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La Psicologia Humanista PDF
La Psicologia Humanista PDF
estructura p mCtodo
Miguel Martinez M.
El autor de estas &has, el doctor Mi-
guel Martínez M.,profesor titular de19De-
partamento d e Ciencia y Tecnologia del
ComporEamientode la UniversidadSirnon
Bolivar, ha consagrado vaRos *os de e4
tudio y reflexión a la elaboración de &a
obra, en la cual nos o h e un documen-
tado d i b i s de 1- fundamentos en los
que se basa b Psícologia Humanista, así
como su nibtdo y técnicas.
w Su análisis se compone de dos p&e# pnn-
cipales. En la primera, el doctor Marti-
nez, hace una crítica a la ciencia ortodoxa
y a quienes, ocupados de estudiar h con-
ducta humda, han utflizade tos métodos
propios de las cien& n a t d e s , sin darse
cuenta de que d hambre es aigo más que
un objeto de &dio científico. Así, el
doctor Martínez afirma " la vida tiene ...
una riqueza de contenido que no captan
las &&as matemáticas u operacionak
tas y nme& métodos más humanos y
persondistas".
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r);'Cii'ih DE PATRtfi4CNICi
\
Fundamentación epistemológica,
estructura y metodo
-- EDITORIAL
Mcxico arqmmi E v i ) i
COlOmbm D w m l l i c o v m nuii
Catalogaclbn en la fuente
Mart(ner M., Mlguel
La p5kologla humanista , fu ndamentacldn
eplstemoióglca, estructura y m W o . -- Méxfca :
Trillas, 1992 (relmp. 1993).
170 p. : 23 cm.
Blbllografía: p. 157-166
hcruye lndkes
158H %B-2a1151-3
Impreso en M P x k o
Prlnted ln Mexko
-
En la evolución hist6xica de Ia psicdogfa como ciencia se ha puesto
énfasis en tres enfoques o filmfías de la ciencia psicol6gica.
El empirismo clásico concibi6 la psicoIogía como una ciencia pura-
mente desmitiva de las obsewacioncs de 10s fenómenos psicolbgicos .
lndice de contenido
Pi-esentación
Prólogo
- Introducción
P R I M E U PARTE .
S E G m A PARTE
HACIA UN NUEVO PAL4DTGM.A
EN PSICOLO6;fA
Cap. 4. Una ~ 6 d d hombre
~ humankta n 65
Cap. 5. Fidelidad a la n a d e z a d a objeto estudiado 83
Cap. 6. - Problemas y fcmm del conmr en picologia . 91
Cap. 7." La estructuia como "datum" fundamental en
po;..~~ 101
Cap, 8 . AnáIisis desintepdor . 109
Cap. 9- * Limitaciones de las dcnicas rnatzmhticaa en el &u&o
del hombre 117
Cap f O. El probfana del mébodo
Cap. 11. Búsqueda de una clave metodológica
Cap 12, El " ~ o g o "como método
Indicc analítico
Introducción
CONTaETO GENERAL
En el nGmero de septiembre-octubre de 1975, b revista The Hu-
mnist publicii una dec3aracih -A Statrment by 186 Leading Scien-
&r- contra la astrología. La decIaraci6a consta de cuatro paites; la
primera, de una p@a de extensibn, es la d&l&aci6n propiamente
dicha. Siguen, luego, 186 firmas de astránomos, fisicm, matemáticos e
individuos de otras profesiones no especificadas, entre d o s dieciocho
premios Nobel. %r iiltimo, hay dos artículos que explican más detalla-
damente el "procesa" contra la -logia.
Esta declaracihn que, p r la mpetabfiidad de quienes la h a n ,
pareciera evidenciar la pmici6n inobjetable y deckión definitiva de la
ciencia (al estilo del Roma Eocuda cama finita), suscit6, por el con-
trario, toda una ola de criticas posteriores. Lo que en estas criticas -se
censura a el tono "'religioso" del documento, la debilidad e ignorancia
que d e j a n los argumentos y fa manera autoritaria en que se presentan.
Efectivamente, muchos se preguntan: ¿para qué son necesarias 186
firmas cuando se poseen fuertes y s6lidos argumentos? Pero lo más grave
es que sea literalmente cierto que algunos de estos eminentes cientifi-
cm "no saben de qué están hablando". En efecto, ante un represen-
tante de la BBC de Londres que quiso entrevistar a algunas de los
Premios Nobel, &tos declinaron la solicitud afirmando que 'hunca
habían estudiado la astrología y no t d a n idea de sus daalles" (dr.
Feyerabend, 1978, pág. 91).
Todo esto ba hecho pensar a más de uno en el famoso MdIetar
MaleJeccarutnque el Papa Tnocencio VTTT publid en d ano 1484 contra
la brujeria. Hay @o paralelismo entre a m h . El Papa hace pre-
ceder a t e libro -preparada por los más eminentes estudimm de k
4pcica, de 1- fenbrnenm, etiología, aspectos legales y aspectos tcolbgicos
de la brujeh- de una bula, habla con toda la autoridad de su sagrada
y máxima kvestidura y, en nombre de Dios, condena y lestigmatiza
todos los fenómenos hechiceros y de brujería como provenimta de los
demonios. Para los que creían en la autoridad papal, ese pronuncia-
miento cstnba respaldado por la autodad divina y era total y ahsolu-
tamentt cierto.
Ea el caso de los 186 cientificos que se manifestaron mntra la
astrologia, tampoco cabe duda alguna -para los que creen en la infa-
fibilldad de la ciencia- de que los fenómenos e ideas que propug-
na la astrología han quedado definitivamente juzgados p r la ciencia y
condenados como absolutamente f a h ,
Hay, sin embargo, una notable diferencia entre ambos casos. El
Papa y sus.asesores conocian lo que ataban tratando, pues eran Ias per-
sonas que más sabían acerca de esos fm6menos. Por ello, descnien,
examinan y rebaten con argmentos cada uno de los fmómenos, Esos
autores conocen la materia, hacen una concreta q o s i c i ó n de los ar-
gumentos de sus opitores y arguyen en contra de eIIm con base en el
mejor conocimiento disponible de la 6poca. Esto no parece ser así -por
confesión propia- en d caso de los cimtEbicm.
