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José Martí:
El poema “Cultivo una rosa blanca” es uno de los poemas más célebres
del escritor y político cubano José Martí. Es un poema sobre el valor de
la amistad y la importancia de cultivar, con los demás, un amor sincero,
puro.
Este poema está compuesto por dos estrofas de cuatro versos cada una.
Está escrito en redondilla, con versos de arte menor de ocho sílabas
cada uno, también conocidos como octosílabos. Su rima es consonante,
siendo que riman los versos primero y cuarto de cada estrofa, al igual
que los versos segundo y tercero o, lo que es lo mismo, siguiendo el
esquema: a, b, b, a; c, d, d, c. Todo esto le confiere gran sonoridad al
poema.
Figuras retóricas
ALEGORÍA
METÁFORAS
A su vez, en esta alegoría está presente la idea del cultivo, que se refiere
a aquello que se siembra, se cuida y se obtiene mediante la labor
constante. El cultivo de la rosa blanca, pues, se refiere a la idea de la
amistad como rosa que es preciso cuidar para que florezca.
HIPÉRBOLE
https://www.culturagenial.com/es/poema-cultivo-una-rosa-blanca-de-jose-marti/
José Martí
(José Julián Martí Pérez; La Habana, 1853 - Dos Ríos, Cuba, 1895) Político y
escritor cubano, destacado precursor del Modernismo literario
hispanoamericano y uno de los principales líderes de la independencia de su
país.
José Martí
Tras viajar durante tres años por Europa y América, José Martí acabó por
instalarse en México. Allí se casó con la cubana Carmen Zayas-Bazán y, poco
después, gracias a la paz de Zanjón, que daba por concluida la Guerra de los
Diez Años, se trasladó a Cuba. Deportado de nuevo por las autoridades
cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en Nueva York
y se dedicó por completo a la actividad política y literaria.
José Martí
La prosa de Martí se vio influida por la obra del norteamericano Ralph Waldo
Emerson, para quien la palabra debía ser tan elocuente como poética e intensa
dentro de un discurso sencillo y conciso. Era consciente, como acaso sólo lo
fueron los modernistas inmediatamente posteriores a él, de todas las
posibilidades del lenguaje, y consideraba que sus recursos estaban
íntimamente ligados a las cualidades humanas del pueblo, que en última
instancia era quien los inventaba.
Por ello, su producción en prosa fue en su mayor parte funcional, como sus
ensayos sobre Simón Bolívar, José de San Martín o el general José Antonio Páez,
en relación a los héroes del pasado, y sobre el general Máximo Gómez, Walt
Whitman o Ralph Waldo Emerson entre los contemporáneos; en tales textos,
que constituyeron lo mejor de su prosa, exaltó las cualidades de personajes
que admiraba. Dentro de la primera edición de sus obras completas, el
volumen titulado Norteamericanos reunió póstumamente sus estudios sobre
figuras del norte; otros dos volúmenes, bajo el título Nuestra América,
contienen los trabajos de Martí consagrados a estudiar aspectos de la vida,
la cultura y la historia de la América hispana. En ellos expresó su mensaje
americanista y resumió su precursora teoría de la debilidad de las naciones
hispánicas, en las que existía un enorme abismo entre las clases dirigentes
e intelectuales y el pueblo.
Cronista y crítico excepcional, hizo de muchos de sus textos auténticos
ensayos, algunos de carácter revolucionario como El presidio político en
Cuba (1871), reflejo de gran fuerza lírica de su condena a trabajos forzados
en el que denuncia las penurias que sufrían los independentistas. Cabe
destacar también La República Española ante la Revolución Cubana (1873) y Cuba y
los Estados Unidos (1889), refutación de los ataques de la prensa
norteamericana a los patriotas cubanos, así como El Manifiesto de Montecristi o
su Diario de campaña.
También fundó una revista para niños, La Edad de Oro (1889), publicada en
Nueva York y en la que aparecieron los cuentos Bebé y el señor Don Pomposo, Nené
traviesa y La muñeca negra. Íntegramente redactada por Martí, esta publicación
muestra una serie de aspectos de su personalidad y constituye también una
demostración de cómo supo anticiparse a muchas conquistas de la pedagogía
moderna: una vez más, puso de relieve en esos escritos su preocupación por
las normas de justicia y dignidad humanas, que debían cultivarse en el niño
desde su más tierna edad.
