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CRIBADO DE CROMOSOMOPATÍAS

La prevalencia global de anomalías cromosómicas en nacidos es el 0,6, 4-5% de concepciones,


que en la mayoría son letales en las primeras semanas de gestación. Las anomalías cromosómicas
son causas importantes de muerte perinatal y discapacidad infantil, por lo que la detección de las
mismas es la indicación más frecuente de realización de técnicas invasivas.

Durante los últimos años, la ecografía ha adquirido una importancia cada vez mayor en la
identificación de los grupos de alto riesgo. Esto se debe a que la mayoría de los fetos con
alteraciones cromosómicas tienen malformaciones estructurares que pueden detectarse mediante
esta técnica. El marcador ecográfico más efectivo de la Trisomía 21 y otros defectos
cromosómicos es el aumento del espesor de la traslucencia nucal (TN) entre las 11 y 14 semanas
de edad gestacional.

Marcadores bioquímicos

Los marcadores bioquímicos utilizados son:

- Fracción libre de la Gonadotrofina Coriónica Humana (ßHCG Libre).

La molécula de HCG comprende dos subunidades, a y ß, que son producidas por diferentes células
de la placenta. Diferentes estudios sugirieron la utilidad de la subunidad ß libre de la HCG en el
cribado de SD. Es importante tener en cuenta su gran inestabilidad a temperatura ambiente.

- Proteína A plasmática asociada al embarazo (PAPP-A).

Es una glucoproteína producida por el trofoblasto, aunque no es específica de éste, todavía no se


conoce su función biológica y durante el embarazo los niveles maternos de PAPP-A aumentan
progresivamente hasta llegar al parto.

Algunos estudios en la década de los 90 demostraron que la concentración de la ßHCG libre en


suero materno se encontraba elevada en la Trisomía 21 y baja en la Trisomía 18 y 13. La PAPP-
A se encontraba disminuida en los tres tipos de Trisomía. Pero los valores de estos marcadores
bioquímicos se van normalizando según avanza la gestación, por lo que les hace ser buenos
marcadores sólo del 1º trimestre y no del 2º. Niveles bajos de ambos marcadores también se
asocian con mayor riesgo de pérdida fetal.

Las concentraciones de ßHCG y PAPP-A están correlacionadas con:

- Peso materno (si aumenta, disminuye la concentración).


- Habito tabáquico (disminuye la concentración).
- Origen étnico (19% más elevadas en asiáticas y africanas).
- Diabetes.
- Parto gemelar.
- Fecundación in Vitro

Por lo que todos estos factores deben ser recogidos para realizar una corrección al calcular el
riesgo.

Criterio de calidad que debe cumplir el laboratorio para realizar las determinaciones bioquímicas.

- Las muestras deben ser analizadas dentro de las 24 horas siguientes a su extracción,
debido a que la PAPP-A se degrada a las 24 horas.
- El laboratorio debe de adoptar controles internos de la precisión de las determinaciones
(precisión intra e interensayo) y es muy recomendable suscribir un control externo con
agencias internacionales como la United Kingdom National Quality Assessment Schemes
(UK NEQAS) for Maternal Serum Screening.
- El laboratorio debe de usar equipos y reactivos especialmente diseñados para el cribado
del SD, que realicen determinaciones de cada marcador en el rango de concentración
apropiado para el cribado del SD.
- El laboratorio debe de calcular y actualizar periódicamente las medianas propias del
centro para cada marcador, para cada semana de gestación en los intervalos semanales
habituales para cada tipo de cribado, para cada técnica y para la población que
habitualmente atiende.

Marcador ecográfico

La ecografía tiene dos usos en el cribado del SD: establecer la edad gestacional, haciendo más
precisos los cálculos de riesgo con pruebas serológicas, y como prueba de cribado por sí misma.
Translucencia nucal
La TN es el marcador ecográfico más utilizado en el cribado del SD. La TN está definida como
un acúmulo de líquido de asiento en la nuca fetal. Una pequeña cantidad en las fases finales del
primer trimestre de la gestación se considera un hallazgo fisiológico.

