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HERRAMIENTAS METODOLÓGICAS
PARA EL ACOMPAÑAMIENTO
PSICOSOCIAL Y SOCIOLABORAL

Módulo 4
Ciclo 2

Diplomado de “Gestión de Conocimientos


en Programas de Acompañamiento
con Familias en Situación de Extrema Pobreza”

Ps. Paula Arriagada Renner

OCTUBRE 2015
 
 
 
 

ÍNDICE
Introducción …………………………………………………….………………………… 3
1. Objetivos de aprendizaje …………………………………………………………… 3
2. Contenidos ……………………………………………………………………… 4
3. Opciones pedagógicas …………………………………………………………… 4
4. Resumen ………………………………………………………………………………. 5
5. Desarrollo de los contenidos ………………………………………………….. 6
Aspectos metodológicos del Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral ….. 6
1.- El Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral en el contexto
del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS ……………. 6
2.- Qué entenderemos por Acompañamiento Psicosocial ……………………… 9
3.- Aspectos metodológicos en el Acompañamiento Psicosocial ……………. 11
a.- Gestión de la Proximidad …………………………………………. 12
b.- Vínculo y Relación de Apoyo en la cogestión psicosocial
y sociolaboral …………………………………………………………….. 12
c.- Conversación y Reflexividad …………………………………………. 15
d.- Autonomía y Empoderamiento …………………………………………. 16
e.- Noción de Encuadre en el Acompañamiento ……………………… 19
f.- Focalización en Redes de Apoyo ……………………………….. 20
g.- Generación de Compromisos de Acción ……………………… 21
h.- Intervención en Crisis …………………………………………………… 24
4.- Bibliografía ………………………………………………………………………. 26
6. Actividad reflexiva …………………………………………………………….. 28
Preguntas reflexivas ……………………………………………………………… 28
Actividad metacognitiva …………………………………………………….. 29

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INTRODUCCIÓN

El Acompañamiento Psicosocial (APS) y el Acompañamiento Sociolaboral (APS) son las metodologías


centrales propuestas por el Subsistema Seguridades y Oportunidades del FOSIS con el fin de lograr el
mejoramiento subjetivo y objetivo del estándar de vida de las familias más vulnerables de Chile,
potenciando su desenvolvimiento autónomo y eficaz y la ampliación de sus posibilidades de interacción
efectiva con la estructura de oportunidades (FOSIS, 2015).

Ambas metodologías cuentan con un diseño metodológico específico, desarrollado por el Subsistema
Seguridades y Oportunidades del FOSIS, que se implementa en sesiones secuenciales por parte de un
operador del programa o Apoyo familiar con la familia o los miembros de ésta que participen en el
programa ASL. En éste módulo se abordan aquellos aspectos también metodológicos pero que más bien
resultan en marcos o lineamientos generales que aportan a los procesos en cuánto sirven cómo guías y/o
entendimientos más profundos de diferentes aspectos cruciales del proceso de acompañamiento. Los
aspectos metodológicos aquí sistematizados buscan ser “guías de navegación” para potenciar el trabajo
de los apoyos familiares en su tarea de mejorar la calidad de vida de personas que viven en situación de
vulnerabilidad.

¿QUÉ VOY A APRENDER?

1. OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
v Al término del módulo, los participantes habrán comprendido y conocido la importancia de las
principales herramientas metodológicas para desarrollar el acompañamiento a la familia,
desde el rol del apoyo familiar y su par el apoyo sociolaboral.

2. CONTENIDOS
Aspectos metodológicos del Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral.

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1.- El Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral en el contexto del Subsistema Seguridades y
Oportunidades de FOSIS.
2.- Qué entenderemos por Acompañamiento Psicosocial.
3.- Aspectos metodológicos en el Acompañamiento Psicosocial.
a.- Gestión de la Proximidad.
b.- Vínculo y Relación de Apoyo en la cogestión psicosocial y sociolaboral.
c.- Conversación y Reflexividad.
d.- Autonomía y Empoderamiento.
e.- Noción de Encuadre en el Acompañamiento.
f.- Focalización en Redes de Apoyo.
g.- Generación de Compromisos de Acción.
h.- Intervención en Crisis.

¿CÓMO LO VOY A APRENDER?

3. OPCIONES PEDAGÓGICAS O RECURSOS DIDÁCTICOS


o Autoaprendizaje por medio de la reflexión individual: se basa en la lectura de los principales
contenidos del módulo. Antes y después de realizar la lectura los alumnos responden una de
las preguntas de la Actividad Reflexiva en la sección final; de esta forma podrán
problematizar los temas aquí expuestos, expresar los conocimientos previos al respecto, así
como el avance o conocimientos terminales.
o Foros de discusión: se abre en torno a preguntas abiertas enfocadas en los objetivos de
aprendizaje. Se recomienda que los foros sean organizados según rol o función dentro del
programa.
o Análisis individual y colectivo de prácticas de acompañamiento psicosocial en torno a
casos específicos, en base a las pautas que se pueden encontrar en la Actividad
Metacognitiva de la sección final.

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4. RESUMEN:

El acompañamiento psicosocial y sociolaboral es la metodología central del proceso propuesto


por el Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS para lograr el mejoramiento subjetivo
y objetivo del estándar de vida de las familias más vulnerables, a través de potenciar su
desenvolvimiento autónomo y eficaz y la ampliación de sus posibilidades de interacción efectiva
con la estructura de oportunidades (FOSIS, 2015).

Esto se logra a través de un proceso que se establece en el marco de una relación entre un
apoyo familiar (AF) y una familia o miembros de ella el que busca, mediante un acompañamiento
sostenido en el tiempo, gatillar transformaciones que permitan la habilitación en los aspectos que
conforman la plataforma de recursos, para posibilitar a las familias destinatarias alcanzar mejores
niveles de bienestar y generar condiciones favorables para potenciar la salida de la pobreza por
la vía del trabajo de sus integrantes que están en condiciones de hacerlo (Ministerio de Desarrollo
Social, 2012).

El acompañamiento designa principalmente un tipo de relación que implica “avanzar al lado de”,
más que tutelar o dirigir. Por tanto, el acompañamiento trabaja la relación que potencia un
proceso de incorporación social con personas en situación de vulnerabilidad o exclusión. “El
acompañamiento es una forma de entender la relación entre profesional y persona atendida, en
una relación horizontal, donde el profesional se sitúa en una posición de ayuda, orientación,
apoyo y no de control.” (Raya, E; Caparrós N. 2014).

Para que esta relación se dé y cumpla con los objetivos propuestos por los Programas de
Acompañamiento Psicosocial (APS) y Acompañamiento Sociolaboral (ASL), objetivos que se
relacionan con la superación de las condiciones de vulnerabilidad socioeconómica y la restitución
de derechos vulnerados, se deben considerar algunos aspectos de la relación y de la
metodología que permitirán potenciar y propiciar el proceso familiar durante el acompañamiento.