José Martí colaboró a lo largo de su vida en innumerables publicaciones de
distintos países, como La Revista Venezolana, La Opinión Nacional de Caracas, La
Nación de Buenos Aires o la Revista Universal de México. Sus Obras completas(que
en la edición de 1963-1965 constan de veinticinco volúmenes) incluyen
asimismo un nutrido epistolario (sus cartas, también reveladoras de su
singular personalidad, han merecido excepcionales comentarios) y
numerosos discursos, muchos de ellos dedicados a enardecer el sentimiento
patriótico de los cubanos que radicaban como él en la emigración,
llamándolos al esfuerzo común gracias al cual se lograría la independencia
de la patria.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/marti.htm
Biografía de Luz Méndez de la Vega
28 noviembre 2016 4:51 pm | Por: Leslie
Antecedentes
Méndez de la Vega era hija de José Méndez Valle y de Susana de la Vega. A finales de 1919
José Méndez Valle prestó su casa para que se reunieran allí los miembros de un partido
político en contra del presidente, Manuel Estrada Cabrera.
Después de varios sucesos en el país, la familia Méndez de la Vega tuvo que exiliarse en el
estado mexicano de Chiapas en donde Luz recibió su primera educación en una institución
laica.
Su vida
Cuando la familia regresó a Guatemala, estudió en un internado de monjas en El Salvador.
Allí tuvo la oportunidad de conocer a la poetisa chilena Gabriela Mistral, quien la inspiró a
seguir su carrera literaria.
Luego regresó a Guatemala para continuar con sus estudios en el Instituto Normal Central
para Señoritas Belén. Terminó sus estudios de secundaria en el Liceo Francés e ingresó a la
Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala —USAC—.
(Foto: Luz Méndez de la Vega)
En 1942, empezó a trabajar como columnista en el periódico El Liberal Progresista, cuya
tendencia era a favor de la política del presidente Jorge Ubico Castañeda.
En 1944 abandonó los estudios universitarios y se casó con Alfonso Asturias, con quien tuvo
tres hijos.
Méndez de la Vega tuvo su primera hija a los 20 años y luego obtuvo una licenciatura en
Letras en la USAC. A principios de la década de 1960, viajó con su familia a España, en
donde estudió el doctorado en Letras en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Obras destacadas
Libros
Eva sin Dios.
Mujer, desnudez.
Antología poética.
Helénicas.
Ensayos
Los romances a la pasión de Lope de Vega y Carpio, Recogidos por el Santo Oficio de Nueva
España en 1613.
Premios
Reconocimiento de parte del Instituto Guatemalteco Americano —IGA—.
Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias. Méndez de la Vega fue la primera mujer en
obtenerlo en 1994.
Referencias
(2016). Luz Méndez de la Vega. Recuperado el 28 de noviembre de 2016 de https://goo.gl/6RsEu9
https://aprende.guatemala.com/historia/personajes/biografia-de-luz-mendez-de-la-vega/
Mediocre Un rollo
José Martí fue un hombre de una sensibilidad muy especial que marcó la historia de Cuba,
pero también fue un ser humano común, corriente, como cualquiera de nosotros. Creo que
eso es lo que hace grande a los grandes hombres. Mi película se sumerge en la complejidad
cotidiana que formó el carácter de Martí durante su infancia y adolescencia. La mirada será
más personal que histórica, más subjetiva que biográfica.
Cada cubano tiene su Martí. En este filme, yo trataré de expresar el mío.