El aumento de este acúmulo hasta valores por encima de los considerados fisiológicos para cada
edad gestacional conlleva un incremento del riesgo de cromosomopatía que puede ser
cuantificable. El índice de riesgo por encima de un nivel previo establecido (el que en condiciones
basales normales correspondería a una mujer de alrededor de 35 años) se considera que justifica
el ofrecimiento a la gestante de la práctica de una técnica invasiva de diagnóstico prenatal (en
nuestro entorno una amniocentesis).

Respecto a la utilización de la TN en el cribado prenatal del SD y otros defectos congénitos se


debe de hacer dos consideraciones importantes:

1. La medición de la TN debe de hacerse de forma muy rigurosa, por personal cualificado y


adiestrado tanto en ecografía obstétrica como en el manejo de la información prenatal. La
medición ha de realizarse siguiendo estrictamente las recomendaciones publicadas y establecidas
por la Fetal Medicine Foundation. La medición es tan sensible (se precisan ecógrafos dotados
tecnológicamente de recursos para medir una décima de milímetro) que la falta de rigor en las
condiciones de medición repercutirá inevitablemente en unas tasas de falsos positivos (o de falsos
negativos) inaceptables.

2. Si bien la medición puede realizarse satisfactoriamente en fetos cuya longitud cráneo caudal
(CRL) oscile entre los 45 y los 84 mm (lo que viene a corresponder con gestaciones entre la 11 y
la 13+6 semana de gestación), la mayor sensibilidad se ha encontrado en las edades más precoces
del rango. Pero, por otro lado, el diferir la exploración hasta una edad alrededor de la 12+5
semana, a costa de perder algo de sensibilidad, permitirá una evaluación morfológica fetal que
posibilitará identificar las malformaciones fetales de mayor expresividad morfológica
(habitualmente las más graves) y reducir al mínimo la necesidad de repetir la exploración en
gestantes con ciclos largos. Por este motivo, éste se considera el momento idóneo para la medición
de la TN.

Tenidas en cuenta estas dos consideraciones, es fundamental para conseguir el óptimo


rendimiento de la TN una formación específica de los y las ecografistas, la estandarización de las
técnicas ecográficas que permita conseguir uniformidad de resultados entre diferentes
ecografistas, el uso adecuado de los equipos ecográficos y la calidad de los mismos y una
evaluación continua de la calidad de las mediciones.
Criterios de calidad ecográfica necesarios para poder realizar el Programa de Cribado

- Debe delimitarse o definirse el número de ecografistas que realicen el estudio del primer
trimestre (TN) y que, en cualquier caso, se garantice que siempre haya personal
cualificado para realizarlo.
- Los/as ecografistas que participen en el Programa deberán poseer una capacitación
adecuada para el Programa de cribado establecida en el mismo.
- Igualmente, a posteriori y merced a la información registrada en el Programa, se podrá
llevar a cabo un control de calidad de la TN observando la variabilidad interprofesionales
e intercentros de las mediciones realizadas, posibilitando la detección y corrección de las
desviaciones que se detecten.

Cálculo del riesgo

Para calcular el riesgo, en términos de probabilidad en el momento del parto, de que el feto esté
afectado por las alteraciones cromosómicas citadas, se utiliza un programa informático,
previamente contrastado y validado, en el que se introducen los resultados de los marcadores
bioquímicos y ecográficos de la gestante comparándolos con las medianas de su edad gestacional,
lo que se expresa como múltiplos de la mediana (MoM). Se introducen también en el programa
informático aquellas variables como edad, peso, raza, consumo de tabaco, diabetes, embarazo
gemelar o por fecundación in vitro, que puedan influir en el cálculo del riesgo. Utilizaremos como
punto de corte un riesgo de 1/270 expresado en el momento del cribado. Aquella gestante que
presente un valor por debajo del punto de corte establecido (1/270), indica que tiene un riesgo
bajo de cromosomopatía fetal, por lo que continuará el control habitual del embarazo. La gestante
que tenga un valor por encima del punto de corte establecido (1/270), indica un riesgo alto de
cromosomopatía fetal, por lo que se le ofrecerá la posibilidad de confirmar el diagnóstico
mediante la realización de una prueba invasiva (habitualmente la amniocentesis) por encima de
la semana 14 de gestación.

