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De la epidemiología

psiquiátrica a la
epidemiología
en salud mental:
el sufrimiento psíquico
como categoría clave
Ana Cecilia Augsburger1

Resumen Introducción
El presente artículo busca analizar los criterios y las
categorías utilizados para el diagnóstico y
La epidemiología de los pro-

clasificación de los problemas de salud mental,


blemas de salud mental cons-

considerando que los mismos constituyen un


tituye un campo que cobra
especial relevancia interna-
cional a partir de las últimas
dos décadas. Como bien se-

Palabras clave
ñala la Organización Mun-

Epidemiología. Salud mental. Clasificación de enfermedades.


dial de la Salud, los trastor-

Sufrimiento psíquico
nos mentales se encuentran
entre los más graves de todas

Key words
las clases de enfermedades

Epidemiology. Mental health. Classification of illnesses.


debido a su alta prevalencia,

Psychic suffering.
a su cronicidad, a la prema-
turez de su aparición en la vi-
da de las personas, y a la se-
veridad de las incapacidades
1. Psicóloga. Magister en Salud Pública. Investigadora del Consejo de que producen (OPS; 2000).I
Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario (CIUNR). Sin embargo, la gravedad del

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componente imprescindible en el que se funda la


investigación epidemiológica. Se analizan para ello en
diagnóstico epidemiológico formula-

primer lugar las limitaciones de las taxonomías


do en el plano internacional no pare-

vigentes a nivel internacional poniendo el énfasis el


ce acompañado por un desarrollo teó-

cuestionamiento de la noción de enfermedad mental.


rico metodológico oportuno. La epi-

En segundo lugar se describen algunas de las


demiología psiquiátrica emerge como

transformaciones sociales que atraviesan y configuran


un campo de conocimiento claramen-

los problemas actuales del campo de la salud mental,


te maltratado y retardatario (Sam-

proponiendo la categoría de sufrimiento psíquico como


paio; 1998).

indicador con mayor capacidad comprensiva para la


El presente artículo propone una

reelaboración del objeto de la epidemiología en salud


reflexión sobre uno de los puntos de

mental.
mayor conflicto disciplinar, buscan-
do simultáneamente identificar y

Abstract
describir el problema como también
avanzar en propuestas tendientes a su
This article examines the criteria and categories used
superación. Los procesos de clasifi-
in the diagnose and classification of mental health
cación de los problemas mentales
problems, considering that they constitute an
son un componente imprescindible
indispensable component in which the epidemic
en el que debe fundarse la investiga-
investigation is founded.
ción epidemiológica en salud mental,
In the first place, it analyses the limitations of the
por lo que las categorías o lógicas
standing taxonomies at international level,
con que se agrupan aquellos deben
emphasizing the notion of mental illness.
ser sensibles y adecuadas a los pro-
In the second place, some of the social
blemas actuales que presenta la salud
transformations are described: those social issues
mental de los individuos y las pobla-
that cross and configure the current problems in the
ciones. En este sentido, las transfor-
field of mental health.
maciones y crisis que atraviesan tan-
It proposes the category of psychic suffering as
to la vida en sociedad como las con-
indicator, with more understanding capacity on the
diciones de vida en el ámbito fami-
re-elaboration of the object of Epidemiology in mental
liar son espacios de generación de si-
health.
tuaciones críticas que pueden contri-
buir a la generación de padecimiento
psíquico, por consiguiente deben
construirse categorías que las descri-
ban adecuadamente, sin considerar-
las necesariamente en términos de
patologías.
Por otra parte, la coexistencia de
diversos marcos conceptuales para
comprender y explicar la génesis del
sufrimiento psíquico y de la enfer-
medad mental, ubica el diseño de las
herramientas diagnósticas y la defi-
nición de lógicas o criterios de clasi-
ficación de los problemas de salud
mental como un campo de amplias
controversias teóricas y técnicas. El
establecimiento y la utilización de
las taxonomías vigentes a nivel inter-
nacional está estrechamente ligado a
las posibilidades y límites de desen-
volvimiento de la epidemiología en
salud mental, y a la producción de
información epidemiológica en los
contextos locales.

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La clasificación de los
De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

problemas de salud
miento particular (por ejemplo la

mental: de la
muerte de un ser querido). Cualquiera
sea su causa, debe considerarse como

enfermedad mental al
la manifestación individual de una dis-

sufrimiento psíquico
función comportamental, psicológica o
biológica. Ni el comportamiento des-
viado (político, religioso o sexual) ni
El proceso de clasificación de las en- los conflictos entre el individuo y la
fermedades mentales es un compo- sociedad son considerados trastornos
nente necesario en el que debe fundar- mentales. Son los mismos autores res-
se la investigación epidemiológica en ponsables de la clasificación quienes
el campo de la salud mental. Una cla- confirman la multiplicidad de signifi-
sificación de enfermedades se define cados con los que el trastorno mental
como un sistema de categorías a las se ha comprendido: malestar, descon-
cuales se asignan entidades mórbidas trol, limitación, incapacidad, patrón
de acuerdo con criterios preestableci- sindrómico, etiología o desviación es-
dos. El propósito que le da origen es tadística. Cada uno de ellos puede ser
permitir el registro sistemático, el aná- un indicador útil para un tipo de tras-
lisis, la interpretación y la compara- torno mental, pero ninguno equivale al
ción de los datos de morbilidad y mor- concepto. También sus redactores sos-
talidad recolectados en diferentes re- tienen que la distinción entre trastor-
giones o países, y en distintos momen- nos “mentales” y “físicos” es desafor-
tos históricos. tunada, pero no ha conseguido reem-
En el dominio específico de los plazarse por una más adecuada. Estas
problemas de salud mental las norma- dificultades por ellos señaladas se ubi-
tizaciones existentes con mayor desa- can como un punto clave en la tarea de
rrollo y difusión se organizan sobre problematizar las categorías utilizadas
una descripción taxonómica de las en- para describir y clasificar los proble-
fermedades mentales con base en la mas de salud mental.
nosografía psiquiátrica. Con ese com- A lo largo del tiempo se han forma-
ponente disciplinar se elabora el capí- do diversas ideas y nociones acerca de
tulo V de la Décima Clasificación In- la salud y de la enfermedad mental,
ternacional de Enfermedades y pro- también se han construido explicacio-
blemas relacionados con la salud que nes heterogéneas sobre las formas en
reúne los llamados trastornos menta- que las mismas se generan. Los gru-
les y del comportamiento y también la pos sociales han consensuado y siste-
elaboración posterior de la Asocia- matizado modalidades propias de co-
ción Americana de Psiquiatría, cuya nocimiento sobre la enfermedad y la
última renovación es conocida como salud configurando un conjunto de no-
DSM IV. ciones y representaciones sobre esos
En ambas taxonomías la categoría objetos. Esos conocimientos y nocio-
central que organiza el proceso clasifi- nes, propios de un momento histórico
catorio es la de “trastorno mental”.II,III particular, organizan tanto un saber
Su definición alude a un sindrome o popular, resultado de prácticas cotidia-
patrón comportamental o psicológico nas, como un cuerpo teórico y concep-
de significación clínica que aparece tual entramado en prácticas profesio-
asociado a un malestar (dolor), a una nales específicas. En este marco, el
discapacidad (deterioro en una o más campo de la producción científica de
áreas de funcionamiento) o a un riesgo los objetos designados como salud y
significativamente aumentado de morir enfermedad acumula desarrollos mu-
o de sufrir dolor, discapacidad o pérdi- chas veces contradictorios y antagóni-
da de libertad. Además este sindrome o cos. Los obstáculos teóricos que pare-
padrón no debe ser meramente una res- cen estar presentándose conducen a
puesta cultural aceptada a un aconteci- que diversos autores coincidan en se-