https://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/5417/sinopsis.php
Ficha técnica
Datos y cifras
País Cuba
España
Año 2010
Idioma(s) Español
Formato DVD
NTSC
Compañías
Índice
1Argumento
o 1.1Abejas
o 1.2Arias
o 1.3Cumpleaños
o 1.4Rejas
2Guion
o 2.1Referencias a la obra martiana
3Banda sonora
4Estreno
5Recepción
o 5.1Crítica
5.1.1En Cuba
5.1.2En el extranjero
o 5.2Premios y nominaciones
6Referencias
7Enlaces externos
Argumento[editar]
José Martí: el ojo del canario busca adentrar al espectador en la complejidad cotidiana que
forjó la personalidad y el carácter de José Martí durante sus años de infancia y adolescencia,4
específicamente en el período de su vida que se extiende desde los 9 hasta los 16 años de
edad, cuando es encarcelado por el gobierno español en Cuba y condenado a seis años de
cárcel y trabajos forzados en las canteras de San Lázaro. La ficción de la película narra la vida
de un Martí rodeado por problemas familiares, vicisitudes económicas, conflictos e
incomprensiones.También refleja los primeros contactos del personaje con el mundo político y
con la naturaleza; todos ellos elementos a partir de los que progresivamente se fueron
forjando su pensamiento y convicciones.
El largometraje de 120 minutos está dividido en cuatro partes ordenadas cronológicamente y
de similar extensión. Los primeros dos segmentos están dedicados a la infancia del personaje
con la actuación de Damián Rodríguez, mientras que los dos últimos ahondan en la etapa de
la adolescencia a través de la interpretación de Daniel Romero.5
Abejas[editar]
La primera parte trata las vivencias de José Martí en la ciudad y en el campo. Las dos
primeras escenas son de relevante importancia porque marcarán definitivamente el discursar
de la película y de la psicología misma del protagonista. El Martí niño se niega a delatar a sus
compañeros de clase que han robado un examen de la vitrina del maestro, mientras su padre,
Don Mariano, defiende públicamente a un anciano ante las vejaciones de una señora
aristócrata. En esencia, este primer fragmento de la película refleja rasgos característicos de
la personalidad de Martí como su tendencia al ensimismamiento y su profundo carácter
melancólico, así como su fuerte convicción moral de defender la dignidad frente a un acto de
humillación. También se muestra la relación con sus seres más allegados, especialmente con
su madre, sus hermanas y su amigo Fermín Valdés Domínguez; así como sus temores de
niño y la exploración de la sexualidad (en dos escenas que suscitaron el escándalo entre los
espectadores más conservadores).
En la segunda mitad de esta parte, Martí deja La Habana en el período de receso escolar y se
traslada a la finca Hanábana, cercana al poblado de Calimete, en la provincia de Matanzas,6
para ayudar a su padre en trabajos de transcripción. Aquí tiene lugar su primer acercamiento a
la naturaleza de la mano de un negro esclavo que le enseña los secretos y los sonidos del
campo, una experiencia que influirá decisivamente el estilo y las temáticas de la obra poética
martiana. El fragmento concluye con el enfrentamiento de Don Mariano con los terratenientes
de la zona por el tráfico de esclavos. Martí, escondido entre los juncos de la playa, conoce por
primera vez el horror de la esclavitud, mientras contempla la imagen de desamparo de un niño
negro envuelto por las abejas. En este momento el título “Abejas” cobra sentido y se
presentan dos nuevos rasgos de Martí: su hipersensibilidad y su poder de observación.
Arias[editar]
La segunda parte relata los primeros encuentros de Martí con el ambiente artístico y político
de Cuba. Comienza a trabajar a medio tiempo como contable en el bodegón de Don
Salustiano y por las noches asiste a las clases en el colegio del maestro Rafael María de
Mendive, de quien se nutriría en gran medida su pensamiento político y gusto artístico. En el
bodegón Martí presencia actos de conspiración contra el gobierno y enfrentamientos con
oficiales españoles. El contacto cotidiano con este ambiente lo llevará a irse interesando poco
a poco por la política; pero, nuevamente, el director busca destacar más los momentos que
corresponden a la faceta poética de Martí que los de carácter político, aquellos momentos que
materializan el espíritu de la obra y la sensibilidad de Martí, especialmente cuando se le ve
traduciendo a Lord Byron y cuando empieza a frecuentar el teatro, donde queda fascinado por
la ópera. Hacia el final de esta parte Martí contempla a la cantante Adelina Patti, mientras
ensaya una aria en el escenario del teatro. En paralelo, en el hogar de los Martí, muere la más
pequeña de las hermanas. Camino al cementerio, Martí se topa con una madre sentada en las
rocas de la costa con una niña en brazos.
