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de las instituciones
Roberto J. Walton
Universidad de Buenos Aires
Resumen/Abstract
This article examines the equilibrium among a series of opposing forces in the sphe-
re of public institutions that have been analyzed in phenomenology in the context
of collective history. It begins with a reference to the contrast between: (i) bad and
good ambiguity (Merleau-Ponty), which we complement with additional oppositions
between, (ii) the horizontal and vertical planes in the orthogonal structure of politics
(Ricoeur); (iii) the interchanging of beings and authentic sacrifice (Patočka); and (iv)
economic abstractionsand life (Henry). Our conclusion is that the analysis of a his-
torical experience shows a contradiction between, (v) ideals and deficient realization;
contrasts that will help us understand the interrogative philosophy of history advan-
ced by Merleau-Ponty in light of a process of acting when difficult situations must
be dealt with.
Roberto J. Walton
Doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Investigador Superior del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y Profesor emérito en la
Universidad de Buenos Aires. Autor de Mundo, conciencia, temporalidad (Buenos Aires,
1993), El fenómeno y sus configuraciones (Buenos Aires, 1993), Introducción al pensamiento
fenomenológico (en colaboración con Angela Ales Bello, Buenos Aires, 2013), e Intencio-
nalidad y horizonticidad (Bogotá, 2015). Director del Centro de Estudios Filosóficos de
la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Miembro de los consejos asesores
de Orbis Phaenomenologicus, Husserl Studies, Acta Fenomenológica Latinoamericana, Phaino-
menon, Investigaciones fenomenológicas, Stromata y Studia Heideggeriana. Ha colaborado en
Encyclopedia of Phenomenology, Wörterbuch der phänomenologischen Begriffe y The Routledge
Companion to Phenomenology.
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[E]l de las relaciones entre los hombres inscritas en los útiles o los símbolos socia-
les, estas relaciones tienen su desarrollo, su progreso, sus regresiones; en esta vida
generalizada, como en la vida del individuo, hay semi-intención, fracaso o éxito,
reacción del resultado sobre la intención, retoma o diversificación, y esto es lo que
se llama historia.17
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[…] no hay reglas universales para resolver un conflicto entre reglas, sino un tacto personal,
un equilibrio cada vez original –cuando por otra parte vence el plazo para la acción–,
entonces con coraje el hombre honesto y sincero pone un punto final a la incertidum-
bre, al trato, al debate interior. Se arriesga.29
[E]l conjunto de las actividades que tienen por objeto el ejercicio del poder, y, por
tanto, también la conquista o la conservación del poder; poco a poco será política
toda actividad que tenga por fin o aun simplemente por efecto influir en la repar-
tición del poder.30
Puesto que la estructura ortogonal con sus dos planos enfatiza la es-
pecificidad de lo político en relación con los fenómenos económicos y
sociales, Ricoeur considera inválida toda argumentación en favor de un
partido único o excluyente. La existencia política del hombre se asocia
con una racionalidad específica y con males específicos que son irreduc-
tibles a la vida económico-social. Se debe asignar una finalidad específica
y una patología específica a lo político, y no sobreestimar el papel de los
modos de producción considerando que las alienaciones políticas reflejan
alienaciones económicas. Esta ausencia de una reflexión política autóno-
ma deja el campo libre a las experiencias totalitarias.
La democracia se enlaza con la primacía del lazo horizontal del querer
vivir en conjunto sobre el lazo jerárquico del mando y la autoridad. Sus
ideas básicas son la libertad y la igualdad. La libertad tiene un doble
sentido. Negativa o destructivamente significa que el poder no es abso-
luto sino relativo. Positiva o constructivamente significa que el poder
no viene de arriba sino que depende de ciudadanos activos que actúan
concertadamente. Este doble carácter se enfrenta con una doble ame-
naza. En relación con el aspecto negativo se encuentra la amenaza del
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4. Abstracción y vida
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que las medidas de lienzo solo contienen la mitad del trabajo necesario
para producir la chaqueta. Se establece que hay tanta cantidad de tra-
bajo de tal cualidad de un lado contra tanta cantidad de trabajo de tal
cualidad del otro. Por tanto, se tienen que construir entidades objetivas
a fin de representar las modalidades del obrar invisible. Se procura inter-
cambiar el trabajo viviente requerido por los productos, y para ello se
considera el trabajo como algo objetivo que se puede medir y cuantificar.
