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A los actos jurídicos se les califica de formales y no formales, no porque no tengan una forma, sino
según que el ordenamiento jurídico señale o una forma en la cual se debe hacer la declaración de
voluntad. Los actos jurídicos formales tienen una forma prescrita por la ley (forma vinculada) y los no
formales tienen una forma voluntaria (forma libre). Cuando el acto es no formal rige el principio de
libertad de formas, pudiendo e otorgante utilizar la forma que desee, y cuando el formal debe realizarse
en la forma prescrita por la ley o por la voluntad.
La forma prescrita por la ley puede ser probatoria solemne. Es probatoria cuando su inobservancia no
está sancionada con la nulidad del acto (Art. 144) si el acto se realiza en una forma distinta a la
prescrita, el acto sigue siendo válido.
Es solemne cuando esta designada bajo sanción de nulidad de acto en caso de inobservancia
(solemnidad legal); sino se observa la solemnidad no existe acto jurídico valido. La solemnidad también
puede estar establecido unas partes (solemnidad voluntaria).
Cuando se exige una forma para el otorgamiento del acto, se habla de formalidad o formalismo para
referirse tanto a la forma probatoria como a la solemne.
Pero, en todo el rigor de la palabra formalidad es igual a solemnidad (forma, formalidad o formalismo =
a solemnidad) que atañe a la vida misma del acto, o sea, la forma solemne es requisito de valides del
acto conjuntamente con otros requisitos como son la capacidad, el objeto y el fin. La forma es la forma
del acto, una cosa es la forma y otra la formalidad. La forma es el modo como se exterioriza la voluntad.
En este sentido todo acto jurídico tiene una forma. La formalidad es el modo dispuesto por la ley o por
la voluntad, el mismo que debe observarse necesariamente al hacerse la declaración para que el acto
exista válidamente en este sentido no todos los actos jurídicos requieren de una formalidad, sino
únicamente aquellos para los cuales la ley o la voluntad de las partes designan una formalidad especial
como requisito necesario para su validez.
La manifestación de voluntad puede provenir de una sola parte o bien puede requerirse que a la
manifestación de voluntad de una parte deba corresponder una congruente manifestación de otra
parte. El primer tipo de manifestación da lugar al acto jurídico unilateral, mientras el segundo da vida
al acto bilateral o plurilateral, en el cual, el encuentro de dos o mas manifestaciones de voluntad origina
el fenómeno de acuerdo o consentimiento con miras a la regulación de los intereses previstos. En
otros términos, los actos jurídicos bilaterales o plurilaterales se perfeccionan mediante el
consentimiento, entendido con el acuerdo de las voluntades de los otorgantes.
Los actos jurídicos pueden celebrarse en forma verbal o en forma documentada mediante
instrumentos privados o públicos.
- La forma verbal consiste en la manifestación de voluntad mediante el lenguaje hablado, el
lenguaje mímico, como son los gestos el moviemnto de cabeza, levantar la mano, o mediante
la transmisión telefónica o medio similar que no se plasme materialmente. Es una forma
insegura por la dificultad para probar la existencia del contenido del acto.
- La forma documental o instrumental consiste en la manifestación de voluntad mediante escrito.
Se denomina documento a todo escrito u objeto que sirve para probar un hecho (art. 233 CPC).
Son documentos los escritos públicos o privados los impresos, fotocopias, facsimil o fax, planos,
cuadros, dibujos, fotografías, radiografías, etc. y demás objetos que recojan, contengan y
representen algún hecho, o una actividad humana o su resultado (art. 234 CPC).
- Son documentos públicos los otorgados por funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones;
y la escritura pública y demás documentos otorgados ante o por un notario público, según la
ley del notariado. La copia de documento público tiene el mismo valor que el original, si está
certificado por auxiliar judicial respectivo, notaria publica o fedatario según corresponda (art.
235 CPC). Los documentos públicos mantiene su eficacia mientras no sean declaradas
judicialmente su ineficiencia.
- Son documentos privados los otorgados por los interesados, por tanto, no tienen las
características de los documentos públicos. la legislación o certificación de un documento no lo
convierte en público (art. 236 CPC).
- El documento privado es distinto de su contenido puede suscribirse este aunque el primero
seda declarado nulo (art. 237 CPC).
- Cuando un escrito no produce en el juez convicción por sí mismo, requiriendo ser
complementado por otros medios probatorios, es un principio de prueba escrita, siempre que
reúna los siguientes requisitos: 1) que el escrito emane de la persona a quien se opone, o a
quien representa o haya representado; y 2) que el hecho alegado sea verosímil (art.238 CPC).
- Los documentos públicos son de fecha cierta. Un documento privado adquiere fecha cierta en
los siguientes casos 1) desde la muerte del otorgante; 2) la presentación del documento ante
funcionario público; 3) la presentación del documento ante el notario público, para que certifique
la fecha o legalice las firmas; 4) la di función a través de un medio público de fecha determinada
o determinable; y 5) otro casos análogos.
Según que la ley establezca o no una forma en la que se debe manifestar la voluntad, los actos
jurídicos se clasifican en catos no formales y actos formales. Estos a su ves se dividen en actos
con forma probatoria y actos con forma solemne.
Actos no formales
Formas del Acto Jurídico
Forma probatoria
1
Emilio Betti. Ob. Cit., p.203
2
Larroumet, Christian, Teoría General del Contrato, Trad. De Jorge Guerrero R., Vol, 1,Temis, Santa Fe de
Bogotá, P.83
3
Larenz, Karl, Derecho Civil- Parte General, Trad. De Miguel Izquierdo y Macias- Pica Vea, Editorial Revista
de Derecho Privado, Madrid, 1978, P.556.
la forma en la cual van a realizar sus intercambios económicos. Si la voluntad existe solo en apariencia
no hay contrato; la voluntad es la única que puede obligar a las partes; la voluntad se basa así misma
y no tiene necesidad de rodearse del cumplimiento de formalidades. Por el principio de consensualismo
el escrito se exige como medio de prueba, mas no como elemento sustancial del contrato. Pero si bien
(el liberalismo económico es una condición necesaria para el desarrollo completo de la voluntad
contractual y de la fuerza obligatoria del contrato mediante el principio de la palabra en peñada. No
siempre es una condición suficiente. Esto ocurre en los sistemas jurídico como el derecho francés, que,
poniendo termino a una evolución comenzada en el derecho romano, han fundamentado el contrato
sobre la voluntad de las partes, sin perjuicio de las disposiciones legales de orden público4). Lo que
significa que el principio de la libertad de forma siempre ha tenido excepciones por razones de seguridad
y de protección a uno de las partes o terceros, es decir, ciertos actos solamente son válidos con la forma
señalada por la ley.
En ejercicio de la autonomía privada los sujetos solamente pueden requisito de forma en los actos
jurídicos según el ordenamiento jurídicos son libres de formalidades o bien pueden establecer
formalidades más severas que previstas en la ley siempre que no contravengan normas imperativas, el
orden público o las buenas costumbres. En cambio, los otorgantes del acto jurídico no pueden dejar
sin efecto una solemnidad interpuesta por la ley bajo sanción de nulidad, pero si pueden dejar sin efecto
una solemnidad impuesta por ellos.
3. FORMALIDAD LEGAL
Articulo 144.- cuando la ley impone una forma una forma y no sanción con nulidad su inobservancia,
constituye solo un medio de prueba de la existencia del acto.
Del texto del art, 144 se desprende dos tipos de forma del acto jurídico: la forma probatoria y la forma
solemne. Con lo dispuesto en este artículo se da presupuesta la pregunta a la pregunta: ¿Cómo saber
si estamos frente a una forma probatoria o a una forma solemne? La respuesta es la siguiente: si la
ley señala una forma sin sancionar su inobservancia con la nulidad de acto. Es solemne.
Son de carácter excepcional las normas que imponen el uso de una determinada forma de
manifestación de voluntad para ciertos actos jurídicos. Estas normas se extienden más allá de los
casos considerados, porque la regla es la libertad de formas, por los que los interesados pueden
utilizar la que juzguen conveniente.
Las formalidades impuestas por la ley pueden ser obligatorias o necesarias (ad sustancial), cuya
ausencia produce la nulidad del acto o pueden ser probatorias( ad probationem), en cuyo caso es
mejor hablar de forma de la prueba que de forma del acto. Desde ya hay que precisar que la forma
requerida ad substantiam o ad solemnitatem, si bien forma parte de la estructura del acto jurídico,
determina su validez, no deja de tener también una función probatoria del acto.
4
Larroumet, Ob.Cit., P.84
eficacia dependerá de la clase de documento5 que se adopte; el documento público producirá mayor
convicción que el documento privado sobre la existencia y contenido del acto6.
Veamos otro ejemplo, el art 853, con referencia a la participación de la herencia, prescribe: “cuando
todo los herederos son capaces y están de acuerdo en la participación, se hará por escritura publico
tratándose de bienes inscrito en registro públicos. En los demás casos, es suficiente documentos
privada con firmas notarialmente legalizadas”.
Como acto jurídico con forma probatoria, mencionemos por ejemplo, el contrato de suministro y el de
mutuo. La ley prescripción que si el contrato de suministro o el contrato de mutuo se hubiera celebrar
por escrito, el mérito del instrumento respectivo prevalecerá sobre todos los otros medios probatorios
(art. 1605 y 1649). Pero el hecho de que el suministro o el mutuo no se celebren por escrito no invalida
el acto, cuya existencia y contenido se demostrara por los medios probatorios reconocido por el
Derecho7. Si se hubieran celebrado por escrito hay la ventaja de que para probar su existencia es
suficiente el escrito, pero si se han celebrado verbalmente hay la desventaja consistente en dificultad,
no- imposibilidad, de la prueba de su existencia y contenido.
Aquí, la escritura pública es necesaria para la inscripción registral de la participación, pero ellos no
quieren decir que la escritura pública constituya una solemnidad, puesto que no está establecida bajo
sanción de nulidad, por lo que constituye solo un medio de prueba de la existencia del acto. El hecho
de encontrarse registrado el bien material de la participación no significa que esta debe efectuarse
necesariamente por la escritura pública, puesto que no existe norma que disponga tal formalidad como
una ad solemnitantem, por lo que interesados pueden utilizar la que crean conveniente. Si no han usado
la escritura público el acto de participación es perfectamente válido, y, precisamente por ello, para fines
de la inscripción registral de la participación, las partes podrán compelerse recíprocamente a llenar tal
formalidad (art. 1412).
En los actos con forma probatoria y también en los no formales, no debe confundirse el acto con el
documento que sirve para probarlo. Puede subsistir el acto aunque el documento se declare nulo (art.
225)8. el documento ad probationem fijado por la ley o por las partes tiene por única finalidad facilitar
la existencia o el contenido de un acto jurídico que se presupone celebrado y perfeccionado respuesta
a la pregunta: antes de su documentación, por la sola manifestación de voluntad de las partes. Siendo
el acto jurídico preexistente al documento que de lo contiene, lo que interesa realmente es el acto
jurídico antes que el documento que lo contiene. Al ser el documento un simple medio de prueba de
la declaraciones de voluntad emitidas por las partes, puede concurrir en su función de prueba de
la existencia de lo contenido de tales declaraciones con los de más medios pertinente de prueba
(declaración de parte, declaración de testigo, pericia, inspección judicial, auxilios técnicos o científico),
5
C.P.C: Art. 233. Documento.- Es todo escrito u objeto que sirve para acreditar un hecho. Art. 234.- Clases
de documentos. Art. 235. Documento público.- Es documento público Art. 236. Documento privado.- Es el
que no tiene las características del documento público. Art. 238.- Principio de prueba escrita.- Cuando un
escrito no produce en el Juez Convicción por sí mismo, requiriendo ser complementado por otros medios
probatorios, es un principio de prueba escrita. siempre que reúna los siguientes requisitos y 2. Que el hecho
alegado sea verosímil.
6
C.P.C. art. 197. Todos los probatorios son valorados por el juez en forma conjunta, utilizando su
apreciación razonada. Sin embargo, en la resolución sólo serán expresadas valoraciones esenciales y
determinantes que sustentan Su decisión.
7
El art 2724 del Código civil italiano establece: La prueba de testigos se admite en todos los casos;
1) cuando existe un principio de prueba por escrito: éste está constituido por cualquier escrito. proveniente
de la persona contra la cual se dirige la demanda o por su representante. que haga aparecer verosímil el
2) cuando el contratante se ha encontrado en la necesidad moral o material de procurarse una prueba
3) cuando el contratante ha perdido sin su culpa el documento que le proporcionaba la prueba.
8
También el C.P.C en expresa: Art. 237. Documento y acto. son distintos el documento y su contenido.
Puede subsistir éste aunque el primero sea declarado nulo
los mismos que pueden modificar lo que resulte del documento que quedara sin eficacia probatoria9.
Por ejemplo, si el documento que contiene un contrato de mutuo se declara que el mutuatario recibió
mayor cantidad que la verdaderamente entregada por el mutuante, el contrato se entiende celebrado
por la cantidad verdaderamente prestada, si es que se ha quedado probada debidamente con la
declaración de del mutuante u otro medio de prueba idóneo, quedando el mutuo sin efecto en
cuanto al exceso (art. 1664).
4. FORMALIDAD VOLUNTARIA
Art. 1411.- Se presume que la forma que las partes convienen adoptar anticipadamente y por escrito
es requisito indispensable para la validez del acto, bajo sanción de nulidad.
Cuando la ley no ha dispuesto una formalidad para la celebración del acto jurídico, los particulares
pueden disponerla en uso de la autonomía de la voluntad privada. Tratándose del contrato, la formalidad
9
C.P.C: Art. 242.- Ineficacia por falsedad de documento.- Si se declara fundada la tacho de un documento
por haberse probado su falsedad, no tendrá eficacia probatoria. Si en proceso penal se establece la falsedad
de un documento, éste carece de eficacia probatoria en
cualquier proceso civil.
10
Albaladejo. Manuel. ob. cit., p. 300.
11
C.P.C: Art. 243.- Ineficacia por nulidad de documento.- Cuando en un documento resulte manifiesta la
ausencia de una formalidad esencial que la ley prescribe bajo sanción de nulidad. aquél carece de eficacia
probatoria. Esta declaración de ineficacia podrá ser de oficio o como consecuencia de una tacha fundada.
voluntaria solamente puede ser dispuesta por común acuerdo de las partes; una sola de las partes no
puede disponerla.
A diferencia de la forma legal que está prevista por la ley, la forma voluntad amena su fuente en la
autonomía de la voluntad privada, puede ser establecida mediante un pacto de forma12, mediante el
cual las partes convienen adoptar una forma determinada para la futura celebración de uno o más actos
jurídicos.
Actos unilaterales la formalidad es dispuesta por el declarante. Aquí se habla de formalidad voluntaria
en cuanto a su origen, porque en cuanto a su cumplimiento ya no es voluntaria sino obligatoria.
Los otorgantes, pueden convenir en imponer al acto una forma voluntaria específica probatoria o
solemne. Solemnidad voluntaria lleva a las mismas; Consecuencias que la dispuesta por ley, es decir,
la inobservancia de la soledad tanto de la legal como de la voluntaria, origina la nulidad del acto jurídico.
En nuestra opinión, la solemnidad voluntaria puede ser adoptada en un momento anterior al acto
jurídico, o coetáneamente, o sea dentro del proceso de celebración del acto. O en un momento ulterior
al de la celebración. Como esta afirmación es discutible en la doctrina13, expliquemos un poco nuestra
posición. Que la formalidad voluntaria. Sea probatoria o solemne. Puede ser adoptada por los
contratantes en un momento anterior al inicio del proceso de celebración del contrato. Es una hipótesis
poco frecuente en la práctica.