Cumpleaños[editar]
En la tercera parte asistimos a los comienzos del quehacer político, revolucionario y poético de
Martí. Se le ve más maduro, totalmente implicado en la conspiración contra España a través
de sus publicaciones en Patria libre. El foco de atención de este segmento se centra en
los sucesos del Tearo Villanueva, donde se representaba la obra Perro Huevero. La frase
"¡Viva la tierra que produce la caña!" desencadenó un altercado entre voluntarios españoles e
independentistas. Martí, que estaba presente en el teatro, logra escapar y se refugia en casa
de su maestro Mendive. Su madre va a buscarlo. En el camino de regreso presencian varios
asesinatos y tiene lugar un violento enfrentamiento entre Martí y uno de los voluntarios que
quiere obligarlo a gritar “¡Viva España con honra!”. Logran salir ilesos de la situación, pero al
llegar a casa Don Mariano acusa a su hijo de poner a la madre en grave peligro y de
abandonar a su familia. Martí, orgulloso, se niega a pedir disculpas de rodillas a su padre. La
tensión con Don Mariano ya había provocado que Martí se fuese a vivir a la casa de Mendive.
Con la implicación en la esfera política y el recurso al dato histórico, en esta tercera parte la
figura de Martí empieza a perder frescura y roza por momentos el acartonamiento. El pequeño
discurso sobre la democracia en la clase de latín suena un tanto trillado, pero una vez más se
salva por el recurso poético y el elemento visual de un Martí pensativo frente a las olas que
rompen en las rocas de la costa. Esta parte cierra con Martí volviendo a su hogar después de
una breve estancia en la casa de Mendive y su madre le recuerda que ese día había sido su
cumpleaños dieciséis.
Rejas[editar]
La cuarta parte pone punto final al filme con el enfrentamiento de José Martí a las autoridades
españolas y su condena al presidio con trabajos forzados. La imagen final presenta a un Martí
en plena soledad, “mirando al espectador desde el dolor, pero también desde su firmeza”,7 en
palabras del director, mientras los créditos van deslizándose junto a su rostro y apenas se
escucha su respiración.
Guion[editar]
La información que se tiene sobre la infancia y adolescencia de José Martí es escasa, lo que
hace que hace que esta área oscura del registro histórico sea un terreno fecundo para la
cinematografía. Con su guion, sin ignorar la historia y con diálogos que buscan adaptarse a la
época de la manera más fiel posible,5 el director Fernando Pérez opta por representar a Martí
desde una perspectiva apegada a lo humano, una forma de representación que responde a la
visión personal del director sobre el apóstol cubano y no tanto a la idealización y mitificación a
la que se había tendido hasta el momento, desde los escándalos de La rosa blanca y Páginas
del diario de José Martí (1971) hasta las manipulaciones propagandísticas del director
Santiago Álvarez en El primer delegado (1975) y Mi hermano Fidel (1977).8 El propio Pérez
insistió en que su largometraje no pretendía ser una biografía, sino una descripción del
"itinerario espiritual" que marcó decisivamente la formación del personaje. En una entrevista
declaraba: "Mi intención es humanizar y acortar esa distancia glacial y marmórea en la que yo
veo a Martí, para acercarlo a los jóvenes, porque su vida se ha convertido en la hagiografía de
Martí, más en una estatua que en un ser humano”.9 Según una nota de prensa emitida por la
organización del 36 Festival de Cine Iberoamericano celebrado en Huelva, España, en 2010 la
película es una mirada personal "más subjetiva que biográfica sobre el político y pensador
cubano a través de la narración de su infancia y su primera juventud".10
Referencias a la obra martiana[editar]
En José Martí: el ojo del canario se encuentran claras referencias a la obra de José Martí. El
propio título del filme alude a la primera estrofa del poema XXV de los Versos sencillos: “Yo
pienso, cuando me alegro / Como un escolar sencillo, / En el canario amarillo, / ¡Que tiene el
ojo tan negro!”.11
Del mismo modo, las diferentes escenas en Hanábana hacen referencia a la carta que
constituye el primer texto que se conserva del Héroe Nacional de Cuba y fue simiente de su
profusa correspondencia. Martí escribió esta epístola, dirigida a su madre Leonor Pérez, el 23
de octubre de 1862.12 El facsímil de la carta hace notar la buena redacción y la excelente
caligrafía con la que ya contaba Martí a la edad de nueve años.13
La escena final del acto “Abejas” y su impacto en el personaje remiten nuevamente a
los Versos sencillos, a la última cuarteta del poema XXX: "Un niño lo vio: tembló/ De pasión
por los que gimen:/ ¡Y, al pie del muerto, juró/ Lavar con su vida el crimen!".14 Y a la segunda
estrofa del poema XXXIV: "Yo sé de un pesar profundo/ Entre las penas sin nombre:/ ¡La
esclavitud de los hombres/ Es la gran pena del mundo!".15
Los zapaticos de rosa, uno de los poemas más conocidos de José Martí, también está
presente cuando la familia va camino al cementerio para enterrar a una de sus hijas que
acaba de morir. A su paso a la orilla del mar el niño Martí observa a una mujer sostiene en
brazos a una niña descalza. Esta imagen recuerda los siguientes versos: "Yo tengo una niña
enferma / que llora en el cuarto oscuro. / Y la traigo al aire puro / A ver el sol, y a que duerma."