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ñalar lo dificultoso que resulta avanzar ciones clínicas, localizaciones anató-


sobre una conceptualización de la sa- micas o alteraciones bioquímicas.
lud y de la enfermedad y destacan la Por otra parte, es relevante analizar
multivocidad de significaciones que le cómo la perspectiva nosográfica clási-
son asignadas (Berlinguer, 1993; Al- ca, que ha trabajado con un criterio de
meida Filho, 1994). enfermedad objetivo, considerando
En la misma dirección señalando como tal solo aquello que se puede ver
las dificultades para avanzar en una y comprobar porque produce señales y
conceptualización precisa sobre la en- síntomas, constituye un obstáculo.
fermedad, son los aportes de M. Gr- Produciendo esa delimitación objetiva
mek. Adoptando una perspectiva epis- de la enfermedad queda ausente la di-
temológica echa luz sobre lo infruc- mensión subjetiva de quien la padece.
tuoso de los esfuerzos realizados acen- Distintos autores señalan de manera
tuando en qué medida el sustantivo crítica esta situación, destacándose en-
enfermedad y la adjetivación de lo pa- tre ellos los aportes de G. Berlinguer.
tológico son a la vez términos vagos e Este autor formula un agudo cuestio-
imprecisos. Destaca la confusión entre namiento a este paradigma y propone
la enfermedad vivida y su conceptua- superar la perspectiva “objetiva” de
lización médica, así como las dificul- existencia de enfermedades sin sujetos
tades para diferenciar entre la enfer- a partir de abordar el punto de vista
medad como categoría abstracta dis- del enfermo. Cómo la enfermedad es
tinta de la salud y las enfermedades vivida y afrontada, qué consecuencias
como eventos específicos recortados tiene para el sujeto y qué comporta-
del conjunto de procesos patológicos. mientos suscita en los otros.
En el campo específico de la salud La recuperación por él propuesta de
mental precisar la categoría de enfer- considerar la dimensión subjetiva de
medad y producir un ordenamiento la enfermedad tiene por antecedente la
clasificatorio sobre ella presenta algu- distinción realizada entre illness y di-
nas dificultades adicionales que lo si- sease. (Susser; 1970).
túan con mayor cmplejidad. A partir de allí la producción en
La positividad con que operan los lengua inglesa va a reservar el término
criterios médicos para designar una disease para la conceptualización que
enfermedad no siempre es posible en de la enfermedad hacen los médicos,
este otro campo. Los problemas de or- mientras que el término illness pasará
den psíquico o mental no se ajustan al a designar la experiencia directa del
modelo de razonamiento causal que la enfermo, la vivencia de la enferme-
clínica asume para definir los fenóme- dad. Sobre la base de estos elementos,
nos patológicos, ni se encuadran den- y tendiendo a destacar la dimensión
tro de la racionalidad de la semiología subjetiva que constituye el proceso
que relaciona con un significado uní- mismo de enfermar y su reconoci-
voco síntomas y signos a un evento miento, es que se ubica el concepto de
patológico. El modelo médico de la sufrimiento psíquico, como categoría
enfermedad ha basado históricamente diferenciada de la enfermedad. En el
su mayor desarrollo en los modelos campo de la salud mental la posibili-
explicativos de causalidad etiológica. dad de trabajar (intervenir) con la no-
Sin embargo, las tentativas de ordena- ción de malestar o sufrimiento en-
miento a través de la construcción de cuentra apoyo en varios autores.
un sistema clasificatorio van a presen- Emiliano Galende es uno de ellos,
tar dificultades en la medida que no quien sostiene que los eventos actua-
consigan delimitar satisfactoriamente les que afectan la salud mental no pue-
los mecanismos etiológicos. De este den ser descriptos solo con un conjun-
modo, en los criterios de definición de to de entidades patológicas definidas.
las enfermedades van a superponerse Junto a la persistencia de las patolo-
mecanismos etiológicos, manifesta- gías llamadas clásicas fundamental-

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De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

