive.net

www.felgt.org

www.fundaciontriangulo.es

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