Y también: "Con sus dos brazos menudos / Estaba como abrazando; / Y yo mirando, mirando /
Sus piececitos desnudos."16
Acto seguido, como primera escena de "Cumleaños", se ve al Martí adolescente escribiendo
Abdala, su novela dramática en verso, una obra de referencia en
el independentismode Cuba y uno de los textos clave del modernismo: El amor, madre, a la
patria / No es el amor ridículo a la tierra, / Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; / Es el odio
invencible a quien la oprime, / Es el rencor eterno a quien la ataca(...)"17 Más adelante, junto a
su amigo Fermín Valdés Domínguez, ultima los preparativos para que la publicación Patria
libre viese la luz por primera vez el 23 de enero de 1869, en cuyas dos páginas finales se
reprodujo Abdala18.
El último documento martiano aludido es la carta que escribe a Carlos De Castro, tras conocer
que se retiraba de la conspiración contra el gobierno español por cobardía. Posteriormente,
las autoridades registraron la casa de los De Castro y la carta fue encontrada con las firmas
de Martí y Fermín. Este fue motivo sufiente para tacharlos de traidores: la sentencia fue rápida
y sin apelación. José Martí fue condenado a seis años de presidio por ser el autor y Fermín
Valdés Domínguez a seis meses de arresto mayor.19
Banda sonora[editar]
El músico cubano Edesio Alejandro fue el encargado de la banda sonora de José Martí: el ojo
del canario. El proceso de creación de la banda sonora implicó la creación e inserción de
todos los sonidos de la época. Apenas se utilizó la música extradiegética, a excepción de las
notas de La bayamesa que se pueden escuchar en segundo plano hacia el final del
largometraje. Cabe añadir que la película fue doblada por completo, aunque es un filme que
se aparta de grandes discursos patrióticos y predominan los silencios,5 elementos que
favorecen su tono íntimo y poético.
Estreno[editar]
Este filme es, sin dudas, lo que el gremio de los cineastas llama un largometraje de festivales,
si se tiene en cuenta que su trayectoria por las salas de proyección comerciales fue
prácticamente nula, en cambio fue proyectado en numerosos festivales de cine. Se estrenó el
24 de marzo de 2010 el el Cine Charles Chaplin de La Habana, Cuba.5 En el mismo mes de
marzo ya estaba siendo proyectada en el Festival Les Reflets du Cinéma Ibérique et Latino-
américain de Villeurbanne, Francia. Igualmente, pasó por el Festival de Cine Iberoamericano
de Huelva (noviembre de 2010),20 el Festival Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano (diciembre de 2010) y el Festival Internacional de Cine de Miami (8 de marzo
de 2011).