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Estos son: la Gestión de la Proximidad, el Vínculo y Relación de Apoyo en la cogestión
psicosocial y sociolaboral, la Conversación y Reflexividad, la Autonomía y Empoderamiento, la
Noción de Encuadre en el acompañamiento, la Focalización en Redes de Apoyo, la Generación
de Compromisos de Acción y la Intervención en Crisis.

Todos estos factores actuarán como guías transversales a las metodologías establecidas por los
Programas APS y ASL, posibilitando el logro de sus objetivos y la mejora sustancial de la calidad
de vida de muchas familias que hoy viven en situación de vulnerabilidad psicosocial.

5. DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS

Aspectos metodológicos del Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral

1.- El acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral en el contexto del Subsistema Seguridades


y Oportunidades de FOSIS.

A nivel general, las intervenciones del Subsistema Seguridades y Oportunidades (SS y OO) se
basan en dos hipótesis relacionadas entre sí:
• Es posible lograr un mejoramiento subjetivo y objetivo del estándar de vida de la familia y
sus integrantes facilitando su desenvolvimiento autónomo eficaz y la ampliación de sus
posibilidades de interacción efectiva con la estructura de oportunidades (FOSIS, 2015)
• El gatillar procesos de habilitación en los aspectos que conforman la plataforma de
recursos, mediante un proceso de acompañamiento sostenido en el tiempo, permitirán a la
familia alcanzar mejores niveles de bienestar y generar condiciones familiares favorables
para potenciar la salida de la pobreza por la vía del trabajo de sus integrantes que están en
condiciones de hacerlo (Ministerio de Desarrollo Social, 2012).

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La estrategia de Acompañamiento a las Familias del Sistema Seguridades y Oportunidades se
realiza mediante dos programas de apoyo a las familias: Apoyo Psicosocial y Apoyo
Sociolaboral. Durante este proceso de acompañamiento las familias van poniendo en práctica
interacciones fiables, que reafirman el sentido de la reciprocidad con su red de contactos sociales
y comunitarios, lo que se traduce en un sentido de confianza fortalecido en el ámbito interno y en
las redes externas a la familia. Estas interacciones efectivas que permiten el desenvolvimiento
autónomo y eficaz de las familias surgen de las posibilidades reales de vinculación con las
redes de servicios que resuelven satisfactoriamente sus demandas de apoyo, representando
oportunidades de integración e inclusión social (Ministerio de Desarrollo Social, 2012).

Ambos programas se orientan a fortalecer aspectos subjetivos y psicoemocionales en las familias


y sus miembros, asegurando centralmente el desarrollo de la capacidad básica de la familia de
hacerse cargo de sí misma en un proceso progresivo de cambio (Ministerio de Desarrollo Social,
2012). A su vez, estos programas constituyen la interfaz para que la familia logre ligarse
efectivamente a la estructura de oportunidades, expresada, durante el proceso de
acompañamiento, en las Prestaciones Monetarias Garantizadas y el Acceso a la Oferta
Programática.

Diagrama Proceso de Acompañamiento (FOSIS, 2015)

Familia   PROGRAMAS  DE  ACOMPAÑAMIENTO  

Programa de Acompañamiento
Psicosocial
Psicosocial
Programa de Acompañamiento
Sociolaboral
Sociolaboral

TRANSFERENCIAS    
OFERTA   MONETARIAS  

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Desde el Subsistema SS y OO se entiende por acompañamiento el conjunto de acciones
sinérgicas e integrales que propone y realiza el apoyo familiar con la familia y que se basa en una
secuencia progresiva de conversaciones que potencian reflexividad y generan un vínculo
orientado a establecer y validar una relación de ayuda, apoyo y colaboración.

Es por esto que la labor principal del apoyo familiar es favorecer la capacidad reflexiva de la
familia respecto a sí misma, sus vinculaciones y sus posibilidades de transformación para mejorar
su calidad de vida, promoviendo la capacidad de acción, cambio y vinculación con el entorno.

El Programa de Acompañamiento Psicosocial (APS) tiene como objetivo central el “promover


el desarrollo de las habilidades y capacidades necesarias que permitan a la familia su
inclusión social y desenvolvimiento autónomo en la estructura de oportunidades, de
manera de contribuir al logro de los objetivos del plan de intervención y avanzar en un
proceso de desenvolvimiento autónomo e inclusión social” (Ministerio de Desarrollo Social,
2012).

Sus objetivos específicos son:


• “Promover que la familia como sistema y sus integrantes se desenvuelvan en forma
autónoma de acuerdo a las etapas del ciclo vital y en los diferentes ámbitos de sus vidas
(familiar, social y laboral), manteniendo su sentido de pertenencia e identidad familiar”.
• “Fortalecer en las personas y/o familias capacidades que les permitan afrontar eficazmente
los retos de la vida diaria, de acuerdo a las metas establecidas tanto para la familia como
para el individuo, contemplando el contexto social en el cual se desenvuelven”.
• “Promover capacidades psicosociales que permitirán la inclusión social y la prevención de
riesgos psicosociales” (Ministerio de Desarrollo Social, 2012).

El Programa de Acompañamiento Sociolaboral (ASL) es una variante del acompañamiento


psicosocial, que emerge en el marco del nuevo Subsistema SS y OO, con el propósito principal
de “incrementar la capacidad generadora de ingresos de los representantes de la familia que

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participen en él, para mejorar sus condiciones de empleabilidad y su participación en el ámbito
laboral” (Manual del Apoyo Sociolaboral, Fosis, 2013, p 10).

Este Programa, como el anterior, tiene como base la interacción sostenida y delimitada en el
tiempo entre un operador del programa y la familia. En ambos Programas el acompañamiento
se da en Fases, que van determinando procesos clave para el logro de los objetivos, solo que en
el caso del ASL la interacción busca que la familia fortalezca y desarrolle sus recursos y
capacidades en ámbitos ligados al trabajo y el incremento de los ingresos, con el fin de potenciar
la inclusión social y la conexión con la Estructura de Oportunidades.

Ambos Programas se desarrollan en lapsos aproximados de dos años y se estructuran en base a


fases secuenciales. Cada fase tiene objetivos particulares que se desarrollan en sesiones de
trabajo con la familia. Estas fases están basadas en procesos clave que se deben desarrollar
durante el acompañamiento.

En términos teórico–metodológicos, y para efectos de este módulo, entenderemos al ASL como


un acompañamiento psicosocial que pone su énfasis en lo laboral. Por tanto, de ahora en
adelante, hablaremos de Acompañamiento Psicosocial para referirnos a la labor de
acompañamiento que se realiza para ambos programas y que implica tanto aspectos sociales
como culturales, psicológicos, sociales, económicos, etc. No obstante, cuando sea necesario,
daremos especificaciones para uno u otro Programa.

