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El fenómeno Wari se desarrolló en la zona de Ayacucho a partir del año 500 d.C.
aproximadamente y surgió como resultado de las influencias de Tiahuanaco y Nazca
(aunque luego veremos que las recientes excavaciones de Isbell (2000) en el sitio de
Conchopata nos muestran un panorama distinto). Su principal centro urbano fue Ciudad
de Wari a 5 km de la actual ciudad de Huamanga.
Dorothy Menzel (1968) elaboró una secuencia cerámica del Horizonte Medio
basándose en la distinción de los estilos alfareros. La autora divide este periodo en
cuatro épocas, con la subdivisión de las dos primeras en: Época 1A y 1B y Época 2A y
2B.
EPOCA 1
Como ya hemos señalado esta época se subdivide en: Época 1A y 1B. En la
primera fase sobresale el estilo ceremonial denominado Conchopata mientras que en la
segunda fase el estilo ceremonial característico es Robles Moqo (Fig. 1). En los dos
casos se trata principalmente de grandes urnas decoradas que han sido usadas como
ofrendas, pues este tipo de cerámica se encuentra rota in situ dentro de grandes
cámaras.
La diferencia más saltante entre estos dos estilos, es que en Robles Moqo los
motivos son mucho más grandes, en comparación con los de Conchopata, los primeros
llegan a cubrir toda la superficie de los lados y se realizan en ambas superficies,
mientras que en la cerámica Conchopata estos motivos sólo se hacen en la cara
exterior.
Entre los estilos de cerámica doméstica, tenemos Chakipampa, Okros y Negro
Decorado, los dos primeros de fuerte influencia Nazca (fases 7, 8 y 9).
Entre los estilos regionales emparentados con Wari, destacan Nievería, propio de
la Costa Central que se ubica en la Época 1B y que parte de una base estilística Lima
con una clara influencia serrana.
EPOCA 2
En esta época Menzel observa diferencias entre los estilos que son identificados
como estilos regionales Wari.
El estilo Viñaque es característico para la sierra en esta época. Este estilo tiene
influencia Robles Moqo, Chakipampa B y Nazca. La forma típica de este estilo es la
silueta en forma de lira, que ha sido derivada de Chakipampa B.
El estilo característico en la zona de Nazca es Atarco. En la Costa Central el
estilo Nievería de la época anterior es reemplazado por el estilo Pachacámac. El icono
característico de este estilo es el denominado “Grifo de Pachacámac”, el cual señala
Menzel, es descendiente de animales míticos del estilo Conchopata, combinando
rasgos de ángeles de este mismo estilo (Menzel 1968: 163).
EPOCA 3
No hay evidencias de grandes cambios estilísticos. Entres los estilos regionales
en esta época destacan: el estilo Soisongo, propio de la zona de Nazca; y en la zona de
Ica el estilo Pinilla.
EPOCA 4
Ha sido denominado por Uhle como el estilo Epigonal, en donde se puede
apreciar derivaciones simplificadas y reducidas de los respectivos estilos de la Época 3,
sin contener elementos nuevos.
Modelo Imperial
Esta tesis ha sido defendida principalmente por Lumbreras e Isbell. Este modelo
sustenta la presencia de un poderoso Imperio expansionista, el primero de los andes
centrales, en el Horizonte Medio cuyo núcleo se encontraba en el área de Ayacucho.
Este Imperio alcanzó su expansión máxima a fines de la Época 2, llegando a
abarcar un gran territorio: por la sierra norte hasta los actuales Departamentos de
Cajamarca y el sur de Amazonas, mientras por el sur llegó hasta el valle del Cuzco,
específicamente en la cuenca de Lucre.
Modelo de Emporios
Este modelo ha sido planteado por Ruth Shady a partir del estudio lingüístico de
Alfredo Torero, quien afirma que en el Horizonte Medio no existía una lengua común a
todo el territorio, es decir, una lengua impuesta por un estado centralista que unifique al
"imperio" (este fenómeno sucedió en todos los imperios del mundo antiguo: Egipto,
Grecia, Roma, Imperio Mongol, inclusive los Incas impusieron el Runa Simi como
lengua oficial - para sustentar que lo andino no fue ajeno a algunos fenómenos
universales - )
Partiendo de esta idea Shady intenta formular que la presencia de un Imperio
centralista en esta época no es plausible, si no más bien ella apunta a la existencia de
un red de intercambios comerciales a través de todos los andes centrales. Según
Shady en el Horizonte Medio “existió estados regionales independientes que lograron
una consolidación económica, política y cultural en su región y mantenían una fuerte
interacción a nivel interregional. En lugar de un Imperio hubo varios emporios en los
andes centrales en la época Wari” (Shady 1988).