PRIMER TRIMESTRE

Ecografia

La ecografía durante el primer trimestre del embarazo nos permite confirmar la viabilidad fetal,
el cálculo preciso de la edad gestacional mediante la medición de la longitud cráneo‐caudal
(LCC), el diagnóstico precoz de anomalías mayores en el feto y la detección de embarazos
múltiples. Además, la demostración de que el mejor marcador ecográfico de las anomalías
cromosómicas es el aumento del grosor de la TN, condujo a la realización universal de ecografías
durante el primer trimestre para examinar al feto y no solo medir la LCC fetal.

El aumento de la TN fetal es una expresión fenotípica común de la trisomía 21 y de otras


anomalías cromosómicas. Se debe a un acúmulo fisiológico y transitorio de líquido en la región
de la nuca fetal, que procede embriológicamente del sistema linfático paracervical. Su medida se
realiza en un plano sagital, entre la parte externa del hueso occipital y la parte interna de la piel
en la zona nucal. Una translucencia nucal aumentada se asocia también con un aumento en la
probabilidad de muerte fetal y una amplia variedad de malformaciones fetales y síndromes
genéticos. La incidencia de estas anomalías está relacionada con el grosor, más que con la
apariencia, de la TN.

En fetos sanos, el grosor de la TN aumenta a medida que se incrementa la LCC fetal. EL percentil
99 de la normalidad no se modifica de forma significativa en función de la LCC y oscila alrededor
de 3,5 mm. El aumento de la TN se define como un valor superior al percentil 95 de la normalidad.

Marcadores Bioquímicos:

En los embarazos con trisomía 21, la concentración sérica materna de β‐hCG (subunidad β de la
gonadotropina coriónica humana) libre es más elevada que en los fetos con cromosomas sanos,
mientras que el nivel de PAPP‐A es más bajo. Sin embargo, a medida que avanza la gestación de
un feto con trisomía 21, la concentración de PAPP‐A no es tan baja y la de β‐hCG libre no es tan
elevada, por lo que se deben tener en cuenta los cambios temporales dependientes de la edad
gestacional cuando se calcula este riesgo.

No hay una asociación significativa entre la TN fetal y la concentración sérica materna de β‐hCG
libre o PAPP‐A tanto en la trisomía 21 como en los embarazos con cromosomas normales; por
ello, se pueden combinar los marcadores ecográficos y bioquímicos para lograr una detección del
90%, más eficaz que con cualquiera de los dos métodos utilizado aisladamente.

En las trisomías 13 y 18 las concentraciones séricas maternas de β‐hCG libre y PAPP‐A están
disminuidas, mientras que en las anomalías de los cromosomas sexuales la concentración sérica
materna de β‐hCG libre es normal y la de PAPP‐A es baja.

Otros marcadores ecográficos de defectos cromosómicos en el primer trimestre.

Otros marcadores ecográficos de trisomía muy sensibles y específicos para detectar


cromosomopatías durante el primer trimestre son la ausencia del hueso nasal, la presencia de una
onda “a” reversa en el ductus venoso, la regurgitación tricuspídea y el ángulo facial mayor del
percentil 95 de la normalidad.

En el 60 al 70% de los fetos con trisomía 21 el hueso nasal está ausente, pero sólo en el 2% de los
fetos con cromosomas sanos. La hipoplasia del hueso nasal en combinación con la TN y la
bioquímica del primer trimestre, podría aumentar la detección de anomalías cromosómicas fetales
a más del 90%.