2.- Qué entenderemos por Acompañamiento Psicosocial


Si bien el término Acompañamiento Psicosocial es un concepto conocido y usado desde los
inicios del Programa Puente, muchas veces lo damos por obvio sin preguntarnos qué estamos
entendiendo cuando afirmamos desarrollarlo, y cuáles son sus implicancias teórico- prácticas.

Este término designa una variante del Trabajo Social que ha implicado profundos cambios en el
modo de entender el propio trabajo de los trabajadores sociales, y un modo diferente de

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comprender los sujetos foco en los diversos programas que trabajan con grupos vulnerables.1 La
innovación principal se refiere a un cambio en el modo de concebir la relación entre quienes
intervienen y quienes son intervenidos.

Siguiendo a Funes y Raya, autoras con vasta experiencia en proyectos de acompañamiento


psicosocial en España y otros países de Europa, el acompañamiento como metodología implica
el trazar un proyecto con la o las personas destinatarias, estableciendo un punto de partida, las
condiciones del contexto (económicas, políticas, sociales, culturales, entre otras) y un punto de
llegada u objetivo común. “Acompañar es mirar de otra manera a la persona y su historia, para
que ella pueda verse de otra forma. Es creer en sus potencialidades, ayudarle a tomar conciencia
y a desarrollarse, sea cual sea su estado actual. Acompañar es mediar entre las instituciones,
más o menos burocratizadas de una sociedad y las personas que, por estar excluidas, no puedan
hacer valer sus derechos” (Funes, Raya, 2001:33).

Hablamos de acompañamiento para referirnos a la cualidad de “ir al lado de”, aportando


elementos que ayuden al sujeto a desarrollarse. Se diferencia de dirigir, llevar o tutelar, pues
reconoce al acompañado como un protagonista de su propio proceso (Aguilar, Llobet, 2010). Por
tanto, el acompañamiento trabaja la relación que potencia un proceso de incorporación social con
personas en situación de vulnerabilidad o exclusión. “El acompañamiento es una forma de
entender la relación entre profesional y persona atendida, en una relación horizontal, donde el
profesional se sitúa en una posición de ayuda, orientación, apoyo y no de control.” (Raya, E;
Caparrós N. 2014).

                                                                                                           
1 Para ampliar revisar Aguilar, Manuel; Llobet, Marta. (2013).Servicios sociales: integralidad, acompañamiento, proximidad,
incorporación. Encuentro de expertos en Inclusión Social en Mérida IntegrACTÚA. Universitat de Barcelona Programa de la
Comunidad Europea para el Empleo y la Solidaridad Social.
En línea en http://www.luisvivesces.org/upload/68/26/Cuaderno_Europeo_8_Atencion_integral_Manuel.pdf

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En el marco del APS y el ASL del Subsistema SS y OO, la labor de acompañamiento se basa en
la generación de una relación que se va estableciendo progresivamente durante un lapso
preestablecido entre un apoyo familiar, agente del Subsistema SS y OO, y la familia y/o miembros
de esta que optan al ASL. Esta relación se va creando a través de varios momentos o sesiones
con objetivos parciales y de largo plazo y se realizan en base a conversaciones que buscan
favorecer en forma gradual el involucramiento, protagonismo y logro de objetivos por parte de la
familia y sus miembros, tomando como base sus propias miradas, reflexiones y decisiones tanto
como los objetivos del Programa.

3.- Aspectos metodológicos en el Acompañamiento Psicosocial


La gestión por parte de los apoyos familiares de los espacios de conversación con las familias
conlleva la co-creación de un espacio conversacional, donde se van acordando objetivos
relacionados entre sí y que se van cumpliendo a corto, mediano y largo plazo. Esta relación
implica el despliegue de ciertas competencias metodológicas por parte de los AF, que pueden ser
concebidas como herramientas y/o marcos metodológicos que pueden facilitar o guiar el camino
de estas conversaciones y sus implicancias emocionales y actitudinales en las familias y en los
propios AF.

Para efectos de este módulo de aprendizaje, se toman las siguientes competencias entendidas
como las fundamentales dentro del desarrollo de la relación de acompañamiento:
a.- Gestión de la Proximidad.
b.- Vínculo y Relación de Apoyo en la cogestión psicosocial y sociolaboral.
c.- Conversación y Reflexividad.
d.- Autonomía y Empoderamiento.
e.- Noción de Encuadre en el Acompañamiento.
f.- Focalización en Redes de Apoyo.
g.- Generación de Compromisos de Acción.
h.- Intervención en Crisis.

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a.- Gestión de la Proximidad

El proceso de acompañamiento conlleva un curso de gestión de diferentes grados de


proximidad por parte del AF hacia la familia. Estos grados de proximidad refieren diferentes
ámbitos de la relación que busca establecer el AF con la familia e implica tres niveles
diferentes sucesivos (Aguilar, Llobet, 2011):
- Proximidad Activa, que se refiere a la cualidad de estos programas y específicamente
del ASL y el APS de “ir a buscar a las personas en dificultad allá donde se encuentran”.
También conecta con la idea de adelantarse a la demanda que no logra hacerse explícita
dadas las condiciones de exclusión social y vulnerabilidad.
- Proximidad Construida, que se refiere al proceso de “creación o construcción de
vínculos de cercanía y confianza entre personas en dificultad e intervinientes sociales”
(Aguilar, Llobet, 2011:25).
- Proximidad Existencial, que se refiere al rol que pueden jugar las mismas personas
destinatarias en la propia atención de personas destinatarias. Esto puede darse como
apoyo recíproco y como interacción grupal (Aguilar, Llobet, 2011:25).

Estos grados de proximidad implican a su vez una voluntad activa por parte del AF respecto a
acercarse al mundo de la familia y conocer desde dentro sus dificultades y complejidades así
como sus potencialidades. Cada familia, cada usuario del ASL, es un caso particular que se
gestiona diferencialmente. Ello supone la proximidad construida donde se va generando la
relación en el transcurso del acompañamiento y el establecimiento de una relación de
colaboración y mutua confianza.

b.- Vínculo y Relación de Apoyo en la cogestión psicosocial y sociolaboral

El APS y el ASL implican la capacidad por parte del AF para disponerse a la co-construcción
de un “vínculo de acompañamiento”, que conlleva la implicación personal en la tarea de
acompañar a un otro u otros en un proceso progresivo de desarrollo y cambio.

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La generación de este vínculo entre el AF y la familia resulta un aspecto central en el
desarrollo del acompañamiento, en tanto es la base donde se co-construye la relación de
apoyo, ayuda y colaboración orientada a promover el proceso de cambio en la familia.