Lo frecuente es que la formalidad sea adoptada dentro del proceso de celebración del contrato. Por
ejemplo, los contratantes dan inicio a la celebración de un contrato de compraventa de un bien con una
minuta en la cual estipulan lo siguiente: «Ambas partes convenimos que la compraventa quedará
perfeccionada en el momento en que esta minuta sea elevada a escritura pública». Aquí, una vez
elevada la minuta a escritura pública, estamos ante una compraventa única y no ante dos
compraventas, una celebrada por documento privado (la minuta) y Otra celebrada por escritura pública
con contenido idéntico a la de la escritura privada (la minuta).
12
El pacto sobre la forma está comprendido en la categoría de los contratos normativos. o sea en el ámbito
de los contratos con los cuales se establecen reglas a seguir en las relaciones futuras. (Franceschetti, Paolo. ll
contratto. Napoli. Edizioni Giuridiche Simone. 2006, p. 242
13
Albadejo Manuel, Ob.Cit., P317.
14
Albajedo Manuel, Ob.Cit.,P306.
Si se optara por el formalismo como principio se estaría legislando en contra de la realidad social,
creando graves dificultades al trafico jurídico en vez de facilitarlo, encareciendo y complicando sin razón
el comercio de bienes y servicios, poniendo en peligro los actos jurídicos celebrados sin su
cumplimiento15, originando un Derecho ineficaz por cuanto muchas de sus normas no serían acatadas
en la comunidad y, además, se ampararían la mala fe en el acto jurídico.
Por otro lado, la adopción de formas solemnes como excepción al principio de la libertad de formas se
apoya en las siguientes razones:
1º. Facilita la prueba de la existencia y del contenido del acto. Sin duda, la exigencia de una formalidad
con fines de prueba del acto jurídico no es lo mismo que la exigencia de una formalidad como requisito
de validez del acto. La forma, especialmente la escrita ofrece la garantía de seguridad que no ofrece la
prueba libre. En la realidad práctica, cuando el acto es de prueba libre, por lo que se puede celebrar
verbalmente, es frecuente que los otorgantes lo hagan por escritos, procurándose así una prueba pre
constituida del acto, porque como dice nuestras gentes con gran acierto, leídas y no leídas, “papelitos
mandas, palabras se lo lleva el viento”.
2º. Se facilita la interpretación y ejecución del acto jurídico y se contribuye a evitar los conflictos o, en
su casa, a resolverlos fácilmente.
3º. Protege a los terceros por medio de la publicidad, la cual permite el conocimiento del acto por parte
de terceros. Para el cumplimiento de las formalidades de publicidad, el escrito es indispensable, porque
no se puede publicar sino aquello de que se ha dejado constancia escrita. El acto jurídico tiene siempre
una repercusión social. Si bien es cierto que por regla, el acto jurídico solamente vincula a las partes,
por cuando no crea derechos ni deberes en beneficio o a cargos de terceros, ello no impide que la
existencia del acto se imponga a terceros, quienes deben respetarlo, no pudiendo hacer nada que
perjudique a los otorgantes ni alegar que no están obligados a tomar en cuenta el acto jurídico ajeno.
Está plenamente justificado que el ordenamiento jurídico disponga que en ciertos casos el acto es
oponible a terceros solo si se ha adoptado una medida publicitaria (por ejemplo, mediante la inscripción
en los registros públicos).
4º. La forma solemne protege a los otorgante contra las decisiones precipitadas, llevadas a cabo sin
una reflexión suficiente. La solemnidad permite a que los otorgantes reflexionen debidamente a realizar
actos importantes de su vida, como el matrimonio, la adopción de régimen de separación de patrimonios
dentro del matrimonio, la donación de sus bienes inmueble, etc. Así como, por la donación de un
inmueble el sujeto se desprende de una parte considerable de su patrimonio sin recibir a cambio una
contraprestación; si este acto fuera consensual se corre el peligro de que las personas se desprendan
de sus inmuebles sin haber tenido el tiempo necesario para reflexionar sobre las consecuencias de sus
decisión, tomando decisiones apresuradas, impensadas, sin la meditación suficiente, en un momento
de inestabilidad emocional, para obtener satisfacciones fútiles de ahí lo acertado de que la Ley disponga
que la donación de inmuebles debe hacerse por escritura pública bajo sanción de nulidad lo que le da
tiempo al donante para darse cuenta debida de lo que está haciendo.
5º. La formalidad permite distinguir fácilmente las tratativas negocionales del acto mismo.
6º. La formalidad solemne evita que se evadan obligaciones tributarias.
15
Por ejemplo, con desconocimiento de nuestra realidad social, el art. 1092 prescribe que el contrato de
anticresis “se otorga por escritura pública, bajo sanción de nulidad, expresando la renta del inmueble y el
interés que se paga”. El contrato de anticresis no será frecuente en Lima, pero al interior del país si lo es y no
se celebra por escritura pública sino por documento privado, por tanto, para el Derecho positivo no es
anticresis, pero para nuestras gentes si lo es y con esa convicción una parte entrega a otra un inmueble en
garantía de una deuda, concediendo al acreedor el derecho de explotarlo y percibir sus frutos. El hecho de
que normas como la del art. 1092 no tengas eficacia social se debe a la importación de leyes sin adecuarlas a
la realidad donde deben regir en el Perú, la escritura pública exigida para la anticresis debe tener solamente
un carácter probatoria no solemne.
La exigencia de la solemnidad en algunos casos no va en contra de la autonomía de la voluntad privada,
sino que tiene por función proteger la voluntad de una o ambas partes intervinientes en el acto, permite
esclarecer la voluntad negocial, dar seguridad a las relaciones negociales, así, como que el Estado
recaude los impuestos que tiene derecho. Con la solemnidad se puede perseguir conjuntamente todas
estas ventajas o solo alguna o algunas de ellas.
6. CUMPLIMIENTO DE LA FORMALIDAD PROBATORIA
Art. 1412.- “Si por mandato de la ley o por convenio debe otorgarse escritura pública o cumplirse otro
requisito que no revista la forma solemne prescrita legalmente o la convenida por las partes por escrito
bajo sanción de nulidad, estas pueden compelerse recíprocamente a llenar la formalidad requerida. La
pretensión se tramita como proceso sumarísimo, salvo que el título de cuya formalidad se trata tenga la
calidad de ejecutivo, en cuyo caso se sigue el trámite del proceso correspondiente”.
El contrato con forma ad probationem existe desde su celebración aun cuando no se haya usado la
formalidad prescrita por la ley o por convenio, por lo que las partes pueden compelerse recíprocamente
a llenar la formalidad requerida, sea que esta consista en una escritura pública o en cualquier otra
formalidad. Por ejemplo, si las partes convienen que el contrato de compra venta que van a celebra o
que celebran, para efectos probatorios se eleve a escritura pública y luego de perfeccionado el contrato
una de las partes se niega a otorgar esta formalidad, la otra puede demandarlo judicialmente para que
cumpla con ejecutar su prestación. Si la parte demandada está integrada por más de una persona
natural o jurídica, todas esas personas deberán ser comprometidas con la demanda.
Existiendo el contrato con forma probatoria aun cuando esta no haya sido observada, si una de las
partes se niega a otorgar la formalidad está faltando el cumplimiento de su prestación, por la que la otra
parte puede optar por solicitar sus cumplimiento, o sea, que cumpla con llenar la formalidad requerida,
o por pedir la resolución del contrato y, en uno u otro caso, la indemnización de daños. (Art. 1428).
El segundo parte del art. 1412 es una normal procesal (adjetiva) que dispone que la presentación del
actor se tramita como proceso sumarísimo (art. 546 y s. del CPC), salvo que el título de cuya formalidad
se trata tenga la calidad e ejecutivo, por ejemplo, una copia certificada de la prueba anticipada que
contiene un documento privado de compra venta u otro contrato reconocido, en cuyo caso la pretensión
del actor se tramita por la vía del proceso de ejecución de obligación de hacer (art. 706 y s. del CPC),
siendo de aplicación especifica el art. 709 del CPC que prescribe : obligación de formalizar. Cuando el
título contenga obligación de formalizar un documento, el juez mandara que el ejecutado cumpla su
obligación dentro del plazo de 5 días. Vencido el plazo sin que se formule contradicción o resuelta está
declarándose infundada, el juez ordenara al ejecutado cumpla el mandato ejecutivo, bajo apercibimiento
de hacerlo en su nombre.
En cambio, el contrato con forma ad solemnitatem no existe si no se ha observado la forma requerida
por la ley o por convenio. Conforme al art. 219 inc 6, el contrato es nulo cuando no revista la forma
prescrita bajo la sanción de nulidad.
Por tanto, las partes no pueden demandarse el cumplimiento de una formalidad de un contrato
inexistente. No se puede obligar a una persona a contratar cuando no quiere, lo que se estaría haciendo
al exigirle que llene una formalidad sustancial exigida como requisito de validez del contrato. La
formalidad ad solemnitaten solamente se llena de mutuo acuerdo y no por voluntad unilateral de una de
las partes, puesto que el contrato es el acuerdo de dos o más partes (art. 1351) sobre el objeto, el fin y
la forma solemne, además de los otros requisitos exigidos para cada tipo de contrato.
Hubiese sido suficiente y claro que el art. 1412 disponga que “si por mandato de la ley o por convenio
debe cumplirse una forma probatoria, las partes pueden compelerse recíprocamente a llenar la
formalidad requerida”. Sin embargo, tratándose de contrato sobre bienes inmuebles, la realidad practica
aconseja que se establezca una regla general por la cual el derecho de exigirse recíprocamente el
otorgamiento de la escritura pública comprenda tanto los contratos consensuales (v. gr. La
compraventa, el arrendamiento) como los contratos con forma probatoria.
7. FORMA DEL ACTO JURIDICO EN EL DERECHO INTERNACONAL PRIVADO
Art. 2094. La forma de los actos jurídicos y los instrumentos se rigen por la ley de lugar de que se
otorga o por la ley que regula la relación jurídica objeto del acto. Cuando los instrumentos son otorgados
antes funcionarios diplomáticos o consulares del Perú, se observaran las solemnidades establecidas
por la ley peruana.
En lo que respecta a la sustancia jurídica, los actos jurídicos patrimoniales como el contrato, se rigen
por la ley de autonomía de voluntad, (las partes designan la ley aplicable), en cambo los actos jurídicos
extramatrimoniales, como el matrimonio, se rigen por la ley personal (domicilio o nacionalidad). En
cuanto a la forma, ambas categorías de actos jurídicos se rigen por la regla locus regit actum (ley de
lugar de conclusión de acto jurídico). En los actos jurídicos extramatrimoniales esta regla es obligatoria,
mientras que en los actos jurídicos patrimoniales la regla es facultativa, pues las partes pueden optar
por la forma de la ley de lugar de donde se suscribe el acto jurídico o por la ley que regula la relación
jurídica objeto del acto16.
El art. 2094 repite al art. XX del Título Preliminar del derogado Código Civil de 1936 dispuso: “la forma
de los actos jurídicos y de los instrumento se rigen por la ley de lugar en que se otorga o por la ley que
regula la relación jurídica objeto del acto. Cuando los instrumentos so otorgados antes funcionarios
diplomáticos o consulares del Perú se observan las solemnidades establecidas por la ley peruana”.
Es natural que el acto jurídico, en cuanto a su forma se refiere quede sometido a la ley de lugar donde
es otorgado. Esta es la razón para que la legislación comparada haya adoptado uniformemente el
principio locus regit actum”17.
El acto jurídico es válido o invalido según que revista o no la forma prescrita bajo sanción de nulidad
(formalidad ad solemnitaten). En el ámbito del Derecho internacional privado, conforme al art. 2094, la
forma de los actos jurídicos se rige alternativamente por: a) la ley del lugar de celebración del acto (lex
loci actus): o b) por la ley que regula la relación de la relación jurídica objeto del acto (lex causae). De
estas dos leyes prevalecerá la que está más vinculada al acto jurídico.
Barandiarán18, comentado el art. XX del Código de 1936 dice que la forma de un acto jurídico es la que
corresponde al momento de producirse. Es como su externa configuración natural y originaria. Ello
explica, de modo paladino, el principio de locus regit actum. El acto queda sometido en lo que respecta
a su formal, a la ley del lugar en que ha nacido. La recurrencia a la lex loci actus no es imperativa, pues
el articulo XX establece que la forma puede quedar subordinada a “la ley que regula la relación jurídica
objeto del acto”. Se trata de la forma del negocio jurídico, es decir, de un elemento meramente externo.
Al mismo acto jurídico le puede estar asignada otra ley, por causa de su contenido intrínseco. Así, es el
caso de una adopción que puede haberse producido en el país A). Estando adoptante y adoptado y
domiciliados en el país B): de suerte que la ley de este último país debe disciplinar todo lo pertinente al
contenido intrínseco, la forma del acto, “puede quedar sometido a dos leyes: la ley del lugar de
celebración del acto (locus regit actium) y la ley que regula la relación jurídica objeto del acto (lex
causae), es decir, la ley a la que corresponde regir el acto mismo en su contenido intrínseco. Y así, en
el caso antes propuesto de la adopción, la forma de esta resultaría vinculada a dos leyes: la del país
A). Es decir donde se produjo el acto, y la del país B), o sea, la ley del lugar que regula la relación
jurídica de la adopción”.
Conforme a la ley del lugar de celebración del acto (lex loci actus o locus regit actum), el acto jurídico
queda sometido, en lo que respecta a la forma, al cumplimiento de la solemnidad establecida por la ley
del lugar donde el acto se perfecciona (locus regit actum). Si se trata de un contrato celebrado en Paris,
o de un testamento otorgado en Roma, o de una persona jurídica constituida en Madrid, hay que recurrir
16
Delgado Barreto, César. María Antonieta Delgado Menéndez y César Lincoln Candela Sánchez.
Introducción al Derecho internacional privado. t. l. Conflicto de leyes. Parte general. Lima. Fondo Editorial de
la Pontificia universidad Católica del Perú, 2002, p. 200.
17
art. 11 del Título Preliminar del Código civil español, modificado por Ley 3/1973
18
Barandiarán, José león. Curso elemental de Derecho civil peruano. Parte General. Título Preliminar
Derecho de las personas. Tercera edición, Lima. Grafica Morson S.A., 1980. P. 67.
a las leyes de Francia, Italia o Madrid, respectivamente, para saber s estos actos jurídico son válidos o
no, lo que dependerá si en su celebración se observó o no las solemnidades prescritas por dichos
ordenamientos jurídicos.
Conforme a la segunda parte del art. 2094, cuando peruanos o extranjeros otorguen instrumentos antes
funcionarios diplomáticos o consulares del Perú, se debe observar las solemnidades establecidas por
la ley peruana.
Cuando existe tratado de Derecho Internacional Privado ratificado por el Perú no se aplica en art. 2094
sino el tratado conforme al art. 2047 que establece que el derecho aplicable para regular relaciones
jurídicas vinculadas con ordenamiento jurídicos extranjeros se determina de acuerdo con los tratados
internacionales ratificados por el Perú. Entre estos tratados tenemos el tratado de Montevideo de 1940
y el código de derecho internacional privado o código de Bustamante.
Tratado de Montevideo de 1940 (tratado de derecho civil internacional).
Art. 36. La ley que rige los actos jurídicos decide sobre la calidad del documento correspondiente. Las
formas y solemnidades de los actos jurídicos se rigen por la ley de lugar en donde se celebra u otorgan.
Los medios de publicidad por la ley de cada estado.
ÍNDICE
DEDICATORIA Error! Bookmark not defined.
INTRODUCCIÓN Error! Bookmark not defined.