Recepción[editar]
Crítica[editar]
José Martí:el ojo del canario acaparó la mirada de la crítica tanto cubana como extranjera
desde el momento de su estreno. Como era de esperar, una película que trata sobre la vida
del Apóstol cubano no podía sino ser loada por los críticos nacionales, sin embargo, fuera de
las fronteras de Cuba la opinión se divide y puede ser más o menos dura. Eso sí, todos
coinciden en que la ambientación de la época está magníficamente conseguida y la actuación
de Broselianda Hernández, en el papel de una madre Leonor sacrificada, supera con creces el
resto de las interpretaciones.21
En Cuba[editar]
«Constituye un acierto en el filme «Me pasó como a todos ante esta «A partir de este tropo, de las propias
la elegante puesta en escena y la película. La emoción sostenida del búsquedas de Fernando Pérez para su
reconstrucción de la época. principio al fin, inmerso totalmente en la mirada martiana y de los preceptos de
Cuando concluye la proyección narración, el nudo en la garganta, el la familia Martí – Pérez, se crea un
permanecemos sentados, deseo casi infantil de que no termine, la referente espiritual, con la apoyatura
pensando que la película se fue admiración y el entusiasmo sin peros escenográfica y musical, exacta si se
demasiado rápido. Quedamos ante el guión, las actuaciones, la quiere, para llenarse del Martí niño,
con deseos de seguir viendo más, dirección de actores y una recreación de adolescente e involucra al espectador
de comparar, de analizar, de la época que incluye la traducción a su en un referente emocional práctico,
observar a Martí.» vehículo artístico de la conciencia social vivencial del padre intelectual y afectivo
22
que tenían los que la vivían.» de María Mantilla, de su propio
Evelyn Fernández (Radio Reloj) Ismaelillo cuando multiplica su
Fernando Martínez Herediaramificación espiritual.»
(Cubadebate)23
Yirian García de la Torre (Radio
Rebelde)24
En el extranjero[editar]
«En Cuba, cuando la crítica especializada aborda la «(...)el guion parece escrito por sordos, que obligan a
película, suspicazmente, ha preferido irse por la tangente los actores a declamar unos diálogos almidonados que,
y sólo escribe y habla de las virtudes formales y para cubanizarlos, tienen que recurrir a una mal
espirituales del filme, que son encomiables, sin atreverse encajada mala palabra que termina sonando soez y
a especular sobre su lectura contemporánea, ambigüedad gratuita. A partir de ahi, las actuaciones son por lo
cultivada por los directores valiosos y valientes del otrora general muy deficientes(...) En fin, lo que le sobraba a
cine de los países socialistas, abundantes en metáforas y Titón de humor, lo tiene Fernando Pérez de solemne y
dobles lecturas. Aunque modernizando esta estrategia, de paternalista. En resumidas cuentas, con unas
Pérez no ha tropologizado sus comentarios políticos sino pretensiones viscontianas de gran cine histórico, Pérez
que ha preferido hacerlos obvios.» ha hecho un filme viejo y envejecido.»
Alejandro Ríos (América TV)25 Roberto Madrigal (Revista Término)26
https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mart%C3%AD:_el_ojo_del_canario
En este artículo: Cine, Cuba, Cultura, Fernando Pérez, Historia, José Martí
24 mayo 2010 | 7
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Escena de "Martí: El ojo del canario", de Fernando Pérez
Me pasó como a todos ante esta película. La emoción sostenida del principio al fin,
inmerso totalmente en la narración, el nudo en la garganta, el deseo casi infantil
de que no termine, la admiración y el entusiasmo sin peros ante el guión, las
actuaciones, la dirección de actores y una recreación de la época que incluye la
traducción a su vehículo artístico de la conciencia social que tenían los que la
vivían. Y, ahora sí, poder identificar en el mundo complejo de este filme el real
nacimiento de Cuba. Durante, y sobre todo después, el agradecimiento a
Fernando Pérez, el gran artista que nos va mostrando a nosotros mismos, a la
vida y las trascendencias, en una serie de obras que poseen organicidad y que
serán valoradas como una de las expresiones artísticas más profundas y logradas
del país y de sus seres humanos de este último medio siglo. A Fernando, tan
genuinamente sencillo, tan sin enfermedades profesionales, que ahora se ha
vuelto atrás, siglo y medio atrás, para darnos este producto que es un alimento
espiritual para todos y un arma para los que sentimos necesidades cívicas.
El ojo del canario llama también a las cubanas y cubanos a la lucidez y al examen.
De entre tantos filones, escojo hacer algunos comentarios alrededor del
protagonista y del significado que tiene este filme para la carencia actual de una
historia verdadera de Cuba, que padece la mayoría de nuestra población y que
constituye un problema muy grave en los casos de la infancia y de los jóvenes.