Por lo que se refiere a la brujda, hubo que esperar varios siglos
para que los hechos condenada fueran mejor conocidm y revaloriza-
dos, gracias a los estudia de Mcsmer y otrcis investigadores de los fmó-
menos hijmdiicos. Sin embarga, muchos de 10s mEdicos que prestnciaroia
las primeras ope&iones bajo hipnosis se negaron a creer que fueran
indoloras. La astrología, en cambio, que ha sido cultivada por inás de
tres m3 años y representa la cadena hist6rica m& larga de gmeraIiza-
&mes empiricas, no va a necesitar esperar tanto tiempo ,para que la
misma ciencia que la condenó confirme muchos de, sus aaertm.
De hecho, parece ser que, según algunos atudioms (J, H.Ntlson
y L. Watmn), los conceptos modernos de astronomía y fíica eapacial
incluyen extensos 6cplasmas"planctarios, a& como una atmbsfcra solar
que se -tiende en el espacio mucho mas allá de la Tierra. Los plasmas
intet-actiian con el Sol y entre si. Esta interacción lleva a una dcpcn-
dencia de la actividad solar respecto de la posición de Im planetas. As!,
viendo los planetas se pueden predecir ciertas formas de la actividad
solar con gran precisi6n, La actividad svlar influencia, a mi vez, la
calidad de ciertas d a l e s radiales de onda corta; de aquí, que también
se puedan predecir fluctuaciones en esta calidad a partir de la posi- +
ción de 1ce planetas. Por otro lado, se conme muy bien Ia profunda
idumcia de la aaixidad solar sobre la d a (dr. FeyerabendI 1978,
pág. 93).
Introducción . 15
EL PROBLEMA: NECESIDAD DE UN
S I E V O PARADIGMA PARA LA
COMPRENST6N DEL HOMBRE
La declaracibn de los 186 científicos es, quizá, un hecho más de
los muchos que han inducido a diferentes representantes de las ciencias
que se relacionan con e1 comportamiento humano (psicología, peda-
gogía, antropologia, sddogía, historia, economía, etc. ) a clamar por
una augua metodología para el estudio de sus f;en6menos.
En efecto, ef concepto ~dicionalde ciencia y su método, parece
constrcflir y aprisionar nuestro pensamiento cuando trata de comprender
la conducta humana. Se necesitaría, por Io tanto, -unsistema logico, una
metodologia ftgil y fIexible capaz de adaptarse y captar la ~tructurade
Eas vivencias profundas que se dan en el ser humano y que dan razón
0
de str de su canportamiento externo.
En lo referente a Ia psicología, se puede a f h m r que &a cuenta
con una historia de teorías hecha de cambios de puntos de vista, de
cambics de dominas y de cambios de imagen; cambios, todos, que tra-
1 tan de emular las ciencias naturales, sobre todo, a la fisjca./Dufante
mucho tiempo el método de Ia psicología ha sido calcado 'dd de la
fisica. Es ciertamente incréíble que una ciencia tan joven coma la psi-
cología restrinja su pensamiento a lo que otras han pemado, hallado,
elaborado u organizado en formulaciones t e ó r i c ~ ,declaraciones proga-
máticas o estipulaciones metodológicas.
En consecuencia, resuita compre&i%le que, ante esta serie de hechos,
en las trcs ÚItimas decadas se haya ido d m 1 B a n d o y afianzando una
nueva "fuerza" en psicdo@a, que presenta diferentes facetas: de protes-
ta, de desafio, de complemento, de rrctensión o de alternativa. La razOn
bLica que sustenta esta nueva orientaci6n -humanista- es que por
tste camino la psicoIogia se: habia ido concentrando en el -dio de
las f u n c i w s deI-hot7~bre,mientras perdía de vista al hombre m i m o ;
se dedicaba a lo secundario y periftrieo y descuidaba lo primario y
esencial, es decir, todo aquello que es m& estrictamente h.umano.
La pricología humanista representa una nueva y mh amplia f i I 6
f í í de la ciencia y comparte, con otras tendencias filosóficas de origen
europeo, una "jvoluci6n" en la fdmfia de la ciencia.
-
- -..-.-
En mucho1 aspectos, el eIemento';diacrfti& que,se da entre la pi-
cdogía humanista y las otras orientacienes psicológicas ea de orden mc-
todol6gico.
La orientación humanista se ubica en el problma que se debe
( eshrdiar y en el pleno a su naturaleza (d ser humano mmo
d. -m); las otras orientaciones están más centradas en sus tdcnicas
i metodol6gicas, las cuales han sido consideradas como la hita ota para
lograr algo confiable.
EListlein decía que la "formulación de un problema es mucho más
importante que su solucih, la cual puede ser una mera cuestih de
destseza matemática o experimental"'; que "plantear nuevas i n m
gantes, nuevas pibilidades, ver los viejce prnblmas desde nutvus án-
gulos, rcquim imaginación creativa y .mmca u n aoence red en la
cimcia'" Maslow, 1970, p6g. 18; cursivas nuestras),
L+ i&oIatda del método proviene de l ~ k sg ~ a n d emultados
~ que su
uso ha proporcionado en el campo de las ciencias naturales; pero &m
beneficios no se pueden atribuir al mbodo en si, sirlo a su alto nive1 de
decuaciOn al objeto de estudio de Ias "ciencias naturales, que es más
bien, pasivo y esthtico.
Por otm parte, la a d e d 6 n anterior serh, en d i o , ñnfima en
rdaci6rr con el objeto dc estudio de Ia psim1ogia (vida psiquica htima
y m correspondiente mariifestaci6n extema) y, en general, con el obje-
to que estudian todas las ciencias humanas,
Todo esto aconsejaría el uso de una gran haginaci6n y valor para
1C
idear nuevas formas rnetndoI6gicas más finas y apropiadas a la did-
mica y estructura psíquicas,
En sus escritos, ha demostrado que no debemos los aspec-
tos negativos de la práctica de la "cien& nonnaP' a los grandes cien-
tificos, creadores de paradigmas, descubridores o moluuonarios, sino
n la gran mayaria de científicos mediocres que todo lo resuelven cm
el uso de Ia paciencia, pncamciCin, cuidado y lentitud para no come-
ter m e s ; ea decir, que todo parece un constante actuar sumergidos
en el miedo.