El vínculo es entendido como una apertura emocional y racional, voluntaria y conciente, entre
dos o más personas, a vivir procesos de construcción en conjunto y de cercanía, respeto y
reciprocidad, para lograr la satisfacción de necesidades y expectativas de una de las partes
contando con el apoyo de la otra. Por tanto, supone simetría en cuanto respeto mutuo, y
asimetría en cuanto se constituye en función del desarrollo de una de las partes. El vínculo
busca promover autoconfianza, modelar posibilidades de interacción que restablezcan
confianzas sociales y facilitar prácticas de organización en torno a proyectos familiares
(FOSIS, 2004).

Las funciones de este vínculo se pueden sintetizar en 5 puntos:


1. Vínculo de apoyo: El principal instrumento es el AF y la relación de apoyo y
acompañamiento que establece con la familia.
2. Vínculo para recuperar confianzas: Brinda seguridad y estabilidad, lo que establece
una diferencia frente a historias de crisis a repetición, vulneración de derechos y
exclusión social.
3. Vínculo que abre nuevas vinculaciones: El AF en sí mismo representa un
acercamiento concreto de oferta del Estado a la familia, generando nuevas
posibilidades de relación con el entorno y con la Estructura de Oportunidades.
4. Vínculo que potencia recursos y capacidades: Busca activar recursos familiares y
de sus redes, reforzando una atribución interna de los resultados exitosos, asociados a
capacidades familiares.
5. Vínculo que promueve autonomía: Potencia el empoderamiento y protagonismo de
las familias para lograr sus metas y generar cambios en sus modos de vida.

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El APS y el ASL implican hacer una gestión estratégica de este vínculo para la consecución
del plan conjunto trazado para ambos Programas y generar un modelo de fortalecimiento de
otras vinculaciones en la familia y de la familia con su entorno. Para esto el AF debe
considerar que el vínculo implica: (Arriagada, P., González, G.; 2005):

• el encuentro cara a cara, desde roles esperados y definidos por los Programas y en
una posición de horizontalidad, esto es, una mirada atenta a las asimetrías de poder
que el rol del AF pudiera generar;

• las mutuas representaciones internas, esto es, la construcción del vínculo en el espacio
inter subjetivo, en que los miembros de la familia se relacionan con el AF desde las
percepciones que tienen respecto del otro. En su rol de facilitador de procesos puede
ser visto por la familia como un otro válido, porque tiene la disposición a “estar ahí”, a
“estar junto a”, a “acompañar”; y viceversa, esto es, la persona que recibe el apoyo
puede ser percibida por el AF como “dispuesto y con recursos para el cambio”, "con
posibilidades de autonomización”; esto en un fluir dinámico de mutuas
representaciones e influencias, en que incidirá también el contexto;

• la mutua legitimación del otro como otro válido, esto es, la apertura al cambio se hace
posible a partir de la consideración del otro como legítimo otro, generando una relación
de empatía con la familia, en que ambos se acepten y respeten en sus diferencias sin
otorgarles cualidad de valor diferente.

Estos diversos espacios del vínculo convergen en la relación que el AF intenta establecer con
la familia. Por tanto, el proceso de acercamiento se produce no sólo desde el mutuo
conocimiento sino también desde el íntimo conocimiento de lo que el otro provoca en
términos subjetivos en cada uno. La cercanía, lealtad, confianza, valoración y el respeto
hacia el otro, estados de la relación que se buscarán activamente, surgirán en un proceso
gradual de mutuo acercamiento y conocimiento, y en la confirmación de que las promesas de
cambio que esta relación abre pueden ir siendo posibles (Arriagada, P., González, G.; 2005).
c.- Conversación y Reflexividad

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El APS y el ASL se desarrollan principalmente en un espacio conversacional y reflexivo
creado entre un Apoyo Familiar y una familia y/o un integrante de ella, donde el objetivo
principal es generar un proceso de cambio en la familia. La relación entre ambos se
establece gradualmente a través conversaciones progresivas y especializadas donde el
apoyo familiar colabora en la toma de decisiones acerca de situaciones que la familia viva
como problemáticas, en la generación de cambios gestionados de manera voluntaria e
informada y en relación a objetivos generales que implican la superación de las situaciones
de pobreza, exclusión y/o vulnerabilidad.

La conversación la entenderemos como una noción fundante del modo de vida humano:
“…mantengo que todo quehacer humano ocurre en el conversar, y que todas las actitudes
humanas se dan como distintos sistemas de conversaciones. Es por esto que también
mantengo que, en un sentido estricto, las culturas como modelos de convivir humano en lo
que hace lo humano que es el entrelazamiento del lenguajear y el emocionar, son redes de
conversaciones. Y es también por esto mismo que mantengo que las distintas culturas como
distintos modos de convivencia humana, son distintas redes de conversaciones, y que una
cultura se transforma en otra cuando cambia la red de conversaciones que la constituye y
define..." (Maturana, 1988).

Se entiende por reflexividad la capacidad de mirar el propio hacer, sentir y pensar con
intensión de conocimiento y cambio. El AF no impone soluciones, sino que propone una
conversación reflexiva orientada a abrir nuevas comprensiones de las situaciones en que se
encuentra la familia y de abrir nuevas posibilidades de acción. En esta relación construida en
base a conversaciones reflexivas sucesivas, ambas partes asumen tareas para avanzar
hacia las metas familiares, promoviendo la re organización familiar y el involucramiento de
otros actores identificados como clave. Asimismo, el AF va aportando información y
orientación para la gestión de servicios y beneficios disponibles en la red institucional,
relacionados con las trayectorias que se propone cada familia. De modo que a través de esta
conversación reflexiva se van integrando experiencias de logro y aprendizaje, por medio del

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ejercicio de prácticas de discernimiento, de toma de decisiones, de planificación,
organización y gestión, identificando avances para la familia (FOSIS, 2009).

Por otro lado, la reflexividad es la capacidad de mirarse y mirar la propia práctica, lo que
implica "instalar internamente un observador permanente" de sí mismo y de su quehacer.
Esto se desarrolla a través de la apertura a observar y/o generar una conversación interna, la
capacidad de atender concientemente los efectos de nuestro quehacer a nivel emocional,
conductual y cognitivo en nosotros mismos y la apertura a compartir con otros lo que vamos
indagando. Al no dar por obvio lo que hacemos, nos transformamos no solo en observadores
atentos de los procesos familiares, sino que también generamos una actitud curiosa e
indagatoria sobre nuestro hacer con el fin de superar lo que nos produce malestar y/o
bloquea los avances (Arriagada, P.; González, G.; 2009).