El ductus venoso proporciona una contribución independiente a la estimación de anomalías


cromosómicas cuando se combina con la TN y las concentraciones séricas maternas de PAPP‐A
y β‐hCG. Los datos combinados de ocho estudios muestran un flujo anormal en el ductus en 3.7%
de los fetos euploides y 69.7, 71.3, 64.5 y 76.2% de fetos con trisomías 21, 18 y 13 y síndrome
de Turner, respectivamente. Varios de estos estudios mostraban una correlación significativa
entre el flujo venoso del ductus y la TN, lo que podría explicarse por la coincidencia de defectos
cardiacos o disfunción cardiaca transitoria.

La regurgitación triscuspídea se presenta en el 65% de los fetos con trisomía 21 y en el 6% de los


fetos con cromosomas sanos. La asociación entre insuficiencia tricuspídea y aumento de la TN en
fetos tanto euploides como con anomalías cromosómicas, puede estar mediada por la presencia
de defectos cardiacos.

El ángulo facial superior al percentil 95 de la normalidad, se encuentra aproximadamente en el


65% de los casos de trisomía 21 y en el 5% de los fetos cromosómicamente sanos.

La trisomía 18 se asocia con retraso del crecimiento fetal de comienzo precoz, onfalocele,
ausencia del hueso nasal y arteria umbilical única. La trisomía 13 se caracteriza por taquicardia
fetal, retraso del crecimiento fetal de forma precoz, megavejiga, holoprosencefalia y onfalocele.

Anomalías asociadas con aumento de la traslucencia nucal y cariotipo normal.

El aumento de la TN fetal es un rasgo fenotípico común de las trisomía 21 y de otras anomalías


cromosómicas, pero también se asocia con mayor riesgo de muerte del feto y un amplio espectro
de malformaciones fetales y síndromes genéticos. En su causa se han argumentado problemas
neuromusculares, alteraciones en la composición de la dermis, anomalías del drenaje linfático,
compresión intratorácica o fallo cardiaco.

SEGUNDO TRIMESTRE:

Existen varios tipos de cribado de segundo trimestre, los más usados son:
Cribado bioquímico del segundo trimestre mediante test triple: Se basa en la cuantificación de
tres marcadores bioquímicos (AFP, β‐hCG y uE3) y no considera ningún marcador ecográfico.
Su tasa de detección es del 60% con una tasa de falsos positivos del 5%.

Cribado bioquímico del segundo trimestre mediante test cuádruple: se basa en la cuantificación
de cuatro marcadores bioquímicos (AFP, β‐hCG, uE3 e inhibina A) sin tener en cuenta ningún
marcador ecográfico. Su tasa de detección ronda el 70%, con una tasa de falsos positivos del 5%.

Anormalidades cromosómicas frecuentes en fetos con anomalías ecográficas.

Ante la presencia de ciertas alteraciones morfológicas, debemos sospechar ciertas anomalías


cromosómicas en el feto.