La bzstoria muestra que lo que ayer naa asustakm por considerarlo
revolucianaño, hoy se considera s6Ío una buena intuición, mañana iiqp
a ser una doctrina anticuada y poco depu& Jerá juzgada como repre-
siva y hasta prrra supsición.
Por esto, no deja de ser lamentable 1á conducta de muchos invec-
tigadores curp ciclo de vida htelectnd, tanto en la ciencia como en
la metaci- se asaneja, más bien, ai compontamiento de los corales
marinos: mientras son jdeacs nadan libremente en el octano, pero m&
adelante se v u k scdeQtarins y se calwfican; así viven se- ep su
nicho. La tradición,cicntifica.ofrece también un nicho tranquilo y pacifico
a los investigadores que han aceptado sumisamente los cánones me-
todológicos consagrados por ella.
Sin cm-o, no aceptar nada corno defllitivo es Ia &mcia de la
investigación. Todo será perfectible, por muy acabado que aparezca,
por d mismo espíritu humano que ha hecho avanzar la ciencia hasta e1
punto donde ahora se encuentra. El progreso de Ia Ciencia, y en gene-
mi, dcl conocirnicnto, implica bastante m& que una gradual acumu-
l a U h de datas, hechos y técnicas cientificas. Quizg, la psicoIop-ia, en
su orientación positivista y experimentalista, haya pecado gravemente
en este sentido. La riqueza de hechos no es neccsanamente una fi-
queza de pensamiento. Necktarnos encontrar d rnttodo para organizar
y estructurar ese material m podemsas sintesis tebricas y no quedamos
perdidos en una inmensa masa de datos inconexos y dkpems. Aunque
cs cierto *amo afirma Kuhn- que cn cada Epoca una comunidad
.---- -
científica adopta un !,p-mu-ileterminado, ts decir, un cuerpo de
- -- --
creencias, presupuestos, regIas y procedimien- que definen como hay
que practicar la ciencia, no es rncnos cierto que un paradigma se impo-
ne a otro m la medida en que ofrece una respuesta a la Crisis reinante
y demue&ra mayÓr capacidad de resolver los problemas importantes que
vive esa comunidad.
:En d caso de la psicología, e1 paradigma con que ha labarado hasta
ahora, ha alcanzado los límites de su utilidad en muchas áreas y sc im-
pone la necesidad de hallar otra, No obstante, cstamm en un periodo
de tmmición en d que las insuficiencias del usado can pa-
t entes, pero no .es clara la articulaciDn del nuevo paradigma que deberá
sustituirlo.
De aqui que la lucha entre paradigrnas sea siempre muy aguerrida.
En general, siempre se acusa al nuevo paradi- que busca status y
aceptaci&n, de no ser "cientifico", 10 cual equivale a a c w l e simple-
mente de no aceptar los cfiteños y reglas establecidos, es decir, de ho
ser como el anterior. Es lógico que si cs obro paradigma, tiene que ser
y presentame en forma difercntc. For otro lado, ningún par~digma
puede defenderse a si mismo con base en Ios criteria sobre los qur: se
funda, ya que se apoyaría en una a,rgumentaci&nCircular.
Chn la aparición del picoanáIlsis surgieron ejemplos muy claros
de ato. Se Ie acusaba de no ser "cientXjco", a 10 cual respondían al-
gunos psicoanalistas diciendo que ' l a ciencia no era psicodinfunica". Se
dan con igual frecuencia muchos casos cn el campo de las ciencias
s~cioecon6micasen los paises socialistas, donde se acusa a los e r i c e
disidentes de ser "anticientikasJ" en esa área, porque van contra b
.i;s;ón socialy eclin6rnica aceptada y sostenida por la comunIad
MARCO DE REFERENCIA Y
PRESUPUESTOS BASICOS
investigación gnoseol6gica.
AdemAs, sus reglas
.+.. - negativa n m ayudan en una triple eiiminacibn
O c c r e d ~ ~ ~ i 6(epoché)
n'' : primeramente, dc todo lo subjetivo (deseos,
sentimientos, actitudes personales, ecc.) ; en segundo témina, de las
posiciones tehitas [hipótcsh, tearías o conocimientos) ; y, en tercer
lugar, en la exclusiiin de la. fredicz'órt (lo enseñado y aceptado hasta el
momento), Igualmente son muy GtiIes sus principales reglas pon'fivm:
la que nos prescribe ver iodo lo dado, ya que tendemos a ver sólo la
parte que nos interesa y confirma nuestras ideas; y la regla que nos
aconseja describir el objeto en la infinita ;vmiedad y complejidad de
sus parters.
. &Creernos que el mttorXo de la reflexlh critica, vigorizado y forta-
lecido con las prescripciones del método fenomcnol6~e0,es el más adc
cuado para nuestro estudio.
Crítica
a la concepción
clásica
de la ciencia
En los dtas' en que psdla silenciarse
una Idea dlciendo que era contraria a la
nligibn, la teologla era le inayor fuente
individual de fafacias. Hoy. cuando todo
pensamiento humano puede desacredi-
tarse calificdndolo de no-ciontifico. el
poder ejercido previamente por la teoio- -
gis ha pesado a i a ciencia: así, la ciencia
ha llegado a ser l a mayorfuente indívidual
da errores.
en disponer las cosas según grupos, no de cosas identicas, sino de mas que
parecen ser o comportarse de mudo semejante (Bronoivski, 1978, pág. 65).
, ]
I
tructura pcrsonal cnri un conjunto de rasga y dispasiciones peculiares
que, aunque pertniecen Únicamente a esa v a , dacriben y pueden
predecir e incluso ayudar a LLcontrolar"su conducta a 1s largo de un
I extenso penoda de su vida. Aquí tendríamos un tipo de universalidad
"temporal" -porque se extiende a muchas situaciones cn el tiempo-,
que puede ser más Util en relación con el individuo, que la univena-
lidad "espacial" o 'kxtensional", referida a un elemento dc muchas
sujetos.