Por lo tanto, la reflexividad entendida como competencia profesional consiste en una


disposición a:
- Ser capaz de mirarse, particularmente como una persona sujeto de aprendizaje.
- Ser capaz de mirar la propia práctica o desempeño en su labor.
- Ser capaz de explicarse o manejar un conocimiento a la base de su operar en la
práctica (Arriagada, P.; González, G.; 2009).

En la medida que cada profesional mantiene esta disposición reflexiva, puede transformarse
en un profesional que incorporará en su práctica las distinciones conceptuales con sentido
que le ayudarán a efectivizar su labor, procurando además que su trabajo se dé en un
espacio que contribuya a generar bienestar a nivel corporal- cognitivo- emocional.

d.- Autonomía y Empoderamiento

Uno de los ejes estratégicos de los programa APS y ASL es la identificación y activación de
recursos propios y del entorno de la familia, con el objetivo de facilitar un acceso efectivo a la
estructura de oportunidades y modificar las situaciones de pobreza, exclusión y

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vulnerabilidad. De aquí que uno de los principios fundamentales del Programa de
Acompañamiento es la comprensión de que “…un grado significativo de autonomía en las
familias constituye la única garantía de superación efectiva y estable de la situación de
extrema pobreza. Ello, por cuanto les permite resolver con sus propios recursos futuras
situaciones que afecten o deterioren su calidad de vida, prescindiendo de un apoyo o
buscándolo expresamente si lo necesita.” (Arriagada, P., González, G.; 2005). Es por esto
que el fomentar el desarrollo de la autonomía por parte de la familia resulta crucial en el
proceso de acompañamiento APS y ASL.

La idea de autonomía se liga a la de participación en varios sentidos. Por un lado, implica


“…aceptar el concepto de co – diagnóstico, es decir, renunciar a la visión tecnocrática que
considera al técnico como el único capacitado para establecer un diagnóstico y establecer
que la identificación de la situación debe hacerse de común acuerdo entre profesionales y
usuarios. Por otra, la co – determinación del proceso a desarrollar, es decir, el diseño
conjunto de las acciones a realizar. Y, en tercer lugar, la co – producción de la atención, tanto
en el sentido del establecimiento de tareas y acciones a desarrollar por todas las partes,
como la valorización de la aportación que las personas atendidas pueden hacer a su propio
proceso, al de otros y a la colectividad” (Aguilar, Llobet, 2011).

La vía central para aumentar la capacidad de autonomía en las familias es la proposición de


acciones concretas que les permitan ejercitar de forma empírica, gradual y paulatina la
capacidad de ser autónomos, sus beneficios y dificultades. Esta es una función fundamental
del acompañamiento, pues permite que esta prueba de mayores grados de autonomía se
ejecute con la colaboración del AF que apoyará en la reflexión y el aprendizaje que este
proceso debe ir generando.

El primer paso para trabajar en el desarrollo de la autonomía es identificarla como un recurso


y como una experiencia. Para ello, es necesario trabajar con los integrantes de la familia en
el reconocimiento de su propia autonomía en sus manifestaciones y en sus potencialidades.

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Todo sujeto, individual y colectivo, tiene un grado de autonomía respecto de otros sistemas u
otros sujetos y las familias en situación de vulnerabilidad no son la excepción.

Una vez identificada y reconocida en la vida cotidiana resultará más fácil abordarla. Para ello,
es recomendable seguir la siguiente secuencia (Arriagada, P., González, G.; 2005):

1. Identificar: Toda familia tiene un repertorio de experiencias positivas. Para desarrollar


la capacidad de autonomía es necesario traer a la conversación aquellas experiencias
positivas para recuperar las vivencias positivas que han construido afectiva y
emocionalmente a la familia.
2. Elaborar: Una vez que se han identificado las experiencias positivas, es necesario
iniciar un ejercicio de análisis sobre las acciones desplegadas para conseguir dichas
experiencias, es decir, reflexionar sobre los aspectos que potencian a la familia para el
logro de sus objetivos. Así como también es necesario revisar aspectos negativos o
que han impedido alcanzar ciertos objetivos familiares, identificando elementos
contraproducentes al logro de los objetivos.
3. Reconocer: El análisis de las experiencias negativas en la consecución de los
objetivos o fracasos durante el período de acompañamiento resulta especialmente
relevante, ya que permite ejercitar la capacidad de tolerar y sobreponerse a la
frustración, de enfrentar nuevamente el desafío elaborando otras estrategias hasta ser
resuelto exitosamente.
4. Conversar: La conversación, además de constituir una herramienta imprescindible
para el desarrollo de la autonomía, representa el dominio donde se establece la
relación entre los integrantes de la familia y el o la AF. Por ello es necesario que los AF
aborden adecuadamente las conversaciones, promoviendo una relación de
horizontalidad entre usuarios y operadores del Programa, enfatizando los logros
obtenidos durante el proceso de acompañamiento.

5. Vincular: es importante que la familia comprenda que su fortaleza y logro también


depende del vínculo que genera con la estructura de oportunidades. Acá la
conversación debe permitir que se reflexione sobre la tensión (esperable en familias

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que han vivido mucho tiempo en dificultad y vulneración de derechos) entre la
autonomía que genera una actitud de empoderamiento respecto de los propios
derechos y la dependencia de los recursos, lo que por un lado es la respuesta a estos
derechos pero que por otro, puede generar inmovilidad y desesperanza cuando no se
logran.

e.- Noción de Encuadre en el Acompañamiento

El APS y el ASL ofrecen a los destinatarios una relación de apoyo como recurso para
acompañarlos en un proceso de cambio. “Se trata, por tanto, de ofrecerle un intangible que
no garantiza respuestas inmediatas a sus problemas. Es preciso que el trabajador social sea
capaz de transmitir, de forma clara y sencilla, en qué consiste el acompañamiento,
identificando los elementos clave del proceso” (Raya, E.; Caparrós, N.; 2014).

Como planteamos anteriormente, uno de los aspectos del acompañamiento más valorados
por las familias destinatarias es el vínculo que establece con el AF. Este encuentro entre
personas conlleva un objetivo base que implica la movilización de la familia en torno a
objetivos de cambio y mejora en las condiciones de vida. Pero este vínculo entre el AF y la
familia se genera en un contexto específico estructurado por el modelo operativo de los
Programas, los que desde su diseño estratégico y metodológico definen “el marco” en que se
dará la relación entre el AF y la familia, donde se explicitan objetivos, tiempos, espacios,
interlocutores, roles y contextos institucionales y sociales donde esta relación de apoyo será
desplegada (Arriagada, P.; González, G.; 2005).

Este conjunto de definiciones previas, constituyen aquellas normas o acuerdos que enmarcan
el vínculo de apoyo psicosocial y sociolaboral entre el AF y la familia. “El encuadre constituye
un conjunto de acuerdos, en el marco de los cuales los actores de la relación se disponen a
vivir un proceso de conversación con claridad de objetivos, tareas, tiempos, espacios y
contextos institucionales” (Arriagada, P.; González, G.; 2005).