ANTECEDENTES HISTORICOS………………………………………………………………………………………………………….Error!
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SISTEMAS INTERPRETATIVOS………………………………………………………………………………………………………..5
Sistemamixto………………………………………………………………………………………………………………………………..7
Teoría de la responsabilidad…………………………………………………………………………………………………………..8
CLASES DE INTERPRETACIÓN…………………………………………………………………………………………………………10
Interpretación Auténtica……………………………………………………………………………………………………………...10
Interpretación Judicial………………………………………………………………………………………………………………….11
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES…………………………………………………………………………………..….18
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………………………………………………………..…19
Las fuentes romanas contienen una serie de criterios de interpretación del acto jurídico,
enunciados por los juristas en acciones de pronunciar soluciones para casos prácticos, criterios
generales que fueron recogidos por el Derecho Justiniano, los mismos que han devenido en
cánones vinculantes en el Derecho moderno, que ha elaborado en términos racionales una
teoría de la interpretaciones. El Libro II del C.C., contiene algunas de esas normas de
interpretación19.
Los criterios interpretativos varían según que el acto sea unilateral, en el cual la valoración está
limitada a las declaraciones de un solo sujeto, o bilateral o plurilateral, en el que la investigación
se orienta a la común intención de las partes; son distintos en los actos onerosos respecto de
los gratuitos; en los actos inter vivos contrapuestos a los actos mortis causa.
Acerca del objeto de la interpretación la doctrina se encuentra dividida. Para uno es la voluntad
(doctrina que tiene su forma en el Código de Napoleón y en los que en él se inspiran), para
otros es la declaración con la cual se forma un acto jurídico (un sector de la doctrina alemana).
Existe también una teoría mixta de las dos anteriores acogida, principalmente, por el código
italiano de 1942. Nuestro Código Civil expresa que el acto jurídico es manifestación de voluntad
con la cual se forma el acto jurídico, sino también elementos extra formación del acto como son
los comportamientos de las partes anteriores, coetáneos y posteriores a la creación del acto,
así como todos los hechos compatibles con la declaración con los cuales se pruebe la voluntad
real, de alguna forma exteriorizada, del agente. Por consiguiente, adelantamos que nuestro
ordenamiento civil opta por un sistema mixto de interpretación del acto jurídico. Desde ya
hacemos presente que las palabras “voluntad” e “intención” son usadas como sinónimos.
19
Código Civil Peruano de 1984, aprobado por Decreto Legislativo Nº 295.
De la definición antes anotada, se debe precisar que, en esencia, la interpretación es una
cuestión de hecho, por cuanto, para buscar el verdadero sentido o alcance de lo que resultase
poco claro, se debe remitir al contexto mismo del acto jurídico celebrado, en especial; a la
manifestación de voluntad esgrimida, por ello, no puede ser catalogado como una cuestión de
derecho.
3. ORIGEN ETIMOLÓGICO
4. SISTEMAS INTERPRETATIVOS
Para llegar a la voluntad real del agente, el intérprete no debe considerar solamente
la declaración, sino que debe valorar el contexto social, el comportamiento de las
partes previo simultaneo y posterior al de la celebración del acto jurídico, las
finalidades perseguidas por las partes y todas las circunstancias que conduzcan
establecer la voluntad real. Se tendrá en cuenta la tratativas aquellas que las partes
participaban en sus precedentes relaciones reciprocas, las circunstancias que
expresan el particular modo de expresarse de una de las partes y la significación
que siempre le atribuye la otra, la ejecución de actos anteriores celebrados entre
las mismas partes y el comportamiento de estas en la ejecución del acto mismo
que está interpretando.
20
BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General I, Ed. Perrot, Bs. As.
1970.
4.2. Teoría de la declaración objetiva
Según esta teoría, propulsada por la escuela alemana, para interpretar los actos o
negocios jurídicos se debe tener presente, esencialmente, la voluntad exteriorizada
por la persona, mas no la voluntad interna o subjetiva. De lo expuesto, se nota pues
un predominio de la declaración (voluntad externa) sobre la intención (voluntad
interna). Asimismo debemos precisar que originalmente el Código Civil alemán
BGB, estuvo impregnado de un criterio netamente subjetivista recogiendo el
modelo francés plasmado en la categoría de la voluntad, sin embargo con
posterioridad, por la corriente de la misma doctrina alemana, se optó a la teoría
objetiva o de la declaración.
Como se podrá apreciar, las dos teorías citadas, resultan ser antagónicas entre sí,
razón por la cual aparecieron otras dos teorías que tratan de conciliar a las
señaladas, pero a la postre lo que originaron fue una bifurcación aún más notable
entre ellas; trayendo una irremediable inconcibilidad, estas teorías son la teoría de
la responsabilidad y la teoría de la confianza o buena fe.
Como hemos visto en los dos sistemas anteriores, el objeto y las dos posibles
orientaciones de la actividad interpretativa del acto jurídico depende de que este
sea considerado como un acto de voluntad o bien identificarlo con la mera
declaración exterior. Si el elemento esencial del acto jurídico es la voluntad, el
objeto de la interpretación es la voluntad negocial, por tanto, toda la actividad
interpretativa debe orientarse, valiéndose de todo los medios permitidos, a la
búsqueda del interno querer, como hecho psíquico, del agente. Una concepción
como esta no satisface por que descuida la exigencia de una tutela razonable de
la confianza depositada en la declaración por el destinatario de la misma y en
general por los terceros.
Si se considera al acto jurídico como una mera declaración exterior, el objeto de la
interpretaciones limita a lo que se ha expresado el artículo 168º de C.C. de 1984,
el intérprete no puede apreciar el sentido del acto de otro modo que no sea “en lo
expresado” y solo “desde lo expresado”, en vista a la expectativa que pudiera
suscitar en el mundo externo, y , por tanto, y por tanto la actividad del interprete se
reduce a un juicio objetivo y extrínseco, sobre el significado del negocio, con la
consecuencia, aún más grave que la anterior, de un eventual sacrificio de la real
determinación de las partes de algún modo manifestada aun por actos formación
del negocio, al cual debería conducir una correcta interpretación.
La discordia entre la tendencia subjetiva y objetiva es afrontada y resueltas con las soluciones que
varían según la diversa naturaleza de los actos, tutelando unas veces a la voluntad (teoría de la
responsabilidad) y otra a la confianza (teoría de la confianza). Se toma en cuenta la diferencia existente
entre el contrato, que es el fruto del acuerdo entre dos puntos de vista de cada una de las partes, y el
testamento, que representa el acto de última voluntad que presenta el disponente.
Teoría de la responsabilidad
Tuvo como propulsor al alemán Ihering, quien señala que la persona que emite una manifestación, por
el solo hecho de hacerlo deberá garantizar que ella corresponde a su real intención, caso contrario
estará obligado a indemnizar por su falta de sinceridad. Esta teoría por sus fundamentos doctrinales
toma partido por la Teoría de la Voluntad, siendo afín a esta.
Pues bien, el correlato de las teorías desarrolladas y, relacionadas con el Código Civil peruano, tenemos
que el artículo 168º recoge en forma clara la Teoría de la declaración y la teoría de la confianza o buena
fe, por cuanto al señalar en forma taxativa: "El Acto Jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo
que se haya expresado en él y según el principio de la buena fe", se refiere tanto a la voluntad objetiva
(expresado exteriormente la voluntad) así como a la buena fe.
Según nuestro criterio, estamos de acuerdo con la adopción de la Teoría de la declaración, por cuanto
además de otorgar seguridad jurídica (en el sentido que prevalecerá aquello que se ha expresado
objetivamente en el acto jurídico), al considerar a la Teoría de la voluntad como principio de
interpretación, sería contraproducente debido a que la interpretación al convertirse en un proceso
meramente subjetivo, podría desnaturalizar la esencia del acto jurídico, más aún que éste una vez
celebrado adquiere plena autonomía funcional o estructural que no puede ser variado, modificado o
desnaturalizado día un proceso interpretativo.
Es precisamente al amparo de la confianza, seriedad y seguridad que, según los principios objetivos de
buena fe, la declaración no puede ser entendida en el sentido que le atribuya el autor, sino la explica, y
tal no es aquel en que razonablemente puede y debe entenderse, según su tenor y los usos del medio,
por el destinatario o por terceros.22
5. CLASES DE INTERPRETACIÓN
La doctrina recoge que la interpretación tiene varias clases, dentro de las cuales (las más
importantes) sobre interpretación auténtica, judicial, arbitral y doctrinaria (o doctrinal).
21
Repertorio Aranzadi de Jurisprudencia de 1976, Tomo I, pag. 1992.
22
SANTORO PASSARELLI, Fco.:op.cit.pag.298.
23
TRABUCHI, A.: op. Cit, tomo II, pag. 193.
Es aquella realizada por los mismos celebrantes del acto jurídico, donde, frente a
la ambigüedad o poca claridad de alguna de las partes conformantes del mismo,
procede a realizar la interpretación y, de llegar a desentrañar el verdadero sentido
o alcance, será plasmado en un documento posterior que vendrá a ser el acto
interpretativo y pasan a formar parte del acto jurídico que se está interpretando.
En este caso, cuando no hay acuerdo para que las partes realicen la interpretación,
o existiendo no se llega a ninguna solución respecto a la interpretación, es factible
que se recurra al poder judicial, pues será el órgano jurisdiccional el que interprete
el acto jurídico que resulta ser poco claro. La interpretación que se realice será
plasmada en la sentencia que dicte el respectivo juez. Estando frente a una
resolución judicial, el caso de ser firme o que constituya una cosa juzgada, será
vinculante esta determinación para los celebrantes del acto jurídico o cualquier
tercero que tenga interés respecto al mismo.
Por su carácter imperativo, lo destinatarios de las normas de interpretación son todos aquellos
interesados en saber el significado y alcance de un acto jurídico: los magistrados, los árbitros
de Derecho y otros funcionarios para poder resolver, dentro de límites de su competencias , un
conflicto derivado del acto jurídico sometido su decisión; las partes, cuando es posible que se
pongan de acuerdo sobre criterios diferentes, para precisar su derechos de obligaciones con
miras a la ejecución, por ej.; del contrato que han celebrado; y cualquier tercero interesado en
conocer el sentido y alcance de un acto jurídico (por ejemplo., todos los que hacemos usos de
los medios de un transporte publico tenemos intereses de saber cuál es la significación y
alcance de un contrato de seguro de responsabilidad civil celebrado por esas empresas que se
dedican a esta actividad) 27.
7. MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN
24
BETTI, Emilio: interpretación de la ley y de los actos jurídicos.pag. 206.
25
VIDAL RAMIREZ, Fernando: “el acto jurídico en el código civil peruano”. Pág. 220.
26
ARANA COURREJOLLES, Carmen: “la interpretación del acto jurídico”. Pág. 320
27
ALBALADEJO, Manuel. Derecho civil,Tomo I, Vol. II, pag. 250
A tenor de lo prescrito en el Código Civil peruano, tenemos los siguientes métodos de
interpretación que sirven para desentrañar el verdadero sentido, alcance de algo oscuro o
ambigüedad que resulta en el acto jurídico:
Establece que para interpretar los actos jurídicos, se debe apreciar a éstos de
manera integral, tratando de preservar su unidad como acto jurídico existente,
donde si bien es cierto pueden existir algunas partes conformantes dudosas,
ambiguas o poco claras, el intérprete deberá realizar su labor de hermenéutica
mediante un juego o método combinatorio relacionando una cláusula con otra,
donde a aquellas que resultan dudosas o confusas se les debe atribuir el
significado, comprensión o sentido que resulte de las demás cláusulas o partes
integrantes.
En este punto debemos precisar que un sector de la doctrina señala que existe
defecto de redacción del artículo antes citado, por cuanto consideran que al utilizar
la palabra "cláusula" se convierte en una norma de carácter restrictivo ya que en
esencia, sólo comprendería a los contratos y, no a la generalidad de actos jurídicos
a los cuales sería aplicable.
Este método, en esencia, busca viabilizar, precisar o determinar las dudas que
pudiesen surgir de la utilización de un lenguaje impropio usado al momento de la
celebración y consumación del acto jurídico, que se preste a confusión, donde el
interpretación precisamente de encontrar el verdadero sentido o alcance. Ahora
bien, cuando el artículo 170º C.C. (que recoge el método comentado) señala que
las expresiones deben entenderse al sentido más adecuado a la "naturaleza" del
acto. Este método interpretación propenderá establecer la clase, especie o
variedad de acto jurídico que se ha celebrado, lo que un sector de la doctrina señala
como "especie negociada".
28
STOLFFI, Giuseppe. Teoría del negocio jurídico. Op, cit. Pag. 289 y 290
8. CARÁCTER DE LAS NORMAS DE INTERPRETACIÓN
Corriente Francesa
Según esta corriente doctrinaria, las normas interpretación son meras pautas,
recomendaciones, parámetros, sugerencias, donde el intérprete tiene la potestad o
libertad de acatar las uno, quedando a su criterio si las adopta para interpretar el acto
jurídico sometido a su consideración.
Ahora bien, con relación a la posición doctrinaria que se acoge nuestra legislación civil,
debemos precisar que opta por la corriente alemana, italiana y española, por cuanto
estando al tenor de lo dispuesto en los artículos 168º, 169º y 170º del Código Civil,
dentro de su redacción y contexto se coligen que son obligatorias y, deben ser tomadas
en consideración por el intérprete al momento de desentrañar lo oscuro o ambiguo que
lleva consigo el acto jurídico.
El Código Civil peruano, en su contexto legal contiene dispersas normas interpretación que
vienen a ser las siguientes:
Interpretación.-
Tal como se ha señalado, es una labor de hermenéutica destinada a encontrar el
verdadero sentido hubo alcance de la manifestación de voluntad, contenida en
determinada cláusula o parte del acto jurídico, que resulta ambiguo o poco claro. Es
primordialmente una cuestión de hecho, debido a que se circunscribe al contexto en
que fue celebrado el acto jurídico y, se interpretan tomando como marco de referencia
ello.
Calificación.-
La calificación del Acto Jurídico tiene como finalidad determinar el nombre o calificativo
que le debe corresponder y, con ello permitir que normas jurídicas les serán de
aplicación para su regulación. Es todo un proceso el que comprende la calificación, por
cuanto una vez establecido el sentido o alcance del acto, mediante la interpretación, se
procede a fijar a este acto dentro de determinada especie negociada (llámese por
ejemplo, compra-venta, mutuo, arrendamiento, comodato, etc.) para prevenir qué
normas le serán de aplicación.
Integración.-
Contenido
INTRODUCCIÓN ................................................................................. Error! Bookmark not defined.
CAPITULO I ......................................................................................... Error! Bookmark not defined.
ANTECEDENTES DE LA CONFIRMACIÓN DEL ACTO JURIDICOError! Bookmark not defined.
1. ANTECENDENTES .................................................................... Error! Bookmark not defined.
CAPITULO II .................................................................................................................................... 20
CONFIRMACIÓN DEL ACTO JURIDICO ................................................................................... 20
2. DEFINICIÓN. ........................................................................................................................... 20
3. FUNDAMENTOS DE LA CONFIRMACIÓN ........................................................................ 21
4. CARACTERISTICAS. ............................................................................................................. 22
5. CLASES DE CONFIRMACIÓN. ........................................................................................... 22
6. REQUISITOS PARA LA CONFIRMACIÓN. ....................................................................... 24
7. FIGURAS AFINES A LA CONFIRMACIÓN. ....................................................................... 24
7.1. RATIFICACIÓN................................................................................................................... 25
7.2. RECONOCIMIENTO. ......................................................................................................... 25
7.3. LA TRANSACCIÓN ............................................................................................................ 26
8. DIFERNCIAS ENTRE CONFIRMACIÓN Y RATIFICACIÓN. .......................................... 26
9. CONCLUSIONES. ...................................................................... Error! Bookmark not defined.
10. REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍA. ....................................... Error! Bookmark not defined.