Par otro lado, es posible que la naturaleza del objeto R=? &&a, tan
impetiile e heprodircible como la explusion de una estrella nova, Ia
erupcihn de un volcán, un tcrmuto, d e t d a d a rrvolucihn política
o el fenómeno de doble personalidad. En casos similares, a la cieticia no
le queda otra alternativa que estudiar m s casos hitos a si, ayudada,
naturalmente, por m mejor equipo teórico.
Can base en estas reflexiones pdcmos p~cguntarnosque otras carac-
t d c a s , ademh de la univemdidad, suden exisjne a determinado
cuerpo de conocimientos, para poder mnsiderarFs como "científico". El
número y alrrance de estas carac~eristicasvaria mucho de acuerdo con
lo que cada autor espera de la ciencia. N o se le txigzn las mismas
cualidada a t d a s las i r e a o parcelas del saber, por Ia iiencjtla razón
de que es su misma naturaleza la que st lo impide. Sin embargo, no
por eso se las excluye simplemente de formar parte deI conocimiento
científico. AS, por ejemplo, se suelen señalar como caracteristicas del
saber científico la predi&dn de evcntos y cl control de los mismos. .'
Cap. 1. Naturaleza da la ciencia 31
más bien, porque dichos oponentes llegan a morir y crece una nueva
m c i ó n que se familiariza con ella".
Así, PUB, la intersubjdvidad o consenso entre determinada comu-
d a d de cientificos contemporáneos, como desea Kuhn, puede ser algo
*He, pero no necesariamente indxspensabIe en si.
Bronowski pone el fundamento de la ciencia en d &todo que litüi-
za, cs decir, en la unión del mttodo lbgico-deductivo (cuyo uso habla
W e c i d o durante toda la Edad Media) con el mhtodo empirico-
nsductivo que desarrolló Francis Bacon:
.
. .la racionalidad de la ciencia no &de en su hdbito de apeIar a datos
empfricos en apoya de m dogmas -pues m lo hacen tambih los a d 1 0 -
ps--, sino exclusivamente ea al enfoque crítico, en una actihid que supone
el nrso crítico, entre otros argurnenms, de datos empiricos: (especialmm~en
las refutaciones). Para nosotros, por consiguiente, la ciencia no tiene nada
que ver can Ja búsqueda de la certeza, de la probabilidad o de la confiabi-
lidad. No nqs interesa establecer que las teorías cientifica rron seguras, ciertas
e probables. Consco'intes de nuestra falibilidad, s61o nos interesa ~ r i t i ~ a ry h
someterlas a prueba, con la esperanza de dtsnibrir m que estamos e q u i w
&, de aprender de nuestros mores y, si tmemos 8Uerte, de lograr teorías
mejores,
.. Supongamos que nos hemos propuesto deliberadamente vivir en este de+
conocido mundo nuestro, adaptamos a é i todo lo que podarno$ aprovechar
las opoaunidades que encontremos en tl y expIicarlo, si es posible (no necwi-
tamos s u p e r que lo es) y hasta donde sea posible, can ayuda de 1 - y
teorías explicativas. Si nos hemos propriesto esto, entonces no hay pro&-
miento más racionaI que el método de! ensayo y del error, de ia conjetura y
lb ~qhtuciún;d e proponer teorías intdpidamente; de hacer todo'Ia posible
por probar que son errheaa, y de aceptmh tentafiuamsnte, s i nuestros es-
fumo~criticos fracasan (1967, págs. 64, 265, 266; curaivas nuestras}.
*.
9;pero una ley puede ser muy cimf%ficasin s e cuantitativd' ( 1975,
55).
El empirkmo supone y acepta gratuita y &&ente la idea de
-e la experiencia sensorial nos da una mejor imagen deI mundo que
pasamienta Iógico c intuitivo.
La rwolución científica dei siglo xm, y su consiguiente afianza-
ziiento, se fue apoyando cada vez más en una base que no era tan
icjgica como parecía: la idea dc una c a u d d a d universal. L a ciencia
es toda astronomía y menos un juego de billar, aunque en el siglo xnt
_.e cxinsñuyese toda una teoda del comportamiento de los gases a par-
tzr de e?. Pero también aquí, como en toda el campo regido por Ia
-da ley de la termodinimica, hay una puerta abierta. Efectivamen-
q podría ocurrir que un recipiente Ueno de agua puesto al fuego,
ai vez de henii, se helasre, pues no está demostrado por ninguna de las
k p de la fisica que el he& sea imposible; sóIo la segunda ley de la ter-
n d n á m i c a demuestra que es altamente imp~obable.
LA CRISIS DE LA CAUSALDAD Y EL
DETERMINISMO FfSICOS
dencia que no funciona ya como instrumento. Desde luego, cada uno es libre
de prefcrir m mtfculo de fe fauodto.. . Pero, no creemos que esta fe sea
algo mas que un apoyo confortable y de rutinaria s u $ e ~ s t i ~ Ó a(1978, pagi-
na 81; cursivas nuestras).
.
, .la primera era fáctica, se ocupaba de descubrir datos siempre mas exactos
y confiables y la determinacibn de las constantes de la naturaleza hasta un
creciente número de lugam decimalcs. La nueritra es una aventura hurnanq
prei?ada de desafIos e ideas, esperanzas y frustraciones, y sus conceptos tras-
cienden cn sumo grado d dominio de los hechm mcnsurables (1969,pág. 3).
Hacia
un nuevo
paradigma
en psicología
V n hombre no cdnoce ni siquiera su
-a ciencia, si sólo esa ciencia sabe".