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Entonces, entenderemos por encuadre el conjunto de reglas y aspectos predefinidos que
determinan el tipo de relación que las partes establecen, que se mantienen constantes
a lo largo del acompañamiento y que sientan las bases para que el proceso pueda ser
evaluado desde sus objetivos. Son “las reglas del juego” que deben ser pre acordadas en
función de que el proceso cumpla con los objetivos que se propone, y que tienen relación con
aspectos tan fundamentales como la restitución de derechos básicos que han sido
vulnerados, la superación de la exclusión social y de la vulnerabilidad psicosocial.

El encuadre ayuda al AF y a la familia a definir la relación que establecen y a interpretar el


contenido de esta relación y sus conversaciones en el marco de la generación del cambio
esperado (Fosis, 2004). En la relación de acompañamiento APS y ASL, el encuadre implica
hacer explícitos los objetivos de la relación que se va a establecer, el tiempo que durará la
intervención, dónde se hará, por qué, cuáles compromisos establecen ambas partes, etc.
Esto permite aclarar los roles que se espera que ambos asuman en el transcurso de la
relación, y por tanto también define los límites de ésta (Fosis, 2004).

Esta definición de los límites de la relación cobra vital importancia en el cuidado de los
equipos que trabajan con personas en dificultad, puesto que muchas veces éstos se ven
sobrepasados por las múltiples dificultades de las familias, generándose en los AF riesgo que
desarrollen estrés o síndrome de burnout. En la experiencia de los Círculos de Análisis de la
Práctica, llevada adelante por la Comunidad de Aprendizaje Puente FOSIS – FLACSO, uno
de los aspectos más relevantes del estrés laboral de los AF decía relación con la incapacidad
de éstos de reconocer los propios límites en la intervención social al verse “inundados” por
las carencias familiares (Arriagada, P.; González, G.; 2006).

f.- Focalización en Redes de Apoyo

Otro recurso central para el acompañamiento es la activación de las redes existentes y


posibles de activar por parte de la familia. Esto implica hacer foco en las propias redes de
apoyo en que las familias participan y se vinculan con otros, y que son conexiones que les

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permiten un soporte tanto para resolver situaciones de crisis como para emprender nuevos
proyectos, así como también las redes que son los servicios sociales y las instituciones que
son parte de la Estructura de Oportunidades.

Por ello es clave que el AF trabaje con la familia en identificar los nodos institucionales y
comunitarios que componen estas redes de apoyo y motive y acompañe procesos de
vinculación de la familia con aquellas redes que hacen posible oportunidades reales de
superación (FOSIS, 2005).

Esto implica potenciar la cualidad sistémica de la estrategia, en cuanto genera la plataforma


necesaria para la interacción del APS y el ASL con el resto de los componentes del
Programa, generando las condiciones para que la familia mantenga redes de apoyo propias
una vez retirados los Programas.

g.- Generación de Compromisos de Acción

Otro aspecto importante del trabajo con las familias, ligado profundamente con los otros
aspectos metodológicos antes desarrollados, dice relación con la generación de
compromisos respecto de las acciones específicas que les van a ir permitiendo alcanzar las
metas previstas por el proceso. A estos compromisos los llamaremos Compromisos de
Acción.

Un compromiso de acción en el contexto del APS y el ASL implica el que la persona que lo
enuncia haya tenido la libertad de tomarlo. El compromiso conlleva una decisión, es decir, el
sujeto tiene la posibilidad de asumirlo o no. Desde esta perspectiva, antes de adquirir un
compromiso los individuos – hombres y mujeres – tienen la opción de decir que no; de otro
modo sería imposición, renuncia o simple aceptación de una forma de vínculo autoritaria. La
posibilidad y capacidad de decidir si se adquiere o no un compromiso, es por tanto un
ejercicio de libertad a la vez personal y social. Es precisamente esta condición la que le

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otorga fuerza al compromiso y por tanto resulta crucial preservarla (Arriagada, P.; González,
G.; 2005).

El compromiso puede ser considerado como una disposición de la subjetividad que se dirige
a otros (otras) con vistas a sí misma. Por ello, el compromiso supone que cada individuo se
conecta con su subjetividad y, por tanto, con sus aspiraciones, sus intereses, sus
necesidades o su vocación. Desde este lugar, un compromiso también puede hacerse
consigo mismo (Arriagada, P.; González, G.; 2005)

Esto implica que un compromiso de acción siempre tendrá una dimensión vincular doble, por
estar relacionado con otro u otros tanto como consigo mismo, puesto que se decide
libremente tomar ese compromiso. También implica una acción que se despliega en un
tiempo futuro y una coordinación de acciones entre los distintos actores, en la cual la
participación activa de cada una de las partes resulta vital o que se traduce en
coordinaciones de actos y en resultados o productos. En este sentido, el compromiso se
expresa bajo la forma de trabajo colectivo, de quehacer social, de producción social. Por ello,
los compromisos resultan propiamente vinculantes, es decir, tienen consecuencias
comunitarias que derivan de ellos, que comprometen a las partes y cuyo cumplimiento o
incumplimiento tiene efectos sobre las relaciones entre los sujetos (Arriagada, P.; González,
G.; 2005).

En el contexto del APS y el ASL, del mismo modo como los compromisos y su proceso de
cumplimiento van determinando el avance en las metas co – creadas con las familias, la
ruptura de los mismos ponen en cuestión (interrogan, interpelan, presionan) a las familias en
su disposición y capacidad para construirse y proyectarse en un nuevo proyecto de vida.

Al trabajar los compromisos al interior de la familia, es preciso considerar las especificidades


de sus integrantes según aspectos ligados a género, edad o aspectos sobre cómo se
distribuye el poder al interior de la familia, en tanto pueden determinar diferencias
significativas respecto a aspiraciones, intereses y necesidades de los integrantes adultos de

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la familia. Desde esta perspectiva, debemos tener presente que en la familia no hay una
subjetividad, sino subjetividades marcadas por socializaciones y experiencias de vida
diferentes.

Desde esta comprensión, es importante no olvidar que el primer paso para generar un
compromiso de acción es enunciar y comunicar el compromiso. Esto ya pone en disposición
a la familia hacia un deseo específico y a visualizar realísticamente las acciones concretas
necesarias para lograr cumplir el compromiso.