La autora cree que el modelo "imperialista" ha descuidado la caracterización
socio-económica de las sociedades precedentes, el grado de desarrollo de sus fuerzas
productivas, la cohesión socio-política y la influencia cultural a nivel regional. En base a
una serie de asociaciones que encuentran fundamento en los registros arqueológicos,
Shady sustenta que hacia fines del Intermedio Temprano en lugar de la emergencia de
un "Imperio Wari", se estaban introduciendo en Ayacucho colonias costeñas las cuales
implantaron allí un centro de poder económico y político (Shady 1988: 73). El valle de
Ayacucho, con bajo potencial agrícola, fue escogido para la ubicación de un centro de
intercambio por su acceso a una serie de áreas de producción especializada. De esta
manera, los Estados andinos de Lima, Nazca, Moche, Cajamarca, Huamachuco y
Tiahuanaco hacia fines del Intermedio Temprano e inicios del Horizonte Medio "abren
sus puertas" a un comercio mas libre (aunque siempre controlados por las élites) debido
a algunos cambios estructurales dentro de la fisonomía de su filosofía (evidente en
Moche - ver Castillo 2001- ). Esta interacción utilizaría las rutas de siempre: la marítima
y la terrestre. Por ejemplo, durante la época 1 del Horizonte Medio, la sociedad Nazca
(caracterizada por el estilo Nazca 9) alcanzó un alto nivel de prestigio, su estilo
cerámico se le encuentra en Ayacucho, Lima, Huancayo, Tantamayo y Kuélap; inclusive
en la fase Amaru de Huamachuco. Al parecer esta sociedad representaría un foco de
innovación frente a las tradicionales y monótonas sociedades serranas del centro. Es
más, Shady afirma que "el prestigio de Nazca se da en un período previo al de la
aparición de Rasgos Tiahuanaco en la costa y valles interandinos" 1 (Shady 1988: 77).
1
Esta afirmación encuentra eco en las recientes excavaciones de Isbell (2001), donde se nota
claramente que el polícromo estilo Conchopata se forma mucho antes de la llegada de la influencia
Tiahuanaco a la zona de Ayacucho; mas bien parecería que la iconografía y el color llegara de la costa
sur del Perú, es decir de la zona de Nazca.
Por otro lado la sociedad Cajamarca (representada por su estilo cerámico
Cajamarca III o Cursivo Floral) tuvo una distribución muy amplia (Huamachuco,
Condebamba), según la autora, esta sociedad actuó como un agente intermediario
entre las poblaciones de la selva alta (su presencia en Kuélap y Chachapoyas es
evidente) y el resto del área andina. El éxito de esta sociedad pudo deberse a que
poseía valles amplios, tierras fértiles para la agricultura, amplias pampas para el
pastoreo y áreas de contacto cercano entre el mar y el oriente. Con argumentos como
este, Shady intenta demostrar que para finales del Intermedio Temprano y los inicios
del Horizonte Medio, los Estados andinos eran lo suficientemente estables y con
sistemas políticos organizados y un área de poder bien definida. De esta manera sitios
como Marcahuamachuco, Cajamarquilla, Pampa Grande (entre los más importantes)
son el producto de la consolidación económica de su región y de la producción para el
mercadeo, lo cual se puede inferir a partir de su ubicación en zonas para el contacto,
funcionando como agentes de interacción o transacción comercial, a la vez que
sirvieron de intermediarios para el intercambio de mercancías producidas por cada
nación.
Este modelo no descarta la gran influencia que debió tener el estado regional
Wari, sólo revisa la existencia de un Imperio. Shady realza que el valle de Ayacucho fue
escogido, por su ubicación estratégica, como un gran centro de intercambio.