El niño José Julián sabe lo que es ser pobre, mucho antes de saber lo que es ser
cubano. Primogénito de inmigrantes demasiado modestos, al menos es blanco;
pronto estará sujeto a la realidad de ser el único varón entre tantas hermanas, y
con un padre enérgico, pero fracasado en sus cambiantes actividades, que lo
necesita para la economía familiar. No existe la casa solariega de los Martí: nació
en Paula, pero se mudan todos los años. Es casi casual que mantenga su
condición de habanero frente a la búsqueda incesante de don Mariano de alguna
solución a su precaria situación. La escuela primaria es el bálsamo de este niño de
desmedida inteligencia y abismal timidez -la primera refuerza a la segunda-, que
es una esperanza para la familia. El filme no esconde las humillaciones y la
inseguridad que le aporta su baja condición, primera escuela de un pobre para ir
conociendo su lugar en la vida y el comportamiento que se espera de él. Igual que
otras lumbreras sin dinero, dependerá tanto de su esfuerzo como del filántropo y
del azar para ascender uno o dos peldaños en la escala social, o será
dependiente, mensajero, hasta encontrar oficio o acomodo en el trabajo o el mal
vivir. La identidad personal de por vida es privilegio de los que tienen con qué: el
niño José Julián no tiene por qué ser José Martí.
Su extrema sensibilidad lo llevará a las creaciones artísticas cuando sea mayor,
pero al niño de nueve años lo lleva a interrogarse y angustiarse ante lo que para el
hombre común es la vida cotidiana y lo que siempre ha sido y será. José Julián es
impactado muy hondamente por las horrorosas implicaciones que tiene la
condición servil. En las calles habaneras discurren los negros esclavos, y parece
algo natural. Los ocho meses pasados en La Hanábana constituyen una escuela
diferente, muy lejana a la palmeta, maravillosa y terrible al mismo tiempo. Goza y
se llena de la hermosa naturaleza del país natal, es más libre y aprende a conocer
los sonidos, los nombres de los animales y los palos, otra manera de contar las
horas y apreciar el clima, montar a caballo. Pero su amistad con el esclavo en
edad de guardiero, maestro analfabeto y cariñoso del hijo del capitán de partido, le
mostrará pronto los límites férreos que marcan las relaciones sociales. El que
pronto será un joven idealista pretende que el negro viejo le prometa no humillarse
ante nadie. Pero este le da otra lección: “el negro sabe cuándo tiene que bajar la
cabeza y cuándo no”. No es verdad que la justicia pueda reinar en la vida práctica
como lo hace en el discurso y en los libros.
José Julián no conoce todavía los versos con los que el poeta Heredia fijó la
antinomia de su patria: “las bellezas del físico mundo / los horrores del mundo
moral”. Lo que él recibe es el golpe traumático de la vivencia, el horror absoluto de
los actos de despojo de la condición humana. Ya maduro, en Nueva York,
escribirá: “¿Qué vi yo en los albores de mi vida? El boca abajo en el campo, en La
Hanábana”. “¿Quién que ha visto azotar a un negro no se considera para siempre
su deudor? Yo lo vi, lo vi cuando era niño y todavía no se me ha apagado en las
mejillas la vergüenza […] Yo lo vi, y me juré desde entonces a su defensa”. No lo
leyó en novelas más o menos abolicionistas, y sobre todo se negó a verlo como la
parte fea de la vida. Sintió que era un crimen sin nombre, y quizá sintió por
primera vez que su destino sería lavar con su vida el crimen.