Marx señala que las diferentes formas concretas de los trabajos “ya no
se diferencian más sino que se reducen en conjunto a igual trabajo hu-
mano, a trabajo humano abstracto (abstrakt menschliche Arbeit)”.44 Marx
advierte aquí un problema al que caracteriza de esta manera: “[…] si en
relación con el valor de uso, el trabajo contenido en la mercancía solo
vale cualitativamente, en relación con la magnitud del valor solo vale
cuantitativamente, una vez reducido al trabajo humano sin una ulterior
cualidad”.45 Sobre esta base Henry afirma que la esencia de la praxis es
una subjetividad viviente individual, y esto “conduce necesariamente al
reconocimiento de una subjetividad de trabajos concretos, subjetivos,
individuales, determinados, cualitativamente indiferentes”.46 No solo
difieren unos de otros los géneros de trabajo, sino que un mismo tipo de
trabajo actualizado en diversas praxis individuales deja de ser el mismo.
El intercambio supone la medida de los trabajos reales que han pro-
ducido las mercancías, pero esto es imposible porque el trabajo viviente
se revela, como modo de la vida, no-objetivable, no-cuantificable, in-
calificable e incomparable. No se puede medir de modo cuantitativo
ni apreciar de modo cualitativo. Así, el intercambio de bienes en una
sociedad supone la imposible medición en el intercambio de los trabajos
que lo han producido. Puesto que los productos que se han de convertir
en mercancías son cualitativa y cuantitativamente diferentes, se evalúa
cuánto trabajo han requerido. Sin embargo, como no se puede intercam-
biar el placer contra el sufrimiento, es absolutamente imposible compa-
rar los trabajos vivientes en su realidad. Aquello por lo cual se explica la
realidad económica, es decir, el trabajo idealizado, es un objeto que no
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[…] T. G. Masaryk fundará el programa nacional checo sobre la ideal del ‘trabajo
menudo’, esto es, el trabajo honesto y responsable en el interior del orden existen-
te, en los ámbitos más diversos de la vida, con la intención de despertar la creati-
vidad y la autoconciencia racional.55
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No dudo de que he cometido muchos errores, pero si debiera elegir uno desco-
munal y serio, sería propiamente el de no haber subrayado e impuesto con mayor
fuerza aquel concepto de Estado, de política, de Nación, […] que había a veces
declamado en mis primeros discursos un poco idealistas.61
Notas
1
Maurice Merleau-Ponty, Résumés de cours. Collège de Franc. 1952-1960, Paris,
Gallimard, 1968, p. 61.
2
Ibid., p. 73 s.
3
Maurice Merleau-Ponty, L’institution. La passivité. Notes de cours au Collège de France
(1954-1955), Paris, Belin, 2003, p. 79.
4
M. Merleau-Ponty, L’institution. La passivité, p. 87.
5
Maurice Merleau-Ponty, Signes, Paris, Gallimard, 1960, p. 85.
6
Ibid., p. 87.
7
Maurice Merleau-Ponty, Les aventures de la dialectique, Paris, Gallimard, 1955, p. 98.
8
Ibid., p. 63.
9
Ibid., p. 298.
10
Ibid., p. 67 s.
11
Esta situación ha sido descrita por Merleau-Ponty en el último párrafo de la Fe-
nomenología de la percepción: “Hay cosas que se presentan irrecusables, hay esta persona
amada delante de mí, hay estos hombres que existen esclavos en torno de ti y tu liber-
tad no puede quererse sin salir de su singularidad y sin querer la libertad” (Merleau-
Ponty, M. Phénoménologie de la perception, p. 520).
12
Maurice Merleau-Ponty, Signes, Pais, Gallimard, 1960, p. 137.
13
Ibid.
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M. Merleau-Ponty, Les aventures de la dialectique, p. 50. Merleau-Ponty se refiere
a la “historia intencional o ‘vertical’, con Stiftungen, olvido que es tradición, reasun-
ciones, interioridad que es exterioridad – Ineinander de presente y pasado” (Maurice
Merleau-Ponty, Notes de cours au Collège de France (1958-1959 et 1960-1961), Paris,
Gallimard, 1996, p. 83).
15
M. Merleau-Ponty, Les aventures de la dialectique, p. 116.
16
Cf. Ibid., p. 202 s.
17
M. Merleau-Ponty, Résumés de cours, p. 59.
18
Ibid, p. 293.
19
Idem.
20
Maurice Merleau-Ponty, Parcours, Lagrasse, Verdier, 2000, p. 48.
21
Paul Ricoeur, Soi-même comme un autre, Paris, Éditions du Seuil, 1990, p. 227.
22
Paul Ricoeur, La critique et la conviction, Paris, Calmann-Lévy, 1995, p.149.
23
Cf. Ibid., p. 152 s. Cf. Marc Crépon, “Du ‘paradoxe politique’ a la question des
appartenances”, en Cahiers de L’Herne. Paul Ricoeur, Lonrai, Éditions de L’Herne, 2004,
vol. II, p. 277.