mente las psicosis, emergen nuevas Por otro lado, la distinción que pro-
formas de expresión del sufrimiento pone entre malestar y enfermedad per-
psíquico. Las dificultades para enamo- mite atender asimismo a las conse-
rarse verdaderamente, los infortunios cuencias sociales que produce una de-
de la vida en pareja, la insatisfacción signación. El proceso de etiqueta-
general con las vidas actuales, el fra- miento que la enfermedad produce
caso o la frustración en el ámbito del (diagnóstico) le confiere un destino
trabajo, la soledad o las dificultades dentro del conjunto social, y ese desti-
para relacionarse con los otros, confi- no desliga el sufrimiento del proceso
guran un conjunto de nuevos proble- que le dio origen.
mas subjetivos que no pueden resol- Desde la perspectiva del psicoanáli-
verse ensanchando las clasificaciones sis, Freud va a utilizar la noción de su-
nosográficas. frimiento para describir las situaciones
Sobre la base de considerar que la que conspiran para que los hombres al-
producción de subjetividad está en- cancen la felicidad. Freud formula una
marcada en condiciones históricas y pregunta aparentemente modesta:
culturales concretas, este autor postula ¿Qué fines y propósitos de vida expre-
la necesidad de comprender el sufri- san los hombres en su propia conduc-
miento psíquico en función de las ta, qué esperan de la vida y qué preten-
cuestiones atinentes al ser y a la exis- den alcanzar en ella? Y afirma que no
tencia, y no según el modelo médico puede equivocarse la respuesta: los se-
de enfermedad mental. res humanos aspiran a la felicidad,
Desde otra perspectiva, marcada por quieren llegar a ser felices, no quieren
el interés en las patologías de género, la dejar de serlo. Sin embargo, tal fin no
psicoanalista M. Burin propone proble- se presenta fácilmente accesible.
matizar la noción de salud-enfermedad. En el Malestar en la cultura sostie-
En función del análisis de las proble- ne que el sufrimiento amenaza a los
máticas de la salud mental sostiene que hombres desde tres sitios diferentes:
el modelo clásico de concebir la salud desde el propio cuerpo, sujeto a la de-
y la enfermedad, de distinguir entre lo cadencia y finitud, desde el mundo ex-
normal y lo patológico, no permite ana- terior, desde las fuerzas de la naturale-
lizar el impacto que las condiciones de za que pueden ser destructoras e im-
vida de las mujeres producen sobre los placables, y desde los vínculos con
modos particulares de enfermar. Intro- otros seres humanos. Afirma que esta
duce entonces un tercer término, el de última fuente de sufrimiento es quizás
malestar, como una noción intermedia, la más dolorosa. Así, los espacios de
a medias subjetiva y objetiva, externa e pertenencia social, la integración a una
interna a la vez, que no refrenda la se- comunidad de intereses y afectos con
paración entre sano y enfermo, entre lo los otros, quedan signados por la para-
normal y lo patológico. doja de ser simultáneamente proveedo-
El malestar es analizado en térmi- res de garantías y seguridad a la par
nos de conflicto y descripto como una que centro de producción de dolor y
situación contradictoria, incompatible sufrimiento. “No podemos entender”,
entre sí, que puede ser registrado por dice Freud, “la razón por la cual las
el sujeto tanto en forma consciente co- normas que nosotros mismos hemos
mo inconsciente. En este último caso creado no habrían más bien de prote-
el sujeto percibe la tensión o la ansie- gernos y beneficiarnos a todos”.IV
dad pero no conoce ni discrimina los Las demandas actuales que recep-
términos que producen el conflicto. ciona el campo de la salud mental pue-
Según esta autora, el malestar debe den ser incluidas en tres grupos dife-
considerarse como un hecho social, rentes.V Las de aquellos que se des-
buscando sus orígenes en las leyes marcan de los comportamientos socia-
culturales que imponen condiciones les aceptados (drogadictos, psicóticos,
opresivas a las mujeres. etc.); los que por distintas razones fra-

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casan en sus condiciones o capacidad ca la biología y que remite al plano de


adaptativa a los requerimientos del la constitución desiderativa de los su-
medio social en que viven (neurosis, jetos así como a sus procesos de cons-
depresiones, discapacitados mentales, titución cultural y social.

Hacia una mayor


etc.) y, por último, las de aquellos con

comprensión de los
mayor riesgo de enfermar en función
de su pertenencia a un grupo etáreo o

problemas actuales
al atravesamiento de un ciclo vital (ni-

en el campo de la salud
ños, adolescentes, ancianos, etc.). Es-
tos conjuntos de demandas pueden in-

mental. El caso
cluirse en el campo de las experiencias

de Rosario (Argentina)
del sufrimiento humano y requieren
ser pensadas en el seno de las relacio-
nes sociales en que se generan, sin ne-
cesidad de ser traducidas a la lógica de
procesos patológicos. Proponer en el La precariedad e incertidumbre que carac-
terreno de investigación epidemiológi- teriza la sociedad actual, el sentimiento
ca la distinción entre sufrimiento y pa- permanente de inseguridad constituye una
tología y la priorización del concepto nueva forma de padecimiento que se carac-
de sufrimiento permite otorgarle visi- teriza por la aparición de una angustia di-
bilidad y reconocimiento a situaciones fusa y apremiante
de afectación de la salud mental que Pierre Rosanvallon
han permanecido opacadas.
Al mismo tiempo, esta distinción Para profundizar en la comprensión de
reubica aspectos centrales que plantea las formas actuales que adquiere el pa-
la especificidad de los problemas ati- decimiento subjetivo es necesario ob-
nentes a la salud mental. Por un lado, servar la realidad, interrogando las
evita considerar los conflictos que de- nuevas formas culturales que presenta
vienen de la vida cotidiana y de las in- y los cambios profundos que trae apa-
terrelaciones sociales, en términos de rejadas en los modos de relacionarse y
patologías. Las condiciones concretas vincularse socialmente. Las transfor-
en que se generan los padecimientos le maciones sociales y la impronta con
otorgan a estos un carácter procesual e que ellas marcan las nuevas modalida-
histórico que no queda expresado en des de conformación de la subjetivi-
las clasificaciones mórbidas; y cuya dad, son una vía legítima para aprehen-
utilización conduce a una patologiza- der tanto las perspectivas actuales co-
ción de las situaciones cotidianas. La mo futuras que atañen a la salud men-
emergencia del sufrimiento psíquico tal a su conservación y a su deterioro.
no conduce necesariamente a la enfer- Indagar en torno a la subjetividad
medad, puede tanto precederla, como consiste, tal como señala Galende, en
ser divergente de ella. interrogar los sentidos, las significa-
Por otro lado, el sufrimiento permi- ciones, y los valores éticos y morales
te incorporar la dimensión subjetiva que se producen en una determinada
del padecimiento, perspectiva sin duda cultura, los modos como los sujetos se
ausente en la nosografía clásica. La apropian de ella y la orientación que
percepción y enunciación de malestar efectúan sobre sus acciones prácticas.
por parte de un sujeto puede no estar “No existe una subjetividad que pueda
acompañada de signos o síntomas dis- aislarse de la cultura y de la vida so-
cernibles por terceros. El avance del cial, ni tampoco existe una cultura que
conocimiento sobre el cuerpo humano pueda aislarse de la subjetividad que
y de sus formas de reparación no pue- la sostiene. Esta mutua determinación
de sustituir la percepción y expresión —en verdad mutua protección— debe
de un sufrimiento que se rige con ser nuestro punto de arranque, ya que
coordenadas distintas de las que mar- la subjetividad es cultura singulariza-

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De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

da tanto como la cultura es subjetivi- transformaciones que los afectan se


dad (objetivada en los productos de la hacen visibles las nuevas formas del
cultura, las formas de intercambio y malestar que atraviesan a los grupos
las relaciones sociales concretas que la humanos.