CAPITULO II
1. DEFINICIÓN.
También considera Ramírez, que es, como la decisión de accionar queda librada a la
voluntad de quien está legitimado para hacerlo, de ello la confirmación constituye un acto
unilateral, pues se forma con esa solo voluntad.32
29
REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA. ”Diccionario de la Lengua Española”. Edit. Espasa
Calpe. Vigésimo Primera Edición. Pág. 792. Madrid. 1992.
30
Ibidem.
31
VIDAL RAMIREZ, Fernando. ”El Acto Jurídico”. Edit. Gaceta Jurídica. Novena Edición. Pág. 579.
Lima – Perú. 2013.
32
Ibidem. Pág. 580.
Según León Barandiarán, la confirmación es un acto meramente declarativo que
produce efectos retroactivos, solo respecto a las partes, pero no respecto a terceros. De ahí
que el acto queda librado de todo riesgo futuro de impugnabilidad. 33
Se llama confirmación al acto jurídico que produce el efectum iuris convalidatorio, con
lo que podría definirse como “la declaración de voluntad unilateral realizada por la parte
legitimada para hacerlo, concurriendo los requisitos exigidos por ley, y en virtud de la cual un
negocio afectado de vicios que lo invalidan se convierte en válido y eficaz como si jamás hubiera
estado afectado de vicio alguno” 34. Serrano Alonso.
Según Coviello36, “La confirmación no es otra cosa que la renuncia al derecho de pedir
la nulidad”. Pero también menciona que la confirmación no atribuye al negocio confirmado
efectos jurídicos que no tenía, en tiempo pasado, sino que tan solo quita la posibilidad de que
los efectos jurídicos lleguen a desconocerse en el futuro.
Para Aníbal Torres, “la confirmación es una convalidación de un acto anulable, por
medio de la cual el titular de la acción de anulabilidad manifiesta expresa o tácitamente su
deseo de querer la validez y eficacia definitiva del acto anulable. La confirmación suprime la
amenaza de anulación asegura la validez y eficacia del acto que ya no podrá ser impugnado
de anulabilidad (…)”37
2. FUNDAMENTOS DE LA CONFIRMACIÓN
33
LEÓN BARANDIARÁN, José. ” Acto Jurídico”. Edit. Gaceta Jurídica. Pág. 356. Lima - Perú. 1997.
34
SERRANO ALONSO, Eduardo. “La confirmación de los Negocios Jurídicos”. Edit. Tecnos. Pág.
38. Madrid. 1976.
35
DE PINEDA, Rafael, “Diccionario de Derecho”. Edit. Porrúa. Pág. 173. México. 1983.
36
COVIELLO, Nicolás. “Doctrina general del derecho Civil”. Edit. ETEHA. Pág. 377. México. 1949
37
TORRES VÁSQUEZ, ANIBAL. “Acto Jurídico”. Edit. IDEMSA. Cuarta Edición. Pág. 893. Lima –
Perú. 2012.
38
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo. “El Negocio Jurídico”. Edit. Grijley. Pág. 594. Lima –
Perú. 1994
que en cuya formación se ha incurrido en vicios o causales que no lesionan al orden público.
Se trata del principio in favor negotii.39
3. CARACTERISTICAS.
4. CLASES DE CONFIRMACIÓN.
a) Confirmación Expresa.
39
VIDAL RAMIREZ, Fernando. ”El Acto Jurídico”. Edit. Gaceta Jurídica. Novena Edición. Pág. 582.
Lima – Perú. 2013.
40
Ibidem
41
GARIBOTTO, Juan Carlos. “Actos jurídicos, invalidez y convalidación”. Edit. Gherzi Carozzo. Pág.
89. Buenos Aires. 1986.
42
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo. “El Negocio Jurídico”. Edit. Grijley Pág. 595. Lima –
Perú. 1994.
43
Ibidem.
44
TORRES VÁSQUEZ, ANIBAL. “Acto Jurídico”. Edit. IDEMSA. Cuarta Edición. Pág. 894. Lima –
Perú. 2012.
Art. 230° del código civil.45
Ejemplo:
Si Juan a la edad de 17 años le compra una casa a Pedro y, después de dos años desea
convalidar el acto jurídico que celebró (por cuanto era anulable al ser incapaz relativo) y,
con tal fin de manera escrita, mediante un documento exterioriza tal voluntad, en este caso
estaremos ante una confirmación expresa.
b) Confirmación Tácita.
45
Código Civil Peruano. Jurista Editores E.I.R.L .Edición Agosto. Pág. 82. Lima. 2016.
46
TORRES VÁSQUEZ, ANIBAL. “Acto Jurídico”. Edit. IDEMSA. Cuarta Edición. Pág. 894. Lima –
Perú. 2012.
47
Ibidem. Pág. 897.
48
TORRES VÁSQUEZ, ANIBAL. “Acto Jurídico”. Edit. IDEMSA. Cuarta Edición. Pág. 897. Lima –
Perú. 2012.Citando a DE ALARCAO, Raul. “A confirmacao dos negocios anulaveis”. Atlantida . Pág.
213. vol I. Coimbra.1971.
de obtener una conclusión absolutamente irrefutable, sino una conclusión altamente
probable.
Ejemplo:
Juan teniendo 17 años adquiere una casa a Pedro, la misma que es tomada en posesión
por Juan, sin embargo transcurrido dos años de la celebración del acto jurídico, esta
persona decide tomar la posesión del inmueble, por lo que, esta situación fáctica, estará
indicando que Juan de manera tácita está confirmando el acto jurídico.
a) Titulares de Derecho.
Solo pueden confirmar el acto, la parte a quien corresponde el derecho de solicitar la
anulación. Según el artículo 222 del código civil in fine, que establece que la
anulabilidad no puede ser alegada por otras personas qu aquellas en cuyo beneficio la
hubiera establecido en la ley. 50
c) Ausencia de Vicios.
Los actos deben estar exentos de vicios que puedan invalidar su eficacia, esto es
imprescindible en la confirmación. De ello se deriva que solamente será válido el
negocio de la confirmación cuando trata del mismo agente, haya terminado su
incapacidad.
49
Código Civil Peruano. Jurista Editores E.I.R.L .Edición Agosto. Pág. 82. Lima. 2016.
50
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo. “El Negocio Jurídico”. Edit. Grijley Pág. 596. Lima –
Perú. 1994.
51
Ibidem. Pág. 597.
6.1. RATIFICACIÓN.
Por ejemplo: según el Art. 315° del Código Cvil, para disponer de los bienes
inmuebles sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer. Luego,
si el marido vende un inmueble de la sociedad de gananciales sin la autorización de su
mujer, la venta es inopinable a la mujer quien pueda ratificar la venta.
6.2. RECONOCIMIENTO.
52
TORRES VÁSQUEZ, ANIBAL. “Acto Jurídico”. Edit. IDEMSA. Cuarta Edición. Pág. 898. Lima –
Perú. 2012.
53
Ibidem.
de un acto válido, mientras que la confirmación se está frente a un acto anulable, que
se convalida, precisamente, con el acto confirmatorio.54
“El reconocimiento puede efectuarse por testamento o por acto entre vivos. En
este último caso, si para construir la obligación primitiva se hubiera prescrito alguna
forma determinada, el reconocimiento deberá practicarse en la misma forma.”
6.3. LA TRANSACCIÓN
La transacción viene hacer un acto abdicativo de derechos para las partes que
lo celebran y mientras que la confirmación es abdicativa solo para quien está en la
posibilidad de ejercer la acción anulatoria por causal que lo legitima y sin estipular nada,
por su finalidad no es otra de la que permitir la eficacia abinitio y definitiva del acto
jurídico anulado anteriormente celebrado.
Se confirma un acto invalido por anulable. Se ratifica un acto valido, pero ineficaz frente al
dominus, como el celebrado por el falsus procurator.58
Se confirma un acto propio, o sea en el cual se ha sido parte. Se ratifica un acto ajeno,
en el cual no se ha participado ni por si ni mediante representante.
54
VIDAL RAMIREZ, Fernando. ”El Acto Jurídico”. Edit. Gaceta Jurídica. Novena Edición. Pág. 589.
Lima – Perú. 2013.
55
Código Civil Peruano. Jurista Editores E.I.R.L .Edición Agosto. Pág. 306. Lima. 2016.
56
Ibidem.
57
Código Civil Peruano. Jurista Editores E.I.R.L .Edición Agosto. Pág. 306. Lima. 2016..
58
TORRES VÁSQUEZ, ANIBAL. “Acto Jurídico”. Edit. IDEMSA. Cuarta Edición. Pág. 898. Lima –
Perú. 2012.
Por la confirmación se suprime la amenaza de ineficacia definitiva. Por la ratificación
adquiere los efectos de un ajeno, o sea en el cual no ha sido parte.
LA CONDICIÓN
1. CONCEPTO
Fernando Vidal Ramírez define la Condición haciendo referencia a su origen etimológico latino lo
expone:
(…) “La condición como vocablo jurídico, deriva de latín condición, que es indicativo de cualidad,
índole situación y hasta la cláusula de un contrato.” 59
Como la cláusula por la cual las partes del negocio jurídico hacen depender su eficacia o
resolución de un acontecimiento futuro e incierto. De este modo. La condición viene a ser el mismo
hecho, acontecimiento o suceso futuro e incierto del que se hace depender la eficacia del acto
jurídico para que comience a desplegarse o para que cese.
A este hecho o acontecimiento o suceso del que se hace depender la eficacia del acto jurídico,
Fernando Vidal Ramírez citando a Albaladejo lo expone:
(…) “lo conceptúa como limitación puesta por el sujeto a su declaración de voluntad y en virtud
de la cual los efectos jurídicos del negocio se hacen depender del acontecimiento incierto.” 60
Para definir la condición como un elemento de las modalidades del acto jurídico citamos a
Fernando Vidal Ramírez quien afirma:
(…) “La condición, es un elemento accidental del acto jurídico y es, también, una limitación que
voluntariamente se imponen los propios celebrantes y que, como tal, se constituye en un elemento
esencial en cuanto a su eficacia, pues de ella depende la del acto jurídico celebrado. Si de la
condición, como afirma Coviello, depende la suerte de todo negocio jurídico, es evidente que
forma parte integrante y sustancial del mismo por lo que no es que se quiera una cosa distinta
que viene a agregarse, sino que se quiere bajo condición y, así es como la declaración de voluntad
y la condición, solo en fuerza de análisis y de abstracción, pueden considerarse distintamente,
pues no son en realidad sino una cosa única e indivisible.” 3
2. CARACTERES DE LA CONDICIÓN
59
VIDAL RAMÍREZ, Fernando. “El Acto Jurídico”. Gaceta Jurídica. Novena Edición. Perú- 2013. Pág.
60
Ibid. Pág. 393.
2.1. El hecho en que consiste la condición ha de ser necesariamente pactado
Esta característica explica la norma del articulo175 del Código Civil, que permite la estipulación
de un plazo dentro del cual el acontecimiento en que la condición consiste llegue o no a verificarse,
señalando que si la condición es que no se realice cierto acontecimiento dentro de un plazo se
entenderá cumplida desde que vence el plazo.
Esta característica sustenta el concepto mismo de la condición y, en alguna medida, tiene también
asiento en el artículo 175 anteriormente acotado: “Si la condición es que no se realice cierto
acontecimiento (…) se entenderá cumplida (…) desde que llega a ser cierto que el acontecimiento
no puede realizarse”.
3. CLASIFICACIÓN DE LA CONDICIÓN
Fernando Vidal Ramírez citando a León Barandiarán clasifica una de las modalidades del acto
jurídico, que es la condición en seis condiciones.8
3.1. Condiciones expresas y condiciones tacitas
Las condiciones pueden ser expresas y pueden ser tacitas, según resulten de la manifestación
de voluntad expresa o tácita de las partes, en aplicaciones de las reglas establecidas por el
artículo 141.
Por tanto, con respecto a las condiciones afirmativas o positivas se entiende que se cumplen
cuando el hecho en que consiste se cumple.
En cambio, las condiciones negativas como lo sustenta Fernando Vidal Ramírez citando a Emilio
Betti es:
(…) “solo se tiene por cumplidas cuando el hecho o suceso no llegue a verificarse, lo que nos
lleva nuevamente a traer a colación el artículo 175, que ahora transcribimos textualmente: si la
condición es que no se realice cierto acontecimiento dentro de un plazo, se entenderá cumplida
cuando se venza el plazo, o desde que llega a ser cierto que el acontecimiento no puede
realizarse.”
Por lo tanto, entendemos que las condiciones afirmativas o positivas, y también las negativas,
pueden ser expresas o tasitas, y estas, a su vez, pueden ser positivas o negativas.
Las condiciones pueden ser propias o impropias y este es el nombre con el que actualmente s
eles conoce, pues eran las que en el Derecho Romano se conocieron como posibles y licitas y
como imposibles e ilícitas. Por eso, Fernando Vidal Ramírez citando a León Barandiarán expone:
(…) “son las que conciernen a acontecimientos ilícitos o imposibles, de suerte que son
condiciones propias las referentes a sucesos lícitos y posibles. Pero hay que tener cuidado al
aplicar el criterio de distinción: una distinción consiste en un hecho físicamente necesario, es
decir, un evento que no puede dejar de ocurrir, es también una condición impropia, pues ya hemos
vistos que una de las características de la condición es la de sr un hecho incierto (Supra N O
173.3).”13
4. EFICACIA DE LA CONDICIÓN
Pacta la condición, si para tener eficacia debe ser propia (Supra No 174.4), el acto jurídico queda
válidamente celebrado, pero subordinado a la condición pactada y a la eficacia que este
despliegue: si es suspensiva, la eficacia del acto está en suspenso hasta que la condición se
realice y despliegue la suya; y, si es resolutoria, el acto despliega su eficacia hasta que a condición
se realice y por efecto de ella, la haga cesar.
Según que la condición se haya pactada como suspensiva o que se haya pactado como
resolutoria, respecto de la eficacia del acto jurídico celebrado se presentan etapas perfectamente
diferenciadas: a) la etapa de la dependencia de la condición, o pendent conditione, que
comprende el periodo desde la celebración del acto y hasta la realización del hecho pactado como
condición, que puede o no realizarse y que se ignora si se cumplirá o no; b) la de cumplimiento
de la condición, o exixtit conditione, que comprende el periodo que sigue a la verificación del
hecho en que la condición consiste, que se le tiene por realizado; y, c) el de la falta de la
realización, o déficit contidione, que es cuando se comprueba que el hecho en que la condición
consiste no se ha realizado o no podría realizarse. Como señala Messineo, a cada una de las
etapas de la condición se vinculan los correspondientes efectos de la condición y,
correlativamente, del negocio.
Los efectos de la condición pactada son distintos, y hasta opuestos, según la condición sea
suspensiva o resolutoria. Pero como el acto jurídico ha sido válidamente celebrado y ha dado
lugar a la creación de una relación jurídica, ha generado también derechos y obligaciones. Los
derechos, por haber sido generados de un acto sub cotidione son derechos expectativos,
eventuales y contingentes, mas no adquiridos, firmes o constituidos, mientras o quede cumplida
la condición. De la misma manera, las correlativas obligaciones no son exigibles mientras no
quede cumplida la condición.
5. EL CUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN
La etapa del cumplimiento de la condición, existit cotidione, es la que sobreviene si la condición
se realiza. Realizado el hecho en que la condición consistía, si era suspensiva, el acto comienza
a desplegar su eficacia, y, si era resolutoria, cesa en sus efectos. Los derechos se tornan en
firmes, constituidos o adquiridos y, las obligaciones en exigibles.