WHETEHEAD:TheAimsofEducatíon
Una concepción
humanista
del
hombre
CARACTERIZACION DE LA CONCEPCI6N
HUMANISTA DEL HOMBRE
Berelsun y Steiner publirarnn en 1964 un estudio sobre 1 045 in-
vmtigacimies ciaitificas re1acionadzcs con la conducta humana, y m i b
70 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicologia
que tiene que creerlo, y si hace algo es pbrque time que hacerlo, Si
esto fuera cierto, se seguida que niaglrn conocimiento o compraisi6n
de h maiidad objetiva d a posible para el hombre. Efectivanrente, las
acciones y el contenido de la mente estarían determinados por factores
que no tendtlan nada que ver con la razón ni con 1a 16gica y, por lo
tanto, nunca conocería si sus concIusiones son verdaderas o f h . Esta
aiEirinación negaria la posibilidad de que el hombre pueda conocer, lo
mal es una autocontradicción.
Si t d m los pasos que da un cientifico et6n plenamente determi-
nados por factores que no puede controlar, {cbmo podría IIwar a cabo
un experimento significativo? En efecto, necesita conocer no solamente
las medidas que tiene que tomar, sino ser libre d e hacer las observa-
ciones m e n t e s y dizar10 todo de a c u d o con el plan mblecido,
sin interferencia &mas. Hebb, por ejemplo, un conductista contem-
p h e o , dice sin ambages, que "la Única esperanza dt que la psicologh
siga siendo cientifica es suponer que d hombre es básicamente un me-
canismo" (1966, p á g ~7-8). Habría que oír a este autor explicando
&mo un m e c a n h o , un robot o un autómata estudia "citntificamcnte"
y ''comprende" a otro similar.
El dderminismo es una teoria cuyo clamor por la verdad es incom-
patible con su mismo contenido. Lejos ¿e ser necmario para la
tencia de la ciencia, m h bien, la haria impasible. El argumento ad
homimna as m& que suficiente para apoyar Ia refutaci61-1del determi-
nismo absoluto.
. Por otro lado3 eI determinisms haría totalniente inexplicable toda
una serie de realidada humanas como la qonsabiIidad, la imputa-
ción, la culpa, tl arrepentimiento y, en general, toda la &a, el dere-
cho y la jurisprudencia. Ante el atropelIamiento de un peatbn, por
ejempIo, por parte de un conductor descuidado, la autoridad policid
debiera detener tanto a éste como a su autombvil: ambos d a n igual-
mente "respomabk", Tampoco t d a n ningún m i d o la educacibn,
la terapia u otras actividades culturaIes o sociales, ya que los acontcci-
mientas s q d d a n siempre y necesariamente d propio cum,
Algunos autores, ante este f a t d h o lógico e inevitable que se sigue
rigmmmente dc la negación de Ja liertad, hablan de un "'defen~i-
nlmro pmc¡PI entendiendo con este concepto los "actos no enteramen-
te d e d o s por eventos anteriores" (cfr. Berlin, 1968, pág. 680).
Evídmtanmte, eito es m contrasentido: si hay actas que no están
totalmede dctmmkdas por los eventm antwiwcs, no estfin d e t d -
nados en abdtdo. S o hay un d&o medio.
Cdmo a qne d hrsnhre es librc en un mundo físico sometido, en
gran parte, a 1 . s & q p b k ~ t a s , eri ciertamente un misterio rnehfki-
Cap. 4. Concepción humanista del hombre, 77
como es, sin que sc Ie utilice para cualquier tipo de dkgnbstico, evaturr-
ción o an(t1isis y sin que se le pongan barreras cognoscitivas o emo-
cionalw.
Mar& Buber dmcribe esta rdacibn profunda, de persona a perso-
na, como una relación "ya-tú'", es decir, una mutua experiencia de
hablar sinceramente uno a otro corno personas, como samos, como sen-
timos, sin ficcibn, sin hacer un papel o desempeñar un rol sino con
plena scncilIez, ~pontaneidad y autentíddad. Este autor considera
que ésta es una experiencia que hace al hombre verdaderamente hu-
mano, que no puede mantenerse en forma continua, pera que si no se
da de vez en cuando, el individuo queda afectado seria y negadva-
mente en su desarrollo.
Este tipo de relación a la que constituye la mejor fornia educativa
y, cuando ésta ha fallado, la mejor prhctica terapéutica. En su más
feliz rdimción, esto da la sensación a sus participantes de haber vivido
un momento fuera del tiempo y del espacio, algo similar a un senti-
miento de trance del cual se sale como de un túnel y se ~tgresaa una
vida cotidiana completamente distinta.
QNTOLOGIA PRESUPUFSTA EN
TODA JNVESTIGACLdN
Muchos infomes sobre investigaciones psicológicas y casi todas las
pubiicacioncs relacionadas w n esta área, comienzan con una hip6tesis
aceptada y despues relatan, con detall= hasta obsaivosr, lo que sucede
de ahi en adelante. Pero las etapas más importantes y cniciales de la
investigación tienen lugar antes de a t e y pocas veces son mencionadas,
es más, ftcuentemente ni siquiera mn reconocidas,
Si nos pguntamos &o se llegó a la hiphtesis, no podemoc menos
de constatar que se hizo a través de una intcrprstacióñ anticipada de
los hechos, ya que eso es, en definitiva, una hipótesis: una tesis subya-
-
cente. Ahora bien, esa interpretación exige haber visto los h d w cn
una f m a determinada, que Iuego dificulta verlos, de ahí en adelan%
en cualquirm de 1- otras formas posibles. La hipótesis puede e-
ciarse medbnte un proceso de analogía, inducci6n, deduccibn o
prr
84 Segunda parte. Un nuevo pnradigmu en psicologia
trucciiin, pero también puede ser el fruto de una intuición cuyo proceso
ts totalmarte inconsciente. Sin embargo, la fomulacibn clara y expií-
cita de la hip0tes5 se deriva de relacionar el planteamiento del proble-
ma con nuBtra estnictura cognoscitiva personal, Ia cual activa laJ ideas
antecedentes pertinentes y las soluciones dadas a problemas anteriores
parecidos que, a su vez, son remgankadñs y transformadas en forma de
proposiciona de soluci5n al nueva problema que se plantea.