La familia, una institución


sostienen, pero también en las signifi-
caciones y los sentidos que organizan

que cambia
la producción cultural).VI
En el proceso de construcción de un
sujeto se requiere de un extenso pasa- La familia, como reservorio de los
je que va desde las formas más gene- vínculos sociales más íntimos y como
rales de la especie y la cultura, inter- espacio de cuidado, socialización y
mediadas por formaciones institucio- protección de los seres humanos, ofre-
nales socio-históricas, hasta la apro- ce un ámbito de contención y sostén
piación y reconstrcción singular hecha social. La pertenencia familiar otorga
por cada ser humano. al individuo una historia, lo incluye en
La familia, la escuela y el trabajo se una genealogía que opera como sopor-
presentan como instituciones fundan- te de la constitución identitaria. Sin
tes de la subjetividad y productoras de embargo, diversos estudios e informa-
relaciones sociales concretas. Las vio- ción actuales estarían indicando muta-
lentas transformaciones que ellas es- ciones que tienden a la fragilización
tán atravesando dejan su impronta en del vínculo familiar.
la subjetividad y ubica a estas institu- Si por un lado la crisis de la familia
ciones como el escenario donde el su- tradicional ha democratizado la fami-
frimiento humano se hace presente. La lia patriarcal tendiendo hacia formas y
familia, la escuela y el trabajo no relaciones que permiten, en algunos
constituyen, en el plano de los proble- grupos sociales, una mayor libertad de
mas de salud mental, un contexto o las mujeres a partir de una redistribu-
paisaje externo al surgimiento de los ción del poder y de las funciones; por
conflictos, sino que, por el contrario, otro, se instituye un proceso de labili-
se presentan como el ámbito social en zación y fragilización de los vínculos
el que se gestan y despliegan los mis- a partir de los cuales no se constituye
mos. Los procesos de producción de una nueva forma sino que se fractura
subjetividad están internamente liga- la existente.VII Al interior de la familia
dos a ellos en forma tal que no pode- mutan las formas de relación y se des-
mos pensar en instituciones sin sujetos vanecen las referencias entre genera-
ni en sujetos sin instituciones. ciones y entre los sexos. Las formas
En diversos textos psicoanalíticos, tradicionales tienden a alterarse des-
Freud enfatiza los mecanismos que cribiendo situaciones de ausencia de
empujan a los seres humanos a reunir- uno de los padres, generalmente el
se y a formar comunidades e institu- hombre, de hijos repartidos en dos ho-
ciones, que imponiéndose a las aspira- gares, o conviviendo con nuevos cón-
ciones de satisfacción pulsional inme- yuges de sus padres y cada vez más de
diata del individuo, les proporcionan la mujer asumiendo una doble ocupa-
un ordenamiento social que brinda se- ción, dentro y fuera del hogar. Situa-
guridad para todos. Los escritos de ciones estas que estarían contribuyen-
Psicología de las Masas, El Malestar do a fragilizar los lazos sociales que se
en la cultura y Totem y tabú enfatizan establecen en su interior.
la función de las instituciones sociales Algunos datos se constituyen como
como reguladoras de las relaciones y indicadores de esa situación. En los
productoras de subjetividad. sectores más pobres de la Argentina
Estos tres espacios sociales, que casi el 45% de las familias tienen co-
cumplen un papel central en los proce- mo cabeza y sostén a una mujer.VIII En
sos de subjetivación, se hallan hoy en un sector asalariado tradicionalmente
profunda crisis. Del análisis de las hegemonizado por mujeres, como el

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trabajo docente, el 25% de ellas mani- El valor que el trabajo conlleva no


fiesta que solo cuenta con su salario es solo el que resulta de su posibilidad
para hacer frente a los gastos de sub- de transformarse en dinero, para per-
sistencia familiar.IX Específicamente mitir la cobertura y satisfacción de las
en el municipio de Rosario, el 26,1% necesidades del sujeto y de su grupo
de los hogares tienen jefas mujeres, y familiar. El trabajo consigue, en la tra-
la mayor proporción se encuentra en- ma subjetiva, desplazar sobre sí, como
tre las mujeres jóvenes y adultas.X objeto, y sobre los otros sujetos con
¿Qué sucede con aquellos grupos los que se establece relación, un buen
familiares cuyo principal o único sos- caudal de componentes libidinales,
tén económico y afectivo es la mujer? que de lo contrario resuelven su desti-
¿Qué sucede con la salud mental de no contribuyendo a la formación de
esas mujeres sobre las que recae el pe- síntomas neuróticos.
so de la crianza y el cuidado de los ni- Sin embargo, siendo el trabajo la
ños acompañado por el esfuerzo de la clave para comprender de qué manera
provisión de la subsistencia? ¿Qué su- un hombre se transforma en sujeto en
cede con la salud mental de los niños su sentido más pleno, es, paradojal-
que carecen de una figura paterna sóli- mente, la clave asimismo para com-
da, que actúe como fuente de autoridad prender las formas actuales que ad-
y protección? ¿Qué sucede con la sa- quieren la desigualdad social y la des-
lud de los hombres cuando se secunda- humanización.
riza su función en el ámbito familiar? Tanto la constitución de la identi-
Diversas investigaciones epidemio- dad como también la construcción de
lógicas han alertado sobre la correla- significados sobre la existencia singu-
ción existente entre una red de socia- lar y social, están dadas por medio del
bilidad primaria pobre y el incremento trabajo. Si tanto el desempeño de una
de la morbilidad. A mayor aislamiento tarea valorizada, como el estableci-
social, por ejemplo gente soltera, viu- miento de lazos de solidaridad gremial
da o con pocos amigos hay una mayor permiten sublimar tendencias instin-
prevalencia de enfermedades orgáni- tuales y producir satisfacción, por el
cas, de accidentes o de problemas de contrario, las condiciones crecientes
salud mental.XI de explotación, enajenación e incerti-

La incertidumbre
dumbre, imprimen un quiebre en la
subjetividad.