Escena de "Martí: El ojo del canario", de Fernando Pérez
Pero es la patria la que tocará a la puerta del jovencito. Nunca aparece en El ojo
del canario la oreja peluda de la teleología, por eso la patria no es fácilmente
asible para José Julián. En casa no está: el padre valenciano será buen español
en la crisis que se avecina; su terco sentido de la honestidad y la justicia le hacen
más difícil al muchacho encontrar razones para oponérsele, pero es posible que
rebelarse a su autoridad haya sido un motivo más a favor de su cubanía. La patria
aparece sobre todo en el colegio, en la figura del director Mendive, poeta, hombre
moderno y cubano militante, que es conductor pedagógico y protector del jovencito
que tanto promete. Y aparece en su elección de formarse y adquirir cultura porque
ella lo lleva a necesitar una identidad y al debate de ideas. A sus 15 años, la
primera deja de ser un criollismo radical para convertirse en una subversión
armada: el Grito de Yara es un tajo tremendo, de cuya sangre manará la historia
nacional. Pero en la realidad política que rodea al joven habanero se suceden,
comparten o contradicen las más disímiles posiciones, actitudes y anécdotas. La
libertad de prensa, la lealtad a la Madre Patria, el democratismo, la Revolución de
Septiembre en España, los rejuegos y oposiciones del mundo oficial y empresarial,
el laborantismo a favor de la insurrección y la hostilidad juvenil a los Voluntarios,
milicia colonialista manejada por los más reaccionarios.
Esas son las vivencias de José Julián, mientras ya no logra seguir siendo
estudiante -a pesar de acumular tantos puntos y premios en los dos primeros años
de Bachillerato- y comienza en el mundo del trabajo ayudado por los
conocimientos adquiridos. Nacido 50 años antes que él, Heredia escribió: “A la
lucha terrible que preveo / el alma y el pecho apercibid, cubanos”. El joven
empleado y poeta ya no pudo prever: debió decidir si se lanzaba o no a la lucha
terrible. Sabemos que saludó con endecasílabos guerreros al 10 de Octubre y
publicó Abdala en el efímero La Patria Libre. José se ofrecía a Cuba con su pluma
porque era el arma que tenía a la mano. Pero ya absorbía unas lecturas muy
superiores a su edad y sus posibilidades, -traducía a Byron, como buen radical
hispanoamericano- y admiraba puestas en escena, manejaba bien las ideas de
democracia y derechos del individuo, y sabía rechazar el reformismo: “o Yara o
Madrid”. La guerra era un huracán de la acción en Oriente y se extendía a
Camagüey y Las Villas, pero nunca logró prender en Occidente. De La Habana
estaban saliendo deportados o como emigrantes separatistas, los adultos
señalados por la represión. Si alguna gestión hubiera puesto a Pepe en trance de
salir al exterior, a desarrollar su enorme potencial intelectual, sin duda habría
seguido sintiéndose cubano; pero su formación y sus nuevas vivencias serían
ajenas, como ajeno era ya su hogar al mundo de la cultura en que penetraba.
Este 1869 todavía pudiera no ser la hora de convertirse en José Martí. Pero el
jovencito con tantas cualidades del intelecto y la sensibilidad se ha llenado de un
patriotismo radical que quiere darse a la acción y el sacrificio. La justicia solo
reinará en la realidad si se pelea por ella. Ese primer ejercicio de su autonomía en
la vida será decisivo a la hora de la prueba. En adelante, como sucede casi
siempre en estos casos, primará el azar. La víspera del primer aniversario del 10
de Octubre, un funcionario leyó, entre los papeles ocupados al registrar la casa de
los Valdés Domínguez, la carta amenazante al cadete Carlos Castro. La suerte de
José Julián estaba echada.
En la cárcel, esperando el juicio, todavía se le escapa la frase dolida del que sabe
a qué capa social pertenece: “Los Domínguez y Sellén saldrán al fin en libertad, yo
me quedaré encerrado”. Pero ante el tribunal militar ya sabe quién es, el tamaño
inmenso de su causa y el destino que puede alcanzar. La arenga encendida con
que desafía a los jueces atónitos y a la muerte me parece una escena totalmente
verosímil. El filme nos ha ofrecido los primeros años de una vida que pudo haber
sido la de muchos, los elementos que concurrieron y el despliegue progresivo de
una personalidad. Ahora nos brinda el nacimiento de un grande -solo el primer
acto, que podía haber sido el único si no hubiera sobrevivido a esta primera
prueba-, y aunque hasta aquí hemos sentido casi sin aliento que se trata de él, por
primera vez podemos pensar un hecho suyo teniendo en cuenta todo lo que hizo
después, porque a partir de aquí es José Martí. Al ir al presidio, el muchacho que
ha querido saber cada vez más y tener novia, no se referirá, sin embargo, a su
lugar histórico, sino a la vida que le espera:
http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/05/24/ante-el-ojo-del-canario/#.XHUh_qIzbIU