Kuhn (1974) ha demostrado en forma convincente que la investi-
g a c i h y teoría cientificas eatán influenciadas por un marco de rtferencia
prccirrntíh a filosiifico. Hanson (1965) ha hecho también evidente,
con ejemplos hist6ricos, que las hipótesis científicas no se construyen con
base en la inducci6n de los datos emplricoe, sino más bien sobre la base
de una mezcla de evidencia empírica y no ernpí~ica. Por otro iado,
psicólogos cogn&tIvistas, como Piqet, han esclarecido ampliamente
la conc@bn infantil del mundo; esta concepci6n no e& basada ini-
Ualmemte en Ia percepcibn censaria1, suio en "esquemas" semomot6ricos
ptkstentes que, naturalmente, son revisados con base en la percepcibn
misma. Por último, la obra de Chomky propone una teoría similar, es
decir, que la estructura de la Ieaigua predctermina-wcstro pensamiento
y nuestras observaciones.
Las diferentes &reas del saber concuerdan en ofrecernos Ia misma
evidencia: todo ciaitlfico es, al mismo tiempo, un metafísico, quiera o
no admitirla; si no filosafa expiícitamente, Ia hará implícitamente y en-
tonces lo hará maI, ya que en su trabajo acepta o rechaza presupuestos
fildficos tn forma m& o menos acritica.
En psicología sobre todo, pero, en general,',en todas las ciencias
humanas, hay que reconocer el hecho de que la cicncia del sujeto como
tal no puede ser ajena a la metarica; es más, ksta constituye sir fulcro
y marco de referencia. Pensar que se act6a sin un fondo ontolbgi-
a,creer que no se hace metafísica o querer abstenerse. de hacerla a
siempre implicar una ontología, pero no crítica; así como los gobierna3
de "técnicos" no hacm política cxplicitamente, pero no dejan de tener
una y, con frecuencia, por esto, la peor de todas. Por consiguiente, lo
m& d d 1 t para el nivel y la calidad de una investigación cs tomar
conciencia de a t o y actuar cn consecuencia.
Allport denuncia daramente esta d i d a d en lo que se refiere a la
oneatauón *&ta:
]La G c r a f i w i t a d real que presenta la fomuhión positivista consiste
en que d n .casi siempre el hecho de que es prisionera de m orienta-
ción filosbEca esp&ca, de im periodo cultud igualmente específico y de
una e s e d&a& de ciencia. Raramente sc molesta el positivista en
defender su punto de Ista d~terminista y casi rnecanickb de la persona
Cap. 5, fidelidad a la naturaleza del ,objeto 85
Se podría decir, hablando en general, que todos los animales que han sida
o h d m cuidadosamente se han comportado de tal manera que confimm
la filosofía en que creía el olisen-ador antes de comenzar la obsmacióu E%
más, todos los anímales exhiben las araderísticas nacionales del o k m n s k -
LOSanimala &dados por 10s mericanw se mueven frenéticammte
86 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicologia '
V U S DE ABROXXMACIdN EN EL
ESTUDIO DEL HOMBRE
Ante la toma de conciencia de esta dificultad i n t h m a al estudio
psic01bgico del ser humano, puede optarse por diferentts
Podemm señalar brevemente cuatro de ellas.
88 Segundo parto. Un nuevo paradigma en psicología
EL CONCEPTO DE ESTRUCTURA C O M O
PKOTOFEN~6MENOY CATEGOMA
DEL CONOCIMIENTO
k d e -10s-tiempos de GaIileo, el trabajo principal al hacer ciencia
--ciencia natural- ha consistido en fijar la q e r i e n u a en una expre-
si6n matemática o 16gica. Las experiencias timen que ser trasladadas
a un lenguaje de idealirncidn formal. Sin embargo, e1 concepto de "for-
ma'' tiene una historia que se remonta mucho más atrh cn el tiempo.
Los conceptos de f o m y de causa son los dos polos en torno a los
c d c s ha girado nuestra comprensi& del universo. Aristótdes los com-
binó y entrelazb de tal manera que surgió su peculiar concepto de causa
formal, que en toda explicaci6n constituiría la bast del w'ncipio de
rax01a suficiente. Con el desarrolia de la ciencia renacerrtista, e1 con-
cepto aristotEIico de forma-causa pierde vigencia y entra en crisis, Sólo
la causa matemática es cowa oma,y comienza la marcha tnunfal de la
causdidad mecánica. Esto abrió un gran abismo entre las ciencias de
la naturaleza y las cicncias humanas. Es evidente que las ciencias del
hombre no pueden renunciar al concepto dc f a m a sin abolirse con el10
a sí k.
La ausalidad mecánica, poco a poco, tuvo que ir enfrentándose a
una serie de problemas que su metodología tradicional no podia do-
minar. Así, se vio obligada a rcvisar su aparato conceptual, debido a
que cada vez tenía menos vigencia e1 viejo supuesto de que el toda
debe explicarse siempre como la suma de las partes. El. concepto de
campo electromagnético, por ejemplo, ixtabIecido ya desde el siglo XTX
por F d a y y Maxwell, no es un concepto de cosa, sino de relación;
no está formado por fragmentos, sino que es un sistema> una fotd-
e
lrJI
102 Segunda parte; Un nuevo paradigma en psicologla
dad de lfneas de fuera. Todo esto, unido a las teoría sobre la mtcini-
ca mhntica de Max PIanck y al principio de indeterminación de Heis-
cnberg, condujo a la crisis y colapso de Ia causalidad y de1 deterrninkmo
físicos, de que ya hablamos en el capítulo 2.
Lm tstudiw de la Escuela de Berlín de la Gestalttheorie demostra-
ion mdiferentes maneras que en un prima momento nos l~ondadas,
como también al animal y a.l primitivo, estructurar totales; que perM'&
mas, pemariamen fe, conjuntos estructurados y no elementos que luego
organizarian un proceso distinto de asociación o de sZnt&. De esta
manera, 10s "datm" fíiicos concretos (color, sonido, tacto, m.), que
suelen ser considerados como el punto de partida de todo el conoci-
mienta de Za realidad, son, m& bien, un producto relativamente m-
dío. Piaget dernostr6 tambibn que en Ios niños pequeños sus p r i m a
vivencias son cabairncnte vivencias fisiogn5micas o de expresión p a s e
nalizante, y la percepei6n de las "cosas" a de las "'cualidades de las
cosats" se impone mucho despub.