Frente a esto es importante no olvidar (Arriagada, P.; González, G.; 2005):

v El compromiso más importante será el que los sujetos realicen frente a sí mismos y a
sus familias. Por esto es necesario estar atentos a que no comprometan acciones solo
por el hecho de satisfacernos a nosotros o por miedo a no ser aceptados en el
Programa. “El motor emocional” que dará energía para el cambio deberá siempre ser
propio de la familia.

v Cuando se anticipan las acciones necesarias para cumplir un compromiso, es


esperable que no se consideren factores obstaculizadores fundamentales que solo se
conocerán cuando se pongan en acción. Por esto es fundamental desarrollar con la
familia una actitud flexible frente a los obstáculos y de evaluación y reorientación
en la marcha de los compromisos y acciones, para que los obstáculos que emerjan
no los frenen en sus intentos. Los obstáculos deberán connotarse positivamente como
oportunidades de aprendizaje de nuevas vías de acción no previstas.

v El rol del AF acá será el de monitorear, seguir con ellos las acciones que realizan en
función de los compromisos que toman, destacando los avances y animando a los
cambios. Se deberá recordar que nunca este rol será de control y menos de juez o
sancionador de lo que no logren. Es muy importante entender que lo fundamental de
este rol está en animar hacia el cambio y que las actitudes antes mencionadas solo
lograrán desanimarlos.

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e.- Intervención en Crisis

Entenderemos por Crisis a “un estado de desorganización producido por el impacto de una
situación que altera la vida y que sobrepasa la capacidad habitual de las personas para
enfrentar problemas” (Pontificia Universidad Católica de Chile, Escuela de Psicología,
Proyecto Fondef “Intervención en Crisis” (D03-I-1038). 2

Por tanto, lo central en la vivencia de una crisis es el sentir que no se es capaz de enfrentar
lo que está pasando con los recursos habituales, y que los esfuerzos por superarla no sólo no
sirven para salir de la situación sino que incluso pueden agravarla. Por esto las crisis generan
gran estrés, pues están más allá de nuestras experiencias habituales y es este mismo estrés
el que a su vez disminuye, en un círculo vicioso, aún más la capacidad de respuesta. Por
esto, es esperable que se produzca sensación de incapacidad e indefensión. En términos
conceptuales, las crisis se relacionan con cambios importantes o eventos traumáticos que
implican un desafío así como una reorganización para ser enfrentados (Arón et al., 2010).

La noción de crisis ha sido muy importante en el desarrollo e historia de los Programas ASL y
APS. Desde aquí se entiende que la situación de pobreza, vulnerabilidad y exclusión social
puede entenderse también como una crisis permanente (MIDEPLAN, 2002).

En este contexto, la intervención en crisis se puede entender como una forma de intervención
psicosocial que “tiene por objetivo crear un entorno seguro a la víctima y ofrecerle apoyo, así
como evaluar las estrategias de afrontamiento y las redes de apoyo familiar y social de la
víctima” (Echeburúa & De Corral, 2007, p. 373).

Desde el enfoque de intervención en crisis, un apoyo adecuado y oportuno puede contener a


las personas, familias o comunidades que se ven afectadas por un evento traumático, apoyo
que puede darse naturalmente en las redes comunitarias o a través de las intervenciones de
                                                                                                           
2 Llanos, María Teresa; Sinclair, Caroline; Arón; Ana María, Milicic, Neva; Martinez, María Josefina; Salgado, Ricardo, Chia,
Enrique. Manual de Primer Apoyo en Crisis. Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato, Pontificia Universidad
Católica de Chile, Escuela de Psicología, Santiago Chile, 2010.

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operadores sociales (Arón et al., 2010). La metodología de intervención en crisis implica
restablecer el equilibrio en la familia, por lo que es de corta duración y con objetivos
puntuales tendientes a mitigar los estresores externos.

En el caso de familias en situación de vulnerabilidad, la intervención en crisis se focalizaría


en “fortalecer, devolver o propiciar en las personas, el sentido de control subjetivo sobre sí
mismas, sobre las emociones que se han gatillado en el proceso y sobre la situación que se
ha creado como resultado de la situación de extrema pobreza en que viven” (MIDEPLAN,
2002, p. 42). En segundo lugar, la intervención se focalizaría además en activar la capacidad
para articularse con el entorno familiar, social e institucional (Óp. Cit.).

En este sentido, la intervención en crisis opera como un enfoque que permite orientar las
intervenciones que se hagan en el marco del Sistema de Protección Social, en específico en
los Programas de Acompañamiento, entregando orientaciones generales, como por ejemplo
la capacidad de empatizar con la vivencia de la familia, reconociendo los factores objetivos y
subjetivos involucrados, acogiendo las emociones asociadas y, desde éstas, construir nuevas
posibilidades.

Asimismo, también desde este enfoque se propone una estructura secuencial donde se
trabajan diversas dimensiones, según la priorización de cada familia, promoviendo una
organización en torno a sub – metas, organizadas en torno a metas de más largo alcance,
que permiten la sensación de control de situaciones que muchas veces aparecen como
inabordables, evidenciando avances y logros (FOSIS, 2005).

Asimismo, ésta es la base que propicia el paso a relacionarse eficientemente con la


estructura de oportunidades y es por esto que cobra mayor importancia como orientación de
las primeras fases de trabajo con las familias.

Es importante tener en cuenta que la intervención en crisis no debe considerarse como la


única estrategia en el contexto de trabajo de los AF, sino que como una herramienta más,
que se vuelve especialmente pertinente al inicio de la intervención (MIDEPLAN, 2002).