en el espacio del trabajo


Si bien las relaciones entre los pro-
cesos de salud-enfermedad y el traba-
El otro espacio social que recibe el im- jo no son de ningún modo transparen-
pacto de los actuales de transforma- tes ni lineales, no hay obstáculos para
ción actuales es el trabajo. El trabajo, afirmar que las condiciones de pro-
como actividad propiamente humana, ducción y emergencia del sufrimiento
cumple una función central en las po- psíquico son heterogéneas y desigua-
sibilidades de producción y de repro- les según la inserción laboral de cada
ducción social. Pero también cumple, grupo social (Laurell C; 1991).
al igual que la familia, una función El desempleo coyuntural o crónico,
central en el ser humano puesto que se la permanente amenaza a la pérdida
trata de una dimensión constitutiva de del trabajo, la desprotección gremial y
su subjetividad e interviene en la pro- laboral, no pueden ser vistos como
ducción y regulación de su economía factores aleatorios, o solo como meros
psíquica. Es Freud quien va a destacar contextos, puesto que, favoreciendo la
el importante papel que cumple el tra- fractura de los vínculos grupales e ins-
bajo en la economía psíquica al seña- titucionales, instalan problemáticas
lar cómo incorpora sólidamente al su- subjetivas singulares y colectivas.
jeto a la realidad y a la comunidad hu- La última década ha estado marca-
mana.XII da en nuestro país por una profunda

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De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

transformación del mercado de traba- cupación y subocupación, que no per-


jo. Como consecuencia de ello y a pe- mite siquiera definir una trayectoria
sar del crecimiento, una proporción laboral, constituye sin lugar a dudas
cada vez mayor de la población queda una experiencia ampliamente negativa
excluida de los beneficios y posterga- para ellos.
da en la distribución de la riqueza. Se instala entonces una pregunta en
Una investigación realizada en cen- donde la cuestión de la identidad ocu-
tros de atención psicológica o psiquiá- pa un lugar central. ¿Cómo se constru-
trica ambulatoria en la ciudad de Bue- ye y se sostiene el “ser” en una socie-
nos Aires, encuentra que las depresio- dad de trabajadores sin trabajo? ¿Có-
nes constituyen el motivo de consulta mo se tramita subjetivamente la ines-
más frecuente entre los hombres adul- tabilidad o la pérdida de la inserción
tos. Indagando sobre sus elementos laboral? ¿Qué características subjeti-
explicativos encuentra la temática del vas asumen aquellos que están exclui-
trabajo como la fuente de mayor con- dos del mercado de trabajo aun antes
flicto o preocupación. La descripción de poder incorporarse a él?
de la situación ocupacional de esa Estudios epidemiológicos realiza-
misma población refiere que más de la dos en México por Miguel Matrajt
mitad de quienes declaran contar con plantean claramente la relación entre
ocupación laboral, deben ser conside- las depresiones (neuróticas o psicóti-
rados subocupados.XIII En servicios de cas), o el consumo de alcohol, drogas
salud mental del municipio de Rosa- o psicofármacos con el derrumbe del
rio, los motivos de consulta por depre- proyecto existencial. Y para este autor
sión y angustia constituyen las princi- el derrumbe del proyecto existencial
pales demandas de la población adulta está indisolublemente ligado a la falta
que concurre a los servicios sanitarios de posibilidades sociales de realizarlo
del sector público.XIV El trabajo, que por marginación social en general y
no aparece registrado en forma explí- por marginación del mercado de traba-
cita como un ámbito problemático, es jo en particular.
inmediatamente convocado cuando se En esa misma dirección M. Echeve-
despliegan tales consultas. rría en Chile ha demostrado cómo los
Según información del INDECXV problemas psicológicos tienden a au-
una de cada dos personas en edad de mentar entre quienes pertenecen a em-
trabajar, busca activamente empleo, presas deprimidas y entre los desem-
porque está desocupada o subocupada pleados. Los cuadros psiquiátricos
o bien porque sus ingresos son insufi- francos y el alcoholismo aparecen au-
cientes. La misma fuente indica que el mentados entre los desocupados y su
37,5% de los asalariados trabaja “en situación es descripta como desinte-
negro”. Es decir condiciones precarias grada y precaria tanto objetiva como
que significan no contar con aportes subjetivamente.
jubilatorios, cobertura de salud ni de- La vinculación entre “historias de
recho a indemnización en caso de ser trabajo” y sufrimiento psíquico no se
despedido. agota en el análisis o la oposición en-
En el municipio de Rosario, la tasa tre quienes están afuera o adentro,
de desocupación desde el año 2000 su- entre los integrados y los excluidos.
pera el 18% de la población económi- Si bien el fenómeno de la exclusión
camente activa y se acentúa en los gru- parece estar concentrando hoy todas
pos sociales con menor nivel educati- las miradas de los cientistas sociales,
vo.XVI Entre los jóvenes de menos de el problema es más rico y más dramá-
25 años alcanza casi al 25%, jóvenes tico.
que probablemente no hayan trabaja- La exclusión no es un estado sino
do nunca y que encuentran severos que es un proceso que involucra a la
obstáculos para insertarse en el merca- sociedad de manera global y al con-
do laboral. La alternancia entre deso- junto de transformaciones que la atra-

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cuadernos médico sociales 81: 61-75

La crisis de la institución
educativa y los problemas
viesan. Son estas transformaciones las
que producen, como uno de sus efec-