2
Por ejemplo, Filipo II, rey de Macedonia uno de los generales más conspicuos de su tiempo, consolidó
su reino e incrementó su riqueza y poder con conquistas, comercio y especialmente hábiles alianzas,
entre las que figuraron casamientos de naturaleza mas bien política (por lo menos 7). Sólo con esta base,
el mundo conoció a uno de los mas grandes conquistadores de todos los tiempos, su hijo Alejandro
Magno, el cual conquistó gran parte de Asia.
por el gobierno central. Si el encuentro ha sido muy violento, generalmente se destruye
el centro urbano o el centro ceremonial y se impone una nueva religión y forma de
administración, acorde con la visión del imperio expansionista. En otras palabras la
transferencia del control a los conquistadores requiere de cambios en la infraestructura
administrativa. Bajo esta perspectiva una evidencia arqueológica sería la presencia de
Centros Administrativos foráneos, los que son una llave para entender el proceso de
conquista y cambios administrativos en las áreas subyugadas. En su planificación
generalmente se seguirán patrones locales, patrones impuestos por los conquistadores
o una mezcla de ambos.
Menzel propone que los Centros Administrativos Incas evidencian la
centralización del imperio en Cuzco. Para Lange Topic (1991) la presencia de Centros
Administrativos y cambios masivos en los patrones de asentamiento regionales con un
patrón foráneo constituye la evidencia de una conquista.
Otra evidencia observable por la arqueología sería la presencia de fortificaciones,
sin embargo su presencia no es indispensable en una conquista.
Como vimos anteriormente, es difícil generalizar que la presencia de artefactos
exóticos sean consecuencia de una conquista militar. Los productos importados
asimismo por los conquistadores no constituyen una prueba de conquista, existen otros
mecanismos para ver su presencia. En todo caso los bienes producidos por los
conquistadores en sus centros artesanales y exportados a las zonas subyugadas o los
producidos localmente en estas zonas por artesanos importados o los locales, son
prestigiosos y aparecen en los niveles sociales mas altos y son controlados por los
"invasores". Algunos bienes importados son distribuidos a las élites conquistadas y el
prestigio de los estilos exóticos son imitados por los artesanos locales.
Para poder entender todos estos mecanismos y aplicarlos al fenómeno de la
presencia Wari en el norte, pasaremos a describir los sitios en donde las excavaciones
arqueológicas nos revelan evidencias materiales que sustenten o desechen los
modelos propuestos anteriormente. Para una mejor exposición hemos creído
conveniente dividir el área en sierra norte y costa norte.
3.1 Sierra Norte
Comprende la zona de sierra de los actuales departamentos de La Libertad y
Cajamarca. Durante muchos años, se creyó que la sierra norte fue conquistada por los
Wari, siendo su principal argumento la presencia de un centro administrativo llamado
Viracochapampa, cuya principal función fue la de almacenamiento y de guarnición.
Isbell y Schreiber (1978) la consideran inmediatamente después de Wari y como
equivalente a Pikillacta. Es decir pudo servir como una capital secundaria para toda la
sierra norte. Por otro lado la presencia de objetos exóticos como las puntas de
obsidiana, lapizlázuli, cerámica del Callejón de Huaylas y otros materiales brindan
pistas para la comprensión del fenómeno que se dio en esta área.
Como veremos a lo largo de las descripciones, otros sitios - incluyendo
Viracochapampa - revelan datos que permiten reinterpretar la presencia Wari en el
norte y específicamente en la sierra.
Cajamarca
Huamachuco
Fig. 2. Las galerías (izquierda) y los galpones nichados (derecha) como tipos característicos de la
arquitectura Huamachuco del Horizonte Medio.
Marcahuamachuco
Cerro Sazón
Viracochapampa
Otuzco
Valles de Piura
3
Castillo define este periodo como: “... un periodo de tránsito entre el fin de Mochica y el inicio de
Lambayeque o Chimú” y que correspondería a lo que Larco llamó Wari Norteño (1966), y Donnan y
Mackey (1978) Chimú Temprano (Castillo 2003: 51).
Durante las excavaciones en el sitio se ha podido encontrar material lítico y
cerámico de clara afiliación Wari.
Entre el material lítico tenemos las puntas de obsidiana de forma foliácea de
base plana, que son similares a las encontradas en otros sitios Wari. Estas puntas
fueron al parecer traídas desde la sierra, ya que la materia prima así como la tradición
tecnológica de este tipo de artefactos líticos no son propios de la costa norte.
Estas puntas forman parte de las ofrendas de entierros de personajes
masculinos asociados a contextos Mochica Tardío.
