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- El interventor debe de tener una actitud abierta y de escucha.

Es importante tratar de
deseducarnos de la subjetividad mayoritaria para aprender a acercarse al otro, a visibilizar lo que
el otro tiene para decir. Propiciar la propia voz y decir algo conjuntamente.

- El interventor puede llegar a las comunidades a través de actividades de exploración de carácter


lúdico. Actividades de exploración de las necesidades del otro, preguntandole: ¿Cómo te miras?
¿Qué cosas deseas hacer? ¿Qué quieres? ¿Qué te incomoda? ¿Qué cosas deseas hacer y no has
podido hacer?

Llegar con preguntas básicas existenciales (punto clave). Para que con el dialogo empecemos a
problematizar, definir los aspectos más regulares, más preocupantes y de mayor interés para la
población. Lo anterior se logra generando múltiples encuentros con la población para reconocer
más lo que el otro quiere hacer.

No pensar que se va a ir enseñar algo a la población. Se debe estar atento a lo que el otro te
sugiere hacer. Se debe romper el paradigma de la lógica de la seriedad académica, de la necesidad
de acercarse al campo empapado de las teorías previamente existentes obligadamente, se puede
intentar apropiarse de nuevos paradigmas, de otras herramientas de la vida cotidiana.

- Antes de llegar al campo de trabajo es necesario que el interventor haga un reconocimiento de


los supuestos previos, ¿qué representaciones se tienen sobre el campo que se va a explorar?. Ya
que no se trata de que la realidad encaje en nuestras concepciones previas, sino de encontrarnos
realmente con la condición humana del otro y ver en qué condiciones vive. Lo anterior requiere
crear condiciones de posibilidad, de seguridad.

Son los jóvenes, los estudiantes quienes interpelan a los académicos a pensar de otra forma. Que
piden un lugar de referencia, de escucha, y los académicos al atenderlo podrán construir con el
otro, se debe romper el paradigma del docente transmisor de saberes. Se deben ensayar nuevas
formas de ser docente o interventor.

La intervención no te pone en el deber ser, sino te pone en un acto ético: cómo me haga cargo de
mis acciones y la población, a la que se le ha dado un juego de decisión, también se hace cargo de
sus acciones y de lo que vamos definiendo en común. En ese acto ético también hay una
concepción de ciudadanía responsable, de un ciudadano que toma en sus manos lo que decide y
se hace cargo de eso, lo que tiene una implicación política.

Buen día

Comparto con ustedes mi reflexión sobre la entrevista a Silvia Satulovsky y María Teresa Negrete y
sobre la forma en que participe en la comunidad educativa que visité.

La intervención educativa se refiere a las acciones que se realizan en el aula con el fin de que los
alumnos adquieran conocimientos o con el fin de dar solución a una problemática que dificulte el
proceso de enseñanza y/o aprendizaje. Las condiciones en que se lleva a cabo la intervención
educativa van variando a través del tiempo, debido a que los componentes del sistema didáctico se
van modificando. Por eso se requiere de la investigación sistemática en el campo de la
intervención educativa, para que a partir del conocimiento obtenido se puedan llevar a cabo los
ajustes adecuados y pertinentes.

Lo anterior requiere que el interventor no piense que va a ir a enseñar algo a la población a quien
va dirigida la intervención. Por ello debe hacer un autoanálisis para evitar sus concepciones
previas, debe “tratar de deseducarse de la subjetividad mayoritaria para aprender a acercarse al
otro, a visibilizar lo que el otro tiene para decir” (Satulovsky, S. y Negrete, M.T. 2012). El
interventor debe tener una actitud abierta y de escucha, puede llegar a las comunidades con
actividades de exploración de las necesidades del otro de carácter lúdico, preguntándole: ¿Cómo
te miras? ¿Qué cosas deseas hacer? ¿Qué quieres? ¿Qué te incomoda? ¿Qué cosas deseas
hacer y no has podido hacer?” (Satulovsky, S. y Negrete, M.T. 2012). Porque a través del dialogo
se podrá establecer la problemática adecuada, la que más preocupa e interesa a la población. Ya
que “la intención no es que la realidad encaje con las concepciones previas del interventor, sino de
encontrar la condición humana del otro y ver en qué condiciones vive” (Satulovsky, S. y Negrete,
M.T. 2012).

Se debe romper el paradigma de la lógica de la seriedad académica, de la necesidad de acercarse


al campo empapado de las teorías previamente existentes, se puede intentar apropiarse de nuevos
paradigmas, de otras herramientas de la vida cotidiana.

La intervención debe ser un acto ético, (no del deber ser), en la que tanto el interventor como la
población toman decisiones conjuntas y donde cada uno se responsabiliza de sus actos.

Escuchando lo que plantean Silvia Satulovsky y María Teresa Negrete en la entrevista, reconozco
que he elaborado la pregunta eje de la propuesta de investigación y los instrumentos para
recolectar la información basada en mis concepciones previas. Y las respuestas, actitudes y
expectativas que esperaba encontrar en las personas indígenas hablantes de lenguas nativas son
diferentes de lo que yo había supuesto en algunos aspectos.

Uno de los puntos que plantean Satulovsky, S. y Negrete, M.T. (2012) es que reconocer las
necesidades e intereses reales no se hace en una sola ocasión, sino que “se logra generando
múltiples encuentros con la población para reconocer más lo que el otro quiere hacer”, se requiere
crear las “condiciones de posibilidad”, que las personas a quienes entrevistamos se sientan
seguras. Pero aun considerando que he realizado una sola entrevista a cada actor, he podido
identificar algunas de sus inquietudes, necesidades y expectativas.

Referencia

Satulovsky, S. y Negrete, M.T. (2012). Entrevista con Silvia Satulovsky y María Teresa Negrete.
México, UPES Mazatlán.

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