(…) “Las partes pueden pactar que el cumplimiento de la condición deba verificarse dentro de un
plazo, lo que ha sido previsto por el artículo 175: “Si la condición es que no se realice cierto
acontecimiento dentro de un plazo, se entenderá cumplida desde que vence el plazo (…)”, sin
que nada obste para que también las partes puedan pactar para que el acontecimiento en que la
condición consiste se realice también dentro de un plazo. De este modo, el acotado articulo 175,
al plantear la posibilidad de pactar un plazo la realización o no realización de la condición, esta
impidiendo que el acto jurídico sub contitione pueda devenir en una indefinida ineficacia.” 14
6. EL DEFECTO DE LA CONDICIÓN
Como ya lo hemos indicado (No 175), la condición puede pasar por las etapas de las que no
hemos visto ya ocupado: el de pendencia de la condición o pendet conditione y la de cumplimiento
de la condición o existit conditione. Sin embargo, como también hemos indicado, puede
presentarse una tercera etapa que es la d falta de cumplimiento de la condición o déficit
conditione. Esta última, es excluyente con la del cumplimiento, pues cesando la etapa de la
pendencia la condición o se cumple o defecciona. Esta última situación constituye el defecto de
la condición.
1. CONCEPTO
El plazo esta indesligablemente vinculado al transcurso del tiempo, que es el hecho jurídico de
mayor relevancia y al que el ordenamiento legal le atribuye las más importantes consecuencias
jurídicas, pues está vinculado a la existencia humana misma y de él depende, por ejemplo,
alcanzar la mayoría de edad y con ella la capacidad de ejercicio, así como la vigencia de los
contratos sustenta instituciones jurídicas tales como la prescripción adquisitiva y extintiva y la
caducidad. El plazo, entonces, como transcurso de tiempo, adquiere una trascendería
fundamental en relación a los actos jurídicos.
“El plazo o término indica el momento desde el cual se inicia o finaliza la eficacia del acto jurídico.
“El Plazo como modalidad es el evento futuro y cierto de cuyo acaecimiento se hace depender el
nacimiento, la exigibilidad o la finalización de los efectos del acto jurídico.” 15
Mediante el plazo, las partes se subordinan a la eficacia de ciertos actos jurídicos o de una
obligación hasta una fecha o un acontecimiento futuro o cierto. La certidumbre de que el plazo
habrá de cumplirse distingue fundamentalmente esa modalidad de la condición, que consiste en
un evento incierto.
“Fernando Vidal Ramírez. Expresa que le caracteres del plazo se establece necesariamente por
tres puntos esenciales heinfiere que el plazo modalidad debe ser necesariamente pactado y que
el hecho y acontecimiento y suceso o evento en que consista debe ser futuro y debe ser cierto.” 16
Debe ser necesariamente pactado por las partes; como se trata de una restricción a la eficacia
del acto jurídico solo es posible pactarlo en los actos modales, su inserción en un acto puro no es
válida. El pacto que determine la existencia del plazo debe también diferenciarse de los plazos
establecidos por la ley, aun cuando en relación a éstos las partes queda en libertad para
establecer su duración.
Este requisito se entiende en relación con el momento en que nace el derecho, el de la celebración
del contrato, o también con el momento del otorgamiento del acto que establece el plazo, como
cuando se trata de un testamento, es obvio que un derecho no puede exigirse ni extinguirse antes
de nacer.
(…) “El plazo puede ser expreso o tácito .la existencia de un plazo, como de la condición, no se
presupone: a seguir de la manifestación de voluntad, sea que esta se haya producido de manera
expresa o de manera tácita conforme a las regala de artículo 141.” 17
Si se suspende el nacimiento de la eficacia, el acto carece de efectos hasta que el término inicial
llega. Si se retarda el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones correlativas,
el acto produce normalmente sus efectos, pero estos permanecen inertes, no pueden ser
ejercitados hasta que se cumpla el plazo inicial. Por ello se puede decir que el plazo inicial es,
según la estipulación de las partes, o el momento a partir del cual se producen los efectos del
acto jurídico o el momento a partir del cual se ejercen los derechos y se cumplen las obligaciones
en qué consisten los efectos ya existentes. Si el plazo suspende el ejercicio del derecho.
El plazo resolutorio o final o extintivo consiste en una fecha a partir de la cual los efectos del acto
cesan de producirse. Limita en el tiempo la eficacia del acto; el transcurso del tiempo indicado
hace cesar la eficacia del acto. El acto es eficaz desde que es perfeccionado, pero cesa de tener
efectos una vez llega el término final, razón por la que se le denomina también resolutorio. Por
ejemplo, un contrato de arrendamiento celebrado por el plazo de dos años, dejará de tener
eficacia al vencimiento del segundo año desde su perfeccionamiento. El término inicial suspende
la eficacia del acto y el término final pone fin a tal eficacia
“La eficacia del plazo planteado Fernando Vidal Ramírez citando a Delia Revoredo se da por dos
etapas: la dependencia del plazo y cumplimento o vencimiento del plazo.” 18
4.1. La dependía del plazo
“La pendencia del plazo es la etapa durante la cual se está a la espera de su cumplimiento o
vencimiento como lo dispone el artículo 178 del código civil, anteriormente acotado, si el plazo es
suspensivo, el acto no surte efecto hasta que se cumpla o venza, y, si el plazo es resolutorio. Los
efectos del acto se han producido, pero cesan a su cumplimiento o vencimiento. Antes de
ocuparnos de las normas regulatorias de la etapa de dependencia del plazo, debemos detenernos
en la consideración de la naturaleza de los derecho originados por el acto jurídico cuyo efectos
esta supeditados al cumplimiento de un plazo y reiterar que estos derechos son firmes,
constituidos o adquiridos al contrario de los derechos nacidos en acto sub conditione.” 19
4.2 Cumplimiento o vencimiento del plazo
como ya lo hemos ya precisado, el plazo como hecho necesaria realización determina que, luego
de cumplido o de vencido, el acto jurídico surta definitivamente sus efectos, si es suspensivo, o
que estos cesen, si es resolutoria. El código civil no ha legislado sobre la etapa de cumplimiento
o vencimiento del plazo. Pero si resulta de su tanta vez acotado artículo n° 178.
“como lo ha precisado Fernando Vidal Ramírez citando al Albaladejo , el plazo como hecho de
necesaria relación determina que , luego de cumplido o de vencimiento o de vencido , el acto
jurídico surta definitivamente su efectos , si es suspensivo o que estos Secén si es resolutoria el
código civil no ha legislado sobre la etapa de cumplimiento o vencimiento del plazo , pero si resulta
de sus tantas veces acotados artículo 178 “ cuando el plazo es suspensivo el acto no surte efecto
mientras se encuentra pendiente cuando el plazo es resolutorio , los efectos del acto a su
vencimiento.”20
En el acto condicional hay la incertidumbre del evento futuro a que se encuentran supeditados
sus efectos, en cambio, en el acto jurídico a plazo hay la seguridad absoluta de que ese evento
futuro llegará necesariamente. Puede ser que se tenga la seguridad que el acontecimiento
ocurrirá, pero sin saberse en qué momento tendrá lugar el mismo, es cierto el sí, pero es incierto
el cuándo (ejemplo, la muerte de una persona), en este caso el acto no es condicional sino a
plazo. La condición denota un evento futuro e incierto y el plazo un momento futuro, pero cierto.
Se define el plazo como el hecho futuro y cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un
derecho. De la sola definición se desprenden las semejanzas y diferencias entre el plazo y la
condición. En efecto, se asemejan en cuanto a que en ambos el hecho debe ser futuro, y a que
tanto de uno como de la otra puede depender la extinción de un derecho. Se diferencian porque
en el plazo el hecho futuro es cierto, porque se sabe que necesariamente va a ocurrir, aunque se
desconozca cuándo, lo que se opone a la incertidumbre que es propia de la condición; y, además,
porque del plazo puede depender el ejercicio o la extinción de un derecho, pero no el nacimiento
del mismo. Sólo de una condición puede depender el nacimiento de un derecho, precisamente
porque no se sabe si el hecho que suspende la adquisición del derecho va a suceder o no.
El plazo solo en dos: pendiente y cumplid. No es posible suponer un plazo fallido, toda vez
que se tiene la certidumbre de que el hecho se va realizar.
• La condición cumplida opera con efecto retroactivo, lo que significa que se finge que el
derecho nace en el mismo momento en que se constituye la obligación bajo condición
suspensiva, como si esta hubiese sido desde el principio pira y simple; o que nunca existió,
tratándose de una condición resolutorio.
El plazo cumplido, en cambio, produce sus efectos solo hacia el futuro y jamás opera con efecto
retroactivo.
9. BENEFICIOS DEL PLAZO
Art. 179 del Código Civil: “El plazo suspensivo se presume establecido en beneficio del
deudor, a no ser que del tenor del instrumento o de otras circunstancias, resultase
haberse puesto en favor del acreedor o de ambos.”
El artículo 179 del Código Civil de 1984 repite la fórmula de su antecesor de 1936 (artículo 1112),
en el sentido de considerar establecido el plazo en beneficio del deudor; pero esta vez precisando
que se trata del plazo suspensivo. Ello, por cuanto si no existiera plazo, el deudor tendría que
cumplir de manera inmediata su obligación, sin dilación alguna, por cuanto el efecto del acto
jurídico actúa inmediatamente. Por ejemplo, en la compraventa de un inmueble, el comprador
debería pagar el precio inmediatamente, es lo normal; en cambio, si se le otorgan seis meses
para efectuarlo, mientras no transcurra ese tiempo, su acreedor -el vendedor- no puede exigirle
el pago. Obviamente, nada impedirá que el deudor, si así lo desee, pague antes del vencimiento
del plazo.
No obstante, se trata de una regla meramente supletoria. Los intervinientes en el acto pueden
pactar que el plazo actúe en beneficio de ambos, como sucedería en un depósito bancario a plazo
fijo, en el cual el depositante no puede retirar su depósito antes del vencimiento del plazo sin
perder los intereses, en tanto el banco debe mantenerlo por el tiempo convenido, sin poder obligar
al depositante a aceptar la restitución. Es posible también, por supuesto, que el plazo se
establezca solo en beneficio del acreedor: es el caso del depósito, en el cual el depositario está
obligado a guardar la cosa durante todo el plazo establecido, en cambio el depositante puede
pedir la devolución en cualquier momento.
Respecto a la parte a la cual beneficia el plazo, habrá que estar a lo pactado en el acto jurídico;
empero, cuando no haya estipulación al respecto, habrá que acudir a las circunstancias de las
cuales pueda inferirse la real voluntad de las partes. León Barandiarán utilizaba el siguiente
ejemplo: (…) "A viene a establecerse de Piura a Lima, compra en un establecimiento comercial
muebles ya completamente confeccionados para la casa que va a habitar, y se fija un plazo de
15 días para la entrega de dichos muebles; este plazo se ha establecido en favor de A, el acreedor
de los muebles, en consideración a la circunstancia sobre el momento en que él podría utilizar la
casa, amueblándola."22
Art. 181 Código civil “El deudor pierde el derecho a utilizar el plazo:
• Cuando resulta insolvente después de contraída la obligación, salvo que garantice la deuda.
Se presume la insolvencia del deudor si dentro de los quince días de su emplazamiento
judicial, no garantiza la deuda o no señala bienes libres de gravamen por valor suficiente para
el cumplimiento de su prestación.
El Artículo bajo comentario enumera taxativamente los casos en los cuales el deudor pierde el
beneficio otorgado por el plazo. El transcurso del tiempo que tendría que esperar el acreedor para
exigir el cumplimiento de la obligación a su favor, y que el deudor podría esgrimir como "defensa"
para 'no cumplir con ella, desaparece ante la verificación de tales supuestos. Cuando cualquiera
de ellos se produce, el plazo vence y la obligación se hace inmediatamente exigible,
transformándose en una sine diez. Empero, este vencimiento no opera ipso iure, sino requiere de
la voluntad del acreedor.
• Cuando no otorgue al acreedor las garantías a que se hubiese comprometido.
• Cuando las garantías disminuyeren por acto propio del deudor, o desaparecieren por causa
no imputable a éste, a menos que sean inmediatamente sustituidas por otras equivalentes, a
satisfacción del acreedor.
La pérdida del derecho al plazo por las causales indicadas en los incisos precedentes, se
declara a petición del interesado y se tramita como proceso sumarísimo. Son especialmente
procedentes las medidas cautelares destinadas a asegurar la satisfacción del crédito.”
Finalmente, el inciso tercero se ocupa de la hipótesis en que, luego de otorgada la garantía, ésta
se ve perjudicada, disminuyendo su valor o desapareciendo. La norma distingue entre el hecho
imputable al deudor y no imputable a éste, siendo más riguroso como es lógico, en el caso que
ese perjuicio se haya producido por un hecho imputable al deudor; ante lo cual basta que la
garantía disminuya para que el plazo se considere vencido. Por ejemplo: si la garantía es una
prenda sin desplazamiento sobre un cargador frontal y el motor de éste se funde por falta de
cuidado del propietario.
COMPUTO DEL PLAZO Art. 183 Código civil. “El plazo se computa de acuerdo al
calendario gregoriano, conforme a
las siguientes reglas:
1) El plazo señalado por días se computa por días naturales, salvo que la ley o el
acto jurídico establezcan que se haga por días hábiles.
2) El plazo señalado por meses se cumple en el mes del vencimiento y en el día de
éste correspondiente a la fecha del mes inicial. Si en el mes de vencimiento falta tal
día, el plazo se cumple el último día de dicho mes.
3) El plazo señalado por años se rige por las reglas que establece el inciso 2.
4) El plazo excluye el día inicial e incluye el día del vencimiento.
5) El plazo cuyo último día sea inhábil, vence el primer día hábil
siguiente.”
El computo de plazo por días esta normado por los inc. 1, 4 y 5 del art. 183.
“El inc. 1 del art. 183 dispone: el plazo señalado por días, se computa por días naturales, salvo
que la ley o el acto jurídico establezcan que se haga por días hábiles. El día anterior anterior tiene
24 horas de acuerdo a lo dispuesto en el inc.
12. LA DETERMINACIÓN DE LA DURACIÓN DEL PLAZO POR UN DEUDOR
Cundo la duración del plazo no puede ser determinada anticipadamente, el código civil franquea
la posibilidad que pueda hacerse por el deudor, por un tercero o que pueda ser determinado
judicialmente.