- Cráneo en fresa. Aproximadamente en el 80% de los fetos con trisomía 18 se detecta una
forma característica de la cabeza, en la que el occipucio se encuentra aplanado y la parte
frontal de la cabeza es más estrecha.
- Braquicefalia. Se caracteriza por la disminución relativa del diámetro occipitofrontal, sin
embargo, no se ha demostrado que la relación entre el diámetro biparietal y el
occipitofrontal sea útil para la detección sistemática prenatal de la trisomía 21.
- Microcefalia. Se asocia en el 15% de los casos a defectos cromosómicos, en general a la
trisomía 13.
- Ventriculomegalia. La incidencia de defectos cromosómicos en presencia de este
hallazgo es de alrededor del 10%; los más frecuentes son las trisomías 21, 18,13 y la
triploidía.
- Holoprosencefalia. Se asocia a defectos cromosómicos en el 30% de los casos. Los más
frecuentes son las trisomías 13 y 18. A menudo la holoprosencefalia fetal se asocia con
anomalías medio‐faciales, pero la incidencia de defectos cromosómicos es más elevada
cuando a la holoprosencefalia se unen defectos extrafaciales que cuando sólo se
acompaña de anomalías faciales.
- Quistes de plexo coroideo. Existe una asociación muy leve con defectos cromosómicos,
en especial con la trisomía 18. Ante este hallazgo deben buscarse otros marcadores
ecográficos, ya que los fetos con trisomía 18 presentan muchos otros defectos valorables
ecográficamente.
- Agenesia del cuerpo calloso. Se asocia con más de 100 síndromes genéticos y defectos
cromosómicos, especialmente las trisomías 18 y 13.
- Complejo Dandy‐Walker. La incidencia global de defectos cromosómicos es del 40%,
con mayor frecuencia, trisomías 18 y 13 y triploidías.
- Hendiduras faciales. Presentan una incidencia de cromosomopatías del 10% y se asocian
más frecuentemente a las trisomías 13 y 18.
- Micrognatia. Es un hallazgo inespecífico en una amplia variedad de síndromes genéticos
y defectos cromosómicos, sobre todo trisomía 18 y triploidía.
- Hipoplasia/Ausencia nasal. Se observa en alrededor del 60% de los fetos con trisomía 21
y sólo en el 1 al 2% de los fetos sanos, por lo que parece el marcador aislado más sensible
y específico durante el segundo trimestre para la detección de la trisomía 21.
- Higroma quístico. Es una anomalía del desarrollo linfático. El hallazgo consiste en la
demostración de una estructura quística tabicada bilateral en la región occipitocervical.
En el 75% de los casos se asocia a defectos cromosómicos, casi siempre corresponde al
síndrome de Turner.
- Edema nucal. Es el equivalente durante el segundo trimestre al aumento de la TN entre
as 11 y 14 semanas. Su detección se asocia con una amplia variedad de síndromes
congénitos y defectos cromosómicos. Se diagnostica cuando se observa un edema
subcutáneo mayor de 6 mm en el plano medio‐sagital del cuello. El aumento de este
espesor se detecta en alrededor del 30% de los fetos con trisomía 21 y en menos del 1%
de los fetos sanos.
- Hernia diafragmática. En el 50% de los casos se vincula con anomalías cromosómicas y
defectos genéticos. La incidencia de defectos cromosómicos asociados, sobre todo
trisomía 18, es de alrededor del 20%.
- Anomalías cardiacas. Se encuentran defectos cardiacos en más del 90% de los fetos con
trisomías 13 o 18, en el 50% de los fetos con trisomía 21 y en el 40% de los fetos con
síndrome de Turner.
- Focos ecogénicos intracardiacos. Se detectan en el 4% de los fetos sanos y en un 25% de
los fetos con trisomía 21.
- Arteria subclavia aberrante. Este hallazgo es más común en fetos con defectos
cromosómicos, en particular la trisomía 21, con una prevalencia del 29% comparado con
fetos euploides, estando asociado además con un aumento en la incidencia
malformaciones cardiacas. En este estudio la presencia de arteria subclavia aberrante en
la ecografía en las semanas 16‐23 aumenta 20 veces el riesgo de trisomía 21 y el de
trisomía 18 unas 12 veces. La incidencia en fetos euploides es 1.5%, estando asociada a
un aumento en el riesgo de cardiopatías congénitas, que alcanza un 4%, comparado con
el 0.6‐0.8% de la población normal.
- Onfalocele. Los defectos cromosómicos, sobre todo trisomías 18 y 13, se hallan en
aproximadamente el 60% de los casos a las 12 semanas, y en el 35% durante el segundo
trimestre. La incidencia de anomalías cromosómicas es más elevada cuando el saco del
onfalocele sólo contiene intestino que cuando también está incluido el hígado.
- Atresia esofágica. El diagnóstico se sospecha cuando en varias exploraciones ecográficas
no es posible detectar el estómago fetal. Los defectos cromosómicos, sobre todo la
trisomía 18, se asocian en el 20% de los casos.
- Atresia duodenal. Se asocia en un 25% de los casos con trisomía 21.
- Intestino hiperecogénico. Aumenta por un factor de tres el riesgo basal de
cromosomopatías, sobre todo trisomía 21.
- Anomalías de las vías urinarias. En la hidronefrosis leve el defecto cromosómico más
frecuente es la trisomía 21, mientras que en la hidronefrosis grave y moderada, riñones
poliquísticos o la agenesia renal, los defectos más frecuentes son las trisomías 13 y 18.
- Anomalías esqueléticas. En una amplia variedad de defectos cromosómicos se hallan
anomalías características de los miembros. Además, las trisomías 21, 18, la triploidia y
el síndrome de Turner se acompañan de un acortamiento relativo de los huesos largos.
- Retraso del crecimiento fetal. La incidencia más elevada de defectos cromosómicos se
observa en los casos en los que además del retraso de crecimiento hay anomalías
estructurales del feto, el volumen de líquido amniótico es normal o elevado y el Doppler
de las arterias uterinas y umbilical son normales.

