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En las acatas, normalmente, hay un mero hecho; el notario solo tiene la actividad
ver y oír, no entra al fondo del asunto, lo adapta al derecho solamente en cuanto a la
forma; narra el hecho y lo deja como es, no lo manipula ni lo altera; la firma de las
partes, si se producen, no es otorgamiento ni consentimiento, es simple conformidad
con lo narrado y oído por el notario, que es narración de lo sucedido.
El contenido de un acta es muy variado pues puede abarcar desde datos fácticos a
situaciones en las que se puede encontrar una persona o cosa o declaraciones o
manifestaciones de voluntad.
Artículo 98.- Definición
El notario extenderá actas en las que se consigne los actos, hechos o
circunstancias que presencie o le conste y que no sean de competencia de otra
función.
Las actas podrán ser suscritas por los interesados y necesariamente por quien
formule observación.
Antes de la facción del acta, el notario dará a conocer su condición de tal y que
ha sido solicitada su intervención para autorizar el instrumento público extraprotocolar.
Las actas de presencia son aquellas que acreditan la realidad o verdad de un
hecho. En ellas puede recogerse cualquier hecho que el notario presencie o perciba
por sus sentidos. En este caso son necesarias: la inmediación del notario; la
comunicación de la actuación notarial a la autoridad que presida el acto público en
caso éste se encuentre en desarrollo; recabar permiso de actuación en un lugar no-
público; la abstención del notario de influir o coadyuvar a la realización del hecho. Las
típicas actas de presencia son aquellas de destrucción de bienes; de entrega; de
juntas y demás actuaciones corporativas; de licitaciones y concursos; de sorteos y
entrega de premios. La ley no habla de otro tipo de actas, como las de exhibición de
cosas o documentos, o de referencia o notoriedad; sin embargo, en el caso de las dos
primeras debe admitírseles a tenor de la redacción enunciativa del art. 98 LN, máxime
si tenemos en cuenta que ambas constituyen propiamente la constatación de un
hecho. En cambio, en el caso del acta de notoriedad, ésta no sólo constituye la
comprobación de un hecho o suceso, en este caso por la condición de notorio, sino
que además sirve para acreditar un derecho o situación jurídica. Siendo ello así, las
actas de notoriedad deberán estar previstas en la ley (como en el caso de la Ley
27157, de Regularización de Edificaciones), y el notario no podrá crear por sí y ante sí
este tipo de actas.
c) De entrega.
Las actas y certificaciones a que se contraen los artículos que preceden, son
susceptibles de incorporarse al protocolo notarial, a solicitud de parte interesada,
cumpliéndose las regulaciones que sobre el particular rigen.
¿Es necesario que las actas extraprotocolares para que surtan los efectos de
cualquier instrumento público protocolar también tiene que ser incorporadas al
protocolo notarial?
Tiene una finalidad probatoria, de fijación de hechos, dichos o actos, a través del
tiempo
Así, será necesario: un interés legítimo por parte de quien inste el acta; que la
conducta que se pide al notario sea legal en sí misma (que no viole la intimidad,
la propia imagen o el domicilio de los demás, por ejemplo); que no se invadan
esferas judiciales o administrativas (no cabe, por ejemplo, requerir a la
Administración que ya tiene sus canales para este objetivo, ni recoger
manifestaciones que pertenezcan al ámbito penal); que la actuación notarial no
sea sorpresiva (vgr., el notario deberá hacer saber al requerido su calidad de
notario, el objeto de su presencia, así como su derecho a contestar); que el acta
no recoja consideraciones que requieran conocimientos periciales que el
notario no tiene por qué tener.