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4.- Bibliografía
• Aguilar, M. Llobet, M. (2011) Integralidad, acompañamiento, proximidad, incorporación: el papel de los
servicios sociales, en VV.AA. Guía de recomendaciones y líneas de actuación en inclusión social,
Fundación Luís Vives, Madrid
• Aguilar, Manuel; Llobet, Marta. (2013).Servicios sociales: integralidad, acompañamiento, proximidad,
incorporación. Encuentro de expertos en Inclusión Social en Mérida IntegrACTÚA. Universitat de
Barcelona Programa de la Comunidad Europea para el Empleo y la Solidaridad Social, en:
http://www.luisvivesces.org/upload/68/26/Cuaderno_Europeo_8_Atencion_integral_Manuel.pdf
• Arón, A., Milicic, N., & Machuca, A. (2010). Manual del primer apoyo en crisis. Santiago de Chile:
Centro de estudios y promoción del buen trato. Pontificia Universidad Católica de Chile.
• Arriagada, P.; Castro, M.; González, G.; Palacios, R. Sistematización sobre el Componente “Circulo
de Análisis de la Práctica (CAP)” de la Comunidad de Aprendizaje Puente FOSIS – FLACSO. Santiago,
2006.
• Arriagada, P; González, G. “De qué hablan los Círculos de Análisis de las Prácticas (CAP)”.
Sistematización de Contenidos de CAPS en el Programa Puente. Fosis- Flacso, Santiago, 2006
• Arriagada, P.; González, G. “Consejería y Vínculo de Apoyo”. Postítulo Intervención con Familias que
viven en Extrema Pobreza. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, MIDEPLAN. 2005
• Arriagada, P.; González, G. “Guía para la Reflexividad y el Autocuidado de Profesionales y Educadores
de Equipos Psicosociales”. Sistema de Protección Social Chile Solidario. MIDEPLAN, 2009.
• Arriagada, P.; González, G. “Manual de Orientación en Autocuidado para Coordinadores de Equipos
Psicosociales”. Sistema de Protección Social Chile Solidario. MIDEPLAN, 2009.
• Canales, M., Astorga, M., Cottet, P., Jiménez, J., Sandoval, M., Gatica, K., Rodríguez, S. Evaluación
del estado de avance del Sistema Chile Solidario. Santiago de Chile. (2004).
• Canales, Manuel. “Conversaciones para el entendimiento”. En: Durston, J.; Miranda, F. (compiladores).
“Experiencias y metodología de la investigación participativa”. Serie Políticas Sociales, N° 58, División
de Desarrollo Social, CEPAL. Santiago, 2002.
• Castro, Marcelo; Palacios, Rodrigo. “La labor de apoyo psicosocial en un programa para la
superación de la extrema pobreza: La mirada de los promotores sociales del Programa Puente”. Tesis
para optar al título de Psicólogo. FACSO, U. de Chile, 2006.
• FOSIS (2005). El plano de los servicios para emplazar el Puente: Las redes locales de intervención.
Cuadernillo de trabajo nº5. Serie de reflexiones desde el Puente.
• FOSIS. (2004). Los Apoyos Familiares: Los otros constructores del Puente (No. 4). Santiago de Chile.

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• FOSIS. (2005). Cómo fortalecer la generación de ingresos en las familias: manual del apoyo familiar.
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• FOSIS. (2009). Orientaciones Básicas para gestionar el acompañamiento. Santiago de Chile: FOSIS.
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• FOSIS. (2015). Programas de Acompañamiento en el marco del Sistema Intersectorial de Protección
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• Fried Sch., Dora. “Prácticas dialógicas generativas en el trabajo con familias”. Revista Latinoamericana
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• Martínez, V. (2006). El enfoque comunitario. El desafío de incorporar a la comunidad en las
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• Maturana, Humberto (1988). "Ontología del Conversar", Santiago, Chile.
• MIDEPLAN - FOSIS. (2013). Manual Apoyo Laboral. Santiago
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• Ministerio de Desarrollo Social, & FOSIS. (2013). Manual de Trabajo Apoyo Social. Santiago de Chile:
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• Ministerio de Desarrollo Social. (2012). Modelo de Intervención Componente Acompañamiento.
Santiago de Chile.
• Ministerio Desarrollo Social- FOSIS. (2013). Manual apoyo laboral. Santiago
• Raya Díez, E., Caparrós Civera, N. Acompañamiento como metodología de Trabajo Social en tiempos
de cólera. Cuadernos de Trabajo Social, Universidad Complutense de Madrid, 27, jul. 2014. Disponible
en: <http://revistas.ucm.es/index.php/CUTS/article/view/42645>. Fecha de acceso: 02 agosto. 2015.

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6. ACTIVIDAD REFLEXIVA

Preguntas reflexivas:
1.- ¿Cuál cree usted que es la principal fortaleza de los programas de Acompañamiento Psicosocial y
Sociolaboral en el contexto del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS en relación
con el objetivo de superación de las situaciones de vulnerabilidad psicosocial de muchas familias
en Chile?
2.- ¿Qué aspectos del Acompañamiento Psicosocial, cómo metodología de trabajo social, cree usted
que aportan en mayor medida al desarrollo del protagonismo en los procesos de incorporación
social por parte de las familias participantes del Subsistema Seguridades y Oportunidades de
FOSIS?
3.- ¿Cuál cree usted que es la importancia de los aspectos metodológicos dentro de los procesos de
Acompañamiento Psicosocial propuestos por el Subsistema Seguridades y Oportunidades de
FOSIS?
4.- Explique cuál cree usted que es el rol que juega dentro proceso de Acompañamiento Psicosocial y
Sociolaboral del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS, el Vínculo y Relación de
Apoyo que se establece entre el Apoyo Familiar y la Familia o los miembros destinatarios del
programa ASL?
5.- Explique cuál cree usted que es la importancia de la Conversación y la Reflexividad dentro
proceso de Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral del Subsistema Seguridades y
Oportunidades de FOSIS?
6.- Defina en sus palabras qué se entiende por Gestión de la Proximidad en el marco de los
programas Acompañamiento Psicosocial y Acompañamiento Sociolaboral del Subsistema
Seguridades y Oportunidades de FOSIS?
7.- Explique cuál cree usted que es el rol que juega dentro proceso de Acompañamiento Psicosocial y
Sociolaboral del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS, la Autonomía y
Empoderamiento por parte de las familias o los miembros destinatarios del programa ASL?
8.- Explique cuál cree usted es la importancia de establecer un adecuado encuadre dentro proceso de
Acompañamiento Psicosocial y Sociolaboral del Subsistema Seguridades y Oportunidades de
FOSIS?

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9.- Explique cuál cree usted que es el rol que juega dentro proceso de Acompañamiento Psicosocial y
Sociolaboral del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS, la Focalización en Redes
de Apoyo
10.- Explique cuál cree usted que es el rol que juega dentro proceso de Acompañamiento Psicosocial
y Sociolaboral del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS, la Generación de
Compromisos de Acción con las familias
11.- Explique cuál cree usted que es el rol que juega dentro proceso de Acompañamiento Psicosocial
y Sociolaboral del Subsistema Seguridades y Oportunidades de FOSIS la Intervención en Crisis

Actividad Metacognitiva

Trabajo Grupal
1.- Grupalmente discuta y decida cuáles podrían ser los tres aspectos metodológicos, de los
sistematizados en el módulo, que podrían ser los más importantes o cruciales para realizar un
exitoso proceso de acompañamiento psicosocial y sociolaboral.

2.- Justifiquen la razón de la elección final.

3.- Den tres ejemplos, uno por aspecto metodológico, que se refieran a situaciones concretas y
reales3, dadas en procesos llevados adelante por apoyos familiares en el APS o ASL, dónde se
pueda observar claramente cómo estos aspectos metodológicos elegidos por el grupo juegan
un rol crucial en los procesos familiares. Para esto pueden considerar tantos procesos exitosos
cómo procesos fallidos dónde lo que se muestre es que faltó una comprensión más profunda
de los aspectos metodológicos elegidos.

                                                                                                           
3 Cambiando los datos de nombre, localidad, etc. por datos ficticios para preservar la identidad de las familias y sus apoyos
familiares.

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