En este caso, ante el hallazgo de dos marcadores ecográficos como son la hipoplasia del hueso
nasal y el edema nucal, se debe continuar la búsqueda de otros marcadores de cromosomopatías.
Se ofrecerá a los padres la realización de una técnica invasiva, amniocentesis, para conocer el
cariotipo fetal.

CONDICIONES ESPECIALES:

GESTACIÓN MÚLTIPLE

Las gestaciones gemelares presentan dificultades interpretativas si existe discordancia


cromosómica gemelar. El valor de los marcadores en suero materno se estima al doble
aproximadamente que en gestaciones únicas. En gestaciones de mayor orden el cribado
bioquímico no es aplicable. En cuanto a marcadores ecográficos, la traslucencia nucal presenta
una sensibilidad del 50% en gestaciones dobles con un feto afecto de SD

TRISOMÍAS 18 Y 13

La amniocentesis no está justificada desde el punto de vista coste-beneficio ya que son poco
prevalentes y las consecuencias de estas anomalías para la salud y costes son limitados.
Trisomía 18: los marcadores bioquímicos (triple screening) ofrecen una sensibilidad del 60% para
un porcentaje de FP de 1%. Los marcadores ecográficos tienen una sensibilidad del 85% para un
4% de FP

DEFECTOS DEL TUBO NEURAL

Debe obtenerse una muestra de sangre a partir de la semana 15, donde encontraremos en los
defectos de tubo neural la AFP aumentada con una sensibilidad del 75 % para una tasa de FP del
3%, para un punto de corte 2,5 MoM
ÁCIDO FÓLICO

Es una vitamina hidrosoluble del grupo B (vitamina B9), que se administra por vía oral y
parenteral. Esta vitamina se encuentra en una gran variedad de alimentos incluyendo el hígado, la
levadura y los vegetales verdes.

Presentación
Capsulas 5, 10 mg

Mecanismo de Acción
Factor vitamínico. Interviene como cofactor en síntesis de nucleoproteínas y en eritropoyesis.
En el organismo se reduce a ácido tetrahidrofólico, coenzima fundamental en la biosíntesis de
aminoácidos y ácidos nucleicos, después de la absorción por el tracto digestivo, el ácido fólico
es reducido rápidamente, dando lugar a formas activas que participan en numerosas reacciones
metabólicas esenciales para la vida, tales como la síntesis de purinas, síntesis de nucleótidos
pirimidínicos e interconversión de aminoácidos (serina en glicina, histidina en ácido glutámico,
homocisteína en metionina, un proceso en el que se utiliza como cofactor la vitamina B12.).
La carencia en ácido fólico está asociada a una hiperhomocisteinemia, un factor de riesgo
independiente para la arteriosclerosis de las arterias coronarias, cerebrales y periféricas. La
deficiencia de ácido fólico, produce una síntesis defectuosa de ADN en cualquier célula que
intenta la replicación cromosómica y la división. En la médula ósea, tejido de mayor índice de
crecimiento y división celular, la carencia de ácido fólico produce anemia macrocítica y
megaloblástica. Su participación en la biosíntesis de aminoácidos y ácidos nucleicos lo
convierte en un factor crucial en la formación del sistema nervioso central, que se desarrolla en
humanos entre los días 15 y 28 después de la concepción.
Los derivados del ácido fólico son transportados al interior de las células mediante una
endocitosis activada por un receptor, Una vez en el interior de la célula participan en los
procesos antes indicados, así como en la generación de los formil-ARN de transferencia
implicados en la síntesis de proteínas.
El ácido fólico participa en la síntesis de ADN y, por lo tanto, es esencial para la división celular
rápida que ocurre durante el desarrollo fetal precoz. También juega un rol importante en la
metilación y de esta forma en la regulación génica.

