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En el nombre de Satán,
golpeo con mi mano Izquierda,
las puertas de la gran casa del Oeste.
¡Quiero entablar negocio con el Gran Leviatán!
¡Gran Serpiente de los abismos, ven a mí!
¡Acude a estas palabras,
que son pronunciadas desafiando la tormenta!
¡Ven poderoso Dragón!
Surge, de las aguas abisales,
como un monstruo, imponente y perturbador.
¡Señor de los Ritos!
¡Amo de la oscuridad interior!
Los ríos y océanos, los manantiales ocultos y profundos
que sustentan mi cuerpo: ¡te dan la bienvenida!
¡Padre oscuro y profundo!
¡Ven a mi altar sombrío,
donde tu símbolo contemplo firmemente!
Las aguas embravecidas y la furia de la tormenta,
es un canto a tu profunda gloria.
¡Leviatán, Dagón, durmiente Kutulu!
¡Despierta de tu sueño de milenios!
Abre tus múltiples ojos,
y acude a mi llamada.
¡Qué mi voluntad sea tu voluntad!
¡Señor de los sueños oscuros,
prodigio de la mente aterrorizada y del misterio, sé
amable conmigo!
¡Pues yo soy tu igual!
¡El verdadero adorador del excelso e inefable
Rey del Infierno!
¡SHEMHAMFORASH!
¡Así Sea!
PARA EL ALTAR DE LEVIATÁN. Cuando el Mago se
decide a explorar tanto los ritos de Leviatán como los de
Tiamat, ha de ser consciente de que se está dando un
paso más allá de la magia goetica y siniestra, está dando
los primeros pasos por el arcano sendero draconiano. El
Mago, que cruza este camino, ha de ser consciente que
está entrando en el conocimiento de su legado reptiliano,
atravesando así, los abismos del tiempo muy anteriores al
hombre. Esta antigua consciencia recuperada, le hará
encontrarse con la gran serpiente de las aguas oscuras
del universo: Leviatán.
Los ritos draconianos requieren una profunda
concentración, una imaginación instruida y hermanada
con la propia voluntad, como el brazo ejecutor del deseo.
Tanto en este como en los otros casos, el altar y el rito no
son más que ejercicios prácticos, llevados a cabo para
alcanzar la maestría del dominio de la voluntad, que a fin
de cuentas es el fin supremo de la Magia. Los ejercicios
draconianos (los ritos de Leviatán y Tiamat) debido a su
intensidad, y dificultad logran la aceleración del
estudiante en Mago.
En el altar de Leviatán su símbolo preside la pared oeste.
En el centro del símbolo de Leviatán, en vez del triángulo
invertido con las letras hebreas con el nombre de
Leviatán, habrá un espejo negro ovoidal. Este espejo
negro simboliza el ojo de Leviatán, las profundidades
abisales del mar, la oscuridad de la noche, y el principio
del universo.
Sobre la mesa del altar, en la orilla más cercana a la
pared, a cada lado del símbolo de Leviatán se colocarán
dos candelabros en forma de serpiente o dragón,
portando cada uno, una vela de color morado. El
llamador estará dispuesto al borde izquierdo del altar. Al
lado derecho en vez de Espada, habrá un tridente, o un
arpón. En el centro del altar un recipiente de cristal
trasparente con agua marina, lo suficientemente grande
como para introducir ambas manos y albergar animales
vivos del mar, (estos animales han de ser cuidados, no
pueden morir durante el rito, pueden ser capturados
antes de comenzar el rito y regresarlos al mar una vez
finalizado.) En el lado izquierdo del altar estará dispuesto
el brasero para el incienso, y a un lado un platito con
pequeñas partes de Ámbar Gris y Almáciga. Al
lado derecho próximo al libro, una copa de cristal
transparente u oscuro con agua fresca de manantial y
tres dedales de agua ardiente. El libro de ritos, o este
mismo libro, estará en el centro del altar cerca del borde
frontal, sobre un pequeño atril construido con elementos
marinos, como rocas, coral, conchas y caracolas.
PASOS PARA EL RITUAL DE LEVIATÁN
1. Prende los carbones del brasero.
2. Enciende las velas de los candelabros.
3. Toca el llamador y canta profundamente el
nombre: LE-VIAAA-TAN. Luego vuelve a tocar el
llamador.
4. Toma un poco de Ámbar Gris y Almáciga y
échalo en el brasero. Deja que el humo de este
incienso se eleve y lo impregne todo, observa las
volutas de humo y siéntelas o visualízalas como si
fueran la respiración de la gran serpiente Leviatán.
5. Golpe de nuevo el llamador, tan fuerte como
puedas hacerlo sonar. Toma el arpón o tridente y
sujétalo firmemente con la mano izquierda
dirigiendo su punta hacia el símbolo de Levitan
recitando la invocación a Leviatán. Mientras haces
esto mantén tu mirada fija escudriñando la
oscuridad del espejo Negro.
6. Deja el arpón o tridente en su lugar
correspondiente. Haz con
tus manos el mudra de la
llama oscura sobre la copa
y consagrarla diciendo:
¡Grandioso Leviatán,
derrama tu poder sobre
esta copa, y haz que yo
pueda verte!