De esta manera, el datum original, lo que se da -que en Gnmeo-
logia quiere decir lo que no se dircufe y que inicialmente debiera ad-
mitirse por todos-, es uti pratofen0mmo que sc nos impone desde el
principio con un sentido o significado persona!; es decir, que no habría
hechos "escuetos", plenamente "objetivos", f 0tdrnUItc "externos'bl
obsmador, "indiscutibld' y que "se impongan" de igual manera a to-
dos, hechm que sea posible establecer sin rectrmr a la ayuda de deter-
minados -puestos conceptuala qne le den un "significado". En
el fondo, esta es la misma base del famoso ttorma de Godcl, que ya
tratamos en el capitulo 3.
L a '"hechos" que le toca estudiar a las ciencias humanas - d a
Fakttsm dm Kdfzsry%~ensclaaftertde Cassircr- difieren esencialmsnta
de l a hechm de las ciencias naturales. Y a Dilthey -a fines del siglo
pasado, y como auténtico iniciador de la psicología humanista- asig-
naba a la p~icol~gía el estudio de "una conexión que se nos da siempre
de modo originario, corno la vida misma. . ., las regularidades en la
conexión de la vida psíquica desmollada". Le parece a este autor que
la psicología de su tiempo no se ha dedicado a esta tarea y, por esto,
"en las obras de 1w poetas y en las reflexiones sobre Ia vida que enwn-
tramm en grandes escritores como Séneca, Marco Amlio, San m-
&, Maquiavcb, Montaginc, Pascal, se contiene una com@¿n del
hombre, en toda su realidad, frente a la cual queda muy por debajo
cualquier psicologia explicativa" ( 1951, pAg. 204).
Siguiendo el pencamiento de MerIeau-Ponty, esta misma idea po-
dría expresarse diciendo que la psicología dcbe estudiar la conducta
humana entendida como una estructura que contiene Ia treduc5bB.h
4
.Cap. 7. La estructura eomo "daium" fwndarnenfal 103
Con toda raz6n había afirmado antes este autor qUc ". ..mi propia
y particdar concepción dt las variabl~intervinientes proviene primera-
mente de mi propia fmommologla M ,la. apreclacGn que K 6 k
hizo de mi, coptsa'dmdndome cri$ tofenumm¿lugo, fue probablemente
conecta" ( 1959, págs. 147-148 ; cursivas nuestras).
Ante esta sinceridad de Tohan, habria que concIuir con el principio
que utika la jurispnidencia procesal: "a confesiOn de reo, relevo de
pmebas",
En las GItimm tiempos se ha acrecentado la esperanza puesta m el
uso de 10s modelos estoc&icos. En la tercera mci6n dd capitulo 2 se-
ñalamos que las "lqrCQ' estocásticas son leyes "a medias'" pues no expli-
can, ni siquiera en física, los acontechientos y procesos UidividuaIq
sino Gnicamentc d resultado promedio de un p p o a conjunto; y lo
ilustramos uin ejemplos de Ia desintcgraci6n radiactiva.
En una teoría de formulaci6n estoc5istica, la variabdidud esfoctirticu
est& arpresada por una variable no m m r a b b que representa la s u m a
o efecto de todac las variabla omitidas en una apreciación. Esta va-
riablc na nmmable puede tomar cuaIquiera de sus valores con citr-
Cap, 9. Limitaciones de las técnicas rnafemóticaa 125
Más que cudquier otra cosa, por todas las razones ya expuestas, el
método usado deberd r a p t a r la naturaIeza del objeto estudiado, La
fen6mmos psicológicos tienen una estnictura propia, constituida por
las vivencias personales de1 sujeto en su da456n única con cl mundo
fenoménico. Aislar y tratar de definir variables para después captar su
significado en una estructura psPquica, es comenzar desvirtuando su fun-
ción y sentido. E1 enfoque pertinente a e1 gtructural: ver y ubicar d
bosque para despuk poder ver y ubicar las árbol=
Por último -dentro de a t e cuadro de premisas básicas-, es nece-
sario tener muy presente la influencia que tiene la presencia dd ob-
servador. Oppenheimer dice que hasta en Ia fisica esto es decisivo:
Toda intervención para haces una medicib, para estudiar lo que sucede
en el mundo atómico, crea, no obstante todo el orden de este mundo, una
situaciiin nueva, única, no plenamente predccible (cfr. Rugtntai, 1967, pá-
gina 6).
N m t r ~ Iog
~ , americanos, estamos capecialrnemtc incIinados a ver todas las
dificultades humana como problemas que sólo tienen saEucIones &cno!dgicm,
m lugar de considerarios como los dilemas complejos y parad6jim.s que gc.
..
neralmente m. Parece ya irnposibte para los científicos socialcs america-
.
nos,. e2 r & d r la tendencia de trasladar y convertir toda comprenG6n en
técnica (Fatson, 1978, pigs. 13-14),
LA ESTRUCTURA PSfQUXCA B B I c A
Según lo que apresamos en capitulas anteriores, la vida psíquica de
los seres humanos no es un agregado &tic0 de elementos incomuni-
cados e independientes, sino que, más bien, éstas forman una ~ r u c t u r a
o sistema neurepsiquico organizado y coordinado con fines propios. Del
nivel de vmdad de ata tesis se derivaría la siguiente consecuencia meto-
dológica: ~ e 1conocimiento y comprensidn de una persona depended
mucho mb de un procedimiento perspicaz t inteligente para captar esa
estructura central y personal que da sentida a todo e1 rato, que de
-dios aislados no bien orientados bacia'la emprcnsión del sistema
como un todo.
Quizá esta perspectiva preocupe a más de un estudioso por Ia con-
notaci6n subjetiva que puede Hevar consigo; sin cmbargo, la naturaleza
del objeto estudiado mi parcce rcquerk10. Koch hace ver que el cambio
más conspicuo y significativo anunciado por el neo-neoconductismo es
un masivo retorno ha& áreas problemáticas que habian dejado de lado
o reconocido sólo muy superficialmente debido a su "olor'' aubjetivista;
p m que (Koch) cree que es debido, sobre todo, a una evduaciBn
enteramente realista de las dificultades para un progreso significativo en
estos problemas por.una da exdusivamente 'bbjetira"' ( 1974, p6g. 19).