El autor sostiene, (…) “En efecto, según el artículo 182 “si el acto no señala plazo, pero de su
naturaleza y circunstancias se deduje que ha querido concederse al deudor, el juez fija su
duración. También fija el juez su duración del plazo cuya determinación haya quedado a voluntad
del deudor o un tercero y estos no lo señalaren. La demanda se tramita como proceso
sumarísimo” la norma registra como antecedente al artículo 1115 del código civil de 1936, con la
salvedad que esta no preveo la fijación de la duración del plazo por un tercero, y fue tomada del
proyecto de la comisión reformadora con la modificación introducida por el código procesal civil
(primera disposición modificatoria).”25
13. LA DETERMINACIÓN DE LA DURACIÓN DEL PLAZO POR UN TERCERO
El autor sostiene, (…) “El mismo artículo 182 anteriormente transcrito franquea también la
posibilidad que la determinación de la duración del plazo sea fijada por un tercero, obviamente, si
así resulta de lo convenido por los celebrantes del acto juridico cuya eficacia queda sometida a
un plazo.”26
1. EL CARGO
1.1. Concepto
La palabra "carga" es utilizada aquí en su sentido vulgar. En su sentido técnico jurídico, la carga
consiste en una obligación vinculada a la titularidad de determinados bienes (ejemplo la
servidumbre).61
Es esencial que el modo sea impuesto por el disponente y que grave al beneficiario de la
liberalidad, sea en favor de aquél, del propio beneficiario o de un tercero, o en general, que el
beneficiario emplee de una determinada manera el objeto de la disposición. Como dice Barbero,
constituye "para el beneficiario, ya un límite a su libertad de iniciativa en la disposición del objeto
de la liberalidad recibida, ya una obligación de hacer o de dar, y en general, siempre, un
gravamen que reduce el beneficio de la atribución patrimonial, por lo cual se le denomina
también "carga" (que no hay que confundir con la "carga" como relación jurídica distinta del
"deber")".62
El acto sub modus no es de prestaciones recíprocas, porque la obligación que tiene que cumplir
el beneficiario no tiene la calidad de contraprestación de la prestación objeto de la obligación
del disponente. En los actos con prestaciones recíprocas (ejemplo, una compraventa), la una
se hace en la vista de la otra, la prestación se realiza pensando en el beneficiario que se va a
recibir con la contraprestación, la prestación es causa de la contraprestación y el contrario,
ninguna es accesoria de la otra sino que todas están en un mismo plano, ambas son
interdependientes mientras que la obligación asumida como modo es una obligación accesoria
respecto a la liberalidad de la cual constituye un límite, no hay una relación de interdependencia
entre la obligación del disponente de entregar el bien objeto de la liberalidad y la obligación del
beneficiario de ejecutar el modo, sino una relación de accesoriedad de ésta frente a aquélla. El
derecho del beneficiario a la liberalidad que le ha sido concedida no depende del cumplimiento
del cargo o modo. La prestación del disponente a título de liberalidad y la prestación del
61
TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit. Pág. 505.
62
VIDAL RAMIRAZ, Fernando; Ob. Cit.; Pág. 409.
beneficiario título de modo no son interdependientes; la prestación del disponente no se
subordina a la prestación del beneficiario, sino sólo ésta a aquella. El modo tiene su causa en
la liberalidad pero no al contrario. En los actos onerosos no cabe el modo, porque las
obligaciones impuestas a una de las partes no son cargos sino contra prestaciones. El modo
no cambia la naturaleza del acto al cual se añade. Por ejemplo, una donación modal sigue
siendo donación, no se convierte en un acto jurídico oneroso a causa del cargo impuesto al
donatario, aunque el cargo sea igual o superior al valor de bien donado, no estando el obligado
con el cargo a cumplirlo en la medida en que exceda a la liberalidad. 63
2. Caracteres.
3. La transmisión en el cargo
El contenido del compromiso presente en el cargo, como cualquier otro tipo de obligación se
transmite a los herederos, a excepción cuando esta se trate de una obligación inseparable a la
persona del deudor, lo impide la ley, o se ha pactado lo contrario. Esta situación se desarrolla
dentro del Derecho positivo nacional en materia civil en:
En este caso, si el gravado muere sin cumplir los cargos, la adquisición del derecho queda sin
efecto, volviendo los bienes al imponente de los cargos o a sus herederos.
Ello quiere decir que los herederos asumen la obligación que debió haber cumplido el titular del
cumplimiento del cargo. Tal obligación tiene su inicio en la consideración que los herederos
recibieron los bienes o derechos que conformaban la liberalidad, y por ende son también parte
del beneficio contenido en la celebración del acto jurídico. Innovo la doctrina con un ejemplo,
supongamos que Luis lega su herencia de 20. 000 soles a Leo Dan, con el cargo de que el día
de su entierro, él interprete varias canciones; sin embargo, el día del entierro Leo Dan fallece.
El tratamiento se plantea de manera clara siguiendo la disposición legal, esta acción solicitada
a Leo Dan resulta ser algo inherente a su persona, los herederos de este, no pueden traer a
otro cantante para que le sustituya. El acto jurídico realizado queda sin efecto y a herencia de
20. 000 soles regresa a los hijos de Luis. Como ya señale, “el cargo puede ser cumplido por el
adquirente del derecho, y por terceros siempre y cuando no sea inherente a la persona”.64
4. Cumplimiento del cargo
63
TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit.; Pág. 507.
64
ALTERINI, ATILIO ANIBAL. “Curso de la Obligaciones”. Editorial Abeledo-Perrot. Tomo II. Buenos Aires,
1992, pág. 57
La imposición del modo no afecta ni suspende la atribución patrimonial realizada con carácter
gratuito, ni la convierte en onerosa. La relación entre la liberalidad y el modo es de
subordinación: el modo es accesorio respecto de la liberalidad, por lo que el incumplimiento del
modo no impide la adquisición del derecho ni determina su extinción. El modo no es una
contraprestación a cargo del beneficiario de la liberalidad, de la cual es accesorio; en el acto
sub modus no es de prestaciones reciprocas, porque la obligación que tiene que cumplir el
beneficiario no tiene la calidad de contraprestación de la prestación objeto de la obligación del
disponente, en los actos con prestaciones reciprocas la prestación es causa de la
contraprestación y al contrario; en el acto modal no hay una relación de interdependencia entre
la obligación del disponente y la del beneficiario, sino una relación de accesoriedad de ésta
frente a aquélla.65
Artículo 185.- El cumplimiento del cargo puede ser exigido por el imponente o por el
beneficiario. Cuando el cumplimiento del cargo sea de interés social, su ejecución
puede ser exigida por la entidad
El art. 1117 (art. 186, C.C. 1984) atiende el caso en que no se hubiera fijado plazo para cumplir
el modo. Huelga decir que si se hubiera fijado plazo, el cargo debe cumplirse dentro de él. La
regla del art. “perfectamente raciona, se funda en que es lógico presumir que al no haberlo
señalado, el imponente ha querido que el plazo fuese señalado por el juez. Para fijar el plazo,
estaría de más agregarlo, el juez deberá tener en cuenta la naturaleza de los cargos por cumplir”
(Salvat).
El artículo citado parte del supuesto evidente que el cumplimiento de modo ha de ser posterior
a la liberalidad a la que se halla sometido, y que aquel necesariamente ha de cumplirse después
de aquella, dentro de un determinado plazo, modo que existe uno implícito, que por lo mismo
resulta un plazo moral.66
El cumplimiento del cargo puede ser exigido por el imponente o por el beneficiario. Cuando el
cumplimiento del cargo sea de interés social, su ejecución puede ser exigida por la entidad a la
que concierna.
La presente norma, podemos ser testigos, que atraviesa la exigibilidad del cargo al propio autor
de la liberalidad, o a sus sucesores, así mismo atraviesa, la exigibilidad del beneficiario del
cargo, y si supuestamente estaríamos ante un interés social, la exigibilidad se presenta a la
entidad pública que corresponda.
Aníbal Torres, señala que “si el modo es obligatorio para el beneficiario de la liberalidad, quien
habrá de cumplirlo, surge la pregunta acerca de ¿Quién puede exigir el cumplimiento de la
65
TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit.; Pág. 512.
66
Barandian Leon, jose. Acto Jurídico. Gaceta jurídica. 3°ed. Lima- Perú.pag.262.
obligación en qué consiste el cargo? Al respecto, el art. 185 es terminante, la legitimación activa
para exigir el cumplimiento del modo corresponde al imponente o al beneficiario. Si el modo es
de interés social puede exigirlo también la autoridad competente”. Considero que la exigencia
del cumplimiento del cargo estará subordinada a la realización de la liberalidad, vale decir, en
un inicio debe hacerse efectiva la entrega de la liberalidad y después la exigencia del
cumplimiento del cargo.
A pesar de que la doctrina mundial y para ser más exactos los diversos sistemas jurídicos
sancionan judicialmente el incumplimiento de la carga, nuestro ordenamiento civil omite ello, “el
Código no recoge la posibilidad de demandar judicialmente el cumplimiento de los cargos, ni
invocar, en caso de inejecución, el pago de daños y prejuicios que compensasen al imponente
o herederos o cesionarios o beneficiario del cargo por la falta de observancia de la obligación
aceptada”27. Afirmo que sobre el incumplimiento del cargo el Código Civil no presenta una
norma exacta, y si se quisiese exigir de manera judicial, el obligado al cumplimiento del cargo
puede excusarse alegando lo señalado en el artículo 187:
Art. 187.- Inexigibilidad del cargo. El gravado con el cargo no está obligado a cumplirlo
en la medida en que no exceda el valor de la liberalidad.
El cargo en ese sentido, aun tratándose de una obligación accesoria, por ende, sui generis
como lo concibo, “es una obligación proveniente del acto jurídico y por lo tanto debe cumplirse
forzosamente cuando el obligado lo incumple. De no ser así el cargo pierde su presencia como
obligación, pasando a ser una posibilidad incierta. Ese temperamento no está en el que instituye
el cargo. Por el contrario lo hace para que la obligación surta efectos”28. Razón posee el
maestro sanmarquino, sin embargo lo que plantea correspondería al mundo del debe ser, ya
que fácticamente el Código Civil reconoce que no hay obligación alguna en responder al
cumplimiento del cargo. Sin importar a ello, posturas como la del profesor Aníbal Torres y
Lohmann Luca de Tena siguen teniendo cabida dentro de la doctrina nacional, “El modo es
obligatorio para el beneficiario de la liberalidad, quien habrá de cumplirlo. La legitimación activa
para exigir el cumplimiento del modo corresponde al imponente del cargo o beneficiario”. La
obligación sui generis presente en el cargo correspondería a una obligación accesoria o
excepcional, el cargo es coercible, el cual como señale logra distinguirlo del mero consejo.
El cargo impuesto como condición resolutoria, no cumpliéndose con el mismo, trae aparejada
la pérdida del derecho. Debe señalarse que será necesaria la sentencia del juez que asi lo
declare para que el beneficiario pierda el derecho adquirido; sin embargo, la condición opera
de pleno derecho:
Los terceros de buena fe, no serán afectados por los casos de pérdida de derechos.
El acto jurídico puede ser con cargo y sin condición.
Al formalizarse el acto jurídico solamente con cargo, es oportuno reiterar que su incumplimiento
no resuelve el citado acto, pues esa adquisición está consolidada.
El disponente no tiene acción re persecutoria, solo tendrá una acción personal para exigir a
instancia judicial al adquiriente gravado a cumplir el cargo impuesto.
En principio; el incumplimiento de cargo no afecta al derecho en sí, sin embargo, este principio
tiene dos excepcione.
En el caso de donaciones: el donante puede revocar la donación por incumplimiento del cargo
impuesto en ella.
El incumplimiento del cargo produce la pérdida del derecho cuando el cargo ha sido impuesto
como elemento condicionante de la vida de este
Por ultimo podemos mencionar que el derecho queda revocado si se traste de cargos que
importan obligaciones inherentes a la persona del obligado y este falleciese sin haberlas
cumplido.
8.1. Donación.
Se entiende como donación la transferencia voluntaria que una persona hace del dominio de
una cosa o de un derecho que le pertenece hacia otra persona, pudiendo ser revocable o
irrevocable.
Donación según Cabanellas es un acto jurídico en virtud del cual una persona (donante)
transfiere gratuitamente a otra (donatario) el dominio sobre una cosa, y ésta lo acepta. Se
trata, pues, de un contrato unilateral, consensual y a título gratuito.
Donación por causa de muerte es el acto jurídico unilateral en que una persona promete dar
gratuitamente una cosa o un derecho para después de su fallecimiento reservándose la facultad
de revocarlo mientas viva, considérese un contrato unilateral, consensual y a título gratuito.
El art. 1113 del código civil define a la donación revocable como aquella que el donante puede
revocar a su arbitrio. Donación por causa de muerte es lo mismo que donación revocable.
Así mismo el código civil establece de forma expresa quienes pueden o no suceder en las
donaciones revocables o herencias. Sera capaz y digna toda persona a quien la ley no haya
declarado incapaz o indigna tal como lo establece el art. 962 del código civil.
Pero no podrán recibir la donación todos aquellos que el art. 969 del C.C. ha restringido, se ha
colocado este art. que regula las sucesiones testamentarias porque como se dijo anteriormente
el art. 1116 del C.C. regula que las donaciones revocables seguirán las mismas solemnidades
que los testamentos.
Como se sabe la donación por causa de muerte se otorga con los requisitos de las sucesiones
testamentarias podrá revocarse bajo las mismas leyes que regulan los testamentos.
Si la Donación es realizada con las solemnidades de las donaciones entre vivos, la ley exige
para que surta efectos jurídicos dicho acto debe estar confirmado expresamente en un acto
testamentario, de otra forma no podría subsistir como donación revocable y valdría como
donación entre vivos.68
1. REQUISITOS DE LA VOLUNTAD.
67
Art. 1120 C.C. Código Civil. Jurista ed. Pag.254
68
. Art. 1114 inc. 3°.Codigo civil. Civil. Jurista ed. Pag.253
“La. Manifestación de voluntad para dar formación a un acto jurídico no tiene más requisitos que los de
responder a la voluntad interna, formada como consecuencia de! discernimiento,
la intención y la libertad, sin la presencia de factores perturbadores que la
distorsionen y le hagan perder el carácter de una determinación seria dirigida a crear,
regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas.” 8 (El subrayado es nuestro)
Ernesto Gutiérrez y González consideran que “se puede entender por vicio, la
realización incompleta o defectuosa de cualquiera de los elementos de esencia de
una institución. En efecto, cuando un elemento de existencia se realiza o se presenta
de manera imperfecta, está viciado. “
Planiol y Ripert refieren que “en todo contrato, Incluso en los solemnes o reales, el
consentimiento, vaya solo o acompañado de otro elemento, debe siempre: existir, y
reunir ciertas cualidades de inteligencia y de libertad, en ausencia de las cuales, se
le considera viciado. Si el consentimiento está absolutamente destruido por una
causa cualquiera, ninguna existencia tiene el contrato; nada se ha hecho, lo que
existe no es sino una vana apariencia, un mero hecho: el acto jurídico es inexistente.
Si el consentimiento se ha dado
realmente, pero bajo la influencia de una causa que lo priva de su libertad, está
viciado; el acto jurídico existe; pero es anulable.”
IV. CLASES.
Los vicios de la voluntad son aquellas causas u obstáculos que perturban o impiden
que la voluntad de los contratantes se perfeccione, siendo dichos vicios los
siguientes:
La mala fe: Es la disimulación del error de uno de los contratantes, una vez
conocido, esto es, cuando una de las partes se da cuenta de que la otra se
encuentra en el error y no lo saca de él, es decir permite que continúe en el
mismo.
4 ERROR.
Artículo 201º.- El error es causa de anulación del acto jurídico cuando sea esencial
y conocible por la otra parte.
Según Lizardo Taboada consiste en: «una falsa representación de la realidad que
determina al sujeto a declarar una voluntad que no habría declarado de conocer la
verdadera situación real».
Consiste en la ausencia de conocimiento (ignorancia) o conocimiento equivocado de
la realidad, o de aquello que comúnmente es aceptado como realidad, que da lugar
a la formación de una voluntad cuyos efectos no son queridos por el sujeto y que,
por lo mismo, no la hubiese declarado de haber advertido que está en error9.
Puede consistir en una simple distracción lapsus linguae o lapsus calami. Error
Obstativo según León Barandiarán señala que "el error obstativo se produce cuando
las partes declarantes no coinciden en cuanto a la identidad del negocio (error in
negotio) o a la identidad del objeto (error in corpore). Cualquiera de las partes puede
pedir su invalidez”11. El código lo reconoce como un error en la declaración y no como
error obstativo. En el primer caso, podría tratarse de la celebración de un usufructo,
creyendo que es un arrendamiento; en el segundo caso, se puede citar como ejemplo
que en lugar de comprar un caballo santorín se compra un caballo rocinante. En
nuestro código nos dice que error obstativo y el error vicio son causas de anulabilidad
del acto jurídico Ya que tiene consecuencias equivalentes.