Farmacocinética
Absorción: Por vía oral, el ácido fólico es rápidamente absorbido en el tracto gastrointestinal,
principalmente en la parte proximal del intestino delgado. Tras la administración oral, el pico
de actividad de folatos en sangre se alcanza entre 30 y 60 minutos. La concentración plasmática
normal de folatos varía de 0,005-0,015 microgramos/ml. En general, concentraciones
plasmáticas inferiores a 0,005 microgramos/ml indican deficiencia de folatos. Concentraciones
inferiores a 0,002 microgramos/ml conducen a anemia megaloblástica.
Distribución: El ácido tetrahidrofólico y sus derivados son distribuidos en todos los tejidos
corporales. El hígado contiene cerca de la mitad del total de las reservas de folatos, es
metabolizado a 5-metiltetrahidrofólico, el cual es cedido a la circulación. Se une a proteínas
plasmáticas y difunde a todos los tejidos. Los folatos son concentrados activamente en el
líquido cefalorraquídeo, con concentraciones normales de aproximadamente 0,016- 0,021
microgramos/ml. La vía renal es su vía de eliminación, por ello no se produce acumulación en
el organismo. Se establece una circulación entero-hepática de folatos, que es fundamental para
mantener su homeostasis.
Eliminación: Cuando se supera la reabsorción tubular renal máxima, después de
administraciones orales superiores a las necesidades diarias, el folato es excretado intacto en la
orina. Cerca de 0,05 mg de las reservas normales de folatos son eliminadas diariamente por
excreción fecal y urinaria. En las heces aparecen folatos de la dieta no absorbidos, de la
secreción biliar y de la síntesis de bacterias intestinales. El ácido fólico se excreta por la leche
materna. El ácido fólico es eliminado mediante hemodiálisis.
Indicaciones
Prevención y tto. de deficiencia de ác. fólico especialmente durante la gestación, lactancia,
periodos de crecimiento rápidos,
Tratamiento de los trastornos que cursan con déficit de ácido fólico: Anemias megaloblásticas,
alcoholismo crónico, cirrosis hepática, síndromes de malabsorción intestinal (congénita,
enfermedad celíaca, inducida por etanol, alteraciones de la mucosa intestinal, sprue tropical y
no tropical, enfermedad de Crohn, resección quirúrgica), y en transtornos congénitos del
metabolismo de folatos.
Prevención y tratamiento de la deficiencia de ácido fólico en mujeres embarazadas: como
prevención de los defectos en el tubo neural (espina bífida, anencefalia, encefalocele) y otros
defectos congénitos, especialmente en mujeres con antecedentes de hijo o feto con estas
deficiencias en el tubo neural. La prevención y tratamiento se debe iniciar cuatro semanas antes
de la concepción y continuar durante los tres primeros meses de gestación.

Dosis
Tratamiento de los trastornos que cursan con déficit de ácido fólico: Inicialmente de 10 a 20
mg (1-2 cápsulas) al día hasta la obtención de respuesta farmacológica y normalización
hematológica. La dosis diaria de mantenimiento es de 10 mg.
Tratamiento de la anemia megaloblástica por deficiencia de ácido fólico: 10 a 20 mg (1-2
cápsulas) al día hasta la obtención de respuesta farmacológica y normalización hematológica.
Prevención y tratamiento de la deficiencia de ácido fólico en mujeres embarazadas: o 0,4 mg
diarios de ácido fólico para la prevención de ocurrencia de los DCTN y de 4 mg diarios para la
prevención de la recurrencia. Se recomienda planificar el embarazo, previa consulta médica,
para que, a menos que esté contraindicado, se le prescriba por vía oral cuatro semanas antes de
la concepción y los tres primeros meses de la gestación