M& adelante volveremos a este punto en un contexto m& propicio.
Lo importante en &a etapa de nuestra reflexión no es el nivel de
"abjetividad" caniinica (Iedtad a un método preestablecido), sino el
nivel de adecuacih y fIdtIidad a la naturaIaa dd objeto de estudio,
que puede exigir la renuncia, incluso, a ese tipo de objetividad. Un bum
nivel de adaptación al objeto debe ayudar a lograr su c o m m 6 n ; y
la eompretastón de una persona consiste -en palabras dt Spranp-
14I
142 Segundo parte. Un n u e M paradigma en psicologla
Arist6tela dijo que "lo que atA dado a Tos ojos (es decir, lo que
se percibe) es la intmciaa del alma". Esto quiere decir que la inten-
ci6n, el interés o deseo c m que miramos Ias cosm time tanto poder sobre
nuestros scntidos que acomoda, desvirtúa o transforma esos objetos,
adapthdolos perceptivamente a su perspcctiva. La intención con que
examinamos, por ejempIo, una casa (si deseamos adquirirla para vivir
en ella, comprarla para revenderla, pasar en ella nn fin de semana o
verla para pintar un cuadro a-tktico), nm Ilcva a ver algo muy diferen-
te, y aun las mismas uxsas tienen un significado epecial en cada caso. Se
impone el significado fua&nd sobre d significado #ex $6.
El concepto especifico de "intencionalidad" fue introducido en el
p s a m i e n t o occidental por los filósofos Araba de España al principio
de la Edad Media, y se convirtj6 en un punto central del pensamien-
to de esa &poca. Su idea báaica era la aristotélica, aunque Santo To-
más de Aquino reelaborb y enriqueció el concepto.
Aquí nos interma, especialmente, el aspecto psicoIiigico de la intcn-
cionalidad, y este aspecto lo enfatizaron mucho las filósofos eacolasticas
y b concretaron en un principio famm: quidqecid recipitur ad modum
.recipienik recipitur (lo que se recibe, sé recibe segiín la forma dcl reü-
.
piente) Psicológicamente, e1 ser humano mddea el objeto de su pes-
cepción de acuerdo coa sus caracteristicas idmslncrásicas. La revolución
kantiana impulsó esta idea aGa m&. Para L n t , la mente humana es
un participante activo y formativo de lo que ella conoce. Ea mente
construye su objeto informando la materia arnorfa por medio de f ~ r -
mas subjetivas o categorías y como si inye'ctara sus propias leya a la
raatak. El entendhiento es, entonces, de por si, un constitutivo de
su mundo. Por s t o , Kant daba a los £ilOeofos un inteligente consejo:
miren al ojo d d observador. Es decir, no tanto d objeto observado en
si, cuanto la dispiciOn, enfoque e intenciones del o b a d o r , porque
ahí mcontrarh una buena explicación de lo que dice que ve.
El nombre que esta más ligado al concepto de "intencionalidad" es
el de Franz Brentano. Brentano -profesor, en la Universidad de Vie-
na, de F m d y Husserl- se i n t e d en este problema con el fin de
distinguir Im fenbmenos psíquicos de los no psíquic~~ o físicos. Fue así
como desam116 su célebre doctrina de Ia intenciondidad. Dada 1a
importancia crucial que tiene la significación que 41 le atribuye a este
término, reproducYemos literalmente su explicaci6n :
LA CONCIENCIA rnTENCIONAL
En cuanto a Ea conciencia,Brentano también la definía por el hecho
de que tiene d p n a intención, apunta hacia algo fuera de sí misma,
hacia algún objeto, La lntencionaIidad otorga, asf, contenidos signifi-
cativos a la conciencia. Todo acto consciente e,por lo tanto, un acto
que tiende hacia un fin, hacia un objetivo, es un voIverse de la persona
hacia algo.
HumerI ( 1962 ) acepta esta Enea de pensamiento, y pone énfasis en
que la conciencia no $610 no puede ser separada de su mundo objetivo,
sino que verdaderamente constituye ese mundo. Por eso, afirma que
61
el significado es una intenci6n del almaa'y el acto y la experiencia de
la conciencia misma seria un moldear y remoldear continuo de nuestro
mundo (cfr. May, 1971, pág. 211).
En la practica ttraptutjca es, quizá, donde más midente %e hace
e t a tesis. Allí se hace patente, sobre todo, Cómo el carácter seiectivo de
la percepción, la rigidez perceptiva, la a p u r a a las vivencias y la acti-
vación de la memoria son funciones de Ia intencionalidad. Es más,
McCleary y Lazarus han demostrado que existe una discriminación sin
representación consciente. Estas autores dicen que &te a un fenhmeno
de "sabcefición", mediante el cual un sujeto es capaz de efectuar d k
crimiriacioncs a niveles neuro16gicos inferiores d requerido para una
representación consciente. Esta capacidad explicaría el hecho de que un
sujeto distinga, en un nivel subliinaf, i d carhta amenazador de una
vivencia determinada y It niegue d acceso a una conciencia plena, o
bien 10 distomime para aceptado en la misma (cfr. Rogers y Kinget,
1967,I, pág. 195). A su vez, esto indicaría que en toda persona existe
un cenm psíquico, dinámico y coordinador de los demás procesos, que
se autorregula y defiende de todo aquello que considera, prima facie, pe-
ligros~~ Io mal, en ciertos momentos, puede estar constituido por sus
mismas pmepcionps. Por eUo filtra esas percepciones según su capaci-
dad presente de rcsktmcia y tolerancia.
Cap. 11. Búsqueda de una clava metodológica 145
EL MBTODO FENOMENQL~GICO Y EL
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doctor Abrahani Maslow, de su teor a de las n e
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actualización del yo, el dgimen eupsíquicu,
k mciedad s h e r g i c ~y la reforma social.