EJEMPLO: El error sobre la naturaleza del acto: Creo estar celebrando una
compraventa, y en realidad estoy efectuando una donación. Evidentemente, tengo
una concepción equivocada del acto que estoy realizando.
Esto es, la regla general es que si una de las partes incurre en un error sobre una
calidad accidental del objeto sobre el cual versa el acto jurídico, la voluntad no se
vicia La excepción se produce si una calidad o cualidad accidental es el principal
motivo que induce a una de las partes para celebrar el acto, y este motivo ha sido
conocido de la otra parte, y se yerra sobre dicha calidad accidental, en este caso, se
produce un vicio de la voluntad, pues estamos ante una cualidad accidental elevada
a la categoría de cualidad esencial. Es aquél que no invalida el negocio jurídico. El
artículo 209° del Código Civil trata este tipo de error: Se establece en los siguientes
casos:
Cuando por su propio texto o por las circunstancias que lo han rodeado se puede
identificar a la persona o al objeto, no se anulará el negocio jurídico; es decir, la ley
prevé el caso en que el error se pueda corregir, sea por el propio texto de la
declaración o por la concurrencia de circunstancias que permiten identificar a la
persona u objeto en cuya identidad o nombre hubo error. Ejemplo del error
accidental: Si yerro en los simples motivos, compre un auto pro que creí que gané la
lotería, y no fue así. Entre las formas de error indiferente se encuentran.
5. ERROR DE CÁLCULO.
6. ERROR EN EL MOTIVO.
Regulado en el artículo 205° del código civil. Cuando no haya sido expresamente
comunicado, ni haya sido razón determinante de la realización del negocio, el
negocio jurídico mantendrá su vigencia.
VI. DOLO.
Regulado en nuestro Código Civil:
Artículo 210º.- El dolo es causa de anulación del acto jurídico cuando el engaño
usado por una de las partes haya sido tal que sin él la otra parte no hubiera celebrado
el acto. Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto es anulable si fue
conocido por la parte que obtuvo beneficio de él.
La palabra dolo (del latín dol uso del griego doloa), en su acepción general, válida
para el Derecho civil y penal, significa la pre ordenación de un comportamiento en
daño de alguien.
Según Aníbal Torres Vásquez, la palabra Dolo en Derecho Civil goza de tres
acepciones:
El dolo es el error provocado por la otra parte o por un tercero con conocimiento de
la parte que obtuvo beneficio de él. Entonces en el
caso del Dolo la voluntad se ha formado de manera correcta, pero sobre una realidad
aparente originada por el engaño de la contraparte.
1. DOLO CAUSANTE.
Artículo 210º.- El dolo es causa de anulación del acto jurídico cuando el engaño
usado por una de las partes haya sido tal que sin él la otra parte no hubiera celebrado
el acto. Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto es anulable si fue
conocido por la parte que obtuvo beneficio de él.
Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto es anulable si fue conocido
por la parte que obtuvo beneficio de él.
“Es causal de anulación cuando el engaño usado por una de las partes es tal que,
sin él, la otra parte no hubiera celebrado el acto jurídico.”
14Cuando el dolo proviene de una de las partes otorgantes del acto jurídico es
considerado Dolo Directo; y cuando proviene de un tercero viene a ser Dolo Indirecto.
Por ejemplo, si engañamos a alguien sobre las cualidades de tal artefacto, él
adquirirá el bien habiendo formado su voluntad de modo correcto pero sobre la base
de una apariencia (las cualidades de las que no goza el artefacto) originada en el
engaño que estamos propiciando. Es decir, el sujeto sí quiere el artefacto, pero con
las características que se le ha dicho. Al no contar con ellas, queda a su disposición
anular el acto o confirmarlo.
2. DOLO INCIDENTAL.
"El dolo incidental consiste en los artificios, maniobras, etc., que sin llegar a
determinar la realización del acto induce a la víctima a realizarlo en condiciones más
onerosas, sin el dolo incidental el acto hubiese sido igualmente concluido, pero en
otras condiciones”. 15
3. OMISIÓN DOLOSA.
Artículo 213º.- Para que el dolo sea causa de anulación del acto, no debe haber sido
empleado por las dos partes.
Si el acto jurídico es bilateral y el dolo ha sido empleado por ambas partes, el dolo
de una parte se compensa con el de la otra, de lo que sigue como consecuencia que
el dolo recíproco no es causal de anulabilidad del acto jurídico. Si las partes se han
engañado mutuamente, ambas han actuado de mala fe, por lo que no pueden
demandarse la anulabilidad del acto
VII. VIOLENCIA.
Siguiendo todavía el esquema del derecho romano, se divide en violencia física (vis
absoluta) e intimidación (vis compulsiva) o violencia moral.
16En el derecho moderno la violencia física (o vis corpore illata o vis absoluta o vis ablativa) o la
intimidación o violencia moral o psicológica (llamada vis compulsiva, porque obra sobre la voluntad de
otra persona, forzándola a una determinada declaración) ejercitada por
una de las partes o por un tercero, son causales de anulación del acto jurídico. La
violencia ejercida por un tercero da lugar siempre a la anulación del acto sin interesar
que haya sido conocida por la parte que obtuvo beneficio del acto.
17La violencia física es el ejercicio de la fuerza física para obligar a la realización del
acto puede ser a su vez de doble naturaleza. Aquella violencia física que incapacita
al sujeto y lo hace realizar el acto jurídico que desea quien ejerce la violencia, y
aquella otra en que opera no directamente la violencia, sino el temor.
400. La violencia física también llamada violencia absoluta, consiste en una fuerza
irresistible, apabullante, incontenible, por la cual físicamente se doblega al sujeto de
manera tal que, en realidad, se elimina su voluntad.
GRAVE E INJUSTA.
19La amenaza es grave cuando el mal amenazado sea tal que razonablemente
produzca temor en una persona sensata; y es injusta cuando el mal amenazado no
constituye el ejercicio de un derecho propio, ni va dirigido a conseguir ventajas
injustas”.
20La intimidación disminuye gravemente la libertad del querer del sujeto pero sin
excluirla, viciando el proceso volitivo de la persona. La voluntad existe pero está
viciada porque la persona ha sido determinada a celebrar el acto jurídico para
liberarse del mal con que se le amenaza y teme, pero al fin y al cabo ha aceptado
celebrar el acto, porque pudo optar por sufrir el mal y no realizarse el negocio.
VIII. INTIMIDACIÓN.
Artículo 215º.- Hay intimidación cuando se inspira al agente el fundado temor de sufrir
un mal inminente y grave en su persona, su cónyuge, o sus parientes dentro del
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o en los bienes de unos u
otros. Tratándose de otras personas o bienes, corresponderá al juez decidir sobre la
anulación, según las circunstancias.
21La intimidación es el acto ilícito realizado por un sujeto que atemoriza a otro
mediante amenazas injustas de hacerlo sufrir un mal inminente y grave para obligarlo
a realzar un acto jurídico que no desea o que lo desea en otros términos y
condiciones A diferencia de la violencia física que destruye la libertad de querer,
suprime la voluntad, la intimidación no la destruye, solamente se limita, por ello, hay
voluntad, pero voluntad coactada, viciada.
ELEMENTOS DE LA INTIMIDACIÓN.
El mal con el cual se le amenace ha de ser grave, es decir un mal considerable. Sin
embargo, la gravedad del mal es un elemento que habrá de determinarse según la
respuesta psicológica del amenazado. La amenaza puede ir acompañada de la
violencia física, por ejemplo, a una persona que se le está torturando físicamente
amenazándola con infringirle daños mayores o matarla si no suscribe un contrato.
Otro de los elementos que la ley reclama es que el mal sea inminente, es decir, que
la amenaza sea inminente de realizar. La inminencia significa proximidad, lo que va
a realizarse prontamente. Sin embargo el temor puede existir, sea próxima o distante
a la realización de la amenaza. Puede existir un temor, bajo el convencimiento de un
mal realización lejana, es posible precaverse contra el mal, si su realización se ha
diferido por algún tiempo. Pero puede intensificarse el temor ante la realización de la
amenaza. En todo caso, la proximidad de la realización de la amenaza será factor de
mayor temor que su lejanía. De ahí que la ley haya exigido que el mal además de
ser grave, sea inminente, es decir de la realización próxima.
El temor debe ser el resultado de la amenaza. Esto es que la amenaza debe infundir
miedo que conduzca al sujeto a la ejecución del acto jurídico, como alternativa para
conjurar el peligro.
Se establece que la amenaza con n mal inminente y grave debe estar dirigida contra
la persona y/o bienes de quien debe celebrar el acto jurídico, o en contra de su
cónyuge o sus parientes en el cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad.
Debe analizarse todas las circunstancias que rodean el caso concreto para
establecer con precisión si el temor infundido fue el que determino al sujeto a llevar
a cabo el negocio que se impugna de anulabilidad.
Por ejemplo un acreedor aprovechando del momento de dificultad financiera por el que pasa su deudor,
lo amenaza con la ejecución forzada de sus bienes si es que no le vende un inmueble que hasta aquel
momento se había negado a vender. En este caso si hay El
La determinación de la violencia o intimidación es relativa a cada persona por eso el
código establece que para calificar, la violencia o intimidación debe tenerse en
consideración la edad, el sexo, la condición de la persona y demás circunstancias
que puedan influir en su gravedad.24
Debe analizarse todas las circunstancias que rodean el caso concreto para
establecer con precisión si el temor infundido fue el que determino al sujeto a llevar
a cabo el negocio que se impugna de anulabilidad.
J. CONCEPTO
Algunos estudiosos conciben que, no hay fraude de los actos jurídicos, como es
denominado en el Código, sino más bien fraude a los
acreedores por medio de los actos jurídicos o “Fraude a través de los actos jurídicos”.
El fraude de los acreedores es un comportamiento impropio del deudor,
comportamiento traducido en un acto jurídico estructural y formalmente perfecto, de
contenido patrimonial, mediante el cual el deudor, a sabiendas y no midiendo las
posibles consecuencias de su conducta, crea las condiciones para frustrar la
posibilidad de que su acreedor pueda satisfacer su crédito mediante la disposición de
sus bienes conocidos, que quedarían total o parcialmente fuera del alcance del
acreedor.
TEOFILO IDROGO señala "Por medio del fraude, el deudor realiza actos jurídicos
reales y legales disponiendo u ocultando sus bienes a título oneroso o gratuito para
burlar a la ley o perjudicar los derechos de sus acreedores". Se trata de una acción
voluntaria y con mala fe del deudor para reducir su patrimonio en perjuicio de sus
acreedores o del Estado, transgrediéndose normas imperativas, transfiere sus bienes
porque el dinero es más de ocultar que lo bienes muebles o inmuebles, que están
amenazados por futuras medidas cautelares por parte de los acreedores. En este
sentido se afirma que, el artículo 195 del código civil considera “como un presupuesto
de la acción revocatoria o pauliana, concediendo al acreedor la facultad de solicitar se
declaren ineficaces respecto de él los actos practicados por su deudor que disminuyan
considerablemente su patrimonio haciendo ilusorio su crédito. Se requiere que el
deudor actué con conciencia de perjuicio, mala fe del tercero (que esté en condiciones
de saberlo o de ignorarlo) y el perjuicio que se irroga al acreedor”. (Cas. N° 2230-971)
Para poder estar ante un supuesto de fraude se requiere que la ley evitada
deba aplicarse a dicho negocio, para ello tiene que analizarse la causa del
negocio jurídico para establecer qué norma legal se le tiene que aplicar, una
vez realizado ello, se debe verificar que efectivamente el negocio jurídico está
tomando las disposiciones de dicha norma; si no lo hace, estamos ante un
negocio contra legem, pero si no lo hace, tomando en consideración otras
normas de menor o igual rango pero que conlleve a la evasión de los efectos
de la norma, estamos ante un negocio en fraudem lege.
El fraude a los acreedores hace referencia a los actos celebrados por el deudor
con los cuales renuncien a derechos, o disminuya su patrimonio conocido,
provocando o agravando su estado de insolvencia, en perjuicio de sus
acreedores, presentes o futuros, que se ven impedidos de obtener la
satisfacción total o parcial de sus créditos.
Afirma SALVAT que para los acreedores les sería mucho más cómodo
y ventajoso tener una acción directa contra el deudor de su deudor, la
cual los facultaría actuar en su propio nombre, en vez de hacerlo en
nombre de su deudor. El brillante jurista sostiene que ello representaría
para los acreedores dos grandes beneficios: a) Les permitiría
conservar en su exclusivo beneficio el importe íntegro de la
condenación contra el deudor de su deudor, es decir, los bienes o
recursos obtenidos por su ejercicio, hasta el importe de sus créditos y
b) Los eximiría de escapar a las defensas fundadas en causas
exclusivamente personales a su deudor. Vislumbrando tales
inconvenientes y con un criterio sumamente pragmático, el derecho
germánico se aparta de la tradición romana y rechaza él celebre
Art.1166º del Código Napoleónico; los acreedores están facultados
para embargar y hacerse ceder por el juez de la ejecución, la acción o
el derecho especial del deudor, y luego realizarlos directamente.
Se advierte que en dicho régimen han prevalecido las soluciones de
carácter ejecutivo, especialmente en el plano del derecho procesal, y
no por vía del derecho sustantivo, aunque de él dependa el derecho
ejercido, ocupándose más de la prestación misma, que de la persona
incursa en el incumplimiento de la deuda. El derecho anglosajón
apartándose también de la influencia franco romana, no ha incorporado
la acción oblicua, tiene mucha similitud con el sistema alemán, pues
los objetivos perseguidos se logran por medio del embargo
(attachement of debts) en el que el acreedor que obtiene una decisión
judicial (judgement of crédito) puede ejercer los derechos de su
deudor.
Con mayor precisión se afirma que la acción pauliana “es aquella que concede
la ley al acreedor para demandarla revocación de los actos realizados por el
deudor en perjuicio o en fraude de sus derecho crediticios y requiere la
concurrencia de ciertos requisitos, destacándose entre ellos: a) la existencia
de un crédito a favor del actor; b) la celebración por el deudor de un acto o
contrato anterior o posterior a favor de un tercero; c)perjuicio en el acreedor y
d)que el adquiriente sea cómplice del fraude si el acto es oneroso” 8(Exp. N°
98-46534. Lima).
Con esta acción se tutela el derecho de los acreedores, protegiendo al mismo
tiempo el derecho de los terceros, adquirentes o sus adquirentes a título
oneroso y de buena fe. Coloca a los bienes materia de la enajenación
fraudulenta en situación de que puedan ser embargados y rematados
judicialmente por el acreedor. Satisfecho el interés del acreedor, subsiste el
acto celebrado entre el deudor que enajeno y el tercero que adquirió.
El acto fraudulento debe ser probado con la demostración del perjuicio al derecho a
ser pagado que tiene el acreedor, si el acto fraudulento es gratuito, y, si es oneroso,
poniendo además en evidencia el designo fraudulento.
CAPITULO II
figura13.
Sobre este aspecto, algunos autores, como Sánchez Román y Valverde, consideran la
simulación como vicio de la voluntad, junto al error, a la fuerza, al dolo, la ignorancia, el
miedo.
Otros la consideran como una anomalía o vicio de la causa, en cuanto su inexistencia o
falsedad, según se trate de simulación absoluta o relativa, se ocultarían
conscientemente14.