Contraindicaciones
Hipersensibilidad, anemia perniciosa addisoniana, anemia megaloblástica por deficiencia de
vit. B12 . Muchas formulaciones de ácido fólico para uso parenteral contienen alcohol bencílico
como preservativo. El alcolhol bencílico puede cuasar graves reacciones alérgicas en personas
hipersensibles. También deben evitarse los preparados de ácido fólico con alcohol bencílico en
los neonatos ya que el alcohol bencílico ha sido asociado con una condición fatal de acidosis
metabólica y disfunción del sistema nervioso central y de los riñones. La forma oral suele
contener lactosa y, por tanto deben prevenirse los pacientes con intolerancia a este azúcar

Interacción
Necesidades aumentadas por: metotrexato, trimetoprima, estrógenos, sulfamidas,
corticosteroides (uso prolongado), alcohol, suplementos de Zn, antiácidos, colestiramina,
colestipol, triamtereno, antimaláricos, sulfasalazina, carbamazepina, ác. valproico,
pirimetamina, aminopterina, antituberculosos.
Disminuye efecto de: fenobarbital, fenitoína, primidona. succinimidas aumentando su
metabolismo y la frecuencia de crisis convulsivas.
En pacientes con carencia de folatos la administración con cloranfenicol antagoniza la
respuesta hematopoyética al ác. fólico.
Otros medicamentos que pueden afectar de forma adversa a la absorción o metabolismo del
ácido fólico pudiendo producir estados de deficiencia de folato son: suplementos de cinc,
antiácidos, colestiramina, colestipol, triamtereno, antimaláricos, sulfasalacina,
antituberculosos.

Efectos adversos
Trastornos del sistema inmunológico: Raros: alteraciones alérgicas y de hipersensibilidad
individual como eritema, prurito, erupciones exantemáticas, malestar general y espasmo
bronquial. Frecuencia no conocida: reacción anafiláctica.
Trastornos gastrointestinales Raros: Anorexia, náuseas, distensión abdominal, flatulencia,
diarreas y alteraciones del gusto (sabor amargo).
Trastornos psiquiátricos Raros: Alteraciones neuro-psiquiátricas como alteraciones del sueño,
excitación, alteraciones cognitivas, agresividad, depresión mental y confusión
Uso en embarazo
La mujer embarazada debe recibir cantidades suficientes de ácido fólico en la dieta o mediante
suplementación. La deficiencia en ácido fólico no inducida por medicamentos o por un
metabolismo anormal de los folatos, está relacionada con la ocurrencia de defectos en el
nacimiento y algunos defectos en el tubo neural. La interferencia con el metabolismo del ácido
fólico o la deficiencia en folatos inducida por medicamentos como los anticonvulsivos y
algunos antineoplásicos al inicio del embarazo da lugar a anomalías congénitas. La falta de
ácido fólico o sus metabolitos puede ser también responsable de algunos casos de aborto
espontáneo y retardo del crecimiento intrauterino.
Uso en lactancia
El ácido fólico se elimina de forma activa en la leche materna humana. La acumulación de
folatos en la leche tiene preferencia frente a las necesidades maternas de los mismos. En el
calostro, los niveles de ácido fólico son relativamente bajos, pero en la continuación de la
lactancia, los niveles aumentan. No se han observado reacciones adversas en lactantes cuyas
madres estaban en tratamiento con ácido fólico.

BIBLIOGRAFIA:

PARGA SOLER, Mª N.; MARTINEZ MACHUCA, S.; MARTIN IDOETA, O. y SANCHEZ-


PASTOR RUIZ, M.. Diagnóstico prenatal y cribado de cromosomopatías. Medifam[online].
2001, vol.11, n.10 [citado 2018-08-08], pp.20-28. Disponible en:
<http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1131-
57682001001000003&lng=es&nrm=iso>. ISSN 1131-5768.

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