en la infancia
tos más perversos, la exclusión social.
Sin embargo, restringirse solo a esta
sería simplificar el problema. La tercera institución nodal para com-
En Rosario, casi el 50% de los tra- prender los problemas actuales del
bajadores asalariados no tiene cober- campo de la salud mental es la escue-
tura social o la tiene en forma incom- la. Ella ha sido tradicionalmente, y
pleta. El 42,3% de ellos no tiene afi- continúa siéndolo, un agente privile-
liación sindical, espacio gremial de giado de socialización. El proceso de
pertenencia y un 30% son sobreocu- socialización es comprendido como
pados (personas que trabajan más de un momento de la relación que el
45 hs. semanales).XVII Estos datos son hombre mantiene con la realidad que
elocuentes a la hora de hacer visible le es externa. Indica esa dinámica me-
la precarización del trabajo y van diante la cual la realidad se internaliza
configurando un nuevo mapa social en los sujetos, esto es, se vuelve reali-
que incrementa las desigualdades es- dad subjetiva.
tructurales y le superpone un núcleo La escuela disciplina, es decir, con-
de desigualdades dinámicas que son, forma valores e impone hábitos y nor-
en el lenguaje de los economistas, in- mativas que regulan y contienen las
tracategoriales. conductas humanas transformándolas
Las situaciones diferentes, respec- en conductas normalizadas. Si bien
to al empleo o al desempleo dentro de mucho se ha cuestionado la función
un mismo grupo social, tiene efectos normalizadora de la escuela, vale de-
persistentes. Qué sucede con un pe- cir en su favor que en la medida que
queño empresario en quiebra, con un instaura un orden disciplinador, limita
ejecutivo despedido, con un trabaja- y frena los impulsos y las pasiones in-
dor calificado que debe desempeñar dividuales permitiendo reconocer(se)
un trabajo de baja calificación y en en un espacio colectivo y de regula-
forma precaria. La descalificación so- ción de las relaciones sociales.
cial y laboral puede ser vivida de una En el proceso de socialización, re-
manera particularmente penosa en ferenciada como la formación de un
quienes han conocido y tenido una “ser social” pueden distinguirse dos
inserción diferente. momentos, uno de socialización pri-
Estas desigualdades no producen maria y otro de socialización secun-
solo el descenso del ingreso o las dife- daria. La socialización primaria, que
rencias económicas —es el efecto más abarca los primeros años de vida,
visible—, sino que producen una rup- queda en manos fundamentalmente
tura de los espacios de pertenencia, de la familia, mientras que la segunda
una sensación de victimización que transcurre básicamente en la institu-
perturba la representación que se tiene ción escolar.
de sí mismo. Se fragilizan los espacios Las funciones de la escuela son re-
de referencia y pertenencia social y no conocidas a partir de la distinción,
es posible construir nuevos espacios usualmente aceptada, entre instruc-
ya que se mantienen las pautas cultu- ción y educación. Mientras la primera
rales y valorativas de aquel primer tiene que ver con el desarrollo de ha-
grupo de pertenencia. bilidades y la adquisición de conoci-
El resultado de estas rupturas o mientos e información, se reserva para
quiebres de la trayectoria laboral con- la segunda el proceso de transmisión
figura situaciones difíciles de aceptar de valores y actitudes vinculadas a la
y mucho más difíciles de tramitar psí- formación integral de los individuos
quicamente por cada individuo ya que en tanto sujetos sociales dotados de
ponen en crisis no solo su nivel de vi- identidad y autonomía. Estas dos fun-
da sino su identidad. ciones oficiales de la institución esco-

70
De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

lar encuentran hoy severos escollos deterioro de la inserción social indivi-


para realizarse. dual, que empobrece asimismo las
Las condiciones de deterioro en que perspectivas de sus inserciones futu-
se llevan adelante las prácticas escola- ras. Y en tercer lugar, ese deterioro de
res, el desgaste institucional y profe- la inserción social repercute en el de-
sional que atraviesa la educación pú- sarrollo de los grupos de pertenencia,
blica en el país en los últimos 20 años, al reproducir las diferencias sociales
han contribuido grandemente a con- de sus familias de origen.
formar un estado de situación que mi- En el análisis de la situación local se
na las posibilidades efectivas de ins- encuentra para el departamento de Ro-
truir y formar. sario, región Escolar VI, a casi el 10%
El llamado fracaso escolar constitu- de los niños que ingresan al primer año
ye hoy un indicador elocuente de esa de la educación general básica repi-
crisis, en la medida que hace evidente tiendo al menos una vez el primer año.
la ineficacia de la institución. El “fra- La misma fuente de información obte-
caso escolar” se presenta como noción nida señala que, de cada 100 niños que
abarcadora de un conjunto de proble- ingresan al primer nivel educativo, 24
mas diferenciados: ingreso tardío, re- de ellos no completan ese primer nivel
pitencia, deserción, bajo rendimiento de escolarización básica.XIX
escolar, egreso tardío y problemas de La distribución de los problemas de
aprendizaje en general. Aun cuando aprendizaje en la infancia, tan ejempli-
diversos autores (Menin, 1994; Oyola, ficador de la desigualdad social como
1994) coinciden en afirmar que los la mortalidad infantil, muestra profun-
factores que contribuyen a la produc- das diferencias entre los niños que so-
ción del fracaso escolar son de dife- lo pueden ser explicadas en función de
rentes órdenes, describiéndolos, sin las situaciones de heterogeneidad que
pretender ser exhaustivos, como fami- caracterizan a la organización social.
liares, sociales, culturales, pedagógi- Un conjunto de investigaciones ten-
cos, cognitivos, institucionales, etc., la dientes a hacer visible estas desigual-
mayor parte de las investigaciones y dades señalan la relación existente en-
de las prácticas que se realizan sobre tre problemas de aprendizaje y déficit
rendimiento y fracaso escolar han nutricionales, fracaso escolar y estimu-
comprendido el fenómeno como atri- lación del ambiente familiar y sobre
buible a causas individuales. El ámbi- todo como los problemas y déficit cog-
to de la educación ha funcionado con nitivos en la infancia se ligarán a las vi-
principios y visiones equivalentes al cisitudes de la salud mental del adulto

Deconstruyendo el obje-
ámbito de la salud.XVIII Una perspecti- (Oyola, 1994; Jay Green, 1988).
va de comprensión, explicación y

to de la epidemiología
abordaje de los problemas educativos

en salud mental
centrada en el individuo que invisibili-
za el proceso de producción y condi-
cionamiento social de esos problemas.
La individualización opaca las raíces Las concepciones dominantes de la
institucionales, sociales, culturales y enfermedad mental como afecciones
económicas en las que el problema se intrapsíquicas y con manifestaciones
genera y contribuye a responsabilizar de naturaleza individual, llevan a que
al sujeto al estigmatizarlo con una ase- los procedimientos diagnósticos se fo-
veración diagnóstica. calicen exclusivamente en los indivi-
El fracaso en la escolarización de duos, destacándose el compromiso
los niños produce diversas consecuen- singular por sobre elementos de índo-
cias. En primer lugar se puede señalar le familiar, social, relacional. Tambien
el déficit que resulta en la competen- el diseño de los instrumentos de eva-
cia cognitiva, tanto en el pensar como luación diagnóstica para uso epide-
en el hacer. En segundo lugar, hay un miológico sigue indefectiblemente esa