24
Paul Ricoeur, Le Juste 2, Paris, Éditions Esprit, 2001, p. 73.
25
Cf. ibid, p. 122 s.
26
Ibid., p. 108.
27
Ibid., p. 112. La noción de dos fuentes de legitimación remite a Gérard Leclerc,
Histoire de l’autorité. L’assignation des énoncés culturels et la généalogie de la croyance, Paris,
Presses Universitaires de France, 1986. Ricoeur acepta la hipótesis de las dos fuentes
de legitimación, pero estima que no se ha pasado en la actualidad de la legitimación
enunciativa a una legitimación institucional.
28
Ibid., p. 111.
29
Paul Ricoeur, “Le risque”, en Être 1 (1936-1937), No. 2, 10 de diciembre, pp.
9-11.
30
Paul Ricoeur, Histoire et vérité, Paris, Édition du Seuil, 1955, p. 269.
31
Cf. Paul Ricoeur, “La crise de la Démocratie et de la Conscience chrétienne”,
Christianisme social, 1947, Nº 4, pp. 320-323.
32
Cf. ibid., pp. 323-328.
33
Paul Ricoeur, “Les aventures de l’Etat et la tâche des chrétiens”, Chistianisme
social, 1958, Nº 6-7, p. 460.
34
Ibid. Cf. pp. 454-463.
35
Cf. M. Crépon, op. cit., p. 268 ss.
36
Jan Patocka, Essais hérétiques sur la philosophie de l’histoire, Lagrasse, Verdier,
1981, p. 144 s.
37
Ibid., p. 123.
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38
Jan Patočka, Die natürliche Welt als philosophisches Problem, Phänomenologische
Schriften, vol. II, Stuttgart, Klett-Cota, 1990, p. 141.
39
Jan Patočka, Libertad y sacrificio, Salamanca, Sígueme, 2007, p. 329.
40
Ibid., p. 333.
41
Michel Henry, Entretiens, Paris, Sulliver, 2007, p. 96.
42
Karl Marx, Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie, Berlin, Gustav Kiepen-
heuer, 1932, p. 99. Trad. Carlos Marx, El capital. Crítica de la economía política, Buenos
Aires, Cartago, 1956, p. 74 s.
43
Ibid., p. 59 (tr. p. 41).
44
Ibid., p. 52 (tr. p. 35).
45
Ibid., p. 59 (tr. p. 41).
46
Michel Henry, Marx II. Une philosophie de l‘économie, Paris, Gallimard, 1976, p.
144.
47
K. Marx, Das Kapital, p. 73 (tr. 98).
48
M. Henry, Marx II, p. 156.
49
Ibid., p. 154.
50
Cf. Michel Henry, Phénoménologie de la vie. III. De l’art et du politique, Paris,
Presses Universitaires de France, 2004, p. 96.
51
Michel Henry, Du communisme au capitalisme. Théorie d’une catastrophe, Paris,
Odile Jacob, 1990, p. 206.
52
Michel Henry, La Barbarie, Paris, Grasset, 1987, p. 92.
53
M. Merleau-Ponty, Les aventures de la dialectique, p. 88.
54
Jan Patočka, L’idée de l’Europe en Bohême, Grenoble, Jerôme Million, 1991, p.
179. Nacido también en Moravia, Tomás Masaryk fue el mentor espiritual de Hus-
serl. Filósofo y destacado sociólogo, Masaryk fundó en 1915 en Suiza, en el exilio, la
República de Checoslovaquia. Terminada la Primera Guerra Mundial, Masaryk asume
la presidencia de la República y la ejerce hasta 1935, dos años antes de su muerte.
Masaryk le había entregado, en Leipzig hacia 1880, un atril al “joven matemático que
se interesaba en la filosofía”. En la Nochebuena de 1934, Husserl le regala este atril a
Jan Patočka, ex estudiante suyo en Friburgo, y entonces secretario checo del Círculo
Filosófico de Praga, quien escribe: “Así me convertí en el heredero de una gran ‘tra-
dición’, […]” (Jan Patočka, “Erinnerungen an Husserl”, en Walter Biemel (ed.), Die
Welt des Menschen –Die Welt der Philosophie. Festschrift für Jan Patočka, Phaenomenologica
72, Den Haag, Martinus Nijhoff, 1976, p. xv).
55
Václav Havel, Il potere dei senza potere, Milano, La Casa di Matriona, 2013, p.
83. Tras la llamada “Revolución de terciopelo”, Havel –discípulo de Patočka, autor
teatral y coautor de la Carta 77– fue elegido por la Asamblea Federal presidente de la
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