El sitio de San José de Moro presenta gran muestra de estilos foráneos. Se ha
encontrado muestras de cerámica perteneciente al Horizonte Medio 1 asociados con
Wari, específicamente de los estilos Nievería, Robles Moqo, así como diseños que
denotan influencia Chakipampa. Para el Horizonte Medio 2 los estilos Viñaque,
Pachacámac y Atarco. Además en el sitio se puede encontrar los denominados
híbridos, que son la mezcla del estilo Moche con los estilos foráneos.
Castillo (2001) ha definido tres momentos para entender mejor la evolución de
los estilos en San José de Moro:
1. Presencia del estilo de línea fina propio de la fase Mochica Tardío.
2. Presencia de las primeras piezas importadas, que corresponden al Horizonte
Medio 1. Se divide este momento en dos etapas:
a) Aparición de los primeros ceramios importados en las tumbas de élite;
y
b) Inicio de la producción de híbridos, así como de copias locales de los
ceramios de estilo foráneo.
3. Desaparición de la decoración de línea fina, subsistiendo las copias locales, y
consolidándose la presencia de híbridos. También se puede dividir este
momento en dos etapas:
a) Final de Mochica Tardío; y
b) Inicio del periodo Transicional.
La definición de estos tres momentos a permitido a Castillo separar en fases al
periodo Mochica Tardío, que resulta de vital importancia para entender la evolución de
la presencia del fenómeno Wari en San José de Moro:
Periodo Transicional
Marcado principalmente por el abandono de la cerámica de línea fina y de las
tumbas en bota. En este periodo si podemos observar cerámica importada
correspondiente al Horizonte Medio 2, específicamente a los estilos: Viñaque,
Pachacámac y Atarco.
El denominado estilo Mochica policromo desaparece, ya no hay una interacción
entre lo foráneo y lo local, como señala Castillo: “los estilos foráneos se vuelven fuentes
de inspiración y ya no de imitación” (Castillo 2001: 162).
Como habíamos mencionado líneas arriba en la investigaciones en San José de
Moro se había abordado de una u otra manera el problema de la presencia Wari,
brindando Castillo una hipótesis de cómo se puede interpretar el carácter de la
presencia Wari en esta región, el cual coincide con el fin de la sociedad Mochica.
Todo parece indicar que la muestra de cerámica foránea en contextos moche se
debe a que son ellos quienes importan e incluyen es sus entierros este tipo de
cerámica, la idea entonces de que este tipo de cerámica este dando prueba de un tipo
de imposición queda, al parecer, descartada.
Los mochicas aceptan y reciben este tipo de influencia porque su sistema
ideológico estaba venido a menos, necesitaban otra fuente que les permitiera seguir
con su control político el cual estaba basado en la legitimidad ideológica. En esa época
Wari contaba con un sistema ideológico que gozaba de gran prestigio en los andes
centrales, y es así que los moche establecen los primeros contactos con los
ayacuchanos a través de los estilos regionales de la costa central. Se produce pues una
abertura ideológica en la costa norte y es así como se generalizó la influencia Wari. Se
genera entonces un proceso de deterioro de la tradición Mochica. Hay que indicar que a
finales del periodo Transicional, lo que desaparece es lo que esta íntimamente ligado a
la élite moche, como las tumbas en bota y cerámica con decoración en línea fina, esto
llevaría a pensar de que en verdad lo que se debilita es la esfera de poder Moche, ya
no tienen un control sobre la población y no se pueden llegar a distinguir del resto
(Castillo 2001: 175).
Fig. 4. Ceramio que combina la forma e iconografía mochica con la policromía foránea.
Valle de Moche
IV. DISCUSIÓN
Todas las evidencias parecen indicar que la presencia Wari en la costa norte y
específicamente en el área del valle de Jequetepeque y por extensión en los valles de
Chicama y Moche, así como en la sierra norte (específicamente en la circunscripción de
la actual provincia de Huamachuco) tuvo un carácter comercial, aunque los objetos
comercializados tenían por finalidad ser utilizados en contextos funerarios, donde el
tenerlos confería cierto prestigio a los individuos que los poseían. Este punto se
sustenta en las tumbas de San José de Moro y en la de Cerro Amaru, en la costa y
sierra norte respectivamente.
AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer y reconocer a Nadia Gamarra por sus aportes iniciales al
presente trabajo, así como por sus ideas y puntos de vista intercambiados en distintas
conversaciones sobre este interesante tema.
Igualmente nuestro agradecimiento al Dr. Santiago Uceda Castillo, Co-Director
del Proyecto Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, por sus críticas y revisión a
este artículo.
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