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cuadernos médico sociales 81: 61-75

lógica. Tanto los métodos clásicos de nosográfica establecida por la taxono-


diagnóstico psiquiátrico (Ey, 1974) mía médica. El planteo de la construc-
como los test de medición de la inteli- ción de una epidemiología de la salud
gencia (Binet y Simon; Spearman) o mental que permita superar cuestiones
las entrevistas psiquiátricas estandari- conceptuales y metodológicas que hoy
zadas (Spitzer y Endicott, 1978; Wing, son críticas en el terreno de la epide-
1978) son instrumentos de evaluación miología psiquiátrica, significa interro-
de las consecuencias o manifestacio- gar y redefinir la asignación de su ob-
nes de una enfermedad con una moda- jeto de estudio.
lidad de aplicación a nivel individual. Cuando la epidemiología utiliza un
El proceso de construcción diag- objeto de estudio definido desde otra
nóstica se ordena alrededor de la tarea disciplina, la clínica psiquiátrica, y
de conjunción y diferenciación de sig- traslada para sí la categoría de enfer-
nos clínicos con la posibilidad de en- medad mental, se apropia de un con-
cuadrarlo en una clasificación o taxo- cepto que está social y científicamente
nomía preestabecida. La elaboración impugnado y sobre el que existen pro-
del diagnóstico, en esta perspectiva, se fundos desacuerdos teóricos. Los aná-
incluye dentro de una comprensión lisis de prevalencia, incidencia, distri-
“objetiva” de las ciencias, a partir de buciones, tasas, etc. que a partir de allí
la ubicación de la medicina y de las pueden elaborarse carecen de una ba-
ciencias de la salud en el seno de las se sólida, en la medida que no se pre-
ciencias naturales. cisa la naturaleza misma del objeto
La lógica dicotómica enfermo-no “enfermedad mental”.
enfermo de aplicación decisoria en los El Manual Diagnóstico y Estadísti-
procedimientos clínicos para identifi- co de los trastornos mentales (DSM)
car y decidir procedimientos terapéu- reconoce en forma explícita que no
ticos o de prescripción de medicamen- existe una definición que especifique
tos, encuentra falencias para posibili- adecuadamente los límites del concep-
tar una descripción adecuada de los fe- to que allí se utiliza. Sostiene que el
nómenos de salud en el ámbito pobla- término “trastorno mental” al igual
cional. Al presentarse como una situa- que otros muchos términos en la medi-
ción estática no posibilita la compren- cina y en la ciencia, carece de una de-
sión de las diversas etapas del fenóme- finición operacional constante que en-
no ni consecuentemente del espectro globe todas las posibilidades. Que así
de intervenciones necesarias. como las enfermedades médicas han
Desde el surgimiento de la medicina sido definidas a partir de diferentes ni-
mental y en el siglo pasado la psiquia- veles de abstracción, también los tras-
tría como especialidad médica abocada tornos mentales son definidos median-
a las enfermedades mentales, las for- te una gran variedad de conceptos:
mas de elaboración del diagnóstico y malestar, descontrol, limitación, inca-
los modelos taxonómicos establecidos pacidad, etiología, patrón sindrómico,
son traspasados en bloque al ámbito de desviación estadística, etc. Se afirma a
la epidemiología. Así la construcción y continuación, en el mismo manual,
selección del propio objeto de la epide- que cada uno de ellos puede ser un in-
miología, dado por la identificación de dicador útil para un tipo de trastorno
enfermos en las poblaciones, es la más mental, pero ninguno equivale al con-
clara expresión del estrecho lazo que cepto y cada caso requiere de una de-
une la clínica y la epidemiología. Para finición distinta.
Almeida Filho (1992) el objeto de co- En dirección similar, Henri Ey sos-
nocimiento definido originariamente tiene en su reconocido Tratado de Psi-
por vía de la clínica médica es trasla- quiatría que la preocupación de los
dado practicamente sin mediaciones de psiquiatras por “curar a los enfermos”
un campo al otro, siendo definido co- les ha restado tiempo a la observación
mo la enfermedad, en cuanto entidad y a la discusión sobre la naturaleza de

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De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

los trastornos, y que “las teorías” han naciones y descripciones de signos y


pasado a un segundo plano de sus síntomas. La epidemiología clásica,
preocupaciones. que ha trabajado con categorías noso-
Como bien señala P. Bercherie gráficas basadas en estudios individua-
(1986), la clínica psiquiátrica en su faz les, ha desconocido las nuevas formas
descriptiva, ha conseguido realizar un de producción de los padecimientos
inventario exhaustivo de los diferentes psíquicos. La dimensión colectiva de
trastornos o problemas psíquicos, pero los problemas de salud-enfermedad re-
esa riqueza descriptiva contrasta con quiere hoy de un nuevo orden de expli-
las dificultades e insatisfacciones que cación que conduzca a revisar las enti-
en la faz conceptual refieren a la natu- dades patológicas establecidas. Sería,
raleza misma de la perturbación. En el sin duda, más acertado comenzar a
plano epistemológico se trata de la su- pensar las consecuencias teóricas e
misión del objeto teórico a un objeto ideológicas de trabajar sobre un nuevo
empírico, de una confusión entre estos paradigma de bien y mal-vivir. La cali-
dos niveles de indagación científica dad de vida, el grado de autonomía, la
que produce como consecuencia una percepción subjetiva de sufrimiento, la
falta de precisión de las cualidades del existencia de necesidades subjetivas,
objeto de trabajo. las vicisitudes y experiencias de vida
Renunciando a la elaboración de un son algunos de los componentes que
concepto propio sobre los procesos de pueden contribuir a precisar una nueva
salud-enfermedad mental la epidemio- propuesta en salud mental.
logía en salud mental se impone lími- Sin desconocer la importancia y la
tes, renuncia a su independencia en la urgencia que puede revestir la patolo-
producción de nuevos conocimientos, gía mental, se presentan en este campo
al incremento de su capacidad com- múltiples hechos que indicando sufri-
prensiva y explicativa sobre los pro- miento o malestar, no pueden encua-
blemas de salud mental de los grupos drarse en la categoría de enfermedad.
humanos. Los umbrales de percepción y toleran-
Pueden señalarse algunos elemen- cia subjetiva y social del dolor psíqui-
tos que, sin pretender dar por cerrada co no son estandarizables, y difícil-
la complejidad que el problema pre- mente pueda construirse un parámetro
senta, abonan la dirección en que está técnico que diferencia claramente don-
orientada la reflexión. de el sufrimiento subjetivo se transfor-
- El reconocimiento de que el obje- ma en enfermedad objetivada.
to de la epidemiología se trata de un En el campo epidemiológico, esta-
objeto que debe ser lógicamente cons- blecer la categoría de sufrimiento y
truido y no apenas extraído del con- distinguirla de la patología permite,
junto de fenómenos empíricos. por un lado, acentuar la perspectiva
- El reconocimiento de que los pro- genética del primero, haciendo visi-
cesos de salud-enfermedad mental bles las relaciones que lo ligan con las
presentan un carácter subjetivo que no condiciones objetivas de vida y con las
puede ser eludido ni suprimido para su vicisitudes de la vida cotidiana de los
estudio. sujetos. La vida cotidiana como el es-
- El reconocimiento de su condi- pacio concreto de generación de las
ción de objeto social e históricamente posibilidades diferenciales de bien y
determinado, sujeto por tanto a las malestar que atraviesan a los hombres
transformaciones de las designaciones y que se articulan con los procesos de
y significaciones culturalmente cons- salud y enfermedad.
truidas. Por otro lado, el concepto de sufri-
Avanzar entonces en el desarrollo miento permite incorporar la dimen-
de esta epidemiología requiere descen- sión subjetiva del sufriente, dimensión
trarla de las entidades psicopatológicas que está claramente ausente en la pers-
formuladas sobre exhaustivas combi- pectiva nosográfica clásica. La per-