8 CONCEPTO
Según TORRES VÁSQUEZ15, la simulación crea una ficción, una apariencia, de acto
jurídico no conforme con la realidad efectivamente querida por la partes otorgantes, es
decir, que el acto jurídico es simulado cuando las partes, con el fin de engañar a terceros
se han puesto de acuerdo para crear un valor exterior aparente destinado a no producir
efectos entre ellos.
Es el acuerdo entre las partes la cual se concretará con la celebración del acto
fingido. “ha sido considerado incluso como elemento esencial de un negocio
simulado, debe entenderse pues como la manifestación de voluntad de ambas
partes en el sentido de que desean celebrar un acto puramente ficticio que no
tendrá efecto jurídico”16. Aquí se presentan dos fenómenos estrechamente
relacionados entre sí, cada uno de los cuales recibe su sentido del otro:
(…) Acto Jurídico Simulatorio, es la declaracion de las partes que
crea la apariencia cuyos efectos no son queridos por las partes
Este convenio puede ser verbal o escrito, mantenido en secreto por las partes.
Este acuerdo se traduce en dos declaraciones de
voluntad: una declaración interna destinada a permanecer en secreto, además
conocida por los simulantes, no por los terceros (es el todo) y otra externa por
la cual las partes exteriorizan solamente el aspecto aparente de su común
intención (es solamente una parte).
Los actos simulados se pueden tipificar de diferentes formas, en el presente trabajo por
cuestiones académicas se considera las siguientes clases que a continuación se
desarrolla:
Hay simulación absoluta cuando las partes realizan un acto fingido que no
corresponde a ningún acto real, por tanto “este tipo de simulación implica
precisamente que la integridad del negocio jurídico sea ficticia” 18. Por ejemplo,
cuando el deudor, ante una inminente ejecución de sus bienes por su acreedor,
se pone de acuerdo con otra persona para venderlos fingidamente,
disminuyendo así aparentemente su patrimonio para impedir que aquél pueda
cobrar su crédito, pero en realidad no se transfiere la propiedad del bien ni se
paga el precio. Aquí no hay venta ni ningún otro acto jurídico; lo que hay es
únicamente una apariencia de venta. En principio, el acto con simulación
absoluta no produce efecto alguno entre las partes, ni el expresado en él, ni
cualquier otro.
Entonces “la simulación es un convenio entre las partes para aparentarun acto
jurídico o un contrato que en realidad no se celebra. La acción de nulidad por
simulación, por tanto debe sustentarse en la prueba de que ese acuerdo no
existió y se ejecutó dando forma simplemente material a lo que se desea
celebrar”19.
Muchos pueden ser los motivos que conduzcan a una operación de esta
clase, aunque generalmente obedecen a la decisión del mandante o el
representado, según el caso, de no aparecer en el negocio ni siquiera
a través de otro que lo haga en su nombtre. Cárcaba Fernández pone
el siguiente ejemplo: Ticio desea adquirir un bien perteneciente a
Sempronio con el cual está enemistado y teme, por consiguiente, que
por esta razón este último se rehúse a vender. Encarga entonces a
Cayo que realice la compra (mandato) a su propio nombre (propio
nomine) conviniendo ambos que posteriormente Cayo venda a Ticio26.
La simulación puede ser utilizada por las partes con fines lícitos o ilícitos. Las
personas tienen el derecho de celebrar sus actos jurídicos en la forma que
mejor les parezca, si desean pueden ocultar, bajo una apariencia, la verdadera
naturaleza del acto que realizan, pero éste derecho sólo puede serles
reconocido a condición de que el acto no encierre el propósito de causar daños
a terceros o la violación de normas imperativas, el orden público o las buenas
costumbres.
Los terceros no pueden ser afectados por los acuerdos secretos que hayan
celebrado las partes. El mundo del derecho es el de los fenómenos externos, el
de la conducta social que las personas pueden percibir por sus sentidos.
La acción para solicitar la nulidad del acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera
de las partes o por el tercero perjudicado, según el caso (art. 193 C.C.). entonces se
entiende que la acción de nulidad puede ejercitarla los propios simulantes del acto, es
decir el uno contra el otro indistintamente; igualmente los terceros pueden accionar
contra los simulantes.
Es necesario precisar que “la nulidad es la forma más grave de invalidez negocial e
importa la falta de idoneidad del acto para producir efectos, la
misma que puede ser total o parcial”29. En este sentido “el acto nulo, conforme a la
doctrina contemporánea en la estructuración de los negocios jurídicos, es aquél que
carece de algún elemento, presupuesto o requisito o cuyo contenido es ilícito por atentar
contra los principios de
orden público, buenas costumbres o una o varias normas imperativas” 30. De ahí que la
acción de nulidad sea necesaria a fin de que la nulidad se declare por sentencia
emanada del órgano jurisdiccional. Mientras no se pruebe la simulación, el acto se tiene
que presumir válido y eficaz, por exigirlo así la estabilidad de las relaciones jurídicas. La
prueba de la simulación debe ser clara, cierta e inequívoca.
1. NULIDAD
1.1 Concepto
Juan Espinoza manifiesta que: “La nulidad es un supuesto específico de la categoría
de la invalidez que se configura por una patología de los elementos esenciales del
negocio jurídico”1. A sí mismo la Doctrina española que afirma que: “El negocio
inexistente se compara a un fantasma y el nulo al nacido ya muerto”. 2 Además el
negocio nulo es “aquel cuya ineficacia es intrínseca, es decir, cuya carencia de
efectos negóciales ocurre sin necesidad de una previa impugnación del negocio” 3.
que “la nulidad es una sanción legal destinada a privar de sus efectos jurídicos
propios y queridos a los negocios incursos en una de las causales legalmente
establecidas”6.
1.2 Las causales de nulidad
8. En el caso del articulo v del título preliminar, salvo que la ley establezca sanción diversa.
Se debe tener presente que, al cumplir los 18 años, existe una presunción relativa de
capacidad de ejercido. La cual puede interpretarse (mas allá de lo evidente) del art.
42 C.C. no se debe olvidar que la regla es la capacidad de ejercicio y la excepción
es la incapacidad. Cuando el código civil se refiere al “incapaz “o al “interdicto”, se
está aludiendo a una persona que ha sido declarada judicialmente como tal y,
consiguientemente, tiene representación legal. Se consideran absolutamente
incapaces de ejercicio (art. 43 C.C):
Los menores de dieciséis años: salvo para los aspectos especificados por la ley. Estos supuestos ya
fueron individualizados en el capítulo relativo a los elementos esenciales del acto jurídico. A propósito
del art. 1358 C.C se explica que: “sería absurdo, por decir lo menos, que un menor de edad tenga que
ser acompañado por su padre o su madre para ir de compras a cualquier establecimiento comercial. Si
nos ciñéramos estrictamente a las reglas de la incapacidad, sin un precepto como el comentado, esa
adquisición seria nula, lo
que ciertamente no se compadece con las exigencias de la vida cotidiana” 11.
Por lo tanto al ser un criterio tan elástico el de las, “necesidades ordinarias de la vida diaria”, no debe
limitarse al escenario de
la “micro-contratación”, imaginemos el caso de un estudiante escolar (con
discernimiento, se entiende) que quiere comprar una computadora, contrato
que, en aplicación el art. 1358 C.C seria perfectamente válido, por cuanto “no
necesariamente se trata de contratos pequeños, simples, domésticos o
cotidianos, sin que deben tener “significación personal y existencial” en el
sujeto que lo realiza”14.
Ya se definió a la causa como la función practica individual del acto, que es sometida por el
ordenamiento juicio a una suerte de filtro de ilicitud (se entiende, de los negocios jurídicos
en concreto), que permite su protección por dicho ordenamiento normativo, así como ofrece
un pauta importante para su interpretación.
¿Por qué se identifica con la causa?: ello lo debemos al modelo diseñado por el
legislador civil, quien nos explica que “el fin licito-o la finalidad licita, como
preferimos denominar a este requisito-consiste en la orientación que se da a la
manifestación de voluntad para que esta, partiendo de o del motivo del o de los
celebrantes, se dirige, directa y reflexivamente, a la producción de efectos jurídicos,
vale decir; a la creación de una relación jurídica y normarla , así como normar su
regulación, su modificación o su extinción. Existe, pues, una identificación de la
finalidad dela acto jurídico con loa efectos queridos y buscados mediante la
manifestación de voluntad”20.
Además se agrega que: “ahora bien, si la finalidad del acto jurídico se vincula a la
manifestación de voluntad, necesita también exteriorizar, ponerse de manifiesto.
Por ello, si bien hemos señalado que el Código Civil ha acogido la causa como fin
o finalidad del acto jurídico y que ha sido tomada como motivo determinante de su
celebración, hay un identificación entre causa y motivo, pero solo del
Se afirma que “en lo que concierte a la causa ilícita, hay acuerdos en la doctrina
italiana, en el sentido que esta no pueda configurarse en los contratos en los cuales
la causa coincide con la “función” del negocio: en estos podrá halarse a lo sumo de
“objeto” ilícito, cuando la prestación de una de las partes o ambas impida la
formación de un contrato valido. La causa se diferencia también del motivo ilícito,
el cual es también idóneo a invalidar el negocio: hipótesis de fraude a la ley (art...
1344 C.C. ita.), y más en general, del “motivo ilícito común ambas partes” (art.
1345C.C.ita)”.
1.2.5 Simulación absoluta
En el aspecto sustantivo, el mandato es correcto y guarda lógica
coherencia con el artículo 190, sin embrago con fines de claridad, importa
hacer dos atingencias.
En todo caso, siguiendo con dicho artículo, hay que aclarar que la
ausencia de requisitos de validez produce ausencia de efectos típicos jurídico-
negociables, aunque los pueda tener en el mundo económico o social. En cambio
, la ineficacia por perjudicar derechos de terceros es consecuencia de anulación
(artículos 221.3) y por tanto puede el acto producir efectos validos hasta entonces
y solo por la sentencia con retroacción a la demanda , se priva al negocio
disimulado de eficacia ante terceros.
partición hecha con preterición de algún heredero; el artículo 1543 dispone que la
compraventa es nula cuando la determinación del precio se deja al arbitrio de una
de las partes;, el artículo 1927 que establece que es nula la renta vitalicia cuya
duración se fijó en cabeza de una persona que hubiera muerto a la fecha de la
escritura pública; el artículo 1932 que señala la nulidad d pacto que prohíbe la
cesión de la renta constituida o título oneroso entre otros”28.
Lo cual, a su vez, salvo que la ley lo diga, debe ser asunto de examen
en cada momento y lugar históricos, dependiendo de la conciencia
social imperante.
2. ANULABILIDAD
El negocio anulable “es aquel que tiene todos los aspecto de su estructura y
contenido es perfectamente licito, solo que tiene un vicio estructural en su
conformación”29. Mencionando que: “la anulabilidad es un mecanismo de protección
jurídica para cautelar la libertad y el conocimiento de una parte que participo en la
celebración del contrato en situación de disminución de su voluntad” 30.
2.1 Las causales de anulabilidad.
Son relativamente incapaces los así sindicados en el artículo 44 del Código Civil.
Es discutible si pueden incluirse en este inciso los casos de incapacidad natural.
No tiene este apartado mayor complejidad, salvo la derivada de concordar esta
regla con las que vengan contenidas en otros numerales.
En especial son de considerar los artículos 582 y 1358. Propósito que inspira estos
artículos radica en la presunción de validez de los negocios celebrados por quienes
estando en alguna de las hipótesis previas en los incisos 2 a 7 del artículo 44. No
han sido declarados incapaces. Hay presunción de validez y, por ende, plenitud de
efectos jurídicos del negocio, en tanto permanezca vigente el principio de que la
capacidad es la regla y la incapacidad la excepción. El negocio, por ello, tiene una
legitima apariencia jurídica de validez que no hay razón para destruir si el negocio
no perturba los intereses del incapaz.
Son relativamente incapaces de ejercicio (art.44 C.C):
(…) Los sujetos que sufren de deterioro mental que les impida
expresar su libre voluntad: la palabra deterioro proviene del latín
deteriorare, estropear y significa “daño progresivo, en mayor o menor
grado, de las facultades intelectuales o físicas de una persona.
Conjunto de fenómenos mentales deficitarios debido, bien a la
involución biológica propia de la vejez o bien a un trastorno
patológico (arterioesclerosis, parálisis general, intoxicación,
enfermedades mentales de larga duración, etc.). por lo tanto el
término hace referencia siempre a un debilitamiento más o menos
progresivo, parcial o general de las funciones mentales en relación
al rendimiento anterior”33.
Los vicios de la voluntad que el inciso apunta son vicios del elemento subjetivo
negociar en cuanto creador de una voluntad. El estudio de
los mismos en los capítulos precedentes nos ha revelado que el negocio tiene todo su
elemento estructural adecuadamente conformado, pero que estos pueden estar
disminuidos. La disminución llega a la anulabilidad total de valor en el caso del error
obstativo, lo que en teoría debería justiciar la nulidad, pero el legislador le ha dado el mismo
tratamiento que los otros vicios. Respecto de la violencia ya hemos defendido en otro lugar
que si es física y absoluta, ocasiona la nulidad por falta de declaración de voluntad, y no su
simple anulabilidad.
Coincido plenamente con quien sostiene que: “en estos tres casos: error, dolo y violencia
moral o intimidación, resulta claro que estamos frente a causales de anulabilidad, por tratarse
de actos jurídicos en los cuales ha existido una voluntad correctamente declarada, solo que
por haber sido dicha voluntad anormal o viciosamente formada, corresponde a la víctima la
opción de confirmar el acto o solicitar judicialmente su declaración de nulidad” 35.
El art.221.3 c.c. dispone que es anulable el acto jurídico “por simulación, cuando el acto real que lo
contiene perjudica el derecho de tercero”. Como se había advertido en el capítulo relativo a la
simulación, en el caso de la simulación relativa, el acto oculto, real o disimulado, tiene un doble filtro:
• Con respecto a los que lo celebraron, “que concurra los requisitos de sustancia
y forma “(art.191 c.c). ello quiere decir que, al igual cualquier otro acto jurídico debe
reunir los requisitos de validez establecidos en el art.140 c.c.
• Con respecto a los terceros, que no perjudique sus derechos ( art,191 y 221.3
c.c)
Aunque el art.191 c.c. se refiera al supuesto de ineficacia, debe ser entendido como
de validez. No tiene sentido interpretar que, para que el acto disimulado tenga
efecto entre los que lo celebraron, no perjudique al tercero. Si nos encontramos
frente a una causa simulando ilícita, justamente para eso se celebró el acuerdo
simulatorio. Si bien el art. 194 c.c. , amplia el espectro de sujetos protegidos ,
imaginemos que el tercero actué de buena fe y a título oneroso confiando en el
acto simulado , en este caso , los que celebraron el acto disimulado no podrán
oponerlo a este , ya que es invalido , por cuanto lo perjudica.
• La regla dice del texto, alude a la simulación del acto verdadero que lo
contiene: esto es indescifrable. En el fenómeno de la simulación pueden
presentarse dos posibilidades:
Los casos que hemos encontrado expresamente previstos en el código son los referidos en
los artículos 163, 166, 277,687 en relación con el 808 y 812, y 743. Por otro lado RUBIO
CORREA manifiesta que: “también enumera como actos anulables los indicados en los
artículos 582.1090, 1122 y 2014, pero son casos en los cuales el legislador ha adquirido
prever tanto la nulidad como la anulabilidad”38.
ARTÍCULO 222: El Acto Jurídico anulable es nulo desde su celebración, por efecto de la
sentencia que lo declare. Esta nulidad se pronunciara a petición de parte y no puede ser
alegada por otras personas que aquellas en cuyo beneficio la establece la ley.