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cuadernos médico sociales 81: 61-75

cepción y enunciación de malestar por son eventos de naturaleza individual y


parte de un sujeto puede no estar ahistórica y que pueden ser definidas
acompañada de signos y síntomas ob- en forma neutra y objetiva ha cristali-
jetivables por terceros, y no por ello zado sistemas clasificatorios volvién-
carece de valor. dolos incuestionables. Por décadas se
Asumiendo esta nueva categoría de han utilizado clasificaciones interna-
sufrimiento, la epidemiología “desna- cionales sin que la epidemiología diri-
turaliza” su objeto. Supera la concep- giera sobre ellas una mirada crítica.
ción ontológica de la enfermedad men- Ahora, si se comprende que el su-
tal que le fue impuesta y se abre teóri- frimiento humano es un problema so-
ca y conceptualmente a los aportes que cialmente producido, en contextos
pueden provenirle desde las ciencias culturales y socio históricos definidos
sociales. Se trata de un movimiento y no un problema biológico, se torna
que la sitúa mucho más cerca de reco- necesariamente crítica la mirada sobre
nocer, como señala E. Galende, que el los sistemas clasificatorios que no
objeto de la salud mental es un objeto contemplan las dimensiones sociales,
social e histórico (Galende, 1990). culturales o institucionales.
En la medida que la epidemiología No menos importante son las con-
en salud mental pueda definir y preci- secuencias resultantes del hecho de
sar un nuevo objeto de estudio, tendrá excluir de las clasificaciones todos
que repensar y construir nuevas moda- aquellos eventos de la salud que, pese
lidades clasificatorias, que resulten su- a ser percibidos por aquellos que su-
peradoras de aquellas organizadas en fren, no alcanzan el estatuto de enfer-
torno a entidades mórbidas. Las clasi- medades y por tanto no son diagnosti-
ficaciones son resultado de los modos cados ni registrados, siendo en conse-
con que se percibe, se distingue y se cuencia descalificados como proble-
organiza un sector determinado de la mas mismos de salud.
realidad. La importancia que tiene un Si se ha ganado en la comprensión
proceso clasificatorio es enorme. Se de la determinación social y cultural
trata de un trabajo de abstracción de de la enfermedad y el sufrimiento psí-
los fenómenos que se presentan que quico, si se han acumulado importan-
son sistemáticamente distribuidos por tes conocimientos sobre las heterogé-
el pensamiento según algunas de sus neas significaciones con que los indi-
propiedades o atributos, operando al viduos y las sociedades perciben sus
mismo tiempo la existencia de esa cla- problemas de salud mental, la epide-
sificación como organizadora del pen- miología debe desarrollar nuevas lógi-
samiento y de la visión que se tiene cas clasificatorias que se apropien de
sobre la realidad. Es decir que la for- los avances conceptuales sobre la sa-
ma como se clasifican los eventos tie- lud mental.
ne una implicación fundamental sobre “... a través de nuevas metáforas y
el modo como se representan y se in- nuevas metonimias debe expresarse
terviene sobre ellos. “Las clasificacio- nuestro entendimiento de los procesos
nes son producto resultante de la for- de salud-enfermedad, que además de
ma en que agrupamos los fenómenos los sistemas de referencia biológica
que nos circundan y reflejan el enten- desarrollen nuevos indicadores que
dimiento de sus semejanzas y de sus tengan la capacidad de medir dimen-
diferencias. Siguiendo a Tort (1989) siones hasta ahora no mensurables del
las clasificaciones son siempre cons- proceso salud-enfermedad”.XX
truidas sobre dos presupuestos bási- La epidemiología, que continúa
cos. Las similaridades (metáforas) o siendo adjetivada como psiquiátrica,
las contigüidades, asociaciones o ge- parece refractaria a la comprensión del
nealogías (metonimias)”. carácter social de la salud mental. Ha-
La idea de que las enfermedades, biendo tomado de la psiquiatría la no-
incluidas las enfermedades mentales, ción de enfermedad mental continúa

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De la epidemiología psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave

trabajando con ella como si esta fuera VIII. Stolkiner, Alicia. Op. Cit.
un existente previo, sin poner en rela- IX. Martínez, D; Valles, I; Kohen, J. Salud y
ción el padecimiento mental con la vi- trabajo docente. Editorial Kapelusz. Buenos
da social y las condiciones de vida. Aires, 1997.
Proponer entonces la distinción entre X. La situación de la mujer en Rosario. Plan

la epidemiología psiquiátrica y una Municipal de igualdad de oportunidades entre


nueva epidemiología en salud mental varones y mujeres. Período 2000-2004. Prime-
no conduce a una sutileza semántica ra Etapa.
XI. Sluzki, Carlos. “De cómo la red social
sino a mostrar el punto ciego en torno
a la visualización y la capacidad expli- afecta a la salud del individuo y la salud del in-
cativa de las formas actuales que ad- dividuo afecta a la red social”. En Redes. El
quieren los procesos de salud enfer- lenguaje de los vínculos. Dabas E. (Comp.).
medad mental. Un nuevo paradigma Editorial Paidos.
XII. Freud, Sigmund. Psicología de las ma-
epidemiológico para la salud mental
debe tender a introducir medidas de sas y Análisis del yo. Obras completas. Biblio-
salud positivas de las poblaciones así teca Nueva. Barcelona, 1981.
XIII. Lusnich, C. “Demanda de atención psi-
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